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GLOBALIZADO
Ante el contexto que conlleva una economía globalizada y los retos y desafíos que
la misma implica es necesario desarrollar métodos que permitan a los países ser
parte de este sistema y aprovechar las oportunidades y ventajas que da.
El mejor ejemplo para este tipo de bloque es el Mercado Común del Sur
MERCOSUR que integran las naciones sudamericanas.
Los acuerdos de integración regional (AIRs) como se llaman ahora, está de moda
desde principios de los noventa porque los teóricos han probado recientemente y
de forma explícita que en la mayoría de los casos tienden a mejorar el bienestar
económico de los países miembros. Tanto la especialización inter-industrial como
también la especialización intraindustrial es más probable que ocurran a mayor
escala si los acuerdos son alcanzados sobre una base regional, permitiendo
además un mejor aprovechamiento de las economías de escala nacionales e
internacionales. Muchos expertos coinciden en decir que para los pequeños
países vecinos de potencias económicas desarrolladas avanzadas (como la Unión
Europea o los Estados Unidos), estos acuerdos ayudan a fortalecer la reforma
política interna, a dar una sensación de seguridad a la población, y aseguran que
el acceso al gran mercado del vecino nunca será puesto en riesgo. Whalley y
Perroni (1999) insisten en el argumento de seguridad: los países tienen más
confianza hoy en día en el compromiso que supone una zona de libre comercio
frente al compromiso de la cláusula de la nación más favorecida en caso de que
se produjese 10 una guerra comercial global. Esto implica asumir que en ese
caso, los miembros de una ZLC o una UA se eximirían entre sí de adopción de
represalias. Señalan que esta es una concesión valiosa por parte del país grande
(por ejemplo los Estados Unidos). No sorprende, por tanto, su conclusión de que
los países más pequeños (como Canadá) tendrían que realizar pagos
complementarios al líder regional en forma de concesiones no comerciales.
Muestran por ejemplo que en una guerra comercial global sin Acuerdos de
Integración Regional11 y con todo el mundo fijando su arancel óptimo, la Unión
Europea fijaría ese arancel alrededor del 900 a 1000 por ciento, y Estados Unidos
en el 500 por ciento, la diferencia reflejando el distinto grado de apertura de las
dos economías. México, Canadá o Japón, con menor poder de respuesta,
impondrían aranceles menores. Esto muestra el hecho de que los países
pequeños realizan esos acuerdos en mayor medida como seguro contra
represalias durante una guerra comercial, que para ganar nuevas concesiones.
También se señala el punto evidente de que con una UA en lugar de una ZLC, los
Estados Unidos estarían mejor porque el arancel estadounidense es mayor que el
de Canadá; así Canadá tendría que unirse en los esfuerzos de represalia de
Estados Unidos elevando su nivel de protección mucho más allá de lo que lo haría
actualmente con un acuerdo del tipo ZLC. Por último, también se señala que el
valor de los acuerdos regionales de integración para los países grandes se eleva a
medida que el riesgo de un conflicto comercial mundial crece, puesto que los
grandes países pueden obtener cada vez mayores primas de seguro por parte de
los socios menores que se unan a ese acuerdo discriminatorio. Lo que parece
claro es que los pequeños países en A.I.R. tienden a ganar incluso más que la
media (en términos económicos). Más aún, permanecer fuera de cualquier
acuerdo discriminatorio pone al pequeño en una posición desvalida con el peligro
de que una o varias entidades comerciales conspiren contra él. Por esto los
economistas tradicionalmente insisten (insistían) en que el tratamiento de la
nación más favorecida (es decir, no discriminación) es el mejor régimen
internacional para los pequeños países. En un mundo de grandes bloques
comerciales regionales sin tratamiento de N.M.F., no hay duda de que los
pequeños países tendrían que entrar en algún bloque (da igual cual) en lugar de
en ninguno. Por supuesto, si se les permite, los pequeños países deberían tratar
