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EDUCACIÓN-ARTE + CAOS, reflexiones alrededor del ejercicio

docente
Leonardo Mauricio Rivera Bernal, Educador por medio del arte. 2018

“Lo que define el pensamiento, las tres grandes formas del pensamiento, el
arte, la filosofía y la ciencia, es afrontar siempre el caos, establecer un plano,
trazar un plano sobre el caos.”

Gilles Deleuze Percepto, afecto y concepto

PUNTO DE PARTIDA
Experimentar la docencia, en general y en el campo del arte, ha permitido tomar contacto con una
aparente dinámica caótica que domina la experiencia educativa, de allí ha surgido una pregunta:

¿Puede considerarse la práctica docente, y muy particularmente la docencia en artes como un


ejercicio de gestión del caos?...

Al analizar los procesos docentes en general, y las propias prácticas de enseñanza en el campo
de la educación artística, se genera una reflexión sobre los procesos de gestión de conocimiento
en artes, la docencia en arte educación y su relación con prácticas pedagógicas contemporáneas la
cual permite establecer que éste tipo de prácticas son esencialmente ejercicios de gestión del caos,
considerando el caos como elemento generador y creador.
Con lo cual se puede desarrollar una propuesta de práctica docente como una práctica artística
desde la gestión del caos en proyectos de investigación creación que consideran el arte como
experiencia relacional y exploración creadora crítica a partir de los diversos contextos de realidad.
La propuesta se configura a partir de tres componentes los cuales se contemplan de la siguiente
manera.

CAOS

“El caos como antítesis del orden no es propiamente el caos, no es el verdadero caos. Es una noción
localizada, relativa a la noción de orden cósmico. El verdadero caos no podría ponerse sobre el
platillo de una balanza, sino que permanece siempre imponderable e inconmensurable. El
correspondería más bien al centro de la balanza “ Paul Klee Teoría del arte moderno

El caos es ese aspecto complejo que parece definir el desorden de las cosas, del universo, de las
prácticas. Pero no hay tal desorden, y así lo expone Paul Klee al definir el caos como aquello
que permite que el desorden de la realidad y sus múltiples posibilidades entre en un estado de
equilibrio parcial. Para Klee el caos es ese agente generador del proceso creador, el caos
generador. El caos como una situación cargada de oportunidades de resignificación y
reconfiguración, un espacio de oportunidad para crear y re-crear.

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El artista establece que la esencia del arte es ese caos generador, y como tal debe ser impulsado y
contemplado como el eje de la práctica artística. Bajo esta premisa considero que el caos debe
ser el eje también del proceso educativo en general y educativo artístico en particular.

El caos parte de las dinámicas de la complejidad, la realidad es compleja, mejor dicho las
múltiples realidades que vivimos cotidianamente lo son. Sin embargo se ha generado un
esfuerzo significativo en pretender que estas realidades pueden simplificarse, cuando eso es
realmente imposible. De esa conclusión surge la denominada Teoría del Caos, que busca
comprender cómo funcionan sus dinámicas, en todos los campos.

En la mirada tradicional el caos se percibe como el desorden, y es posible organizarlo para


neutralizar su efecto. Sin embargo la teoría del caos arroja otro modo de percibirlo, construido a
partir del análisis de la realidad y su complejidad.

Pero ¿para qué puede servir el caos? Sirve para ver el mundo como totalidad.

Y para asumir la complejidad. Heinz von Förster, uno de los pioneros en análisis de la
complejidad, la explica así: “No existe un único punto de vista (disciplina), sino múltiples visiones
de un mismo objeto. La realidad puede verse como un prisma con múltiples caras o niveles de
realidad”. Lo cual permite establecer la naturaleza múltiple de la realidad. Y con ello
comprender la importancia de asumir la multidisciplinariedad para abordar procesos formativos
complejos, como resulta ser el caso del arte y la educación artística.

Dentro de ésta mirada se afirma que el todo complejo está hecho de infinitas interacciones de un
patrón simple que se repite a escalas diferentes. La relación caos-desorden se presenta como
proceso dinámico. Pero esa dinámica de caos-desorden permite auto organizarse a través de un
“atractor”, un elemento que busca la organización dentro de esa complejidad.

