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Pedro Humire: poeta aymara.

Lejos de aquí, en el pueblo precordillerano de Socoroma en la provincia de Parinacota, nació el 30


de junio de 1935 Pedro Humire. Si los papeles dicen que es chileno, su corazón dice que es más
aymara. Llegó a ser el menor de nueve hermanos, padre de dos hijos y poeta de estudio y oficio.
Poeta, profesor y académico, lo ancestral ha sido su mayor guía a lo largo de su vida. Desde la poesía,
entrega sus versos al Tata Inti, a la Pachamama, y los ha acompañado de música al son del charango
y la quena. Como docente difundió las ideas de cuidado a la tierra. Como académico ha abordado
la crisis de la lengua aymara, el sincretismo cultural en la zona andina.

Ha sido, también consciente del silencio impuesto desde que inició su camino en las letras: ya sea
por los niños de “buena presencia”, de “presencia europea” que leían sus poemas premiados en los
concursos; ya sea por el año y un poco más que pasó como preso político en la Dictadura por el
apoyo como activista que brindó al gobierno de la Unidad Popular. Pedro Humire defiende lo
indígena como el principal pilar de lo latinoamericano y lo refleja cada una de sus acciones, ya sea
como poeta, artesano, folclorista o maestro.

Hoy en día sigue su lucha por la identidad y la cultura aymara, escribiendo en su lengua, tal como él
dice, desde el corazón, para hacer visible no solo un pueblo originario que suele desaparecer del
radar de una sociedad que incluso jerarquiza lo indígena, sino que, además, la realidad de un
territorio que no solo lucha por defender su cultura, sino que además debe defenderlo de las
mineras.
“Parinacota” – Pedro Humire En mi profundidad
Y en los reflejos de tu laguna.

Me partes a mí Tristemente vimos a las vicuñas


Y al tiempo, Doblegar su salvaje trote frente a la muerte,
Parinacota de los pedregales, Pero desde aquel tiempo
Lugar primero, madrugada del universo, Siento correr la dulce sensibilidad de ellos
Iniciación de los sentimientos, Entre mi sangre,
Donde piensa el viento grande Parinacota, mi necesario hallazgo.
Y se encuentran las edades.
¡Como estás en mi!
Cuando nos conocimos Que cuando te sueño
Me envolviste con tu grito Me responde tu ventarrón,
Y tuve la sensación de hundirme Ese de tus tardes,
De tu lluvia,
En tu perennidad, De tus confidencias en esa blancura
Parinacota, residencia de mi espíritu. Del tiempo de invierno,
De esos días en que buscas
Dejé marcada en tus adobes Y corres riendo sobre tus penas
Mí locura, O llorando frente a tu encuentro.
Y se partió la blanca pared de las casas
Cuando te conté aquello, Nuestra dulce desgracia, Parinacota,
Parinacota de mi recuerdo. Los dos la guardaremos,
No habrá mas quien la sepa.
Los dos llorábamos, Yo te entregué mi locura
El ave bajó al arbusto Y tu me confiaste el frío de tu tristeza
A sepultar su plumaje; En el lenguaje perenne de América…
Más hará navegar su canto Todo multiplicará entre tu y yo solamente.
Hoy y siempre, Parinacota, maternal huella encontrada.
“Montepatria amada” – Pedro Humire

Un cantar quiero para mi monte patria

con el amor de un campesino


que a la patria, la pachamama
cada mañana saluda
cuando la claridad asoma por el cerro guayaquil,
por el cerro san Juan,
por el cerro de la antena,
que al mirarlos se van de mi las penas
por el rió grande se van mis sufrimientos
cada vez que miro sus aguas al atardecer,
como si en los arreboles de las laderas
y las olas del paloma hacia abajo
estuviese el amor de los indios
que su inmenso corazón nos dejaron
y no nos damos cuenta que aquí vivieron,
dicen que desaparecieron
¡nooooo
Aún existen y ellos le dan la fuerza a nuestro canto
¡canta indio o mestizo monte patrino
aún que la vida te presente los escollos mas difíciles
y las pruebas mas dolorosas del destino
¡ canta al amanecer y en todo momento
canta cuando tu corazón mas flaquee
y asi podamos abrir las melgas
para los sombríos de nuestros hijos
que nos Irán siguiendo en el camino
¡canta monte patrino
hasta que te escuche
la voz de los indios que aquí primero sembraron
y te escuchen los corazones de nuestros hijos
que sembraran mañana y siempre
las semillas eternas de monte patria
“Hermana mamá” – Pedro Humire

Hermana mamá, mamá hermana


A dónde quiera que fueras
Yo a tu encuentro
Iría.

Si al cielo vas
Allá yo voy.

Si al inmenso desierto te vas,


Allá yo iré.

Si a aquella helada puna fueras


Yo a tu encuentro
Iría.

Si al mank’asaya fueras,
Allá yo iré.

Si al araxsaya fueras,
Allá yo iré.

Si al otro lado de la cordillera


A la gran selva,
Te vas
Yo a encontrarte
Iría.

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