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Plurilingüismo

El término plurilingüismo hace referencia a la presencia simultánea de dos o más lenguas


en la competencia comunicativa de un individuo y a la interrelación que se establece entre
ellas. Los conocimientos y experiencias lingüísticas de un individuo pueden adquirirse bien
en sus entornos culturales o bien en la escuela; se organizan en sistemas que se relacionan
entre sí e interactúan, contribuyendo así a desarrollar la competencia comunicativa del
sujeto.

El multilingüismo, en cambio, es el conocimiento de varias lenguas o la coexistencia de


distintas lenguas en una sociedad determinada. El multilingüismo puede lograrse, por
ejemplo, diversificando la oferta de lenguas en un centro escolar o en un sistema educativo
concreto.

En la actualidad, el dominio de una, dos o más lenguas consideradas de forma aislada deja
de ser el objetivo de aprendizaje para dar paso a la consecución del plurilingüismo. Para
lograr el plurilingüismo es fundamental desarrollar tanto un repertorio lingüístico, en el que
se ejerciten todas las capacidades lingüísticas que posee el individuo, como de los
mecanismos que faciliten la interacción de las competencias de sus diferentes lenguas. Las
propuestas curriculares han incorporado recientemente una referencia explícita a la
sensibilización de los aprendientes hacia la diversidad lingüística y cultural y el respeto a
diferentes maneras de expresarse y actuar. De esta manera, el desarrollo simultáneo del
plurilingüismo y de la interculturalidad se convierte en un proceso natural, pues las
competencias lingüística y cultural respecto a cada lengua interactúan, se enriquecen
mediante el conocimiento de la otra lengua y contribuyen a desarrollar destrezas,
capacidades y actitudes interculturales.

Las competencias en las diferentes lenguas que posee el hablante plurilingüe se encuentran
generalmente en desequilibrio, tienen un carácter transitorio y varían con el tiempo. En
efecto, generalmente:

 se consigue un mejor dominio en una lengua que en las otras;


 el perfil de competencias en una lengua puede ser diferente del de las otras (por
ejemplo, es posible que el hablante tenga muy buena competencia oral en dos
lenguas pero sólo en una de ellas sea competente en expresión escrita);
 las estrategias que utiliza el hablante para comunicarse pueden variar según la
lengua implicada (por ejemplo, el individuo puede recurrir a la mímica y al uso de
gestos para compensar una insuficiente competencia lingüística en la lengua
implicada en una interacción y, sin embargo, dar la impresión de ser menos
expresivo y más distante en otra lengua que domina mejor).

La competencia plurilingüe varía de acuerdo con las experiencias lingüísticas que haya
vivido el individuo. Un buen perfil plurilingüe no presupone necesariamente un rico perfil
pluricultural, ya que es posible tener un buen dominio del sistema de una lengua y, sin
embargo, desconocer importantes aspectos de su cultura.

El concepto de competencia parcial en una lengua, lejos de significar un desarrollo


imperfecto o pobre, es parte de una competencia plurilingüe que resulta enriquecida.
Resumen del cuento[editar]
El narrador cuenta que una noche estaba en "salón de Julia", un lugar donde se bebía, bailaba
y se alternaba con prostitutas en el Barrio Santa Rita que en ese entonces era una zona rural
en los suburbios de la ciudad de Buenos Aires, cuando entró Francisco Real, apodado El
Corralero dándole un empellón a la puerta. Era un hombre alto, fornido vestido de negro con
una chalina color bayo, que venía de otro barrio, del norte, en un coche acompañado de otros
hombres. Su actitud provocativa hace que primero el narrador y luego otros concurrentes se le
fueran encima para pelearlo, pero el recién llegado los aparta mientras sigue hasta el fondo
del lugar donde estaba Rosendo Juárez, conocido como El Pegador. Este último era un
hombre que trabajaba como elemento de choque para un caudillo político y que por su coraje
y habilidad con el cuchillo era respetado por todos y admirado por la mayoría de la gente del
barrio. Su mujer, conocida como La Lujanera era, entre las que iban al lugar, la más codiciada
por los hombres. El Corralero desafió a Rosendo diciéndole que quería ver cuánto coraje y
habilidad tenía, dada su fama de cuchillero y de malo; todos los presentes se mantienen
expectantes aguardado el duelo pero El Pegador se negó a pelear. La Lujanera se le acercó,
le sacó su cuchillo de entre las ropas y se lo dio en la mano pero El Pegador lo lanzó por una
ventana que daba sobre el arroyo Maldonado. Entonces su mujer se arrimó al Corralero, le
dijo que dejaba a Rosendo porque era un cobarde y comenzaron a bailar juntos. Los demás
concurrentes hicieron lo mismo y al rato ambos se marcharon abrazados. El narrador, que se
sentía deshonrado y avergonzado, salió del salón con falsas excusas y volvió poco después.
Al rato entró la Lujanera sosteniendo a El Corralero agonizante y en tanto lo veían morir contó
que mientras estaban afuera alguien desafió a El Corralero y le clavó un puñal; era alguien
desconocido, afirmó, no era Rosendo. Cuando uno de los compañeros de Real acusó a la
Lujanera de ser la agresora, el narrador se interpuso, le hizo ver que ella no hubiera tenido la
fuerza necesaria para dar la puñalada y se burló de que un hombre con fama de fuerte en su
barrio como el difunto fuera a terminar muriendo en ese lugar, donde nunca pasaba nada. En
eso escucharon que estaba acercándose la policía a caballo y, queriendo evitar problemas, los
presentes arrojaron el cadáver de El Corralero al arroyo por la ventana y continuaron bailando.
Al final, el narrador-personaje insinuó que él había matado a El Corralero.

