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cUADERNILLO
DE ORACIÓN
MONITORES
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SUGERENCIA DE LOS PASOS A SEGUIR EN LA ORACIÓN
La oración es la comunicación que necesitamos tener con aquel que es Nuestro Padre. Y que
nos invita y convoca a encontrarnos con ÉL.
Pasos a seguir
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1. VIDA COMPARTIDA
Ante ti, Señor: Al comenzar nuestra jornada, te pedimos Jesús, que nos acompañes y nos
ayudes a vivir con sencillez y humildad. Ilumina nuestro día Señor para que la vida
compartida se haga oración.
Para mi vida: Jesús pregunta al paralítico, y también a nosotros, ¿Quieres quedar sano?
Pensemos en ¿cómo el Señor nos sana, cuando estamos agobiados, angustiados,
preocupados?
Desde el Corazón: Encontrarse con Jesús significa alcanzar perdón, salud y vida. El
simbolismo del agua es la vida, en sus aguas encontramos alivio. Él nos dice hoy a nosotros:
“Toma tu camilla y anda”, que efectivamente caminemos al escuchar su Palabra, y vayamos
siguiendo sus valores de bondad, justicia y paz.
Al finalizar: Que nunca pasemos de largo ante el dolor de nuestros hermanos, que no
seamos indiferentes al sufrimiento. Danos fuerzas, Jesús, para vivir ayudando a todos. Amén
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2. Dios nunca se olvida de nosotros
Así dice el Señor: «En tiempo de gracia te he respondido, en día propicio te he auxiliado; te
he defendido y constituido alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir heredades
desoladas, para decir a los cautivos: "Libertad", a los que están en tinieblas: "Venid a la
luz." Aún por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las dunas; no pasarán hambre
ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el compasivo y los guía a
manantiales de agua. Convertiré mis montes en caminos, y mis senderos se allanarán.
Miradlos venir de lejos; del norte y del poniente, y los otros del país de Sin. Exulta, cielo;
alégrate, tierra; romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se
compadece de los pobres. Sión decía: "Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha
olvidado." ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de
sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.»
Desde el Corazón: Dios nos expresa apasionadamente que Él está con nosotros, que no
nos puede olvidar, que quiere que vivamos en
su amor, que Él es fiel, aun cuando no siempre
lo seamos. Jesús
es el signo palpable del amor de Dios. Él es la fuente de vida ahora entre
nosotros. Con y como Jesús, tenemos que buscar nuestra vocación y camino a seguir en la
vida.
Al finalizar: “Dios nunca se olvida de nosotros”. No nos olvidemos de Él. Que la cercanía
de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo nos haga vivir en esta conciencia de hijos suyos. Amén
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3. Sembradores de Vida
Ante ti, Señor: Gracias Jesús por este día. Gracias por tu
presencia que nos acompaña en el caminar. Te damos gracias
por esta experiencia de campamentos y dejarnos conocerte
aún más. Iniciamos esta jornada con entusiasmo, con alegría,
con ilusión nueva.
Señor, gracias porque has sembrado la semilla del amor
en mí. Quiero que esa semilla
crezca a tu calor para que dé
frutos de servicio y de entrega. Quiero ser vida para los
demás
aunque se me hace duro enterrar la semilla. Otras veces las malas semillas ahogan
la semilla del amor en mi corazón; es entonces cuando necesito de Ti, de tu ejemplo y de tu
gracia.
Siembra en mí el amor y hazlo crecer: aunque a veces me cueste ser generoso, vencer el
rencor y la pereza, -decir la verdad. Siembra, Señor, tu vida en mí.
Para mi vida: El texto nos invita a dar gracias por la semilla del amor y vida que Dios ha
puesto en nosotros:
¿Por qué tenemos que dar las gracias a Jesús como
campamento?
¿Somos semillas de vida para los compañeros?
Desde el corazón: El Señor nos invita a ser sembradores, a ser solidarios y amar a los
demás
con gestos, hechos y actitudes, no sólo con palabras. Ayuda a que nuestra semilla
pueda dar muchos frutos de cosas buenas. También nos enseña que para seguir sus pasos hay
que servir a los demás. Ayúdanos a ser generosos, a preocuparnos por los demás, a vivir
pensando en ellos
Al finalizar: Te pedimos, Señor que cuentes con nosotros para hacer la vida de otros más
agradable y ser luz para aquellas personas que más lo necesiten en cada momento. Amén
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4. Descubre compartiendo
Ante ti, Señor: Al iniciar nuestra oración Señor, queremos aprender a darnos, hemos
recibido muchos dones para compartir con los demás. Enséñanos a no ser egoístas, a pensar
primero en los demás y a compartir con alegría.