El concepto de atractor se refiere a sutiles patrones de orden subyacente, que responden a un


orden más complejo.

Dentro de la mirada tradicional un sistema no cambia de manera repentina, y si lo hace es por


error, por falta de control. En la Teoría del caos se considera que una pequeña perturbación
puede generar desestabilización dentro del sistema. El orden solo se puede mantener mediante
la auto organización. Los procesos auto organizativos ocurren de manera espontánea.

La naturaleza múltiple de la realidad hace que toda forma de organización sea un sistema caótico
en esencia.

La organización se caracteriza por la inestabilidad inherente, por la presencia de fenómenos auto


organizativos, por predominio de procesos de carácter no lineal y por la importancia de elementos
de azar en la determinación de sus futuros que son imprevisibles. Dentro del caos existe una
forma de organización, se ha denominado auto organización, y es ese orden espontáneo,
emergente, del no equilibrio, de la caoticidad. Al llevar esto al campo educativo se comprende
porque la institución educativa con todos sus componentes y agentes resulta ser un sistema

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caótico, y sus dinámicas y procesos de organización deberían estar configurados partiendo de
dicha naturaleza.

El caos está siempre presente en la cotidianidad, y la escuela no se puede excluir de eso.

Es así como estudiosos de la educación establecen que si bien se entienden los sistemas
educacionales como ordenados, regulares y estables, lo cual busca legitimar la función
normalizadora y estandarizadora de la institución educativa tradicional. Lo cierto es que la
educación en su forma de institución es un sistema desordenado, irregular e inestable; donde las
más mínimas diferencias importan mucho, generan turbulencia, perturbación. Por tanto
necesitan de un modo de gestión que pueda considerar el caos como espacio generador, creador,
una metodología que esté acorde con la naturaleza propia de la organización y sus procesos.

El caos es la base de la realidad y sus múltiples alternativas.

ARTE +

El arte se considera como experiencia porque sus prácticas demandan atención sensorial,
emocional e intelectual-racional. Estos aspectos también están presentes en los procesos de
aprendizaje, lo cual explica el poder del arte en procesos de aprendizaje, pero también la
importancia de contemplar todos estos aspectos de forma integrada a la hora de diseñar
programas de formación en educación artística.

Sí se revisa el proceso de creación artística propiamente se comprende que está caracterizado por
un continuo ir y volver, es una continua búsqueda con carácter investigativo, en la cual están
presentes la exigencia de qué decir, cómo decirlo, la toma de decisiones, los desajustes, lo que se
evidencia y lo que se silencia, generando una tensión narrativa que se traduce en Caos.

Pero hay una particularidad del arte como experiencia creadora que muchas veces se invisibiliza
en los ámbitos educativos, y es parte esencial de su naturaleza como campo de conocimiento, el
arte como producto expone aquello que no es posible evidenciar por otros medios o lenguajes.
Lo que no se puede decir.

“Seguramente existe lo inexpresable. Esto último se muestra” Proposición 6.522


Wittgenstein

El conocimiento plasmado en arte (considerado como conocimiento tácito, práctico, saber


sensorial, saber cómo) es cognitivo, pero no conceptual. Y es racional, aunque no discursivo.

No debe confundirse el contenido conceptual de los hechos artísticos con su supuesta forma no
cognitiva. Es diferente que no podamos acceder a ellos directamente a través del lenguaje y los
conceptos.

Esta característica es parte importante de la reflexión sobre cómo debe enfocarse la investigación
creación, pues los contenidos no conceptuales y no discursivos de la investigación se articulan de
manera particular, y lo mismo sucede a la hora de compartirlos, socializarlos, comunicarlos.

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Lo cual abre otro espacio de reflexión: ¿cómo debe enfocarse el proceso formativo en
investigación creación en artes? Y ¿cómo respetar la naturaleza del arte para configurar memorias
de los procesos abordados?, pero dado que el arte en esencia es un proceso investigativo, el eje
del proceso formativo en arte debería ser la investigación creación.

