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Vida y obras
Santo Tomás es sin duda la figura más importante de la filosofía escolástica, representa
y significa el espíritu de la misma en cuanto a su recepción, asimilación y síntesis de los
autores, de las escuelas y doctrinas filosófico-teológicas precedentes. Los méritos que logró
en vida lo llevaron para que, se ha reconocido por la Iglesia Católica, como el más depurado
teólogo católico y uno de los principales filósofos cristianos de la tradición del llamado mundo
occidental.
1
Cfr. CRUZ. O. Oscar René. Santo Tomas, Biografía del genio. Cruzosa. 1982. P. 3
2
RAMIREZ, Navas. Juan Sebastián. Historia del Cristianismo. Cal-Colombia. 2007. P. 9
Por ser el más pequeño de la familia y, por ser la tradición de aquella época, donde
los nobles solían destinar sus hijos menores al estado eclesiástico, Santo Tomás fue colocado
desde muy temprana edad en el monasterio Benedictino de Monte Cassino en 1230, como
oblato. Su familia tenía puestas las esperanzas de llegar a contar con un abad en la familia, en
ventaja propia con vistas a la fortuna y prosperidad, claro está, ya que desde tiempos
anteriores los títulos y puestos eclesiásticos eran muy valiosos y codiciados.
Permaneció allí el lapso de nueve años, donde el pequeño Tomás recibió su primera
educación, aprendiendo las primeras letras y el trivium (gramática, música y poesía), además
de la formación religiosa propia de un monasterio, donde se destacó por su buena conducta:
piadoso, recogido, meditabundo, silencioso, siendo el modelo de los demás oblatos.3
A finales de ese año, el joven Tomás por consejo del abad de Monte Casino, Esteban
de Corvario, en vista de las relevantes cualidades del joven, fue enviado por su padre,
Landolfo al monasterio benedictino de San Demetrio de Nápoles, para que terminará su
formación. Ahí se matriculó en la universidad de Nápoles (Universidad que fue fundada en
1224 por el emperador Federico II), misma donde se desarrolló en el estudio de la facultad de
artes, perfeccionándose en letras según el método del famoso cursus, que consistía en una
prosa rimada con palabras dispuestas y ordenadas a base de su acento; Pero sobre todo
estudió con ahínco la filosofía, teniendo por profesor de lógica al maestro Martín, y
Cosmología (que entonces llamaban filosofía natural) al maestro Pedro de Irlanda, ambos de
tendencia marcadamente aristotélica.5
3
Cfr. FR. RAMÍREZ, Santiago O. P., Suma teológica, introducción general, BAC, Salamanca, 1964, p. 4
4
CRUZ. O. Oscar René. Santo Tomas, Biografía del genio. Cruzosa. 1982. P. 4.
5
Cfr. FR. RAMÍREZ, Santiago O. P., Suma teológica, introducción general, BAC, Salamanca, 1964, p. 4-5
Por otra parte, en la misma Universidad napolitana tuvo ocasión de conocer y de
ponerse en contacto con algunos religiosos de una nueva orden, conocida como dominica, la
cual muchos de sus miembros se habían dedicado al estudio y a la enseñanza universitaria. Y
fue a finales de 1244 cuando Decidió ingresar en la orden, atraído por esta nueva forma
de vida religiosa, abierta a las nuevas realidades sociales, que tomaba parte en el debate
cultural y que se hallaba exenta de intereses mundanos.6 Pero el ingreso a la orden lo hizo
clandestinamente, debido a la oposición familiar que veía así truncados sus planes y
aspiraciones. Por la aversión de la familia hacia los deseos de Santo Tomás, el maestro Juan
decidió llevarlo consigo, con objeto de enviarlo a París, a continuar sus estudios, una vez
terminado el noviciado en el convento de Bolonia.
Enterada su familia de los deseos y planes que Sto. Tomás tenía, fue raptado por sus
hermanos y retenido por ellos durante más de un año en el castillo de Roccasecca, con la
intención de disuadirlo de su ingreso definitivo en la orden, cosa que no consiguieron
dejándole, finalmente, cumplir su voluntad. Se dirigió posteriormente a París, probablemente
en el verano de 1245. Permaneció en esa ciudad probablemente desde 1245 hasta 1248.
