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Di Bártolo, I. (2016). El apego : cómo nuestros vínculos nos hacen quienes somos.

5. El dilema insoluble del apego desorganizado

La seguridad es sólo una de los dos cualidades que discriminan a las


representaciones de apego. La otra cualidad es la organización. Además de la variable
seguridad/inseguridad, las representaciones de apego se clasifican a partir de la
variable organización/desorganización. Entre los cuatro patrones de apego (seguro,B;
evitativo, A; ambivalente, C; desorganizado D), tres son organizados: B, A y C. De
los los inseguros (B, A, D) , sólo D es desorganizado.
Contrariamente a lo que se había investigado en las primeras décadas en el
apego, especialmente en los últimos años, la cualidad organizada ha demostrado ser
más importante que la cualidad segura en términos de su asociación con
psicopatología y salud mental. Más allá de si el patrón es seguro o inseguro, lo más
importante es que sea organizado. ¿Qué diferencia a los patrones organizados de los
desorganizados? Los niños cuyos patrones son organizados tienen todos una
estrategia para enfrentar las situaciones de estrés, segura o no, pero siempre
discernible. Los niños organizados y seguros tienen una estrategia que es
interpersonal: cuando están angustiados muestran abiertamente su malestar y recurren
a la figura de apego para que los calme, confiando en su respuesta. Los niños
evitativos, en cambio, frente al estrés minimizan la expresión de su malestar y evitan
sutilmente el contacto con su figura de apego. Los niños ambivalentes, en lugar de
minimizar, maximizan la expresión de angustia y no sólo buscan; se aferran a la
figura de apego, mezclando búsqueda de proximidad y enojo. Las tres conductas son
muy diferentes pero son todas organizadas. Cada una refleja una estrategia distinta
frente a las situaciones angustiantes (buscar, prescindir, aferrar). Son estrategias
adaptadas a lo que cabe esperar de la figura de apego según la experiencia con ella.
Las estrategias ambivalentes y evitativas no son seguras pero constituyen la mejor
forma de manejarse con esa figura de apego.
Los niños desorganizados, en cambio, carecen de estrategia para enfrentar la
desregulación emocional. En la situación de estrés su conducta con respecto a la
figura de apego es mucho más que
La contradicción y la expresión de temor
insegura: es incoherente. Parece no
en el patrón de apego desorganizado
tener un objetivo. No puede
resultan de un colapso en las estrategias
discernirse cómo estos niños
para enfrentar el estrés.
pretenden utilizar a sus figuras de
Di Bártolo, I. (2016). El apego : cómo nuestros vínculos nos hacen quienes somos.

apego para regular sus emociones, y parecen quedar indefensos e inermes frente al
estrés. Frente a la desregulación emocional no hay un modo de recuperar el
equilibrio. Estos niños son así presa de frecuentes estados emocionales intensos que
no pueden regular, y que perturban su funcionamiento general. Hesse y Main (2000)
describen por este motivo al apego desorganizado como el colapso de una estrategia
para regular las emociones.

Consecuencias ulteriores del apego desorganizado en la primera infancia


(Carlson, 1998; Hazen, jacobvitz, Allen, Higgins & Jin, 2009; Jacobvitz,&
Hazen, 1999; Kochanska, 2001; Lyons Ruth, 1996; Lyons-Ruth, Easterbrooks, &
Cibelli, 1997; Main, Hesse & Kaplan, 2005; Paulo-Pott, Pott & Beckmann, 2007; van
IJzendoorn, Schuengel y Bakermans-Kranenburg, 1999; Weinfield, Whaley, &
Egeland, 2004 entre otros). En estos estudios, el apego desorganizado ha sido
asociado con problemas emocionales, de comportamiento y de relación. Por ejemplo,
Hazen, Jacobvitz, Allen, Higgins & Jin, 2009) midieron el apego al año de edad y
luego encontraron a los 7 años en niños desorganizados una frecuencia
significativamente mayor de problemas como dificultad para aceptar normas y
comportamiento agresivo y desafiante. En un metaánalisis sobre 12 estudios de 734
niños, Konchanska (2001) encontró que los niños que habían sido clasificados como
desorganizados presentaban una presencia significativamente mayor de problemas de
agresión y de comportamiento. Los niños cuyo patrón de apego era desorganizado en
la primera infancia presentan en general a lo largo del desarrollo una variedad de
problemas afectivos y de comportamiento, tales como emocionalidad negativa,
hiperreactividad emocional, trastornos de conducta, comportamientos bizarros y
comportamiento agresivo y relaciones sociales pobres. A través de numerosos
estudios empíricos es posible afirmar la relación que existe entre las estrategias de
apego infantil y la psicopatología.

