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LA IGLESIA MODERNA

Escrito por jaza11 el 13-04-2010 en General.Comentarios (0)


LA REFORMA

La Iglesia de comienzos de la Edad Moderna tiende a hacerse señorial, a acumular riquezas, y a la


ostentación de ellas. El papa tiene ambiciones políticas: se venden bulas para conseguir dinero y ventajas
políticas, y la Iglesia se instala en la corrupción para conseguir dinero, por más que se condene la simonía, o
venta de sacramentos. Se crea una teocracia imperial, que disputa el poder temporal al emperador. Además,
la recaudación del diezmo implica un ingreso de dinero desde todos los reinos cristianos.

En contra de esta tendencia de ostentación y lujo está el Humanismo, que aboga por una religión interior
y personal, en oposición a la religión pública de los grandes actos. Esta idea hará que algunos miembros de
la Iglesia adopten posturas en contra de la actitud de Roma, e intenten reformar la vida eclesiástica, para
hacer de ella un modelo moral, más acorde con la predicación y el mensaje de la Biblia, ante la sociedad.

Martín Lutero (1483-1546) es el gran impulsor de la reforma de la Iglesia. Es un fraile agustino que
considera que la ostentación y el lujo de la Iglesia y del papado está en contra del mensaje evangélico.

Su conflicto con el papado se concreta en la crisis de las indulgencias. En 1514 León X, quiere recaudar
dinero para la construcción del Vaticano y la basílica de San Pedro. Para ello vende bulas e indulgencias. Ante
esta actitud de la Iglesia, Lutero comienza a predicar en contra de la ostentación del lujo. Esto le vale muchos
enfrentamientos con la jerarquía y el Vaticano, que culminan en 1517, año en que publica sus 95 tesis; que
pone en la puerta de su parroquia en Wittenber. En ellas condena el proceso de enriquecimiento de la Iglesia,
formula un nuevo concepto del pecado y de la penitencia, y considera que el jefe de la Iglesia debe ser el
príncipe y no el papa. Lutero considera que la Salvación sólo se consigue a través de la Fe. No importan los
actos que se hagan, ya que todo en el mundo es pecado. Sólo la Fe salva al hombre.

La actitud intransigente de Lutero y del papa termina con la excomunión de Lutero en 1520. Pero Lutero
encuentra el apoyo de los príncipes alemanes, ya que les da poder sobre la Iglesia, y continúa sus predicaciones
ganado príncipes y consolidando nuevas iglesias nacionales. Sus tesis se difunden por Alemania, junto con
otros escritos. Traduce la Biblia al Alemán, puesto que considera que todos los cristianos deben leer la Biblia,
e interpretarla según su entender. Utiliza la lengua alemana (o la lengua vernácula) en sus ritos, puesto que
piensa que el pueblo debe entenderlos. Exalta la nobleza cristiana de la nación alemana, e invita a los príncipes
a convocar un concilio de iglesias nacionales. Publica De la cautividad babilónica de la Iglesia, que es un
ataque directo al papado y donde afirma que la única verdad está en la Biblia, y De la libertad interior del
cristiano donde defiende la Salvación por la Fe. Niega la doctrina de la Iglesia y sus sacramentos, defendiendo
la fe en Cristo.

En un principio, se opone a la rebelión contra el príncipe, pero luego justifica la sedición contra la autoridad;
tras la revuelta de los caballeros renanos, entre 1522 y 1523, la revuelta de los campesinos, entre 1524 y 1525,
y la terrible represión que desencadenó por parte de los príncipes católicos y el emperador.

Juan Calvino (1509-1564) es otro de los reformadores de la Iglesia. Sus tesis están directamente influidas
por las de Lutero, pero las ha adaptado a las necesidades de la burguesía urbana suiza.

Las diferencias más notables son: su creencia en la predestinación; el hombre no puede hacer nada por
salvarse, debe tener fe en Dios y en ser uno de los elegidos, pero tiene que demostrar con sus actos que es
digno de tal salvación. Lo que más dignifica al hombre es el trabajo. Es una reforma fundamentalmente para
la burguesía, y justifica el enriquecimiento personal.

Calvino funda una iglesia con sus seguidores en la que los fieles eligen a sus ministros.