de entrar en más de un bloque. Sin embargo, puede que haya límites a esa
estrategia. Para un país pequeño las cuestiones básicas son: 1) si los bloques
existentes o nuevos permanecen relativamente abiertos o no; 2) si están abiertos
a nuevos miembros o al menos a la asociación, incluso de países que no
pertenezcan a esa región; y 3) si la pertenencia a ese club no impide unirse
simultáneamente a otros clubes. Por ejemplo, no está claro si pertenecer al EEE
es compatible con la participación en NAFTA porque en cierta medida, las
regulaciones del EEE son de carácter supranacional. Por 11Suponiendo aquí que
la UE es un país grande. 11 ejemplo, Bruselas decide sobre grandes fusiones que
implican a los países del EEE no miembros de la CE, como Noruega. Si los
bloques emergentes permanecen relativamente abiertos, no tiene gran
importancia el bloque específico al que adherirse. Si uno de ellos está volcado
hacia dentro mientras los otros no, aún no está resuelta la cuestión de si el
pequeño país ganaría más tratando de integrarse en ese bloque o no. Así, a no
ser que ese bloque tuviese mucha influencia en el resto del mundo, incluidos los
otros bloques, la adhesión no sólo puede llevar a pérdidas por desviación de
comercio, sino t 12 unificación de las políticas arancelarias; la creación de una
unión aduanera implica la unificación parcial de las políticas comerciales, puesto
que los aranceles juegan aún un papel central en estas últimas. Segundo, los
miembros de la Unión Aduanera debe acordar qué hacer con los ingresos
arancelarios obtenidos en la frontera: bien redistribuirlos, o bien crear una bolsa
común. Si se elige lo último, entonces los miembros tendrán que decidir
conjuntamente qué hacer con ese ingreso; esto es, hay un presupuesto común
que manejar. Y tercero, no se necesitan reglas de origen puesto que el arancel
aplicable a un producto dado en cualquier punto de entrada a la Unión Aduanera
es el mismo y por tanto no hay razón para que un agente privado importe ese
producto a través del punto donde el arancel sea menor, como sería el caso en
una zona de libre comercio. Para evitar que esto ocurra (algo llamado en la jerga
“deflexión del comercio”), los socios de una zona de libre comercio tienen que
introducir reglas de origen en su acuerdo bilateral. En contraste, la ZLC sólo
requiere unificar las políticas relativas a la definición y acumulación del origen de
los productos. No hay arancel común, por lo que no hay política comercial común.
Las zonas de libre comercio no son lo mismo que el libre comercio. Ni siquiera
garantizan el paso libre de aranceles de todos los bienes de un país socio al otro,
sólo los productos originarios del mismo. Por tanto, las fronteras arancelarias entre
los países miembros no sólo deben ser mantenidas sino que son en realidad
reforzadas por nuevas barreras no arancelarias, los certificados de origen. Tanto
la UA como la ZLC producen creación y desviación de comercio. Si la desviación
es sustancial podría influir sobre los precios mundiales de los bienes importados
por los socios (ver más arriba). Obsérvese que en ambos casos cada país
miembro puede vetar la ampliación del acuerdo a nuevos miembros. En general
los países miembros pierden su libertad de acción en ambos casos en relación al
acuerdo en sí, que contiene obligaciones vinculantes. La ZLC tiende a ser menos
desviadora de comercio que las uniones aduaneras, permaneciendo lo demás
constante, porque los países con bajo arancel no elevan su arancel exterior frente
a los no miembros después de la creación de la zona. En el caso específico de
una ZLC, un efecto desplazamiento descubierto por Shibata (1967) implica que la
desviación de comercio neta es probablemente menos dañina para el grupo como
un todo que en la UA, después de que se halla previsto la expansión de capacidad
en el país de bajo arancel13. Los efectos dinámicos también son menos
dramáticos. Por ejemplo, la desviación de la inversión es probable que sea menos
marcada. En conjunto, por tanto, los terceros países deberían estar menos
molestos o ansiosos por la creación de una ZLC que por la creación de una UA.
