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La Danza del Futuro (1902)

Isadora Duncan (1877 - 1927) ( 1 )


Traducción Jennifer McColl

Si buscamos el real origen de la danza, si vamos a la naturaleza, encontramos que la danza


del futuro es la danza del pasado, la danza de la eternidad, y ha sido y será siempre igual.

El movimiento de las olas, del viento, de la tierra está siempre en la misma armonía
duradera. No nos paramos en la playa y preguntamos al océano cual fue su movimiento en el
pasado y cual será su movimiento en el futuro. Nos damos cuenta que el movimiento peculiar
a su naturaleza es eterno a su naturaleza. El movimiento de los animales y pájaros libres se
mantiene siempre en correspondencia con su naturaleza, las necesidades y deseos de esa
naturaleza, y su correspondencia con la naturaleza terrestre. Es sólo cuando se coloca animales
libres bajo restricciones falsas que pierden el poder de moverse en armonía con la naturaleza,
y adoptan un movimiento expresivo de las restricciones impuestas alrededor de ellos.

Así ha sido con el hombre civilizado. Los movimientos del salvaje, que vivió en libertad en
contacto constante con la Naturaleza, no tenían restricción, eran naturales y hermosos. Sólo el
movimiento del cuerpo desnudo puede ser perfectamente natural. El hombre, habiendo llegado
al fin de la civilización, deberá volver al desnudo, no al desnudo inconsciente del salvaje, sino
a la desnudez consciente y reconocida del Hombre maduro, cuyo cuerpo será la expresión
armónica de su ser espiritual. Y los movimientos de este Hombre serán naturales y hermosos
como los de los animales libres.

El movimiento del universo concentrándose en un individuo se transforma en lo que se


llama la voluntad; por ejemplo, el movimiento de la tierra, siendo la concentración de fuerzas
circundantes, le da a la tierra su individualidad, su voluntad de movimiento. Así las criaturas
de la tierra, recibiendo a su vez estas fuerzas concentradoras en sus diferentes relaciones, al
ser transmitidas a ellos por sus ancestros y a ellos por la tierra, en ellas mismas desarrollan el
movimiento de individuos que se llama voluntad. La danza debiera sencillamente ser,
entonces, la gravitación natural de esta voluntad del individuo, que al final es ni más ni menos
que una translación humana de la gravitación del universo.

1 Nota de la Editora Inglesa: Nacida en San Francisco, Duncan aprendió alegremente de su madre que era profesora de
música, pero dejó sus clases de ballet después de pocas lecciones porque encontró que los movimientos eran feos y poco
naturales. Bailando en sandalias y una sencilla túnica causó poca impresión en Estados Unidos, pero rápidamente
encontró admiradores en Europa. En 1905 Duncan aparece en Rusia, donde Fokine estaba impresionado aunque no
podía estar de acuerdo con su rechazo de la técnica clásica. Aunque bailaba ocasionalmente con sus alumnos de la
escuela que estableció en Berlín, Duncan bailaba más a menudo sola, con un solo piano que la acompañaba con la
música de Bach o Schubert. Muchos se burlaban de su simplicidad, pero Karl Federn describe la reacción de muchos
más: “Su entrada, su caminar, su gesto simple de saludo son movimientos de belleza. No usa mallas, ni faldas de ballet
con vuelos, sus piernas delgadas se translucen a través de los velos y su danza es religión”. “La Danza del Futuro”,
escrito en 1902, es típico de sus ideas sobre su arte. Lo que Levinson llama “idealización” para ella era deformación,
pero Fokine estaba de acuerdo con ella sobre la belleza de las esculturas Griegas. La cuestión de ballet versus danza
moderna no es algo simple de responder.

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La escuela de ballet de hoy en día, luchando en vano contra las leyes naturales de la
gravitación o de la voluntad natural del individuo, y trabajando en discordia con su forma y
movimiento con la forma y movimiento de la naturaleza, produce un movimiento estéril que
no produce futuros movimientos, sino que muere al realizarse.
La expresión de la escuela moderna de ballet, donde cada acción es un fin, y ningún
movimiento, pose o ritmo es sucesivo o puede lograr desarrollar acciones sucesivas, es una
expresión de degeneración, de muerte viviente. Todos los movimientos de nuestra escuela
moderna de ballet son estériles porque son no naturales: su propósito es crear la ilusión que la
ley de gravedad no existe para ellos.

Los movimientos primarios o fundamentales de la nueva escuela de danza deben tener


dentro de sí las semillas desde donde evolucionen todos los otros movimientos, y debe lograr
que cada uno a su vez produzcan otros en una secuencia sin fin de aun mayores y más
elevadas expresiones, pensamientos e ideas.

Para aquellos que sin embargo aun gozan de movimientos, por razones históricas,
coreográficas o cualquier otra, a aquellos les respondo: No ven más allá de las faldas y los
tejidos. Pero miren: debajo de las faldas, debajo de los tejidos los que bailan son músculos
deformados. Miren aún más allá: debajo de los músculos hay huesos deformados. Un
esqueleto deformado está bailando para usted. Esta deformación a través de la vestimenta
incorrecta y el movimiento incorrecto es el resultado del entrenamiento necesario para el
ballet.

