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PSICOPATOLOGÍA – FINAL

UNI 1
DILEMAS DE LA PSICOPATOLOGIA – PABLO MUÑOZ – Cap1: “Diferentes enfoques teóricos en Psicopatologia”
La Psicopatología es una disciplina que forma parte de la psicología y tiene por objeto específico estudiar los
procesos y fenómenos psíquicos patológicos. Construye sus conocimientos a partir de la observación de los hechos.
El término psicopatología se lo emplea:
- Para designar un área de estudio que describe los cambios en el comportamiento: las enfermedades mentales.
- Como término descriptivo: referencia a un síntoma que se puede encontrar formando parte de una enfermedad.
- Como designación de un área de estudio en psicología: su objeto de estudio son los procesos y fenómenos
psíquicos patológicos.

TheoduleRibot denomina “Psicología patológica” a la disciplina cuyo método consiste en estudiar los hechos
patológicos para comprender y conocer mejor la psicología normal.
La oposición normal-patológico, Freud las reúne en una identidad: se trata de los mismos mecanismos. La diferencia
es cuantitativa, pero sobre la base de su identidad.
La práctica clínica psiquiátrica y la psicoanalítica fueron los principales campos de aplicación de la psicopatología en
la medida en que le proporcionaron la posibilidad de la extensión de sus conceptos. Delimitamos así la constitución
de un trípode: psicopatología, psiquiatría y psicoanálisis, cuyas fronteras conviene conocer y mantener con firmeza.
Aquello que se denomina psicopatología es el resultado del entrecruzamiento de referencia teórica y disciplinas muy
diversas que han variado a lo largo de las épocas.
Se propone tres enfoques como modelos para abordar la patología mental en la historia de la psicopatología:

1) ENFOQUE DESCRIPTIVO
A fines del siglo 18 la locura era entonces un desorden a ser controlado, no un problema médico.Philippe Pinelcomo
médico, observa, describe, clasifica, y así nace la clínica psiquiátrica. La locura se convierte en un problema médico y
deviene la enfermedad mental. La psiquiatría se ocupa, de allí en más de identificar signos y síntomas.
Se denomina este período como Clínica Sincrónica, en la medida en que se describe un estado. En este momento
nace la clínica como método, como ciencia de la pura observación y clasificación.
Pinel consideraba la locura como un género unitario, entendiendo por tal diversos síndromes agrupados alrededor
de una manifestación central rectora: la alienación mental. Se trata de un cuadro único que puede tomar diversas
formas en distintos pacientes o diferentes momentos, pero sin dejar de constituir una única y misma enfermedad.
Pinel es heredero de la tradición hipocrática. Hipócratesconsidera la enfermedad como una reacción saludable del
organismo contra la acción de causas que perturban su equilibrio. Pinel continúa esa tradición en cierto sentido,
pero a la vez se diferencia porque su tratamiento implica intervenir. El medio ambiente será entonces central para
Pinel, por eso la función del encierro es fundamental en su método: aislar, controlar las condiciones de vida del
enfermo permitirá modificar la mente enferma. La novedad de Pinel es considerar a los alienados como enfermos y
no como endemoniados, delincuentes, vagos, etc.
BISAGRA HISTÓRICA: se produce en 1822, con el descubrimiento de la PGP (parálisis general proyectiva), por parte
de anátomo-patólogo Bayle, quien descubre que los pacientes tenían ciertas lesiones en la meninge, que no
aparecían en otros pacientes con alienación mental. Se pudo establecer que la alienación mental no se trata de una
única enfermedad, de distintas enfermedades cada una de las cuales podría corresponder a una lesión específica.
Bayle produce un fuerte giro en el modo de considerar la enfermedad mental.
Este proceso conduce a la Clínica Diarónica. La enfermedad mental ya no es única, sino una clase de enfermedades
yuxtapuestas en una clasificación. Así se establece una nueva clínica: estudiar la evolución de la enfermedad, pasado
y porvenir del enfermo.

ESQUEMA DE LA PSIQUIATRÍA CLÁSICA


1° Paradigma: CLÍNICA SINCRÓNICA BISAGRA 2° Paradigma: CLÍNICA DIACRÓNICA
1790 1822 1870
Pinel Bayle Falret – Kraepelin
Locura: género unitario homogéneo P.G.P. Locura: clase de enfermedades yuxtapuestas.
Clínica basada en la observación pura de síndromes Estudia la evolución de la enfermedad, pasado y futuro
Sin consideración por etiopatogenia Búsqueda de etiologías específicas
Acento en el síntoma saliente en el Compilación de síntomas primarios, síntomas
momento de la evaluación negativos, atención a signos secundarios.
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Kuhn define como paradigma al conjunto de prácticas que caracterizan a una disciplina científicadurante un periodo
específico de tiempo. Entonces tenemos:
1° PARADIGMA: “La alienación mental”: corresponde al pasaje de la noción social y cultural de locura al concepto
médico de alienación mental. Se extiende desde fines del siglo 18 hasta 1860. Su representante es Pinel
CRISIS: obra de Bayle (P.G.P.)
2° PARADIGMA: “Las enfermedades mentales”: se extiende desde 1870 hasta 1918. Las evaluaciones diagnósticas
se vuelven cruciales para poder establecer un pronóstico y un tratamiento adecuados debido a que ahora la
patología mental se constituye como un conjunto de enfermedades.
CRISIS: el método de Falret no logra situar las lesiones que operarían como causa de los síntomas. Además, proliferan
un montón de categorías sin correlato clínico específico y de dudosa utilidad para la orientación diagnóstica
3° “Las estructuras psicopatológicas”: La nueva distinción neurosis-psicosis le permitirá a la psiquiatría organizar
todo lo que en el campo de la patología mental no corresponda a lesiones cerebrales. La distinción neurosis-psicosis
que proviene de Freud no tiene un origen neurológico ni lesional, su origen está ligado a procesos psicopatológicos.
Podemos transformar entonces el trípode psicopatología, psiquiatría y psicoanálisis en un diagrama:

PSIQUIATRÍA PSICOANÁLISIS
- Clínica Sincrónica: Las grandes
“La alienación mental” estructuras S. Freud
-Clínica Diacrónica: psicopatológicas
“Las enfermedades mentales”

El problema que conduce al tercer paradigma a la crisis es el uso y abuso de concepto de estructura. También debe
considerarse el auge de los medicamentos. Se abre el interrogante de si esta crisis ha conducido o no a un cuarto
paradigma, en función de lo que representa hoy en día el auge de los manuales DSM.
Lo que cada uno de estos paradigmas, desaparecidos o no nos legan es una serie de interrogantes:
- El paradigma de la alineación mental nos deja el cuestionamiento respeto de si la locura es un asunto grave que
solo puede resolverse binariamente: estar o no estar loco.
- Las enfermedades mentales nos legan la imposibilidad de reducir a una unidad la diversidad de figuras que la
psiquiatría abarca.
- El paradigma de las grandes estructuras psicopatológicas nos dejará el interrogante de saber si la eventualidad de
la locura tiene que ver solo con la contingencia y el azar o si es constitutiva de la condición humana.

2) ENFOQUE INTERPRETATIVO
Con Freudse inaugura una nueva perspectiva: una teoría del aparato psíquico de la que se infiere un sujeto
descentrado de la conciencia y una nueva perspectiva terapéutica: la cura por la palabra. La psicopatología ya no se
trata de observación y descripción, se trata de escuchar y leer lo que ese síntoma tiene para decir; tiene una
direccionalidad, que se dirige al Otro, para que lo interprete, lo aloje y lo alivie.
La distancia con el tercer paradigma con el psicoanálisis se hace más patente con Lacan, cuando luego forja un
concepto de estructura referido a la estructura del lenguaje.
Se debe destacar la importancia de la consideración de lo singular en la formulación del diagnóstico subjetivo, un
“caso por caso”. La concepción de sujeto propia del psicoanálisis implica la resistencia del caso a la tipificación.
Freud señala quepsicoanálisis y psiquiatría no son prácticas contradictorias, pero hay un punto donde ambas
disciplinas, y es acerca del síntoma:

PSIQUIATRIA PSICOANÁLISIS
La psiquiatría se conforma con las teorías de la herencia Pone en juego la sexualidad, la importancia del síntoma
o la degeneración en la constitución del sujeto y la transferencia como
herramienta fundamental de la cura.
sostiene el ideal de la extirpación del síntoma para Implica un modo de hacer con eso imposible de
forzarlo a retornar al campo de la “normalidad” soportarSer hospitalarios, hacer lugar a la palabra. Esto
permite más que hacer diagnósticos, hacer una práctica
que incluye al diagnóstico para alojar a lo que arruina
todo esfuerzo estadístico: la singularidad.
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2) ENFOQUE ESTADÍSTICO
En el DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales) cada síndrome posee un número limitado de
síntomas que pueden servir para el diagnóstico. No hay ninguna estructura que otorgue lógica al conjunto de
síntomas. La estructura es reemplazada por el consenso. Este nuevo enfoque se asienta en tres supuestos:
a. La identificación objetiva de los trastornos mentales por vía de una descripción “ateórica”
b. El establecimiento de una progresiva correlaciónentre cada síndrome identificado y una fisiopatología cerebral.
c. Una terapéutica de dicha alteración fisiopatológica propuestamediante tratamiento farmacológico combinado con
psicoterapias cognitivas que producen la rápida eliminación de los síntomas.

El DSM es un nomenclador y no una nosografía clínica (descripción y clasificación de enfermedades). Es un manual


estadístico. Como tal es una herramienta que los psicólogos podemos utilizar para el registro epidemiológico, para
dar cuenta de nuestro trabajo ante instancias de auditoría y para la comunicación entre profesionales de distintas
especialidades. Pero de ninguna manera el DSM podría sustituir el ejercicio del clínico.
¿Cuarto paradigma? Quizás en un futuro quienes nos sucedan podrán revisar el pasado y considerar las coordenadas
hacia una crisis que daría por concluido un paradigma ordenado alrededor de los DSM. Pero sería un error
considerar que el DSM-V es un aporte novedoso, porque en rigor se trata de la prosecución y profundización de la
misma posición clásica de la psiquiatría modernamente motorizada por la industria farmacéutica.

BREVE HISTORIA DE LA PSIQUIATRÍA - ACKERNECHT


Cap. 1. Preliminar etnológico – Psiquiatría en la Antigüedad (4000 a.C.)
Cultura mágica animista que posee una concepción sobrenatural de la enfermedad. Esta se considera un castigo
divino impuestos por diferentes demonios tras la ruptura de algún tabú
Terapéutica de los primitivos: ellos conocen varias drogas eficaces, pero siempre incluidos en el marco de una
terapéutica mágico-religiosa. La eficacia de estos procedimientos sólo nos resulta explicable por los elementos
psicoterapéuticos que incluyen.
Lo psíquicamente normal depende en alto grado de la concepción imperante en determinada sociedad. Si alguien es
un enfermo mental es porque las alteraciones psíquicas han ido tan lejos que lo convierten en un cuerpo extraño
dentro la sociedad. La sociedad decide si una variación biológica es enfermedad o no lo es.

Cap. 2. La psiquiatría grecorromana (1200 a. C. – 146 a. C.)


La historia de la psiquiatría propiamente dicha comienza con los griegos. Los griegos se declararon radicalmente por
las explicaciones naturales por sobre las sobrenaturales. Se convirtieron en fundadores de la medicina y la
psiquiatría científicas.Los dos grandes de la medicina griega fueron Hipócrates y Galeno.
La patología “clásica” de los griegos, la de Hipócrates y Galeno, consiste en la teoría humoral: sangre, bilis amarilla,
bilis negra y flema, que corresponden respectivamente a los cuatro elementos: aire, fuego, tierra y agua. Todas las
enfermedades resultan de una perturbación en el equilibrio humoral, por el exceso o la corrupción de uno de los
humores.
Sorano conoce fundamentalmente tres enfermedades mentales: frenitis, manía y melancolía. La histeria, descrita
por Areteo, no es mencionada por él. Los tres autores son de tendencia extremadamente somatista. Analizan y
tratan las tres enfermedades primariamente como perturbaciones corporales. Sólo la homosexualidad es
considerada por Sorano una enfermedad mental.
Aunque las enfermedades mentales son consideradas como corporales, el cerebro no se menciona casi nunca. No es
de asombrarse, pues los antiguos griegos tenían solo una idea muy precaria sobre la función de ese órgano, como
también sobre la de los nervios.
Como las enfermedades mentales son a menudo incurables, el médico tiene el derecho moral de negarse a tratarlas.
Este derecho de los médicos persistió hasta fines del siglo XVIII.

Cap. 3. La psiquiatría renacentista (siglo XV-XVII)


Se fundaron especies de hospitales para enfermos mentales, sobre todo entre los árabes. Éstos también conservaron
las concepciones científicas de los griegos en materia de psiquiatría y hasta trataron de desarrollarlas.
Los enfermos mentales fueron otra vez considerados como posesos por el diablo o por malos espíritus, o brujos y
maestros de hechicería que, además, provocaban la enfermedad en los demás. Esto, naturalmente, excluía al médico
del campo de las enfermedades mentales y hacía de éstas objeto de estudio para inquisidores. Las observaciones
sobre enfermos mentales en la Edad Media se encuentran, no en los libros de medicina sino en los manuales o en los
protocolos de los perseguidores de hechiceros y de los exorcizadores.
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La degradación de la psiquiatría no terminó con el resplandor del Renacimiento y el comienzo de la Edad Moderna.
Al contrario, esa locura de los normales alcanzó entonces su punto culminante. En todo el Medioevo no se
quemaron tantos brujos como en el ya más avanzado Siglo XV y en los dos siguientes.
Lo nuevo en la psiquiatría renacentista consiste en que por lo menos una reducida élite de médicos descollantes se
levantó y sostuvo que muchos posesos y hechiceros no tenían nada que ver con el diablo y otras fuerzas
sobrenaturales, sino que eran enfermos mentales.
El Renacimiento es época de profundas contradicciones. Observamos señales de una profunda compasión hacia los
desdichados enfermos. La duda sobre las causas sobrenaturales de las enfermedades mentales y de otros
fenómenos así explicados condujeron a la indagación de fuerzas y causas naturales, y encontramos entonces el
concepto de imaginatio, que está muy emparentada con nuestro concepto actual de “sugestión”.
Paracelso fue sin duda el médico más célebre de su tiempo. Ofreció una nueva clasificación de enfermedades
mentales: epilepsia, manía, “locura verdadera”, baile de San Vito y suffocatiointellectus (la antigua histeria).
La principal contribución de Paracelso a la medicina fue la introducción de representaciones químicas.

Cap. 4. La psiquiatría del Siglo XVII.


Félix Plater (suizo) aparece a comienzo del siglo XVII con un nuevo intento de investigar los trastornos mentales.
Parece haber tenido un acentuado interés personal por los dementes, con quienes llegó a hacerse encerrar.
En conjunto, el grandioso impulso cobrado por la psiquiatría durante el siglo XVI no mantiene durante el siglo
siguiente un curso rectilíneo. Al contrario, se detiene. Los enfermos mentales son otra vez considerados como
enfermos y no ya condenados a muerte por hechiceros, pero no por eso se los somete a observación y atención
médicas. Se los ve siempre como incurable y por lo tanto permanecen al margen de la medicina. Los incurables eran
encerrados en prisiones, asilos de pobres o instituciones especiales, donde se los encadenaba. En 1680 por primera
vez se suprimió en Francia, por real decreto, la pena de muerte por hechicería.
Lo médicos encuentran intensa ocupación en otro sector de las perturbaciones mentales: el de las neurosis. Podría
caracterizarse a la psiquiatría de las neurosis como una “psiquiatría de consultorio”. Th. Sydenham (clínico ingles),
sustenta la opinión de que la mitad de sus enfermos no febriles son histéricos. A partir de Sydenham se abrió paso
progresivamente la convicción de que, bajo los múltiples síntomas y “enfermedades” de los llamados histéricos,
hipocondríacos y, más tarde, nerviosos, se ocultaba una afección fundamental, y que no se trataba, como se suponía
hasta entonces, de una afección uterina.
Mientras que, como hipocrático tradicional, reduce toda las demás enfermedades al desequilibrio de los humores,
hace una excepción para la histeria y la considera como una afección de los “espíritus animales”. La histeria es
frecuente sobre todo en las mujeres porque éstas son más débiles y en ellas esos “espíritus” son más sensibles.
En el siglo XVII: aparece por primera vez en el escenario medico la neurología. Thomas Willis (neuro-anatomista,
fisiólogo y clínico ingles) describe por primera vez enfermedades del sistema nervioso como la miastenia grave y la
parálisis general progresiva.

Cap. 5. La psiquiatría del Siglo XVIII.


En el siglo XVIII la psiquiatría llega a constituirse finalmente como ciencia autónoma. Eso se logra sobre todo gracias
a la filosofía del Iluminismo. El Iluminismo termina fundamental y definitivamente con la idea de posesión diabólica.
De inmensa importancia para el desarrollo de la psiquiatría en el siglo XVIII es el gran interés filantrópico de los
iluministas por el hombre.
Superan la aceptación fatalista de la incurabilidad de los enfermos mentales. También se hace paulatinamente algo
más humano el trato dispensado en muchas instituciones para enfermos mentales. El centro de gravedad se
desplazó otra vez de las neurosis a las psicosis, pues la psiquiatría se practicaba sobre todo en asilos de alienados.
Es igualmente mérito del Iluminismo el nuevo y gran interés por la prevención de las enfermedades mentales. El
iluminismo dio nacimiento a las ciencias sociales y a su aplicación médica.
Georg Ernst Stahl propone como teoría patológica el “animismo”. Según él la enfermedad es una lucha del alma
contra influjos nocivos. Esta concepción sacudía los cimientos del antiguo somatismo, que dominaba el pensamiento
psiquiátrico desde los tiempos de Hipócrates. Dividió las enfermedades mentales en “simpáticas” (causadas por
afección de los órganos) y “patéticas” (funcionales, sin afección orgánica.
En el siglo XVIII también el somatismo mismo se transforma completamente. Las teorías patológicas fundamentales
se hacen cada vez más solidistas. Solo desde el siglo XVIII la gente puede ser “nerviosa”.
La psicoterapia entró en la psiquiatría desde otra fuente que los libros de eruditos doctores. El tratamiento de los
enfermos mentales estaba en gran parte no en manos de los médicos sino de los intendentes de asilos. Pudieron
descubrir que con la psicoterapia se llegaba más lejos que con los usuales purgantes y sangrías. Es también el siglo
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del desarrollo y la activa aplicación de tratamientos corporales que pueden considerarse como una especie de
terapéutica de shock. Junto al antiguo “tratamiento” por inmersión, aparece la llamada “silla de Darwin”. También se
aplicaban la castración y las curas por hambre. Antiguas drogas también volvieron a utilizarse.

ALGUNAS CUESTIONES RELATIVAS AL DIAGNÓSTICO EN PSICOANÁLISIS - ADRIANA RUBISTEIN


Diagnóstico: etimológicamente deriva del griego y significa distinguir, conocer. Se utiliza para referirse al
conocimiento de los signos de las enfermedades, a las conclusiones basadas en el estudio de dichos signos, que
sirven para fijar el carácter peculiar de aquellas y su ubicación en una categoría prestablecida.
La obtención de un diagnóstico que nombre adecuadamente la enfermedad tiene un efecto tranquilizador
especialmente para el médico. Pero si el diagnóstico sólo subsume al sujeto en una categoría, se pierde la
singularidad psíquica y el paciente queda oculto tras la mirada objetivadora que lo nomina.
El diagnóstico del sujeto, producido en transferencia, da cuenta de la posición del sujeto en la estructura. Freud no
desestima la clasificación, pero la reordena, la reedita y se interroga sobre las condiciones y mecanismos de su
producción. Así el diagnóstico en psicoanálisis tiene en cuenta la transferencia y sus condiciones. La posibilidad del
neurótico de transferir, hace posible iniciar una cura analítica.
Freud va a encontrar que en la variabilidad de lo fenoménico hay un orden, una legalidad. A esto apunta la idea de
estructura. La estructura permite ordenar la manifestación de acuerdo a reglas de determinación. Al mismo tiempo,
indaga en las diferencias y en la especificidad de cada estructura.

Puede afirmarse que la producción teórica y la práctica analítica constituyen dos momentos diferenciados del
quehacer analítico, aunque sin duda interdependientes. La práctica analítica sostiene su especificidad en el
cumplimiento de la regla fundamental por parte del paciente y en el mantenimiento de la atención flotante por
parte del analista. Mientras el analista está en su posición en el dispositivo, no puede estar pensando en el
diagnóstico. Es necesario que el saber del analista no haga obstáculo a la producción significante del analizante y a la
posibilidad del analista de escuchar lo que allí se dice.El diagnóstico es una conjetura que se construye a partir de lo
que se escucha y que debe ser verificada también en la escucha. En muchos casos, el diagnóstico lleva tiempo y se
hace necesario mantener la espera acompañándola de prudencia en las intervenciones.
Freud y Lacan insistieron siempre en abordar cada caso como un caso nuevo. Porque si se toma como saber
anticipado, como lugar de certeza, el diagnóstico puede obturar la escucha analítica. Pero desconocerlo puede llevar
al analista a perder su orientación en la cura.

EL DIAGNÓSTICO: ENTRE LO GENERAL Y LO SINGULAR – IUALE LUJÁN


El psicoanálisis no está acento de caer en unataxonomía(encasillamiento) si pierde de vista dos dimensiones
centrales del diagnóstico en nuestra clínica que se realiza bajo transferencia.
Habría un “como” y un “por qué” subyacente en cada diagnóstico; pero además un “¿Qué es lo que se diagnostica?”
Para el psicoanálisis el diagnóstico sólo puede realizarse en transferencia.
Freud afirma que la psiquiatría clínica hace muy poco caso de la forma de manifestación y del contenido del síntoma
individual. El psicoanálisis ha sido el primero en comprobar que el síntoma es rico en sentido y se entrama con el
vivenciar del enfermo.
Podemos leer dos niveles de diagnóstico:
1. El primero articulado a lo general, que permite cierta agrupación de los casos.
2. El segundo articulado a lo singular, que es la marca de la pura diferencia.
Freud hizo hincapié en la singularidad del caso, y allí reside la eficacia del análisis en el tratamiento del síntoma,
puesto que para conmoverlo será preciso poder leer las marcas del goce de ese sujeto.

EL DIAGNÓSTICO - MARCELO ALE


Diagnóstico Descriptivo: descripción de síntomas observables típicos. Según este criterio, diagnosticar es ubicar a
cada uno de los casos en la categoría diagnóstica por presentar esa sintomatología típica.
Diagnóstico Estructural: es poder precisar o deducir cual es la estructura que subyace al fenómeno sintomático
Estructura: conjunto o grupo de elementos que se relacionan entre sí según ciertas leyes. Es un conjunto que supone
la interrelación e interdependencia de las partes dentro de un todo.
Freud:
- La estructura como en todo ⇒sería el inconciente
- Los elementos constitutivos ⇒ serían las representaciones
- Las leyes según las cuales se combinan esas representaciones ⇒son la condensación y el desplazamiento
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Lacan:
- Estructura = Lenguaje
- Elementos = Significantes
- Combinación= Metáfora y metonimia(Metáfora: identificación de un objeto con otro en virtud a una semejanza, a una
comparación “tus ojos como 2 luceros” – Metonimia: sustitución de un término por otro “el aula está una heladera”)

La idea de estructura en Freud es el inconciente con una representación que falta y en Lacan es el lenguaje con un
significante menos (A)
UNIVERSAL (todos) = ESTRUCTURA⇒El lenguaje (A) = X
PARTICULAR (algunos) = ESTRUCTURAS⇒ Neurosis, Psicosis, Perversión
SINGULAR (este) = casos ⇒ uno por uno
Al lado de la estructura, por ser algo con los que todos se van a topar, ponemos la U del universal; al lado de las
estructuras como respuestas particulares a ese universal de la estructura, le ponemos la P de las
proposicionesparticulares, ya que algunos responderán como neuróticos, psicóticos o perversos. Por último, le
ponemos la S de las proposiciones singulares que están definidas por referirse a “este”, es decir a cada uno con su
singularidad.

Deducción diagnóstica: cuando decimos que establecemos un diagnóstico, lo que estamos haciendo es ubicar a cada
una de las singularidades en el conjunto de cada estructura por deducción.
¿Qué función tiene en el psicoanálisis el diagnóstico si decimos que es una clínica del uno por uno? De otro modo, si
es una clínica del uno por uno ¿Para qué los agrupamos cuando diagnosticamos?
El diagnóstico se juega en la relaciónde lo singular de los casos con lo particular de las estructuras.
Diagnosticar supone poder decir la manera en la que cada uno le dijo no al universal de la estructura, es decir a la X
no subjetivable que es lo universal (A).

En psicoanálisis, hablamos de diagnóstico de estructura, y en psiquiatría, tomamos el diagnóstico descriptivo.


El diagnóstico de estructura, que plantea la causa, va a repercutir directamente en el tratamiento posible.

ENCICLOPEDIA DE PSIQUIATRIA: SALUD Y ENFERMEDAD - VIDAL


Anomalía: Es un término estrictamente descriptivo, una mera desviación estadística.
Son anomalías biológicas las monstruosidades, las variedades, los vicios de conformación. En medicina se entiende
por anomalía la anormalidad constitucional. No toda anomalía es patológica.
Normal: Es lo conforme a la regla, lo regular,lo que se mantiene en su justo término medio. En un sentido, lo normal
equivale a promedio, al módulo de un carácter mensurable.
El concepto de la normalidad tiene en psiquiatría una importante raíz sociocultural. Lo normal y anormal siguen
siendo términos equívocos, todavía no disponemos de una definición científica de la normalidad.
La patología: Pathos implica padecimiento, impotencia, enfermedad, sentimiento de vida contrariada.
Salud y enfermedad: La salud es la inocencia orgánica tiene que ser perdida como toda inocencia para que sea
posible su conocimiento” Según la OMS la salud es un estado de bienestar físico, mental y social y no meramente
ausencia de una enfermedad o achaque.
La enfermedad en cambio irrumpe, trastorna el curso de la existencia humana. Es cualquiera alteración del estado
de salud provocada por fenómenos morfológicos, bioquímicos y funcionales que se manifiestan por signos y
síntomas. Los signos constituyen lesiones anatómicas o trastornos fisiológicos objetivales.
Síndrome es un conjunto de síntomas y signos.
¿Salud y enfermedad son fenómenos homogéneos o heterogéneos? ¿De dónde viene la enfermedad, de adentro o de
afuera del hombre?Todavía no está claro si salud y enfermedad es algo continuo o discontinuo. Sea cual fuere la
definición adoptada queda claro que salud y enfermedad son dos conceptos que se oponen mutuamente y que
entre uno y otro caben grados intermedios.

Las creencias y teorías acerca de la esencia de las enfermedades mentales pueden distribuirse en tres grupos:
-Externo: corresponde a las ideas de posesión divina o demoniaca y a todas aquellas influencias como las
infecciones, las pasiones, los errores y las impresiones traumáticas, enajenan la voluntad del hombre.
-Interno: Frente a estas perspectivas exógenas están las endógenas. Las que privilegian la naturaleza humana, la
intimidad del hombre, su conciencia y su libertad
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-Relacional: elementos relacionales del problema. Aquí cuenta aquí lo que pasa entre individuo familia y sociedad. En
este grupo se incluyen las teorías interacciónales, la anti psiquiatría y las concepciones sociológicas.
Criterios de salud mental que rigen actualmente
-Hadfield: La salud mental es el funcionamiento pleno y armonioso de toda la personalidad
-E Fromm: Desde el punto de vista social, una persona será normal si es capaz de desempeñas en la sociedad la
función que le atañe, es decir, si es capaz de participar en el proceso de la producción económica de dicha sociedad.
En cambio desde el punto de vista individual la salud es el óptimo desarrollo y felicidad del individuo
-K. Menninger: es la adaptación de los hombres al mundo y a los demás con un máximo de eficacia y de felicidad
-Rennie y Woodward: Madurez emocional
-C. H. Preston: acomodación social
-OMS: La salud mental es un estado sujeto a fluctuaciones provenientes de factores biológicos y sociales, en que el
individuo se encuentran en condiciones de conseguir una síntesis satisfactoria de sus tendencias instintivas,
potencialmente antagónicas, así como de formar y mantener relaciones armoniosas con los demás y participar
constructivamente en los cambios que puedan introducirse en su medio ambiente físico y social.
-Freud: El hombre enferma cuando no pudiendo resolver su complejo de Edipo, queda enredado en una maraña de
conflictos infantiles y por ende no alcanza una organización genital adulta.
-Marx: En la sociedad capitalista el hombre vive alienado por el producto de su trabajo. La enajenación o alienación
es la enfermedad fundamental del hombre, pues constituye el punto de partida de todos sus males.

Para H.Ey la enfermedad mental implica siempre una destructuracion de la conciencia y por ende una pérdida de la
libertad. La enfermedad se manifiesta por dos clases de síntomas: deficitarios o primarios por ausencia de los
comportamientos más diferenciales del ser psíquico; positivos o secundarios, por reactivación de niveles de
organización inferiores.
Vistos desde lo natural, lo típico y genérico de los trastornos mentales es la regresión. En efecto en todos ellos se
observa una extraña persistencia de pautas infantiles o una desorganización del ser psíquico de la conciencia
particular que lo retrotrae al hombre a etapas pretéritas.

No debemos olvidar que las anomalías no siempre son perjudiciales o inútiles. Constituyen un reservorio de
virtualidades que en un momento dado pueden ofrecer al sistema de soluciones más adaptativas que las habituales.
Cada sociedad necesita de sus locos en efecto para salvaguardar el orden y el goce de su cultura. Las anomalías
pueden convertirse así repentinamente en agentes de cambio.
Persona y sociedad son realidades de distinta clase. Mientras la persona es un organismo, la sociedad consiste en
unenredo de relaciones. Solo un organismo puede enfermar. El enfermar es privilegio de los seres vivos y el
individuo.
Hay si una sociología de las enfermedades mentales pero no una sociología psiquiátrica porque no cabe hablar de
sociedades histéricas o paranoicas.
¿Cuál es entonces el papel de la sociedad en la génesis del trastorno mental? El social interviene por lo menos de
tres modos diferentes:
1. Como marco de referencia: La palabra la tiene la sociedad que dice “Esto está bien” y “Esto está mal”
2. Como trasfondo: La sociedad conformo los contenidos manifiestos del trastorno mental
3. Como agente patógeno y de control: Este es el campo más discutible. Por lo pronto no se puede negar que ciertas
condiciones sociales aparecen ligadas a la salud o a la enfermedad mental.

NOSOLOGIA PSIQUIATRICA - CLASIFICACION DE LOS TRASTORNOS MENTALES – VIDAL


Nosología: Parte de la medicina que se encarga de clasificar, describir y diferenciar las enfermedades. Busca
profundizar el conocimiento sobre la enfermedad humana y cuyas bases lógicas y características metodológicas no
difieren sustancialmente de las usadas en cualquier otro procedimiento taxonómico que afecte a cualquier área del
saber o del conocimiento humano.

Concepto de enfermedad mental: la enfermedad no se constituye sobre la base de un único factor, si no que surge
de múltiples raíces endógenas y exógenas, fisiológicas y psíquicas. “La enfermedad surge de la vida de la
personalidad, de su historia particular y de sus situaciones especiales, en sus relaciones con cierto orden en la
estructura social e intelectual del mundo”
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Tradicionalmente los trastornos psiquiátricos se han considerado como entidades únicas, con claros límites entre
ellas. Sin embargo, la experiencia demuestra las dificultades que entraña tal modelo en la práctica diaria y la
existencia de casos que no pueden adscribirse claramente a una u otra categoría.
Clasificación de los trastornos mentales:el diagnóstico es el primer paso para comunicarse dentro de la profesión.
Representa la fuente de conceptos que permiten plantear una hipótesis o una teoría científica, iniciar nuevos
campos en el terreno de la investigación y planear servicios y políticas de salud.
Los sistemas diagnósticos deben ser precisos y específicos pero también abarcativos. Su validez se basa en el grado
en que cumplen con los anteriores objetivos. Su confiabilidad se estima sobre la base del nivel de acuerdo existente
entre los diferentes profesionales que hayan emitido juicios respecto del mismo conjunto de individuos.