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La Iglesia anglicana no es fruto de una reforma sino de un problema político: la cuestión del divorcio de
Enrique VIII. En 1534 Enrique VIII promulga el acta de supremacía, según el cual el rey tiene poder para
intervenir en los asuntos de la Iglesia, y no el papa. Las diferencias entre la Iglesia católica y la anglicana se
producen con el tiempo, por las decisiones de distintos reyes.

La Contrarreforma
También en el seno de la Iglesia católica se hace un intento por moralizar la vida eclesiástica y tener un
espíritu más evangélico. Los jesuitas intentan una conciliación con los protestantes, para lo que elaboran el
mito de la Iglesia primitiva, y defienden el estudio del Evangelio. Pero los jesuitas tienen un voto de obediencia
al papa que será la esencia de la contrarreforma. Además, los jesuitas negarán la religiosidad íntima, en favor
de la de los grandes ritos.

La Contrarreforma toma cuerpo en el Concilio de Trento (1545-1563), que se convoca a petición de todo
el mundo, para resolver los litigios planteados. En un principio pretendía reconciliar a la Iglesia católica con
los protestantes, pero triunfaron las tesis más intransigentes. El concilio lo convocó Pablo III y lo cerró Pío
IV. Tras la discusión se decretaron una serie de normas para los ritos y la organización de la Iglesia, que
serían de obligado cumplimiento para todos, y que durarían hasta el siglo XX. Es, ante todo, un concilio
normativo en el que se organiza la doctrina y se determinan los dogmas de la Iglesia. Declara que sólo el
clero tiene potestad para interpretar la Biblia, y que la fe en Dios es fundamental para la salvación así como
las buenas obras. Se estipula el uso del latín en las ceremonias, y se reafirma el poder jerárquico dentro de la
Iglesia.

La Inquisición se convierte en la guardiana de la doctrina de la Iglesia y la defensora del Concilio. La


Inquisición se había creado para perseguir las herejías, no a los infieles. Era la única institución que tenía una
legislación común para todos los reinos y todo el territorio, y por encima de la autoridad política, aunque la
ejecución de la sentencia dependía del poder civil.

En el Concilio de Trento se crea el Índex, en 1559, con los libros que estaba prohibido leer a los cristianos.
Este Índex no dejará de crecer a lo largo del tiempo.
La complicación de la liturgia hace necesario que la gente tenga una cierta cultura, y el Concilio se
preocupa mucho por la educación del pueblo. Nacen, así, las órdenes educativas, como los dominicos o los
jesuitas, para enseñar la Doctrina

La Iglesia católica antigua o veterocatólica es un grupo de iglesias cristianas que se separó de la Iglesia
católica en el siglo XIX y cuyos integrantes son llamados viejos católicoso veterocatólicos. Actualmente, las
iglesias veterocatólicas de los diferentes países se agrupan en la Unión de Utrecht, contaban con alrededor
de unos 350 000 miembros (en 1989).1 Están en plena comunión con las Iglesias anglicanas. No obstante,
como consecuencia de la ordenación de mujeres y la bendición de parejas del mismo sexo, algunos
miembros como la Iglesia Nacional Polaca y la Iglesia Católica Nórdica, conformaron la llamada Unión de
Scranton.
Se le puede señalar un doble origen: los jansenistas refugiados en los Países Bajos en el siglo XVIII y los
que rechazaron el dogma de la infalibilidad del papa en el siglo XIX.
H. Masson, voz: Viejos-Católicos (o Iglesia de los Viejos-Católicos).1
A partir de 1871 y en el contexto del Kulturkampf, algunos intelectuales católicos
de Austria, Suiza, Polonia y Alemania rechazaron la doctrina de la infalibilidad papal proclamada en
el Concilio Vaticano I (1869-1870). Los veterocatólicos respetan el ministerio
del papa como obispo de Roma, pero no lo reconocen como la única persona que tiene la potestad de definir
la doctrina en cuestiones de fe y moral, debido a la no creencia en la doctrina de la infalibilidad papal. Una
figura importante en el desarrollo de la doctrina veterocatólica fue Elias C. Lubvman, historiador
especializado en el cristianismo primitivo.

