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El Encuentro

Sin embargo, sugerimos otra posibilidad. La teoría popular la considera a ella como
una pecadora que ha caído en el pecado sexual y por eso era reprendida por Jesús
sobre los múltiples maridos en su vida. Jesús le dijo, tal como la teoría popular
hace, que Él sabía que ella había tenido cinco maridos anteriormente y que con el
que ahora vivía era, lo que se dice hoy en día “pareja” sin los lazos del matrimonio
y de que ella no era quien para tratar temas espirituales con Él! Desde este punto,
la razón para evitar a la gente es exacta por la razón de su reputación en sus breves
compromisos familiares.
Cuando leemos esta historia, no podemos por menos que preguntarnos cómo es
posible en la sociedad samaritana tan conservadora que tuviesen a una mujer con
tan mala reputación y valores en la comunidad que causara que el pueblo entero lo
dejase todo para seguirla y ver a Jesús, un judío “hereje para los samaritanos” que
pudiera ser un profeta.
A pesar del hecho de que hoy en día las diferencias serían insignificantes y sin
importancia, Jesús y la anónima samaritana procedían de dos pueblos diferentes
históricamente contrarios, cada cual considerando al otro como drásticamente
desviado de la antigua fe de Israel. En pocas palabras, sus familias eran social,
religiosa y políticamente enemigas. No porque fuesen muy diferentes sino
precisamente porque eran muy semejantes.
Jesús posiblemente vestía con los tradicionales flecos en obediencia a la Ley
Mosaica (Números 15:38) y (Deuteronomio 22:12). Dado que los hombres
samaritanos observan la Ley Mosaica también, o más probable es que los ex
maridos de la mujer samaritana y otros hombres de su pueblo también llevaban el
ritual de la prenda con flecos. Los samaritanos, observadores de la Ley Mosaica
(recordar que “samaritano” significa guardián de la Ley y no las personas
habitantes de Samaria) era según su propia interpretación, distinta del punto de
vista judío en algunos aspectos, pero es importante
Jesús le dijo: ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo
marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has
tenido y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho en verdad [3]. Le dijo
la mujer: Señor me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este
monte, y vosotros decís que en Jerusalén es lugar donde se debe adorar”.
ella continúa con una actitud sarcástica (v15). Finalmente Jesús cree que ya es
suficiente y entonces forzosamente revela el pecado que hay en la vida de la mujer
– un modelo de relaciones desestructuradas (v 16-18). Ahora, tocada en el corazón
por la mirada escrutadora de rayos X de Jesús, la mujer reconoce sinceramente
su pecado en un instante (v 19) nombrando a Jesús profeta. Pero entonces como
todo incrédulo acostumbra a hacer, intenta esquivar el verdadero problema de su
pecado y su necesidad espiritual.
Tal como sugerimos anteriormente, es posible que la mujer Samaritana no
estuviese intentando evitar a alguien. Pero si este fuese el caso, hay explicaciones
para su escapatoria, otras que no fuesen la sensación de culpa por su inmoralidad
sexual. Por ejemplo, la gente no quiere ver a nadie cuando está depresiva. La
depresión estaba presente en los tiempos de Jesús igual que lo está en la gente de
hoy en día. En vez de asumir que la Samaritana cambiaba de marido como quien
cambia de calcetines, igualmente es razonable pensar de ella como de una mujer
que hubiese experimentado la muerte de varios maridos, o como el de una mujer
cuyos maridos hubiesen sido infieles, o incluso como el de una mujer cuyos maridos
se hubiesen divorciado de ella porque fuese incapaz de concebir hijos. Cualquiera
de estas sugerencias y más, serían posibles por ejemplo.

Es importante señalar que tener cinco maridos sucesivamente era inexplicable en


una sociedad antigua, especialmente conservadora como la de los “Guardianes
Israelitas de la Ley” (los Samaritanos). Este hecho incluso causó, en antiguos y
modernos comentaristas, sugerir erróneamente que este encuentro no fue
histórico, si no metafórico. Ya que los samaritanos representarían a los gentiles y
por lo tanto la situación poco razonable de tener cinco maridos podría dar una pista
al lector de que esta historia no es real, ni que la mujer fuese real, sería uno de los
argumentos.
En esa sociedad, a menos que una mujer fuese muy rica, adoptando un estilo de
vida liberal sería una imposibilidad económica ya que no fue una sierva, sino ella
misma quien fue a buscar agua, en conclusión; probablemente ella no era rica y por
lo tanto simplemente no podía permitirse el lujo de llevar esa clase de vida que
durante siglos le ha asignado la interpretación Cristiana. Incluso sin considerar
otras posibilidades como otras opciones viables, aquellas que nos enseñaron y
aquellas que les enseñaron han tratado de forma lógica y completamente negativa
a esta mujer. Creemos que es innecesario.
Si nuestra sugerencia es correcta de que esta mujer no era particularmente “una
mujer fatal”, entonces quizás podríamos conectar su sorprendente y afortunado
testimonio en el pueblo con la inesperada y sumamente importante referencia de
Juan sobre los huesos de José.

“Es interesante que el lugar del encuentro con la Samaritana fuese escogido por
la providencia del Señor de modo tan magnífico: una mujer, emocionalmente
rechazada, que se siente desprotegida mientras que vive cerca de la ciudad refugio,
está manteniendo una conversación sobre las bases de la fe y del pacto con el
renovador del Pacto de Dios – Jesús, el Hijo Real de Dios. Ella lo hace en el mismo
lugar que los antiguos israelitas renovaron el pacto en respuesta a las palabras de
Dios, sellándolo con dos testigos: 1) la piedra (Josué 24:26-27) con sus bocas
confesaron las obligaciones del pacto y su fe en el Dios de Israel y 2) los huesos de
José (Josué 24:31-32) cuya historia les guió en sus viajes.
En cierto sentido, la Samaritana hace lo mismo que los antiguos israelitas,
confesando a sus vecinos su fe en Jesús como el Cristo y Salvador del mundo del
Nuevo Pacto. Leemos en Juan 4: 28-39:
“Venid y ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el
Cristo? Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a Él…..Y muchos de los
samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por las palabras de la mujer”.
Después de lo anteriormente citado, que repercute en la cadena familiar, para el
Cristiano que ha experimentado el vivificador poder de la presencia de Jesús y el
renuevo espiritual, Jesús continúa la conversación. Jesús guía a la anónima
samaritana a sabe que Él comprende sus problemas mucho más de lo que ella
piensa, mostrándole que es consciente de todo el dolor y sufrimiento que ella ha
soportado en su vida.

