Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Monográfico
INFANCIA Y ADOLESCENCIA:
FACTORES Y VULNERABILIDAD
Coordinadora: María Vicente Mestre Escrivá
SERVICIO
DE PSICOLOGÍA
APLICADA
Director /Editor: José Luis Martorell Ypiens Universidad Nacional de Educación a Distancia
Director Adjunto/ Associate Editor: Miguel A. Carrasco Universidad Nacional de Educación a Distancia
Acción Psicológica publica artículos originales e inéditos de investigación, de revisión, contribuciones teóricas o metodológicas,
como también estudios de casos sobre diversas áreas de la Psicología.
Las normas de envío de originales se detallan en la web de la revista:
http://revistas.uned.es/index.php/accionpsicologica/about/submissions#onlineSubmissions
Copyright: la revista Acción Psicológica se publica bajo licencia Creative Commons Reconocimiento – NoComercial (CC BY-NC).
Contacto: Servicio de Psicología Aplicada. Facultad de Psicología (UNED). C/ Juan del Rosal nº 10, 28040 Madrid, Spain. Email:
accionpsicologica@psi.uned.es
Acción Psicológica Acción Psicológica is a semiannual journal published by the Faculty of Psychology of the
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) since 2002. Publishes original
SEMIANNUAL JOURNAL OF PSYCHOLOGY research, review, theoretical or methodological contributions, as well as case studies on
VOLUME 13, NUMBER 2, DECEMBER 2016 - ISSN: 2255-1271 different areas of Psychology.
Biblographical International: Emerging Source Citation Index (ESCI - Clarivate Analytics), Academic Search Complete, Academic Search
Premier and Fuente Academica Plus (EBSCO), ProQuest Psychology Journals, ProQuest Central, ProQuest Central K-12, ProQuest
Health Research Premiun Collectium, ProQuest Hospital Premiun Collection, DOAJ, FirstSearch (OCLC), PubPsych (ZPID), SciELO,
Open J-Gate, Dialnet, e-Revistas, Redalyc.
Web site of the journal, with information, index, abstracts and full text (in pdf format) of articles:
http://revistas.uned.es/index.php/accionpsicologica/index
UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA
ACCIÓN PSICOLÓGICA
ÍNDICE
Contribuciones al monográfico
12. Escala de mitos en duelo. Relación con el estilo de afrontamiento evitativo y validación
psicométrica ................................................................................................................................. 129
José Carlos Bermejo, Marta Villacieros e Invención Fernández-Quijano
13. Efectos del bienestar subjetivo y positivo en los resultados terapéuticos de un hospital
de día ............................................................................................................................................. 143
Adolfo Navascués Navascués, David Calvo Medel y Asier Bombin Martin
14. Sobre la desensibilización sistemática. Una técnica superada o renombrada ..................... 157
Laura Vallejo-Slocker y Miguel A. Vallejo
15. Identificación con los trabajadores mayores y absentismo: moderación de la selección,
optimización y compensación .................................................................................................... 169
Adrián Segura y Gabriela Topa Cantisano
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, n.o 2 V
CONTENTS
Monographic articles
Others Articles
12. Scale of Myths in Duel. Relationship with Avoidant Coping Style and Psychometric
129
Validation .....................................................................................................................................
José Carlos Bermejo, Marta Villacieros, and Invención Fernández-Quijano
13. Effects of subjective and psychological well - being on the therapeutic outcomes at a day
143
hospital .........................................................................................................................................
Adolfo Navascués Navascués, David Calvo Medel, and Asier Bombin Martin
14. Concerning Systematic Desensitization. An Overcomed or Renowned Technique? ............
157
Laura Vallejo-Slocker and Miguel A. Vallejo
15. Older Worker Identity and absenteeism: Moderation of Selection, Optimization and
Compensation .............................................................................................................................. 169
Adrián Segura and Gabriela Topa Cantisano
UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA
ACCIÓN PSICOLÓGICA
INTRODUCCIÓN AL MONOGRÁFICO:
INFANCIA Y ADOLESCENCIA. FACTORES DE PROTECCIÓN Y
VULNERABILIDAD
INTRODUCTION TO THE MONOGRAFHIC.
CHILHOOD AND ADOLESCENCE. PROTECTIVE AND
VULNERABILITY FACTORS
M. VICENTA MESTRE 1
Agradecimientos: por la financiación del Proyecto I+D para Grupos de Investigación de Excelencia (Referencia
PROMETEO 2011/009) Generalitat Valenciana. España. Proyecto I+D del Ministerio de Ciencia y Tecnología
(Referencia PSI2011-27158) y de la Red de Excelencia ISIC/2013/001, de la Comunitat Valenciana. España.
Correspondencia: Ana M. Tur Porcar. Facultad de Psicología. Departamento de Psicología Básica. Universitat de
Valencia.
Email: ana.tur@uv.es
1
Universidad de Valencia, España.
determinada situación a modo de “estoy triste porque te tre las necesidades propias y las necesidades del otro
veo triste” (De Wied, Branje y Meeus, 2007; Igartua y (Carlo, Mestre, Samper, Tur y Armenta, 2010; Eisenberg,
Páez, 1998). 1986). Contempla, por tanto, un juicio moral prosocial y
un razonamiento cognitivo, de toma de perspectiva y de
La empatía disposicional está presente en el toma de decisión, ante una situación marcada por un
comportamiento prosocial (Garaigordobil y García de conflicto de intereses entre personas ajenas a uno mismo
Galdeano, 2006; Mestre et al., 2004, Strayer y Roberts, (Carlo, 2006). Además, el razonamiento moral prosocial
2004). En este sentido, se han encontrado importantes suele estar acorde con los valores morales y con la
relaciones significativas entre ambas, empatía y conducta jerarquía, que dirige la conducta de ayudar, de ahí que se
prosocial en la infancia y la adolescencia, tanto en con- espere que contribuya a consolidar las características
textos americanos (Carlo, Hausman, Christiansen y personales prosociales (Eisenberg, Hofer, Sulik y Liew,
Randall, 2003; Carlo y Randall, 2002; Eisenberg et al., 2014). De este modo, el razonamiento moral prosocial se
2005), como españoles (Gutiérrez, Escartí y Pascual, relaciona con conductas prosociales o acciones destinadas
2011; Mestre, Tur, Samper, Nácher y Cortés, 2007). Del a beneficiar al otro (Carlo et al., 2010; Eisenberg, Zhou y
mismo modo, la falta de empatía ha llegado a relacio- Koller, 2001) y se vincula a ciertas emociones morales,
narse con la psicopatología y la clínica relacionada con como la empatía emocional (Eisenberg, Fabes y Spinrad,
el espectro autista (Cornelio-Nieto, 2009; Oberman, 2006; Malti y Keller, 2009). Por el contrario, el
Ramachandran y Pineda, 2008), con la agresividad razonamiento moral prosocial se relaciona negativamente
(Carlo et al., 2014) y con la delincuencia (Hare, 2006). con razonamiento hedonista en adolescentes (Eisenberg,
Carlo, Murphy y Van Court, 1995) y con la conducta
En los últimos años ha cobrado protagonismo la agresiva (Carlo et al., 2013).
investigación neuropsicológica, que sitúa a la empatía en
el ámbito cerebral. Desde esta posición teórica, se han Por lo que se refiere a las diferencias según el sexo, se
llegado a observar dos posibles sistemas para la empatía. ha comprobado que los chicos puntúan más alto en ra-
Uno básico de contagio emocional y otro cognitivo, de zonamiento moral hedonista y orientado hacia la aproba-
toma de perspectiva (Bzdok, et al., 2012). Incluso, se han ción. Mientras que las chicas puntúan más alto en razo-
llegado a definir sustratos anatómico-cerebrales diferen- namiento moral orientado hacia las necesidades, estereo-
tes para las dimensiones: afectiva y cognitiva (Klimecki, tipado e interiorizado (Carlo et al., 2013).
Leiberg, Ricard y Singer, 2014). De este modo, la per-
cepción del comportamiento del otro activa representa- Este trabajo tiene un doble objetivo. De una parte,
ciones propias de la conducta que requieren de áreas analizar las relaciones entre empatía, conducta prosocial,
motoras (Jabbi, Swart y Keysers, 2007). Así, a la empa- razonamiento moral prosocial y agresión y estudiar las
tía emocional se la sitúa en el área 44 de Brodman y el diferencias entre chicos y chicas adolescentes. De otra,
girus frontal inferior. Mientras que la perspectiva más analizar el valor predictor de las variables mencionadas,
cognitiva de la empatía, que requiere comprender y en- tomando como variables explicativas la conducta proso-
tender intelectualmente esas emociones, se la sitúa en la cial, el razonamiento moral prosocial y la agresividad, y
corteza ventromedial y en las áreas 11 y 10 de Brodman como variable a explicar a la empatía. De este modo, las
(Bird, Castelli, Malik, Frith y Husain, 2004). hipótesis de partida planteadas son: 1) Se espera obtener
diferencias entre los varones y las mujeres adolescentes
en empatía, conducta prosocial y razonamiento moral
prosocial, a favor de las mujeres en todas sus dimensio-
Razonamiento moral prosocial
nes, excepto en el razonamiento moral hedonista y el
orientado a la aprobación (Carlo et al., 2013). Se espera
Por otro lado, el razonamiento moral prosocial se ha
también que los varones obtengan índices más elevado en
definido como la toma de decisiones sobre la ayuda ha-
agresividad; 2) Se espera que la empatía se relacione
cia el otro en una situación marcada por el conflicto en-
positivamente con el razonamiento moral prosocial en
6 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 3-14. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17802
Tabla 1
Comparación de medias de muestras relacionadas de las variables analizadas en función del sexo
Chicos Chicas
M DT M DT T(1.555gl) Sig. d
-7
Empatía 13.31 3.21 16.55 3.14 -20.09 <10 1.020
-7
Conducta Prosocial 23.49 3.15 25.15 2.82 -10.92 <10 .555
-7
Agresividad física y verbal 22.69 4.77 20.93 4.72 7.31 <10 .370
(1) -7
Hedonista 0.17 0.04 0.16 0.03 4.95 <10 .282
(2) -7
Necesidad 0.21 0.03 0.22 0.02 -4.46 <10 .392
(3) -7
Aprobación 0.17 0.04 0.16 0.04 4.97 <10 .250
(4) -7
Estereotipado 0.21 0.03 0.22 0.02 -4.17 <10 .392
(5) -7
Interiorizado 0.20 0.03 0.21 0.02 -4.70 <10 .392
(1) (2) (3)
Nota. Razonamiento moral hedonista; Razonamiento moral orientado hacia la necesidad; Razonamiento moral
(4) (5)
orientado hacia la aprobación; Razonamiento moral estereotipado y Razonamiento moral interiorizado.
