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El arte ordinario

del erotismo
Crónica, literatura e ilustración
El arte ordinario
del erotismo
Crónica, literatura e ilustración

Johana Arango
El arte ordinario del erotismo
Crónica, literatura e ilustración

Autor: Johana Arango.

PRIMERA EDICIÓN GRUPO EDITORIAL NORMA S.A., ENERO 2012


Copyright © 2012 por Johana Arango

Registro derechos del autor: 1-311381706


Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción total o parcial
de este libro por cualquier medio sin la debida autorización por escrito del editor

Derechos exclusivos para Estados Unidos, México,


Colombia, Venezuela, Perú, Bolivia y Ecuador.

Diseño de Portada: Johana Arango


Diagramación y Armado: Johana Arango
Concepto Gráfico: Johana Arango
Ilustración: Johana Arango

Impreso en Colombia por Logograma S. A. - Impresión Digital

Este libro se compuso en caracteres Frutiger LT Std - ITC Avant Garde Gothic Std
ISBN 84-8130-201-5
Dep. Legal: C. 39.669-2012

2012
Dedicatoria
A todas las personas que hicieron posible la creación de este libro, que con mucho sacrificio
y dedicación trabajaron a diario para obtener la información valedera para esté.

Gracias al Docente Julio Antonio Vanoy que guío con pasividad en el proceso de formación
del ejemplar y nos acompaño hasta cierto punto para coger transporte.
En la vida siempre surgirán grandes necesidades por percibir y expresar las cosas desde un ángulo
diferente y por supuesto, coquetear con la posición más discriminatoria de nuestras mentes.
Introducción
El erotismo y el sexo han estado asociados a la sociedad y la cultura del hombre desde diatamente a la fórmula que se propone para empezar, según la cual el erotismo es la
los inicios de los tiempos, y el caso de la literatura no es una excepción, si bien a menudo aprobación de la vida hasta en la muerte. En efecto, aunque la actividad erótica sea
se ha visto sometida a la censura por considerarse un tema reprobable o pecaminoso. antes que nada una exuberancia de la vida, el objeto de esta búsqueda psicológica,
Asimismo, también es frecuente la alusión al sexo o pasajes eróticos englobados dentro independiente la aspiración a reproducir la vida, no es extraño a la muerte misma.
de obras mayores, no como tema principal de la obra, sino como capítulos aislados que
contribuyen al devenir de la narración o al desarrollo de personajes. La visión o la imagen del acto de dar muerte pueden despertar, al menos en algún en-
fermo, el deseo del goce sexual. Pero no podemos limitarnos a decir que la enfermedad
Así, por ejemplo, es posible encontrar fragmentos claramente eróticos en obras como es la causa de esta relación.
el Quijote de Cervantes o el Ulises de James Joyce, sin que por ello se considere a estas
obras dentro del género. Podemos decir del erotismo que es la aprobación de la vida No obstante, La llegada de las nuevas tecnologías también ha supuesto un incremento
hasta en la muerte. Propiamente hablando, ésta no es una definición, pero esta fórmula de la actividad de la literatura erótica, al igual que en otras artes sexuales como la
da mejor que ninguna otra el sentido del erotismo. Si se tratase de dar una definición fotografía o el cine. En Internet es fácil encontrar sitios web donde se recopilan relatos
precisa, ciertamente habríamos de partir de la actividad sexual reproductiva, una de eróticos escritos por los usuarios, de calidad y duración variable.
cuyas formas particulares es el erotismo.
El anonimato facilita la escritura y difusión de textos que podrían estar inspirados en la
La actividad sexual reproductiva la tienen en común los animales sexuados y los hom- realidad o que simplemente satisfacen la imaginación y creatividad del narrador. Por lo
bres, pero al parecer sólo los hombres han hecho de su actividad sexual una actividad general, se trata de escritos de corta duración y fuerte contenido sexual, muy explícito,
erótica, donde la diferencia que separa al erotismo de la actividad sexual simple es aunque no existe una norma o tendencia prefijada. Abunda la temática prohibida o
una búsqueda psicológica independiente del fin natural dado en la reproducción y del desaprobada socialmente, con textos relativos a diferentes filias y argumentos inmersos
cuidado que dar a los hijos. Así, a partir de esta definición elemental, volvemos inme- en actividades como el sexo con menores, el incesto o la sumisión.
Contenido
Lo prohibido y la transgresión
1.
El erotismo en la experiencia interior

Del sacrificio al erotismo


2.
El concepto arcaico del sacrificio con la unión erótica

2.1 La carne en el sacrificio y en el amor

2.2 La transgresión en el matrimonio y en la orgía

2.3 La orgía como rito agrario

Objeto del deseo: la prostitución


3.
El objeto erótico

3.1 La mujeres, objetos privilegiados del deseo

3.2 La baja prostitución

3.3 El erotismo, el mal y la degradación social

La belleza y los cambios eróticos


4.
La contradicción fundamental del hombre

4.1 La oposición en la belleza entre la pureza y la mancha

4.2 La paradoja del placer

Sensualidad y mística
5.
La sensualidad, la ternura y el amor

5.1 El cinismo sexual y la obscenidad

5.2 La unidad de la experiencia mística y del erotismo


Literatura erótica
6. El erotismo lírico

6.1.
..
Historias eróticas
Andanzas nocturnas por Miguel Ángel Hernández Acosta
Las cacerías de Donatella por Johana Arango Ramírez

...
Hilos de un mal tejido corazón por Johana Arango Ramírez
El juego de Sarita por Javier Munguía
“¿Mexicanas?... ¡qué ricas!” por Marisol Fragoso

. El mejor amigo por Agustín Lozano Ruiz


Letras en la madrugada por Patricia Severin

Ilustración erótica
7. La figura erótica

7.1.
..
Ilustradores eróticos
Léonard Tsuguharu Foujita
Pascal Pía

...
Pierre Auguste Renoir
Luis Royo
Hajime Sorayama

.. Milo Manara

..
Boris Vallejo
Eleuteri Serpieri
Marcus Gray

...
Lorenzo Di Mauro
Arantza Sestayo
Armando Huerta

...
Louis Treserras y Berit Hildre
Elia Verano
DeAngel

...
Mariette Lydis
Mike Cockrill
Carlos Díez
Johana Arango Ramírez
Lo prohibido
y la transgresión
1.
El enerotismo
la experiencia interior
El erotismo, aspecto «inmediato» de la ex-
periencia interior, tal como se opone a la
sexualidad animal.

El erotismo es uno de los aspectos de la sonales del sujeto; incluso si se dirige a la labra, hasta cuando se conforma con la
vida interior del hombre. En este punto so- mujer que casi todos elegirían, lo que suele mayoritaria, la elección humana difiere
lemos engañarnos, porque continuamente entrar en juego es un aspecto intangible, de la elección del animal: apela a esa
el hombre busca fuera un objeto del deseo. no una cualidad objetiva de esa mujer. movilidad interior, infinitamente comple-
ja, que es propia del hombre1.
Ahora bien, ese objeto responde a la in- Esa mujer podría no tener, si no nos
terioridad del deseo. La elección de un afectase en nuestro ser interior, nada El animal tiene en sí mismo una vida subje-
objeto depende siempre de los gustos per- que forzase la preferencia. En una pa- tiva, pero al parecer, esa vida le es dada tal

1. Las 120 jornadas de Sodoma, «Introducción». [Traduc-


ción española en Tusquets Editores, Barcelona, 1991.]
El arte ordinario del erotismo

como lo son los objetos inertes: de una vez escapan, sin duda de manera definitiva,
por todas. El erotismo del hombre difiere todos y cada uno de los acontecimientos
de la sexualidad animal precisamente en correspondientes a ese paso.
que moviliza la vida interior. El erotismo es
lo que en la conciencia del hombre pone Con todo estamos menos desarmados
en cuestión al ser. Por sí misma, la sexua- de lo que parecería de entrada. Sabemos
lidad animal introduce un desequilibrio, y que los hombres fabricaron herramientas
ese desequilibrio amenaza la vida; pero y que las utilizaron a fin de proveer a su
eso el animal no lo sabe. En él no se abre subsistencia; luego -sin duda no se tardó
nada parecido a un interrogante. mucho-, para menesteres superfluos. En
una palabra, los hombres se distinguie-
En consecuencia, si el erotismo es la activi- ron de los animales por el trabajo.
dad sexual del hombre, es en la medida en
18
que ésta difiere de la sexualidad animal. Paralelamente se impusieron unas res-
La actividad sexual de los hombres no es tricciones conocidas bajo el nombre de
necesariamente erótica. Lo es cada vez interdictos o prohibiciones.Estas pro-
que no es rudimentaria, cada vez que no hibiciones se referían ciertamente y de
es simplemente animal. manera esencial a la actitud para con los
muertos. Y lo probable es que afectaran
al mismo tiempo -o hacia el mismo tiem-
«Importancia decisiva del
po- a la actividad sexual.
paso del animal al hombre»
Conocemos laantigüedad de la actitud del
En el paso del animal al hombre -del hombre para con sus muertos gracias a los
cual sabemos bien poca cosa-, se halla numerosos descubrimientos de osamentas
la determinación fundamental2. Se nos reunidas por sus contemporáneos. Ilustradora Mariette Lydis

2. L’Homme et le sacre, 2.a ed., París, Gallimard,


1950, pág. 71, n. 1.
El arte ordinario del erotismo

del todo un hombre, que en rigor aún también que el conjunto de las conductas
no había alcanzado la postura vertical, humanas fundamentales -trabajo, concien-
y cuyo cráneo no difería tanto como el cia de la muerte, sexualidad contenida- se
nuestro de los antropoides, solía enterrar remontan a ese mismo periodo remoto.
a sus muertos. Y seguramente las prohi-
biciones sexuales no se remontan a esos Indicios de que se trabajaba aparecen
tiempos tan remotos. ya en el paleolítico inferior; la sepultura
más antigua que conocemos data del
Podemos decir que aparecen en todos los paleolítico medio. En verdad, se trata de
lugares donde se manifestó la humanidad; períodos que duraron, según cálculos ac-
pero en la medida en que debemos atener- tuales, centenares de miles de años: esos
nos a los datos de la prehistoria, de ello no interminables milenios corresponden a
existen testimonios tangibles. la muda a través de la que el hombre se
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desprendió de su animalidad primera.
La sepultura de los muertos dejó rastros;
pero no subsiste nada que nos aporte ni Salió de esa muda como trabajador,
tan siquiera una indicación sobre las res- provisto además de la comprensión
tricciones sexuales de los hombres más de su propia muerte; y ahí comenzó
antiguos. Sólo podemos admitir que tra- a deslizarse desde una sexualidad sin
bajaban, pues tenemos sus herramientas. vergüenza hacia la sexualidad vergon-
zosa de la que se derivó el erotismo. El
Y como el trabajo, por lo que parece, en- hombre propiamente dicho, el que con-
gendró lógicamente la reacción que deter- sideramos semejante a nosotros, que
mina la actitud ante la muerte, es legítimo aparece hacia la época de las pinturas
pensar que eso repercutió en la prohibi- rupestres, sin duda había dejado atrás
ción que regula y limita la sexualidad; y el origen de unos y otros cambios.
El arte ordinario del erotismo

El sabio investigador habla desde fuera, nera, todo el mundo reconocerá que ni la la humanidad podía combatir esos deseos
«La determinación del ero- tal como lo hace un anatomista del ce- filosofía ni las ciencias pueden pretender y esas pasiones, podía también servirlos,
tismo es primitivamente re- rebro. (Esto no es totalmente cierto: el tomar en consideración el problema plan- pero no podía serles indiferente.
ligiosa y a su vez sádica» historiador de las religiones no puede teado por la aspiración religiosa.
suprimir la experiencia interior que tie- La búsqueda que la religión comenzó -y
ne o que tuvo de la religión. Pero eso Pero también todo el mundo reconocerá prosiguió- no debe ser liberada de las vi-
importa poco si él es capaz de olvidarlo que, en las condiciones que se han dado, cisitudes históricas en menor medida de
tanto como le es posible o más). hasta ahora esta aspiración no ha podido lo que lo está la investigación científica.
traducirse más que en formas alteradas.
Cae por su propio peso que nada en el No es que el hombre no dependiera en-
desarrollo del erotismo es exterior al Nunca pudo la humanidad buscar lo que teramente de esas vicisitudes, pero eso
terreno de la religión; y justamente el la religión busca desde siempre, a no ser es cierto para el pasado. Llega un mo-
cristianismo, al oponerse al erotismo, ha en un mundo en el que su búsqueda de- mento, sin duda precario, en que, con la
condenado a la mayoría de las demás re- pendía de causas dudosas y sometidas, si ayuda de la suerte, ya no debemos espe-
ligiones. En un sentido, la religión cristiana no ya al movimiento de unos deseos mate- rar la decisión de otros (en forma de un
es quizá la menos religiosa. De igual ma- riales, sí a unas pasiones circunstanciales: dogma) antes de adquirir la experiencia

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Ilustrador Léonard Tsuguharu Foujita


El arte ordinario del erotismo

que queremos; hasta el momento, pode- constituía el objeto de sus estudios. Ahora camente adquirieron el sentido que tienen a ellos, sino que la ayudan a salir de lo
mos comunicar libremente el resultado bien, en el caso de estos investigadores, (su valor erótico). No podemos separar la fortuito que es propio de la individualidad.
de esa experiencia a investigación fun- podemos casi proponer como principio experiencia que tenemos de ellos de esas
damentada esencialmente en la expe- que cuanto menos entra en juego su expe- formas objetivas y de su aspecto exterior, Aun asociada a la objetividad del mundo
riencia interior, difiere desde su origen riencia -cuanto más discreta es ésta-, tanto ni tampoco de su aparición histórica. real, la experiencia introduce fatalmen-
del trabajo del historiador de las religio- mayor es la autenticidad de su trabajo. No te lo arbitrario y, de no tener el carácter
nes, del etnógrafo o del sociólogo. digo: cuanto menor es su experiencia, sino En el plano del erotismo, las modificacio- universal del objeto al cual está ligado
cuanto menos entra en juego. nes del propio cuerpo, que responden a su retorno, no podríamos hablar de ella.
Sin duda se planteó la cuestión de saber si los movimientos vivos que nos remueven En un sentido, la religión cristiana es
era posible para estos últimos orientarse a Las experiencias suponen siempre el cono- interiormente, están relacionadas con los quizá la menos religiosa. Todo el mundo
través de los datos que elaboraban inde- cimiento de los objetos que pone en juego aspectos seductores y sorprendentes de reconocerá que ni la filosofía ni las cien-
pendientemente de una experiencia inte- (son en el erotismo al menos los cuerpos; los cuerpos sexuados. cias pueden pretender tomar en consi-
rior, en parte común con la de sus contem- en la religión, las formas estabilizadas sin deración el problema planteado por la
poráneos y en parte también, hasta cierto las cuales la práctica religiosa común no No solamente estos datos precisos, que aspiración religiosa3. “Del mismo modo,
punto, experiencia personal aunque modi- podría existir). Esos cuerpos sólo nos son nos llegan de todos lados, podrían oponer- sin experiencia, no podríamos hablar ni
ficada por el contacto con el mundo que dados en la perspectiva en la que históri- se a la experiencia interior que responde de erotismo ni de religión”.

21

3. L’Homme et le sacre, 2.a ed., Gallimard, París,


1950, cap. IV, «Le sacre de la transgression: théorie
de la féte», págs. 125-168.
El arte ordinario del erotismo

otros unos comportamientos contrarios.


«Las condiciones de una experiencia interior impersonal: la ex- Los primeros son tradicionales. Los se-
gundos son comunes en sí mismos, al
periencia contradictoria de lo prohibido y de la transgresión» menos bajo la forma de un pretendido
retorno a la naturaleza, a la cual se opo-
nía la prohibición.Pero la transgresión
Sea como fuere, hemos de oponer neta- época en que no se evidenciaba el jue- difiere del «retorno a la naturaleza»:
mente el estudio que se extiende lo menos go de contrapeso entre lo prohibido y la levanta la prohibición sin suprimirla.
posible en el sentido de la experiencia, al transgresión, juego que ordena la po-
que se adentra en ella resueltamente. sibilidad de ambos y además no basta Ahí se esconde el impulso motor del ero-
saber que este juego existe. tismo; ahí se encuentra a la vez el impulso
22
Hay que decir además que, si el primero no motor de las religiones. Anticiparía el desa-
hubiese tenido lugar ya antes, el segundo El conocimiento del erotismo, o de la rrollo de mi estudio si me explicase ahora
permanecería condenado a la gratuidad religión, requiere una experiencia per- sobre la profunda complicidad que existe
que nos es familiar. Finalmente, es segu- sonal igual y contradictoria de lo prohi- entre la ley y su violación.
ro que una condición que hoy nos parece bido y de la transgresión4.
insuficiente se da desde hace muy poco. Pero, si bien es cierto que la desconfianza
Esta doble experiencia no se suele dar. (el movimiento incesante de la duda) es
Tanto si se trataba de erotismo o más Las imágenes eróticas o religiosas in- necesaria para quien se esfuerza en des-
generalmente de religión, su experien- troducen esencialmente en unos los cribir la experiencia de la que hablo, esa
cia interior lúcida era imposible en una comportamientos de la prohibición, en desconfianza debe en particular satisfacer Ilustrador Léonard Tsuguharu Foujita

4. Op. cit., cap. IV, «Le sacre de la transgression: théo-


rie de la féte», páginas 125-168.
El arte ordinario del erotismo

“Si la prohibición entra en juego


plenamente, es difícil. La prohibi-
ción fue por adelantado algo con-
veniente para la ciencia: alejaba
su objeto -lo prohibido- de nues-
tra conciencia, arrebataba al mis-
mo tiempo de nuestra conciencia
- al menos a la conciencia clara-
las exigencias que ya desde ahora puedo el movimiento de pavor cuya con-
formular. El erotismo, tal como la inteli- secuencia era la prohibición.
gencia lo toma en consideración como
cosa, es con el mismo título que lo es la
religión, una cosa, un objeto monstruoso.
Pero el rechazo del objeto pertur-
El erotismo y la religión se nos cierran bador, así como de la perturba-
en la medida en que no los situamos re- ción, fue necesario para la cla-
sueltamente en el plano de la experien- ridad -que nada perturbaba- del
cia interior . La prohibición observada mundo de la actividad, del mun-
de un modo distinto al del pavor no tie-
do objetivo. Sin lo prohibido, sin 23
ne ya la contrapartida del deseo, el cual
es su sentido profundo. Lo peor es que la primacía de la prohibición, el
la ciencia, cuyo movimiento quiere que hombre no habría podido alcan-
lo prohibido sea tratado objetivamente, zar la conciencia clara y distinta
procede de la misma prohibición, ¡pero sobre la cual se fundó la ciencia.
al mismo tiempo la rechaza en calidad
de no racional! Sólo una experiencia
desde dentro nos presenta su aspecto
global, el aspecto en que la prohibición La prohibición elimina la violen-
está finalmente justificada. cia, y nuestros movimientos de
violencia (y entre ellos los que
responden al impulso sexual)
destruyen en nosotros el tran-
quilo ordenamiento sin el cual
es inconcebible la conciencia
humana”. De igual manera, el
erotismo nos cierra en la me-
dida en que lo situamos en el
plano de la experiencia interior.
El arte ordinario del erotismo

La conciencia no puede entonces ocuparse para gozar de él. La experiencia interior del
de ellas como de un error del que nosotros erotismo requiere de quien la realiza una
seríamos las víctimas, sino como los efec- sensibilidad no menor a la angustia que
tos del sentimiento fundamental del que funda lo prohibido, que al deseo que lleva
dependió la humanidad. a infringir la prohibición.

La verdad de las prohibiciones es la Esta es la sensibilidad religiosa, que vin-


clave de nuestra actitud humana. De- cula siempre estrechamente el deseo con
bemos y podemos saber exactamente el pavor, el placer intenso con la angustia.
que las prohibiciones no nos vienen
impuestas desde fuera. Quienes ignoran, o sólo experimentan fur-
tivamente, los sentimientos de la angustia,
Esto nos aparece así en la angustia, en el de la náusea, del horror comunes a las jo-
momento en que transgredimos la prohibi- vencitas del siglo pasado, no son suscep-
24 ción, sobre todo en el momento suspendi- tibles de esa experiencia; pero lo mismo
do en que esa prohibición aún surte efecto, sucede con quienes están limitados por
en el momento mismo en que, sin embar- esos mismos sentimientos.
go, cedemos al impulso al cual se oponía.
Esos sentimientos no tienen nada de
Si observamos la prohibición, si estamos enfermizo; pero son en la vida de un
sometidos a ella, dejamos de tener con- hombre, lo mismo que la crisálida para el
ciencia de ella misma. Pero experimenta- animal completo. La experiencia interior
mos, en el momento de la transgresión, la del hombre se da en el instante en que
angustia sin la cual no existiría lo prohibi- rompiendo la crisálida, toma conciencia
do: es la experiencia del pecado. de desgarrarse él mismo, y no la resis-
tencia que se le opondría desde fuera. La
La experiencia conduce a la transgresión superación de la conciencia objetiva, limi-
acabada, a la transgresión lograda que, man- tada por las paredes de la crisálida, está
teniendo lo prohibido como tal, lo mantiene vinculada a esa transformación.

Ilustradora Mariette Lydis


Del sacrificio
al erotismo
2.
El cotejo arcaico
del sacrificio
con la unión erotica
«Si la transgresión no es fundamental, el sacrificio y el acto de amor no tienen nada en común»

El amante no disgrega menos a la mujer lencia del juego sexual desencadenado la presencia inicial y la conjunción de nu- sacrificio como la del erotismo desencade-
amada que el sacrificador que agarrota en los órganos de la reproducción, se merosos temas, si es que acaso se querían nado. A partir de ese momento se podía
al hombre o al animal inmolado. La mu- abre a la violencia impersonal que la captar, con toda la precisión de sus movi- tener, si no aún una comparación precisa,
jer, en manos de quien la acomete, está desborda desde fuera. mientos, las semejanzas de dos experien- sí al menos un sentimiento de semejanza.
desposeída de su ser. cias profundas; no había modo de captar
No es nada seguro que los antiguos hu- los aspectos más profundos y el conjunto Esa posibilidad desapareció con el cristia-
Pierde con su pudor, esa barrera sólida biesen sido capaces de exponer en detalle escapaba a la conciencia. Pero por suerte, nismo, en el cual la piedad se alejó de la
que separándola del otro la hacía impe- un análisis que sólo inició la familiaridad en una misma persona podía darse tanto voluntad de acceder al secreto del ser a
netrable; bruscamente se abre a la vio- con una inmensa dialéctica.Se requerían la experiencia interior de la piedad en el través de la violencia1.

1. M.R. Davie, La Guerre dans les sociétés pri-


mitives. Traducido del inglés, París, Payot, 1931,
págs. 439-440.
La
2.1
carne
en el sacrificio y en el amor
Lo que la violencia exterior
del sacrificio revelaba era
la violencia interior del ser
tal como se discernía a la
luz del derramamiento de
la sangre y del surgimiento
Esa sangre, esos órganos llenos de vida, no pulular orgánico en el que aparecieron. El vinculada a los elementos del espectá-
eran lo que la anatomía ve en ellos; sólo sacrificio vinculaba el hecho de comer con culo que ofrecía: se trata de la náusea. de los órganos.
una experiencia interior, no la ciencia, po- la verdad de la vida revelada en la muerte. Deberemos representarnos en el sacrificio
dría restituir el sentimiento de los antiguos. una superación de la náusea. Pero, sin dréa de Nerciat destacó en este aspecto
Podemos presumir que en aquel entonces Suele ser propio del acto del sacrificio el la transfiguración sagrada, sus aspectos con las obras relacionadas Las Afroditas
aparecía la plétora de los órganos llenos otorgar vida y muerte, dar a la muerte el tomados separadamente pueden, en el y El diablo en el cuerpo. Un hecho impor-
de sangre, la plétora impersonal de la vida. rebrote de la vida y, a la vida, la pesadez, el límite, provocar náuseas. tante acerca de la obra de De Nerciat es
vértigo y la abertura de la muerte. la carencia de pretensiones ideológicas y
Desaparecido el ser individual, discontinuo, Es bastante común que la matanza y el políticas, tratándose de relatos de puro
del animal, había aparecido, con la muerte Es la vida mezclada con la muerte, pero, despiece del ganado sean repugnantes entretenimiento y pasión. Esta tendencia
de ese mismo animal, la continuidad orgá- en el sacrificio, en el mismo momento, hoy en día; y nada debe recordársenos en más adelante será la seguida en los años.
nica de la vida; es lo que el ágape sagrado la muerte es signo de vida, abertura a los platos que se sirven a la mesa. venideros.
encadena gracias a la vida en comunión de lo ilimitado. Actualmente el sacrificio La época también fue cuna de numerosos
quienes asisten a él. no pertenece al campo de nuestra ex- Esta inversión tiene pleno sentido si con- fetiches o desviaciones sexuales. Nicolás
periencia; así que debemos sustituir la sideramos ahora la semejanza del acto Edme Restif de la Bretonne, por ejemplo,
En esa deglución vinculada a un surgi- práctica por la imaginación. de amor y del sacrificio. Lo que el acto de entre sus obras aparece el fetichismo acer-
miento de vida carnal y al silencio de la amor y el sacrificio revelan es la carne. ca de los pies o los zapatos, y el Conde
muerte subsistía un relente de bestiali- Pero aunque ya no comprendamos ni el de Mirabeau volvió a hacer incursión en el
dad. Ya no comemos carnes que no estén sacrificio mismo ni su significación reli- Un tema recurrente con la llegada del li- tema de la iniciación sexual de jovencitas
preparadas, inanimadas, abstraídas del giosa, no podemos ignorar la reacción bertinaje ilustrado es el de las orgías. An- en The Lifted Curtain or Laura’s Education2.

2. O, si se prefiere: para aquel cuyo pensamiento es


dialéctico, susceptible de ser desarrollado a través de
movimientos contradictorios.
El arte ordinario del erotismo

A decir verdad, no es definible de un


modo tal que luego resulte fácil hablar de
ella. La decencia es aleatoria y varía sin
cesar. Varía incluso individualmente. Tanto
es así que, en ese punto, hablé de prohi-
biciones que pueden conceptuarse, como
la del incesto o la de la sangre menstrual,
y dejé para más tarde el volver sobre una
maldición más general de la sexualidad.

