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“AÑO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCION Y LA IMPUGNIDAD”

FACULTAD DE CIENCIAS CONTABLES FINANCIERAS Y


ADMINISTRATIVAS
ESPECIALIDAD DE CONTABILIDAD

PROFESOR:

VICTOR MANUEL LANDA MACHERO

CURSO:

AUDITORIA TRIBUTARIA

ALUMNO:
JIBAJA SONDOR JUNIOR
JIMENEZ PUSE KATHERINE
RAMOS VILLAREYES ROXANA
El objetivo de toda Administración Tributaria no puede ser otro que conseguir
la mayor cantidad de recursos financieros, dentro del marco del ordenamiento
jurídico tributario, para el sostenimiento de los gastos públicos.
Los problemas de insolidaridad de los contribuyentes incumplidores son los que
generan fraude fiscal y constituyen el principal motivo de actuación de las
oficinas de fiscalización a nivel nacional, actuaciones que tienden a servir a la
prevención, al sostenimiento e incremento de niveles de recaudación y el
fomento del cumplimiento voluntario.
El auditor tributario es el profesional que debe cumplir con los objetivos
planteados de toda auditoria tributaria; en el caso de las auditorias privadas, el
auditor necesariamente tiene que ser un Contador Público; sin embargo en la
SUNAT exige que el auditor debe cumplir con las siguientes características:
1-Independencia
2.- Capacidad analítica
3.- Formación sólida en Derecho Tributario
4.- Excelente criterio
5.- Solvencia moral.
La facultad de fiscalización el auditor lo ejerce de manera discrecional; es decir,
que mediante Ley la Administración Tributaria tiene la libertad para decidir qué
acciones ejercerá ante determinadas circunstancias que no han sido reguladas
de manera estricta o precisa por norma alguna; esta facultad se justifica en que
el auditor pueda realizar una eficiente labor con la finalidad de aumentar la
recaudación tributaria.
La Administración Tributaria tiene como objetivo procurar el máximo de
recaudación de tributos al mínimo costo dentro de las normas jurídicas
establecidas. La evasión representa el obstáculo fundamental que la
Administración Tributaria debe enfrentar para cumplir con su objetivo esencial.
Para lograr mejorar esta actitud hay que diseñar una estrategia que permita
sortear los principales puntos de resistencia a la tributación. El primer caso
supone operar en el plano ético y con un sentido pedagógico sobre la conducta
de los contribuyentes, el segundo caso es colocar énfasis en aspectos
psicológicos. Con relación al primer punto, debería iniciarse tendiendo a
eliminar dos presunciones: una constituida por la figura del fisco-usurpador que
permite a muchos contribuyentes justificarse entre si mismos y ante la sociedad
su conducta fraudulenta. En cuanto al segundo punto es que todos los
contribuyentes son evasores de impuestos con respecto a la veracidad de sus
declaraciones. Finalizando, la conducta de evasión tributaria es muy común en
sociedades donde no se observan adecuadamente las obligaciones tributarias y
tampoco se acaten otras normas destinadas a regular el comportamiento de los
ciudadanos (normas de tránsito, empresariales, laborales, etc.). En este sentido,
deberíamos entender a la falta deeducación tributaria nada más que el reflejo de
una falta de educación cívica proyectada en el campo tributario.

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