Índice de Empatía para Niños y Adolescentes (Index En segundo lugar, se ha realizado un análisis
of Empathy for Children and Adolescents, IECA; Bryant, correlacional de Pearson para chicos y otro para chicas, a
1982; Mestre, Pérez, Frías y Samper, 1999): Este ins- fin de analizar las relaciones internas entre las variables.
trumento constituye una adaptación para población in- Finalmente se han llevado a cabo dos análisis de regre-
fantil y adolescente de la escala para adultos de Mehra- sión lineal múltiple, uno para la población masculina y
bian y Epstein (1972). Se trata de una medida de los otro para la femenina. Tienen el objetivo de observar las
componentes emocional y situacional de la empatía. El variables predictoras de la empatía, de entre la conducta
instrumento consta de 22 ítems. De ellos, cuatro aluden a prosocial, la agresividad y las diferentes dimensiones de
situaciones protagonizadas por mujeres, cuatro por varo- razonamiento moral prosocial (hedonista, razonamiento
nes y los 14 restantes sin referente de género (ejemplo de orientado hacia la aprobación, hacia la necesidad, este-
ítem “Me siento triste al ver a una chica que no encuen- reotipado e interiorizado). La empatía actúa como varia-
tra a nadie con quien jugar”). El alpha de Cronbach ha ble dependiente y el resto como variables explicativas.
sido de .67
Análisis de datos
Resultados
Tabla 2
1 2 3 4 5 6 7 8 9
** ** ** ** ** * ** **
1.Empatía - .392 -.130 -.150 -.216 .127 -.091 .109 .165
** ** ** ** * ** ** **
2.Conducta Prosocial .357 - -,156 -.213 -.181 .093 -.136 .166 .166
** ** ** ** * ** *
3.Inestabilidad emocional -.170 -.171 - .598 .207 -.083 ,011 -.112 -.076
** ** ** ** * **
4.Agresividad Física y Verbal -.200 -.213 .633 - .184 -.075 -.003 -.105 -.040
(1) ** ** ** ** ** * ** **
5.Hedonista -.277 -.228 .186 .232 - -.385 -.079 -.369 -.363
(2) ** ** ** ** ** ** *
6.Necesidad .196 .153 -.099 -.149 -.464 - -.451 .083 .025
(3) ** ** ** ** ** **
7.Aprobación -.114 -.107 .050 .014 -.094 -.353 - -.487 -.428
(4) ** ** * ** ** *
8.Estereotipado .095 .164 -.090 -.048 -.330 .020 -,452 - .081
(5) ** ** ** ** ** * **
9.Interiorizado .233 .131 -.126 -.132 -.421 .079 -.403 .021 -
Varones: Abajo izquierda; Mujeres: arriba-derecha; ** p ≤ .01, * p ≤ .05
(1) (2) (3)
Razonamiento moral hedonista; Razonamiento moral orientado hacia la necesidad; Razonamiento moral
(4) (5)
orientado hacia la aprobación; Razonamiento moral estereotipado y Razonamiento moral interiorizado.
La Tabla 1 muestra los resultados del análisis de patía con razonamiento moral orientado a la necesidad
comparación de medias entre la población masculina y (chicos: r = .196, p ≤ .01; chicas: r = .127, p ≤ .01), este-
femenina. En ella aparecen las diferencias en razón de reotipado (chicos: r = .095; p ≤ .01; chicas: r = .109,
género en empatía, conducta prosocial, agresión y razo- p ≤ .01) y con razonamiento moral interiorizado (chicos:
namiento moral prosocial en todas sus dimensiones (he- r = .233, p ≤ .01; chicas: r = .165, p ≤ .01). Por el contra-
donismo, razonamiento orientado hacia la necesidad, ha- rio, la empatía se relaciona negativamente con la inesta-
cia la aprobación, estereotipado e interiorizado). bilidad emocional (chicos: r = -.170, p ≤ .01; chicas:
r = -.130, p ≤ .01), con agresividad física y verbal (chi-
Entre mujeres y varones adolescentes existen cos: r = -.200, p ≤ .01; chicas: r = -.150, p ≤ .01), con ra-
diferencias significativas en todas las variables analiza- zonamiento moral hedonista (chicos: r = -.277, p ≤ .01;
das. Así pues, las chicas adolescentes obtienen puntua- chicas: r = -.216, p ≤ .01), y con razonamiento moral
ciones más elevadas en empatía, conducta prosocial y en orientado a la aprobación (chicos: r = -.114, p ≤ .01, chi-
el razonamiento moral prosocial, en las dimensiones de cas: r = -.091, p ≤ .05). Por lo que respecta la conducta
razonamiento orientado hacia la necesidad, estereotipado prosocial las relaciones son semejantes a las anteriores,
e interiorizado. Sin embargo, los chicos adolescentes tanto en chicos como en chicas. Por otra parte, mantiene
muestran mayores puntuaciones en agresividad –física y relaciones positivas con el razonamiento moral orientado
verbal– y en dos tipos de razonamiento (hedonista y a la necesidad (chicos: r = .153, p ≤ .01; chicas: r = .093,
orientado hacia la aprobación). Por otro lado, la magni- p ≤ .05), estereotipado (chicos: r = .164, p ≤ .01; chicas:
tud del cambio, observado a través de la prueba de r = .166, p ≤ .01) e interiorizado (chicos: r = .131,
Cohen, se sitúa en valores altos (por encima de .800), p ≤ .01; chicas: r = .166, p ≤ .01). Por el contrario, la
valores medios –por encima de .500– y bajos –en torno a conducta prosocial se relaciona negativamente con la
.200– (Cohen, 1992). inestabilidad emocional (chicos: r = -.171, p ≤ .01; chi-
cas: r = -.156, p ≤ .01), la agresividad física y verbal
La Tabla 2 muestra los resultados de los análisis (chicos: r = -.213, p ≤ .01; chicas: r = -.213, p ≤ .01) y el
correlacionales (Pearson) en chicas y chicos adolescen- razonamiento moral hedonista (chicos: r = -.228, p ≤ .01,
tes. En ambos colectivos aparecen relaciones significati- chicas: r = -.181, p ≤ .01) y orientado hacia la aprobación
vas positivas de la empatía con la conducta prosocial (chicos: r = -.107, p ≤ .01; chicas: r = -.136, p ≤ .01).
(chicos: r = .357, p ≤ .01; chicas: r = .392, p ≤ .01), em-
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 3-14. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17802 9
Tabla 3
Coeficientes del análisis de regresión múltiple en la explicación de la empatía en varones adolescentes (adolescencia
temprana y media)
(4)
Empatía B Error típico Beta T Sig. FIV
Constante 4.099 1.909 2.148 .032
Conducta prosocial .291 .033 .286 8.686 .000 1.091
(1)
Hedonista -7.544 7.185 -.095 -2.368 .018 1.630
(2)
Interiorizado 14.564 3.724 .138 3.911 .000 1.247
Agresividad física y verbal -9.018 3.847 -.084 -2.612 .009 1.092
(3)
Necesidad 9.018 3.847 .084 -2.344 .019 1.309
2= -7 …………………………………………….
R .194; F(5.813) = 39.128; sig.= <10 Estadístico Durbin-Watson 1.896
(1) (2) (3)
Nota. Razonamiento moral hedonista; Razonamiento moral interiorizado; Razonamiento moral orientado hacia
(4)
la necesidad; Factor de incremento de la varianza
Tabla 4.
Coeficientes del análisis de regresión múltiple en la explicación de la empatía en mujeres adolescentes (adolescencia
temprana y media)
formes de los propios adolescentes. Hubiera sido desea- Caprara, G. V. y Pastorelli, C. (1993). Early emotional
ble recoger información de otras fuentes para relacio- instability, prosocial behavior, and aggression: some
narlas ambas. Con todo, se ha comprobado que los ado- methodological aspects. European Journal of
lescentes obtienen menores índices de deseabilidad so- Personality, 7, 19-36.
cial que otras fuentes de información, como los padres http://dx.doi.org/10.1002/per.2410070103
(Gaylord, Kitzmann y Coleman, 2003). Además, la in-
vestigación se ha centrado en la adolescencia temprana Carlo, G. y Randall, B. A. (2002). The Development of a
(12-15 años), aunque en una muestra bastante amplia de Measure of Prosocial Behaviors for Late
1557 adolescentes de la Comunidad Valenciana. Con- Adolescents. Journal of Youth and Adolescence,
vendría que se ampliara a toda la adolescencia, de esta 31(1), 31-44.
forma se podrían comparar diferentes edades. Por otra http://dx.doi.org/10.1023/A:1014033032440
parte, el objetivo de la investigación se dirige a analizar
las relaciones entre empatía, conducta prosocial y razo- Carlo, G. (2006). Care-based and altruistically-based
namiento moral prosocial. Convendría relacionar la em- morality. En M. Killen y J. G. Smetana (Eds.),
patía y la conducta prosocial con variables de la perso- Handbook of moral development (pp. 551-579).
nalidad, que pueden ser interesantes a la hora de estudiar Mahwah, NJ: Erlbaum.
el desarrollo de la prosocialidad y la empatía. Todo ello Carlo, G., Eisenberg, N. y Knight, G. P. (1992). An
aportaría información sobre el desarrollo de la personali- objective measure of adolescents prosocial moral
dad prosocial y ayudaría a diseñar programas precoces reasoning. Journal of Research on Adolescence,
de intervención para fomentar dicha personalidad proso- 2(4), 331-349.
cial.
Carlo, G., Hausman, A., Christiansen, S. y Randall, B.
(2003). Cognitive and behavioral correlates of a
measure of prosocial tendencies for adolescent.
Referencias Journal of Early Adolescence, 23(1), 107-134.
Bryant, B. K. (1982). An index of empathy for children Carlo, G., Mestre, M. V., McGinley, M., Tur-Porcar, A.,
and adolescents. Child Development, 53, 413-425. Samper, P. y Streit, C. (2013). The structure and
http://dx.doi.org/10.2307/1128984 correlates of a measure of prosocial moral reasoning
in adolescents from Spain. European Journal of
Bzdok, D., Schilbach, L., Vogeley, K., Schneider, K., Developmental Psychology, 10(2), 174-189.
