Вы находитесь на странице: 1из 4

UADER- FACULTAD DE HUMANIADES, ARTES Y CIENCIAS SOCIALES

Cátedra: SOCIOLOGÌA DE LA EDUCACIÒN -2DO.Año.


Ficha de cátedra Nro 3-2019
Profesora: Mirta Espinosa/ Colaboración: Javier Miranda y Laura Raffo.

Título: La sociedad industrial como cosa y las patologías sociales modernas”


“Una cosa se reconoce principalmente
por el hecho de que no puede ser modificada
por un simple decreto de la voluntad”
Emile Durkheim.

Comencemos repasando y revisando las fechas de los principales libros de EMILE


DURKHEIM. Como ya sabemos “La división del trabajo social” fue escrito 1893 y se trata
nada menos que des su tesis doctoral. Dos años más tarde en 1895 escribe un texto que funda
los principios de una ciencia sociológica “Las reglas del método sociológico”; luego en 1897
presenta “El suicidio”, una investigación sociológica basada en datos y análisis estadísticos que
se propone mostrar cómo un hecho aparentemente particular, individual y propio de cada sujeto
puede mostrarnos, al estudiarlos, sus profundas influencias y determinaciones sociales. Y, aunque
lo no trabajamos en la cátedra, también es importante citar el texto “Lecciones de
sociología” (1912) un texto planteado en pura clave de moralidad profesional, cívica y social en
conversaciones con normativas del campo jurídico. Finalmente, en 1922 aparece “Educación y
sociología” que no solo se ocupa de reflexionar sobre la naturaleza y el papel social de la
educación, sino que además estudia tipos históricos y se plantea el rol prospectivo en la
constitución de las sociedades y el papel del estado.
La preocupación de este sociólogo era como lograr, en su país natal Francia, cohesión social.
Le preocupaba cómo asegurar un orden moral – que le diera estabilidad a la sociedad francesa –
en la compleja sociedad industrial donde los lazos tradicionales que ataban al individuo a la
comunidad estaban rotos (Portantiero, 1985). Al interior de este interrogante se alojan dos
nudos conceptuales centrales: por un lado, la necesidad de que exista un orden moral que limite
a los individuos, y por el otro el tema de los lazos que ligan socialmente a los individuos entre sí.
Las sociedades, según Durkheim, se dividían en simples y complejas y pensaba que el desarrollo
de las sociedades industriales modernas implicaba el paso paulatino pero indetenible hacia una
sociedad cada vez más compleja, con más diversificación de profesiones y de trabajos (aportes
de La división del trabajo social).
Muchas de las preocupaciones científicas de Durkheim no son otra cosa que preocupaciones
políticas de su época: la necesidad de crear un nuevo régimen, sentado en diferentes bases
respecto al anterior. Que el eje estructurador del orden no sea religioso, sino más bien social o
moral, expresándose como un conjunto de normas que se constituyen en instituciones.
Todas las sociedades necesitan generar-se algún tipo de conciencia colectiva. Esto es,
concepciones de mundo compartidas, imaginarios, representaciones sociales comunes que actúan
como pegamento- ligamen- lazo social. Estas visiones unen a los miembros de una sociedad al
tiempo que regulan los intereses individuales, los modera para que los individuos puedan
permanecer unidos por sobre sus intereses personales. Es desde estas preocupaciones que
escribe y piensa. Tratando de evitar las crisis sociales, obturar los malestares o achicar la
duración de las turbulencias de su época.
Partimos de afirmar que para Durkheim los HECHOS SOCIALES son parte de la supremacía
que tienen las sociedades sobre sus miembros particulares. Los hechos sociales tienen las
características de ser: pre-existentes, supra-individuales y coercitivos. Pre-existentes porque
existen objetivamente antes y por fuera de los individuos, están en la sociedad ya instituida al
nacer, preceden a los individuos. Son supra-individuales porque están por encima de todos los
individuos. Pero es por su carácter coercitivo y coactivo que logran imponerse sobre la voluntad
individual, con un carácter imperativo, obligatorio. Vale aclara que la coerción, en términos
generales, no es vivida por los individuos como tal, sino que es internalizada como propia por
medio de la transmisión de costumbres, valores, principalmente por la acción de la educación.
Durkheim estaba convencido que el problema fundamental para construir esa conciencia
colectiva, ese lazo, era MORAL (una base sólida de normas, valores y costumbres que guían el
comportamiento esperable de una sociedad). Había que trabajar para lograr ese
“pegamento/cohesión” en la construcción de consenso social. Los hechos sociales son los que con
sus influencias logran que los individuos desarrollen o constriñan sus pensamientos, acciones y
sentimientos: sus formas de obrar, pensar y sentir.
A partir de aquí podemos inferir la relación entre el individuo y la sociedad que se sustenta
en la teoría sociológica de Durkheim. La sociedad, que él considera con una “verdadera
personalidad moral” tiene preeminencia absoluta sobre el individuo. No se admite la separación
entre ambos porque se implican mutuamente “el individuo al querer a la sociedad se quiere a sí
mismo” va a afirmar. Sin embargo, es la sociedad la que preceda al individuo y opone ante él las
pautas y normas a las que éste debe ajustarse. El mecanismo que ofrece la sociedad para
socializar-volver social algo que de otro modo sería animal- a los individuos es la educación, y es
mediante ella que la sociedad renueva permanentemente las condiciones de su propia existencia:
“ella consiste (…) en una socialización metódica de la joven generación” (Durkheim E. , 1975
[1922], pág. 71)