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La doctrina veterocatólica abarca un conjunto de creencias y costumbres distintas de la Tradición de la
Iglesia católica. Algunos de los elementos dogmáticos que se pueden considerar característicos de esta
tendencia podrían ser que se aceptan mujeres como sacerdotes, que no creen en la Inmaculada Concepción y
que no se considera necesaria la confesión para la remisión de los pecados graves.
En su disciplina, administración y procedimiento, los veterocatólicos se diferencian de la Iglesia católica en
varios aspectos. Por ejemplo, el celibato sacerdotal es opcional, los varones casados pueden ser ordenados y
en ocasiones el clérigo puede contraer matrimonio después de la ordenación, con previo consentimiento
episcopal. La expresión litúrgica es una cuestión determinada por el obispo ordinario. Por lo tanto, algunas
comunidades veterocatólicas han adoptado la renovación litúrgica promulgada después del Concilio
Vaticano II y mantienen la liturgia tridentina en latín o aceptan traducciones a lenguas contemporáneas. Hay
parroquias veterocatólicas de rito oriental que siguen la liturgia antigua

La Iglesia en la Edad Media fue una institución muy poderosa ya que fue una época profundamente religiosa.
Por eso, la Iglesia católica tuvo mucha influencia sobre la sociedad y, aunque existían otros credos, en el siglo
XI Europa era en gran parte cristiana.
Más allá de las fronteras que separaban los reinos europeos nació un nuevo concepto de unión: la cristiandad.
A pesar de estos logros, la cristiandad se vio profundamente afectada cuando el año 1054, los obispos
bizantinos negaron la autoridad del Papa provocando el llamado cisma de Oriente.
Desde entonces, el mundo cristiano europeo se dividió en dos: Oriente optó por la Iglesia griega ortodoxa,
mientras que Occidente se mantuvo fiel a la Iglesia católica romana.
En Occidente, la Iglesia se vinculó estrechamente a la sociedad feudal; la misma Iglesia era un gran poder
feudal, pues poseía la tercera parte de la propiedad territorial del mundo católico y entre otras cosas, tenía
derecho al diezmo, que era le décima parte de las cosechas de toda la gente.
Además, muchos miembros de la nobleza llegaron a ser obispos. Ellos recibían su diócesis como concesiones
de los reyes o de otros nobles y al igual que cualquier otro señor feudal, disponían de feudos y de numerosos
vasallos. Como consecuencia de esto, la Iglesia se secularizó y sus costumbres se relajaron.

Cristiandad e Iglesia
Hace unos mil años casi toda Europa Occidental empezó a llamarse la cristiandad, porque todos sus reinos
acataban la autoridad del Papa y todos sus habitantes profesaban el cristianismo. Todos los territorios
cristianos se consideraban un único imperio y sus figuras más importantes eran el Papa y el emperador. La
Iglesia era entonces muy poderosa; los obispos y los abades poseían grandes extensiones de tierra; los clérigos,
que eran casi las únicas personas cultas, se encargaban de educar a los jóvenes, socorrían a los pobres y era
los principales consejeros de los reyes.

Los otros credos


A pesar de que en el siglo XI Europa Occidental era en su mayoría cristiana, existía una minoría que lo no era:
judíos y musulmanes.
Los judíos vivían dispersos en muchas ciudades europeas dedicados, sobre todo, al comercio. Este grupo
religioso no era muy querido. Los cristianos lo toleraban aunque, en muchas ocasiones, los persiguieron por
sus ideas.
Desde el siglo VIII, los musulmanes ocupaban casi toda España. Allí formaban un grupo muy poderoso cuya
capital se hallaba en la ciudad de Córdoba.

La organización de la Iglesia en la Edad Media


La Iglesia en la Edad Media tenía mucho poder. Esto se debía a su enorme riqueza, a su clara organización y
a us importancia cultural, que se contraponía al desorden, la ignorancia y la violencia de la sociedad feudal.
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Todos los miembros de la Iglesia conformaban el clero, que se dividía en dos: el clero secular y el clero
regular. El jefe espiritual de todos era el Papa.

