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UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN

Enrique Guzmán y Valle


Alma Máter del Magisterio Nacional
ESCUELA DE POSGRADO

SECCIÓN MAESTRÍA
MENCION PROBLEMAS DE APRENDIZAJE

EPISTEMOLOGIA

ENSAYO

El problema del A priori

Alumno : Araceli Emilia VEGA ZAVALA

Código : 20182621

Profesor : Dr. Esteban

Lima-Perú
2018
Ensayo sobre el conocimiento del a priori

Araceli VEGA ZAVALA

Resumen

El presente trabajo pretende establecer los conceptos del a priori, pieza principal del
kantismo, pues para Kant, el conocimiento puro a priori es un hecho, un hecho tanto de
la razón teórica como de la practica misma donde se concreta la moral en las acciones.
Como este concepto a priori dio como consecuencia la aparición de la noción de lo
trascendental, así el uso de este concepto en las diferentes ciencias hasta el día de hoy.
Este trabajo analizara el marco de las definiciones claves acerca del conocimiento a
priori y sus repercusiones en las ciencias. Este ensayo abarcara la introducción y tres
capítulos, se establecerá el marco definicional de los conceptos claves a través de Kant
y otros autores, incluyendo nuestra propia comprensión del tema en el primer capítulo,
en el segundo se verá la repercusión de este conocimiento en las ciencias de hoy y
finalmente en el tercer capitulo un breve resumen de los puntos vulnerables de este
concepto.

Keywords: a priori, trascendental, ciencias, noción, intuiciones, conceptos.


Abstrac

The present work aims to establish the concepts of a priori, the main piece of
Kantianism, because for Kant, a priori pure knowledge is a fact, a fact of both
theoretical reason and practice itself where morality is specified in actions. As
this a priori concept resulted in the emergence of the notion of the
transcendental, so the use of this concept in different sciences to this day. This
paper will analyze the framework of the key definitions of a priori knowledge and
its repercussions in the sciences. This essay will cover the introduction and
three chapters, the definitional framework of the key concepts will be
established through Kant and other authors, including our own understanding of
the subject in the first chapter, in the second we will see the repercussion of this
knowledge in the sciences today and finally in the third chapter a brief summary
of the vulnerable points of this concept.

Keywords: a priori, transcendental, sciences, notion, intuitions, concepts.

Introducción
La noción de a priori es un punto principal de la obra de Kant, este conocimiento trata
de constatar la realidad de la razón, siendo la metafísica la que establezca las
condiciones de validez de todo conocimiento, libre de toda experiencia y de todo lo
empírico. Kant (citado por Roig,1981) introduce aquí la noción de trascendental, “la
diferencia entre lo empírico y lo trascendental solo corresponde, a la crítica del
conocimiento”, pero Ribas (citado por Roig, 1981, p.287) refiere que no todo
“conocimiento a priori debe llamarse trascendental… sino aquellas representaciones
(intuiciones y conceptos) que son empleadas puramente a priori y cómo lo son”.

Trascendental califica al conocimiento del carácter a priori del a priori mismo, es decir
la reflexión sobre la naturaleza (origen y función), el uso del a priori. Es así que toda
representación trascendental es todo conocimiento que no tenga un origen empírico y
que se refieran a priori a objetos de la experiencia.

Kant (citado por Roig,1981) nos dice que conocimiento A priori es absolutamente
independiente de toda experiencia, se opone al conocimiento empírico. Es conocimiento
a priori puede ser puro, aquellos en los que no se ha añadido nada empírico.

Este conocimiento estaría fundamentado en la razón misma, Roig (1981) dice para
Kant, si bien es cierto el conocimiento parte de la experiencia, esta llega a ser
conocimiento porque existe el conocimiento a priori, la experiencia activa lo a priori
(universal y necesario) y se funda el conocimiento, Critica de la Razón Práctica.

Ahora toda ciencia teórica de la razón, está constituida por todo conocimiento
construido en la razón y que mediante la experiencia se verifica. Las matemáticas puras
y la física teórica son ciencias infalibles. Pues las proposiciones propiamente
matemáticas son siempre juicios a priori y no empíricos, no son empíricos.

De esta forma culminamos la introducción de este tema. En las siguientes páginas


desarrollaremos los temas propuestos:

1. Primer capítulo.- Conceptos claves sobre el conocimiento del a priori.


2. Segundo capítulo.- El conocimiento del a priori en las ciencias de hoy
3. Tercer capítulo.- Críticas al concepto del a priori de Kant.

