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4.3.

1 Acidificación de los océanos

La acidificación del océano es el nombre dado al descenso en curso del pH de los


océanos de la Tierra, causado por la absorción de dióxido de carbono
antropogénico desde la atmósfera. Desde que se tienen registros, antes de la
revolución industrial, entre 1751 y 1994 el pH marino ha pasado de 8,179 a 8,104.
Puede parecer un cambio pequeño pero hay que tener en cuenta que el pH es una
escala logarítmica y ese cambio supone un aumento del 30% de la concentración
media de protones en el agua marina.

La causa de la presente acidificación de las aguas es uno de los efectos del


aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, concretamente, del CO2.
De forma natural y como parte del ciclo del carbono, el océano actúa como
sumidero para torno al 25-30% del CO2. Este efecto es a priori positivo ya que
reduce la intensidad del cambio climático, pero parece que nada sale gratis en la
naturaleza. El dióxido de Carbono se disuelve en el océano y provoca un aumento
de la acidez del mismo al combinarse con agua para formar ácido carbónico que
se ioniza parcialmente en protones e iones bicarbonato.

El pH de las aguas en general y del océano en particular no es constante ni en el


tiempo ni en el espacio y se ve afectado por varias variables naturales,
encontrándose en un equilibrio dinámico. Algunas de esas variables son la
temperatura del agua y la concentración de CO2 en la atmósfera. La acidez del
océano está por tanto relacionada con el ciclo del carbono, uno de los
subsistemas más importantes de la biosfera. (Pino, 2013)

Efectos de la acidificación

La acidificación de los océanos supone una alteración de ‘las reglas del juego’ que
rigen la vida en los diferentes ecosistemas marinos. El efecto más importante
parece ser el de la reducción de la calcificación.
La presencia de mayor cantidad de iones bicarbonato en disolución hace que la
solubilidad del carbonato calcio (CaCO3) aumente, dificultando el que los
organismos marinos conserven sus conchas calcáreas nuevas. Esto tiene un
efecto particularmente notable sobre la fauna marina, en particular sobre la que
requiere de esta sustancia para fabricar sus conchas, cáscaras, exoesqueletos y
demás estructuras protectoras o de soporte. Las especies más afectadas de forma
directa pertenecen a los siguientes grupos: corales, moluscos, crustáceos,
equinodermos, cocolitofóridos, foraminíferos.

Figura 1.3. Acidificación de los mares (Pino 2013).


En condiciones normales la calcita y el aragonito son estables en las aguas
superficiales dado que el ion carbonato se encuentra en concentraciones
sobresaturadas. No obstante, a medida que el pH desciende, lo hace la
concentración de este ion, y cuando el carbonato pasa a estar en instauración, las
estructuras hechas de carbonato cálcico pasan a ser vulnerables a la disolución.
Diversas investigaciones han encontrado que en corales, algas cocolitofóridos,
foraminíferos y mariscos se detecta la reducción de la calcificación y el incremento
de la disolución cuando son expuestos a CO2 elevados. (Ciencias del mar, 2016).

Cómo se transforma el CO2 atmosférico en el océano:

Figura 1.4 Acidificación de los mares (Ciencias del mar, 2016).

Cerca de la mitad del CO2 liberado durante los últimos 200 años ha sido
absorbida por los océanos del mundo. El CO2 en el mar se convierte en ácido
carbónico (H2CO3), que disminuye el pH del agua y hace más acida. Esto
aumenta la concentración de iones de hidrogeno, lo que limita el acceso de los
organismos a los iones de carbonato necesarios para formar sus partes duras
(conchas, esqueletos y estructuras).
El efecto más notable y señalado es el del blanqueamiento del coral. Existen en
nuestros océanos inmensas superficies cubiertas por corales, esencialmente en
latitudes tropicales. Las zonas cubiertas por ellos son el equivalente submarino de
las selvas tropicales. Son las zonas donde existe mayor biodiversidad de todo el
océano. El blanqueo del coral es un proceso que sufre el coral cuando está bajo
estrés y que puede acabar con su muerte de mantenerse las circunstancias que lo
provocan. La acidificación es uno de los factores detonantes del blanqueo y suele
ir de la mano del aumento de temperatura del agua provocado por el cambio
climático.

Figura 1.5. Acidificación de los mares


(Torinos, 23).

La acidificación puede causar una reducción del plancton que como se sabe
afectará a especies que dependen de él para alimentarse. El plancton está
formado por una mezcla de especies, en muchos casos larvas de especies de
tamaños mayores. Los organismos afectados pueden sufrir deformidades en sus
conchas o tener que vivir con conchas más frágiles que los hagan más vulnerables
ante los ataques de sus depredadores.

Debemos preocuparnos con respecto a este fenómeno

La acidificación es un fenómeno preocupante por lo incontrolable de su alcance y


de sus efectos. Al tener el potencial de afectar a escalones próximos a la base de
las cadenas tróficas de prácticamente todos los ecosistemas marinos puede
provocar grandes alteraciones en las poblaciones de prácticamente todas las
especies. Un gran número de especies marinas pueden verse en peligro de seguir
aumentando. Pueden extinguirse local o globalmente. Aun obviando que cualquier
especie tiene el mismo derecho a existir que nosotros, el colapso de una especie
sin interés comercial puede desencadenar otros de especies que sí que lo tienen.
Acciones para evitar la acidificación

Hay algunas propuestas para mitigar, reducir o detener este problema, una de
ellas en el campo de la geo ingeniería consiste en sembrar con hierro molido
buena parte del océano para facilitar el crecimiento de fitoplancton que absorba en
dióxido de carbono liberando oxígeno y formando carbohidratos. Por lo visto
aumenta la productividad del fitoplancton en hasta un 30%. El problema es llevarlo
a cabo y los efectos secundarios que pueda tener una acción de ese tipo.

Claramente la solución pasaría por reducir al mínimo las emisiones de gases de


efecto invernadero. Aun así la ‘inercia’ del dióxido de carbono extra que ya está en
la atmósfera y en las aguas tardaría un tiempo en ser ‘digerido’ por el ciclo de
carbono global. Por tanto es muy probable que el aumento de la temperatura, de
la acidez de los océanos y otros efectos que se escapan a este artículo siguieran
aumentando durante al menos unas décadas. Acabar con la deforestación, la
erosión y la degradación de suelos podrían servir a la causa contra la acidificación,
ya que los bosques actúan como sumideros de carbono. (Torinos, 23)

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