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ENSAYO SIMCE OCTAVO AÑO

MARCA CON UNA X LA ALTERNATIVA CORRECTA

Lee el siguiente texto y después responde.

SEGUNDO LIBRO DE LA ENEIDA


Callaron todos, puestos a escuchar con profunda atención, y enseguida el gran caudillo Eneas
habló así desde su alto lecho: "Mándame ¡oh Reina! que renueve inefables dolores, refiriéndote cómo
los Dánaos (griegos) asolaron las grandezas troyanas y aquel miserando reino; espantosa catástrofe,
que yo presencié y en que fui gran parte. ¿Quién al narrar tales desastres; ¿quién, ni aun cuando
fuera uno de los Mirmidones o de los Dólopes, o soldado del duro Ulises, podría refrenar el llanto? Y
ya la húmeda noche se precipita del cielo, y las estrellas que van declinando convidan al sueño. Más
si tanto deseo tienes de saber nuestras tristes aventuras, y de oír brevemente el supremo trance de
Troya, aunque el ánimo se horroriza a su solo recuerdo y retrocede espantado, empezaré.
Quebrantados por la guerra y contrariados por el destino en tantos años ya pasados, los caudillos de
los griegos construyen, por arte divino de Palas, un caballo tamaño como un monte, cuyos costados
forman con tablas de abeto bien ajustadas, y haciendo correr la voz de que aquello es un voto para
obtener feliz regreso, consiguen que así se crea. Allí, en aquellos tenebrosos senos, ocultan con gran
sigilo la flor de los guerreros, designados al efecto por la suerte, y en un momento llenan de gente
armada las hondas cavidades y el vientre todo de la gran máquina.
"Hay a la vista de Troya una isla, llamada Ténedos, muy afamada y rica en los tiempos en que
estaban en pie los reinos de Príamo, y que hoy no es más que una ensenada, fondeadero poco
seguro para las naves. Allí avanzan los griegos y se ocultan en la desierta playa, mientras nosotros
creíamos que habían levantado el campo y enderezado el rumbo a Micenas: con esto, toda Troya
empieza a respirar tras su largo luto. Abrense las puertas; para todos es un placer salir de la ciudad y
ver los campamentos dóricos, los lugares ya libres de enemigos y la abandonada playa; aquí
acampaba la hueste de los Dólopes; allí tenía sus tiendas el feroz Aquiles; en aquel punto fondeaba la
escuadra, por aquel otro solía embestir el ejército. Unos se maravillan en vista de la funesta ofrenda
consagrada a la virginal Minerva, y se pasman de la enorme mole del caballo, siendo Timetes el
primero en aconsejar que se lleve a la ciudad y se coloque en el alcázar, ya fuese traición, ya que así
lo tenían dispuesto los hados de Troya; pero Capis, y con él los más avisados, querían, o que se
arrojase al mar aquella traidora celada, sospechoso de los griegos, o que se le prendiese fuego por
debajo, o que se barrenase el vientre del caballo y registrasen sus hondas cavidades. El inconstante
vulgo se divide en encontrados pareceres.
. "Baja entonces corriendo del encumbrado alcázar, seguido de gran multitud, el fogoso Laoconte, el
cual, desde lejos, " ¡Oh miserables ciudadanos!" empezó a gritarles: ¿Qué increíble locura es ésta?
¿Pensáis que se han alejado los enemigos y os parece que puede estar exento de fraude don alguno
de los Dánaos? ¿Así conocéis a Ulises? O en esa armazón de madera hay gente aquiva oculta, o se
ha fabricado en daño de nuestros muros, con objeto de explorar nuestras moradas y dominar desde
su altura la ciudad, o algún otro engaño esconde. ¡Troyanos, no creáis en el caballo! ¡Sea de él lo que
fuere, temo a los griegos hasta en sus dones!" Dicho esto, arrojó con briosa pujanza un gran venablo
contra los costados y el combo vientre del caballo, en el cual se hincó retemblando y haciendo
resonar con hondo gemido sus sacudidas cavidades; y a no habernos sido adversos los decretos de
los dioses, si nosotros mismos no nos hubiéramos conjurado en nuestro daño, aquel ejemplo nos
habría impelido a acuchillar a los griegos en sus traidoras guaridas, y aun subsistieras, ¡Oh Troya! y
aun estarías en pie, ¡Oh alto alcázarde Príamo!
Llegan en esto unos pastores troyanos, trayendo maniatado por la espalda, a presencia del Rey,
con gran vocerío, un mancebo desconocido, que se les había presentado de improviso para mejor
encubrir aquella traza y abrir a los griegos las puertas de Troya, fiado en su valor e igualmente
dispuesto, o a valerse de engaños, o a arrostrar una muerte segura. Por todas partes la juventud
troyana, con el afán de verle, se precipita en derredor del preso, insultándole a porfía. Ve aquí ¡Oh
Reina! las traiciones y maldades de los Dánaos, y juzga por ésta todas las demás... Turbado, inerme,
párase en medio de la muchedumbre, que le contempla, y tiende sus miradas sobre los apiñados
Frigios. "¡Ah! exclama, ¿qué tierra, qué mares pueden ahora ampararme, o qué me queda ya en fin,
mísero de mí? Ya no puedo acogerme entre los griegos, y además los mismos Troyanos, irritados,
piden mi castigo y mi sangre." Estos lamentos cambian los ánimos y sosiegan todos los ímpetus; le
exhortamos a que hable, a que nos diga cuál es su origen, qué se propone, qué confianza le movió a
dejarse prender. Depuesto, en fin, el temor, nos habló de esta manera:
"Suceda lo que suceda, voy a confesarte ¡Oh Rey! toda la verdad. No negaré, en primer lugar, que

