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De todas estas recompensas, las monetarias son las que tienen un mayor peso en las
organizaciones. El dinero se considera un importante motivador del comportamiento
humano, ya que cumple la función de (Claver y otros, 1.995; Gómez Mejía, 1.997;
López Caballero, 1.992; Puchol, 1.997):
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Dirección y gestión de personal
A pesar de esto, no siempre parece existir una relación constante entre pago y
esfuerzo, por lo que, para que el dinero actúe como un motivador es necesario que se
presenten las siguientes condiciones (Daft, Steers, 1.992; López Caballero, 1.992):
otorgado a un determinado tipo de recompensas, así a las personas mayores les suele
preocupar más la pensión y la estabilidad en el trabajo.
Posteriormente, de acuerdo con la cultura empresarial y política de recompensas, así
como factores externos constituidos por las condiciones del entorno, la etapa del ciclo de
vida del producto y el mercado de trabajo, etc., normalmente no controlables por la
organización, las empresas establecerán el tipo de recompensas a ofrecer y la importancia
que va a conceder a cada una de ellas. En este sentido, generalmente, se acepta la idea de
que aquellas empresas que operan en mercados inestables, donde la seguridad laboral sea
baja, centradas en el precio y no en el servicio al cliente, que fomentan los logros y
responsabilidades individuales de los empleados, dan más importancia a las recompensas
monetarias; mientras que en el caso contrario suelen dar más peso a las recompensas no
monetarias para reforzar el compromiso del empleado con la compañía.
Existen distintos tipos de salarios o retribuciones con los que se compensa a los
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Dirección y gestión de personal
individuos, por un lado, se encuentra a) el salario fijo o por unidad de tiempo trabajado,
es decir, el salario por hora, jornal, semanal, quincenal, mensual, etc.; esta retribución
tiene la ventaja de garantizar un salario a los trabajadores, cumpliendo una función
social, ser fácil de comprender y aplicar, sin embargo, no estimula a los trabajadores más
productivos, al no premiar su mayor rendimiento; por otro lado, existe b) el salario
variable basado en la producción, este tipo de salario premia e incentiva la
productividad, sin embargo, en ocasiones no garantiza el salario mínimo, como ocurre
con el salario a destajo o por pieza (Puchol, 1.997). Con objeto de proporcionar
retribuciones, justas, que garanticen un nivel de vida a los trabajadores, al tiempo que
estimulan su rendimiento y premian ciertas circunstancias personales y de realización del
trabajo, lo más común es que los salarios se compongan de una parte fija y otra variable,
cuyos componentes se detallan a continuación.
Los principales componentes del salario o retribución total pueden agruparse en
(Aguirre y otros, 1.991; Byars, 1.996,; Colina, 1.995,; Fernández Cáveda, 1.997; Gómez
Mejía, y otros, 1.997; Herraiz, 1.997): salario base, complementos, beneficios sociales y
cargas sociales.
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Dirección y gestión de personal
Por otro lado, el análisis del salario se puede realizar desde distintas perspectivas
(Carrasco Belinchon, J. ,1.975):
1. Equitativa, basada en salarios justos que se correspondan con el valor del puesto
ocupado por el empleado, sus competencias personales y los resultados
alcanzados. Esta equidad interna se logra mediante un correcto análisis y
valoración de puestos, del personal y sistema de control de resultados;
2. Competitiva, en el sentido de que los salarios ofrecidos, en respecto a las
empresas competidoras, deben resultar suficientes para atraer y mantener a los
mejores trabajadores, lograda mediante la investigación/encuestas salariales;
3. Compatible con la situación financiera de la empresa; y
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Dirección y gestión de personal
retribución.
Los objetivos perseguidos por una política retributiva podemos indicar (Strauss,
1.987):
1. Suficiencia, tanto desde el aspecto de permitir una vida digna al trabajador y los
suyos, así como desde la perspectiva de permitir mantener e incrementar la
plantilla con el personal adecuado y necesario.
2. Disponer de una parte variable en los salarios que permita compensar a los
trabajadores de la competencia y esfuerzo que se les exige y recompensar los
buenos (altos) rendimientos alcanzados.
