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JAIME ANDRÉS HERNÁNDEZ HENAO

1088358282
ARISTÓTELES 2018-2

De una ética naciente del logos

Abstrac: Como propuesta investigativa se divide en dos momentos, el primero


es destacando la postura Aristotélica de las finalidades y de esta, la felicidad
como fin del hombre; requiriendo el desarrollo de su definición y distinción de
fines, además de sus argumentos para llegar a la conjetura del fin último. En el
segundo momento me preguntaré su validez cuestionando su pretensión de
verdad, esto a través de Nietzsche y su texto “Sobre verdad y mentira en el
sentido extra moral”, tarea la cual requiere ahondar sobre la creación de los
conceptos, su valor de verdad y la manera de hegemonizar los mismos; para
abarcar al punto de mayor importancia, ¿Cómo la filosofía ética de Aristóteles
que enmarca como fin la felicidad, puede ser rebatida desde una perspectiva
crítica a la episteme (ἐπιστήμη)?

Introducción.

El hombre, olvidando que es animal, edifica la cultura a partir de la pretensión del


intelecto que se fundamenta en la ficción. Una cultura edificada pretende la verdad y
afirma el conocimiento. Este conocer está enmarcado en sus propios
convencionalismos (llámense palabras) o legislaciones válidas que designan los objetos
en relación al sujeto. Así, el lenguaje, a partir del cual se crea la convención, es
independiente de cualquier esencia primitiva o cosa en sí. No obstante, el hombre
ignora esto y cree que habla de "verdad" cuando solo se refiere a meros artificios del
mismo lenguaje. Para poder sostenerse en este sistema creado, a través de la palabra,
lejos de captar algo en común, iguala lo desigual, y crea el concepto, este, lo utiliza
para edificar de manera jerárquica y piramidal un entramado conceptual. A todo lo
anterior le llama conocimiento y afirma para sí que es el encargado de descubrir. Y el
filósofo, el que habla de la naturaleza del hombre, afirma sus alcances, sus finalidades,
su moral y el porqué de las cosas; vacía es su búsqueda en lo que el mismo ha
construido. Clara evidencia es en la Ética nicomaquea un autor con aquella pretensión,
Aristóteles en el libro primero esboza los asuntos del hombre, de su actividad, y de ello
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se referirá a sus finalidades, y, con mayor picardía, refiriéndose al fin de todas ellas, el
fin en sí mismo, “la felicidad”.

Hasta ahora, esta introducción cuenta con una clara dicotomía de posturas, la primera, con
base a Sobre la verdad y mentira en el sentido extramoral de Wilhem Friedrich Nietzsche
plantea la imposibilidad del conocimiento, la falsedad al referirse a la naturaleza humana y
la veracidad de los conceptos. Por otro lado, de Ética nicomaquea de Aristóteles donde se
dan afirmaciones categóricas de las cosas en razón de la verdad, fines del hombre, además,
una ética que se para en el hecho de la veracidad de la razón y el conocimiento; del λóγος1.
Sobre esta situación, debo mencionar que se reconoce las diferencias contextuales de estos
dos filósofos, no obstante, resguardo de cualquier señalamiento acusando anacronismo desde
el hecho que, si blindamos la construcción filosófica y cosmológica de los griegos por su
época, contrariamos uno de los fines de la filosofía, criticar todo lo que pueda ser
cuestionado. Por ello, en esta dicotomía planteo la siguiente pregunta ¿Cómo la filosofía ética
de Aristóteles que enmarca como fin la felicidad, puede ser rebatida desde una perspectiva
crítica a la episteme (ἐπιστήμη)?

