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Tema 1: Crisis del Antiguo Régimen y triunfo del

liberalismo
1. Guerra de la Independencia
Causas de la guerra
En 1805, Napoleón decreta el Bloqueo continental hacia Reino Unido, pero Portugal se
niega a aceptarlo por lo que Napoleón decide invadirle para ello acuerda con España
la invasión franco-española de Portugal con el tratado de Fontinebleau. En ello había
un motivo oculto, la ocupación de España y el control de los recursos de su imperio
colonial.
Tras ser invadida en España estalla un motín en Aranjuez, este perseguía la
destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV por lo que acaban tanto él como su
hijo, Fernando VII renunciando a sus derechos a la corona retirándose a favor de José
Bonaparte.

Rasgos y desarrollo
En 1808 el pueblo madrileño se levanta contra los franceses, ante la falta de un
ejército eficaz surgieron partidas de voluntarios que se organizaron, lo que le dio un
carácter popular al conflicto.
Primera fase: El avance francés fue detenido en Bailén con la victoria española. Esto
hizo que el ejército napoleónico abandonase Madrid.
Segunda fase: Napoleón se hace cargo del ejército y entra en Madrid, obtiene la
victoria en Ocaña lo que le permite la entrada en Andalucía.
Tercera fase: Las victorias hispano-británicas significaron la derrota francesa en
España. La firma del tratado de Valençay puso fin al conflicto y se declaró a Fernando
VII como rey de España.

2. Cortes de Cádiz y Constitución de 1812


Paralelamente a la guerra se convocaron Cortes para solucionar la situación del país,
estas se convocaron en Cádiz al ser la única ciudad que no estaba ocupada por el
ejército napoleónico. Desde un punto de vista ideológico los diputados no formaban un
bloque homogéneo pues se distinguían partidarios del absolutismo y liberales.
Finalmente, se impusieron estos últimos que le dieron fin al Antiguo Régimen, se
destruyó el sistema feudal, se derogaron los gremios y se dio lugar a las
desamortizaciones. Sin embargo, la gran obra de las Cortes fue aprobar la
Constitución de 1812 que establecía las bases del régimen liberal en España.
Reconocía el principio de soberanía nacional, así como la división de poderes, la
igualdad ante la ley, así como que los impuestos serían pagados según la riqueza de
cada contribuyente, la declaración de los derechos civiles y, por último, se declaraba
un estado confesional siendo la religión católica la única permitida.
3. Absolutismo y liberalismo en el reinado de Fernando VII
Fernando VII vuelve a España tras haber estado cautivo en Francia y es aclamado
como signo de paz y normalidad. Con Fernando VII se vuelve al absolutismo anulando
todo lo aprobado en las Cortes de Cádiz, incluida la Constitución de 1812. Esto hace
que empiece a surgir la oposición del bando liberal quién a través de pronunciamientos
se convierten en los protagonistas del siglo XIX.

Trienio liberal 1820-1823


Se produce en Andalucía el levantamiento del comandante Rafael Riego y
sucediéndole a este muchos más por el resto de provincias, lo que acabó obligando al
rey a que aceptase la Constitución de 1812. Los liberales se dividen en dos grupos, los
moderados partidarios de aplicar las reformas aprobadas por las Cortes de Cádiz, y
los exaltados, partidarios de reformas más radicales. En el Congreso de Verona (1822)
las potencias absolutistas europeas acuerdan que Francia se encargue de establecer
a Fernando VII como monarca absoluto. Una expedición militar francesa “Los Cien Mil
Hijos de San Luis” (1823) cruzan la frontera y consiguen este objetivo.

La vuelta al absolutismo. La década ominosa. 1823-1833


Los líderes liberales son ejecutados y muchos liberales comienzan a exiliarse. Se crea
así mismo un consejo de ministros y se intenta mejorar el desastre económico con una
liberación económica.
Los sectores más extremistas dentro del absolutismo conspiran contra Fernando VII y
se colocan a favor de Carlos Mª Isidro, el hermano del rey, los llamados Carlistas.
Es entonces cuando ocurre un problema dinástico ya que la Ley Sálica no permitía
gobernar a las mujeres pero la única descendencia de Fernando VII era su hija Isabel.
A su muerte el país queda dividido en dos: Isabelinos y Carlistas. Lo que acaba dando
lugar a la Primera Guerra Carlista.