Laird, A. R., Langner, R. y Eickhoff, S. B. (2012). http://dx.doi.org/10.1080/17405629.2012.762909
Parsing the neural correlates of moral cognition:
ALE meta-analysis on morality, theory of mind, Carlo, G., Mestre, M. V., Samper, P., Tur, A. y Armenta,
and empathy. Brain Structure and Function, 217, B. E. (2010). Feelings or cognitions? Moral
783-796. http://dx.doi.org/10.1007/s00429-012- cognitions and emotions as longitudinal predictors
0380-y of prosocial and aggressive behaviors. Personality
and Individual Differences, 48(8), 865-962.
http://dx.doi.org/10.1016/j.paid.2010.02.010
12 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 3-14. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17802
Gaylord, N. K., Kitzmann, M. y Coleman, J. K. (2003). Genetic, Social and General Psychopatology
Parents’ and children’s perceptions of parental Monographs, 123(3), 303-324.
behavior: associations with children’s psychological
adjustment in the classroom. Parenting: Science Malti, T. y Keller, M. (2009). The relation of elementary
and Practice, 3(1), 23-47. school children’s externalizing behaviour to emotion
http://dx.doi.org/10.1207/S15327922PAR0301_02 attributions, evaluation of consequences, and moral
reasoning. European Journal of Developmental
Gilligan, C. (1982). In a different voice: psychological Science, 6, 592-614.
theory and women’s development. Cambridge, MA, http://dx.doi.org/10.1080/17405620701497497
Harvard University Press.
Mehrabian, A. y Epstein, N. (1972). A measure of
Gutiérrez, M., Escartí, A. y Pascual, C. (2011). emotional empathy. Journal of Personality, 40(4),
Relaciones entre empatía, conducta prosocial, 525-543. http://dx.doi.org/10.1111/j.1467-
agresividad, autoeficacia y responsabilidad personal 6494.1972.tb00078.x
y social de los escolares. Psicothema, 23(1), 13-19.
Mestre, M. V., Frías, D., Samper, P. y Tur, A. M. (2002).
Hare, R. D. (2006). Psychopathy: A clinical and forensic Adaptación y validación en población española del
overview. Psychiatric Clinics of North America, PROM: una medida objetiva del razonamiento
29(3), 709-724. moral prosocial. Acción Psicológica, 1(3), 221-232.
http://dx.doi.org/10.1016/j.psc.2006.04.007 http://dx.doi.org/10.5944/ap.1.3.554
Igartua, J. J. y Páez, R. D. (1998). Validez y fiabilidad de Mestre, M. V., Frías, D., Samper, P. y Tur, A. M. (2004).
una escala de empatía e identificación con los Las medidas de la empatía, análisis del Interpersonal
personajes. Psicothema, 10(2), 423-436. Reactivity Index. Psicothema, 16(2), 255-260.
Jabbi, M., Swart, M. y Keysers, C. (2007). Empathy for Mestre, M. V., Tur, A., Samper, P. y Malonda, E. (2011).
positive and negative emotions in the gustatory Programa de educación de las emociones: la con-
cortex. Neuroimagen, 34(4), 1744-1753. vivencia. Valencia, España: Tirant lo Blanch.
http://dx.doi.org/10.1016/j.neuroimage.2006.10.032
Mestre, M. V., Tur, A., Samper, P., Nácher, M. J. y
Klimecki, O. M., Leiberg, S., Ricard, M. y Singer, T. Cortés, M. T. (2007). Estilos de crianza en la
(2014). Differential pattern of functional brain adolescencia y su relación con el comportamiento
plasticity after compassion and empathy training. prosocial. Revista Latinoamericana de Psicología,
Social Cognitive and Affective Neuroscience, 9(6), 39(2), 211-225.
873-879. http://dx.doi.org/10.1093/scan/nst060 http://dx.doi.org/10.14349/rlp.v39i2.434
Knafo, A. y Plomin, R. (2006). Prosocial behavior from Mestre, V., Pérez, E., Frías, D. y Samper, P. (1999).
early to middle childhood: Genetic and Instrumentos de evaluación de la empatía. En E.
environmental influences on stability and change. Pérez Delgado y V. Mestre, Psicología moral y
Developmental Psychology, 42, 771-786. crecimiento personal (pp. 181-190). Barcelona,
http://dx.doi.org/10.1037/0012-1649.42.5.771 España: Ariel.
Litvack, M. W., McDougall, D. y Romney, D. M. Mestre, V., Samper, P., Frías, D. y Tur, A. (2009). Are
(1997). The structure of empathy during middle women more empathetic than men? A longitudinal
childhood and its relationship to prosocial behavior. study in adolescence. The Spanish Journal of
Psychology, 12(1), 76-83.
14 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 3-14. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17802
ADAPTACIÓN EN LA INFANCIA:
INFLUENCIA DEL ESTILO PARENTAL Y DEL ESTADO DE ÁNIMO
CHILDHOOD ADJUSTMENT:
THE EFFECTS OF PARENTING STYLES ON MOOD STATES
1
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos. Universitat de Valencia, España.
2
Departamento de Psicología Social. Universitat de Valencia, España.
3
Departamento de Psicología Evolutiva. Universitat Jaume I, España.
autorizada por las autoridades correspondientes y por los that parenting styles have a strong effect on children’s
padres. Se han realizado pruebas t, correlaciones y adjustment, especially regarding school and social life.
regresiones jerárquicas. Los resultados muestran que los Moreover, emotional outcomes are better predictor of
chicos obtienen puntuaciones más altas en estilo children’s maladaptation than parenting styles.
Autoritario, Inadaptación Escolar, Social y General.
Mientras que las chicas puntúan más alto en estilo Keywords: adjustment; parenting styles; emotional
Democrático y Miedo. Los estilos educativos se development; maladaptation.
relacionan con los estados emocionales y con la
adaptación y ambas variables explican el 30 % de la
varianza en adaptación. Como conclusión destacar que el
estilo Democrático es más frecuente en las chicas y el Introducción
Autoritario en los chicos, siendo esto perjudicial para
ellos en términos de adaptación, especialmente en los La adaptación infantil hace referencia al ajuste
ámbitos escolar y social. Así como que los estados consigo mismo y con la realidad que vive. Un nivel bajo
emocionales son mejor predictor de la inadaptación de adaptación se relaciona con sentimientos de tristeza
infantil. (Riina y Mchale, 2014), problemas de autoestima o au-
toimagen, inseguridad en las relaciones personales, sín-
Palabras clave: inadaptación; estilo parental; estado tomas ansiosos (Naz y Kausar, 2014), bajo rendimiento
de ánimo; infancia. escolar (Hérnandez-Guanir, 2009), expectativas en la
relación con los amigos (MacEvoy, Papadakis, Fedigan y
Ash, 2016), entre otros. La adaptación personal, social,
escolar y familiar, se encuentran interrelacionadas (Her-
Abstract nández-Guanir, 2009). La adaptación infantil está influida
por diversos factores tanto de la persona como del
Children’s adjustment refers to personal, social and
ambiente social y familiar, entre los que se incluyen la
family stressors that children have to adapt to. Ad-
historia de aprendizaje, rasgos de personalidad, actitudes,
justment is related to personal and family aspects that creencias, habilidades y relaciones con los padres (Ars-
have influence on children’s development. Emotional had y Naz, 2014; Camisasca, Miragoli y Di Blasio,
outcomes and parenting styles that parents use to educate 2016). El interés se ha centrado en la interacción entre
their children are two of those aspects. This study padres e hijos, y en las actitudes que subyacen a dichas
examines parenting styles and emotional outcomes in interacciones, las cuales dan lugar a diferentes estilos y
predicting children’s adjustment. The sample consists of prácticas educativas, entendidas como tendencias globa-
1165 children between 8 and 12 years from primary les de comportamiento (López, Peña y Rodríguez, 2008).
schools of Valencia. Participants completed the Scales
Identification of "Family Educational Practices", The El modelo de estilos educativos parentales más
Mood Questionnaire and The Multifactorial Childhood utilizado fue propuesto por Baumrind (1966, 1971, 1989),
Self-Reported Adjustment Test. The respective y distingue tres estilos: (a) los padres autoritarios valoran
authorities and their parents approved the study. Data la obediencia como una virtud y favorecen las medidas de
were statistically analysed using t-test, bivariate castigo o coerción, de modo que en las interacciones con
correlations and hierarchical regressions. Results sus hijos suelen mostrar bajos niveles de afecto y altos
indicated that boys score higher on authoritative niveles de control; (b) los padres permisivos
parenting, maladaptation at school as well as social and proporcionan gran autonomía al hijo y evitan el recurso a
general maladaptation. Girls score higher on democratic la autoridad, las restricciones y castigos, de modo que las
parenting and fear. Parenting styles are related to interacciones familiares se caracterizan por altos niveles
emotional outcomes and together they predict children’s de afecto y bajo control; y (c) los padres democráticos o
adjustment (30 % of the variance). These findings reveal autorizativos se basan en el razonamiento, la negociación
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 15-30. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17807 17
y la reciprocidad jerárquica -cada miembro tiene rece haber obviado la posible contribución de los estados
derechos y responsabilidades con respecto al otro-, de emocionales del niño en su adaptación.
modo que las interacciones tienen altos niveles de Es innegable que los estados emocionales poseen un
responsividad, afecto y apoyo y niveles medios de con- papel fundamental en la adaptación, de forma que pueden
trol. Los estilos parentales autoritario y permisivo son estar a la base de diferentes problemas psicológicos y
considerados como dos polos de un continuo, mientras sociales (Salguero, Fernández-Berrocal, Ruiz-Aranda,
que el estilo democrático se sitúa en el centro de dos di- Castillo y Palomera, 2011). Sin embargo, hay pocos es-
mensiones: calidez y control parental (Dwairy, Achoui, tudios que analicen la contribución específica de cada
Farah y Fayad, 2006). estado de ánimo a la adaptación infantil y su relación con
los estilos parentales. Al respecto, se ha observado que
Los estilos educativos parentales influyen en el parece existir una relación bidireccional entre la frustra-
desarrollo evolutivo y la adaptación en diferentes culturas ción y algunas conductas parentales negativas (Kiff,
y a largo plazo (Baumrind, 1971, 1989; Dwairy et al., Lengua y Zalewski, 2011), que el estilo democrático
2006; Rothrauff, Cooney y An, 2009; Uji, Sakamoto, (autorizativo) podría ser más beneficioso para aquellos
Adachi y Kitamura, 2014). En general, los estilos auto- niños con intensos sentimientos de ira o frustración
ritario y permisivo se relacionan positivamente con pro- (Muhtadie et al., 2013), que una relación de apoyo de los
blemas de comportamiento internalizantes y externali- padres hacia los hijos puede ser un factor protector mo-
zantes (Akhter, Hanif, Tariq y Atta, 2011; Muhtadie, derando el impacto de estresores como, por ejemplo, en
Zhou, Eisenberg y Wang, 2013; Piko y Balázs, 2012), así caso de bullying (Claes, Luyckx, Baetens, Van y Witte-
como con una baja adaptación escolar (Blondal y man, 2015) y que una relación hostil entre padres e hijos
Adalbjarnardottir, 2009) y mayor agresividad en los hijos puede ser un factor de riesgo para el bienestar de estos
(Batool, 2013). Mientras que el estilo democrático se (Moed et al., 2015; Molina y Musich, 2016; Newland,
relaciona positivamente con la auto-regulación emocional Ciciolla y Crnic, 2014; Weymouth y Buehler, 2016).