pertenezco al linaje argólico, pues no porque la impía fortuna haya hecho desgraciado a Sinón, ha de
hacerle también vano y falaz. Acaso alguna vez habrá llegado a tus oídos el nombre de Palamedes,
del linaje de Belo, y su ínclita fama, al cual, inocente, por una falsa delación, y sólo porque se oponía
a la guerra, dieron muerte los griegos, alucinados por un fatal indicio. Ahora, que está privado de la
luz del día, le lloran. A su lado, como su compañero y su pariente cercano, mi padre, que era pobre,
me envió aquí desde mis primeros años a ejercitarme en el oficio de las armas, y en los consejos de
los reyes, algo de su nombre y de su lustre recayó sobre mí; mas luego que por la envidia del pérfido
Ulises (harto notorio es lo que os refiero) desapareció de la mansión de los vivos, empecé a arrastrar
una miserable existencia en la obscuridad y el llanto, devorando la indignación que me causaba el
desastre de mi inocente amigo. Insensato, no acerté a callar; hice propósito de vengarle si me
ayudaba la fortuna, si algún día tornaba vencedor al patrio suelo de Argos, y con mis palabras suscité
contra mí violentos odios. Tal fue el origen de mis desgracias; de aquí nació que continuamente me
acosase Ulises con nuevas calumnias, de aquí que difundiese por el vulgo contra mí vagos rumores y
labrase astutamente mi ruina; y no paró hasta que, auxiliado por Calcas... Pero ¿a qué fin evoco
vanamente estos ingratos recuerdos? ¿A qué me detengo? Si tenéis en un mismo concepto a todos
los griegos, bastante habéis oído ya; acabad pronto conmigo. Eso desea el rey de Itaca, y con
grandes mercedes os lo pagarán los Atridas."

"Avivase con esto nuestro afán por averiguar los motivos de aquellos sucesos, sin sospechar las
maldades y artificios de que es capaz la perfidia griega”. Él prosiguió así, aparentando pavura:

"Muchas veces los griegos, cansados de tan larga guerra, desearon levantar el sitio de Troya y
volverse a su patria. ¡Ojalá lo hubiesen hecho! Muchas veces recios temporales les cerraron el
camino del mar, y el austro los aterró en su emprendida fuga; principalmente cuando se acabó de
labrar con trabados maderos de alerce este caballo, todo el firmamento estalló en estrepitosos
aguaceros. Suspensos con aquel prodigio, enviamos a Euripilo sin pérdida de momento a consultar
los oráculos de Febo, y he aquí la triste respuesta que nos trajo del santuario: "Con sangre ¡oh
griegos! e inmolando una virgen aplacasteis los vientos cuando por primera vez vinisteis a las playas
de Ilión; ¡Con sangre habéis de obtener el regreso y sacrificando a un griego!" Cuando cundió este
oráculo por la multitud, fue general la consternación y un helado espanto corrió por los huesos de
todos.
1.- ¿Quién relata lo que ha sucedido
en Troya?
a) Aquiles.
b) Ulises
c) Eneas
d) Timetes.
2.- Al final del fragmento, ¿cuál es el propósito del relato del cautivo
al final del fragmento?
a) Observar el comportamiento troyano.
b) Confidenciar detalles de la batalla.
c) Resaltar la construcción del Caballo de Troya
d) Ganarse la confianza de los troyanos.

3.- ¿Por qué los griegos se ocultan


en una playa de Ténedos?
a) Porque eran perseguidos por los troyanos.
b) Para conquistar la bahía de Ténedos.
c) Porque necesitaban abastecerse antes de atacar Troya.
d) Para hacer creer que se habían retirado de la Guerra de Troya.

