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GEOGRAFÍA DEL PODER CHINO

(R. KAPLAN)

Mackinder sugiere que los chinos <<podrían constituir el peligro amarillo para la libertad del mundo, simplemente porque podrían añadir un frente oceánico a los recursos del
gran continente, una ventaja todavía denegada al inquilino ruso de la región pivote>>.

China --al igual que Rusia-- es un frente oceánico, el cual no se extiende únicamente hasta la antigüa zona de la Unión Soviética, con toda su riqueza en recursos minerales e
hidrocarburos, sino también hasta las principales rutas marítimas del Océano Pacífico, a 5.000 kilómetros de distancia, donde China disfruta de 14.500 km de costa, con
numerosos y buenos puertos naturales, en los que el hielo no es pedimento alguno.

Además, Mackinder apuntaba que si Eurasia y África forman la <<Isla Mundial>>, China, al ser la mayor nación continental de Eurasia, con litoral en ambos trópicos y situada en
la zona templada, ocuparía la posición más ventajosa del mundo.

China tiene la geografía a su favor de una manera muy elemental y obvia.

A China le faltaría muy poco para poder considerarla un continente.

Las principales ciudades de las primeras dinastías chinas se construían a menudo en las orillas del río Wei, antes de su confluencia con el río Amarillo o Huang He, donde las
precipitaciones eran suficientes para fomentar una agricultura sedentaria y donde la población se encontraba a salvo de nómedas de la meseta de Mongolia Interior.

En China, los grandes ríos, es decir, Wei, Han, Amarillo o Huang He y Yangtsé fluyen de oeste a este, donde las tierras altas y áridas del interior eurasiático hacia las zonas
agrícolas más húmedas próximas a la costa del Pacífico.

La construcción del Gran Canal entre los años 605 y 611, que unía a los ríos Amarillo o Huang He y Yangtsé, tuvo, en opinión del historiador británico Keay <<un efecto similar a
la de la construcción del primer ferrocaril continentan en Norteamérica. El Gran Canal esempeñó un papel fundamentan en la unidad de China, ya que facilitó la conquisa del sur
durante las dinastías medievales Tang y Song, las cuales ayudaron a consolidar el núcleo grográfico de China agraria.

La geografía étnica de China evidencia una <<estructura centro-periferia>>, en la cual el centro corresponde a la <<llanura central>> cultivable o <<la China interior>>, y la
periferia la constitiuye la <<zona inexplorada>> de pastizales o la <<China exterior>>.

De la anterior división, surge una de las razones para la construcción de la Gran Muralla. Además, según el politólogo Jakub Grygiel, la Gran Muralla <<sirvió para reforzar la
distinción ecológica que se traducía en diferencias políticas>>.

El hecho de que en el Estado chino actual se encuentren tanto tierras de desierto como tierras de cultivo a escala continental, se refleja la culminación de un largo y triunfante
proceso histórico que, a su vez, proporciona la base geográfica del poder chino.

Debido a que la zona de pastizales de Asia interior no tenía agricultura de cultivo, la supervivencia de su escasa población, peligraba sin acceso a esta. Por tal razón, China se
extendió a partir de los ríos Wei y el curso bajo del río Amarillo. La civilización china se desplazó hacia el sur, a las zonas de cultivos de arroz y té. Aún así, el poder político se
quedó en el norte, que abarcaba la actual zona de Pekín.

China siempre ha tenido desde la Antigüedad una población densa y cohesionada. China se convirtió en una sociedad menos militarizada, en comparación con Rusia. Sin
embargo, el país sufrió de dinastías particularmente enérgicas y agresivas.

Hasta los siglos XVII y XVIII, bajo la dinastía manchú Qing, se recuperaron los territorios de Asia interior, tras el intento fallido de dinastías autóctonas de Song y Ming. Dichos
territorios se extendían desde el Tíbet y la Turquestán Oriental, pasando por Mongolia, hasta la frontera con Rusia.

En resumen, China llegó a ser un vasto continente en virtud de avances y retrocesos resultantes de sus interacciones con un Asia interior esteparia que se adentraba en el
corazón continental de Mackinder, para lo cual rige la realidad política de la actual China.

