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PRODUCTIVIDAD Y COMPETITIVIDAD ASIGNATURAS PENDIENTES EN LA

AGENDA COLOMBIANA.

Diana Leivi Rojas Mosquera


Carmen Yolanda Viveros Murillo
Ana Yolanda Palacios Machado.
Diciembre 1 de 2017.
Fundación Universitaria Uniclaretiana.
Especialización en Gerencia de Servicios Sociales
Curso: Estructuras Económicas y Sociales
Docente: Oscar Eduardo López Gómez
Portafolio: Final
Introducción.

Colombia no sale bien librada en el informe 2017-2018 que presentó los primeros días de

noviembre el Consejo Privado de Competitividad, presidido por Rosario Córdoba, y, en el que se

establecen las debilidades, los esfuerzos y logros para que Colombia sea más competitiva. En el

2006, cuando se presentó por primera vez el Informe Nacional de Competitividad, se proyectó

que en el 2032 Colombia sería una nación distinta, ubicada entre las tres mejores economías de

América Latina, con la consiguiente consecuencia de ello: un alto bienestar para los ciudadanos.

Sin embargo, 11 años después, el progreso logrado no da señales del avance que se necesitaba

para lograr la meta de 'colarnos' entre los mejores.

A nivel global, Colombia retrocedió 5 puestos en el escalafón de competitividad del Foro

Económico Mundial, que hace su medición entre 137 país, entre los cuales, nos ubicamos en la

casilla 66. Economías como la de Chile, Costa Rica, Panamá y México le tomaron ventaja a

Colombia, en particular, por un mayor desarrollo de la infraestructura, tema que en esta nación, si

bien ha hecho parte de la agenda para el desarrollo en los últimos años, se ha visto frenada por los

escándalos de contratación y atrasos en proyectos vitales para conectar al país con el mundo,

según expresa el informe. Si partimos de la máxima que una nación es más competitiva en la

medida en que su economía crece, debido a que la gente tiene empleo por la apuesta de los

inversionistas que encuentran adecuadas condiciones para crear empresa, hay más productividad,

se puede innovar y exportar más, la competitividad en la economía colombiana sigue biche, en

ciernes púes, nada de lo anterior se refleja en el colombiano de a pie – somos recurrente en

afirmar que el sector empresarial colombiano es indolente y se escuda en la alta carga tributaria,

de la actual reforma, para no asumir su responsabilidad social.


COMO SER PRODUCTIVOS Y COMPETITIVOS SIN DUDAR EN EL INTENTO.

Colombia tiene suscrito 15 tratados de libre comercio, entre otros, con: El componente comercial

de la Comunidad Andina (CAN), que incluye a Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.

Caricom, son 12 los países suscritos a este convenio; Trinidad y Tobago, Jamaica, Barbados,

Guyana, Antigua y Barbuda, Belice, Dominica, Granada, Monserrat, San Cristóbal y Nieves,

Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas. Convenio ALADI: El Salvador, Guatemala y

Honduras. México, Chile, Estados Unidos y Canadá, por separado; si hacemos un balance de que

tanto llenaron las expectativas estos tratados, vistos como panacea en su momento, tendríamos

que decir que el resultado es frustrante y no es para menos cuando las exportaciones hacia países

desarrollados no han crecido como se esperaba, y las que se venían dando con países en

desarrollo, parecerían haberse estancado. Los TLC, son herramientas que facilitan a empresarios

llegar a nuevos mercados pero, para fortalecer la oferta exportable y sacar mayor provecho a

estos acuerdos tiene que haber un plan de desarrollo productivo focalizando los sectores con

oportunidad desde las regiones y así consolidar una Colombia moderna.

Es sabido que cuando una de las partes es más desarrollada y competitiva, las importaciones

hacia los países pequeños crecen, por lo menos en la primera etapa del acuerdo, mientras

calientan y se dan cuenta como se produce bueno, bonito y barato sin dejar de ser competitivos.