Esquemas multiaxiales: Esta evaluación exige que cada caso sea valorado de acuerdo con varios ejes que hacen
referencia a distintas clases de información. Se trata entonces de considerar sistemáticamente varios aspectos
críticos de la condición clínica del paciente.
Los sistemas multiaxiales constituyen marcos de referencia que permiten profundizar y avanzar en la mejor
comprensión de los trastornos con una formulación clínica más completa y global del paciente.

Los nuevos sistemas diagnósticos: Los recientes e innovadores sistemas diagnósticos en psiquiatría, particularmente
el DSM-III el DSM-III-R, el DSM-IV Y EL CIE-10 se caracterizan por incorporar los principales avances metodológicos
en diagnostico psiquiátrico antes mencionados.El DSM fue diseñado para EEUU pero tuvo un gran impacto
internacional. Sus objetivos de diseño fueron:
1) Utilidad clínica para tomar decisiones terapéuticas
2) Fiabilidad de las categorías diagnosticas
3) Aceptación por clínicos e investigadores de diferentes orientaciones teóricas
4) Utilidad en la formación de profesionales de la salud
5) Mantenimiento de la compatibilidad con los códigos de la CIE-10
6) Evitar nuevas terminologías y conceptos que rompan con la tradición a menos que sean casos necesarios
7) Llegar a un consenso sobre el significado de los términos diagnósticos previamente utilizados de forma ambigua
así como evitar los términos que han perdido utilidad
8) Correlatividad y solidez con los datos obtenidos en estudios sobre la validez de las categorías
9) Destacar la conveniencia de la descripción de la muestra en la investigación clínica
En el esquema multiaxial incluido en el DSM-III-R cada persona es evaluada según cada uno de los siguientes ejes:
1) Síndromes psiquiátricos generales
2) Trastornos del desarrollo y trastornos de la personalidad
3) Trastornos y estados somáticos
4) Intensidad del estrés psicosocial
5) Evaluación global del funcionamiento del sujeto en el último año y al tiempo de la evaluación
La CIE-10 es pionera en utilizar un código diagnostico alfanumérico que amplía el número de categorías diagnosticas
disponibles. El capítulo de trastornos mentales y conductuales incluye las siguientes clases mayores:
F0Trastornos mentales orgánicos, incluidos los trastornos sintomáticos
F1 Trastornos mentales y de comportamiento debidos al consumo de psicotrópicos
F2 Esquizofrenia, trastornos esquizotípicos y trastornos delirantes
F3 Trastornos del humor (afectivos)
F4 Trastornos neuróticos, trastornos relacionados con el estrés y trastornos somatomorfos
F5 Síndromes del comportamiento asociados con alteraciones fisiológicas y factores físicos
F6 Trastornos de la personalidad y del comportamiento en adultos
F7 Retraso mental
F8 Trastornos del desarrollo psicológico
F9 Trastornos emocionales y del comportamiento que aparece habitualmente en la niñez o en la adolescencia

UNI 2
NEUROSIS Y PSICOSIS - FREUD
Neurosis: resultado de un conflicto entre el yo y su ello, en tanto que la psicosis es el desenlace análogo de una
similar perturbación en los vínculos entre el yo y el mundo exterior.
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Las neurosis se generan porque el yo no quiere acoger ni dar trámite motor a una moción pulsional en el ello, o el yo
se defiende de aquella mediante el mecanismo de la represión. Lo reprimido se revuelve contra ese destino y se
procura una subrogación sustitutiva que se impone al yo por la vía del compromiso: es el síntoma. El yo prosigue la
lucha contra el síntoma tal como se había defendido de la moción pulsional originaria, y todo esto da por resultado
el cuadro de la neurosis.
Mecanismo de la psicosis: El yo se crea un mundo exterior e interior; este nuevo mundo se edifica en el sentido de
las mociones de deseo del ello, y el motivo de esta ruptura con el mundo exterior fue una grave frustración de un
deseo por parte de la realidad, una frustración que pareció insoportable.
El delirio se presenta como un parche colocado en el lugar donde originariamente se produjo una desgarradura en el
vínculo del yo con el mundo exterior.
La etiología común para el estallido de una psicosis sigue siendo la frustración, el no cumplimento de uno de
aquellos deseos de la infancia. Ahora bien, el efecto patógeno depende de lo que haga el yo en semejante tensión
conflictiva: si permanece fiel a su vasallaje hacia el mundo exterior y procura sujetar al ello, o si es avasallado por el
ello y se deja arrancar de la realidad. Esta situación se complica por la existencia del superyó, que es un arquetipo
ideal de aquello que es la meta de todo querer alcanzar del yo: la reconciliación entre sus múltiples vasallajes.
-La neurosis de transferencia corresponde al conflicto entre el yo y el ello
-La neurosis narcisista al conflicto entre el yo y el superyó
-La psicosis al conflicto entre el yo y el mundo exterior

PÉRDIDA DE REALIDAD EN LA NEUROSIS Y PSICOSIS - FREUD


La pérdida de la realidad estaría dada de antemano en la psicosis; en cambio, se la neurosis la evita.
Cada neurosis perturba de algún modo el nexo del enfermo con la realidad; es para él un modo de retirarse de esta.
NEUROSIS
-Situación inicial (normal): cuando el yo, al servicio de la realidad, emprende la represión de una moción pulsional.
Pero eso no es todavía la neurosis misma.
-Segunda situación (patológica): Formación del síntoma. Consiste en la reacción contra la represión y en el fracaso de
esta. El aflojamiento del nexo con la realidad es la consecuencia de este segundo paso en la formación de la
neurosis.El acento cae en este paso, que es el fracaso de la represión.
PSICOSIS
- Situación Inicial (patológica): alejamiento del mundo exterior.El acento recae íntegramente sobre este paso, que es
en sí patológico y sólo puede llevar a la enfermedad.
- Segunda situación (normal): tiene carácter de reparación; quiere compensar la pérdida de la realidad por creación
de una realidad nueva, que ya no ofrece el mismo motivo de escándalo que la abandonada.

Tanto neurosis como psicosis expresan la rebelión del ello contra el mundo exterior; expresan su displacer o su
incapacidad para adaptarse al apremio de la realidad.
En la neurosis se evita, al modo de una huida, un fragmento de la realidad, mientras que en la psicosis se lo
reconstruye. En la psicosis, a la huida inicial sigue una fase activa de reconstrucción, en la neurosis, la obediencia
inicial es seguida por una posterior. Es decir, la neurosis no desmiente la realidad, se limita a no querer saber nada
de ella; la psicosis la desmiente y procura sustituirla.
La neurosis se conforma con evitar el fragmento de realidad correspondiente y protegerse del encuentro con él.
Pero tampoco en la neurosis faltan intentos de sustituir la realidad indeseada por otra más acorde al deseo. La
posibilidad de ello la da la existencia del mundo de fantasía, del cual toma la neurosis el material para sus
neoformaciones de deseo, y comúnmente lo halla, por el camino de la regresión.
El nuevo mundo exterior, fantástico, de la psicosis quiere remplazar a la realidad exterior; en cambio, el de la
neurosis gusta de apuntalarse, como el juego de los niños, en un fragmento dela realidad, le presta un significado
particular y un sentido secreto, que llamamos simbólico. Así, para ambas, no sólo cuenta el problema de la pérdida
de realidad, sino el de un sustituto de realidad.

INHIBICION, SINTOMA y ANGUSTIA – Cap 2, 3 y 4. – Freud


II. El síntoma es un resultado del proceso represivo. La represión parte del yo, quien por encargo del superyó, no
quiere acatar una investidura pulsional incitada en el ello. Mediante la represión, el yo consigue coartar el
devenirconciente de la representación que era la portadora de la moción desagradable. El análisis demuestra a
menudo que esta se ha conservado como formación inconciente.
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¿Cuál es el destino de la moción pulsional activada en el ello, cuya meta es la satisfacción? Por obra del proceso
represivo, el placer de satisfacción que sería de esperar se muda en displacer. A consecuencia de la represión, el
decurso excitatorio intentado en el ello no se produce; el yo consigue inhibirlo.
Cuando se revuelve contra un proceso pulsional del ello, no le hace falta más que emitir una señal de displacer para
alcanzar su propósito con ayuda de la instancia casi omnipotente del principio de placer
¿De dónde proviene la energía empleada para producir la señal de displacer? Aquí nos orienta la idea de que la
defensa frente a un proceso indeseado del interior acaso acontezca siguiendo el patrón de la defensa frente a un
estímulo exterior, y que el yo emprenda el mismo camino para preservarse tanto del peligro interior como del
exterior. A raíz de un peligro externo, el ser orgánico inicia un intento de huida. Pues bien; la represión equivale a un
tal intento de huida. El yo quita la investidura (preconciente) de la agencia representante de pulsión que es preciso
reprimir {desalojar}, y la emplea para el desprendimientode displacer (de angustia).
La angustia es reproducida como estado afectivo siguiendo una imagen mnémica preexistente. Los estados afectivos
están incorporados en la vida anímica como unas sedimentaciones de antiquísimas vivencias traumáticas y, en
situaciones parecidas, despiertan como unos símbolos mnémicos. En el hombre el acto del nacimiento, es calidad de
primera vivencia individual de angustia.
Cuando el yo, recurriendo a la señal de displacer, consigue su propósito de sofocar por entero la moción pulsional,
no nos enteramos de nada de lo acontecido. Sólo nos enseñan algo los casos que pueden caracterizarse como
represiones. De estos últimos obtenemos una exposición general: a pesar de la represión, la moción pulsional ha
encontrado un sustituto, desplazado, inhibido. Ya no es reconocible como satisfacción. Y si ese sustituto llega a
consumarse, no se produce ninguna sensación de placer; en cambio de ello, tal consumación ha cobrado el carácter
de la compulsión

III.En el caso de la represión se vuelve decisivo el hecho de que el yo es una organización, pero el ello no lo es.
La lucha defensiva contra la moción pulsional desagradable se termina a veces mediante la formación de síntoma; es
lo que ocurre sobre todo en la conversión histérica. La lucha contra la moción pulsional encuentra su continuación
en la lucha contra el síntoma.
En la ulterior trayectoria, el yo se comporta como si el síntoma ya está ahí y no puede ser eliminado. Sobreviene una
adaptación al fragmento del mundo interior que es ajeno al yo y está representado por el síntoma. Podría exagerarse
también el valor de esta adaptación secundaria al síntoma mediante el enunciado de que el yo se lo ha procurado
únicamente para gozar de sus ventajas. Y cuando después intentamos prestar asistencia analítica al yo en su lucha
contra el síntoma, nos encontramos con que estas ligazones de reconciliación entre el yo y el síntoma actúan en el
bando de las resistencias. Elotro procedimiento tiene un carácter menos amistoso, prosigue la línea de la represión.
La perturbación parte del síntoma, que sigue escenificando su papel de correcto sustituto y retoño de la moción
reprimida, cuya exigencia de satisfacción renueva una y otra vez, constriñendo al yo a dar en cada caso la señal de
displacer y a ponerse a la defensiva. La lucha defensiva secundaria contra el síntoma es variada en sus formas, se
despliega en diferentes escenarios y se vale de múltiples medios.

IV.Primer caso:El pequeño Hans se rehúsa a andar por la calle porque tiene angustia ante el caballo. La
incomprensible angustia frente al caballo es el síntoma; la incapacidad para andar por la calle, un fenómeno de
inhibición, una limitación que el yo se impone para no provocar el síntoma-angustia. Se trata de una determinada
expectativa angustiada: el caballo lo morderá. Ocurre que este contenido procura sustraerse de la conciencia y
sustituirse mediante la fobia indeterminada, en la que ya no aparecen más que la angustia y su objeto. ¿Será este
contenido el núcleo del síntoma? Se encuentra en la actitud edípica de celos y hostilidad hacia su padre, a quien,
empero, ama de corazón toda vez que no entre en cuenta la madre como causa de la desavenencia. Por tanto, un
conflicto de ambivalencia, un amor bien fundado y un odio no menos justificado, ambos dirigidos a una misma
persona. Su fobia tiene que ser un intento de solucionar ese conflicto.
Hans ha visto rodar a un caballo, caer y lastimarse a un compañerito de juegos con quien había jugado al «caballito».
Así nos dio derecho a construir en Hans una moción de deseo, la de que ojalá el padre se cayese, se hiciera daño
como el caballo y el camarada. Un deseo equivale a la moción asesina del complejo de Edipo. Lo que la convierte en
neurosis es la sustitución del padre por el caballo. Este desplazamiento es lo que se hace acreedor al nombre de
síntoma. El conflicto de ambivalencia no se tramita entonces en la persona misma; se lo esquiva, por así decir,
deslizando una de sus mociones hacia otra persona como objeto sustitutivo. La desfiguración en que consiste el
síntoma no se emprende en la agencia representante de la moción pulsional por reprimir, sino en otra por entero
diversa, que corresponde sólo a una reacción frente a lo genuinamente desagradable. Si el pequeño Hans hubiera
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mostrado de hecho una conducta hostil hacia los caballos, el carácter de la moción pulsional agresiva, chocante, no
habría sido alterado en nada por la represión; sólo habría mudado de objeto.
El hecho de que el padre hubiera jugado al «caballito» con el pequeño Hans fue sin duda decisivo para la elección del
animal angustiante.
Obtenemos la intelección de que la represión no es el único recurso de que dispone el yo para defenderse de una
moción pulsional desagradable.
En Hans se trata de un proceso represivo que afecta a casi todos los componentes del complejo de Edipo, tanto a la
moción hostil como a la tierna hacia el padre, y a la moción tierna respecto de la madre. En lugar de una única
represión, nos encontramos con una acumulación de ellas, y además nos topamos con la regresión.
El motor de la represión es la angustia frente a una castración inminente. Por angustia de castración resigna el
pequeño Hans la agresión hacia el padre; su angustia de que el caballo lo muerda puede completarse, sin forzar las
cosas: que el caballo le arranque de un mordisco los genitales, lo castre.
La angustia de la zoofobia es la angustia de castración inmutada, una angustia realista, angustia frente a un peligro
que amenaza efectivamente o es considerado real. Aquí la angustia crea a la represión y no —como yo opinaba
antes— la represión a la angustia.

VIII. La angustia se nos presenta como algo que sentimos y que es displacentero. Además implica un acto de
descarga (motora, que afecta los órganos respiratorios y el corazón), y la percepción de dicha descarga. Descarga y
percepción diferencian ya la angustia del dolor y la tristeza. La angustia se basa en un incremento de la excitación
(que produce displacer) y su descarga (que decrece el displacer). Esto es una explicación fisiológica, pero una
explicación más psicológica muestra que la angustia proviene de actualizar una situación prototípica: el trauma de
nacimiento. O sea, explicaríamos la angustia por un factor histérico.
La conexión de la angustia con el nacimiento tiene varias objeciones (no siempre el nacimiento es traumático; hay
angustia que no tiene su prototipo en el nacimiento), pero igual podemos seguir adelante, preguntándonos por la
función de la angustia: a primera vista, nació como una reacción a un estado de peligro, y se reproduce cuando surge
nuevamente dicho estado peligroso. Esta nueva angustia nos parece por un lado inadecuada (no guarda relación con
la nueva situación, cuando sí la guardaba con la situación del nacimiento), pero por el otro lado adecuada (porque
señala y previene el peligro).
Otro problema es que en el nacimiento no hay nada que se parezca a una situación peligrosa. En base a esto Freud
critica a Rank cuando éste último dice que las fobias infantiles tienen su origen en el trauma de nacimiento: el miedo
a ver entrar o salir un objeto de un agujero no puede derivar de un recuerdo del nacimiento porque el niño
prácticamente no tiene impresiones visuales de él. Además, en la oscuridad el niño no debiera sentir miedo (pues
equivale a volver al estado intrauterino), y los hechos no muestran que ello sea así.
Concluiremos hasta aquí que las fobias infantiles no remiten al acto del nacimiento. Se puede comprobar que el niño
siente angustia en tres casos: cuando está solo, cuando está en la oscuridad, y cuando está en presencia de extraños
(caras no familiares). Estos tres casos se reducen a una sola condición: el niño advierte la falta de la persona amada o
ansiada. La angustia es reacción ante esta falta, y nos recuerda el miedo a la castración, que también implica la
separación de un objeto y aún la angustia más primitiva del nacimiento, proveniente de la separación de la muerte.
Con la experiencia de que un objeto exterior (por ejemplo el pecho) puede poner término a una situación peligrosa
que recuerda la del nacimiento, se desplaza el contenido del peligro de una situación económica (inundación masiva
de excitaciones) a una situación de pérdida de un objeto. El peligro es ahora la ausencia de la madre, y el niño
reacciona con angustia antes que se produzca la temida situación económica. En la fase fálica la angustia aparece
ante la separación posible de los genitales. El ser despojado de los mismos equivale a una nueva separación de la
madre (pues su posesión es garantía de una unión sexual con ella), lo que retrotrae al niño a una tensión de
necesidad similar a la experimentada en el nacimiento.
El poder del superyo produce un nuevo cambio. Con la despersonalización de la instancia parental, de la cual se
temía la castración, se hace más indeterminado el peligro: el miedo a la castración pasa a ser angustia social, o
angustia ante la conciencia moral. El yo responde ahora con angustia a la amenaza de castigo por parte del superyo.
El yo es la verdadera sede de la angustia (el ello no puede discriminar peligros, no siente angustia). Lo que sí puede
pasar es que en el ello se active una situación peligrosa (a lo cual el yo reacciona con angustia) o que se active una
situación similar a la del trauma de nacimiento (reaccionando el yo con una angustia automática); este último caso
es el de las neurosis actuales, mientras que el primer caso era el de las psiconeurosis. En la neurosis actual una gran
tensión se resuelve en angustia, y sobre esta base puede desarrollarse una neurosis del tipo de las psiconeurosis,
donde el yo intenta eludir la angustia mediante síntomas.
La angustia tiene distinta connotación según el periodo considerado: surge al principio ante el peligro de la
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impotencia psíquica en la época de la carencia de madurez del yo; el peligro de la pérdida del objeto en la falta de
independencia de los primeros años infantiles; el peligro de castración en la fase fálica; y el miedo al superyo
durante el periodo de latencia. Sin embargo, todas estas situaciones siempre subsisten y se puede volver a ellas.
Así como en las fobias y neurosis obsesivas (más típicas del varón) la angustia es angustia ante la amenaza de
castración, así en la histeria (más típica de la mujer) la angustia es angustia ante la pérdida del objeto de amor.

IX. Nos queda por ver la relación entre formación de síntomas y angustia. Al respecto hay dos opiniones: 1) la
angustia misma ya es un síntoma neurótico, y 2) el síntoma está para eludir la angustia. Freud apoya esta segunda
opinión, y la ejemplifica mostrando por ejemplo que si impedimos al obsesivo lavarse las manos siente angustia, lo
que prueba que el síntoma tapaba la angustia, El síntoma protege de la angustia y de la situación de peligro que la
había generado. La situación de peligro es interna (aunque se pueda proyectar en el exterior). ya que está en el
mismo impulso instintivo. El yo, para hacer a éste inofensivo, lo desvía de su fin.
Así como hay un distinto peligro en cada etapa de la vida, lo mismo pasa con el dolor: la niña siente dolor cuando
pierde la muñeca, y el adulto cuando pierde un ser querido; también en el dolor puede haber regresos al mundo
infantil (en el caso de las neurosis). O sea en la angustia neurótica hay un regreso a un tipo de angustia infantil, pero
al revés, el hecho de sentir una determinada angustia en la niñez no significa que luego el sujeto sea neurótico,
porque esas angustias suelen desaparecer. El miedo al superyo no desaparece nunca, y el miedo a la castración suele
reaparecer en forma disfrazada (por ejemplo como temor a la sífilis). El problema que nos queda por ver es porqué
en los neuróticos puede mantenerse intacta la angustia de tipo infantil.

X .La angustia es incuestionablemente una reacción frente al peligro. Pero no siempre un peligro genera angustia.
Según Adler ciertos individuos desarrollan angustia frente al peligro por un estado de inferioridad orgánica, con lo
cual Freud no está de acuerdo. Según Rank la angustia tiene su origen en el trauma de nacimiento, que es la
situación angustiógena prototípica de toda otra situación similar. Según el mismo autor el trauma de nacimiento
afecta de distinta manera a cada sujeto porque la magnitud del trauma es distinta, y de esta dependerá que luego
pueda o no controlar la angustia. El neurótico no podría derivar totalmente esta magnitud, hipótesis de Rank
discutible teóricamente. Según esta teoría de la "derivación por reacción", el neurótico sanaría a medida que pudiera
descargar toda la energía cargada en el trauma. Freud criticará a Rank también el no haber considerado los factores
filogénicos y constitucionales o hereditarios, y el otorgar a la etiología sexual un valor muy secundario. Para Freud, la
solución de Rank no ayuda a saber el origen de las neurosis.
En el origen de las neurosis debemos encontrar tres factores: biológico (la larga indefensión del bebé que aumenta
los peligros del mundo exterior), filogénico (la evolución sexual humana es distinta a la de otras especies próximas,
porque por ejemplo sufre interrupciones durante el periodo de latencia, donde los impulsos instintivos son
experimentados como peligrosos), y un tercer factor psicológico: el yo debe defenderse contra ciertos impulsos
instintivos por él considerados peligrosos, pero esta defensa no es tan exitosa como cuando se trata de peligros
externos, por lo cual debe formar síntomas.

17 CONFERENCIA: EL SENTIDO DE LOS SÍNTOMAS - FREUD


El psicoanálisis ha sido el primero en comprobar que el síntoma es rico en contenido y se entrama con el vivenciar
del enfermo. Los síntomas neuróticos tienen entonces sus sentidos.
La llamada neurosis obsesiva se porta más como un asunto privado del enfermo, ya que renuncia casi por completo
a manifestarse en el cuerpo y crea todos sus síntomas en el ámbito del alma. Los enfermos son ocupados por
pensamientos que en verdad no les interesan y son movidos a realizar ciertas acciones cuya ejecución no les depara
contento alguno, pero les es enteramente imposible omitirlas.
Los impulsos que siente en el interior de sí casi siempre tienen el más espantable contenido, de suerte que el
enfermo no sólo los desmiente como ajenos, sino que huye de ellos, horrorizado, y se protege de ejecutarlos
mediante prohibiciones, renuncias y restricciones de su libertad.
El enfermo tiene perfectamente claro el juicio de sobre sus síntomas obsesivos, lo comparte y aún se los formula.
Sólo que no puede hacer otra cosa. El enfermo puede desplazar la obsesión, pero no suprimirla.
Junto a la obsesión, se hace valer en el campo intelectual la duda, que poco a poco corroe aún aquello de que se
suele estar seguro. El todo desemboca en una creciente indecisión, en una restricción de la libertad. Por eso el
neurótico obsesivo muestra una extrema conciencia moral, es correcto más de lo habitual.

Los síntomas neuróticos poseen un sentido.La tarea que se nos plantea es: para una idea sin sentido y una acción
carente de fin, descubrir aquella situación del pasado en que la idea estaba justificada y la acción respondía a su fin.
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Los enfermos obsesivos tienen una inclinación a repetir, a ritmar ciertos manejos y evitar otros. Repiten a menudo
en sus cuadros clínicos, con fatigante monotonía. Justamente mediante estos síntomas típicos, nos orientamos para
formular el diagnóstico.
Si los síntomas individuales dependen de manera tan innegable del vivenciar del enfermo, para los síntomas
típicoscabela posibilidad de que se remonten a un vivenciar típico en sí mismo común a todos los hombres. Otros de
los rasgos que reaparecen con regularidad en las neurosis podrán ser reacciones universales que le son impuestas al
enfermo por la naturaleza de la alteración patológica, como el repetir o el dudar en el caso de la neurosis obsesiva.
En la doctrina del sueño tropezamos con una dificultad muy semejante. EL contenido manifiesto de los sueños es
variado en extremo y diferente según los individuos. Pero hay sueños a los que se llama también típicos, que
aparecen de igual manera en todos loshombres. Son los sueños de caer, volar, flotar, nadar, de estar inhibido, de
estar desnudo y ciertos otros sueños de angustia.

21 CONFERENCIA: DESARROLLO LIBIDINAL Y ORGANIZACIONES SEXUALES - FREUD


Lo esencial de las perversiones no consiste en la trasgresión de la meta sexual, ni en la sustitución de los genitales,
sino solamente en que estas desviaciones se consuman de manera exclusiva, dejando de lado el acto sexual al
servicio de la reproducción.La sexualidad perversa está centrada; todas las acciones presionan hacia una meta y una
pulsión parcial tiene la primacía.
Llamamos sexuales a las dudosas e indeterminables prácticas placenteras de la primera infancia porque el camino
del análisis nos lleva a ellas desde los síntomas pasando por un material indiscutiblemente sexual.
Desde el sexto al octavo año de vida del niño, se observan una detención y un retroceso en el desarrollo sexual,
llamado periodo de latencia. Las vivencias y mociones anímicas anteriores a este periodo, son víctimas de la amnesia
infantil. En todo psicoanálisis se plantea la tarea de recobrar en el recuerdo ese periodo olvidado de la vida.
En la prehistoria hay una suerte de organización laxa que llamaremospregenital. En esta fase no se sitúan en el
primer plano las pulsiones parciales genitales, sino las sádicas y anales y ocupa lugar la oposición activo-pasivo. La
organización sádico-anal es la etapa que precede a la fase del primado genital.
La vida sexual es un desarrollo retomado varias veces. El resto del desarrollo tienen expuesto dos metas: primero
abandonar el autoerotismo, y segundo, unificar los diferentes objetos de las pulsiones singulares, sustituirlos por un
objeto único. Esto sólo puede lograrse cuando dicho objeto único es a su vez un cuerpo total parecido al propio.
Llamamos a la madre el primer objeto de amor. Para esta época, ya ha empezado en el niño el trabajo de la
represión, que sustrae de su saber el conocimiento de una parte de sus metas sexuales. La primera elección de
objeto es incestuosa. En la época de la pubertad, los viejos objetos familiares e incestuosos son retomados e
investidos de nuevo libidinalmente. En esta despliegan procesos afectivos muy intensos. No obstante, esos procesos
tienen que permanecer en buena parte alejados de la conciencia. El individuo humano tiene que desasirse de sus
padres; solamente tras esa suelta, puede dejar de ser niño para convertirse en miembro de la comunidad social.

23 CONFERENCIA: LOS CAMINOS DE FORMACIÓN DEL SÍNTOMA - FREUD


Los síntomas son actos perjudiciales o inútiles para la vida en su conjunto; a menudo la persona se queja de que los
realiza contra su voluntad, y conllevan displacer o sufrimiento.
Los síntomas neuróticos son el resultado de un conflicto que se libra en torno de una nueva modalidad de la
satisfacción pulsional. Una de las dos partes envueltas en el conflicto es la libido insatisfecha, rechazada por la
realidad. Aquella se verá finalmente precisada a emprender el camino de la regresión y a aspirar a satisfacerse
dentro de un de las organizaciones ya superadas o por medio de uno de los objetos que resignó antes.
Si estas regresiones no despiertan la contracción del yo, tampoco sobrevendrá la neurosis, y la libido alcanzará
alguna satisfacción real, aunque no una normal. El conflicto queda planteado si el yo no presta su acuerdo a estas
regresiones. La libido es como atajada y tiene que intentar escapar a algún lado. Le permiten tal escapatoria las
fijaciones dejadas en la vía de su desarrollo, que ahora ella recorre en sentido regresivo. Era dócil mientras la
satisfacción le aguardaba; bajo la doble presión de la frustración externa e interna, se vuelve rebelde y se acuerda de
tiempos pasados que fueron mejores. El síntoma se engendra como un retorno del cumplimiento del deseo
libidinoso inconciente, desfigura de manera múltiple.
¿Dónde halla la libido las fijaciones que le hacen falta para quebrantar las represiones? En las prácticas y vivencias
de la sexualidad infantil, en los afanes parciales abandonados y en los objetos resignados de la niñez.
Unas vivencias de la infancia son capaces de dejar como secuela fijaciones de la libido. La fijación libidinal del adulto
se descompone ahora en dos factores: la disposición heredada y la predisposición adquirida en la primera infancia.
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Disposición heredada + Vivenciar infantil


(Vivenciar prehistórico)

Predisposición por + Vivenciar accidental NEUROSIS


Fijación libidinal (traumático) del adulto

A la importancia de las vivencias infantiles debemos restarle que la libido ha vuelto a ellas regresivamente después
que fue expulsada de sus posiciones más tardías. Las vivencias libidinales no tuvieron en su momento importancia
alguna, y sólo la cobraron regresivamente.Sería inconcebible que la libido regresase con tanta regularidad a las
épocas de la infancia si ahí no hubiera nada que pudiera ejercer una atracción sobre ella. Entre la intensidad e
importancia patógena de las vivencias infantiles y la de las más tardías hay una relación de complementariedad.
El síntoma repite de algún modo aquella modalidad de satisfacción de su temprana infancia, desfigurada por la
censura que nace del conflicto. Lo que en su momento fue para el individuo una satisfacción, está destinado a
provocar hoy su resistencia o repugnancia.
Los síntomas casi siempre prescinden del objeto y resignan el vínculo con la realidad exterior. Reemplazanuna acción
exterior por una interior.

Cabe destacar que las escenas infantiles no siempre son verdaderas. Los síntomas son entonces, o una figuración de
vivencias que realmente se tuvieron o la figuración de fantasías del enfermo.
Esas fantasías poseen una realidad psíquica, por oposición a una realidad materia, y poco a poco aprendemos a
comprender que en el mundo de las neurosis la realidad psíquica es la decisiva.
Entre los acontecimientos que retornan en la historia juvenil de los neuróticos hay algunos de importancia:
1. La amenaza de castración: es improbable que los niños reciban la amenaza de castración con tanta frecuencia
como aparece en los análisis de los neuróticos. El niño se compone esa amenaza sobre la base de indicios, ayudado
por su saber que la satisfacciónautoerótica está prohibida, y bajo la impresión del descubrimiento de los genitales
femeninos.
2. Coito entre los padres: tampoco queda excluido que el niño pequeño sea testigo de un acto sexual entre los
padres u otros adultos. No queda duda de que esta fantasía se apuntala en la observación del coito entre animales
(perros) y su motivo es el insatisfecho placer de ver del niño en los años de la pubertad.
3. Seducción de un adulto: con la fantasía de la seducción (cuando no la ha habido), el niño encubre el periodo
autoerótico de su quehacer sexual. Se ahorra la vergüenza de la masturbación fantaseando retrospectivamente, para
estas épocas más tempranas, un objeto anhelado.

La necesidad de crear tales fantasías y el material con que se construyen vienen de las pulsiones. Estas fantasías
primordiales son un patrimonio filogenético. El individuo rebasa su vivenciar propio hacia el vivenciar de la
prehistoria. Todo lo que hoy nos es contado en el análisis como fantasía fue una vez realidad en los tiempos
originarios de la familia humana, y que el niño fantaseador no ha hecho más que llenar las lagunas de la verdad
individual con una verdad prehistórica.
El yo del hombre es educado poco a poco para obedecer al principio de realidad. En este proceso tiene que
renunciar de manera transitoria o permanente a diversos objetos y metas de su aspiración de placer. Pero en la
actividad de la fantasía, el hombre sigue gozando de la libertad respecto de la compulsión exterior. Las producciones
de la fantasía más conocidas son los llamados “sueños diurnos
¿Cómo encuentra la libido el camino hacia esos lugares de fijación? La libido no tiene más que volver a las fantasías
para hallar desde ellas el camino a cada fijación reprimida. Jung acuñó para ella el término de introversión, que
designa al extrañamiento de la libido respecto de las posibilidades de la satisfacción real y la sobreinvestidura de las
fantasías que hasta ese momento se toleraron por inofensivas.
Todo lo dicho aquí se refiere sólo a la formación de síntoma en el caso de la histeria.