Más adelante hablaré de ella, e incluso


me referiré a las transgresiones de esa
30
vaga prohibición aun antes de buscar
cómo definirla. Pero antes quisiera vol-
ver más arriba. Si hay prohibición, a mi
modo de ver lo es de alguna violencia
elemental. Esa violencia se da en la car-
ne: en la carne que designa el juego de
los órganos reproductores.

Intentaré acceder, a través de la objetivi-


dad del juego de los órganos, a la expre-
sión interior fundamental en la que se
da el rebasamiento de la carne.

Ilustrador Armando Huerta


2.2
La transgresión
en el matrimonio y en la orgía
Hablamos de erotismo siempre que un ser humano se conduce de una manera
«Se suele considerar al matrimonio como algo que tiene poco claramente opuesta a los comportamientos y juicios habituales. El erotismo deja
entrever el reverso de una fachada cuya apariencia correcta nunca es desmentida;
que ver con el erotismo» en ese reverso se revelan sentimientos, partes del cuerpo y maneras de ser que
comúnmente nos dan vergüenza.

Para empezar, el matrimonio es el marco de la sexualidad lícita. «No cometerás adulterio» quiere decir: no gozarás carnalmente fuera del matrimonio. En las sociedades
más puritanas, al menos no se cuestiona el matrimonio. Pero yo hablo de un carácter de transgresión que no está en la base del matrimonio.

Esto, en un primer abordaje, es contradictorio; pero debemos pensar otros casos de transgresión que están de pleno acuerdo con el sentido general de la ley transgre-
dida. En particular, como dijimos, el sacrificio es esencialmente la violación ritual de una prohibición; todo lo que mueve la religión implica la paradoja de una regla
que admite su mismo quebrantamiento regular en ciertos casos. Así pues, la transgresión que desde mi punto de vista sería el matrimonio es sin lugar a dudas una
paradoja, pero la paradoja es inherente a la ley que prevé la infracción y la considera legal. Así, del mismo modo que está prohibido dar la muerte en sacrificio ritual,
el acto sexual inicial que constituye el matrimonio es una violación sancionada3.

3. Las 120 jornadas de Sodoma, «Introducción». [Traducción española en Tusquets Editores, Barcelona, 1991.]
El arte ordinario del erotismo

Si bien los parientes cercanos tenían sobre sus hermanas o sus hijas un derecho exclusivo de
posesión, quizá dispusieron de ese derecho en favor de extranjeros que, por venir de fuera,
tenían un poder para ejecutar actos irregulares que les calificaba para esa transgresión que era,
en el matrimonio, el primer acto sexual.

No es más que una hipótesis, pero si queremos determinar el lugar que ocupa el matrimonio en
el ámbito del erotismo, no deberíamos desatender este aspecto. En cualquier caso, el carácter
duradero que tiene la transgresión vinculada con el matrimonio no es sino una experiencia
banal, que las bodas populares, y sólo ellas, ponían de relieve.

El acto sexual tiene siempre un valor de fechoría, tanto en el matrimonio como fuera de él. Lo
tiene sobre todo si se trata de una virgen; y siempre lo tiene un poco la primera vez. En este sen-
32
tido, he creído posible hablar de un poder de transgresión, del cual acaso disponía el extranjero
y que quizá no había tenido quien vivía en la misma morada y estaba sometido a las mismas
reglas que la hija o la hermana.

“La prohibición vaga pone al


apareamiento bajo el signo
de la vergüenza”
El arte ordinario del erotismo

«El recurso a un poder de transgresión que no se confería al primer


llegado solía considerarse, al parecer, algo favorecedor»

La operación solía confiarse a quienes tenían lo que el mismo novio no tenía: el poder de
transgredir una prohibición. Estos transgresores posibles habían de tener, en algún sentido, un
carácter soberano que les pudiera dejar fuera de la prohibición que gravita de manera general
sobre la especie humana. En principio, su carácter sacerdotal designaba a quienes habían de
poseer por primera vez a la novia.
33
Pero en el mundo cristiano se hizo impensable el recurso a los ministros de Dios; entonces se
estableció la costumbre de pedir al señor feudal la desfloración.4Evidentemente, la actividad
sexual, al menos cuando se trataba de un primer contacto, era considerada prohibida; y peligro-
sa además, excepto para quien poseía, como soberano o como sacerdote, el poder de tocar las
cosas sagradas sin gran riesgo.

En general no acabamos de comprender el carácter erótico, o más simplemente transgresor, del


matrimonio, porque la palabra matrimonio designa a la vez el paso y el estado. Solemos olvidar
el tránsito para considerar solamente el estado. Además, y desde hace mucho tiempo, el valor
económico de la mujer confirió al estado la importancia principal. En efecto, lo que en el estado
interesa son los cálculos, la espera y el resultado.; no los momentos de intensidad, que valen
Ilustrador Armando Huerta sólo en el instante mismo.

4. Rene Grousset y Sylvie Renault-Gatier, en la Histoire universelle, «La Pléiade», Gallimard, 1955, t. I, págs. 1.552-1.553.
2.3
La orgía «En la orgía, los impulsos festivos adquieren una fuerza desbor-
dante que lleva en general a la negación de cualquier límite»

como rito agrario


Las orgías rituales, generalmente vincu- el trabajo; pero, a la vez, la orgía es sig- gre de los chivos previamente amaman- conjunto evidentemente se nos escaparía
ladas con fiestas menos desordenadas, no de una perfecta inversión del orden. tados por las ménades recordaba aquella si no lo expusiera el lenguaje. Mas si lo
sólo preveían una interrupción furtiva de abominación.La orgía no se orienta hacia expone el lenguaje, sólo puede hacerlo
la prohibición que afectaba a la libertad No era por azar que en las orgías de las la religión fasta, que extrae de la violencia en partes sucesivas, que se desarrollan
del impulso sexual. saturnales se invertía el orden social mis- fundamental un carácter majestuoso, tran- en el tiempo. Nunca nos será dada, en un
mo, con el amo sirviendo al esclavo y éste quilo y conciliable con el orden profano. La solo y supremo instante, la visión global,
A veces la licencia se limitaba a los acostado en el lecho de aquél. El sentido eficacia de la orgía se muestra del lado de que el lenguaje fragmenta en aspectos
miembros de una cofradía, como en las más agudo de esos desbordamientos pro- lo nefasto, lleva consigo el frenesí, el vérti- separados, ligados en la cohesión de una
fiestas de Dionisos; pero, más allá del venía del acuerdo arcaico entre la volup- go y la pérdida de la conciencia. explicación, pero que se suceden sin con-
erotismo, podía tener un sentido más tuosidad sensual y el arrebato religioso. fundirse en su movimiento analítico.
específicamente religioso. Se trata de comprometer a la totalidad
En esta dirección la orgía, fuese cual fuese del ser en un deslizamiento ciego hacia Así, el lenguaje, si bien reúne la totalidad
Los hechos los conocemos de forma el desorden introducido por ella, organi- la pérdida, momento decisivo de la reli- de lo que nos importa, al mismo tiempo
muy vaga, pero siempre podemos ima- zó el erotismo más allá de la sexualidad giosidad. Ese desplazamiento se da en el la dispersa. En él no podemos aprehender
ginar cómo la vulgaridad y la pesadez animal.El erotismo orgiástico es esencial- acuerdo que la humanidad estableció en aquello que nos importaba, y que se nos
acababan venciendo al frenesí. Pero se- mente un exceso peligroso. Su contagio segundo lugar con la proliferación des- escapa en forma de proposiciones depen-
ría vano negar la posibilidad de una su- explosivo amenaza todas las posibilidades medida de la vida. El rechazo implícito dientes una de otra, sin que aparezca un
peración en la cual contemporizarían la de la vida sin distinción. en las prohibiciones conducía al avaro conjunto al que cada una de ellas remita.
ebriedad que suele ir ligada a la orgía, aislamiento del ser, opuesto a ese inmen- Vivimos con la atención puesta en este
el éxtasis erótico y el éxtasis religioso. El rito primero quería que las ménades, en so desorden de los individuos perdidos el conjunto oculto tras la sucesión de las
La fiesta es por sí misma una negación un ataque de ferocidad, devorasen vivos a uno en el otro, y que su violencia misma frases, pero no podemos hacer que la ple-
de los límites de una vida ordenada por sus hijos de corta edad. Más tarde, la san- abría a la violencia de la muerte. Este na luz sustituya al parpadeo de las frases .
El arte ordinario del erotismo

De ninguna manera podía limitarse esa fusión a la estrictamente requerida por la plétora
«En un sentido opuesto, el reflujo de las prohibiciones, que da de los órganos de la generación. Era, desde el primer momento, una efusión religiosa; en
principio, desorden del ser que se pierde y que nada opone ya a la proliferación desatada
rienda suelta a la avalancha de la exuberancia, accedía a la de la vida. Ese desencadenamiento inmenso pareció divino, de tanto como elevaba al
fusión ilimitada de los seres en la orgía. » hombre por encima de la condición a la que él mismo se había condenado. Desorden,
griterío, violencia de los gestos y de las danzas, apareamientos sin concierto.

36

Ilustrador Armando Huerta


El arte ordinario del erotismo

en definitiva, desorden de los sentimien- sexual - que, como dije, en su conjunto es


tos, animados por una convulsión desme- crecimiento -, se consideró que arrastraba
dida. Las perspectivas de la pérdida exi- a la vegetación hacia el crecimiento.
gían esa fuga hacia lo indistinto, donde
los elementos estables de la actividad Pero sólo en un segundo término la trans-
humana se hacían esquivos, donde ya no gresión es una acción emprendida con
había nada que no perdiese pie. vistas a obtener una eficacia. En la gue-
rra o en el sacrificio - o en la orgía - el
El espíritu humano, que el trabajo había espíritu humano, contando con el efecto
formado, atribuyó generalmente a la ac- real o imaginario, organizó una convulsión
ción una eficacia análoga a la del trabajo. explosiva. Inicialmente, la guerra no es en
En el mundo sagrado, la explosión de una principio una empresa política; tampoco es
violencia que las prohibiciones habían ex- el sacrificio una acción mágica.
pulsado no tuvo el sentido único de una
explosión, sino también el de una acción a Del mismo modo, el origen de la orgía no
la cual se le confería una eficacia. es el deseo de cosechas abundantes. El ori-
gen de la orgía, de la guerra y del sacrificio
Inicialmente, las explosiones de violencia es el mismo: la existencia de unas prohibi-
que las prohibiciones habían reprimido, ciones que se oponían a la libertad de la
tales como la guerra o el sacrificio - o la violencia mortal o de la violencia sexual.
orgía - no eran explosiones calculadas.
Ahora bien, en la medida en que eran Fue inevitable que esas prohibiciones de-
37
transgresiones, y practicadas por hom- terminasen el movimiento explosivo de
bres, se convirtieron en explosiones orga- la transgresión. Esto no quiere decir que
nizadas, actos cuya eficacia posible sólo nunca se recurriese a la orgía - o a la gue-
aparecería más tarde, pero indiscutible. rra, o al sacrificio - con el único objetivo
de los efectos que, con razón o sin ella,
El efecto de la acción que fue la guerra se le atribuían. Pero se trataba en estos
pertenecía al mismo orden que el efec- casos de la intervención - secundaria e
to del trabajo. En el sacrificio se ponía inevitable - de una violencia extraviada
en juego una fuerza a la cual, arbitra- en los engranajes del mundo humano tal
riamente, se le atribuían unas conse- como el trabajo lo organizaba.
cuencias; a esa fuerza se la consideraba,
pues, del mismo orden que una herra- En estas condiciones, esa violencia ya no
mienta manejada por un hombre. tenía únicamente el sentido animal de la
naturaleza; la explosión, precedida por la
El efecto atribuido a la orgía es de un or- angustia, asumía, más allá de la satisfac-
den diferente. En el ámbito de lo humano, ción inmediata, un sentido divino. Esa vio-
el ejemplo es contagioso. Un hombre en- lencia se había convertido en religiosa. En
tra en la danza porque la danza misma le el sacrificio se ponía en juego una fuerza
obliga a danzar. De una acción contagiosa, a la cual, arbitrariamente, se le atribuían
real en este caso, se consideró que implica- unas consecuencias; a esa fuerza se la
ba en ella, no solamente a otros hombres, consideraba, pues, del mismo orden que
sino a la naturaleza. Así, de la actividad una herramienta manejada por un hombre. Ilustrador Armando Huerta
El objeto del deseo:
la prostitución
3.
El objeto
erótico
En apariencia es una entera supresión de los límites.

La orgía no es la situación extrema a la perdidos, formando un conjunto confuso. de la diferencia entre los seres, de la cual reserva habitual. Pero lo mismo mueve a
que llegó el erotismo en el marco del mun- La orgía es decepcionante por necesidad. por lo demás depende el atractivo sexual. todos. Es un movimiento objetivo, pero no
do pagano. La orgía es el aspecto sagrado En principio es una negación acabada de es percibido como un objeto; quien lo per-
del erotismo, allí donde la continuidad de los aspectos individuales. La orgía supone El sentido último del erotismo es la fusión, cibe es al mismo tiempo animado por él.
los seres, más allá de la soledad, alcanza y exige la equivalencia de todos los par- la supresión del límite. En su primer impul-
su expresión más evidente. ticipantes. No solamente la individualidad so, el erotismo no se significa menos por En cambio, fuera del tumulto de la orgía, la
propia queda sumergida en el tumulto de ello en la posición de un objeto del deseo1. excitación la provoca generalmente un ele-
Pero sólo en un sentido. La continuidad, la orgía, sino que, a la vez, cada participan- Ese objeto, en la orgía, no se separa; en mento distinto, un elemento objetivo. En el
en la orgía, no es algo que se haga evi- te niega la individualidad de los demás. la orgía, la excitación sexual se produce mundo animal, el olor de la hembra suele
dente; en ella, los seres, en el límite, están Pero no puede ser que no sobreviva nada por un impulso exasperado, contrario a la determinar la búsqueda del macho.

1. Véase, de Max-Pol Fouchet, L’Art amoureux des


Indes, Lausana, La Guilde du Livre, 1957, in-4°
(fuera de comercio).
El arte ordinario del erotismo

42

Ilustrador Elia Verano

En los cantos, en las paradas de las aves, intervienen otras percepciones, que significan sensible la diferencia entre los seres. Dentro de nuestros límites, más allá de la orgía, esos
para la hembra la presencia del macho y la inminencia del choque sexual. El olfato, el signos ponen a la vista esta diferencia y, puesto que los individuos disponen de ella de
oído, la vista, incluso el gusto, perciben signos objetivos, distintos de la actividad que manera desigual según sus dones, según su estado de ánimo y su riqueza, la profundizan.
determinarán. Son los signos anunciadores de la crisis. Dentro de los límites humanos,
esos signos anunciadores tienen un intenso valor erótico. En ocasiones, una bella chica El desarrollo de los signos tiene como consecuencia que el erotismo, que es fusión
desnuda es la imagen del erotismo. y que desplaza el interés en el sentido de una superación del ser personal y de
todo límite, se expresa a pesar de todo por un objeto. Nos encontramos ante una
El objeto del deseo es diferente del erotismo; no es todo el erotismo, pero el erotismo paradoja: la de un objeto significativo de la negación de los límites de todo objeto;
tiene que pasar por ahí. Ya en el mundo animal mismo, esos signos anunciadores hacen nos encontramos ante un objeto erótico.
3.1
Las mujeres, En principio, un hombre
puede ser tanto el objeto
del deseo de una mujer,
como una mujer el objeto

objetos privilegiados del deseo del deseo de un hombre.

No obstante, los pasos iniciales de la vida sexual suelen ser la búsqueda de una mujer por ciones, se da como objeto. La prostitución propiamente dicha introduce sólo una práctica
parte de un hombre. Al ser los hombres quienes toman la iniciativa, las mujeres tienen venal. Por los cuidados que pone en su aderezo, en conservar su belleza - a la que sirve
poder para provocar el deseo de los hombres. el aderezo -, una mujer se toma a sí misma como un objeto propuesto continuamente a
la atención de los hombres. Del mismo modo, si se desnuda, revela el objeto de deseo de
Sería injustificado decir de las mujeres que son más bellas, o incluso más deseables que un hombre; es un objeto distinto, propuesto para ser apreciado individualmente.
los hombres. Pero, con su actitud pasiva, intentan obtener, suscitando el deseo, la conjun-
ción a la que los hombres llegan persiguiéndolas. La desnudez, opuesta al estado normal, tiene ciertamente el sentido de una nega-
ción. La mujer desnuda está cerca del momento de la fusión; ella la anuncia con
Ellas no son más deseables que ellos, pero ellas se proponen al deseo. Se proponen como su desnudez. Pero el objeto que ella es, aun siendo el signo de su contrario, de la
objeto al deseo agresivo de los hombres. No es que haya en cada mujer una prostituta en negación del objeto, es aún un objeto.
potencia; pero la prostitución es consecuencia de la actitud femenina2.
Esa es la desnudez de un ser definido, aunque anuncie el instante en que su orgullo
En la medida de su atractivo, una mujer está expuesta al deseo de los hombres. A menos caerá en el vertedero indistinto de la convulsión erótica. De entrada, esa desnudez es la
que tome partido por la castidad y se esfume del todo, en principio la cuestión es saber a revelación de la belleza posible y del encanto individual. Es, en una palabra, la diferencia
qué precio y en qué condiciones ella cederá.Pero siempre, una vez satisfechas las condi- objetiva, el valor de un objeto comparable a otros objetos.

2. Lévi-Strauss remite (op. cit., pág. 609, n.°l) a A. L. Kroeber, «Tótem and Taboo» en Retrospect.
3.2
La baja En realidad no es el pago lo
que fundamenta la degra-
dación de la prostituta.

prostitución
de conocer su degradación. Se sabe huma-
na. Incluso sin tener vergüenza, puede ser
consciente de que vive como los puercos.
En sentido inverso, la situación que define
El pago bien podría entrar en el ciclo de los humanidad; no los desliga, como lo hace la un moribundo, dice que «está a punto la baja prostitución es complementaria a la
intercambios ceremoniales, que no impli- transgresión: una suerte de rebajamiento, de reventar», considera la muerte de un creada por el cristianismo.
caban el envilecimiento propio del comer- imperfecto sin duda, da libre curso al im- hombre como la de un perro; pero mide la
cio. En las sociedades arcaicas, el don que pulso animal. Pero ese rebajamiento tam- degradación y el rebajamiento que opera El cristianismo elaboró un mundo sagrado,
la mujer casada hace de su cuerpo a su poco es un retorno a la animalidad. el lenguaje soez que utiliza. Las palabras del que excluye los aspectos horribles e
marido (la prestación del servicio sexual) groseras que designan los órganos, los impuros. Por su lado, la baja prostitución
también puede ser objeto de una contra- El mundo de la transgresión, que englobó productos o los actos sexuales, introducen había creado el mundo profano comple-
partida. Pero, al escapar a la prohibición al conjunto de los hombres, difirió esencial- el mismo rebajamiento. mentario, en el cual, en la degradación, lo
sin la cual no seríamos seres humanos, la mente de la animalidad; y lo mismo sucede inmundo se torna indiferente; también de
baja prostituta se rebaja al rango de los con el mundo restringido del rebajamiento. Esas palabras están prohibidas; en gene- ese mundo se excluye la clara limpieza del
animales; en general provoca un asco se- Quienes viven en el nivel mismo de la pro- ral está prohibido nombrar esos órganos. mundo del trabajo.
mejante al que la mayor parte de las civili- hibición - en el nivel mismo de lo sagrado, Nombrarlos desvergonzadamente hace
zaciones sienten frente a las cerdas. que no expulsan del mundo profano, en pasar de la transgresión a la indiferencia Cuesta distinguir la acción del cristianismo
el que viven hundidos, no tienen nada de que pone en un mismo nivel lo profano y lo de un movimiento más vasto que esa ac-
Por lo que parece, el nacimiento de la baja animal; aunque, a menudo, los demás les más sagrado. La prostituta de baja estofa ción absorbió y cuya forma es coherente.
prostitución está vinculado al de las cla- niegan la cualidad de humanos (están aún está en el último grado del rebajamiento. He hablado del mundo de la transgresión,
ses miserables, a las cuales su condición por debajo de la dignidad animal). del que dije que uno de sus aspectos más
liberaba de la obligación de observar las Podría no ser menos indiferente a las pro- visibles se refería a la alianza con el animal.
prohibiciones escrupulosamente. No estoy Los diferentes objetos de las prohibiciones hibiciones que el animal, pero, impotente La confusión de lo animal con lo humano,
pensando en el proletariado actual, sino no les producen ningún horror, ninguna cómo es para conseguir la perfecta indife- de lo animal con lo divino, es la marca de
en el lumpen-proletariat de Marx. wLa mi- náusea o demasiado poca. Pero, sin ex- rencia, sabe de las prohibiciones que otros una humanidad muy antigua (al menos los
seria extrema desliga a los hombres de las perimentarlas intensamente, conocen las las observan: y no solamente está destitui- pueblos cazadores la mantienen); pero la
prohibiciones que fundamentan en ellos la reacciones de los demás. Aquel que, de da, sino que le es conferida la posibilidad sustitución de divinidades animales por
El arte ordinario del erotismo

divinidades humanas es anterior al cris- todas maneras, en la medida en que el


tianismo, hacia el cual conduce una lenta cristianismo empezó por atribuirlo todo a
progresión más que un cambio profundo. la degradación pudo arrojar sobre el ero-
tismo en conjunto la luz del Mal El diablo
Si lo consideramos en conjunto, el pro- fue al principio el ángel de la rebelión;
blema del paso de un estado puramente pero perdió los brillantes colores que la
religioso (que relaciono con el principio de rebelión le daba.
la transgresión) a la época en que fue es-
tableciéndose gradualmente la preocupa- El rebajamiento fue el castigo de su re-
ción por la moral, hasta que ésta venció, belión; y eso quería decir para empezar
presenta grandes dificultades. que se borró la apariencia de la transgre-
sión, que tomó la delantera la presencia
No ocurrió de igual manera en todas las de la degradación. La transgresión anun-
regiones del mundo civilizado, donde por ciaba, en la angustia, la superación de
otra parte la moral y la primacía de las la angustia y la alegría. La degradación
prohibiciones no vencieron tan claramente no tenía otra salida que un rebajamiento
como dentro de los límites del cristianismo. más profundo. ¿Que debía quedar de los
Y sin embargo me parece evidente una re- seres caídos? Podían revolcarse, como los
lación entre la importancia de la moral y el puercos, en la degradación.
desprecio por los animales.
Digo bien «como los puercos». Los ani-
Ese desprecio quiere decir que el hombre, males sólo son ya en este mundo cristiano
46
en el mundo de la moral, se atribuyó a sí - donde la moral y la decadencia se con-
mismo un valor que los animales no te- jugan - objetos repugnantes. Digo «este
nían; con ello se elevó muy por encima de mundo cristiano». El cristianismo es, en
ellos. El valor supremo volvió al hombre, efecto, la forma cumplida de la moral, la
opuesto a los seres inferiores, en la medi- única en la que se ordenó el equilibrio
da en que «Dios hizo al hombre a su ima- de las posibilidades. Pero, al escapar a la
gen»; ahí, en consecuencia, la divinidad se prohibición sin la cual no seríamos seres
salió definitivamente de lo animal. humanos, la baja prostituta se rebaja al
rango de los animales; en general provoca
Sólo el diablo conservó como atributo la un asco semejante al que la mayor parte
animalidad - simbolizada por el rabo -, la de las civilizaciones sienten frente a las
cual, como respuesta primera a la trans- cerdas. Se sabe humana. Incluso sin tener
gresión, es, sobre todo, signo de caída. Es vergüenza, puede ser consciente de que
el rebajamiento que, de manera privilegia- vive como los puercos.
da, se pone en contra de la afirmación del
Bien y del deber que liga a la necesidad del Ante esta dificultad, la mayoría de los
Bien. No cabe duda de que la degradación hombres permanece indiferente. No es ne-
tiene poder para provocar más entera y fá- cesario responder a la interrogación que es
cilmente las reacciones de la moral. en sí la existencia. Y ni siquiera plantearla.
Pero el hecho de que un hombre no le dé
La degradación es indefendible; la trans- respuesta o no se la plantee siquiera no
gresión no lo era en el mismo grado. De elimina la pregunta. Si alguien me pregun-
El arte ordinario del erotismo

tara lo que somos, le contestaría de todas


Ilustrador Milo Manara
formas:¡Esta apertura a todo lo posible,
este anhelo que ninguna satisfacción ma-
terial jamás podrá colmar y que el juego
del lenguaje no es capaz de engañar!
Buscamos una cima. Cada cual, si quiere,
puede renunciar a la búsqueda. Pero la hu-
manidad en conjunto aspira a esta cima,
que es lo único que la define, lo único que
le da su justificación y su sentido.

Esta cima, este momento supremo, es


distinto del que persigue la filosofía. La
filosofía no sale de sí misma, no puede
salir del lenguaje. Utiliza el lenguaje de
tal modo que jamás le sucede el silencio.
De modo que el momento supremo ex-
cede necesariamente a la interrogación
filosófica. La excede al menos en la me-
dida en que la filosofía pretende respon-
der a su propia pregunta.
47
Así es como debemos situar la dificultad.
La pregunta sólo tiene sentido si la elabo-
ra la filosofía: es la interrogación suprema
cuya respuesta es el momento supremo
del erotismo - el silencio del erotismo.El
momento de la filosofía prolonga el del
trabajo y de la prohibición. Renuncio a ex-
tenderme en este punto.

Pero la filosofía que discurre (que no


sabe interrumpir su movimiento) se opo-
ne a la transgresión. Si la filosofía, desde
el trabajo y la prohibición (que concuer-
dan y se completan), viniera a funda-
mentarse en la transgresión, ya no sería
lo que es, sino su irrisión. En relación al
trabajo, la transgresión es un juego.La
filosofía, en el mundo del juego, se di-
suelve. Dar la transgresión como funda-
mento de la filosofía (tal es el rumbo de
mi pensamiento) es sustituir el lenguaje
por una contemplación silenciosa.
3.3
El erotismo, el Mal
y la degradación social
El fundamento social de la baja prostitución es el mis-
mo que el de la moral y el del cristianismo.