3. Enfocar la actividad de administración de salarios de acuerdo con todos los
principios antes señalados para asegurar un buen clima laboral.
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Dirección y gestión de personal
hora de establecer el nivel salarial de los trabajadores, el criterio que más peso tiene es la
equidad, tanto interna como externa.
A la hora de diseñar la estructura salarial se parte del salario base y, posteriormente,
se ajustarán los demás componentes del salario a esta estructura. Para establecer la
estructura salarial, partiendo del salario base, se pueden seguir, básicamente, dos tipos de
procedimientos, dependiendo del método de valoración de puestos que se haya aplicado,
así (Chiavenato, 1.990,; Claver y otros, 1.995; Puchol. 1.997).
procederá a ajustar los salarios para situarlos en ella y lograr la equidad interna,
aumentando los que queden por debajo de ella y manteniendo los salarios que se sitúen
por encima de ella hasta que ocupe ese puesto otra persona, o bien se dotará de mayor
responsabilidad al puesto para que el salario cobrado se corresponda con su valor
relativo y estructura establecida.
Sin embargo, la curva salarial lineal presentada en la figura 12.2. supone que cada
trabajador cobrará un salario distinto, dificultando la administración de salarios en
aquellas empresas con un elevado número de empleados y puestos similares. Para salvar
esta dificultad, los puestos con un valor relativo análogo, se agrupan en categorías,
asignando a cada categoría un mismo salario, de modo que la curva salarial se convierte
en una serie de niveles ascendentes, tal y como se muestra en la figura 12.3, aunque, en
ocasiones, para facilitar el ajuste a la estructura salarial y admitir las diferencias
individuales que suelen presentarse, en el salario total percibido por los trabajadores a
modo de complemento, las empresas optan por establecer una curva salarial que
contenga cajas de nivel o un margen retributivo para cada categoría, tal y cómo se
recoge en la figura 12.4.
salarios pagados, por término medio, por el conjunto de las empresas competidoras del
mismo sector económico y área de actividad, para puestos de igual valor, de modo que
una vez obtenida esta información, y de acuerdo con la posición deseada respecto a ella,
según la política salarial de la empresa, se procederá a ajustar y posicionar la curva
salarial de la empresa en relación a sus competidores.
Cada día se tiende en mayor medida a introducir una parte variable en los salarios,
encaminada a estimular determinados comportamientos en los miembros de una
organización. Esta parte variable se vincula al valor del empleado para la organización,
expresada mediante el resultado de la evaluación del personal y su rendimiento, con ella
se trata de premiar tanto el resultado logrado en el trabajo, como su potencial, atributos
y características personales, especial dedicación, etc. No obstante, hoy en día, en la parte
variable de los salarios predominan las recompensas vinculadas al rendimiento logrado en
el trabajo.
Un incentivo es aquello que se propone estimular o inducir a los trabajadores a
observar una conducta determinada que, generalmente, va encaminada directa o
indirectamente a conseguir los objetivos de: más calidad, mas cantidad, menos coste y
mayor satisfacción (Puchol, 1.997), de este modo se pueden ofrecer incentivos al
incremento de producción, siempre que no descienda la calidad, a la asiduidad y
puntualidad, premiándola , al ahorro en materias primas, combustible, etc.
Las empresas abonan incentivos para recompensar el rendimiento de sus
trabajadores basándose en tres suposiciones (Gómez Mejía y otros, 1.997):
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Dirección y gestión de personal
Por su parte, los incentivos a corto plazo pueden ser tanto individuales como
colectivos, mientras que los incentivos a largo plazo suelen ser colectivos.
El análisis de los salarios con incentivos se basa en la clasificación hecha entre los
incentivos individuales y los colectivos.
Los salarios con incentivos individuales tienen como finalidad premiar y estimular el
comportamiento
16 o rendimiento de cada empleado; estos incentivos deben adaptarse al
Administración de salarios
tipo de puesto que ocupe el individuo, por lo que se agrupan en incentivos individuales al
personal directo e incentivos individuales al personal indirecto. Los salarios con
incentivos colectivos son aquellos que disponen de una parte variable constituida por
incentivos que estimulan la integración y el trabajo en equipo, con los que se trata de
obtener una mayor rentabilidad en toda la empresa.
