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1.1.

TEORÍA DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL

Una de las teorías utilizadas que busca explicar el tipo de responsabilidad que tiene
un empleador frente a sus trabajadores, ante un accidente de trabajo, es la teoría de la
responsabilidad extracontractual. En este acápite abordaremos su naturaleza y
características fundamentales, así como también su aplicación en el ámbito laboral.

Se entiende como extracontractualidad ha aquella característica indicadora de la


ausencia de un vínculo determinado. Así, la responsabilidad extracontractual surge al
causar un daño sin que exista vínculo, ya sea de tipo contractual o de cualquier otro. Es por
tal motivo, que la responsabilidad extracontractual, no deviene de la inobservancia de un
vínculo, ya sea determinado por la ley o por un negocio jurídico, ya que esta no es
exactamente un sustituto para restablecer los efectos creados por un nexo, como sí lo es la
responsabilidad contractual (Borrell, 1958).

Tradicionalmente, la doctrina ha aceptado la validez de la responsabilidad


extracontractual, teniendo como base el principio universal de no causar daño a otros.
Puesto que se señala que la responsabilidad extracontractual “responde a la idea de
producción de un daño a otra por haber transgredido el genérico deber neminem laedere, es
decir, el de abstenerse de un comportamiento lesivo para los demás” (Bustamante, 1986,
p.18).

Como bien lo expresa De Cupis (1975), se ha aceptado repetidas veces que el daño

contractual deriva de la violación de una obligación específica preexistente, mientras que el

daño extracontractual deriva de la trangresión de la obligación genérica del neminem

laedere. Este autor expresa que le compete al ámbito de la responsabilidad extracontractual

el acto ilícito que viola la normal universal que prohíbe el dañar a otros, la cual no

presupone la existencia de algún vínculo; y que solo cuando ocurra el daño se establecerá

una relación jurídica entre el dañante y el dañado.


Se ha establecido como regla general, en los códigos civiles, a la culpa como factor

de atribución esencial para que se produzca la responsabilidad fuera de los supuestos de

daños generados dentro de una relación contractual. Sin embargo, a este criterio subjetivista

de la responsabilidad, se le ha agregado algunos casos de responsabilidad objetiva. Este es

el modelo que se ha establecido en nuestro Código Civil vigente, el cual lo vemos

evidenciado dentro del Libro de Las Fuentes de las Obligaciones, específicamente en los

artículos 1969 y 1970. A opinión de De Trazegnies (2007), como miembro de la Comisión

Redactora del Anteproyecto del Código Civil de 1984, la intención principal de la

regulación de la responsabilidad extracontractual establecida en nuestro Código Civil era

establecer tres supuestos principales: comprender la indemnización como una forma de

reparar el daño y no como un castigo por la culpa, postular la distribución social de los

accidentes y la inclusión de la responsabilidad objetiva y subjetiva a la vez.

Una característica resaltante de este tipo de responsabilidad es respecto a la carga de

la prueba. Es así que Colin y Capitant expresan que, en la responsabilidad contractual se ha

establecido una presunción de culpa para quien no ha cumplido con la obligación, mientras

que en la responsabilidad extracontactual, esta presunción no existe, puesto que quien pide

el resarcimiento debe demostrar la culpabilidad de quién indica como autor del daño.

Siguiendo estos principios característicos de la responsabilidad extracontractual, es

que se postuló la teoría, con el mismo nombre, en el ámbito laboral. Es así que los riesgos

de trabajo fueron entendidos a través del principio universal de no dañar otros (alterum non

laedere) y no se los vinculaba de ninguna manera con las obligaciones laborales derivadas

del contrato de trabajo; puesto que la definición de este se encontraba en formación.


Esta teoría requería que se demuestre, bajo los parámetros establecidos en el

derecho común, la culpa o negligencia, el daño y su cuantía. Para Alfonso (1995) debido a

que la responsabilidad extracontractual se basa en la responsabilidad aquiliana, se requería

como consecuencia la demostración del elemento culpa por parte de la víctima. Esta

exigencia hacía difícil la posibilidad de obtener la reparación de los daños; evitando una

debida y efectiva tutela.

Además este tipo de requisito hacía posible que el empleador alegue con mucha

facilidad la ruptura del nexo causal producto de un hecho fortuito, puesto que los accidentes

de trabajo se concebían como hechos imprevisibles e inevitables. Así, para Humeres

(1997), bajo las premisas civilistas, se facilitaba al empleador la acreditación de las

circunstancias que se producen en el lugar de trabajo y atribuir responsabilidad a la propia

negligencia del trabajador, y lograr librarse de toda culpa.

Este principal efecto, en opinión de Arango (2011), produjo que una gran cantidad

de personas que ven mermada su salud y su capacidad para ganarse la vida a través de su

trabajo, se hallaran sin ninguna protección frente a los infortunios y más en un contexto de

industrialización donde los accidentes son cada vez más numerosos. Es por tal motivo que

se hizo necesario idear otras maneras para resarcir los daños producidos por accidentes de

trabajo sin hacer uso del sistema civil de culpa del empleador.

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