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EL PAPEL DE LA ESCUELA EN LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO

DAVID BRAND CASTAÑO


ESTHEFANY ACEVEDO
VIVIANA ORDONEZ
YENIA GICELA LEDEZMA
ADRIANA REYES

Epistemología
Escuela de Ciencias de la Educación
Universidad Nacional Abierta y a Distancia
2019
Introducción

El papel del maestro en la escuela, ha evolucionado a través del tiempo, debido a


las necesidades que surgen en el proceso educativo, las generaciones son
cambiantes al igual que los factores endógenos y exógenos a este, por tal razón, es
imperativo que el maestro sea parte de esa evolución. Aunque lograr identificar
algunos situaciones que son vivenciales en la juventud, es una tarea compleja, la
escuela debe garantizar que el docente tenga los medios adecuados para conocer
las afectaciones hacia los estudiantes que hacen parte de la institución educativa,
de esta manera se logrará diseñar métodos preventivos que puedan proteger a los
adolescentes del suicidio.

La escuela entonces, no solo tiene la tarea de contextualizar a los adolescentes que


hacen parte de su comunidad educativa, si no de brindar una capacitación adecuada
para lograr combatir esta problemática que crece día a día.
El papel de la escuela en la prevención del suicidio

La organización mundial de la salud (OMS), plantea que el suicidio es un problema


de salud pública y que de acuerdo a Camus (2014), es catalogado como una
enfermedad mental, donde el comportamiento suicida se determina por factores
asociados a la pobreza, la perdida de seres queridos, una discusión, la ruptura de
relaciones y problemas en este caso de índole estudiantil como bullying, falta de
autoestima, entre otros. De igual forma, los antecedentes familiares, también
marcan un precedente, en el sentido en que el aislamiento, el maltrato, la depresión
y algunos casos clínicos como la esquizofrenia y la depresión influyen y
potencializan el suicidio en los jóvenes.

El suicidio es un fenómeno social que ha ido incrementando entre jóvenes en todo


el mundo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, más de 800 mil
personas entre los 15 a los 29 años de edad mueren cada año por suicidio, siendo
ésta la segunda causa principal de muerte. Se cree que por cada adulto que se
suicida, existen otros 20 que lo intentaron. Según el Ministerio de Protección Social,
en Colombia, un estudio nacional de salud mental, mostró que el 12,3 % de los
colombianos ha tenido ideas suicidas, el 4,1 % ha realizado planes suicidas y el 4,9
% ha realizado intentos suicidas.

Entre las causas más comunes que desencadenan tendencias suicidas están los
trastornos mentales, consumo nocivo de alcohol o sustancias psicoactivas, crisis
económica, dolores crónicos, antecedentes familiares de suicidio, discriminación, el
sentido de aislamiento, el abuso, relaciones conflictivas, presión escolar, entre
otras. Además de que existen el tabú que rodea este fenómeno, la estigmatización
de personas quienes buscan asistencia médica, dificultades para acceder a la
atención de salud y recibir la ayuda necesaria y el fácil acceso a los medios y/o
herramientas para llevar a cabo el suicidio, como los plaguicidas, armas de fuego,
etc.

Por lo que, dentro de las estrategias que la OMS propone para contrarrestar dicho
fenómeno desde los gobiernos, son procurar aumentar el acceso a la atención de
salud, promover la salud mental, reducir el consumo nocivo de alcohol, limitar el
acceso a los medios utilizables para suicidarse y promover una información
responsable por parte de los medios de difusión.

Sin embargo, se debe tener en cuenta que la clave para el desarrollo de una
estrategia exitosa en la prevención del suicidio, es hacer de ésta una prioridad
multisectorial, es decir, que incluya tanto el sector de la salud como el sector de la
educación, del empleo, y muchos más. Entonces, es aquí donde surge la siguiente
inquietud ¿Qué deben hacer los docentes desde su quehacer pedagógico para
aportar a la prevención del suicidio?

Pese a toda esta problemática, Mehlum (2014), plantea de acuerdo a la OMS que
el suicidio es un problema reconocible y por tanto evitable, y que en sus palabras
“el hecho de tener acceso a los medios necesarios para suicidarse es tanto un factor
de riesgo relevante como un determinante del suicidio”. Por tal razón, los métodos
que utilizan los suicidas están de forma accesible, como los plaguicidas,
medicamentos que resultan en ocasiones ser tóxicos, entre otros que son letales al
consumirse en grandes cantidades. Por ello, una de las soluciones frente a ello sería
limitar el acceso a estos, política asumida en muchos países de altos índices de
suicidio.

Claro está que no es suficiente limitarlos, también se requiere de mayor apoyo sobre
todo en las Instituciones Educativas que tienen solo un orientador escolar para una
población aproximadamente de 3.000 estudiantes que por supuesto no es
suficiente, ya que para un solo caso se requiere de varias sesiones de
acompañamiento y de esta forma no es posible.

Asimismo es esencial hacer un reconocimiento del contexto cultural y social de la


región, de tal manera que los maestros, padres de familia, profesionales de la salud,
líderes comunitarios, entre otros, tengan acceso a capacitación adecuada acerca
de estas conductas suicidas. Las instituciones educativas deben desarrollar
políticas escolares y proyectos basados en la comunidad que involucren grupos de
jóvenes, grupos de padres y grupos de maestros, los cuales generen acciones para
detectar de manera oportuna a los niños y jóvenes con un alto riesgo de suicidio,
valoración de necesidades y la creación de campañas que promuevan la salud
mental y prevengan del suicidio. Además, las escuelas deben generar programas
basados en los currículos que abarquen temas tales como relaciones
interpersonales, dificultades escolares, relaciones con pares, problemas familiares,
manejo de la rabia, depresión, auto-daño, desesperanza, etc.

Desde la licenciatura en matemáticas, se puede utilizar estrategias que permitan


mejorar el rendimiento académico en los estudiantes y de esa forma incrementar la
autoestima de los mismos, lograr el éxito de acuerdo a los expertos y sentirse útil y
próspero, destacado en algún campo reconocido de la sociedad, conlleva a que se
disminuya el nivel de suicidio. En un artículo titulado “Matemáticos chilenos se
meten en la cabeza humana y elaboran modelo predictor de suicidios”, se habla
precisamente de cómo se puede mitigar a través de la consecución del éxito a través
de estrategias pedagógicas lúdicas de tal forma que las matemáticas se conviertan
en uno de los elementos para dispersar de la mente de los jóvenes el suicidio.
Conclusiones

Los centros educativos, deben brindar capacitaciones y herramientas a los


maestros para que logren identificar en los adolescentes manifestaciones
depresivas que lleven a tener pensamiento suicidas.
Referencias bibliográficas.

Camus, C. (2014). OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental.


Informe compendiano. Universidad de Melbourne.
Melhub, L. (2014). Guía de Intervención mhGAP para los trastornos mentales,
neurológicos y por uso de sustancias en el nivel de atención de la salud no
especializada Programa de acción para superar las brechas en salud mental.
OMS.

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