1.992):
b.1) Salario con prima por pieza, este salario garantiza al trabajador una
retribución o salario base, con independencia del trabajo realizado, pero además
establece la posibilidad de obtener una bonificación o prima a partir del logro de
un estandar mínimo de producción, que denomina 100%, esta bonificación es
sobre la base de uno a uno, de modo que, por ejemplo, si su producción aumenta
un 20% su remuneración también aumentará un 20%.
b.2) Sistema diferencial, se trata de un sistema salarial que pretende primar a los
trabajadores a alcanzar un cierto umbral de producción, destacando el sistema de
Taylor y el de Gantt.
Sistema diferencial de Taylor, en él se establecen dos tarifas, una alta que se
paga cuando el trabajador iguala o supera la producción estandar o normal y
otra baja que se aplica cuando la producción es inferior a la estandar.
n n0 S = n P1 Donde: S= salario
n n0 S = n P2 P1 = prima inferior
P2 = prima superior
n0 = estandar de producción
n = producción obtenida
Sistema diferencial de Gantt este sistema establece una prima determinada que
es posible obtener si el empleado consigue sobrepasar un determinado nivel de
producción preestablecido.
n n0 S = S0 t
n n0 S = (1,1 a 1,4) S0 t + n P Donde: S0 = Salario por hora
t = horas trabajadas
P = prima
n0 = estandar de producción
n = producción obtenida
b.3) Salarios basados en la economía de tiempos, en los que, además de
garantizar un salario en función del tiempo, se prima el ahorro logrado en el
tiempo necesario para realizar una tarea, de modo que cuanto menos tiempo
tarde en realizar una tarea, en comparación con un tiempo considerado como
normal, mayor será el salario percibido por un trabajador. Su fórmula general
es la siguiente:
S = S0 t + 1 [S0 (Tn - t)]
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Administración de salarios
m
Donde:
Tn = tiempo previsto para la realización de un determinado trabajo
t = tiempo empleado para ejecutarlo
m = parámetro numérico
S0 = salario / hora
S = salario total
Dentro de este salario, dependiendo del valor que tome m podemos
distinguir el sistema de bonificación integral (m=1); sistema de Towner
(m=2); sistema de Halsey (m=3); sistema de Rowan (m= Tn / Sot).
b.4) Salarios por puntos o sistema de puntos de Bedaux, se trata de un sistema
que garantiza al trabajador el salario base, en función del tiempo concediéndole,
además, una prima cuando su producción supere la producción normal o tipo. Su
fórmula general es la siguiente:
S = S0 t + n P
Donde : S0 = Salario por hora
t = horas trabajadas
n = número de puntos
P = precio del punto
La unidad de medida del trabajo es el “punto”, definido como la cantidad de
trabajo realizado, con el descanso necesario incluido, durante un minuto por un
operario calificado y adiestrado para el puesto a un rendimiento normal. La
producción normal o “tipo” de una hora son sesenta puntos. Cada vez que el
empleado realice una operación, el tiempo total empleado se convierte en puntos,
de modo que le corresponderá una prima por el exceso de puntos logrado
respecto a los sesenta puntos considerados como producción tipo, esa cantidad se
multiplicará por el precio del punto (P).
de tiempo.
b) Primas para mandos, en el caso de los mandos de taller, es frecuente establecer
primas sobre el volumen de producción y la calidad, obtenida por la sección de
que son responsables, por el cumplimiento del programa de producción
programado; en los mandos administrativos, es común la aplicación de un
porcentaje predeterminado sobre la cifra facturada al mes, para premiar su
comportamiento; también es posible premiar la mejora lograda en ratios como el
absentismo, puntualidad, ahorro de materiales, etc. ponderándolos
adecuadamente.
d) Incentivos a directivos, para los directivos y ejecutivos de alto nivel de la
empresa, dada dificultad de medir y controlar su trabajo, se supone que los
resultados corporativos reflejan su desempeño individual, por lo que, a corto
plazo, se le abona un incentivo de un determinado porcentaje sobre los ingresos
o beneficios de la compañía, mientras que, a largo plazo, los incentivos
habituales son la opción de adquisición de acciones, consistentes en el derecho a
comprar un número de acciones de la compañía a un precio definido durante un
periodo específico, el abono de seguros de vida, planes de pensiones
complementarios, vehículo o casa de la empresa, etc.