Para el desarrollo de este ensayo como quien entra en terreno del enemigo, juega en sus
propias reglas, así, como en la ética, el ensayo se dividirá en secciones. La primera donde
describiré la cuestión de los fines desarrollada por Aristóteles y su consideración de fin último
como eudaimonia, la segunda, donde desde el texto de Nietzsche Sobre la verdad y mentira
en el sentido extramoral decantaré el origen de la pretensión de verdad, la creación del
concepto, y así, la pretensión del conocimiento. A este punto, me encontraré con la
problemática de la filosofía Aristotélica como un elemento de la praxis, por lo que en el tercer
punto se distinguirá la ética de Aristóteles como una ética que comienza en el principio de la
razón y la facultad de conocimiento, para poder, en el cuarto punto, desde la crítica
epistemológica de Nietzsche rebatir la propuesta aristotélica de la eudaimonia como fin del
hombre, y terminar en el quinto punto, las conclusiones de mi investigación.

Hipótesis

1
Λóγος:
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CONTENIDO
1 Sobre los fines, y el fin último del hombre. .................................................................................. 3
2. Genealogía de la verdad, el concepto y un supuesto atributo llamado conocimiento. ........ 5
Aristóteles y Nietzsche ...................................................................................................................... 8
Referencias .......................................................................................................................................... 9

1 Sobre los fines, y el fin último del hombre.


En el libro I de la Ética a Nicómaco Aristóteles titula en el primer apartado “toda
actividad humana tiene un fin” Dirigiéndonos a la etimología de la palabra actividad
podemos entender que se refiere a todo aquello que se lleva a cabo en una relación activa o
pasiva, de esto que toda obra tiende a la producción de un efecto y con ello, en cada labor u
acción se busca una consecuencia tras su realización o en otras palabras como titula, una
finalidad.

No obstante, de estos fines se puede concordar que no son idénticos puesto que la
obtención de aq (Aristóteles, 1985)uel fin, depende de la actividad que se realice, por lo que
Aristóteles distingue las actividades que de manera innata en su acción lleva su propio fin, y
obras aparte de las actividades, refiriéndose a una producción externa a la actividad realizada
por la persona. Destacando la preferencia de estas últimas sobre la primera, de esta manera,
comienza a distinguir la prioridad de unos fines sobre otros y comienza con su característico
método inductivo de ir de lo particular a lo general.

Con lo anterior se entiende que al distinguir lo preferible en cada fin, sobre las
acciones, artes y ciencias sabremos que en su diferencia respecto a la finalidad, unas
corresponden a otras como ejemplifica Aristóteles en la Ética nicomaquea “La fabricación
de frenos y todos los otros arreos de los caballos se subordinan a la equitación, y, a su vez,
ésta y toda actividad guerrera se subordinan a la estrategia”(1094ª10) así, una multiplicidad
de actividades se subordinan a otras, por lo que, aplicando la lógica de la actividad como
acción para un fin, hay unos fines secundarios (no son en sí mismos) que se subordinan a
fines principales. De esto nace una jerarquía entre los fines y las actividades que los producen,
cosa que nos muestra una cadena de fines que van deviniendo en medios, correspondiendo
cada fin, a un fin mayor.
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Es en este punto, donde escala en su método y podemos ver la necesidad de hallar un
fin último al que se subordinen los otros fines “un fin que queramos por sí mismo y las demás
cosas por cusa de el”2 con su característica no puede devenir en un medio, éste, será el fin al
que todos los demás correspondan y busquen. Debe existir, puesto que tal caso en que no
haya un fin al que los otros corresponden, el proceso de los fines como medios, seguiría hasta
el infinito, convirtiéndose en una paradoja “de suerte que el deseo sería vacío y vano”3 esta
indagación mereciere crítica o discusión puesto que Aristóteles afirma que este fin será lo
bueno y lo mejor, sin distinguir o desarrollar la posibilidad de que un fin no esté en relación
ni a lo bueno o a lo mejor, pero, sin alejarnos el tema de discusión, Aristóteles en la relación
ya mencionada, considera la política como la facultad a la que pertenece este fin.

