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La ignorancia exprés

Este documento tiene como fin presentar el desarrollo que han tenido en la
legislación colombiana las licencias ambientales, su implementación y su proceso
de reglamentación, con el fin de establecer las consecuencias positivas y
negativas en la protección del medio ambiente.

Mediante el proceso de licenciamiento ambiental se evalúan los posibles impactos


que los proyectos, obras o actividades puedan generar, constituyéndose en uno
de los principales instrumentos de planificación ambiental en Colombia, que
responde al papel de interventor del Estado en los procesos de desarrollo, con el
fin de garantizar el mejoramiento de la calidad de vida y el adecuado manejo del
ambiente. Este es un mecanismo de comando y control que corresponde al
ejercicio de la autoridad ambiental y que, según los precedentes internacionales,
requiere de proyectos que previamente cuenten con evaluación de impacto
ambiental.

En el artículo 49 de esta ley consagró la obligatoriedad de la Licencia Ambiental


para la ejecución de obras, el establecimiento de industrias o el desarrollo de
cualquier actividad, que, de acuerdo con la ley y los reglamentos, pueda producir
deterioro grave a los recursos naturales renovables o al medio ambiente o
introducir modificaciones considerables o notorias al paisaje. Que así mismo, los
artículos 50 y 51 de la citada ley consagraron que se entiende por Licencia
Ambiental la autorización que otorga la autoridad ambiental competente para la
ejecución de una obra o actividad, sujeta al cumplimiento por el beneficiario de la
licencia de los requisitos que la misma establezca en relación con la prevención,
mitigación, corrección, compensación y manejo de los efectos ambientales de la
obra o actividad autorizada, las cuales serán otorgadas por el hoy Ministerio de
Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, las Corporaciones Autónomas
Regionales y algunos municipios y distritos, de conformidad con lo previsto en esta
Ley.
Las licencias ambientales se establecen para responder a la necesidad de
prevenir, mitigar, corregir, compensar, manejar y controlar los impactos al
ambiente generados por la actividad humana, en aras de establecer la forma en
que puedan ser gestionados de manera responsable con la protección del
ambiente. El logro de este objetivo se fundamenta en la exigencia de la evaluación
ambiental, que incluye diferentes estudios y análisis técnicos que permiten estimar
los efectos de un determinado proyecto, obra o actividad y en ella se proyectan los
posibles impactos negativos y positivos, buscando generar un menor efecto sobre
el ambiente.

La Constitución Política de 1991 consagró el derecho de todas las personas a


gozar de un ambiente sano y la protección del patrimonio natural como una
función tanto del Estado como de los ciudadanos. Uno de los aportes de mayor
importancia de la Carta Política del 91 fue establecer en su artículo 80 que es
deber del Estado prevenir y controlar los factores de deterioro ambiental, además
de planificar el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales, para
garantizar su desarrollo sostenible, su conservación, restauración o sustitución. De
esta forma, el desarrollo sostenible se constituyó en el principio básico de la
política ambiental colombiana. La planificación debería constituirse en uno de los
principales instrumentos de la gestión ambiental y, en este sentido, la Constitución
modificó la función del Estado al otorgarle la facultad de intervenir en los procesos
de explotación, producción, distribución y consumo de bienes y servicios, donde
juega un papel significativo el otorgamiento de las licencias y permisos
ambientales, la institucionalidad ambiental encargada de la ejecución de los
planes de gestión ambiental y las entidades territoriales con los planes de
ordenamiento y desarrollo que deben contener el componente ambiental
(Constitución Política, artículos 333 y 334, Ley 388 de 1997). Adicionalmente, la
Ley 99 señala que “los estudios de impacto ambiental serán el instrumento básico
para la toma de decisiones respecto a la construcción de obras y actividades que
afecten significativamente el medio ambiente natural o artificial”4 y establece la
obligatoriedad de las licencias ambientales en la ejecución de obras, el
establecimiento de industrias o el desarrollo de cualquier actividad que pueda
producir deterioro grave, los recursos naturales renovables o al medio ambiente, o
introducir modificaciones considerables o notorias al paisaje.