El clero secular
Con el nombre de clero secular se designaban a aquellos miembros de la Iglesia que vivían en el mundo,
mezclados con los laicos: el Papa, los arzobispos, los obispos y los párrocos.
Los párrocos se hallaban al mando de pequeños distritos llamados parroquias. Varias parroquias formaban
una diócesis, cuyo jefe era un obispo, y varias diócesis formaban una arquidiócesis, dirigida por un arzobispo.

El clero regular
A partir del siglo VI se organizó en Occidente el clero regular. A diferencia del clero secular, sus miembros
optaron por aislarse del mundo y vivir en monasterios regidos por un abad. Seguían, además
unas reglasespecíficas.
En Occidente, el monacato lo inició San Benito de Nursia, quien fundó la orden benedictina. Su regla se
basaba en el lema ora et labora, es decir, reza y trabaja. Al mismo tiempo, la orden benedictina obligó a sus
miembros a cumplir votos de obediencia, castidad y pobreza. La regla de San Benito fue respaldada por el
Papado.
San Benito de Nursia

Los problemas del Clero


En los inicios de la Edad Media, el clero era elegido por la comunidad religiosa. A partir del siglo X, en
cambio, los monarcas decidieron reservarse ese derecho llamado investidura.
De esta forma el clero, privado de toda independencia, se hallaba sometido a los príncipes y a los señores,
y a su elección podía recaer en personajes que carecían de toda riqueza espiritual.
Esto provocó el relajamiento de las costumbres y los dos principales vicios de la época: la simonía, que
consistía en la compra de los cargos eclesiásticos por medio de la influencia o del dinero, y el nicolaísmo, es
decir, el rechazo al celibato religioso, transgrediendo la pureza de las costumbres eclesiásticas.
A pesar de esta corrupción, el clero procuró humanizar las rudas costumbres de la época y evitar las constantes
guerras.
Por el llamado derecho de asilo, prohibía realizar cualquier acto violento contra el que se encontraba dentro
de una iglesia o convento. Mediante la paz de Dios, prohibía a los señores feudales atacar en las batallas a los
que no combatían. Por último, la tregua de Dios consistía en la prohibición de combatir de viernes a domingo
y en el transcurso de las festividades religiosas, bajo pena de excomunión.

Problemas benedictinos
La regla benedictina, transplantada del monasterio de Monte Cassino, en Italia, a otros países, demostró tener
algunos puntos débiles. Puesto que cada monasterio era autónomo, cada uno de ellos se desenvolvía en una
gran aislamiento. Además, uno de los requisitos de la regla era la obligación de cada monje de permanecer
toda su vida e un monasterio en que había ingresado. Esta norma produjo una falta de contacto entre los
monasterios y motivó que los monjes fueran fácilmente influenciados por personas que se aprovechaban de
su falta de información. Según la regla, los monjes elegían a su abad sin que el obispo pudiera entrometerse
en estas elecciones. Sin embargo, esta norma fue desobedecida: no solo los obispos se entrometían en las
elecciones, sino también los laicos, que ofrecían dinero a cambio de que los monjes eligiesen a su candidato
preferido. De esta manera, la orden benedictina se corrompió.

Centros Culturales
La vida en los monasterios estaba perfectamente regulada: se rezaba y se trabajaba. Sin embargo, no todos los
monjes se dedicaban a la misma labor. Unos trabajaban en los huertos, otros se dedicaban al trabajo artesanal,
y había algunos que se dedicaban a una empresa eminentemente cultural: copiaban, decoraban y
encuadernaban los manuscritos que contenían las grandes obras del saber clásico. Estos manuscritos o códices,
escritos con plumas de oca, se adornaban con miniaturas policromadas (flores, paisajes y personajes) y eran

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celosamente guardados en las bibliotecas de los monasterios. En los monasterios también funcionaban las
únicas escuelas de la época. En ellas los futuros monjes y muchos laicos, estudiaban las primeras letras.
Monje copista

La renovación Eclesiástica
En el siglo XI, el clero regular reaccionó en contra de la relajación de las costumbres de la Iglesia y del poder
de los laicos sobre ella. El movimiento monacal fue reformado por dos conventos bendictinos.