China debe afrontar el hecho de que, si el grupo étnico dominante que los han y constituyen aún en la actualidad, el más del 90% de su población, y que a su vez, vive en su
mayor parte de zona fértil y originaria de este país, es capaz de mantener bajo control a los tibetanos, uigures túrquicos y mongoles del interior, que habitan en la periferia, y
todo ello con un nivel mínimo de conflictos. Finalmente, el destino del Estado chino dependerá de este factor, sobre todo a medidas que China tenga que afrontar dificultades
económicas y sociales.

Actualmente, China se encuentra en la cima de su poder continental, a pesar de que las heridas inflingidas por naciones de Europa, Rusia y Japón en forma de expolio territorial
sean recientes. El declive de la dinastía Qing comenzó en el Siglo XIX, y con ella China se convirtió en el enfermo de Asia oriental. A consecuencia de ello, China perdió gran
parte de sus territorios: el sur de Nepal y Birmania pasaron a manos de Gran Bretaña, Francia se quedó con Indochina, Japón se autoadjudicó Taiwán y los tributarios de Corea
y Sajalín, y Mongolia, Amuria y Ussoria se incorporaron a Rusia. En el Siglo XX, los japoneses tomaron la península de Shandong y Manchuria, en el corazón de China.
Adicional a lo anterior, China padeció humillaciones impuestas en acuerdos de extraterritorialidad de los Siglos XIX principios del XX. A través de estos, los Estados occidentales
llegaron a controlar una parte de las ciudades chinas. Posteriormente, en la década de 1950, en las escuelas secundarias chinas empezaron a aparecer mapas de una Gran
China que incluían todos sus territorios perdidos, así como el este de Kazajstán y Kirguistán. A diferencia de Rusia, China, un celoso demográfico cuya economía ha sido una de
las más enérgicas a nivel mundial en las últimas tres décadas, está incrementando mucho más su influencia territorial mediante el comercio que mediante la coacción.

La geografía indica que China, aún en el caso de un caos socioeconómico y su no progresividad hacia el poder cada vez más global, permanecerá en el centro neurálgico de la
geopolítica.

El dinamismo interno de China, con todos sus conflictos cíviles, sus ineficiencias y desaceleración económica, crea ambiciones externas. No se busca, de manera consciente la
construcción de un imperio, sino que, a medida que los Estados se fortalecen, desarrollan sus necesidades y todo un conjunto de nuevas inseguridades que los llevan a
expandirse de manera natural. China está consolidando sus fronteras continentales y empezando a orientarse hacia el exterior. Sin embargo, China no enfoca los asuntos
internacionales con una actitud misionera, a diferencia de Estados Unidos. No pretende difundir alguna ideología o forma de gobierno. El progreso moral en política internacional
NO es un objetivo chino.

China es capaz de alimentar al 23% de la población mundial solo con el 7% de la tierra cultivable de todo el mundo. Actualmente, China está bajo presión popular para lograr
proporcional un nivel económico social típico de clase media a la mayoría de la población urbana. Para cumplir este objetivo, China ha establecido relaciones de poder
beneficiosas con territorios vecinos y lugares más alejados, todos ellos ricos en aquellos recursos que necesita para impulsar su crecimiento. China puede definirse como una
potencia ultrarrealista si consideramos que la razón que la lleva a atravesar sus fronteras oficiales está relacionada con un interés nacional fundamental: supervivencia
económica y crecimiento.

A Pekín no le preocupa demasiado el tipo de régimen con el que trata. Lo anterior, es debido a que necesita estabilidad, no virtud, del modo en que Occidente la concibe.

China no supone una amenaza existencial, debido a que la posibilidad de guerra con Estados Unidos es extremadamente remota. La amenaza militar existe, pero es de modo
indirecto. El desafío que China plantea es geopolítico, no militar. La emergente área de influencia de China en Eurasia y África o Isla Mundial de Mackinder, está ampliándose,
aunque no en sentido imperialista, sino bajo otra forma más sútil y adecuada a la era de la globalización. Por el mero hecho de satisfacer sus necesidades económicas, China
modifica el equilibrio del poder en el hemisferio oriental, lo cual afecta de manera sustancial a Estados Unidos. Por tierra y mar, alentada por la favorecedora situación de China
en el mapa, la influencia de Pekín emana desde Asia Central hasa el Extremo Oriente ruso, y desde el mar de China Meridional hasta el Océano Índico. Es decir, China es una
potencia continental en pleno auge, y tal como dijo Napoleón, las políticas de este tipo de Estado son inherentes a su geografía.