¡El ballet se condena a sí mismo al exigir la deformación del cuerpo bello de la mujer! ¡No
hay razones históricas ni coreográficas que prevalezcan contra esto!

La misión de toda arte es expresar los más elevados y hermosos ideales del hombre. ¿Qué
ideal expresa el ballet?

No, la danza fue la más noble de las artes; y lo será nuevamente. Del gran hoyo en que ha
caído, se levantará. La bailarina del futuro llegará a tan gran altura que todas las demás artes
se verán beneficiadas por él.

Expresar lo que es más moral, saludable y hermosos en el arte, esta es la misión de la


bailarina, y a esto dedico mi vida.

Estas flores delante de mí contienen el sueño de una danza, podría llamarse “La luz
cayendo sobre flores blancas”. Una danza que fuera una traducción sutil de la luz y la
blancura. Tan puro, tan fuerte, que la gente diría: es el alma que vemos moviéndose, un alma
que ha llegado a la luz y encontrado la blancura. Estamos contentos, esto debe moverse así.
Por un medio humano hemos satisfecho un sentido de movimiento, de luz y cosas felices. A
través de este medio humano, el movimiento de toda la naturaleza corre también a través
nuestro, es transmitido a nosotros por la bailarina. Sentimos el movimiento de luz
entremezclado con el pensamiento de la blancura. Es una oración, este baile; cada movimiento
llega en largas ondulaciones a los cielos y se vuelve parte del ritmo eterno de las esferas.
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Encontrar estos movimientos primarios desde los que evolucionaran los de la danza futura,
en infinitas secuencias cada vez diferentes, naturales, es el deber del nuevo bailarín de hoy.

Como un ejemplo de esto, podemos tomar la pose del Hermes de los Griegos. Está
representado como volando sobre el viento. Si el artista hubiera querido posar su pie en una
posición vertical, lo podría haber hecho, como el Dios, volando sobre el viento, sin tocar la
tierra; pero dándose cuenta de que ningún movimiento es verdadero a menos que sugiera una
secuencia de movimientos, el escultor colocó a Hermes con la yema de su pie descansando
sobre el viento, dando al movimiento una cualidad eterna.

De la misma manera puedo dar un ejemplo de cada pose y gesto en las miles de figuras que
nos han dejando las vasijas y bajo relieves Griegos; no hay ninguna en que su movimiento no
presuponga otro movimiento.

Esto es porque los Griegos fueron los más grandes estudiosos de las leyes de la naturaleza,
dentro de la cual está la expresión de lo que no se acaba, de una evolución que aumenta,
dentro de la cual no hay fin ni detenciones. Tales movimientos dependerán siempre de y
corresponderán siempre a la forma que se está moviendo. Los movimientos de un escarabajo
corresponden a su forma. También los de un caballo. Y así los movimientos del cuerpo
humano deben corresponder a su forma. La danza de dos personas no debe ser igual.

Las personas han creído que mientras uno baila dentro del ritmo, la forma y diseño no
importan; pero no, uno debe corresponder perfectamente al otro. Los griegos comprendieron
esto muy bien. Hay una estatuilla que muestra un cupido danzante. Es la danza de un niño.
Los movimientos de los pies y brazos regordetes están perfectamente adecuados a su forma.
La planta del pie descansa en el suelo, una posición que puede ser fea en una persona más
desarrollada, pero que es natural en un niño tratando de mantener el equilibrio. Una de las
piernas esta medio alzada; si estuviera extendida nos irritaría, porque el movimientos no sería
natural. También hay una estatua de un sátiro en una danza que es muy diferente a la del
cupido. Sus movimientos son los de un hombre maduro y musculoso. Están en perfecta
armonía con la estructura de su cuerpo.

Los griegos en toda su pintura, escultura, arquitectura, literatura, danza y tragedia


desarrollaron sus movimientos desde los movimientos de la naturaleza, como podemos verlo
claramente expresado en todas las representaciones de los dioses griegos, quienes, siendo nada
más que la representación de las fuerzas de la naturaleza, están siempre diseñados en poses
que expresan la concentración y evolución de estas fuerzas. Por eso es que el arte de los
griegos no es arte nacional o característico sino que ha sido y será el arte de toda la humanidad
por siempre.

Por lo tanto bailando desnuda sobre la tierra caigo naturalmente dentro de las posiciones
griegas, para los griegos las posiciones son sólo posiciones terrestres.

Lo más noble en el arte es el desnudo. Esta verdad es reconocida por todos, y seguida por
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pintores, escultores y poetas; sólo la bailarina la ha olvidado, que es quien más debe
recordarla, ya que el instrumento de su arte es el cuerpo humano mismo.

La primera concepción de belleza del hombre es obtenida de la forma y simetría del cuerpo
humano. La nueva escuela de danza debiera comenzar con el movimiento que esté en armonía
con él y desarrollar la más alta forma del cuerpo humano.