Cluny, el espíritu de reforma


La primera reforma partió de la abadía de Cluny, fundada el año 910. Los monjes de Cluny optaron por la
protección exclusiva del Papa (y no la del obispo o la del señor feudal) y reforzaron la autoridad del abad.
Bajo estas reformas nació la orden cluniacense, que se extendió con rapidez en Europa. En su momento de
máxima popularidad, a comienzos del siglo XII, poseía cerca de 1500 monasterios, todos ellos bajo la
autoridad del abad de Cluny.

La orden cluniacense
La orden cluniacense fue esencialmente una orden aristocrática, pues la mayoría de sus monjes eran miembros
de la nobleza. Quizas por ello, el trabajo manual ya no se consideró una ocupación adecuada y fue sustituido
por una elaborada liturgia, que ocupaba la mayor parte del tiempo de los monjes. La organización de Cluny
se basó en la idea feudal de jerarquía: de la misma manera que en la sociedad feudal había un rey en la cima,
con condes, duques, caballeros y el resto en una escala de mayor a menor importancia, el abad de Cluny fue
la cabeza de toda una jerarquía de miembros subordinados. Todos los monasterios cluniacenses estaban bajo
su autoridad.

Citeaux, el retorno a la simplicidad


Sin embargo, a mediados del siglo XII, los cluniacenses se alejaron del ideal de vida benedictino
enriqueciéndose en extremo. Esto dio origen a una segunda reforma que partió del monasterio de Citeaux,
también en Francia; su promotor fue San Bernardo de Claraval.
En busca de una vida más recluida y estricta, los cisternienses fundaron su propia orden. La orden cisterniense
se propagó por Europa en el siglo XIII, y su expansión también fue espectacular.

San Bernando de Claraval


La expansión e influencia de la orden cisteriense se debió, en gran parte, a la actividad de San Bernardo. Este
personaje entró a la abadía de Citeaux en el año 1112 y tres años más tarde, escogió un lugar para fundar un
nuevo monasterio del cual fue el primer abad: la abadía de Claraval. San Bernardo, apoyado por el Papado,
ejerció una enorme influencia combatiendo las herejías. Fue también, un profundo pensador y escritor: dejó
más de 350 sermones y alrededor de 500 cartas. Mientras hacía esto, gobernaba su abadía de 700 monjes. Al
morir, la abadía de Claraval tenía al menos 68 monasterios que dependían de ella.
San Bernardo de Claraval

La Querella de las Investiduras


Gracias a las reformas benedictinas, el clero regular se independizó, en gran parte, de la influencia de los
laicos.
Sin embargo, quedaba un problema por resolver; la elección o investidura del Papa y de los obispos que, desde
el siglo X, era nombrado por el emperador del Sacro Imperio Germánico.
Desde el siglo XI, los Papas buscaron poner fin a esta situación. Por eso, el año 1075 el Papa Gregorio VII,
que soñaba con una Iglesia libre de la influencia de los emperadores alemanes, publicó un decreto que prohibía
a todos los laicos investir a cualquier miembro de la Iglesia incluyendo al Sumo Pontífice.
Este decreto originó una serie de violentos conflictos entre el Papa y el emperador alemán Enrique IV
llamado la Querella de las Investiduras. Por negarse a cumplirlo, Enrique IV fue excomulgado. Como la
excomunión era el peor castigo que había, Enrique IV tuvo que humillarse ante el Papa, pidiendo perdón de
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rodillas en el castillo italiano de Canossa, en Italia.
Este conflicto concluyó en 1122 con la firma del Concordato de Worms, que se pactó entre el Papa Calixto
II y el emperador Enrique V. A través del Concordato, el emperador renunció para siempre a la designación
de obispos y Papas.
A partir de entonces, los poderes de la Iglesia y del imperio se definieron y la Iglesia católica se fortaleció.

