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Miraflores, veintiocho de noviembre del año dos mil cinco.

AUTOS Y VISTOS
Son materia de grado las siguientes apelaciones interpuestas por el co-ejecutado GODOFREDO
LOYOLA MENDOZA contra:
i) la RESOLUCIÓN NÚMERO DIEZ (AUTO) de fecha veinticuatro de agosto de dos mil cinco,
obrante a fojas ciento dos a ciento tres, que declara 1) fundada la excepción de conclusión del
proceso por conciliación, y en consecuencia se declara concluido el proceso solo respecto del
ejecutante con el coejecutado Alfredo Loyola Mendoza, y, 2) respecto del co-ejecutado
Godofredo Loyola Mendoza se declara la existencia de una relación jurídica procesal válida entre
las partes, por consiguiente, saneado el proceso, debiendo continuarse la causa conforme
corresponda, y,
ii) la RESOLUCIÓN NÚMERO QUINCE (SENTENCIA) de fecha treinta de septiembre de dos mil
cinco, obrante de fojas ciento treinta y seis a ciento treinta y ocho, que declara fundada la
demanda interpuesta corriente de fojas nueve a doce; en consecuencia, se ordena que se lleve
adelante la ejecución hasta que el ejecutado Godofredo Loyola Mendoza cumpla con pagar al
ejecutante la suma de ocho mil dólares americanos más intereses legales que se calcularán en
ejecución de sentencia; con costas y costos.
Interviniendo como Vocal Ponente el señor Ruiz Torres, y;
ATENDIENDO
Primero.- Que, los argumentos contenidos en los respectivos escritos de apelaciones contienen
la misma alegación incidiendo en que su obligación como aval terminó desde el momento en que
la obligación del obligado principal contenida en el título valor fue sustituida por un acuerdo
conciliatorio; por ende, de exigir su cumplimiento este será de exclusiva responsabilidad de quien
concilió con la empresa demandante, no siendo el título valor puesto a cobro el que apareja
ejecución sino el acta de conciliación suscrita por ellos y que no cuenta con su aval, tanto más si
dicho obligado amortizó la suma de dos mil dólares americanos como parte de tal acuerdo.
Segundo.- Que, la emisión de dicha resolución resolvió la excepción formulada solamente por
el coejecutado Alfredo Loyola Mendoza en atención a la existencia de un acuerdo conciliatorio
entre este y el ejecutante; por lo que, no se advierte el agravio ocasionado al recurrente toda vez
que, aquel no formuló contradicción al mandato ejecutivo ni excepciones o defensas previas a
pesar de estar debidamente notificado acorde a la Resolución número cinco de fojas sesenta y
uno a sesenta y dos, tampoco impugnada; por el contrario, su afirmación implicaría una defensa
de fondo que debió formularla en su oportunidad y contra el mandato ejecutivo; motivo por el
cual se desestima la presente apelación.
Tercero.- Que, sin perjuicio de lo expuesto precedentemente, esto es, aún cuando el apelante
no formuló contradicción y, siendo que su alegación importa a fundamentos de contradicción que
pudo haberlos realizado en la oportunidad debida, este Colegiado Superior estima pertinente
pronunciarse al respecto.
Cuarto.- Que, el aval constituye una garantía personal que importa la constitución de una
garantía objetiva, autónoma, típicamente cambiara y abstracta que viene dada por una
declaración unilateral en virtud de la cual una persona se obliga a cumplir la prestación expresada
en el título valor, en las mismas condiciones que el avalado.
Quinto.- Que, en tal sentido, el artículo cincuenta y nueve punto uno de la Ley de Títulos
Valores número 27287 refiere que el avalista queda obligado de igual modo que aquéllos por
quién prestó el aval, y, su responsabilidad subsiste aunque la obligación causal del título valor
avalado fuere nula; excepto si se trata de defecto de forma de dicho título[1].
Sexto.- Que, por ello, la autonomía del aval significa afirmar la existencia propia y diferenciada
de la obligación del avalista respecto de todas las restantes obligaciones cambiarias del mismo
título, incluida lógicamente la deuda cartular del avalado. Efectivamente, la obligación cambiaria