De ello, se debe reconocer que es claro el método Aristotélico que asciende de la parte
al todo, habiendo pasado desde esos fines que son medios para otros, nos encontramos con
el bien, pasamos de todo lo que respecta a estos fines que devienen en medios son el paso a
paso del método aristotélico que va de lo particular a lo general. Este bien que pertenece a la
ciencia de la política demuestra supeditar en sí todas las otras artes o ciencias o facultades
que antes incluso, supeditaban a las menores; la estrategia la economía y la retórica.
confluyen en la política, se sirve de ellas, y las prescribe, “el fin de ella incluirá los fines de
las demás ciencias, de modo que constituirá el bien el hombre”4. Definiendo la política como
tal entendemos que es además preferible, puesto que procura el bien para la polis y no para
sólo una persona.

Así, llegamos a lo más importante de este primer punto del ensayo y es la definición
de la felicidad como fin último. Se plantea en el capítulo cuarto que todo conocimiento y
toda elección tiende a algún bien, así la política, reconociendo ya todo lo que connota, como
fin de las finalidades, debe determinarse a qué bien apela, puesto que este será el bien al que
apelen todo los demás (Ciencias, artes, acciones), así, Aristóteles por opinión general define
que el bien al que apela la política es la felicidad, punto central del ensayo. Por tanto, sobre
las actividades que se subordinan a otras, su finalidad será lo bueno y lo mejor, que se faculta

2
Ibid. 1094a20
3
Ibid. 1094a20
4
Ibid. 1094b5
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en la política, que tiende siempre al mayor de lo bienes, según Aristóteles, fin último de los
hombres, la εὐδαιμονία.

2. Genealogía de la verdad, el concepto y un supuesto atributo llamado conocimiento.


Remitirse a la verdad desde el texto Verdad y mentira en el sentido extramoral de
Nietzsche, implica entender su lectura del hombre como animal en medio de una naturaleza
que se le hace extraña y caótica, de tal incertidumbre, que este, sin tener el atributo que se ha
auto asignado y glorificado, el intelecto, se vería totalmente indefenso en la lucha por la
existencia; de tal manera, es el intelecto el que convence al hombre del valor de su existencia,
de su vida, puesto que valora, engañándose a sí mismo, el conocimiento a tal punto de
clasificarse como el único animal que puede conocer la verdad.

Para hablar de este atributo llamado intelecto que el individuo utiliza para su
conservación, debemos entender que para Nietzsche, se desarrolla, principalmente en ficción,
este término se define como aquella acción y efecto de la pretensión de hacer pasar por cierto,
algo que en verdad no lo es. Desde allí, sabemos que esta intención del intelecto por pretender
la verdad y hablar de lo cierto e incierto, es falaz y se da desde el engaño. Así destaco el
mencionar una ironía. El cómo desde aquello nacido en la pretensión de verdad, del
enmascaramiento, del engaño, pueda haber un impulso incluso para designarle poéticamente
ἀλήθεια a una atribución del hombre, una búsqueda de la verdad, como si, critica Nietzsche,
pudiese existir un impulso hacía aquella ilusión.

Este hombre que se atribuye la ἀλήθεια se daría cuenta que sobre las cosas, sólo ve la
superficie, capta las formas, sensaciones, pero sobre esta naturaleza caótica, extraña, nada
sabe y aún más, nada le dice o muestra. En este escenario donde la naturaleza, que no le
muestra nada y además, de la que sólo puede ver lo superficial de las cosas, donde a través
de la asociación, producto de lo que Nietzsche llamaría refiriéndose a Hobbes el Bellum
ómnium contra omnes, el hombre “fija lo que entones debe ser verdad, es decir, se ha
inventado la designación de la cosas uniformemente válida y obligatoria” () a través del
lenguaje, determina las primeras leyes de verdad, nace el compromiso moral de lo verdadero
y lo falso, y así a través de la designación relacionamos los objetos, con nuestra comprensión
de ellos, seguros de la concordancia de lo que designa y lo que es. De este nacimiento también
habrá que mencionarse una de sus cualidades, de las más engañosas, y es el
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convencionalismo sagaz a la hora de desear la verdad, este, designa en un sentido limitado lo
que es verdad, únicamente lo que sirva para la conservación de la vida, consecuencias
agradables. Toda aquella que pudiese tener efectos perjudiciales o destructivos, es desechada,
como una realidad caótica y dispuesta al azar, misteriosa, problemática; fuera del dominio
del hombre, resulta inconsiderable a su ego y necesidad de dominio y conocimiento.