EL MALESTAR EN LA CULTURA – CAP 2 - FREUD


Freud dice que la vida, como nos es impuesta, resulta gravosa: nos trae hartos dolores, desengaños, tareas
insolubles. Para soportarla, no podemos prescindir de calmantes:
-Poderosas distracciones: Que nos hagan valuar en poco nuestra miseria. Ej. La actividad científica
-Las satisfacciones sustitutivas: que la reduzcan. Como las que ofrece el arte, son ilusiones respecto de la realidad.
-Sustancias embriagadoras: que nos vuelvan insensibles a ellas. Influyen sobre nuestro cuerpo, alteran su quimismo.
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El hombre quiere alcanzar la dicha, conseguir la felicidad y mantenerla. Esta aspiración por una parte quieren la
ausencia de dolor y de displacer; por la otra vivenciar sentimientos de placer. “Dicha” se refiere solo a lo segundo.
La felicidad sólo es posible como un fenómeno episódico. Estamos organizados de tal modo que sólo podemos gozar
con intensidad el contraste, y muy poco el estado.
Desde 3 lados amenaza el sufrimiento:
-Desde el cuerpo propio: que destinado a la ruina y disolución no puede prescindir del dolor y la angustia como
señales de alarma.
-Desde el mundo exterior: que puede abatir sus furias sobre nosotros con fuerzas hiperpotentes y destructoras.
-Desde los vínculos con otros seres humanos: Al padecer que viene de esta fuente lo sentimos tal vez más doloroso
que cualquier otro.
Bajo las posibilidades de sufrimiento los seres humanos suelen atemperar sus exigencias de dicha, tal como el propio
principio de placer se transformó, bajo el influjo del mundo exterior, en el principio de realidad.
Uno puede resolver evitar el displacer por diversos caminos:
1- Una satisfacción irrestricta de todas las necesidades quiere ser admitida como la regla de vida más tentadora,
pero ello significa anteponer el goce a la precaución, lo cual tras breve ejercicio recibe su castigo.
2- Una soledad buscada, mantenerse alejado de los otros, es la protección más inmediata que uno puede
procurarse contra las penas que depare la sociedad de los hombres.
3- Unión de la comunidad y desarrollo cultural científico: Como miembro de la comunidad y con ayuda de la
técnica guiada por la ciencia, pasar a la ofensiva contra la naturaleza y someterla a la voluntad del hombre.
Entonces se trabaja con todos para la dicha de todos.
4- La intoxicación: con ayuda de los “quitapenas” es posible sustraerse en cualquier momento de la presión de la
realidad y refugiarse en un mundo propio que ofrece mejores condiciones de sensación.
5- Sabiduría oriental y práctica del yoga: se matan las pulsiones. Dicha del sosiego y gobierno sobre la propia vida
pulsional. Se resigna el propósito de la satisfacción, aunque se alcanza cierta protección del sufrimiento por el
hecho de que la insatisfacción de las pulsiones sometidas no se sentirá tan dolorosa como la de las no inhibidas.
6- Desplazamientos libidinales (sublimación de las pulsiones). Se lo consigue sobre todo cuando uno se las arregla
para elevar la ganancia de placer que proviene de las fuentes de un trabajo psíquico e intelectual.
7- Las ilusiones de la vida de fantasía. Entre esas satisfacciones de la fantasía está el goce de obras de arte.
8- El delirio, la psicosis. Algunos seres humanos emprenden el intento de crearse un seguro de dicha y de
protección contra el sufrimiento por medio de una transformación delirante de la realidad efectiva.
9- El amor. Espera toda satisfacción del hecho de amar y ser amado.
10- El goce de la belleza. La belleza de formas y gestos humanos, de objetos naturales y paisajes, de creaciones
artísticas y aun científicas.

El programa que nos impone el principio de placer, es irrealizable, pero no es lícito resignar los empeños por acercar
de algún modo a su cumplimiento.
Podría decirse que la sabiduría de la vida aconseja no esperar toda satisfacción de una aspiración única. El éxito
depende de coincidencias de muchos factores. Quien nazca con una constitución pulsional particularmente
desfavorable y no haya pasado de manera regular por la transformación y reordenamiento de sus componentes
libidinales, encontrará arduo obtener felicidad de su situación exterior.
La religión perjudica este juego de elección y adaptación imponiendo a todos por igual su camino para conseguir
dicha y protegerse del sufrimiento. Así, la religión consigue ahorrar a muchos seres humanos la neurosis individual.

LACAN CLINICO – JACQUES ALAIN MILLER


A diferencia de Freud, Lacan no concibe en absoluto que haya psicoanálisis aplicado. “En el sentido propio el
psicoanálisis no se aplica más que como tratamiento clínico.” Eso es el psicoanálisis aplicado a un sujeto que habla y
que oye. La existencia misma del psicoanálisis produjo efectos en la literatura, así como produjo efectos en la
histeria. Bastó con que hubiera un psicoanalista en el mundo para que la clínica de la histeria cambiase. Pienso
también que hay una literatura post analítica y que desde que existe el análisis, la literatura se divide entre una
literatura de puro fantasma y esa literatura del síntoma.
Lacan es estructuralista, lo que permite esto es el hecho de que el significante funciona en primer lugar como
separado de su significación, precisamente por eso se presta a significaciones nuevas. La interpretación es la
captación de la ocasión en la sesión analítica.
Diré que el final de un escrito de Lacan a menudo no es contemporáneo de su comienzo. Quiero decir que la
definición planteada al principio va evolucionando en el curso del texto y es distinta en el final. No hay obra de
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Lacan, hay una enseñanza de Lacan.En realidad, una definición en Lacan es una operación que no tiene ningún punto
de comparación con lo que creemos que es la definición en las disciplinas universitarias. Sus definiciones construyen
y modifican lo que introducen, no lo describen.
¿Cómo leer a Lacan? A partir de sus preguntas y a partir de lo que no dice como de lo que dice.
La enseñanza de Lacan es una enseñanza que procede de un esfuerzo permanente contra la represión. Y por eso
Lacan pudo decir que en su Seminario tomaba la palabra en condición de analizante, en condición de sujeto, en su
sentido en condición de sujeto barrado, un sujeto no definido por lo que sabe sinodefinido por su “No quiero saber
nada de eso".
- Síntoma.Lo que distingue al síntoma analítico del síntoma médico y del síntoma psiquiátrico es que está establecido
por el que habla de sí mismo, no por el clínico que lo observa. En la experiencia clínica el sujeto es su propio clínico.
El síntoma toma la forma de la clínica cuando resulta imposible de soportar: y si esto no sucede uno se las arregla, lo
que no significa que uno no tenga esos síntomas. Es así como Lacan definía la clínica: lo real como lo imposible de
soportar.
- Relación sexual.Lacan dice “No hay relación sexual”; relaciones sexuales hay, por supuesto, pero que en la especie
humana no hay relación fija e invariable, como escrita, gracias a la cual una mujer o un hombre reconocen al otro
como aquel que le hace falta. Por eso además hay lugar para la invención, y en el curso de la historia se han
inventado muchas formas que permiten a los hombres y a las mujeres relacionarse los unos con los otros. Sin duda,
están las perversiones. Son invenciones que se colocan en el lugar de esa relación sexual que no hay.
- Súper yo.El hombre aparece a partir del psicoanálisis como un pedazo de discurso. Y es lo que Freud mismo formuló
con el concepto de superyó. Se supuso que superyó quería decir moralidad. ¡De ninguna manera! Superyó quiere
decir que para un hombre hay fórmulas que se imponen sobre él y que lo guían, por vías de goce que llegado el caso
él rechaza, un goce que llegado el caso él no quiere.
- Sujeto.El concepto de sujeto es la forma en que Lacan procura dar cuenta de ese hombre como jirón de discurso,
de ese hombre tan sensible al discurso. Este sujeto tiene que ser un sujeto que vaya más allá del individuo,
justamente porque este sujeto depende llegado el caso de las palabras que se dijeron antes de que naciera. Además,
también hay que definirlo como sujeto a identificarse. Implica que en él hay carencia de identidad. Por eso se ve
capturado en un movimiento de identificación. La gente que va a analizarse lo hace porque ese goce ya ha
perturbado su bienestar: en eso consiste lo imposible de soportar. Tratar de elaborar lógicamente la enseñanza de
Lacan, lo que él llamó la “subversión del sujeto”, es decir un concepto de sujeto, como nunca lo hubo antes.
El análisis es un saber en el que hay que meter algo propio, es una experiencia en la cual uno se compromete. El
significante tiene efectos y tiene también productos. Crea significación, crea sufrimiento, y crea goce del síntoma y
del fantasma. Y en este sentido la diferenciaentre Lacan y cualquier postestructuralista, con una expresión en la que
se ha reparado poco, pasión del significante. Pasión del significante no quiere decir amor del significante, quiere
decir que el psicoanálisis, concierne a aquello que padece del significante, a aquello que sufre del significante. Es lo
que Freud también llamó castración, que es el nombre que él le dio a esa pasión del significante.
El goce llega al sujeto bajo la forma que Lacan llama “plus-de-gozar”. Es el que Freud aisló también bajo el nombre
de zonas erógenas. Lo que Freud descubrió bajo el nombre de sexualidad es muy diferente de lo que uno se imagina:
descubrió que el goce no es primeramente sexual, en el sentido de que el goce sexual es el goce del Otro sexo. Su
descubrimiento es exactamente lo contrario: que el goce sexual es el goce del cuerpo propio. Es la satisfacción de
una pulsión que se cumple alrededor de las zonas erógenas.

CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES MENTALES PARA EL PSICOANÁLISIS (apunto subido al face)


NEUROSIS (PSICONEUROSIS)
El mecanismo que constituye la neurosis es la REPRESIÓN. Se clasifican de la siguiente manera:
1-Actuales: (S producen por factores actuales que producen displacer, por prácticas sexuales inadecuadas)
Hipocondría
Neurosis de Angustia (Surgiría por la interrupción del coito).
Neurastenia (Surgiría por un exceso de masturbación).
2-De Transferencia o Históricas
 Histeria. Etapa Fálica (pto. de fijación)
Obsesiva. Etapa Anal Retentiva (pto. de fijación)
Fóbica. Etapa Fálica (pto. de fijación)
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PSICOSIS El mecanismo que constituye la psicosis es la FORCLUSIÓN (mecanismo específico que opera en la psicosis por el
cual se produce el rechazo de un significante fundamental, expulsado del universo simbólico del sujeto.). Se clasifican de la
siguiente manera:
Esquizofrenia. Etapa Oral primaria (pto. de fijación)
Maníaco-Depresiva. Etapa Oral sádica (pto. de fijación)
Paranoia. Etapa Anal Expulsiva (pto. de fijación)
PERVERSIÓN: El mecanismo que constituye la perversión es la VERNEINGUNG (Freud) o RE-NEGACIÓN (Lacan). Se
clasifican de la siguiente manera:
1-Sexuales: Homosexualidad, Fetichismo, etc.
2-Sociales: Psicopatías.

NEUROSIS: Hay introversión de la libido: Proceso por el cual se produce el retiro de la libido del mundo exterior y va
a parar a la fantasía (Yo psíquico) y durante un tiempo opera para investir a otro objeto. Para Freud, la introversión
designa la retirada de la libido hacia objetos imaginarios o fantasmas; en este sentido, la introversión constituye una
fase de la formación de los síntomas neuróticos, fase consecutiva a la frustración y que puede conducir a la
regresión. La libido « [...] se aparta de la realidad, que ha perdido su valor para el individuo, a consecuencia de la
frustración persistente que origina, y se vuelve hacia la vida fantasmática, donde crea nuevas formaciones de deseo
y reaviva las huellas de formación de deseo anteriores y olvidadas».
PSICOSIS: Hay retracción de la libido: Proceso por el cual se produce el retiro de la libido del mundo exterior para
recaer sobre el propio Yo, y hay un apartamiento del mundo exterior. Suele haber hipocondría, alucinaciones, etc.

SEMINARIO 5: CLASE 9, LA METÁFORA PATERNA I, 15 DE ENERO DE 1958


La metáfora paterna es algo que va a concernir al examen de la función del padre, si quieren, como se diría en
términos de relación inter-humana, y justamente de las complicaciones que ustedes reencuentran, quiero decir
todos los días, en la manera que ustedes pueden tener de hacer uso de ella, de hacer uso de ella como de un
concepto de algo que incluso ha tomado cierto giro familiar desde el tiempo que hace que hablan de ella. Y se trata
justamente de saber si ustedes hablan de ella bajo la forma de un discurso muy coherente.
El complejo de Edipo aparece con La interpretación de los sueños. Lo que ahí revela el inconsciente, al comienzo, es
ante todo y primero que nada el complejo de Edipo; la importancia de la revelación del inconsciente es la amnesia
infantil sobre el hecho de los deseos infantiles por la madre y sobre el hecho de que esos deseos están reprimidos
(refoules), es decir que ellos no sólamente han sido suprimidos (réprimés), sino que ha sido olvidado que esos
deseos son primordiales, ha sido olvidado no solamente que son primordiales sino que están siempre allí. Es preciso
no olvidar que fue de ahí que partió el Análisis, y que es alrededor de eso que se han planteado cierto número de
cuestiones introducidas por la clínica.
Primera cuestión, alrededor de la cual puedo centrar uno de los polos de la Historia del Análisis en lo concerniente
al complejo de Edipo: ¿hay neurosis sin Edipo?
Esta noción de la neurosis sin Edipo, ustedes saben que en la historia esencialmente correlativa a las cuestiones
planteadas sobre el tema de lo que se ha llamado el superyó materno — el superyó es únicamente como Freud, ya
en el momento en que esta cuestión de la neurosis sin Edipo había sido planteada, lo había formulado en ese
momento, a saber: el superyó es de origen paterno se planteaba la cuestión: ¿es que, verdaderamente, él es de
origen paterno? ¿es que no hay, detrás del superyó paterno, un superyó materno todavía más exigente, todavía más
oprimente, todavía más devastador, todavía más insistente, en la neurosis, que el superyó paterno?
El otro centro alrededor del cual gira esto, es el centro del Edipo, quiero decir, los casos de excepción y la relación
entre el superyó paterno y el superyó materno.
Si hay Edipo, si este Edipo es considerado como representando una fase, si hay madurez en cierto momento esencial
de la evolución del sujeto, este Edipo está siempre ahí. Lo que el propio Freud había adelantado muy pronto, en los
primeros momentos de su obra, todo lo que retorna de los Tres ensayos de teoría sexual era de una naturaleza tal
como para hacernos entender que lo que sucede antes del Edipo tiene también su importancia.
Es algo que parece escapar al pensamiento de las exigencias del pasado temporal del pensamiento, desde el
momento que había cosas que estaban antes del Edipo, y si algunas partes de nuestro campo se referían
especialmente a lo que había pasado en nuestro campo de experiencia, en este campo de desarrollo del sujeto,
había pues una cuestión que se planteaba a propósito de las etapas pre-edípicas como tales, y de sus relaciones ¿con
qué? —por una parte, la perversión; es el estado primario, si puedo decir, el estado por algunos dejado baldío de la
noción de perversión. ¿está la perversión esencialmente considerada como algo cuya causa debe ser
específicamente relacionada al campo pre-edípico? Era en razón de una fijación anormal que la perversión tomaba
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su condicionamiento, su raíz. Era por eso que la perversión no era más que la neurosis invertida, o más exactamente,
la neurosis que no se ha invertido, la neurosis que ha quedado patente; lo que en la neurosis se había invertido en la
perversión se veía al descubierto el inconsciente estaba ahí a cielo abierto; lo que concernía a la perversión no había
sido reprimido como si no hubiera pasado por el Edipo. Es una concepción en la cual ya nadie se detiene.
No quiere decir por eso que nosotros hayamos avanzado mas, pero les señalo, que alrededor de la cuestión del
campo pre-edípico se ubican, por una parte, la cuestión de la perversión, y por otra parte, la cuestión de la psicosis.
Todas las cosas pueden ahora aclararse para nosotros de diversas maneras.
Y esto también nos es atestiguado por la Historia del Análisis, está pues en cierta relación con el Edipo como tal,
puesto que es especialmente en el campo pre-edípico que la experiencia y el cuidado de la coherencia, el modo por
el que la teoría se fabrica, se tiene en pie, sería precisamente en razón de eso que, en suma, el campo de la realidad,
para el tiempo en que está perturbado en ciertos casos profundamente por la invasión de lo imaginario, parece que
es un término que, ahí, rinde más servicio que el de fantasmático, pues sería inapropiado para hablar igualmente de
las psicosis y de las perversiones.
Y les señalo que por esta paradoja, quiero decir el carácter —en lo que abordamos hoy— esencial de la paradoja,
está constituido por un testimonio de la obra de la Sra. Melanie Klein. En una obra, como en toda producción en
palabras, hay dos planos, está lo que dice, lo que ella formula en su discurso como tal, lo que quiere decir porque,
separando en sus sentidos el quiero y el decir, está su intención. Y luego, parece, nosotros no seríamos analistas tal
como intento hacer entender las cosas aquí si no supiéramos que ella dice algunas veces un poquito más allá. Es
incluso habitualmente en eso que consiste nuestra aproximación, ver lo que dice más allá de Lo que quiere decir. La
obra de La Sra. Melanie Klein dice cosas sin querer decirlo, y una de las cosas más sorprendentes a este respecto es
que esta mujer que nos ha aportado puntos de vista tan profundos, tan esclarecedores de lo que sucede no
solamente en el tiempo pre-edípico, si no en los nitros que ella examina, que ella analiza en una etapa
presuntamente pre-edípica, quiero decir por una primera aproximación de la teoría. Es completamente
sorprendente que sea en la medida misma en que se remonta más al tiempo de la historia pretendidamente pre-
edípica que ella vea allí siempre y todo el tiempo una permanencia de la rogación edípica.
La Sra. Melanie Klein nos testimonia que, entre los malos objetos presentes en el cuerpo de la madre, entre los
cuales, como ustedes saben, están todos los rivales, los cuerpos de los hermanos, de las hermanas, pasados,
presentes y por venir, está precisamente el padre, representado bajo la forma de su pene.
Ahí hay algo que merece que nos detengamos en el momento de las relaciones de la función imaginaria en las
primeras etapas donde pueden volver a anudarse las funciones propiamente esquizofrénicas, psicóticas en general, y
el Edipo; es curioso desembocar en esta contradicción, a partir de una intención como la de la Sra. Melanie Klein,
que es ante todo ir a explorar las etapas pre-edípicas. Más ella se remonta, más ella se encuentra sobre el plano
imaginario, más ella constata la precocidad, la precocidad de la aparición del término ternario paterno, y esto desde
las primeras fases imaginarias del niño. Es en esto que yo digo que la obra dice más de lo que ella quiere decir.
He ahí pues dos términos, dos polos ya definidos de esta evolución del interés alrededor del Edipo: lo que concernía
ante todo a la cuestión del superyó y de las neurosis sin Edipo, y a continuación lo que centra la cuestión del Edipo
alrededor de la adquisición o de las perturbaciones, más exactamente, que se producen en el campo de la realidad.
El complejo de Edipo tiene una función normativa no simplemente en la estructura moral del sujeto ni en sus
relaciones, sino en su asunción de su sexo, es decir algo que, en el análisis, como ustedes saben, queda siempre en
cierta ambigüedad. Está la función propiamente genital, y esta función es, evidentemente, el objeto de una
maduración, de una maduración como tal. Ella está implicada como fundamental en el análisis de una primera fase,
primera ascensión de maduración que es propiamente orgánica y se produce en la infancia.
La cuestión, pues, de la genitalización es doble: por una parte comporta algo que comporta una evolución, una
maduración, y por otra parte comporta, en el Edipo, algo que se realiza, que es la asunción por el sujeto de su propio
sexo, la virilidad y la feminización, he ahí los dos términos que son esencialmente la función del Edipo.
Debo decir que nos encontramos aquí al nivel en que el Edipo está directamente ligado a la función del ideal del
yo. No hay otro sentido.
Todo gira alrededor de tres capítulos: el Edipo en relación al superyó, en relación a la realidad, en relación al ideal
del yo. El ideal del yo comportando en todas las ocasiones la genitalización en tanto ella es asumida, en tanto que de
viene elemento del ideal del yo. La realidad, implica las relaciones del Edipo con las afecciónes que comportan un
trastorno de la relación a la realidad, perversión y psicosis.
Ésas relaciones globales, subrayadas por la historia como estando suficientemente presentes para todos, hacen que
nos preguntemos: "Entonces, y el padre, ¿qué es lo que hacía el padre durante ese tiempo?" ¿De qué modo estaba
el padre implicado en el asunto? Se trata de una observación real a propósito de cada sujeto.
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La cuestión de la ausencia o de la presencia del padre, del carácter benéfico o maléfico del padre, es, como saben,
una cuestión que no está por cierto velada. Incluso hemos visto aparecer recientemente el término de carencia
paterna, lo que no era acometer un tema minúsculo. Esta carencia paterna, se la llame así o no, es de alguna manera
un tema a la orden del día, precisamente y sobre todo en una evolución del análisis que se vuelve cada vez más
ambientalista.
Cuando se busca, ¿uno se interesa en qué, en lo concerniente al padre? Cuando se quiere hablar de carencia
paterna, eso se agrupará en el registro biográfico. El padre, ¿estaba o no ahí? ¿Es que él viajaba, que se ausentada?
¿Es que volvía a menudo? — cuestiones que representan la ausencia del padre. Nos hemos dado cuenta de que eso
no era tan simple, que un Edipo podía muy bien constituirse incluso cuando el padre no estaba ahí.
Si nos ubicamos justamente en el nivel en que se sitúan estas investigaciones, quiero decir en el nivel de la realidad,
es lo que se llama el ambiente, en tanto que elemento del medio se puede decir que es completamente posible,
concebible, realizado, palpable en la experiencia, que esté ahí incluso cuando él no esté ahí. Lo que, ya, debería
incitarnos a cierta prudencia en lo que concierne a la función del padre, en el tratamiento desde el punto de vista
pura y simplemente ambientalista. Los complejos de Edipo completamente normales, normales en los dos sentidos,
normales en tanto que normalizantes, por una parte, y también normales en tanto que desnormalizan, quiero decir
por su efecto neurotizante, por ejemplo, se establecen de una manera exactamente homogénea a los otros casos,
incluso en los casos en que el padre no está, quiero decir, en que el niño ha sido dejado sólo con su madre. Primera
cosa que debe atraer nuestra atención.
En lo que concierne a la carencia, quisiera simplemente hacerles observar que, cuando el padre es carente, y en la
medida en que se habla de carencia, no se sabe jamás en qué.
La investigación falla no a causa de lo que encuentra sino a causa de lo que busca. Seguramente el padre puede ser
considerado como normativizante en tanto él mismo no es normal, pero eso es rechazar la cuestión al nivel de la
estructura neurótica, psicótica del padre, Es decir, la cuestión del padre normal es una cuestión, la cuestión de su
posición normal en la familia es otra.
Vayamos ahora a las observaciones, a las llamadas que pueden permitirnos introducir más correctamente la cuestión
del rol del padre. Al comienzo: el padre terrible. Sin embargo, la imagen resume algo mucho más complejo, como el
nombre lo indica. El padre interviene sobre varios planos. El prohibe a la madre, ante todo. Ese es el fundamento, el
principio del complejo de Edipo, es ahí que el padre está ligado a la ley primordial, ley de prohibición del incesto. Es
el padre, se nos recuerda, quien está encargado de representar esta interdicción. Pero es más allá que él ejerce este
rol, es por toda su presencia, por los efectos en el inconsciente, que él ejerce esta interdicción de la madre. Ustedes
esperan que yo diga "bajo amenaza de castración". Es verdad, es verdad, hay que decirlo, pero no es tan simple. Se
entiende, la castración entra en un rol evidentemente manifiesto y que además será cada vez más confirmado. EL
lazo de la castración a la ley es esencial. La relación, tomemos ante todo al varón, entre el niño y el padre, está
comandada por el temor a la castración. Este temor a la castración, ¿qué es? ¿Cómo, por qué punta lo abordamos?
Ante todo, en la primera experiencia del complejo de Edipo, ¿bajo la forma de qué? —de una retorsión. Quiero decir
que es en el interior de la relación agresiva, en tanto que esta agresión parte del niño, del varoncito, en tanto que su
objeto privilegiado, la madre, le es prohibido, es en tanto que la agresión se dirige hacia el padre que el niño
entonces, sobre el plano imaginario, en la relación dual en tanto que él proyecta imaginariamente en el padre las
intenciones agresivas equivalentes o reforzadas en relación a las suyas, pero cuyo punto de partida está en sus
propias tendencias agresivas. En la castración, pues, en tanto que por una parte está profundamente ligada a la
articulación simbólica de la interdicción del incesto, y por otra parte, y en el primer plano de toda nuestra
experiencia, mucho más todavía naturalmente en aquellos que son sus objetos privilegiados.
Y luego hay otra cosa que nos aporta desde el comienzo el examen del complejo de Edipo, quiero decir la manera en
la que está articulado, presentado por la experiencia, por la teoría, por Freud, es la delicada cuestión del Edipo
invertido. Este Edipo invertido nunca está ausente de la función del Edipo, quiero decir que el componente del amor
por el padre no puede ser eludido, es que es él el que da el fin del complejo de Edipo, la declinación del complejo de
Edipo, el que está en una dialéctica que permanece muy ambigüa del amor y de la identificación, a saber la
identificación como tomando su raíz en el amor, no siendo todo la misma cosa. No es la misma cosa. No obstante,
los dos términos están estrechamente ligados y son absolutamente indisociables.
Es en tanto que el padre es amado que el sujeto se identifica a él y que encuentra su solución, el término del Edipo,
en esta composición de la represión amnésica; y por otra parte esta adquisición de este término ideal gracias al cual
él puede volverse también alguien que tiene ya sus títulos en el bolsillos la cosa en reserva. Cuando llegue el tiempo,
si las cosas andan bien, en el momento de la pubertad, él tiene su pene listo con su certificado: "papa está ahí por
habérmelo conferido en el buen momento".
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Es este padre el que es temible, que ha prohibido tantas cosas, pero que es muy amable por otra parte, es ponerse
en el buen lugar para tener sus favores, es decir para hacerse amar por él, pero como hacerse amar por él consiste
en pasar ante todo al rango de mujer, y que uno guarda siempre su pequeño amor propio viril, es lo que Freud nos
explica: hacerse amar por el padre comporta el peligro de la castración, de donde esta forma de homosexualidad
inconsciente que pone al sujeto en esta posición esencialmente conflictual, con las resonancias múltiples, que es por
una parte de retorno siempre a la posición homosexual con respecto al padre, y por otra parte de su suspensión, es
decir, de su represión, en razón de la amenaza de castración que comporta. Les propongo esto: desde ahora en
adelante, creo que no es adelantar demasiado decir que el padre llega aquí sin embargo en posición de importuno y
no simplemente estorbando por su volumen, sino en posición de importuno porque él prohíbe. Él prohíbe ante todo
la satisfacción real del impulso. Pero está claro también que algo se articula alrededor del hecho de que él prohíbe al
pequeño niño hacer uso de su pene en el momento en que dicho pene comienza a manifestar lo que llamaremos
veleidades. Esta es la relación de la prohibición del padre con respecto al impulso real.
Hagamos una observación en ese nivel: ¿por qué el padre? La experiencia prueba que la madre lo hace también,
recuerden la observación del pequeño Hans. La madre le dice: "Guárdatelo, eso no se hace". Es incluso, es más a
menudo la madre quien dice: "Si continuas haciendo eso, llamaremos al doctor, quien te lo cortará".
Entonces, señalemos bien que lo que sucede es que el padre, en tanto que prohíbe al nivel del impulso real, no es
tan esencial. ¿De qué se trata? Se trata pues de la intervención real del padre en lo concerniente a una amenaza
imaginaria, pues está claro que sucede bastante raramente que se lo corte realmente, la castración es un acto
simbólico, cuyo agente es alguien real: el padre o la madre que le dicen "te lo van a cortar", y cuyo objeto es un
objeto imaginario. Si el niño se siente cortado, es que lo imagina.
Por otra parte, ¿qué es lo que prohíbe, el padre? Y bien, el punto de donde hemos partido, a saber: la madre, como
objeto, es para él, no es para el niño.
He ahí otra etapa, les hago observar que aquí el padre interviene entonces como teniendo derecho y no como
personaje real, a saber que incluso si no está ahí, si llama a la madre por teléfono, por ejemplo, el resultado es el
mismo. Aquí es el padre, en tanto que simbólico, quien interviene en una frustración, acto imaginario que concierne
a un objeto bien real, que es la madre, en tanto que el niño tiene necesidad de ella.
Luego está el tercer término que interviene en esta articulación del complejo de Edipo, que es el padre en tanto él se
hace preferir a la madre. Es en tanto que el padre deviene, por el lado que sea, el lado de La fuerza o el de debilidad,
un objeto preferible a la madre, que va a poder establecerse la identificación terminal. La cuestión del complejo de
Edipo invertido y de su función se establece a ese nivel.. Diría más, es incluso aquí que se centra la cuestión
completamente importante de la diferencia del efecto del complejo sobre el niño y sobre la niña.
Es bien evidente que en ese nivel eso va sólo para lo que corresponde a la niña, y es por eso que se dice que la
función del complejo de castración es disimétrica para el niño y para la niña. Es al comienzo que esta cuestión tiene
importancia y que al final facilita la solución porque el padre no tiene dificultades para hacer preferir la madre como
portador del falo. Para el varoncito es otro asunto y, ustedes lo ven, es siempre ahí que queda abierta la
hiancia. Para el varoncito, el complejo de Edipo debe ser siempre y en todos los casos, todo lo que hay de menos
normativizante mientras que está sin embargo implicado que lo es más, puesto que es por esta identificación al
padre que al fin de cuentas se nos dice que es asumida la virilidad.
Al fin de cuentas, el problema es saber cómo es que este padre, que es esencialmente interdictor, no desemboca
aquí en lo que es la conclusión muy neta del tercer plano, a saber que es en tanto que se produce la identificación
ideal que el padre deviene el ideal del yo, que se produce algo que, en todo caso, tiende a ser tanto para el varoncito
como para la niña. Pero para la niña, está bien que ella reconozca que no tiene falo, mientras que para el niño eso
sería una salida absolutamente desastrosa, y lo es a veces.
En otros términos, lo que llegamos a centrar como el momento de salida normativizante del Edipo producido en un
punto que el niño reconoce no haber elegido. Verdaderamente no ha elegido lo que tiene.
Lo que sucede al nivel de la identificación ideal, nivel en que el padre se hace preferir a la madre, punto esencial y
punto de salida del Edipo, es algo que debe literalmente desembocar en la privación. Lo que prueba pues que eso
no marcha en verdad rigurosamente, pero en el caso en que debe marchar, si nos mantenemos en este esquema, el
varoncito debería ser siempre castrado. Hay pues algo que cojea, que falta en nuestra explicación.
La solución es ésta: es que el padre, no digo en la familia —en la familia, él es todo lo que quiera, es una sombra, es
un banquero, es todo lo que debe ser, lo es o no lo es, eso a veces tiene toda su importancia, pero también puede no
tener ninguna—, toda la cuestión es saber lo que él es en el complejo de Edipo. Y bien, el padre no es un objeto real,
incluso si debe intervenir en tanto que objeto real para dar cuerpo a la castración. No es tampoco únicamente ese
objeto ideal, porque, del lado de este objeto, pueden ocurrir accidentes. Ahora bien, a pesar de todo, el complejo de
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Edipo no es únicamente una catástrofe, puesto que, como se dice, es el fundamento y la base de nuestra relación
con la cultura.
Lo que les aporto hoy y lo que, justamente, permite aportar un poco más de precisión a esta noción de padre
simbólico, es esto: el padre es una metáfora.
¿Qué es una metáfora? es un significante que viene en lugar de otro significante. Digo el padre en el complejo de
Edipo, incluso si eso debe turbar las orejas de algunos. Digo exactamente el padre es un significante sustituido a otro
significante. Y ahí está el reverte, y el único resorte esencial del padre, en tanto que interviene en el complejo de
Edipo. Y si ustedes no buscan las carencias paternas a ese nivel, no las encontrarán en ninguna otra parte.
La función del padre en el complejo de Edipo es ser un significante sustituido al significante, es decir, al primer
significante introducido en la simbolización, el significante maternal. Es por eso que el padre viene al lugar de la
madre: S en lugar de S', que es la madre, la que está ya ligada a algo que era x, es decir algo que era el significado en
la relación del niño a la madre.
Es esta madre que va, que viene, porque yo soy un pequeño ser ya capturado en lo simbólico, es porque yo he
aprendido a simbolizar que se puede decir que ella va, que ella viene. Dicho de otra manera, la siento o no la siento.
En fin, el mundo varía con su llegada y luego puede desvanecerse. La cuestión es: ¿dónde está el significado?, qué es
lo que ella quiere?, yo (je) bien quisiera que sea yo (moi) lo que ella quiera, pero está bien claro que no es nada más
que yo (moi) lo que ella quiere, hay otra cosa que la trabaja. Lo que la trabaja, es la x, es el significado.
La cuestión no está en las relaciones de objeto. El niño es él, el objeto parcial. Es porque, ante todo, él es el objeto
parcial, que él es llevado a preguntarse: ¿qué quiere decir que ella vaya y que ella venga? Este significado de las idas
y venidas de la madre, es el falo. El niño, con más o menos astucia, con más o menos suerte, puede llegar muy
pronto a hacerse falo, una vez que ha comprendido. Pero la vía imaginaria no es la vía normal, es además por eso
que entraña lo que se llaman fijaciones. No es normal porque, al fin de cuentas, como Les diré, no es jamás pura, no
es completamente accesible, deja siempre algo aproximativo e insondable, incluso dual, que hace todo el
polimorfismo de La perversión. Pero por la vía simbólica, es decir por la vía metafórica: es en tanto que el padre se
sustituye a la madre como significante que va a producirse este resultado ordinario de la metáfora.
Quisiera hacerles observar esto, y es que hay una cosa verdaderamente muy sorprendente, que no se haya
descubierto el inconsciente más pronto, porque, por supuesto, el estaba ahí desde siempre, y por otra parte él está
siempre ahí. Ha sido necesario saber lo que sucede en el interior para saber que el lugar existía.
Ya les he mencionado "el deseo de otra cosa". Se debería sin embargo sentir qué es ahí, a menudo, el deseo de otra
cosa, no quizá, como ustedes lo sientan por el momento, el deseo de ir a comer una salchicha más bien que de
escucharme, sino, sea como sea y de lo que se trate , el deseo de otra cosa como tal.
Ahora bien, esta dimensión no está únicamente simplemente presente en el deseo, Yo quisiera simplemente
evocarles que está presente en muchos otros estados que son absolutamente constantes, permanentes. La vigilia,
por ejemplo, lo que se llama la vigilia. Y luego el encierro.
La ligazón estrecha del miedo con la seguridad debería serles manifiesta de la manera más clara por la
fenomenología de la fobia. Ustedes se darían cuenta que, en el fóbico, sus momentos de angustia son cuando él se
da cuenta de que ha perdido su miedo, en el momento en que ustedes comienzan un poco a levantarle su fobia. Es
en ese momento que él se dice: "Vaya! esto no anda, ya no sé cuáles son los sitios en que es preciso que me
detenga. Perdiendo mi miedo, he perdido mi seguridad", en fin, todo lo que les he dicho el año o pasado sobre el
pequeño Hans.
Quisiera terminar con esto. Podrían creer que, de golpe, yo caigo en el romanticismo y en lo indefinible, ustedes ven
eso: el deseo, el encierro, la vigilia, casi iba a decirles la plegaria mientras estaba en eso, ¿por que no?, el
aburrimiento, ¿a dónde va esto?
Sobre lo que yo quisiera llamar vuestra atención es sobre esas diversas manifestaciones de la presencia de la otra
cosa en tanto que están institucionalizadas. Ustedes pueden hacer una clasificación de todas las formaciones
humanas en tanto que instalan a los hombres doquiera que vayan y en todas partes. Lo que se llama formaciones
colectivas a partir de la satisfacción que dan a esos diferentes modos de la relación a otra cosa.
Todo está ahí. Una gran parte, al menos, de las prescripciones, de lo que se llaman reglas técnicas a observar por el
analista, en el fondo no son sino dar a esta ocupación todas sus garantías de lo que se llama su standard profesional.
Si miran el fondo de las cosas, se darán cuenta de que esto es en la medida en que ellas crean, sostienen y
mantienen, como en el corazón, la función del aburrimiento.
Esto es de alguna manera una pequeña introducción que no les hace entrar en lo que les diré la próxima vez. La
próxima vez retomaré las cosas para mostrarles justamente que es al nivel de este "otro" como tal que se sitúa la
dialéctica del significante, y cómo es de ahí que ella aborda la función, la incidencia, la presión precisa, el efecto
inductor, del nombre del padre, igualmente como tal.
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SEMINARIO 5: CLASE 10, LA METÁFORA PATERNA II, 22 DE ENERO DE 1958


