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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO

Facultad de Derecho y Ciencias Políticas


Escuela Profesional de Derecho

LA MUERTE

ASIGNATURA : DERECHO CIVIL I: TÍT. PREL. DER. PERSONA

DOCENTE : GÓMEZ GUEVARA, AMALIA MAGDALENA

CÓDIGO : DERE 528

NRC : 677-678

INTEGRANTES : BERNAL CABREJOS, JORGE RAÚL


GONZÁLES BROPHY, FRANCESCA PATRICIA
CAMISÁN NEYRA, KEVIN FRANCO SAMUEL
ELÍAS CALLE, JHON NICOLÁS
GARCÍA AGUIRRE, SERGIO ENRIQUE
MÁRQUEZ BAYONA, JUAN MANUEL
MORE BUSTAMENTE, ANA BELÉN
RAMÍREZ CHIQUIHUANCA, ANA SOFIA
SANTOS WONG, CARLOS DANIEL

PIURA-PERÚ
2019
DEDICATORIA
A Dios, magnánimo y justo.
A nuestros padres, fuente inagotable de inspiración.
A nosotros mismos, que al encontrarnos a la luz de infinidad de vicisitudes,
afrontamos mediocremente nuestro destino.
PRESENTACIÓN
SEÑORA DOCENTE:

Dr. AMALIA MAGDALENA GÓMEZ GUEVARA

Cumpliendo con lo preestablecido en el sílabo del curso de Derecho Civil I:


Tít. Prel. Der. Persona, de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la
Universidad Privada Antenor Orrego, con respeto y no sin antes brindarle nuestro
más cordial saludo, nos dirigimos hacia su persona con objeto de presentar la
monografía concerniente al Título VII, Capítulo Primero, del Código Civil
Peruano:

La Muerte; atendiendo como propósito principal dar a conocer y hacer las


precisiones correspondientes respecto de este tema, de manera tal, que nos
conlleve a obtener nota satisfactoria.

Con el afán de abarcar la investigación de manera rigurosa y verosímil, ha


sido imprescindible trabajar de la mano con la normatividad y distintas fuentes
obtenidas a partir de estudiosos de la materia. Por tanto, deseamos que el
documento monográfico conste de los méritos suficientes para satisfacer las
expectativas académicas respectivas, y asimismo, para su oportuna
sustentación.

Conscientes y seguros de su acertado criterio y conocimiento del mismo,


dejamos a su disposición la evaluación del presente.

Finalmente, encontrando pertinente la ocasión, le expresamos nuestra


profunda admiración y estima.
ÍNDICE
DEDICATORIA .............................................................................................. 2

PRESENTACIÓN ........................................................................................... 3

INTRODUCCIÓN ........................................................................................... 6

CAPÍTULO I ................................................................................................... 7

NECESIDAD DE UNIFICAR EL CONCEPTO JURÍDICO DE LA MUERTE . 7

I. INTRODUCCIÓN .................................................................................. 7

II. LA MUERTE COMO CONCEPTO CULTURAL ................................ 8

III. LA MUERTE COMO PROCESO BIOLÓGICO .................................. 9

a) Fase de la muerte relativa .......................................................... 10

b) Fase de la muerte intermedia .................................................... 11

c) Fase de la muerte absoluta ........................................................ 11

IV. NECESIDAD DE RECURRIR A UN ÚNICO CONCEPTO JURÍDICO


DE LA MUERTE ........................................................................................... 13

CAPÍTULO II ................................................................................................ 15

LA MUERTE ................................................................................................ 15

I. LA MUERTE EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984 ................ 15

1.1. NOCIONES GENERALES ........................................................ 15

1.2. LA MUERTE COMO CONCEPTO EN NUESTRO


ORDENAMIENTO JURÍDICO ................................................................... 16

1.3. LOS MUERTOS: ¿SUJETOS U OBJETOS DE DERECHO? .. 17

II. CLASIFICACIÓN ............................................................................. 18

2.1. MUERTE NATURAL ................................................................. 18

2.2. MUERTE PRESUNTA............................................................... 25

2.3. DECLARACIÓN DE MUERTE PRESUNTA ............................. 27

2.4. AUSENCIA................................................................................ 37

2.5. RECONOCIMIENTO DE EXISTENCIA ..................................... 38


CONCLUSIONES ........................................................................................ 49

BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................... 51
INTRODUCCIÓN
La muerte es un suceso ineludible, es el fin de la persona humana y por
tratarse de un hecho con relevancia jurídica ha sido un punto de discusión
continuo que ha suscitado diversas teorías y concepciones. Pues si bien este
suceso ha de significar la culminación de la vida, a nivel jurídico es el punto de
partida de derechos y obligaciones de una masa hereditaria, que son regulados
por la normativa Civil.
Nuestro trabajo tiene como objetivo hablar del fin de la persona humana, es
decir de la Muerte, relacionando el significado científico y cultural con el jurídico
a fin de determinar las implicancias de este suceso en sus relaciones jurídicas.
Asimismo trataremos de las reglas que establece nuestro ordenamiento
jurídico ante una situación de incertidumbre en la determinación de la muerte y
que permite la aplicación de las normas pertinentes respecto a los derechos
hereditarios, dejando en claro la diferencia entre la muerte biológica, clínica y la
jurídica. Ello tomando como referencia las primeras bases que fueron sentadas
en la práctica medieval del Derecho Romano, aquí se comenzó a considerar
como término ordinario de la vida, la edad de setenta años y la presunción de
muerte al ausente de quien no se sabía si vivía cuando hubiera llegado a los
setenta años. Si el ausente hubiese tal edad cuando se marchó, se le da por
muerto cinco años después de su desaparición. (Juan, Derecho Romano).
Finalmente hablaremos de la necesidad de recurrir a un único concepto
jurídico de muerte a fin de preservar la seguridad jurídica; no obstante antes de
llegar a este punto haremos un recorrido desde los diferentes conceptos de
muerte tratando específicamente de la premoriencia, conmorencia y la muerte
presunta.
Esperando que el trabajo cumpla con el objetivo antes señalado, a
continuación, pasaremos a detallar el marco conceptual que permita comprender
el significado jurídico de la muerte e igualmente de su concomitante.
CAPÍTULO I
NECESIDAD DE UNIFICAR EL CONCEPTO JURÍDICO DE LA MUERTE
I. INTRODUCCIÓN
La muerte, indica el artículo 61 del Código Civil, pone fin a la persona. El
ser humano, convertido en persona desde su nacimiento y, por ende, sujeto
de derecho, con la muerte, deja de ser tal, para convertirse en objeto de
derecho. Esta situación produce enormes consecuencias jurídicas: al no ser
sujeto de derecho no es titular de derechos y obligaciones; se extingue el
matrimonio, opera la sucesión hereditaria, pasando los bienes a la titularidad
de los herederos sin solución de continuidad, etc.
A pesar de las grandes y graves consecuencias que produce la muerte
como hecho jurídico, el Derecho, hasta algunas décadas, se limitaba a
corroborar lo que la ciencia médica determinaba respecto de ella; no existía,
en cuanto a su diagnóstico, mayor atención jurídica. Sin embargo, el
desarrollo de las técnicas de reanimación y, fundamentalmente, los
trasplantes de órganos de cadáver, han despertado preocupación respecto de
la determinación jurídica de la muerte.
La gran hazaña científica que significó el primer trasplante de corazón ,
llevado a cabo el 3 de diciembre de 1967 por el doctor Cristian Barnard,
produjo un gran impacto, tanto en la conciencia de la humanidad, como en
todas la disciplinas científicas y sociales. La muerte como concepto cultural1
puede y es interpretada desde diversas perspectivas disciplinarias.
Este impacto, provocó todo un reto para los juristas porque, entre otros
muchos aspectos, había que precisar una nueva noción de muerte jurídica, en
base a los avances de la ciencia médica.
Así, reafirmando los avances de la ciencia, y con la finalidad de facilitar los
trasplantes de órganos se considera la muerte cerebral, como el instante

1 RICO LARA, Manuel. “Trasplantes de órgano en Cuerpo Humano”. Pág. 42. Este autor cita al
filósofo católico Karl Rahner, quien había escrito: “El morir y la muerte son unos temas obligados de
la biología, la medicina, la filosofía, el derecho, la teología; temas que ninguna de estas ciencias
puede confiar despreocupadamente a las otras. Cada una de ellas tiene su propio saber acerca del
morir y de la muerte, que no coincide de forma adecuada con el concepto que las demás tienen de
esta realidad, pero que tampoco les es indiferente”.

7
biológicamente irreversible y, por lo tanto, suficiente para considerar
jurídicamente muerta a la persona, cuando esta va a ser objeto de trasplante.
Sin embargo, esta misma noción no es válida para las demás personas que,
encontrándose biológicamente en la misma situación, no pueden considerarse
jurídicamente muertos, porque no van a ser objeto de trasplante.
La ponencia del que subscribe plantea la necesidad de ir hacia un único
concepto de muerte, basado en el avance de la ciencia médica, y que tal
concepción sea expresamente considerada en el Código Civil para todos sus
efectos, en base al análisis que procedemos a efectuar.2

II. LA MUERTE COMO CONCEPTO CULTURAL


El ser humano jamás ha dejado de reflexionar sobre la muerte; y si bien, no
es un fenómeno exclusivamente humano, la muerte permite diferenciarlos de
los demás animales. En efecto, existen rasgos fundamentales que diferencian
a los seres humanos de los demás miembros de la escala zoológica, como es
el considerar que el hombre es manipulador/constructor (homo faber); el ser
humano fabrica, crea objetos con lo que enriquece su espíritu. También la
función lingüística (homo loquax) es un signo diferenciador. El desarrollo del
lenguaje ha permitido la comunicación y la trasmisión del conocimiento en
términos inusitados. Sin embargo, las diferencias con los animales no son de
naturaleza, sino de gradaciones, ya que los animales son capaces de
comunicarse a través de un lenguaje rudimentario, así como también
muestran grados de inteligencia para la fabricación de determinados objetos.
Por ello es que, sin desconocer las diferencias que marcan las
características mencionadas líneas arriba, se señala que “la muerte es,
probablemente, el rasgo más cultural del hombre, ya que significa una ruptura
absoluta entre su mundo y el del animal”3. Esta afirmación obedece a que el
hombre es el único animal que entierra a sus muertos. La actitud del hombre
frente a la muerte y al cadáver implica un rasgo cultural que está
diferenciándolo de los demás animales. Está actitud ante la muerte #supone