En este contexto la mencionada Ley 99, en su artículo 50, define la licencia


ambiental como la autorización que otorga la autoridad ambiental competente para
la ejecución de una obra o actividad, sujeta al cumplimiento por el beneficiario de
la licencia, de los requisitos que la misma establezca en relación con la
prevención, mitigación, corrección, compensación y manejo de los efectos
ambientales de la obra o actividad autorizada. Lo anterior significa que, en
Colombia, la evaluación ambiental se materializa especialmente a través del
proceso de licenciamiento orientado a la consolidación del desarrollo sostenible en
el largo, mediano y corto plazo, con el objeto de reducir los efectos de los
proyectos en los aspectos biofísicos, económicos, sociales y culturales.

El derecho ambiental es un subsistema del sistema jurídico y no un subsistema de


la naturaleza. Dado lo anterior, no todo lo que sucede en los ecosistemas tiene
relevancia jurídica. Una problemática ambiental podrá ser un problema jurídico si:
1. Se relacionan conflictos socio-ambientales con parámetros jurídicos, y 2.
Cuando se considere que es necesario analizar la variable ambiental en la toma
de decisiones El sistema jurídico y los ecosistemas tienen diferentes orígenes y
esto genera que el carácter preventivo del sistema jurídico esté limitado al
momento en que la norma es expedida, es decir, los conflictos ambientales
anteriores a la vigencia de la norma son ignorados. No obstante, el derecho
ambiental puede regular el futuro desde una perspectiva de prevención. En la
actualidad la protección del ambiente se da especialmente por el estrecho vínculo
entre este con los derechos fundamentales. El derecho ambiental trata sobre el
límite a los consumos, es decir, sobre la apropiación de la naturaleza o parte de
esta. En algunos momentos ha imperado la propiedad privada para la explotación
y circulación de recursos como mercancías, pero en otras oportunidades partes de
los ecosistemas han sido catalogados como bienes de uso público, por lo que se
reduce la posibilidad de ser mercancías y además son los Estados los encargados
de controlar su uso. Por fortuna, la causa de los consumos ilimitados son
parámetros culturales que han promovido la libertad del individuo, es decir, a
través del cambio en los hábitos es posible la reducción de los consumos y por
tanto la apropiación de los ecosistemas. Licencias ambientales en Colombia:
límites o autorizaciones para el uso de los recursos naturales De otro lado, el
derecho ambiental no siempre ha tenido la intención de regular el ambiente como
un sistema sino algunos objetos de manera aislada, enfocándose en los
elementos que fueron catalogados como recursos necesarios para el uso humano.
A pesar que cada vez más se incluye a diferentes ecosistemas en la protección
normativa, las normas ambientales siguen estando poco engranadas entre sí y
muy poco relacionadas con las que regulan las actividades económicas. En el
mismo sentido presentan dispersión, incoherencia, vacíos y deficiente técnica
legislativa. Otras situaciones observadas son la hiperinflación normativa y poca
asignación de recursos económicos para el cumplimiento de las obligaciones
consignadas en las normas. Una de las características del derecho ambiental es la
forma como se leen las normas ambientales. Entonces, si el interés del derecho
ambiental es la protección del ambiente la norma debería permitir una lectura e
interpretación que promueva el respeto por principios ambientales. Los principios
ambientales han sido establecidos generalmente a través de declaraciones
internacionales y entre estos se encuentran: principio de desarrollo sostenible,
principio de responsabilidades compartidas, principio de soberanía estatal sobre el
ambiente, sus elementos y recursos que lo conforman y principio de precaución.
En Colombia además se cuenta con los principios normativos generales
establecidos en el artículo 63 de la Ley 99 de 199311. Los principios ambientales
también deben ser utilizados en la operatividad de los trámites administrativos,
como debería ser el caso de las evaluaciones de impacto ambiental. En la
actualidad el interés público y los intereses colectivos ambientales se enmarcan en
un sistema económico capitalista, por lo que siendo el problema ambiental una
externalidad negativa, uno de los intereses del derecho ambiental es internalizar