Capítulo I.
Conceptos claves sobre el conocimiento del a priori.

He aquí una tesis básica de Kant: «No hay duda de que todo nuestro conocimiento
comienza por la experiencia. […] Pero aunque todo nuestro conocimiento comience con
la experiencia, no por eso surge todo él de la experiencia» (Ramírez, 2009, p.123).

1) Lo aposteriori es aquello que en el conocimiento procede de la experiencia a través


de la sensación. Es lo empírico en el conocimiento. Por darse en la sensación, o
intuición empírica, que es singular y fáctica, lo empírico y a posteriori en el
conocimiento es, asimismo, singular y contingente.

2) Lo a priori es aquello que en el conocimiento no procede ni se deriva de la


experiencia, sino que la antecede de alguna manera y surge independientemente de la
experiencia. Al no derivarse ni proceder de la experiencia empírica, lo a priori en el
conocimiento es universal y necesario en y para el conocimiento.

Ambos (intuiciones y conceptos) son, o bien puros o bien empíricos:

1) Empíricos, cuando una sensación (que presupone la presencia efectiva del objeto)
está allí contenida.

2) Puros, cuando a la representación no se le mezcla ninguna sensación. Se puede llamar


a esta última la «materia del conocimiento sensible». Por eso, la intuición pura contiene
solamente la forma en la cual algo es intuido, y el concepto puro contiene solamente la
forma del pensar un objeto en general. Únicamente las intuiciones puras o los conceptos
puros son posibles a priori; los empíricos, solo a posteriori (Ramirez, 2009, p.254).

Los elementos a priori pertenecen a la estructura del sujeto cognoscente y hacen posible
el conocimiento y la experiencia misma en cuanto experiencia con validez universal. El
conocimiento que muestra esta posibilitación es denominado por Kant como
trascendental.

Seguidamente presentamos la definición a priori desde Belandria (citado por Roig,


1981, p.275):

El término a priori, aparte de otros significados que ha tenido en la historia de la


filosofía, se ha entendido generalmente en relación con la experiencia. El conocimiento
a priori es para Kant un conocimiento independiente de la experiencia y anterior a ella.
Pero determinar qué es ―anterior a la experiencia ― comporta un problema que la
tradición filosófica ha tratado de aclarar. Platón, quien, al parecer, fue el primero en
plantearlo, lo resuelve recurriendo a la doctrina órfica de la transmigración de las almas
y a la reminiscencia: en efecto, el alma, antes de nacer en este mundo sensible, ha
contemplado directamente las Ideas, y como las cosas de este mundo son copias de
ellas, el hombre al entrar en contacto con esas cosas recuerda las Ideas. En
consecuencia, para Platón, conocer es recordar. De modo que él concibe ―lo anterior a
la experiencia― en un sentido cronológico. En la escolástica medieval y algunos
pensadores modernos el conocimiento a priori está referido a las ideas innatas, cuyo
origen y verdad ellos fundan en Dios.

Una a priori: independiente de la experiencia y la condición de la posibilidad de toda la


experiencia.

De esta manera, podemos aproximarnos a entender el conocimiento a priori como todo


aquel conocimiento que tienen su fundamento en la razón, no en los sentidos, lo
sensible, la experiencia. Pero, ¿existe conocimiento antes de la experiencia?, según Kant
el conocimiento tiene como punto de partida la experiencia, sin embargo llega a ser
conocimiento porque existe el conocimiento a priori, es decir la experiencia activa lo a
priori (universal y necesario) y se funda el conocimiento. Se observa más claramente
explicando que sino existiese el conocimiento a priori no podríamos establecer
elementos comunes en la experiencia de tal manera que sean universales y necesarios
para todos, es decir el conocimiento a priori aporta lo necesario por oposición a lo
contingente y es necesario para todo otro conocimiento, es decir es la condición de
universalidad de nuestras representación de las realidades.

Formas y categorías una a priori: las formas y categorías a priori

Construir el fenómeno a partir de caos de impresiones. Kant mantuvo que, sin las
impresiones, las formas y categorías permanecerían "vacías" (Roig, 1981).