Esta designación, y atribución de la verdad tiene todo un proceso e inicia cuando la


naturaleza y el hombre se encuentran, esta, no puede ser conocida como esencia primigenia
afirma Nietzsche, es una x indeterminada para nuestro intelecto. En el primer momento en el
encuentro con quén sabe qué sea la variable X recibimos un estímulo nervioso, este se
extrapola a una imagen y lo convertimos en un sonido articulado, en estos dos pasos se dirá
que es el proceso de nuestro conocer Pero habrá que decantar y ver paso por paso las críticas
que hace Nietzsche a este proceso de designación humana.

En el primer momento donde un estímulo nervioso (experiencia) se da, directamente


se extrapola este a una imagen sobre lo que está, pero ésta extrapolación se da desde nuestra
condición antropomórfica, nada nos indica que la condiciones fisiológias que cuenta el
hombre, son precisas para poder ver la X como realmente es. Desde qué pretensión diremos
que la vista nuestra es más acertada que la de un insecto, o acaso otro animal marítino que
sus cuencas oculares difieren a las nuestras. Desde esta mirada limitada es sesgado también
el hecho de pretender que exista la congruencia entre la imagen creada y esta X, ¿quién puede
afirmar ver entonces el objeto como realmente es?, el hombre, sin remordimiento se atribuye
aquello. Aun con lo anterior extrapolamos de nuevo la imagen y la convertimos en un sonido
articulado, esto lo llamamos palabra y más allá de la metáfora creamos el concepto, de allí la
designación, nace de la omisión de las diferencias individuales de cada objeto o acción, sin
saber en absoluto de una característica esencial que relacione todas estas individualidades
que pretendemos objetivar, sin saber, lo hacemos; determinamos una palabra para categorizar
un conjunto de elementos que pueden tener relación ya sea en términos teleológicos: función,
o en términos de grado de cualidad y cantidad, en relación a la semejanza que tenga x de y
para colocarles en el mismo conjunto ignorando la diferencia ¡Totalmente arbitrario diría
Nietzsche!
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“La omisión de lo individual y de lo real nos proporciona el concepto del mismo
modo que también nos proporciona la forma, mientras que la naturaleza no
conoce formas ni conceptos, así como tampoco, en consecuencia, géneros, sino
solamente una X que es para nosotros inaccesible e indefinible.” ()

La cita anterior nos permite cerrar el nacimiento de los conceptos, por lo que en este
punto sabemos cuáles son los elementos de crítica de Nietzsche hacía esta ficción. Ahora,
concluyo con la siguiente canónica cita para darle cierre al tema de lo que Nietzsche llama
verdad, y comprendamos desde sus propias palabras la relación directa que tiene la
convención humana y la extrapolación que con la historia se legitiman para volverse
incuestionables.

“¿Qué es entonces la verdad? Un ejército móvil e metáforas, metonimias,


antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanadas que
han sido realzadas, extrapoladas, adornadas poética y retóricamente y que,
después de un prolongado uso, a un pueblo le parecen fija, canonicas,
obligatorias: las verdades son ilusione de las que se ha olvidado que lo son,
metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han
perdido su troquelado y no son ahora consideradas como monedas, sino como
metal.”