(Jabeen, Anis-ul-Haque y Riaz, 2013), factores de re-
siliencia psicológica (Ritter, 2005) y la salud mental en Las investigaciones sobre adaptación infantil y estilos
general (Uji et al., 2014). Así, el estilo democrático pa- parentales no suelen observar diferencias debidas al sexo
rece ser el óptimo en términos de ajuste psicosocial in- (Blondal y Adalbjarnardottir, 2009; Muhtadie et al.,
fantil. No obstante, algunos estudios sugieren diferencias 2013; Uji et al., 2014). Sin embargo, el estilo democrá-
culturales, de modo que el estilo permisivo puede ser tan tico (autorizativo) parece funcionar mejor para el sexo
idóneo como el democrático en culturas hispánicas y del masculino en términos de menos síntomas depresivos
sur de Europa (García y Gracia 2009, 2010; Martinez y (Rothrauff, Cooney y An, 2009), o para chicas adoles-
García, 2007; Musitu y García, 2004; Pérez, 2012). centes en términos de menos problemas afectivos (Piko y
Balázs, 2012). Así mismo, el miedo opera de forma
Sobre las relaciones entre estilos parentales, estados compleja y variando según el sexo, de modo que el con-
emocionales y adaptación infantil cabe destacar tres trol parental puede exacerbar las respuestas de miedo,
cuestiones. En primer lugar, que la mayor parte de las especialmente en los niños y no tanto en las niñas (Kiff et
investigaciones se han realizado desde la perspectiva de al., 2011).
los padres, obviando la percepción infantil sobre el estilo
de crianza recibido, el cual podría tener mayor valor pre- La inadaptación infantil es importante no sólo por sus
dictivo en cuanto a la adaptación infantil. En segundo correlatos psicosociales, sino también porque puede fun-
lugar, la investigación suele referirse a la adaptación cionar como estado previo a la psicopatología (Hernán-
como una sola dimensión psicosocial, por lo que no se dez-Guanir, 2009; Naz y Kausar, 2014; Riina y Mchale,
han encontrado estudios que analicen simultáneamente la 2014). Dadas las evidencias de su relación con variables
influencia de los estilos parentales en diferentes ámbitos familiares y emocionales (Arshad y Naz, 2014; Cami-
(social, personal, escolar). Y, por último, la literatura pa- sasca, Miragoli y Di Blasio, 2016), es destacable la es-
casa presencia de estudios específicos sobre esta temá-
18 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 15-30. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17807
Tabla 1
Chicas Chicos
Test Variables Rangos M (DT) t
M (DT) M (DT)
Autoritario 0-45 20.17 (8.20) 19.21 (8.10) 21.38 (8.25) -4.41***
Estilo Democrático 1-45 29.23 (7.00) 29.94 (6.80) 28.47(7.08) 3.52***
Permisivo 0-43 14.46 (6.89) 14.12 (6.87) 14.86 (6.99) -1.76
Tristeza 4-12 5.40 (1.60) 5.40 (1.58) 5.41 (1.65) -0.10
Estado Miedo 4-12 6.03 (1.70) 6.19 (1.70) 5.83 (7.71) 3.55***
ánimo Enfado 4-12 6.10 (1.83) 6.03 (1.75) 6.16 (1.92) -1.21
Felicidad 4-12 10.10 (1.45) 11.02 (1.41) 10.96 (1.50) 0.75
Personal 0-30 9.41 (5.78) 9.63 (5.88) 9.22 (5.73) 1.19
Escolar 0-29 7.77 (5.84) 6.85 (5.33) 8.98 (6.20) -6.14***
Inadaptación
Social 0-30 7.57 (4.61) 7.15 (4.53) 8.11 (4.67) -3.54***
General 0-27 8.26 (4.52) 7.90 (4.37) 8.77 (4.67) -3.23***
Nota. *** p ≤ .001.
Procedimiento
Resultados
Los cuestionarios fueron administrados, junto con una
batería de evaluación más extensa por investigadores
Análisis descriptivos de las variables
expertos, en doce colegios de primaria de la Comunidad
Los resultados de la comparación de medias por sexo en
Valenciana. En cada caso, se obtuvieron los permisos de
las autoridades locales (Consellería de Educación), de la cada variable (Tabla 1) indican diferencias significativas
respecto al sexo (p ≤ .001) con puntuaciones más altas de
dirección de los colegios y de los padres de los niños,
antes de la evaluación. El muestreo es intencional y la los chicos en estilo Autoritario, Inadaptación Escolar,
evaluación se llevó a cabo en el aula de forma colectiva Social, y General mientras que las chicas puntúan más
alto que ellos en estilo Democrático y Miedo.
en dos sesiones de una hora cada una, mientras el tu-
tor/tutora estaba presente.
20 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 15-30. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17807
Tabla 2
Tabla 3
Tabla 5
cuanto a la Inadaptación Social el coeficiente de regre- términos de adaptación, especialmente en los ámbitos
sión es significativo en ambos sexos, pero mayor en las escolar (Blondal y Adalbjarnardottir, 2009) y social
chicas (SE β = .14) que en los chicos (SE β = .11). En se- (Muhtadie, Zhou, Eisenberg y Wang, 2013).
gundo lugar, se observa que el Enfado es un predictor
significativo de la Inadaptación Personal únicamente en Según informan los propios niños, el estilo
los chicos (SE β = .14), y que el Miedo lo es de la In- Democrático es más frecuente con las chicas. Según los
adaptación Social únicamente en las chicas (SE β = .10), resultados de este estudio y otros anteriores (Akhter et al.,
si bien aquí la diferencia entre coeficientes de regresión y 2011; Blondal y Adalbjarnardottir, 2009; Jabeen et al.,
probabilidad asociada es menor. Por último, se observa 2013; Muhtadie et al., 2013; Piko y Balázs, 2012; Uji et
únicamente en los chicos que el estilo Autoritario es un al., 2014), el estilo Democrático es mejor en cuanto a la
predictor significativo de la Inadaptación Escolar (SE adaptación psicosocial del niño (Dwairy et al., 2006;
β = .10) y General (SE β = .11), aunque los coeficientes Ritter, 2005). Por lo que, siguiendo con el razonamiento
son bajos. anterior, no es de extrañar que las chicas presenten menor
inadaptación que los chicos que participaron en este
estudio.
Discusión
En cuanto a su valor predictivo sobre la adaptación, el
Según la perspectiva de los niños entre 8 y 12 años, el estilo Democrático es ligeramente superior a los estilos
estilo Autoritario es más utilizado con los chicos. Los Autoritario y Permisivo; si bien son los estados emo-
chicos muestran mayor inadaptación en todos los ámbi- cionales los que mejor explican la inadaptación infantil,
tos, menos el personal. Por otro lado, los resultados su- desde la perspectiva de los niños. No obstante, y respecto
gieren que el estilo Autoritario predice la Inadaptación a los estilos parentales, este trabajo aporta una observa-
infantil en todos los ámbitos (Batool, 2013; Moed et al., ción muy interesante. Y es que el estilo Autoritario es
2015; Molina et al., 2016), excepto el personal, y que esto más predictivo en los chicos, mientras que el Permisivo
es así especialmente para los chicos. Teniendo en cuenta lo es en las chicas, ambos aumentando la inadaptación.
estos resultados podemos señalar que los chicos son Así, los resultados de este trabajo no apoyan la hipótesis
educados con (o perciben) un estilo Autoritario por parte de que tanto el estilo Democrático como el Permisivo
de sus padres y que esto es perjudicial para ellos en sean óptimos en culturas como la española (García y
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 15-30. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17807 23
Gracia 2009, 2010; Martinez y García, 2007; Musitu y que su cuidado puede ayudar a prevenir situaciones dolo-
García, 2004; Pérez, 2012). El estilo Permisivo no parece rosas y conflictivas de inadaptación antes de que se
ser tan perjudicial para los chicos como es para las chi- agraven dando lugar a trastornos psicológicos. Aún más
cas, pero los resultados no permiten concluir que no fo- allá, sería importante investigar sobre el posible papel
mente la inadaptación infantil. mediador de las emociones en la relación entre estilos
parentales y la inadaptación infantil.
Una de las aportaciones más interesantes de este
estudio es atender simultáneamente a diferentes ámbitos
de la adaptación infantil. Así, los resultados sugieren que
los estilos parentales no tienen un perfil específico en
cuanto a predecir la adaptación. Esto es, que el estilo
Democrático tiende a funcionar mejor que los otros en
todos los ámbitos de la adaptación. Sin embargo, los es-
tados emocionales sí muestran una tendencia específica
según el ámbito al que prestemos atención. Esto señala
que la investigación está subestimando el papel que la
vivencia de emociones específicas tiene en la adaptación
infantil, tal como señalaban Salguero et al. (2011). Y que,
para predecir la inadaptación, los estilos parentales
pueden ser importantes (Camisasca et al., 2016; Claes et
al., 2015; Cruz et al., 2013; Newland et al., 2014), pero
hay que tener en cuenta otras variables como los estados
emocionales (De Bolle et al., 2010; MacEvoy e tal.,
2016; Naz y Kausar, 2014), que se destacan como el
mejor predictor. Así, se ha observado que todas las emo-
ciones tienen valor predictivo para la Inadaptación Gene-
ral, mientras que se observan diferencias si atendemos a
un ámbito específico. Concretamente, el Miedo, la au-
sencia de Felicidad y la Tristeza tienen un alto valor pre-
dictivo de la Inadaptación Personal, mientras que en la
Inadaptación Social y Escolar se observa un patrón emo-
cional de Enfado junto a ausencia de Felicidad.
