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El Neogranadino: la prensa intelectual transformando la sociedad

Ivanna Alejandra Medina Rincón

Pontificia Universidad Javeriana

Ciencias Sociales

Estudios Literarios

Bogotá

2019
El periódico Neogranadino está dividido en volúmenes de 36 cm. La impresión esta en
blanco y negro. Las letras del título son las más grandes, en mayúscula, con bordes negros.
Hay subtítulos más pequeños, unos con tipografía similar al título, otros oscuros y con
tipografía diferente. La caja está compuesta, en la primera página, por un cabezote en el que
aparece el escudo de la República de la Nueva Granada, que cambia a partir del número 15.
En las esquinas superiores se encuentra: Año I y número del volumen. Debajo del escudo
está el gran título y después se divide en dos columnas, en la primera empieza la fecha y una
tabla de contenido.
Las dos columnas continúan hasta el final, a exceptuando de un título: “Remitido” que
aparece en el medio de vez en cuando. Hay algunos subtítulos en negrita, las cursivas se
utilizan como instrumentos gramaticales, para poner palabras en otro idioma, citar frases, etc.
En el primer volumen se encuentra una litografía del venezolano Celestino Martínez, quien
también es dueño de la partitura musical en ese mismo número. El idioma en el que está
impreso es en español. Se utiliza la prensa de tipos como técnica de impresión. Se hace uso
de la sangría al empezar cada párrafo.
El Neogranadino nace en el año 1848. Este año, los partidos conservador y liberal se
consolidan como una respuesta a los complejos problemas de control y desorden que tenía
Colombia en esa época. Ezequiel Rojas del Partido Liberal publica lo siguiente en el
periódico El Aviso ese mismo año: “quiere República, sistema verdaderamente
representativo; congreso independiente, poder ejecutivo que no pueda hacer sino lo que la
ley permite, responsabilidad positiva y para ello tribunales independientes, buenas leyes, una
política en el Poder Ejecutivo, eminentemente nacional y americana, justicia imparcial con
todos”. (LaRosa y Mejía, 2014, p.88)
En el caso del partido conservador, Mariano Ospina Rodríguez José Eusebio Caro publican
el Programa Conservador de 1849: “La orden constitucional contra la dictadura; la legalidad
contra las vías de hecho: la moral del cristianismo y sus doctrinas civilizadoras contra la
inmoralidad y las doctrinas corruptoras del materialismo y del ateísmo; la libertad racional,
en todas sus diferentes aplicaciones contra la opresión y el despotismo monárquico,
demagógico, literario, etc.”.
En la presidencia estaba Tomás Cipriano de Mosquera, militar que subió al poder como
miembro del partido conservador con ayuda del clero católico y el ejército. Desistió del
poder, después de un tiempo vuelve y deja de ser conservador para formar parte del partido
liberal en el conflicto bipartidista que más adelanta desembocará en uno de los periodos más
violentos del país. Como liberal en el poder intentó reducir el poder de la Iglesia católica que
en tiempos de conquista española y muchos años después mantuvo un gran poder junto al
gobierno.
En 1848 la religión católica era la religión oficial de Nueva Granada, como resultado de años
de dominio español en el territorio, y esto se veía en la educación, la cultura, la política y
toda forma de vida de la sociedad de la época. La Iglesia fue parte fundamental en la
formación de la nación, por lo que tenía dominio en las leyes, los principios morales de las
personas, las instituciones, etc. La Iglesia se alía con el partido conservador, ya que se adecúa
más al sistema monárquico al que estaba habituada y en el que tenía su poder y privilegios.
“Por lo general, la Iglesia adoptó el programa sociopolítico de los conservadores. Los
liberales que alcanzaron el poder a mediados de siglo se aseguraron de hostilizar con la
iglesia, pero ella se defendió con firmeza”. (LaRosa y Mejía, 2014, p. 106).
El año 1848 es un año calmado en lo referente a guerras y conflictos bélicos, por lo tanto, los
periódicos dejaron de servirles a propósitos de lucha armada y empezaron a concentrarse en
otros elementos: “Más adelante, cuando estas necesidades cambiaron debido a la terminación
de las luchas, los personajes importantes buscaron a la prensa como un medio de expresión
literaria e intelectual para hacer conocer sus obras y para poder organizar un nuevo Estado”.
(Banco de la República, 2017).
Hay un aumento de publicaciones locales que contienen literatura, ciencia y divulgación,
También se publican panfletos con contenido partidista. “A ello se aúnan importantes