13Un efecto desplazamiento ocurre cuando los productores del país de bajo
arancel dentro de la ZLC se dan cuenta de que merece la pena destinar todas sus
ventas al país de alto arancel, donde los precios pagados por los consumidores
son obviamente mayores; mientras, los consumidores en el país de bajo arancel
sustituirán a sus proveedores por importaciones de terceros países sobre las que
pagarán el arancel (más bajo). Véase Curzon (1997, p. 182-184) para un análisis
gráfico de este efecto. 13 En lo que se refiere a política comercial, los miembros
de una UA negocian su arancel común como un bloque en las negociaciones
comerciales internacionales, lo que no se da en una ZLC. Sin embargo, los
miembros de la ZLC tienden a respaldar sus posiciones; como por ejemplo hizo la
EFTA durante las Rondas Kennedy y Tokio. Considerense los aranceles sobre
inputs y productos intermedios. Afectan a los precios de los productos finales
producidos por países miembros y vendidos en otros miembros. Supóngase que
Suecia y Finlandia tienen un acuerdo de ZLC. Si Suecia reduce el arancel sobre la
piel importada, Finlandia tendrá que considerar hacer lo mismo. Así, si como
resultado de unas Negociaciones Comerciales Multilaterales (NCMs) la brecha
entre los aranceles frente al exterior de los países miembros se incrementa mucho
(porque el país de bajo arancel los ha disminuido aún más), el país de alto arancel
verá como se incrementan el efecto desplazamiento y la desviación de comercio, y
cómo disminuye el bienestar. Además, cuanto mayor sea esa brecha, mayor será
la tentación de los defraudadores de cometer deflexión comercial. Por tanto, el
país de alto arancel se verá empujado a disminuir sus propios aranceles también.
Así, aunque el poder de negociación en las NCMs es claramente mayor para las
UAs que para las ZLCs, ocurre que los miembros de la ZLC están obligados a
armonizar de alguna forma sus posiciones. Aunque esto parece limitarles, les da la
posibilidad de elevar su poder de negociación individual frente a los no miembros y
así mejorar su relación de intercambio comercial. En otro terreno, las reglas
comunes de origen pueden ser modificadas y manipuladas de tal forma que
mejoren la relación de intercambio o atraigan inversiones a la ZLC artificialmente
(Cooper, 1999, pp.231-2). En política comercial bilateral, los socios de la ZLC
mantienen su total libertad para negociar sus propios acuerdos con países
particulares que sean de su interés, pero no del de los otros miembros. También
retienen la libertad de rebajar los aranceles de forma unilateral, no así en las
Uniones Aduaneras. Aquí, el ejemplo de Israel es revelador. Los Acuerdos de
Libre Comercio firmados por este país con la CE, los Estados Unidos y la EFTA
llevaron en los ochenta a tanta desviación de comercio contra el resto del mundo
(principalmente importaciones originarias de Asia), con enormes costes reales
para la economía israelí, que el gobierno israelí decidió poner en práctica una
drástica rebaja arancelaria unilateral para el periodo 1991 a 2000. Otro punto
importante, aunque distinto, es que incluso si uno de los socios de la ZLC es
hegemónico, las normas comerciales internacionales incorporadas en la OMC
(Organización Mundial de Comercio) no permiten a éste imponer su política
comercial a los miembros menores de la ZLC. Este no es desde luego el caso en
una Unión Aduanera asimétrica, donde los miembros pequeños tienen de hecho
que ajustarse a la política comercial del miembro mayor. Por ejemplo, en el
Tratado de 1996 que creó la Unión Aduanera entre la CE y Turquía, no existe
obligación por parte de la Comisión Europea 14 cuando negocie un nuevo acuerdo
comercial con un tercer país, ni siquiera de consultar con Turquía.
Aunque la literatura, tanto teórica como empírica, que trata la relación entre
apertura comercial y crecimiento económico es vasta, la discusión al respecto no
está cerrada, esta controversia continúa hasta la actualidad, aún cuando el mundo
está experimentando períodos de apertura comercial cada vez mayor. (2)
2. Edwards, Sebastian (1998): “Openness, productivity and growth: what do we
really know?” Economic Journal, 108 (March).
El término “apertura comercial”, está referido a las facilidades que tiene una nación
para realizar transacciones con otros países, con la menor interferencia; es decir,
sin incurrir en costos artificiales que normalmente son impuestos por los
respectivos gobiernos. Desde un punto de vista de eficiencia, se entiende que los
precios al ser reflejo de aspectos productivos de las firmas y de las preferencias
por parte de los consumidores, debieran permitir la mejor asignación posible
de recursos. (3)
3. Dollar, D. & A. Kraay (2002). "Trade, growth and poverty policy". Research
Working Paper 2199, Banco Mundial.
Por otra parte, la baja de los aranceles puede reducir el producto y el empleo en
sectores que tienen que hacer frente a la mayor competencia de productores
externos con costos menores. El saldo neto depende invariablemente de la
estructura de las economías y de la flexibilidad de salarios y precios que permita el
pleno reajuste de los precios relativos tras la liberalización.
