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DIAGNOSTICO
En la mayoría de los casos típicos de ERGE, sobre todo en los niños mayores, la historia clínica
y la exploración física detalladas suelen ser suficientes para establecer el diagnóstico. Esta
evaluación inicial se dirige a identificar los síntomas positivos que sugieren una ERGE y sus
complicaciones, así como los negativos que descartan otros diagnósticos. El uso de
cuestionarios estandarizados (Cuestionario del Reflujo Gastroesofágico Infantil, el I-GERQ, y su
derivado, el I-GERQ-R) facilita la elaboración de la historia clínica, ya que también permite
evaluar unas puntuaciones cuantitativas para determinar su discriminación y evaluar la
mejoría o el empeoramiento de los síntomas. El médico debe tener en mente la posibilidad de
otros diagnósticos importantes en caso de aparecer signos de alarma, como vómitos biliosos,
vómitos en proyectil frecuentes, hemorragia gastrointestinal, letargo, organomegalia,
distensión abdominal, micro o macrocefalia, hepatoesplenomegalia, retraso en el crecimiento,
diarrea, fiebre, fontanelas abultadas o convulsiones. Otros diagnósticos diferenciales
importantes que se deben considerar en la evaluación de un lactante o de un nino con vómitos
crónicos son alergia a los lácteos u otros alimentos, esofagitis eosinofílica, estenosis pilórica,
obstrucción intestinal (especialmente la malrotación con vólvulo intermitente), las
enfermedades inflamatorias no esofágicas, infecciones, los errores congénitos del
metabolismo, la hidronefrosis, hipertensión intracraneal, rumiación y bulimia. El examen inicial
se puede complementar con pruebas de diagnóstico dirigidas, según el cuadro clínico de
presentación y el diagnóstico diferencial
La monitorización extensa del pH esofágico realizada a la altura del esófago distal, si bien
actualmente ya no se considera indispensable para realizar el diagnóstico de la ERGE, es una
prueba sensible y aporta datos cuantitativos relevantes sobre los episodios de reflujo ácido,
que es el tipo principal de reflujo patológico. La sonda del pH a la altura del esófago distal se
coloca a un nivel correspondiente al 87% de la distancia narinas-EEI. Esta localización se
identifica basándose en ecuaciones de regresión según la altura del paciente y la visualización
radioscópica, o mediante la identificación manométrica del EEI. Los valores normales de
exposición del esófago distal al ácido (Ph <4) suelen establecerse en menos del 5-8% del
período total de monitorización, pero estos patrones cuantitativos son insuficientes para
establecer o descartar un diagnóstico de ERGE patológica. Las indicaciones fundamentales
para la monitorización del pH esofágico son para valorar la eficacia del tratamiento con
supresión ácida, la valoración de los episodios de apnea junto con un neumograma y quizá la
impedancia, así como la evaluación de las presentaciones atípicas de ERGE, como tos crónica,
estridor o asma. Las sondas de pH duales (que anaden una sonda esofágica proximal a la sonda
distal estándar) se usan en el diagnóstico de la ERGE extraesofágica, considerando como valor
umbral patológico un tiempo de exposición ácida del esófago superior a alrededor del 1% del
tiempo de exposición total
La endoscopia permite el diagnóstico de esofagitis erosiva (fig. 323-2) y de complicaciones
como las estenosis o el esófago de Barrett; las biopsias esofágicas permiten identificar
esofagitis por reflujo histológica en ausencia de erosiones al tiempo que se descartan posibles
factores etiológicos alérgicos o infecciosos. La endoscopia también se aplica con fines
terapéuticos para dilatar las estenosis inducidas por el reflujo. Si se sospecha aspiración y
vaciamiento gástrico retardado, es útil la gammagrafía con tecnecio.