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INTRODUCCIÓN

A pesar de que hay una gran variabilidad individual en cuanto al ritmo intestinal en
las personas sanas, se acepta que diarrea es el aumento de frecuencia, volumen o
fluidez de las deposiciones. Se considera patológica cuando su peso es superior a
200 gramos al día, con un contenido acuoso mayor al 70% de la masa total. Puede
originarse principalmente a partir de tres alteraciones en el tubo digestivo:

De la absorción: Por lesión en el intestino delgado y/o grueso, en los que se lleva a
cabo la absorción de agua y sustancias nutritivas (síndrome de malabsorción) o bien
por defectos en la digestión de diferentes nutrientes (síndrome de maldigestión).

De la secreción: Por lesión inflamatoria o infecciosa de la mucosa que recubre el tubo


digestivo o por defectos en el paso de ciertos nutrientes al torrente circulatorio una
vez absorbidos.

De la capacidad de movimiento (motilidad) del tubo digestivo: Si la motilidad aumenta


se producirá diarrea por la disminución del tiempo de contacto del contenido intestinal
con la superficie de absorción y si está enlentecida, por sobre crecimiento bacteriano.

La diarrea puede ser aguda o crónica. La aguda, generalmente es de tipo infeccioso,


a consecuencia de una intoxicación alimentaria (alimento o bebida contaminado por
bacterias, virus, parásitos) o bien porque la persona tiene reducidas las defensas de
su organismo (toma de antibióticos, fármacos contra el cáncer, por infección por el
virus de inmunodeficiencia adquirida -VIH- u otras causas), aunque también puede
ser provocada por abuso de laxantes y cambios bruscos en la alimentación (aumento
importante del contenido de fibra, excesos, viajes). La diarrea crónica, se produce
cuando hay defectos en la absorción o en la digestión de ciertos nutrientes, debido a
intolerancias (a la lactosa, al gluten) o alergias de origen alimentario o a determinadas
enfermedades (enfermedad inflamatoria intestinal-crohn y colitis ulcerosa, colon
irritable, entre otras).

El tratamiento dependerá de la causa y manifestaciones del cuadro, siendo esencial


la reposición de líquidos y electrolitos para evitar la deshidratación.
OBJETIVOS

 Definir y clasificar al síndrome diarreico de acuerdo a su mecanismo


fitopatológica.
 Describir la etiopatogenia y la evaluación clínica que se da frente al síndrome
diarreico.
DIARREA (Síndrome Diarreico)

DEFINICIÓN

La alteración de las características de las heces y del ritmo evacuatorio es


sumamente frecuente. La subjetividad con que los pacientes refieren estos
cambios hace difícil definir con precisión cuando el médico debe considerar
relevante el síntoma diarrea. Para definir diarrea se ha establecido en forma
arbitraria una cifra límite de 200 gramos/día de materia fecal.
Independientemente de este dato, que en práctica diaria casi nunca es necesario
determinar, los pacientes asocian el término diarrea con un aumento en la
frecuencia evacuatoria o en el contenido liquido de las heces.

Si bien la mortalidad por diarrea ha caído de modo significativo en los últimos


20 años en los países desarrollados, sigue siendo muy alta en los países con
elevados niveles de pobreza, donde llega a tres millones de muertes por año.
Los niños y los ancianos son los grupos etarios más afectados.

TIPOS Y CLASIFICACIÓN

Conceptualmente la diarrea es la manifestación de un mecanismo fisiopatológico


común, que consiste en la ruptura del equilibrio entre la absorción y la secreción
intestinal. Desde el punto de vista clínico, es útil establecer si el cuadro diarreico
es agudo o crónico. Se considera diarrea aguda a aquella que comienza
bruscamente y tiene una duración menor de dos semanas. Las implicaciones de
esta definición son diagnósticas y terapéuticas, ya que las diarreas agudas
obedecen en su mayoría a infecciones de diversa índole (viral, bacteriana,
parasitaria) por toxinas o al efecto adverso de algunos medicamentes.

Por otra parte, en las diarreas crónicas, es decir aquellas que persisten por un
periodo superior a cuatro semanas, las características físicas de las heces son
distintas y las etiologías, variadas. Entre estas etiologías se incluyen
enfermedades inflamatorias del intestino, tumores, patologías que evolucionan
con síndrome de malabsorción, infecciones crónicas y enfermedades que alteran
la mortalidad intestinal. Estas causas tienden a agruparse según el mecanismo
fisiopatológico que desencadena la diarrea.

Las diarreas que duran entre 2 y 4 semanas se denominan diarreas persistentes.


ETIOPATOGENIA

La causa más frecuente de las diarreas agudas son las Infecciones (virales,
bacterianas o parasitarias). Las toxinas producidas por ciertos gérmenes que
contaminan alimentos y los fármacos.

Las diarreas crónicas suelen agruparse según sus distintos mecanismos


fisiopatogénicos.