+ CAOS

Es necesario considerar diversos factores que definen el caos. Se hace referencia a un sistema,
pero más allá de la concepción tradicional que lo define como un conjunto de elementos que
conforman un todo que es la suma de sus partes. En la teoría de la complejidad, la referencia a
sistema trata de un todo complejo hecho de infinitas interacciones de un patrón simple que se
repite en escalas diferentes. Según la mirada tradicional el caos surge cuando el sistema se
desordena de manera repentina, presuponiendo que esta ordenado en principio. Desde la
mirada del caos, cualquier perturbación mínima puede generar grandes cambios al sistema, que se
mantiene en permanente cambio¸ movimiento.

Según esto, los sistemas caóticos no se pueden predecir, el resultado final dependerá de manera
sensible de las condiciones en que se inició. Aspecto fundamental para tener en cuenta en
educación. Bajo estas condiciones deben evaluarse tanto proceso como producto siempre, para
poder asegurar niveles de validez aceptables a la hora de dar cuenta sobre lo sucedido en un
proceso educativo. Más cuando se esta estableciendo un espacio de contacto con múltiples
subjetividades, se están impulsando diversos procesos individuales y colectivos, y se está
trabajando con conocimientos en diversos grados de complejidad. De dónde se puede
establecer que para comprender éste sistema plagado de variables y particularidades es preciso
asumir su complejidad de entrada. Con plena conciencia sobre tres aspectos que se encuentran
en la experiencia educativa: los individuos, los contenidos de aprendizaje y los procesos que allí se
configuran y desarrollan.

El caos hace referencia a sistema, involucra equilibrio y entropía. Entropía asumida como esa
tendencia natural de un sistema a perder orden. El caos está ligado directamente con el
contexto y con el riesgo. La vulnerabilidad del contexto establece un potencial de daño al
sistema, potencial de impacto por causa de cualquier turbulencia o perturbación.

En educación es necesario considerar las características del contexto para establecer el tipo de
perturbaciones y de vulnerabilidad del contexto y de los individuos que lo experimentan, así
puede ser posible definir modos de intervenir, perturbar, para generar respuestas en direcciones
más o menos precisas. Aunque como ya se expuso, sin condición de predicción. Comprender el
contexto es fundamental para iniciar y desarrollar cualquier proceso con pretensiones formativas.

El contexto define los desarrollos de los procesos y en gran medida los grados de caos.

En arte el contexto es definitivo, ya lo establecía Gombrich al decir “No hay ojo inocente”, lo que
ve y cómo lo ve está regulado por la necesidad y el prejuicio. Está dominado por los sentidos, no

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solo la vista, y no solo refleja las realidades, también recibe y construye posibilidades. Somos
sistemas complejos afectados por los sentidos que nos permiten apropiar e interpretar el contexto.
Las múltiples realidades en su dinámica de complejidad.

Y las diversas maneras de interpretarla por parte de los individuos, todo ello jugando en el espacio
que denominamos escuela, del nivel que sea. ¿Cómo se gestiona ese caos?

Esa diversidad de niveles de realidad y de subjetividades debe ser lo que el educador necesita
comprender y manejar para impulsar aprendizajes significativos, acontecimientos educadores,
experiencias.

Pero para que el caos sea generador, creador, debe mantenerse un sistema inestable.

El nivel máximo de entropía genera un sistema, organización, equilibrado. Eso significa estable,
es decir luego de la perturbación recupera la posición o estado anterior. Es reactivo.

Buscar la construcción de nuevas alternativas requiere que no recupere su estado previo, que sea
inestable, así las perturbaciones no remiten, sino que llevan a nuevos estados o posiciones, es una
respuesta proactiva y creativa.

El éxito, posible, de gestionar el caos, se soportaría sobre modos de gestión flexibles construidos
sobre el dialogo constante. Configurando una organización variable, flexible frente al contexto,
en términos de la teoría del caos, con sentido de auto organización. Permitiendo la autogestión y
la autonomía.