2 MORALES GODO, JUAN (1997). “Instituciones del Derecho Civil”. Pontificia Universidad
Católica del Perú. Lima-Perú. Pág. 386
3 RAMOS, FRANCISO, JOSÉ SANCHÉZ-CARO y JESÚS SANCHÉZ-CARO. “La muerte:

realidad y misterio”. Pág. 4

8
un gran avance en el proceso de hominización”, “se escapa parcialmente de
la naturaleza y se vuelve un animal culturizado”. (Thomas, Louis-Vincent)
Ahora bien, la muerte no ha tenido, ni tiene un significado unívoco, ya que
ha generado actitudes de las más diversas y, aún, contemporáneamente
conviven sociedades desde aquellas que pretenden disminuir sus efectos en
la conciencia del hombre, y otras que centran toda su vida social en torno a
los ritos funerarios. Empero, el desarrollo de la vida de los hombres,
querámoslo o no, está ligada directa o indirectamente por la idea de la muerte.
No tenemos escapatoria, ya que los temores, angustias, alegrías o
ignorancias que podamos tener respecto de la muerte, estarán marcando
nuestro estilo de vida.
Esto nos permite afirmar que cada pueblo, cada cultura, tiene una
concepción de muerte y, desarrolla todo un conjunto de costumbres, actos,
ritos, valores, creencias que están condicionando la conducta de sus
miembros. Por ello se hace necesario, para comprender la noción de muerte
de una cultura determinada, analizar la religión, el sistema socio económico,
la filosofía, la psicología, el derecho, etc., porque del análisis de todos estos
elementos extraeremos la concepción de muerte, y la incidencia en el
desarrollo de la vida de los hombres que la integran.
Si quisiéramos demostrar nuestras afirmaciones, comparemos la
civilización egipcia, un pueblo fundamentalmente religioso que organizó su
vida en función de la muerte, con la civilización occidental actual, donde
predomina la vida inmediata, marcando un abismo entre la vida y la muerte,
pretendiendo olvidar la segunda.4

III. LA MUERTE COMO PROCESO BIOLÓGICO


Destiñendo rasgos del capítulo anterior, se nos deja claro, por
interpretación, que es inevitable la inclusión de término de muerte respecto al
carácter cultural en el ámbito biológico, se puede tomar como algo en
complemento que no cobraría sentido de no darse como tal.
Las etapas de la vida en el ser humano han sido ya correctamente
enmarcadas, desde la prenatal hasta la ancianidad; es decir, de un claro inicio

4 MORALES GODO, JUAN (1997). “Instituciones del Derecho Civil”. Pontificia Universidad
Católica del Perú. Lima-Perú. Pág. 388

9
hasta un inevitable final. Tomando como polos opuestos lo referido a vida y lo
referido a muerte.
De esta manera, refiere la ciencia, la muerte biológica no es tomada como
algo inmediato, como actos de un minuto a otro; sino más bien, un proceso
disparejo, gradual completamente diferenciado, puesto que la muerte
biológica contiene aspectos generales; en otras palabras, implica la muerte de
cada uno de los organismos, tejidos, hasta llegar a mencionar a las células
(que son las que conforman lo anteriormente mencionado); es decir, la
extinción del desarrollo y funcionamiento absoluto en el cuerpo del ser
humano.
El ser humano no muere en el acto, desde este punto de vista, va
acercándose a su expiración de poco en poco, va muriendo por etapas. No
todas las células mueren al mismo tiempo, siempre se presenta una variación
ante el grado de resistencia que presentan, de entre más sensibles ante los
factores externos o internos u otros ante los periodos de tiempo; por ejemplo,
de todos los tejidos en el cuerpo humano, el tejido cerebral y el cardiovascular
tienden a degradarse más rápidamente ante la falta de oxígeno; sin embargo,
no puede decirse lo mismo de las uñas o el cabello ya que estos continúan
desarrollándose incluso cuando ya es considerado cadáver.
Anteriormente, no solo se contaba con una conceptualización de muerte
biológica, sino que también fue razón de análisis y por ello fue inclusive
clasificada en fases:
a) Fase de la muerte relativa
Por denominación de algunos autores, también se le es conocida
como muerte aparente. Esta fase no fue considerada dentro del
proceso de muerte, puesto que establecía la supresión de las
funciones de los sistemas respiratorios, cardiovasculares, y nerviosos,
pero de presentarse junto a un instrumento de reanimación,
conllevaría a un acto que revertiría la muerte; en otras palabras, si se
puede revertir, no puede ser considerado como muerte.5

5 MORALES GODO, JUAN (1997). “Instituciones del Derecho Civil”. Pontificia Universidad
Católica del Perú. Lima-Perú. Pág. 391

10
b) Fase de la muerte intermedia
En el caso de presentarse un desperfecto en las funciones
superiores del ser humano (respiratorio, cardiovascular y nervioso),
un detenimiento que resulte irreversible, la nula posibilidad de un
restablecimiento sobre el funcionamiento de estos, no puede ser
considerado vida, a pesar que algunas células sobrevivan lo referido
a muerte biológica.6
c) Fase de la muerte absoluta
Aquí, ya no da lugar a mencionar la supervivencia de alguna de las
células, en esta etapa el ser humano a muerto por completo, se ha
completado sin lugar a dudas la llamada “muerte biológica”; en otras
palabras, se compone tanto de la irreversibilidad de las funciones en
el cuerpo humano, y la muerte total de las células que lo componen.7
El acto de revertir el mal funcionamiento en un sistema; el mal
funcionamiento resulta irreversible y la muerte por completo a nivel general;
tres concepciones planteadas y, sin embargo, una sola proyección hecha para
la comunidad, ni por tema biológico o cultural se esperaría hasta la última
etapa de muerte; es por ello que se recurrió hacia un nuevo concepto: “Muerte
Clínica”, la que centraría concepto en la fase intermedia, es decir, en la
irreversibilidad de las funciones superiores en el hombre.
Entonces, ya teniendo la concepción biológica de muerte en etapas, se
descarta desde un inicio la fase absoluta; sin embargo, resulta necesario
precisar qué etapa es la indicada para poder encontrar la idea de muerte.
Por muchísimos años se consideró la fase intermedia como la más cercana
y suficiente para considerar que una persona realmente ha fallecido. Esto nos
conlleva a la premisa exacta del cese de la función de los tres sistemas
superiores del ser humano: el sistema respiratorio, cardiovascular y el
nervioso.
Desde el momento en que aparece esta “sólida” concepción, el ser humano
ha ido de retracción en retracción respecto a lo que iba estableciendo, esto se
produce debido: a) En primera instancia, se identificó que la persona estaba

6 MORALES GODO, JUAN (1997). “Instituciones del Derecho Civil”. Pontificia Universidad
Católica del Perú. Lima-Perú. Pág. 391
7 Ibid, pág. 392

11
muerta cuando se detenía y/o comprobaba el cese de las funciones
respiratorias; b) posteriormente, se le determino sin lugar a dudas al cese del
latido cardiaco, es decir, cuando estaba afectando directamente al sistema
cardiovascular; ambas fueron cambiadas una por otra debido a los inventos
con los que iba avanzando el ser humano, con sus famosos y eficientes
sistemas de reanimación, era lógico que los pilares jurídicos de aquellos
tiempos dejasen de considerar como muertos a aquellos que podían
reaccionar y vivir por mucho más tiempo del previsto.
Más adelante, la situación se complicaría aún más, debido a las técnicas
de trasplantes del corazón, situaciones en las que el individuo podía seguir
respirando o con el corazón latiendo (artificialmente para ambos) pero con el
cerebro paralizado, es decir, totalmente dañado (sistema nervioso).
Pudimos mencionar antes que, los sistemas de reanimación, podía surgir
efecto sobre el sistema cardiovascular y respiratorio dejando al aire el sistema
nervioso, y es que el sistema nervioso, hasta la actualidad, no puede
aplicársele algún tipo de ejercicio para reanimarlo.
Se mantuvo desde siempre esa necesidad por tener en claro en qué
momento el tema de la muerte resultaría realmente irreversible, por lo que,
hasta el avance en el que vamos, se recurrió al establecimiento de un nuevo
término: Muerte Cerebral.
Ya en ese término, se establece a la perfección el cese de la función
cerebral, es decir, el funcionamiento detenido absolutamente del cerebro.
Teniendo en claro lo que induce la idea de muerte biológica, se retorna al
aspecto cultural y se enfatiza: ya sea por razones sanitarias o culturales, la
gente de generaciones pasadas, actuales o futuras, no pueden esperar a que
se concrete la muerte biológica para poder despedirse de sus familiares, ya
que esto no solamente alargaría el dolor sentido por loa allegados, sino que
también implicaría el encuentro exacto de despedida con la putrefacción del
cadáver; esto, sin ninguna duda, perturbaría a cualquier individuo ya sea al
acercarse a verlo, o por olores que expediría en ese momento.

12
IV. NECESIDAD DE RECURRIR A UN ÚNICO CONCEPTO JURÍDICO DE
LA MUERTE
Las necesidades expresadas en el capítulo anterior, acerca de establecer
y manejar correctamente las terminologías en el tema, delimitar tiempos y
espacios sobre el mismo cuerpo del ser humano; no únicamente se presentan
de manera urgente para establecer un momento preciso en la muerte de la
persona, sino que de por medio, se encuentra el concepto de vida de la
misma, el concepto de ser humano, de individuo, eh inclusive (en el campo
del derecho) de sujeto de derecho.
Dejando así en claro que es una temática cuyo interés no solo recae en el
estudio y análisis de los médicos, no sólo abarca ámbitos morales, éticos,
religiosos, doctrinarios, sino que escapa de cualquier disciplina si lo que se
pretende es particularizar; en otras palabras, es un asunto que involucra la
inteligencia de la humanidad absoluta, sin excepciones, todos sus
componentes culturales sin exclusión de alguno de ellos.
Es por ello que, para poder lograr una fluidez correcta, estuvo presente la
denominada “Muerte Jurídica”, teniendo ésta a su cargo recoger los avances
de la ciencia médica (esto para poder delimitar el cuándo, o en qué momento,
de la muerte) y los aspectos valorativos imperantes de la misma sociedad.
Funciona así como una especie de balanza, a la hora de poder lanzar algo
como definitivo, aceptable; esto entre, lo establecido médicamente, y lo
aceptable o no de la sociedad; dicho sea de paso, se le otorgó a la medicina
la responsabilidad debido a que era el único campo capaz de poder
encargarse de la difícil labor de llegar a ese resultado.
No cabe la menor duda que el derecho se encuentra involucrado en este
tema debido a la importancia que tiene ya que está directamente relacionado
a la persona, y con ello, la función que debe emitir ante la sociedad. Siendo
así, se puede decir que la medicina nos ofrece las pautas a seguir, producto
de los avances científicos, y el derecho delimita y asimila los conceptos
dejando en claro los parámetros dentro de los cuales pueden actuar los
mismos médicos, relación de proporcionar información y frenar cualquier tipo
de irregularidad cometida por algunos de los mismos.
No por mantener los límites precisos de lo que implica la muerte, nuestro
sistema jurídico ha adoptado una conceptualización exacta sobre el