¿Qué significa que los hechos sociales deben ser tratados como si fueran cosas?
El autor tiene una clara preocupación en que se comprenda qué sentidos/significados tiene la
noción de “cosa” en su primera regla del método sociológico. Lo define en principio por la negativa
cuando afirma que no son cosas como las cosas materiales, sino de distinta forma.
“COSA se opone a IDEA”. Aclaración que luego aparece en el prefacio a la segunda edición
de su libro, dado que ésta proposición le trajo serios cuestionamientos por parte de los
intelectuales de su época. El esfuerzo en este punto es por despojar a la ciencia de los últimos
residuos de filosofía idealista y de la metafísica introspectiva.
Sigue Durkheim y expresa que “son cosas porque no se pueden comprender los hechos si no se
asume el principio de que se ignora absolutamente todo lo que son, sus características, así como
también sus causas” y que no pueden develarse y comprenderse recurriendo al método de la
introspección. Es por ello que apela a que la observación de un hecho social debe comenzar por
desechar las ideas previas, las pre-nociones, aquellas ideas que se alojan “internamente” en la
conciencia y que por lo tanto anteceden al hecho en sí. Los hechos sociales deben ser tratados
“externamente” tal como se presentan ante la observación. Los hechos sociales deben ser
tratados como si fueran cosas porque son exteriores a los individuos y por tanto son objetivos.
Estas pautas adoptan la forma de corolarios de esta regla que resulta fundamental.

¿Por qué Durkheim afirma que los hechos sociales son una realidad sui generis?
Sui significa nuevo y generis significa género, especie, tipo. Algo es sui-generis cuando es
singular, único, excepcional, nuevo en su tipo. Esto significa que los hechos sociales constituyen
un nuevo grupo determinado de fenómenos que no pueden ser estudiados por ninguna otra ciencia
que no sea la sociología.
Los hechos sociales son una totalidad en sí misma, que no puede descomponerse en partes sin
que se pierda esta totalidad. Porque las partes no son representativas del hecho social total:
comemos, dormimos, nos vestimos (es decir practicamos hechos sociales) y si bien cada uno lo
hace de forma particular (según las posibilidades, gustos, etc.), siempre se hacen respetando las
pautas colectivas que la comida, el descanso y la vestimenta adoptan según el grupo social de
pertenencia.

***
Acerca de la distinción entre los hechos sociales normales y patológicos.

Nos situamos en la época en que la sociología busca legitimidad como ciencia. Durkheim
persigue el respeto y reconocimiento académico-institucional de las universidades de su época.
A tono con la relevancia fundamental que le da al mundo social que nos constituye, este autor se
interroga sobre lo normal y patológico contextualizando su pregunta: ¿cuáles son las patologías
en el capitalismo? ¿Cuáles son las formas anormales de la división del trabajo social? Esto está
planteado en su tesis “La división del trabajo social” antes mencionada.
Al observar los Hechos Sociales, Durkheim plantea el problema que se revela ante el científico:
ausencia de reglas relativas a la distinción entre dos tipos de fenómenos:
a) “los que son todo lo que debe ser” (normales);
b) “los que deberían ser diferentes a como son” (mórbidos o patológicos)
A partir de esta clasificación es posible establecer el papel que le corresponde a la ciencia (en
especial, a las ciencias sociales). Nuestro autor comienza por distinguir la siguiente postura:
la ciencia (el racionalismo) no enseña nada sobre lo que debemos ser. Su objeto son los hechos.
Todos ellos tienen el mismo valor y el mismo interés. Observa los hechos, pero no los juzga: “a
sus ojos el bien y el mal no existen. Si la ciencia no puede ayudarnos en la elección de fin mejor
(…) es impotente” (Durkheim, 2010 [1895], pág. 64)
Como corolario de lo anterior, se desprende que la ciencia que no oriente la acción pierde eficacia
práctica. Durkheim quiere resolver el problema ético y político de la ciencia reivindicando los
derechos de la razón y desechando la ideología. Para ello tiene que encontrar “un criterio
objetivo, inherente a los hechos”, que permita distinguir entre lo esperable y lo mórbido de un
hecho social. Utiliza para ello una metáfora biologicista al compararlos con estados de salud
(“buena y deseable”) y enfermedad (“cosa mala, que debe ser evitada”). La ciencia deberá
proporcionar un criterio para decidir en la vida práctica y mantendrá, a la vez el método científico
(“tratar los hechos como si fueran cosas”).
Decimos que es profundamente conservadora esta postura en tanto considera que el papel de
la ciencia es la de prevenir la eclosión de enfermedades y, la del Estado la de buscar las curas.
Esta metáfora biologicista (salud-enfermedad) presenta claramente una orientación
conservadora.
Las sociedades funcionan de forma muy diferente de un organismo vivo. Durkheim supone que
cuando una sociedad se halla “funcionalmente desajustada” si es pensada como un cuerpo
enfermo, se debe recurrir a cambios para a restaurar la salud perdida o deteriorada. Una
sociedad no puede superar sus problemas de la misma forma que un organismo enfermo. Durkheim
insiste de todos modos en esta idea, y sostiene que el cambio en una sociedad se debe imponer
sólo para preservar y consolidar el statu quo, no cambiar el organismo (el orden como variable de
ajuste del cambio del estructural funcionalismo, diría Landreani N. (2000)

Вам также может понравиться