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CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA .
Nacido en 1632 y fallecido en 1704, la vida del filósofo inglés John Locke
transcurrió principalmente a lo largo de toda la segunda mitad del siglo XVII.
Los principales acontecimientos históricos de los que fue testigo directo y en
algunos casos participó directamente fueron los siguientes:
CONTEXTUALIZACIÓN FILOSÓFICA .
A John Locke se le considera el padre de la filosofía inglesa moderna pues fue
el inspirador y la primera gran figura de la corriente filosófica que recibe el
nombre de “empirismo inglés”. El programa filosófico empirista tiene como
objetivo la determinación de las capacidades, límites y campo de aplicación de
la razón humana con el fin de asegurar el conocimiento. El objetivo es muy
similar al del proyecto filosófico racionalista cartesiano, la búsqueda de un
saber seguro, pero el empirismo sostendrá, en una fuerte polémica con el
racionalismo, que la base de ese saber seguro es la experiencia y no la
existencia de ideas innatas, de verdades a priori al margen de la experiencia
como por el contrario sostenían los racionalistas. Pero el empirismo no se
agotó en una crítica del conocimiento que hiciese de la experiencia tanto su
única fuente como la piedra de toque de su verdad. Por un lado, el empirismo
desplegó una severa crítica de todo el pensamiento metafísico en tanto
construcción especulativa desgajada de la observación. Por otro lado, mostró
un interés por los problemas del mundo humano (la ética, la política, la
religión) a los cuales intentó clarificar mediante el análisis crítico de la razón.
Esta defensa de la razón como el único recurso eficaz para resolver los problemas
de la vida social humana así como su escepticismo con respecto a todo intento de
fundamentar el orden social en instancias externas y ajenas a la razón (como la
tradición, la autoridad o la fe) puede considerarse como el acta de nacimiento y la
puesta en marcha del movimiento ilustrado, vasta corriente ideológica que desde
Inglaterra se extenderá primero a Francia y desde allí al resto del mundo y cuyo
espíritu racionalista y crítico será el dominante en el siglo XVIII.
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA | LOCKE 3 .
Locke publicó sus “Dos tratados sobre el gobierno” en 1690, tras la “revolución
gloriosa” de 1688 que puso fin a la monarquía de los Estuardo y establecía una
monarquía parlamentaria. En el primero de estos tratados Locke critica la teoría
absolutista del derecho divino del monarca (en concreto, somete a crítica las
principales tesis de la obra de Robert Filmer “Patriarca o del poder natural de los
reyes”). En el segundo tratado, formula (de acuerdo con la nueva situación política)
su propia versión reformada, frente a Hobbes, de la teoría contractualista: de su
teoría del “estado de naturaleza”, del contrato o pacto social, de los derechos del
Estado y de los ciudadanos. La nueva óptica acerca del contrato social que
defenderá Locke se constituirá como la perspectiva liberal frente a la perspectiva
absolutista hobbesiana.
Para Locke, que concibe el Estado como un Estado laico, éste deberá
garantizar a los ciudadanos el ejercicio de su derecho a la libre organización y culto
religiosos, pero deberá vigilar también que ninguna Iglesia, ninguna asociación
religiosa, se transforme en poder, capaz de suscitar discordias civiles por las
disputas sectarias de carácter religioso.
ANÁLISIS DE TEXTOS 1 .
§ 6. Pero, aunque ese estado natural sea un estado de libertad, no lo es de licencia; aunque
el hombre tenga en semejante estado una libertad sin límites para disponer de su propia
persona y de sus propiedades, esa libertad no le confiere derecho de destruirse a sí mismo,
ni siquiera a alguna de las criaturas que posee, sino cuando se trata de consagrarla con ello
a un uso más noble que el requerido por su simple conservación. El estado natural tiene
una ley natural por la que se gobierna, y esa ley obliga a todos. La razón, que coincide con
esa ley, enseña a cuantos seres humanos quieren consultarla que, siendo iguales e
independientes, nadie debe dañar a otro en su vida, salud, libertad o posesiones; porque,
siendo los hombres todos la obra de un Hacedor omnipotente e infinitamente sabio, siendo
todos ellos servidores de un único Señor soberano, llegados a este mundo por orden suya y
para servicio suyo, son propiedad de ese Hacedor y Señor que los hizo para que existan
mientras le plazca a Él y no a otro. Y como están dotados de idénticas facultades y todos
participan en una comunidad de Naturaleza, no puede suponerse que exista entre nosotros
una subordinación tal que nos autorice a destruirnos mutuamente, como si los unos
hubiésemos sido hechos para utilidad de los otros, tal y como fueron hechas las criaturas de
rango inferior, para que nos sirvamos de ellas. De la misma manera que cada uno de
nosotros está obligado a su propia conservación y a no abandonar voluntariamente el
puesto que ocupa, lo está asimismo, cuando no está en juego su propia conservación, a
mirar por la de los demás seres humanos y a no quitarles la vida, a no dañar ésta, ni todo
cuanto tiende a la conservación de la vida, de la libertad, de la salud, de los miembros o de
los bienes de otro, a menos que se trate de hacer justicia a un culpable.