En organizaciones educativas sería necesario asumir radicalmente el sentido de la alteridad, el


respeto y aceptación del otro desde la diferencia, y el enfoque relacional.

El caos como oportunidad de aprendizaje exige considerar a la acción de aprender como una
participación en el mundo, una experiencia dialógica que transforma a quien aprende, al contexto
dónde se sitúa y a quien orienta el proceso. Una experiencia relacional integral.

GESTIÓN + EDUCACIÓN

El cuerpo es el eje de todo proceso de conocimiento, y el movimiento es la base de la vida. Estos


dos factores deben considerarse siempre que se busque un sistema educativo con algún grado de
eficiencia. Sin embargo al interior de las organizaciones educativas tienden a dejarse fuera de
sus procesos y prácticas ambos aspectos, cuerpo y movimiento.

La exclusión del cuerpo del sistema educativo busca invisibilizar al sujeto pedagógico. Involucrar
cuerpo y movimiento permitirían configurar acciones educativas más significativas. Corporeizar
la acción educativa (docente) y la experiencia de aprendizaje (alumno) es requisito para recuperar
el sujeto biográfico del estudiante, de quien aprende. No somos ideas sino seres de cuerpo y
espacio, aprendemos a través de los sentidos. Necesitamos estar en permanente movimiento y
hacer presencia en el espacio, en todos los espacios.

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El educador debe generar acontecimientos. Derrida se refiere al acontecimiento como “lo que
llega…pasa, sucede”. Pero el acontecimiento no puede ser predicho ni dicho. Todo
acontecimiento es singular, corta toda palabra y toda representación. Aquí se conecta con el
arte, pues el arte tiene el poder de transmitir lo que no puede verse ni decirse, amplia el espectro
de la palabra y el texto como prácticas cotidianas y mecánicas de interacción práctica.

La gran pregunta didáctica es ¿Cómo generar acontecimientos como experiencias de aprendizaje”

¿Cómo gestionar prácticas educadoras como prácticas de gestión a partir del arte como
experiencia?

Y es posible explorar el proceso de gestión de conocimiento desde la exploración de prácticas


artísticas…partiendo del caos generador. Dentro del sistema, dentro de las estructuras que
institucionalizan la educación en general y la educación artística en particular.

Gestión del caos…..gestión compleja de la organización. Creación de expansión de la


complejidad y de la incertidumbre, por medio de la creación permanente de información y
significados como apoyo a fuerzas opuestas que permitan la utilización del conflicto positivo.
Desarrollándose una cuestión centrada en valores nucleares. Valores relacionados con el ser
humano, la sociedad, el contexto y el campo de las artes, dentro del sistema institucional de
escuelas de artes.

El ideal para mantener vivo el sistema resulta ser alimentarlo con información nueva
permanentemente,

Información que surge del contexto y que lo transforma, información que alimenta el cuerpo y que
lo mantiene vivo, en movimiento. Información que redimensiona los acontecimientos que
surgen en el proceso educador, pero permiten consolidar su valor formativo. Considerar el
espacio educador como un espacio dinámico, proactivo, creativo, superando la tendencia
reaccionaria y estática. Ese sería el sentido esencial de gestionar el caos en un proceso
educador.

La docencia, su práctica, sería en esencia una gestión del caos, con un objetivo generador puntual:
permitir al sujeto de la experiencia educadora que se cree y recree así mismo, y dentro de dicho
proceso que pueda crear alternativas a las realidades que vive.

Y la docencia relacionada con la educación artística sería entonces una práctica construida desde
el caos pues el arte se construye partiendo de allí, por ello la experiencia educadora relacionada
con el mismo (con sus múltiples lenguajes) solo es posible cuando se asume una verdadera gestión
del caos. Cuando se renuncia al control absoluto de las situaciones que se generan en la
dinámica de enseñar, y se acepta que el desorden es un campo infinito de posibilidades y de
oportunidades para el aprendizaje, el desorden, el error y lo imprevisible son las herramientas
principales del docente de artes, del educador en general, de una pedagogía que asuma y
comprenda la realidad y sus múltiples variables.

