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¿Qué significa que los hechos sociales deben ser tratados como si fueran cosas?
El autor tiene una clara preocupación en que se comprenda qué sentidos/significados tiene la
noción de “cosa” en su primera regla del método sociológico. Lo define en principio por la negativa
cuando afirma que no son cosas como las cosas materiales, sino de distinta forma.
“COSA se opone a IDEA”. Aclaración que luego aparece en el prefacio a la segunda edición
de su libro, dado que ésta proposición le trajo serios cuestionamientos por parte de los
intelectuales de su época. El esfuerzo en este punto es por despojar a la ciencia de los últimos
residuos de filosofía idealista y de la metafísica introspectiva.
Sigue Durkheim y expresa que “son cosas porque no se pueden comprender los hechos si no se
asume el principio de que se ignora absolutamente todo lo que son, sus características, así como
también sus causas” y que no pueden develarse y comprenderse recurriendo al método de la
introspección. Es por ello que apela a que la observación de un hecho social debe comenzar por
desechar las ideas previas, las pre-nociones, aquellas ideas que se alojan “internamente” en la
conciencia y que por lo tanto anteceden al hecho en sí. Los hechos sociales deben ser tratados
“externamente” tal como se presentan ante la observación. Los hechos sociales deben ser
tratados como si fueran cosas porque son exteriores a los individuos y por tanto son objetivos.
Estas pautas adoptan la forma de corolarios de esta regla que resulta fundamental.
¿Por qué Durkheim afirma que los hechos sociales son una realidad sui generis?
Sui significa nuevo y generis significa género, especie, tipo. Algo es sui-generis cuando es
singular, único, excepcional, nuevo en su tipo. Esto significa que los hechos sociales constituyen
un nuevo grupo determinado de fenómenos que no pueden ser estudiados por ninguna otra ciencia
que no sea la sociología.
Los hechos sociales son una totalidad en sí misma, que no puede descomponerse en partes sin
que se pierda esta totalidad. Porque las partes no son representativas del hecho social total:
comemos, dormimos, nos vestimos (es decir practicamos hechos sociales) y si bien cada uno lo
hace de forma particular (según las posibilidades, gustos, etc.), siempre se hacen respetando las
pautas colectivas que la comida, el descanso y la vestimenta adoptan según el grupo social de
pertenencia.
***
Acerca de la distinción entre los hechos sociales normales y patológicos.
Nos situamos en la época en que la sociología busca legitimidad como ciencia. Durkheim
persigue el respeto y reconocimiento académico-institucional de las universidades de su época.
A tono con la relevancia fundamental que le da al mundo social que nos constituye, este autor se
interroga sobre lo normal y patológico contextualizando su pregunta: ¿cuáles son las patologías
en el capitalismo? ¿Cuáles son las formas anormales de la división del trabajo social? Esto está
planteado en su tesis “La división del trabajo social” antes mencionada.
Al observar los Hechos Sociales, Durkheim plantea el problema que se revela ante el científico:
ausencia de reglas relativas a la distinción entre dos tipos de fenómenos:
a) “los que son todo lo que debe ser” (normales);
b) “los que deberían ser diferentes a como son” (mórbidos o patológicos)
A partir de esta clasificación es posible establecer el papel que le corresponde a la ciencia (en
especial, a las ciencias sociales). Nuestro autor comienza por distinguir la siguiente postura:
la ciencia (el racionalismo) no enseña nada sobre lo que debemos ser. Su objeto son los hechos.
Todos ellos tienen el mismo valor y el mismo interés. Observa los hechos, pero no los juzga: “a
sus ojos el bien y el mal no existen. Si la ciencia no puede ayudarnos en la elección de fin mejor
(…) es impotente” (Durkheim, 2010 [1895], pág. 64)
Como corolario de lo anterior, se desprende que la ciencia que no oriente la acción pierde eficacia
práctica. Durkheim quiere resolver el problema ético y político de la ciencia reivindicando los
derechos de la razón y desechando la ideología. Para ello tiene que encontrar “un criterio
objetivo, inherente a los hechos”, que permita distinguir entre lo esperable y lo mórbido de un
hecho social. Utiliza para ello una metáfora biologicista al compararlos con estados de salud
(“buena y deseable”) y enfermedad (“cosa mala, que debe ser evitada”). La ciencia deberá
proporcionar un criterio para decidir en la vida práctica y mantendrá, a la vez el método científico
(“tratar los hechos como si fueran cosas”).
Decimos que es profundamente conservadora esta postura en tanto considera que el papel de
la ciencia es la de prevenir la eclosión de enfermedades y, la del Estado la de buscar las curas.
Esta metáfora biologicista (salud-enfermedad) presenta claramente una orientación
conservadora.
Las sociedades funcionan de forma muy diferente de un organismo vivo. Durkheim supone que
cuando una sociedad se halla “funcionalmente desajustada” si es pensada como un cuerpo
enfermo, se debe recurrir a cambios para a restaurar la salud perdida o deteriorada. Una
sociedad no puede superar sus problemas de la misma forma que un organismo enfermo. Durkheim
insiste de todos modos en esta idea, y sostiene que el cambio en una sociedad se debe imponer
sólo para preservar y consolidar el statu quo, no cambiar el organismo (el orden como variable de
ajuste del cambio del estructural funcionalismo, diría Landreani N. (2000)