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de riesgos laborales
Una breve introducción
Igualmente, cuando se evalúan los riesgos laborales de una empresa, hacemos un análisis
concienzudo de los equipos de trabajo que utiliza la misma, vemos sus sistemas de
emergencia, sus sistemas de alimentación eléctrica, los riesgos psicosociales que se
producen por la interacción entre personas, la correcta o no adaptación de los puestos de
trabajo a las características físicas de las personas que los ocupan, si existe orden y
limpieza, etc. Pero no se evalúan en ningún caso las características personales de los
trabajadores que ocupan cada puesto de trabajo.
Cuando seleccionamos personal para nuestra empresa, exigimos una serie de requisitos
académicos o conocimientos teóricos, de experiencia profesional, etc. Pero nunca
estudiamos si en esa persona, y especialmente si nos encontramos en puestos donde existe
cierta peligrosidad, se dan las características personales adecuadas al desempeño del
puesto y nos olvidamos de que en esas características también radican posibles factores de
riesgo. Y cuando acaece el accidente y no tenemos causa clara o es achacable al trabajador,
pensamos…cómo ha podido pasar…con la experiencia que tenía…qué mala suerte… y
solemos autojustificarnos de que hemos hecho todo lo posible, lo que pone la normativa,
etc.
Pero, ¿es esto realmente así?, ¿hemos hecho todo lo posible?, ¿podemos actuar sobre las
características personales del trabajador?
Pero con las psíquicas no ocurre lo mismo. Son más difíciles de detectar, hace falta un
estudio profesional al que solemos oponernos pues, frecuentemente pensamos, raya lo
subjetivo y, además, todos nos atrevemos a opinar al respecto aunque nuestros
conocimientos sean mínimos o nulos en esta materia.
Por poner un ejemplo clarificador, ¿quién se plantea realizar un estudio de las características
personales de los trabajadores cuando debemos nombrar trabajadores designados para la
actividad preventiva, o recursos preventivos para un momento productivo puntual, o bien
tenemos que designar a las personas que tienen actuar en caso de una situación de
emergencia?
Imaginemos este último ejemplo. Hemos nombrado a Juan para que, en caso de
emergencia, acuda a situarse en un punto concreto y, desde allí, oriente a las personas que
deben evacuar el centro de trabajo o de pública concurrencia por dónde deben hacerlo. En
el momento de activarse el protocolo de emergencia, Juan es presa de un ataque de pánico
y, o sale despavorido o sufre un bloqueo que le impide realizar la función que tenía asignada
y deja el resultado de la situación de emergencia más al azar de lo que debería.
Pues estas características psíquicas nos hacen a cada persona distinta y, por tanto, a cada
trabajador también y, como hemos podido comprobar, son fuente de riesgos laborales.
¿Somos todos igual de imprudentes? ¿Lo somos en las mismas condiciones? ¿Toleramos
todos de igual modo el estrés? ¿Qué situaciones son las que nos provocan estrés a cada
uno de nosotros? ¿Soy tendente a cumplir normas? ¿Por el simple hecho de cumplirlas?
¿Me tienen que convencer para asumir unas normas? ¿Soy una persona proactiva en mi
grupo de trabajo para que se cumplan las normas de prevención? ¿Existen equipos de
trabajo en los que es más probable, por las características personales de los trabajadores
que los usan puedan provocar situaciones de estrés laboral?
También el estado de ánimo de los trabajadores puede ser causa de despistes con
consecuencia de accidente, o de desmotivación para atender las normas de seguridad.
¿Qué le pasa últimamente a Jorge que está en las nubes?
Por ejemplo, si Jorge tiene un alto grado de neuroticismo o inestabilidad emocional, tenderá
más fácilmente a verse afectado en su estado de ánimo por las situaciones de su entorno
que otras personas, y por tanto a cambiar rutinas de trabajo habituales. En otros ejemplos,
alguien con un alto grado de psicoticismo será menos consciente de las consecuencias de
actuaciones arriesgadas, o las personas con un alto grado de curiosidad serán más proclives
a aburrirse con las rutinas habituales y ensayarán otras nuevas, quizá poco recomendables
desde un punto de vista de prevención de riesgos
Alguna pregunta similar podríamos hacernos en el ámbito psicosocial ¿Somos todos igual
de vulnerables al acoso en el trabajo?