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ARTE + CAOS + PEDAGOGÍA

La tendencia actual es considerar lo que Bauman denomina “síndrome de la impaciencia”, es decir


considerar la educación como un uso desechable que no es para toda la vida. La institución
educativa no es ajena a eso, de hecho lo promueve de diversas formas, afectando tanto las
estructuras como los resultados de los procesos que administra. De allí la invitación a abordar el
proceso educador como un proceso de gestión del caos.

Al interior de los procesos de educación artística significaría abordar la complejidad, el caos, no


como una amenaza o un obstáculo, sino como oportunidad. Oportunidad para aprender,
comprender y crear. Y para reflexionar de forma crítica sobre el contexto, sobre sí y sobre el
proceso educativo mismo.

Para lograrlo un camino eficiente sería abordar el proceso educativo como un proceso
investigativo, y dentro del campo del arte como un proceso de investigación creación.

Pero es preciso asumir la investigación como algo más que un modo de organizar información,
ya sea para socializarla o para interpretarla dentro de un campo de conocimiento específico. La
investigación debe aceptarse y asumirse como una actitud, la actitud del permanente
interrogarse sobre el sentido de las cosas, de los fenómenos, de las acciones. Investigación es un
concepto complejo que no puede limitarse a una metodología para compartir información de
forma sistemática, o a los productos socializables que resultan de estas prácticas. La esencia de
lo investigativo es la actitud investigadora, no simplemente los informes que pueden generarse del
proceso investigador. Y dada su complejidad, involucra un proceso que es dinámico, flexible y
exigente para poder arrojar resultados relevantes.

La práctica de investigación parte de un contexto, visto desde una subjetividad que configura un
deseo. Se establece un nivel de riesgo y se asume en un proceso de aproximaciones parciales, de
exploración, para llegar a construir algún nivel de sentido a dichas aproximaciones, a ese transitar
por la experiencia y el conocimiento.

Y para lograrlo debe administrarse el proceso, los recursos y las situaciones, es un ejercicio de
gestión.

Luego la gestión es una práctica que debe estar insertada dentro de cualquier proceso creador,
inclusive de orden artístico. Pero asumiendo el arte como experiencia. Experiencia que
permite fluir en el caos, en la cotidianidad. Y las experiencias educativa y educadora resultan ser
procesos esencialmente de orden creativo, por tanto necesitados de esa gestión.

Para alcanzar cierto control de dicho proceso, en sí mismo caótico, pero dentro de las condiciones
que se ha intentado exponer, es pertinente asumir una pedagogía de la contrastación, una
pedagogía del riesgo.

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Un proceso pedagógico donde se lleve al sujeto que aprende a dialogar con el contexto, consigo
mismo, con el caos de las múltiples realidades que debe experimentar para construir una postura
personal, una mirada que le permita aprender a gestionar dicho caos, sin miedo, sin prejuicios.

Y aprovechando la experiencia común, colectiva, pero también la experiencia personal, incitarlo


para ir tras el tiempo libre, ese tiempo que idealmente permite al ser humano ejercer su libertad
real. Y así comprender la importancia de elaborar los contenidos de aprendizaje, las experiencias
educadoras, y las experiencias personales, lo dicho y lo hecho, para alcanzar otros niveles de
reflexión contrastada, otros niveles de caos. Nuevas subjetividades.

La gestión es una actitud y una competencia obligatoria en la práctica educativa contemporánea, y


es una obligación compartida con el campo del arte contemporáneo, pero resulta ser algo más
complejo que la administración de recursos, que la coordinación de actividades, que la
organización de eventos. Es una práctica creativa que debería permitir confrontar, criticar,
disentir, y ojalá crear. Para llevar al sujeto que aprende a preguntarse dónde se ubica dentro de
su proceso de aprendizaje.