13
ordenamiento o norma cuya jerarquización es elevada, pero si se le puede
encontrar en el Código Sanitario Peruano (Decreto Ley 17505), pero esto, ya
será explicado en capítulos posteriores.
Siendo así, es más que claro que la ciencia nos está otorgando los medios
suficientes para poder unificar los conceptos de muerte, nos ubica en la
posibilidad de poder dar un diagnóstico certero sobre la terminología,
alcances, límites, en un momento determinado, momento que por nada del
mundo resulte, posteriormente, irreversible.
La propuesta de unificación de muerte se desarrollaría incluyendo tanto los
términos de muerte jurídica y de muerte médica. Para desarrollarse, lo primero
a tener en cuenta es la certeza indudable del término central, muerte, a fin de
poder llegar a una conclusión y definición acertada, la cual exprese una
muerte en tiempo real y no futura, algo que tengamos frente a nuestros ojos y
que no sea algo a punto de suceder, en pocas palabras, algo que sea certero
más que no exprese duda.
A fin de cuentas, un concepto unificado traería consigo variedad de
ventajas y facilidades, entre ellas la más importante, que sea algo emitido con
validez para todos los aspectos y efectos sin necesidad de complicarse la vida
repasando nuevamente por lo que se ha tenido que discutir, es decir, un
trabajo sólido que se realice bajo la legitimación respectiva y bajo la sensatez
que quienes cumplen la función en el estudio central, están siendo
correctamente establecidos.

14
CAPÍTULO II
LA MUERTE
I. LA MUERTE EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984
1.1. NOCIONES GENERALES
“Artículo N°61: La muerte pone fin a la persona”
Con la muerte termina la existencia del ser humano y por tanto deja de
ser sujeto de deberes y derechos. Todas sus relaciones y situaciones
jurídicas se cancelan en cuanto a ellas misma, aunque algunas pueden
ser transferidas a los herederos. En este sentido, tal y como nos afirma
Marcial Rubio8, “la persona no se volatiliza del derecho con la muerte sino
que, desapareciendo como centro de imputación de deberes y derechos,
deja aun huella y efectos”.
Algunos ejemplos9 de lo que significa decir que con la muerte la
persona deja de ser sujeto de deberes, son los siguientes:
 Deja de ser padre o madre, o cónyuge. Sus situaciones jurídicas
se extinguen.
 Se cancelan todas sus obligaciones personalísimas. Así, el
cuadro encargado al gran pintor deja de ser obligatorio de
pintarse; la conferencia magistral del sabio ya no será exigible,
etc...
 Si existía algún juicio por responsabilidad penal contra la
persona, se archiva definitivamente y ya no podrá seguir el
juzgamiento.
Al propio tiempo, ejemplos de la huella y efectos que deja la
persona luego de su muerte son:
 Su voluntad testamentaria deberá ser cumplida con
obligatoriedad jurídica.
 Sus obligaciones no personalísimas deberán ser asumidas por
sus herederos.
 Sus decisiones sobre disposiciones de su cadáver deberán ser
acatadas.

8 RUBIO CORREA, Marcial. (1985) “El Ser Humano como Persona Natural”. Pontificia
universidad Católica del Perú. Pág. 195.
9 Ibid, pág. 195.

15
 Su intimidad, su imagen y su voz permanecen protegidas y solo
pueden ser dispuestas con autorización de sus herederos.
 Su prohibición de publicación póstuma estará en vigencia un
plazo máximo de cincuenta años.
Entonces, podemos afirmar que el efecto de la muerte de una persona
en la vida jurídica no es sencillo, sino complejo, ya que no se trata de la
extinción de la persona y sus capacidad jurídica, sino que también esto
conduce a varias situaciones que no pueden ser simplificadas al punto de
decir que la persona desaparece del derecho en el instante que fallece.
Sin embargo, tenemos que manifestar que el concepto del Código Civil
dado sobre la muerte, no esclarece del todo las dudas que se puedan
poner sobre la mesa en cuanto al aspecto jurídico y unitario que posee
todo ser humano en cuanto persona natural. Por ello, deberemos recurrir
a nuestra legislación para observar esto con mayor detenimiento y detalle.

1.2. LA MUERTE COMO CONCEPTO EN NUESTRO ORDENAMIENTO


JURÍDICO
La discusión10 de cuando ocurre la muerte ha sido larguísima y sin
posibilidad de llegar a un consenso definitivo. En el Perú, una norma
reglamentaria ha establecido un criterio de derecho positivo que soluciona
la discusión de manera arbitraria. Esta se encuentra en el artículo 4 del
decreto supremo N° 014-2005-SA, que constituye el reglamento de la Ley
General de Donación de Órganos y/o Tejidos Humanos:
‘‘Decreto supremo N 014-2005-SA, articulo 4.- Se considera muerte
encefálica al cese irreversible de las funciones del tronco encefálico cuyo
protocolo de diagnostico se establecen los artículos 7 y 8 del presente
reglamento. El acta de comprobación de la muerte encefálica es
responsabilidad del director del establecimiento o su representante, el
neurólogo o neurocirujano y el médico tratante’’.
Esto también lo podemos contemplar en la definición de muerte dada
por La Ley General de Salud (Ley Nº 26842), en el título III, en su artículo
108º, nos afirma que “la muerte pone fin a la persona”. Así, la muerte debe

10 Tal y como lo señala Marcial Rubio, en su libro. RUBIO CORREA, Marcial. Op. Cit. Pág.
196.

16
ser considerada como “ausencia de vida al cese definitivo de actividad
cerebral, independientemente de que algunos de sus órganos o tejidos
mantengan actividad biológica y puedan ser usados con fines de
trasplante, injerto o cultivo”.
También tenemos una definición concordante en la Ley General de
Donación y Transplante de Órganos y/o Tejidos Humanos (Ley Nº 28189),
que en su capítulo I, artículo 3º nos describe lo siguiente: “El diagnóstico
y certificación de la muerte de una persona se basa en el cese definitivo
e irreversible de las funciones encefálicas de acuerdo a los protocolos que
establezca el reglamento y bajo responsabilidad del médico que lo
certifica”.
Así pues, nos damos cuenta que la definición de muerte como concepto
se
basa más en la doctrina predominante, y en la medida de lo posible
proponemos un concepto para entenderla de manera unitaria: “La muerte,
hay que entenderla como aquel hecho jurídico que constituye el fin de la
persona natural en su aspecto fisiológico, como ser humano, y por
consiguiente, como sujeto de Derecho, pero que, como todo hecho
jurídico, tendrá repercusiones en la esfera jurídica”.

1.3. LOS MUERTOS: ¿SUJETOS U OBJETOS DE DERECHO?


Para el profesor Juan Espinoza Espinoza11 la persona o sujeto de
derecho una vez muerto, se convierte en objeto de derecho sui generis,
por cuanto formó parte de un hombre en vida. Además este autor habla
de la protección “ultra existencial” del sujeto del derecho por cuanto el
ordenamiento jurídico protege al hombre en su sentido de unidad. Esta
protección se da en la persona puesto que es esta la única en disponer
que hacer con su cadáver una vez muerto este. Mas el Estado no tiene
poder para intervenir y disponer qué será del resto de la persona muerta,
por cuanto el único que puede disponer acerca del destino del cuerpo es

11 ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Derecho de las Personas”. Lima: Gaceta Jurídica, 2004. –
4º Edición Págs. 241 – 242.

17
el mismo sujeto en vida, ya que este se considera un derecho
personalísimo.

II. CLASIFICACIÓN
2.1. MUERTE NATURAL
2.1.1. Definición
Doctrina chilena apunta que: "La muerte natural puede ser
definida como la cesación de los fenómenos de la vida, y como tal
extingue, desde luego, la personalidad jurídica del individuo
humano"12.
Cuando se habla de "muerte natural", no se pretende excluir los
casos de muerte violenta, en la cual, si bien el origen de esta última
es de carácter distinto (vg. un accidente, un asesinato), coinciden
en que ambos se produce el cese de la actividad cerebral.
La doctrina argentina, utiliza el término de "muerte natural", para
oponerlo al concepto de “muerte civil”13. Empleo esté término para
distinguirlo de la "muerte presunta".
Para clásica doctrina: "La muerte que, desde el punto de vista
biológico se señala prácticamente por la interrupción de la
circulación y los movimientos respiratorios, desde el punto de vista
jurídico supone la extinción de la personalidad"14.
Como se observa, la muerte es un hecho que produce
consecuencias jurídicas, frente a la cual existen dos posiciones que
debemos tomar en cuenta, a saber:
a) Desde el punto de vista de la Medicina, y
b) Desde el punto de vista del Derecho.

12 VÍCTOR VIAL DEL RÍO y ALBERTO LYON PUELMA. (1985) “Derecho Civil. Teoría General
de los actos jurídicos y de las personas”. Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago. Pág.
235.
13 La muerte civil es una pena contemplada en las antiguas legislaciones, que se imponía a

los autores de determinados delitos. Sus efectos eran los siguientes:


a) Apertura de la sucesión de los bienes del condenado.
b) Pérdida de sus derechos.
c) Disolución del vínculo matrimonial.
14 CARBONIER, Jean. (1960) “Derecho Civil, T. 1, Vol. I”. Barcelona. Pág. 371.

18
Cabe aclarar que ambas posiciones concluyen en clasificar a la
muerte como eje esencial de la culminación de la persona humana,
en su sentido más amplio.

2.1.2. La muerte desde el punto de vista de la medicina


La medicina moderna tiene en consideración dos premisas
objetivas:
a) La muerte biológica o celular: Es aquella que se
determina con la cesación definitiva de todas las células
del cuerpo humano, ya sea por descomposición,
putrefacción o simplemente porque dejan de existir. Al
respecto, se expresa que: "Mucho más recientemente, los
avances en el campo de la tanatología han inducido a
ampliar el ámbito de análisis, al permitir establecer que,
biológicamente, el pasaje de la vida a la muerte del cuerpo
humano no constituye un fenómeno instantáneo o de un
momento, sino algo gradual: se trata de un proceso que
reconoce fases sucesivas; las células en efecto, cesan de
vivir singularmente en un orden gradual que depende de
la resistencia de cada grupo a la falta de oxígeno"15. Bajo
este punto de vista, puedo decir que no interesa si la
persona fallece o no, sino que se toma al cuerpo humano
como un todo orgánico que va culminando su existencia
paulatinamente. Sobre la base de lo expuesto, también
cabe decir que una persona al fallecer no muere
totalmente, sino que algunos órganos, como por ejemplo,
las córneas, riñones y otras partes del cuerpo, inclusive,
hasta el corazón, sobreviven, a pesar de que la persona,
como ente de relaciones humanas, haya cesado. De esta
manera, se permite la posibilidad de efectuar los
trasplantes de órganos y/o tejidos, de acuerdo con la
receptividad que tengan en el cuerpo de otro ser humano
que goce de vida.