mejoras técnicas que fueron implantadas en las imprentas desde mediados del siglo XIX,
época en la que se introdujo la litografía en Bogotá o, más tarde, en 1881, con el Papel
Periódico Ilustrado de Alberto Urdaneta, la publicación de imágenes mediante grabados; y
en 1911 la introducción del linotipo, técnica que permitió la aparición de los periódicos de
circulación diaria al aumentar la velocidad de armado y rebajar sus costos”. (LaRosa y Mejía,
2014, p.157)
En la formación del Neogranadino ha participado un equipo de personas muy preparadas
para su labor: El editor es la Imprenta de Ancizar, cuyo fundador es Manuel Ancízar Basterra:
“Este federalista ilustrado fue quien introdujo en el país máquinas modernas y un equipo de
impresores, dibujantes, pintores y litógrafos, logrando gestar una gran revolución en el
periodismo y la literatura de Colombia. Con ayuda de estas personas y estas maquinarias se
consiguió la rápida publicación de miles de ejemplares de una misma edición, lo que hacía
que la difusión fuese más amplia y generalizada. Aprovechando estas nuevas tecnologías y
saberes, Ancízar fundó el periódico El Neogranadino, lo que permitió dar inicio a una nueva
etapa en la prensa del país”. (Banco de la República, 2017). Dentro de ese equipo están los
pintores y litógrafos Celestino y Jerónimo Martínez, los tipógrafos León, Cecilio y Jacinto
Echeverría, el impresor Ovalles. Ancízar empezó con la creación de la imprenta y el
Neogranadino, luego se asoció con don Patricio Pardo, luego continuó con el oficio Manuel
Murillo Toro en colaboración de don Salvador Camacho Roldán. Esta empresa comenzó con
ayuda del presidente de la República, quien le dio una buena suma de dinero (al parecer
estaba cansado de que todos los periódicos hablaran mal de él) a Ancízar para comenzar su
empresa.
En el periódico se puede leer lo siguiente: Se publica una vez por semana, cada número tiene
ocho páginas. El valor por suscripción por trimestre: 1 real, suscripción por semestre: 3
reales, suscripción por año: 6 reales, numero suelto: real 1 medio. “De venta en la tienda del
Sr. Patricio Pardo, segunda calle del comercio” (Biblioteca Nacional, 2017, p.9). También
dice que con cada número se les regalará a los suscriptores piezas de música y a los
suscriptores por más de un año se les regalará retratos de personajes históricos de Sur
América, “perfectamente litografiados”. La oficina central está en Bogotá pero tienen más
oficinas en muchas más regiones del país.
Hay un apartado en el periódico que dice las estadísticas del comercio, es decir, el precio
promedio de elementos de venta de la época. Se puede decir que los diferentes alimentos
tienen mayor valor que un número del Neogranadino, muy pocas cosas igualan el precio y
no hay nada que tenga menos valor.
Respecto a la censura, no se reconoce que haya sido censurado, “En general, la prensa
disfrutó de una razonable libertad de expresión, aunque estuvo sujeta a presiones informales
del gobierno y a procedimientos judiciales para combatir sus posibles excesos” (Melo, 2005,
p.1). Se puede decir que era un periódico con apoyo del gobierno, dado que el mismísimo
presidente aporto ayuda económica y la Iglesia no estaba muy enfocada en ese objetivo. La
principal orientación no es muy clara, ya que el periódico trata sobre cosas muy variadas,
pero si tenía una posición: «El 4 de agosto de 1848 salió a luz el semanario, "El
Neogranadino", con un "programa de tolerancia política"». (Biblioteca Nacional de
Colombia, 1995, p.28). Su posición clara era ser neutros e imparciales, no tomar partido por
nadie, podían tratar sobre política liberal como “progresista”.
Siempre empieza con “Interior”, que son artículos de algo referente a la nación. Luego puede
seguir unas estadísticas, crónicas judiciales, literatura (relatos, poesía, fábulas), ciencia, arte,
economía, variedades, la sección doméstica en las que se encuentran anuncios que van
cambiando o se repiten a medida que avanzan los volúmenes, nacionales, publicitarios (de
ventas de propiedades, medicinas, libros, clases privadas) notificando la pérdida de un
objeto, etc. Con títulos cómicos o diseñados para que las personas pongan los ojos en la
publicación. También se encuentras noticias del exterior, van apareciendo más a medida que
el número de los periódicos aumenta, también hay música (hay una partitura musical) y hasta
teatro.
Es claro que venimos de una cultura oral. Evidentemente llegaron los españoles a
“culturizarnos”, enseñándonos su concepción de que el conocimiento solo es posible