Se trata de una práctica relacional, creativa, con carácter de criticidad, crítica que debe permitir
contrastar la teoría, las prácticas y las experiencias directas. Una manera de enfrentar y
apropiarse de las múltiples realidades a partir del reconocimiento y conocimiento del contexto,
pero apoyándose en las propias capacidades, deseos y habilidades de gestión de conocimiento y
del caos. La práctica docente que logre organizar sus estrategias partiendo de una pedagogía
de la contrastación resultará más eficiente en acercar al estudiante a su propia autonomía y
alcanzar mayor nivel de coherencia sobre su responsabilidad en el proceso educador.

Pero una pedagogía así es una pedagogía del riesgo, una pedagogía que se mueve sobre el caos
como agente dinamizador, como motivador de una acción vital, viva, vigorosa, una educación que
no teme enfrentar la realidad en su complejidad, y perderse en ella, para construir nuevos mundos,
nuevas alternativas de ser, de vivir, de crear y de estar en el mundo.

Pero para ello es preciso ir más allá. Más allá de lo tradicional, más allá de la gestión
predominante, más allá de la educación pasiva y dependiente, de la educación artística y sus
discursos, más allá de la práctica docente centrada en la institucionalidad, más allá del orden
supuesto.

Se necesita más arte y más caos, para acercarse a la realidad y sus múltiples alternativas. Lo
cual permite establecer que la educación artística es esencial en el proceso formativo humano
gracias a su carácter caótico, pero es necesario prepararse para gestionarlo y aprovecharlo como
agente creador. Aquí cabe aclarar un concepto que suele relacionarse con las artes: la
improvisación. En una práctica creadora real, la improvisación no es la falta de rigor y de
sistematización de los procedimientos, al contrario, la improvisación solo es posible y puede
arrojar resultados eficientes cuando el individuo o colectivo que improvisa poseen un alto nivel de
dominio, conocimiento y experiencia sobre el asunto que tratan. Por ello al llamar la atención
sobre la importancia del arte en lo educativo y de su esencia caótica, en ningún momento se

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asumen éstos aspectos, caos y creación, como improvisación en el sentido más pobre de su uso
cotidiano, improvisación como ensayo-error permanente. Al contrario, asumir arte y caos en lo
educativo serían sinónimos de rigor, disciplina personal, reflexión crítica sobre el hacer, y
sensibilidad al desarrollo del proceso generado. Sin sacrificar lo dinámico, flexible y sensible de
esa práctica.

Y muchas experiencias demuestran que es perfectamente posible, pero debe asumirse el riesgo.

Asumir una pedagogía del riesgo, pedagogía de la contrastación. Un modo de abordar la


experiencia educadora a nivel general, más allá de la educación artística, mirando el campo
educativo en general desde la gestión + educación artística + caos, para configurar una educación
integral e integradora en contexto.

Las nuevas dinámicas sociales y culturales exigen unos procesos educativos que asuman el caos
como una variable permanente, esencial, y por tanto requieren de estrategias que ayuden a
gestionar el caos como acción creadora. Y el arte nos ofrece una oportunidad especial para
diseñar y desarrollar éste tipo de estrategias. Pero es una experiencia muy exigente. El riesgo
no solo esta en el método y la pedagogía necesarias, está en los agentes educadores que requiere
éste modelo de una Pedagogía de la contrastación. Una pedagogía para la realidad, y sus
múltiples posibilidades. Y el arte, como espacio del caos, siempre será una opción valiosa
dentro de la experiencia educativa.

“El arte busca ser visto, en tanto la educación no tiene imagen.

Los espectadores no son estudiantes y los estudiantes no son observadores”

Claire Bishop

Autores de referencia

Heinz von Förster, José Navarro, Jaques Derrida, Ludwig Wittgenstein, Claire Bishop, Ilya Prigogine,
Ernest Gombrich, Maturana y Varela, Philipe Kotler, Gilles Deleuze, Zigmuth Bauman, Paul
Klee.

Leonardo Mauricio Rivera Bernal


Arte educador, Licenciado en Bellas Artes, Magister en Educación
Docente, investigador en arte y educación, procesos creativos y docencia.
Bogotá, Colombia
rivemauricio@gmail.com

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