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Desde largas generaciones es conocido por ciertos pueblos el efecto curativo del zumo de ajo,
para muchas dolencias.
A continuación enumeramos una serie de sus efectos del Dr. Heller, de Berlín.
Se toma una cantidad de ajo (la que se desee). Una vez pelados, se le da unos cortes a cada uno
y son introducidos en una botella, a la cual se le pone alcohol de 90º de manera que cubra
completamente los ajos. Se dejan en inmersión de 15 a 30 días, agitando cada día el contenido de
la botella. Se toman dos o tres veces al día, 10 a 15 minutos antes de comer, de 15 a 20 gotas
mezcladas con agua. Al cabo de un mes se descansa unos días y luego se empieza de nuevo.