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CAPITULO I

PERSPECTIVA DE GÉNERO Y SU APLICACIÓN EN LA SOCIEDAD GUATEMALTECA

1. DEFINICIÓN DE PERSPECTIVA DE GÉNERO

Siempre ha existido una marcada diferencia entre hombres y mujeres en Guatemala


indistintamente de la cultura estudiada, xinca, garífuna, maya o ladina. Esta discriminación o
restricción en los derechos principalmente de las mujeres no obedece a un motivo natural,
sino que es a consecuencia de las ideas y perjuicios sociales históricos que moldean la forma
en que las sociedades perciben el sexo, el genero o los roles que deben asumir cada uno
dentro del contexto social.

De lo cual surgen las siguientes preguntas ¿Hay o no hay una relación entre la diferencia
biológica y la diferencia sociocultural? ¿Por qué la diferencia sexual implica desigualdad social?

Así desde el hogar se empieza a formar y guiar a los niños con estos prejuicios, un
ejemplo es que a las niñas se les enseña a jugar con muñecas, a cocinar, a vestir un
determinado tipo de ropa y color, a ser sumisas ante las situaciones, mientras que a los niños
se les enseña a practicar deportes, y ser líderes e independientes.

En la escuela, la iglesia y en la televisión se resaltan los estereotipos relacionados con


el género cuando se asocian determinadas profesiones con el género o se comienzan a
distinguir en los programas de entretenimiento las actividades propias de cada grupo o en los
sermones de los ministros religiosos se hace énfasis en los versículos de la biblia que relatan el
comportamiento deseado de la mujer, aunque dicho comportamiento deseado sea producto
de una era pasada y no aplicable a la realidad actual.-

La perspectiva de género nos lleva a reconocer que, históricamente, las mujeres han
tenido oportunidades desiguales en el acceso a la educación, la justicia y la salud, y aún hoy
con mejores condiciones, según la región en la que habiten, sus posibilidades de desarrollo
siguen siendo desparejas e inequitativas. (Hendel, 2017, pág. 15)

Según una definición de la profesora Juana Camargo, la perspectiva de género "establece una
teoría social que trata de explicar las características, relaciones y comportamientos sociales de
hombres y mujeres en sociedad, su origen y su evolución, destacando la existencia real del
género femenino y masculino, sin dominio de uno sobre el otro, sin jerarquías y sin
desigualdades".1

En la política Guatemala fue uno de los primeros países en aprobar el derecho al voto
femenino en el año de 1965, quizá por eso es que, del total de ciudadanos inscritos en el
padrón electoral para los últimos comicios de siete millones 556 mil 873 guatemaltecos, cuatro
millones 74 mil 450 son mujeres, y tres millones 482 mil 423 son hombres(fuente: Tribunal
Supremo Electoral.) No obstante, únicamente 20 entre los 158 diputados en el Congreso
de Guatemala son mujeres, lo que denota nuevamente los bajos índices de participación
ciudadana de las mujeres en el país.

Así podriamos enumerar diferentes campos científicos, sociales culturales o


económicos donde la diferencia entre la participación de la mujer y del hombre es abismal
puesto que hay diversos problemas y causas que aún hay que superar, las cuales obstaculizan
la participación de las féminas como los altos índices de analfabetismo, las desventajas en
cuanto a oportunidades desarrollo humano, entre otras.

2. MARCO REFERENCIAL
a. Genero
Género se refiere a las ideas, normas y comportamientos que la sociedad ha
establecido para cada sexo, y el valor y significado que se les asigna
La categoría de género tendría sus raíces en los
debates antropológicos y sociológicos de la primera mitad del siglo XX que
indicaban que la conducta humana era aprendida y no se encontraba
predefinida por los genes,[18] mientras que la inserción del concepto dentro del
campo de las ciencias sociales sería posterior.[21] Tales debates precedieron a la
«medicalización del sexo» ocurrido aproximadamente entre 1885-1910,[22] fase
donde apareció «una nueva forma de entender y hablar sobre la sexualidad
humana»,[23] perspectiva nueva que se alejaba de los juicios meramente
prácticos de los actos sexuales —descendencia, placer, lo socialmente
aceptable—, y que nacía conjuntamente con la psicología y psiquiatría, por lo
que las voces autorizadas para hablar de sexualidad provenían del mundo

1
Camargo, Juana. Género e Investigación Social. Curso de Formación en Género.
Módulo 2. Instituto de la Mujer de la Universidad de Panamá/ UNICEF. Editora
Sibauste, Primera edición, 1999, pág. 29
médico.[24] Fue en esta época donde se comenzó a utilizar términos tales como
«homosexual» y «heterosexual».

El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 1998 establece que "el


término género se refiere a los dos sexos, masculino y femenino, en el
contexto de la sociedad. El término género no tendrá más acepción que la que
antecede".

b. Sexo.
Apunta a las características fisiológicas y sexuales con las que nacen mujeres y
hombres. La RAE define al sexo como

 Condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las planta


s.
 m. Conjunto de seres pertenecientes a un mismo sexo. Sexo masculin
o, femenino.
 Órganos sexuales.
 m. Actividad sexual. Está obsesionado con el sexo.
 m. sexo débil. m. Conjunto de las mujeres. U. con intención despect. o
discriminatoria.
 sexo fuerte m. Conjunto de los varones. U. en sent. irón.

3. MARCO LEGAL

En Guatemala según el Artículo 4. De la Constitución Política de la Republica se consagra


el derecho a la - Libertad e igualdad. El cual establece que “en Guatemala todos los seres
humanos son libres e iguales en dignidad y derechos. El hombre y la mujer, cualquiera que sea
su estado civil, tienen iguales oportunidades y responsabilidades”.