15 TOBÍAS, José. (1988) “Fin de la existencia de las personas físicas”. Buenos Aires.

19
b) La muerte clínica: Es la cesación definitiva e irreversible
de la actividad cerebral del ser humano. Antiguamente se
determinaba la muerte de la persona observando si tenía
aliento o pulsaciones. A medida que la ciencia avanzó,
han ido apareciendo nuevas técnicas para determinar la
muerte, como por ejemplo, el electroencefalograma, que
se basa en los impulsos eléctricos que desprende la
actividad cerebral. Cuando una persona fallece, estos
impulsos eléctricos no se dan. Por tanto, el
electroencefalograma arroja líneas planas y verticales.
Hay que aclarar que, para determinar la muerte clínica por
este método, estas líneas deben observarse con
mediciones constantes durante aproximadamente 24
horas. Existe otro método conocido como el de la
inyección de insulina, que consiste en inocular al cuerpo
cierta sustancia radioactiva que, de acuerdo con la
colaboración se determina si hay, o no, funcionamiento
del torrente sanguíneo.
Lo importante es decir que no hay un único sistema o
método infalible que nos determine con exactitud qué tal
o cual persona está muerta clínicamente. Pero se puede
asegurar que integrando medios, como la inyección de
insulina, el electroencefalograma (EEG), entre otros, se
podría afirmar que la persona ha dejado de existir.
Se debe distinguir el concepto de la muerte clínica o
encefálica, de aquella situación denominada como muerte
cortical, la cual se presenta cuando “es irrecuperable la
actividad cerebral superior-la que regular vida intelectual
y sensitiva-y, por ende, la posibilidad de la vida de
relación, pero se conservan -autónomamente-las
funciones respiratorias y circulatorias”16.

16 TOBÍAS, José, ob. cit., 18.

20
Recordemos que, en la denominada muerte clínica, es
imposible para recuperar la capacidad para la vida de
relación (como en la muerte cortical), y las funciones
vegetativas (actividad respiratoria y circulatoria), se
pueden mantener mecánicamente (a diferencia de la
muerte cortical).
Es por este motivo, que se sostiene que “desde una
concepción que juzgue exclusivamente a la persona
humana prescindiendo de toda consideración utilitarista o
externa a ella hay que desechar la noción de muerte
“cortical”, pues subsiste allí el funcionamiento autónomo
de las funciones vegetativas, lo cual es incompatible con
la noción de muerte”17.
Si apuntamos a un concepto unitario de la muerte, con la
denominada “muerte clínica”, vale decir, el cese definitivo
e irreversible de la actividad cerebral, se verifica la
“muerte real” del ser humano. En este sentido, se expresa
que “el término muerte “cerebral” o muerte “encefálica” es,
por consiguiente, impropio y equívoco y a la situación
descrita con esa terminología cabe catalogarla como
“muerte”, sin ninguna clase de adjetivaciones”18.
2.1.3. La muerte desde el punto de vista del derecho
La persona es un centro de imputación de derechos y
obligaciones, en otras palabras, es un sujeto de derecho. El ser
humano, durante su vida, es relación coexistencial con otros seres
humanos, pero cuando esta relación se termina, culmina su
finalidad como ente viviente, deja de ser sujeto de derecho para
convertirse en un objeto de derecho, digno de ser protegido.
La corriente mayoritaria en la doctrina considera a la muerte,
solo con relación al sujeto de derecho. Añadiría extensivamente
que el concebido, en cuanto a que es un sujeto de derecho, también
culmina como tal cuando muere. En el caso de las personas

17 TOBÍAS, José, ob. cit., 19.


18 TOBÍAS, José, ob. cit., 21.

21
jurídicas y las organizaciones de personas no inscritas, no cabe
decir que su muerte pone fin a su existencia como centro de
imputación de derechos y obligaciones, en puridad, cabría decir
que su fin llega por la extinción a que lleguen estos sujetos de
derecho.
La muerte tiene relevancia jurídica, cuando es determinada
clínicamente. Es importante porque con su delimitación se va a dar
lugar a que surjan derechos como los de suceder (art.660 C.C.19) y
la protección jurídica de la memoria del difunto, así como la de su
cadáver.
El art. 108 de la Ley General de Salud, Ley N° 26842, del
15.07.97, establece que:
“La muerte pone fin a la persona. Se considera ausencia de vida
al cese definitivo de la actividad cerebral, independientemente de
que algunos de sus órganos o tejidos mantengan actividad
biológica y puedan ser usados con fines de trasplante, injerto o
cultivo.
El diagnóstico fundado de cese definitivo de la actividad cerebral
verifica la muerte. Cuando no es posible establecer tal diagnóstico,
la constatación de paro cardiaco- respiratorio irreversible confirma
la muerte.
Ninguno de estos criterios que demuestran por diagnóstico o
corroboran por constatación la muerte del individuo, podrán figurar
como causas de la misma en los documentos que la certifiquen”.
Recordemos que dentro de este orden de principios, el art. 5 de
La Ley de Trasplantes de Órganos y Tejidos, Ley N° 23415 antes
de su reforma, indicaba lo siguiente:
“Se considera muerte, para los efectos de la presente ley, a la
cesación definitiva e irreversible de la actividad cerebral o de la
función cardio-respiratoria. Su constatación es de responsabilidad
del médico que la certifica”.

19 El cual establece que: “Desde el momento de la muerte de una persona, los bienes,
derechos, y obligaciones que constituyen la herencia se trasmiten a sus sucesores”.

22
La ley N° 24703, que modifica la Ley N° 23415, describe a la
muerte como “la cesación definitiva e irreversible de la actividad
cerebral”. El art.3 de la Ley General de Donación y Trasplante de
Órganos y/o Tejidos Humanos, N° 28189, del 16.03.04, establece
que “el diagnóstico y certificación de la muerte de la persona se
basa en el cese definitivo e irreversible de las funciones
encefálicas”. Como se sabe, la Ley N° 28189 derogó a la Ley N°
23415 y a su modificatoria, la Ley N° 24703.
El Código Civil en sus arts. 15 y 16, protege la memoria o la
declaración de voluntad en vida, de una persona que ya falleció. En
relación con el derecho de familia, la muerte de uno de los
cónyuges produce la disolución del matrimonio. Con respecto a la
muerte, el art.61 C.C. prescribe que:
“La muerte pone fin a la persona”
Al no tratarse el fin del sujeto de derecho concebido en un título
independiente, el presente numeral también debió referirse al
mismo.
Suele haber entre civilistas y penalistas una diversidad de
conceptos en torno a la muerte, lo cual genera no pocos problemas
para los operadores jurídicos. Por ello, es importante tener un
concepto unitario de muerte20.

2.1.3.1. Premorencia y conmorencia


Ambas instituciones se relacionan con la determinación
del instante de la muerte de varias personas con relación
al tiempo.
Entre estas debe de haber un vínculo de
consanguineidad o parentesco o en todo caso, un vínculo
legítimo. Aquí caben dos criterios:
a) Si hay varias personas con vínculo legítimo y es
fácil establecer quién ha muerto primero, este

20MORALES GODO, Juan. (1997) “Hacia una concepción jurídica unitaria de la muerte”.
PUCP. Fondo Editorial. Lima. Pág. 95.

23
generará el derecho sucesorio en favor del que le
siguió en morir.
b) Si hay varias personas con vínculo legítimo, y
existen dudas en determinar quién murió primero,
caben varios supuestos: en el primero de ellos se
presume que es el de mayor edad, otro supuesto
sería que el de menor edad muere primero, y hay
quienes sostienen que la mujer fallece antes que el
hombre y no faltan quienes opinan lo contrario.
Comparto el criterio de Vélez Sarsfield, cuando
afirma que “estas presunciones de derecho, que
también se ven en las leyes de Partida, eran
arbitrarias, y sin ningún fundamento positivo, y lo
que es más, no había necesidad alguna de crear
tales presunciones de derecho ¿qué interés social
se presentaba para que necesariamente hubiera
una transmisión de derechos entre personas que
habían fallecido a un tiempo, o de quienes se
ignoraba cuál hubiese muerto primero?”21 Estas
presunciones hay que dejarlas de lado.
Lo óptimo, en caso de duda, es considerar que
todos murieron al mismo tiempo y no hay
trasmisión sucesoria entre ellos (sin perjuicio a la
representación sucesoria). Pero cabe resaltar que
es una presunción iuris tantum, que administre
prueba en contrario, siempre que disipe las dudas.
Este último planteamiento ha sido recogido por el Código
Civil en su art. 62. Se debe anotar, al respecto, que muchos
códigos como el italiano, francés, portugués, argentino,
entre otros, siguen esta orientación; en cambio, los
alemanes van más allá, en el sentido que para ellos no
solamente se produce conmorencia cuando haya varias

21Código Civil Argentino, edición al cuidado de Ricardo Zavalía, Zavalía Editor, Buenos Aires,
1987, pág. 41.

24
personas en un determinado lugar y que fallezcan todas,
sino que también se puede se puede considerar
conmorencia, cuando dos o más personas con vínculo
legítimo mueren al mismo tiempo, pero en distintos lugares,
como por ejemplo, en una zona de guerra, o en un
terremoto. En este sentido se argumenta que “no habiendo
restricción expresa al respecto en la referida norma, ello
quedará, en todo caso, a la determinación de la doctrina y
de la jurisprudencia”22

2.2. MUERTE PRESUNTA


2.2.1. Definición
Es el fin de la vida como consecuencia de algún evento
catastrófico, como situaciones que ponen en riesgo su vida,
circunstancias imprevistas que contribuyen a atribuir la muerte
presunta de un individuo. De acuerdo con la doctrina son eventos
catastróficos que generan desgracias indecibles entre otros los
siguientes: la guerra, el hundimiento de embarcaciones, los
terremotos y hundimientos terráqueos, la caída de aviones, sobre
todo en el mar, el desplome de los socavones en las faenas
mineras (Zavaleta Velarde23, 1996, p. 133).
Para García24 (1979), la declaración de muerte presunta “es una
resolución judicial obtenida al final de un expediente o
procedimiento de jurisdicción voluntaria y que crea la situación
jurídica de muerte presunta no la muerte real”. Albaladejo entiende
por declaración de fallecimiento, “al auto judicial que reputa muerto
a un desaparecido”. No obstante, para Diez y Gullón 25 (1980)
señalan que la declaración de fallecimiento “es aquella situación
jurídica, creada por medio de una resolución judicial, por virtud de

22 CÁRDENAZ KRENZ, Ronald. (2003) Comentario al artículo 62 C.C., Presunción de

conmorencia, en Código Civil Comentado, T. I., Título Preliminar, Derecho de las personas, Acto
Jurídico, Gaceta Jurídica, Lima, pág. 361.
23 ZAVALETA VELARDE, B. (1996). “Derecho de personas”. Chimbote:
editorial@uladech.edu.pe.
24 GARCÍA, M. (1979). “Instituciones de Derecho Civil-Parte General”. Madrid: Civitas.
25 DIEZ, L. y GULLÓN, A. (1980). “Sistema de Derecho Civil (Vol. I)”. Madrid: Tecnos.