Le dice: “Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo
marido. Jesús le dijo: bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has
tenido y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.”
declaración que invita al comentario de Jesús sobre un asunto que tiene que ver
con la diferencia teológica fundamental entre los Judíos y Samaritanos.
“Señor”-dijo la mujer “me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron
en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.”
Conclusión
En los tribunales democráticos seguimos el principio de “inocente hasta que no se
demuestre lo contrario”. En cierto sentido, nosotros declaramos aquí, al tribunal
de nuestros lectores que hemos presentado suficientes evidencias que muestran
“la presencia de una duda razonable”. Argumentamos que los cargos de
“inmoralidad y de no buscar la verdad espiritual” contra la samaritana deben ser
descartados. Los motivos son la falta de pruebas y la presencia de otros posibles
escenarios que podrían explicar la interacción de ella y Jesús de un modo más
satisfactorio.
Sumamente interesante. Ciertamente es extraño que en aquellos tiempos hubiese
una mujer pobre que hubiera tenido cinco maridos. El que tienes ahora, no es… o
sea, no puede ser tu marido. Debes quedarte sola.
a. Cinco maridos has tenido: Jesús utilizó conocimiento sobrenatural para
ministrar a esta mujer. Todos nosotros deberíamos ser guiados y llenos de poder
por el Espíritu Santo cuando compartimos con otros.
b. Y el que ahora tienes, no es tú marido: ¿Por qué mencionó Jesús un asunto tan
vergonzoso? Porque el asunto de su vida pecaminosa debía ser confrontado. Esta
mujer debía decidir a quién amaba más: a su pecado o al Mesías?
¿Qué tan seguido piensas en la Misericordia de Dios para con tu vida?
¿Qué tipo de cosas crees que pasaron en tu infancia o en tu adolescencia como
parte de la misericordia de Dios para contigo? ¿Has pensado en cómo Dios te
preservó la vida? ¿Has pensado cómo Dios movió muchas piezas hasta que tú lo
pudieras encontrar a Él?
Jesús iba de camino a su tierra, a Galilea, su lugar de nacimiento, ahí estaba
Nazaret. Pero era necesario pasar por Samaria porque estaba en medio, entre
Judea y Galilea. Los Samaritanos eran judíos, pero mezclados, tanto de sangre
como de religión. Jesús no iba solo, sus discípulos le acompañaban, ellos pudieron
haber entrado en conflicto en sus corazones por esta decisión que Jesús estaba
tomando acerca de pasar por esta ciudad, ya que El mismo les encargó que no
entraran ella cuando los escogió como sus discípulos. Mateo 10:5-6 A estos doce
envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo:Por camino de gentiles no vayáis, y en
ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de
Israel. ¿Por qué decide ahora pasar por esa ciudad? Habían muchas razones de
carácter religioso y cultural para evitar juntarse con los Samaritanos, pero cuando
Jesús les dijo que no fueran a los gentiles ni samaritanos el énfasis era vayan
primero a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Esta era la misericordia de Dios
para Su pueblo, porque estaban ciegos, y estaban siendo guiados por falsos
maestros. Lo primero que vemos aquí es: a un Dios lleno de Misericordia. Jesús no
cambió sus planes a última hora, aunque para los discípulos parecía que sí. El
cumplió en esta tierra todo lo que su Padre celestial le ordenó, y la mujer
Samaritana estaba dentro de sus planes. Deleitémonos en la sabiduría,
misericordia y bondad de Dios al recordar este pasaje. (Juan 4:4-30)
I- JESUS BUSCA Y TIENE MISERICORDIA
Él es un Dios lleno de bondad, que busca desesperadamente a los pecadores. Él no
va a pasar por Samaria solo porque tiene que pasar por ahí, porque no hay otro
camino, sino porque estaba en Su plan el hacer misericordia a esta mujer.
Juan 4:5-8 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad
que Jacob dio a su hijo José. Estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado
del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de
Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo dame de beber. Jesús no solo estaba
haciendo algo inapropiado al platicar con un samaritano, pero en este caso era una
MUJER Samaritana. Dos razones justas para criticar este acto de Jesús.
Culturalmente las mujeres eran menospreciadas, no se les honraba.
Estas son algunas de muchas prácticas actuales dentro del Judaísmo. En los días
de Jesús a las mujeres se les trataba de la misma manera, pero estas fueron leyes
establecidas por los hombres, porque Jesús no se mueve por ideologías humanas,
él es el hijo de Dios y a través de esta enseñanza nos mostró que las mujeres son
amadas por Dios y Él tiene planes preciosos para nuestras vidas en esta tierra.
Hoy en día es probable que nosotras nos hubiéramos encontrado así en algún
momento de nuestras vidas o ahora mismo nos sintamos así. Quizás fuimos o
hemos sido despreciadas, no valoradas, abusadas, criticadas, etc. Y permitimos
que eso nos defina. Y tratamos de escondernos de los demás.
La mujer samaritana, salía a traer agua en una hora donde ella sabía que no había
mucha gente en el pozo. Quizás por miedo a que otras mujeres se rieran de ella o
por miedo a ser menospreciada por los hombres que la vieran en el pozo.
Era una mujer fracasada, no era feliz, era una religiosa, conocía la ley de Dios y su
religión, pero no había disfrutado de Su Misericordia.
Sus ojos estaban vendados, pero Dios que es bueno y grande en misericordia tuvo
compasión de ella y se mostró a su vida en el momento perfecto. Un tiempo de
fracaso y vergüenza para esta mujer, pero el tiempo perfecto para Dios para
mostrarle su gran necesidad de la salvación, El la fue a buscar.

A veces podemos escondemos en una apariencia religiosa, sonreímos pero por


dentro lloramos. Pero cuando Jesús nos encuentra El descubre nuestro corazón,
el conocimiento religioso ya no es tan importante sino que, la sed por Dios es
descubierta mientras Él nos revela nuestra condición pecaminosa.
Ella había buscado saciarse en el amor que un hombre le podía dar. Pero no le fue
muy bien en el amor. Quizás la primera vez tuvo una gran ilusión, la segunda
también, y la tercera dijo: - Bueno,
Quizás hoy si funcione – y luego vino una cuarta y luego la quinta, y con quién
estaba ahora, ella ya no se quería casar. Estaba cansada de buscar su satisfacción
en los hombres.