Después de haber ocupado Mongolia Exterior en otros tiempos mediante el desplazamiento de las áreas de cultivo hacia el norte, China podría estar pensando en conquistar
Mongolia mediante la globalización. Los chinos codician el petróleo, el carbón, el uranio y otros minerales estratégicos, así como los ricos pastizales de sus antiguas posesiones
en la época de la dinastía Qing-Manchú. Con niveles de industrialización y urbanización desmesurados, China es el principal consumidor mundial de aluminio, cobre, carbón,
lomo, níquel, zinc, estaño y hierro, y Mongolia dispone de estos recursos en abundancia. De ahí que las empresas mineras chinas hayan hecho grandes inversiones de capital
en activos subterráneos de Mongolia. La obtención de recursos naturales constituye el principal objetivo de la política exterior china, y el prácticamente despoblado Extremo
Oriente ruso dispone de grandes reservas de gas natural, petróleo, madera, diamantes y oro. Sin embargo, no se trata de una invasión militar o de una anexión formal, sino de
un control demográfico y empresarial, cada vez más intenso en esta región.

Estados Unidos podría asociarse con Rusia en una alianza estratégica para contrarrestar la influencia del reino del Centro y así desviar su atención de la primera cadena de
islas en el Pacífico y sus fronteras continentales. La pretensión por tierra puede ayudar a Estados Unidos a desbaratar los planes de China por vía marítima.

China se adentra demasiado en el corazón de Eurasia y, sin embargo, no lo suficiente. La zona bajo el dominio chino es el Turquestán Oriental, un territorio que queda aún más
alejado del núcleo demográfico de China por la interferencia del desierto de Gobi.

La población de China se concentra en zonas costeras próximas al Pacífico, y en las tierras bajas ribereñas y valles aluviales del centro del país.

En Asia Central y Siberia, China compite ferozmente con Rusia por su esfera de influencia. A pesar de ello, Pekín intentará aumentar su influencia mediante la construcción de
dos grandes canalizaciones: un oleoducto que transportará petróleo desde el mar Caspio hasta Sinkiang, a través de Kazajstán, y un gasoducto que transportará el gas natural
desde la frontera de Turkmenistán y Uzbekistán hasta Sinkiang, atravesando Uzbekistán y Kazajstán. China no recurriría a sus tropas para penetrar el corazón continental
eurasiático de Mackinder gracias a la demanda insaciable de energía y el peligro interno que suponen sus minorías étnicas.

China ha sido <<excepcionalmente activa>> en la construcción de carreteras que unirán Sinkiang con Kirguistán, Tayikistán y Afganistán. Esto deja entrever la importancia que v
adquiriendo la posición geopolítica china. Además, China ha expandido su influencia militar hasta el inestable Estado himalayo de Nepal, una zona de seguridad de influencia
maoísta, a la que la India ha respondido con un acuerdo de cooperación indio-nepalesa en materia de defensa. En pocas palabras, China está prácticamente rodeada de
regiones conflictivas, por lo que la geografía constituye un obstáculo para sus ambiciones. Sin embargo, si analizamos su expansión económica y demográfica de las últimas
decadas, y sus perspectivas razonables de crecimiento económico sostenido, sus múltiples fronteras continentales pueden también actuar como un multiplicador de su fuerza.

China, sin problemas de liquidez, se encuentra estableciendo relaciones militares bilaterales con Tailandia y otros países del Sudeste Asiático al mismo tiempo que la
importancia de la presencia de fuerzas estadounidenses. Así mismo, en Singapur, la etnia china domina a la malaya por un amplio margen de 77% frente al 14%. Sin embargo,
este país teme convertirse en un vasallo de China, y por tal razón, ha mantenido una relación duradera con Taiwán en el ámbito del entrenamiento militar.

