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EPISTEMOLOGÍA
FECHA: 22 DE NOVIEMBRE DE 2018
AUTOR: JEAN EYVIND JIMÉNEZ SÁNCHEZ
PROFESOR: GUSTAVO CHIROLLA

DEL DUALISMO ONTOLÓGICO A LA DENOMINACIÓN


En un primer momento, se aborda la primera meditación del Discurso del método
para realizar dos conclusiones epistemológicas esenciales que abarcan las reflexiones de
todo el texto. En un segundo momento, se desarrollarán las conclusiones a partir de la
disertación cartesiana en contraste con las teorías epistemológicas de autores como
Goodman y Davidson. Por último, el autor expone su postura personal.

Descartes se impone como objetivo, en la primera meditación del Discurso del


método, derrumbar los cimientos de aquellos principios de la opinión que no sean evidentes
e indudables. Tras esto, remite a una doble condición de los sentidos corporales: una difusa
respecto de las impresiones sensibles que engañan al hombre por representarse débiles o
remotas al entendimiento, en cambio, otra en total plenitud de la cual no podría dudarse que
es la realidad inmediata llena de vigor y de la cual hace parte.

Se presentan, sin embargo, en esta segunda condición de los sentidos corporales


llenos de vitalidad, consideraciones que menoscaban su certeza. No hay una distinción clara
cuando se está soñando y cuando se está en vigilia, en efecto, los indicios no son
suficientes. Sin embargo, hay verdades que trascienden cuales quiera que sean las
disposiciones humanas. Las ciencias que se ocupan de tales verdades son las exactas, “pues
duerma yo o esté despierto, siempre dos y tres sumarán cinco y el cuadrado no tendrá más
de cuatro lados”1, es decir, no existe la posibilidad de sospechar que son falsas.

No obstante, el origen de toda la realidad sea este Dios, el azar o lo que sea, entre
más débil más probable es de que engañe siempre a su creación. Por lo tanto, todo queda
bajo el velo de la incertidumbre. “Todo cuanto yo creía antes verdadero, puede, en cierto

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modo, ser puesto en duda”2. El camino a seguir, entonces, conduce al recto conocimiento de
la verdad por medio de una duda acérrima como si todo fuera manifiestamente falso.

Después de las anteriores disertaciones postula la hipótesis de un genio maligno que


lo engaña a través de ilusiones. Como resultado asume la obligación de considerarse sin
sentidos corporales y en una profunda obstinación por el pensamiento. Es, pues, el
conocimiento de la verdad un trabajo arduo que remonta y franquea los obstáculos del
engaño de los sentidos corporales, fundándose en la duda y la certeza matemática.

Hay, por consiguiente, varias conclusiones que servirán para el desarrollo posterior
de lo que compete a este texto sobre el razonamiento de Descartes:

1) La verdad como certeza matemática, en consecuencia, la filosofía debe alinearse


a esta condición de verdad
2) Dualismo ontológico: mundo interno y mundo externo. Sobre el mundo externo
no hay certeza

Ahora bien, el mundo interno o privado recibe las representaciones del objeto que se
encuentra en el mundo externo por medio de los sentidos e impresiones sensibles o, en otras
palabras, el sujeto jerarquiza, ordena y categoriza aquellos datos que recibe a través de los
sentidos. Y, sin embargo, este proceso se lleva a cabo sin tener certeza acerca de aquello
que se representa en la mente. Kant lo denomina como <<el escándalo de la filosofía>>
pues hay que admitir la existencia del mundo por creencia. Mientras Heidegger se opuso
totalmente a la búsqueda de tal prueba: separar al hombre del mundo vital es convertirlo en
extraño, la división sujeto-objeto (mundo interior y mundo exterior) es un sin sentido.3

Si Nelson Goodman, por su parte, tuviera que responder a este problema diría
principalmente que el mundo en sí no existe, es decir, lo que hay es una variedad de
mundos. Como irrealista y relativista radical su teoría no recae en la importancia del
mundo, sino en la manera de hacer mundos. Y la manera de hacer mundos no es otra cosa
más que maneras de conocer.

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Goodman supera esta dicotomía sujeto-objeto ya que la idea de mundo en sí es sustituida


por la variedad de mundos; arguye que no existe un fundamento sólido y firme de verdad.
El mundo dado es algo que se toma en función de una simbolización particular. En otras
palabras, la realidad se presenta por medio de hechos y lo que el hombre hace desde su
diario vivir es categorizarlo imponiéndole una serie de símbolos; al igual que un artefacto
se va construyendo sin dejar de lado la relación íntima de su constitución: la forma y el
contenido que dan coherencia al facticio. La concepción, además, estrechamente unida a la
simbolización, “podemos concebir palabras sin un mundo, pero no podemos concebir un
mundo carente de palabras o de otros símbolos”4

Incluso, en comparación con Descartes, Goodman, al defender una variedad de mundos, no


confiere un criterio definitivo de verdad. La verdad matemática de Descartes tiene
pretensión universal, mientras, la verdad de Goodman es particular del mundo en cuestión y
sin pretensión universal; es decir, la verdad es operativa, implica una historia dentro de un
régimen establecido de verdad dado por esa misma construcción de mundo y que no puede
ser sino jueza de sí misma.

¿Qué tendría por decir al respecto Donald Davidson? El carácter del pensamiento y del
conocimiento es intersubjetivo, se apoya en una teoría externa del significado, por lo tanto,
lo subjetivo es simplemente un mito y el anclaje fundamental del conocimiento no son las
sensaciones, sino los conceptos.

Davidson es un realista externalista, como tal defiende que los conceptos surgen en el
mundo común público y que su aceptación de correspondencia y coherencia se sigue de
esta condición externa. Ya que el origen del lenguaje es convencional los estados mentales
son actitudes proposicionales que se dan en lo público y que se introducen como idea a
partir de hechos establecidos como verdaderos. Si comprendo ‘lluvia’ y ‘agua’ el estado
mental dice ‘la lluvia es agua’ y esto es verdad si en lo público efectivamente se pacta que
‘la lluvia es agua’. En suma, “la posibilidad misma del pensamiento [y del conocimiento]
exige patrones compartidos de verdad y objetividad”5

4 Maneras de hacer mundo Pg 24


5 Davidson PAg 71
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Por último, la consideración epistemológica tanto de Goodman como de Davidson se


enmarca en el uso del lenguaje con el cual el hombre denomina la realidad. Descartes
queda, entonces, relegado junto con su esquema dicotómico sujeto-objeto heredado, en
parte, de la tradición. Sin embargo, me parece que la postura de Goodman permite una
riqueza de enfoques e interpretaciones que no rechaza estatutos de verdad disímiles entre sí.
Cabe resaltar, además, que Goodman tiene una visión globalizante con relación a las
ciencias que producen conocimiento, que no desecha a el arte como productor y promotor
del entendimiento humano. La ficción, incluso, puede participar de la construcción de
mundo. Es más, la intertraducibilidad de esa multitud de mundos da pie para que nociones
diversas se encuentren en ciertos puntos y se establezca un dialogo con la diversidad de
símbolos y perspectivas. En términos de acercamiento a la realidad no le quita abundancia
de significación a múltiples enfoques permitiendo la utilidad y coherencia de la verdad.

Bibliografía:

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