Esta mujer estaba sufriendo por su propio pecado, era una adúltera, su castigo era
grave y el Dios de toda misericordia le descubre su pecado y le dice: (Juan4:16)
Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
Jesús va llegando a la raíz del problema y a la verdadera necesidad de esta mujer.
Él le quiere mostrar que así como la sed natural se sacia con agua, la sed espiritual
se sacia con Dios, no hay otra receta, no hay fórmulas, no hay trucos. Jesús quiere
que seamos honestas, transparentes, y nos presentemos delante de Él así como
estamos. Frustradas, fracasadas, menospreciadas, preocupadas, idólatras,
incrédulas, religiosas, infieles, egoístas y orgullosas. La lista puede seguir sin
terminar. Para ser saciadas con el agua de la vida, debemos encontrarnos cara a
cara con Jesús quien nos conoce todo lo que hemos hecho en público y en lo
secreto.
Esta mujer fue movida amorosamente por Jesús y le respondió: (Juan4:17-18) No
tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos
has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
Jesús le descubrió su adulterio. Aunque ella conocía la ley, no se había visto en el
espejo de la ley que dice: NO COMETERAS ADULTERIO (Exodo20:14). Ella necesitaba
que Dios se lo mostrara porque solo Él puede convencernos de pecado. El salmista
suplicó en el Salmo 139:23-24 “Examíname Oh Dios y conoce mi corazón; pruébame
y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí, camino de perversidad y guíame en
el camino eterno”.
Cuando Jesús descubre el corazón de esta mujer ella le dice: (Juan 4:19) Señor, me
parece que tú eres profeta. Ella está luchando por no parecer afectada por las
palabras del Maestro. Por causa de su conocimiento religioso ella hace una
pregunta más: (Juan 4:25-26) Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo;
cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla
contigo.

Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved
a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?
Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.
Ella fue libre, sus ojos fueron abiertos el temor se fue y ahora sin vergüenza y sin
condenación ella pudo decirle a los demás: “me ha dicho TODO cuanto he hecho”.
Se estaba refiriendo a su vida de pecado, no a sus buenas obras religiosas. Como
hijas de Dios a veces hablamos mucho de nosotras, de nuestro buen
comportamiento, de cómo Dios nos ayuda, y nos provee porque nosotros somos
obedientes.
Al hacer esto le estamos diciendo al mundo que la salvación es por obras, que
portarse bien y cumplir mandatos es el medio para recibir el favor de Dios, pero la
verdad es que Dios envió a Jesús para salvar a los perdidos y para liberar a los
oprimidos por el pecado.
No tengas temor de decirles a los demás cuánto te ha perdonado Jesús. Él quiere
usar tu vida para Su gloria. Para que otras mujeres y todos los que te rodean crean
en Jesús como el único que puede hacernos libres de nuestros pecados. Podemos
ser honestan con los demás a cerca de nuestras faltas y pecados porque Jesús
nos ha hecho libres para El y ahora tenemos libertad para servirle sin temor,
porque el YO SOY nos conoce y nos está restaurando día a día hasta que un día
terminemos esta carrera de la fe.
Si te has estado lamentando por tu vida de pecado del pasado o del presente, te
animo a que hagas un alto y busques con todo tu corazón a Dios. Él quiere usar tu
vida y glorificarse a través de ti, como lo hizo en la mujer Samaritana. Las personas
le dijeron a esta mujer – ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros
mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo,
el Cristo. La obra que Dios haga en ti y a través de ti no es para tu fama, es para
Su gloria. Acércate a Él, sin temor, quizás puedas escuchar las palabras que le
fueron dicha a la mujer Samaritana – Yo SOY, el que habla contigo – y puedas ser
alentada mientras Dios empieza a restaurar tu corazón.
CUALIDADES DE LA MUJER SAMARITANATEXTO: JUAN 4:9

INTRODUCCIÓN. - La mujer que llevó el evangelio a una ciudad completa a pesar de


sus defectos. La mujer samaritana de Juan 4:9 tenía muchos problemas, pero no
fueron impedimento para que Dios la use. Aquí identificamos 5 pretextos que
muchos usamos como excusa para dudar de que podamos hacer una diferencia en
nuestra generación. Miremos a continuación en seguida:

1.- Tenía problemas de complejos. - Creyó que no era digna de hablar con Jesús que
era judío y ella samaritana. Tenía un mal concepto de sí misma, su auto estima baja
se reflejaba en la manera en que hablaba de ella misma.
2.- Tenía problemas económicos. - El hecho de que ella estuviera cargando el agua
y no tuviera sirviente que lo hiciera por ella indicaba que era pobre, que necesitaba
trabajar. Nuestro trabajo no puede ser impedimento para servirle a Dios. Las
necesidades económicas tampoco pueden ser un obstáculo; sino al contrario,
oportunidades para ver el poder del Gran Yo Soy en acción. ¡Aleluya!.
3.- Tenía problemas religiosos. - Ella tenía conocimientos religiosos y entendía
algunos principios; pero no tenía una relación con Dios sino una religión vana y sin
sentido. La manera en que vivía muestra que aunque tenía algún conocimiento. No
vivía por los principios y valores que sabía, ya que era una mujer fornicaria (Jn.
4:18).
4.- Tenía problemas emocionales.- Su problema principal era en su corazón, ella
buscaba saciar la sed que tenía en el lugar equivocado. Había tenido 5 maridos y el
que ahora tenía tampoco lo era. Buscaba en los hombres saciar su sed emocional.
SOLO EL SEÑOR PODÍA HACERLO PORQUE EL ES LA FUENTE DE VIDA ETERNA.
5.- Tenía problemas interpersonales.- Con la reputación que tenía, era rechazada
por muchos. No tenía el respeto, la consideración, y el apoyo de las personas que
la rodeaban. Pero al encontrarse con el Señor todo cambió en su vida. A veces la
persona menos pensada está abierta a recibir la bendición de Dios. Reconocía que
tenía necesidades, problemas, y que anhelaba algo más de lo que tenía hasta ese
momento.