¿Qué es un sujeto? ¿Es que es algo que se confunde pura y simplemente con la realidad que está ante ustedes
cuando dicen "el sujeto"? ¿O bien es que a partir del momento en que ustedes lo hacen hablar, eso implica
necesariamente otra cosa? Quiero decir, ¿es que la palabra es, si o no, algo que flota sobre él como una emanación,
o, si ella desarrolla por si misma, si ella impone por si misma, una estructura tal como la que he comentado
ampliamente, a la que los he habituado, y que dice que, desde que hay sujeto hablante, no podría ser cuestión de
reducir para él la cuestión de sus relaciones en tanto que él habla a otro, muy simplemente? Siempre hay en ello un
tercero, ese gran "Otro" del que hablamos, y que es constituyente de la posición del sujeto en tanto que habla, es
decir también del sujeto en tanto que ustedes lo analizan. Esto aporta toda suerte de facilidades cuando se trata de
comprender dónde se sitúan los efectos con los que ustedes tienen que vérselas,quiero decir lo que sucede cuando
ustedes vuelven a encontrar en el paciente,en el "sujeto", la exigencia, los deseos, un fantasma y también algo que
parece ser en suma lo más incierto, lo más difícil de comprender, de definir: una realidad.
El término de "metáfora paterna", es a saber que, en lo que ha sido constituido de una simbolización primordial
entre el niño y la madre, es propiamente la sustitución del padre en tanto que símbolo, en tanto que significante en
el lugar de la madre. Y veremos lo que quiere decir este "en el lugar", que constituye el punto pivote, el nervio
motor, si puedo decir, lo esencial del progreso constituido por el complejo de Edipo.
Las primeras relaciones de realidad se dibujan entre la madre y el niño. Es ahí que el niño va a experimentar las
primeras realidades de su contacto con el medio viviente, el triángulo, en tanto que él tiene esta realidad por el sólo
hecho de que hagamos entrar, para comenzar a delinear objetivamente la situación, que hagamos entrar allí al
padre. El padre no ha entrado todavía para el niño. El padre para nosotros, "es", es real. Pero no olvidemos que, para
nosotros, él no es real más que en tanto que las instituciones le confieren su "nombre" de padre. Quiero decir que es
preciso admitir esto: que el padre, por ejemplo, es el verdadero agente de la pro-creación.
Pues, lo que es importante en la cuestión, no es que la gente sepa perfectamente que una mujer no puede parir sino
cuando ha tenido un coito, es que sancione en un significante que aquél con quien ella ha tenido el coito es el padre.
Pues, dicho de otro modo, tal como está constituido por su naturaleza el orden del símbolo, el significante,
absolutamente nada obvia que, sin embargo, el algo que es responsable de la procreación no continúe siendo
mantenido en el sistema simbólico como idéntico a cualquier cosa.
Posición del nombre del Padre, como tal, calificación del padre como procreador, es un asunto que se sitúa en el
nivel simbólico y que puede servir, que puede ser puesto en relación según las formas culturales, pues esto no
depende de la forma cultural , esto es una necesidad de la cadena significante como tal.; por el hecho de que
ustedes instituyan un orden simbólico, algo responde o no a esta función definida por el nombre del padre, y en el
interior de esta función, ustedes ponen allí las significaciones que pueden ser diferentes según los casos, pero que,
en ningún caso, dependen de otra necesidad que de la necesidad de la función del padre, que ocupa el nombre del
padre en la cadena significante.
He ahí, pues, lo que podemos llamar el "triángulo simbólico en tanto que es instituido en lo real, a partir del
momento en que hay cadena significante, en que hay articulación de una palabra.
Yo digo que hay una relación entre este ternario simbólico y el ternario que hemos traído aquel año pasado bajo la
forma del ternario imaginario que es el de la relación del niño a la madre, en tanto que el niño se encuentra
dependiendo del deseo de la madre, de la primera simbolización de la madre como tal, y nada más que eso, a saber
que él desata su dependencia efectiva de su deseo del puro y simple vivido de esta dependencia, a saber que, por
esta simbolización, algo es instituido, que es subjetivado en un nivel. Primero, primitivo; esta subjetivación consiste
en plantearla como ese ser primordial que puede estar ahí, o no estar ahí. Es decir, en el deseo, el deseo de "él", de
este ser, es esencial. Lo que hace que lo que el sujeto desee, no es simplemente la apetencia de sus cuidados, de su
contacto, incluso de su presencia, es la apetencia de su deseo.
En esta primera simbolización, el deseo del niño se afirma: "que él es deseo del deseo de la madre" y que, por este
hecho, algo se abre, por lo cual virtualmente lo que la madre desea objetivamente ella misma, en tanto que ser que
vive en el mundo del símbolo, en un mundo donde el símbolo está presente, en un mundo hablante, e incluso si ella
no vive en él más que de un modo completamente parcial, si ella misma es, como sucede, un ser mal adaptado a
este mundo del símbolo, o que ha rechazado de éste algunos elementos, abre a pesar de todo ser niño, a partir de
esta simbolización primordial, esta dimención, lo que incluso sobre el plano imaginario la madre puede, como se
dice, desear "de otro" sobre el plano imaginario.
Es así que entra, de una manera todavía confusa y completamente virtual, ese deseo "de otra cosa", de una manera
concreta. Hay en ella el deseo de otra cosa "satisfacer en mí, que comienzo a palpitar en la vida, mi deseo".
Y en esta vía, hay a la vez acceso y no acceso. ¿Cómo concebir que, de alguna manera, en esa relación de espejismo
por la cual el ser primero lee o se adelanta a La satisfacción de sus deseos en los movimientos esbozados del otro, en
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esa a captación "dual" de la imagen a la imagen que se constituye en todas las relaciones interanimales, como
concebir que pueda ser leído como en un espejo lo que el sujeto desea "de otro"?
Seguramente esto es a la vez difícilmente pensable y demasiado difícilmente efectuado, pues ahí está precisamente
todo el drama de lo que sucede en ese cierto nivel de cambio de vías del nivel primitivo, que se llama "las
perversiones" Esto es difícilmente efectuado en el sentido de que es efectuado de una manera defectuosa, pero es
efectuado sin embargo, es efectuado ciertamente no sin la intervención de algo más, que la simbolización no basta
para constituir; la simbolización primordial de esta madre que "va y viene", que se llama cuando ella no está ahí y
que, como tal, cuando ella está ahí, se la rechaza para poder volver a llamarla; es preciso que haya algo más. Este
algo más, es precisamente :la existencia tras ella de todo este orden simbólico, del que ella depende y que, como
está siempre más o menos ahí, permite este cierto acceso a ese objeto, su deseo, el falo.
¿Por qué? ¿Por qué este objeto privilegiado, si no es por algo que necesita ahí, en su lugar, en tanto que está
privilegiado en el orden simbólico? se explica en este dibujo que aquí "falo" esté en el punto cumbre del ternario
imaginario, lo mismo que aquí, "padre", esté en el punto cumbre del ternario simbólico, ¿cómo resulta que haya
entre los dos este enlace, y cómo resulta que yo pueda ya adelantarles que este enlace es de orden metafórico?
Es en el complejo de Edipo que podemos darnos cuenta, quiero decir intentar articular paso a paso, intentar llevar
para ustedes más lejos, no simplemente para la satisfacción de nuestro espíritu sino porque, si nosotros articulamos
paso a paso esta "génesis" que hace que la posición del significante del padre en el símbolo sea fundadora de la
posición del falo en el plano imaginario, si esto exige una, dos, tres etapas en los tiempos Lógicos de la constitución
de este falo en el plano imaginario como objeto privilegiado prevalerte, si estos tiempos están claramente
distinguidos y si de su distinción resulta que podemos orientarnos mejor, y al enfermo en el examen y el sentido de
la clínica y de la conducción de la cura, entonces, esto justificará nuestros esfuerzos.
Observemos este "deseo del otro", que es el deseo de la madre, que comporta este "más allá". Nosotros decimos
que para alcanzar este "más allá", que esta mediación es dada por la posición del padre en el orden simbólico.
Vemos que hay estados, casos, etapas también en unos estados muy diferentes, en que el niño se identifica al falo.
Hay que decir que es al falo que él se identifica en tanto que este falo está oculto bajo los vestidos de la madre.
Les recuerdo esto para mostrarles que esta relación del niño al falo es esencial en tanto que el falo es objeto del
deseo de la madre. También la experiencia nos prueba que este elemento juega un papel activo esencial en las
relaciones que el niño tiene con la pareja parental.
La experiencia nos prueba que el padre, considerado en tanto que él priva a la madre de este objeto, especialmente
del objeto fálico, de su deseo, juega un papel completamente esencial en todas las neurosis, y diría en todo el curso,
así fuese el más fácil, el más normal, del complejo de Edipo. Ustedes encontrarán en la experiencia en el análisis que
el sujeto ha tomado posición de una cierta manera en un momento de su infancia sobre este punto, sobre este
punto del papel del padre en el hecho de que la madre no tiene falo. Este momento jamás es elidido, este momento
que es el que dejaba abierta la cuestión de la salida favorable o desfavorable del Edipo, suspendida alrededor de los
tres planos de la castración, de la frustración, de la privación, ejercidas por el padre. Era en el nivel tercero, el que a
la vez nos planteaba la cuestión, porque es aquél en el cual es más difícil comprender algo, y aquél en el cual, sin
embargo, se nos dice que está toda la clave del Edipo, a saber su salida, a saber finalmente la identificación del niño
con el padre. Este nivel, es aquél del padre que priva a alguien de lo que al fin de cuentas no tiene, es decir lo priva
de algo que no tiene existencia más que en tanto ustedes lo hacen surgir a la existencia en tanto que símbolo.
Esto es perfectamente una privación, y toda privación real es algo que necesita la simbolización de lo que es
paciente y privado, es pues sobre el plano de la privación de la madre que una cuestión, en un momento dado de la
evolución del Edipo, se plantea para el sujeto: la de aceptar, registrar, simbolizar él mismo, volver significante a esta
privación cuyo objeto se comprueba que es la madre. Esta privación, el infantil sujeto la asume o no la asume, la
acepta o la rechaza. Este punto es esencial, "nodal" en el Edipo.
Llamémoslo "punto nodal", puesto que acaba de ocurrírseme, no me atengo a ello esencialmente, quiero decir con
esto que no coincide con ese momento cuya clave buscamos, que es la declinación del Edipo, su resultado, su fruto
en el sujeto, pero hay un momento en que el padre entra en función como privador de la madre, es decir se perfila
detrás de esa relación de la madre con el objeto de su deseo como algo que "castra", pero ahí yo no lo pongo si no
entre comillas, porque quien es castrado, en la ocasión, no es el sujeto, es la madre.
La experiencia prueba que, en la medida en que el sujeto no franquea este punto nodal, es decir no acepta esta
privación del falo operada por el padre sobre La madre, se observa que está en la regla —y yo subrayo este "en la
regla", porque ahí no tiene simplemente una importancia de correlación ordinaria, sino de correlación fundada en la
estructura —, es en la medida en que el niño mantiene para sí mismo una cierta forma de identificación a este
objeto de la madre, para emplear la palabra que ahí surge, como objeto "rival", siempre que se trate de fobia, de
neurosis o de perversión, ustedes percibirán un lazo; éste es un punto de referencia alrededor del cual ustedes
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podrán reagrupar los elementos de la observación a partir de esta pregunta que ustedes se plantearán en el caso
particular. ¿Cuál es la configuración especial de esta relación a la madre, al padre, y al falo, que hace que el niño no
acepte que la madre sea privada por el padre de algo que es el objeto de su deseo, y en qué medida, en tal caso, es
preciso puntuar que, en correlación con esta relación, él, el niño, mantiene su identificación al falo?
A este nivel, la cuestión que se plantea es: "ser o no ser", "to be or not to be" el falo. Sobre el plano imaginario, se
trata para el sujeto de ser o de no ser el falo, y la fase que hay que atravesar es ésta: el sujeto elegirá en un
momento; cuando yo digo "elegirá", pongan este elegirá también entre comillas, pues, por supuesto, el sujeto es ahí
tan pasivo como activo, por la buena razón de que no es él quien tira los hilos de lo simbólico; la frase ha sido
comenzada antes de él, ha sido comenzada precisamente por sus padres, (y) a lo que voy a llevarlos, es
precisamente a la relación de cada uno de estos padres con esta frase comenzada y a la manera en que conviene
que la frase sea sostenida por una cierta posición recíproca de estos padres en relación a esta frase.
Pero digamos, porque es preciso expresarse bien, que hay ahí, si ustedes quieren, en neutro, una alternativa: ser o
no ser ese falo. Es preciso sin embargo esperarlo y encontrarlo, que es completamente diferente, que es "tenerlo o
no", tener o no tener el pene.
Del complejo de castración dependen estos dos hechos: que, por un lado, el varoncito deviene un hombre, por el
otro lado, (la niña) deviene una mujer; pero que esta cuestión de tenerlo o no tenerlo está reglada incluso para
aquél que, finalmente, está con derecho de tenerlo, es decir el hombre, por el intermediario de algo que se llama
complejo de castración, lo que por consiguiente supone que, para tenerlo, es preciso que haya un momento en que
no lo haya tenido. Es decir que no se lo llamaría complejo de castración si, en cierta manera, eso no pusiera en
primer plano que, para tenerlo, es preciso ante todo que haya sido planteado que se puede no tenerlo.
Es ahí que debe intervenir en algún momento, eficazmente, realmente, efectivamente, el padre. En la medida en que
no acepta, eso lo arrastra, hombre o mujer, a ser el falo.
Mientras que a partir de ahora, en que se trata de tenerlo o no tenerlo, estamos forzados a hacer entrar en nuestros
cálculos a "él", él que, es preciso ante todo, que esté en el exterior del sujeto constituido como símbolo. Pues si no
está en el exterior del sujeto constituido como símbolo, nadie va a poder intervenir realmente como revestido de
ese símbolo, pero es como personaje real en tanto que revestido de ese símbolo que él va a intervenir ahora
efectivamente en la etapa siguiente.
Es ahí que se sitúan, en la instancia del padre real, las diferentes fases bajo las cuales hemos evocado la última vez, a
saber el padre real, en tanto que puede portar una prohibición; y hemos hecho observar que lo que sucede
habitualmente, que es algo todavía muy próximo a la identificación imaginaria, a saber que el sujeto se muestra a la
madre, le hace ofrecimientos, la mayor parte del tiempo lo que sucede es sobre el plano de la comparación, de la
depreciación imaginaria. La madre basta para mostrar al niño cuánto lo que le ofrece él es insuficiente, ella basta
también para hacer la prohibición del uso del nuevo instrumento.
El padre entra en juego, es muy cierto, como portador de la ley, como prohibidor del objeto que es la madre. Pero
está completamente por fuera de la cuestión tal como ella está efectivamente puesta en juego con el niño. Sabemos
que la función del padre, el nombre del padre, está ligado a la prohibición del incesto, pero nadie ha soñado jamás
con poner en el primer plano del complejo de castración el hecho de que el padre, efectivamente, promulga la ley de
la prohibición del incesto. El hace obstáculo entre el niño y la madre, él es el portador de la ley, si puedo decir, de
derecho, pero en los hechos, él interviene de otro modo, y diría que es también de otro modo que se manifiestan
sus carencias para intervenir, es esto lo que nosotros estrechamos de cerca.
Les recuerdo eso a lo que es preciso volver siempre, que es porque y en tanto que la intención, quiero decir el deseo
pasado al estado de demanda" en el sujeto, ha atravesado algo que, de ahora en adelante, está constituido, a saber
que para aquello a lo cual se dirige, especialmente su objeto, su objeto primordial, la madre, el deseo es algo que se
articula, y de alguna manera todo su progreso, toda su entrada en este mundo, un mundo donde reina la palabra,
que somete el deseo de cada uno a la ley del deseo del otro, pero por este sólo hecho, en tanto que él franquea más
o menos feliz mente esta línea de la cadena significante en tanto que está ahí, latente y ya estructurante, la madre,
que la demanda del joven sujeto, la primera experiencia que hace de su relación al primer "otro", aquél que es su
madre en tanto que él ya ha simbolizado, es en tanto que él ya la ha simbolizado que se dirige a ella de una manera
que es quizá más o menos balbuceante, pero que está ya articulada, pues esta primera simbolización está ligada a las
primeras articulaciones, es pues en tanto que esta intención, esta demanda ha atravesado la cadena significante que
ella puede hacerse valer junto al objeto materno.
En esta medida, el niño que ha constituido a su madre como sujeto, por fundamento de la primera simbolización se
encuentra enteramente sometido a lo que podemos llamar, pero únicamente por anticipación, "la ley". La ley de la
madre es, por supuesto, el hecho de que la madre es un ser hablante, y esto basta para legitimar que yo diga "la ley
de la madre". Sin embargo, esta ley es, si puedo decir, una ley incontrolada. Pero esta ley está enteramente en el
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sujeto que la soporta, a saber en el buen o mal querer de la madre, la buena o mala madre. El principio que
adelantamos aquí, es que no hay sujeto si no hay significante que lo funde. Es en la medida en que hubo esas
primeras simbolizaciones constituidas por la pareja significante, el primer sujeto y la madre, que es preciso saber lo
que esto quiere decir en relación a algunos términos, realidad o no realidad al comienzo de la vida del niño.
El niño se esboza como "sujetado", es un sujetado porque él se experimenta y se siente ante todo como
profundamente sujetado al capricho de eso de lo que él depende, incluso si este capricho es un capricho articulado.
Eso es a lo que llegamos, es pues aquí que especialmente "la madre", tiene una cierta relación que es relación al
padre, y cada uno ha percibido que de esas relaciones al padre dependen muchas cosas. La experiencia nos ha
probado que el padre, como se dice, no juega su rol, la experiencia impone, en efecto, que es así, pero nada articula
suficientemente que eso de lo que se trata, no es tanto de las relaciones de la madre con el padre en el sentido vago,
donde se trata de algo que es del orden de una especie de rivalidad de prestigio entre ambos, la que viene a
converger sobre el sujeto del niño, sin ninguna duda.
Y aquí, llegamos a lo que se llama "los lazos de amor y de respeto", la posición de la madre.
Sin articular lo que es esencial, no se trata tanto de las relaciones personales entre el padre y la madre, ni de saber si
uno y otro "tienen las condiciones requeridas" o no las tienen, se trata propiamente de un momento que debe ser
vivido como tal y que concierne a las relaciones de la madre con la palabra del padre, con el padre en tanto que lo
que él dice no es absolutamente equivalente a nada. La función en la cual: 1) el nombre del padre interviene, sólo
significante del padre; 2) la palabra articulada del padre; 3) la ley en tanto que el padre está en una relación más o
menos íntima con ella, eso es también muy importante. En otros términos, la relación en la cual la madre funda al
padre como mediador de algo que está más allá de su ley, la de ella, y de su capricho, y que es pura y simplemente la
ley como tal, el padre, entonces, en tanto que nombre del padre.
Para comprender el complejo de Edipo, considerar tres tiempos.
Primer tiempo — Lo que el niño busca es, a saber, deseo de deseo, poder satisfacer el deseo de su madre, es decir
"to be or not to be" el objeto del deseo de la madre, y en la medida en que el" introduce su demanda y en que, aquí,
va a haber algo que es su fruto, su resultado, y sobre el camino de lo cual se plantea este punto que corresponde a lo
que es "ego", y que aquí está su otro "ego", a lo que él se identifica, este algo "otro" que él va a buscar ser, ahí, a
saber el objeto satisfactorio para la madre. Desde que comience a conmover algo bajo su vientre, él comenzará a
mostrarle, a saber "si yo soy muy capaz de algo", con las decepciones que se siguen, él lo busca, y lo encuentra. En
tanto y en la medida en que la madre es interrogada por la demanda (pregunta) del niño.
En el primer tiempo y la primera etapa, se trata de esto: es que de alguna manera, en espejo, el sujeto se identifica a
lo que es el objeto del deseo de la madre, y esta es la etapa, si puedo decir, fálica primitiva, aquella donde la
metáfora paterna obra en si, en tanto que, ya, en el mundo, La primacía del falo está instaurada por la existencia del
símbolo del discurso y de la ley.
Pero el niño, él, no toma más que su resultado; para agradar a la madre, es necesario y suficiente con ser el falo.
Segundo tiempo. Les he dicho que, sobre el plano imaginario, el padre perfectamente interviene como privador de la
madre, es decir que, lo que aquí está dirigido al otro como demanda, es reenviado a un tribunal superior. Y es a ese
nivel que se produce algo que hace que lo que vuelve al niño es pura y simplemente la ley del padre en tanto que
ella es concebida imaginariamente por el sujeto como privando a la madre. Este es el estadio, si puedo decir, nodal y
negativo, por el cual ese algo que desata al sujeto de su identificación lo vuelve a atar al mismo tiempo a la primera
aparición de la ley bajo la forma de este hecho: que la madre en eso es dependiente, dependiente de un objeto, de
un objeto que ya no es simplemente el objeto de su deseo, sino un objeto que el otro tiene o no tiene.
Esta tercera etapa es tan importante como la segunda, pues es de ésta que depende la salida del complejo de Edipo;
eso de lo que el padre ha testimoniado que él lo daba, en tanto, y en tanto solamente, que él es el portador de la
"ley", es de él que depende o no la posesión por el sujeto paterno o no de ese falo.
El tercer tiempo es éste. Es en tanto que el padre puede dar a la madre lo que ella desea, puede darlo porque lo
tiene, y aquí interviene precisamente el hecho de la potencia en el sentido genital de la palabra, digamos que el
padre es un padre "potente", que, en este tercer tiempo, se produce la restitución de la relación de la madre con el
padre sobre el plano real, que la relación como tal del otro que es el padre con el ego de la madre y el objeto de su
deseo y eso a lo cual puede identificarse en el nivel inferior en que el niño está en posición de demandante, que la
identificación puede hacerse a esta instancia paterna que ha sido aquí realizada en estos tres tiempos:
1) bajo la forma velada donde, en tanto que todavía no aparecido, pero padre existente en la realidad mundana,
quiero decir en el mundo, por el hecho de que, en el mundo, reina la ley del símbolo, ya la cuestión del falo está
planteada en alguna otra parte que en la madre, donde el niño debe repararla.
2) Por su presencia privadora en tanto que es aquél que soporta la ley, y esto se hace no de una forma velada, sino
de una manera mediada por la madre, que es la que lo propone como aquél que le hace la ley.
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3) El padre, en tanto que es revelado — es revelado en tanto que, él, "lo tiene" — es La salida del complejo de Edipo,
y una salida favorable en tanto que la identificación al padre se hace en este tercer tiempo, en el tiempo en que él
interviene en tanto que aquél que "lo tiene". Esta es una identificación que se llama "ideal del yo", y que viene a este
nivel en el triángulo simbólico, precisamente ahí, en el polo donde esta el niño, y en la medida en que es en el polo
materno que todo Lo que va a ser a continuación realidad comienza a constituirse. Y es al nivel del padre que todo lo
que va a ser a continuación "superyó" comienza a constituirse.
Es en tanto que el padre interviene como real y como padre potente en un tercer tiempo, el que sucede a la
privación o la castración que lleva sobre la madre, sobre La madre imaginada a nivel del sujeto, en su propia posición
imaginaria es en tanto que interviene en el tercer tiempo como aquél que lo tiene, que él es interiorizado como ideal
del yo en el sujeto, y que si puedo decir, no lo olvidemos, en ese momento el complejo de Edipo declina.
La metáfora paterna juega ahí un papel que es el que podíamos esperarnos por parte de una metáfora: concluir en la
institución de algo que es del orden del significante que ahí está en reserva; la significación se desarrollará más
tarde. El niño tiene todos los derechos a ser un hombre, y lo que será más tarde discutido de sus derechos, en el
momento de la pubertad.
La salida del complejo de Edipo es diferente para la mujer; para ella es mucho más simple, ella no tiene que hacer
esta identificación ni que conservar este título para la virilidad; ella sabe dónde está, ella sabe dónde tiene que ir a
tomarlo, es del lado del padre, hacia aquél que lo tiene, y eso también les indica en qué lo que se llama una
feminidad, una verdadera feminidad, tiene siempre un poco también una dimensión de coartada, las verdaderas
mujeres, eso tiene siempre algo de un poco extraviado.
Para volver y concluir justificando mi término de metáfora, pues la metáfora, con la fórmula que yo les he dado de
ella, no quiere decir nada más que esto: que de las dos cadenas, de las S S S, S'S'S', S"S" que son unos significantes en
relación a todo lo que circula de significados ambulantes, porque están siempre deslizando; lo que se puede hacer,
es abrochar un significante a un significante y ver lo que eso hace.
El padre es en el Significante, en el otro, el significante que representa simplemente esto: la existencia del lugar de la
cadena significante como tal, en lo que él se ubica, si puedo decir, por encima de la cadena significante, en una
posición metafórica, es en tanto que la madre hace del padre aquél que sanciona por su presencia la existencia como
tal del lugar de la ley, es en tanto que ella hace eso y únicamente en esa medida. Es en esta medida que el tercer
tiempo del complejo de Edipo puede ser franqueado, es decir en la etapa de la identificación, en la cual se trata para
el varoncito de identificarse al padre en tanto que poseedor del pene, y para la niña de reconocer al hombre en
tanto que aquél que lo posee.

UNIDAD 3 -HISTERIA
APRECIACIONES GENERALES SOBRE EL ATAQUE HISTÉRICO - FREUD
A.
-El ataque se vuelve incomprensible por el hecho de que en un mismo material se figuran a la vez varias fantasías,
por vía de la condensación.
-El ataque se vuelve no trasparente por el hecho de que la enferma procura poner en escena las actividades de las
dos personas que emergen en la fantasía, vale decir, por identificación múltiple. (bisexualidad)
-Un efecto desfigurador produce el trastorno antagónico de las inervaciones, análogo a la mudanza de un elemento
en su contrario.
- El efecto de la inversión de la secuencia temporal dentro de la fantasía figurada halla su correspondiente pleno en
muchos sueños que empiezan con el final de la acción para concluir luego con su principio.
B. El ataque puede ser convocado:
- Asociativamente, cuando un anudamiento de la vida conciente alude al contenido complejo.
- Orgánicamente, cuando por razones somáticas internas y por un influjo psíquico exterior la investidura libidinal
supera cierta medida
- Al servicio de la tendencia primaria, como expresión del refugio en la enfermedad, cuando la realidad efectiva se
vuelve dolorosa o terrible, o sea a manera de consuelo.
- Al servicio de las tendencias secundarias, con que se ha coligado la condición patológica, toda vez que mediante la
producción del ataque es posible alcanzar un fin útil para el enfermo.
C. El ataque está destinado a ser el sustituto de una satisfacción autoerótica antaño ejercida y desde entonces
resignada. La pérdida de conciencia, la ausencia del ataque histérico proviene de aquella pasajera pero inequívoca
privación de conciencia que se registra en la cima de toda satisfacción sexual intensa.
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D. El ataque histérico reintroduce en la mujer un fragmento de quehacer sexual que existió en la infancia y al cual en
esa época se le podía discernir un carácter masculino por excelencia. La neurosis histérica no responde sino a un
sesgo excesivo de aquella oleada represiva que hace nacer a la mujer por remoción de la sexualidad masculina.