Para mi vida: ¿Qué nos dice, a los cristianos de hoy, estas palabras de san Pablo? ¿Qué
significa para nosotros la invitación a vivir la pobreza en sentido evangélico?
Desde el corazón: Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino
mediante la debilidad y la pobreza: “Siendo rico, se hizo pobre por nosotros”. Cristo, el Hijo
de Dios, se hizo pobre. Estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a
hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide
con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza.
Al finalizar: Escucha Señor nuestra oración, para que iluminados por la luz del Espíritu
Santo podamos vivir en amor solidario en medio del campamento y de nuestras familias.
Cambia nuestro corazón y que compartamos lo que tenemos, porque dando se recibe y
compartiendo se descubre tu presencia en nuestro corazón. Amén
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5. Amando hasta el extremo
Ante ti, Señor: Jesús, enséñanos a amar. Cuando nos encontremos a alguien desalentado
o triste, Jesús, enséñanos a amar. Cuando nos necesiten en nuestras familias, Jesús, enséñanos
a amar. Cuando compartamos nuestro tiempo con los jóvenes y amigos, Jesús, enséñanos a
amar.
Desde el corazón: Jesús, queremos darte las gracias por tu gran amor, por todos los
regalos de generosidad que nos has dado. Enséñanos a amar a los demás, así como Tú también
nos amas a cada uno de nosotros. Queremos aprender a amar y compartir con los demás. Tú
conoces nuestro corazón. Sabes que somos débiles, pero tenemos deseos de entregarnos sin
medida. Ayúdanos
Al finalizar: Jesús, enséñame a ser como tú: a amar con tu corazón, a sentir tus
sentimientos, a gastar y desgastar mi vida amando y sirviendo a los demás. Amén
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6. Enviados para un fin
En aquel tiempo, Jesús dijo a los que habían creído en Él: "Si os mantenéis fieles a mi
palabra, seréis verdaderos discípulos míos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres".
Ellos respondieron: "Somos hijos de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo
dices tú: Seréis libres?" Jesús contestó: "Yo os aseguro que todo el que peca es un esclavo y
el esclavo no se queda en la casa para siempre; el hijo sí se queda para siempre. Si el Hijo
os da la libertad, seréis realmente libres. Ya sé que sois hijos de Abraham; sin embargo,
tratáis de matarme, porque no aceptáis mis palabras. Yo hablo de lo que he visto en casa de
mi Padre: vosotros hacéis lo que habéis oído en casa de vuestro padre". Ellos le
respondieron: "Nuestro padre es Abraham". Jesús les dijo: "Si fuerais hijos de Abraham,
haríais las obras de Abraham. Pero tratáis de matarme a mí, porque os he dicho la verdad
que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. Ustedes hacéis las obras de vuestro padre". Le
respondieron: "Nosotros no somos hijos de la prostitución. No tenemos más padre que Dios".
Jesús les dijo entonces: "Si Dios fuera vuestro Padre me amaríais a mí, porque yo salí de
Dios y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino enviado por Él".
Desde el corazón: Permanecer en Dios significa que confiamos en que Dios nos ama.
Dios permanece en nosotros; pero más que el amor de Dios, es el mismo Dios quien se hace
presente en nuestra vida, porque Él es Amor. El amor no son palabras, sino experiencia, una
opción fundamental de vida y seguimiento del aquél que es Camino, verdad y vida.
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7. ¿Qué hablabais por el camino?
Ante ti, Señor: Dios y Padre nuestro: Tú eres un Dios de Vida que nos invitas a salir de
nuestra desesperanzas y temores para vivir en plenitud el don de la fe con alegría y esperanza.
Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero
ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba». Él entró
y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo
partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él
había desaparecido de su vista. Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras
nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?».
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En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron
reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el
Señor ha resucitado y se apareció a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que les había
pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Desde el corazón: Para ser testigo de Cristo resucitado no basta decir: “Creo que Cristo
ha resucitado”, sino “yo vivo la experiencia de Cristo resucitado”, experimentar su vida
nueva, llegar a ser hombres y mujeres nuevos que viven los frutos de la Resurrección.
Al finalizar: Señor Dios nuestro, Tu Hijo está en medio de nosotros y se nos muestra en
la fracción del pan. Que nunca dejemos de alimentarnos de tu Palabra y seamos siempre
constructores de un mundo mejor. Amén
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