del avalista es tan autónoma e independiente como la del avalado siéndolo también respecto de
los restantes firmantes del título valor.
Séptimo.- Que, asimismo, “el avalista no puede oponer al tenedor del título valor los medios
de defensa personales de su avalado” (artículo cincuenta y nueve punto dos de la Ley número
27287), en tanto, que los medios de defensa personales están dirigidos a las situaciones causales
que hicieron que el deudor principal asuma la obligación de cumplimiento dentro de un título
valor, situación totalmente disímil al origen de la obligación en calidad de aval del avalista pues
el acto por el cual asume tal calidad es –como se ha señalado– autónoma (independiente) y
personal.
Octavo.- Que, por ello, tratándose de obligaciones que son asumidas independientemente, en
primer lugar, el deudor principal dentro de un título valor y, en segundo lugar, la del aval, que
asume la obligación en forma unilateral, las obligaciones se tornan en independientes en cuanto
a la forma de pago, lo cual tiene como correlato que los deberes y obligaciones de este se
mantengan intactos frente al acreedor, así se produzcan actos jurídicos posteriores y/o
renovaciones entre su avalado y el tenedor del título o acreedor.
Noveno.- Que, consecuentemente, tal como lo ha señalado –reiteradas veces– el recurrente
(aval), el acuerdo conciliatorio corriente de fojas treinta a treinta y dos se llevó a cabo solamente
entre el ejecutante y el obligado principal, por lo tanto, sus efectos no conducen a extinguir la
obligación cambiaría respecto del aval pues –tal como se ha anotado reiteradamente– su
responsabilidad es independiente, autónoma y unilateral.
Décimo.- Que, sin embargo, lo que expone este Colegiado no significa que el órgano
jurisdiccional permita la producción de un doble pago, siendo lo concreto que lo que resulte del
trámite de ejecución de un proceso afectará necesariamente al otro –si lo hubiere– en tanto la
deuda no haya sido completamente cubierta, surgiendo de ello tres facultades: a) del acreedor:
quien podrá exigir el pago del eventual saldo por otra vía, b) del deudor: quien deberá poner en
conocimiento de la pertinente autoridad judicial la amortización o cancelación total de la deuda
y c) del Poder Judicial: quien debe velar que no se produzcan situaciones que puedan configurar
un abuso de derecho, como lo puede ser la persecución de un doble cobro (inadvertido aquí y
ahora)[2].
Undécimo.- Que, dicho criterio, se condice además en el hecho de que si se acredita la
existencia de pagos parciales se ordenará su deducción al momento de realizarse el pago de la
deuda total, conforme lo señala el artículo setecientos cuarenta y seis del Código Procesal Civil,
imputándose en el orden establecido por el artículo mil doscientos cincuenta y siete del Código
Civil[3].
Duodécimo.- Que, finalmente, la obligación demandada resulta cierta, expresa y exigible, y
además líquida, concurriendo los requisitos del artículo seiscientos ochenta y nueve del Código
Procesal Civil[4].
Por tales consideraciones,
SE RESUELVE
1) CONFIRMAR la RESOLUCIÓN NÚMERO DIEZ (AUTO) de fecha veinticuatro de agosto de dos
mil cinco, obrante a fojas ciento dos a ciento tres, y, 11) CONFIRMAR la RESOLUCIÓN NÚMERO
QUINCE (SENTENCIA) de fecha treinta de septiembre de dos mil cinco, obrante de fojas ciento
treinta y seis a ciento treinta y ocho, que declara fundada la demanda interpuesta corriente de
fojas nueve a doce; en consecuencia, se ordena que se lleve adelante la ejecución hasta que el
ejecutado Godofredo Loyola Mendoza cumpla con pagar al ejecutante la suma de ocho mil
dólares americanos más intereses legales que se calcularán en ejecución de sentencia; con costas
y costos; en los seguidos por FRANCISCO GODOFREDO CALDERÓN QUILLATUPA con ALFREDO
LOYOLA MENDOZA y GODOFREDO LOYOLA MENDOZA sobre OBLIGACIÓN DE DAR SUMA DE
DINERO - PROCESO EJECUTIVO; Notificándose y, devolviéndose consentida y/o ejecutoriada que
sea la misma, conforme al primer párrafo del artículo trescientos ochenta y tres del Código
Procesal Civil.
SS. WONG ABAD; YAYA ZUMAETA; RUIZ TORRES

