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Spotify de la música
clásica) me ha
cambiado la vida
Todo lo que necesitas para iniciarte en el género
te lo facilita esta aplicación
Lectura: 7 minutos
20 de mayo de 2019
© FOTOGRAFÍA: CÉSAR SEGARRA. ESTILISMO: HELENA CONTRERAS
IMAGEN DE LOS 7 DÍAS/ 7 LOOKS DE AMAIA.
Corey Seymour — Sin ánimo de pediros que fuerais fans de El conciertazo, dejadme
haceros una pregunta: ¿habéis escuchado música clásica últimamente? A propósito,
me refiero. No me vale ese cuarteto de cuerda que interpretaba a Vivaldi en el
cóctel de la boda de tu compañera de piso; o el concierto de piano de Mozart que
tanto te enganchaba en el hilo musical de tu supermercado.
Hasta hace poco, escuchaba muchísima música clásica, tanto en vivo como (más
a menudo) de estudio: ópera, sinfonías, obras corales, cuartetos de cuerda, tríos
para piano y piezas para solista, entre otras, de manos de una amplia gama de
orquestas, directores, coros o intérpretes de todo el mundo y grabadas por
innumerables sellos discográficos.
¿Y qué pasó? Fácil: pasó la música en streaming. Y aquí es donde oigo esa voz
recitativa en tono lacrimoso: ¿acaso no hay montones de música clásica en los
servicios de streaming?
Pues sí... y no. Tanto Apple Music como Spotify cuentas con miles y miles de
piezas musicales como las anteriormente citadas y muchas más. Y si sabes
exactamente lo que buscas, es una maravilla poder escucharlas. Pero si no, si
esperas que cualquiera de estos servicios musicales te descubra por sí solo
nuevos compositores, intérpretes u obras; o si esperas que su interfaz te ayude a
explorar por tu cuenta este universo... seguramente no encuentres nada.
Todo se reduce a los metadatos. Si bien los metadatos de la música popular
suelen ser bastante sencillos –especifican el artista, la canción o pista y el álbum
de donde procede–, los metadatos de la música clásica lo incluyen todo: el
compositor, la orquesta, el director, el coro (que a veces cuenta con su propio
director), los solistas, el título de la pieza (acompañado quizá de ciertas
numeraciones y nomenclaturas que indican el lugar que ocupa dentro de una
pieza mayor o una sinfonía) y el número del opus del artista, o, en el caso de
compositores como Mozart o Bach, cuya obra se rige por sistemas particulares, su
número Köchel o BWV. No es nada fácil.
Y no creas que esta es la típica discusión entre estudiantes de conservatorio
mientras esperan a entrar al ensayo. Como los servicios de streaming no tienen
más de tres o cuatro campos de metadatos dinámicos, cualquier búsqueda o
navegación que emprendas en este sentido posiblemente acabe siendo
infructuosa. Es más: hablamos de un tema de respeto. En Apple Music, por ejemplo,
si quieres buscar por género la plataforma te ofrece 35 categorías para elegir,
tales como Música africana, Bollywood, K-Pop, Latina, Música mexicana, Música
tropical, Pop Latino, Reggae, Rock y Alternativo, Soul/Funk, Urbano Latino o
Músicas del Mundo. Sin embargo, cuando se trata de 15 siglos de música a lo
largo y ancho del mundo –del canto gregoriano a la canción litúrgica, pasando por
Bach, Mozart, Beethoven, Chopin, Wagner, Stravinsky, Debussy, John Cage, la
música concreta, Steve Reich, Iannis Xenakis, Gavin Bryars, Philip Glass, Nico
Muhly o la orquesta Boston Pops–, nos lo encontramos todo agrupado bajo un
solo género: clásica.
Y aún hay más: si buscas por “Ludwig van Beethoven” en el campo Artistas de
Apple Music, te encuentras al final de la pantalla con un abanico de sugerencias
supuestamente útil de “Artistas similares”. Bueno, no está mal: allí están
Tchaikovsky, Mozart . . . ah sí . . . la Orquesta de Philadelphia. . . y, ¡anda, mira!,
Chopin. Pero si haces clic en Chopin, resulta que no te muestra la sublime obra
del incomparable Frédéric Chopin, genio de composiciones asombrosas y
desgarradoras, sino una canción titulada “Circumstance” del artista del hip-hop J.O.
Rodriguez, featuring “Chopin” (para muestra, el primer verso: “Seems like lately
you gotta do everything your daaaaamn self. Can’t ask for no daaaaaamn
help”... Molto agitato!
Para mayor ofensa, basta con echar un vistazo a la lista de "Mejores canciones"
de cualquier gran compositor. ¿Sabías que, en realidad, la obra culmen de
Beethoven fue "Fur Elise Reimagined", de DJ cMellow & Ludwig van Beethoven?
Y quién podría imaginar que el segundo tema de la lista de Mozart sería su
"Sonata para piano número 10 en Do mayor", pero la versión grabada por la
prácticamente desconocida Pennrose Orchestra en su Classical Piano Lullabies
Volume 1 (un álbum en color pastel con un osito de peluche en la portada)...
En el caso de Spotify, podríamos repetir casi todo lo anterior solo que con una
interfaz algo más intuitiva para el usuario. ¿Igual de insondable? Sí, junto con una
función de búsqueda prácticamente inútil. Suena complicado.
La parte buena es que no tiene por qué ser así. Hay por ahí 15 siglos de música
alucinante esperando que la descubras, que la redescubras o te apasiones con
ella; y además no hace falta ser ningún experto en la materia.