Es mi intención trabajar para esto, esta es la danza del futuro. No sé si tengo las cualidades
necesarias; no soy un genio ni tengo talento ni temperamento. Pero se que tengo Voluntad; y
la voluntad y la energía a veces son más grandes que la genialidad o el talento o el
temperamento....

Mi intención es, en el momento oportuno, fundar una escuela, construir un teatro donde
cientos de pequeñas niñas serán entrenadas en mi arte, que ellas, a su vez, mejorarán. En esta
escuela no enseñaré a las niñas a imitar mis movimientos, sino a hacer los suyos propios. No
las forzaré a estudiar ciertos movimientos definidos; les ayudaré a desarrollar aquellos
movimientos que les sean naturales. Quienes vean los movimientos de un niño que no ha sido
enseñado no pueden negar que esos movimientos son bellos. Son bellos porque son naturales
al niño. Aun así los movimientos del cuerpo humano pueden ser bellos en cada etapa del
desarrollo mientras exista armonía con esa etapa y con el grado de madurez que el cuerpo
haya logrado. Siempre habrá movimientos que son la expresión perfecta del cuerpo individual
y del alma individual, por lo que no debemos forzarlo a hacer movimientos que no le son
naturales sino que pertenecen a una escuela. Un niño inteligente debe asombrarse de encontrar
que en una escuela de ballet se enseñan movimientos contrarios a aquellos que el haría por sí
mismo.

Es puede parecer una cuestión de poca importancia, una cuestión de diferencia de opiniones
sobre el ballet y la nueva danza. Pero esta es una gran cuestión. No es sólo cuestión de arte
verdadero, es una cuestión de raza, de desarrollo del sexo femenino hacia la belleza y la salud,
del regreso de la fuerza original y a movimientos naturales del cuerpo femenino. Es cuestión
del desarrollo de madres perfectas y el nacimiento de hijos sanos y hermosos. La escuela de
danza del futuro es desarrollar y mostrar la forma ideal de mujer. Será, por decirlo así, un
museo de la belleza viviente del período.

Viajeros que vengan al país y vean a estos bailarines deberán encontrar en ellos el ideal de
belleza de forma y movimiento del país. Pero extraños que vengan hoy a cualquier país, y
vean bailarines de la escuela de ballet, obtendrían una noción extraña del ideal de belleza en
ese país. Más que esto, la danza como cualquier arte de cualquier tiempo debe reflejar el punto
más alto al que ha llegado el espíritu de la humanidad en ese período especial. ¿Piensa alguien
que la escuela de ballet del presente exprese esto?

¿Porqué las posiciones están en tal contraste con las posiciones bellas de las esculturas
antiguas que preservamos en nuestros museos y que constantemente presentamos como
modelos perfectos del ideal de belleza? ¿O nuestros museos han sido creados por intereses
históricos y arqueológicos solamente y no por la belleza de los objetos que contienen?.
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El ideal de belleza del cuerpo humano no puede cambiar con la moda, sino sólo con la
evolución. Recuerden la historia de la bella escultura de una niña Romana que fue descubierta
bajo el reinado del papa Inocencio VIII, y que por su belleza creó tal sensación que los
hombre vinieron en masa a verla e hicieron peregrinajes como a un lugar santo, de manera que
Papa aproblemado con el movimiento que originó, finalmente la enterró nuevamente.

Y aquí quiero evitar un error de comprensión que puede fácilmente surgir. De lo que he
dicho se podría concluir que mi intención es volver a las danza de los antiguos griegos, o que
pienso que la danza del futuro será un renacer de las danzas antiguas o aún de las danzas de
las tribus primitivas. No, la danza del futuro tendrá un movimiento nuevo, será una
consecuencia de la toda la evolución que ha pasado la humanidad. Volver a la danza griega
sería tan imposible como innecesario. No somos griegos y por lo tanto no podemos bailar
danzas griegas.

Pero la danza del futuro tendrá que ser nuevamente un arte religioso elevado como lo fue
con los griegos. Porque arte que no es religioso no es arte es mercancía.

La bailarina del futuro será uno cuyo cuerpo y alma han crecido tan armoniosamente juntos
que el lenguaje natural de esa alma tendrá que ser parte del movimiento del cuerpo. La
bailarina no pertenecerá a una nación sino a toda la humanidad. Ella bailará no en la forma de
una ninfa, ni de un hada, ni una coquette, sino en la forma de la mujer en su más grande y pura
expresión. Ella se dará cuenta de la misión del cuerpo de la mujer y de lo santo de todas sus
partes. Ella bailará cambiando la vida de la naturaleza, mostrando como cada parte se
transforma en otra. Desde todas las partes de su cuerpo brillará inteligencia radiante, trayendo
al mundo el mensaje de pensamientos y aspiraciones de miles de mujeres. Ella bailará la
libertad de la mujer....

Fuente: “Dance as a Theatre Art, suorce readings in Dance History from 1581 to the present”, 2º edición,
editada por Selma Jeanne Cohen, A Dance Horizons Book, Princeton Book Company, Publishers, New Jersey,
1992, pág. 123 - 129.
Texto Original: Isadora Duncan: The Art of the Dance (1928), Ed. Theatre Arts Book.

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