Aparentemente, la desigualdad de clases y a los humildes para agobiarlos aún más. transgresión condenada ya no tuvo sen- condición miserable. Esta conformidad es
la miseria - que habían provocado en Egip- La maldición de la Iglesia pesó de manera tido, y donde a la profanación ya sólo le quizás involuntaria, pero es, en la índole
to una primera revolución -, implicaron en gravísima sobre la humanidad degradada. quedó una débil virtud. Pero quedaba el del lenguaje soez, una toma de partido por
los alrededores del siglo vi antes de nues- retorno de la degradación. la abominación de la dignidad humana.
tra era, en las regiones civilizadas, un des- Para la Iglesia contaba más el aspecto
asosiego al que es posible vincular, entre sagrado del erotismo. Fue el mayor pre- La decadencia era para sus víctimas un Al ser la vida humana el Bien, hay, en
otros movimientos, el profetismo judaico. texto para hacer estragos. Quemó a las callejón sin salida, pero el aspecto de- la degradación aceptada, una decisión
brujas y dejó vivir a las bajas prostitutas. gradado del erotismo tuvo una virtud de de wescupir sobre el Bien, de escupir
Si consideramos las cosas bajo el aspecto Pero afirmó la degradación de la prosti- incitación que la presencia de lo diabó- sobre la vida humana.
de la prostitución degradada, de la que se tución, sirviéndose de ella para subrayar lico había perdido. Nadie creía ya en el
puede sostener, en el mundo grecorroma- el carácter del pecado. diablo, e incluso la condena del erotismo En particular, los órganos y los actos sexua-
no, que su origen se sitúa en esa época, la como tal ya no actuaba. les tienen nombres que corresponden a lo
coincidencia es paradójica. La situación actual es el resultado de la degradado, y cuyo origen es el lenguaje
doble actitud de la Iglesia, cuyo corola- Al menos, la decadencia no podía dejar especial del mundo del rebajamiento. Esos
La clase caída apenas compartió una ten- rio es nuestra actitud de espíritu. A la de tener la significación del Mal. Ya no se órganos y esos actos tienen otros nombres,
dencia que aspiraba a la elevación de los identificación de lo sagrado con el Bien, trataba de un Mal denunciado por otros, pero unos son científicos, y los otros, de
humildes y a la deposición de los podero- y al rechazo del erotismo sagrado, le res- cuya condena no dejaba de ser dudosa. En uso más escaso, poco duradero, correspon-
sos; esa clase, en lo más bajo de la escala, pondió la negación racionalista del Mal el origen de la degradación de las prosti- den en parte a las niñerías y a los juegos
no aspiraba a nada. Y la moral sólo elevó De ello se siguió un mundo en el que la tutas se encuentra la confirmación con su pudibundos de los enamorados.
El arte ordinario del erotismo

No asociamos menos, estrecha e irremediablemente, los nombres soeces del certeza de hacer el Mal». Pero ella ya sabe que el erotismo no es el Mal en sí mismo.
amor con esa vida secreta que llevamos en paralelo a nuestros más elevados El Mal sólo lo es en la medida en que lleva a la abyección de la chusma o de la baja
sentimientos. Es, al final, por la vía de esos nombres innombrables que se for- prostitución. Esa mujer es extraña a este mundo, odia su abyección moral. Admite que
mula en nosotros, que no pertenecemos al mundo degradado, el horror general. el órgano designado, en sí mismo, no es abyecto.
Esos nombres expresan violentamente ese horror.
Pero toma, de quienes se mantienen repugnantemente del lado del Mal, la palabra que
Ellos mismos son rechazados con violencia del mundo honesto3. Entre un mundo y al fin le revela la verdad: que el órgano que ella ama, el órgano que a ella le gusta, está
el otro, no existe discusión concebible. El mundo degradado no puede por sí mismo maldito, y que le es conocido en la medida en que el horror que inspira se le hace eviden-
servirse de ese efecto. El lenguaje soez expresa el odio. Pero, en el mundo honesto, te en el momento mismo en que supera ese mismo horror.
produce en los amantes un sentimiento cercano al que en otro tiempo produjeron la
transgresión y luego la profanación. Ella quiere estar del lado de los espíritus fuertes, pero antes que perder el
sentido de la prohibición primera, sin el cual no hay erotismo, recurre a la
La mujer honesta que dice a aquel que tiene entre sus brazos: «Me gusta tu...», po- violencia de quienes niegan toda prohibición, toda vergüenza, y no pueden
dría decir, con Baudelaire: «La voluptuosidad única y suprema del amor reside en la mantener esa negación sino en la violencia.

50

Ilustrador Elia Verano

3. Maurice Blanchot, op. cit., págs. 256-258.


Lay losbelleza
cambios eróticos
La contradicción
4.
fundamental del hombre
Así, a través de los cambios, volvemos a encontrar la oposición entre la plétora del ser que se desgarra y se pierde en
la continuidad, y la voluntad de duración del individuo aislado.

Si llega a faltar la posibilidad de la transgresión, surge entonces la profanación. La vía de la degradación, en la que el erotismo es arrojado al vertede-
ro, es preferible a la neutralidad que tendría una actividad sexual conforme a la razón, que ya no desgarrase nada. Si la prohibición deja de participar,
si ya no creemos en lo prohibido, la transgresión es imposible, pero un sentimiento de transgresión se mantiene, de hacer falta, en la aberración. Ese
sentimiento no se fundamenta en una realidad perceptible.

Sin remontarnos al inevitable desgarro para el ser destinado a la muerte por la discontinuidad, ¿cómo captaríamos la verdad de que sólo la violencia,
una violencia insensata, que quiebre los límites de un mundo reductible a la razón, nos abre a la continuidad? Estos límites los definimos de todas las
maneras: partiendo de la prohibición, de Dios, o incluso de la degradación1. Y siempre, una vez definidos sus límites, salimos de ellos. Dos cosas son
inevitables: no podemos evitar morir, y no podemos evitar tampoco «salir de los límites». Morir y salir de los límites son por lo demás una única cosa.

1. Mystique et continence. Travaux du VII””’ Congrés intemational d’Avon, Edit. Desclée de Brouwer, 1952, in-8° (31.° año de la Revue Carmélitaine).
El arte ordinario del erotismo

Pero, saliendo de los límites, o muriendo, nos esforzamos en escapar del pavor que la
muerte produce, y que también la visión de una continuidad más allá de esos límites
puede dar. Cuando se quiebran los límites, prestamos, si hace falta, la forma de un objeto.
Nos esforzamos en considerarla un objeto.

Con nuestras solas fuerzas, sólo obligados, en los estertores de la muerte, llegamos
hasta el extremo. Y siempre buscamos el modo de engañarnos, nos esforzamos en
acceder a la perspectiva de la continuidad que supone el límite franqueado, sin salir
de los límites de esta vida discontinua.

Queremos acceder al más allá sin tomar una decisión, manteniéndonos prudentemente
más acá. No podemos concebir nada, imaginar nada, como no sea en los límites de
54
nuestra vida, más allá de los cuales nos parece que todo se borra. Más allá de la muerte,
en efecto, comienza lo inconcebible, que de ordinario no tenemos el valor de afrontar. Y,
sin embargo, lo inconcebible es la expresión de nuestra impotencia.

Lo sabemos, la muerte no borra nada, deja intacta la totalidad del ser, pero no podemos
concebir la continuidad del ser en su conjunto a partir de nuestra muerte, a partir de lo
que muere en nosotros. De ese ser que muere en nosotros, no aceptamos sus límites.

Esos límites queremos franquearlos a cualquier precio; pero al mismo tiempo habríamos
querido excederlos y mantenerlos. En el momento de dar el paso, el deseo nos arroja fue-
ra de nosotros; ya no podemos más, y el movimiento que nos lleva exigiría que nosotros
nos quebrásemos. Pero, puesto que el objeto del deseo nos desborda, nos liga a la vida

Ilustrador DeAngel
El arte ordinario del erotismo

desbordada por el deseo. ¡Qué dulce es quedarse en el deseo de exceder, sin llegar
hasta el extremo, sin dar el paso! ¡Qué dulce es quedarse largamente ante el objeto
de ese deseo, manteniéndonos en vida en el deseo, en lugar de morir yendo hasta
el extremo, cediendo al exceso de violencia del deseo! Sabemos que la posesión de
ese objeto que nos quema es imposible. Una de dos: o bien el deseo nos consumirá,
o bien su objeto dejará de quemarnos.

No lo poseemos más que con una condición: la de que, poco a poco, se aplaque el deseo
que nos produce. ¡Pero antes la muerte del deseo que nuestra propia muerte! Nosotros
nos satisfacemos con una ilusión. La posesión de su objeto nos dará sin que muramos el
sentimiento de llegar al extremo de nuestro deseo.
55
No solamente renunciamos a morir: anexamos el objeto al deseo, cuando en verdad el
deseo era de morir; anexamos el objeto a nuestra vida duradera. Enriquecemos nuestra
vida en lugar de perderla.En la posesión se acentúa el aspecto objetivo de lo que nos
había llevado a salir de nuestros límites.2

El objeto que la prostitución designa para el deseo (en sí, la prostitución no es otra
cosa que el hecho de ofrecer al deseo), pero que nos oculta en la degradación (si la
baja prostitución hace de él una basura), se ofrece para ser poseído como un bello
objeto. La belleza es su sentido. Constituye su valor. En efecto, la belleza es, en el
objeto, lo que lo designa para el deseo. Esto es así en particular si el deseo, en el
objeto, apunta menos a la respuesta inmediata (a la posibilidad de exceder nuestros
límites) que la larga y tranquila posesión.

2. Presses Universitaires de France. [Las estructuras elementales del parentesco, Paidós, Barcelona, 1988].
4.1
La oposición La multiplicación altera un
estado de simplicidad del
ser; un exceso derrumba
los límites y lleva de alguna

en la belleza entre la pureza y la mancha manera al desbordamiento.

Al hablar de la belleza de una mujer, evitaré hablar de la belleza en general.3 Sólo quiero de. Sea como fuere, debía tomar nota de un elemento muy simple, que entra en juego
comprender y limitar el papel de la belleza en el erotismo. En rigor, es posible admitir de tanto en la apreciación que hace un hombre de la belleza animal como de la humana.
manera elemental que, en la vida sexual de los pájaros, sus plumajes multicolores y sus (La juventud se añade en principio a ese elemento primero). Siempre se da un límite con
cantos desempeñan una función precisa. el cual el ser concuerda. El identifica ese límite con lo que es. Es presa del horror cuando
piensa que ese límite puede dejar de ser. Pero nos equivocamos tomándonos en serio el
La belleza es menos subjetiva; varía según cuál sea la inclinación de quienes la aprecian. límite y el acuerdo que el ser le da. El límite sólo se da para ser excedido.
En ciertos casos, podemos creer que unos animales la aprecian como nosotros, pero la
suposición es arriesgada3. Sólo tomo nota del hecho de que, en la apreciación de la be- El miedo (el horror) no indica la verdadera decisión. Al contrario, de rebote, incita a
lleza humana, debe entrar en juego la respuesta dada al ideal de la especie. franquear los límites. Si lo experimentamos, ya sabemos que se trata entonces de res-
ponder a la voluntad inscrita en nosotros de exceder los límites. Queremos excederlos,
Ese ideal varía, pero se da en un tema físico susceptible de variaciones, entre las cuales y el horror experimentado significa el exceso al cual debemos llegar; al cual, si no
algunas son muy poco agraciadas. El margen de interpretación personal no es tan gran- hubiese el horror previo, no habríamos podido llegar.

3. Op. cit., cap. IV, «Le sacre de la transgression: théorie de la féte», páginas 125-168.
El arte ordinario del erotismo

Si la belleza, cuyo logro es un rechazo lo que se trata es de profanar esa cara,


de la animalidad, es apasionadamente su belleza. A propósito de la belleza, he
deseada, es que en ella la posesión in- hablado de profanación.
troduce la mancha de lo animal. Es de-
seada para ensuciarla. No por ella mis- Debía distinguirlas para conseguir que
ma, sino por la alegría que se saborea fuese evidente, a través de las vicisitu-
en la certeza de profanarla. des, lo que está en juego. Pero no hay
ninguna forma donde no pueda aparecer
En el sacrificio, la víctima era elegida un aspecto de la otra.
de tal manera que su perfección aca-
base de tornar sensible la brutalidad El matrimonio está abierto a todas las
de la muerte4. La belleza humana, en la formas del erotismo. La animalidad se
unión de los cuerpos, introduce la opo- mezcla con la degradación, y el objeto del
sición entre la humanidad más pura y deseo puede destacarse, en la orgía, con
la animalidad repelente de los órganos. una precisión que nos deja estupefactos.
58
De esa paradoja de la suciedad que en Del mismo modo, la necesidad de hacer
el erotismo está en oposición a la belle- que sea perceptible una verdad primera
za, los Cuadernos de Leonardo da Vinci borra otra verdad, la de la conciliación,4
dan esta expresión sorprendente: «El sin la cual el erotismo no existiría. De-
acto de apareamiento y los miembros bía insistir sobre la alteración que im-
de los que se sirve son de una fealdad primí al movimiento inicial.
tal, que si no hubiese la belleza de las
caras, los adornos de los participantes y En sus vicisitudes, el erotismo se aleja en
el arrebato desenfrenado, la naturaleza apariencia de su esencia, que lo vincula a
perdería la especie humana». la nostalgia de la continuidad perdida. La
vida humana no puede seguir sin temblar
Leonardo no ve que el atractivo de una - sin hacer trampas - el movimiento que
cara bella o de un vestido bello actúa la arrastra hacia la muerte. La he repre-
en la medida en que esa cara bella sentado haciendo trampas - zigzaguean-
anuncia lo que el vestido disimula. De do- en los caminos de los que he hablado.

Ilustradora Arantza Sestayo 4. En Fusées, III.


4.2
La paradoja
simpatías y las angustias - y también la
cobardía, hay que decirlo - que deter-
minan el comportamiento ordinario de
los hombres, se oponen diametralmente
a las pasiones que fundan la soberanía
de personajes voluptuosos. Una necesi-

del placer
dad inmutable, correctamente expresa-
da: la propia voluptuosidad exige que
la angustia tenga razón.

En efecto, ¿dónde estaría el placer si la


Decía Jules Janin de las angustia que lo acompaña no desvelara
obras de Sade: su aspecto paradójico, si no fuera insos-
tenible incluso para el que lo siente?
Tenía que insistir de entrada en estas
«No son más que cadáveres ensangrenta- tada... Cuando al autor no se le ocurren que nos plazca sobre esta manera de ver verdades: en la legitimidad de los juicios
dos, niños arrancados de los brazos de sus más crímenes, cuando ya está ahíto de in- las cosas, pero no ignoramos cómo son los a los que hizo frente Sade. Quiso menos
madres, jóvenes degolladas al final de una cestos y de monstruosidades, cuando ya se hombres, cuál es su condición y cuáles son convencer que desafiar. Y no le haríamos
orgía, copas rebosantes de sangre y vino, queda jadeando sobre los cadáveres a los sus límites. Lo sabemos de antemano: co- justicia si no viésemos que llevó el desa-
torturas inauditas. Se encienden calderas, que ha acuchillado y violado, cuando ya no múnmente, sólo pueden juzgar del mismo fío hasta los límites de lo posible, hasta
se arman potros, se estrellan cráneos, a le queda una iglesia por profanar, un niño modo a Sade y sus escritos. el punto de trastocar la verdad.
unos hombres se les despoja de la piel hu- por inmolar a su rabia, un pensamiento
meante, se grita, se maldice, se blasfema, moral al que arrojar las inmundicias de su En vano se atribuiría la execración a la Su desafío carecería de sentido, no tendría
se arranca el corazón del pecho, y así siem- pensamiento y de sus palabras, ese hom- inepcia de Jules Janin - o de quienes valor ni consecuencias, si esa mentira no
pre, en cada página, en cada línea. bre por fin se detiene, se mira, se sonríe a comparten su criterio. La incompren- fuera ilimitada, y si las posiciones que ata-
sí mismo, no se da miedo. Al contrario...». sión de Janin está en el orden natural có no fuesen inquebrantables. Ese «hom-
¡Ay! ¡Qué incansable depravado! En su de las cosas: el de la incomprensión bre soberano» que imaginó Sade no so-
primer libro,2 nos muestra a una pobre mu- Si esta evocación dista mucho de agotar el general de los hombres, que resulta de lamente excede lo posible, sino que jamás
chacha acorralada, agobiada, destrozada, tema, describe al menos en términos con- su falta de fuerza y del sentimiento que su recuerdo perturbó más de un instante
molida a palos, a la que unos monstruos venientes una figura que Sade asumió de tienen de estar amenazados. La figura el sueño de los justos. Por estos motivos,
llevan de subterráneo en subterráneo, de buen grado: hasta el horror y la ingenuidad de Sade, ciertamente, es incompatible conviene hablar de él desde el punto de
cementerio en cementerio, golpeada, rota, de los sentimientos responden a la provo- con la aprobación de aquellos a quie- vista, contrario al suyo, del sentido común,
despedazada a muerte, mancillada, aplas- cación que él buscaba. Podemos pensar lo nes mueven la necesidad y el miedo. Las desde el punto de vista de Jules Janin.
Sensualidad
y la mística
5.
La sensualidad,
la ternura y el amor
Así, el deseado desfallecimiento no es
sólo el aspecto sobresaliente de la sen-
sualidad del hombre, sino también de la
experiencia de los místicos.

Volvemos a la semejanza entre misticismo bargo el sentido turbio y deletéreo de la ruina (las pérdidas de energía de las que filosofía, para poder resolver, en la medida
y erotismo culpable, pero nos alejamos de sexualidad es esencial en la tentación. La se trata son reparables, los movimientos de lo posible, el conjunto de los problemas,
la sexualidad idílica o lícita. Nos hemos tentación es el deseo de desfallecer y de precipitados, incluso jadeantes, en los que tiene que retomarlos a partir de un análisis
encontrado, al contrario, con un aspecto prodigar las reservas disponibles hasta el perdemos pie son temporales), al menos lo histórico de la prohibición y de la transgre-
de la sensualidad cuyos temas se acercan, límite en que se pierde pie. Partiendo de hace como un principio de desequilibrio. sión. través de la contestación, basada en
debido a una ambigüedad fundamental, a ahí, intentaré más adelante buscar la co- la crítica de los orígenes, es cómo la filoso-
la tentación del religioso y a la delectación ordinación del movimiento que vincula la Este desequilibrio evidentemente no dura, fía, volviéndose transgresión de la filosofía,
morosa. En cada caso, es difícil en efecto experiencia sexual con la mística. suele estar envuelto en formas equilibra- accede a la cima del ser.
decir si el objeto del deseo es la incandes- das que aseguran su reiteración y compen-
cencia de la vida o de la muerte. Pero tendré que mostrar primero cómo las san los estragos de la vida sensual. La cima del ser sólo se revela por entero
formas tan variadas, y a menudo tan fuer- en el movimiento de transgresión en el que
La incandescencia de la vida posee el temente opuestas, de la actividad sexual Pero estas formas sólidas y sanas en las el pensamiento, fundamentado gracias al
sentido de la muerte; la muerte, el de una se coordinan entre sí en la nostalgia de que el desequilibrio se organiza ocultan trabajo en el desarrollo de la conciencia,
incandescencia de la vida. Al hablar de la un momento de desequilibrio.Si la ambi- su sentido profundo. El lenguaje no se da supera por fin el trabajo, sabiendo que no
tentación del religioso no he podido des- güedad de la que hablé no se presenta independientemente del juego de la pro- puede serle subordinado, Pero al final el
tacar del todo este valor ambiguo. Sin em- desde un principio como un principio de hibición y de la transgresión. Por eso la que habla confiesa su impotencia.
El arte ordinario del erotismo

Uno de los valores más significativos de la mismo regusto de muerte que hallamos
organización sexual radica en el afán por en el ansia de los cuerpos. Esencialmente,
integrar los desórdenes de la unión carnal el amor eleva el gusto de un ser por otro
en un orden que abarque la totalidad de a un grado de tensión en que la privación
la vida humana. Este orden se basa en la eventual de la posesión del otro - o la pér-
tierna amistad entre un hombre y una mu- dida de su amor – no se resiente menos
jer, y en los vínculos que los unen a ambos duramente que una amenaza de muerte.
con sus hijos. Nada es más importante Así, su fundamentó es el deseo de vivir en
para nosotros que situar el acto sexual en la angustia, en presencia de un objeto de
la base del edificio social. valor tan grande que el corazón le falla a
quien teme su pérdida. La fiebre sensual
No se trata de fundar el orden civilizado no es el deseo de morir.
en la sexualidad profunda, es decir, en un
desorden, sino de limitar este desorden Por otra parte, la violencia fundamental
vinculándolo al sentido del orden, confun- que nos lleva a perder pie siempre tien-
diendo su sentido con el del orden al que de a perturbar las relaciones tiernas - a
intentamos subordinarlo. hacernos encontrar de nuevo en estas
relaciones la cercanía de la muerte (que
Esta operación al final no es viable puesto es el signo de toda sensualidad, aunque
que el erotismo jamás renuncia a su va- esté suavizada por la ternura).
lor soberano, sino en la medida en que se
degrada y ya no es más que una actividad Es la condición de estos arrobamientos
64
animal. Las formas equilibradas, dentro violentos, sin los cuales el amor sexual
de las cuales es posible el erotismo, no no hubiera podido prestar su vocabulario,
tienen al final más salida que un nuevo como hizo, a las descripciones del éxtasis
desequilibrio, o el envejecimiento previo de los místicos. Estas oposiciones descon-
a la desaparición definitiva. ciertan tanto más cuanto que el amor ya
difiere del erotismo sensual y se sitúa en el
La forma significativa de la necesidad movimiento de la sensualidad.
del desequilibrio y del equilibrio alterna-
dos es el amor violento y tierno de un Se trata de una historia de absoluta su-
ser por otro. La violencia del amor lleva misión, donde la protagonista, es iniciada
a la ternura, que es la forma duradera en las artes sexuales a modo de esclava,
del amor, pero introduce en el ansia de siempre disponible para las relaciones
los corazones el mismo elemento de des- sexuales de todo tipo. Ambientada en el
orden, la misma sed de desfallecer y el mundo BDSM, varios términos del mismo.

«Asimismo, el amor no es el deseo de perder, sino el de vivir


con el miedo de la posible pérdida, manteniendo el ser amado
al amante al borde del desfallecimiento: sólo a este precio po-
dremos sentir ante el ser amado la violencia del arrobamiento»
Ilustradora Arantza Sestayo
5.1
El cinismo
y la obscenidad
sexual «El desequilibrio se recibe como el principio»

El trasladar un ambiguo deseo de desfallecer a unos ámbitos en los que, al parecer, no de la pendiente; además necesitan, con el fin de preservar un interés común, crear una
se justifica el desorden, responde a la tendencia que domina la vida humana. Siempre organización rudimentaria y limitada, que se oponga al equilibrio global de una sociedad
nos esforzamos por duplicar las formas viables y sólidas, donde la vida inserta y limita cuyo orden rechazan, y que tienden a destruir. No pueden ir hasta el final de la negación,
su desequilibrio, con formas inestables, inviables en cierto sentido, en que se afirme este ya que de todos modos no son ni mucho menos insensibles al mantenimiento de una vida
desequilibrio1. En el simple desorden de una pasión, esta tendencia, es verdad, no se cínicamente egoísta3. Pero las ventajas de una existencia «insumisa» les permiten subve-
busca: el desorden se considera como un mal contra el que lucha el espíritu. nir sin dificultad a sus necesidades; la posibilidad de una falsedad de fondo les confiere a
voluntad la posibilidad de entregarse a los encantos de una vida perdida.
En las formas de vidas cínicas, impudentes y depravadas de las que voy a hablar ahora, El
deseo de zozobrar, ante el que sólo cedemos en contra de nuestra voluntad, se admite ahí Ceden sin mesura a los desórdenes esenciales de una sensualidad destructora; introdu-
sin límites: en esas condiciones ya no hay ningún poder, y los que viven en un permanente cen sin medida en la vida humana una pendiente hacia la degradación o la muerte. Así el
desorden ya no conocen más que momentos de desequilibrio informe2. Las prostitutas y desmoronamiento de aquella inmensa irrisión se apodera del corazón sin más angustia,
los hombres que son sus parásitos, que forman con ellas un mundo aparte, sucumben a libremente. Basta para ello con robar o matar si fuera necesario, perezosamente, con
menudo y sienten un placer átono al ceder a este relajo. No siempre resbalan hasta abajo conservar la vida ahorrando fuerzas, y en todo caso viviendo a expensas de los demás.