Objeto de conocimiento: el intelecto, con sus formas a priori de la sensibilidad y de las


categorías de entendimiento, construyendo, como la materia, las impresiones, el objeto
de conocimiento, el fenómeno, que es intra-mental. El intelecto no conoce las cosas tal
como son en sí mismo (noúmeno) Sino tal de Como El Mismo las Construye
(fenómeno).

Kant hace una afirmación de la que parte la diferenciación de ambos conceptos: La


experiencia genera conocimiento, pero sólo proporciona conocimientos a posteriori,
particulares y frutos del empirismo. Los conocimientos universales, son para Kant
conocimientos a priori, procedentes de la mente e independientes de la experiencia
(Roig, 1981).

Por lo tanto, para Kant, existen dos formas de las ideas o conceptos. Una forma es
independiente del aprendizaje, de la experiencia. Es una forma de conocimiento innata y
que procede del ejercicio de la razón pura sin mezclarla con observaciones
experimentales. Cita dos conceptos físicos como ejemplos de conceptos a priori: el
espacio y el tiempo. Según Kant, todos entendemos qué es el espacio, el contenedor
donde ocurren las cosas. Lo mismo ocurre con el tiempo, que permite definir la
simultaneidad o no de dos sucesos (Ramírez, 2009).

Según Kant (citado por Ramirez, 2009,p.325), “La solidez de las matemáticas se basa
en definiciones, axiomas y demostraciones”.

La lógica de Port Royal había establecido como uno de sus principios fundamentales la
distinción entre definitio nomini y definitio rei (definición de nombre y definición de
cosa).

Una definición de nombre asigna de manera arbitraria a un sonido dado la idea que uno
quiere significar. Esto puede proceder, o bien, construyendo nuevas palabras y
asignándoles el significado que deseamos; o bien tomando viejas palabras y
modificando, de manera convencional, su significado. La definición de cosa, en cambio,
no despoja a un signo dado de su significado ordinario, en el cual se supone que otras
ideas son contenidas, sino que la asignación de ulteriores predicados a dicha definición
debe ser consistente con lo ya explicitado. La diferencia más importante entre ambos
tipos de definiciones radica en que mientras la definición de nombre es arbitraria por
completo y no se hace suposición alguna acerca de la realidad del objeto definido, la
definición de cosa “no depende de nosotros sino de lo que está comprendido en la
verdadera idea de una cosa” (Arnauld y Nicole, citado por Ramirez,p.145).
El Juicio tiene, pues, también un principio a priori para la posibilidad de la naturaleza,
pero sólo en relación subjetiva, en sí, por medio del cual prescribe una ley, no a la
naturaleza (como autonomía), sino a sí mismo (como heautonomía) para la reflexión
sobre aquélla, y puede llamársele ley de la especificación de la naturaleza en
consideración de sus leyes empíricas, y esta ley no la conoce ella a priori en la
naturaleza, sino que la admite para una ordenación de la misma, cognoscible para
nuestro entendimiento, en la división que ella hace de sus leyes generales, queriendo
subordinar a estas una diversidad de lo particular

Capítulo II

El conocimiento del a priori en las ciencias de hoy

El proceso de desarrollo del conocimiento siempre va paralelo a la concepción humana


del mundo, por lo que sus modalidades no aparecen brusca ni inopinadamente y menos
en abstracto, sino al contrario, cada una se nutre en la anterior y esta a su vez es
propuesta para la que le sucede. Esta progresión, propiciada por la necesidad humana de
explicarse hechos o acontecimientos que acaecen en su existencia o por el afán natural
de comprender su circunstancia, se inicia muy temprano en los albores de la especie,
con explicaciones míticas que luego son cuestionadas, lo que condiciona varias fases de
cambio, generalmente ascendentes.

Al contrario de toda la metafísica occidental, donde el sujeto corre el riesgo de


disolverse en un mítico sujeto absoluto, el a priori antropológico es para Roig el acto de
un sujeto empírico, inmerso en la historia y en una sociedad determinada; por tanto, con
una temporalidad específicamente humana y atravesado por la contingencia como
condición ineludible de su modo de ser corporal y finito.

La empiricidad no resuelve la sujetividad en subjetividad. Roig sostiene la integración


del individuo en una totalidad social, por obra de la cual la afirmación del sujeto como
valioso, aunque se exprese en la formulación individual de un hombre concreto, se lleva
a cabo desde un lugar social determinado y con pretensión de universalidad. “Así como
no hay objetividad sin sujetividad, tampoco hay individualidad sin universalidad. ‘Tener
como valioso el pensarnos a nosotros mismos’ implica la acción de pensarse en general,
de darnos una determinación que va más allá de la subjetividad, ya que es connatural al
pensar plantear sus respuestas en relación con lo universal” (Roig, 1981, p.77).