La fe en la Edad Media
Con las reformas eclesiásticas, la Iglesia católica alcanzó un poder supremo en el siglo XII. Su triunfo se
debió, también, a la ola de fervor cristiano que envolvió a las clases más humildes.
La fe se fundaba en la esperanza de una vida mejor. La veneración a la Virgen, a los santos y a las reliquias
que, según se creía, podían obrar milagros, e difundió por toda la cristiandad.
Por otro lado, la Iglesia orientaba a sus feligreses, evitando que cayeran en herejías o falsas creencias. Para
conseguirlo contaba con dos poderosas armas: la excomunión y la Inquisición.
A través de la excomunión se expulsaba de la Iglesia a todo aquél que no obedecía sus ordenes. El
excomulgado no podía recibir sacramentos, y quedaba fuera de la ley divina. La excomunión fue el peor
castigo de la Edad Media.
Por otro lado, en el siglo XII se fundó la Inquisición: un tribunal eclesiástico que investigaba a la gente de fe
dudosa. Para lograr información los inquisidores torturaban a los acusados.
Los castigos variaban según el pecado: desde pasear a lomo de un burro con una soga en el cuello y un gorro
puntiagudo llamado sambenito hasta ser quemado en la hoguera.

Las peregrinaciones
Una de las manifestaciones del apego de la sociedad feudal a las creencias religiosas fueron las
peregrinaciones: viajes que los fieles, tanto ricos como pobres, realizaban a pie a diferentes santuarios
religiosos y que duraban meses o años.
Los centros más importantes de peregrinación fueron Roma, capital espiritual de la cristiandad; Jerusalén,
donde se hallaba el Santo Sepulcro, y Santiago de Compostela, donde se creía que estaba enterrado el apóstol
Santiago.
Los cristianos peregrinaban por causas muy diversas. Algunos cumplían penitencias o una promesa, otros
buscaban la purificación, y otros lo hacían por curiosidad o por el deseo de comerciar en los lugares a los que
llegaban los peregrinos.

La guía de Santiago
En el siglo XI, Santiago de Compostela, en el norte de España, pasó a ser un lugar de peregrinaje tan importante
como Roma y Jerusalén. Las peregrinaciones quedaron relatadas en un extenso códice del siglo XII. Este
manuscrito contenía una auténtica guía de peregrinos en la que se advertía a los fieles de los peligros del
camino y a la vez, se estimulaba la peregrinación a Santiago.
Cualquier peregrino estaba sometido a las penalidades del recorrido y a los problemas de alimentación y
seguridad. La guía señalaba las fuentes de agua, los tipos de comidas de las distintas regiones y hasta los
posibles riesgos de asaltos, así como las posadas, los hospitales y las iglesias que merecían visitarse.

El milenarismo
Otra expresión espiritual de la época fue el milenarismo, es decir, la creencia de que a los mil años de su
muerte, Cristo volvería y reinaría en la Tierra durante mil años antes del Juicio Final. El milenarismo influyó
mucho en la sociedad. Algunos renunciaron a sus riquezas para hacerse más dignos de la llegada de Cristo.
Los más pobres, en cambio, formaron frecuentemente sectas que se enfrentaron con la violencia de los judíos,
a los ricos o al clero, pensando que eran indignos de la llegada de Cristo.
Estas sectas, dirigidas por presuntos profetas y mesías, fueron el origen de muchas cosasías medievales como,
por ejemplo, la de los albingenses.

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Reliquias y herejías
Una de las manifestaciones de la piedad medieval fue el culto a las reliquias; la devoción a los restos de un
santo, sus huesos o algún objeto relacionado con él. El cáliz del cual bebió Jesús en la última cena, El Santo
Grial, fue una de las reliquias más buscadas pero nunca fue hallado. Según el evangelio de San Juan, el judío
Jose de Arimatea reclamó el cuerpo de Cristo para enterrarlo, y se llevó, también, el Santo Grial que con el
tiempo, se perdió. El Santo Grial fue el origen de muchos relatos medievales, y también, de algunas herejías.
A fines del siglo XII, por ejemplo, una secta de monjes franceses, los albigensesm afirmaron poseer el Santo
Grial. Entonces, el rey de Francia, Felipe II, logró el consentimiento papal para declararles la guerra por
herejía.
HISTORIA DE LA IGLESIA CONTEMPORÁNEA: siglos XIX-XX