1. Subrayado por Baudelaire.


2. Las 120 jornadas de Sodoma, «Introducción». [Traducción española en Tusquets Editores, Barcelona, 1991.] 3. Priviléges, pág. 42.
El arte ordinario del erotismo

Ilustrador DeAngel

66

Se trata aquí, esencialmente, de un repugnante descenso de nivel, de un vulgar aborto. posibilidad de una desnivelación vertiginosa. La baja prostitución y la obscenidad consti-
La vida del hampa no es envidiable. Ha perdido la elasticidad de un resorte vital, sin tuyen, en conjunto, una forma acusada y significativa del erotismo.
el cual se desplomaría la humanidad. Sólo sacó provecho de las posibilidades de un
relajamiento global, basado en la falta de imaginación, que limita la aprensión ante el Esta deformación lastra el cuadro de la vida sexual, pero no altera profundamente su
porvenir. Al entregarse sin recato al gusto por desfallecer, ha hecho del desfallecimien- sentido. La sensualidad es en principio el terreno de la irrisión y de la impostura, tiene
to un estado constante, sin sabor y sin interés. como esencia ser un gusto por perder pie, pero sin hundirse esto no puede hacerse sin
un engaño del que somos a la vez autores ciegos y víctimas.
Considerada en sí, limitada a los que la viven, esta degradación de la sensualidad
sería casi insignificante. Pero tiene repercusiones lejanas. No sólo cobra sentido Para vivir sensualmente, debemos representarnos siempre una comedia ingenua, sien-
para los que se relajan enteramente: una falta de recato, insípida para los que do la más irrisoria la de la obscenidad de las prostitutas. Así, el desfase entre la indife-
se abandonan a ella, tiene el sabor más intenso para los que son sus testigos, si rencia dentro del mundo de la obscenidad y la fascinación que se siente desde fuera,
siguen viviendo moralmente en el recato. dista de ser tan inviable como parece a primera vista. Hay desequilibrio, pero en el
sentido profundo del desequilibrio sensual: la amargura de la comedia o el sentimiento
La obscenidad de las conductas y del lenguaje de las prostitutas es insulsa para los que de degradación unido al pago añaden, para el que cede al gusto por perder pie, un
hacen de ella su pan de cada día. Ofrece al contrario para los que permanecen puros la elemento de delectación.
La unidad 5.2
de la experiencia mística y del erotismo
La importancia de la obs-
cenidad en la ordenación
de las imágenes clave de
la actividad sexual termi-
nó de ahondar el abismo
que separa el misticismo
religioso del erotismo.
Esta importancia es la que hace que la de en revesar groseramente el problema. místicos de todas las obediencias (hindú,
oposición entre el amor divino y el amor Digamos, sin embargo, que el libro de budista, musulmana o cristiana - por no
carnal sea tan profunda. los carmelitas es de una apreciable am- hablar de aquellos, más escasos, que no una excitación sexual. Se trata de bus-
plitud de miras: a pesar de todo, del lado pertenecen a ninguna religión) tienen el car una pareja adecuada, joven, bella
La semejanza que, en último término, del catolicismo los espíritus están abier- mismo sentido: siempre se trata de un y de elevada espiritualidad, y, evitando
asocia los extravíos de la obscenidad y tos a la posibilidad del acercamiento, y desapego respecto del mantenimiento de siempre el espasmo final, de pasar del
las efusiones más santas escandaliza ne- del otro lado los psiquiatras no niegan la vida de la indiferencia frente a cuanto acto carnal al éxtasis espiritual.
cesariamente4. El escándalo dura desde el haber encontrado dificultades. tiende a asegurarla, de la angustia expe-
día en que la psiquiatría, en la óptica de rimentada en estas condiciones hasta el Según el juicio de los que conocieron a
la ciencia, se encargó, no sin torpeza, de Todo lo cual nos lleva a decir, por último, instante en que zozobran las potencias quienes se entregan a estas prácticas, no
explicar los estados místicos. que una vez aprehendido en sus diversas del ser, y por fin de la apertura a este hay motivo para creer que sus experiencias
formas el tema constante de la sexuali- movimiento inmediato de la vida que no puedan ser honestas y sin desviación.
Los científicos ignoran por principio estos dad, ya nada impide ver su relación con habitualmente está comprimido, y que se
estados; y los que, en defensa de la Iglesia, la experiencia de los místicos: para esto libera de repente en el desbordamiento La siempre posible desviación es probable-
protestaron contra sus juicios, a menudo basta con reducir a la unidad atracciones de un infinito gozo de ser. mente infrecuente y estaría injustificado ne-
reaccionaron bajo los efectos del escánda- en apariencia tan opuestas como las de la gar la posibilidad de acceder por este método
lo y no vieron, más allá de los errores y obscenidad y del amor idílico, de la delec- Si es así, debe de ser verdad la recípro- a estados de puro arrobamiento6. Así queda
de las simplificaciones, el fondo de verdad tación morosa y del apareamiento del zán- ca: los hindúes basan de hecho los ejer- claro que entre la sensualidad y el misticismo,
que esos juicios anunciaban, aun defor- gano. Estos trances, arrebatos y estados cicios del tantrismo en la posibilidad de que obedecen a principios similares, siempre
mándolo5. Por ambos lados se encargaron empáticos que a porfía han descrito los provocar una crisis mística por medio de es posible la comunicación.7

4. Structures élémentaires de la párente, pág. 30. 6. El P. Tesson, Sexualité, morale et mystique, pág. 376.
5. La signification du symbolisme conjugal, págs. 380-389. 7. En Revue de París, 1834.
Literatura
erótica
6.
El erotismo
lírico
Dentro de este género pue-
den encontrarse habitual-
mente novelas de ficción
de contenido erótico, histo-
rias cortas o cuentos, poe-
sía, obras de teatro, memo-
rias y manuales de sexo.

La literatura erótica es un género literario en el cual los textos se relacionan, directa o indirectamente, con el erotismo y el sexo. En ocasiones se puede referir a la misma también
como literatura pornográfica si las escenas sexuales son realmente muy explícitas, aunque normalmente sigue considerándose dentro del erotismo1. La pornografía es la descripción
pura y simple de los placeres carnales; el erotismo es la misma descripción revalorizada, en función de una idea del amor o de la vida social.

Todo aquello que es erótico es necesariamente pornográfico por añadidura. Es mucho más importante distinguir entre lo erótico y lo obsceno2. En este caso se considera que erotismo
es todo aquello que vuelve la carne deseable, la muestra en su esplendor o florecimiento, inspira una impresión de salud, de belleza, de juego placentero; mientras que la obscenidad
devalúa la carne, que así se asocia con la suciedad, las imperfecciones, los chistes escatológicos, las palabras sucias.

1. L’Homme et le sacre, 2.a ed., París, Gallimard, 1950, pág. 71, n. 1.


2. L’Homme et le sacre, 2.a ed., Gallimard, París, 1950, cap. IV, «Le sacre de la transgression: théorie de la féte», págs. 125-168.
6.1
Historias
eróticas
«Hay momentos en la vida que son verdade-
ramente momentáneos»
Cantinflas

Andanzas nocturnas Miguel Ángel Hernández Acosta

Había un pacto entre los dos. No lo contaríamos y ni siquiera nos acordaríamos de ello; -¿Y ahora a quién le preguntamos por la tal Doña Rosa?
pero quizá la ocasión o la circunstancia es lo que me trae el recuerdo. -Pues vamos a buscar el foco rojo, total, no creo que en un pueblo tan chico nos tar-
demos mucho en encontrarlo.
Eran malos tiempos: Marco se había divorciado y yo tenía el corazón lejos del cuerpo,
con Elena... La tristeza nos condujo a la cantina y tras algunos alcoholes decidimos ir Quizá fue por lo que quedaba de alcohol en nuestros cuerpos o la necesidad de des-
a Massachusetts. El abuelo contaba de una casa con foco rojo: La más prestigiada de ahogar nuestras penas con alguien, pero anduvimos caminando sin rumbo y sin temer
mi tiempo, basta preguntar por Doña Rosa. la penumbra, hasta que llegamos a la tan mentada casa.En cuanto tocamos a la puerta
me llamaron la atención las cruces al quicio de ésta: Marta Pérez, decía una; y Mal de
En el pueblo las calles parecían haber sido construidas sin pensar en el futuro, las casas la Luz Hernández, se leía en la otra. “Han de ser de esposas celosas que vinieron a
con sus tejados colorados se caían a pedazos y a lo lejos, detrás de ese escenario, se buscar a sus viejos”, pensé.
perdían en la inmensidad los maizales, con su penumbra nocturna y el silencio rural.
Una mujer perdida en otro tiempo nos abrió. Vestía un traje rojo al estilo flamenco el
El chofer del autobús que nos había dejado a unos kilómetros de Massachusetts se cual resaltaba sus flácidas carnes. “Es el de batalla” contestó, como si hubiera leído
había reído burlón de nosotros. “Citadinos, no más les gusta andar de revoltosos, pero mi pensamiento Doña Rosa, la dueña del lugar, con sus sesenta y tantos encima y un
son medio pendejos para escoger el lugar...” maquillaje que le daba una apariencia mortecina.

Nuestros pasos resonaban en las calles empedradas. Marco comenzaba a desesperarse -¿Qué quieren mis jóvenes?
por la soledad y la resaca nos calaba en las gargantas sedientas. -Hemos oído hablar de su casa y pues venimos a divertirnos un rato.
El arte ordinario del erotismo

Abrió completamente la puerta y nos dejó pasar al tiempo que les gritaba a sus mucha- mientras ella se levantaba y hacía funcionar un viejo toca discos. No escogimos, fueron
chas. El lugar olía a guardado, a humedad, a ese aroma que uno respira en las iglesias ellas quienes nos eligieron: la Chula conmigo y Marco ya en ese momento acariciándo-
pueblerinas en Semana Santa. El cuarto apenas estaba iluminado por unos cuantos le las piernas a la Prieta, quien empezó a hacerle coro a María Victoria y su entallado
focos, todos ellos disfrazados con celofán rojo. gemido: “Y es que estoy tan enamorada/ como nunca lo había estado”

Tres o cuatro mesas con sus respectivas sillas que parecían estar reposando sus pa- “No te quejes de la música mi niño”, dijo la Doña antes que pudiera reprocharle lo
tas después de un largo tiempo de haberse mantenido en pie, llenaban el escenario. anticuada que resultaba, “aquí nosotros ponemos la fiesta y ustedes el billete”. La
Una barra con rayones de borrachos, donde no faltaban los corazones flechados y Chula se me acercó y me dijo que por qué no nos echábamos un baile, que al fin y al
las promesas de amor hechas a alguna puta, servía de división entre lo que parecía cabo, si queríamos desahogar nuestras penas, ya con unos bailes encima y unos tragos,
la pista de baile y la cantina. Y en el fondo, con sus enormes ojos abiertos, un búho sería mucho más fácil abrirnos de capa.
canturreaba una nota fúnebre.
Como mandado a hacer, el Cara de foca Dámaso Pérez Prado se entregó a la penumbra
“Es un animal místico, un amuleto”, dijo Doña Rosa nuevamente leyendo mi pen- y con sus mambos nos extrajo de Massachusetts hasta llevarnos al Caribe y sus sonidos.
samiento. “En todos los burdeles debe de haber uno. Es el ave de nosotras las Marco parecía muy entretenido en meterle mano a la Prieta, y la Chula no dejaba de bai-
putas. Míralo bien: Tiene la sensualidad de una mujer y la vista firme de un hombre, lar como flotando en el aire. El abuelo tenía razón, era la mejor casa “de sus tiempos...”
característica de cualquier puta respetada (consejera y amante, sensual y valiente).
Además es un animal nocturno, como nosotras; y cuentan las leyendas, que cuando “¡Qué suave bailas manito!”, me dijo la Chula cuando nos dirigíamos a la mesa. La Doña
una prostituta muere, el búho se encarga de llevarla a la tierra yerma, ahí donde se había apropiado ya del tocadiscos y ponía a girar sus recuerdos a 33 revoluciones por
reposan las de nuestra clase” minuto. “Perdida, te ha llamado la gente, sin saber que has sufrido con desesperación...”

Marco, quien no entendía el comentario, se dejó caer sobre una de las sillas y alcanzó a “No, no vinieron en mal día, pero la cosa ya no es como antes. Ahora el changarro no
decir: “Pinche ambiente Doña Rosa, ni musiquita tiene”. Enseguida se sentaron junto a deja mucho y pues la gente del pueblo se aburrió de nosotras y se fue”, nos confesaba
74
nosotros la Chula y la Prieta, quienes al igual que su matrona, vestían con décadas de la Prieta mientras observaba fijamente el cigarro que había empezado a llevarme a la
retraso. “Sírvanles algo a los muchachos y vénganse a alegrarlos”, apuró Doña Rosa boca. Se hizo una seña con la Chula y tras una risita alcanzó a decirme: Híjole mano,
El arte ordinario del erotismo

que gachos cigarros fumas.Pues de cuáles fumaban ellas. No, esos ni los conocía. dio comida, techo y un lugarcito dentro de su prostíbulo. “¿Escandaloso esto?”, dijo la
Seguramente se fabricaban en la región. Creo que alguna vez le oí hablar de ellos al Prieta cuando Marco, preguntó por su profesión, “que si esto es escandaloso, es más
abuelo...“Virgen de medianoche, virgen, eso eres tú...” Y la música, los jaiboles, las vergonzoso no saber amar”, concluyó tajante.
muchachas y la Doña perdida en sus añoranzas; y alguna confesión que llevó a otra y
“dicen que era costurera, que vivía muy enamorada de su viejo, un cuero te. Imagínen- “Hipócrita, sencillamente hipócrita, perversa, te burlaste de mí...”, sonaba en el toca-
selo: Sus tirantes rojos, sus pantalones flojos y una caída de ojos; su pelo muy ondu- discos. La Doña tenía un caballito de tequila en la mano y simulaba bailar con un fan-
lado, muy bien peinado, dicen que moría por él. Pero un día se fue y nunca regresó”. tasma que seguramente sería su “Tarazan” huidizo. El Marco al fin se animó a sacarle
chispas a la suela y los cuatro comenzamos a bailar.
“Entonces la Doña cayó en la tentación del pecado y puso esta casa, que dizque era
muy renombrada, que los ricos y los gobernadores venían, que los hombres se pelea- Nunca había sentido un cuerpo como el de la Chula, tan ligero, tan fácil de tocar, pa-
ban por el amor de las muchachas, que el búho cantaba pronosticando algún desastre recía como si en cualquier momento pudiera desaparecer, esfumarse como un sueño
y se cerraba el changarro y la Doña mandaba a sus invitados a dormir a sus casas o a que en media noche se pierde en la memoria, como si la penumbra que nos rodeara de
los cuartos con sus niñas... Pero eso fue hace mucho”. pronto fuera a acabar con todo. La sensualidad de sus movimientos le daban sentido
a su estancia en ese lugar, la convertían en una diosa caduca que al mover su cuerpo
“Luego la gente se empezó a ir del pueblo y la chamba decayó y nosotras que llegamos renacía en el altar y era adorada por borrachos, solteros, lujuriosos y todo tipo de hom-
juntas hasta aquí; y pues nomás quedamos la Prieta y yo, qué se le va a hacer, aquí bres que acudían a su santuario, a su burdel.
nos tocó”.
“Amor perdido, si como dicen es cierto que vives dichoso sin mí...” Vive dichoso quizá
Luego la Prieta confesando su historia y su amor con el mismísimo Guay Cárdenas otros besos te den la fortuna que yo no te di, canturreé mientras la Chula se reía de
quien le había compuesto “Nunca” y le había prometido casarse con ella. Pero la mi lengua que se tropezaba con el alcohol y me hacía tartamudear. Para esas horas
Prieta que le temía al amor y se había ido de su casa pues qué clase de mujer andaba (las cuatro, cinco de la madrugada, no lo sé), Marco ni siquiera sabía cómo se llamaba,
con uno de esos artesillas y sus padres que la vieron con él y la corrieron después de pues aunque varias veces le grité para brindar con el jaibol que traíamos en las manos,
75
gritarle que era una puta y tal vez el inconsciente (“ustedes saben...”) y conoció a la nunca volteó y siguió deslizando sus dedos por la espalda de la Prieta, quien se dejaba
Chula y juntas se fueron a buscar un mejor futuro y la Doña les abrió las puertas, les acariciar de a poquito, como la novia que teme ser vista por los padres.

Ilustrador Marcus Gray


El arte ordinario del erotismo

Ya Doña Rosa, póngase algo movidito quinto patio desprecias mis besos, un ca-
¿no? Y Entonces “todos lo conocen por riño verdadero sin mentiras ni maldad...”,
Panchito, porque baila el chachachá... empezó a cantar Luis Arcarás y la Chula
Es la Boa” y las clases de baile que me que iniciaba con su historia de un padre
había dado Elena antes de que termi- que la explotaba y la violaba (a ella y a
nara conmigo fructificaron y la Chula sus hermanas) y a su “mamacita santa”
que me limpió una lágrima del rostro y le ponía cada madriza ya borracho y de
“todo fuera como llorar por una mujer pronto un día su Juan la sacó de ese in-
que se va, más tarde regresará, sólo la fierno, la llevó a uno peor, pero ella se
muerte no tiene remedio manito. Tú llé- escapó y el Juan la encontró y la mandó
gale, que aquí aparte de putas, somos al hospital, entonces ella se huyó a la ciu-
consejeras” Y el búho con su canto fan- dad y ahí conoció.
tasmal como dando la primera llamada
para el cierre del lugar... A Marta, o sea la Prieta, y primero andu-
vieron de casa en casa buscando chamba
Entonces Elena cruza por el recuerdo y me y nomás no, hasta que un día escucharon
veo las manos solitarias, y la miro como a unos señores hablar de la casa de Doña
a través de un cristal ahumado, apenas Rosa y tomaron el camión y llegaron para
borroneada, como un trazo indefinido y trabajar de sirvientas, pero la pi rujiada
me tiembla el cuerpo y el jaibol termina dejaba más y pues la Chula ya estaba
esparcido por el piso mientras la Chula acostumbrada a eso, pero ahora le iban a
me acaricia el cabello y me dice cariños al pagar y para qué irse a otra parte, si ahí,
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oído y me tranquiliza y “todavía la quiero, tarde o temprano, iba a morir, de eso es-
Chula, me cae que sí” y “Ni hablar mujer, taba segura, el búho ya la traía entre ojos.
traes puñal, mejor tranquilízate manito,
mira que todo va a estar bien” y Marco ¿A poco el búho es tan cabrón? “Nomás
ni por enterado y la Doña barriendo los pregúntale a la Doña, todas han sentido
cristales rotos y en la mesa me apoyo so- alguna vez la mirada de ese cabrón y a
bre las palmas de la mano y la Chula no las semanas se las ha llevado la tiznada”.
deja de hablarme y Marco perdiéndose en Uchú uh Uchú uh, le contestó el búho a la
algún cuarto con la Prieta y yo ahí, llo- Chula, si, si; a la chula.
rando como pocos hombres lo hacen, y la
Chula ahí, consolándome como todas las “No te digo, ese pinche pájaro me trae
madres lo hacen hasta la mía... entre ojos”. “Chula, no le digas así al
búho o te me vas a la chingada ahorita
“¡Qué gacho! Me cae que sí. Pinche vieja mismo. ¡Chingada madre! Cuándo en-
no sabe lo que se perdió contigo mani- tenderás que cuando el búho se vaya de
to”. No la jodas. Te digo que no la insul- aquí, todo se lo va a llevar Pipe. Órale
tes “Mejor ahí nos vidrios”. No, espérate cabrona, mejor ponte a bailar y usted
Chula, quédate, platícame tu historia, joven ¿viene a divertirse o a escuchar
quiero saber por qué estás aquí, en me- historias?” “¡Ya Doña! Pues cómo quie-
dio de un pueblo sin gente, en un putero re que baile si nomás pone su música de
de mala muerte, consolando a borrachos adoloridos.” Ella se volteó molesta y Los
como yo y aguantando todo.“Por vivir en Ilustrador Marcus Gray Panchos comenzaron a cantar “La Múcu-
El arte ordinario del erotismo

ra”. Luego vino Acerina y su Orquesta, la ventana. Todo era tan confuso. ¿Marco?
Santa ñera y los cuerpos que se juntaban ¡Marco! ¿Chula? ¡Prieta! ¿Doña Rosa?
y se pegaban, los labios carnosos de la Y un batir de alas que se escuchó y Mar-
Chula y mis manos como máquina loca: co alcanzó a murmurar: Miguel, Miguel.
sube y baja. “Entonces qué manito. Total, Corrí a verlo, sin atender lo demás. Él, en
tú estás como rifle y yo estoy como bala” cuclillas y abrazado a sus piernas, esta-
Pero ya no traigo dinero. “Pero me caíste ba temblando. ¿Qué pasó, qué pasó? Y
bien, y si con otros lo he hecho, pues ¿por sus ojos voltearon alrededor y entonces
qué contigo no?” reaccioné.

Entonces la huida, el abandonar a la Telarañas, una casa abandonada, pare-


Doña junto con Daniel Santos o Lucha des a punto de derrumbarse y el polvo
Reyes, quizás escuchando “Sabes de acumulado por años y años. Entonces
qué tengo ganas” o “Cheque en blan- empecé a temblar, a sentir que el sueño
co”. Pero eso es lo de menos, la cosa se había esfumado cuando el búho batió
era terminar la noche como se debía. sus alas y se llevó el espíritu de la Chula,
Que si la cosa era olvidarnos de nues- la Prieta y doña Rosa a la tierra yerma.
tras penas, lo estábamos consiguiendo
y seguramente el Marco a esa hora ya Salimos corriendo, huyendo de algo que
hasta dormido estaba. deseábamos no hubiera ocurrido y en la
puerta las cruces de Marta y Lucha nos
“Me llamo Lucha, siempre les digo mi detuvieron los ojos y el pueblo en ruinas,
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nombre a quienes se acuestan conmigo, con sus calles nunca planeadas y sus ca-
es como una tradición. No me gusta ser sas en ruinas y como fondo de la esceno-
la puta de casa Doña Rosa, ni la Chula, ni grafía unos maizales secos, abandonados
cualquier pendeja con la que se acuestan. después de alguna cosecha y el camino
Soy Lucha Hernández y punto”, y el búho hasta la carretera federal que pareció in-
canta la tercera llamada y un soplido de terminable y el chofer de un camión que
aire me recorre la nuca y el salón en el seguramente avistó nuestras caras fan-
que estábamos apenas unos minutos an- tasmales y respondió a la señal de aven-
tes se apaga y la música se congela, que- tón y Marco y yo jurando nunca jamás,
da en el recuerdo y Lucha luce impaciente jamás hablar del tema...
y comienza a desnudarme.
Pero ahora vengo a visitar a Marco y él no
Entonces no sé porque me acuerdo del responde a mis palabras y se esconde bajo
chofer del camión que nos trajo hasta las sábanas y su nueva esposa no se expli-
aquí, y del pueblo en penumbra, y de la ca qué pasó y sólo alcanza a decirme que
soledad que se respiraba y del quicio de Marco empezó así cuando un búho se posó
la puerta y Lucha que se mueve cadencio- sobre su ventana y desde entonces no ha
sa y entonces me olvido de todo. dejado de repetir que no pasó, que nunca
pasó, que él y yo sabemos que “eso” no
Abrí los ojos todavía con el sabor del pasó. El sueño se había esfumado cuando
alcohol en la lengua. Un rayo de luz el búho batió sus alas y se llevó el espíritu
apenas se colaba por una rendija de la Ilustrador Marcus Gray de la Chula, Pero ambos sabemos que sí.
El arte ordinario del erotismo

Las cacerías de Donatella Johana Arango Ramírez

Duré tres horas, cuarenta y cinco minutos qué, logré evadir gran parte del aroma. automóvil; posteriormente marché ha- repetía una, dos y trece veces – Eres en-
con diecisiete segundos acicalándome Por supuesto elogie mi hazaña, solo por cia su cuatro ruedas y arrancamos hacia cantadora drogada –, estaba totalmente
para aquél festejo que prometía mucho; el simple hecho de haber sobrevivido de el asedio; todo era increíble de adentro perdida y aún más con esas visiones que
seguidamente tomé mi bolso con las lla- aquel contratiempo. hacia fuera; los mecenas y sus damas de frecuentaba; el suelo me hablaba, las pa-
ves de mi auto, luego me dirigí hacia el compañía, el ambiente con su licor y su redes se burlaban, colores por un lado
estacionamiento y desde allí emprendí Por otra parte, ya me avecinaba al lugar música, los mozos y mayordomos, hasta y siluetas raras por el otro; no obstante,
una nueva odisea. de encuentro; para ser más realista me me atrevería decir lo buenas y deliciosas entre tanto ajetreo me tomaron como pri-
localizaba a dos cuadras del sitio, pues la que estaban las putas, que además le da- sionera sexual; lo que alcance anotar fue
Confieso que fumé unos cuantos cigarrillos noche anterior cierto personaje me había ban al lugar ese toque de exotismo. a cinco hombres encima mío, el primero
mientras conducía; a decir verdad, engas- exclamado fuertemente – Si apareces en el proporcionándome sexo anal, el segundo
té toda la cajetilla de extra largos, era tal paraje sin mi compañía, te juro mal nacida En pocas palabras me sentía como la mu- sexo vaginal, el tercero sexo oral, el cuar-
la ansiedad que expele las diez pajillas en loba que te golpearé – y prosiguió excla- jer del mayor mafioso, el respetado y vene- to y quinto realizándoles su respectiva
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tan solo quince minutos; mi boca, manos, mando – Pórtate bien y verás cachorrita el rado padrino. felación. No sé si los cinco se colocaron
rostro, el vestido que portaba y el auto, collar de perlas, diamantes y oro que re- de acuerdo en eyacular al mismo tiempo,
se encontraban impregnados del maldito cibirás si demuestras lo buena chica que Hasta ahora todo iba perfecto, el licor y pero claramente sus disparos de esperma
olor y la única solución que había halla- serás conmigo, mi consentida – pues ni la estruendosa música ya estaban hacien- me excitaron y aumentaron más y más mi
do en ese momento para alejar el efluvio, gorda, ni perezosa obedecí paso a paso las do efecto en mi; de repente me toman ardiente y descarado libido; percibía dolor
fue bajar las ventanas para que el viento indicaciones de mi amo y todo para no ga- fornidamente y observo como el ampón en cada uno de mis hueros, manos y cuer-
oreara todo el interior del carro; además, narme el castigo pero sí lucrar su “cariño”. me obliga a ingerir toda clase de droga. po, pero sencillamente no podía detener-
tuve que desperdiciar todos los setenta y Todo me daba vueltas, no escuchaba per- me, pues si lo hacía firmaría mi muerte;
cinco mililitros de mi costosísimo perfume; Mientras parqueaba mi vehículo cerca fectamente lo que decía el bastardo, solo en verdad no tenía claro lo que realizaba,
pero gracias a la desfachatez que provo- del sitio, aquel ampón esperaba en su percibía zumbidos y aquella frase que se pero evidentemente estaba loca.

