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Los cabos del Ejército Libio Martínez y Pablo Emilio Moncayo cumplen 10 años en
cautiverio. El primero no conoce a su hijo. El padre del segundo camina hacia
Caracas en busca de su liberación.
Este viernes 21 de diciembre los cabos del Ejército Libio José Martínez y Pablo
Emilio Moncayo cumplen 10 años en poder de las Farc tras la histórica toma de
Patascoy, en Nariño, un récord nunca antes visto en algún conflicto en el mundo y
cuya solución aún parece lejana.
"Nos habíamos acostado cansados y como todas las noches con mucho frío.
Patascoy es un cerro muy alto. Serían las 2 de la madrugada cuando un bombazo
nos tiró al piso. No acatábamos a saber qué pasaba, pero las ráfagas de
ametralladora nos hicieron entender que se trataba de un ataque...la tronadera de
las bombas que nos mandaban hechas en tarros de leche en polvo no nos dejaba ni
oír los gritos de ‘ríndanse chulos'. Nadie en nuestro campo daba órdenes.
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Esperábamos que el teniente, que dormía al pie de la central de radio, reaccionara,
sin saber, en esa confusión, que había sido la primera baja.
Hacia las 5 comenzamos a caminar por la trocha del oleoducto trasandino. Habían
muerto 10 compañeros, 18 habíamos caído en manos de las Farc y tres habían
podido huir. A las 8 estábamos llegando a la pata del cerro cuando vimos un
helicóptero. La guerrilla lo dejó acercar y cuando lo tuvo a tiro, lo impactó.
Regresaron a la base. Caminamos todo el día. A las 7 de la noche oímos el avión
fantasma dando vueltas alrededor del cerro de Patascoy y ametrallando a la loca.
Caminamos muchos días. Hasta la tarde en que llamaron por lista a los soldados.
Nos hicieron formar y nos dieron la orden de caminar sin dejarnos oír. A la
madrugada nos dijeron: hasta aquí fueron fiestas. La alegría fue mucha: estábamos
libres".
Estos son algunos apartes del relato que un muchacho que prestó servicio militar en
la base de comunicaciones de Patascoy le dio al columnista de El Espectador Alfredo
Molano, a propósito de los diez años que este viernes se cumplen del ataque
guerrillero.
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Luego de una incursión con cerca de 300 hombres, los guerrilleros de las Farc
atacaron la base militar donde funcionaba la Estación de Comunicaciones del
Ejército en el cerro de Patascoy, en límites entre Nariño y Putumayo, ocupada por
integrantes del Batallón de Infantería Batalla de Boyacá. Tras los hechos, 22
soldados fueron asesinados y 18 más secuestrados. Tiempo después, 16 de ellos
fueron liberados.
Por esos días, fue célebre una frase del guerrillero de las Farc Jorge Briceño, alias
Mono Jojoy, que se conoció luego de que el Ejército le interceptara una charla con
otro subversivo: "La pelea no duró sino 15 minutos".
Hoy en día, esos dos uniformados que los insurgentes decidieron no liberar siguen
en su poder, toda vez que ni las operaciones militares, ni los acercamientos con dos
presidentes (Andrés Pastrana y Álvaro Uribe) han derivado en un hecho
significativo que dé lugar a su puesta en libertad.
Una de las esperanzas de obtener su liberación, tal vez la más significatvia, se fue al
piso cuando el entonces mandatario Pastrana decidió, el 20 de febrero de 2002,
acabar con la denominada Zona de Distensión porque las Farc, mientras hablaban
de sus supuestas intenciones de paz, secuestraron un día antes al senador Jorge
Eduardo Gechem Turbay. El congresista fue plagiado en un avión de la empresa
Aires cuando un comando guerrillero de las Farc obligó el aterrizaje de la aeronave
sobre la carretera entre el municipio de Hobo y Neiva. Hoy en día, él también sigue
en poder de los subversivos.
Pruebas de supervivencia
Nada se sabía de los dos cabos del Ejército hasta el 3 de julio pasado, cuando
apareció un video, a través de un medio inusual, con pruebas de supervivencia de
los dos, así como de otros cinco uniformados que siguen plagiados.
Esta versión difiere de lo hasta ahora dicho por el policía Jhon Frank Pinchao, que
se le escapó a los subversivos y quien sostiene que Betancourt y Rojas han
permanecido separadas durante su cautiverio y que esta última no ha estado al lado
de su hijo Emmanuel. Ahora bien, tras las últimas pruebas de supervivencia que se
conocieron, Íngrid Betancourt dice en una carta que no ha visto a Clara Rojas hace
varios años. De igual forma, llama la atención que Dominguez, quien fue plagiado
en Caquetá, no estaba registrado en ninguna lista de secuestrados por parte de los
organismos del Estado.