25
la cual se califica a una persona desaparecida como fallecida, se
expresa la fecha a partir de la cual se considera ocurrida la muerte
de la persona, y se abre la sucesión de la misma”.
Finalmente, Becerra26 (1991) indica que la declaración de
muerte presunta como la resolución judicial por la cual, verificada
la ocurrencia de ciertos hechos expresamente señalados en la ley,
se tiene por muerta presuntamente a una persona, del mismo modo
que si se hubiera comprobado su muerte, mientras no sea
destruida la presunción.
En los Códigos Civiles de 1836,1852 y 1936 se había regulado
el régimen de la ausencia y la muerte presunta, aunque no
diferenciando claramente las etapas. En contraste con el Código
Civil de 1984, que considera dos etapas tratándose de la ausencia:
a) desaparición, y b) declaración de ausencia. (Libro I, Título VI).
Fernández Sessarego27 afirma que se trata de una innovación
sistemática en nuestra normatividad civil y que obedece en "alguna
medida a una inspiración nativa"; no obstante, reconoce las
influencias externas (FERNÁNDEZ, p. 115). Es importante señalar
la posición singular que tiene este cuerpo de leyes frente a la
legislación comparada ya que regula la declaración de muerte
presunta en el mismo título que trata de la muerte real (Título VII).
Asimismo, es pertinente hacer notar la explicación dada por la
Comisión Revisora en la Exposición de Motivos, tratándose de la
muerte presunta: "Esta regulación se hace aún más necesaria si se
tiene en cuenta el agreste territorio patrio, la circunstancia de que
en nuestro País se producen cada cierto tiempo desastres
naturales y la eventual situación de operaciones bélicas". Separata
especial (martes 12 de marzo de 1991). El peruano, p. 5.

26 BECERRA, C. E. (mayo, 2016). Ausencia y muerte presunta en el código civil de 1984.


Recuperado de http: file:///C:/Users/PC/Downloads/DialnetAusenciaYMuerte
PresuntaEnElCodigoCivilDe1984-5084819.pdf
27 FERNÁNDEZ SESSAREGO, C. (s.f.) “Derecho de las Personas”. Librería Studium, Lima.

Perú. Pág. 115.

26
2.3. DECLARACIÓN DE MUERTE PRESUNTA
2.3.1. Definición
La primera regulación sistemática sobre la declaración de
muerte presunta también denominada declaración de fallecimiento,
ausencia con presunción de fallecimiento o presunción de muerte
por desaparecimiento-la hace el Código Civil Aleman (BGB), que
prevee dicha declaración tanto para el caso de ausencia
prolongada de una persona, cuanto para el de su desaparición en
circunstancias de peligro grave para la vida (SOMARRIVA, 1983.
p. 12.)28
Para García Amigo, la declaración de muerte presunta "es una
resolución judicial obtenida al final de un expediente o
procedimiento de jurisdicción voluntaria y que crea la situación
jurídica de muerte presunta -no la muerte real". Albaladejo entiende
por declaración de fallecimiento, "al auto judicial que reputa muerto
a un desaparecido". Diez-Picazo y Gullón señalan que la
declaración de fallecimiento "es aquella situación jurídica, creada
por medio de una resolución judicial, por virtud de la cual se califica
a una persona desaparecida como fallecida, se expresa la fecha a
partir de la cual se considera ocurrida la muerte de la persona, y se
abre la sucesión de la misma" (DIEZ-PICAZO Y GULLÓN, 1980, p.
338)
De lo antes expuesto, podemos definir a la declaración de
muerte presunta como la resolución judicial por la cual, verificada
la ocurrencia de ciertos hechos expresamente señalados en la ley,
se tiene por muerta presuntamente a una persona, del mismo modo
que si se hubiera comprobado su muerte, mientras no sea
destruida la presunción.

28Somarriva Undurraga asevera que el Código Civil chileno de 1855 fue el precursor en
materia de muerte presunta, pues siendo anterior al Código alemán reguló esta figura en forma
muy completa. Señala además que Bello se inspiró, conforme a la nota a los arts. 83 a 85 de su
Proyecto de 1853, en el Código Civil austríaco, aunque este último tenía una reglamentación
muy incompleta.

27
2.3.2. Efectos legales
Tal y como nos lo da a entender Marcial Rubio29, la muerte
representa el fin de la persona humana, el fin de su existencia, y
por ende, el momento que marca su cesación como sujeto de
deberes y derechos. Luego el mismo Marcial Rubio30, nos da a
entender que esto no significa que una vez muerta la persona deja
de tener relevancia en el campo jurídico y para el derecho, sino que
si bien se ha acabado la persona como centro de imputación de
deberes y derechos, esta situación jurídica que representa la
muerte, también genera otras situaciones jurídicas que se ven
representadas en aquellos derechos que surgen, y otros que se
mantienen pese a haber sucedido este hecho. Así, podemos dividir
los efectos jurídicos de la muerte en tres grandes ramas:

2.3.2.1. Derechos que surgen


Apertura de sucesión. Es aquella situación jurídica que
se da cuando el patrimonio de aquella persona que ha
fenecido se trasmite por mortis causa (a causa de la
muerte) vía sucesión, conformado por los bienes, derechos
y también sus cargas (activos y pasivos), que forman la
universalidad de la herencia dejada a los herederos.
Por ello, se puede afirmar que existe sucesión en todos
los casos en el que el derecho adquirido deriva de otra
persona, defendiendo postrero de la existencia del derecho
anterior. Por lo tanto, debemos entender a la sucesión en
dos sentidos:
 Sucesión mortis causa: Cuando una persona
hereda de otra unos bienes por testamento o por
disposición de la ley.
 Sucesión intervalos: Cuando una persona
sustituye a otra en un derecho que permanece a

29 Rubio Correa, Marcial. Op. Cit. Pág. 195.


30 Ibíd.

28
dicha persona, que puede ser entendido como
una especie de sustitución.
Es claro, que para efectos de este trabajo, predominará
el uso de esta palabra en el enfoque mortis causa, la cual
se da, tanto en sucesión legítima (debido a la ley), como en
sucesión testamentaria (según testamento, contrato o
capitulaciones), siempre y cuando se de desde la muerte
del autor de la sucesión o por la presunción legal de su
muerte.

El usufructo a través del cónyuge vivo. El usufructo


puede ser definido como derecho real de goze o disfrute el
que el poder del usufructuario es muy parecido al del
propietario, lo que ha llevado a algunos autores a
considerarlo un pars domini con el titular de la nuda
propiedad, aunque está generalmente aceptado que no es
un condueño, aunque lo parezca, siempre con la obligación
de conservarlos. Esta situación jurídica se dará a través de
la voluntad testamentaria.

2.3.2.2. Derechos que se extinguen


Patria potestad. Por la patria potestad los padres tienen
el deber y el derecho de cuidar de la persona y bienes de
sus hijos menores. Asimismo, la patria potestad se ejerce
conjuntamente por el padre y la madre durante el
matrimonio, correspondiendo a ambos la representación
legal del hijo.
Sólo para reforzar nuestros fundamentos, debemos
hacer referencia a aquellas obligaciones y aquellos
derechos existentes en la Patria Potestad, los cuales se
encuentran desarrollados en nuestro Código Civil, en los
artículos 423º y 424º:
1. Proveer el sostenimiento y educación de los hijos.

29
2. Dirigir el proceso educativo de los hijos y su
capacitación para el trabajo conforme a su
vocación y aptitudes.
3. Corregir moderadamente a los hijos y, cuando
esto no bastare, recurrir a la autoridad judicial
solicitando su internamiento en un
establecimiento dedicado a al reeducación de
menores.
4. Aprovechar de los servicios de sus hijos,
atendiendo su edad y condición y sin perjudicar
su educación.
5. Tener a los hijos en su compañía y recogerlos del
lugar donde estuviesen sin su permiso,
recurriendo a la autoridad si es necesario.
6. Representar a los hijos en los actos de la vida
civil.
7. Administrar los bienes de sus hijos.
8. Usufructuar los bienes de sus hijos. Tratándose
de productos se está en lo dispuesto en el artículo
1004 del Código Civil.

Pero, determinar en sí cuales son las tareas de aquel


que posee la patria potestad de un menor no es el propósito
de este acápite, sino más bien, el determinar que sucede
con este derecho - obligación que tiene cada uno de los
padres sobre sus menores hijos - cuando se extingue,
siendo esto regulado por nuestro Código Civil en su artículo
461º, que a la letra dice:
“La patria potestad se acaba”:

1. Por la muerte de los padres o del hijo.


2. Por cesar la incapacidad del hijo conforme al
artículo 46 C.C.
3. Por cumplir el hijo dieciocho años de edad.

30
En este caso, el acápite que nos llama al análisis es el
1º, ya que como sabemos hace referencia de aquellos
derechos que se extinguen al fallecer la persona humana,
ya sea el padre quien fenezca, o sea el caso del hijo. Es
claro que al fallecer el padre, éste ya no tendrá que cumplir
con aquellos deberes prescritos, también en el Código
Civil, antes citados; y en el caso inverso, pues lo único que
se deberá hacer, es que el padre, como tutor y
representante legal del menor, tiene todo el derecho a
disponer del cuerpo de su hijo, siendo éste el último acto
jurídico que haga en estos dos casos31.