Ilustradora Arantza Sestayo


El arte ordinario del erotismo

Johana Arango Ramírez


Hilos de un mal tejido corazón
Por fin había llegado a su destino de más tuteando – Te subes al ascensor y Doctor, desde allí comencé mi cacería, Empezamos y fue bastante raro, primero
trabajo, luego me dirigí hacia la entrada oprimes el botón número cinco, después empecé a caminar más lento y conto- penetró su dedo en mi ojete durante vein-
principal y de repente, de la nada salió de llegar al piso deseado doblas a mano neando mis caderas, mientras mis manos te minutos, ¡en serio! Alababa desmesu-
un temible pero a su vez un desganado derecha y cuentas desde allí seis puertas; jugueteaba con mi cabello, mi boca y mis radamente esa parte de mi cuerpo, lamia,
celador, que inmediatamente irrumpió en fin, para que no te pierdas la oficina del ojos decidieron atacar al espécimen con besaba, escupía e incursionaba allí pero no
mi recorrido; seguidamente, sin pensar- Doctor es la última del pasillo, es la núme- un sensual y provocativo movimiento, fue tocaba otras partes de mi consistencia, es
lo cuarenta mil veces aquel centinela ro quinientos doce –. tal la instigación, que aquella persona no decir, como que a este personaje se le ha-
refutó – ¿y la señorita hacia dónde se resistió y en cuanto menos el prestigioso bía olvidado mi vagina, mis senos, mi boca,
dirige? – mientras me hacía aquella pre- Posteriormente, le refuté mis agradeci- Doctor ya se encontraba arrastrando mi mi todo… bueno casi todo; de repente,
gunta sonó un teléfono, aligeradamente mientos acompañada de una sonrisa hi- cuerpo hacia la sucia oficina, significati- sentí un dedo que traveseaba con mi clíto-
el custodio fue a responderlo. pócrita, ni más ni menos seguí hacia el vamente ya me había imaginado a cuan- ris, pero no se atrevía tocar más allá.
ascensor y para colmos este personaje vol- ta zorra había asechado en su despacho,
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Mientras aquel retrucaba, noté que aquel vió y exclamó fuertemente – Señorita, que pero eso en verdad me tenía sin cuidado, Ya me estaba hartando de este pelma-
tipo realizó una extraña mirada, pero como tenga buena noche – me volteé y le regale aquel cerró la puerta con triple pasador e zo, es más ni siquiera gemía, verdadera-
siempre lo había echado de menos, sin flamantemente la misma sonrisa. inmediatamente nos lanzamos como dos mente no sabía con qué clase de bicho
embargo, no negaré que me quedó una desequilibrados a su escritorio. raro estaba teniendo sexo, era un total
pequeñísima intriga del porque me ojeó; En realidad no había vivido un caso tan desastre; es más, compadecí en esos
No obstante, el centinela colgó la bocina y embarazoso como ese, pero aún así con- Sus papeles, su costoso portátil, su lám- momentos a su esposa por el cuete de
nuevamente exclamó de manera alegórica tinué mi camino, por supuesto seguí paso para, los bolígrafos, los lápices y el porta zángano que poseía, no por lo mujerie-
– Pero que pena señorita, por formularle a paso las indicaciones del desganado in- retrato que contenía la foto de su bellísima go sino por lo malo en la cama, pero en
tal pregunta –, – Siga, siga está como en dividuo que gran razón tenía; en la puerta esposa y el abrazados los arrojamos sin este caso sería en el escritorio, en pocas
su casa – prosiguió exclamando y para quinientos doce me estaba esperando el desmedida e importancia al suelo. palabras si yo fuera ella...

Ilustradora Arantza Sestayo


El arte ordinario del erotismo

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El juego de Sarita Javier Munguía

El juego resultaba injusto. Sarita me llamaba de cuando en cuando, casi siempre al- ¿Qué te gusta de mi físico?, preguntaba Sarita, ante lo cual yo respondía que en primer
rededor de las diez de la noche, justo a la hora en que estaba a punto de dormirme; lugar sus pechos, ya se lo había dicho, y también su pelo largo, negro y rizado, sus dientes,
me preguntaba que si cómo estaba, yo le respondía la verdad: jodido, ante lo cual ella sus piernas... en fin, Sarita, muchas cosas. ¿Y qué más te gusta de mí?, insistía Sarita,
respondía que no dijera eso, que en ella tenía una amiga de verdad, que podía confiar ante lo cual no me quedaba más remedio que enumerar las ocasiones en que más me
completamente en ella, que contara con ella para cualquier cosa... había gustado -aquella blusa negra te hace lucir guapísima, aquel pantalón azul se te
ve muy bien-, y ella no quedaba satisfecha hasta que yo le confesaba, agotado, que no
Me conmovían sus palabras y le preguntaba a mí vez que si cómo estaba ella; me respon- recordaba cuáles otras cosas me gustaban de ella.
día que muy sola: ya veía yo que en el amor no le había ido nada bien. ¿Qué, todavía se
acordaba del “Gramitas”? Jajá, ¿cómo del “Gramitas”? Sí, Sarita: de Joaquín. ¿Todavía Sarita respondía que me agradecía todo lo que le había dicho, que no me sintiera mal,
se acordaba? No, me lo juraba que ya no, pero qué caray, de todos modos se sentía sola. que las cosas pasaban o dejaban de pasar por algo, y se las arreglaba para convencerme
de que yo llevaba hora y media declarándome y de que ella me estaba rechazando.
Sarita se las arreglaba entonces para preguntarme, con una naturalidad que después,
pensando en aquello, me asombraba, que si qué me había gustado a mí de ella cuando Apenas Sarita se despedía, colgaba, me echaba a la cama a llorar y no conseguía
ella me había gustado: ahí empezaba el juego. Yo tenía la certeza de ya no sentir nada conciliar el sueño sino muchas horas después, pensando qué habría hecho mal para
por Sarita, y ni siquiera estaba seguro de haber sentido algo aquella vez que le había con- no gustarle a Sarita. La sensación de abatimiento me duraba unos días, hasta que
fesado que me gustaba -¿no sería más bien la necesidad, la soledad que lo lleva a uno conseguía entender que Sarita ya no me gustaba, que a decir verdad ni siquiera sabía
a inventarse cosas?-. De modo que le respondía impasible que en primer lugar, jajá, me si me había gustado de veras en algún momento. Entonces recibía una nueva llamada
gustaban mucho sus pechos, lo cual ella celebraba con una de aquellas sus carcajadas de Sarita y el juego otra vez empezaba.
enormes, ruidosas. En segundo lugar, agregaba, me había atraído su atención conmigo,
nuestra mutua confianza... ¿Y qué más?, preguntaba Sarita. Pues... pues... yo pensaba y A partir de su tercera o cuarta llamada, ignoraba yo con qué clase de artilugios, de pirue-
pensaba y al final agregaba que además me gustaba mucho físicamente. tas verbales, Sarita se las arreglaba para convencerme de que yo estaba enamorado de
El arte ordinario del erotismo

Ilustrador Marcus Gray

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ella, de que ella me quería mucho pero como amiga, de que las cosas pasaban o dejaban había vuelto con él; que la había dejado otra vez a los pocos días. Fue entonces que des-
de pasar por algo. Entonces empecé a no dormir las noches en que recibía llamada de cubrí el secreto de Sarita, su soledad, su necesidad, el sentido del juego. De todos modos,
Sarita. A pesar de que para la quinta o sexta llamada conocía el juego al dedillo, colabo- ¿era justo atizar las soledades ajenas para paliar la propia? ¿Por qué no me había hecho
raba con Sarita por cierta fascinación extraña que ejercían en mí sus palabras. Durante Sarita partícipe de su juego y no su víctima? Esperé hasta recibir una nueva llamada suya.
la siguiente llamada pretendía demostrarme a mí mismo que ahora sí resistiría, que no
volvería a participar en el odioso juego, pero de nuevo caía. Ocurrió apenas dos días después, como a las diez de la noche, según acostumbraba, justo
a la hora en que yo esperaba, acostado, con las luces apagadas, que me llamara. ¿Cómo
La seducción de las palabras de Sarita se volvió tan intensa que consiguió convencerme estaba? Muy bien, Sarita, ¿y ella? También. ¿No había nada que quisiera contarme? No,
de que estaba enamorado de ella aun cuando no recibía llamada suya, casi siempre a las nada, más bien quería que yo le contara una cosita.
diez de la noche, a punto de dormirme. Pensaba en Sarita, en Sarita, en Sarita. Me atreví
a llamarla una mañana, a eso de las diez; le pregunté cómo estaba, qué planes tenía, y Dime, Sarita. Que le dijera qué me había gustado de ella cuando ella me había gustado.
la invité a un Café. Me dijo que le encantaría ir pero no podía, había hecho cita con unas Entonces me saqué la camisa, los pantalones, los calzoncillos, y empecé a acariciarme
amigas, pero lo que fuera a decirle en el Café podía decírselo ahora mismo, que se lo antes de decirle, entre otras cosas, que ya sabía ella cuánto me gustaban sus pechos, que
dijera, que ella quería saber qué cosa era. tenía ganas de morder sus pezones que imaginaba grandes y morados, que ardía en an-
sias de andarle por el cuerpo con mi verga, de besarle el culo, de abrirle los labios que de-
Le solté que estaba enamorado de ella. Con voz calculadamente compungida -pero eso bían ser oscuros y metérsela, Sarita, que ahora mismo me la estaba jalando en su honor,
lo supe después-, empezó diciéndome que ella me quería mucho pero como amigo; que que estaba a punto de descargar en su honor, Sarita, Sarita, Sarita, que me recibiera...
le honraba que estuviera enamorado de ella pero, por desgracia, no podía corresponder-
me. Que debía colgarme porque iba a salir, pero que me mandaba un beso, que quizá me Mientras eyaculaba, Sarita se quedó muda del otro lado del teléfono. Luego, sin decir una
hablara una noche de éstas. Días después me enteré, por un amigo en común, que Sarita sola palabra, colgó. Colgué la bocina y solté la risa, y luego me vestí y me eché a la cama.
no había salido con unas amigas la mañana en que le hablé, sino con el “Gramitas”; que Y me puse a llorar como una niña.
El arte ordinario del erotismo

Marisol Fragoso
“¿Mexicanas?... ¡qué ricas!”
Nuestra llegada. Juan Pablo le dijo al cantinero: “tres y bien
servidos, que yo no soy tan turista”.
El orador en cigarros se deja la barra atrás,
camina hacia nosotras y se presenta: “Juan Nos instalamos en una mesa. El calor era
Pablo ¿Qué quieren tomar? ¿Un mojito, intenso. Estábamos por llegar a ocho de
daiquirí o ron? ¿Cómo se llaman?”. la tarde en un bar a tope. A los pocos mi-
nutos el mesero nos trajo el servicio. Juan
Mi amiga y yo intercambiamos un par de Pablo nos hizo ponernos de pie.
miradas: “Eva y Ana”.
Probamos y nuestro anfitrión preguntó
- ¿Mexicanas?... ¡Qué ricas! ¿les gustó la bebida? Al mismo tiempo
Ana y yo dijimos: - ¡Sí, que rica!
Con esta era ya la quinta vez que es-
cuchábamos esas palabras desde que - ¡Ahora entienden por qué cuando habla-
habíamos aterrizado en el aeropuerto mos de una mexicana, decimos ¡Qué rica!
82 José Martí hacía apenas unas horas. El o si son más ¡Qué ricas! Ustedes no se han
primero en decirlo fue el piloto al pie de dado cuenta que siempre contestan igual.
la pista, luego el que nos checó los do-
cumentos, lo dijo de nuevo el chico que - Era por eso, dijo Ana un tanto decepcio-
nos buscó el taxi y el tipo que nos asignó nada, ya me estaba empezando a sonar
el número de habitación. interesante ¿Y, cuando hablamos de cuba-
nos también se puede decir... qué ricos?
Ana soltó una carcajada y yo le dije: “bue-
no, como no hay quinto malo, sólo nos Un momento, grité para adentro mien-
queda aceptar. ¿Qué es un mojito?” tras nos sentábamos de nuevo: ¡Esta no
es Ana! ¿Qué no se supone que venimos
-”Un mojito es el sabor y la manera con hasta acá para que se reconciliara con su
que Cuba recibe a cada persona que la novio, que en otra de sus tantas discusio-
visita, - contestó rápidamente Juan Pablo, nes la había mandado a volar, y se vino a
para mí sabe a... La Habana para darle celos? El plan era
otro ¿no? Habíamos acordado que ella ha-
- pero tienes que probarlo para sepas de ría hasta lo imposible para que llegaran a
lo que hablo”. México directo a casarse, y yo, en cambio,
- ¿Qué dices Ana, lo probamos? vendría a divertirme con los cubanos. En
- Sí, finalmente hay que hacer algo en lo eso estaba cuando Juan Pablo nos ofreció
que “aquél” viene por nosotras. probar el puro, pues según dijo, un mo-
- Está hecho Ana. Dos mojitos por favor. jito no está completo sin el humo de un Ilustrador Eleuteri Serpieri
El arte ordinario del erotismo

buen habano. Evidentemente la primera contré de lleno con la mirada de “aquél” cuando les dices siéntate...se acuestan...
en hacerlo fue Ana. Después qué se tragó que tenía que venir por nosotras, era Cé- Cuando Ana intentó abrir la boca, César
el humo y tosió por varios minutos, me lo sar, el novio de Ana, que estaba sentado le hizo una elegante seña para indicar que
pasó a mí. Lo manejé con corrección pues en otra zona, pero que quedaba un tanto callara. Cargó conmigo de cualquier mane-
únicamente tuve el humo en la boca; no oculto por algunas plantas y por la oscuri- ra y me llevó a mi habitación.
es que fuera una experta, sino qué al no dad de esa zona del bar.
saber fumar, fue lo único que se me ocurrió Al otro día me desperté con unos golpes
hacer, para no ahogarme como ella. - Muy “Lo ha visto todo”. que amenazaban con tirar la puerta, pensé
bien, dije por decir algo, cuando no había ¡Qué impresión! ¡Qué hacer! que era mi amiga, pues no había vuelto en
nada que decir. ¡Ya me imagino mi jeta! toda la noche, pero al abrir me encontré
a César. Entró como huracán y sin darme
Juan Pablo me miró y preguntó qué pensa- César se paró y se encaminó directo a no- tiempo de nada empezó a empacar mis
ba del mojito. Un tanto aturdido le contes- sotros. Quise decirles a Ana y a Juan Pa- cosas y me dijo que nos íbamos para Va-
té que me estaba mareando. Miró a Ana, blo pero estaban pegándose un besote y radero. Yo tenía la resaca monumental del
le hizo un guiño y esperó su respuesta. Ella cogiéndose...cariño, entre otras cosas. Lo mojito e hice lo que me dijo sin chistar.
sólo atinó a sonreí como tonta. único que atiné a hacer fue levantar mi Pasamos una semana en esa playa y regre-
vaso y me empujé el mojito entero. samos a México.
-”Un mojito, un poema y una mujer son
muy parecidos. El mojito se degusta como César llegó junto a mí y sonrió con dulzu- Cuando tenía tres meses de vivir con Cé- 83
las palabras de un poema y las caricias de ra. Sentí que se me acabó la fuerza de la sar, me llamó Ana que recién había vuelto
una mujer. Los tres son momentos efíme- mano izquierda - y no es cuestión de José de Colombia, donde estuvo cuando dejó
ros que permanecen en el paladar y en los Alfredo Jiménez, sino de anatomía, ya que Cuba. Quedamos de vernos. Llegué al
labios, disfrutándose lentamente. Consti- soy zurda -, entonces se escuchó el golpe restaurante muy segura de que me iba a
tuyen un rito”, dijo él, repitiendo la prime- del vaso en el piso. Se hizo añicos, pero partir la madre.
ra parte del discurso que escuchamos de Ana y Juan Pablo no se dieron por aludi-
su boca a nuestra llegada -. dos. Luego, las piernas se me doblaron y Cuando estaba ya muy instalada en la
César tuvo que sujetarme para evitar que mesa y escuché detrás de mí la voz de Ana
Las cosas no están nada bien, pensé, éste me cayera y me sentó. que decía. “¿Mexicana?... ¡Qué rica!”...
se trae los diálogos de la película aprendi- me levanté muerta de risa. Ella también
dos o tiene un apuntador en la oreja. En -”Estoy borracha. No, no es posible y con reía a mares. Ya sabía todo lo de César
ese momento Ana deslizó la mano desde un sólo mojito”, pensé, pero a él le dije, conmigo, pero su prisa por verme era para
su rodilla hasta la de Juan Pablo, siguió por lo siento Cesar, es la impresión de verte. enseñarme un artículo de una vista co-
su entrepierna y lo tocó donde tenía dos... Fue entonces cuando mis acompañantes lombiana que empezaba así: ”El café, los
buenas razones para ser tocado. “Correc- se destrenzaron. La sorpresa no se hizo poemas y las mujeres son muy parecidos.
ción: aquí las cosas están muy bien o muy esperar en la cara de Ana. A Juan Pablo no El café se degusta como las palabras de un
mal, pero definitivamente no hay sitio para necesitamos decirle nada, lo intuyó al mo- poema y las caricias de una mujer. Los tres
mí. Lo más conveniente es desaparecer y mento y tratando de aligerar el tema. Me son momentos efímeros que permanecen
buscarme la vida por otra parte. ¡Vaya con dijo: oye mujer de tan educada pareces co- en el paladar y en los labios, disfrutándose
el mojito!”. Me levanté lo más discreta lombiana ¿sabes por qué? ¿No?, pues es lentamente. Constituyen un rito, etcétera,
que pude y al girar hacia un lado me en- que las colombianas son tan educadas que etcétera “.
El arte ordinario del erotismo

El mejor amigo Agustín Lozano Ruiz

Juan se acomodó en uno de los sillones de piel de la apabullante biblioteca, abrió el a sus pensamientos. Visitas que empezaban por remover los años, unos diez u once, que
libro que tenía en la mano derecha y se dispuso a reiniciar la lectura. Antes de que habían pasado juntos. Tiempos de disciplina casi militar, ejercicios propios de un atleta
pudiera hacerlo, su mente trastabilló por los recuerdos de su padre, ese hombre que olímpico, baños con agua helada del tipo manicomio, lecturas infinitas de textos con so-
tanto había apreciado los libros. por incluido, ingestión de chícharos vomitados como antídoto para el vómito ocasionado
por chícharos, ausencia infalible de televisión.
Deseó que se prolongara la tibieza que la memoria le movilizó en los adentros. Cerró
los ojos y comenzó a repasar la infinidad de citas ilustres, o de propia invención, que su Luego, la aparición de la Perra, como la llamaba la madre de Juan. Esa mujer que no
padre, a base de latigazos con cable telefónico las más de las veces, le había impreso en conoció, pero a quien agradecía infinitamente que le hubiera extirpado al padre para
el cerebro como única herencia: siempre. Con la que, dicen las malas lenguas, murió en la más absoluta miseria después
de haber agotado el dolor y el dinero que le había producido la venta a su hermano de
“El mejor amigo del hombre es un libro y no el perro. La imprenta es un ejército de la biblioteca, única acumulación terrenal.
26 soldados de plomo con el que se puede conquistar el mundo. Por el grosor del
polvo en los libros de una biblioteca pública puede medirse la cultura de un pueblo. El andar del tiempo y las secuelas de esa ardua coexistencia transformaron el odio mate
Cambiemos la caja idiota por un buen libro. No hay libro tan malo del que no se de Juan en un luminoso reconocimiento. Ahora era imposible no darse cuenta de todo lo
pueda aprender algo bueno. La lectura...” que le debía a su padre, a su bibliomanía, a su ausencia.

84 Juan se dio cuenta, por los problemas que tuvo para acordarse de muchas de las citas, de Recordó cómo, aun cuando no hubiera sido necesario, su estreno como hombre de la
que el hombre que había participado en su concepción tardaba cada vez más en regresar casa, hermano mayor a fin de cuentas, lo llevó a la venta de periódicos. Fue cerillo.

Ilustradora Terry Rogers


El arte ordinario del erotismo

Despachó clavos y bujías. Maquilló carros usados para derretir a compradores incautos. La única con antena parabólica. Muy diferente a la pocilga de sus primeros días.
Hizo trueques insólitos. Transó por derecha y por izquierda. Se hizo mayorista. Habían ido decenas de veces a Cancún y otras tantas a Orlando. Su padre, ni a la
esquina. Comía y bebía lo mejor. Nunca chícharos.Notó que había polvo en uno de
Una, dos, tres, veinte bodegas en la Central de Abastos. Lo que fuera, con tal de no los libreros. A gritos llamó a la muchacha.
abrir un pinche libro. Así pasaron más de treinta años. Una mañana en que su esposa
e hijos se encontraban de vacaciones, sonó el timbre. Fue necesario que el tío Rodrigo - Los ojos de Otilia se colmaron de lágrimas por el regaño -.
se presentara. La entrevista duró unos cuantos minutos.
Juan la calmó con palmadas para mascota en las nalgas, mientras le repetía que
Juan cerró la operación ese mismo día. Había experimentado una exótica urgencia por nada le molestaba más que encontrar sucios o desordenados sus queridos libros.
recuperar los libros de su padre y por arrebatarle todos los otros a su tío. No lo alcanzó Otilia sintió cierto alivio cuando él ordenó que le trajera una cuba.
remordimiento alguno cuando la entrega del escuálido fajo de billetes descompuso la
cara de ese casi desconocido viejo. Juan se levantó del sillón y caminó en círculos Con el vaso de Martell V.S.O.P., coca y un chorrito de limón en una mano y el libro
mientras admiraba los miles de volúmenes. en la otra, retomó su lugar. Miró el libro con respeto. Tal vez su padre no estaba tan
equivocado. Leer no era tan malo después de todo. Llevaba ya algunas semanas com-
Sintió lástima por su padre. No le había servido de nada todo eso. Tampoco a su tío. probándolo. Había descubierto que la literatura podía conmoverlo.
Él, en cambio, tenía la vida resuelta. Era imposible que se extinguiera lo ganado. De
hecho, cada día aparecía más. Estaba orgulloso de su casa, la más grande de toda Continuó leyendo en voz alta: “...la húmeda rajada de la Pichi cuás parecía pedir a 85
la colonia Industrial. gritos que se la metiera. Sus pezones, endurecidos por la enorme excitación...”.

Ilustradora Terry Rogers


El arte ordinario del erotismo

86

Ilustrador Hajime Sorayama

Patricia Severin
Letras en la madrugada
Estoy ahogada. Federico en la madrugada de invierno) Ha algo no desaparezca con el deleite. Ne- será de piel y labios; tus manos perderán
pasado mucha letra en la pantalla. Desde cesito escribir y leer para saber con cer- su condición de estatua para arremolinar-
Cambio de un estado de ánimo a otro hace ocho meses. Pero la letra y la pantalla teza que en unas pocas horas más abriré se en el gesto del saludo.
en menos de un segundo. Es como pro- son inasibles y además, buenos filtros. Hay la puerta del bar y allí te encontraré -
barme vestidos: me saco la solera, me verdad detrás de las palabras, pero tam- camisa azul - pantalón oscuro - y no te Quizá, el sonido de tu voz no sea de cam-
calzo el estampado, me mido el rojo. No bién hay poca realidad. disolverás en la penumbra. panas sino de cello. Y tus ojos tengan una
sé qué hacer conmigo. aureola de cielo alrededor del iris. Muchas
Será quizá por eso (Escribe Paloma a Y sobre todo, necesito afirmarme en estas veces, durante estos meses, me he pregun-
Dentro de unas horas vamos a encontrar- Federico Moliner) que necesito tomar el hojas para dejar de temblar. Te corporiza- tado si hago bien en seguir adelante (Pien-
nos y tengo miedo (Le escribe Paloma a papel y garabatear esta carta: para que rás en vos y tu sonrisa de pantalla y vidrio sa Paloma y le escribe a Federico).
El arte ordinario del erotismo

Todas me han respondido que no, y sin en la inmensidad de todos los posibles, tengo mis costados oscuros: odio, envidio, contador y deportista, y que necesitas im-
embargo aquí estamos. Yo, que necesito de ese incierto mar de afuera que entra acuso. Tuve marido, tuve amante, tuve periosamente volver a enamorarte.
diez horas de sueño, estoy devastada por por la línea del teléfono y se instala en el compañero. Pero una inquietud irrefrena-
el insomnio y la incertidumbre. He adelga- Outlook. Y una quiere descartarlo porque ble me arrastró siempre hacia la pérdida. Nos metemos en arenas movedizas ¿lo sa-
zado esos kilos tenaces que el desgano y la está cansada de virus y basura, pero un bes? lo sé. Nada se puede construir sobre
edad te imponen. No hay nada más agóni- tenue signo rojo te detiene. Allí comienza Como un cóctel mal habido, mi alma que el dolor ajeno ¿Y nuestro propio dolor?
co que dar curso a una ilusión. el vértigo: cuando la palabra cliquea so- nunca pudo terminar de ligarse. Me quedé preguntaste. Estamos en la franja de la
bre el corazón.Te he dicho que era feliz y con los hijos y la sensación de que en la zambullida, no de la largada. Palabra tras
Tampoco nada más bello. Son los contra- sin embargo duraba. Has dicho que estu- vida, nada he podido completar Ahora, ya palabra se ha ido poblando el alma.
rios los que excitan la mente y agigantan viste enamorado pero me desespero por grande, te apareces para un revival.
el alma. En la borrasca de este océano os- descubrir tus ojos. Dos personas que han escrito ¿por qué te
curo y transparente, es que me entrego al Las mujeres nos enamoramos de pequeñas extraño si nunca te tuve? ¿Por qué te quie-
encuentro. Todo es caótico en mí. Voraz. Me conocías apenas. Te acuerda de la cosas: una flor y la mano que la extiende; ro si jamás te he visto? están prendidas
infancia, de los lugares comunes. Lo que una palabra al oído en el momento justo; por hilos invisibles aunque aún no com-
Soy este volcán en ebullición. Tacho cada sabes: me fui del pueblo después del acci- una mirada enloquecida detrás de una prendan su significado.
una de las fantasías que diagramo para dente de mamá y papá. Hice una cruz y me apariencia de calma; un secreto minúscu-
volverlas a pensar. ¿Nos gustaremos? olvidé de todos. Tapar el dolor nos ayuda a lo Federico (Apunta Paloma y el papel se Amanece, Los años que vienen se juegan
¿Habrá piel? ¿Podremos abarcarnos? continuar el camino. puebla de pequeños signos) Algo debió ser en unas horas.
Estamos aislados detrás del ordenador, dicho entre nosotros que pulsó las cuerdas
sentados en el cobijo del escritorio, pro- Lo que no sabes: el rencor que me mantu- de este violín inseguro. Necesitaba escribirte una carta de verdad
tegidos por la soledad. vo viva. Del colectivo desbarrancándose en (Le dice esta mujer Paloma a este hombre
la noche. Del silencio de la ciudad que pro- No sé nada de vos excepto lo que me has Federico) un registro indeleble que tenga
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De pronto algo se ilumina, se prende un tegió a los culpables. Llegaste a remover contado: que te casaste grande, que tus olor, tacto, profundidad y que solo el delei-
pábilo, una señal. Hay otro igual que uno mi cajita de cenizas. Te dejé hacer. También hijos son pequeños, que eres buena gente te de tu mano - si lo desea - pueda estrujar.

Ilustrador Hajime Sorayama


Ilustración
erótica
7.
La figura
erótica «Representaciones visuales que corresponden al contenido asociado»

Las representaciones eróticas incluyen pinturas, esculturas, fotografías, obras dramáticas, composiciones musicales y literarias que muestran escenas de naturaleza sexual.
Han sido creadas por casi todas las civilizaciones, antiguas y modernas. Las culturas primitivas asociaban con frecuencia el acto sexual con fuerzas sobrenaturales y por ello
sus religiones están entrelazas con estas representaciones.