Conocimiento a priori quiere decir conocimiento no “anterior” , sino


independientemente de la experiencia; no que se le haya obtenido de experiencia
ninguna, sino un conocimiento tal que, cuando se le piensa con claridad, nos damos
cuenta de que la experiencia no puede jamás cambiarlo, ni tampoco fundamentarlo, por
lo que afirma vale con independencia de lo que la experiencia diga. Conocimiento de
este tipo es, por ejemplo, la afirmación “dos más dos es igual a cuatro“. Esto lo hemos
aprendido, sin duda, con ayuda de la experiencia; por ejemplo, valiéndonos de un ábaco,
o de los dedos de la mano; pero esa experiencia no ha sido más que una ayuda para
pensar algo que no es nada empírico y jamás puede representarse empíricamente de
modo adecuado, puesto que ni el “dos” ni el “cuatro” son cosas sensibles, y, en genera,
no lo es lo que la proposición enuncia. Todo conocimiento empírico es particular y
contingente, es decir, se limita a un número dado de casos, y siempre dice meramente
que algo es así (si bien podría haber sido de otro modo). Por tanto, si la proposición
“dos más dos es igual a cuatro” fuese un conocimiento empírico, en rigor tendríamos
que decir: “hasta donde se ha observado, dos más dos es igual a cuatro; pero quizá
mañana, o en otro lugar, no suceda así“. Ramirez (2009,p.89).

Sin embargo, no es esto lo que decimos; estamos siempre dispuestos a corregir los
conocimientos empíricos, como, por ejemplo, hubo que corregir la afirmación “todos
los cisnes son blancos” el día en que se encontró cisnes que no lo eran; pero tal
corrección no cabe en nuestro ejemplo, porque aquí se trata de una afirmación universal
y necesaria, es decir, que vale para todos los casos, y que forzosamente tiene que ser así
y no puede ser de otra manera. Y por ello so sólo podemos decir que “dos más dos es
igual a cuatro”, sino también que “dos sillas más dos sillas son cuatro sillas”, o que se
tratase de un sabe empírico”dos marcianos más dos marcianos son cuatro marcianos”,
aunque no hayamos visto jamás marcianos ni sepamos si existen o no; pero nuestra
afirmación, precisamente por ser a priori, por ser necesaria, exige que la experiencia se
amolde a ella. Si se tratase de un saber empírico, yo no podría saber con seguridad si
“dos sillas mas dos sillas…”; tendría que esperar a confirmarlo empíricamente; pero
sabemos bien que tal espera sería ridícula: no hace falta más que pensar nuestra
proposición para saber que la experiencia tendrá que sujetarse a ella forzosamente. El
conocimiento a priori no se refiere a los hechos, no es un conocimiento de hecho (de
facto), contingente, sino de derecho (de jure), necesario.

La diferencia entre conocimiento empírico y conocimiento a priori es una diferencia,


entonces, que se refiere al valor del conocimiento. (Por eso se trata de una cuestión que
no puede resolver, por ejemplo, la psicología; esta es una ciencia empírica, una ciencia
de hechos, que precisamente por ello no puede plantearse, ni menos aun resolver, el
problema del valor del conocimiento. La psicología puede describir los pasos a través
de los cuales el niño aprende a contar y llegar, finalmente, a la afirmación “dos más dos
es igual a cuatro”, nos narra lo que empíricamente ocurre en un número determinado de
sujetos; pero cuando se enuncia aquella proposición, no se dice lo que de hecho ocurre,
sino lo que forzosamente tiene que ser.

En todo caso, Mises se justificaba al describir esos principios como a priori, porque son
lógicamente anteriores a cualquier estudio empírico de los fenómenos económicos. Sin
ellos es imposible siquiera reconocer que hay una clase distinguible de acontecimientos
dispuestos para su explicación económica. Solo presuponiendo que conceptos como
intención, propósito, medios, fines, satisfacción e insatisfacción son característicos de
un cierto tipo de acontecimientos en el mundo, podemos concebir una materia que
puede investigar la economía. Estos conceptos son prerrequisitos lógicos para distinguir
un ámbito de acontecimientos económicos de todos los aspectos no económicos de
nuestra experiencia, como el tiempo, el curso de un plantea en el cielo nocturno, el
crecimiento de las plantas, las olas rompiendo en la orilla, la digestión animal, volcanes,
terremotos, etc.