CONCLUSIÓN.- La mujer samaritana ganó una ciudad entera porque pudo formar 5
cualidades de gran valor:
1.- Disposición para creer
2.- Disposición para enfocarse en su propósito
3.- Disposición para dejar su cántaro
4.- Disposición para confrontar su ciudad
5.- Disposición a traer la ciudad entera a Jesús

CUANDO UNA MUJER ESTÁ EN EL MOMENTO JUSTO PARA LA SACIAR LA NECEDAD DE


SER USADA POR DIOS
El evangelio de Juan 4:1-30 nos presenta el encuentro de Jesús con la Mujer
Samaritana.
Una mujer de la cual no sabemos el nombre solo su lugar de origen que era de
Samaria una región despreciada por los judíos donde se practicaba la idolatría y
cuyos habitantes no eran judíos puros eran descendientes de israelitas casados
con paganos extranjeros.
Analicemos las condiciones de esta persona que llegó al pozo de Jacob cuando
Jesús estaba allí sentado, cansado y con sed en su camino a Galilea:
ERA MUJER en aquellos tiempos un hombre no debía hablar en público con ninguna
mujer desconocida y menos aún de temas de la Ley. Al ir sola al pozo y en hora del
mediodía es indicativo que no tenía buena reputación.
ERA SAMARITANA su lugar de origen era motivo de desprecio.
ERA POBRE ya que las mujeres ricas de ese tiempo no iban a los pozos a sacar agua.
ERA PECADORA su pasado era una vida llena de iniquidad tuvo 5 maridos (Juan 4:18).
Estuvo inmersa en 5 uniones ilegítimas con 5 hombres diferentes que la trataban
como concubina y no como esposa.
Maravilloso es Jesús quién llega al encuentro con los escogidos para salvarlos de
los prejuicios, del rechazo, de las humillaciones, de sus pecados. Hoy en pleno siglo
XXI la mujer aún sufre el rechazo de los hombres por su sola condición de ser
mujer. Aún dentro de la misma iglesia muchos varones se oponen aún al pastorada
femenino sacando a flote su machismo. Pero maravilloso es Jesús mismo que a una
mujer le enseña las verdades de la Palabra, le enseña doctrina pura, le enseña
teología, le enseña profecía. Y más maravilloso aún es, que es a la mujer samaritana
a quién por primera vez Jesús se revela como el Mesías.
Jesús sale al encuentro de los que son rechazados, discriminados y despreciados
por su origen étnico y social. Jesús sale al encuentro de los más pobres y
necesitados. Nos enseña a tener compasión por ellos y que uno de los
mandamientos más importantes es amar al prójimo y nos dice Bienaventurados los
pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos.
Jesús sale al encuentro de los pecadores ya que a pesar de conocer toda tu vida,
todo tu pasado; Jesús quiere salvarte. Este encuentro ocurrió en el pozo de Jacob
donde este conoció a su esposa Raquel, y es allí donde Jesús ofrece la verdadera
agua de vida que si tu decides tomar transformará tu vida para siempre. Jesús
sabía de los 5 maridos de la samaritana quienes representan los 5 ídolos o baales
que ella había adorado en Samaria y Jesús se le presenta como el "que ahora
tienes" pero no es su esposo aún y es símbolo de que Jesús es el esposo de la
iglesia. Otro símbolo es que Jesús salvaría a Samaria de su idolatría. ¿Cuáles son
los esposos (ídolos) que hay en tu vida?
Cualidades y Dones de la Mujer Samaritana Vamos a analizar las cualidades y dones
que surgieron en la Mujer Samaritana desde su encuentro con Jesús.
Mujer Samaritana
Entre las cualidades tenemos:
FE de ver al Mesías y que le declare todas las cosas. La fe de que el Mesías se
identificaría con ella. Fe naciente que se transformó en una FE auténtica, plena y
madura.
ESPERANZA en la búsqueda y encuentro con el Mesías.
MODERADA en su manera de hablar y comportarse al reconocer su propia culpa al
verse descubierta en sus pecados por Jesús.
ENTUSIASMO del nuevo creyente de ir y hablar a otros de las maravillas que Dios
ha hecho en sus vidas.
DETERMINACIÓN al seguir escuchando a Jesús a pesar que se vio descubierta en su
condición de mujer pecadora. Tomo la decisión de seguir a Jesús quién transformó
su vida.
AUTÉNTICA al hablar con Jesús y dar su opinión de las cosas que pensaba, admitió
sus pecados, sus fallas, sus errores. Fue honesta con Jesús.
ALEGRÍA de conocer al Cristo, al Mesías. La alegría de ser la primera persona a
quién Jesús se reveló como el Cristo, como el Hijo del Dios Viviente, como el Mesías,
como la verdadera fuente de agua viva.
TESTIGO DE CRISTO se convirtió en una verdadera testigo de Cristo y lo compartió
con todos los que encontraba en su camino.
ADORADORA auténtica de Cristo, su corazón sufrió un verdadero cambio al
encontrarse con Cristo. Recibió la enseñanza de Jesús que la adoración verdadera
es en espíritu, adorar a Dios en espíritu y en verdad sin importar el lugar.
El don que le fue otorgado:
EVANGELISMO con gran entusiasmo corrió a dar las buenas nuevas y trajo a otros
a Cristo. Su don de evangelista fue revelado y puesto en acción de inmediato.
La Mujer Samaritana luego de su encuentro con Jesús sembró la semilla de la
Palabra en Samaria. Fue junto a un pozo donde se encontró con el verdadero amor
de Jesús y fue quién transformó su vida para siempre.
La mujer que llevo el evangelio a una ciudad completa a pesar de sus defectos. La
mujer samaritana de Juan 4:9 tenía muchos problemas, pero el que tú no seas
perfecto no es impedimento para que Dios te use, Aquí identificamos 5 de las
escusas que muchos usan como excusa para dudar de que pueden hacer una
diferencia en su generación
#1 Tenia problemas de complejos
ella tenía un mal concepto de si misma, su auto estima baja se reflejaba en la
manera en que hablaba de ella misma. No importa lo que tú o otros opinan de ti, lo
que realmente importa es lo que Dios dice de ti, llénate de las promesas y palabras
en la Biblia que declaran quien tú eres en Cristo Jesús.
#2 Tenia problemas económicosindicaba que ella era pobre, que necesitaba
trabajar, el trabajo que tenemos que hacer no puede ser impedimento para servirle
a Dios, las necesidades económicas no pueden ser obstáculo, sino al contrario,
oportunidades para ver el poder de Dios.