mediante leer y escribir. Sin embargo, en la época de la conquista y muchos años después, la
mayor parte de la población que no era española era analfabeta. Recibir una educación
intelectual era algo que solo podían recibir los grupos privilegiados de la época como nobles
españoles, miembros de la Iglesia y por supuesto, los criollos.
Para la época de la Republica de la Nueva Granada, a pesar de que habían logrado su
independencia y el pueblo clamaba por una igualdad de derechos para todos, el tema del
alfabetismo se puede decir que siguió igual: solo para la élite privilegiada.
Es claro que el Neogranadino fue hecho para el colectivo intelectual de la época, sin
embargo, hay que rescatar su difusión de cultura y conocimiento, en un país donde parecía
no tener todavía un forma establecida, una identidad ya formada, donde parecía que habían
problemas más importantes y que la ciencia y el arte siempre pasaban a segundo plano. Es
importante mencionar que a pesar de que el Neogranadino no toma posición política, si hay
un propósito de crear reflexiones políticas, de ser crítico y de invitar al dialogo. Invitar al
dialogo pacifico a un país como Colombia es siempre una odisea, y más en aquellos años
llenos de tensiones políticas.
Sin educación no hay democracia, y teniendo en cuenta que la mayoría de la población de la
Nueva Granada no recibía educación, es fácil el surgimiento de gobiernos problemáticos.
Además, el hecho de que el voto estuviera reservado solo para la minoría de varones alfabetos
excluye de las decisiones del país al resto.
Por esto hay que valorar el oficio de los periodistas del Neogranadino al intentar crear una
conciencia sobre lo que pasaba en ese entonces. “Finalmente, la prensa escrita debe ser
considerada como uno de los medios que contribuyó a crear una conciencia nacional entre
los colombianos”. (LaRosa y Mejía, 2014, p.156). Actualmente, aunque hay medios
alternativos que buscan ese mismo propósito, los más grandes solo parecen repetir noticias
sin intención de ir más allá. Y la falta de sentido crítico en la política es algo que sigue
pasando actualmente, por eso se necesitan más medios que informen verídicamente y que
hagan a los lectores pensar.
“In Colombia, the Catholic Church and the Liberal Party fought for the right to educate the
masses. While the church resisted the idea of state schools and compulsory education, for the
liberals the development of schools was the only way to transform a backward peasantry into
productive and modern citizens”. (Melo, 2005)
Respecto a las revoluciones de la lectura, se puede decir que solo había pasado la primera
que es, según Chartier, una lectura eclesiástica y silenciosa, una labor intelectual. Es claro
que esa lectura existe, el Neogranadino y sus elementos literarios y científicos lo demuestran.
En cuanto a la segunda revolución, que trató sobre el aumento de demanda de libros en
respuesta al aumento de letrados gracias a la burguesía y las universidades; se podría decir
que no ha pasado, o no se ha llegado a consolidar del todo. En 1848 no hay un aumento de
las personas educadas, por lo que la demanda de libros no sube, no obstante, nuevas
tecnologías de la imprenta si llegan al país, lo que hace sencilla la creación de más periódicos,
que, en conclusión, fueron un elemento transformador de la sociedad colombiana, a pesar del
sistema educativo pobre que excluía a la masa de acceder al conocimiento.
Bibliografía

Bilioteca Nacional de Colombia. (1995). CATALOGO PUBLICACIONES SERIADAS


SIGLO XIX. Bogotá: Hemeroteca Nacional de Colombia.

Biblioteca Nacional de Colombia. Hemeroteca digital. Prensa del siglo XIX:


http://catalogoenlinea.bibliotecanacional.gov.co/client/es_ES/bd/search/detailnonmodal/ent
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Banco de la República. (2017). La Prensa en Colombia. Colombia: Banrepcultural.


http://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php?title=La_Prensa_en_Colombia

Cavallo, G., & Chartier, R. (1998). Historia de le lectura en el mundo occidental: Taurus
Pensamiento.

LaRosa, M. J., & Mejía, G. R. (2013). Historia concisa de Colombia (1810-2013).

Melo, J, O. (2005). Democracy and Libraries in Colombia: From Oral Culture to the World
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http://www.jorgeorlandomelo.com/democracyand.htm

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digitalización. In Ponencia presentada in absentia en el World Library and Information
Congress: 70th IFLA, General Conference and Council (Vol. 22).

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