J. LOCKE; Ensayo sobre el gobierno civil, trad. de A. Lázaro Ros, Barcelona, Orbis, 1983,
cap. 2 (Del estado natural), § 6, p. 26
2º ¿Cuáles son dichas restricciones? El estado de naturaleza está regido por una ley,
la ley de la naturaleza (que puede ser conocida por la razón y que atañe a todo
hombre), que, tras reconocer que todos los individuos son iguales e independientes,
restringe la libertad del individuo y le impone una serie mínima de deberes: el no
dañar la vida, salud, libertad y posesiones de otra persona.
4º Y es que Dios nos ha creado con una y la misma naturaleza a todos los
hombres no existiendo por ello posibles relaciones jerárquicas de subordinación
que justificarían el que unos pudiesen llegar a utilizar a otros como les placiese.
5º Finalmente, la ley natural, que es obra de Dios, obliga a todo hombre a preservarse
a sí mismo y a ayudar a preservar al resto de la humanidad no causando, por ello,
nunca daño a otra persona en su vida, integridad física, libertad o hacienda (con la
salvedad de tener que hacer justicia, caso en el cual está justificado el infligir
daño al ofensor).
ANÁLISIS DE TEXTOS 2 .
§ 89. En consecuencia, siempre que cierto número de hombres se une en una sociedad
renunciando cada uno de ellos al poder de ejecutar la ley natural, cediéndolo a la
comunidad, entonces y sólo entonces se constituye una sociedad política o civil. Ese hecho
se produce siempre que cierto número de hombres que vivían en el estado de Naturaleza
se asocian para formar un pueblo, un cuerpo político, sometido a un gobierno supremo, o
cuando alguien se adhiere y se incorpora a cualquier gobierno ya constituido. Por ese hecho
autoriza a la sociedad o, lo que es lo mismo, a su poder legislativo para hacer las leyes en
su nombre según convenga al bien público de la sociedad y para ejecutarlas siempre que se
requiera su propia asistencia (como si se tratase de decisiones propias suyas). Eso es lo
que saca a los hombres de un estado de Naturaleza y los coloca dentro de una sociedad
civil [commonwealth], es decir, el hecho de establecer en este mundo un juez con autoridad
para decidir todas las disputas y reparar todos los daños que pueda sufrir un miembro
cualquiera de la misma. Ese juez es el poder legislativo, o lo son los magistrados que él
mismo señale. Siempre que encontremos a cierto número de hombres asociados entre sí,
pero sin disponer de ese poder decisivo a quien apelar, podemos decir que siguen viviendo
en el estado de Naturaleza. § 90. Resulta, pues, evidente que la monarquía absoluta, a la
que ciertas personas consideran como el único gobierno del mundo, es, en realidad,
incompatible con la sociedad civil, y, por ello, no puede ni siquiera considerarse como una
forma de poder civil. La finalidad de la sociedad civil es evitar y remediar los inconvenientes
del estado de Naturaleza que se producen forzosamente cuando cada hombre es juez de su
propio caso, estableciendo para ello una autoridad conocida a la que todo miembro de dicha
sociedad pueda recurrir cuando sufre algún atropello, o siempre que se produzca una
disputa y a la que todos tengan obligación de obedecer. Allí donde existen personas que no
disponen de esa autoridad a quien recurrir para que decida en el acto las diferencias que
surgen entre ellas, esas personas siguen viviendo en un estado de Naturaleza. Y en esa
situación se encuentran, frente a frente, el rey absoluto y todos aquellos que están
sometidos a su régimen.
J. LOCKE; Ensayo sobre el gobierno civil, trad. de A. Lázaro Ros, Barcelona, Orbis, 1983,
cap. 7 (De la sociedad política o civil), § 89 y 90, p. 26
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA | LOCKE 7 .