Pero en este punto, habría que saber lo que es el conocimiento, ya desarrollamos por
qué estas metáforas, la palabra y los conceptos no pueden tener crédito o certeza para
atribuirse la verdad. Con esto saldado, debemos comprender qué es lo que como hombres
llamamos conocimiento. Lo que nos separa dirá Nietzsche de estos animales, es utilizar
aquella intuición sobre esa cosa en sí, la x, y crear un esquema con su metáfora, con su
concepto. Permite la construcción de “un orden piramidal dividido por castas y grados, crear
un mundo nuevo de leyes, privilegios, subordinaciones y delimitaciones” () mundo que se
contrapone a esa primera intuición nacida en el hombre, este orden, constituye una instancia
reguladora e imperativa, con los conceptos llevados a esta estructura piramidal, se asigna a
ellos mayor valor a unos, menor valor a otros, y estableciendo que este ordenamiento, es el
correcto, y quien use de manera correcta todo cada concepto, tal como la pirámide lo
establece, está hablando de la verdad. Así, alegóricamente concluyo. El término de clasificar
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cuál percepción es la correcta sobre el mundo, y a su vez, la que mejor defina las cosas como
son o en otros términos, defina la mejor clasificación para hablar de los conceptos, estos en
relación con un sujeto y su naturaleza, termina siendo absurdo, puesto que carecemos, de lo
que Nietzsche llamará la percepción correcta para tener una medida y evaluar así la validez
de una visión u otra.

3. Aristóteles y Nietzsche
Una vez aquí, ya en el momento de confrontar estos filósofos separados por un tiempo
histórico tan remarcado habremos de dar unas anotaciones que permitan decantar la apuesta
investigativa. Primero, debemos mencionar que el filósofo Alemán Wilhelm Fridrich
Nietzshce emprendió una crítica a la tradición filosófica, este, debatiendo el legado de platón,
el idealismo y también a Kant. Crítica que deja sentada una propuesta totalmente distinta de
hombre, al de los anteriores, no obstante, éste filólogo, a pesar de criticar la tradición
filosófica, no tiene la rigurosidad de un ejemplo Guthrie de estudiar la obra de filósofos punto
por punto, dedicándoles obras completas, desenmarañando paso por paso, por ello, en
relación a Aristóteles no habremos de encontrar tampoco, una crítica directa al autor. Por
otro lado, el asunto de la obra Aristotélica y las determinaciones que da a la hora de definir
cuestiones tales como la felicidad, o como la política siendo en lo que se faculta lo bueno y
lo mejor. Aristóteles, no desarrolla una argumentación rigurosa para valerse de esto, éste, en
su condición práctica y diré, Antropológica, se vale de la opinión general cultivada en su
tiempo para soltar x o y premisa sobre estos asuntos.

Con lo anterior, entendemos que ni Nietzsche emite una crítica directamente a la


postura Aristotélica, y que Aristóteles, desarrolla varias de sus premisas en las opiniones
generales sobre los asuntos; preguntándose hacia qué tiende o procura la política afirma lo
siguiente “sobre su nombre, casi todo el mundo está de acuerdo, pues, tanto el vulgo como
los cultos dicen que es la felicidad, y piensan que vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser
feliz” () Por ahí es una de las fuertes críticas que podemos hacer a la obra Aristotélica desde
Nietzsche, no obstante, hay que ir paso a paso.
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No obstante, esta abre otra discusión, sobre lo que es, y lo que ha de procurar la felicidad:
De los diferentes tipos de la felicidad se dirá en Nicomaquea que existen tres tipos de bienes,
los bienes externos, los del cuerpo y los del alma, en caso, el bien supremo habrá que consiste
el bien para cada ser, y así aquel que no es medio para ningún otro fin

Función del hombre viene determinada por la función del alma, el pensamiento, la felicidad
va a corresponder directamente a lo propio del alma: la contemplación. La felicidad del
hombre será el desarrollo de aquello que le es más esencial, la inteligencia, la actividad
contemplativa

Referencias
Aristóteles. (1985). Ética Nicomaquea. Madrid: Gredos.

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