Salvo que postulemos primero que la gente realiza deliberadamente actividades


previamente planificadas con el objetivo de mejorar su situación, tal y como la ven
subjetivamente, de la que habría sido en caso contrario, no habría fundamento para
diferenciar el intercambio que tiene lugar en la sociedad humana de los intercambios de
moléculas que se producen entre dos líquidos separados por una membrana permeable.
Y los aspectos que caracterizan a los miembros de la clase de fenómenos diferenciados
como el asunto de una ciencia especial deben tener un estado axiomático para los
practicantes de esa ciencia, pues si los rechazan, también rechazan la justificación para
la existencia de esa ciencia.
Por ejemplo, se puede presentar a una persona resultados de experimentos que apoyen
que es sólida una teoría científica concreta, pero ningún experimento podrá demostrarle
nunca que la experimentación es un medio razonable por el cual evaluar una teoría
científica. (Salvo, por supuesto, que simplemente la adopte por la autoridad de otros).
Pueden mostrársele cientos de pruebas rigurosas para diversos problemas matemáticos y
enseñársele los criterios por los que se han juzgado sólidos, pero no puede haber esta
prueba para la validez del propio método. (Es conocido que Kurt Gödel (Ramírez, 2009)
nos refiere que un sistema formal de deducción matemática que sea tan complejo como
para modelar incluso un asunto tan básico como la aritmética debe evitar o bien ser
incompleto o ser incoherente, pero siempre debe sufrir al menos uno de esos defectos).

De aquí que Kant concluya con estas palabras: "El problema propuesto en esta sección
está pues resuelto. La matemática pura, como conocimiento sintético A PRIORI, sólo es
posible en cuanto se aplique a los objetos sensibles en que la intuición empírica se basa
sobre una intuición pura (del espacio y del tiempo) y A PRIORI, lo cual se puede hacer
porque esta intuición pura no es otra cosa que la simple forma de la sensibilidad, que
precede a la aparición real de los objetos, y volviéndola posible de hecho. Sin embargo,
esta facultad de intuición A PRIORI no concierne a la materia del fenómeno, es decir, lo
que constituye la sensación en él, sino solamente a su FORMA, el espacio y el tiempo"
(Prolegómenos citado por Ramirez 2009, p. 46). Y más adelante añade: "Así, la
matemática tiene realmente por fundamento puras intuiciones A PRIORI que hacen
posibles sus proposiciones de valor sintético y apodíctico, por tanto nuestra deducción
trascendental de los* conceptos del espacio y del tiempo explica.

en ciencia cualquier 'verdad' es susceptible de cambiar con cada nueva


investigación. Lorenz resume esta característica del conocimiento científico
así: "la verdad en ciencia, puede definirse como la hipótesis de trabajo que
más le sirve para abrir el camino a una nueva hipótesis.

Capítulo III

Críticas al concepto del a priori de Kant.

Pero, hay un fondo religioso: su absolutismo moral, con un sello de absoluto, casi como
valor divino: valor santo del tú debes (de la obligación). Sin referencias objetivas de
normatividad (ni bien ni felicidad, ni interés (del bueno). Con una idea de intención
pura, desinteresada, como equivalente al amor puro de la mística cristiana. Aquí en este
punto radica su originalidad ética. Y un intento por purificar la ética.

Pero exagera cuando, en su intento por evitar una ética desinteresada, haya tenido que
eliminar toda ética de fines, quitando a la moralidad su motivación principal: la
finalidad del bien. Así se castra la moral. Se torna desinteresada por esencia, abstracta,
anti-humana. Precisamente, con la finalidad tras un bien se lograría el mayor desinterés
o egoísmo. Por ejemplo, el bien como fin en sí mismo. Para los demás y para sí mismo
(Ramírez, 2009).

Referencias bibliográficas

Roig, A. A. (1981). Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano. México: F.C.E.,


312 p.

V. Ramírez, Augusto. (2009). La teoría del conocimiento en investigación científica:


una visión actual. Anales de la Facultad de Medicina, 70(3), 217-224. Recuperado en 27
de octubre de 2018, de
http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1025-
55832009000300011&lng=es&tlng=es.

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