6
Cfr. REALE Giovanni, ANTISERI Darío. Historia del pensamiento filosófico y científico, tomo primero,
antigüedad y edad media. Herder, Barcelona, 1995, p.479.
7
San Alberto Magno (1206-1280) Nacido en la ciudad alemana de Lauigen, fue fraile dominico, filosofo, teólogo
y doctor de la iglesia. Escribió extensamente sobre materias científicas, como también sobre teología y filosofía,
estando en esta última fuertemente influido por las obras de Aristóteles. También Fue uno de los primeros en
advertir que era vital encontrar un modo de armonizar la filosofía de aristotélica con el cristianismo. Mereció el
sobre nombre de doctor universalis (doctor universal).
8
Cfr. FORMENT G., Eudaldo, Suma contra gentiles l, introducción general, BAC, Madrid, 2017, p. XV
talento de Tomás de Aquino por lo que señala “Llamáis a éste el buey mudo, pero yo os
aseguro que este buey dará tales mugidos con su ciencia que resonarán en el mundo entero”9.
Al llegar a la Universidad de París, el Aquinate se encontró con una fuerte oposición de parte
de los maestros seculares, que envidiaban a los frailes mendicantes por su éxito entre los
estudiantes y también el que tenían en sus iglesias, por su mayor formación y piedad. 11 Se
desato una fuerte contienda de escritos dirigidos del uno al otro, entre Santo Tomás y
Guillermo Saint Amour12 -líder de los maestros seculares-, creando cada vez más, un ambiente
tenso. Era muy grande la disputa que se había desato en la universidad que se llegó hasta el
grado de pedir la intercesión de Roma, quien en un primer momento por medio del Papa
Inocencio IV al recibir una obra de Saint Amour, derogó los privilegios de las órdenes
mendicantes que tenían para poder realizar su carisma.
A los dieciséis días muere el Papa antes mencionado, y su sucesor Alejandro IV, declina
por los frailes, pues concedió los privilegios de las órdenes mendicantes, en el año de 1255. A
pesar de los privilegios concedidos a los mendicantes por parte del pontífice los problemas
continuaron, pues Guillermo de Saint Amour seguía escribiendo en contra de los frailes pero
no por mucho tiempo porque por orden del Papa fue desterrado de París, y con esto
momentáneamente terminaba la batalla contra las órdenes mendicantes.
Y así, el año 1256, Santo Tomás fue es promovido al grado máximo de maestro o
doctor, por el pontífice Alejando IV, mismo que le concedió la licencia para enseñar y ocupar
la cátedra para extranjeros en la universidad de París como sucesor de Elías Brunet, pero fue
9
Cfr. FR. RAMÍREZ, Santiago O. P., Suma teológica, introducción general, BAC, Salamanca, 1964, p. 10
10
Cfr. Guillermo Fraile, O.P. Historia de la filosofía, Tomo II Filosofía judía y mulsumana. Alta escolástica:
desarrollo y decadencia. BAC. Madrid, 1986. pp. 259-260.
11
Cfr. FORMENT G., Eudaldo, Suma contra gentiles l, introducción general, BAC, Madrid, 2017, p. XV
12
Célebre teólogo francés, doctor de la Sorbona, canónigo de Beauvais y rector de la universidad de París;
nació a principios del siglo XIII, y murió en 1272. Se distinguió por sus disputas con los frailes mendicantes,
contra los cuales escribió una obra titulada De los peligros de los últimos tiempos.
hasta 1257 que logró asumir el cargo a causa de oposición antimendicante, que permanecía
en la universidad. En esta época el Aquinate escribió los opúsculos Sobre el ente y la esencia
y Sobre los principios de la Naturaleza. Termino el escrito sobre los cuatros libros de las
Sentencias del maestro Lombardo. Como también las Cuestiones disputadas sobre la Verdad
y las Cuestiones Quodlibetales de la VII a la XI.13 Inicia a escribir la Suma contra los gentiles.