Con el abono de salarios con incentivos las empresas logran una mayor flexibilidad
en la administración salarial, al vincularlos al éxito individual de los trabajadores y
colectivo de la empresa.
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Dirección y gestión de personal
conceptos en relación al puesto, que son fijos. Las partes variables, por distintas causas,
han ido perdiendo importancia en España en beneficio de los componentes fijos, lo que
supone, además de la posible repercusión sobre los costes de producción, la disminución
del salario como factor motivador, cuando no su eliminación.
En cuanto al abanico salarial, como consecuencia de lo anterior, es decir, de que la
retribución dependa casi exclusivamente del puesto y de que los incrementos salariales se
hagan con carácter lineal, se ha producido una reducción de los abanicos salariales, lo
que también incide negativamente en el salario como factor motivador, por lo que es
conveniente ampliar el abanico salarial para que éste sea fiel reflejo de la contribución
que cada persona hace a la organización. Para ello se puede actuar sobre las partes
variables del salario y dejando mayor libertad a los incrementos salariales.
El coste del trabajo, por último, registró un gran incremento en España a partir de
1970 por el incremento del salario real y de los costes reales de la seguridad social, por
lo que es preciso que sean inferiores, al tiempo que hay que ser más eficientes, para ser
competitivos en una economía abierta.
La falta de flexibilidad laboral y salarial -por ser muy vulnerable a las elevaciones
salariales- han contribuido a que, en España, la tradicional utilización intensiva del factor
trabajo se haya procurado ir sustituyéndolo por el factor capital en mayor medida que en
otros países de nuestro entorno. De esta forma se intenta alcanzar la competitividad que
no se ha podido lograr, en parte, por la falta de flexibilidad hasta fechas recientes. Es
difícil competir mediante el empleo intensivo de mano de obra cuando los salarios, de
una parte, están central y altamente controlados y, de otra, frecuentemente no reflejan la
contribución de las personas a los logros de la organización.
En el Estatuto de los Trabajadores de 1980 se refleja la falta de flexibilidad salarial y
el encarecimiento de las horas extraordinarias. En la reforma del Estatuto de los
Trabajadores de 1.994, las modificaciones de los artículos 25 y 26, relativos a la
promoción económica y a los salarios, respectivamente, permiten flexibilizar las
remuneraciones, modificación legislativa que era imprescindible para dar flexibilidad a los
salarios, pues sin ésta difícilmente hay flexibilidad, y sin flexibilidad es muy difícil
competir hoy en economías interrelacionadas.
En el estudio realizado por Hutchinson y Brewster (1995) se llega a la conclusión de
que se está produciendo cierto incremento en el terreno de la flexibilidad económica o
salarial. Sin embargo, de los casos analizados no se puede deducir con claridad, en
primer lugar, si ello constituye un cambio decisivo y generalizado en la manera de
remunerar el trabajo de los empleados o si, por el contrario, sólo constituye una parte del
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Dirección y gestión de personal
sueldo del empleado y, en segundo lugar, que, a pesar de lo que afirman algunos, el
acercamiento de los países europeos a la flexibilidad salarial se está llevando a cabo con
cuidado y precaución. Reflejo de dicho cambio es que cada vez más organizaciones están
vinculando la remuneración con la productividad.
La actual tendencia a flexibilizar el paquete retributivo se debe a que de ello se
derivan fundamentalmente ventajas tanto para la empresa como los trabajadores, si bien
también presenta algunos inconvenientes (Osorio, 1991).