Akhter, N., Hanif, R., Tariq, N. y Atta, M. (2011). Claes, L., Luyckx, K., Baetens, I., Van, D. V. y
Parenting styles as predictors of externalizing and Witteman, C. (2015). Bullying and victimization,
internalizing behavior problems among children. depressive mood, and non-suicidal self-injury in
Pakistan Journal of Psychological Research, 26(1), adolescents: The moderating role of parental
18-35. support. Journal of Child and Family Studies,
24(11), 3363-3371.
Alonso, J. y Román, J. M. (2003). PEF: Escalas de http://dx.doi.org/10.1007/s10826-015-0138-2.
Identificación de «Prácticas Educativas
Familiares». Madrid, España: Cepe. Cruz, D., Narciso, I., Muñoz, M., Pereira, C. y Sampaio,
D. (2013). Adolescents and self-destructive
Arshad, A. y Naz, F. (2014). Inter-parental conflict, behaviours: An exploratory analysis of family and
parental rejection and personality maladjustment in individual correlates. Psicología Conductual, 21(2),
university students. Journal of Behavioural 271-288.
Sciences, 24(2), 83-99.
De Bolle, M., Decuyper, M., De Clercq, B. y De Fruyt, F.
Batool, S. S. (2013). Lack of adequate parenting: A (2010). Relevance of the tripartite dimensions of
potential risk factor for aggression among affect for anxiety and depression in youth:
adolescents. Pakistan Journal of Psychological Examining sex and psychopathology status. Journal
Research, 28(2), 217-238. of Abnormal Child Psychology, 38(7), 935-948.
http://dx.doi.org/10.1007/s10802-010-9413-2
Baumrind, D. (1966). Effects of Authoritative Parental
Control on Child Behavior. Child Development, 37, Dwairy, M., Achoui, M., Abouserie, R., Farah, A.,
887-907. http://dx.doi.org/10.2307/1126611 Sakhleh, A. A., Fayad, M. y Khan, H. K. (2006).
Parenting Styles in Arab Societies: A First Cross-
Baumrind, D. (1971). Current patterns of parental Regional Research Study. Journal of Cross-Cultural
authority. Developmental Psychology Monographs, Psychology, 37, 230-247.
4 (1, Pt.2), 1-103. http://dx.doi.org/10.1177/0022022106286922
http://dx.doi.org/10.1037/h0030372
Fredrickson, B. L. (2003). The value of positive
Baumrind, D. (1989). Rearing competent children. En W. emotions. American Scientist, 91, 330-335.
Damon (Ed.), Child development today and http://dx.doi.org/10.1511/2003.4.330
tomorrow (pp. 349-378). San Francisco: Jossey-
Bass. García, F. y Gracia, E. (2009). Is always authoritative the
optimum parenting style? Evidence from Spanish
Blondal, K. S. y Adalbjarnardottir, S. (2009). Parenting families. Adolescence, 44(173), 101-131.
practices and school dropout: A longitudinal study.
Family Therapy, 36(3), 125-145. García, F. y Gracia, E. (2010). ¿Qué estilo de
http://dx.doi.org/10.1111/jomf.12125 socialización parental es el idóneo en España? Un
estudio con niños y adolescentes de 10 a 14 años.
Camisasca, E., Miragoli, S. y Di Blasio, P. (2016). [What is the optimum parental socialization style in
Families with distinct levels of marital conflict and Spain? A study with children and adolescents aged
child adjustment: Which role for maternal and
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 15-30. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17807 25
10-14 years]. Infancia y Aprendizaje, 33(3), 365- and Adolescence, 44(8), 1607-1622.
384. http://dx.doi.org/10.1007/s10964-014-0209-5.
Górriz, A. B., Prado-Gascó, V. J., Villanueva, L., Molina, M. F. y Musich, F. M. (2016). Perception of
Ordóñez, A. y González, R. (2013). The MOOD parenting style by children with ADHD and its
Questionnaire: Adaptation and validation of the relation with inattention, Hyperactivity/Impulsivity
Spanish version. Psicothema, 25(3), 252-257. and externalizing symptoms. Journal of Child and
Family Studies, 25(5), 1656-1671.
Hérnandez–Guanir, P. (2009). TAMAI: Test http://dx.doi.org/10.1007/s10826-015-0316-2.
Autoevaluativo Multifactorial de Adaptación
Infantil. Publicaciones de psicología aplicada. Muhtadie, L., Zhou, Q., Eisenberg, N. y Wang, Y.
Madrid, España: TEA. (2013). Predicting internalizing problems in chinese
children: The unique and interactive effects of
Jabeen, F., Anis-ul-Haque, M. y Riaz, M. N. (2013). parenting and child temperament. Development and
Parenting styles as predictors of emotion regulation Psychopathology, 25(3), 653-667.
among adolescents. Pakistan Journal of http://dx.doi.org/10.1017/S0954579413000084
Psychological Research, 28(1), 85-105.
Musitu, G. y García, J. F. (2004). Consecuencias de la
Kiff, C. J., Lengua, L. J. y Zalewski, M. (2011). Nature socialización familiar en la cultura española.
and nurturing: Parenting in the context of child [Consequences of the family socialization in the
temperament. Clinical Child and Family Psychology Spanish culture]. Psicothema, 16, 288-293
Review, 14(3), 251-301.
http://dx.doi.org/10.1007/s10567-011-0093-4 Naz, F. y Kausar, R. (2014). Parental rejection,
personality maladjustment and anxiety symptoms in
López, S., Peña, J. V. y Rodríguez, M. C. (2008). Estilos adolescents with somatoform disorders. Journal of
educativos parentales. Revisión bibliográfica y the Indian Academy of Applied Psychology, 40(1),
reformulación teórica. [Parenting styles. 145-154.
Bibliographical revision and theoretical
reformulation]. Teoría de la Educación. Revista Newland, R. P., Ciciolla, L. y Crnic, K. A. (2014).
Interuniversitaria, 20, 151-178. Crossover Effects Among Parental Hostility and
Parent–Child Relationships During the Preschool
MacEvoy, J. P., Papadakis, A. A., Fedigan, S. K. y Ash, Period. Journal of Child and Family Studies, 24(7),
S. E. (2016). Friendship expectations and children's 2107-2119. http://dx.doi.org/10.1007/s10826-014-
friendship-related behavior and adjustment. Merrill - 0012-7.
Palmer Quarterly, 62(1), 74-104.
Pérez, P. M. (2012). La socialización parental en padres
Martínez, I. y García, J. F. (2007). Impact of parenting españoles con hijos de 6 a 14 años. [Parenting style
styles on adolescents’ self-esteem and in Spanish parents with children aged 6 to 14].
internalization of values in Spain. Spanish Journal Psicothema, 24, 371-376.
of Psychology, 10, 338-348.
Piko, B. F. y Balázs, M. Á. (2012). Control or
Moed, A., Gershoff, E. T., Eisenberg, N., Hofer, C., involvement? Relationship between authoritative
Losoya, S., Spinrad, T. L. y Liew, J. (2015). Parent- parenting style and adolescent depressive
adolescent conflict as sequences of reciprocal symptomatology. European Child & Adolescent
negative emotion: Links with conflict resolution and Psychiatry, 21(3), 149-155.
adolescents' behavior problems. Journal of Youth http://dx.doi.org/10.1007/s00787-012-0246-0
26 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 15-30. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17807
Rieffe, C., Meerum Terwogt, M. y Bosch, J. (2004). Weymouth, B. B. y Buehler, C. (2016). Adolescent and
Emotional awareness and somatic complaints in parental contributions to parent-adolescent hostility
children. European Journal of Developmental across early adolescence. Journal of Youth and
Psychology, 1, 31-47. Adolescence, 45(4), 713-729.
http://dx.doi.org/10.1007/s10964-015-0348-3
Rieffe, C., Villanueva, L., Adrián, J. y Górriz, A. (2009).
Quejas somáticas, estados de ánimo y conciencia
emocional en adolescentes [Somatic complaints,
moods and emotional awareness in teenagers].
Psicothema, 21, 459-464.
CHILDHOOD ADJUSTMENT:
THE EFFECTS OF PARENTING STYLES ON MOOD STATES
For all these reasons, this study will analyse parental Procedure
style, emotional state and adjustment in three environ-
ments (personal, social and school), entirely from the The questionnares were administered, together with a
perspective of children. Furthermore, any variations more thorough list of assessment questions put together
which gender may produce in this regard will be taken by expert researchers, in twelve primary schools of the
into account, as it is known that there is a greater likeli- Valencian Community. In each case, permission was
hood that girls will suffer from affective disorders (Cruz, obtained from both the pertinent authorities and the par-
Narciso, Muñoz, Pereira, & Sampaio, 2013; MacEvoy, et ents.
al. 2016). The aim of this study is to analyse the predic-
tive value of parental styles and emotional states as re-
gards childhood adjustment from the point of view of Date Analysis
children and bearing gender in mind.
Descriptive, correlation and regression analyses were
carried out, as was the comparison of averages.
Method
Results
Participants
The participants were 1129 children of between 8 and Descriptive Analysis of the variables
12 years old (M = 10.03 years old, DT = 1.23), of whom
588 were girls (52.1 %) and 541 boys (47.9 %). Significant gender-related differences may be
observed (p ≤ .001), with the boys scoring higher in the
All of the participants were middle class city dwellers Authoritarian style and School, Social and General Mal-
in primary school. adjustment. The girls, on the other hand, scored higher in
the Democratic style and Fear.