FANTASÍAS HISTÉRICAS Y SU RELACIÓN CON LA BISEXUALIDAD - FREUD


Fuentes comunes y arquetipo normal de todas estas creaciones de la fantasía son los llamados sueños diurnos. Estas
fantasías son los cumplimientos de deseo engendrados por la privación y la añoranza.
De estas fantasías, las hay tanto Icc como Cc, y tan pronto como han devenido Icc pueden volverse también
patógenas, expresarse en síntomas y ataques.La fantasía Icc mantiene un vínculo muy importante con la vida sexual
de la persona; en efecto, es idéntica a la fantasía que le sirvió para su satisfacción sexual durante un periodo de
masturbación. Cuando luego la persona renuncia a esta clase de satisfacción masturbatoria y fantaseada, la fantasía
misma, de conciente que era, deviene inconciente. Y si la persona permanece en la abstinencia y no consigue
sublimar su libido, desviar la excitación sexual hacia una meta superior, está dada la condición para que la fantasía
inconciente se refresque, prolifere y se habrá paso como síntoma patológico, al menos en un parte de su contenido.
Los síntomas histéricos son las fantasías inconscientes figuradas mediante conversión y están tomados del círculo de
las mismas sensaciones sexuales e inervaciones motrices que originariamente acompañaron a la fantasía.
Un síntoma no corresponde a una única fantasía inconsciente, sino a una multitud de estas. Me extralimito del tema
para insertar una seria de fórmulas que describen a los síntomas histéricos, las cuales no se contradicen entre sí,
sino que corresponden a puntos de vista diferentes:
1. El síntoma histérico es el símbolo mnémico de ciertas impresiones y vivencias traumáticas
2. Es el sustituto, producido mediante conversión, del retorno asociativo de esas vivencias traumáticas
3. Es expresión de un cumplimiento de deseo
4. Es la realización de una fantasía Icc.al servicio del cumplimiento de deseo
5. Sirve a la satisfacción sexual y figura una parte de la vida sexual de la persona
6. Corresponde al retorno de una modalidad de la satisfacción sexual, real en la vida infantil y luego reprimida.
7. Nace como un compromiso entre 2 mociones pulsionales opuestas, una de las cuales se empeña en expresar una
pulsión parcial o uno de los componentes de la constitución sexual, mientras que la otra se empeña por sofocarlos.
8. Puede asumir la subrogación de diversas mociones inconscientes no sexuales, pero no puede carecer de un
significado sexual.
De las definiciones anteriores, es la 7 la que expresa de manera más exhaustiva la naturaleza del síntoma histérico
como realización de una fantasía inconsciente; y junto a la 8, es la que aprecia de manera correcta el significado del
factor sexual. Pero la resolución mediante una fantasía sexual inconciente, no basta respecto de numerosos casos de
síntomas: para la solución de estos hacen falta dos fantasías sexuales, de las que una posee carácter masculino y
femenino la otra, de suerte que una de esas fantasías corresponde a una moción homosexual.
9. Es la expresión de una fantasía sexual inconciente masculina, por una parte, y femenina x otra.
Un proceso por entero análogo en este mismo campo es el que sobreviene cuando el masturbador en sus fantasías
Icc, intenta compenetrarse tanto con el varón como con la mujer de la situación representada. Por ej., como con una
mano aprieta el vestido contra el vientre (papel de mujer), y con la otra intenta arrancarla (papel de varón).

LA HISTERIA CAP. V HENRY EY- TRATADO DE PSIQUIATRÍA


Son necesarios dos elementos para definir la histeria:
-La fuerza inconsciente de la realización plástica de las imágenes sobre el plano corporal (conversión somática)
-La estructura inconsciente e imaginaria del personaje del histérico

En 1894 Freud escribe Neuropsicosis de defensa, donde plantea que el Yo tiene voluntad de olvidar, busca olvidar
aquella situación penosa, busca olvidar esa representaciónintolerable de carácter sexual. Como no puede hacer
desaparecer esa situación, hace algo equivalente: le va a quitar el afecto, energía (desinvestir) para dejar a la
representación neutralizada y aislada, porque si no tiene energía no puede entrar en contacto asociativo con otras
representaciones.Acá Freud empieza a describir lo que luego será el mecanismo de la represión.
Esas representaciones a las que se les va quitando la energía forman un grupo psíquico separado, que no entran en
asociación con otras y quedan olvidadas para el Yo. ¿Qué pasa con esa energía quitada a la representación?
Simultáneamente, al mismo tiempoque se produce la represión en la histeria, se produce la conversión,se liga a una
inervación somática. En la histeria la formación de síntomas se da en un tiempo. En la fobia se da la formación de
síntoma en 3 tiempos: histeria de angustia, enlace a un objeto externo y fobia.
Formación de síntoma en la histeria:REPRESIÓN + CONVERSIÓN simultáneamente.
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El carácter histérico y la persona del histérico


Se consideran tres aspectos fundamentales del carácter histérico
1-La sujestibilidad: el histérico se presenta como un individuo plástico es decir que es influenciable e inconsistente,
ya que su persona no consigue fijarse en la autenticidad de una identidad personal firmemente establecida
2-Mitomanía: el histérico por sus comedias sus mentiras y sus fabulaciones no cesa de falsificar sus relaciones con
los demás. Su existencia es una serie discontinua de escenas y aventuras imaginarias
3-Alteraciones sexuales: significa que su sexualidad está profundamente alterada. Las expresiones emocionales y
pasionales tienen algo teatral excesivo que contrasta con fuertes inhibiciones sexuales.

Personalidad Histérica:
1-La inconsistencia de la identificación y la unidad de la persona
2-Las tendencias a la represión de los acontecimientos reales en la trama de la existencia
3-Las tendencias a la falsificación de las experiencias
4-La inconsistencia de la persona: el yo del histérico es un yo que no ha conseguido organizarse conforme a una
identificación de su propia persona. En el histérico la máscara del personaje oculta completamente a la persona. Este
defecto de identificación al ideal de sí mismo proviene de un conflicto infantil de fase edípicas. Todo el conjunto de
la persona del histérico refleja esta falsedad y su sistema de organización se desarrolla construyendo un falso
personaje que vive una falsa existencia
5-La represión amnésica de acontecimientos reales: todo en su conducta y en su actitud testifica este deseo de
sustituir el ppio de realidad por el del placer y de la fantasía. El histérico es como un niño que no consigue constituir
la trama de su existencia, el orden cronológico de sus recuerdos. Así la neurosis aparece como una neurosis de
deseo, deseo de gustar, deseo de exhibirse, deseo de seducir, deseo de ofrecerse como un espectáculo. Estos deseos
guían todas las conductas de represión, separando o negando los acontecimientos de la historia personal
6-La falsificación de la existencia: el histérico no solo vive en un mundo de ficción por efecto de la represión de todo
lo que debería constituir la trama autentica de la vida de relación, sino que además no cesa de obtener beneficios
secundarios de su neurosis por una especie de erotización de la imaginación.

2 trilogías en la histeria:
1. INGENUIDAD, INFANTILISMO y SUPERFICIALIDAD. El sujeto histérico no sabe qué le pasa, la culpa es del otro, el
conflicto está afuera. Nada de lo que sucede tiene que ver con el sujeto
2. EXHIBICIONISMO, TEATRALIDAD y SEDUCCIÓN. Se muestra permanentemente, se hace ver y oír. Busca la forma de
captar la atención del otro. Busca ocupar un lugar en el deseo del otro, nada más que para dejarlo deseando.
Henry, plantea que los síntomas en la histeria han sido muy sensibles a las épocas, se han modificado con la historia,
por lo que va variando y adoptan otras formas; pero lo que nunca ha variado es esta estructura de personalidad, que
se ha mantenido constante en el tiempo.

CUADRO CLÍNICO DE LA HISTERIA (GRUPO DE SÍNTOMAS)


1. PAROXISMOS, CRISIS Y MANIFESTACIONES AGUDAS
Gran ataque histérico (tiene 5 periodos). Pueden suceder los 5 períodos completos o de manera abortada:
1er FASE: PRODROMO: Llamada también auras histéricas. Dolores ováricos, palpitaciones, trastornos visuales,
imposibilidad de tragar. Sucede sin intencionalidad consciente.
2da FASE: EPILEPTOIDE:
TÓNICA: Con disminución de la respiración e inmovilización de todo el cuerpo.
CLÓNICA: Pequeñas sacudidas, muecas, hasta terminar en grandes sacudidas generalizadas, que duran un tiempo, se
calman unos segundos y vuelven a iniciar.
3er FASE: CONTORSIONES O CLOWNISMO: Movimientos variados, de mayor amplitud. Se retuerce y se mueve en el
piso de diferentes formas. Puede acompañarse de gritos, y parece que el sujeto estuviera luchando con otro.
4ta FASE: TRANCE o ACTITUDES PASIONALES: El sujeto imita escenas violentas o eróticas. Se encuentra en pleno
sueño, como si estuviera viviendo esas imaginaciones, esas fantasías. No hay palabra, sólo representación.
5ta FASE: PERÍODO TERMINAL O VERBAL: Pareciera que el sujeto estuviera envuelto en una cuestión alucinatoria,
con gritos, frases, palabras y verbalizaciones que tienen que ver con la representación de los períodos anteriores.
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En Generalidades sobre el ataque histérico Freud describe al ataque histérico como la puesta en acto de una fantasía,
porque representa motrizmente una fantasía inconsciente. La formación es similar a la del sueño, por lo tanto, la
técnica de abordaje va a ser la misma utilizada para trabajar un sueño, porque hay posibilidad que el sujeto recuerde
y asocie para llegar a la fantasía inconsciente que ocasiona en el sujeto el síntoma. Entonces, el ataque histérico es
interpretable, aunque es más confuso y complejo que un sueño, porque no va a corresponder a una sola fantasía,
sino se va a tratar de varias.

2. SÍNDROMES FUNCIONALES DURADEROS


Inhibiciones de la función de algún aspecto que tenga que ver con la posibilidad del sujeto de relacionarse con otro.
-PARÁLISIS FUNCIONALES. Parálisis de un conjunto de movimientos que no le permite deambular o estar de pie, y
solamente está afectada esa función, y no los reflejos o la sensibilidad.
-PARÁLISIS LOCALIZADAS. De algún miembro. Es recortado y arbitrario con respecto a lo anatómico, y no se
acompañan de alteraciones en los reflejos ni el tono muscular. Son caprichosas y paradójicas.
-CONTRACTURAS Y ESPASMOS. Contractura, espasmos oculofaciales.
-ANESTESIAS. Son anestesias recortadas, pérdida de sensibilidad de un sector.Relacionado a lo táctil, lo térmico, la
sensibilidad, pero son recortadas por la fantasía.
-TRASTORNOS SENSORIALES. Ceguera, sordera, pérdida de algún sentido sin causa orgánica.

3. MANIFESTACIONES VISCERALES: Síntomas que tienen que ver exclusivamente con lo orgánico del sujeto.
-ESPASMOS. Referentes a lo digestivo, como el bolo histérico. Nauseas, vómitos, constipaciones, retención urinaria,
vaginismo. Para Henry el asma entra dentro de este grupo como un síntoma histérico.
-TRASTORNOS TRÓFICOS GENERALES. Enlentecimiento de los procesos metabólicos que se reducen en extremos,
que alguien deje de comer,de tomar líquidos.

Cuando Freud estudia la histeria descubre que en realidad hay un núcleo patógeno, y que el material inconsciente se
estratifica. De lo que se trata el psicoanálisis es poder develar el material inconsciente venciendo las resistencias.
Cuanto más me acerco al núcleo patógeno, más se elevan las resistencias. Para esto uno no puede ir de manera
lineal al núcleo, porque tiene varias ramificaciones. Esto lo lleva a plantear el concepto de sobredeterminación, que
es que existen varias representaciones condensadas en un solo síntoma, por lo que la cura sintomática no sirve.

FRAGMENTO DE ANÁLISIS DE UN CASO DE HISTERIA (CASO DORA)


Cuadro Clínico: Paciente: Dora, de 18 años. Familia compuesta por sus padres y un hermano un año y medio mayor
que ella. La persona dominante era el padre, un gran industrial con una situación material muy holgada. Dora estaba
apegada a él con particular ternura. Esta ternura se había acrecentado por las numerosas y graves enfermedades
que el padre padeció desde que ella cumplió 6 años.
No conocí a la madre. De acuerdo con las comunicaciones del padre y Dora, me formé una idea que era una mujer
de escasa cultura, poco inteligente. Esta concentró todos sus intereses en la economía doméstica, y así ofrecía el
cuadro de la “psicosis del ama de casa”. La relación entre madre e hija era desde hacía años muy inamistosa.
Dora presentaba ya a la edad de 8 años síntomas neuróticos. Hacia los 12 años le aparecieron migrañas y ataques de
tos nerviosa. Cuando entró en tratamiento conmigo, a los 18, tenía esa tos de nuevo. Esta enfrentaba hostilmente a
su padre y no se entendía con su madre. Buscaba evitar el trato social. Un día sus padres se horrorizaron al hallar
sobre el escritorio una carta en la que se despedía de ellos porque ya no podía soportar más la vida.
He visto abundantes casos de histeria y en ninguno eché de menos aquellas condiciones psíquicas: el trauma
psíquico, el conflicto de los afectos y la conmoción en la esfera sexual.
La flia.de Dora había entablado íntimaamistad con un matrimonio, los K. La Sra. K lo cuidó al padre durante su
enfermedad y el Sr. K siempre se había mostrado muy amable con Dora.Durante un verano que compartieron juntos,
Dora le contó a sus padres que el Sr. K, durante una caminata por el lago, había osado hacerle una propuesta
amorosa; hecho que el Sr. K negó diciendo que la muchacha sólo mostraba interés por asuntos sexuales por haber
leído el libro “Fisiología del amor”, imaginando la escena. El padre le creyó al Sr. K.
Dora me comunicó una vivencia anterior con el SR. K mucho más apropiada para producir el efecto de un trauma
sexual. Tenía entonces 14 años. EL Sr. K se encontraba sólo en su negocio con Dora; este estrechó de pronto a la
muchacha contra sí y le estampó un beso. Dora sintió un violento asco, rechazándolo y corriendo hacia la calle. No
obstante, el trato con el Sr. K prosiguió; ninguno de los dos aludió nunca a esa escena, en la cual, la conducta de
Dora ya es totalmente histérica. Yo llamaría histérica a toda persona, sea o no capaz de producir síntomas
somáticos, en quien una ocasión de excitación sexual provoca sentimientos de displacer.
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En Dora se produjo un desplazamiento de la sensación. En lugar de una sensación genital, le sobreviene el asco, que
corresponde al síntoma de represión de la zona erógena de los labios.
Esta escena, además, había dejado tras sí otra secuela: Decía que seguía sintiendo la presión de aquel abrazo sobre
la parte superior del cuerpo. Opino que durante el apasionado abrazo ella no sintió el beso sobre sus labios, sino la
presión del miembro erecto contra su vientre. Esta percepción fue reprimida y sustituida por la inocente sensación
de la presión en el tórax; otro desplazamiento del sector inferior al sector superior del cuerpo.

Para Dora no había ninguna duda de que su padre había entablado en la Sra. K, una vulgar relación amorosa. Los
reproches que Dora dirigía a su padre estaban enfundados. Tenía razón en que su padre no quería aclararse la
conducta del Sr. K hacia ella para no ser molestado en su propia relación con la Sra. K. Pero ella había hecho
exactamente lo mismo, haciéndose cómplice de esta relación, encubriendo las relaciones del padre con la Sra. K.
Nunca iba a verla cuando sospechaba que su padre estaba ahí y cuidaba a los niños alejándolos de allí.
El Sr. K estaba de viaje durante una parte del año y cada vez que regresaba hallaba doliente a su mujer: era la
presencia del marido lo que hacía enfermar a la mujer para sustraerse de unos deberes conyugales. Para ese
entonces, Dora había presentado gran cantidad de ataque de tos con afonía. Le pregunté la duración de los ataques
y dijo de 3 a 6 semanas. Las ausencias del Sr. K eran también entre 3 y 6 semanas. Por tanto, con sus enfermedades
ella demostraba su amor por K, así como la mujer de este le demostraba su aversión.
La afonía de Dora admitía la siguiente interpretación simbólica: cuando el amado estaba lejos, ella renunciaba a
hablar; el hacerlo había perdido valor, pues no podía hablar con él. En cambio, la escritura cobraba importancia
como el único medio por el cual podía tratar como el ausente.
Todo síntoma histérico no puede producirse sin cierta transacción somática brindada por un proceso normal o
patológico en el interior de un órgano del cuerpo. Pero no se produce más que una sola vez si no posee un
significado. El síntoma histérico no trae consigo este sentido, sino que le es prestado, es soldado con él y en cada
caso puede ser diverso de acuerdo con la naturaleza de los pensamientos sofocados que pugnan por expresarse.
El síntoma es en la vida psíquica un huésped mal recibido. Al comienzo no cumple ningún cometido útil dentro de
la economía psíquica, pero lo obtienen secundariamente; una corriente psíquica cualquiera halla cómodo servirse
del síntoma y entonces este alcanza una función secundaria y queda anclado en la vida anímica.Sin duda, el
estado de enfermedad es obra de un propósito. Los estados patológicos se hallan destinados a cierta persona, de
suerte que desaparecen cuando esta se aleja.

Como las acusaciones contra el padre se repetían con monotonía, y al hacerlas ella tosía continuamente, tuve que
pensar que ese síntoma podía tener un significado referido al padre. Según una regla que yo había podido
corroborar, un síntoma corresponde a la figuración de una fantasía sexual.Cuando insistió otra vez en que la Sra. K
sólo amaba al papá porque era “einvermögender Mann” (un hombre de recursos), noté que detrás de esa frase se
ocultaba su contraria: que el padre era “einunvermögender Mann” (un hombre sin recursos, impotente). Dora sabía
que había más de una fuente de satisfacción sexual (la succión del miembro viril, sexo oral), por lo que con su tos
respondía al estímulo de un cosquilleo en la garganta y así se representaba una situación de satisfacción sexual. Un
hecho proporcionaba en ella la precondición somática para la creación autónoma de una fantasía que coincide con el
obrar de los perversos: en su infancia había sido una chupeteadora.

En el caso de Dora, la incesante repetición de los mismos pensamientos acerca de la relación entre su padre y la Sra.
K puede llamarse hiperintenso. A pesar de su carácter en apariencia correcto, resulta patológico ya que no puede ser
destruido ni eliminado por más esfuerzos conceptuales consientes y deliberados que se haga. Este refuerzo
hiperintenso de pensamiento debe su refuerzo a lo inconsciente. Este último es casi siempre su opuesto directo. Los
opuestos siempre están enlazados estrechamente entre sí, y a menudo apareados de tal suerte que uno de los
pensamientos es consiente con hiperintensidad, pero su contraparte está reprimida y es inconsciente. Esta
constelación es resultado del proceso represivo. La represión a menudo se produjo por el esfuerzo desmedido del
opuesto del pensamiento que se reprimía. A esto lo llamo refuerzo reactivo, y llamo pensamiento reactivo al que se
afirma en lo consiente con hiperintensidad y se muestra indestructible a la manera de un prejuicio.
Dora sentía y obraba como una mujer celosa, tal como se lo habría esperado de la madre. Si hemos colegido con
acierto la fantasía referida a una situación sexual que estaba en la base de su tos, ella ocupaba en esa fantasía el
lugar de la Sra. K. Por tanto, se identificaba con las dos mujeres amadas por el padre: con la que amaba ahora y
con la que habría amado antes. Se sentía inclinada hacia su padre pues estaba enamorada de él. Cuando apareció
la Sra. K, fue Dura, y no su madre, la suplantada de su posición.
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Tras el itinerario de pensamientos hipervalentes que la hacían ocuparse de la relación de su padre con la Sra. K,
escondía una moción de celos cuyo objeto era esa mujer; una moción que sólo podía basarse en una inclinación
hacia el mismo sexo. Ej., la amistad apasionada con una compañera del colegio. La corriente homosexual a menudo
se seca después; pero cuando no se obtiene la dicha en el amor por el hombre, es despertada de nuevo por la libido
en años posteriores y acrecentada con diversos grados de intensidad.
En mujeres histéricas cuya libido dirigida al hombre ha experimentado una sofocación enérgica, por regla general,
hallamos reforzada vicariamente, y aún consiente en parte, la libido dirigida a la mujer. Cuando Dora hablaba de la
Sra. K, solía alabar su cuerpo deliciosamente blanco con un tono más de una enamorada que el de una rival vencida.
Cuando Dora presentó su acusación contra el Sr. K. y este sacó a relucir que la muchachaleia libros que incentivaban
su sexualidad, comprendió que fue la Sra. K la que la había traicionado y denigrado.
EL hipervalente itinerario de pensamientos de Dora, que la hacía ocuparse de la relación de su padre con la Sra. K,
no estaba destinado sólo a sofocar el amor por el Sr. K., sino que también debía ocultar el amor por la Sra. K.
Dora decía sin cesar, que su padre la había sacrificado a esa mujer, hacía ver ruidosamente que no la dejaría
poseer al papá y de ese modo se ocultaba lo contrario: que no dejaría al papá poseer el amor de esa mujer, que no
le perdonaba a la mujer amada el desengaño que le causó con su traición. Esas corrientes de sentimientos
varoniles han de considerarse típicas de la vida amorosa inconsciente de las muchachas histéricas.

PRIMER SUEÑO: “Hay fuego en casa. Mi padre ha acudido a mi alcoba a despertarme y está en pie al lado de mi
cama. Me visto a toda prisa. Mamá quiere poner aun en salvo el cofrecito de sus joyas. Pero Papá protesta: “No
quiero que por causa de su cofrecito ardamos los chicos y yo”. Bajamos corriendo. Al salir a la calle me despierto”.
Dora no recuerda cuando comenzó su sueño, pero soñó tres noches seguidas durante su estancia en la localidad del
lago. Luego volvió a tenerlo durante unas noches en Viena.
Freud plantea que todo sueño es un deseo al que se figura cumplido. Cuando se trata de un deseo reprimido, la
figuración es encubridora.
Según Freud el sueño había sido una reacción al suceso de Dora y el señor K, en el lago. Luego del paseo, Dora se
recostó en el sofá de la habitación del matrimonio; cuando despierta ve a K de pie junto al sofá (como en el sueño,
su padre al lado de la cama). Para evitar esto le pide a la señora K la lleva de su habitación y a la mañana siguiente
cerro la habitación mientras se vestía. Pero a la hora de la siesta cuando quiso volver a hacerlo, no encontró la llave y
culpa de eso al señor K.
K le había regalado a Dora un cofrecito (denominación de los genitales femeninos). Freud interpreta que Dora,
ante el obsequio del señor K, teme caer en la tentación de retribuírselo (deseo reprimido), de manera que se
refugia en el antiguo amor por su padre. Es así que convoca al amor infantil por el padre como protección contra la
tentación actual, el deseo inconsciente infantil intenta realizar en el presente a través del sueño.
Con respecto al cofre, vemos que la madre de Dora era aficionada a las joyas, que le regalaba el padre de Dora. Una
vez, el padre le regala una pulsera que a ella no le gustó ya que quería unos aros en forma de gotas, entonces Dora
afirma que ella seguramente la hubiese aceptado. Aquí Freud interpreta que Dora estaría dispuesta a dar a su padre
lo que su madre le negaba.
Freud relaciona el sueño con la enuresis que tenían Dora y su hermano cuando niños, el contenido del sueño
responde a una escena infantil. Relaciona la situación de masturbación infantil, plantea que los síntomas histéricos
casi nunca se presentan mientras los niños se masturban, sino cuando dejan de hacerlo. El síntoma pasa a ser un
sustituto de esa satisfacción. Así sería como aparecen en Dora los primeros síntomas.
Es posible que Dora haya espiado a sus padres, y con la coexcitación, Dora haya sustituido su inclinación a la
masturbación por la angustia. Al estar el padre ausente, a la niña enamorada se le repitió aquella impresión como un
ataque de asma.
Para Freud Dora tendría una fantasía referente a la enfermedad, en la cual su padre enfermo habría contagiado a su
madre, y luego a ella, de manera que la tos sería una imitación de la que sufre su padre (sentimientos de culpa del
padre por la enfermedad). Freud plantea que debió existir una tos real, la cual se fijó por afectar una zona erógena
de fuerte significación. Con la escena del lago, la libido se volcó nuevamente hacia el padre, con lo que el síntoma
adquiere un nuevo significado: la figuración del comercio sexual con el padre en la identificación con la señora K.

SEGUNDO SUEÑO: “Voy paseando por una ciudad desconocida y veo calles y plazas totalmente nuevas para mí.
Entro luego en una casa en la resido, voy a mi cuarto y encuentro una carta de mi madre. Me dice que habiendo yo
abandonado el hogar familiar sin su consentimiento no había ella querido escribirme antes para comunicarme que
mi padre estaba enfermo. Ahora ha muerto, y si quieres puedes venir. Voy a la estación y pregunto una cien veces
“¿Dónde está la estación? Me contestan siempre lo mismo: “cinco minutos”. Veo entonces ante mí un bosque muy
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espeso. Penetro en él y encuentro a un hombre al que dirijo de nuevo la misma pregunta. Me dice: “todavía dos
horas y media”. Se ofrece a acompañarme. Rehúso y continuó andando sola. Veo ante mí la estación, pero no
consigo llegar a ella y experimento aquella angustia que siempre sufre en estos sueños que nos sentimos como
paralizados. Luego me encuentro ya en mi casa. En el intervalo debo haber viajado en tren, pero no tengo la menor
idea de ello. Entro en la portería y pregunto cuál es nuestro piso. La criada me abre la puerta y me contesta: su
madre y los demás están en el cementerio. En una plaza veo un monumento”.
Según Freud las imágenes de nuevos paisajes desconocidos, se deben a la estimulación de las fotografías de un
álbum que le habían obsequiado a Dora para navidad. El mismo día del sueño Dora lo saca para mostrárselo a unos
parientes, ella lo guardaba en una caja con otras fotografías y le pregunta a su madre: “¿Dónde está la caja?” Y en el
sueño Dora pregunta “¿Dónde está la estación?”
Con respecto a la carta, Freud le hace notar a Dora la relación con su nota de suicidio. En ambas notas, ella
abandonaba a sus padres, ocasionando una pena grande en su padre y quedando vengada del mismo.
Por otra parte, tras la 1° situación del sueño se oculta la fantasía de desfloración. Dora recuerda que en la escena del
lago, ella quiere regresar rodeando el lago y le pregunta a un hombre cuanto tardaría en llegar a lo que respondió
“Dos horas y media” como en el sueño. El bosque del sueño era idéntico al de las orillas del lago.
Luego Dora recuerda otro fragmento del sueño “Voy tranquilamente a mi cuarto y me pongo a leer un libro muy
voluminoso que encuentro encima de mi escritorio”. Esto demuestra que al estar sola en su casa ella puede ver
cualquier tipo de libro, incluso lo de anatomía humana.
Aparece como nuevo elemento, relacionado a las lecturas de la infancia el hecho de que su primo había tenido una
apendicitis, por lo cual Dora averiguo en una enciclopedia los síntomas de la enfermedad. Nueve meses después de
la escena del lago, Dora sufre una supuesta apendicitis, que deja como secuela dificultades para caminar (arrastre el
pie derecho). Freud plantea que la neurosis se apropió de la enfermedad para usarla como una de sus
manifestaciones, Dora tuvo una enfermedad por la lectura de un artículo de embarazo. Por lo tanto, la apendicitis
nueves meses después fue la fantasía de un parto.
Este es, según Freud, el sueño de la curación. Ya que en él Dora se abre a otros amores.
Freud descubre que el motivo por el cual Dora sintió asco fue por verse tratada de mismo modo en que el señor K
trato a una institutriz con la que había tenido una aventura y había despedido. Sintió ser tratada como si fuera del
servicio. Este hecho es interesante porque la propia Dora, debido a la transferencia, se venga en Freud del señor K,
abandonando el tratamiento. Freud realiza una contratransferencia y la identifica con una vieja institutriz odiada por
él y se venga dejándola ir sin haber terminado el tratamiento.
Los Bauer tenían una institutriz a la que Dora tenía mucho afecto, hasta que la encontró como rival por estar
enamorada de su padre he hizo que la echaran. Eso hizo pensar a Dora que ella se comportaba del mismo modo con
los hijos del señor K.
Más adelante Freud postula que Dora sentía una inclinación por el mismo sexo, de manera que era la señora K, a
quien quería. Plantea que en neuróticos se observa una fuerte disposición homosexual, debido a que la inclinación
hacia los hombres está fuertemente reprimida, por lo que la corriente homosexual está mas reforzada.
Ella y la señora K estaban muy unidas hasta que su padre ocupo su lugar. Cuando Dora habla de la señora K habla de
“su cuerpo deliciosamente blanco” parece más una enamorada que una rival vencida. Quien realmente había
traicionado a Dora era la señora K.

“¿QUE QUIERE EL SUJETO HISTÉRICO?”- LUTEREAU


La histeria implica dirigirse al Otro en función de una elaboración de saber. Así, por ej., un síntoma fundamental de la
histeria son los celos. Las preguntas (¿Qué le viste?, ¿Qué tiene que no tenga yo?) están menos orientadas a la
confirmación amorosa que a la demostración de ese intercambio por el cual se prefiere un saber sobre el deseo a la
realización del mismo.
En el interrogante de la feminidad “¿Qué es una mujer?”, la histérica busca responder a esta inquietud a través de su
acoso a alguna figura de la Otra. La Otra tiene una función propia en la histeria por su papel en el sostén del deseo.
La histérica interroga el enigma de la feminidad a través de un deseo masculino (o mejor dicho fálico): Su interés en
el objeto de su deseo está subtendido por aquello a lo que apunta, el objeto de deseo tiene el valor como signo de lo
que vela, el deseo que apunta a la feminidad. A Dora le cabría el lugar de la falta, al señor K de objeto y a la Sra. K el
lugar del Otro.
La histérica prefiere el signo del deseo a la realización del deseo, con el resultado de la insatisfacción del deseo. Ese
interés que Dora requiere implicaría que la Sra. K “algo tiene” y en esa relación quedaría suspendido su deseo. El Sr.
K es el término último de su identificación, el objeto de su amor…pero no de su deseo, por lo cual queda reducido al
requerimiento constante de la prueba amorosa.
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El síntoma se dice de muchas maneras. En Dora, el asco, la afonía y la tos serán el hilo conductor para elucidar el
nudo íntimo de la histeria en función de su posición respecto de goce, el amor y el deseo. El asco que sintió Dora al
ser besada por el Sr. K, delimita el modo en que la histérica se posiciona respecto del goce. Es un rostro habitual de
la histeria objetar toda satisfacción que provenga del Otro.
¿De dónde se desprende la afirmación teórica de que detrás de todo reproche hay un autorreproche? O como plantea
Lacan ¿Cuál es tu propia parte en el desorden del que te quejas? Freud advierte que cada vez que Dora se queja del
padre, le atribuye a éste motivos que muy bien podrían aplicarse a ella:
-por un lado, que el padre sólo vería la parte de la realidad que más le convenía y no buscaba aclararse la conducta
con el Sr. K, cuando Dora había hecho lo mismo en la medida en que se había vuelto cómplice de la relación de su
padre con la Sra. K. (le cuidaba los hijos cuando estos estaban juntos).
-En función al segundo reproche dirigido al padre, el de utilizar las enfermedades para sacar provecho, cuando Dora
se presenta un día quejándose de dolor de estómago, Freud le pregunta “¿A quién copia usted en esto?”. En su
intervención Freud consigue en acto oponerse a la identificación imaginaria.
Con el síntoma de la afonía, Dora demostraba su amor por el Sr. K. Cuando el amado estaba lejos, ella renunciaba a
hablar; el hacerlo había perdido valor, pues no podía hablar con él. “Amar a distancia”, he aquí la fórmula breve de
una diversidad de manifestaciones del amor en la histeria. La histérica testimonia que el amor requiere de esa
ausencia que instaura la palabra; el amado de la histérica siempre debe estar un poco ausente para cumplir con su
papel (ya sea porque aquella se siente aplastada, necesita extrañar).
El síntoma de la tos estaba referido al padre. Este padre no tenía recursos como hombre, era impotente. EL Otro de
la histérica siempre campea entre la omnipotencia y la impotencia, es decir, es otro fuerte que abusa de su fuerza
para frustrar y humillar al sujeto o bien es débil y al requerir compasión, somete al sujeto por la piedad que produce.
El síntoma remite al modo en que Dora se sirve del padre como una referencia para dar cuenta del deseo; la versión
del padre de Dora es requerido por el deseo que se le supone, Si la Sra. K tiene un valor para Dora, este radica en ser
el signo del deseo del padre que puede desear a pesar de su impotencia. Por eso el Otro de la histeria no es una
forma idealizada, sino que es, como dice Lacan, el “amo castrado”, es una versión del Otro que interesaría más por
su deseo que por su ley. Su síntoma responde a ese síntoma del padre, que es la pregunta por la causa de su deseo
en una mujer (que no es la madre). En este síntoma se recorta también cuál es la posición privilegiada que podría
tocar al Otro de la transferencia: la del seductor frente al cual la histérica se posiciona de forma pasiva.

Desde un comienzo, Freud se obstina en hacerle reconocer a Dora el objeto de su deseo. Pero no se trata de que
Dora estuviese enamora de la Sra. K, no debe ser entendida en términos de elección de objeto, sino que debe
apreciarse que Freud descubre la orientación clínica del tratamiento de la histeria, esto es, el lugar que la Otra,
sostenida desde el deseo del padre, ocupa como enigma de la feminidad. Si algo enseña la histeria al psicoanálisis es
que el objeto del deseo no es su causa. “¿Cómo es que una mujer causa un deseo?”, he aquí la pregunta que la
histérico formula con su síntoma cuando rechaza complacer a la satisfacción; a pesar de separar la causa del deseoy
el objeto que lo podría satisfacer, no deja de fingirlos sintomáticamente en su respuesta defensiva ante el Otro.