#3 Tenia problemas religiosos ella tenia conocimientos, pero era una religiosa que
entendía algunos principios pero no tenia una relación sino religión. La manera en
que vivía nos muestra que aunque tenía algún conocimiento no vivía por los
principios y valores que debía, en pocas palabras: era una pecadora ¿no lo somos
todos?
#4 Tenia problemas emocionalesSu problema principal era en su corazón, ella
buscaba saciar la sed que tenía en el lugar equivocado, había tenido 5 maridos y el
que ahora tenía no era de ella, lo que ella buscaba en los hombres era saciar su
sed; no podía hacerlo sino en la fuente de vida eterna que solo Jesús puede ofrecer.
# 5 Tenia problemas de relacionarse con la genteCon la reputación que tenia, estoy
segura de que era rechazada por más de uno… No tenía el respeto, la consideración,
y el apoyo de las personas que la rodeaban, pero este encuentro cambio esto. A
veces la persona menos pensada esta abierta a recibir, ella reconocía que tenia
necesidad, problemas, y que necesitaba algo más de lo que tenía hasta ese
momento.
La mujer samaritana gano una cuidad entera porque pudo cambiar 5 cualidades
que la ayudaron a pasar a la historia como una mujer de gran valor.
#1 Disposición para creer
Ella creyó lo que Jesús le dijo a pesar de todo lo que había vivido. Pudo renovar su
mente "cambiar" lo que ella pensaba de sí misma y de lo que podía hacer con su
futuro; se atrevió a beber de la fuente que la saciaría para siempre…
#2 Disposición para enfocarse en su propósitoAunque los discípulos vinieron ella
siguió enfocada, no le importó que en su cultura no debiera estar conversando con
un Maestro, ella no iba a dejar pasar esta oportunidad de tener este encuentro, que
su corazón le decía "esto es lo que necesito."
#3 Disposición para dejar su cántaro Al tirar el cántaro ella estaba haciendo la
declaración de que nada de lo que había en el pasado importaba, ese día llego a
buscar agua, y en vez de eso se fue con vida eterna; ya el agua, el cántaro, y todo
lo que hasta ese día ella conocía, no importaba, todo sería diferente de ese día en
adelante y para siempre.
#4 Disposición para confrontar su ciudadSu reputación era la peor en su ciudad, y
ahora llegar a "predicar" me imagino que fue un reto grande, a ella no le importó,
ni se detuvo a pensar de lo que la gente podía decir o creer; pensaría "total de
todos modos siempre han hablado de mi". "Voy a contarles lo que me ha pasado y
con el tiempo mis frutos serán los que testifiquen que lo que les estoy diciendo es
real."
# 5 Disposición a traer la ciudad entera a JesusNo solo ella creyó, y tuvo fe para
cambiar sino que ella se iba a dejar usar, lo que ella había encontrado era
demasiado maravilloso para no compartirlo, ella tuvo que contarles a todos, y de
esta manera ella se ganó su ciudad. Una evangelista, o en simples palabras una que
lleva buenas noticias.
No le importa tu pasado. No importa si eres una mujer en una sociedad donde las
mujeres no valen nada, si eres adúltera y mereces ser lapidada, si no eres nada, si
te habías alejado: Él viene a buscarte, siente debilidad por ti. Te ofrece su Espíritu,
el nuevo Bautismo, el agua que salta a la vida eterna. No es un agua que calma tu
sed para hoy.
Lo que Él te ofrece, la calma para siempre. Aquello tuvo que ser muy duro para los
judíos: que Jesús prefiriese a una adúltera antes que a ellos, ¿quién es este que
habla en nombre de Dios y actúa así?
talvez alguien me pregunte: ¿Qué tiene de beneficioso desnudar y confrontar a una
persona con su pecado? mire amado…. Mientras el TUMOR MALIGNO este en nuestro
cuerpo corremos el riesgo de morir, solo cuando lo sacamos podemos aferrarnos
a la vida, pero debemos tener en cuenta que este proceso será siempre doloroso.
Ve a llamar a tu esposo, y vuelve acá —le dijo Jesús.—No tengo esposo —respondió
la mujer Jesús no hizo acá un milagro para curar la enfermedad física o saco un
endemoniando para curar la enfermedad mental, claramente lo que hizo fue una
sanidad interior para restaurar a esta mujer
Bien has dicho que no tienes esposo.
Es cierto que has tenido cinco, y el que ahora tienes no es tu esposo. En esto has
dicho la verdad.
Cuando somos sinceros con Dios, El puede tratar con nosotros y el proceso de
transformación de nuestra vida es constante y ágil, las puertas que antes estaban
cerradas se abren, y el proceso de restauración de las diferentes áreas de nuestra
vida empieza a darse, de lo contrario será como las olas del mar que vienen y van.
COMO SE LLAMA TU MARIDO Juan 4:4-7, 16-18, 2° Reyes 17:24-31
INTRODUCCION
•Dios nos da un DISEÑO en este pasaje de lo que es la VERDADERAADORACION.
•Para que exista una verdadera Adoración, se necesita RESTAURACION.
• Y la Restauración, solo vendrá con un genuino ARREPENTIMIENTO.
•LA SAMARITANA, no solo había adulterado físicamente:
•Sino que había sido víctima de un adulterio mayor y este era el ESPIRITUAL.
• Y este es el Adulterio que Jesús confronta a la mujer de Samaria.
• Y es lo mismo que en esta noche el E. S. confronta.
•El Adulterio Espiritual, es colocar cualquier cosa por sobre Dios. 2ª Reyes 17:24-
31
•Samaria había sido repoblada, por orden del Rey de Asiría (Vers. 24)
•Con ello se agregan cultos idolátricos, que traerán sobre Samaria maldiciones
generacionales.
•Hoy estamos aquí para traer todo DISEÑO del PADRE, y destruir toda Maldición
Generacional.
•Los 6 maridos de la samaritana, eran la influencia que había sobre Samaria.
La Confrontación del Primer Marido: SUCOT-BENOT (30)
El confronta alEGO, el ORGULLO, el GRAN HOMBRE.
Esta era la diosa ligada a laPROSTITUCION.
Aquí Jesús confrontoLA INCREDULIDAD.
Era el dios de las TINIEBLAS.
FALTA DE CONFIANZA EN DIOS.
CONCLUSION
Jesús confronta a la mujer samaritana:
Para que ella confesara esta alianza con estos dioses.