En países asiáticos como India, Nepal, Sri Lanka, Japón y China las representaciones de sexo y arte erótico tienen significados espirituales específicos dentro de las religio-
nes nativas del hinduismo, budismo, shinto y taoísmo1. Los antiguos griegos y romanos produjeron mucho arte y decoración de naturaleza erótica, gran parte del mismo
integrado con sus creencias religiosas y prácticas culturales.

En épocas más recientes, las representaciones eróticas han pasado de ser un artículo de lujo para unos pocos a una herramienta de propaganda y más tarde un producto
cotidiano, e incluso un sustento para otros. A medida que las tecnologías de comunicación han evolucionado, cada nueva técnica, como la imprenta, la fotografía, el cine y
las computadoras, ha sido adaptada para mostrar y distribuir estas representaciones.

1. Op. cit., cap. IV, «Le sacre de la transgression: théorie de la féte», páginas 125-168.
7.1
Ilustradores
eróticos
Un ilustrador es un artista
gráfico que se especializa
en la mejora de la comuni-
cación escrita por medio de
representaciones visuales.

Durante la Ilustración, muchos de los librepensadores franceses empezaron a explo- bles durante esa época. Las historias e ilustraciones (vendidas en las galerías del
tar la pornografía como medio de crítica y sátira social2. La pornografía libertina era Palais Royal, junto con los servicios de prostitutas) eran a menudo anticlericales,
un comentario social subversivo dirigido a menudo contra la Iglesia Católica y las llenas de sacerdotes, monjes y monjas indecorosas, una tradición que en Francia
actitudes generales de represión sexual. se prolongó hasta el siglo XX.

El mercado de estos panfletos baratos producidos en masa pronto pasó a ser la En el periodo que fue hasta la Revolución francesa, la pornografía se usó también
burguesía, haciendo que las clases altas se preocupasen, como en Inglaterra, por- como comentario político: María Antonieta era a menudo objeto de fantasías que
que la moral de las clases inferiores y los débiles mentales se corromperían, dado incluían orgías, actividades lésbicas y la paternidad de sus hijos, y circularon rumores
que las mujeres, esclavos y analfabetos eran vistos como especialmente vulnera- sobre la supuesta insuficiencia sexual de Luis XVI.

2. M.R. Davie, La Guerre dans les sociétés primitives. Traducido del inglés, París, Payot, 1931, págs. 439-440.
Ilustrador Léonard Tsuguharu Foujita
El arte ordinario del erotismo

(Tokio, 1886 – Zúrich, 1968). Léonard Tsuguharu Foujita

Tsuguharu es un pintor de origen japonés Se gradúa en la Universidad Nacional de Pinta diversas obras sobre el conflicto,
nacionalizado francés. Se le suele vincular Bellas Artes y Música de Tokio en 1910, y como El último día de Singapur (1942;
a la Escuela de París, aunque desarrolló en 1913 se traslada a París. Debuta en una Museo de Arte Moderno de Tokio). Tras
un estilo personal. Fue receptivo a múlti- exposición individual en 1917 y se hace una estancia en EE. UU., Foujita se ins-
ples influencias, como Gauguin y el sim- expositor asiduo del Salón de Otoño en tala nuevamente en París (1950), adop-
bolismo. Dio más valor a la línea que al 1919-20. En 1924, Foujita es nombrado ta la nacionalidad francesa y en 1959 se
volumen: siluetas estilizadas, sombras y miembro de la Academia de Artes de To- convierte al Catolicismo, bautizado con
relieves simplificados, y una paleta clara kio, aunque no retornará (brevemente) a el nombre de Léonard.
aplicada en capas finas. su país hasta cinco años después, con una
exposición de gran éxito. En sus últimos años, decora una capilla de
Su conexión con Amedeo Modigliani ex- la catedral de Reims. Junto a su actividad
plica que sea uno de los artistas incluidos Recorre el continente americano en 1931- pictórica, desarrolló una labor bastante
95
en la exposición Modigliani y su tiempo, 33, y luego se instala en Japón, donde pin- amplia como diseñador de ilustraciones;
abierta en el Museo Thyssen-Bornemisza ta diversos murales por encargo.Retorna así, en 1928 se lanzó una edición de Les
en febrero de 2008. Nace con el nombre a París en 1939-40, pero vivirá la mayor aventures du roi Pausole, de Pierre Louys,
de Tsuguharu Foujita. parte de la II Guerra Mundial en su país. con xilografías de este artista.
El arte ordinario del erotismo

(Pierre Durand) (nació el 15 de agosto de 1903 y falle-


Pascal Pía ció el 27 de septiembre de 1979 ).

Fue un escritor, ilustrador, periodista y erudito francés. También utilizó los seudónimos de Pascal Rose y Pascal Fery. Pierre Durand
nació en París, siendo hijo único de Rosine y Arthur-Emile Durand.

En 1915 fallece su padre, víctima de la Primera Guerra Mundial. A los 14 años se marcha de casa y realiza distintos trabajos. En
1922 publicó una obra erótica a la que tituló Les Princesses de Cythère. Unos años más tarde, en 1928, apareció una colección
de poemas eróticos llamada La Muse en rut. Por esa época también ilustró algunas obras, como las Canciones de Bilitis de Pierre
Louÿs. En 1938 fundó el periódico de izquierdas l’Alger Républicain, en el cual Albert Camus realiza sus inicios como periodista.
96

Ilustrador Pascal Pía


Ilustrador Pascal Pía
Ilustrador Pierre Auguste Renoir
El arte ordinario del erotismo

(25 de febrero de 1841 - 3 de diciembre de 1919). Pierre Auguste Renoir

Auguste Renoir nació en Limoges en que al romperse la relación, hubo fríos. Al convertirse en padre por tando hasta terminar su composi-
febrero de 1841. En 1845, Renoir y un cambio en el estilo del autor. primera vez deja la pintura por un ción “Descanso tras el baño”, y una
su familia se mudaron a París. Allí, La carrera de Renoir realmente se tiempo. Al regresar al trabajo reali- naturaleza con manzanas.
Pierre-Auguste continuó sus estu- inicia en 1867 con la exposición za la más importante obra de este
dios hasta la edad de 13 años. Ya de la Lise à l’ombrelle. período Grandes baigneuses, cuadro Pierre-Auguste Renoir moriría el 3
como adolescente, trabajó en el que tardó tres años en completar. de diciembre de 1919 luego de vi-
taller de los hermanos Lévy donde El período impresionista de Renoir sitar por última vez el Louvre donde
pintó figuras decorativas sobre por- dura entre 1870 y 1883. Pinta gran De 1890 a 1900, Renoir cambia ya se exponían sus pinturas, recién
celana hasta los 17 años. cantidad de paisajes pero sus obras nuevamente su estilo. Ahora es una pasada una fuerte pulmonía, y sería
más características tiene por tema mezcla de sus estilos impresionista e enterrado a los tres días en Essoyes
En 1858, Renoir realiza pintura so- la vida social urbana. En todos sus ingresco. Mantiene los temas Ingres junto a su esposa.
bre abanicos. En esa actividad ad- temas el énfasis lo pone en la juven- pero con la fluidez en las pinceladas
quirió el gusto por las piezas de gran tud y la vitalidad. de su período impresionista. También cabe recordar que fue pa-
luminosidad y de pinceladas rápidas. dre del destacado cineasta francés
Su más grande obra durante este Su primera obra de este período Je- Jean Renoir (“La gran ilusión”, “La
En 1862, Renoir, al captar atención período es Déjeuner des canotiers; unes filles au piano, es adquirida por regla del juego”), que comenzó
por las pinturas que tuvo que hacer la mujer que juega con el perrito el estado francés para ser expuesta practicando el naturalismo cinema-
en unas misiones religiosas, postuló en este cuadro será su esposa, Ali- en el Museo de Luxemburgo. tográfico y terminó depurando su 99
a la Escuela de Bellas Artes y entró ne Charigot. De esta época data su estilo hasta alcanzar el impresio-
al taller de Gleyre, donde conoció a Retrato de Madame Charpentier con En 1894, Renoir es padre por segun- nismo en algunos films (“La comida
Monet, Bazille y Sisley. sus hijos, aún impresionista. da vez. La niñera de sus hijos, Ga- sobre la hierba”).
brielle Renard, se convierte en uno
Sus primeros cuadros de estilo clá- Le fue encargado por el editor Char- de sus modelos preferidos. Como casi todos los restantes
sico, romántico y realista no fue- pentier, quien le ayudó en años difí- impresionistas, fue un autor
ron inicialmente bien criticados. ciles. Gracias a él, fue convocado a Entre 1900 y 1919, Renoir entra ausente de los museos españo-
Sin embargo, la primera obra que colaborar en las ilustraciones para en su período de Cagnes. En esta les hasta la apertura del Museo
expone en la galería l’Esméralda un libro de Émile Zola. época sufre graves crisis de reu- Thyssen-Bornemisza.
en 1864 recibió una muy buena matismo. Con el nacimiento de
acogida, pero después de la expo- Entre 1883 y 1890, Renoir entra en su tercer hijo en 1901 su pintura La Colección Carmen Thyssen-Bor-
sición la destruyó. su período ingresco. En busca de las toma un nuevo matiz. nemisza, expuesta en una amplia-
fuentes clásicas de Ingres marcha a ción del mismo museo, cuenta tam-
Pintó gran cantidad de paisajes y Italia y contempla la obra de Rafael En varias ocasiones pinta en com- bién con ejemplos suyos.
de cuerpos humanos, principalmen- in situ; decide revisar su estilo. Los pañía de la niñera, quien también
te femeninos (sobre todo el de Lise contornos de sus personajes se vuel- se convertirá en modelo para sus La Casa de Alba cuenta con un
Tréhot quien fue su amante). ven más precisos. obras. Al morir su esposa Aline en “Busto de mujer con sombrero de
1915, Renoir, ya en silla de ruedas, cerezas” (Palacio de Liria, Madrid)
Esta joven tuvo una importancia Dibuja las formas con gran preci- continúa pintando para ahogar su que fue adquirido por la actual du-
vital en la obra del pintor, dado sión, los colores se vuelven más pena. Vuelto a Cagnes continuó pin- quesa en su juventud.
El arte ordinario del erotismo

Luis Royo (nacido en Olalla, Teruel, en 1954).

Es un artista español, conocido por sus pinturas sensuales y oscuras, por sus imágenes Publica también el portafolio Tatto piercing. Ya convertido desde hace tiempo en un autor
apocalípticas, y por sus mundos de fantasía y formas de vida mecánica. También ha co- de culto, muchos grupos de Heavy Metal de diferentes países (Alemania, Italia, España,
menzado recientemente a hacer esculturas de algunas de sus imágenes más carismáticas. etc.) han adoptado sus imágenes utilizándolas para CD y portadas de discos. Entre sus
obras más recientes son los tres últimos discos del grupo español, Avalanch.
Nació en Olalla, un pequeño pueblo de Teruel, España. Ha producido pinturas para sus
propios libros y exposiciones, y también ha producido arte para muy diversos medios En 2006 Luis Royo junto con Rómulo Royo pintan una cúpula en un castillo de Moscú
de comunicación: videojuegos, juegos de rol, carátulas para CD de música, portadas de (Rusia) de más de 80 metros cuadrados, la obra más grande realizada hasta la fecha
novelas, cartas del Tarot. por el autor. De este trabajo se publica el libro Dome, que reúne el proceso y las
pinturas de la cúpula.
100 Es famoso por su trabajo recopilado en libros publicados por todo el mundo, por sus
ilustraciones y por sus cotizaciones seguras de obra original, siempre en continuo au- Esta obra colosal aborda la creación de un mundo fantástico y sensual donde se parcelan
mento de valor. Luis Royo se traslada a Barcelona, donde encuentra un rincón lleno de diferentes escenas que reinventan los mitos sexuales de la pintura clásica, una cúpula
belleza para crear su obra, en el Barrio Gótico. Este cambio de estudio también significa con más de 40 figuras femeninas de gran tamaño moviéndose sobre una arquitectura lle-
un cambio en la forma en que trabajaba. En su nueva visión de su trabajo, entra el deseo na de fugas de perspectiva. Más tarde publicará Dark Labyrinth, un libro que nos habla de
de regresar a la pintura sobre lienzo, de avanzar hacia otros caminos que una vez más su visión del mundo oscuro de la creatividad. Y la prestigiosa empresa japonesa Yamato
sorprendan al público. saca al mercado su figura Medusa’s Gaze.

The labyrint, es una obra completamente inédita de Luis Royo, que se publicó en En 2009 publica el libro Dead Moon en colaboración de nuevo con Rómulo Royo, este
diciembre de 2004 en dos formatos: un paquete exclusivo de cartas y un libro que es un libro ambicioso con una historia épica e intimista al mismo tiempo, y con un final
incluirá todas las ilustraciones junto con los estudios explicativos de cada carta, escri- trágico y apocalíptico, en donde las imágenes despliegan todo un abanico de técnicas
tos por el propio artista. Se profundiza en el sentido oculto de cada arcano y su poder diferentes, desde el grafito, a la ilustración preciosista o la pintura de gran formato. Ante-
sobre el destino de las personas. cede a la aparición de este libro el portafolio Dead Moon.
Ilustrador Luis Royo
Ilustrador Hajime Sorayama
El arte ordinario del erotismo


Mujeres de medidas imposibles imbuidas en los más distintos
ambientes, robots de voluptuosas caderas, futurismo fantástico
y sexual... Hajime Sorayama inventa un mundo propio a través
del aerógrafo y roza la perfección salvo por un motivo: no es real.

103

(En 1947 nació Hajime Sorayama en la isla japonesa de Shikoku). Hajime Sorayama

Pocos podían imaginarse que aquel chiquillo aficionado al dibujo se convertiría años después en uno de los ilustradores más aclama-
dos del planeta. A los 20 años fue admitido en la Escuela de Arte Chou de Tokio. Después de dos años aprendiendo las bases técnicas
de la ilustración, comenzó a trabajar en una agencia de publicidad. Pero las inquietudes del nipón le llevaron a buscar algo más que
ceras de colores, y en 1973 inició su aventura en solitario.

En 1978, la creatividad de Sorayama dio sus primeros frutos en forma de sugerentes androides femeninos, los llamados sexyrobots.
Además de un extenso catálogo de explosivas “chicas calendario” (pin ups), otra de sus creaciones originales son las llamadas gy-
noids, un término que define a un ciborg con atributos masculinos que en manos de Sorayama se convierte en una fusión perfecta de
mecánica y fisonomía femenina.

Su estilo podría englobarse dentro de un hiperrealismo brutal, con un cuidado extremo por los detalles; Sorayama disfruta confundien-
do al espectador con dibujos indistinguibles de la realidad. La originalidad conceptual sumada a su visión de un mundo futurista dan
como resultado un arte que va más allá del simple erotismo.

Pero la obra de Sorayama no se limita a las imágenes. Dentro de sus trabajos puedes encontrar cd rooms, y colaboraciones cinema-
tográficas, como la creación de guerreros mecánicos para la película de ciencia ficción “Space Truckers” (Camiones Del Espacio) o el
diseño de la asesina de “Spawn”.
El arte ordinario del erotismo

(Maurillo Manara) (nacido en Luson - provincia de Bol-


Milo Manara
zano - el 12 de septiembre de 1945).

Su vocación inicial fue la de pintor. Tras dei Ragazzi ilustra La parola alla giuria Manara lanza sucesivamente El perfume
intentar vivir de la pintura sin éxito, fue (guión de Mino Milani) y para el editor del invisible - del que existe una secuela,
asistente del escultor español Miguel Ortiz francés Larousse elabora varios episodios Desnuda por la ciudad, y una adaptación
Berrocal, en cuya biblioteca descubrió el de sus colecciones L´histoire en bandes animada -, Cámara indiscreta, Gulliveria-
mundo del cómic. dessinées y La découverte du monde. na, Kamasutra, La metamorfosis de Lucio,
Participa en la colección Un hombre, una El arte del azote, Cita fatal y WWW.
Durante sus estudios de arquitectura en aventura con el álbum El monje del Tí-
la Universidad de Venecia, en 1968 lanza bet (guión de Alfredo Castelli). En 1979 En una línea más satírica, Revolución
su primer cómic, Genius, una combinación aparece en la revista À Suivre su prime- (2000) es una crítica a los poderes de
de género negro y erotismo publicada ra obra como único autor, H.P., primera las cadenas televisivas. Recientemente
en formato de bolsillo. En 1972 dibuja la entrega de Las aventuras de Giuseppe ha vuelto al erotismo, combinándolo con
serie Jolanda de Almaviva, con guión de Bergman, en la que rinde homenaje a la ciencia ficción, en Piranesi: el planeta
104
Francesco Rubino, y paralelamente reali- Hugo Pratt. prisión.Manara ha colaborado también
za carteles y otros trabajos gráficos para con Federico Fellini, para el que realizó
agrupaciones políticas. Con este último como guionista tendría carteles de algunas de sus películas y la
ocasión de colaborar en 1983 con “Vera- versión en historieta de dos guiones su-
Fruto de su concienciación social en esa no Indio” y nuevamente tiempo después yos que no llegó a llevar al cine, Viaje a
época son sus diversos cómics con fuerte con El gaucho. Además de hacer vivir a Tulum y El viaje de G. Mastorna. Para el
mensaje político, como Alessio il Borghese, Giuseppe Bergman nuevas hazañas en también cineasta Pedro Almodóvar ilus-
Telerompo y Strategia della Tensione (para los álbumes Tal vez soñar, Aventuras afri- tra su novela Fuego en las entrañas.
el partido socialista italiano), todos con canas y Camino oculto, 1983 presencia
guión de Sileverio Pisù. asimismo el debut de su obra más céle- En tiempos recientes se ha consagrado
bre, El Click, que lo encumbrará como uno preferentemente a la ilustración y la pu-
Con el mismo guionista realiza en 1976 de los grandes autores de cómic erótico blicidad, además de realizar cómics para
El Rey Mono, adaptación de una leyenda y conocerá hasta cuatro continuaciones, soporte digital y de diseñar los persona-
folclórica china, aparecida en la revista además de ser adaptada al teatro y al cine jes para el largometraje de animación
Alter. Para el semanario juvenil Corriere de imagen real. Dentro del mismo género, francés La légende de Parva.
Ilustrador Milo Manara
Ilustrador Boris Vallejo
El arte ordinario del erotismo

(8 de enero de 1941). Boris Vallejo

Boris Vallejo nacido en Lima (Perú) desde pequeño se mostró como una persona muy solo participaba como artista Freelance para portadas, así mismo el ilustraba Carátulas
interesada en el arte, sin embargo fue en otra vertiente del arte concretamente tocando de películas, videojuegos, libros. Su estilo era claramente mitológico le encantaba la fan-
el violín como empezó a ganarse la vida. Estudio 7 años violín hasta convertirse en un tasía y rebautizo un estilo como Fantasy-Art con artistas de la talla de Frank Frazzetta, en
gran profesional, algo de lo que pocos artistas pueden presumir como es dominar varias un principio de su obra podemos ver mujeres semidesnudas esclavizadas, tras luego ver
artes. Quizás obligado a hacer un paréntesis, Boris Vallejo hizo un curso de dos años de como esas mujeres pasan a ser sus heroínas.
medicina en el cual estudió una asignatura de la cual luego hizo un gran uso, no es otra
que la anatomía, sorprendente ¿verdad? A su omnipresente temática mitológica, le podemos añadir trabajos puramente comer-
ciales, los cuales nos muestran a un Boris diferente al que tenemos acostumbrados. Qui-
A los años y tras los innumerables consejos de sus amigos y de escuelas de arte cuando zás lo que este fantástico artista ha ganado con el tiempo es en la composición de sus
Boris se matriculo en Escuela Nacional de Bellas Artes de Perú donde estuvo 5 años ma- dibujos, todos ellos esconden muchísimos detalles y significados, los cuales realzan por si
triculado en los cuales se llevo innumerables medallas a sus trabajos. no fuera bastante su perfecto dominio del color y la anatomía.
107
Es así como renunciando a ir sitios como Florencia, emigra en 1964 a Estados Unidos úni- Su método de trabajo es el siguiente, el selecciona a un modelo, al cual le fotografías en
camente con 80$ dólares en su bolsillo, ese dinero y claro todo su talento. Junto con otros una postura más o menos firme y nada más. El no suele quedarse mucho tiempo mirando
amigos de Lima se estableció en EE.UU. donde pronto encontró trabajo en una agencia a los modelos, de hecho el ha sido su propio modelo para los personajes masculinos. Así
de publicidad. Fue entonces en New York donde conoció a Doris Maier su futura esposa. como su entonces esposa Doris Maier era la modelo femenina para su mayoría de com-
posiciones. Las Obras de Boris Vallejo no se suelen exhibir en grandes museos (aunque
Poco a poco Boris Vallejo se fue convirtiendo su trabajo de la agencia en un trabajo fre- haya expuesto en muchos), ni se suelen pujar millones de dólares por sus pinturas, pero
elance, aunque sus primeros trabajos eran puramente comerciales para ganarse la vida, aun así lo cierto es que Boris actualmente es unos de los pintores más reconocidos y
Chrtismast de Navidad, carteles de publicidad. estudiados en todo el mundo.

A los años fue cuando se le ofreció trabajar en un comic book, el siempre había admirado Boris ha editado ya varios libros de ilustraciones verdaderamente impresionantes, los
este tipo de arte, a él le encantaban dibujar bárbaros y animales salvajes, y personajes cuales son una gran joya para cualquier aficionado al arte. En la actualidad está casado
como Conan the Barbarian le venían que ni pintado. Boris con el tiempo fue siguiendo con otra fantástica ilustrado llamada Julie Bell. Y desde aquí deseo que Boris nos siga
su propio camino, decidió no involucrarse demasiado en el mundo del comic, para el cual haciendo soñar como lo ha hecho hasta ahora.
El arte ordinario del erotismo

Eleuteri Serpieri (nacido el 29 de febrero 1944).

Es un italiano de cómics escritor e ilustrador, conocido por sus obras de representaciones muy detalladas de la forma humana, las imágenes eróticas de las mujeres en
particular. Él es mejor conocido por su trabajo en la Druuna erótica serie de ciencia ficción. Nacido en Venecia , Serpieri se trasladó a Roma en su juventud para estudiar
pintura y arquitectura en la Academia de Bellas Arte en Roma bajo Renato Guttuso , y comenzó su carrera como pintor en 1966 , pero en 1975 cambió su foco a los cómics
cuando se hizo el trabajo de los comics Lanciostory revista italiana.

Una gran fan del Antiguo Oeste americano, Serpieri co-creador de L’Histoire du Far-West (“La historia de Occidente”), una serie sobre la historia del Viejo Oeste, con el
escritor Rafael Ambrosio , que fue publicado en las revistas Lancio Story y Skorpio.

Algunos de los títulos fueron L’Indiana Bianca (El indio Blanco) y L’Uomo di Medicina (Medicine Man). A partir de 1980 trabajó en Serpieri colecciones como la Biblia Dé-
couvrir, así como historias cortas para revistas como L’Eternauta, Fumetto Il y Orient Express. En 1985 , publicó Morbus Gravis, la primera obra de la Druuna saga. La serie
se caracterizan por su contenido realista y explícito como la violencia gráfica y el sexo. Estos libros han tenido mucho éxito, vendiendo más de un millón de ejemplares en
doce idiomas. Las traducciones del idioma Inglés son publicadas por Heavy Metal .
108

Debido al interés de esta serie, Serpieri ha publicado numerosos cuadernos de dibujo, como Obsesión, Druuna X, Druuna X 2, Croquis, Serpieri Sketchbook, Serpieri Sket-
chbook 2 y El dulce aroma de la mujer. Detalladas descripciones de Serpieri altamente dotados de heroínas y le han ganado la distinción de “Maestro de la Ass”. Serpieri
también se acredita con el trabajo de diseño en el vídeo-D Druuna 3 juegos: Morbus Gravis, basado en su heroína.

Ilustrador Eleuteri Serpieri


Ilustrador Eleuteri Serpieri
“Hay luz y la os-
curidad, el pla-
cer y el dolor en
la vida de todos.
Se trata de crear
un equilibrio de
gran alcance de
estas cualidades
que define para
mí la esencia de

la belleza.

Ilustrador Markus Gray


El arte ordinario del erotismo

(nació en 1971 en Glasgow, Escocia). Marcus Gray

Gray fue criado en una dieta rica en (La técnica, Influencias y látex). También a veces el uso de hojas de oro y
ciencia-ficción de televisión, películas y tinta china. “Recientemente he empezado
cómics. Autodidacta, sus pinturas fueron “La gente se pregunta cómo conse- a utilizar la hoja de oro sobre todo porque
adecuadas primeras con el aerógrafo en guir los resultados que aparecen en mis adoro el trabajo impresionante de Gustav
el arte comercial y también trabajó como obras. La mayor parte de mi arte se hace Klimt. Otros artistas que admiro mucho
diseñador gráfico durante varios años. Un en Gouache y lápiz de color. Gouache se son Olivia de Berardinis y Hajime Soraya-
punto de inflexión se produjo en 1992. puede aplicar para los tonos de fondo ma , Alphonse Mucha, Aubrey Beardsley,
grueso o progresivamente en capas como Pequeña George , Syd Mead, Woods Le- 111
Mientras navega por una librería, descu- se lava la luz que tengo que hacer para beo, Dave Stevens , Hugh Ferriss, Shirow
brió la obra de Alphonse Mucha. Inspira- crear tonos de piel”. Masamune y Giraud Jean (Moebius).
do por Mucha, que comenzó su primera
“girlie” imágenes y rápidamente esta- La combinación de más luz se lava y lápiz “Quiero expresar la experiencia de lo que
bleció una retro-futurista “estilo propio. de color se acumula el modelado final so- es que una mujer use guantes de látex,
Su trabajo ha sido publicado en revistas bre la labor figura. Puedo utilizar un agua sentir excitación, sensación sensual, pe-
fetiche varias, incluyendo la piel Dos. Él color del papel en bruto que puede pres- ligrosa y bella. Estas mujeres conocen
también escribe y dibuja sus tiras cómi- tarse a cepillado en seco y en la creación el poder de su sexualidad y el profundo
cas eróticas propias. de otras calidades de textura interesante. efecto que tiene sobre los hombres.
Ilustrador Markus Gray
El arte ordinario del erotismo

Lorenzo Di Mauro (Nació en 1954 en Sicilia, Italia).