Personajes[editar]
El narrador le describe a un Borges oyente, una historia de la cual él es testigo, cómplice y
autor. Es el "hombre de la esquina rosada" y se puede deducir que es un hombre que en el
lugar pasa desapercibido o que, en todo caso, es percibido como insignificante. Su accionar
posterior, narrado o sugerido, muestra que en realidad es una persona que defiende a todo
trance sus ilusiones y sus ideales, que también son los de las otras personas del barrio donde
vive, que en este caso son el coraje, la hombría, la habilidad que representaba para ellos
Rosendo Juárez.
El autor de la muerte no puede ser considerado "asesino": no tiene rencor, no lo motiva la pasión,
simplemente cumple con su deber como verdugo, mata a quien mató a su ídolo. Mata a quién mató sus
ilusiones, sus míseras esperanzas de ascenso social y, aunque simultáneamente demostró que podía
ocupar el sitial de "guapo" que junto con la vida perdiera su referente, nos enseña que tampoco esa era
su intención.1
Rosendo Juárez, conocido como El Pegador, representa al matón, al cacique, al duro del
barrio; a aquel personaje querido por algunos, admirado y respetado por todos, pues Juárez,
dado sus hazañas realizadas con el puñal, hace temblar con su sola presencia a cualquiera
que sepa de él. En la historia, sin embargo, rehúye cobardemente el reto del forastero y se va
para desaparecer casi por completo del resto de la narración.
Francisco Real, apodado El Corralero, es el retador, descrito como un tipo alto y fornido
vestido de negro con una chalina color bayo cuya voz, potente y autoritaria, reflejaba su
personalidad. Viene de otro barrio expresamente a desafiar a pelear a El Pegador para
incrementar su fama y demostrar que es más varón.
La Lujanera es una prostituta, la mujer más bella del lugar, codiciada por cualquier hombre,
pero que estará junto al más poderoso, primero Juárez y luego Real. Será la única visible
testigo de la muerte de Real. Asimismo, tal vez de lo visto por esta mujer es que surge el
nombre de la historia, pues ella dice que vio a un hombre desconocido darle a El Corralero la
puñalada fatal.

Ubicación de los hechos narrados[editar]