• Jesús quiere entrar a nuestra ciudad, pero depende de nosotros.
Ya que somos la puerta para que entre el Rey.
•Una vez que viene la confesión, solo hay viene la bendición.
•Dios demanda una adoración genuina, pero sin marido extraño.
• Ya que Cristo, desea ser tu marido.
• Y el viene a redimirte, es decir a
LIBERARTE DE TODA FALTA DE DIOS.
• Y solo así vendrá laCOSECHA, prosperidad laGLORIA DELPADRE.
•Así que líbrate de todo marido extraño, y recibe a tu verdadero marido:
CRISTO
"Jesús le dijo: Vé, llama a tu marido, y ven acá"
De repente, Jesús da un giro inesperado en la conversación, pidiéndole que llamara
a su marido. ¿Qué necesidad había de que él viniera para que ella pudiera recibir el
agua de vida? Bueno, en realidad su presencia no era necesaria en este sentido,
puesto que cada persona puede tener un encuentro personal con Jesús
independientemente de lo que hagan los que le rodean, incluidos sus cónyuges en
el caso de que la persona esté casada.
Por lo tanto, el propósito del Señor era otro. Él quería que entendiera que no se
puede disfrutar de los beneficios del evangelio sin que previamente se enfrente el
pecado con confesión y arrepentimiento. Y sin duda, la samaritana, al igual que
todos nosotros, tenía muchas cuentas pendientes en este sentido. Así que el Señor,
perfecto conocedor de la vida de esta mujer, llamó su atención sobre algo que a
ella le causaba un dolor y frustración especial: su fracaso matrimonial y su
inmoralidad sexual.
Evidentemente, toda la vida de esta mujer era como un libro abierto delante del
Señor. La samaritana estaba descubriendo que no había nada que pudiera ocultarle.
Y el Señor usó este conocimiento para arrojar luz sobre los repliegues de su
conciencia con el fin de mostrarle cuán grande era la necesidad que tenía de
purificación y perdón.
"Respondió la mujer y dijo: No tengo marido"
La mujer respondió de una forma un tanto brusca y cortante: "No tengo marido".
Parece que se había puesto en guardia. Tenía miedo de ser desenmascarada y
expuesta a la luz. Pero ¿por qué le molestaba el tema? No tener marido no es ningún
pecado. Podía estar soltera, o incluso ser viuda, y no por eso debería sentirse
acusada.
Pero tanto ella, como el Señor, sabían que su respuesta era sólo una verdad a
medias. Así que, ante la sorpresa de la mujer, "Jesús le dijo: Bien has dicho: No
tengo marido, porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu
marido; esto has dicho con verdad". El Señor fue directo al asunto, no lo camufló ni
lo adornó. Llamó a las cosas por su nombre y con ello puso al descubierto las lacras
de su vida moral. Por supuesto, esto tuvo que ser muy doloroso para ella, pero sólo
cuando la persona empieza a sentir su culpabilidad y fracaso, es cuando Dios puede
hacer algo por el bien de su alma. Sólo quien se reconoce enfermo va al Médico (Lc
5:31-32).
Y como podemos ver, la mujer samaritana estaba realmente muy enferma y
necesitada. Por un lado había tenido cinco maridos. La misma cantidad de
matrimonios, seguramente en rápida sucesión, muestran su fracaso y tragedia. Y
finalmente, dejando a un lado la "formalidad" del matrimonio, la mujer estaba
viviendo con un hombre con el que no se había casado. Y aunque ella quisiera
justificarlo, algo que no parece que hiciera, estaba viviendo en pecado.
Todo esto evidenciaba el descenso moral que desde hacía tiempo aquella mujer
había experimentado. Y es probable que además del dolor que sus continuos
fracasos matrimoniales le producían, tenía que añadir también el rechazo de sus
vecinos, razón por la cual habría ido a aquellas horas de tanto calor a buscar agua
del pozo para así no tener que sufrir sus miradas inquisitivas.
Habiendo llegado a este punto, es importante que nos demos cuenta de cómo valora
el Señor ciertos comportamientos que han llegado a ser "normales" en nuestros
días. Por un lado están aquellos que acumulan divorcios y nuevos matrimonios. La
idea de una unión para toda la vida parece haber quedado obsoleta en la mente de
la mayoría. Los actores, cantantes y deportistas son los que ahora parecen
moldear el carácter de las nuevas sociedades, y ¿cuál de ellos no tiene dos o tres
matrimonios a sus espaldas? Quizá se nos presenten como abanderados de la
libertad, pero según la forma en la que el Señor trató el asunto con la mujer
samaritana, todo esto no hace sino sacar a la luz su deterioro moral y su vacío
existencial. Y por otro lado, están aquellos que "pasan" del matrimonio y conviven
con un hombre o una mujer sin legalizar su situación. Notemos que tampoco esto
fue aprobado por el Señor. Sigamos el ejemplo de Jesús que llamó a las cosas por
su nombre.
Y tomemos también buena nota de que al intentar ganar almas para Cristo, nunca
hemos de evitar la cuestión del pecado. Sólo los que reconocen que están perdidos
pueden ser salvados. Pero ¡cuán pocos son los que están dispuestos a admitir su
situación!
Una historia de fracasos amorosos
La mujer samaritana –cuyo nombre no registra las páginas de la Escritura– había
tenido “cinco maridos” (v.18) y vivía en unión libre con otro más que tampoco era
su marido. Me atrevo a afirmar que esta serie de experiencias afectaron
profundamente la autoimagen de esta mujer y su capacidad de relacionarse. No
hay ser humano sobre la tierra que pueda atravesar por cinco fracasos amorosos
sin preguntarse: “¿Qué me sucede? ¿Qué me falta? ¿Soy normal? ¿Carezco de
…?”. Hombres y mujeres, por igual, suelen ser afectados ante el rompimiento
repetido de sus relaciones significativas, sólo que las culturas machistas y
patriarcales se han encargado de establecer códigos de doble moralidad que
condenan con más rigor a la mujer ante el rompimiento de una relación de pareja.
Más aún, representaba, sin duda, una “amenaza” para las mujeres “decentes”, y
una “tentación” para los hombres que podían percibirla como “mujer fácil”. No
había otro remedio que aislarla, como a los leprosos.
Pero los golpes más duros pueden ser los que ella misma se imponía. Al no haber
logrado retener como marido a ninguno de los cinco hombres en su vida, su
esperanza de establecer una relación significativa con el sexto debía ser muy
limitada. Su autoestima debía estar erosionada, su autoimagen cuestionada.