Manifestaciones del modelo mental desorganizado en la conducta


¿En qué consisten las respuestas desorganizadas a nivel de la conducta con la
figura de apego? Si bien pueden presentarse a través de una variedad de
comportamientos, hay dos comportamientos básicos que son característicos del patrón
de apego desorganizado: contradicción y temor. La conducta del niño desorganizado
con la figura de apego resulta intrínsecamente contradictoria, o bien indica miedo a
Di Bártolo, I. (2016). El apego : cómo nuestros vínculos nos hacen quienes somos.

ella, en forma directa o indirecta. Main y Solomon (1990) describieron cómo estos
dos comportamientos pueden desplegarse en la Prueba de la Situación Extraña:

1. Despliegue secuencial de comportamiento contradictorio (por ejemplo el niño


busca el contacto con la madre, y a continuación la evita, o se queda inmóvil o
como en trance).
2. Despliegue simultáneo de comportamiento contradictorio (por ejemplo el
niño busca fuertemente el contacto con la madre, y al mismo tiempo lo evita
con la misma intensidad).
3. Conductas que parecen incompletas o mal planificadas (por ejemplo, el niño
muestra su malestar llorando intensamente por haberse separado de la
madre pero se aleja de ella en lugar de acercarse).
4. Comportamientos estereotipados, posturas raras o movimientos torpes (por
ejemplo tropezar sin razón aparente y sólo cuando la madre está presente).
5. Quedarse quieto o como congelado por un período sustancial de tiempo, o
moverse en forma lentificada como si fuera un movimiento abajo del agua.
6. Indicadores directos de aprensión hacia el cuidador (encoger los hombros o
tener una expresión de miedo).
7. Comportamiento desorientado (andar sin rumbo por la habitación,
especialmente en la reunión con la madre).

El miedo y la contradicción son expresión de dos tendencias inconciliables


que coexisten simultáneamente en los niños desorganizados: la tendencia infantil de
buscar al cuidador para ser protegido por él, y la tendencia a huir de él por temor a él.
Esta incoherencia es el resultado de una relación amenazadora y/o contradictoria con
el cuidador. La figura de apego es a quien volverse para encontrar consuelo y refugio
pero, ¿qué hacer cuando la figura que calma puede ser la misma que inicie una
situación de estrés aun mayor? Main y Hesse (1990) califican al dilema como
insoluble. En lugar de apaciguarse, el temor se intensifica, y deja al niño en un estado
que estos autores han caracterizado como “terror sin solución”. Este estado de
desregulación constituye la esencia del apego desorganizado
Un ejemplo que permite
La conducta desorganizada en la
comprender con claridad el “dilema
prueba es el resultado de un estado
de “terror sin solución” Main y
Hesse (1990).
Di Bártolo, I. (2016). El apego : cómo nuestros vínculos nos hacen quienes somos.

insoluble” es el vínculo de apego entre un niño y un padre que lo maltrata. El padre