En el año 1259, Santo Tomás regreso a Italia, pues fue nombrado consejero teológico
y conferencista en la Curia Papal, entonces el centro de todo el humanismo. En este país
permaneció nueve años, los más fecundos de su vida. Fue profesor en Anagni con Alejandro
IV (1259-1261), en Orvieto con Urbano IV (1261-1265), pontífice que le encomendó, por su
buena relación y afecto, la composición de un oficio para la fiesta del Corpus Christi, a la cuál
accedió y creó la obra maestra que conocemos. También mientras albergaba en Orvieto tuvo
la fortuna de encontrarse con su hermano religioso Guillermo Moerbeke, quien, a ruego suyo,
le tradujo del griego obras de Aristóteles. Estuvo también en Santa Sabina de Roma (1265-
1267) y en Viterbo con Clemente IV (1267-1268), mismo que le ofreció a Tomás de Aquino
dos veces el arzobispado de Nápoles, pero él lo rechazó. Durante su periodo de residencia
en Italia escribió sus mayores obras: la Suma contra gentiles (iniciada en París), el segundo
Comentario a las sentencias, y la I y II parte de la Suma teológica.14
Estos tres años de residencia en París fueron, para Santo Tomás también los años mas
duros de su vida, pues tenía que luchar en triple frente: 1. Contra los enemigos de las ordenes
mendicantes, que hallaron representantes muy elocuentes en Nicolás de Lisieux y en Gerardo
de Abbeville. El Aquinate escribió en contra ellos Sobre la perfección de la vida espiritual y
Contra la doctrina de los que apartan del ingreso a las órdenes religiosas. Contra Siger de
Brabante, autorizado maestro de la facultad de artes, quién, por su radical aristotelismo o
también conocido como averroísmo15, de signo totalmente anticristiano, ponía en el más grave
13
Cfr. FORMENT G., Eudaldo, Suma contra gentiles l, introducción general, BAC, Madrid, 2017, p. XVI
14
Cfr. ABBAGNANO, Nicolás, Historia de la filosofía, Vol. I Filosofía antigua-Filosofía patrística-Filosofía
escolástica, HORA, Barcelona, España, 1994. p. 457
15
Recibe el nombre de averroísmo las doctrinas de Averroes, filósofo musulmán cordobés, más conocido como
el Comentador, por la gran cantidad de libros que escribió comentando las obras de Aristóteles. No hace falta
decir que esto casi le cuesta la vida, y sus obras serán prohibidas en el mundo islámico. En pleno siglo XIII,
interpreta los escritos de Aristóteles tal como aparecen, rescatándolo de las influencias platónicas. *
peligro la obra de la vida de Santo Tomás. Entonces, escribió contra Siger Sobre la unidad del
intelecto, una de las obras más profundas de toda su filosofía. 3. Contra el agustinismo, que
entonces mantenían aun inviolablemente no sólo los franciscanos, sino también muchos
sacerdotes seculares16.
En el 1272, ante la insistencia del Rey Carlos I de Anjou, que lo pedía como profesor
de la universidad de Nápoles, recibió el permiso de sus superiores para marchar desde París
nuevamente a Italia. Su encomienda era ahora establecer y dirigir una escuela dominica de
estudios superiores. Permaneció allí hasta 1274, año en que fue designado como consejero
especial del papa Gregorio X, en el segundo Concilio Ecuménico de Lyon, Francia, donde se
trataba nuevamente de reparar el cisma entre iglesias de Occidente y de Oriente, de conciliar a
Roma con Atenas y Constantinopla.18 Santo Tomás inicio el viaje, pero nunca llego a su destino,
por que murió en el camino, el 7 de marzo de 1274, en el monasterio cisterciense de Fossanuova,
entre Nápoles y Roma. Tenía cuarenta y nueve años de edad, y dejaba tras de sí una vida
consagrada al estudio y a la enseñanza. Su vida no fue de gran actividad o agitación externa, si
exceptuamos el incidente de su prisión juvenil, los viajes más o menos frecuentes, y las
controversias en que se vio envuelto; pero fue una vida consagrada a la búsqueda y defensa de
la verdad y una vida llena de una profunda motivación espiritual19.
16
Cfr. FISCHL, Johann. Manual de historia de la filosofía. Herder. Barcelona. 1997. p. 186
17
Cfr. CRUZ. O. Oscar René. Santo Tomas, Biografía del genio. Cruzosa. 1982. Pp. 10-11
18
Cfr. Ibídem, p. 25
19
Cfr. COPLESTON, Frederick, Historia de la Filosofía, Vol. II de San Agustín a Escoto, Ariel, Barcelona, 1983, p.
