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Matteo Bordignon

Resumen del capítulo 10.3 «Hermenéutica y filosofía analítica»


Este capítulo explora la posibilidad y las condiciones de un diálogo entre la hermenéutica y la
filosofía analítica. Para ver las relaciones entre las dos tendencias filosóficas hace falta distinguir
entre el período positivista de la filosofía analítica (Carnap y el Círculo de Viena) y la filosofía fruto
de las tesis expuestas en las «Investigaciones filosóficas» de Wittgenstein. En general los más grandes
elementos de contraste entre las dos tendencias se verifican en el caso de la pretensión de
universalidad de la hermenéutica. En efecto si entendemos la teoría hermenéutica como una
metodología que absolutiza a si misma proponiendo sus presuntos procedimientos científicos y
objetivos como la clave para una correcta interpretación de las características lingüística del mundo,
seguro que tendrá muy pocos puntos de diálogo con la filosofía analítica. A este propósito se puede
ver el debate entre Habermas y Gadamer, entre la Crítica de la ideología y la hermenéutica: el
concepto de «tradición» gadameriano viene mal interpretado por Habermas como un punto de
referencia absoluto, acrítico y tradicionalista cuya génesis y metodología no ha sido puesta
suficientemente y críticamente en discusión.

Características del debate entre la hermenéutica y la filosofía analítica


más positivista
Entre el Wittgenstein del «Tractatus» interpretado como «filósofo analitico» y las teorías
hermenéuticas habrían menos puntos de contacto y menos posibilidad de dialogo, porqué por la
filosofía analítica más positivista solamente los enunciados que se refieren estrictamente a hechos
empíricos tendrían sentido y la hermenéutica propone una interpretación general de todo tipo de
consideraciones y acontecimiento. Sin embargo la tesis del «Tractatus» por la cual hay temas que
requieren que no se pueda hablar de ellos con el mismo lenguaje con el cual hablaríamos de
acontecimientos empíricos sugiere una cierta proximidad con la teoría hermenéutica de la
interpretación que se propone de descubrir la fundamental estructura de la comprensión que es una
característica común del mundo en general.

Características del debate entre la hermenéutica y el «segundo»


Wittgenstein
Esquematizando las diferencias internas a la evolución del pensamiento de Wittgenstein podríamos
decir que hay varios autores de la tendencia hermenéutica que con las tesis de las «Investigaciones
filosóficas» pudieron tener más puntos de contactos y diálogos que no con la primera fase de
pensamiento del filósofo austríaco. En la interpretación de K. O. Apel la comprensión sería un juego
más de lenguaje y sería una referencia para los diversos juegos. El «juego hermenéutico del lenguaje»
serviría de mediación entre una forma de vida y otra. Así diciendo, pero, se podría interpretar este
juego hermenéutico del lenguaje como la admisión de un juego de lenguaje ideal y en alguna mesura
trascendental del cual Wittgenstein no hablaba y del cual, en última instancia, Apel quería hacer una
condición trascendental de posibilidad de todos los juegos de lenguaje actual. En realidad las reglas
de los juegos y las características de las formas de vida sobre las cuales se fundan los efectos de
sentido y de verdad reenvían implícitamente a la posibilidad hermenéutica de la comprensión a partir
de la interpretación y del conocimiento de las condiciones de producción de las mismas prácticas que
producen la verdad y el sentido. Si, en efecto, comprendemos a partir de una buena interpretación de
las intenciones del autor, del mismo modo entendemos el significado de un acontecimiento a partir
de la comprensión del contexto vital y de las reglas intrínsecas a esta determinada situación. En la
interpretación de Habermas las «formas de vida» wittgensteiniana son comparadas a los «mundos
vitales» husserliano. Si por un lado, evidenciando una cierta «porosidad» del lenguaje (exterior por
cuanto tiene que ver con el acogimiento de parte del lenguaje de un significado en la traducción) e
interior (el lenguaje puede trascender y matizar sus expresiones) Habermas entiende la costitución
fundamentalmente interpretativa de las estructuras lingüísticas, por el otro mal interpreta la categoría
de «juego lingüístico» de Wittgenstein como forma de vida monádica y serrada que no comunicaría
con las otras. En realidad el regreso de Habermas, después de la Crítica de la ideología, al sentido de
la categoría de Bildung de Gadamer en una teoría de la acción comunicativa del lenguaje y de las
características dialógicas de la relación, las propuestas hermenéuticas de una teoría de la
interpretación como examen crítico de las condiciones de la comprensión y los prejuicios, y las ideas
de Wittgenstein de tener presente que el lenguaje tiene unas reglas compartidas pero diferentes en
base al contexto y a la determinada situación vital, nos ayudan todas a esforzarnos a entender la
realidad como un complejo tejido hecho para la interacción dialógica de los hombres en una
fundamental «lingüísticidad» de sus elementos.

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