Sin embargo, este precepto legal no se ve cumplido en la realidad ya que la desigualdad como
se ha manifestado en el primer apartado es palpable en distintos sectores de la sociedad que
lla segregación por motivo de genero aun es muy palpable

Además, la Cuarta Conferencia sobre la Mujer celebrada en Pekín en 1995, instancia en la que
se utilizó por primera vez como elemento estratégico para promover la igualdad entre mujeres
y hombres. Tal lógica incitó el surgimiento de una serie de investigaciones y debates en torno
al rol de la mujer en dicho marco con el énfasis de erradicar la segregación social con motivo
de las diferencias de género.

El trato igualitario dado a personas socialmente desiguales no genera por sí solo igualdad.
Además, no basta con declarar la igualdad de trato, cuando en la realidad no existe igualdad de
oportunidades. Esto significa que el diferente y jerarquizado papel que los hombres y las mujeres
tienen dentro de la familia y la sociedad, y las consecuencias de esta asignación de papeles en
el ciclo de vida, dificultan enormemente cualquier propuesta de igualdad. Para alcanzar un
desarrollo equilibrado y productivo del país urge establecer condiciones de igualdad de trato
entre hombres y mujeres, desarrollar políticas de igualdad de oportunidades y sobre todo,
impulsar una educación igualitaria. Esto requiere comprender las razones y los orígenes de la
discriminación femenina. Cualquier propuesta antidiscriminatoria, entendida como el conjunto
de programas y soluciones normativas, jurídicas, educativas y comunicativas destinadas a
subsanar las desigualdades existentes entre hombres y mujeres, y a prevenir su aparición en el
futuro, debe comenzar explicando el marco desde el cual se piensa el "problema" de las mujeres.
Esto supone desarrollar una visión sobre los problemas de la relación hombre/mujer con una
perspectiva de género capaz de distinguir correctamente el origen cultural de muchos de éstos,
y plantear alternativas sociales –como la educación– para su resolución. Cuando se aborda el
sexismo, o la discriminación basada en el sexo, se enfrentan situaciones de negación o de
ceguera, que no aparecen en otros tipos de discriminación. Por ejemplo, el racismo dentro del
mundo laboral aparece como una muy evidente discriminación, ya que resulta absurdo tomar
en cuenta el color de la piel para el desempeño de un trabajo. En cambio, en relación a las
mujeres, hay presunciones culturales con gran arraigo histórico sobre su "debilidad física", su
"vulnerabilidad" durante el embarazo o su "papel especial e insustituible" para cierto modelo
de familia. Según estas concepciones, está plenamente "justificado" el "proteger" a las mujeres,
aunque ese trato encubra una real discriminación. La estructura de la propia sociedad está
fundada en estas presunciones que, con el tiempo, han mostrado su carácter de prejuicios. Estos
prejuicios convierten ciertos trabajos en "nichos", dentro de los cuales las mujeres se
encuentran supuestamente "protegidas", y verdaderamente atrapadas, con salarios más bajos
que los masculinos y pocas posibilidades de promoción. De ahí la importancia de comprender
que la discriminación de las mujeres se produce de manera individual y colectiva, deliberada e
inconsciente pues está tejida en las costumbres y la tradición. El sexismo se manifiesta en
ataques directos a sus intereses o a ellas mismas y en ataques indirectos, provocados por el
funcionamiento del sistema social o por la aplicación de medidas, de apariencia neutral, que
repercuten especialmente en ellas debido a que se encuentran en peores condiciones para
soportar sus efectos, o porque reúnen las condiciones para que se concentren en ellas los
efectos perjudiciales de cierta actividad. Todo esto 1 provoca que las mujeres, a consecuencia
del género, enfrenten situaciones que les impiden participar con plenitud en las sociedades
donde viven. Una premisa de la acción antidiscriminatoria es reconocer que la cultura introduce
el sexismo, o sea, la discriminación en función del sexo mediante el género. Al tomar como punto
de referencia la anatomía de mujeres y de hombres, con sus funciones reproductivas
evidentemente distintas, cada cultura establece un conjunto de prácticas, ideas, discursos y
representaciones sociales que atribuyen características específicas a mujeres y a hombres. Esta
construcción simbólica que en las ciencias sociales se denomina género, reglamenta y
condiciona la conducta objetiva y subjetiva de las personas. O sea, mediante el proceso de
constitución del género, la sociedad fabrica las ideas de lo que deben ser los hombres y las
mujeres, de lo que se supone es "propio" de cada sexo. Por eso es que las desigualdades entre
los sexos no se pueden rectificar si no se tienen en cuenta los presupuestos sociales que han
impedido la igualdad, especialmente los efectos ha generado la división ámbito
privado=femenino y ámbito público=masculino. La prolongada situación de marginación de las
mujeres, la valoración inferior de los trabajos femeninos, su responsabilidad del trabajo
doméstico, su constante abandono del mercado de trabajo en años esenciales del ciclo de vida,
su insuficiente formación profesional, la introyección de un modelo único de feminidad y el
hecho de que, en muchos casos, ellas mismas no reconozcan su estatuto de víctimas de la
discriminación, todo ésto requiere una perspectiva de análisis que explique la existencia de la
injusticia, su persistencia y la complicidad de las propias víctimas en su perpetuación. No se
puede gobernar ni impulsar una buena administración pública simplemente respondiendo con
una normatividad jurídica que consagre la igualdad entre hombres y mujeres; se necesitan
medidas pro-activas, afirmativas, que detecten y corrijan los persistentes, sutiles y ocultos
factores que ponen a las mujeres en desventaja frente a los hombres, provocando que quienes
las evalúan y contratan tengan dudas sobre sus capacidades políticas o laborales. Por eso es
indispensable una perspectiva de género.

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