Indonesia, por su parte, se halla atrapada entre la necesidad de una presencia naval estadounidense para protegers de China el temor de parecer un estrecho aliado de estos,
lo cual podría provocar la ira del mundo islámico.

La zona de libre comercio que hace poco entró en vigor entre China y la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) evidencia la relación tributaria que está
desarrollándose entre China y sus vecinos del sur.

Siguiendo la típica estrategia del divide y vencerás, China lleva a cabo sus negociaciones con cada país por separado, de modo que podría decirse que utiliza la ASEAN como
un mercado para sus artículos manufacturados de alto valor al tiempo que importa productos agrícolas de bajo coste, es decir, establece una relación de tipo colonial clásica.

El conjunto de exportaciones de todos los Estados de la ASEAN a China, la hicieron convertir en el principal socio comercial de la región, superando así, a Estados Unidos.

Mongolia, el Extremo Oriente Ruso, Asia Central y el Sudeste Asiático constituyen zonas naturales de influencia y la expansión china, aunque no habrá cambios en las fronteras
políticas.

Proyectándose desde Manchuria, de la que es una prologanción geográfica natural, la península de Corea controla todo el tráfico marítimo del noreste de China, y sobre todo
encierra en su perímetro el mar de Bohai, base de la más grande reserva de petróleo de China en alta mar. En cualquier caso, China jamás se anexionará ningún territorio
coreano, por mucho que le moleste la soberanía de Corea.

Con el tiempo, a China le gustaría enviara miles de desertores norcoreanos a preparar unos cimientos políticos favorables que le faciliten a Pekín la absorción económica
gradual de la región del río Tumen, donde confluyen China, Corea del Norte y el Extremo Oriente Ruso, y que cuenta con buenas instalaciones portuarias en la costa pacífica,
frente a Japón. La meta de China con respecto a Corea del Norte debe ser que el país acabe convirtiéndose en un Estado barrera más moderno, autoritario y en la línea de
Gorbachov, que lo separe de la pujante democracia de clase media de Corea del Sur.

Una gran Corea unificada estaría más o menos bajo el control de Seúl, y China es el mayor socio comercial de Corea del Sur. La existencia de una Corea reunificada sería
nacionalista, con un trasfondo hostil hacia sus vecinos más grandes, China y Japón, los cuales históricamente han intentado controlarla y ocuparla. Así mismo, una Corea
reunificada, que se inclinaría levemente hacia China y se alejaría de Japón, no justificaría ya la presencia de tropas estadounidenses, algo que, animaría el rearme japonés.

Si China se adentra en el corazón continental centroasiático de Mackinder, es probable que tenga una influencia en el anillo continental de Spykman, del que son partes
integrantes el Sudeste Asiático y la península de Corea.

Las fuerzas terrestres del Ejército Popular de Liberación chino, suma aproximadamente 1.6 Millones de soldados, siendo así, la más númerosa del mundo. Sin embargo, China
se encarga de llenar vacíos en lugar de combatir contra sus rivales. A lo anterior, se le suma el hecho de que las fuerzas terrestres del Ejército Popular de Liberación tardarán
años en tener una capacidad expedicionaria real. La única circunstancia imaginable en la que el ejército cruzaría las fronteras de China, sería que se hubiera originado en un
error de cálculo, en el supuesto de una nueva guerra terrestre contra la India, o para llenar un posible vacío en el caso de que el régimen de Corea del Norte cayese, lo que
atraería también a las tropas de Estados Unidos y Corea del Sur. China ha firmado tratados militares con Rusia, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán. La actual coyuntura favorable
en el continente, ha permitido que China inicie la construcción de una gran marina de guerra y recupere el océano Pacífico, y quizá incluso el índico, como parte de su geografía.

China tiene mucho que agradecer a su litoral marítimo y su proximidad al mar como a su interior continental. Domina la línea costera asiática que da al Pacífico, en las zonas
templada y tropical, y su frontera meridional está lo bastante cerca del Océano Índico como para contemplar la posibilidad de estar conectada a este por carreteras y
canalizaciones para el transporte de energía en los próximos años. Sin embargo, la Armada china encuentra problemas y frustraciones en <<la primera cadena de islas>>.