Assessment tools
Relationships between variables
The sociodemographic characteristics were gathered
by means of a questionnaire specifically developed for As regards the parental styles, it can be seen that the
the purpose. Democratic and Permissive styles correlate moderately,
in such a way that they appear to overlap slightly
The child-rearing styles were assessed using the (r = .23, p < .001). As far as the emotional states and
Identification Scales for “Family Child-Rearing Prac- parental styles are concerned, only four significant
tices” (PEF; Alonso & Román, 2003). The moods were relationships can be observed: The Democratic style
assessed by means of The Mood Questionnaire (Rieffe, relates to Happiness (r = .18, p < .001) and Sadness
Meerum-Terwogt, & Bosch, 2004) (Spanish adaptation: (r = -.07, p = .03); whereas the Permissive style relates to
Górriz, Prado-Gascó, Villanueva, Ordóñez, & González, Sadness (r = .12, p < .001) and Fear (r = .07, p = .02). As
2013). Childhood adjustment was assessed using The for the relationships between maladjustment and parental
Multifactorial Self-Reported Childhood Adjustment Test styles, the Authoritarian and Permissive styles correlate
(TAMAI; Hernández-Guanir, 2009). positively with maladjustment, with the exception of the
relationship between the Permissive style and Personal
Maladjustment, which is negative but not intensely so
(r = -.01, p = .01). The Democratic style however, relates
negatively with every maladjustment dimension (over a
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 15-30. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17807 29
range r = -.15 to r = -.26). Lastly, the emotional states can be observed that Anger is only a significant predictor
demonstrate a significant correlation of moderate to high of Personal Maladjustment for boys (SE β = .14), and that
intensity with each maladjustment dimension. Fear fulfils the same role in the case of Social Malad-
justment for girls (SE β = .10), although it is true that in
the latter, the difference between regression coefficients
Predictor variables of childhood
and associated probability is smaller. Lastly, it is only in
adjustment the case of boys that the Authoritarian style can be seen
to be a significant predictor of both School Maladjust-
Every regression analysis performed is hierarchical ment (SE β = .10) and General (SE β = .11), although the
and includes all of the study variables as predictors of coefficients are low.
the three Maladjustment dimensions (Personal, School
and Social), as well as General Maladjustment. In gen-
eral, it can be seen that the models explain around 30 %
of the variance in maladjustment and that the emotional Discussion
variables are the ones that contribute the most infor-
mation (in terms of explained variance -R²-). As regards From the perspective of children of between 8 and 12
Personal Maladjustment, the variables with the greatest years old, the Authoritarian style is the one most widely-
predictive power are Fear (SE β = .23), Happiness (SE used with boys. It is boys who demonstrate the greatest
β = -.21), Sadness (SE β = .18), Democratic style (SE maladjustment in every environment, except for personal.
β = -.17), Permissive style (SE β = .14) and Anger (SE Furthermore, the results suggest that the Authoritarian
β = .10). As far as School Maladjustment is concerned, style predicts childhood maladjustment in every
the variables with the greatest predictive power are environment (Batool, 2013; Moed et al., 2015; Molina et
Anger (SE β = .29) and the Democratic style (SE β = - al., 2016), except for the personal, and this is especially
.29), as well as Happiness (SE β = -.11), the so in the case of boys. Bearing these results in mind, we
Authoritarian style (SE β = .11) and the Permissive style can state that boys are (or they perceive themselves to be)
(SE β = .10). As for Social Maladjustment, the variables raised by their parents using an Authoritative style and
with the highest predictive value are Anger (SE β = .28), that this is harmful to them in terms of adjustment,
the Democratic style (SE β = -.24) and Happiness (SE especially in school (Blondal & Adalbjarnardottir, 2009)
β = -.17), although the Permissive style (SE β = .13) and and social environments (Muhtadie, Zhou, Eisenberg, &
the Authoritarian (SE β = .12) also contribute to the Wang, 2013).
model. Lastly, General Maladjustment is the dimension
that is best explained by the model (R2adj = .34). According to the children themselves, the Democratic
Although all of the variables possess predictive value, style is more commonly used with girls. According to the
the most important ones are: The Democratic style (SE results both from this study and other, earlier ones
β = -.28), Anger (SE β = .27) and Happiness (SE β = - (Akhter et al., 2011; Blondal & Adalbjarnardottir, 2009;
.20). Jabeen et al., 2013; Muhtadie et al., 2013; Piko & Balázs,
2012; Uji et al., 2014), the Democratic style is the best
As far as regression analyses are concerned, when one to use to achieve the psychosocial adjustment of a
separated according to gender, some differences are child (Dwairy et al., 2006; Ritter, 2005). Therefore, and
worth pointing out. In the first place, it may be seen that along the lines of the previous reasoning, it is no surprise
the Permissive style is a significant predictor for girls that the girls demonstrate lower levels of maladjustment
when it comes to their Personal, Social and General than the boys that took part in this study.
Maladjustment, but not in the case of boys. As for Social
Maladjustment, the regression coefficient is significant As for its predictive value as regards adjustment, the
for both genders, but more so in the case of girls (SE Democratic style scores slightly higher than the Author-
β = .14) than in that of boys (SE β = .11). Secondly, it itarian and Permissive styles; however, it must be said
30 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 15-30. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17807
that it is the emotional states that most commonly pro- further, it would be important to look into the possible
vide the best explanation of childhood maladjustment. mediating role of emotions in the relationship between
Nevertheless, this study does contribute a very interest- parental styles and childhood maladjustment.
ing observation on the subject of parental styles. It is that
while the Authoritarian style is more predictive in the
case of boys, the Permissive style is better when it comes
to girls, both of them increasing maladjustment. So, the
results from this study do not support the hypothesis that
both the Democratic and the Permissive styles are the
optimal ones to use in cultures such as the Spanish (Gar-
cía & Gracia 2009, 2010; Martinez & García, 2007;
Musitu & García, 2004; Pérez, 2012). The Permissive
style does not appear to be as harmful for boys as it is for
girls, but the results do not allow us to conclude that it
does not encourage childhood adjustment.
1
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina.
Palabras clave: emociones positivas; empatía; ciones de las emociones positivas vendrían a comple-
autoeficacia social; conductas prosociales; agresión. mentar las de las emociones negativas (Fredrickson,
2001) y ambas serían igualmente importantes en un
contexto evolutivo. Si las emociones negativas solucio-
nan problemas de supervivencia inmediata (Malatesta y
Abstract Wilson, 1988), las emociones positivas solucionan cues-
tiones relativas al desarrollo y crecimiento personal y a la
The aim of this paper is to analyze what proportion of conexión social. En este sentido las emociones positivas
variance of prosociality and aggressiveness predicts permiten desarrollar las habilidades sociales adecuadas
positive emotions (joy and gratitude, serenity and para generar vínculos entre personas y el aprendizaje de
personal satisfaction), empathy (perspective taking and conductas de ayuda. Al mismo tiempo, varios estudios
empathic concern), and social self-efficacy. Since there han mostrado una alta correlación entre los afectos
is abundant research showing that there are significant negativos y el neuroticismo, cuyas características princi-
differences in prosocial behavior and aggression by sex pales son la inestabilidad emocional y la agresividad
it is that these separate analyzes were performed on (e.g., Costa y McCrae, 1980; Emmons y Diener, 1985;
children. The sample consisted of 221 children of both Richaud, 2014; Richaud, Lemos y Mesurado, 2011;
sexes (42.2 % males), 10 to 13 years (M = 11.45, Watson, Clark, Mclntyre y Hamaker, 1992).
DT = .80), middle class, who attended primary schools
in the city of Buenos Aires, Argentina. The results Existe mucha evidencia acerca de la relación entre la
indicate that both empathy and positive emotions are empatía y la conducta prosocial (Eisenberg y Miller,
involved in predicting prosocial behavior in both boys 1987). Sin embargo, la mayoría de estos estudios han
and girls. However, it seems clear that in the case of analizado la relación entre la empatía y la conducta pro-
boy’s empathy has greater predictive power that positive social en conexión con situaciones de necesidad y o
emotions, unlike girls where both variables seem to share emociones negativas del objetivo (e.g., Dovidio, Allen y
similar power. On the other hand, social self-efficacy Schroeder, 1990; Maner et al., 2002; Stocks, Lishner y
predicts prosocial behavior only in girls. Finally, the Decker, 2009; Stürmer, Snyder, Kropp y Siem, 2006). Se
results indicated that both empathy and positive ha dado, en cambio, muy poca atención a la empatía po-
emotions inhibit aggressive behavior in girls only. sitiva (Sallquist, Eisenberg, Spinrad, Eggum y Gaertner,
2009) y en especial a la relación entre la empatía positiva
Keywords: positive emotions; empathy; social y la conducta prosocial. De hecho, Rameson y Lieberman
self-efficacy; prosocial behavior; aggression. (2009) afirman que empatizar con estados afectivos
positivos es tan relevante para llevar a cabo relaciones
sociales satisfactorias como empatizar con emociones
negativas. Las personas también tienden a ayudar a
Introducción aquellos a quienes perciben como alegres y felices En
efecto, la experiencia de empatía positiva puede deter-
Las emociones positivas son conceptualizadas como minar conductas prosociales (Telle y Pfister, 2016).
experiencias de satisfacción o placer (Lucas, Diener y
Larsen, 2003), siendo las más frecuentes la alegría, la Sallquist et al. (2009) definen empatía positiva como
satisfacción, la serenidad y la simpatía (Oros, 2014). Se- el afecto positivo provocado en una persona en respuesta
gún Fredrickson (1998, 2001), las emociones positivas, a su percepción de un afecto positivo en otra persona.
aunque fenomenológicamente son distintas entre sí, Telle y Pfiste (2015) utilizan el término en un sentido
comparten la propiedad de ampliar los repertorios de subjetivo, de solapamiento de sí mismo-otro (Preston y
pensamiento y de acción de las personas y de construir Hofelich, 2012) de percibir el afecto positivo de otra per-
reservas de recursos físicos, intelectuales, psicológicos y sona, activándose un afecto positivo similar en el obser-
sociales disponibles para momentos de crisis. Las fun- vador. La empatía positiva y negativa están moderada-
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 31-42. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17808 33
mente relacionadas (Light et al., 2009; Sallquist et al., agresividad y mayor conducta antisocial. Para construir y
2009). Por otra parte, existe evidencia de que no todas mantener buenas relaciones interpersonales se requiere
las emociones se empatizan igual, encontrándose que las esfuerzo y una gran variedad de habilidades asertivas,
personas sienten más empatía con otros cuando descri- comunicativas, para resolver problemas sociales y em-
ben emociones de felicidad o tristeza comparadas, por páticas (Davis, 1983; Kihlstrom y Cantor, 2000). Las
ejemplo, con miedo o vergüenza, al mismo tiempo que firmes creencias en las propias capacidades para ser sen-
están más intrínsecamente motivadas a empatizar con la sible y para responder adecuadamente a los sentimientos
alegría que con la tristeza del otro (Duan, 2000). Para y necesidades de los otros además de para manejar las
Duan, las personas estarían más motivadas a empatizar relaciones interpersonales son críticas para promover una
con el afecto positivo que con el negativo porque la em- adaptación exitosa y bienestar (Caprara y Steca, 2005).