4.- ¿Qué tipo de narrador relata el


texto?
a) Testigo
b) Objetivo
c) Omnisciente
d) Protagonista

5.- ¿Cómo es el ambiente sicológico


del relato?
a) De miedo
b) De incredulidad
c) De agitación
d) De expectación

6.- ¿Qué característica de los griegos fue fundamental para ganar la


guerra?
a) La astucia
b) La bondad.
c) La nobleza
d) La disciplina

7.- Del texto leído, se entiende que:


a) la Eneida es un libro solamente sobre la Guerra de Troya.
b) el héroe Eneas sobrevivió a la Guerra de Troya.
c) la Eneida es un relato sobre un rey.
d) el héroe Eneas es romano
8.- ¿Cuál es la función de Eneas en el relato?
a) Sacrificarse para distraer a los troyanos
b) Informar a los troyanos lo ocurrido.
c) Delatar los secretos de los griegos.
d) Recibir las quejas de los troyanos.

9.- ¿Qué quieren decir fundamentalmente estas palabras de


Laoconte?:
"¡Troyanos, no creáis en el caballo! ¡Sea de él lo que fuere, temo a
los griegos hasta en sus dones!"
a) Que Laoconte odia a los troyanos.
b) Que el caballo de Troya es un don para los troyanos.
c) Que los griegos no son capaces de hacer un regalo.
d) Que es imposible confiar en un regalo de los griegos.

10.- ¿De qué forma los griegos engañan a los troyanos?


a) Entregándoles un caballo para reforzar su armamento.
b) Diciendo que el caballo es un regalo con el fin de asegurar su retorno.
c) Regalándoles su mejor arma a modo de agradecimiento por su lealtad.
d) Enseñándoles sus estrategias de guerra a través del caballo.

Lee el texto y responde


POEMA DEL CID

En Valencia con los suyos vivía el Campeador;


Con él estaban sus yernos, Infantes de Carrión.
Un día que el Cid dormía en su escaño, sin temor,
un mal sobresalto entonces, sabed, les aconteció:
Se escapó de una jaula, saliendo fuera, un león.
Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor;
se recogieron sus mantos los del buen Campeador,
y rodean el escaño en guarda de su señor.
Allí Fernando González, infante de Carrión,
ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró;
se metió bajo el escaño, tan grande fue su pavor.
Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo con grandes gritos:
-¡Ay, que no veré Carrión!
Tras la viga de un lagar se metió con gran temor;
todo el manto y el brial sucios de allí los sacó.
En esto que se despierta el que en buena hora nació;
de sus mejores guerreros cercado el escaño vio:
-¿Qué pasa aquí, mis mesnadas? ¿Qué queréis? ¿Qué aconteció?
-Es que, mi señor honrado, un susto nos dio el león.
Apoyándose en el codo, en pie el Cid se levantó:
El manto se pone al cuello y se encaminó al león.
La fiera, cuando vio al Cid, al punto se avergonzó;
allí bajó la cabeza, y ante él su faz humilló.
Nuestro Cid Rodrigo Díaz por el cuello lo tomó,
y lo lleva de la mano, y en la jaula lo metió.
A maravilla lo tiene todo el que lo contempló.
Se volvieron hacia la sala donde tienen la reunión.
Por sus dos yernos Rodrigo preguntó, y no los halló;
aunque a gritos los llamaban, ni uno ni otro respondió,
y cuando los encontraron, los hallaron sin color.
No vieseis allí qué burlas hubo en aquella ocasión;
mandó que tal no se hiciese nuestro Cid Campeador.
Se sintieron avergonzados Infantes de Carrión;
fiera deshonra les pesa de lo que les ocurrió.

11.- Psicológicamente cómo se sentían los infantes de Carrión:


a) Perplejos
b) Orgullosos
c) Contentos
d) Avergonzados

12.- ¿Quién es “el que en buena hora nació”?


a) El Cid Campeador.
b) El infante de Carrión.
c) Fernando González.
d) Diego González.

13.- La palabra mesnada en el texto se refiere:


a) a reunión de hombres armados pertenecientes a un rey
b) al grupo de hombres armados que acompaña al Cid.
c) a un ejército de los infantes de Carrión
d) a una compañía de gente de una congregación religiosa
14.- Los maridos de las hijas de Cid son:
a) Los infantes de Castilla.
b) Los infantes de Valencia.
c) Los infantes de Carrión.
d) Los infantes de la Corte.

15.- Que acción realizó Fernando González:

a) Ponerse tras la viga de un lagar.


b) Meterse debajo del escaño.
c) Salir corriendo.
d) Buscar a su esposa

16.- Qué hizo el león cuando vio al Cid?


a) Bajó la cabeza y humilló su faz.
b) Levantó la cabeza para verlo.
c) Saltó sobre él
d) Emitió un tremendo rugido.

17.- ¿Qué decidió hacer el Cid con el león?


a) Lo llevó a un circo.
b) Lo soltó en un campo cercano.
c) Lo llevó a la jaula.
d) Lo dejó al lado de un escaño.

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