Di Mauro comenzó a dibujar ilustra- lización de imágenes, algo que en 2001 que es su estilo preferido de la imagen, un par de años, Lorenzo continúa produ-
ciones y cómics utilizando pincel y ae- se convirtió en su principal opción para con aparentemente estilos muchos ar- ciendo cómics e ilustraciones, incluyendo
rógrafo. Al mover a Roma se unió a la la creación de obras de arte. tistas tocado a veces, de Elvgren tra- su primera pintura Pin Up.
Asociación de Ilustradores, un nuevo vés de Sorayama inclusive minimalista
grupo, pero un punto de partida útil Él todavía se utilizan las herramientas planteamiento de Nagel, independien- También comienza su colaboración
para su interés en la creación de traba- originales del pincel y aerógrafo, la temente de que él prefiere, los resulta- como ilustrador freelance con las fi-
112 jo pin-up, una de sus imágenes finales creación de imágenes vívidas con el uso dos finales son definitivamente pinup. liales italianas de las más importantes
en realidad tener el nombre Elvgrens de pinturas acrílicas, pero esto iba a ser agencias de publicidad internacionales.
como parte del fondo. una situación temporal como la mejor Comienza su carrera artística dibujan-
llegó con una tableta gráfica, menos do cómics y haciendo ilustraciones. En Durante la década de 1980, el mercado
En los 80 se vio su obra ampliamente dispuesta que era trabajar con los mé- 1980 consigue su primera publicación de la publicidad en Italia ofrece opor-
reconocida a través del mercado de la todos tradicionales (a excepción de tra- incluida en una corta historia animada tunidades atractivas de remuneración y
publicidad, con resultados casi foto- bajos de la comisión limitado donde el llamada “SuperPipe”. reconocimiento profesional y pronto su
rrealistas se espera que en muchos de pincel y aerógrafo fueron solicitados). tiempo es reservado por estos trabajos
estos proyectos. Los años 90 vieron a Mirando a través de sus imágenes di- En 1981 se traslada a Roma y se une de publicidad, pintando sobre todo ilus-
experimentar con el proceso de digita- ferentes, puede ser difícil de encontrar a la Asociación de Ilustradores. Durante traciones realistas.

Mirando a través de sus imágenes di-
ferentes, puede ser difícil de encontrar
que es su estilo preferido de la imagen.

Ilustrador Lorenzo Di Mauro



Me encanta realizar ilustración erótica.
Me fascina jugar con los tonos reales
de la carne. No con los que a veces se
ven por ahí: pieles acartonadas, falsas,
que no excitan a nadie.

Ilustradora Arantza Sestayo


El arte ordinario del erotismo

(12 de agosto de 1983). Arantza Sestayo

Arantza Sestayo es una artista que domina tanto la ilustración como la pintura o niños a parte de hacerte sentir un calor especial, te ayuda a crecer como ser humano,
el lápiz. Pasear por su web es sumergimos en un viaje a través de la fantasía, el tenemos mucho que aprender de ellos.
erotismo y la sensualidad que desprenden sus obras. También hay espacio para el
cómic más picante o para la ilustración infantil. Sus pinturas, dibujos e ilustraciones No te lo creerás pero me inspira casi todo lo que veo en cada momento, las luces las
son ricos en matices y buscan más allá de la mirada simple. Los entornos de algunas sombras, los tonos. La vida está llena de cosas interesantes y no digamos la publici-
de sus obras son igual de sugestivos que sus personajes y el conjunto nos produce dad y el cine, o la televisión, que a pesar de su mala fama para mí es un artículo de
cierta sensación de melancólica belleza al estilo de los poetas del romanticismo. 1ª necesidad. Aunque normalmente la inspiración llega en un momento dado, por sí
sola, y casi siempre de forma inoportuna.
Me considero, por encima de todo y en primer lugar una amante de la vida y de la
libertad. Creo que nuestra única misión aquí es buscar nuestra propia armonía y Bueno, a mí me parece un terreno absolutamente cautivador, y en este momento me
precisamente el trabajo al que nos vamos a dedicar es algo que nos la puede dar apetece mucho moverme en él. También está muy de moda, lo cual me encanta, ya 115
o quitar. Yo desde luego he tenido la suerte de que mi trabajo es una de las cosas que sin darme cuenta siempre he sido una enamorada de esos temas, y cuando leía
que más felicidad y libertad me aporta. Si no hubiera sido así hubiese escogido algo las leyendas de Bécquer o a Poe siempre imaginaba esas imágenes melancólicas y
basándome en este criterio. románticas, con ese clarísimo toque lúgubre, pintadas desde mi prisma, pero curio-
samente nunca se me ocurrió hacerlo.
Yo me introduje en el arte sin saberlo desde muy pequeñita porque era mi gran
afición. En cuanto tuve que pensar a qué me iba a dedicar no hubo la menor duda. Pero no me siento encasillada, por lo menos de momento, además la vida te va lle-
Empecé pintando retratos que exponía en las tiendas, y el resultado me bastó para vando y vas pasando poco a poco por distintos campos. El entorno es casi igual de
seguir por esa línea. La libertad absoluta y la confianza que mis padres pusieron en importante, incluso si se trata de un color liso. Hay que pensar muy bien en donde
mí y en cualquiera de mis hermanos hicieron posible que así fuera. se pone la figura porque lo que le rodea va a terminar de darle el sentido a la obra.

Con la ilustración. Es pura fantasía, y el nivel de técnica también tiene que ser más Bueno, cada ilustración tendría un poco su propio sentido, pero casi siempre la base
alto que en otros campos, o al menos yo así me lo planteo, con lo cual cada ilus- en la que más me apoyo sería la fuerza. Quiero que la imagen cautive, y que el per-
tración es un auténtico reto y una gran expectación para mí misma. La ilustración sonaje y la idea en sí se perciban como algo real, creo que entonces es cuando de
infantil iría en segundo lugar, por su magia. Y porque introducirte en el mundo de los verdad estás transmitiendo algo, cuando lo haces creíble.
El arte ordinario del erotismo

Armando Huerta (nacido en 1969 en México).

De joven aprende la teoría y el uso del aerógrafo, pero no el dibujo de formas humanas. Su desarrollo artístico es totalmente autodidacta, y comienza depurando su técnica
con la copia de muchas figuras de Soroyama. En 1993 aprende a usar el aerógrafo para crear sus Pin-Up, no consigue ser tan bueno como Soroyama, pero quiere ser más
famoso, así que envía emails a Bangladesh, Alemania, Polonia, Canadá, U.K. y parte de USA y con la ayuda de Internet esparce su arte a todo el planeta. Mujeres voluptuo-
sas, sensuales y generalmente “fatales” completan la mayor parte de sus galerías, además de su blog. Tanto en un sitio como en otro sus pone sus preferencias musicales
como complemento, Miss Kittin, Underworld, Chemical Brothers. Una excelente banda sonora.

La piel me parece puro objeto de deseo. Y me gusta mezclar esa elegancia tonal con los brillos de unas sedas, con el tacto de los terciopelos. Siempre intento combinar la
116 textura del cuerpo con matices violeta, fucsia. Sin olvidar, nunca, el juego que te ofrece el carmín rojo”.

En 2006 Luis Royo junto con Rómulo Royo pintan una cúpula en un castillo de Moscú (Rusia) de más de 80 metros cuadrados, la obra más grande realizada hasta la fecha
por el autor. De este trabajo se publica el libro Dome, que reúne el proceso y las pinturas de la cúpula.

Esta obra colosal aborda la creación de un mundo fantástico y sensual donde se parcelan diferentes escenas que reinventan los mitos sexuales de la pintura clásica, una
cúpula con más de 40 figuras femeninas de gran tamaño moviéndose sobre una arquitectura llena de fugas de perspectiva. Más tarde publicará Dark Labyrinth, un libro que
nos habla de su visión del mundo oscuro de la creatividad. Y la prestigiosa empresa japonesa Yamato saca al mercado su figura Medusa’s Gaze. En 2009 publica el libro
Dead Moon en colaboración de nuevo con Rómulo Royo, este es un libro ambicioso con una historia épica e intimista al mismo tiempo, y con un final trágico y apocalíptico,
en donde las imágenes despliegan todo un abanico de técnicas diferentes, desde el grafito, a la ilustración preciosista o la pintura de gran formato. Antecede a la aparición
de este libro el portafolio Dead Moon.
Ilustrador Armando Huerta
“ La preparación es pues bastante larga.
Entre el pequeño proyecto, la realización
de la tierra, el évidage y la cocción, se
tarda varios meses.

Ilustradores Louis Treserras y Benit Hildre


El arte ordinario del erotismo

(Nacidos el 31 de diciembre agosto de 1975 y 8 de abril de 1979). Louis Treserras y Berit Hildre

Son una pareja de artistas instalados en ta y poético, viendo el cuerpo desde su pectador lo interpreta con total libertad, de base para la exactitud anatómica. Pero
el sur de Francia y que han establecido lado más simbólico, lo que le lleva a desa- cada uno se acerca al cuadro con su pro- se conciben numerosas partes sin mode-
desde hace más de 20 años un rentable rrollar su propia estética, deformándolo, pia mirada. Aunque su obra principal es lo”. Berit Hildre talla la tierra en lleno, sin
diálogo de creación. Ambos artistas se alargando las piernas sobre grandes pies, la pintura, Louis Treserras trabaja también palomina, ni refuerzo.
inspiran en el cuerpo humano para reali- reduciendo busto y cabeza, a veces hasta la fotografía y la escultura, donde nueva-
zar sus obras, el desnudo femenino en la el exceso, aunque eso es parte integrante mente encontramos una delicada y sensi- “Encuentro así más libertad en la forma,
obra de Treserras y el mundo de la infan- de su labor de investigación. ble carga erótica. no me gusta la idea que haya un hue-
cia en la de Berit. co…” El artista trabaja a la vez sobre
Técnicamente le gusta mezclar los esti- Para Berit Hildre, el proceso creativo es varias partes, para darse tiempo a la re-
Ambos son autodidactas y han tenido los; acrílicos, carboncillo, aceite…. todo también asunto de larga duración. Co- flexión y la maduración. Algunas son de 119
como aprendizaje libros de anatomía excepto la acuarela. El mismo prepara mienza por buscar actitudes, posiciones tamaño modesto, otras mucho mayores.
que han estudiado con sumo cuidado. sus telas y cita entre sus influencias a realizando pequeños proyectos en volu- Pacientemente, retira los pedazos de tie-
Tienen su propia academia desde hace Balthus, Leonor Fini, y Bouguereau por el men. Cuando encuentra la inspiración, rra inútiles, hace nacer en el bloque una
más de diez años donde enseñan técni- cual reconoce una profunda admiración, ataca un bloque de tierra más importan- forma humana, lo precisa poco a poco.
cas de pintura, dibujo y escultura y expo- y aunque reconoce haber copiado mucho te. Su material preferido es una piedra de Antes de cocinarlo, deberá vaciarlo y
nen juntos un par de veces al año. “es la mejor manera quizás de apren- raku. Es una tierra muy resistente. Pue- hacerle el secado. Las piezas resultantes
der”- nos dice, ha sabido desarrollar su do cocinar partes bastante gruesas. No se confían a un fundador para efectuar
Louis Treserras pinta desnudos hace cerca propio estilo. Treserras busca en sus obras tengo nunca problema de grietas con el tiradas en bronce. Para Berit Hildre, es-
de 30 años. Ha sabido poner la técnica, y la emoción expresada por sus personajes, secado o la cocción.” En su trabajo, el tas piezas son como sus pequeñas hijas,
un enfoque casi matemático del cuerpo al su mirada, su actitud. El habla de “per- escultor puede recurrir a un modelo que una encarnación espiritual que reflejan
servicio de un Arte profundamente intimis- sonajes” no de “desnudos”, luego el es- fotografió. “Estas fotografías me sirven su propia infancia.
El arte ordinario del erotismo

Elia Verano (nacida el 15 de mayo 1968).

Elia Verano es una dibujante hiperrealista y poeta nacida en México especializada en los También podemos ver su obra en su blog, así como en Artistas de la Tierra, en snips y en
rostros al detalle de personajes famosos y algo de desnudo artístico. Lleva desde 1975 Agregarte. Experiencia: desde 1975, haciendo retratos a lápiz sobre pedido, de manera
haciendo retratos a lápiz de manera profesional por todo el país. En 1995 comenzó una profesional por todo el país; en 1995 comencé a hacer una colección de rostros famosos,
colección de rostros famosos que sigue incrementando. que ahora llega a los 21; en 2003, Una colección de perfiles, ojos y bocas de famosos, de
un tamaño aproximado de postal, que ahora haciende a 58 unidades; en 2004 separa-
En el 2003 empezaría una serie de perfiles, ojos y bocas de famosos, que ya pasan dores de libro con diseños en desnudos y animales y sigo haciendo retratos sobre pedido.
120
de las 58 unidades. En el 2004 también realizaría separadores de libros con diseño
de desnudos y animales. Exposiciones: 20 a 22 de Agosto 2003, Cámara de Comercio de Guadalajara; 25 de
Agosto 2003, Casa de Descanso “Concepción J. De Medina Ascencio con motivo
Elia Verano es una mujer que se apasiona con la música, violín sobre todo, leyendo de la semana del Anciano; 2 de Noviembre 2003, Concurso tema “La Muerte”,
poemas y cuentos o viendo cine artístico. El Arte es el rocío que da vida a su espíritu y su obteniendo en este el 2do. Lugar 15 de Febrero 2004, Concurso tema “El Amor y La
aspiración es realizarse como artista, tanto en el área literaria como la pictórica, plasmar Amistad”, obteniendo el 4º. Lugar; 10 de Mayo 2004, Concurso tema “La Madre”,
sus sentimientos en sus creaciones y mostrar al mundo un mensaje de arte y belleza. Con obteniendo el 1er. Lugar, sus aspiraciones es realizarse como artista, tanto en el área
un trazo decidido, Elia nos deja una serie de dibujos donde lo más difícil se hace fácil en literaria como la pictórica, plasmar sus sentimientos en sus creaciones y mostrar al
sus manos, donde los ojos te miran directamente y los personajes cobran vida propia. mundo un mensaje de arte y belleza.
Ilustrador Elia Verano
Ilustrador DeAngel
El arte ordinario del erotismo

(Nacido en Barcelona en 1966). DeAngel

DeAngel, pintor realista, nace en la ciudad particulares y empresas, como es el caso de Ciutat Vella, en el que produce la obra obra de este artista nacido en Barcelona,
de Barcelona en 1966, donde se forma de de la colección Lotus-IBM, formada por que ahora se nos empieza a mostrar. nos damos cuenta del resto. El habla con
manera autodidacta en el mundo de la una veintena de óleos, que se encuentran su pintura, y las palabras solo son un es-
pintura, mientras compagina sus estudios en la sede de ésta en Madrid. Le han sido “Descripción de la obra” pintor de bozo de todo lo que el artista piensa, un
de diseño gráfico en la escuela de artes concedidos diversos premios de dibujo y carácter realista, en cuya primera etapa boceto de esos sentimientos que luego
Llotja y trabaja en diferentes campos artís- pintura. encontramos un acercamiento al surrea- refleja en sus cuadros.
123
ticos, como la fotografía, la ilustración y el lismo ; y en el conjunto de su obra, la
diseño gráfico. El último en su haber, el primer premio de admiración por los grandes clásicos de la “Simple, directo, limpio, asequible, sutil, in-
la fundación privada Reddis, le fue otorga- pintura española, como Velázquez y For- tentando tocar la fibra….” Yo tampoco me
Después de esta etapa, colabora con do el pasado año en la convocatoria que tuny. Técnicamente esmerado, se refleja voy a extender en palabras, porque estoy
marchantes de Chicago (USA) realizando realiza anualmente dicha fundación. la importancia que el artista da al dib.“las seguro que viendo su obra y leyendo sus
óleos de paisajes y bodegones. Participa palabras no son lo mío”. Sin embargo, en respuestas, os llegarán muchos más men-
ocasionalmente en exposiciones colectivas A partir del año 2002 se dedica en exclusi- esas pocas palabras que nos ha concedido sajes de los que os pueda contar. Pinchan-
e individuales, pues preferentemente da va a la pintura, dejando a un lado todos los uno vislumbra muchas más cosas de las do las imágenes podréis apreciar su obra
a conocer sus obras de forma personal a demás campos y trabajando en su estudio que muchas palabras nos dirían. Viendo la con mejor resolución.
El arte ordinario del erotismo

Mariette Lydis (Marietta Ronsperger) (Viena, 24 de agosto de 1887 - 1970, Buenos Aires).

Fue una pintora e ilustradora austríaca que vivió en Argentina. Hija de Franz Rons- con éxito en Londres, Bruselas, Amsterdam, Viena, Venecia, Ginebra, Nueva York,
perger y Eugenia Fischer, tuvo una hermana (Edith Ronsperger; 1880-1921) y un Montevideo y Buenos Aires, adonde llega huyendo de la Segunda Guerra Mundial
hermano, Richard Ronsperger (1881-1932). Se educó en su Viena natal y se casó recién casada con el Conde Giuseppe Govone que conoce en Paris en 1924.
muy joven con el industrial griego Jean Lydis estableciéndose en Atenas. Se separa
en 1924 de Lydis y comienza su carrera artística profesional en Berlín, Florencia - re- Integra el grupo de artistas europeos que desarrollan sus actividades en Buenos Ai-
side en Fiesole durante un tiempo -y finalmente París en el Salón de Otoño de 1925 res, lejos de la contienda mundial, como Margarita Wallmann, su gran amiga. En un
donde conoce a Massimo Bontempelli que la introduce en la sociedad parisina. accidente su marido muere en Milán en 1948, la artista retorna a Paris brevemente
para afincarse definitivamente en Buenos Aires, donde llegó a ser muy conocida por
Alcanza el éxito en las galerias de Montparnasse, vive en Paris entre 1926 y 1939, su obra figurativa en su mayoría retratos, desnudos y naturalezas de gran delicadeza
año en el que sale de Francia debido a la guerra rumbo a Londres con su amiga edi- y exquisitez. Antes de morir dona sus obras al Museo Sívori. Está enterrada en el
tora Erica Marx instalándose en Winchcombe antes de partir a la Argentina. Expone Cementerio de la Recoleta porteño.
124

Ilustradora Mariette Lydis


El arte ordinario del erotismo

(Massachusetts, 1973). Mike Cockrill

Mike Cockrill, pintor americano centrado en esas ínfulas que están entre el bien y el mal,
entre la inocencia y la perversión. Desde una visión cercana a la de Nabokov y su Lolita:

Si pedimos a un hombre normal que elija a la niña más bonita en una fotografía de un
grupo de colegialas o girl scouts, no siempre señalará a la ínfula. Hay que ser artista y
loco, un ser infinitamente melancólico, con una burbuja de ardiente veneno en las entra-
ñas y una llama de suprema voluptuosidad siempre encendida en su sutil espinazo, para
reconocer de inmediato.

Los signos inefables - el diseño ligeramente felino de un pómulo, la delicadeza de un


miembro aterciopelado y otros indicios que la desesperación, la vergüenza y las lágrimas
me prohíben enumerar - al pequeño demonio mortífero ignorante de su fantástico poder.
125
Originalmente concebida como una trilogía, Prohibited book 2 se publica en 2001 - un libro
en el que las sensaciones se trasladan al lector a través de la fuerza de los personajes. En
continuidad con el primer volumen, se nos ofrece una visión diferente de la sensualidad, más
cerca de los sueños prohibidos y los deseos secretos. Fournier publica una baraja de cartas de
póquer con ilustraciones masculinas de Cockrill.

En 2009, Mike Cockrill reveló algunos de sus secretos técnicos en Conceptions, un libro que
describe el proceso creativo y presenta una colección de bocetos del artista y dibujos a lápiz
que nos permite disfrutar de los estudios, de la concepción de las ilustraciones y las numero-
sas alternativas que Cockrill considera antes de realizar la obra definitiva. Publica también el
portafolio Chains.m Visions se publicó en 2003. Es una recopilación con una introducción de
Kevin Eastman, creador de las Tortugas Ninja, en la que las imágenes están dominadas por la
fantasía y el talento creativo de Mike Cockrill, con la incorporación de dragones que ocupan
una posición privilegiada junto a la figura masculina siempre presente.

Ilustrador Mike Cockrill


El arte ordinario del erotismo

Carlos Díez (Madrid, 1966).

Es un ilustrador se ha labrado un nombre en los últimos años por las ilustraciones


eróticas (eróticas, que no pornográficas; en la mayoría de casos no aparece desnudo
integral, y en bastantes el pecho tampoco se muestra directamente de forma abierta)
“pin-ups” que realiza de mujeres famosas del mundo del espectáculo, donde destaca
su realismo y parecido con la persona original.

Su trabajo en este campo empezó a ser conocido sobre todo a raíz de la exposición
“Sexy Dreams Pin-ups” que se hizo en 1999, que tuvo fuerte difusión en prensa, radio
y TV, y sus ilustraciones han aparecido en publicaciones como Playboy, Penthouse, Ha-
blan, GQ, Sorpresa, QMD o Interviú (en esta última, una serie de imágenes mezcla de
fotografía e ilustración protagonizadas por Paula Vázquez y publicadas en 2002), y se
dá incluso el caso de que algunas famosas (caso de Inma del Moral o Paula Vázquez)
le han encargado directamente trabajos. También ha realizado bastantes portadas para
126 discos de grupos de Heavy Metal.

En ámbitos relacionados con el cómic, aunque Díez no ha realizado historieta propia-


mente, sí ha dibujado portadas para las revistas de cómic erótico-pornográfico Kiss Co-
mix (Ediciones La Cúpula) y Eros Comix (Dolmen Editorial) y para la revista informativa
Dolmen (especializada en cómic USA).

Además, Díez fundó y regenta desde hace más de diez años la academia madrileña C-10
(el nombre que es una abreviatura de “Carlos Díez”), donde se dan clases de ilustra-
ción, cómic y temas relacionados. En esta academia también trabajan o han trabajados
como profesores varios autores de cómic como Álvaro Muñoz (Kiss Comix), Carlos Javier
Olivares o J.M. Ken Niimura.

A principios de 2004 la editorial especializada en libros de ilustración eróticos MG


Publishing publica el libro de 144 págs. The Art of Carlos Díez a nivel internacional,
recogiendo una selección de su trabajo.

Ilustrador Carlos Díez


El arte ordinario del erotismo

(Puerto Boyacá, 10 de agosto de 1990 ). Johana Arango Ramírez

Johana Arango Ramírez nació el 10 de agosto de 1990 en Puerto Boyacá (Boyacá). Des-
de su infancia demostró su creatividad y desenvolvimiento ante el público. Durante su
proceso académico siempre ocupó los primeros lugares; participaba activamente en des-
trezas tales como el arte en el sentido teatral, musical e ilustrativo; en deportes como el
atletismo, la natación y el voleibol; en relaciones humanas y lingüísticas como oratorias
y escritos.

Se graduó con honores en el colegio Nacionalizado San Pedro Claver en el año 2006;
ingresó a la Corporación Universitaria UNITEC en la facultad de diseño y producción
gráfica en el año 2007; a sus diecisiete (17) años logró el puesto de Ilustradora Erótica
en una agencia de publicidad y editorial. En el año 2008 entro en la Universidad Jorge
Tadeo Lozano para instruirse en el área de publicidad.

En el 2009 Johana Arango redacta su primer libro titulado “las cacerías de Donatella” el
cual contiene material erótico; seguidamente crea su segunda producción llamado “hilos
de un mal tejido corazón”, así mismo contiene el tercero denominado “un inocente beso
rojo en un cuello blanco”.

No obstante en el año 2010, logra conciliar contrato con una firma de Ilustradores (Pro- 127
design Illustration) en Londres (Reino Unido). De igual manera concibe su cuarto escrito
“labios de alfiler”. Actualmente Johana Arango es Directora Creativa de una Multinacio-
nal de alimentos llamado Compass Group y aún prosigue con sus deberes académicos.

Ilustradora Johana Arango Ramírez

Ilustradora Johana Arango Ramírez


El arte ordinario del erotismo

Apéndice
Ilustradora Mariette Lydis

Si a mis lectores les interesaba el erotismo del mismo modo que les interesaban los el erotismo no puede reducirse, sin ser mutilado, al aspecto separado del resto de la
problemas separados, desde un punto de vista especializado, no les hacía ninguna vida que tiene en la mente de la mayoría. Por otro lado, la filosofía tampoco puede
falta este libro. No digo que el erotismo sea lo más importante. El problema del aislarse. Hay un punto en que debemos aprehender el conjunto de los factores del
trabajo es más acuciante. Pero es un problema a la medida de nuestros medios. pensamiento, de los factores que nos ponen en juego en el mundo.
Mientras que el erotismo es el problema por antonomasia.
Este conjunto evidentemente se nos escaparía si no lo expusiera el lenguaje. Mas si
En tanto que es un animal erótico, el hombre es para sí mismo un problema. El lo expone el lenguaje, sólo puede hacerlo en partes sucesivas, que se desarrollan en
erotismo es nuestra parte problemática. El especialista nunca está a la medida del el tiempo. Nunca nos será dada, en un solo y supremo instante, la visión global, que
erotismo. Entre todos los problemas, el erotismo es el más misterioso, el más gene- el lenguaje fragmenta en aspectos separados, ligados en la cohesión de una explica-
ral, el más aislado. Para aquel que no puede eludirlo, para aquél cuya vida se abre ción, pero que se suceden sin confundirse en su movimiento analítico. 129
a la exuberancia, el erotismo es el problema personal por excelencia. Es, al mismo
tiempo, el problema universal por excelencia. Así, el lenguaje, si bien reúne la totalidad de lo que nos importa, al mismo tiempo
la dispersa. En él no podemos aprehender aquello que nos importaba, y que se nos
El trance erótico es también el más intenso (exceptuando, si se quiere, la experiencia escapa en forma de proposiciones dependientes una de otra, sin que aparezca un
de los místicos). De modo que está situado en la cima del espíritu humano. Si el conjunto al que cada una de ellas remita. Vivimos con la atención puesta en este
erotismo está en la cima, la interrogación que coloco al final de mi libro también se conjunto oculto tras la sucesión de las frases, pero no podemos hacer que la plena
sitúa allí. Ahora bien, es filosófica. La suprema interrogación filosófica, a mi enten- luz sustituya al parpadeo de las frases sucesivas.
der, coincide con la cima del erotismo.
Ante esta dificultad, la mayoría de los hombres permanece indiferente. No es nece-
Estas consideraciones conclusivas son en un sentido ajenas al contenido definido de sario responder a la interrogación que es en sí la existencia. Y ni siquiera plantearla.
mi libro: pasan del erotismo a la filosofía, pero justamente creo, por una parte, que Pero el hecho de que un hombre no le dé respuesta o no se la plantee siquiera no

Ilustradora Mariette Lydis


El arte ordinario del erotismo

elimina la pregunta. Si alguien me preguntara lo que somos, le contestaría de todas formas: ¡Esta apertura a todo lo posible, este
anhelo que ninguna satisfacción material jamás podrá colmar y que el juego del lenguaje no es capaz de engañar! Buscamos una
cima. Cada cual, si quiere, puede renunciar a la búsqueda. Pero la humanidad en conjunto aspira a esta cima, que es lo único
que la define, lo único que le da su justificación y su sentido.