4. El reinado de Isabel II y la revolución de 1868


Las Regencias
La Regencia de María Cristina de Borbón
Felipe V deroga la ley Sálica para que su primogénita, Isabel II, pudiera heredar el
trono, por lo tanto, a la muerte del monarca Isabel es proclamada como reina, pero
como reacción se abrió un conflicto cuando los carlistas se opusieron a ello.
El enfrentamiento entre ambos dio lugar a una guerra civil conocida como la Primera
Guerra Carlista (1833-1840), este conflicto concluyó con la victoria de los liberales.
Paralelamente la guerra se desarrollaba la revolución liberal iniciada en 1810 la cual
acabó con la victoria de los revolucionarios quienes impulsaron las desamortizaciones
y promulgaron una nueva Constitución. La Carta Magna de 1837 recogía el principio
de soberanía nacional y establecía unas Cortes bicamerales, también establecía la
milicia nacional, el juicio con jurado y la libertad de imprenta.
La Regencia de Espartero
Durante esta etapa se desarrolla la Constitución y se continua con las
desamortizaciones. Sin embargo, fue un periodo muy inestable por las tensiones
dentro del Partido Progresista y los pronunciamientos de los moderados.
A la caída de Espartero las Cortes nombraron a Isabel II mayor de edad para evitar
una nueva regencia.

Reinado personal (1844-1854)


La década moderada
Durante estos años el gobierno estuvo en manos del Partido Moderado presidido por
Narváez. La Constitución de 1845 se inspiró en los principios del liberalismo moderado
o doctrinario. La firma del Concordato con la Santa Sede acababa con la ruptura entre
el Estado y la Iglesia Católica, esta aceptaba sus pérdidas en las desamortizaciones a
cambio de ser financiada por el Estado.
La Constitución de 1845, las leyes electorales y la reforma de la administración dieron
lugar a un régimen oligárquico, muy centralizado y caracterizado por la corrupción
electoral.
Bienio progresista
En 1854 la colaboración con algunos moderados, descontentos con su propio gobierno
por la corrupción y una política reaccionaria, y progresistas dio lugar a un golpe de
Estado y a una revolución. El triunfo de los sublevados significó la vuelta de los
progresistas al gobierno, presididos por Espartero. Las medidas más significativas
fueron económicas con la desamortización de los bienes municipales.
Etapa final
El periodo se inicia con el gobierno de la Unión Liberal. Esta etapa se caracteriza por
la prosperidad económica, así como una estabilidad política. Durante estos años se
busca el prestigio del gobierno con intervenciones militares en Marruecos, México,
Chile, etc.
En los últimos años del reinado, la monarquía isabelina comienza a perder el poder
debido a el monopolio de los moderados en el poder, la represión de los opositores y
el malestar social que empeoró por la crisis agraria, industrial y financiera.
En septiembre de 1868 llegaría a su fin con un pronunciamiento militar y una
revolución que se extendió por España con rapidez, la conocida como La Gloriosa.
Esta revolución encabezada por el general Prim, progresistas y el Partido Demócrata,
así como la colaboración de la población civil derrotaron a los fieles de Isabel II. Tras
la salida de la reina, se forma un gobierno provisional, presidido por Serrano, quien
convoca elecciones. Las elecciones les dieron la victoria a los progresistas y
unionistas, pero hubo una importante representación de los republicanos.
La nueva Constitución promulgada en 1869 instauraba los principios fundamentales
del liberalismo, reconocía el sufragio universal masculino, libertad religiosa, de unión y
de asociación. A estos principios se unía el reconocimiento de la monarquía como
forma de Estado, pero limitando el poder por un sistema bicameral.
Monarquía de Amadeo I
La nueva Constitución era monárquica por lo que se elige a Amadeo de Saboya,
candidato del general Prim como rey. Este tuvo grandes dificultades para consolidarse
por la férrea oposición de sectores institucionales y sociales. La Iglesia también se
oponía a este candidato por el rechazo a la libertad religiosa ya que eso significaba a
largo plazo la secularización. A esto se unió la oposición política de los alfonsinos, de
los carlistas y de los republicanos. A esto se sumó un conflicto colonial en Cuba y las
agitaciones obreras, así como la incapacidad de crear un sistema de partidos que
facilitaran el buen funcionamiento del gobierno.
Ante esta situación, Amadeo I decide abdicar, inmediatamente las Cortes proclaman la
Primera República española.
Primera República
La república de 1873 fue fugaz e inestable debido a que se intensifica la oposición de
los grupos e instituciones más conservadoras, prosigue la guerra en la isla de Cuba y
se intensifica la guerra carlista. Pero el mayor problema para el republicanismo vino en
la organización del Estado; por un lado, los unionistas, partidarios del centralismo; por
otro, los federales, partidarios de la descentralización, estos a su vez estaban divididos
en los partidarios de un proceso desde el poder, mediante la creación de una nueva
constitución, y los intransigentes, defensores de la creación del Estado mediante
revueltas, el llamado movimiento cantonal. La revolución cantonal (1873) se extendió
por Andalucía y Levante, esta fue reprimida duramente. En el mismo año, bajo la
presidencia de Castelar, hay un giro hacia posturas más conservadoras.
En 1874 el general Pavía da un golpe de Estado e instaura un régimen autoritario
presidido por Serrano. A finales de año otro nuevo golpe de Estado, dirigido por
Martínez Campos, proclamó a Alfonso de Borbón como rey de España.

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