299-300
Grande y universal fue el sentimiento por su muerte. San Alberto Magno, que por divina
revelación la conoció en el mismo instante de acaecer, prorrumpió en lágrimas y sollozos,
diciendo: “Ha muerto mi hijo Fray Tomás, flor del mundo y luz de la iglesia”.20
Santo Tomás fue canonizado como santo por el papa Juan XXII, después de haber sido
aceptado como supremo maestro teologal, en el año de 1323, y San Pio V luego lo proclamo
como protector y lego eclesiástico en 1567, considerado como principal protagonista de la
ortodoxia católica durante la crisis cismática de la reforma; y luego, desde el final del siglo
XVIII hasta nuestros días. En el año 1879 fue declarado como patrón universal de todas las
escuelas católicas por papa León XII. Los restos humanos de Santo Tomás, después de la
revolución francesa, se conservan hasta ahora en la iglesia de San Sernin.
La continua vuelta de ojos hacia la figura de Santo Tomás por parte de la ecclesia, desde
su canonización en el siglo XIV, no hace olvidar el difícil trato que se le dio en los arduos
tiempos vividos en el siglo XIII, en medio de la conmoción eclesiástica por la renovación
teológica .21
20
Cfr. FR. RAMÍREZ, Santiago O. P., Suma teológica, introducción general, BAC, Salamanca, 1964, p. 44
21
Cfr. CRUZ. O, Oscar René, Santo Tomas, Biografía del genio, Cruzosa, 1982. p. 26
teológicos y canónicos. Para Él, el individuo y su alma eran la vida misma de la iglesia
Cristiano-Católica de occidente.22
De esta manera hemos expuesto los momentos más importantes del itinerario de vida
de Santo Tomás de Aquino y, al mismo tiempo, hemos señalado algunas de sus grandes obras,
indicando de manera concisa, cuando era posible, el lugar y el tiempo en que fueron escritas,
así como los motivos de su publicación. Ahora nos referiremos hablar sobre el carácter de su
doctrina o pensamiento, puntualizando en los aspectos más importantes.
Sus obras son una arquitectura admirablemente trabada, una vigorosa construcción, en
que, como en las grandes catedrales de su tiempo, se unen la suma sobriedad con la suma
sencillez, la robustez con una suprema simplificación y elegancia de líneas. Ningún filósofo le
ha igualado jamás en la depurada precisión de conceptos ni en el riguroso orden sistemático de
la exposición. No es la originalidad, sino el vigor y armonía de la construcción lo que encumbra
a Santo Tomás sobre todos los escolásticos. 24
22
Cfr. CRUZ. O, Oscar René, Santo Tomas, Biografía del genio, Cruzosa, 1982. p. 6
23
Con ese término, Santo Tomás hace referencia a Aristóteles, cuando lo cita en sus obras.
24
Cfr. Guillermo Fraile, O.P. Historia de la filosofía, Tomo II Filosofía judía y musulmana. Alta escolástica:
desarrollo y decadencia. BAC. Madrid, 1986. pp. 264-265.
la filosofía de Santo Tomás ha dejado una fisura: si para el agustinismo eclesiástico
tradicional, el ser humano era pecador irremisible, merced al pecado original adamita; y debía
ser considerado como malévolo y perdido en naturaleza, de no redimirse voluntariamente en
conciencia y alma por el espíritu divino, en su gracia, amor y compasión. El Aquinate, lejos de
comulgar con esta tradición de doce siglos de pensamiento, y más precisamente desde la era
agustiniana del siglo V, había introducido el dualismo de Fe-razón, inclusive subordinando la
fe a la razón humana y considerando al hombre, al ser humano como puro e inocente, en tanto
creado, capaz de corromperse en voluntad, actuación y conductas propias, pero no por su propia
naturaleza.25
Como todos los medievales, Santo Tomas presto gran atención al gran problema de la
relación entre la razón y la fe, es por eso que su sistema se basa en la determinación rigurosa de
la relación entre razón y la fe. Santo Tomás comienza distinguiendo, para concluir
armonizando. La razón y fe, se tratan de dos órdenes distintos, pero no expuestos, antagónicos
ni contradictorios, sino que se complementan y convergen en una misma meta intencional,
porque tienen por origen, causa y principio al mismo autor: Dios. La revelación no anula ni
hace inútil la razón: la gracia no destruye la naturaleza, sino que la perfecciona. La razón le