Esta cima, este momento supremo, es distinto del que persigue la filosofía. La filosofía no sale de sí misma, no puede salir del
lenguaje. Utiliza el lenguaje de tal modo que jamás le sucede el silencio. De modo que el momento supremo excede necesaria-
mente a la interrogación filosófica. La excede al menos en la medida en que la filosofía pretende responder a su propia pregunta.
Así es como debemos situar la dificultad. La pregunta sólo tiene sentido si la elabora la filosofía: es la interrogación suprema
cuya respuesta es el momento supremo del erotismo - el silencio del erotismo.
130
El momento de la filosofía prolonga el del trabajo y de la prohibición. Renuncio a extenderme en este punto. Pero la filosofía
que discurre (que no sabe interrumpir su movimiento) se opone a la transgresión. Si la filosofía, desde el trabajo y la prohibición
(que concuerdan y se completan), viniera a fundamentarse en la transgresión, ya no sería lo que es, sino su irrisión. En relación
al trabajo, la transgresión es un juego.

La filosofía, en el mundo del juego, se disuelve. Dar la transgresión como fundamento de la filosofía (tal es el rumbo de mi pen-
samiento) es sustituir el lenguaje por una contemplación silenciosa. Es la contemplación del ser en la cima del ser. El lenguaje no
ha desaparecido de ningún modo. ¿Sería accesible la cima si el discurso no hubiera revelado sus accesos? Pero el lenguaje que
los describió ya no tiene sentido en el instante decisivo, cuando la misma transgresión en su movimiento sustituye a la exposición
discursiva de la transgresión. Entonces un momento supremo se añade a estas apariciones sucesivas: en ese momento de pro-

Ilustradora Mariette Lydis


El arte ordinario del erotismo

fundo silencio - en ese momento de muerte - se revela la unidad del ser, en la intensidad de las experiencias donde su verdad se
despega de la vida y de sus objetos. En la introducción de este libro, esforzándome - en el plano del lenguaje - en proporcionar
a este momento supremo un acceso comprensible, lo he vinculado con la intuición de la continuidad del ser. Como dije, el texto
de esta introducción es el de una conferencia. A esa conferencia asistía Jean Wahl, que después me hizo la siguiente objeción
(yo había atribuido ese sentimiento de continuidad a los participantes del juego erótico): «... Uno de los participantes debe
tener conciencia de la continuidad. Bataille nos habla, Bataille escribe, es consciente, y, en el momento en que es consciente,
la continuidad puede romperse. No sé lo que dirá Bataille sobre este punto, pero me parece que hay ahí un problema real... La
conciencia de la continuidad ya no es continuidad, mas entonces ya no se puede hablar».

Jean Wahl me había entendido exactamente. Le contesté en el acto, diciéndole que tenía razón, pero que en el límite, a veces, la
continuidad y la conciencia se aproximan. En efecto, el momento supremo se da en el silencio y, en el silencio, la conciencia se 131
oculta. Escribía hace un rato: «en ese momento de profundo silencio - en ese momento de muerte...». ¿Qué sería de nosotros
sin el lenguaje? Nos hizo ser lo que somos. Sólo él revela, en el límite, el momento soberano en que ya no rige. Pero al final el
que habla confiesa su impotencia.

El lenguaje no se da independientemente del juego de la prohibición y de la transgresión. Por eso la filosofía, para poder resolver,
en la medida de lo posible, el conjunto de los problemas, tiene que retomarlos a partir de un análisis histórico de la prohibición y
de la transgresión. A través de la contestación, basada en la crítica de los orígenes, es cómo la filosofía, volviéndose transgresión
de la filosofía, accede a la cima del ser. La cima del ser sólo se revela por entero en el movimiento de transgresión en el que
el pensamiento, fundamentado gracias al trabajo en el desarrollo de la conciencia, supera por fin el trabajo, sabiendo que no
puede serle subordinado.
El arte ordinario del erotismo

Anexo
término del lesbianismo para definir la turas originales mientras romano estaba
homosexualidad femenina. La Antigua trabajando en ellas. Aretino compuso en-
Roma también es rica en este género lite- tonces dieciséis sonetos explícitos («tanto
rario, cultivado entre el siglo II a. C y prin- en tu conejo como en tu trasero, mi polla
Ilustración katty West
cipios del siglo I. A esta época pertenecen me hará feliz, y a ti feliz y contenta») para
los Priapeos o Priapeya, una serie de poe- acompañar las pinturas y asegurar la ex-
Erotismo literario en la antigüedad mas acerca del dios Príapo. carcelación de Raimondi.

Aparte de los acercamientos al género I Modi fue entonces publicado por segun-
Ya en el Antiguo Egipto, se redactaron tra- go Aristófanes escribió la obra de teatro de autores como Marcial, Juvenal, Plau- da vez, con los poemas y las ilustraciones,
tados acerca del sexo, en ocasiones meras Lisístrata. De alrededor del año 300 a. to, Catulo y Horacio, caben destacar El siendo la primera vez que se combinaban
recopilaciones de posturas sexuales, como C. datan los obscenos poemas satíricos arte de amar, de Ovidio, El Satiricón, de textos e imágenes eróticos, aunque el
por ejemplo en el papiro de Turín, donde de Sotades, que llegaron a acarrearle la Petronio y El asno de oro, de Apuleyo, papa requisó de nuevo toda las copias que
se detallan las variantes del acto amatorio. prisión por las críticas hacia la unión de como obras más relevantes de la época. pudo encontrar. Raimondi eludió esta vez
Ptolomeo con su hermana Arsinoe. En la Antigua China, durante el período la prisión, pero la censura fue tan eficaz
Aunque poco se conserva de la época, sí Han (alrededor del año 200 a. C.) circu- que ninguna copia original ha sido halla-
se han salvado algunos fragmentos, como Durante un tiempo se identificó incluso laron diversos manuales didácticas sobre da nunca. El texto conservado es sólo una
por ejemplo en el papiro de Leide, donde como literatura sotádica a la propia li- la práctica sexual, siguiendo la fórmula copia de una copia que fue descubierta
se propone la “confección de una imagen teratura erótica. Hacia el siglo II a. C. se literaria del diálogo entre un Emperador y 400 años después. Entre los discípulos
del amor”. La literatura antigua relativa al atribuye a Luciano la escritura del libro sus preceptos o profesores sexuales. de Aretino de puede encontrar a Lorenzo
erotismo se caracteriza principalmente por pornográfico más antiguo, Los diálogos Veniero, autor de La puttana errante, y a
la unión entre lo divino y lo terrenal. de las cortesanas. Es Luciano, precisa- En el siglo IV, apareció en la India el Ká- Nicollo Franco, autor de La priapea, donde
132 mente, quien emplea por primera vez el masutra, el más famoso y universal de se burla de los usos sexuales del maestro.
Son frecuentes las alusiones a los dioses los manuales de sexualidad. Escrito por
y los cultos a la fecundidad y al falo. Las Mal-la Naga Vatsiaiana como un texto En la Península Ibérica se pueden destacar
obras se encuadran habitualmente en religioso dirigido al pueblo, la obra es un las Cantigas de escarnio y mal decir, en ga-
manuales de posturas sexuales, poesía y compendio de técnicas y consejos en las llego portugués y el Libro de buen amor
obras de teatro. Aparte de tratar la hete- artes amatorias, que van desde el erotis- del Arcipreste de Hita, donde el autor narra
rosexualidad, son frecuentes también las mo y la sensualidad más sutiles hasta una los hechos de su vida amorosa durante la
referencias al sexo oral y al lesbianismo. descripción detallada y gráfica de postu- Baja Edad Media. Un poco más adelante,
ras sexuales para el acto de la cópula. inmersos en el Siglo de Oro español, se
Las hetairas, mujeres que elevan la prácti-
pueden citar las obras de La Celestina,
ca del amor a la categoría de arte, fueron Procedente del Oriente medio musulmán donde se cuentan los aconteceres de una
autoras propias de tratados sobre dichas es la obra medieval Las mil y una noches, alcahueta y La lozana andaluza de Francis-
prácticas, pudiéndose enunciar los trata- del siglo IX, en la cual se trata el tema de la co Delicado, donde se describen el mundo
dos de Artyanassa, vieja servidora de He- infidelidad. También de origen musulmán de la prostitución en la Roma renacentista.
lena, de Filenis de Samos y los de Elefantis. es El jardín perfumado, de Cheik Nefzaoui,
No en pocas ocasiones, el erotismo litera- un manual al estilo del Kama sutra. No obstante, multitud de escritores dedica-
rio va asociado a la comedia o se asocia ron algún verso al erotismo y la sexualidad a
con la sátira y la crítica social. Aunque las dos representaciones eran muy pesar del puritanismo reinante de la época,
similares, sólo Raimondi fue procesado como Quevedo o Góngora, aunque general-
wLos primeros escritos de literatura erótica porque sus grabados podían ser vistos por mente son más aportaciones aisladas que
se remontan a la Antigua Grecia, en tor- el público. Romano no supo de estos gra- tramas centrales vistos como especialmente
no al año 400 a. C., cuando el dramatur- El sultán perdonando la vida a Scheherezade, Las
bados hasta que Aretino fue a ver las pin- vulnerables durante esa época.
mil y una noches.
El arte ordinario del erotismo

La Edad Media y el Renacimiento

La Edad Media fue una época difícil para lujuria son grandes protagonistas. Girola-
el erotismo y la sexualidad en general, y mo Morloni retrató las costumbres sexua-
la literatura se vio también influencia- les de Nápoles en Novellae (1520) y Pietro
da por ese hecho. En el siglo XII surge el Armino cautivó a los lectores con come-
ideal del amor cortés, basado en un amor dias y sonetos lujuriosos y la obra Razona-
servicial y desinteresado que idealiza a miento, en la que da habida cuenta de las
la mujer amada. Algunas obras englo- perversiones de la época.
badas dentro de este estilo son Lancelot
de Chrétien de Troyes, Tristán e Isolda de Todavía en Italia, destacan también la
Gottfried von Strassburg, el Roman de figura de Antonio Beccadelli, cuya obra
la Rose de Guillaume de Lorris y Jean de de mayor fama, Hermaphroditus (1425)
Meun y Vita nuova y la Divina Comedia de evocaba al erotismo de la obra de Catulo
Dante Alighieri. La literatura erótica cobró y Marcial, así como de los priapeos. Esta
cierta importancia en Italia con la llegada obra no escapó tampoco a la censura cris-
del Renacimiento. Giovanni Boccaccio fue tiana debido a su obscenidad.
el autor del Decamerón (1353), obra que
narraba las hazañas de los monjes sedu- Otros ejemplos de la época dentro del
ciendo monjas en los conventos. mismo género son los poemas eróticos de
Eustache Deschamps, el libro De amore Ilustración de la obra Fanny Hill 133
El libro fue prohibido en muchos países. de Andreas Capellanus y los Cuentos de
Aun cinco siglos después, diversas copias Canterbury de Geoffrey Chaucer. En Fran-
del texto fueron destruidas en países como cia comienza también a notar la influen- Siglo XVI y XVII, la liberación erótica
Estados Unidos o Inglaterra; entre los años cia de la literatura erótica en la figura de
1954 y 1958, magistrados ingleses dieron Antoine de la Sale, al cual pertenecen las Durante el siglo XVI, la herencia medieval Margarita de Navarra escribió el Hepta-
ocho órdenes de destrucción del libro. Otra obras Le Petit Jehan de Saintré (1456), en se hará notar en una de las literaturas más meron (1558), una colección de 72 his-
obra italiana importante del siglo XV fue la cual una mujer viuda adoctrina a un ricas de Europa, la francesa, conociendo torias cortas que versan sobre los temas
Facetiae o Facecias de Gian Francesco Po- joven caballero en todas las artes de la obras maestras del género como Pan- del amor, la lujuria, la infidelidad y otras
ggio Bracciolini, una colección de historias religión, la cortesía y la caballería, sin de- tagruel (1532) y La Vie très Horrificque materias románticas y sexuales.
breves donde los argumentos entorno a la jar de lado de lado la seducción. du Grand Gargantua (1534), de Rabelais, .
escritos que parodian los excesos del amor En el siglo XVII comenzaron a circular nu-
sensual y el libertinaje. merosos ejemplos de literatura pornográ-
fica o erótica, impresos principalmente en
En este mismo contexto, el grupo de poe- Ámsterdam y pasados de contrabando a
tas conocido como La Pléyade también los demás países europeos. Entre estos se
aborda la poesía amorosa de carácter libi- cuentan L’Ecole des Filles, una obra france-
dinoso. Destaca la obra Sonnets pour Hélè- sa impresa en 1655 que está considerada
ne, de 1578, donde Pierre de Ronsard trata entre los comienzos de la pornografía de
el tema del amor prohibido de un hombre Francia. Consiste en un diálogo ilustrado
de avanzada edad por una joven doncella. entre dos mujeres, una joven de 16 años y
Inspirada en el Decamerón de Boccaccio, su más mundana prima, y sus discusiones
Ilustración de la obra Fanny Hill
El arte ordinario del erotismo

explícitas sobre sexo. El autor permanece


anónimo hasta la fecha, si bien algunos La Ilustración, reafirmación de la pornografía literaria
sospechosos sufrieron penas de prisión
por la supuesta autoría de la obra. Del Durante la Ilustración, muchos de los libre- Las historias e ilustraciones (vendidas en Hill) escritas en 1748 por John Cleland.
mismo siglo data la idea del Don Juan, pensadores franceses empezaron a explo- las galerías del Palais Royal, junto con los Aunque el texto satirizaba las convencio-
personaje masculino seductor y osado que tar la pornografía como medio de crítica servicios de prostitutas) eran a menudo nes literarias y las costumbres de moda
nunca encuentra satisfacción plena en sus y sátira social. La pornografía libertina era anticlericales, llenas de sacerdotes, monjes en la Inglaterra del siglo XVIII, fue más
conquistas, razón por la cual se embarca un comentario social subversivo dirigido a y monjas indecorosas, una tradición que en escandaloso por retratar a una mujer, la
una y otra vez en la tarea de la seducción, menudo contra la Iglesia Católica y las ac- Francia se prolongó hasta el siglo XX. narradora, disfrutando e incluso deleitán-
renunciando al amor. titudes generales de represión sexual. dose con actos sexuales sin consecuencias
En el periodo que fue hasta la Revolución físicas o morales graves.
Giovanni Benedicti Sinibaldi realizó una de El mercado de estos panfletos baratos francesa, la pornografía se usó también
las primeras incursiones en las raíces de producidos en masa pronto pasó a ser la como comentario político: María Antonieta El texto es apenas explícito, pues Cleland
la sexología, con su obra Geneanthropeia burguesía, haciendo que las clases altas se era a menudo objeto de fantasías que in- escribió el libro entero usando eufemis-
(1669), con más intenciones que rigurosi- preocupasen, como en Inglaterra, porque cluían orgías, actividades lésbicas y la pa- mos para los actos sexuales y las partes
dad. En Francia, destaca la figura de Pierre la moral de las clases inferiores y los dé- ternidad de sus hijos, y circularon rumores del cuerpo, usando hasta 50 diferentes
de Brantôme, el cual presentaba unos per- biles mentales se corromperían, dado que sobre la supuesta insuficiencia sexual de sólo para aludir al pene. Dos pequeños te-
sonajes inmersos en la inmoralidad más las mujeres, esclavos y analfabetos eran Luis XVI. La respuesta inglesa a esto fue- rremotos fueron atribuidos al libro por el
absoluta según los cánones de la sociedad. vistos como especialmente vulnerables ron las Memoirs of a Woman of Pleasure obispo de Londres y Cleland fue arrestado
En sus manuscritos no faltan descripciones durante esa época. (más tarde abreviadas y retituladas Fanny y brevemente encarcelado.
explícitas y amplias de las partes íntimas,
134
así como alusiones a la promiscuidad, el
lesbianismo, el cunnilingus e incluso el sa-
domasoquismo. Entre sus obras, probable-
mente la más obscena sea la Vida de las
mujeres galantes.

En Inglaterra, el dramaturgo John Ford


realizó una controvertida incursión en el
incesto con su obra ‘Tis Pity She’s a Whore,
tanto por la trama principal como por la
forma en que el protagonista es tratado,
no condenándose en ningún momento sus
actos. Por otro lado se encuentra la obra
Sodom, o la quintaesencia del libertinaje,
atribuida a John Wilmot Rochester, aunque
no se sabe con exactitud quien es el autor.
La trama gira alrededor de la preferencia
sexual de un rey por la sodomía, que po-
dría interpretarse dentro del contexto de la
época como una sátira contra la permisi-
vidad del rey Carlos II de Inglaterra con el
catolicismo durante su reinado.
Ilustración de la obra Fanny Hill
El arte ordinario del erotismo

Siglo XIX, puritanismo inglés y apogeo del erotismo

Hacia el siglo XIX surge una nueva co-


rriente, el Romanticismo, que idealiza el
dolor y el sufrimiento psíquico, así como
el amor pasional. Esta nueva corriente li-
diaba a menudo con las fronteras entre lo
permisible y lo prohibido, aun sin llegar a
la obscenidad de épocas anteriores. Gusta-
ve Flaubert, por Madame Bovary, y Charles
Baudelaire, por Las flores del mal, llegaron
a ser enjuiciados.

Menos controvertidas fueron otras obras


clásicas del período, como Cumbres Bo-
rrascosas, Jane Eyre o Anna Karenina. Este
subgénero concreto terminará derivando
en lo que se conocerá como novela rosa.

En la época victoriana en Inglaterra, al Ilustrador Léonard Tsuguharu Foujita

mismo tiempo, cobraron fuerza los textos 135


eróticos con una característica relación Ilustración de una edición holandesa de la obra Justine
entre maestro y sirviente. En su literatura Siglo XX y actualidad
siglo XIX. El autor austríaco Leopold von
se refleja en obras como Venus maestra de
Sacher-Masoch se hizo un hueco en la
escuela, o los juegos de la flagelación, de El inglés D.H. Lawrence es el autor de uno (1938), prohibidas en múltiples países.
historia a partes iguales por el escándalo
George Cannon o The Meny Order of St. de los libros más polémicos de la prime- Miller encumbra la pornografía (enten-
y el éxito generados en Francia de su obra
Bridget, de James Berttram. ra mitad del siglo XX, El amante de Lady dida desde su significado griego original,
La venus de las pieles (1870), en la cual
sienta las bases de lo que más adelante Chatterley (1928), que narra el descenso como la relación con las prostitutas), des-
Sin embargo, las obras eran más común- al adulterio de una mujer con un sirviente cribiéndola como una nueva religión. Em-
se terminará conociendo como masoquis-
mente anónimas y de fecha incierta, con durante la ausencia de su marido, destina- manuelle Arsan, autor de Emmanuelle, y
mo, en honor a su propio apellido, consis-
casos como The Lustful Turk (1828), The do en la Primera Guerra Mundial. Dominique Aury, autora de Historia de O,
tente en ser azotado, hacerse atar y ser
Way of a Man with a Maid, A Weekend Vi- también inciden en la misma ensalzación
humillado por la pareja.
sit, The Romance of Lust (1873), The Auto- En la obra se describen detalladamente del mundo de la prostitución.
biography of a Flea (1887), Beatrice, Venus Autores que siguieron su estela son Ri- las relaciones sexuales de los amantes,
in India (1889), Raped on the Railway: A chard Brohmek y Fedor Essée, siempre las cuales simbolizan y glorifican la fuerza Georges Bataille, con el libro titulado La
True Story of a Lady who was first ravis- con la mujer vista desde un punto de dista del amor, que no entiende de barreras so- historia del ojo (1928), publicada bajo
hed and then flagellated on the Scotch dominante y cruel, con la figura del hom- ciales clasistas. Asimismo, la obra ha sido pseudónimo, exploró las sensaciones y las
Express (1894), Flossie, A Venus of Fifteen: bre dominado y sumiso.A finales de siglo, también estudiada como un texto anti- relaciones sexuales entre dos adolescentes
By one who knew this Charming Goddess surge el nombre del dramaturgo Arthur feminista, como un elogio al triunfo del de tendencia exhibicionista. Durante la obra
and worshipped at her shrine (1897) y My Schnitzler, que proclama durante varias de falo. Otro autor controvertido de inicios de se afrontan aspectos como la muerte o la
Lustful Adventures. Pero la literatura eró- sus obras la supremacía del instinto sexual siglo es Henry Miller, con sus obras Trópico locura, siempre relacionados con los deveni-
tica más salvaje también continuó en el sobre las convenciones sociales. de Cáncer (1934) y Trópico de Capricornio res sexuales de la pareja protagonista.
Glosario
Este glosario nadsat-español, posee la mayor parte de las posibles equivalencias y algunas variantes fonéticas.

Apología: disculpas Coschaca: gato Drencrom: droga Klebo: pan


Bábucha: anciana Cracar: golpear, destruir Drugo: amigo Lapa: pata
Besuño: loco Crarcar: aullar, gritar Duco: asomo, pizca Litso: cara
Biblio: biblioteca Crastar: robar Dva: dos Liudo: individuo
Bitba: pelea Crobo: sangre Filosa: mujer Lontico: pedazo, trozo
Bogo: Dios Cuperar: comprar Forella: mujer Lovetar: atrapar
Bolche: grande Chai: té Fuegodoro: bebida Lubilubar: hacer el amor
Bolnoyo: enfermo Chaplino: sacerdote Gasetta: diario Málchico: muchacho
Boloso: cabello Chascha: taza Glaso: ojo Malenco: pequeño, poco
Brachno: bastardo Chaso: guardia Gloria: cabello Maluolo: mal, malo
Brato: hermano Cheloveco: individuo Glupo: estúpido Maslo: mantequilla
Bredar: lastimar Chepuca: tontería Goborar: hablar, conversar Mersco: sucio
Britba: navaja China: mujer Goli: unidad de moneda Meselo: lugar
Brosar: arrojar Chisna: vida Golosa: voz Militso: policía
Bruco: vientre Chistar: lavar Golová: cabeza Minuta: minuto
Bugato: rico Chudesño: extraordinario Gorlo: garganta Molodo: joven
Cala: excremento Chumchum: ruido Grasño: sucio Moloco: leche
Cancrillo: cigarrillo Chumlar: murmurar Gronco: estrepitoso, fuerte Mosco: cerebro
Cantora: oficina Débochca: muchacha Grudos: pechos Munchar: masticar, comer
Carmano: bolsillo Dedón: viejo Guba: labio Nachinar: empezar
Cartófilo: papa Dengo: dinero Gular: caminar Nadmeño: arrogante
Clopar: golpear, llamar Dobo: bueno, bien Imya: nombre Nadsat: adolescente
Cluvo: pico Domo: casa Interesobar: interesar Nago: desnudo
Colocolo: campanilla Dorogo: estimado, valioso Itear: ir, caminar, ocurrir Naito: noche
Copar: entender Dratsar: pelear Joroschó: bueno, bien Naso: loco
Niznos: calzones Samantino: generoso Ubivar: matar
Nocho: cuchillo Sarco: sarcástico Ucadir: irse
Noga: pie, pierna sasnutar: decir Uco: oreja
Nopca: botón Scolivola: escuela Uchasño: terrible
Nuquear: oler Scorro: rápido Umno: listo
Ocno: ventana Scotina: vaca Usy: cadena
Ochicos: lentes Scraicar: arañar Varitar: preparar
Odinoco: solo, solitario Scvatar: agarrar Veco: indiciduo; sujeto
Odin: uno Schaica: pandilla Velocet: droga
Osuchar: borrar, secar Scharros: nalgas Videar: cosa
Pe y eme: papá y mamá Schesto: barrera Vono: olor
Pianitso: borracho Schiya: cuello Yajudo: judío
Pischa: alimento Schlaga: garrota Yama: agujero
Pitear: beber schlapa: sombrero Yarboclos: agujero
Placar: gritar schlemo: casco Yasicca: lengua
Platis: ropas schuto: estúpido Yecar: conducir un vehículo
Plecho: hombro Silaño: preocupación
Plenio: prisionero Siny: cine
Plesxo: salpicadura sladquino: dulce
Ploto: cuerpo Slovo: palabra
Poduchca: almohada Sluchar: ocurrir
Polear: copular Slusar: oír, escuchar
Polesño: útil Smotar: mirar
Polillave: llave maestra Snito: sueño
Ponimar: entender Snufar: morir
Prestúpnico: delincuente Sobirar: recoger
Privodar: llevar, conducir Sodo: bastardo
Ptitsa: muchacha Soviet: consejo, orden
Puglio: miedoso Spatar: dormir
Puschca: arma de fuego Spachca: sueño
Quilucho: llave spugo: aterrorizado
Quischcas: tripas Staja: cárcel
Rabotar: trabajar Starrio: viejo, antiguo
Radosto: alegría Straco: horror
Rascaso: cuento, historia Subos: dientes
Rasdrás: enojo, cólera Sumca: mujer, vieja
Rasrecear: trasnochar, destrozar Svonoco: timbre
Rasudoque: cerebro Svuco: sonido, ruido
Rota: boca Synthemesco: droga
Ruca: mano, brazo Talla: cintura
Sabogo: zapato Tastuco: pañuelo
Sacarro: azúcar Tolchoco: golpe
Samechato: notable Tuflos: pantuflas
Bibliografía
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http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_las_representaciones_er%C3%B3ticas

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Clon (2003, Bagheera, ISBN 2908406721).

Genius (1968).

Jolanda de Almaviva (1972), guión de Francesco Rubino.

La parola alla giuria (1975).


GRUPO EDITORIAL NORMA S.A.
Enero de 2012
Bogotá, Colombia

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