Muchos estudios demuestran que los países más orientados hacia el exterior
suelen crecer con más rapidez que los demás. Los países que abrieron sus
economías en los últimos años, como China, República Checa, Holanda, Belgica,
Vietnam, India, experimentaron un crecimiento más veloz y un mayor alivio de la
pobreza. En promedio, los países en desarrollo que recortaron drásticamente los
aranceles durante los años ochenta crecieron a
un ritmo más fuerte que los demás en la década siguiente. (6)
6. Frenkel, J. A. & D. Romer (1999). "Does trade cause growth?" The American
Economic Review, June.
Apertura y Crecimiento
Los principales socios comerciales del Perú, en estos años han sido los
Estados Unidos de América, el comercio con este país se ha visto
favorecido por la Ley de Preferencias Comerciales Andinas desde que el
Perú fue considerado en 1993 como país elegible para este esquema
preferencial.Otros socios comerciales son la Unión Europea, los países de
ALADI, los países de la Comunidad Andina, los países del MERCOSUR, las
naciones asiáticas tales como Japón y la República Popular China. Con
relación al APEC, en el corto plazo, el Perú busca promover la imagen del
país y los avances y progresos realizados en los últimos años a través de la
apertura comercial y económica llevada a cabo.
Adicionalmente, debemos ser receptores de los distintos programas de
cooperación económica y técnica que APEC ofrece. En el mediano y largo
plazo
nuestro
objetivo
es
atraer al
país las
Punto de Vista
No obstante, cada vez hay mayor conciencia de que abrir la economía rápida y
totalmente (eliminando los controles al comercio y reduciendo drásticamente los
aranceles) puede empeorar la pobreza rural en el corto y mediano plazo. La
transición de un sistema de control del comercio a otro de comercio libre no es
fácil, como revela la experiencia de Asia Central citada en el Capítulo 3 (apartado
3.4). En casos de cosechas deficitarias, se pueden obtener ventajas políticas ante
los consumidores prohibiendo la exportación, como ha pasado con los frijoles en
los países centroamericanos. Sin embargo, estas políticas perjudican el desarrollo
agrícola y por lo tanto empeoran el problema de la pobreza.
Con respecto a los efectos de la liberalización del mercado sobre los pobres
rurales, un estudio de simulación acerca del posible debilitamiento del control
sobre la exportación de arroz en Viet Nam llevó a la conclusión de que una
estrategia orientada a la exportación puede ser funcional para la seguridad
alimentaria y la producción de las pequeñas fincas[109]. Sin embargo, los autores
subrayan que Viet Nam se caracteriza por una distribución relativamente equitativa
de la tierra (con pocas familias sin tierra) y una buena infraestructura de
mercadeo.
Por el lado de las importaciones, a veces se argumenta que los controles son
necesarios para proteger las inversiones de industrias nacionales tales como
plantas de procesamiento de semillas oleaginosas, molinos de granos e ingenios
azucareros. La importación de los productos procesados puede constituir una
amenaza para estas industrias. Desde el punto de vista del crecimiento
económico, sería eventualmente preferible reasignar la mano de obra y el capital
utilizados en estas industrias a otras actividades con buen potencial de largo
plazo. No hacer esto es condenar a la fuerza de trabajo a actividades con débiles
perspectivas de expansión de la producción y de la productividad y, por lo tanto,
también de aumentar los salarios reales que pagan. Este es el verdadero costo
económico de la protección, en cualquier forma que se dé. Las inversiones hechas
en las industrias en cuestión son costos del pasado y no deben tomarse en cuenta
para planear el futuro. La pregunta operacional apropiada en estos casos no es si
el cambio debe hacerse, sino cómo administrar la transición. Este es otro caso en
el que la justificación para subsidios transitorios es fuerte; pueden suavizar el daño
económico del corto plazo, facilitando las decisiones políticas requeridas, y
también pueden ayudar a fomentar subsectores con mejores perspectivas de
crecimiento.
Los aranceles son barreras impositivas: el gobierno establece una tasa aduanera
provocando una subida en el precio de venta interior del producto importado con lo
que su demanda disminuirá.
Las barreras administrativas son muy diversas, desde trámites aduaneros
complejos que retrasan y encarecen los movimientos de mercancías, hasta
sofisticadas normas sanitarias y de calidad que, al ser diferentes de las del resto
del mundo, impidan la venta en el interior a los productos que no hayan sido
fabricados expresamente para el país.