Aislada por los demás, ella misma se había aislado; juzgada por los otros, ella misma
parece haberse juzgado con más rigor. Llegaba al pozo a recoger agua a la “hora
sexta” (v.6b), al mediodía, cuando sus vecinas –según la costumbre– madrugaban
por agua. Así no tenía que cruzarse con alguien en el camino que le preguntase:
“¿Cómo estás?” Así no tenía que entrar en conversaciones al borde del pozo y dar
explicaciones; así podía evitar que una vez más, sus heridas sean restregadas.
Muchos cierran el corazón después del primer fracaso, otros intentan comenzar
de nuevo y se dan otra oportunidad. Unos encuentran maneras saludables de
funcionar como solteros y solteras, como divorciados y divorciadas, como madres
y padres solos; otros repiten –sin querer– los patrones disfuncionales de relación
que heredaron de sus antepasados o de sus previos compañeros o compañeras.
El amor romántico –basado exclusivamente en los sentidos– parece ser hoy el
único punto de referencia para la pareja. A la relación sexual se le ha despojado
de los valores de responsabilidad, mutualidad, compañerismo, solidaridad y
reproducción. No se espera que las relaciones de pareja sean permanentes.
“Le era necesario pasar por Samaria”
Me pregunto, entonces, ¿qué necesidad tenía Jesús de transitar por esa ruta? ¿No
sería la de encontrarse con los samaritanos, comenzando con la mujer en el pozo
para compartirles el evangelio, la buena noticia de que Dios “no hace acepción de
personas” (Dt.10:17; Ef.6:9; Col.3:25)?
Ya que el proyecto de Jesús no es alienar a la gente, ni confinarla en su soledad,
lleva la conversación hacia el punto más sensible, más doloroso y más necesitado
de un bálsamo: su vida familiar. No hay persona que pueda permanecer indiferente
a su propia historia familiar. Sea que haya sido bendecida por su familia, o que
haya experimentado mucho sufrimiento, los lazos invisibles y poderosos de la
familia permanecen, sea como una fuerza liberadora o como una pesada cadena de
opresión. Nadie se libra “así no más” de sus familias. En las familias se puede
entrar, pero no se puede salir. Seis abortos de familia en el alma de la mujer
samaritana habían dejado una secuela de fantasmas que debían ser enfrentados.
Al corazón del asunto
Jesús percibe que para que esta persona disfrute del agua viva y para que se
transforme en una fuente que salte para vida eterna, no puede seguir huyendo y
escondiéndose, sus heridas deben ser sanadas, sus temores enfrentados, su
autoimagen reconstruida, y sus relaciones restablecidas. Jesús le dice, entonces,
a la mujer “Ve, llama a tu marido y ven acá” (v.16). La mujer admite, con franqueza,
que marido no tiene, que está desprotegida, que cinco intentos fracasados han
lacerado su alma y le han empujado al ostracismo.
En este momento, la mujer –a mi juicio– intuye peligro. Este hombre amable, que
se declara necesitado, que no tiene reparos en hablar con una mujer sobre tópicos
espirituales, y que “parece… profeta” (v.19), se está aproximado demasiado, está
pisando terreno privado; está tocando temas muy íntimos… y dolorosos. Será
mejor desviar la conversación a un terreno más neutral y seguro: el de la religión.
Es menos amenazante discutir opiniones y preferencias religiosas sobre, por
ejemplo, el lugar “correcto” para adorar. Así, una conversación siempre se puede
extender sin tener que llegar a una conclusión. “Ustedes los judíos… nosotros los
samaritanos… ¿quiénes tienen la razón?”. Jesús no se deja atrapar por la falsa
alternativa. Plantea la nueva época que se avecina, la del Mesías, en la cual todo
santuario ubicado geográficamente se vuelve obsoleto, ya que “los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (v.23).
La mujer, entonces, “dejó su cántaro, se fue a la ciudad y dijo a los hombres: Venid,
ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?”
(v.28, 29, 39c). La mujer que escondía bajo su velo y su soledad los repetidos
fracasos sentimentales, sale ahora con la frente en alto en dirección al pueblo del
cual se había distanciado. La que iba al pozo a la hora menos frecuentada a fin de
pasar desapercibida ha cobrado ahora un gran aplomo. Ya no huye. Ahora testifica
de su encuentro transformador con el Mesías. Convertida en un heraldo del amor
de Dios, ahora invita al pueblo a encontrarse con quien le ha dicho todo lo que ha
hecho, pero sin juzgarla; le ha hecho una radiografía de su pasado, sin herirla; le ha
mostrado la frescura sanadora del agua vida, sin avergonzarla.
Un resultado espectacular
La transformación de la mujer samaritana es elocuente. Todos cuantos le conocen
notan con certeza que algo le ha sucedido. Su semblante ya no está desfigurado
por los surcos de la melancolía; su sonrisa, ausente por mucho tiempo de su rostro,
ha vuelto a iluminar sus ojos; sus pesados pasos, agobiados por la angustia y la
culpa, ahora son ligeros; su voz es asertiva, diáfana, agradable al oído. ¡Hay que
verla! ¡Se ha convertido en un signo viviente de esperanza! Si alguien ha logrado
realizar este milagro en la vida de esta mujer, merece ser conocido, escuchado…
adorado.
La historia de este encuentro finaliza con la invitación que Jesús y sus discípulos
reciben para quedarse unos días en medio de los samaritanos. La historia de la
salvación en Sicar, iniciada en el diálogo de Jesús con una mujer cuyos sueños de
formar un hogar se habían roto repetidas veces, seguía tomando su curso. “Y
creyeron muchos más por la palabra de él” (v.41), ya que conocieron en su propia
vida que “verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo” (v.42).
#5. El Pozo de Jacob evoca un contexto nupcial
El episodio comienza con Jesús en camino a Galilea, y descansando en el pozo de
Jacob. La historia de ese pozo la encontramos en el capítulo 29 del Génesis, donde
Jacob conoce a su esposa Raquel, cuando ella llega a dar de beber a los animales
de su padre Labán en este pozo, y él va de camino a Padán Aram, luego que Isaac
le prohíbe casarse con una mujer cananea.