NOTA

1 Escritos de fojas 106 a 111 y 144 a 149.

COMENTARIOS Y ANOTACIONES

[1] Ley de Títulos Valores

Artículo 59.- Responsabilidad del aval


59.1. El avalista queda obligado de igual modo que aquél por quien prestó el aval; y, su
responsabilidad subsiste, aunque la obligación causal del título valor avalado fuere nula; excepto si se
trata de defecto de forma de dicho título.

59.2. El avalista no puede oponer al tenedor del título valor los medios de defensa personales de su
avalado.

59.3. El avalista puede asumir la obligación señalada en el primer párrafo en forma indefinida, en cuyo
caso no será necesaria su intervención en las renovaciones que acuerde su avalado y el tenedor del
título. En este caso, su aval deberá constar en modo expreso en el título mediante la cláusula “aval
indefinido” o “aval permanente”.

59.4. La cláusula señalada en el párrafo anterior no es necesaria en los títulos valores que contengan
la cláusula de prórroga a que se refiere el artículo 49.

[2] Las garantías, en general, son mecanismos que tienen por finalidad reforzar el derecho del
acreedor para la hipótesis de que el deudor no cumpla con la prestación debida. Así, uno de los
elementos de las operaciones comerciales es el riesgo que nace respecto al cumplimiento de las
obligaciones que surgen. Por más solvente que pueda resultar un deudor, siempre está presente la
posibilidad de que incumpla con el pago de su obligación. De ahí la preocupación del legislador en
procurar mecanismos que ayuden a incrementar la seguridad respecto del cumplimiento de las
obligaciones, lo que se reflejará en el incremento de la emisión y circulación segura de los documentos
cambiarios.

La Ley de Títulos Valores señala que el cumplimiento de las obligaciones que representan los títulos
valores puede estar garantizado total o parcialmente por cualquier garantía personal y/o real u otras
formas de aseguramiento que permita la ley. Existen, dos tipos de garantías: las personales y la reales. En
las primeras, un sujeto ajeno a la relación cambiaria queda obligado a realizar el pago en caso el deudor
no cumpla; que es el caso de la fianza y aval. En las segundas, se afecta un bien determinado para que en
caso de incumplimiento se proceda a su realización, y con ello imputarse el pago.

En el presente caso nos encontramos ante un aval, que es aquella garantía personal típica del derecho
cambiario, mediante la cual el avalista (quien otorga garantía) se obliga en las mismas condiciones y
términos que el o los obligados principales a efectos de verificar el pago del título valor, convirtiéndose
en obligado solidario del deudor principal.

El tema central de la sentencia gira en torno al carácter autónomo de la obligación asumida por el
avalista. Es autónoma esta obligación porque a diferencia de las garantías reales, que se hacen exigibles
solo en caso de incumplimiento de la obligación asumida por el deudor cambiario, en el aval ocurre que
la obligación del avalista es principal y se encuentra en el mismo grado respecto del avalado, de tal
suerte que el tenedor del título valor avalado puede dirigirse indistintamente contra el deudor o el
avalista. Esto implica el nacimiento de una relación cambiaria autónoma y unilateral entre el acreedor y
el avalista; de modo que los eventos que ocurran respecto de la relación entre el avalado y el acreedor,
no tendrán efectos en relación con el avalista.

Por otro lado, a diferencia de lo acontecido en la fianza, en la que existe una sola obligación y dos
deudores, en el aval existen dos obligaciones autónomas. De ahí que se diga que el avalista no asume la
misma obligación que el avalado, sino la misma responsabilidad.
Coincidimos con la Corte Superior en que el carácter autónomo del aval no significa que se permita la
producción de un doble pago, toda vez que en el caso concreto se analizará si ha existido una
amortización o cancelación total de la deuda, quedando la obligación del avalista reducida al monto del
saldo.

[3] Código Civil

Artículo 1257.- Quien deba capital, gastos e intereses, no puede, sin el asentimiento del acreedor, aplicar
el pago al capital antes que a los gastos, ni a estos antes que a los intereses.

[4] Código Procesal Civil

Artículo 689.- Requisitos comunes

Procede la ejecución cuando la obligación contenida en el título es cierta, expresa y exigible. Cuando la
obligación es de dar suma de dinero, debe ser, además, líquida o liquidable mediante operación
aritmética.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

• “Guía rápida de preguntas y respuestas de la Ley de Títulos Valores”. Gaceta Jurídica. 4ª edición.
Lima 2005. Págs. 22-23.

FALLO ANTERIOR

“El aval es la garantía personal por excelencia, propia del derecho cartular que viene a ser una
declaración unilateral de voluntad en virtud de la cual una persona se obliga a cumplir la prestación
expresada en el titulo valor, en las mismas condiciones que el avalado. El aval es pues una garantía
personal que importa la constitución de una garantía objetiva, autónoma, típicamente cambiaria y
abstracta” (Exp. Nº 0814-2005)

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