Este año que termina no fue el mejor para la industria nacional, la balanza comercial ha sido

negativa, se hizo más evidente, por la baja en los precios del petróleo.

Colombia es un país que antes de los TLC exportaba poco, y ahora con los acuerdos exporta

poco, el gobierno anuncia con bombos y platillos la apertura del mercado de aguacates como la
gran conquista comercial de los últimos años, muestra de mediocridad y poca ambición del sector

público e industrial.

Los TLC han desnudado los problemas de competitividad que enfrentan las empresas

colombianas, además de mostrar las dificultades estructurales de la plataforma competitiva en

temas como infraestructura; no todo es malo en el país del Sagrado Corazón, hay empresarios

emprendedores que han aprovechado los acuerdos, llegando a crecer inclusive al 500 %. Se habla

acá de filetes congelados, bombas de aire, colorantes químicos y contenedores, entre otros.

El Ministerio de Comercio precisa que desde la entrada en vigor del acuerdo con Estados Unidos

se impactó positivamente las exportaciones de varios bienes: limón Tahití, que aumentó sus

exportaciones en 2924 %, la melaza (334 %), la grasa de cacao (138 %), productos de

chocolatería (120 %), chocolates (82 %), el pescado enlatado (65 %), hierbas aromáticas (59 %),

pastelería y galletas (51 %), entre otros. Un panorama diferente se ve en cuanto a bananos, flores

y café. Estos -dice- han tenido un crecimiento negativo entre 2010 y junio de 2017, en otrora la

vajilla de la Corona.

Los modelos de desarrollo regionales deben responder a las tipicidades in situs de sus pobladores,

no podemos imponer estas acciones sin tener en cuenta aspectos como la cultura, educación,

geografía, clima etc. Los modelos deben ajustarse a las necesidades y capacidades de los

beneficiarios y no lo contrario o estaríamos condenando los proyectos a ejecutar a un fracaso

rotundo de ahí, la importancia de los estudios previos.


CONCLUSIONES.

Un país competitivo debe generar confianza en sus conciudadanos, promover el empleo, atraer

inversión para el crecimiento de la economía, pero para ello, necesita un esquema de justicia que

genere seguridad, a pesar de que para los ciudadanos hoy reina la impunidad, situación delicada

ya que debilita la institucionalidad, además, los que van a abrir negocios no perciben que haya

estabilidad jurídica, nuestro marco normativo oscila al antojo de los Roy Barreras en el Congreso

de la Republica. Otro ítem clave para una nación competitiva es el desarrollo de su comercio

exterior, algo que a Colombia le ha costado trabajo (con menos petróleo), porque la inserción en

la economía mundial sigue siendo baja. Es así como, solo cinco productos concentran el 57 por

ciento de sus ventas externas. En lo laboral, promover una tarea para hacer eficiente la legislación

laboral, para disminuir los costos asociados a la informalidad. Se debe evitar la proliferación de

legislación laboral que castiga y encarece el empleo formal. Hay que impulsar la infraestructura,

una de nuestras grandes debilidades para ser competitivos, los fletes son los más caros de la

región. En lo tributario, clave para la estabilidad de las finanzas públicas, aunque las tasas de

contribución para las empresas que son las que generan empleo, continúan altas, para nosotras no,

el recaudo es malo. Por ejemplo, el 81 por ciento de los impuestos nacionales lo ponen las

sociedades y el 19 por ciento las personas naturales, es claro que los más pudientes no aportan en

la medida de sus posibilidades, mientras no se penalice la evasión fiscal seguiremos en las

mismas. Colombia debe estructurar una agenda de competitividad, incluyente y concertada con la

participación activa del Gobierno, empresas, emprendedores y empleados donde se establezca el

compromiso de trabajar con ética y entrega por el país.


BIBLIOGRAFÍA.

Plan Nacional de Desarrollo 2014 a 2018.

Consejo Privado de Competitividad Informe 2017 – 2018.

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