maltratador lleva adelante dos roles que son incompatibles. Es la figura de apego, el
puerto al cual volverse en situaciones amenazantes; y al mismo tiempo es el
generador de potenciales situaciones de amenaza. Imposible conciliar estas dos
características opuestas. Frente a esta contradicción las estrategias colapsan, y el
patrón de apego no puede organizarse. Los resultados de los estudios empíricos
confirman esta situación: el maltrato se asocia significativamente con el apego
desorganizado. Mientras que la incidencia de apego desorganizado en la infancia es
de aproximadamente 14 % en muestras sin riesgo psicosocial (Van IJzendoorn,
1999), en muestras de niños con maltrato la frecuencia de apego desorganizado es del
82%. Resultados similares fueron encontrados en otros estudios (Barnett, Ganiban y
Cicchetti, 1997; Cicchetti y Barnett, 1991; Cicchetti, Rogosch y Toth, 2006).
La asociación entre maltrato y desorganización no depende de otras variables
de riesgo, que podrían sesgar el resultado. No depende por ejemplo de la pobreza. El
maltrato está asociado con desorganización cualquiera sea el nivel socioeconómico en
que se evalúe. Si bien la frecuencia de apego desorganizado aumenta del 14% al 24 %
en muestras de bajo nivel socioeconómico, el maltrato ejerce un efecto muy
específico. En un estudio con todos niños de bajo nivel socioeconómico, Carlson
(1989) encontró que el 82% de los niños que habían sido maltratados tenían apego
desorganizado, en tanto que, en la misma muestra, sólo el 17% de los niños no
maltratados tenían apego desorganizado, aun cuando el bajo nivel socioeconómico los
ponía en riesgo.
Cuando hay maltrato, es claro que la figura de apego funciona como la fuente
misma del temor. La figura a la cual volverse para encontrar calma y consuelo es al
mismo tiempo amenazante (“frightening”). Pero no es únicamente este tipo de
comportamiento parental el que resulta en la desorganización. Los padres pueden
dejar a sus hijos en el estado de terror sin solución de otras formas, con
comportamientos menos evidentes que el maltrato. Main y Hesse (1990) señalan que
la desorganización puede resultar no sólo del miedo a la agresión del cuidador, sino
también de que falle severamente en dar respuestas efectivas. Una madre puede estar
por ejemplo muy retraída e ignorar las necesidades del niño, como sucede en el caso
de una depresión grave o en la drogadicción. Puede ser incapaz de contener los
afectos de los hijos porque le resultan amenazantes, como en el caso de una madre
hipersensibilizada por la pérdida reciente de otro bebé. En este caso puede tender a
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interpretar el malestar del niño como potencialmente muy peligroso. Una madre en
ese estado no asusta al bebé amenazándolo, pero verlo asustado, angustiado o
enfermo, la asusta a ella mucho y el temor la vuelve incapaz de contenerlo y calmarlo.
Esta situación concreta ha sido objeto de estudios empíricos y los resultados
confirman su asociación con el apego desorganizado en el niño. Zeanah (2000)
comprobó que en muestras de niños cuyas madres que habían perdido perinatalmente
un bebé dos años antes de su nacimiento de su hijo, el 45% presentaba apego
desorganizado al año de edad. En la base del apego desorganizado que Main y Hesse
conceptualizaron como “terror sin solución” están las conductas atemorizantes
(“frightening”) y atemorizadas (“frightened”) de los padres.

Perturbación en la comunicación emocional y desorganización


Lyons Ruth y sus colaboradores (Lyons-Ruth, 2004; Lyons-Ruth, Bronfman y
Parsons, 1999) plantearon que la sensación de terror sin regulación resulta de que los
padres respondan en forma perturbada al estado emocional del niño. En la interacción
con el bebé los padres están retraídos o asustados, o son intrusivos, contradictorios o
directamente hostiles. Los autores estudiaron que las madres con hijos con la
categoría (D) tienen por lo menos tres veces más probabilidades que las madres de
hijos (A), (B) y (C) de mostrar las siguientes conductas con sus bebés:
• Proponen el acercamiento y luego se alejan
• Usan un tono amistoso mientras mantienen una postura amenazante
• Inducen al niño a realizar una conducta y luego se la prohíben
• Presentan cambios repentinos en el humor que no están provocados por la
situación
• Tratan al bebé de manera muy violenta.
• Le quitan el juguete preferido al bebé
• La expresión de sus rostros o o su voz producen miedo
• No le permiten al niño tocar los juguetes
• No calman al bebé angustiado
• Tiran del bebé tomándolo de sus muñecas
• Se ríen cuando el bebé llora
• Burlan y molestan al niño
• No permiten que el bebé llore
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• Ignoran al niño cuando se cae


• Le hablan en voz muy aguda o temblorosa
• Tienen una expresión asustada como si tuvieran miedo a la situación o al bebé
• Mantienen al bebé lejos de sus cuerpos con los brazos rígidos
• Interactúan con el bebé en silencio