Entre las ventajas para la empresa cabe señalar:
El salario variable permite vincular estrechamente la remuneración con la
contribución del trabajador, constituyendo a corto plazo un factor motivador
para mejorar, haciendo al sujeto responsable de los resultados de sus actuaciones
(Milgrom y Roberts, 1993), y disminuyendo así los riesgos de desviaciones del
objeto principal (Kosnik y Bettenhausen, 1992).
Disminuye el riesgo económico de la empresa al convertir costes fijos en
variables, pues parte del salario fijo se hace variable con la retribución flexible.
Permite orientar la actuación de los trabajadores al logro de objetivos específicos
mediante el establecimiento de incentivos.
que el sistema establecido reúna una serie de condiciones. Es preciso, de una parte, que
cumpla los principios de toda política salarial, la cual ha de ser simple, participativa,
equitativa, transparente, objetiva y adaptable y, de otra, las condiciones que hacen que un
sistema de retribución flexible sea eficaz, cuales son (Osorio, 1991): contribuir a los
objetivos de la organización, lograr equilibrar el riesgo y la seguridad, armonizar la
colaboración y la competencia y que sea inmediato.
A pesar de lo señalado anteriormente, para hacer de la política de remuneración un
eficaz instrumento de gestión al servicio de la empresa es preciso que se produzcan
cambios en sus estructuras organizativas y que una parte de las decisiones sobre la
remuneración se descrentalice hacia los niveles inferiores, pues la implantación efectiva
de un sistema de remuneración global, variable y flexible es indisociable de la
descentralización hacia los mandos directos del personal. Sólo con la participación de los
responsables en la toma de decisiones a niveles inferiores es posible llevar a la práctica la
retribución individualizada. La descentralización de las remuneraciones, para que pueda
ser aceptada, debe ir acompañada de una descentralización del control de la rentabilidad
de los equipos de trabajo (Sire, 1997). En las organizaciones que no tenga lugar una
descentralización de este tipo es no factible la individualización real de las
remuneraciones.
La remuneración variable y la descentralización de las decisiones relacionadas con la
remuneración pueden contribuir a la motivación e implicación del personal.
Las teorías que analizan la motivación como un proceso dinámico quizás sean las
más pertinentes para explicar la repercusión de la retribución variable en el
comportamiento de las personas en el trabajo. Para la teoría de la expectativas, el
individuo se motiva porque tiene ciertas expectativas, de modo que la motivación sobre
el futuro se convierte en el elemento clave del comportamiento en el trabajo, aumentando
la motivación a medida que el vínculo de instrumentalidad se estrecha, es decir, que
aumenta la relación o incidencia de los resultados del esfuerzo sobre la remuneración. De
acuerdo con esta teoría sólo la parte variable de la remuneración es un factor de
motivación, pues las remuneraciones garantizadas, como sucede con el sueldo fijo, no
motivan (Sire, 1997), ya que es algo que se tiene con antelación y no depende del
esfuerzo. En la teoría del reforzamiento se trata de un proceso cognitivo, en el cual la
experiencia pasada modifica las condiciones de la motivación durante el periodo
siguiente, de modo que se intentan repetir las acciones que llevan a resultados positivos.
Por ello, con la remuneración variable es posible ajustarse a las contribuciones que cada
individuo hace a la organización. Por último, la teoría de la equidad de Adams, que
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Dirección y gestión de personal
interviene a dos niveles (el de las condiciones de realización del trabajo y el del binomio
remuneración/contribución) puede explicar la motivación de los individuos mediante la
remuneración variable, a pesar de constituir más una teoría de la satisfacción que de la
motivación.
En cuanto a la incidencia de la remuneración en la implicación hay que señalar,
siguiendo a Thévenet (1992), que, en primer lugar, la descentralización de parte de las
decisiones sobre la retribución ayuda a elevar el nivel de colaboración de los mandos y,
de otra, que la participación en sistemas colectivos de remuneración es un factor de
socialización que influye positivamente en la implicación en la organización.