puede sirve y ayudar, demostrando los preámbulos de la fe, es decir, aquellas verdades cuya
26
demostración es necesaria a la misma fe. Pero, por otra parte tampoco podríamos decir que
por el hecho de que Santo Tomás restringa el campo de la razón a favor de la fe, que proscribe
a la razón de la teología y la reduce a una sola dimensión fideísta, esto no es, lo verdadero es lo
contrario. Él se esforzó demasiado para construir una teología como ciencia. En este punto
introdujo una distinción de gran importancia entre dos clases de ciencias: unas, que parten de
principios evidentes por sí mismos; otras, que parten de principios suministrados por una
ciencia superior.27
Silenciosamente y sin alboroto, Santo Tomás llevó a cabo una de las mayores
revoluciones doctrinales de la historia, de una escolástica falsamente tradicional, que cerraba a
todo progreso, a una escolástica viviente y fecunda, en la que, después de asimilarlas, introduce
las nuevas aportaciones de la filosofía de Aristóteles, de los neoplatónicos, de los musulmanes
y judíos. La escolástica tomista tiene un carácter propio, destacado y un sello tan fuerte de
25
Cfr. CRUZ. O, Oscar René, Santo Tomas, Biografía del genio, Cruzosa, 1982. p. 21
26
Cfr. MERINO, José Antonio, Historia de la filosofía medieval, BAC, Madrid, 2001, pp. 188-189
27
CHATELET, Francois, Historia de la filosofía, Espasa-Calpe, S.A., Madrid, 1982, p. 373
originalidad, como puede tenerlo otro cualquier otro sistema. Desde sus escritos juveniles
(Comentario a las sentencias, opúsculo De ente y esencia) aparecen numerosas novedades, que
debieron de impresionar a sus contemporáneos. En ellos se definen ya con toda claridad las
nociones directrices de su pensamiento: concepto de ser, de acto-potencia, forma-materia, etc.28
28
Cfr. Guillermo Fraile, O.P. Historia de la filosofía, Tomo II Filosofía judía y musulmana. Alta escolástica:
desarrollo y decadencia. BAC. Madrid, 1986. P. 266
29
Cfr. COPLESTON, Frederick, Historia de la Filosofía, Vol. II de San Agustín a Escoto, Ariel, Barcelona, 1983, p.
303
de fuerza, puesto que significa que sus argumentaciones pueden ser consideradas en sí mismas,
aparte de la vida de santo tomas, por sus propios méritos y deméritos, y que la cuestión principal
es, en su caso, no la de su espiritualidad personal sino la del carácter convincente de los
argumentos mismo. A pesar de lo dicho, santo tomas fue un filósofo cristiano. Como ya hemos
indicado, sigue a Aristóteles al hablar de la metafísica como la ciencia del ser en cuanto ser;
pero el hecho de que su pensamiento se centraba en lo concreto, y el hecho de que él era un
filósofo cristiano, le llevaron a subrayar también la opinión de que la filosofía primera se dirige
completamente al conocimiento de Dios como último fin, y de que el conocimiento de Dios es
el fin último todo conocimiento y operación humana. 30
Entre estas pocas ideas mencionadas de Aristóteles, retomadas por Santo Tomas y
también sobre el método empleado por él, llevaron a que su doctrina adoptase un carácter propio
y único, colocándola como la más sublime de la escolástica. A continuación vamos
30
Cfr. COPLESTON, Frederick, Historia de la Filosofía, Vol. II de San Agustín a Escoto, Ariel, Barcelona, 1983, p.
303-305
verdad, para la historia de la filosofía en general. Santo Tomás, presto, indudablemente, un
servicio incomparablemente al pensamiento cristiano al utilizar el instrumento que se le
presentaba, y, naturalmente, interpretó a Aristóteles en el sentido más favorable desde el punto
de vista cristiano. A demás, no es cierto que Santo Tomás no tuviese un sentido de
interpretación exacta: es posible no estar de acuerdo con todas sus interpretaciones de
Aristóteles, pero es indudable que, dada las circunstancias de su tiempo y la escaza información
histórica pertinente a su disposición, Santo Tomas fue uno de los más concienzudos y finos
comentarista de Aristóteles que han existido.31
3131
Cfr. COPLESTON, Frederick, Historia de la Filosofía, Vol. II de San Agustín a Escoto, Ariel, Barcelona, 1983, p.
