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DOMINGO F. SARMIENTO.
Para el análisis del presente trabajo se ha tomado como muestra el capitulo III. “ASOCIACIÓN-
LA PULPERÍA”. Extraído del libro “Facundo Reseña de la Historia Cultural de la Argentina” por
Arturo Caddevilla de los editores W.M. JACKSON, INC. Editores Buenos Aires. Nueva York-
México- Habana- Bogotá- Santiago de Chile, tercera edición (1957)
GÉNERO LITERARIO:
El libro Facundo pertenece al género de la Novela, el término novela proviene del italiano novella,
“noticia, historia o cuento breve” que a su vez proviene del diminutivo latino novellus, ‘pequeña
novedad, pequeño nuevo detalle’. Según el concepto generalizado en la actualidad, es una narración
extensa, por lo general en prosa, aunque hay algún raro ejemplo de novela en verso, que relata
sucesos humanos con personajes y situaciones reales o ficticios, en todo o en parte inspirados en la
realidad; pero, en todo caso, pertenecientes a la ficción, en tanto que son creación del autor.
En este ejemplo anterior, se logra observar que Faustino hace uso de la narración para describir una
vez más partes de las costumbres diarias del gaucho argentino, de igual manera por medio del
diálogo hace que el lector pueda intuir lo difícil que es para un argentino estar fuera de su país.
Sin embargo, aquí nos concierne presentar el tipo de narrador presente en el tercer capítulo
del libro. En este narrador se nota la necesidad de describir tipológicamente con intenciones
estéticas más que argumentales los hechos de los personajes. Por tanto, podemos hablar de
un narrador extradiegético y omnisciente.
MODOS Y FOCALIZACIÓN
Por otra parte, el estilo indirecto es partícipe en los recursos narrativos que el autor emplea
en este capítulo. Este estilo se utiliza para que el narrador nos reproduzca la voz de los
personajes, es decir, resume a su manera los pensamientos o palabras de los actantes.
Además, la focalización cero está presente en este ejemplo, pues es característico de un
narrador omnisciente.
TEMAS
EL GAUCHO
EL CAUDILLISMO
SIGNOS
Una vez expuestos los temas que convergen en este capítulo, podemos inferir acerca de los
signos en relación con el contexto en el que se manifiesta la obra. En un primer momento,
Sarmiento trata de abordar una descripción tipológica los vicios de la sociedad argentina a
través de los personajes como el gaucho, el juez o la mujer de la época con el fin de mostrar
la necesidad de una transformación étnica. Sarmiento pretende hacer ver que el progreso
aparecía necesariamente ligado a un esfuerzo consciente y programático para transformar
la misma composición étnica y, consecuentemente, educarla en los más elevados principios
de la moral social de su tiempo, que no eran otros que los de Europa y la América
anglosajona. Ese programa sólo era viable si el estilo de la vida de los gauchos y el atraso
de la pampa desaparecían ante el empuje de la educación y la cultura de raíz europea.
Oviedo, J. 1995, Madrid. A continuación se muestra un ejemplo de esa intención:
Por otra parte, utiliza el símbolo del caudillo argentino para criticar férreamente la
dictadura de Juan Manuel Rosas, como líder de masas. Despotizar el Estado era un vicio
inherente al dictador como tal. Hace lo que quiere con las leyes, hace justicia según le
parece mejor, es decir, tiene todo el derecho de ser injusto por la posición ilegítima que le
adjudica su Gobierno. Aquí es donde Sarmiento intenta ahondar el panorama político de su
época para después poder mostrar a Facundo y ampliar el sentido de su crítica.
RESUMEN DEL CAPÍTULO
Asociación. La pulpería.
En el campo hay necesidad de crear una sociedad ficticia para remediar la normal desasociación.
En la pulpería se dan y reciben las noticias, allí concurren los parroquianos de los alrededores; se
arman carreras de caballos; está el cantor. Se encuentran el juego y el licor. Allí se fraterniza.
Esta asociación accidental de todos los días, al repetirse, formaría una sociedad, una asamblea sin
objeto público, sin interés social, sonde empiezan a echarse las raíces de las reputaciones.
El gaucho estima por sobre todo las fuerzas físicas, la destreza del manejo del caballo, y el valor. Se
dedica, por ejemplo, a los juegos de equitación.
El gaucho anda armado del cuchillo, herencia de los españoles. Éste es un instrumento que le sirve
para todas las ocupaciones; no puede vivir sin él. Juega a las puñaladas, desenvaina el cuchillo y
marca a su contrincante, lo hiere en la cara, sin matarlo. La riña se traba por reputación. No tiene
intención, en principio, de matar. Matar es una “desgracia”. Juan Manuel Rosas había hecho de su
residencia una especie de asilo para los homicidas (Paternalismo político).
En esta sociedad, entonces, la cultura del espíritu es imposible, no exista bien público. El gaucho se
convierte en malhechor o en caudillo, según el rumbo que las cosas tomen.
Autoridades de la campaña: Para reprimir a los desalmados se necesitan jueces más desalmados
aún. Estas autoridades (recordar a los capataces) forman ideas en el pueblo sobre el poder de la
autoridad, que más tarde acarrea sus efectos. El juez se hace obedecer por su reputación de audacia
temible, su justificación es “así lo mando yo”. El comandante de campaña tiene más poder que el
juez y sus características son, aun, más terribles. Para gobernar se hace uso de los hombres que más
temor inspiran, y esta es la manera de proceder de los gobiernos débiles. Cuando rosas se apodero
de la ciudad, exterminó a todos los comandantes que lo habían ayudado a ascender, a fin de que no
le disputaran el lugar de poder que empezaba a ocupar.
Estos pormenores dados hasta aquí acerca de la vida en los campos argentinos, con su orden, su
sistema de asociación característico, tienen el fin de explicar los fenómenos sociales argentinos y la
revolución que estalló en 1810.
LITERATURA LATINOAMERICANA II
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