-LA ÉPOCA:
*avance de las ciencias y las artes: luz eléctrica que llega a todos los hogares, rayos X y telegrafía,
avión, la penicilina, el cine, la televisión, telefonía y ordenadores.
*el siglo más trágico de la historia: millones de muertos en conflictos bélicos. Armas destructivas que
arrasan ciudades enteras. Campos de concentración dónde se masacran a millones de seres humanos
inocentes
*Periodo convulso en España: enfrentamientos políticos y religiosos: dos dictaduras y una guerra civil.
Enfrentamientos entre católicos y no católicos.
Un mundo ajeno a la Iglesia que combate las tradiciones que ella misma transmite desde hace siglos.
-LA IGLESIA SE RENUEVA:
*época de recelos y enfrentamientos: la Iglesia se repliega sobre sí misma. La teoría de Darwin por
ejemplo (evolución de las especies) no facilitan el acercamiento de la Iglesia al pensamiento moderno.
*protagonistas de la historia:
-durante la segunda mitad del siglo XIX dos papas gobiernan la Iglesia:
-Pio IX, muy controvertido por su enfrentamiento al liberalismo. Proclama el dogma de la Inmaculada
Concepción y celebra el concilio vaticano I, donde se define que el Papa cuando proclama una verdad
referida a la fe o a la moral con la intención de que sea norma universal, es infalible.
-León XIII: inicia un periodo de adaptación de la Iglesia a la realidad que vive la sociedad civil. Con
su encíclica Rerum Novarun, pone las bases de la doctrina social de la Iglesia.

NUEVO IMPULSO A LA VIDA DE LA IGLESIA:


A pesar de enfrentamientos políticos e ideológicos la vitalidad de la Iglesia se evidencia por:
-Nuevas congregaciones religiosas adaptadas a los nuevos tiempos y con la intención de servir mejor
a los necesitados
-Expansión evangelizadora: resurgimiento de las misiones.
-Aparición del sindicalismo cristiano: para propagar las creencias cristianas, fomentar la asociación de
obreros, dar apoyo económico al obrero y formarlos culturalmente y organizar actividades
recreativas.

PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX: Renovación interna de la Iglesia:

-Renovación de la liturgia, impulsada por PIo X. Los sacramentos recobran importancia, las
celebraciones son más cercanas a las necesidades y a la vida cotidiana de la gente sencilla.
-Participación del laicado
-Acercamiento a nuevos pueblos y naciones: se nombran obispos indígenas y se potencia el clero
autóctono

CONCILIO VATICANO II: UN SOPLO DE AIRE FRESCO


a.-Razones para un nuevo concilio:
-Poner al día, actualizar la vida de la Iglesia
-Buscar caminos para la vuelta a la unidad de los cristianos (ecumenismo)
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-Relanzar el apostolado en un mundo de grandes transformaciones debido a las dos grandes Guerras
Mundiales
El concilio fue convocado por Juan XXIII. Es preparado durante más de tres años. Comienza el 11 de
octubre de 1962 en San Pedro (Roma).
Juan XXIII muere durante el concilio y lo sucede Pablo VI que lo clausura el 8 de Diciembre de 1965.
b.- Características de este Concilio:
-Universalidad y magnitud: compuesto por 25000 padres conciliares de los que la mayoría provenían
de continentes distintos a Europa y de naciones jóvenes
-Ecumenismo: había muchos observadores de otras confesiones cristianas
-conexión con la sociedad: los temas que se tratan no conciernen solo a los cristianos, sino a toda la
humanidad
-repercusión en la sociedad: los medios de comunicación llevan los temas tratados a todos los rincones
del mundo
c.- aportaciones a la vida de la Iglesia:
-reconocimiento del espíritu cristiano en las iglesias no católicas
-reconocimiento del papel de los laicos en la vida de la Iglesia
-reforma litúrgica en la que se renuevan todas las celebraciones
-definición de Iglesia como “pueblo de Dios”
d.- aportaciones a la sociedad:
-declaración de libertad religiosa (frente a la idea de que solo la verdad católica era aceptable)
-afirmación de la bondad de todo lo creado y de la soberanía dl ser humano sobre el mundo. Dios
ha puesto al hombre al frente de la creación para llevarla a su plenitud en Cristo
-reconocimiento de la autonomía de las ciencias y el valor de la cultura y el progreso siempre y
cuando sirvan al bien de la humanidad
-deseo de compromiso cristiano en el mundo para defender los derechos humanos junto a otros
hombres y mujeres
-compromiso con los más pobres y desfavorecidos
-separación de Iglesia y Estado, abandonando cualquier pretensión de poder por parte de la Iglesia

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