patía positiva implica bajo costo y alto beneficio, es de- Sin embargo, una persona podría ser empática y tener
cir la experiencia de un estado emocional placentero. Fi- buenas habilidades sociales, pero además debería tener
nalmente, un hallazgo que emerge consistentemente en autopercepciones consistentes con esas habilidades –o
todos los estudios es que el afecto positivo promueve la viceversa– (DiGiunta, et al., 2010).
conducta prosocial (Aknin, Dunn y Norton, 2012; Baron,
1997; Carlson, Charlin y Miller, 1988; Isen, Clark y Dado que existe abundante evidencia acerca de los
Schwartz, 1976; Kelley y Hoffman, 1997; Veitch, De- predictores psicosociales de la prosocialidad, empatía,
Wood y Bosko, 1977). emociones positivas y autoeficacia social, a la vez que
protectores frente a la agresividad, el objetivo del pre-
Eisenberg, Fabes y Spinrad (2006) definen la sente estudio es analizar qué proporción de variancia de
conducta prosocial como las acciones que se realizan la prosocialidad y de la agresividad predice cada uno de
voluntariamente para aumentar el bienestar de otro. Ac- los factores antes mencionados. Asimismo, como existen
tuando autónomamente la prosocialidad no sólo contri- abundantes investigaciones que muestran que existen di-
buye al bienestar del que recibe la acción y mejora las ferencias significativas en las conductas prosociales y la
relaciones interpersonales (Caputi, Lecce, Pagnin y Ba- agresividad en función del sexo (Carlo y Randall, 2002;
nerjee, 2012; Weinstein y Ryan, 2010) sino que además Kornbluh y Neal, 2016; Mesurado et al., 2014), los aná-
genera afecto positivo y bienestar en la persona que rea- lisis se realizaron por separados en niños y niñas.
liza tales conductas (Dulin y Hill, 2003; Dunn, Aknin y
Norton, 2008; Steger, Kashdan y Oishi, 2008). Por lo
tanto, las personas estarían intrínsecamente motivadas a
mostrar conducta prosocial cuando experimentan afecto Método
positivo, porque actuar en forma prosocial sería un me-
dio para mantener ese estado afectivo placentero (Aknin
et al., 2012).
Participantes
La teoría social cognitiva afirma que las creencias de La muestra estuvo compuesta por 221 niños, de
autoeficacia son claves para entender la competencia ambos sexos (42.2 % de varones), de 10 a 13 años
emocional de las personas y el éxito en las relaciones (N10a = 25, N11a = 63, N12a = 84, N13a = 49; M = 11.45;
interpersonales (Bandura, 2006). Las creencias de un in- DE = .80), de clase social media, que concurrían a es-
dividuo sobre su autoeficacia social favorecen la cone- cuelas primarias de la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
xión social, la amistad, la cooperación y la conducta pro-
social (Bandura, Caprara, Barbaranelli, Gerbino y Pasto- Consentimiento informado
relli, 2003; Caprara y Steca, 2005). Sin embargo, Ban-
dura (2006) también concluyó que la autoeficacia se en- Después de una entrevista con los directivos de las
contraba directamente relacionada con la conducta anti- escuelas donde se trabajaría, se envió a los padres una
social, de tal modo que a menor autoeficacia mayor nota explicándoles los objetivos del trabajo y la tarea que
34 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 31-42. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17808
se desarrollaría. Se les aclaró que la colaboración era respuestas posibles y valores de 1 a 5. En este estudio
voluntaria y anónima, con el compromiso de no propor- sólo se considerarán las dimensiones Toma de Perspec-
cionar ninguna información individual al personal de la tiva (α = .70) y Preocupación empática (α = .73).
escuela. Se obtuvo el consentimiento informado de los
padres y se explicó a los niños el objetivo del estudio, Autoeficacia Social (Oros, 2014). La Escala
indicándoles que su participación era voluntaria y que multidimensional de autoeficacia (Oros, 2004) permite
podían interrumpirla en cualquier momento que desea- evaluar la autoeficacia a través de tres dimensiones: aca-
ran. démica, deportiva y social. La escala incluye 18 ítems, 6
por dimensión, respondidos en un formato Likert de tres
puntos, siendo 1(No), 2 (Algunas veces) y 3 (Sí). En el
Instrumentos de evaluación
presente estudio sólo consideraremos la dimensión auto-
eficacia social. La autoeficacia social refleja en qué me-
Cuestionario de Emociones Positivas (Oros, 2014).
dida las personas se sienten competentes para establecer y
Está compuesto por 23 ítems respondidos en una escala
mantener relaciones significativas a través del tiempo –
de 1 a 3, con cuatro dimensiones: (a) alegría y gratitud,
ítem ejemplo Tengo mucha dificultad para hacer amigos -
con 10 ítems (α = .92) –ítem ejemplo Soy una persona
ítem inverso–; α = .74).
alegre–; (b) serenidad, con 6 ítems (α = .75) –ítem ejem-
plo Soluciono mis problemas con mucha tranquilidad–;
Escala de Agresividad Física y Social (Caprara y
(c) simpatía, con 4 ítems (α = .64) –Si alguien está llo-
Pastorelli, 1993; versión española de Del Barrio et al.,
rando me dan ganas de abrazarlo–; y (d) satisfacción per-
2001). Es una escala de 20 ítems, con un formato de res-
sonal, con 3 ítems (α = .71) –Siento que soy muy va-
puesta Likert (3 a menudo, 2 algunas veces, 1 nunca) y
lioso–. En el presente estudio no se incluyó la dimensión
cinco ítems de control. Los ítems describen la conducta
simpatía dado que se utilizó otro instrumento para me-
del niño tendiente a herir a otros física y verbalmente –
diar la empatía emocional y cognitiva.
ítem de ejemplo Me peleo– (α = .85).
The Interpersonal Reactivity Index (IRI; Davis, 1983;
Cuestionario de Conducta Prosocial (Caprara y
versión española de Richaud de Minzi, 2008). El IRI nos
Pastorelli, 1993; versión española de Del Barrio, Moreno
permite evaluar la disposición empática a través de cua-
y López, 2001). La Escala consta de 10 ítems que evalúan
tro factores, dos cognitivos y dos emocionales: Toma de
varias conductas como el grado de ayuda, capacidad de
perspectiva o la habilidad de comprender el punto de
compartir, bondad y cooperación. Los ítems se responden
vista de otra persona –ítem ejemplo Encuentro difícil ver
en una escala Likert de 3 puntos (1 nunca a 3
las cosas desde el punto de vista de otra persona - ítem
frecuentemente) (Ítems ejemplo Trato de hacer más feli-
inverso–; Fantasía o la tendencia a identificarse con per-
ces a las personas que están tristes, Ayudo a otros con la
sonajes literarios o de películas; en otras palabras evalúa
tarea de la escuela). La Escala provee un valor total de
la capacidad imaginativa del sujeto para ponerse en si-
conducta prosocial (α = .80).
tuaciones ficticias –Ítem ejemplo Realmente me siento
involucrado con los sentimientos de los personajes de
una novela–; Preocupación empática, sentimientos de
compasión, preocupación y cuidado hacia los otros –ítem Procedimiento estadístico
ejemplo Me siento preocupado y conmovido por las per-
sonas menos afortunadas que yo–; y Distrés personal, En primer lugar, se calcularon media y desviación
sentimientos de ansiedad e inquietud mostrados por la típica de cada una de las variables incluidas en el estudio.
persona cuando observa situaciones en que otra persona Seguidamente se realizaron análisis de correlación entra
pasa por experiencias negativas –Ítem ejemplo: Me las variables. Por último, se realizaron regresiones
asusta estar en una situación emocional tensa–. Incluye jerárquicas por bloques en las que se analizó la influencia
28 ítems en un formato de respuesta Likert con cinco
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 31-42. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17808 35
Tabla 1
M DT 1 2 3 4 5 6 7 8
1. Conducta Prosocial 2.59 .32 -.27** .28*** .42*** .60*** .38*** .33*** .41***
2. Agresión 1.37 .28 -.24*** -.23*** -.38*** -.39*** -.48*** -.12*** -.14***
3. Preocupación Empática 3.65 .60 .42*** -.18** .22*** .36*** .19*** .07*** .21***
4. Toma de Perspectiva 3.86 .54 .47*** -.12** .39*** .46*** .39*** .28*** .12***
5. Alegría y Gratitud 2.79 .27 .52*** -.19** .35*** .43*** .60*** .47*** .33***
6. Serenidad 2.40 .42 .29*** -.23** .07*** .12*** .27*** .44*** .24***
7. Satisfacción Personal 2.34 .54 .43*** -.12** -.36*** .27*** .45*** .43*** .30***
8. Autoeficacia Social 2.57 .42 .18*** -.01** .14*** .09*** .16*** .05*** .17***
M 2.72 1.27 3.78 3.88 2.77 2.30 2.13 2.50
DT .25 .22 .68 .59 .25 .42 .55 .45
Nota. En la diagonal inferior se encuentran las correlaciones de las variables en la muestra de varones y en la superior
en la muestra de las mujeres. M y DT: la media y desvíación típica informados en las columnas corresponden a la
muestra de varones mientras que la media y desviación típicas informadas en las filas inferiores corresponden a la
muestra de las mujeres.
