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Filosofía del espíritu de Hegel

Lo absoluto es el espíritu, el espíritu es la más alta manifestación de lo absoluto.


Hegel define el espíritu como: “el concepto realizado que es para sí, que se tiene a
sí mismo por objeto”. La característica principal del espíritu es la libertad, en el
sentido de no depender de algo; a su vez, el espíritu es universal, pues tiene la
facultad de manifestarse en una multiplicidad de particulares.

La filosofía del espíritu tiene como objeto el espíritu en sus múltiples y variadas
manifestaciones. El espíritu presupone a la naturaleza, a la vez que se revela como
su fundamento y verdad. La filosofía del espíritu también se estructura de manera
triádica, por tanto se divide en tres momentos: en el primero, el espíritu se halla en
el camino de su propia autorrealización y autoconocimiento (espíritu subjetivo), en
el segundo, el espíritu se manifiesta como espíritu objetivo, y en el tercero, el espíritu
se manifiesta como espíritu absoluto.

*Espíritu subjetivo:

El espíritu subjetivo es el primer momento de la filosofía del espíritu. Hegel explica


que la finitud se manifiesta en un primer momento en el espíritu; Hegel sustenta que
dicha finitud es una apariencia que el espíritu se pone a sí mismo, como una barrera,
para conseguir mediante la superación poseer y saber para sí la libertad como su
propia esencia.

El espíritu subjetivo consta, a su vez, de tres etapas: la antropología, la


fenomenología y la psicología. En la antropología se realiza un estudio del alma,
considerada en su fase primigenia como el sueño del espíritu o como el intelecto
potencial aristotélico. En la fenomenología, se realiza un estudio de la conciencia,
pasando por la autoconciencia, hasta la razón. En la psicología, Hegel estudia el
espíritu teórico (que conoce los objetos como lo distinto de sí), el espíritu práctico
(como actividad que modifica los objetos) y el espíritu libre como síntesis de los dos
primeros momentos.

Hegel considera que la idea del hombre como realmente libre aparece con el
cristianismo, en el cual el individuo posee un valor infinito, y al ser objeto y fin del
amor de Dios, se halla destinado a tener una relación absoluta con Dios como
espíritu y a hacer que este espíritu habite en él: el hombre está en sí mismo
destinado a la libertad suprema.

En este momento es cuando se pasa del espíritu subjetivo al objetivo, dicho


momento es justamente cuando el espíritu entra al mundo como su sustancia.
*Espíritu objetivo:

El espíritu objetivo es el espíritu que se realiza en las instituciones de la familia, en


las costumbres y en los preceptos de la sociedad, en las leyes del Estado. El espíritu
objetivo es un elemento de la vida en el cual nos encontramos todos. Se trata de la
esfera espiritual en la que el nacimiento, educación y circunstancia histórica nos
ponen y nos permiten crecer.

El espíritu objetivo se trata de la cultura, las costumbres, la lengua, las formas de


pensamiento, los prejuicios y las valoraciones predominantes, que conocemos
como potencia supraindividual y sin embargo real, frente a la cual el individuo se
presenta casi sin poder y sin defensa, ya que penetra, lleva y caracteriza su esencia.
Es también un medio a través del cual vemos, comprendemos, juzgamos, utilizamos
y tratamos cualquier cosa.

Pero el espíritu objetivo es más que un medio, es algo que concede estructura,
forma y guía, existiendo entre nosotros mismos. Hablamos de tendencias y de
corrientes espirituales de una época, de sus orientaciones, ideas, valores, de su
moral, su ciencia y su arte. Entendemos estos fenómenos como algo que es
históricamente real, que tiene su nacer y su perecer, y por lo tanto su vida en el
tiempo, al igual que los individuos.

El espíritu objetivo se desarrolla en tres momentos sucesivos: el derecho, la


moralidad y la eticidad.

El sujeto individual consciente de su libertad debe expresar exteriormente su calidad


de agente libre, dándose una esfera de libertad. Esto lo hace apropiándose de las
cosas materiales. Una persona puede llegar a ser dueña de una cosa no solo
mediante un acto de libertad, sino a través de la apropiación efectiva de la cosa. El
derecho también establece las normar intersubjetivas, y previene las posibles
infracciones a dichas normas.

Del estudio del derecho Hegel pasa al estudio de la moral, que es el acceso hacia
la eticidad. La sustancia ética es la síntesis de la subjetividad y la objetividad: los
espíritus se superan a sí mismos a través de los diversos momentos de la vida
social. La familia constituye el primer momento de la sustancia ética, a la vez que
expresa un primer sentimiento de totalidad.

Pero la familia posee ya en su seno los gérmenes de la disolución, ya que los hijos,
cuando crecen, llegan a ser individuos. Los particulares surgen de la vida familiar y
se afirman como tales particulares, negando la totalidad. La sociedad civil es el
segundo estadio de desarrollo de la sustancia ética, pero esta también prescinde de
la unión subjetiva-objetiva del espíritu.
Tanto la familia como la sociedad civil se superan en el Estado, tercera fase de la
sustancia ética: la sustancia ética autoconsciente. El Estado es la realización de la
voluntad racional cuando esta voluntad ha sido elevada hasta el nivel de la
autoconciencia universal. La expresión más alta del espíritu objetivo.

*Espíritu absoluto:

El espíritu absoluto es la idea que se autoconoce de manera absoluta. Tal


autoconocimiento es el autoconocimiento de Dios, en el cual el hombre desempeña
un papel esencial. Dios es Dios únicamente en cuanto que se sabe a sí mismo; su
saber de sí mismo, además, es autoconcienca en el hombre y el saber que el
hombre tiene acerca de Dios, que aventaja al saberse del hombre en Dios. Hegel
cree que, de este modo, ha conciliado definitivamente lo finito y lo infinito.