SEMINARIO 4 CLASE 8: DORA Y LA JOVEN HOMOSEXUAL - LACAN


En el caso Dora, todo el problema gira alrededor de la dama, la Sra. K, y es el padre quien la introduce.
Dora le indica a Freud el reclamo del afecto de su padre que, según ella, le fue arrebatado por la relación en
cuestión. Freud entonces le pregunta “¿Acaso no es algo en lo que usted misma ha participado?” En efecto, Dora se
había mostrado mucho más que complaciente con esta situación singular; en realidad había sido su pieza clave,
había protegido los apartes de la pareja del padre y la dama. Incluso tiene una relación muy especial con la dama,
que resulta ser su confidente.
Estructura de las histéricas: la histérica es alguien cuyo objeto es homosexual. Aborda este objeto homosexual por
identificación con alguien del otro sexo. La situación de Dora se entiende en la medida en que el yo de Dora ha
hecho una identificación con un personaje viril: el Sr. K. Por medio del Sr. K, en la medida en que ella es el Sr. K, es
como Dora está vinculada con el personaje de la Sra. K. Esta es muy importante porque es la pregunta de Dora.
Dora es una histérica, alguien que ha alcanzado la crisis edípica y que, al mismo tiempo ha podido y no ha podido
franquearla. Hay razón para ello: es que su padre es impotente. He aquí pues una ocasión propicia para destacar en
que consiste la función del padre en la relación con la falta de objeto que hace entrar a la niña en el Edipo.
El padre sirve para ser quien da simbólicamente ese objeto faltante. Aquí, en el caso de Dora no lo da porque no lo
tiene. La carencia fálica del padre atraviesa toda la observación como una nota fundamental, constitutiva de la
posición. Dora sigue muy vinculada con este padre de quien no recibe simbólicamente el don viril; tan vinculado que
su historia empieza exactamente a la edad de la salida del Edipo, con toda una serie de accidentes histéricos
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vinculados con manifestaciones de amor por ese padre que se presenta como un padre herido y enfermo. El amor
que Dora le tiene a este padre es en tal caso correlativo con su disminución.
Tenemos aquí una distinción muy clara: lo que interviene en la relación de amor, lo que se pide como signo de amor,
es siempre algo que sólo vale como signo y como ninguna otra cosa. No hay mayor don posible, mayor signo de
amor, que el don de lo que no se tiene. El principio del intercambio es nada por nada. Se da algo por nada. Lo que
constituye el don es que un sujeto da algo de forma gratuita, pues tras lo que da esta todo lo que le falta, el sujeto
sacrifica más allá de lo que tiene. Por ej., supongamos un sujeto cargado con todos los bienes posibles, todas las
riquezas, un sujeto que tenga el colmo de todo lo que se pueda tener. Pues bien, un don suyo no tendría en
absoluto el valor de un signo de amor.
Toda la situación se instaura como si Dora tuviera que plantearse la pregunta ¿Qué es lo que mi padre ama en la
Sra. K? La Sra. K se presenta como algo a lo que el padre puede amar más allá de ella misma. Dora se pregunta ¿Qué
es la mujer? Y eso porque la Sra. K encarna la función femenina, porque ella es para Dora la representación de algo
en lo que dicha función se proyecta como pregunta, como LA pregunta. La Sra. K es lo que es amado más allá de
Dora, y por eso la propia Dora siente interés por esa posición. La Sra. K es objeto de adoración por quienes la rodean
y, al fin de cuentas, Dora se sitúa con respecto a ella como participando de esta adoración.
Dora puede admitir que su padre ame en ella, y a través de ella, algo que está más allá: la Sra. K, pero para que el Sr.
K resulte tolerable en su posición, ha de ocupar la función exactamente inversa. A saber, que Dora sea amada por el
Sr. K más allá de su mujer, pero en la medida en que su mujer signifique algo para él. ¿Cuándo le da Dora una
bofeteada? No cuando el Sr. K la corteja o cuando le dice que la ama. Es en el momento en que le dice “Ella no
significa nada para mí”. El no dice que su mujer no es nada para él, dice que, junto a su mujer no hay nada.Si el Sr. K
sólo se interesa por Dora, significaría que su padre sólo se interesa por la Sra. K y entonces Dora no puede tolerarlo.

NASIO- CAP4: “EL EDIPO ES LA CUASA DE LAS NEUROSIS CORRIENTES Y MÓRBIDAS DEL HOMBRE Y LA MUJER”
Neurosis: es un sufrimiento psíquico provocado por la coexistencia de sentimientos contradictorios de amor, de
odio, de temor y de deseos incestuosos respecto de aquellas personas que uno ama y de quien uno depende.
Edipo: es la primera neurosis sana en la vida de un individuo; la segunda es la de la crisis de la adolescencia.

Dos grandes variantes del retorno neurótico del Edipo durante la edad adulta:
1- La neurosis corriente: es el conflicto que mantenemos con los seres que amamos porque continuamos
deseándolos. Es compatible con una vida social abierta y creativa, y es el resultado de una insuficiente
desexualización de los padres edípicos.
2- La neurosis mórbida o patológica: se manifiesta a través de síntomas repetidos que encierran al sujeto en una
soledad narcisista y enfermiza. Se trata de traumas singulares ocurridos en pleno periodo del Edipo. Traumas como:
- El abandono real o imaginario que provoca en el niño un inmenso desamparo, que dará lugar a la fobia.
- El maltrato (real o imaginario) que inflige al niño una dolorosa humillación. Esto provocará luego la obsesión.
- El intenso placer en virtud de un contacto demasiado sensual con el adulto del que depende provocará la histeria.
La fobia, la obsesión y la histeria son diferentes modos en que el Edipo retorna traumático durante la edad adulta.
Estas tres categorías de neurosis nunca aparecen aisladas y en estado puro, sino que se imbrican a la manera de una
neurosis mixta con mayor dominio de la fobia, histeria u obsesión.
La neurosis patológica es el retorno durante la edad adulta de la angustia de castración traumatizante, vivida
durante la infancia.

De todas las pasiones que subsisten en la vida de una mujer, la más perturbadora es el anhelo envidioso del Falo.
Puede resurgir violentamente durante la edad adulta y manifestarse:
-Mediante una aversión sexual histérica: la mujer continúa creyendo que no es digna de interés ni de amor y se
resigna a su suerte con amargura y tristeza. Se instala una repugnancia por la sexualidad, acompañada de una gran
soledad.“No tengo el Falo y estoy muy bien así”
- Por una actitud del carácter denominada “complejo de masculinidad”: la mujer sustituye la creencia de haber sido
castrada y de ser inferior por la creencia opuesta de estar armada del Falo. Se cree omnipotente, esgrime el Falo, lo
exhibe en una actitud de desafío. “Tengo el Falo y lo exhibo”
- otra variante es una próxima a la normalidad, se trata de la angustia: el temor de la mujer a ser abandonada por el
hombre que ama. Siempre siente el temor de verse privada del amor de su compañero. Para el hombre el Falo es
fuerza, para la mujer, amor. “Tengo el Falo-Amor, pero tengo mucho miedo de perderlo”

NASIO - CAP 5: “ARCHIPIÉLAGOS DEL EDIPO”


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No hay castración, sino amenazas de castración. La castraciones sólo el nombre de una angustia. Es la idea de un
peligro imaginario que se inventa un neurótico y que debe imperativamente apartar de sí. En el hombre se trata del
miedo a perder su potencia, y en la mujer, el miedo a perder el amor.

FIGURAS DEL PADRE EN EL EDIPO MASCULINO (el neurótico al mismo tiempo ama, teme, desea y odia al padre):
-El padre amado como un modelo ideal
-El padre temido como el que prohíbe y censura
-El padre deseado y temido como un seductor
-El padre odiado y temido como un rival
Figuras de la madre en el Edipo femenino:
- Tiempo Pre-Edípico: Madre provista de Falo, amada comofigura ideal. Y Madre deseada como un objeto sexual: no
sólo tiene el Falo, sino que es el Falo.
- Tiempo de la soledad: La hija culpa a la madre porque esta fue incapaz de dotarla del falo; y la madre pierde
entonces su omnipotencia y es dejada de lado.
- Tiempo del Edipo: La madre, como mujer deseosa de un hombre, es un modelo de identificación. Esta vuelve a ser
amada pero ahora como un ideal femenino, al mismo tiempo que es odiada como una rival.

FOBIA: es el resultado de la proyección de la angustia de castración al mundo exterior. El peligro interior,


representante del padre que prohíbe, se proyecta afuera para convertirse en un peligro exterior encarnado, por ej.,
por los animales. Se da una transformación de una angustia inconsciente en temor conciente.
HISTERIA: es ocasionada por el resurgimiento durante la edad adulta de la angustia infantil de ser seducido por uno
de los padres (en particular el del mismo sexo).
En el análisis, el psicoanalista (que hace las veces de padre), se convierte para el paciente en un seductor temible y
en una autoridad que hay que destituir. Freud fue el primero en chocarse contra este escollo que califico como roca
de castración, que no es otra cosa que la angustia de ser esclavo del padre y de perder su dignidad de hombre. Al
rebelarse, el histérico cree salvar su Falo (que nunca tuvo) de las mano de un tirano (que el analista nunca fue).
En el hombre la roca de la castración está marcada por la angustia, en la mujer está marcada por el anhelo envidioso.
Hombre y mujer neuróticos tienen una imagen desvalorizada de la mujer y una imagen sobrevalorada del Falo.
OBSESIÓN: resulta del desplazamiento de la angustia de castración que pasa del inconciente a la conciencia y se
cristaliza en un sentimiento de culpabilidad. Es frecuente que el obsesivo tenga necesidad de ser castigado y que se
agote en un goce estéril que podríamos llamar masoquismo moral.

HISTERIA: es un deseo sexual infantil vivido en la cabeza de un adulto cuyo objeto no es un hombre o una mujer sino
un ser fuerte o un ser débil. El histérico concibe a su pareja no como a un hombre o como a una mujer, sino como a
un ser castrado o todopoderoso.
El niño edípico sufrió la experiencia de haber sido superado por un placer erógeno demasiado intenso que se
apoderó de él. Su yo no supo contener la impetuosidad de un deseo enloquecedor ni asimilar el excesivo placer
resultante. Cuando el yo del niño es incapaz de integrar un impacto conmovedor de placer sexual, queda
desconcertado y condenado a revivir una y mil veces el mismo traumatismo. Es el placer y no el dolor lo que hace
sufrir al niño edípico, futuro histérico.
Secuencia de la formación de una neurosis: el elemento previo es la inmadurez del niño. EL trauma (1° tiempo) se fija
en una escena fantaseada de placer y dolor (2° tiempo). EL sujeto durante su vida adulta (3° tiempo) vuelve a
representar sin cesar esta escena que eterniza el trauma.
En lo que refiere a la mujer, la fantasía de seducción a menudo es la causa de las dificultades de su vida amorosa. La
mujer desea ser amada por un hombre, y al mismo tiempo, teme que el hombre la ahogue o, por el contrario, la
abandone. En la histérica, la angustia infantil de someterse al padre se ha transformado en una rebelión contra todo
hombre del que podría terminar dependiendo y la angustia de ser abandonada se ha transformado en fobia a amar.

TRES FIGURAS LACANIANAS DEL PADRE EN EL EDIPO: SIMBÓLICA, REAL E IMAGINARIA


-Primer tiempo del Edipo: el padre no está encarnado; es la figura abstracta de la Ley que preserva el mundo
humano del caos. Ese padre, la defensa contra la locura de los hombres y representado por el lengua humana, se
llama padre simbólico. El padre es la Ley tácita que el niño ignora.
- Segundo tiempo: El niño seduce a la madre y se ofrece a ella como si fuera su Falo. Aquí lo que cuanta es la persona
real del padre, es el padre real, agente separador que hace las veces de disyuntor entre la madre y el hijo, al prohibir
que uno tome al otro como objeto de su deseo.
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- Tercer tiempo: el niño se enfrenta al padre y lo hace respetando como ser todopoderoso, odiándolo como un rival
y envidiándolo como el poseedor del Falo, como el único poseedor de la madre. Ese padre respetado, odiado y
envidiado es elpadre imaginario. EL niño demandará a él su Falo; el padre se lo niega y esa negativa conlleva la
identificación del hijo con el padre. Ya que el niño no puede tener el objeto, se identifica con el portador del objeto.
La travesía del Edipo puede interpretarse como el encuentro de un niño con las tres figuras del padre simbólico, real
e imaginario: un padre que representa la Ley, otro que la hace respetar y el padre envidiado y resistido que tiene el
poder. He aquí las tres figuras paternas introyectadas que conjugadas formarán el superyó del varón.

LOS CUADROS CLÍNICOS BÁSICOS - SPILKA JAIME


Desde temprano Freud se ocupó en su obra de dos tipos diferentes de neurótico. Se abren dos líneas divergentes en
la nosología psicoanalítica:
- La primera queda englobada dentro del amplio cuadro de las psiconeurosis: histeria y obsesión
- La 2 queda incorporada al terreno de las denominadas neurosis actuales: neurastenia, N. de angustia e hipocondría
Esta primera clasificación comienza a complicarse cuando Freud amplia los conocimientos psicoanalíticos a las
psicosis y cuando expone la importancia de la estructura narcisista. En 1924 en Neurosis y Psicossis, Freud da a la
psicosis un status propio.
La clasificación hoy en día sería:
1- Psiconeurosis históricas o transferenciales: a- Histeria; b- Neurosis obsesiva
2- Neurosis actuales: a-Neurastenia; b-Neurosis de angustia; c-hipocondría neurótica
3- Psicosis: a-Esquizofrenia y paranoia; b-Maníaco-depresiva

Diferentes variaciones a lo largo del tiempo ha ido sufriendo la clasificación anterior. Así se fueron incorporando
ideas y aportes de otras áreas, como la Teoría de la Comunicación, enunciado por D. Liberman. El enfoque particular
semiótico que realiza este autor tiene por finalidad evidente la revaloración y ubicación de la base empírica
psicoanalítica en el diálogo de la situación analítica, es decir, en las palabras mismas del paciente y el analista.
Liberman intenta una clasificación psicopatológica que toma en cuenta las tres esferas básicas enel estudio del
lenguaje: la sintáctica, la semántica y la pragmática:
- Así nos encontraríamos con pacientes con perturbaciones a predominio pragmático, es decir en el uso del lenguaje.
-Con pacientes con perturbaciones a predominio semántico, en el significado deformado que le atribuyen al
psicoanálisis y a la función psicoanalítica.
- Pacientes con perturbaciones a predominio sintáctico, es decir en la articulación correcta y completa de los
enunciados, los que construyen defectuosamente por obra primordial de la represión.

Psiconeurosis: Trastornos psicógenos que producen síntomas o inhibiciones, que se organizan alrededor de la
angustia como su núcleo esencial. Estos síntomas y esta angustia guardan una relación simbólica directa con las
diferentes vicisitudes del enfrentamiento con el C. de Edipo. Siendo expresión de un conflicto entre el Yo y el Ello, la
realidad externa se muestra relativamente poco comprometida. La realidad no es modificada activamente sino más
bien evitada, temida, controlada mágicamente.

NEUROSIS ACTUALES: Las características de las neurosis actuales son:


a) La provocación de la enfermedad reside en un factor actual; es decir que el trastorno reside en un trauma infantil
que provocó una particular defensa dentro del sujeto y estanca su libido, sino a un mero acontecer mecánico ligado
a la mala descarga de energía sexual somática o a un déficit de producción de la misma.
b) Los síntomas de la enfermedad no tienen tampoco ningún contenido psíquico, ya que no están enlazados a
ninguna representación, no contienen ninguna partícula de pensamiento simbolizado
c) La curación no consiste en el levantamiento de la represión de un recuerdo, sino en una indicación higiénica,
profiláctica, ligada a la conducta sexual manifiesta del paciente.
Dentro de estas neurosis, un cuadro central corresponde a la neurosis de angustia. Freud explicaba así la
etiopatogenia del cuadro: la energía sexual somática no se transformaba suficientemente en deseo psíquico sexual y
por lo tanto no podía haber una adecuada descarga placentera. La descarga inadecuada producía estancamiento de
la energía sexual somática que se manifestaba como angustia. La angustia en sus manifestaciones cardíacas o
respiratorias podía ser entendida como la descarga efectiva que normalmente acompaña al coito cuya indebida
realización y satisfacción reproducía en forma de angustia las características que de otro modo hubieran sido
acompañadas de placer.
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Importa diferenciar la neurosis de angustia de la histeria de angustia. Mientras la primera es una actual neurosis, la
segunda es una psiconeurosis, con un contenido psíquico reprimido en el cual se origina la ansiedad y cuya solución
se logra sólo a través del levantamiento del material reprimido.

LAS PSICONEUROSIS
La HISTERIAes la psiconeurosis de la cual Freud primero se ocupó. La defensa básica de la histeria es la represión y el
punto de fijación fundamental es la fase fálica. Cuando hablamos de fase fálica nos referimos al complejo de Edipo,
la angustia de castración y toda laproblemática de inscribir al sujeto como ser sexuado en el mundo del deseo y del
placer.
La primera y principal consecuencia de la represión es la amnesia. De esta represión pueden surgir además otras
características en relación con los otros:
- Desexualización: el sujeto histérico muestra una ingenuidad irritante desexualizando situaciones que para el común
de los sujetos están colmadas de significación erótica frente a las cuales se muestra indiferente.
- Pansexualización: muestra una erotización exagera en donde el más mínimo gesto, el mínimo acto aparece
cargado de un significado sexual que lo pone en guardia.
Un rasgo típico del histérico es su respuesta ambigua al comportamiento de los otros. Jamás se complace o satisface
y los que lo rodean viven un sinfín de malentendidos en donde cualquier actividad es rechazada y crea conflictos.
Es muy difícil discriminar los fenómenos resultantes de la represión y los resultantes de su fracaso. El fracaso de la
defensa hace surgir antes que nada en primer plano a la ansiedad que está siempre allí como contraseña de la
amenaza y del peligro de castración. Así, se abren dos caminos: el de la histeria de angustia (fobia) y el de la descarga
de la representación original que se transforma en una inervación, dando lugar a la histeria de conversión.
La conversión es una alteración funcional de los órganos que puede afectarlos tanto en el área motora como
sensorial (convulsiones, parálisis, cegueras). Un grupo de representaciones quedan expresadas en una inervación
somática. Al no poder hablarse de ellas, el cuerpo habla con su código y su lenguaje particular. Es un lenguaje
inscripto en la biografía singular de un sujeto particular. La conversión da sentido al enganche de la mente al cuerpo;
es como cuerpo significante, como cuerpo que habla y expresa un sentido. Son dos los requisitos para que se logre
una conversión:
1. La erogeneidad: cuando la función ligada a la erogeneidad toma el comando de la función biológica habitual, ésta
se pierde y el órgano en lugar de servir para instrumentar la necesidad, se subvierte y transforma en vehículo de una
fantasía ligada al deseo sexual.
2. La introversión de la libido: es necesaria una sobrecarga de los objetos y representaciones de la fantasía frente a la
limitación con los objetos reales.

CARÁCTER HISTÉRICO:
1- Ingenuidad: se liga a la desexualización y a la pansexualización. El sujeto tiene conductas llamativas o seductoras a
las que por otro lado ignora o se sorprende cuando el otro reacciona.“Yo no sé nada de esto, no tengo la culpa”.
2- Actitud mitomaníaca: crea ficciones. Alude siempre a haber sido tratado mejor de lo que se lo trató negando así
la exclusión, los celos, el dolor frente a la pareja , el odio y la castración, o por otro lado, contar que se lo trató pero
de lo que en realidad fue para obtener gratificaciones e indemnizaciones.
3- Credulidad y sugestibilidad: el otro es idealizado, engrandecido, ocupando muchas veces el lugar de un ideal del
yo. Aparece así la fácil creencia de que el otro tiene el falo y lo puede dar.
4- Superficialidad: el sujeto puede ser conciente de su seducción y flirtear y cortejar, pero de tal modo que todo
queda prontamente deshecho y no se llega más allá que a las palabras mismas o a actos que quedan muy disociados
del resto de la persona.
5- Exhibicionismo: existe la tendencia a jugar un rol en el cual el otro queda sorprendido mirando y envidiando algo
que el sujeto posee. “Te condeno a que me mires y no me tengas”
6- Rasgos fálicos de carácter: la rivalidad exagerada, la competencia constante, la ambición desmedida, la tendencia
al pensamiento incisivo, el deseo de mando y posesión.
7- Conducta teatral: necesidad de dramatizar en el cuerpo, buscando al espectador como tercero excluido,
admirativo y celoso a la vez.
8- Capricho y volubilidad: fantasías de venganza sobre el objeto del cual se demanda el falo o que lo demanda de
uno. “Te tengo y te dejo cuantas veces quiero y te hago depender de mi como necesité depender de tu falo.
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La HISTERIA DE ANGUSTIA puede enlazarse a una o varias representacionesparticulares que se deben evitar dando
así lugar a las fobias. Al revés de la histeria de conversión, donde la somatización expresa el deseo, en las fobias, el
deseo y la defensa frente al mismo se juega en otro espacio: en el mundo exterior.
Nos encontramos con los siguientes pasos:
a) Fracaso de la represión
b) Incremento de la ansiedad frente a este fracaso
c) Proyección del conflicto al mundo exterior
d) Evitación de esa percepción peligrosa
Así, ser un fóbico es esencialmente evitar lo que se colocó en el mundo externo para escapar de una situación
intolerable en el mundo interno.
Una figura particular y bastante propia de los cuadros fóbicos es la existencia de lo que se denomina “el
acompañante”, quien protege imaginariamente al sujeto contra los perseguidores internos y externos. No siempre
es manifiesto ni explícitamente un sujeto reconocido como tal. En múltiples ocasiones actúa de acompañante
alguien que no sabe que está usando a alguien como tal.

En la otra neurosis descripta por Fres, la NUEROSIS OBSESIVA, la represión cede su lugar jerárquico a la regresión. Se
trata de una regresión que pone en otra escena distinta al Complejo de Edipo, a la tarea de manejo y control y a los
diferentes intentos de satisfacer sus impulsos instintivos.
La regresión es va más allá de los objetos infantiles incestuoso, va hacia la fase libidinosa anterior denominada
sádico-anal. Un sujeto fijado sádicoanalmente siente que tener un coito es defecar al objeto, o que masturbarse en
forma manifiesta es poseer incestuosamente a la madre.
Los obsesivos evidencian una cierta actividad narcisista, en los rituales, ceremoniales, actos que indican
ciertocumplimiento en la fantasía de deseos unidos a objetos imaginariamente incorporados como propiedad.
Vemos como constante ente el propósito del obsesivo es la lucha contra la ambivalencia y los afectos. A diferencia
del histérico que evita representaciones pero que tiene una aparente hipermotividad, el obsesivo padece de un
exceso de representaciones pero desprovistas de la emoción que podrían darles sentido. No sólo controla a los
afectos sino también a su yo evitando la acción y bloqueando la motilidad. Así se dice que hay una regresión de la
acción al pensamiento que queda hipertrofiado, transformándose en contante duda, reflexión y cavilación.

DEFENSAS EN LA N. OBSESIVA:
- Formación reactiva:es una defensa estabilizada del Yo por la cual se pueden manejar y controlar a esas pulsiones
sádicas mediante apariencias de bondad y sociabilidad. La bondad reactiva o el orden y la limpieza reactivas surgen
directamente como lo contrario de los impulsos sádicos a atacar, desordenar y ensuciar.
- Pensamiento por omisión o elipsis: en el contenido manifiesto aparece un trozo de idea como idea obsesiva, sin
que aparezcan todas las ideas intermedias que quedan omitidas y expresan y ocultan al mismo tiempo la verdad que
debe quedar reprimida.
-Racionalización e intelectuación: en la racionalización se construye una teoría falsa para desconocer a otra
verdadera que queda encubierta. En la intelectuación, se conoce una teoría verdadera pero desprovista de sus
afectos. Así, la racionalización es una “mentira” llena de afecto, y la intelectuación es una “verdad” sin afecto.
-Desplazamiento: se pone énfasis en un objeto diferente y poco temido, alejando del conocimiento la
representación original significativa.

En cuanto las formas en que puede presentarse lo obsesivo podemos hablar de Ideas y representaciones obsesivas,
así como también de compulsiones obsesivas. Mientras que las representaciones, ideas, temores y autoreproches
obsesivos aparecen en el plano del pensamiento, los rituales, ceremoniales y actos obsesivos se dan el plano de la
acción motora.
El autoreproche obsesivo se apoya en tendencias sádicas. Mientras que el histérico es teatral, se representa que se
autoreproche y busca un público al cual seducir, por el contrario, elautoreproche obsesivo es más intenso, más
severo, No se busca tanto a un auditorio sino que no existe intención de aplacar a un perseguidor interno
caracterizado como superyó.
El histérico se autoreprocha como parte de la dramática edípica, actuando a algún personaje de sus deseos,
representando un papel. El obsesivo lucha constantemente contra un superyó incrementado en su sadismo que lo
acusa de su propia ambivalencia incrementada que amenaza con destruir a sus objetos y al cual intenta aplacar.
Cuando un obsesivo siente la compulsión a realizar una cierta acción, si se resiste queda prisionero de un ataque de
angustia. Así podríamos decir que su motilidad tanto queda bajo el dominio del yo como del superyó que en última
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instancia da las órdenes finales de la acción. El obsesivo no pierde el control sobre lo motriz pero por orden superyó
queda evitado el afecto de esta acción. Puede por ej., tener un largo coito sin sentirlo. La sensación de dominio y
control es puramente ilusoria ya que siempre se esconden mandatos y metas superyoicas.

UNIDAD 4 - NEUROSIS OBSESIVA


CASO “EL HOMBRE DE LAS RATAS” (1980)
Historial Clínico: joven que padece de representaciones obsesivas desde su infancia, pero con más intensidad desde
hace 4 años. Contenido principal de su padecer son unos temores de que les suceda algo a dos personas a quienes
ama mucho: su padre y una dama a quien admira. Además de sentir impulsos obsesivos y producir prohibiciones.
Su vida sexual ha sido en general pobre, el onanismo desempeño sólo un ínfimo papel a los 16 años. Afirma que su
potencia es normal. EL primer coito fue a los 26 años.
B.Sexualidad infantil: dice que su vida sexual comenzó muy temprano. A los 5 años, cuando la señorita Peter, una
gobernanta joven y bella yacía sobre el sofá, este le pidió permiso para deslizarse bajo su falta. Ella le permitió
siempre y cuando no le dijera a nadie. Le tocó los genitales y el vientre. Desde entonces quedó en él una curiosidad
ardiente por ver el cuerpo femenino.A los 6 años, había otra señorita en su casa, también joven y bella, que tenía
abscesos en las nalgas y al anochecer solía estrujárselos. El acechaba ese momento para saciar su curiosidad.
Ya a los 6 años padecía erecciones y una vez acudió a su madre para quejarse. Tuvo durante algún tiempo la idea
enfermiza de que los padres sabrían sus pensamientos.
Había personas por quienes sentía un urgente deseo de verlas desnudas. Pero a raíz de ese desear tenía un
sentimiento ominoso, como si por fuerza habría de suceder algo si yo lo pensaba, y debía hacer toda clase de
cosas para impedirlo.

Lo que nuestro paciente pinta de su 6 año no es sólo el comienzo de la enfermedad, sino ya la enfermedad misma.
Vemos al niño bajo el placer de ver, cuyo resultado es el deseo, que aflora siempre de nuevo y con mayor
intensidad cada vez, de ver desnudas a personas del sexo femenino que le gustan.
Junto al deseo obsesivo, un temor obsesivo se anuda estrechamente a aquel: toda vez que piensa algo así, es
forzado a temer que suceda algo terrible. El temor obsesivo rezaba “Si yo tengo el deseo de ver desnuda a una mujer,
mi padre tiene que morir”. El efecto penoso cobra la coloración de lo ominoso, su supersticiosa, y ya origina impulsos
a hacer algo para extrañarse de la desgracia. Vale decir:
Ante una Pulsión erótica una sublevación contra ella
Ante un deseo todavía no obsesivo un temor ya obsesivo que lo contraría
Ante un efecto penoso un esfuerzo hacia acciones de defensa

Neurosis

C. El gran temor obsesivo (2° sesión): “quiero empezar hoy con la vivencia..Ocurrió durante las maniobras militares.
Durante el alto tomé asiento junto a un oficial checo, quien contó haber leído sobre un castigo terrorífico aplicado en
Oriente: el condenado es atado y sobre su trasero es puesto un tarro dado vuelta, en este luego hacen entrar ratas
que penetraban el ano. En el momento me sacudió la representación de que eso sucede con una persona que me es
cara (la dama que el admira)”.
Cuando el capitán habló de aquel cruel castigo y le afloraron aquellas ideas consiguió no obstante defenderse de las
dos con sus fórmulas habituales: un pero acompañado por un movimiento de aventar algo con la mano, y el dicho
“¡que se te ocurre!”. Al mismo tiempo emergió en él otra idea; que el castigo recae también sobre su padre. Como
su padre ha fallecido hace muchos años, este temor obsesivo es muchísimo más disparatado que el primero.
Al atardecer del día siguiente, el mismo capitán le alcanzó un paquete llegado con el correo y le dijo “El teniente
primero A pagó el rembolso por ti. Debes devolvérselo a él”. Pero en ese mismo momento se le plasmó la sanción: no
devolver el dinero, de lo contrario sucedería la fantasía de las ratas con su padre y amada. Y según un tipo que le era
consabido, en lucha contra esta sanción se elevó enseguida un mandamiento a modo de juramento: “Tú debes
devolver al teniente primero A las 3.80 coronas”.
Por fin se topó con el teniente A, pero este rechazó el dinero observándole que no había pagado nada por él, sino
que fue el teniente B. Quedó entonces muy afectado, y se inventó este raro expediente: iría a la estafeta postal con
los dos señores A y B; allí A le daría a la señorita de la estafeta las 3.80 coronas, la señorita las daría a B, y él, de
acuerdo con su juramento, devolvería a A las 3.80 coronas.
Entonces llegó a la estación ferroviaria y se propuso visitar a A. Nuestro paciente tiene el hábito de dejarse empujar
por sucesos casuales como si fueran juicios de Dios. Por eso dijo Si, cuando un changador le pregunto en la estación
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ferroviaria si se iba en el tren de las 10. Así, se alejó de P donde estaba A. Resolvió seguir viaje hasta Viena, buscar
allí a su amigo, contarle el caso y, según su decisión, viajar de vuelta a P con el tren nocturno. El amigo lo tranquilizó
y a la mañana siguiente lo acompaño al correo para devolver las 3.80 coronas…a la dirección de la estafeta postal.
Si el llamado a la reflexión del amigo, no envió la pequeña suma al teniente primero A, ni al B, sino directamente a la
estafeta postal, era fuerza que supiera ya antes de partir de viaje, que no era otra que la empleada del correo la que
pagó el reembolso. Y nuestro paciente no podía menos que saber que era un error. A pesar de ello, se hizo un
juramento basado en ese error.

d. La introducción en el entendimiento de la cura (4° sesión): relata con mucha amplitud la historia de la enfermedad
de su padre. Se hizo el reproche de no haber estado presente en el momento de su muerte. Al comienzo el
reproche no era martirizador. Sólo un año y medio después el recuerdo de su omisión despertó y empezó a
martirizarlohorriblemente, a punto tal de tacharse de criminal y sólo los consuelos del amigo lo sostenían.
Cuando existe un falso enlace entre contenido de representación y afecto, osea entre magnitud del reproche y
ocasión para él, el contenido de representación consabido sólo ha caído en este lugar en virtud de un enlace falso.
Ahora bien, no estamos habituados a registrar en nosotros afectos intensos sin contenido de representación, y por
eso, cuando este falta, acogemos como subrogado otro que de algún modo convenga; es lo que hace nuestra
policía: si no puede atrapar al verdadero asesino, aprisiona en su lugar a uno falso.
En la 6° sesión relata que a los 12 años él amaba a una niña. Le acudió la idea de que ella le mostraría amor si a él le
ocurría una desgracia; se le puso en la cabeza que esta podría ser la muerte de su padre. Rechazó esta idea
enseguida y aún ahora se defiende de la posibilidad de hacer exteriorizado con ello un deseo.
La idea de la muerte del padre no se presentó por primera es en ese caso; es evidente que venía de antes. Idéntico
pensamiento le acudió una segunda vez como un relámpago medio año antes de la muerte de su padre. Le asombra
que fuera posible en él ese deseo, siendo que su padre era para él el más amado de los hombres. Yo respondo que
justamente ese amor intenso es la condición del odio reprimido. El mismo gran amor es el que no admite el odio.
Cierto que es un problema averiguar de dónde proviene ese odio y uno podría preguntarse por qué el gran amor no
ha podido extinguir al odio. Sólo cabe suponer que el odio se concentra con una fuente, con una ocasión, de
suerte que ello lo vuelve indestructible. Así, por un lado, un nexo de esta índole protegería del sepultamiento al
odio contra el padre, y por el otro, el gran amor le impediría devenir consiente.
Es para nosotros algo consabido que a los enfermos su padecer les procura una cierta satisfacción, de suerte que en
verdad todos se muestran parcialmente renuentes a sanar. Nuestro tratamiento se realiza bajo resistencias.

e. Algunas representaciones obsesivas y su traducción: Las representaciones obsesivas aparecen inmotivadas o


bien sin sentido. Esta tarea de traducción se consigue situándolas dentro de un nexo temporal con el vivenciar del
paciente, explorando la primera emergencia de cada idea obsesiva.
El paciente tenía un impulso suicida. Ocurrió cuando su dama viajó para cuidar a su abuela enferma. Mientras su
dama está ausente, él se empeñaba en estudiar para un examen. Mientras estudiaba, lo asaltó la añoranza por la
ausente y el pensamiento sobre la razón de su ausencia “¡Justo ahora tenía que enfermarse la anciana, ahora que yo
la añoro!” Lo se tradujo como un ataque de furia “¡Me gustaría viajar hasta allí y matar a la anciana que me roba a
mi amada!”. A esto sigue el mandamiento: “Mátate a ti mismo como autocastigo por semejantes bestialidades de
furia y muerte”. Así le sobrevenía la compulsión de cortarse el cuello con una navaja de afeitar.