Pero la descentralización también supone ciertos riesgos en un terreno tan sensible
(Sire, 1997), como lo es el de las remuneraciones. Así, al descentralizar la gestión de la
remuneración/contribución, la organización puede perder su homogeneidad cultural si
cada directivo establece sus propias normas de retribución. La dificultad, y por tanto el
reto, está en lograr un equilibrio entre la centralización, que garantiza la homogeneidad,
y la descentralización, que en el plano económico resulta más eficaz.
Para evitar, o cuando menos minimizar, los riesgos de la descentralización es
necesario que exista transparencia y equidad. La transparencia es imprescindible,
especialmente en un campo tan sensible como las remuneraciones, para que el sistema se
acepte por los trabajadores sin generar sospechas. Para ello es necesario dar a conocer al
menos las modalidades de retribución establecidas para el grupo al que pertenece el
trabajador. La equidad tiene una gran importancia en el comportamiento del individuo en
el trabajo. Cuando considera que hay inequidad puede buscar la equidad a través de dos
procesos. Uno sería haciendo variar la remuneración al alza o bien la contribución que
realiza a la baja. El otro consiste en cambiar el trabajador de referencia o la forma de
calcular los términos de la relación remuneración-contribución.
Luego, la descentralización de una parte de las decisiones que afectan a las
remuneraciones, bajo las condiciones de transparencia y equidad, puede contribuir a
mejorar los resultados globales de la empresa, porque modifica a la vez las condiciones
de la motivación e implicación en la organización.
Cada vez más las empresas asocian la gestión de las remuneraciones a sus
estrategias competitivas, por lo que para buscar ventajas, en un contexto competitivo,
también es necesario gestionar de forma adecuada las remuneraciones (Melessike, 1995),
estableciendo sistemas de recompensas en función de los objetivos a conseguir
(Fernández, 1996). Sin embargo, la política de remuneración de las organizaciones con
frecuencia
30 no contribuye a la mejor gestión de los recursos humanos y, con ello, de la
Administración de salarios
empresa. Esto sucede (Mulder, 1995) si la retribución es un coste fijo o variable que no
está vinculado con la marcha de la empresa, o cuando el sistema de retribución de la
empresa no favorece: la adaptación al cambio; la innovación y la anticipación como
factores claves de éxito; que cada empleado sepa lo que tiene que conseguir, aportar y
cómo hacerlo; la consecución de los objetivos estratégicos y el reforzamiento de los
valores que la empresa quiere potenciar.
Un valioso instrumento para que las personas en la organización se muevan en la
dirección adecuada en cada momento es la política de remuneraciones, que debe estar al
servicio de la estrategia de la empresa, de la competitividad y, por tanto, del empleo.
Para ello es preciso, de una parte, establecer con claridad la misión o finalidad de las
remuneraciones y, de otra, hacer un uso más adecuado y flexible de los diversos sistemas
de retribución. Por lo que a la misión se refiere, "en entornos altamente cambiantes y
competitivos la retribución debe servir para pagar no sólo la tarea, sino
fundamentalmente determinados comportamientos relacionados con el éxito empresarial,
tales como el trabajo en equipo, la innovación, la flexibilidad y la propia capacidad de la
empresa para adaptarse al cambio. La retribución debe pasar de ser una forma de pagar a
convertirse en una forma de dirigir. Un instrumento de dirección a través del cual se
recompensa, reconoce y clarifica el que cada uno de los miembros y equipos de la
organización sepa en cada momento a través de qué acciones, roles, tareas,
comportamientos, interacciones y resultados debe contribuir a la cadena de valor añadido
que adquiere el cliente” (Mulder, 1995).
Para que una empresa hoy tenga éxito es preciso que disponga de mayor capacidad
de adaptación al cambio, flexibilidad, innovación y aprendizaje que la competencia, y
puesto que esto depende de las personas, habrá que pagar para que se vaya en esa
dirección, lo cual requiere un modelo de retribución que se caracteriza por:
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Dirección y gestión de personal
competitiva, es preciso un cambio cultural. Hay que tener presente que es mayor
la seguridad en el empleo cuando la empresa es competitiva, por lo que la
retribución deberá estar al servicio de la competitividad.
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