Sin embargo, este autosaberse del espíritu no es una intuición mística, sino un
proceso dialéctico que se lleva a cabo en el arte, en la religión y en la filosofía. A
través de estas tres formas conocemos a Dios y Dios se conoce. Se realizan
respectivamente, a través de la intuición sensible (estética), a través de la
representación de la fe y a través del puro concepto.

Hegel nos dice con respecto al arte, que expresa lo bello; y que la belleza en el arte
supera a la belleza de la naturaleza, porque proviene del espíritu. Lo bello de la
naturaleza es sólo un reflejo del espíritu, una belleza que no es perfecta.

Para Hegel la religión constituye el factor clave para determinar el desarrollo


histórico de cada época reconociendo que para el pueblo sin educación la religión
es el elemento más presente, que tiene a su cargo la importante tarea de manifestar
el espíritu.

La religión se diferencia de la filosofía en que suele usar expresiones sentimentales


y representativas, en tanto que la filosofía posee un mayor rigor conceptual y utiliza
conceptos en lugar de representaciones. Los sentimientos y representaciones que
utiliza la religión hacen posible la movilización de las conciencias y estimulan la
acción del pueblo que no está educado, mediante un lenguaje más claro accesible
a todos por igual.

Los tres momentos del espíritu objetivo

Para Hegel los momentos esenciales del desarrollo del espíritu son: la voluntad libre
, la moralidad y la eticidad.

La voluntad libre (libertad): para que ya no sea abstracta debe darse una
existencia, es decir concretarse, y la materia más inmediata en que esto sucede
está constituida por las cosas y los objetos externos. Siendo esta la primera
manera de la libertad Y es la que debemos conocer en cuanto propiedad, la esfera
del derecho formal y abstracto en el que entran la propiedad en su aspecto
mediato, como contrato, y el derecho en su violación, como delito y pena.

La moralidad: yo no soy ya simplemente libre en esta cosa inmediata, sino que lo


soy también una vez eliminada la inmediatez, porque lo soy en mí mismo, en la
esfera subjetiva.

En esta esfera las cosas exteriores son puestas como algo indiferenciado y lo que
cuenta es mi juicio moral, mi voluntad, la forma de universalidad en la que se
inspira la regla del actuar.

La eticidad: es la síntesis de los dos momentos precedentes s, llevando así a


cabo una mediación lo subjetivo y lo objetivo. A su vez, la eticidad se realiza
dialécticamente entres momentos: a) la familia, b) la sociedad y c) el Estado.

La naturaleza del Estado y de la historia y la filosofía de la historia

El Estado como verificación de la familia y de la sociedad, es la idea misma que se


manifiesta en el mundo: es, afirma Hegel, el ingreso de Dios en el mundo como un
Dios real. El Estado es la totalidad ética, la realización dela libertad; y la finalidad
absoluta de la razón es que la libertad sea real. Sólo es el Estado en cuanto
existente en la conciencia, en cuanto consciente de si mismo, como objeto que
existe. La libertad debe avanzar desde la esencia de la autoconciencia.

El Estado constituye el ingreso de Dios en el mundo; su fundamento es la potencia


de la razón que se realiza como voluntad. En la idea de Estado no hay que tener
en cuenta Estados particulares, instituciones particulares; al contrario, hay que
considerar la idea por sí misma, este Dios real.

El Estado no existe para el ciudadano sino, al contrario, es el ciudadano que existe


para el Estado, es decir el ciudadano sólo existe en cuanto miembro del Estado.
La historia nace de la dialéctica de los Estados, la historia para Hegel es el
desplegarse del espíritu en el tiempo, del mismo modo que la naturaleza es el
desplegarse de la idea en el espacio. La filosofía de la historia es el conocimiento
científico de este plan. Por consiguiente, la filosofía de la historia se convierte en
una teodicea, un conocimiento de la justicia divina y una justificación de lo que
aparece como mal frente al poder absoluto de la razón.

El espíritu absoluto: el arte, religión y filosofía

El espíritu absoluto, por tanto, es la idea que se autoconoce de manera absoluta.


Y tal autoconocimiento es el autoconocimiento de Dios, en el cual el hombre
desempeña un papel esencial. «Dios es Dios únicamente en cuanto que se sabe a
sí mismo; su saber de sí mismo, además, es su autoconciencia en el hombre y el
saber que el hombre tiene acerca de Dios, que aventaja al saberse del hombre en
Dios. Este autosaberse del espíritu es un proceso dialectico que se lleva a cabo en
1. El arte, 2. Religión y 3. Filosofía

1. El arte: la forma de intuición sensible pertenece al arte. el arte es el que


presenta la verdad de una forma sensible, bajo una forma sensible que
posee en esta apariencia suya un sentido y un significado más altos, más
profundos, pero que no quiere que a través del medio sensible se vuelva
aprehensible el concepto como tal, en su universalidad.
2. La religión: posee como forma de su propia conciencia la representación,
en la medida en que lo absoluto se traslada desde la objetividad del arte
hasta la interioridad del sujeto y se ofrece ahora de un modo subjetivo a
través de la representación, es decir tiene una fuerte relación con el arte
pues la obra de arte presenta la verdad de un modo sensible, el espiritu en
cuanto objeto, la religión le añade la devoción de lo interior que se relaciona
con el objeto absoluto. Y la devoción no pertenece al arte como tal.
3. La filosofía: se realiza a través del puro concepto. . El pensamiento libre es
el que constituye esta forma purísima del saber; en éste la ciencia lleva a la
conciencia un contenido idéntico. convirtiéndose así el culto a lo más
espiritual lo que de otro modo sólo sería contenido de sentimiento o
representaciones subjetivas.

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