La tutela. La palabra tutela deriva de la voz latina tueor,


que significa defender, proteger. Tutelar por lo tanto
significa, cuidar, proteger y ésta es cabalmente una de las
misiones más importantes que debe cumplir el tutor:
proteger los intereses del pupilo, tanto personales como
patrimoniales. Así, se puede decir que el papel del tutor es
el proteger la persona del incapaz, procurando siempre su
rehabilitación y su bienestar; y administrar el patrimonio del
mismo de manera que rinda al máximo de sus beneficios
siempre en provecho del pupilo.
Al respecto, Rafael De Pina en su libro titulado “Derecho
Civil Mexicano”, Tomo I, ha definido a la tutela de la
siguiente manera:

“La tutela es una institución supletoria de la patria


potestad, mediante la cual se provee a la representación, a
la protección, a la asistencia, al complemento de los que no
son suficientes para gobernar su persona y derechos por sí
mismos, para regir, en fin, su actividad jurídica”.

31Esto ya ha sido tratado en el acápite anterior, sobre “Los derechos que surgen con la
Muerte”.

31
La tutela es la institución necesaria y paralela de la
incapacidad de ejercicio de los mayores de edad y en este
aspecto, cumple la misión de representar al incapaz
actuando en su nombre. Con respecto de los menores de
edad, la tutela es una institución subsidiaria de la patria
potestad pues sólo se provee de tutor al menor de edad
que carece de ascendientes o que, teniéndolos no pueden
cumplir con la patria potestad.
El Código Civil de Nuevo León establece que el objeto
de la tutela es "la guarda de la persona y bienes de los que
no estando sujetos a patria potestad tienen incapacidad
natural y legal, o solamente la segunda, para gobernarse
por sí mismos. La tutela puede también tener por objeto la
representación interina del incapaz en los casos especiales
que señale la Ley" (Art. 449).
Además el citado numeral de manera expresa señala
que en la tutela se cuidará preferentemente de la persona
de los incapacitados.
Así, lo que es de nuestro interés es que sucede con la
tutela cuando la muerte interviene, pues, eso es objeto de
respuesta de los artículos 550° y 551° del C.C.:

Art. 550°: “El cargo de tutor cesa:

1. Por muerte del tutor.


2. Por la aceptación de su renuncia
3. Por la declaración de quiebra.
4. Por la no ratificación.
5. Por su remoción.

Como vemos, el acápite que nos atrae es el número uno,


el cual explica que por muerte del tutor se extingue esta
relación jurídica, al cual, creemos nosotros se le debe
agregar que ante el fallecimiento del menor, esta también
se extinguiría.
32
El tutor, concluida la tutela, está obligado a entregar
todos los bienes del incapacitado y todos los documentos
que le pertenezcan, conforme al balance que se hubiere
presentado en la última cuenta aprobada.

La obligación de alimentos. Desde el punto de vista


legal, se entiende por alimentos no sólo la comida, sino
todo lo que es indispensable para el sustento propiamente
dicho, el alojamiento, el vestido y la asistencia médica.
También se incluye dentro de los alimentos, la
educación e instrucción cuando se trate de menores o
mayores de edad, que no han terminado su formación, e
incluso los gastos de embarazo y parto si no están
cubiertos de otra forma.
Deben prestar alimentos y en el orden que se indica:
 Los cónyuges. En las parejas de hecho esta
obligación para ser exigible deberá haber sido
pactada expresamente por los que convivan
juntos.
 Los descendientes: Hijos y nietos.
 Los ascendientes: Padres y abuelos.
 Los hermanos: Sólo tienen la obligación de
prestarse alimentos en los casos en que sea
imprescindible y su alcance se limitará a los
auxilios mínimos.
En el caso de que concurran varios obligados a
prestarlos (como por ejemplo, el padre y la madre, más de
un hijo...) su importe se repartirá en función de los ingresos
que cada uno obtenga.
La extinción de esta obligación está enmarcada en el
artículo 486° del Código Civil: “La obligación de prestar
alimentos se extingue por la muerte del obligado o del
alimentista, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 728°”.

33
La Curatela. Cuando la persona puede gobernarse a sí
misma, pero no puede administrar sus propios bienes,
surge una nueva figura legal, la del curador que
desempeña la cúratela, que complementa la capacidad de
autogobierno de la persona que ha sido parcialmente
incapacitada.
Proporciona a los no plenamente capaces, el cuidado y
atención de otra persona para determinados actos. La
persona que ha sido parcialmente incapacitada tiene que
contar con el curador para administrar y disponer de los
bienes de su patrimonio. Es una simple asistencia legal, de
modo que el tutor se convierte en representante de la
persona incapacitada, salvo para todo aquello que pueda
hacer por sí misma.
El curador está obligado a dar cuenta de sus gestiones
al juez al menos una vez al año.
La Curatela extingue sus efectos ante los supuestos
dichos en el Código Civil, siendo la muerte uno de ellos:

Art. 616: “La curatela de los bienes del desaparecido


cesa cuando reaparece o cuando se le declara ausente o
presuntamente muerto”.

El Albacea. El "albacea" es la persona a quien se


encarga de ejecutar todo cuanto el testador le haya
encomendado. Puede ser nombrado para una cuestión
concreta o para ejecutar todo el contenido del testamento,
de modo que se cumpla en todo la voluntad del testador.
Puede haber uno o varios albaceas. Y se puede nombrar
tanto a una persona física como a una jurídica, por ejemplo
una fundación.
La figura del albacea es frecuente en los testamentos de
padres con hijos discapacitados, puesto que se trata de
una persona de confianza a quien se puede encargar el
cuidado y las atenciones concretas que el hijo necesite.
34
Lo habitual es que los padres se nombren, mutuamente,
albaceas del hijo discapacitado en primer lugar y a una
tercera persona para cuando falten ambos progenitores.
El cargo es voluntario, por tanto la persona designada
puede aceptarlo o no. Por eso es conveniente hacer saber
a la persona elegida el deseo de nombrarla albacea y
contar de antemano con su consentimiento para evitar
problemas posteriores. Es un cargo que se ejerce
gratuitamente, salvo si el testador ha dispuesto
expresamente otra cosa.
El cese de cargo de albacea se determina también por
medio de la muerte, según lo señalado en el código Civil,
en su artículo 796°:
“El cargo de la albacea termina: (…) 6) Por muerte,
desaparición o declaración de ausencia”.

2.3.2.3. Derechos que se mantienen


Derechos de autor. Respecto de este acápite, se
pronuncia la Comunidad Andina de Naciones32, mediante
su Secretaría General, en su Comisión de Propiedad
Intelectual, la cual el 17 de Diciembre del 2003, emitió la
decisión N° 351, afirmando que : “El autor es la persona
cuyo nombre, seudónimo u otro signo que la identifique,
aparece indicado en la obra- Tiene el derecho de conservar
la obra inédita o divulgarla, reivindicar la paternidad de la
obra en cualquier momento y oponerse a toda deformación,
mutilación o modificación que atente contra el decoro de la
obra o la reputación del autor (derecho moral). Tiene
también derecho exclusivo de realizar, autorizar y prohibir
la reproducción, comercialización, traducción, arreglo u

32 “Régimen común sobre Derecho de Autor y Derechos Conexos”. Extraído de la Comunidad


Andina de Naciones, Secretaría general, Propiedad Intelectual:
http://www.comunidadandina.org/propiedad/ derecho_autor.htm, el día 15 de Octubre del 2006.

35
otra transformación de su producción (derecho
patrimonial).
La duración de la protección de los derechos
reconocidos en esta Decisión no será inferior a la vida del
autor y cincuenta años después de su muerte. Cuando la
titularidad de los derechos corresponda a una persona
jurídica, el plazo no será inferior a los 50 años contados a
partir de la realización de la divulgación o publicación de la
obra.
En caso de infracción de cualquiera de los derechos
reconocidos, la autoridad nacional competente está
facultada para ordenar el cese inmediato de la actividad
ilícita; la incautación, el embargo, decomiso o secuestro
preventivo de los ejemplares producidos con infracción o
de los aparatos o medios utilizados para la comisión del
ilícito”.
Sobre este tema, también se llega a pronunciar nuestro
Código Civil, pero de menar somera:

Art. 310: “Son bienes sociales todos los no


comprendidos en el artículo 302°, incluso los que
cualquiera de los cónyuges adquiera por su trabajo,
industria o profesión, así como los frutos y productos de
todos los bienes propios y de la sociedad y las rentas de
los derechos de autor e inventor”.

En este artículo, pues como vemos, los derechos de


autor no se extinguen en la sociedad conyugal después de
la muerte del cónyuge a quien le pertenecieron, sino que
perduran por un buen tiempo, como una manera de
subsanar la falta que pueda hacer una persona, aunque
esta subsanación solo pueda ser de carácter económico.

36
2.4. AUSENCIA
2.4.1. Noción y contenido
En sentido material o común la ausencia es una falta de
presencia. Sin embargo, jurídicamente, tiene otra connotación.
Serrano y Serrano la define como "un estado civil de la persona de
quien se duda si vive, bien porque se desconoce su paradero
durante cierto tiempo, bien porque desapareció en una
circunstancia de peligro para la vida sin haberse vuelto a saber más
de ella". Dicho autor señala que la verdadera esencia de la
ausencia radica en la incertidumbre acerca de la persona ausente
(SERRANO Y SERRANO, 1943. p. 1 y p. 86)33. Rescigno tiene
idéntico parecer: "Es decisiva -dice- la ignorancia sobre el hecho
mismo de la existencia de la persona, más que la ignorancia del
lugar donde ella se encuentra" (RESCIGNO, 1984, p. 133)
Diez-Picazo y Gullón niegan que se trate de un estado civil, ya
que la ausencia no modifica la capacidad del ausente, pero están
de acuerdo en la duda sobre la existencia de la persona: "El
ausente, jurídicamente expresado, es una persona que no
sabemos si existe ni donde existe". Para los Mazeaud, "es el
individuo del que no se sabe si está vivo o muerto (DIEZ-PICAZO
Y GULLÓN, 1989, p. 302.). Espín asevera que ausente, en sentido
técnico, "es el que desapareció, ignorándose su paradero y
dudándose de su existencia; la ausencia exige, pues, la
incertidumbre absoluta sobre la existencia de una persona (an sit
et ubi sit) (ESPIN, 1982. P. 351.) Ogáyar y Ayllón descarta la idea
de peligro tratándose de la desaparición e incide en que ésta se
haya producido en circunstancias normales. Albaladejo menciona
la carencia de noticias y Castán señala que Ja ausencia
propiamente dicha "es la del que se halla fuera de su domicilio
desconociéndose su paradero y su existencia" (OGÁYAR Y
AYLLÓN, 1936, p. 6).

33 Moisset de Espanés recalca que frente al concepto amplio de ausencia tenemos la ausencia
en sentido técnico: "calificada por alguna circunstancia particular, en virtud de la cual la ley
atribuye determinadas consecuencias jurídicas".