su efecto a través de un precio. No obstante, es válido preguntarse si es posible la
modificación del sistema económico o del sistema jurídico que lo valida.
En conclusión, las normas como la Ley 99 de 1993 y el Decreto Ley 2811 de 1974
aunque pretenden hacer énfasis en la protección ambiental permiten que
conceptos tan diferentes como desarrollo sostenible y derecho a un ambiente sano
sean promovidos bajo la misma norma. Esta inconsistencia admite autorizar el uso
de los ecosistemas y sus componentes hasta el agotamiento de los recursos. El
deber ser que deseó transmitir la Constitución Política respecto a la protección de
la integridad y diversidad del ambiente, y la planificación de su uso y conservación
se encuentran consignados en los principios de la Ley 99 pero no lograron
plasmarse en las normas que reglamentaron el licenciamiento ambiental. Es por
esto que el régimen de licenciamiento ambiental genera amenazas sobre la
diversidad biológica y cultural del país. En el mismo sentido, no ha sido posible
garantizar los derechos de las futuras generaciones dado que los principios de
precaución, prevención y responsabilidad no se respetan al aplicar las normas. La
protección del derecho al ambiente sano no depende únicamente de su
promulgación, sino que es necesario que el Estado establezca medidas para que
estos se hagan efectivos. Por ejemplo, el régimen de licenciamiento ambiental
requiere que se establezcan límites al uso, la contaminación y la destrucción de
los ecosistemas y sus componentes; al igual que voluntad política para que esto
sea posible. Las normas colombianas que reglamentan el régimen de
licenciamiento ambiental difícilmente imponen límites sobre los proyectos a
licenciar. Los límites están dados por las evaluaciones que hacen los funcionarios
sobre las necesidades de los proyectos y las características de los ecosistemas
para cada caso. Es así como las normas terminan su 124 Licencias ambientales
en Colombia: límites o autorizaciones para el uso de los recursos naturales
construcción a través de los funcionarios que las aplican. Igualmente, la posible
reducción de los efectos negativos hace parte de las decisiones que deben tomar
los funcionarios. Las licencias ambientales tampoco han sido utilizadas para
planificar el uso o conocer el estado de los ecosistemas; de hecho, el Estado
colombiano de manera incipiente considera algunos asuntos ambientales en los
planes de desarrollo y es en los últimos años que se está recopilando información
de las actividades de monitoreo respecto al uso de los recursos naturales.
Es por esto que las licencias ambientales no han tenido hasta el momento fines
preventivos o precautorios sobre los impactos de los sectores económicos. Con
relación a su capacidad de intervenir en los sectores económicos, difícilmente los
intereses ambientales se igualan a los económicos, y es posible evidenciarlo en el
campo normativo en relación a que el impacto de las Autoridades Ambientales en
la construcción y el contenido de las normas de los demás ministerios es bajo. Por
el contrario, los sectores económicos influyen en la flexibilización de las normas
ambientales, como fue el caso del Documento de Evaluación y Manejo Ambiental,
y en generar excepciones que promueven la laxitud de estas. Lamentablemente,
el bienestar de los humanos y de los ecosistemas no es una meta de mayor
importancia respecto al crecimiento económico ilimitado. Contradictoriamente, este
tipo de crecimiento económico es insostenible por los ecosistemas. El régimen de
licenciamiento ambiental al no imponer restricciones sobre el uso de los
ecosistemas, sus componentes o ejecución de actividades sobre estos, hace legal
la destrucción y apropiación de los ecosistemas. En el mismo sentido, al construir
categorías para los componentes de los ecosistemas, por ejemplo, los recursos
naturales no renovables que están en el suelo y el subsuelo, como es el de bienes
de uso público disfraza el hecho de que las actividades de explotación del sector
minero e hidrocarburos genera que el Estado pierda la propiedad sobre estos.
Citas bibliográficas

revistas.javeriana.edu.co/index.php/vnijuri/article/download/16575/13675

www.anla.gov.co/

blogs.elespectador.com/actualidad/conspirando-por-un.../licencias-ambientales

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