Pero no solo Jacob encontró esposa cerca del agua, la historia de su padre Isaac
con Rebeca también comienza alrededor de un pozo. El capítulo 24 del Génesis nos
cuenta que Abraham mandó a su servidor a buscar una esposa para su hijo Isaac a
su país natal, y es Rebeca la que da de beber al rebaño que el servidor llevaba, que
era precisamente la señal que él había pedido a Dios para que le indicase la mujer
correcta.
También Moisés conoce a su mujer Sipora en un pozo. En Éxodo 2 leemos que, luego
de huir porque se sabía que había matado a un egipcio, Moisés descansó junto al
pozo y hasta ese lugar llegaron las hijas de Reuel, sacerdote de Madián, entre ellas
Sipora, para dar agua a sus ovejas. Cuando un grupo de pastores las echaron,
Moisés salió en su defensa, y en agradecimiento Reuel le dio como esposa a su hija
Sipora.
Con estos antecedentes en mente, sería evidente para los lectores antiguos que el
encuentro de Jesús y la samariatana junto al pozo nos propone un contexto nupcial.
A los cristianos, esto debería recordarnos que Jesús es el novio de la Iglesia, es él
quien nos pide un poco de agua, para ofrecernos a cambio el agua de vida eterna.
Y para los no cristianos, que si alguno quiere una novelucha pseudo histórica
acerca de un matrimonio de Jesús, la mujer samaritana es mucho mejor candidata
que María Magdalena.
#4. No se suponía que ninguno de los dos estuviera ahí
La primera reacción de la samaritana es de sorpresa, que el propio San Juan se
encarga de explicar:
9 La samaritana le respondió: «¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí,
que soy samaritana?». Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos.
Para los judíos de la época, los samaritanos eran una raza híbrida entre israelitas
y paganos, tan repugnante que un judío estricto evitaba acercarse a ese país.
Jesús, siendo un judío religioso, se suponía que, si quería ir de Judea a Galilea, debía
rodear Samaria; ni siquiera debió estar ahí para encontrarse con esta mujer
samaritana.
Por otro lado, siempre según las costumbres de la época, las mujeres iban a sacar
agua temprano en la mañana o cuando había refrescado la tarde y siempre en
grupo. Que la samaritana estuviera en el pozo al mediodía y sola, sugiere que no
tenía buena reputación entre las mujeres de su pueblo.
Finalmente, las reglas sociales tampoco permitían que los hombres hablaran con
mujeres desconocidas, sobre todo si su marido no estaba presente, ni a las mujeres
con hombres que no fueran sus parientes. Más que una leve molestia, la sorpresa
de la samaritana ante las palabras de este varón judío debió ser enorme.
#3. La mujer creyó que Jesús le prometía agua fresca
La escena continúa
10 Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: «Dame
de beber», tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva».
11 «Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De
dónde sacas esa agua viva? 12 ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob,
que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?».
Nosotros estamos acostumbrados acerca del “agua viva”, como signo del bautismo,
de la presencia del Espíritu Santo y de la renovación espiritual del discípulo. La
mujer samaritana, sin embargo, no lo entendió así. Por un artefacto de la
traducción, el diálogo parece inconexo, porque NSJC habla de un agua espiritual y
la samaritana le pregunta con qué cuenco la iba a sacar.
Para entender el diálogo es necesario saber que la expresión “agua viva” también
puede traducirse como “agua fresca”, agua corriente como la de un río o una
vertiente, lo contrario del agua estancada de un pozo. Por eso, cuando Jesús le
insiste en hablar de un manantial que “brotará hasta la Vida eterna”, la samaritana
piensa en la conveniencia de tener una fuente más cerca, y no tener que ir todos
los días hasta ese pozo.
#2. Los maridos y señores de Samaria
Casi puedo imaginar la frustración de NSJC ante esta mujer tan obtusa, que lo llevó
a intentar un enfoque distinto. Por eso le dice que traiga a su marido, y cuando ella
le responde que no tiene uno, él le replica:
17 «Tienes razón al decir que no tienes marido,18 porque has tenido cinco y el que
ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad».
19 La mujer le dijo: «Señor, veo que eres un profeta.
¡Por fin la samaritana percibe que Jesús es más que un hombre común!
Pero ¿por qué llega a decir que es un profeta? Después de todo, perfectamente le
podría haber respondido que era un chismoso, por haberse enterado al pasar por
la ciudad de los episodios que precisamente la obligaron a ir a buscar agua sola y
en la hora más calurosa del día.
Scott Hahn propone que la respuesta se encuentra en la historia de Samaria, y en
un juego de palabras. Explica este profesor que Baal es el nombre de un ídolo de
los pueblos que rodeaban a Israel, pero también la forma como una concubina se
referiría a su amo, al contrario de una mujer desposada en matrimonio legal, que
diría “Adon”. Por eso, cuando Jesús le dice a la samaritana que ha tenido cinco
maridos, en realidad está hablando de cinco uniones ilegítimas, con hombres que la
han tratado como mera concubina y no como esposa. Eso por parte del doble
significado de las palabras de Jesús.
En cuanto a la historia, recordamos que las Escrituras reprochan una y otra vez
las numerosas infidelidades de los samaritanos a Dios, con los ídolos traídos de
otras tierras, y es bien sabido que la idolatría es habitualmente descrita como el
adulterio de Israel contra Dios. Así, el segundo libro de los Reyes relata la idolatría
de Israel (las 10 tribus que se separaron de Judá) con 5 ídolos (Baales o Señores),
en su capítulo 17; y el libro del Profeta Oseas anuncia respecto de Samaria:
2, 18 Aquel día –oráculo del Señor– tú me llamarás: «Mi esposo» y ya no me
llamarás: «Mi Baal». 19 Le apartaré de la boca los nombres de los Baales, y nunca
más serán mencionados por su nombre.[…]21 Yo te desposaré para siempre, te
desposaré en la justicia y el derecho, en el amor y la misericordia; 22 te desposaré
en la fidelidad, y tú conocerás al Señor.
En este contexto, podemos comenzar a ver cómo la mujer finalmente se dio cuenta
que NSJC era alguien especial, no solo porque le habló de sus 5 maridos, sino
porque también lo hizo en referencia a los 5 ídolos a los que Samaria había adorado.
Al agregar “y el que ahora tienes (con el que estás ahora, es decir, Jesús mismo)
no es tu esposo”, dando a entender que Él mismo era el profeta que habría de
cumplir la promesa de salvar a Samaria de sus ídolos.

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