En un reportaje Jorge Luis Borges dijo que parecía que el arroyo Maldonado creaba barrios
malos, barrios de prostíbulos, de malevaje, por cualquier parte en Palermo, o en Villa Crespo,
o en los fondos de Flores, y que a su Hombre de la esquina rosada lo situó un poco más lejos,
más allá de Flores2 y le dio una fecha indeterminada. Luego agregó "Lo hice deliberadamente.
Porque creo que un escritor no debe intentar nunca un tema contemporáneo, ni una topografía
muy estricta. Porque inmediatamente van a descubrir errores. O, si no los descubren, van a
buscarlos, y, buscándolos, los encontrarán. Por eso, yo prefiero situar mis cuentos siempre en
lugares un poco indeterminados y hace muchos años.3
En el cuento se dice que Rosendo Juárez era un hombre fuerte de Villa Santa Rita. Sus límites
oficiales son las calles Condarco, Miranda y Joaquín V. González y la avenida Gaona. Al norte
tiene a Villa del Parque, y al sur, a Floresta.
El salón de Julia aparece ubicado según el cuento entre el camino de Gauna, que ahora es la
avenida Gaona, y el arroyo Maldonado que actualmente está entubado bajo la avenida Juan
B. Justo. Como en Santa Rita esas dos avenidas se hallan a sólo una cuadra de distancia el
"salón de Julia" tenía que estar situado en la cuadra que corre entre ambas avenidas de
cualquiera de las siguientes calles: Joaquín V. González, San Nicolás, Emilio Lamarca o
Concordia. Y en ninguna otra porque, a partir de allí Juan B. Justo y Gaona se van alejando
una de la otra.
La referencia de que El Corralero y sus compañeros vienen del norte, debe entenderse como
de lo que se conoce actualmente como Barrio Norte, siempre de la ciudad de Buenos Aires.
En cuanto a la época, se describe un lugar previo a la urbanización y se menciona a la
habanera como música ya reemplazada por el tango que es lo que se estaba ejecutando y
bailando en el lugar, lo que permite ubicar el hecho entre la última década del siglo XIX y la
primera del siglo XX.

Temas[editar]
El cuento es una suma de elementos perceptibles, los cuales son dependientes uno del otro
por lo que se caracterizan por tener una función única e importante dentro de la misma
historia. En síntesis, el relato puede ser observado como un intento de Borges por mostrar que
hasta en un ambiente rural y basto, cualquier individuo, pieza o cosa es importante en el
desarrollo de un hecho.

Comentario de Borges[editar]
En una conferencia pronunciada en el auditorio de la Universidad de Antioquia, Colombia, en
1963 decía Borges:
"Hace cerca de cuarenta años yo cometí la imprudencia de escribir un cuento titulado El hombre de la
esquina rosada, cuyo tema es ése: el desconocido que provoca a un desconocido, el desconocido que
llega de un barrio lejano a un barrio perdido en el oeste de Buenos Aires, y desafía a otro a pelear con
él. Ahora, cuando escribí ese cuento lo hice con un propósito visual, porque me había impresionado lo
visual de muchos cuentos de Stevenson y de Chesterton. Y pensé que sería curioso aplicar la materia
orillera a esa técnica, esa técnica que quiere que cada cosa ocurra de un modo vívido; es decir, que
todas las cosas ocurran como un ballet (y hace unos tres o cuatro años se ha hecho un ballet con ese
argumento de El hombre de la esquina rosada). Ahora bien, en ese cuento yo necesitaba que la
provocación fuera brusca. Y así, el corralero entra en el salón de baile y provoca bruscamente al guapo
local, que se llama, creo, Rosendo Suárez. Bueno, cuando escribí ese cuento sabía, porque lo había
presenciado muchas veces, que eso era históricamente falso. Las provocaciones nunca se hacían así.
Llegaba el desconocido, se acercaba respetuosamente al hombre que iba a desafiar, lo colmaba de
elogios, y luego esos elogios eran tan copiosos que se habían convertido en burlas, y luego lo desafiaba
a pelear.4
En la entrevista que le realizara Radio Nacional de España, Borges contaba lo siguiente:
"De todas las adaptaciones cinematográficas de mi obra, sólo hubo una buena: el mal cuento Hombre
de la esquina rosada inspiró un excelente film con el mismo título, dirigido por René Mugica. Era éste un
film admirable, muy superior al relato endeble en el cual se inspiró. Lo demás que se ha hecho prefiero
callarlo. (...) Luego hubo una película titulada Los otros (Les autres (1974), de Hugo Santiago). Eso se
hizo en francés. No recuerdo el nombre del director. Se estrenó en París, donde fracasó. Yo no la vi
nunca. También hicieron otras películas de las cuales no quiero acordarme. (...) Aunque participé en
alguno de los guiones, luego todo aquel trabajo fue transformado de tal manera –quizá mejorado– que
yo no lo reconocí al ver el producto final. Por ejemplo, en uno de aquellos films habían invertido el orden
cronológico del relato: empezaban por el medio, luego iban al final, y para terminar, volvían al principio.
Todo eso sin que yo tuviera nada que ver. Por eso siempre les digo a los cineastas que hagan lo que
quieran con mis argumentos. Yo prefiero que no pongan mi nombre para no hacerme responsable de
nada. Aun así, ellos insisten en poner mi nombre y luego yo resulto responsable de la ofensa". 5
Según una interpretación hecha desde el punto de vista psicoanalítico, es "como si Borges, a
través de la magia de la literatura, se hubiera concedido a sí mismo el rol de un compadrito
que, cuchillo en mano, consigue, dar muerte a un guapo bravo del Norte."6