316
32
Cfr. GILSON, Étienne, La filosofía en la edad media, desde los orígenes patrísticos hasta el fin del siglo XIV,
Gredos, España,
A raíz de esto, se empezaron hacer acusaciones contra el tomismo, se echaba de ver cómo
se afirmaba un cierto aristotelismo integral, que se presentaba como la verdad racional absoluta
en contradicción con la verdad revelada por Dios, sus adversarios no desaprovecharon la
ocasión para atacarlo; pero sus intentos, e incluso los éxitos temporales que lograron sobre
Santo Tomás, debían a la postre de redundar en gloria de éste. Santo Tomás no estaba en el
terreno que se creía atacarle.
Lo que en él podía parecer averroísmo no era sino lo que retenía, como verdadero, de la
filosofía de Aristóteles, y lo que retenía, como verdadero, de la filosofía de Aristóteles tomaba
un sentido nuevo al incorporarse a su propio sistema. Por ejemplo, todo lo que había dicho
Aristóteles del ser, en cuanto sustancia cuya forma es el acto, se encontraba en la doctrina
tomista integrado y subordinado a una metafísica del ser concebido como una sustancia cuya
forma misma está en potencia respecto a su acto de existir. El Dios de Santo Tomás no es el
acto puro de pensamiento que presidia el mundo aristotélico, sino el Acto puro de existir que
ha creado de la nada el mundo cristiano de los individuos actualmente existentes, cada uno de
los cuales, estructura compleja de potencia y acto, de sustancia, de facultades y de operaciones
diversas, recibe su unidad del acto puro de existir, por el cual es todo eso justamente y que, por
derivar de este acto existencial el poder de obrar, trabaja incesantemente en perfeccionarse
según la ley de su esencia, en un esfuerzo constante por unirse de nuevo a su causa primera,
que es Dios. Al trascender así el aristotelismo, Santo Tomás introducía en historia una nueva
filosofía que, por su fondo más íntimo, era irreductible a cualquiera de los sistemas del pasado
y, por sus principios, permanece perpetuamente abierta al futuro. 33
Por último, no podemos dejar pasar por desapercibido, que aunque Santo Tomás adoptase
el aristotelismo como instrumento para expresión de su sistema, no fue ciego adorador de
Aristóteles, que desechase a San Agustín en provecho de la filosofía del pensador pagano. En
teología, Tomás sigue naturalmente las huellas de San Agustín, aunque su propia adopción de
la filosofía aristotélica como instrumento le permitió sistematizar, definir y argumentar
lógicamente a partir de doctrinas teológicas, de un modo que era extraño a la actitud
agustiniana. 34
33
Cfr. GILSON, Étienne, La filosofía en la edad media, desde los orígenes patrísticos hasta el fin del siglo XIV,
Gredos, España, p. 520
34
Cfr. COPLESTON, Frederick, Historia de la Filosofía, Vol. II de San Agustín a Escoto, Ariel, Barcelona, 1983, p.
317
Pero sobre la utilidad que le dió a San Agustín y otros pensadores, lo veremos en el
siguiente apartado, que está dedicado más a describir las influencias que recibo para crear este
tan sublime sistema.
Desde sus obras podemos identificar a la mayoría de autores que retoma, en cualquiera
de sus tratados abundan las citas de autores, por ejemplo, de latinos: San Agustín, Boecio,
Macrobio, Ulpiano, San jerónimo, San Isidro, entre otros… de griegos: Aristóteles, Platón, San
Gregorio de Nisa, San Juan Damasceno y seudo Dionisio, de musulmanes: Avicena y averroes,
y por ultimo de judíos: Ibn Garibol y Maimonides.36 Pero fueron unas cuantas influencias las
que más predominaron en el espíritu del pensamiento tomista, entre ellas se encuentran las
siguientes.