El día en que ella partió, el tropezó contra una piedra de la calle y se vio obligado a removerla porque le vino la idea
de que dentro de unas horas el carruaje de ella pasaría por la misma calle y podría dañarse con esa piedra, pero
algunos minutos después se le ocurrió que era un disparate y se vio obligado a regresar y volver a poner la piedra
otra vez en su anterior lugar. Tras la partida de ella, se apoderó de él una compulsión de comprender que lo volvió
insoportable para los demás. Lo constreñía la comprender con exactitud cada sílaba que alguien le dijera.
La duda de la compulsión de comprender es una duda en cuanto al amor de ella. En nuestro enamorado se
embravece una lucha entre amor y odio dirigidos a la misma persona, y esa lucha es figurada en la acción
obsesiva, también de significado simbólico, de remover la piedra del camino por donde ella ha de pasar y luego
volver a deshacer ese acto de amor: reponer la piedra donde antes estaba, con el fin de que su carruaje tropiece y
ella se haga daño.
Tales acciones obsesivas de dos tiempos, cuyo primer tiempo es cancelado por el segundo, son de ocurrencia
típica de la neurosis obsesiva. Se trata siempre de la oposición entre amor y odio. En vez de llegarse (como en la
histeria) a un compromiso que contenta a ambos opuestas en una sola figuración, aquí los dos opuestos son
satisfechos por separado, sin que se intente establecer entre esos opuestos algún tipo de enlace lógico.
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f. El ocasionamiento de la enfermedad: En la histeria es regla que las ocasiones recientes de la enfermedad


sucumban a la amnesia igual que las vivencias infantiles. En la neurosis obsesiva sucede de otro modo. Es posible
que las premisas infantiles de la neurosis sucumban a una amnesia; en cambio, las ocasiones recientes de la
enfermedad se encuentran conservadas en la memoria. En lugar de olvidar al trauma le ha sustraído la investidura
de afecto, de suerte que en la conciencia queda como secuela un contenido de representación indiferente
consideradoinesencial.
El neurótico obsesivo tiene noticia de sus traumas como que no tiene noticia de ellos. En efecto tiene noticia de
ellos en la medida en que no los ha olvidado, pero no tiene noticia de ellos puesto que no discierne su significado.
Enfermos obsesivos que padecen de autorreproches y han anudado sus afectos a ocacionamientos falsos, no es
raro que hagan al médico la comunicación correcta sin vislumbrar que sus reproches están simplemente
divorciados de esta última.
Antes de conocer a la madre, su padre había hecho la corte a una muchacha pobre y linda. He ahí la prehistoria. Tras
la muerte del padre, uno de los primos había expresado su buena disposición para entregarle una de sus hijas
cuando é terminara sus estudios. Este plan le encendió el conflicto: si debía permanecer fiel a su amada pobre o
seguir las huellas del padre y tomar por esposa a la rica y distinguida muchacha que le habían destinado. Lo
solucionó enfermando, mejor dicho, enfermando se sustrajo de latarea de solucionarlo en la realidad objetiva. El
refugio en la enfermedad le fue facilitado por la identificación con el padre.

g. El complejo paterno: El padre de nuestro paciente fue un hombre de excelentes dotes. Lo singularizaban un
cordial humor y bondadosa indulgencia hacia los demás. El hijo no exageraba al declarar que se habían tratado como
mejores amigos, salvo en un único punto (Era fuerza que se debiera a ese solo punto que el pensamiento de la
muerte del padre ocupara al pequeño con intensidad abusiva): el padre había entrado en una neta oposición con el
erotismo del hijo tempranamente despertado. Varios años después de la muerte del padre, se le impuso al hijo,
cuando por primera vez experimentó la sensación de placer de un coito “¡Pero es grandioso! A cambio de ello uno
podría matar a su padre”.

Primer enigma: porque los dos dichos del capitán checo (el cuento sobre las ratas y su reclamación de devolver el
dinero a A) le provocaron tanta emoción y reacciones patológicas tan violentas.
-Nuestro paciente se encontraba dentro de una identificación inconciente con su padre. Una vez el padre había
perdido en el juego de naipes una suma de dinero al cual un camarada le prestó. Después lo buscó a este camarada
para devolverle el dinero pero nunca lo encontró. Las palabras del capital “Tienes que devolver las 3.80 coronas al
teniente A” le sonaron como una alusión a la deuda impaga al padre.
- El castigo de las ratas despabiló sobre todo al erotismo anal, que en su infancia había desempeñado considerable
papel y se había mantenido durante años por un estímulo constante debido a los gusanos que padeció (lombrices
intestinales). Así, las ratas llegaron al significado de dinero, nexo señalado al ocurrírsele al paciente para ratas
(Ratten), cuotas (Raten). Todas sus representaciones fueron asentadas a través de este puente de palabras cuotas-
ratas, en lo obsesivo y arrojadas a lo Icc.
La rata era consabida además como portadora de infecciones; y en otro sentido, portador de la infección sifilítica era
el pene mismo. EL pene del niño pequeño, que puede ser descrito sin más como un gusano y en el cuento del
capitán las ratas cavaban en el ano como un su infancia lo hacían los grandes gusanos. Así, el significado de pene de
las ratas descansaba a su vez en el erotismo anal.
En muchas configuraciones de sus delirios obsesivos, las ratas significaban también hijos. La dama a quien admiró
durante años, con la cual no podía casarse, estaba condenada a no tener hijos a consecuencia de una operación
ginecológica, y aún era esto para él, que amaba a los niños, la principal razón de sus vacilaciones.
Cuando el capitán le alcanza el paquete y le reclama devolver las 3.80 coronas a A, él ya sabe que el jefe cruel se
equivoca y que su deuda es sólo con la señorita encargada de la estafeta postal. Pero desde el complejo paterno,
revuelto entretanto, y desde el recuerdo de aquella escena infantil, se le plasma la respuesta: “sí, devolveré el
dinero a A si mi padre y mi amada tienen hijos” o “Tan cierto como que mi padre y la dama pueden tener hijos,
devolveré el dinero a él”. Vale decir, una afirmación solemne anudada a una condición incumplible.
Ahora bien, la blasfemia de él contra las dos personas que le eran más caras, padre y amada, esto pedía un castigo,
y la punición consistió en imponerse un juramento imposible de cumplir “Ahora tienes que devolver realmente el
dinero a A”. De este proceso llega a su conciencia sólo una noticia borrosa, pero la sublevación contra el
mandamiento del capitán y el vuelco hacia lo contrario están por cierto subrogados en su conciencia (primero no
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devolver el dinero, de lo contrario aquello sucede… y luego la mudanza en la orden juramentada contraria como
castigo por la sublevación).
Cuando vaciló tanto tiempo sobre si viajaría a Viena o permanecería para cumplir el juramento, lo que en verdad
hacía era figurar en una unidad los dos conflictos que desde siempre lo habían movido: si debía obedecer al padre o
si debía permanecer fiel a la amada.

EL HOMBRE DE LAS RATAS: SOBRE LA TEORÍA


A. Algunos caracteres generales de las formaciones obsesivas: Freud plantea que su definición de las
representaciones obsesivas es objetable, ya que muestra un excesivo empeño unificador. Prefiere hablar de pensar
obsesivo, como concepto más amplio. En la neurosis obsesiva, en la lucha defensiva secundaria, lo que deviene
consciente está desfigurado. Hay una formación de compromiso entre el pensar consciente e inconsciente. Tales
formaciones las llama delirios. Cuando Paul (El hombre de las Ratas) estudiaba a media noche y esperaba desnudo
en el espejo la aparición de su padre, procuró rectificarse con esta amonestación “¡qué diría el padre si realmente
viviera todavía!”, sin embargo, esto no tuvo efecto y la fantasmagoría sólo cesó con la amenaza delirante. Si vuelve
hacer algo así al padre le pasará algo en el más allá. Los enfermos no tienen noticia del contenido de sus
representaciones obsesivas. Freud nos dice que hay dos caminos para esclarecer las formaciones obsesivas:
mediante la interpretación de los sueños y la indagación analítica de un historial. El clínico se da cuenta que varias
representaciones obsesivas son una sola y llevan la huella de la defensa de la lucha primaria. La desfiguración de
las representaciones es visible tanto en la lucha primaria como secundaria.

B. Algunas particularidades psíquicas de los enfermos obsesivos; su relación con la realidad, la superstición y la
muerte: Paul muestra un alto grado de superstición y a la vez no lo es. Estás convicciones son contrapuestas. El
paciente creía en sueños proféticos y signos premonitorios. Freud le muestra al paciente que es parte activa de la
fabricación de los milagros, llegando éste a confesar sus técnicas y artilugios. Respecto de sus pensamientos y
sentimientos omnipotentes, los cuales se encuentran relacionados con la manía de grandeza que tienen origen en la
infancia, Freud pone como ejemplo, cuando el paciente deseó la muerte a un hombre que ocupó una habitación de
hotel que él quería, que posteriormente tuvo un ataque de apoplejía. La segunda vivencia se relaciona con el
rechazo a una mujer que lo cortejaba y que luego se suicidó.
El enfermo está constreñido a sobreestimar el efecto que sus sentimientos hostiles generan en el medio exterior. Sus
mociones hostiles son hiperpotentes y por tanto de esos sentimientos, emanan sus pensamientos obsesivos, de los
cuales el paciente se defiende sin lograrlo y no comprende de donde provienen. La producción de incertidumbre es
el medio que ocupa la neurosis para sacar a los enfermos de la realidad y aislarlo del mundo circundante. Los
obsesivos esquivan todo lo que genere certidumbre, de esta forma se aferran a la duda. Así, el paciente evade las
noticias que le permitan la certidumbre sobre quién operó a su amada y si le extirparon o no sus dos ovarios. No es
capaz de preguntarle a ella y así resolver la duda. También se ve en la relación del paciente con la muerte: Paul era
asiduo a participar en funerales y en su fantasía mataba gente paraempatizar con los deudos. Además desde
pequeño lo ocupaba el pensamiento de la muerte del padre, lo que hace pensar que el origen de su enfermedad
sería una reacción frente a esta compulsión que lo habría ocupado por tantos años. Un año y medio después de la
muerte del padre, surge el temor obsesivo relacionado con éste, para desafiar la realidad con la extensión de sus
temores al más allá. Freud expresa que los obsesivos necesitan la posibilidad de muerte para solucionar conflictos
no resueltos y es así como en cada conflicto idean la muerte de alguna persona significativa.

C. La vida pulsional y la fuente de la compulsión y la duda: La vida pulsional y la fuente de la compulsión y la duda
son las fuerzas psíquicas latentes que dan cuenta del origen de la enfermedad. Estas fuerzas en el devenir cotidiano
de Paul, se van haciendo presentes hasta desencadenar la neurosis, la cual es gatillada cuando el paciente se
encuentra ante la posibilidad de casarse con una mujer distinta de su enamorada. Al mismo tiempo, aparecían en
Paul mociones opuestas (amor-odio) en relación a su amada. Respecto de ella, los sentimientos hostiles se hacían
más conscientes a diferencia de su padre. En cuanto a él, sustrajo de la consciencia toda hostilidad originada en la
infancia, reprimiendo todos esos afectosnegativos, acto en el que se funda la enfermedad en el paciente.
En cuanto a la oposición entre el padre y la amada, -si bien en los primeros años en los niños la elección de objeto
tiene un carácter intransigente- o el uno o el otro, con el tiempo esa contradicción deja de ser excluyente, lo que no
sucede en Paul, ya que él asocia a que si ama a esa mujer debe odiar al padre y viceversa, por tanto, ambas
mociones conviven en forma extrema dentro del paciente, lo cual es posible cuando una de estas mociones se
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traslada al inconsciente, mientras que la que permanece consciente crece para mantener a la otra reprimida. Esto
último es una característica propia de la neurosis obsesiva, donde en los casos de odio inconsciente, el
componente sádico del amor se desarrolla intensamente observando ternura excesiva en el sujeto. Existen
entonces dos fuerzas pulsionales opuestas que conllevan como consecuencia una paralización de la voluntad, o
sea, la incapacidad de decidir. Es a partir de ello, que se va instalando la compulsión de la duda principalmente al
dudar de las medidas protectoras que desarrolla el paciente frente a sus representaciones, ya que al hacerlo, el
enfermo tiende a repetir compulsivamente la medida para desterrar la duda.La incertidumbre que deviene de que
si va a funcionar o no la medida protectora, surge de la mociones hostiles inconscientes que hacen finalmente que la
medida no funcione y se tenga entonces que repetir. La compulsión tiene como función hacer desaparecer la duda,
es decir, dejar de estar paralizado frente a la voluntad. Para ello, la energía de la moción hostil se desplaza hacia la
moción tierna, manifestándose la compulsión que se exterioriza en mandamientos y prohibiciones. Si esta
compulsión no es llevada a cabo la energía se acumula, la tensión aumenta y deviene la angustia. Además de estas
compulsiones, también existe un pensamiento obsesivo. Mediante una suerte de “regresión”, el pensar sustituye a la
acción, es decir, se impone de manera compulsiva el pensamiento ante la acción, en tanto toda la energía que el
paciente descarga por medio de la acción es gastada en aquellos pensamientos que reemplazan estas acciones. La
“regresión” del actuar al pensar, Freud la explica a partir de la represión que se ejerce en la sexualidad infantil y
sobre su temprana emergencia, la cual, trae como consecuencia que el niño sexualice su pensamiento y obtenga
placer a partir de éste.
Por otra parte, los pensamientos obsesivos al hacerse conscientes siempre aparecen desfigurados, lo cual dificulta
el acceso a la idea obsesiva que impera detrás. Esta dificultad se explica por dos factores: primero, la situación
patógena y la idea obsesivano se presentan en el mismo tiempo; y segundo, el contenido de la idea obsesiva tiende a
generalizarse en el pensamiento obsesivo. Finalmente Freud, a partir de este caso refiere que lo característico de la
neurosis obsesiva ha de buscarse en las constelaciones psicológicas del paciente más que en la vida pulsional, dado
que lo que observó en Paul es que estaba fragmentado en tres personalidades: una inconsciente, relacionada a las
mociones sofocadas tempranamente y dos preconscientes: entre las cuales oscilaba su consciencia sustentando
diversas cosmovisiones.
“El Hombre de las Ratas”, es un caso exitoso en la obra de Freud, en tanto que el paciente logra restablecer su
personalidad, pudiendo realizar su vida en forma normal.
Junto con ello, a partir de este caso, Freud logra también dilucidar variadas incógnitas sobre la neurosis obsesiva,
particularmente sobre su génesis, sus características y la formación de síntoma, no obstante, plantea que siguen
habiendo enigmas en torno a ella.

CARÁCTER Y EROTISMO ANAL - FREUD


Las personas que me propongo describir sobresalen por mostrar las siguientes tres cualidades:
- Son ordenadas,incluye tanto el aseo corporal como la escrupulosidad en el cumplimiento de pequeñas
obligaciones y la formalidad. Lo contrario sería: desordenado, descuidado.
- Son ahorrativas, el carácter ahorrativo puede aparecer extremado hasta la avaricia
- Son pertinaces(terquedad), la pertinacia acaba en desafío, al que se anudan la ira y la manía de venganza.
De la historia de estas personas en su primera infancia se averigua con facilidad que les llevó un tiempo
relativamente largo gobernar la incontinencia fecal. De esas indicaciones inferimos, en su constitución sexual
congenita, un resalto erógeno hipernítido de la zona anal; pero como concluida la niñez no se descubre en estas
personas nada de tales flaquezas y originalidades, ya que la zona anal ha perdido su significado erógeno en el curso
del desarrollo, y luego conjeturamos que la constancia de aquella tríada de cualidades de su carácter puede
lícitamente ser puesta en conexión con el consumo del erotismo anal.

Hacia la época de la vida designado como «período de latencia sexual», se crean en la vida anímica unas formaciones
reactivas, como la vergüenza, el asco y la moral, que a modo de unos diques se contraponen al posterior quehacer
de las pulsiones sexuales. Ahora bien: el erotismo anal es uno de esos componentes de la pulsión que se vuelven
inaplicables para metas sexuales.
El aseo, el orden, la formalidad causan toda la impresión de ser una formación reactiva contra el interés por lo sucio,
lo perturbador, lo que no debe pertenecer al cuerpo. Vinculando la terquedad con la educación, cabe recordar que
ya el lactante puede mostrar una conducta porfiada ante la deposición de las heces, y que la estimulación dolorosa
sobre la piel de las nalgas que se enlaza con la zona erógena anal es universalmente empleada por la educación para
quebrantar la pertinacia del niño, para volverlo obediente.
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Los nexos más abundantes son los que se presentan entre los complejos, en apariencia tan dispares, del interés por
el dinero y de la defecación. El interés originariamente erótico por la defecación está destinado a extinguirse en la
madurez; en efecto, en esta época el interés por el dinero emerge como un interés nuevo, inexistente en la infancia;
ello facilita que la anterior aspiración sea conducida a la nueva meta emergente.

SOBRE UN TIPO PARTICULAR DE ELECCIÓN DE OBJETO EN EL HOMBRE - FREUD


En esta elección masculina de objeto se singulariza por una serie de «condiciones de amor»:
1. Condición del «tercero perjudicado»: nunca elige como objeto amoroso a una mujer que permanezca libre, sino
siempre a una sobre quien otro hombre pueda pretender derechos de propiedad como marido, prometido o amigo.
Inteligimos que en el niño que crece dentro de la familia el hecho de que la madre pertenezca al padre pasa a ser
una pieza inseparable del ser de aquella, y que el tercero perjudicado no es otro que el propio padre
2. Amor por las mujeres fáciles: la mujer casta e insospechable nunca ejerce el atractivo como objeto de amor, sino
sólo aquella cuya conducta sexual merezca mala fama y de cuya fidelidad se pueda dudar.
En lo Icc a menudo coincide en una cosa lo que en la Cc se presenta escindido en dos opuestos. Esto nos conduce a la
época en la que el niño tuvo noticia del comercio sexual entre los padres. Luego, el muchacho toma noticia de la
existencia de ciertas mujeres que ejercen el acto sexual a cambio de una paga. Más tarde, se dice que no es tan
grande la diferencia ente la madre y la prostituta, pues ambas en el fondo hacen lo mismo.
Cuando cae bajo el imperio del C. de Edipo, no perdona a la madre y considera una infidelidad que no lehaya
regalado a él, sino al padre, el comercio sexual.

Los siguientes puntos describen sino la conducta del amante hacia el objeto de su elección:
3. Sobrestimación del objeto de amor:toman a la amada como única e insustituible, exigiéndole fidelidad, más allá
que en la realidad ellos la infrinjan. Cada una de las amadas es la exacta copia de las anteriores. Los objetos de amor
pueden sustituirse unos a otros tan a menudo que se llegue a la formación de una larga serie.
Se inserta en la trama infantil el rasgo sobrestimador, que convierta a la amada en única e insustituible, ya que en
efecto, nadie posee más que una madre.
4. Tendencia a «rescatar» a la amada: El hombre está convencido de que ella lo necesita, de que sin él perdería todo
apoyo moral y rápidamente se hundiría en un nivel lamentable. La rescata, pues, no abandonándola.
Al enterarse el niño de que debe la vida a sus padres, de que la madre le ha «regalado la vida», en él se aúnan
mociones tiernas con las de una manía de devolver ese regalo a los padres, compensárselo por uno de igual valor.
Forma entonces la fantasía de rescatar al padre de un peligro mortal, con lo cual queda a mano con él. La madre ha
regalado la vida a su hijo, y no es fácil sustituir por algo de igual valor este singular regalo. Con un leve cambio de
significado, «rescatar a la madre» cobra el significado de «obsequiarle o hacerle un hijo», desde luego, un hijo como
uno mismo es. La madre nos ha regalado la vida y uno le regala a cambio otra vida, la de un hijo que tiene con el sí-
mismo propio la máxima semejanza. El hijo se muestra agradecido deseando tener un hijo de la madre, un hijo igual
a él mismo; vale decir: en la fantasía de rescate se identifica plenamente con el padre.
De acuerdo con las leyes válidas para la expresión de pensamientos inconcientes, «rescatar» puede cambiar de
significado según lo fantasee una mujer o un hombre. Puede significar tanto "hacer un hijo = procurarle el
nacimiento» (p/ el hombre) como «parir un hijo» (p/ la mujer).

Si ahora abarcamos con la mirada todos los rasgos del cuadro aquí descrito, esta elección de objeto de curioso
imperio y esa rara conducta tienen el mismo origen psíquico que en la vida amorosa de las personas normales:
brotan de la fijación infantil de la ternura a la madre. Los objetos de amor elegidos después llevan el sello de los
caracteres maternos y todos devienen unos subrogados de la madre fácilmente reconocible.

SOBRE LA MÁS GENERALIZADA DEGRADACIÓN DE LA VIDA AMOROSA - FREUD


La impotencia psíquica se exterioriza en el hecho de que los órganos ejecutivos de la sexualidad rehúsan al
cumplimiento del acto sexual, aunque estos sean capaces de operar y haya excitación sexual. Y sólo aparece esa
impotencia cuando lo hace con ciertas personas.
Como el contenido más universal de este material patógeno, se destaca la fijación incestuosa no superada a la
madre y a las hermanas.
En este caso, no confluyen dos corrientes cuya reunión es lo único que asegura una conducta amorosa plenamente
normal: lacorriente la tierna y la sensual.
Dos factores contribuirán decisivamente al fracaso de la unió de la corriente tierna y la sensual en el curso del
desarrollo de la libido:
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1- La medida de frustración real que contraríe la nueva elección de objeto y la desvalorice para el individuo.
2- La medida de atracción que sean capaces de exteriorizar los objetos sexuales infantiles que han de abandonarse, y
que es proporcional a la investidura erótica que les cupo todavía en la niñez.
Si estos dos factores son lo bastante fuertes, entra en acción el mecanismo universal de la formación de neurosis: en
donde la libido se extraña de la realidad y es acogida por la actividad de la fantasía en el acto onanista, reforzando
las imágenes de los primeros objetos sexuales y fijándose a ellos, pero sustituyéndolos por objetos sexuales ajenos a
causa de la prohibición del incesto. De esta manera, puede ocurrir que toda la sensualidad de un joven esté ligada en
lo inconsciente a objetos incestuosos ofijado a fantasías inconscientes incestuosas. El resultado es entonces una
impotencia absoluta. Pero para que se produzca la impotencia psíquica es preciso que la corriente sensual se haya
conservado intensa o desinhibida para conseguir en parte su salida hacia la realidad sin embargo el placer sexual de
esas personas permite discernir, que no están respaldadas por la integra fuerza pulsional psíquica.
Pero sobretodo se ve precisado a esquivar la corriente tierna. Por tanto, se produce una limitación en la elección de
objeto. La corriente sensual, que ha permanecido activa, solo busca objetos que no recuerden a las personas
incestuosas prohibidas. Con lo cual la vida amorosa de estos sujetos permanece escindida, en tanto que cuando
aman no anhelan y cuando anhelan no pueden amar. Debido a que si un rasgo del objeto elegido recuerda al objeto
incestuoso que debía evitarse, sobreviene esa extraña denegación que es la impotencia psíquica. El recurso del que
se vale este sujeto para protegerse de tal perturbación es la degradación psíquica del objeto sexual.

Podemos observar que la conducta amorosa del hombre en el mundo cultural presenta universalmente el tipo de
impotencia psíquica. La corriente tierna y la sensual se encuentran fusionadas entre sí en las menos de las personas
cultas, casi siempre el hombre se siente limitado en su quehacer sexual por el respeto a la mujer, y solo desarrolla su
potencia plena cuando está frente a un objeto sexual degradado, ya que solo le es deparado un pleno goce sexual si
puede entregarse a la satisfacción sin miramientos, cosa que no se atreve a hacer con su esposa. A ellos se debe su
necesidad de un objeto sexual degradado, de una mujer a quien no se vea precisado a atribuirle reparos, que no
pueda enjuiciarlo. Es preciso decirque quien haya de ser realmente feliz en su vida amorosa, tiene que haber
superado el respeto a la mujer y admitido la representación del incesto con su madre o hermana.
En cuanto a las mujeres, a menudo le sucede que ya no puede desatar más el enlace del quehacer sensual con la
prohibición, y así se muestra psíquicamente impotente, es decir frígida, cuando por fin se le permite ese quehacer. A
esto se debe que en muchas mujeres se restablece su capacidad de sentir normalmente, cuando se da la
oportunidad de establecer una relación de amor secreto supeditado a la condición de lo prohibido. Esa condición de
lo prohibido, en la vida amorosa femenina, es equiparable a la necesidad de degradación del objeto sexual en el
varón. Pero el resultado de las mismas causas es diferente en la mujer y en el varón. La mujer no suele transgredir la
prohibición del quehacer sexual durante el lapso de espera y así adquiere el íntimo enlace entre prohibición y
sexualidad. El varón, en cambio, la infringe en la mayoría de los casos, bajo la condición de la degradación de objeto.
Los hombres de todos los tiempos interpusieron unas resistencias convencionales al goce del amor. Freud da validez
a esto diciendo que : en épocas en que la satisfacción amorosa no tropezaba con ningún obstáculo, como en la
decadencia de la cultura antigua pagana, el amor perdió todo valor, la vida se volvió vacía e hicieron falta intensas
formaciones reactivas para restablecer los valores afectivos indispensables. Es decir, se hizo necesaria la prohibición.
Habría que ocuparse, entonces, de la posibilidad de que haya algo en la naturaleza de la pulsión sexual misma
desfavorable al logro de la satisfacción plena. La elección de objeto en dos tiempos separados por la barrera del
incesto, nos conduce a afirmar que el objeto definitivo de la pulsión ya no es el originario, sino solo un subrogado de
este. Esto es lo que nos ha enseñado el psicoanálisis: Toda vez que el objeto originario de una moción de deseo se ha
perdido por obra de una represión, suele ser subrogado por una serie interminable de objetos sustitutivos, de los
cuales ninguno satisface plenamente.
Finalmente Freud plantea que, esa misma ineptitud de la pulsión sexual para procurar una satisfacción plena,
sometida a los reclamos de la cultura, pasa a ser la fuente de los más grandiosos logros culturales, a través de la
sublimación. En efecto ¿qué motivo tendrían los individuos para dar otros usos a sus fuerzas pulsionales sexuales si
de ellas obtuvieran una satisfacción placentera total? Nunca se librarían de ese placer y no producirían ningún
progreso ulterior.

ACCIONES OBSESIVAS Y PRÁCTICAS RELIGIOSAS- FREUD


El ceremonial neurótico consiste en pequeñas prácticas, restricciones, ordenamientos, que responden a leyes. El
propio enfermo es incapaz de abandonarlas, pues cualquier desvío del ceremonial se castiga con una insoportable
angustia que enseguida fuerza a reparar lo omitido. La escrupulosidad de la ejecución y la angustia si es omitida
singularizan al ceremonial como una “acción sagrada”.
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Tanto compulsión como prohibición solo afectan, al comienzo, a las actividades solitarias de los seres humanos, y
durante largo tiempo dejan intacta su conducta social; a ello se debe que los enfermos puedan habérselas con su
padecer y ocultarlo años y años como si fuera un asunto privado.
Las semejanzas entre el ceremonial neurótico y las acciones sagradas del rito religioso:
- La angustia de la conciencia moral a raíz de omisiones
- El pleno aislamiento respecto de todo obrar (la prohibición de ser perturbado)
- La escrupulosidad con q se ejecutan detalles
Las diferencias:
- Diversidad individual de las acciones ceremoniales (neuróticas) por oposición a la estereotipada del rito (rezo, etc.)
- Carácter privado por oposición al público
- Los pequeños agregados del ceremonial religioso son simbólicamente plenos y con sentido, mientras q los del
neurótico aparecen necios y carentes de sentido

Quien padece de compulsión y prohibiciones se comporta como si estuviera bajo una conciencia inconsciente de
culpaquehaya permanente refrescamiento en la tentación, renovada por cada ocasión reciente; y por otra parte
genera angustia de expectativa siempre al acecho, una expectativa de desgracia que, por medio del castigo, se anuda
a la percepción interna de la tentación.
El ceremonial comienza como una acción de defensa o de aseguramiento, como una medida protectora.
El hecho primero que está en la base de la neurosis obsesiva es la represión de una moción pulsional que tuvo
permitido exteriorizarse durante algún tiempo en su vida infantil y luego cayó bajo la sofocación. A raíz de la
represión nace una especial escrupulosidad dirigida a la meta de la pulsión, pero esta formación psíquica reactiva no
se siente segura, sino amenazada de continuo por la pulsión que acecha en lo inconsciente. El influjo de la pulsión
reprimida es sentido como tentación, y en virtud del propio proceso represivo se genera la angustia, que se apodera
del futuro como una angustia de expectativa. El proceso de la represión que lleva a la neurosis obsesiva debe
calificarse de imperfectamente logrado y amenazado cada vez más por el fracaso, y se requieren siempre nuevos
empeños psíquicos para contrabalancear el constante esfuerzo de asalto de la pulsión. Así, las acciones ceremoniales
y obsesivas nacen en parte como defensa frente a la tentación, y en parte como protección frente a la desgracia
esperada. Para la tentación, las acciones protectoras parecen resultar pronto insuficientes; emergen entonces las
prohibiciones destinadas a mantener alejada la situación de tentación. Las prohibiciones sustituyen a las acciones
obsesivas, del mismo modo como la fobia quiere ahorrar el ataque histérico.
El mecanismo de desplazamiento psíquico es el que gobierna los procesos anímicos de la neurosis obsesiva, y así el
ceremonial se liga a acciones de la vida cotidiana y se exterioriza en necios preceptos y limitaciones de aquellas.
Entonces: la neurosis obsesiva es un correspondiente patológico de la formación de la religión; sería una religiosidad
individual, y la religión una neurosis obsesiva universal. La concordancia más esencial es la renuncia, en ambas
subyacente, al quehacer de unas pulsiones dadas constitucionalmente; la diferencia más decisiva: la naturaleza de
estas pulsiones (en la neurosis obsesiva son exclusivamente sexuales y en la religión son de origen egoísta).

