4 ESTRATEGIAS PARA PROMOCIONAR NUESTRA RIQUEZA CULTURA A NIVEL UNIVERSITARIO Y
SECUNDARIA.
En primer lugar, debemos reconocer la diversidad cultural de nuestro país, pues es
importante para que se gobierne y se conviva de manera inclusiva y respetuosa, así las políticas y programas que se fomenten atenderán a esta realidad y promoverán la valoración a las diferentes ‘identidades’ que conforman un país. Un ejemplo claro es el Quechua, en la actualidad está en peligro de desaparecer y esto se debe a que no se ha actuado a tiempo para establecer una política educativa y cultural que respete y valore este idioma y a las comunidades que aún lo hablan. Por tanto, debemos valorar nuestra riqueza y diversidad cultural, porque si se pierden nuestros orígenes, el país perdería su esencia.
El arte y la cultura, tanto en las escuelas como en el ámbito universitario, también
constituyen estrategias poderosas para la construcción de ciudadanía intercultural, cuyo objetivo es lograr que los jóvenes, mediante la enseñanza de las artes, puedan conocer sus raíces y apreciar las diferentes expresiones artísticas que conviven en los países. De esta forma podrán reconocer, respetar y valorar la diversidad y la riqueza cultural de la región.
Crear en nuestras instituciones educativas, desde el jardín hasta la universidad la
conciencia de la necesidad de la apropiación y control de los productos y elementos culturales producidos en otros lugares. Esta apropiación y control no se limita solamente al plano de lo simbólico o al de la operación, sino también al plano de la producción de dichos productos.
Convertir la escuela en un centro productor de cultura y de identidad cultural, para lo cual
es requisito esencial la conversión del currículo en un movimiento social; es decir, en un espacio en el que concurren las diversas posiciones y aspiraciones educativas de los docentes, de los educandos, de los padres de familia, de la comunidad, etc., para resolverse en la hegemonía de la más adecuada históricamente.