Primero, es menester, comenzar por Aristóteles, pues él, marcó lo básico de su filosofía,
es decir, el entramado de sus principales tesis es de origen aristotélico, se sabe que Santo Tomás
había comenzado a familiarizarse con el Estagirita durante su primera estancia en la universidad
35
FR. RAMÍREZ, Santiago O. P., Suma teológica, introducción general, BAC, Salamanca, 1964, p. 44
36
Cfr. Guillermo Fraile, O.P. Historia de la filosofía, Tomo II Filosofía judía y musulmana. Alta escolástica:
desarrollo y decadencia. BAC. Madrid, 1986. p. 267
de Nápoles, al inicio de sus estudios. Después, su aprendizaje vera de San Alberto debió de
ayudarle mucho para comprender el alcance y transcendencia de la filosofía peripatética. 37
En concreto, algunas de las ideas que retoma de Aristóteles se manifiestan en casi todas
las áreas de la filosofía, aunque siempre matizadas y completadas por su concepción cristiana
de la realidad, podemos coger algunos ejemplos de la utilización por Santo Tomás de temas
aristotélicos con fines de sistematización: en ontología encontramos los conceptos aristotélicos
fundamentales (forma/materia, acto/potencia, substancia/accidentes), o la creencia en la
existencia de los universales, de las esencias, conceptos a los que Santo Tomás añade la
oposición metafísica esencia/existencia y Dios como fundamento último de la realidad; en
teología natural, principalmente en la primera, segunda y quinta prueba, o en la concepción de
Dios como motor inmóvil, acto puro y forma inmaterial; en filosofía de la naturaleza, su
descripción del mundo físico es aristotélica, por ejemplo, las explicaciones finalistas del mundo
natural, o la división del mundo en mundo sublunar y mundo supralunar, con principios y leyes
distintas para cada ámbito; en teoría del conocimiento, la primacía de la experiencia en la
fundamentación del conocimiento (el conocimiento comienza con la percepción, aunque no se
limite a lo que ofrecen los sentidos, pues es posible el conocimiento de las realidades
trascendentes, por ejemplo de Dios y del alma); en antropología, su caracterización del alma,
en términos más próximos a Aristóteles que a Platón, (concepción biologista del alma, división
tripartita del alma: vegetativa, sensitiva e intelectiva), aunque, a diferencia de Aristóteles,
defiende con claridad la inmortalidad del alma espiritual individual; en ética Santo Tomás
acepta el concepto y la clasificación aristotélica de la virtud, pero añade las virtudes
sobrenaturales; finalmente, en política emplea las ideas de Aristóteles sobre la ley natural, y las
completa con la referencia a la ley eterna (concepto ajeno al pensamiento aristotélico).38
Por otro lado, en el pensamiento de Santo Tomás se puede percibir rasgos del pensamiento
de platón, por ejemplo, su huella en la Cuarta Vía para la demostración de la existencia de Dios,
la Vía por los grados de perfección (decimos huella porque en esta vía, también hay indicios
del pensamiento de Aristóteles) también se percibe la influencia de platón en el caso de la
37
Cfr. SARANYANA, José Ignacio, Historia de la filosofía medieval, Eunsa, Españana, 1989, p. 229
38
Cfr. www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/InfluenciasRepercusiones/SantoTomas-
InfluenciasyRepercusiones.htm
doctrina platónica de la participación, que Santo Tomás tomará para explicar la relación entre
Dios y las criaturas; entre el Ser necesario y el ser contingente.39
39
Cfr. MERINO, José Antonio, Historia de la filosofía medieval, BAC, Madrid, 2001, pp. 206-207
40
Cfr. SARANYANA, José Ignacio, Historia de la filosofía medieval, Eunsa, Españana, 1989, p. 230
importante oposición a su filosofía, particularmente de los franciscanos, que reivindicaron a
San Agustín como el más fiel exponente del punto de vista cristiano; la oposición culminó en
la condena de algunas de las doctrinas tomistas por parte de las autoridades eclesiásticas de
París y Oxford en 1277. Pero a despecho de las resistencias que encontró, la doctrina de Santo
Tomás le ganó pronto numerosos discípulos, no solamente dentro de la orden dominicana, sino
también en otros medios escolares y religiosos. 41
41
Cfr. GILSON, Étienne, La filosofía en la edad media, desde los orígenes patrísticos hasta el fin del siglo XIV,
Gredos, España, p. 520
estableció para sus centros de enseñanza superior, seminarios y facultades de Teología los
principios de la doctrina de Aquino; en su obra buscaron consejo e inspiración los teólogos y
eclesiásticos que participaron en los Concilios, por ejemplo el de Trento; los sucesivos
Catecismos de la Iglesia rescatan su teología; su concepción de la naturaleza humana y la idea
de la ley natural sirven de fundamento para la moral católica oficial...
Capítulo I