Así podríamos citar innumerables factores psíquicos que nos hacen diferentes a unas
personas de otras, y que condicionan comportamientos individuales y peculiares de
exposición al riesgo.
Las preguntas que nos podemos hacer en esta materia son infinitas, pero denotan con
palmaria claridad que hay factores de riesgo que no estamos estudiando suponiendo que
las personas actuamos casi de igual manera ante las mismas situaciones; nada más lejos
de la realidad. En la misma situación, es sabido que dos personas pueden tener, con casi
totalidad certeza, reacciones completamente diferentes, incluso totalmente contrarias,
también la misma persona en distintos momentos o en distintos contextos de relación
psicosocial puede tener reacciones distintas.
Esta idea no es algo nuevo que nazca como desarrollo de la prevención de riesgos laborales
en nuestro país. Desde los comienzos de la actividad legislativa y complementaria a la
misma se ven claros ejemplos en la normativa que ya tienen en cuenta la importancia de
los factores y características personales en el desarrollo y aplicación de la prevención de
riesgos laborales.
Art.6: 2 d)
2. El empresario aplicará las medidas previstas en el párrafo primero del apartado 1 con
arreglo a los siguientes principios generales de prevención:
Art. 7: 5)
Artículo 7
La protección del trabajador frente a los riesgos laborales exige una actuación en la empresa
que desborda el mero cumplimiento formal de un conjunto predeterminado, más o menos
amplio, de deberes y obligaciones empresariales y, más aún, la simple corrección a
posteriori de situaciones de riesgo ya manifestadas. La planificación de la prevención desde
el momento mismo del diseño del proyecto empresarial, la evaluación inicial de los riesgos
inherentes al trabajo y su actualización periódica a medida que se alteren las circunstancias,
la ordenación de un conjunto coherente y globalizador de medidas de acción preventiva
adecuadas a la naturaleza de los riesgos detectados y el control de la efectividad de dichas
medidas constituyen los elementos básicos del nuevo enfoque en la prevención de riesgos
laborales que la Ley plantea. Y, junto a ello, claro está, la información y la formación de los
trabajadores dirigidas a un mejor conocimiento tanto del alcance real de los riesgos
derivados del trabajo como de la forma de prevenirlos y evitarlos, de manera adaptada a las
peculiaridades de cada centro de trabajo, a las características de las personas que en él
desarrollan su prestación laboral y a la actividad concreta que realizan.
Art.15: 1 d)
1. El empresario aplicará las medidas que integran el deber general de prevención previsto
en el artículo anterior, con arreglo a los siguientes principios generales:
Art.15: 4
Art.16 2 a)
a) El empresario deberá realizar una evaluación inicial de los riesgos para la seguridad y
salud de los trabajadores, teniendo en cuenta, con carácter general, la naturaleza de la
actividad, las características de los puestos de trabajo existentes y de los trabajadores
que deban desempeñarlos. Igual evaluación deberá hacerse con ocasión de la elección
de los equipos de trabajo, de las sustancias o preparados químicos y del acondicionamiento
de los lugares de trabajo. La evaluación inicial tendrá en cuenta aquellas otras actuaciones
que deban desarrollarse de conformidad con lo dispuesto en la normativa sobre protección
de riesgos específicos y actividades de especial peligrosidad. La evaluación será actualizada
cuando cambien las condiciones de trabajo y, en todo caso, se someterá a consideración y
se revisará, si fuera necesario, con ocasión de los daños para la salud que se hayan
producido. Cuando el resultado de la evaluación lo hiciera necesario, el empresario realizará
controles periódicos de las condiciones de trabajo y de la actividad de los trabajadores en la
prestación de sus servicios, para detectar situaciones potencialmente peligrosas.