Uno de los mensajes del video también corresponde al de Pablo Emilio Moncayo,
por cu o secuestro su padre Gusta o Monca o partió una caminata desde Nariño a
por cuyo secuestro su padre, Gustavo Moncayo, partió una caminata desde Nariño a
Bogotá como mecanismo de presión en busca del acuerdo humanitario. Tras ver el
video, el profesor dijo sentirse con esperanzas y agradeció a Dios porque le permitió
ver a su hijo de nuevo. Además de Moncayo y Domínguez, en el video aparecen el
capitán Édgar Duarte, secuestrado en Caquetá; el suboficial Luis Alberto Herazo,
secuestrado en Caquetá; los intendentes Álvaro Moreno y Elkin Rivas y el cabo
segundo Libio Martínez Estrada, el otro de la toma de Patascoy.
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Info Info
Este viernes, tanto Pablo Emilio como José se constituirán en las personas que más
tiempo llevan secuestradas en todo el mundo. Y peor aún, con un panorama que,
por lo menos a la luz pública, no se ve alentador. Diez años de puja por el despeje
militar o el rescate, en medio de fracasados acercamientos, supuestos intereses
políticos que no permiten avanzar, acciones terroristas de esa guerrilla e
innumerables intentos que hasta ahora no arrojan resultados.
Diez años de sufrimiento y espera por el retorno de los cabos sin que ellos sepan de
las radicales transformaciones de sus hogares. La esposa de Libio José ya es la
señora de otro hogar, pero sus amigos lo extrañan como experto jugador de cartas y
aguardan su regreso para volver a celebrar el primer campeonato de fútbol del
Deportivo Pasto. Paralelamente, los padres de Pablo Moncayo tuvieron que
hipotecar su casa por $38 millones, pero él desconoce que es el dinero con el cual su
padre viaja por Colombia liderando siempre la interminable lucha por la liberación
de los cautivos. Los siguientes mensajes fueron enviados para los cautivos a través
de El Espectador en la Navidad pasada. Éstos, desafortunadamente, siguen vigentes.
Este mensaje es para Libio José Martínez. El Niño José te quiere mucho. Espero que
esta Navidad estés bien, estés tranquilo y sigas confiando en Dios. Reza mucho,
también lee la Biblia. La vida no se ha acabado todavía. Nosotros estamos luchando
acá, en compañía de sus padres, de los padres de Pablo Emilio Moncayo y del
sargento Moreno Chagüeza. Estamos todos unidos. No pierda la esperanza. Lo único
que le pido es que confíe mucho en Dios y que no desfallezca para nada.
No le siga haciendo daño al país y por favor libere a mi papá y a todos los
secuestrados. El pequeño Johan le escribe cartas en la que le expresa su infinito
amor y le recuerda "que tiene un hijo que lo espera para conocerlo y que nunca más
se vuelva a ir.
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Pablito: le habla su tío Héctor. Le estoy enviando este mensaje para desearle una
feliz Navidad. Lo recordamos mucho. Le mando un abrazo grandote de sus primas,
de su tía Gloria, de su tío Orlando, de los familiares que vivimos en Bogotá y
Sandoná. Vamos a orar porque pronto, a los que tienen la libertad en sus manos, se
les mueva el corazón y firmen un acuerdo que lo ponga nuevamente en casa.
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"La Navidad se acerca. En tanto que presidente de todos los colombianos, debería
enviar un mensaje a los rehenes que se encuentran en la jungla", dijo Delloye en el
acto de colocación de un retrato de su madre, en los jardines de Luxemburgo, cerca
del Senado francés.
"Uribe debería decirles a los secuestrados que 2008 será el año de su regreso a
través de un acto de paz y no a través de un acto de guerra", añadió Delloye.
Varios senadores participaron en este acto, una iniciativa similar a la que el jueves
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se llevó a cabo la Asamblea Nacional francesa, que instaló en su sede en el centro de
París, una pantalla gigante para difundir un mensaje a favor de la liberación de
Íngrid Betancourt, secuestrada desde febrero de 2002 .
Por otro lado, el arzobispo de París, cardenal André Vingt-Trois, escribió este
viernes una carta al presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor
Luis Augusto Castro Quiroga, para expresar su solidaridad con las "víctimas del
conflicto armado" en Colombia.
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