UN TIPO PARTICULAR DE ELECCIÓN - MILLER


Son tres textos que Freud mismo reunió en un ternario con el título de “Contribuciones a la psicología del amor”:
1) EL FACTOR SNB: distinguiré tres niveles en los que tratamos al sujeto según atributos que le concedemos:
1. Hay que tratar al sujeto en tanto tal, que nos lleva a distinguirlo del yo.
2. Luego lo que concierne al sujeto de la palabra. El primer lazo del sujeto con el otro, en cuando al deseo, es el
reconocimiento. La palabra es el segundo estatuto del sujeto en su relación con el Otro. A partir de ahí, en un tercer
tiempo, se establece un lazo del sujeto con el Otro en el orden del lenguaje. En cuarto lugar, este orden del lenguaje
nos conduce al significante, que permite dar al sujeto, en su relación con el Otro, su estatuto como efecto del
significante.Hay otro nivel en donde nos referimos al sujeto según las estructuras clínicas. Entonces, hablamos de
sujeto como neurótico, obsesivo o fóbico.
3. En el tercer nivel hablamos del sujeto como hombre y como mujer. Con la ayuda del matema $, lo definimos como
indeterminado. Podemos preguntarnos como el sujeto se mete en una estructura clínica. Podemos utilizar aquí el
término elección, que implica la presencia del sujeto y por lo tanto la necesidad de indicar cómo este sujeto
indeterminado se encuentra determinado para precipitarse en una posición propiamente clínica.
Habrá entonces que saber cómo el sujeto se acomoda con el sexo del que es ycómo se vuelve a ser de un sexo o de
otro. Lacan introdujo el término sexuación(diferente a sexualidad), que quiere decir la elección del sexo, lo que
plantea Freud mediante la elección de objeto.
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Hablar de sexo no biológico (SNB) tal vez sea más adecuado que hablar de sexo psíquico. Cuando dicha elección de
objeto no está en conformidad con las exigencias de la reproducción sexuada, nos vemos forzados a constatar que
hay algo no biológico en el asunto.
Tomar la reproducción o al placer como la causa final de la sexualidad conduce a refrenarla. Hay otro uso de la
causa, la causa inicial que se trata de un elemento sin el cual eso no anda y del que podemos decir al menos que es
una condición necesaria (pero no suficiente) para que se ponga en funcionamiento la sexualidad es decir, la
condición necesaria para la elección del objeto y la obtención de la satisfacción sexual. Una condición necesaria que
no cesa de escribirse inconcientemente para el sujeto. Para el hombre se trata de saber si le basta con una mujer y,
del lado de la mujer, si le basta a un hombre.

2) ELECCIÓN BIFÁSICA: la elección de objeto, se trata de una elección bifásica, ya que se hace en dos veces: la
primera elección de objeto se hace en la familia y en términos culturales interviene la barrera contra el incesto, y
entonces hay que volver a empezar, es decir, hay que hacer una segunda elección. Por este motivo esta segunda
elección tiene necesariamente un carácter de reencuentro. Este nuevo objeto elegido viene en el lugar del objeto
perdido, y por eso tiene una función de señuelo. Si está ahí, es sólo porque recuerda lo que no está.
Esta historia del objeto perdido que uno se pone a buscar para elegirlo quiere decir “Quédense tranquilos, pueden
elegir todo, nunca va a ser eso”. Nunca va a ser lo que sería verdaderamente bueno. El goce que falta debe
traducirse: el goce que hace falta que no haya. Se trata de desear a falta de gozar.
No se trata en absoluto de que, si falta lo que se desea, hay que contentarse con lo que se tiene. Por el contrario, a
falta de gozar, hay que contenerse con desear. Pero se goza de todos modos; se logra gozar deseando.

3) DIRNE: Freud nos propone un tipo particular de elección de objeto en el hombre; y si es tan particular, es porque
no se ve en absoluto al hombre reconocer ahí a la mujer como tal; al contrario, debe pasar por extraordinarias
contorsiones significantes para elegirla.
Este está constituido por cuatro rasgos: los dos primeros son rasgos del objeto y los dos últimos son rasgos de
comportamiento del sujeto.
a. En primer lugar, es necesario que sea la mujer de otro. Es el tercero perjudicado. Sería apropiado decir que entre
el hombre y la mujer está el Otro, y que a este hombre el Otro le debe indicar el camino del deseo.Freud habla del
otro perjudicado, podríamos decir el otro engañado.
b. En segundo lugar, que ella no sea fiel, que tenga un poco de mala reputación. Exige de la mujer que tenga algo de
puta. No basta entonces con compartirla con el Otro de derecho, hace falta además que pueda ocurrir que ella se
entregue a otros; que otros merodeen garantiza su valor sexual.
c. El tercer rasgo es la sobreestimación. Esta condición estipula que el objeto tiene valor siempre y cuando sea el
bien del Otro. Lo que Freud llama sobreestimación indica de entrada que se trata de estimación que la libido
freudiana es el valor psíquico, en lo que da el valor psíquico.
d. Finalmente, hay que querer salvarla, tener voluntad de rescatarla
¿Cómo descifra Freud estos cuatro rasgos? Fijación de la madre. El prototipo de la elección de objeto es materno, es
también lo que se puede llamar matriz imaginaria de la elección de objeto es materno
La sobrestimación de esta ramera obedece a que se trata de la única, tiene el rasgo de única, de irremplazable, rasgo
que proviene del prototipo materno. Freud seña también que por supuesta es única durante un tiempo, es decir,
que estos sujetos ubican en serie a las únicas. Aparentemente una por vez, pero en serie. Basta con cambiar de
lugar, dar una vuelta y se cae de nuevo en la única.

DEGRADACIÓN DE LA VIDA AMOROSA - MILLER


1) De lo particular a lo general
EL término freudiano elección aparece como un determinismo. Esta elección es una elección forzada, pero en tanto
tal no es equivalente a un determinismo puro. El determinismo puro en el registro en que nos encontramos sería por
ej., que se pudiera enunciar, con fundamento, que la condición de la elección de objeto para el individuo de un sexo
dado fuera que el objeto sea un individuo de otro sexo.
Las condiciones freudianas de la elección de objeto se basan en que no hay relación sexual, en el sentido de que el
otro sexo sea condición necesaria y suficiente. No hay condición necesaria y suficiente que valga para los dos sexos.
La condición de amor más general es la escisión del objeto. EL sujeto tiene delante al menos dos valores del sexo.El
valor se trata de una libido que se evalúa, que permite situar por aquí una sobrestimación y por allá una
degradación. EL término valor que utilizamos no tiene solamente la significación de “precio”, tiene también la
significación de “significación”.
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EL objeto, para cierto tipo de hombres, es necesario que asuma la significación de madre. La elección de objeto es
siempre en tanto tal una repetición de la elección de objeto primordial, de modo que amar es amar de nuevo. EL
amor freudiano es un amor que no se puede despegar de su primer amor. En el decir freudiano, el amor es siempre
el primer amor.
Toda elección de objeto se basa en los prototipos parentales. Prototipo es lo que Lacan considerola imago. Tenemos
entonces aquí una teoría del amor que hace de éste una repetición.

2) Entre madre y Dirne (puta): Podemos discernir una constelación materna, área semántica de la madre y podemos
distinguir otra constelación la que Freud designó con le significante Dirne: mujer ligera.Esta elección particular se
basa en que el sujeto busca un objeto que se encuentre en el área donde se recubren estas dos constelaciones. Este
objeto debe tener los rasgos de la madre y también los de la Dirne.
Madre Dirne

La segunda contribución de Freud es inversa a lo anterior. Esto es precisamente lo que Freud llama degradación de la
vida amorosa, ahí donde, por el contrario puede decirse que la intersección queda vacía.
Hace falta que el objeto pertenezca a no –D o a no –M.
Madre Dirne

Se trata de una separación entre las mujeres con las cuales el acto sexual no es posible y aquellas con las que sí lo es.
Con las mujeres que están en posición de madre, que tienen la significación de la madre o valor de ella, el acto
sexual no es posible, mientras que sí lo es con las que no tienen derecho a este respeto.

3) Ambigüedad del valor: encontramos una disyunción entre el amor y el deseo sexual.
El mito freudiano testimonia la alianza entre la ternura y el sexo:
- en el primer tiempo, lo que constituye la fuera misma de la elección de objeto primaria es que en este objeto
primario convergen la corriente tierna y la sensual; la ternura del niño esta sexualizada, erotizada, y esto constituye
la elección de objeto primaria del niño.
- en el segundo tiempo, tenemos un periodo de latencia que sólo deja ver el amor (erotizado por cierto), o en todo
caso donde el deseo sexual propiamente dicho se encuentra entre paréntesis.
- en el tercer tiempo lo sexual propiamente dicho vuelve a golpear la puerta. Asistimos a una divergencia, que da
cuenta de esta necesidad de evitar el objeto por el cual podría hacer ternura en el deseo sexual.

De ahí en más la elección de objeto conlleva una condición negativa. Sobre todo se ve precisado a esquivar la
corriente tierna. Por tanto se ha producido una limitación en la elección de objeto.¿Cuáles son esos objetos? Los que
recuerdan a los objeto incestuosos. “Si aman a una mujer, no la desean, y si la desean no la aman”.
Al mismo tiempo vemos entrar en juego el segundo término utilizado por Freud después del de sobrestimación: la
degradación. Cuando Freud menciona la sobrestimación psíquica que desemboca en una ternura sin efectos
eróticos, esto implica que el objeto, al tener un valor en lo que respecta al amor, no tiene ninguna, precisamente, en
lo que respecta al goce.
La mujer degradada es la que no es el Ideal del yo. Y el objeto que viene al lugar del Ideal del yo, hace suspender sus
críticas. Para poder entregarse de una manera completamente satisfactoria a la sexualidad, es exigencia un objeto
que no ocupe el Ideal del yo. El precio de esta sublimación y hasta la sobrestimación de la mujer es su degradación.

Del lado de la mujer, Freud piensa como condición lo prohibido, que él plantea como equiparable a la necesidad que
hay en el hombre de degradar el objeto.Así, el hombre tendrá la degradación y la mujer la prohibición. Lo que queda
al descubierto es la prohibición como condición de valor del objeto, y esto lo lleva a plantear que hay algo
corrompido en la sexualidad y en la pulsión sexual

ENCICLOPEDIA DE PSIQUIATRÍA - VIDAL


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OBSESIONES: La N. Obsesiva se caracteriza por la aparición en la conciencia de ideas, sentimientos o actos que
invaden al sujeto, a los que éste siente extraños, patológico. El paciente se siente incapaz de neutralizarlos, se le
imponen a su pesar, inhibiendo toda otra actividad yoica.
La compulsión es un rasgo básico. Esta se define como un tipo de conducta que el sujeto se ve obligado a realizar por
acción de una exigencia interna, y cuyo incumplimiento genera angustia.
El pensamiento se centra en alguna idea ajena a su interés habitual. Alrededor de la misma se lleva a cabo una
actividad intelectual agotadora. El obsesivo se ve obligado a realizar actos cuya ejecución no le brinda placer. Estos
actos obsesivos recaen sobre situaciones cotidianas insignificantes, que pueden desplazarse indefinidamente de una
situación a otra pero nunca suprimirse. Las obsesiones-compulsiones se manifiestan por la aparición en la
conciencia de una idea acerca de un acto a realizar, acto en general contrario a los principios morales. Así, una
madre podría experimentar la idea obsesivo-compulsiva de matar a su hijo.
Formas más habituales de presentación del cuadro clínico:
1. Fobia al contacto o delirio de contacto: priva en ella el temor al contagia, a la suciedad
2. Locura de la duda: el paciente se siente constantemente en duda e inseguro acerca de si ha realizado o no
determinado acto.
3. Obsesiones religiosas: las preocupacionessacrilegias y las medidas de autopunición dominan su atención.
4. Onomatomía y Aritmomanía: la primera se refiere a la compulsión de pronunciar palabras obscenas; la segunda a
la compulsión de realizar infinitos cálculos.
5. Obsesión de actos criminales: aparece una idea de tipo agresiva (suicidio, homicidio, etc.) a menudo absurda

TEMÁTICA OBSESIVA:
1- Temas religiosos, sagrados y metafísicos: las temáticas de lo divino y lo sagrado, del pecado mortal, del sacrilegio,
se presentan a menudo acompañándose de arrepentimientos cada vez más exagerados e insuficientes.
2. Temas morales: secretamente asoman deseos de transgredir normas.
3. Temas de pureza y cuidado personal: temores al contagio, a la suciedad, enfermedad.
4. Temas de orden, simetría, completud y precisión: necesidad de perfección, y control de los propios impulsos.
5. Tema de la muerte: especulaciones acerca del más allá y de la posible muerte de las personas queridas.

SÍNTOMAS OBSESIVOS: son un conjunto de actos psíquicos cuyo censido escapa al sujeto que los experimenta. Estos
síntomas obsesivos absurdo se aclaran cuando logramos encontrar su relación con la vida del paciente.
Un rasgo de la N. Obsesiva es la ausencia de amnesia. Los motivos actuales de la enfermedad se conservan en la
memoria del enfermo pero despojados de su carga afectiva. Se produce una separación entre el quantum de afecto
y la representación. El afecto permanece libre y es desplazado hacia otros contenidos, estableciéndose falsos
enlaces. A través del mismo se carga una representación, en sí misma indiferente. Este mecanismo muestra la acción
de dos de los mecanismos de defensa propios de la neurosis obsesiva: el desplazamiento y el aislamiento.

EVOLUCIÓN DE LA NEUROSIS OBSESIVA: esta es bifásica:


1- En un primer tiempo se centra la producción de formaciones reactivas contra los impulsos peligrosos.
2- En un segundo tiempo, este mecanismo defensivo fracasa, se produce el retorno de lo reprimido que provoca la
aparición de los reproches y remordimientos. Domina la formación de los síntomas negativos sobre todo la
utilización del aislamiento y el desplazamiento como defensas. Ambas son denominadas defensas primarias.
Las defensas secundarias determinan la desaparición de la angustiay de los síntomas mismos a través de la
erotización del pensamiento, que se manifiesta a través de la anulación, los rituales, las dudas y los conjuros.

La N. Obsesiva, como cuadro clínico, aparece recién en la latencia, una vez formado el superyó y atravesada la
situación edípica. La pubertad, con su incremento de las pulsiones sexuales es para Freud el desencadenante
primordial del retorno de lo reprimido y el comienzo clínico del cuadro obsesivo.
Freud define a la N. Obsesiva como un “reproche transformado que implica siempre un retorno de lo reprimido,
relacionado con el acto sexual infantil realizado con placer”. El núcleo de la N. Obsesiva es definido como un impulso
sexual infantil (sádico-anal) que se manifestó durante la niñez y que sucumbió luego a la represión. Este impulso
actúa desde el Icc comouna fuente constante de tentación, frente al cual se enfrenta la censura.
Los deseos fálicos constituyen para Freud la característica central del neurótico obsesivo; se trata de la regresión
libidinal a la fase sádico-anal. Esta regresión está marcada por el fracaso en la elaboración del conflicto edípico, que
reaparece entones bajo el disfraz sádico-anal. Es clave en este momento el control esfinteriano, que coloca al niño
en una encrucijada entre dos actitudes:
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- Actitud narcisista de resistencia frente al deseo materno. Origen del desafío y la obstinación como rasgos de
carácter, íntimamente unida al deseo de conservar el placer autoerótico anal.
- Actitud de amor objetal, de renuncia al propio placer, a la satisfacción autoerótica en aras del amor materno.

El yo del obsesivo es el escenario en el cual luchan los derivados del ello y el superyó. El yo intenta satisfacer a
ambos, produciéndose como consecuencia su paralización. El yo mantiene simultáneamente un tenaz apego a la
realidad por un lado, y por otro, se encuentra gobernado por una regresión tópica. Regresa al periodo de
omnipotencia mágica del pensamiento y la palabra, en el cual acto y pensamiento se confunden. Típico ej. de estos
actos de carácter mágico son a aquellos actos obsesivos, como en el caso del Hombre de las Ratas, quien sacaba una
piedra del camino y luego se sentía obligado a colocarla, luchando así contra sus deseos de venganza frente a la
partida de la misma, deseos que lograban expresarse en el segundo tiempo, al volver a colocar la piedra.

UNIDAD 5 - FOBIA
CONTROVERSIAS ACERCA DE LA FOBIA - LOWENSTEIN ALICIA
En relación con las fobias existen tres controversias:
1. La fobia ¿Es una estructura o un síndrome en distintas estructuras?
2. ¿Hay síntoma en la fobia?
3. ¿Hay fantasma en la fobia?
En Freud es posible diferenciar la histeria de angustia de la fobia; pero a partir de Lacan, la fobia es el nombre
genérico para ambas, dado que este último realiza una conceptualización del objeto, en tanto objeto a (objeto de
deseo inalcanzable, metonímico). La angustia no es sin objeto.

¿Qué es la fobia? para la interpretación corriente, popular, la fobia es el miedo a un objeto. Para el psicoanálisis,
tomaremos distintas formulaciones de Freud y Lacan.
- En Freud, no hay una única manera de formular la fobia, depende del contexto. El estado es de ansiedad y no es
susceptible de psicoterapia pues la angustia no proviene de una representación reprimida. La consecuencia es que la
fobia no puede ser tratada, quedando como punto externo a la terapia.En inhibición, síntoma y angustia, ubica la
fobia como una neurosis en el punto donde se produce una sustitución de la representación "miedo al padre" por la
representación "miedo al caballo". La fobia está especificada como evitación del displacer.
- En Lacan tampoco hay un modo unificado de pensar la fobia. EN el Sem. 4, asevera que la fobia constituye una
llamada de socorro. El objeto de la fobia es una significante y la fobia es una protección frente a la angustia.
En el Sem. 5, afirma que Juanito encarna el falo para la madre y es mantenido en la posición de sujetado. Él es
sujetado y ´sea es lafuente de su angustia y de su fobia. El niño sale del Complejo de Edipo gracias a su fobia.

Es fóbico el que no puede responder a la demanda del Otro más que con angustia, con la que recorta la realidad.
El neurótico es aquel que identifica la falta del Otro con su demanda. En el análisis existe el Otro y nos damos cuenta
del modo en el cual por relación al Otro se plantea el problema del deseo. Así, en este contexto, la angustia es la
marca de que el goce del Otro es imposible.
- La demanda del Otro Neurosis
- El goce del Otro Perversión
- La angustia del Otro Psicosis

Controversia 1: La fobia ¿Es una estructura o un síndrome en distintas estructuras?


FREUD: sitúa la angustia como efecto de la represión. Cada vez que hay angustia, ésta produce como efecto
conductas evitativas, temores y precauciones, o sea, la respuesta es fóbica. Esto sucede en las fobias pero tb en la
histeria y la obsesión.En la fobia hay displacer constante, la angustia no es capturable vía la formación de síntoma
pues no hay síntoma, en consecuencia sólo ha intentos de evitarla o huir de ella.
En inhibición, síntoma y angustia, reformula el lugar de la angustia "Aquí la angustia crea la represión y no al revés".
La represión como mecanismo y el mecanismo de la fobia coinciden, ambos evitan el displacer.
La tesis de Freud es que si hay angustia, tiene que existir algo frente a lo cual uno se angustie. La angustia es la
reacción frente a la ausencia de objeto. La creencia de que no hay falta, de que todos tiene un genital impide que la
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amenaza de castración tenga efecto subjetivo. Es necesario que se produzca el encuentro entre la amenaza de
castración y la castración del Otro para que se articule el complejo de castración y la angustia.
¿Cuál es el peligro de la angustia? el peligro de la castración. Ahora bien, si en la neurosis ya hay castración
articulada ¿por qué la angustia? Porque el neurótico no quiere saber nada de la castración, por eso produce
estrategias para evitarlas.
LACAN va a intervenir el desarrollo freudiano: la angustia no será señal de una falta, sino carencia del apoyo de la
falta, la angustia sobreviene cuando hay ausencia de la falta. ¿Qué es la angustia? es un afecto de carácter
displacentero que no se reprime, sólo se reprimen las representaciones. Produce sensaciones corporales,
manifestaciones que se encuentran en los llamados "ataques de pánico", los cuales son ataques de angustia.
En el Sem. 4 asevera que Juanito hace una fobia, una neurosis. La fobia constituye una llamada de socorro, llamada
de un elemento simbólico. En el Sem. 6, a la fobia la llama el momento fecundo de la neurosis. El objeto fóbico
ocupa un lugar entre el deseo del sujeto y el deseo del Otro, cuya función es la protección. En estos seminarios,
Lacan sitúa la fobia como estructura. Luego, en el Sem. 16 vira en su formulación acerca de la fobia.

Controversia 2:¿Hay síntoma en la fobia?


FREUD en Obsesiones y Fobias sitúa la ausencia de síntoma en la fobia, diciendo que no hay síntoma que capture el
monto de angustia, el malestar en la fobia es la angustia. Luego, en inhibición, síntoma y angustia habla de síntomas
en la fobia, pero presentando una dificultad en definir lo que es un síntoma.
Juanito se rehúsa a andar por la calle porque tiene angustia ante el caballo. La incomprensible angustia frente al
caballo es el síntoma; la incapacidad para andar por la calle, un fenómeno de inhibición, una limitación que el yo se
impone para no provocar el síntoma angustia. Así, Freud igual síntoma con angustia, lo que ocasiona una pérdida de
la especificidad de ambos. A diferencia de esto, la inhibición está bien delimitada: es un fenómeno de movimiento.
Para LACAN fobia y síntoma están igualados. Entonces, no podemos interrogar si hay síntoma en la fobia, pues la
fobia en su conjunto es, para Lacan, un síntoma.

SEMINARIO 4, CLASE 13 - LACAN


La privación se trata especialmente del hecho de que la mujer no tiene pene, esta privada de él. La castración toma
como base la aprehensión en lo real de la ausencia de pene en la mujer. Hay una parte de los seres que están
castrados, castrados en la subjetividad del sujeto. EN lo real, en la realidad, están privados.
La propia noción de privación implica la simbolización del objeto en lo real, ya que en lo real, nada está privado de
nada. Todo lo que es real se basta a sí mismo. Lo real es pleno. Si introducimos en lo real la noción de privación es
porque ya lo hemos simbolizado suficientemente.
El objeto en cuestión en este caso es el pene. En el momento y al nivel en el que hablamos de privación, es un objeto
que se nos presenta en el estado simbólico. En cuanto a la castración se refiere a un objeto imaginario.
- Padre Simbólico: es el significante del que nunca se puede hablar sin tener presente al mismo tiempo su necesidad
y carácter, que debemos aceptar por lo tanto como un hecho del mundo del significante.
- Padre Imaginario: es con él con quien siempre nos encontramos. A él se refiere la dialéctica de la agresividad, de la
identificación, de la idealización por la que el sujeto accede a la identificación con el mismo. Es el padre terrorífico
que reconocemos en el fondo de experiencias neuróticas y no tiene en absoluto relación alguna con el padre real.
- Padre Real: es algo muy distinto, que el niño muy difícilmente ha captado, debido a la interposición de los
fantasmas y la necesidad de la relación simbólica. Es al padre real a quien conferimos la función destacada en el
complejo de castración.

Juanito, a partir de los cuatro años y medio hace lo que se llama una fobia, es decir, una neurosis. Su padre es un
buen tipo, lo mejor que pueda haber como padre real.
Juanito es objeto de los más tiernos cuidados por parte de su madre, y su padre, se encuentra por fuera del juego de
esta situación, pues diga lo que diga, las cosas siguen su curso decididamente. La madre no tiene en cuenta en lo
más mínimo las observación sugeridas por el personaje del padre.
Juanito no está frustrado de nada, no está privado de nada. La masturbación misma, en ese momento, no acarrea
ninguna angustia, y así el niño sigue masturbándose.
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La madre para él es el objeto de amor, objeto deseado en cuanto su presencia. La madre es de entrada madre
simbólica y sólo tras la crisis de la frustración empieza a realizarse. La madre objeto de amor puede ser en cualquier
momento la madre real en la medida en que frustra ese amor.
En la relación con la madre, el niño siente el falo como centro del deseo de la madre. EL niño se presenta a la madre
como si él mismo le ofreciera el falo. Puede identificarse con la madre, identificarse con el falo, identificarse con la
madre como portadora del falo o presentarse como portador de falo. El niño asegura a la madre que puede
colmarla, no sólo como niño, sino también en cuanto al deseo y en cuanto a lo que le falta.
Juanito fantasea constantemente con el falo. EL falo es verdaderamente el eje, el objeto central de la organización
de su mundo. ¿Qué es lo que cambia, si no ocurre nada crítico en la vida de Juanito? Lo que cambia es que su pene
empieza a convertirse en algo muy real. Su pene empieza a moverse y el niño empieza a masturbarse. Su pene se ha
convertido en real. Podemos preguntarnos si no hay una relación entre este hecho y lo que surge en ese momento,
la angustia. La angustia es correlativa del momento de suspensión del sujeto, en un tiempo en el que ya no sabe
dónde está, hacia un tiempo en el que va a ser algo en lo que ya nunca podrá reconocerse.

Hasta aquí, el niño se encuentra en el paraíso del señuelo. El trata de deslizarse, de integrarse en lo que es para el
amor de la madre. Pero en cuanto interviene su pene real, el niño cae en su propia trampa, engañado por su propio
juego, confrontado con la inmensa hiancia que hay entre cumplir con una imagen y tener algo real que ofrecer. Lo
que juega el papel decisivo es que eso que él puede ofrecer se le antoja como algo miserable. El niño queda
prisionero, se convierte en blanco, en elemento pasivizado de un juego que le deja a merced de las significaciones
del Otro. El niño queda completamente pendiente de las indicaciones de su partner. Así, en la medida en que no
interviene el padre simbólico, el niño se encuentra a merced de la mirada del Otro.
El complejo de castración traslada al plano puramente imaginario todo lo que está en juego en relación con el falo.
La intervención del padre introduce aquí el orden simbólico con sus defensas, el asunto ya no está en manos del
niño, se resuelve en otra parte. El orden simbólico interviene precisamente en el plano imaginario. La castración
afecta al falo imaginario. Lo interesante es que en Juanito no pasa nada de esto. Juanito está metido en el punto de
encuentro entre el pene y el juego imaginario del señuelo. Se produce entonces una regresión. En este caso en el
que el niño es el centro, la regresión se produce cuando ya no alcanza a dar lo que hay que dar, y su insuficiencia le
produce el más profundo desasosiego.
Si la fobia termina en una cura satisfactoria como pocas es porque intervino el padre real, que tan poco había
intervenido hasta entonces, y por otra parte pudo intervenir únicamente porque detrás estaba el padre simbólico,
que es Freud.

SEMINARIO 4, CLASE 14- LACAN


En un principio, Juanito presenta algo dirigido a sus padres, una problemática del falo imaginario, que está por todas
partes y en ninguna parte. Este falo es el elemento esencial de la relación del niño con lo que constituye para él eso
que Freud llama la otra persona, o sea la madre.
La situación entre la madre y el niño supone que este ha de descubrir aquella dimensión, el deseo de algo más allá
del él mismo por parte de la madre, más allá del objeto de placer que siente que es para la madre. Se trata de saber
cuál es la función del niño para la madre con respecto a ese falo que es el objeto de su deseo. La cuestión previa es
¿metáfora o metonimia? No es lo mismo si el niño es la metáfora de su amor por el padre o si es la metonimia de su
deseo del falo, que no lo tiene y nunca lo tendrá. Todo el comportamiento de la madre con Juanito, a quien se lleva a
todas partes, desde el baño hasta la cama, indica que el niño es para ella un apéndice indispensable; el niño es para
ella una metonimia del falo.
Decir que el niño es tomado como una metonimia del deseo del falo de la madre no significa que sea metonímico
sólo como falo; implica que es metonímico como totalidad. Ahí empieza el drama. Para él todo estaría bien si se
tratara de su hace-pipí, pero no se trata de eso, lo que está en juego es él mismo, todo entero, y la diferencia
empieza a plantearse en cuanto interviene el hace-pipí real, convertido para Juanito en un objeto de satisfacción. En
ese momento empieza a producirse lo que se llama la angustia.
¿Qué ocurre en el momento en que la fobia interviene en su existencia? Ante los caballos de angustia, Juanito no
experimenta angustia, sino miedo. El niño teme que ocurra algo real, dos cosas: que los caballos muerdan y que se
caigan. Los caballos surgen de la angustia, pero lo que traen es el miedo. Lo que vive Juanito es el miedo. NO miedo
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al caballo, sino a los caballos, de forma que a partir de la fobia el mundo se le aparece puntuado por toda una serie
de puntos peligrosos, puntos de alarma, que lo reestructuran.
La fobia introduce en el mundo del niño una estructura, sitúa precisamente en primer plano la función de un interior
y un exterior. Hasta ese momento, el niño estaba en el interior de su madre, acaba de ser rechazado (o se lo
imagina), está angustiado y entonces, con ayuda de la fobia, instaurar un nuevo orden del interior y el exterior.
No podemos de ningún modo hacer del miedo un elemento primitivo en la construcción del yo. EN el conflicto
neurótico, el miedo interviene como un elemento que defiende destacándose y contra algo completamente distinto,
que por naturaleza carece de objeto, a saber, la angustia. Esto es lo que nos permite articular la fobia.

SEMINARIO 4, CLASE 15- LACAN


La madre se presenta para el niño con la exigencia de lo que le falta, a saber, el falo que no tiene. Este falo es
imaginario, imaginario para el niño. Si el falo se impone de forma predominante entre otras imágenes al deseo de la
madre, es porque tiene un valor simbólico en el sistema significante.
Hay un mínimo de términos necesarios para el funcionamiento del sistema simbólico. Implica un cuarto término
(además de madre-niño-falo); aquí ha de intervenir el padre. El padre de Juanito es un padre que tiene una curiosa
forma de presencia.
Tras las inquietudes de Juanito, su padre le recalca que las mujeres no tiene falo y que es inútil que lo busque.
Juanito reacciona ante esta intervención con el fantasma de las dos jirafas. De estas dos jirafas, la grande es el
símbolo del padre. La pequeña, de la que el niño se apodera para sentarse encima de ella, mientras la grande da
fuertes gritos, es una reacción frente al falo materno y está relacionada con la nostalgia de la madre y su falta. S e
puede discutir si la jirafa grande es el padre y la pequeña es la madre; en efecto, para el niño se trata de recuperar la
posesión de la madre para mayor irritación, incluso cólera del padre. Ahora bien, esta cólera nunca se produce en lo
real, el padre nunca se deja llevar por el cólera y Juanito se lo señala ("tienes que enfadarte, has de estar celoso"). En
suma, le explica el Edipo. Desgraciadamente, el padre nunca está dispuesto a encarnar a este hombre colérico.
¿Qué encontramos a lo largo de toda esta observación? Encontraremos estructuras que interviene en una especie de
movimiento rotatorio de estos instrumentos lógicos que se completan los unos a los otros, describiendo una especie
de círculo por medio del cual Juanito busca la solución ¿La solución de qué? Es que, en la serie formada por estos
tres elementos llamados madre, niño y falo, el falo ya no es tan sólo algo con lo que se juega, se ha vuelto rebelde,
tiene sus fantasías, sus necesidades, sus exigencias y arma lio por todas partes. Se trata de saber cómo se va a poner
en orden todo esto, es decir, como se asentarán las cosas en este original trío.

SEMINARIO 4, CLASE 23- LACAN


Cada vez que en un sujeto joven se enfrenten ustedes a una fobia, podrán advertir que el objeto de dicha fobia es
siempre un significante.
En el caso Juanito, siempre la fobia aparece en ese momento crítico, aparentemente sin salida, de la relación del
niño con la madre. Si el complejo de Edipo significa algo, es que a partir de cierto momento la madre es considerada
y vivida en función del padre. Es el padre al nivel de padre simbólico. Es el nombre del padre, que instaura la
existencia del padre en la complejidad con la que se nos presenta.
La interrogación del orden simbólico emerge en el niño a propósito del padre en forma de pregunta "¿Qué es un
padre?" El padre es el eje, el centro ficticio y concreto del mantenimiento del orden genealógico que le permite al
niño mezclarse de forma satisfactoria en un mundo que, con independencia de como haya que juzgarlo, es donde se
nace. El niño aparece en un mundo humano organizado por el orden simbólico y a eso ha de enfrentarse.
EL objeto fóbico viene a desempeñar el papel que por una carencia real, no desempeña el personaje del padre. El
caballo es el elemento alrededor del cual van a gravitar toda clase de significaciones.
El sujeto recurre a una forma para cumplir una función muy precisa, la de permitir la momentánea estabilización de
ciertos estados, como la angustia. Para cumplir la función de transformar esta angustia en miedo localizado, el sujeto
elige una forma que constituye un punto de detención, un término, un pivote, un soporte, a cuyo alrededor se va
enganchando todo lo que vacila, amenazado por la corriente interior surgida de la crisis de la relación materna. Tal
es, para Juanito, el papel del caballo. Alrededor de este punto, Juanito puede seguir haciendo girar lo que de otro
modo se declararía como una angustia imposible de soportar.

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