Вы находитесь на странице: 1из 1

EL ALCALDE IDEAL PARA NUNCHIA

Como ciudadano de a pie y antes del apocalipsis político que estamos atravesando y contagiando éste a
la gestión municipal, quisiera aportar, con respeto, consejos e ideas y ser portavoz de una parte de la
"calle".

Gestionar una ciudad tiene como objetivo municipal de "siempre mejor", es por ello oportuno indicar que
durante las contiendas electorales pasadas, nos propusimos a impulsar los llamados “elegibles” que son
sujetos grises o mediocres, de pasado discutible, cuyo mérito principal es el respaldo de las maquinarias
políticas y cuya elección se considera alcanzable sin mayor esfuerzo. Sin ir muy lejos, fueron tales
individuos los que descuadernaron y descuadernan al Municipio de Nunchía y podrían sepultarlo para
siempre.

La época del estropicio, de la carrera del beneficio en una sociedad de pensamiento único ha terminado.
Estamos en la era de la gestión y si bien es cierto que la afiliación política de un alcalde del mismo partido
que los gobernantes regionales y nacionales influye en la rapidez de las soluciones administrativas y
económicas: pero que a su vez no tienen que influir en la política del Municipio; es decir, que lo que
verdaderamente cuenta para ser un buen alcalde son sus cualidades humanas y no su "etiqueta", saber
escuchar y el contacto con los vecinos; hacer una buena gestión de alcalde es poder olvidar sus principios
e ideales políticos a la hora de gestionar su ciudad.

La etiqueta política tiene que pasar a un segundo lugar y anteponer la calidad de vida el bienestar de los
Nunchianos. Tiene que saber trabajar y colaborar con la oposición tratando de llegar a un consenso amplio
en todos los proyectos por eso es curioso que nuestras llamadas “fuerzas vivas” no hayan registrado que
los “elegibles”, han demostrado en general ser ineptos. Es increíble que nuestras llamadas “fuerzas vivas”
ignoren que la construcción de un proyecto ciudadano exige disposición para asumir riesgos.

Es inaceptable que nuestras llamadas “fuerzas vivas” no aprovechen el milagro representado por
prospectos nuevos al frente de los asuntos de Nunchía para consolidar una propuesta renovadora de largo
alcance. Claro, la dificultad reside en que nuestras llamadas “fuerzas vivas” son facilistas, no entienden que
la elegibilidad de la gente limpia e idónea es posible, se puede construir siempre que exista compromiso y
se haga un esfuerzo consistente.

Como ciudadano de Nunchía considero que las condiciones para ser Alcalde debe ser alguien que proteja
los avances logrados sin dejar de innovar y mejorar; alguien transparente a quien le quepa el Municipio en
la cabeza, especialmente las distintas actividades económicas que se realizan en él y que estimule la
autoestima de los habitantes.

Pero para conformar mi perfil ideal de alcalde agregaría unos elementos más como su mentalidad de
estadista. No le basta ser un buen técnico ni tampoco un buen gerente, y sin embargo, debe también saber
elegir un equipo de expertos de alto nivel en cuyos criterios pueda confiar, para, de su mano, poder lidiar
con los intríngulis burocráticos y pactar con las distintas fuerzas políticas y cívicas, alguien tocado por un
espíritu social, incluyente y solidario, que tenga visión de las dinámicas económicas con respecto a la
macroeconomía sino también con la micro, pequeña y mediana empresa, pues es allí donde se concentra
la mayor parte de la fuerza de trabajo y que sea capaz de atraer oportunidades y empleos. Alguien a quien
no le tiemble la voz para impulsar nuestras expectativas y derechos frente al Estado central. Alguien
dispuesto a oír, dotado al mismo tiempo de facilidades para comunicarse y persuadir.

Desde que apareció la ciudad moderna, su manejo se convirtió en un reto que obliga a hacerla objeto de
estudio permanente. Las ciudades cambian a un ritmo vertiginoso, y exigen soluciones no sólo creativas
sino altamente técnicas.

Nunca había sido tan urgente el voto consciente de los Nunchianos, ni nunca habíamos necesitado tanto
un alcalde para el cual la ciudad sea una pasión y no un trampolín político. Alguien que trate de configurar
una ciudad justa, donde la cotidianidad no sea el infierno que es hoy en día

Вам также может понравиться