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RACIONALISMO versus EMPIRISMO

Escrito por AA.VV. Historia de la Filosofía. CIDEAD. Editado por el Ministerio de Educación y Cultura. Madrid.
1996
El racionalismo y el empirismo tienen diferencias en sus planteamientos, pero también semejanzas o intereses
comunes. Veamos cuáles son.

1. La teoría del conocimiento.

Vamos a señalar brevemente qué tienen en común el Racionalismo y el Empirismo en su teoría del conocimiento y
cuáles son sus principales diferencias:

a) El centro de la teoría del conocimiento es, en ambas corrientes, el concepto de “idea”. Conocer es, para ambos
movimientos, conocer “ideas”, lo que equivale a decir que sólo se conoce mediante ideas. Su teoría del conocimiento
es, por tanto, representacionista.

b) Por otra parte, todos tratan de explicar la génesis del conocimiento, pues consideran que sólo se podrá conocer el
valor del conocimiento si se sabe cómo se origina.La diferencia entre ambas corrientes está en que el empirismo
estudia sobre todo la génesis de las ideas, es decir, cómo se producen, pues su punto de partida es una conciencia vacía
(una hoja en blanco en la que no hay nada escrito), mientras que los racionalistas al admitir que las ideas nacen con el
sujeto y que, por tanto, se encuentran en su conciencia, se ocupan sobre todo de la génesis de la certeza, del criterio de
verdad y del fundamento de la misma.

c) Ambas corrientes consideran que el modo más seguro de conocer es la intuición, aunque el racionalismo habla de
intuición intelectual y el empirismo de intuición senso-perceptual.

Pero junto a estos puntos comunes las diferencias son notables:

a) Para los empiristas el sujeto de conocimiento está subordinado a la experiencia y depende de ella desde el punto de
vista de la génesis de los contenidos del conocimiento, mientras que para los racionalistas es el sujeto el que funda el
conocimiento y desempeña un papel regulador en el mismo.

b) En la manera de entender la conciencia encontramos otra de las diferencias notables entre racionalistas y empiristas.
Para los primeros la conciencia está cargada de contenidos innatos y es activa en el desarrollo del conocimiento. Para
los empiristas, por el contrario, la conciencia está inicialmente vacía en espera de recibir los contenidos que provienen
de la experiencia y, por tanto, su función en el conocimiento es inicialmente pasiva.

c) Entienden también de diferente modo la función del pensamiento en el conocimiento. Para el racionalismo el
pensamiento es autónomo frente a la experiencia senso-perceptual y además puede juzgar la validez de los datos de
conocimiento que proporciona la experiencia sensible. Para el empirismo, por el contrario, el pensamiento depende en
su funcionamiento de los datos que le proporciona la sensibilidad (externa para los datos externos e internas para los
datos que informan acerca del estado y proceso del organismo) ya que ésta es la única vía que admiten para adquirir
contenidos de conocimiento.

d) Por último, la idea, que tanto en el racionalismo como en el empirismo es el contenido del conocimiento, también la
entienden de diferente manera. Para el racionalista existen ideas en la conciencia desde siempre, es decir, nacen con el
sujeto, son innatas. Para el empirista las ideas se adquieren a través de la experiencia, aunque no todos los empiristas
utilizan el término “idea” en el mismo sentido.

2. El problema del método.

Con el desarrollo de las ciencias muchos de los temas que tradicionalmente han sido estudiados por la filosofía pasan
a ser objeto de los nuevos saberes. Y a partir de este momento la filosofía se va a presentar más como una reflexión
crítica sobre el saber mismo y sobre la forma correcta de adquirirlo que como un saber de nuevos contenidos. De ahí
que una de las preocupaciones de esta época sea, pues, el problema del método de conocimiento.
Tanto racionalistas como empiristas van a investigar cuál es el método que nos garantiza el saber y para ello van a
tomar como modelo de conocimiento ideal el conocimiento científico.

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El conocimiento científico es el resultado de una combinación de observaciones empíricas que proporcionan los datos
concretos sobre los que operar y de hipótesis teóricas que se someten a un tratamiento deductivo de tipo matemático.
Tanto el racionalismo como el empirismo toman el método hipotético-deductivo galileano como modelo. El
racionalismo acentúa la importancia de la matemática y sólo admite el método deductivo como garantía de certeza de
todo tipo de conocimiento, mientras que el empirismo tiene en cuenta sobre todo la base empírica del conocimiento
científico.

