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1. Introducción
2. Desarrollo
1
Tarricone Manuel; Di Santi Matias, El gobierno aplica un protocolo en manifestaciones públicas que aún
no fue oficializado, art. de fecha 04 de enero de 2018, disponible en chequeado.com. Asimismo, no hemos
podido hallar la resolución en cuestión en la base de datos normativa oficial www.infoleg.gob.ar.
2
Obarrio Mariano, Patricia Bullrich: "Hoy aplicamos el protocolo antipiquetes 100%", art. de fecha 06 de
abril de 2017, disponible en www.lanacion.com.ar.
que se coloquen en una zona determinada para ejercer sus derechos, debiendo permitir la
circulación, con la advertencia que de incumplir la orden los manifestantes habrán
incurrido en el delito del art. 194 del Código Penal y las contravenciones correspondientes
a la jurisdicción. En tercer lugar, ante el incumplimiento de la orden, el protocolo dispone
que se vuelva a advertir a los manifestantes, esta vez bajo apercibimiento de proceder de
acuerdo a las normas procesales que regulan los delitos de flagrancia, para luego
intervenir y disolver la manifestación, debiéndose informar todo ello al magistrado
interviniente.
Se especifica que las fuerzas de seguridad no deben reaccionar ante las
provocaciones de los manifestantes.
Una vez liberadas las vías de circulación, sin aclarar con qué alcance, el protocolo
establece que debe mantenerse comunicación con las autoridades administrativas que
deben conocer sobre los reclamos de los manifestantes para que las mismas establezcan
un nivel de negociación con los líderes de la manifestación respectiva, debiendo labrarse
acta del acuerdo respectivo.
Seguidamente se establece que si hubiere grupos de personas que incitaren la
violencia o portaran elementos que pudieran dañar a las personas, las fuerzas de
seguridad, los bienes que se encontraren en el lugar o el medio ambiente, las fuerzas de
seguridad deberán interceptar e identificar a los sujetos y secuestrar los elementos en
cuestión.
Asimismo, se especifica que en caso de daños deberá detenerse a los autores,
remitiéndolos a la justicia penal, e iniciarse acciones civiles contra los causantes, la
entidad a la que pertenecen o sus representantes legales, con el objeto que se reparen los
daños causados.
Con respecto a la fuerza pública, el protocolo establece que la misma debe
utilizarse solo para superar la resistencia de quienes cometan delitos de acción pública y
en situaciones amparadas por la legítima defensa. Asimismo, la normativa expresa que el
uso de la fuerza debe responder a los principios de legalidad, oportunidad, último recurso
frente a una resistencia o amenazas y gradualidad.
En cuanto a los medios de comunicación, se dispone que los mismos deben ser
colocados en posición de poder realizar su función pero en lugares donde se garantice su
seguridad, siendo que se encuentra prohibida la confiscación y/o destrucción del material
audiovisual o sus herramientas. A su vez, el protocolo dispone que en la medida de lo
posible deberá videofilmarse el procedimiento.
3. Análisis
3
Debe recordarse que en el TP 1, “El concepto de seguridad”, rechazamos un concepto de ese estilo para
reservarlo al sentimiento de inseguridad que aqueja al colectivo social en cuanto a la comisión de
determinados delitos violentos. Sin embargo, nada impide que el concepto de (in)seguridad que maneje
la criminología no sea distinto a las políticas estatales referidas a evitar la comisión de delitos. En tales
conformadas, disolverlas pasan a ser políticas a desarrollar por el Ministerio de
Seguridad, pudiendo asignarse a su cumplimiento partidas presupuestarias. Idéntico
análisis puede realizarse en torno al concepto de prevención. Cualquier medida tendiente
a la no realización de manifestaciones públicas se convierte en positiva desde el punto de
vista valorativo. Ello resulta peligroso dado que, como se dijo, las manifestaciones son
una expresión del derecho de peticionar ante las autoridades por lo que debe apreciarse
con sumos celos cualquier medida en este sentido.
En cuanto al uso de la fuerza y los medios de comunicación, interesante es la carta
remitida por el CELS a la titular del Ministerio de Seguridad 4, en cuanto critica,
principalmente, la opción por criminalizar la protesta social, calificándola de formalista,
la falta de prohibición en el protocolo de que las fuerzas de seguridad utilicen armas de
fuego y municiones letales o balas de goma, y la disposición respecto a la asignación de
lugares específicos a los medios de comunicación, entendiendo que ello impedirá el
registro fotográfico y audiovisual del accionar policial como medio para su debido
control.
4. Conclusión
Hemos analizado los puntos principales del protocolo de actuación para las
fuerzas de seguridad en el marco de manifestaciones públicas. Resulta irónico que el
mismo no se encuentre “protocolizado” pero ya haya sido utilizado y de ello se jacten las
autoridades estatales.
Respecto a sus objetivos, resulta claro que el mismo adopta una postura
determinada ante un conflicto de derechos que se encuentran constantemente en pugna
en nuestra configuración social. Así, el protocolo tiene por objeto regular la intervención
de las fuerzas de seguridad en la problemática para intentar solucionar y/o disolver el
conflicto. Para variar, lo hace echando mano del derecho penal, atribuyendo al mismo la
capacidad de resolver el conflicto. Para ello, ha debido echar mano de la estigmatización
de las manifestaciones públicas, calificándolas como delitos.