Art. 2.2. a)
Art.3: 1 a)
Pag.2 . Punto b
La evaluación inicial de riesgos deberá hacerse en todos y cada uno de los puestos de
trabajo de la empresa, teniendo en cuenta:
Art. 5: 5.2.1
Para cada actividad de trabajo puede ser preciso obtener información , entre otros, sobre
los siguientes aspectos:
Art.5: 5.2.2.2.2. a)
La probabilidad de que ocurra el daño se puede graduar, desde baja hasta alta, con el
siguiente criterio:
Art.5: 5.2.4. a) y b)
El resultado de una evaluación de riesgos debe servir para hacer un inventario de acciones,
con el fin de diseñar, mantener o mejorar los controles de riesgos. Es necesario contar con
un buen procedimiento para planificar la implantación de las medidas de control que sean
precisas después de la evaluación de riesgos.
Los métodos de control deben escogerse teniendo en cuenta los siguientes principios:
Si analizamos todas y cada una de estas ventajas, veremos que su influencia positiva en la
aplicación práctica de la prevención de riesgos laborales puede resultar enorme, sin entrar
en valorar aspectos que llevan de manera bastante clara a ventajas económicas a corto
plazo.
¿Qué características se tienen que dar en la gestión preventiva de una empresa para
plantearse abordar un proceso de análisis del factor humano que no se limite al
aspecto psicosocial de relación entre personas?
Evidentemente, nos encontramos con una actividad preventiva que exige haber desarrollado
una actividad preventiva intensa, haber reflexionado sobre la importancia de la misma y
encontrarse plenamente convencido, a todo nivel de la empresa, de la integración de la
prevención de riesgos laborales en la gestión de la empresa y, por tanto, haberla integrado
plenamente.
Si nos atenemos a los niveles de aplicación de los modelos de gestión de seguridad y salud
definidos por Parker en 2.006 (El camino de la gestión de la seguridad y salud), resultará
imprescindible que nos encontremos con empresas que tengan un perfil Proactivo o
Generativo.
Para definir las características concretas que nos darán una guía sobre la base de que se
dispone para implementar los análisis citados también nos podemos basar en lo expuesto
por Parker.
Algunas características:
Nivel GENERATIVO: Se consiguen estándares muy altos, los errores y fallos son
usados para mejorar, se buscan los fallos antes de que ocurran, existe una
transparencia total, no se oculta nada. El respeto por la salud de las personas está
implícito en todas las decisiones. La prevención es la forma de
trabajar. Se comienza a pensar en el concepto de Empresa Saludable.
Algunas características:
Las evaluaciones de riesgo que se están realizando actualmente no son del todo
completas. No se están teniendo en cuenta las características personales psíquicas
de cada trabajador.
Las empresas han dedicado recursos para mejorar instalaciones, han realizado inversiones en tecnología
y en nuevos equipamientos, así como también se han preocupado en establecer procedimientos y
normas. Con todas estas medidas, han logrado reducir el índice de accidentes, pero aun así siguen
sucediendo y esto es debido a que entra en juego otro factor, el factor humano. Por este motivo, será igual
de importante disponer de equipos y procesos que permitan realizar las actividades, así como dedicar
tiempo y recursos económicos en realizar acciones orientadas a mejorar el comportamiento de las personas, y
a fomentar hábitos seguros.
¿Qué es la cultura de seguridad?
La cultura de seguridad es la forma en la que se valora y prioriza la seguridad en la organización y tiene
en cuenta el comportamiento que adoptan las personas. Estamos hablando de nivel de valores,
creencias y actitudes, tanto de forma individual como colectiva frente al compromiso que se adquiere con
la seguridad.
Tener un fuerte apoyo por parte de Dirección. En este sentido, ésta tiene que liderar las acciones
dirigidas a reafirmar su compromiso.
Hacer partícipe a toda la organización para que cada persona de forma individual tome conciencia de
los riesgos y sea responsable de su seguridad y la de los demás.