37
Referente a lo expuesto debe agregarse el hecho de que no
exista representante con facultades suficientes, ya que de haberlo
se presume que la persona previó su alejamiento por alguna
circunstancia especial.
En consecuencia, tal como lo hemos señalado en otra
oportunidad (GARIBALDI, 1990. pp. 481 y sgts.)34, la ausencia se
refiere a la situación de una persona que:
a) No se encuentra en el lugar de su domicilio,
b) Se ignora su paradero,
c) Carece de representante suficientemente facultado; y
d) Respecto de quien puede llegar a dudarse sobre su existencia
con el transcurso del tiempo.

2.5. RECONOCIMIENTO DE EXISTENCIA


2.5.1. Comienzo de la existencia de las personas físicas. Protección
jurídica
La vida humana es un proceso que exige tutela jurídica en todas
sus fases. Es algo más que un bien jurídico, es un valor absoluto
que requiere el máximo respeto. Un aspecto trascendente de la
vida humana es la determinación del comienzo de su existencia,
siendo en épocas pasadas, un ambicioso proyecto frente a la
carencia de normas que regulen este acontecimiento. Con el paso
del tiempo se inició el proceso de reconocimiento de los derechos
individuales, asistiendo paralelamente al avance biotecnológico
que no reconoce límites. Esta evolución, colocó en crisis entre
otros, el derecho a la vida y a la integridad física, principalmente
con el surgimiento de las nuevas tecnologías reproductivas. Esto
impacta en el mundo jurídico, frente a la necesidad de crear un
marco de protección jurídica de las personas creadas dentro o
fuera del seno materno. En nuestro país, el Código Civil consagra

34Véase también el artículo: La ausencia y sus efectos en relación con la familia. En: DE
TRAZEGNIES GRANDA, Fernando; RODRÍGUEZ ITURRI, Roger; CÁRDENAS QUIRÓS,
Carlos; GARIBALDI, José Alberto (Editores).

38
el comienzo de la existencia de la persona física desde el momento
de la concepción en el seno materno, siendo titular desde ese
momento de un conjunto de derechos. Frente a las nuevas
situaciones que surgen con el empleo de las distintas técnicas de
reproducción humana asistida, la doctrina y la jurisprudencia
argentina han elaborado importantes trabajos donde el status
jurídico del embrión concebido fuera del seno materno y el control
de las técnicas de reproducción asistida, han sido el centro de
interés.
2.5.2. Protección del embrión:
Reconocimiento de sus derechos Situaciones de conflicto como
las que mencionábamos anteriormente nos conducen a
interrogarnos acerca de cuáles son los derechos que son
reconocidos a las personas al momento que se determina su
existencia. Para ello podemos recordar que los derechos
personalísimos, son prerrogativas de contenido patrimonial,
inalienables, absolutas y perpetuas que posee toda.
persona humana desde el momento de su concepción y hasta
después de su muerte. Entre ellas hallamos el derecho a la
vida, que constituye una condición o presupuesto necesario
para que todo ser pueda en adelante hacer efectivas otras
facultades. Representa un valor absoluto, que no puede ser
objeto de limitación alguna. La Corte Suprema de Justicia de
la Nación4 ha considerado el derecho a la vida como el primer
derecho natural preexistente a toda legislación positiva, y que
resulta admitido y garantizado por la Constitución Nacional y
por las leyes. Similar importancia ha reunido el ejercicio del
derecho a la integridad física, incluyendo en su marco la
disposición que cada persona tiene sobre su propio cuerpo y
la tutela legal que ésta puede ejercer para prevenir o resarcir
los daños que terceros puedan ocasionarle. Nos menciona
otros derechos que pueden tener implicancia en este aspecto

39
como el derecho a la dignidad, a la identidad y el derecho a
desarrollarse en un marco familiar, entre otros. A partir del año
1994 nuestra Constitución Nacional, a través de su artículo 75
inc. 22, concede jerarquía constitucional a los tratados sobre
derechos humanos, entre los cuales hallamos la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su
Protocolo Facultativo, la Convención sobre los Derechos del
Niño, entre otros que consagran los derechos fundamentales
de las personas, algunos de ellos precisando el comienzo de
su existencia desde la concepción, tanto dentro como fuera
del seno materno. En el ámbito de la Unión Europea el
desarrollo legislativo posee una gran importancia, como
muestra de ello podemos mencionar el Convenio sobre
derechos Humanos y Biomedicina, del Consejo de Europa, en
vigencia desde el año 1999, y cuyo ámbito de aplicación se
encuentra representado por la relación que vincula los
derechos humanos y todas aquellas actividades desarrolladas
por la Biomedicina. En igual sentido, podemos mencionar la
Declaración Universal sobre Genoma Humano y Derechos
Humanos del año 1997, que destaca la vinculación entre estos
dos aspectos.

2.5.3. ¿Qué sucede si la persona cuya muerte ha sido declarada no


lo está realmente?
Estos casos se presentan con frecuencia con oportunidad de
guerras o de ciertas catástrofes producidas por la naturaleza como
maremotos, tempestades, etc.
Una persona ha podido ser tomada como consecuencia de un
maremoto que lo ah aislado en tierras lejanas, complicado por

40
ejemplo con alguna enfermedad que lo imposibilita trasladarse.
Pero después de dos años al fin le es posible volver a su país.
En este caso debe presentarse ante la autoridad judicial del
caso y solicitar el reconocimiento de su existencia dentro del
mismo proceso en que se declaró su muerte y con citación de
las personas que intervinieron en dicho trámite.
Una vez reconocida jurídicamente su existencia, sin más
prueba que la certificación de su supervivencia, la persona
está expedita para revindicar los bienes que estén en poder
de otras personas. Sin embargo si es por ejemplo casado y la
esposa ha contraído matrimonio, éste no queda invalido. ¿Por
qué? Porque la ley considera que la tercera persona no puede
sufrir las consecuencias de algo que está más allá de su
voluntad.

2.5.4. Formas de reconocimiento


2.5.4.1. Reconocimiento voluntario
El Art. 143 del Código de Familia establece el
reconocimiento voluntario de la paternidad; la filiación
matrimonial queda establecida dentro del matrimonio, aun
cuando no exista reconocimiento de los padres; pero la
paternidad del hijo nacido fuera del matrimonio solo puede
quedar establecida por reconocimiento expreso del padre
o por sentencia judicial que declare que existe el vínculo de
filiación. Este Art. Nos establece las formas en que el padre
puede reconocer voluntariamente la paternidad del hijo y
en principio lo puede hacer mediante la partida de
nacimiento proporcionando los datos en calidad de padre,
en escritura pública de matrimonio o en acta otorgada ante
los oficios de los Gobernadores Políticos Departamentales,
Procurador General de la República y Alcaldes
Municipales, en acta ante el Procurador General de la
República o Procuradores Auxiliares Departamentales, en

41
escritura pública, auque el reconocimiento no sea el objeto
principal del instrumento, en testamento y por último es
escritura u otros actos judiciales.
En otras palabras el reconocimiento voluntario es un
acto declarativo, dicho criterio también es válido para el
reconocimiento forzoso, porque la sentencia no es
constitutiva de un estado en particular, sino declarativa del
mismo; en este sentido el juez no hace otra cosa que
declarar la paternidad sobre la base de las pruebas
existentes. El reconocimiento voluntario puede ser
espontáneo, provocado, expreso e incidental; es
espontáneo cuando el padre por su sola voluntad reconoce
al hijo; provocado cuando el reconocimiento de paternidad
es hecho ante el juez mediante cita efectuada al padre
solicitada por el hijo; expreso si el objeto principal de la
declaración es el reconocimiento; incidental cuando con
ocasión de un negocio jurídico diferente aparece el
reconocimiento.
Es importante mencionar que la ley establece que no se
consignará en las actas del registro civil del Estado Familiar
ninguna calificación sobre la naturaleza de la filiación del
hijo, ni expresará en las partidas de nacimientos el estado
familiar de los padres; este tipo de reconocimiento no es
del todo voluntario, tampoco es del todo forzoso porque
puede darse el caso que el padre acepta con tranquilidad
la demanda interpuesta por el hijo o la madre, por lo que el
juez únicamente tendrá que declarar la sentencia de
paternidad y es a esta forma a la que se le conoce como
reconocimiento voluntario provocado. En este
reconocimiento se le garantiza al padre el derecho de
defensa mediante la citación hecha por el juez y su
comparecencia personal, pues lo que se
Pretende es obtener el reconocimiento del hijo sin tener
que llegar a juicio contradictorio para lograrlo.

42
2.5.4.2. Reconocimiento del hijo concebido
La existencia legal de toda persona comienza al nacer,
pero también es cierto que biológicamente la existencia del
ser humano comienza desde la concepción y durante todo
el proceso de gestación de la criatura el padre debe estar
preparado con la herramienta necesaria para reconocer al
hijo que no ha nacido y así brindarle la protección necesaria
a fin de que nazca sano y sea útil a la familia y a la
sociedad.
Es importante mencionar que el padre podrá reconocer
al hijo por todos los medios establecidos en el Art. 143 del
Código de Familia, menos mediante la partida de
nacimiento, pues para reconocer al hijo en partida de
nacimiento se requiere que éste exista.
2.5.4.3. Reconocimiento del hijo fallecido
El padre esta en la facultada de reconocer al hijo nacido
fuera del matrimonio fallecido, pues el reconocimiento de la
paternidad tiene la característica de ser unilateral, no
requiere la presencia de quien va ser reconocido, por lo que
el padre podrá hacerlo sin ninguna dificultad y lo puede
hacer por cualquiera de los medios que establece el Art.
143 del Código de Familia. En este caso el reconocimiento
a hijo fallecido únicamente produciría efectos para los
herederos del reconocido encuanto a la participación de la
herencia del que esta declarando la paternidad, derecho al
apellido, alimentos, impedimentos entre otros.
2.5.4.4. Reconocimiento provocado
Este reconocimiento es “sui generis”, ya que no es del
todo voluntario, pero tampoco es forzoso. No es del todo
voluntario porque es necesario poner en movimiento el
aparato jurisdiccional para que tenga aplicabilidad; pero
esto no implica que sea forzoso, auque por regla general
toda pretensión procesal lleva en sí misma una oposición.
También podemos decir que no es forzoso porque al

43
conocer el padre la pretensión promovida por el hijo se
presente ante el correspondiente y asuma la paternidad sin
ninguna oposición. Esta forma especial de reconocer;
auque se verifique ante el juez se ubica dentro del
reconocimientos voluntario.
Es importante mencionar que el reconocimiento
voluntario tiene un doble carácter, el de confesión y el de
reconocimiento admisión como también de medio de
prueba de la filiación por el cual el padre admite que el hijo
tiene el carácter de tal.
Como síntesis y marcando precisión, según GARCÍA
AMIGO, la declaración de fallecimiento y la situación por
ella saneada pueden terminar por: la muerte real
comprobada del declarado fallecido; o por su reaparición.
(Amigo, 1979)
El reconocimiento de la existencia no es una figura
jurídica muy utilizada, pero si existente. El caso que se me
viene a la mente es el de la ficción, protagonizado en la
película “el náufrago”. Una persona que es considerada
muerta pero que luego regresa tiene el derecho de ser
reconocida como viva, así como el de poder gozar
nuevamente de los bienes con los que contaba.35
Si la muerte de la declaración presunta produce los
efectos de la muerte natural, el reconocimiento de
existencia busca dejar sin efecto la declaración de la
muerte presunta. La prueba de supervivencia no requiere
sola la presencia física, sino también una manera idónea
que reivindique sus derechos; podría constituirla también
un nombramiento de un representante con posteridad a la
declaración de muerte presunta.