Los posibles focos de tensión para China serían: la caída de Corea del Norte; o una guerra entre las dos Coreas; un posible enfrentamiento con Estados Unidos por Taiwán; y
actos de piratería o terrorismo que posiblemente impedirían el acceso de la flota mercante china a los estrechos del archipiélago indonesio, entre ellos el de Malaca.

Sin embargo, se podría suponer el desarrollo de una <<Gran Muralla a la inversa>> (término desarrollado por James Holmes y Toshi Yoshihara), la cual constituye una línea de
aliados de Estados Unidos bien organizada, como si fueran el equivalente de torres de vigilancia que se extienden desde Japón hasta Australia, bloqueando potencialmente el
acceso de China al gran océano.

Los chinos han asimilado la agresiva filosofía de Alfred Mahan sin haber dominado aún el mar abierto, el cual le permitiría aplicar de manera correcta su teoría. Sin embargo,
China ha actuao como una potencia emergente y todavía inmadura, obsesionada con las humillaciones territoriales que sufrió en los Siglos XIX y XX.

La marina de guerra china se encuentra reforzándose con el fin de impedir el acceso naval de Estados Unidos a grandes áreas del Pacífico occidental. Además, China ha
mejorado su capacidad en cuanto a la guerra de minas, y a su vez, ha adquirido aviones de combate rusos de cuarta generación, SU-27 y SU-30, así como el despliege de
1.500 misiles rusos tierra-aire a lo largo de la costa china. La geografía estratégica del Pacífico occidental está cambiando gracias a la compra de armas chinas.

Es probable que, de momento, China no tenga intención alguna de desafiar de manera indirecta a Estados Unidos en términos militares. Su objetivo es la disuasión, reuniendo
así, toda su capacidad de ataque y de defensa a lo largo de la costa, de modo que en el futuro, la Armada estadounidense lo considere antes de aventurarse en la primer
cadena de islas y la costa china.

150 kilómetros separan a China de Taiwán, pero Estados Unidos tiene que proyectar su poder militar desde medio mundo de distancia, en un entorno en el que podrá contar
cada vez menos con el uso de bases extranjeras. La táctica de negociación de área de China se ha diseñado no solo con el fin de prohibir la entrada de Estados Unidos, sino
también con la intención específica de facilitar la conquista de Taiwán. A medida que China establece un cerco militar alrededor de Taiwán, también establece otro económico y
social.

En cuanto al mar de China Meridional, este se extiende al sur de Taiwán, encuadrado en el coso demográfico del Sudeste Asiático continental, Filipinas e Indonesia, con
Australia algo más alejada. Por allí pasa un tercio de todos los bienes comerciales que se transportan por mar y la mita de la demanda energética del noreste asiático. El mar de
China Meridional habrá de acabar bajo el influjo de la Armada china en un futuro próximo. Esta zona también cuenta con importantes yacimientos de petróleo y gas natural que
China espera explotar, lo cual convertiría el mar de China Meridional en un <<segundo Golfo Pérsico (rico en petróleo)>>.

China está utilizando su poder nacional en todos sus aspectos --político, diplomático, económico, comercial, militar y demográfico-- para expandirse prácticamente más allá de
sus fronteras continentales y marítimas legales con el propósito de circundar las lindes de la China imperial en su momento de máximo apogeo histórico. Sin embargo, China
pretenderá influir en el comportamiento de Estados Unidos antes de emprender una guerra abierta contra este.

Las tensiones en alta mar serán consecuencia de conflictos continentales, debido a que China está llenando vacíos y eso la hará enfrentarse, con Rusia y la India.

Si la economía china sigue prosperando, China podría convertirse en una potencia en estado embrionario mucho mayor que cualquier otro adversario al que se haya enfrentado
Estados Unidos en el Siglo XX.

Estados Unidos, como potencia hegemónica del hemisferio occidental, intentará impedir que China se convierta en la potencia hegemónica de gran parte del hemisferio oriental.

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