Fomentar el trabajo en equipo para hacer realidad el crecimiento organizacional. Si una persona
comete un error porque decide saltarse una norma, éste puede desencadenar un accidente, con lo
que el equipo también pierde. No hay que olvidar que todo ello tiene consecuencias en la producción
y, sobre todo, puede conllevar la pérdida de vidas.
Incidir en el comportamiento a través de observaciones preventivas. Pero estas no sólo deben quedarse
en observaciones, sino que deben ir más allá convirtiéndose en conversaciones para que exista
una comprensión y compromiso de actuación en un futuro. Así pues, es imprescindible la
retroalimentación para que la persona adquiera consciencia, y actúe de forma responsable sin
supervision.
Retroalimentar de forma positiva los comportamientos, ya que las personas actuamos mayoritariamente
por las consecuencias de nuestras acciones. La valoración por parte de nuestros compañeros y
supervisores sería un ejemplo.
Trabajar para corregir los comportamientos inseguros y reforzar los comportamientos seguros. Estamos
acostumbrados a que nos digan lo que hacemos mal, pero debemos preocuparnos en reforzar
los comportamientos positivos para hacer surgir las actitudes que deseamos que se conviertan en
hábitos.
Reportar. Hoy en día no tenemos información si no disponemos de mediciones, valoraciones
e índices que nos muestren en qué momento nos encontramos, y que nos permiten establecer
objetivos hacia dónde queremos llegar. Para ello, es fundamental tener una herramienta de
reporte para medir la evolución.
Comunicar resultados. Finalmente, deberemos hacer extensible los resultados periódicamente a toda la
organización para compartir el crecimiento y hacerles partícipes de los rendimientos obtenidos.
De este modo, el cambio de la cultura de seguridad se inicia desde Dirección y se hace extensa a toda la
organización, con la finalidad que la suma de todas las personas que forman parte de ella trabaje para
conseguir el mismo objetivo. En este sentido, la constancia, el esfuerzo y el trabajo de todo el equipo
serán los motores para hacer crecer la cultura de seguridad que la empresa anhela.
Para finalizar me gustaría compartir una cita de Henry Ford que guarda relación con lo expuesto:
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No obstante, no podemos olvidar que todo ello está directamente relacionado con las
personas que van a utilizar dichos sistemas preventivos y, por lo tanto, debemos tener
en cuenta una serie de factores implícitos en la psicología de los seres humanos.
Así, tendremos en cuenta los factores cognitivos, pues éstos van a determinar en cada
persona su forma de analizar y vivir la realidad. Mediante la percepción, interpretación
y evaluación, el sujeto valora tanto el medio o situación a la que ha de enfrentarse como
a sí mismo. Esto va a determinar un estilo cognitivo que está estrechamente vinculado a
aspectos de carácter emocional, así como de la propia historia del individuo, que explica
las diferencias en la forma de apreciar la realidad entre distintas personas.
Nuevamente estamos hablando del factor humano, porque para instaurar esta cultura
preventiva hemos de hacerlo desde la primera a la última persona de la empresa. Para
ello, tendremos que establecer los sistemas para vencer la resistencia al cambio, en la
siguiente etapa podremos iniciar el proceso para promover el cambio de actitud, y aquí,
una vez más, sólo podremos hacerlo si tenemos en cuenta todos los factores que hacen
que una persona sea mas o menos permeable a la adquisición de nuevos conocimientos.
Y para que realmente podamos decir que hemos conseguido nuestro objetivo, debemos
asegurarnos que se da una interiorización en el sujeto de las pautas preventivas que nos
asegure que éste será capaz de dar la respuesta adecuada en cualquier condición que se
le presente, no sólo en su vida laboral sino también en su vida cotidiana.
Por lo tanto y para finalizar, no podemos ignorar la importancia que tienen los factores
individuales y los efectos que la interacción entre la percepción de la realidad, la
personalidad, la historia familiar, etc., tienen sobre la persona y su forma de reaccionar
ante las diferentes demandas del entorno, ya que todo ello puede proteger o predisponer
a las conductas de riesgo.