Crítica[editar]
El crítico Eduardo Pérsico señaló que el cuento es "una pintura precisa de una época del
arrabal de Buenos Aires, perfecta calidad borgesiana en cada fragmento. Cuando en el
personaje Francisco Real da un pechazo y atropella a los gritos la puerta del prostíbulo,
Borges, el relator, que está de espaldas a la puerta, al verlo exclama “el hombre era parecido
a la voz”. Siete palabras no más y deja un concepto definitivo del tipo, esa era la calidad de
Borges cuentista armando frases perfectas y definitivas que mostraban su capacidad
incansable para corregir."7

Reaparición de un personaje[editar]
En otro relato, Historia de Rosendo Juárez de El informe de Brodie de 1970, El Pegador le
contará al propio Borges por qué no luchó esa noche. Porque le pareció cosa de botarates esa
de pelear porque sí para probar que se tiene coraje. Y le dice que si él esa noche hubiese
tenido miedo, hubiese peleado... Y es que el verdadero guapo sólo pelea cuando "no hay otro
remedio". Si esto puede ser una autojustificación en el caso de Rosendo, o un
cuestionamiento profundo al machismo criollista con su rígido y alardeado culto al coraje, eso
queda al libre criterio de cada cual.8

Adaptaciones y obras derivadas[editar]


Hay una película argentina del mismo nombre, inspirada en el cuento con adaptación
de Joaquín Gómez Bas, Carlos Adén e Isaac Aisenberg, estrenada el 26 de junio de 1962
dirigida por René Mugica, cuyos actores principales son Francisco Petrone, Jacinto
Herrera, Walter Vidarte y Susana Campos.
En la película surge otra variante sugestiva de la historia. El director le da como contexto las
celebraciones del centenario de la patria en 1910, y es en medio de los festejos populares
donde, liberado por el indulto general, aparece el personaje, encarnado magistralmente por
Francisco Petrone, y que no quiere tener problemas con nadie, pero a quien la fatalidad u otro
factor misterioso va ir guiando hasta su destino final, en la culminación de esa noche.
Y es acá donde vamos a encontrar la otra variante del relato. Sí Rosendo, interpretado por
Jacinto Herrera, se niega a luchar y arroja el cuchillo es porque no puede pelear con un
muerto. Francisco Real está poseído por alguien que murió en la cárcel y que a través de él
viene a vengarse de todos aquéllos que fueron los causantes de su ruina, y, en especial, de
Rosendo, quien además le había quitado a la Lujanera. Y esto es lo que se debe tener en
cuenta durante la proyección para entender la trama fílmica cabalmente. Salvo ese detalle, la
parte final del mismo sigue fielmente el relato borgeano, con el inesperado descubrimiento de
quién es el narrador.
Esta película es también un verdadero clásico, y que es, justamente, la que prefirió
personalmente Borges, por lo menos de todas las películas basadas en sus obras que él pudo
seguir pese a su ceguera. Por otra parte, en el film hay un homenaje evidente en la presencia
de ese ciego que es como una figura de Borges.8
Jorge Luis Borges y Astor Piazzolla compusieron una suite para doce instrumentos, narrador y
cantante inspirada en el cuento y que también lleva el nombre de El hombre de la Esquina
Rosada, de la cual existe una versión grabada por Daniel Binelli, Jairo y Lito Cruz. Hay
también una adaptación teatral de Isaac Aisenberg.
En el año 2006 el Banco Central de la República Argentina (BCRA) hizo una edición limitada
de 2000 monedas de plata 900 con la figura de Jorge Luis Borges, como parte de los
homenajes por el 20º aniversario de su muerte, que tenían de un lado el retrato del escritor y,
del otro, un dibujo inspirado en “Hombre de la esquina rosada". El valor nominal era de un
peso, pero las vendía a 185 pesos cada una (60 dólares estadounidenses).

El manuscrito original[editar]
En octubre de 1996 el coleccionista argentino Eduardo Constantini adquirió en una subasta de
la galería Christian de Quay-Francis Lombrail de París en 164.000 dólares estadounidenses
dos lotes de textos manuscritos de Borges que incluían el correspondiente al cuento Hombre
de la esquina rosada.9

Notas[editar]

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