3. Los conceptos metafísicos.

Racionalismo y empirismo intentan responder al problema de la certeza del conocimiento humano y tratan de
establecer una base racional para la acción moral del hombre. Esto es lo que se encuentra en el trasfondo de sus
discusiones sobre la sustancia del mundo, el alma y Dios.
Se ocupan, por tanto, de los mismos problemas que la filosofía escolástica- en la que han sido formados la mayor
parte de sus representantes- e incluso utilizan con frecuencia la misma terminología, pero dándole un significado
diferente.

3.1. En el racionalismo el concepto de “sustancia” es un concepto central y en torno a él se dan las mayores
diferencias entre los distintos autores de esta corriente. En relación con el concepto de “sustancia”, el de “Dios” les
servirá para fundamentar la validez del conocimiento.
Descartes admite como punto de partida la evidencia de las verdades matemáticas pero cree que hay que investigar la
naturaleza y validez de esa evidencia, y el resultado de esta investigación será la toma de conciencia de la existencia
del propio pensamiento como sustancia irreductible. El siguiente paso será demostrar la existencia de la sustancia
infinita o Dios como garantía del conocimiento y, por último, de la existencia de la sustancia extensa- los cuerpos- que
son el objeto de la ciencia natural.
Para Descartes hay, pues, tres tipos de sustancia: una infinita, Dios y dos finitas: la extensión (los cuerpos) y el
pensamiento (el yo personal), siendo Dios un puente que se tiende entre el pensamiento y la extensión como garantía
de que lo que conocemos se da en la realidad y no es una pura ilusión.
Espinosa dará una definición de sustancia: "…aquello que es en sí y se concibe por sí, esto es, aquello cuyo concepto
no necesita del concepto de otra cosa para formarse”, entendiéndola como causa de sí. Al entender por causa de sí
"aquello cuya esencia implica la existencia, o sea, aquello cuya naturaleza no puede concebirse sino como existente”,
la sustancia pasa a ser única y a confundirse con Dios. La divinidad es el todo y la extensión y el pensamiento son sólo
modos de esta divinidad: “Deus sive natura” (Dios o la naturaleza).
La teoría de la sustancia de Leibniz está vinculada a su teoría del carácter analítico de las verdades. Sustancias son los
individuos (mónadas) y cada mónada es el sujeto de una serie infinita de propiedades- el conjunto de todos los
predicados que le convienen y entre los que se encuentran incluso las relaciones con otros sujetos-. Cada mónada
refleja así el universo, y el orden de éste es el resultado del desarrollo armónico de todas las mónadas de acuerdo con
una programación establecida por Dios (armonía preestablecida).

3.2. En el empirismo el problema de la “sustancia” se plantea desde un punto de vista crítico ya que sólo se considera
objeto de conocimiento las cualidades sensibles de las cosas y no hay ninguna idea simple, obtenida a partir de una
sensación, que nos represente a la sustancia. La idea de sustancia es, para Locke, una idea compleja formada a partir
de las ideas simples de las cualidades sensibles de los fenómenos que la experiencia nos muestra asociados.
Hume, por último, lleva su crítica de la “sustancia” incluso al “yo”. Todo nuestro conocimiento se reduce a
“impresiones” e “ideas”. Ahora bien, las agrupaciones de impresiones nos producen la ilusión de que existe algo que
subyace a esas impresiones y que es distinto de ellas, la “sustancia”. La “sustancia” es un concepto vacío, ya que no
corresponde a ninguna impresión sensible sino que se refiere a un supuesto soporte de esas agrupaciones de
impresiones. Sería simplemente una “idea” formada por la imaginación mediante la asociación de diversas
sensaciones.
Algo parecido ocurre con la idea del “yo” que sería también un “idea” de la imaginación para dar unidad a la
colección de contenidos perceptivos que se suceden continuamente, pero que tampoco permite deducir la existencia de
una sustancia que les sirva de soporte.
Hume crítica también el concepto de “causa”, que es otro de los conceptos metafísicos que utilizaba el racionalismo en
su explicación de la realidad. No hay vinculación causal entre acontecimientos, lo que llamamos “causa” y “efecto”
son ideas de la imaginación que surgen al asociarse contenidos de conciencia contiguos en el tiempo.
Por otra parte, el empirismo, excepto en el caso de Berkeley, no recurre al concepto de Dios como una pieza
fundamental de su sistema metafísico. Se introduce así un principio de crítica de la metafísica tradicional y, en
concreto, de la justificación filosófica de Dios (Teodicea), que tendrá especial eco en el pensamiento de la Ilustración.

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