35 Medina, Marco. “Doctrina: Reconocimiento de Existencia”, 2009.

44
2.5.5. Configuración
Para nuestro ordenamiento jurídico, con respecto al
reconocimiento de existencia de quien fuera declarado muerto
presunto, nos establece lo siguiente:
Según el artículo 67 del Capítulo Tercero “Reconcomiendo de
Existencia” del Título VI “Fin de la Persona” del Código Civil
Peruano:
“La existencia de la persona cuya muerte hubiera sido
judicialmente declarada, puede ser reconocida a solicitud de ella,
de cualquier interesado, o del Ministerio Público. La pretensión se
tramita como proceso no contencioso, con citación de quienes
solicitaron la declaración de muerte presunta.”36
Dicha solicitud de reconocimiento de presencia y cesación de
efectos de la sentencia que hubiera declarado la muerte presunta,
se tramita conforme a las reglas del Sub-Capítulo 5° ("Declaración
de desaparición, ausencia o muerte presunta") del Título II
("Disposiciones especiales") de la Sección Sexta ("Procesos no
contenciosos") del Código Procesal Civil Peruano, en cuanto sea
aplicable; así lo dispone el artículo 794 del indicado Código
adjetivo.
Así como cualquier demanda o solicitud que se presenta ante el
órgano jurisdiccional judicial se tienen en cuenta los supuestos que
tienen señalados los artículos 130, 131, 132,133, 424 y 425 del
C.P.C.P., para los efectos de la admisibilidad y para la procedencia
de la acción, se debe acreditar las condiciones de la acción que se
relacionan con la titularidad del derecho y la legitimidad y el interés
para obrar.

36 Artículo modificado por la Primera Disposición Modificatoria del Texto Único Ordenado del

Código Procesal Civil, aprobado por Resolución Ministerial Nº 010-93-JUS, publicada el 22 de


abril de 1993.
 Texto anterior a la modificación:
“Artículo 67º.- La existencia de la persona cuya muerte hubiere sido judicialmente
declarada debe ser reconocida a solicitud de ella, de cualquier interesado o del Ministerio
Público, dentro del mismo proceso, con citación de quienes intervinieron en éste y sin
más trámite que la prueba de la supervivencia”.

45
También, se inscribe en el registro personal (que fuera
incorporado al Registro de Personas Naturales por el art. 2 inciso
a) de la Ley Nro. 26366) la resolución que declare el
reconocimiento de existencia de las personas (art. 2030 inciso 2)
del C.C.P., y arts. 793 in fine y 794 del C.P.C.P.).

2.5.5.1. Casos de aplicación


Si la persona cuya muerte ha sido declarada no lo está
realmente, ¿Qué pasa? Pues si ocurren estos tipos de
casos a menudo ocasionados por guerras o de catástrofes
producidas por la naturaleza como maremotos,
tempestades, etc.
Podemos tomar a una persona como consecuencia de
un maremoto, el cual puede ser que lo haya alejado a
tierras lejanas donde podría ser difícilmente hallado, este
sería un complicado ejemplo y más aún si tuviera una
enfermedad que lo imposibilitara trasladarse. Después de
años, sucede que al fin sea encontrado o puede ser posible
que esta persona vuelva a su país.
En este caso se debería presentar ante la autoridad
judicial que llevo ese respectivo caso, y solicitar el
reconocimiento de su existencia dentro del mismo proceso
en que se declaró su muerte; además se agrega la citación
de las personas que intervinieron en dicho trámite.
Una vez reconocida jurídicamente su existencia, sin más
prueba que la certificación de su supervivencia, la persona
está expedita para revindicar los bienes que estén en poder
de otras personas. Sin embargo, si es por ejemplo casado
y la esposa ha contraído matrimonio, éste no queda
inválido. ¿Por qué? Porque la ley considera que la tercera
persona no puede sufrir las consecuencias de algo que
está más allá de su voluntad.37

37 Fuente, Código Civil 17 edición, comentarios del Dr. Hernán Figueroa

46
2.5.5.2. Efectos legales
Durante la ausencia de la persona, la cual conllevo a la
declaración de la muerte presunta se desarrollaron una
serie de actos jurídicos, los cuales son la sucesión de los
bienes del ausente, la disolución del vínculo matrimonial, y
lo primordial que vendría a ser la partida de defunción que
declara que dicha persona dejó de existir, y por lo tanto, ya
no posee capacidad.
Según Juan Espinoza, la contraposición de la
declaración judicial de reconocimiento que otorga la
capacidad a la persona que ha sido declarada fallecida, con
la partida de defunción que le niega la capacidad por el
hecho de haber sido declarado muerto; lo que prima es la
primera; por lo cual se le reconocen todos los derechos, y
siguiente, la devolución del patrimonio que había sido
entregado previamente a sus herederos.38
Según el artículo 68 del Capítulo Tercero
“Reconocimiento de Existencia” del Título VI “Fin de la
Persona” del Código Civil Peruano:
“El reconocimiento de existencia no invalida el nuevo
matrimonio que hubiere contraído el cónyuge.”
No obstante, las autorizadas opiniones que se han dado
en contra de esta solución, nos parece la mejor ya que la
declaración de muerte presunta es cosa juzgada material,
el segundo matrimonio es totalmente válido. Así como
también, debe contemplarse la situación humana no sólo
del que reaparece, sino del cónyuge, del nuevo cónyuge y
de los posibles hijos del nuevo matrimonio, y no cabe
contraer un matrimonio bajo una suerte de condición de
que el muerto presunto no reaparezca.

38 Espinoza, Juan. “Derecho de las Personas”, Lima, Gaceta Jurídica, 2012, p. 876.

47
Según el artículo 69 del Capítulo Tercero
“Reconocimiento de Existencia” del Título VI “Fin de la
Persona” del Código Civil Peruano:
“El reconocimiento de existencia faculta a la persona
para reivindicar sus bienes, conforme a ley.”
El Código Civil peruano se ha apartado del Código Civil
italiano que en su Art. 50 prevé que el Tribunal ordena, en
el caso de la declaración de ausencia, la apertura de actos
de última voluntad. La posesión es a los herederos
testamentarios o legítimos y a "todos aquellos a los cuales
corresponderían derechos dependientes de la muerte del
ausente".39
Pero, si este llegue a aparecer todos los bienes
adquiridos por los herederos o quienes tomaron tutela de
ellos, serían reivindicados al presunto muerto que pasaría
a tomar posesión de nuevos de sus bienes jurídicos,
solamente si el proceso de reconocimiento de existencia se
aprueba.

39Javier de Belaúnde L. de R. “Comentarios al Código Civil: Desaparición, ausencia y muerte


presunta, 3 años después. “, 1988.

48
CONCLUSIONES
1. Pensar y reflexionar sobre el tema de la muerte nos lleva a meditar en
nuestras condiciones como seres humanos, mientras que para un punto de
vista biológico nos definiría como la interrupción de la circulación y los
movimientos respiratorios. Para el sistema jurídico cuando cesamos
pasamos de ser sujetos de derechos a objetos de derecho, por ende, surgen
distintas consecuencias jurídicas.
2. El carácter social, cultural, y por qué no, ideológico, recobra vital importancia
en la estructuración y/o definiciones que han sido otorgadas en la temática
de muerte, enmarcando límites y efectos jurídicos, actos y consecuencias
propios de la voluntad (o sin ella) de lo que el ser humano afronta día a día,
sin efecto de dañar a alguien, se establece ese pionero indispensable para
el desenvolvimiento y respuesta en efecto ante nuestros semejantes: El
Derecho.
3. Teniendo en claro sobre muerte presunta, su definición y efectos legales, en
nuestro ordenamiento jurídico, el Código Civil Peruano en su Art. 6l precisa
que “La muerte pone fin a la persona”. Ahora bien, si la muerte es el fin de la
vida a partir de ésta nada somos, pues concluyó nuestra existencia. Pero se
da el caso que este infausto evento, resulta de dos supuestos que resultan
de la muerte natural y de la muerte presunta como se tipifica en el art. 63
C.C., en ambos casos se produce el fin de la vida.
4. Después de haber terminado este trabajo podemos llegar a la conclusión
que las palabras muerte y muerte presunta son términos distintos pero que
ambos términos diferentes guardan ciertas semejanzas; por ejemplo, tienen
una relación respecto de dos circunstancias adversas posiblemente dadas.
La primera, una persona que por razones imprevistas sucede su muerte no
real donde no ha visto a sus familiares durante mucho tiempo y que cabe la
posibilidad que esté muerta o no esté muerta haciendo que se haga un
proceso donde se haga oficial su muerte a pesar que no se haya constato
de esta, al ocurrir esto sucede casi lo mismo que en la muerte donde se haya
el derecho sucesivo pero si llegara a constatar que la persona no ha muerto
pues se le retribuyen todas sus relaciones, situaciones jurídicas y todo lo que
ha obtenido ; y el otro termino es cuando culmina la existencia de una
persona donde no cabe la posibilidad de que este o no esté viva haciendo

49
que todas sus situaciones y relaciones jurídicas desaparezcan con el pero la
muerte trae consigo muchísimo más, ya que se ejerce el derecho de
sucesión donde todo tipo de persona con sanguiniedad o algún tipo de
relación obtiene una parte de todo lo que ha tenido esta persona, en la
muerte existen muchas clases de muerte donde la persona puede pasar por
muchos factores que hagan que llegue a la muerte, ya sea por enfermedad
u otros factores, pero todos llegan a la conclusión de que es la extinción de
la persona

50
BIBLIOGRAFÍA

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53

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