Se reconocen cinco mecanismos básicos que alteran el movimiento de líquidos


y electrolitos en la luz intestinal y final mente provocan diarrea crónica:

Diarreas inflamatorias: resultan del daño del epitelio abortivo o de la


liberación de citosinas como los leucotrienos, las prostaglandinas y la
histamina. Suelen estar acompañadas por fiebre, dolor y hemorragia
digestiva. Son ejemplos de ellas la enfermedad de Crohn vía colitis
ulcerosa.

Diarreas osmóticas: el mecanismo de estas diarreas radica en que, por


distintas razones, ciertos solutos no se absorben y provocan retención de
agua en la luz intestinal. Además, incrementan las secreciones
intestinales y el aumento del contenido de la luz intestinal provoca diarrea.
Un hecho clínico significativo que induce al diagnóstico de este
mecanismo es que el cuadro diarreico mejora con el ayuno.

Diarreas secretorias: en este caso, la fisiopatología consiste en un


aumento de la secreción intestinal activa de líquidos y electrolitos. De esta
manera se producen entonces diarreas acuosas y de grandes
volúmenes. Ambas características son orientadoras de este mecanismo
de producción. Las criptas intestinales pueden ser estimuladas por
agentes endógenos (hormonas) o exógenos, como enterotoxinas.

Diarrea malabsortiva (por malabsorción): en esta situación, por distintas


etiologías y mecanismos fisiopatológicos, se producen finalmente
alteraciones en el proceso de transporte. La mayoría de las veces existen
enfermedades de la mucosa del intestino delgado que provocan cambios
estructurales de esta. Clínicamente, estas diarreas se caracterizan por
marcada perdida de peso y déficit nutricional. Es frecuente que estos
pacientes se presenten con anemia, hipoalbuminemia e hipocalcemia, y,
en tal marco, un data orientador muy importante es la presencia de
esteatorrea.

Alteración de la motilidad intestinal: la causa de producción de diarrea


en esta situación no aparece tan clara. En ocasiones, la existencia de una
cirugía abdominal previa o la presencia de enfermedades sistémicas
modificarían el tránsito intestinal, sea aumentándolo o provocando su
enlentecimiento o su detención, con sobrecrecimiento bacteriano que
deriva a su vez en malabsorción y diarrea.

ENFOQUE DIAGNOSTICO

La evaluación clínica debe establecer a través de una correcta anamnesis la


forma de comienzo y el tiempo de duración del cuadro. El Interrogatorio debe
obtener información epidemiológica sobre el tipo de ingesta reciente, los viajes
realizados últimamente, la afección similar de otros miembros de la familia y de
la comunidad cercana, la procedencia de los líquidos ingeridos, la administración
de antibióticos y, en la actualidad, considerar la existencia de factores de riesgo
para enfermedades de transmisión sexual y síndrome de inmunodeficiencia
adquirida. Esto será útil para evaluar el agente etiológico causal, el mecanismo
de producción y tendrá implicación terapéutica.

Las diarreas agudas son de intensidad moderada y autolimitadas, y


habitualmente se resuelven en el término de tres a cinco días.

Si la diarrea dura más de cuatro semanas, se considera crónica, el medico


clínico deberá tener en cuenta los mecanismos fisiopatológicos más comunes
para implementar los estudios secundarios y orientar el diagnostico.

En el examen físico, en los casos agudos, se debe focalizar la atención sobre el


estado mental. Los signos de deshidratación y las características del abdomen,
en especial si presenta defensa, aumento de tensión o signos de peritonitis.
Estos hallazgos pueden acompañar a diarreas infecciosas graves, como por
ejemplo las de Clostridium difficile o la de E. coli enterohemorrágica. En estos
casos se debe solicitar un examen microscópico de materia fecal para establecer
la presencia de leucocitos y hematíes y un examen directo y cultivo
bacteriológico y parasitario.
En la evaluación de un paciente con diarrea crónica es indispensable saber si
presenta o no esteatorrea. Esto se averigua a través de la prueba de Van de
Kamer. También se suelen estudiar la osmolaridad y la presencia de leucocitos
y hematíes en la materia fecal. Asimismo, se efectuaran coprocultivos y
exámenes directos para la investigación de gérmenes y parásitos y se hará una
evaluación clínica específica sobre el estudio nutricional del paciente.
CONCLUSIONES

El síndrome diarreico se define como el aumento de frecuencia, volumen o


fluidez de las deposiciones. Clasificándose de esta forma como cuadro diarreico
agudo o crónico; diarrea aguda es aquella que comienza bruscamente y tiene
una duración menor de dos semanas, por otra parte, las diarreas crónicas, son
aquellas que persisten por un periodo superior a cuatro semanas.

La determinación de un síndrome diarreico debe establecerse a través de una


correcta anamnesis, donde se verá la forma de comienzo y el tiempo de duración
del cuadro, y una adecuada exploración física.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

 Argente H, Alvarez M. Semiología médica. 2nd ed. Buenos Aires: Médica


Panamericana; 2013.

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