Estas conductas producen una distorsión en la comunicación emocional, que


confunde y perturba al niño. Los padres dan al niño respuestas que son disruptivas. La
forma en que estos padres interactúan con él y responden a sus estados emocionales
es desorganizadora: el bebé los necesita y se burlan de él; está interesado en algo y se
lo prohíben; no encuentra eco en sus estados en una madre callada; sus conductas
asustan a su figura protectora. Son conductas suficientemente desorganizadoras como
para dar lugar a los patrones de indefensión y contradicción característicos de los
niños cuyo apego en la Prueba de la Situación Extraña es desorganizado. Impiden la
construcción de una estrategia alternativa (evitativa o ambivalente) para enfrentar la
ansiedad y el temor.
Lyons Ruth, Bronfman y Parsons, (1999) clasificaron en cinco categorías las
formas generales de comportamiento disruptivo de las madres: (a) la retracción, (b) la
instrusión, (c) la reversión de roles, (d) la desorientación o la falta de respuesta y (e)
la respuesta conflictiva. Elaboraron un instrumento, el Instrumento de Medición y
Clasificación del Comportamiento Maternal Atípico (AMBIANCE Atypical Maternal
Behavior Instrument for Assessment and Classification) que permite identificar los
comportamientos disruptivos de las madres y medir su intensidad.
En la investigación, el AMBIANCE permitió estudiar la asociación entre las
respuestas disruptivas de las madres y el apego desorganizado en los niños. La alta
correlación entre estas dos variables fue confirmada en varios estudios, de distintos
países, con madres con diferentes características sociales, culturales y etarias (Gervai
et al., 2007; Grienenberg, Kelly y Slade, 2005; Lyons-Ruth, Bronfman y Parsons,
1999; Madigan et al., 2006, entre otros).
El AMBIANCE puede ser utilizado no sólo en la Prueba de la Situación
Extraña sino también en situaciones de juego libre. Proporciona un marco para
observar el intercambio de una madre con su niño pequeño, y constituye un
instrumento de gran utilidad clínica.
Di Bártolo, I. (2016). El apego : cómo nuestros vínculos nos hacen quienes somos.

Comportamiento desorganizante de los padres


¿Qué lleva a los padres romper la conexión emocional con sus bebés y a
responderles en forma negativa cuando los necesitan? Algunos factores como el
alcoholismo, la drogadicción, la depresión, otras formas de psicopatología, la
inmadurez o el duelo -entre otros- pasibles de comprometer fuertemente y de maneras
diversas la sensibilidad y la disponibilidad de los padres. Esto les impide llevar
adelante una comunicación empática y efectiva con el bebé y mantenerse disponibles.
Algunas investigaciones empíricas
permitieron establecer la asociación del Las investigaciones muestran que
apego desorganizado del niño con ciertas el apego desorganizado aumenta
situaciones puntuales. En un metaanálisis fuertemente en los niños cuyas
sobre casi 80 estudios sobre el patrón de madres:
apego desorganizado, van IJzendoorn (1999) • Perdieron un bebé poco antes
encontró que en casi todos los grupos en los de que ellos nacieran
que las madres tenían un diagnóstico clínico, • Son alcohólicas o drogadictas
el porcentaje de niños desorganizados era • Tienen un trastorno de la
más alto que en la distribución estándar que personalidad
es 14%. Por ejemplo, en las muestras con • Están deprimidas
madres alcohólicas o drogadictas, el • Son adolescentes
porcentaje de niños desorganizados fue del
43%.; en los grupos de hijos de madres deprimidas, del 21%. Otro tipo de situaciones
también demostraron estar asociadas a la presencia de apego desorganizado infantil,
como por ejemplo, la maternidad adolescente. En muestras con madres adolescentes,
el porcentaje de niños con apego desorganizado era del 23%.
Las distorsiones en la manera de decodificar y responder a los estados
afectivos del bebé pueden provenir también de distorsiones en la manera de
comprender y organizar las propias emociones. Los correlatos maternos del apego
desorganizado del niño también fueron estudiados desde una perspectiva
intrapsíquica. Cuando la capacidad de una madre para pensar sus propias experiencias
y sus propios vínculos infantiles está distorsionada por la falta de elaboración o la
incoherencia, la posibilidad de que su hijo tengan con ellos un apego desorganizado
aumenta en forma marcada. Estadísticamente hay una correlación significativa entre
el apego desorganizado o no resuelto de la madre, medido con la Entrevista de Apego
Di Bártolo, I. (2016). El apego : cómo nuestros vínculos nos hacen quienes somos.

para Adultos (George, Kaplan & Main, 1985) y el apego desorganizado de su hijo en
la Prueba de la Situación Extraña [para un análisis más detallado ver capítulo IV de
este libro].

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