*** p ≤ .001. **p ≤ .01. *p ≤ .05.
36 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 31-42. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17808
Tabla 2
especial con la alegría y gratitud y con la satisfacción cepción de la serenidad. Estos resultados resaltan el rol de
personal, tanto en los varones como en las mujeres y con la serenidad en la inhibición de la conducta agresiva de
la serenidad en las niñas. Estos hallazgos estarían en lí- los niños. Dado que estudios previos han mostrado que la
nea con la hipótesis esbozada en la introducción acerca inestabilidad emocional está íntimamente relacionada con
de la importancia de las emociones positivas en el desa- la agresividad (Richaud et al., 2013), no resulta extraño
rrollo de la prosocialidad. Para Duan (2000), las perso- encontrar que la serenidad, entendida como un aspecto
nas estarían más motivadas a empatizar con el afecto po- contrapuesto a la inestabilidad emocional, inhiba también
sitivo que con el negativo, porque la empatía positiva la conducta agresiva. Resulta lógico pensar que los niños
implica la experiencia de un estado emocional placen- tranquilos o serenos se vean involucrados en menor
tero. Sin embargo, en el presente estudio, la empatía ne- medida en conductas disruptivas o agresivas hacia los
gativa aparece altamente relacionada con las emociones demás.
positivas. Por lo tanto, podríamos pensar que, si tal como
dicen Aknin et al. (2012), las personas estarían intrínse- En relación a los análisis de regresión jerárquica
camente motivadas a mostrar conducta prosocial cuando realizados en este estudio pudo observarse que tanto la
experimentan afecto positivo- porque actuar en forma empatía como las emociones positivas se encuentran in-
prosocial sería un medio para mantener ese estado afec- volucradas en la predicción de la conducta prosocial,
tivo placentero- podríamos pensar que la empatía nega- tanto en los niños como en las niñas. Sin embargo, parece
tiva también genera ese afecto placentero y esto espe- claro que en el caso de los niños la empatía tiene una
cialmente si observamos, como queda dicho, que la ma- mayor fuerza predictiva que las emociones positivas (la
yor relación entre la empatía negativa (tanto en toma de empatía explica el 29 % de la varianza mientras que las
perspectiva como en preocupación empática) se da con emociones positivas explican el 13 %), a diferencia de las
alegría y gratitud, tanto en los niños como en las niñas. niñas donde ambas variables parecen compartir similar
potencia (la empatía explica el 21 % de la varianza
Según Rameson y Lieberman (2009), tanto la empatía mientras que las emociones positivas explican el 18 %).
negativa –única evaluada en el presente trabajo– como la Parecería que en los varones y siguiendo con nuestra hi-
positiva generan conducta prosocial. Hipotetizamos que pótesis anterior, la prosocialidad estaría más asociada al
probablemente lo que realmente actúa determinando la afecto positivo provocado por la resonancia afectiva con
conducta prosocial es el afecto positivo generado por la el otro, que las emociones positivas experimentadas ais-
capacidad para resonar dentro nuestro con el afecto del ladamente. En las niñas, en cambio, ambas formas de
otro (Watt, 2007), ya sea positivo o negativo, que lleva a afecto positivo tendrían la misma importancia, nueva-
actuar en pro del otro. Con respecto a la autoeficacia so- mente porque en las mujeres las emociones serían más
cial estuvo asociada a la conducta prosocial, la satisfac- valoradas que en los varones y por lo tanto parecerían
ción personal y la preocupación empática sólo en las ni- tener una mayor fuerza motivante en el desarrollo de
ñas. Probablemente la educación característica de las ni- conductas prosociales. Estudios previos que han anali-
ñas, que acentúa su sensibilidad emocional a las necesi- zado la intencionalidad de las conductas prosociales han
dades de los demás y su capacidad para las relaciones encontrado que las mujeres presentan mayores niveles de
interpersonales, determina en ellas creencias más firmes conductas prosociales emocionales –es decir aquellas
de autoeficacia social (Caprara y Steca, 2005), que son conductas prosociales que implican ayudar a otros
importantes para el desarrollo de su prosocialidad. A la cuando están pasando por circunstancias emocionales di-
vez esta última estaría en los varones más apoyada en la fíciles- que los varones (Carlo y Randall, 2002). Final-
empatía, en especial en la preocupación empática y en el mente, y como ya se comentó, la percepción de autoefi-
afecto positivo que ella implicaría. Por otro lado, si bien cacia social predice la conducta prosocial, aunque en un
las dos dimensiones de la empatía y las emociones posi- porcentaje muy pequeño (5 % de la variancia), solamente
tivas (a excepción de la percepción de satisfacción per- en las niñas.
sonal) permiten inhibir las conductas agresivas en las ni-
ñas, no presentaron ninguna relación en los niños, a ex-
38 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 31-42. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17808
Caputi, M., Lecce, S., Pagnin, A. y Banerjee, R. (2012). Dulin, P. L. y Hill, R. D. (2003). Relationships between
Longitudinal effects of theory of mind on later peer altruistic activity and positive and negative affect
relations: The role of prosocial behavior. among low-income older adult service providers.
Developmental Psychology, 48(1), 257-270. Aging & Mental Health, 7(4), 294-299.
http://dx.doi.org/10.1037/a0025402 http://dx.doi.org/10.1080/1360786031000120697
Carlson, M., Charlin, V. y Miller, N. (1988). Positive Dunn, E. W., Aknin, L. B. y Norton, M. I. (2008).
mood and helping behavior: A test of six Spending money on others promotes happiness.
hypotheses. Journal of Personality and Social Science, 319(5870), 1687-1688.
Psychology, 55(2), 211-229. http://dx.doi.org/10.1126/science.1150952
http://dx.doi.org/10.1037/0022–3514.55.2.211
Eisenberg, N., Fabes, R. A. y Spinrad, T. L. (2006).
Costa, P. T. y McCrae, R. R. (1980). Influence of Prosocial development. In W. Damon, R. M. Lerner
extraversion and neuroticism on subjective well- (Eds.), Handbook of child psychology (Vol. 3, pp.
being: happy and unhappy people. Journal of 646-718). Hoboken, NJ: Wiley.
Personality and Social Psychology, 38(4), 668-678.
http://dx.doi.org/10.1037/0022-3514.38.4.668 Eisenberg, N. y Miller, P. A. (1987). The relation of
empathy to prosocial and related behaviors.
Davis, M. H. (1983). Measuring individual differences in Psychological Bulletin, 101(1), 91-119.
empathy: evidence for a multidimensional http://dx.doi.org/10.1037/0033–2909.101.1.91
approach. Journal of Personality and Social
Psychology, 44(1), 113-126. Emmons, R. A. y Diener, E. (1985). Personality
http://dx.doi.org/10.1037/0022-3514.44.1.113. correlates of subjective well-being. Personality and
Social Psychology Bulletin, 11(1), 89-97.
Del Barrio, V., Moreno, C. y López, R. (2001). http://dx.doi.org/10.1177/0146167285111008
Evaluación de la agresión y la inestabilidad
emocional en niños españoles: su relación con la Fredrickson, B. L. (1998). What good are positive
depresión. Clínica y Salud, 12, 33-50. emotions? Review of General Psychology, 2(3), 300-
319. http://dx.doi.org/10.1037/1089-2680.2.3.300
Di Giunta, L., Eisenberg, N., Kupfer, A., Steca, P.,
Tramontano, C. y Caprara, G. V. (2010). Assessing Fredrickson, B. L. (2001). The Role of Positive Emotions
Perceived Empathic and Social Self-Efficacy in Positive Psychology. American Psychologist,
Across Countries. European Journal of 56(3), 218-226. http://dx.doi.org/10.1037/0003-
Psychological Assessment, 26(2), 77-86. 066X.56.3.218
http://dx.doi.org/10.1027/1015-5759/a000012
Hofelich, A. J. y Preston, S. D. (2013). The meaning in
Dovidio, J. F., Allen, J. L. y Schroeder, D. A. (1990). empathy: Distinguishing conceptual encoding from
Specificity of empathy-induced helping: Evidence facial mimicry, trait empathy, and attention to
for altruistic motivation. Journal of Personality and emotion. Cognition & Emotion, 26(1), 119-128.
Social Psychology, 59(2), 249-260. http://dx.doi.org/10.1080/02699931.2011.559192
http://dx.doi.org/10.1037//0022–3514.59.2.249
Isen, A. M., Clark, M. y Schwartz, M. F. (1976).
Duan, C. (2000). Being empathic: The role of motivation Duration of the effect of good mood on helping:
to empathize and the nature of target emotions. “Footprints on the sands of time.” Journal of
Motivation and Emotion, 24(1), 29-49. Personality and Social Psychology, 34(3), 385-393.
http://dx.doi.org/10.1023/A:1005587525609 http://dx.doi.org/10.1037/0022–3514.34.3.385
40 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 31-42. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17808
Kornbluh, M. y Neal, J. W. (2016). Examining the many Mesurado, B., Richaud, M. C., Mestre, M. V., Samper-
dimensions of children’s popularity Interactions García, P., Tur-Porcar, A., Mesa, S. A. M. y
between aggression, prosocial behaviors, and Viveros, E. F. (2014). Parental Expectations and
gender. Journal of Social and Personal Prosocial Behavior of Adolescents From Low-
Relationships, 33(1), 62-80. Income Backgrounds A Cross-Cultural Comparison
http://dx.doi.org/10.1177/0265407514562562 Between Three Countries-Argentina, Colombia, and
Spain. Journal of Cross-Cultural Psychology, 45(9),
Kelley, S. y Hoffman, K. D. (1997). An investigation of 1471-1488.
positive affect, prosocial behaviors and service http://dx.doi.org/10.1177/0022022114542284
quality. Journal of Retailing, 73(3), 407-427.
http://dx.doi.org/10.1016/S0022–4359(97)90025– Oros, L. B. (2014). Nuevo cuestionario de emociones
positivas para niños. Anales de Psicología, 30(2),
Kihlstrom, J. F. y Cantor, N. (2000). Social intelligence. 522-529.
En R. J. Sternberg (Ed.), Handbook of intelligence
(2ª Ed., pp. 359-379). Cambridge, U.K.: Cambridge Preston, S. D. y Hofelich, A. J. (2012). The many faces of
University Press. empathy: Parsing empathic phenomena through a
proximate, dynamic-systems view of representing
Light, S. N., Coan, J. A., Zahn-Waxler, C., Frye, C., the other in the self. Emotion Review, 4, 24-33.
Goldsmith, H. H. y Davidson, R. J. (2009). http://dx.doi.org/10.1177/1754073911421378
Empathy is associated with dynamic change in
prefrontal brain electrical activity during positive Rameson, L. T. y Lieberman, M. D. (2009). Empathy: A
emotion in children. Child Development, 80(4), social cognitive neuroscience approach. Social and
1210-1231. http://dx.doi.org/10.1111/j.1467– Personality Psychology Compass, 3(1), 94-110. doi:
8624.2009.01326.x http://dx.doi.org/10.1111/j.1751–9004.2008.00154.x
Lucas, R. E., Diener, E. y Larsen, R. J. (2003). Richaud, M. C. (2014). Algunos aportes sobre la
Measuring positive emotions. En Lopez, S. J. y importancia de la empatía y la prosocialidad en el
Snyder, C. R., 2003. Positive Psychological desarrollo humano. Revista Mexicana de
Assessment – A handbook of models and measures. Investigación en Psicología, 6(2), 171-176.
Washington, USA: American Psychological
Association. Richaud de Minzi, M. C. (2008). Estudio del IRI de
Davis en población infantil argentina. Revista de
Malatesta, C. Z. y Wilson, A. (1988). Emotion cognition Investigación en Psicología. 11(1), 101-115.
interaction in personality development: A discrete
emotions, functionalist analysis. British Journal of Richaud de Minzi, M. C., Lemos, V. y Mesurado, B.
Social Psychology, 27(1), 91-112. (2011). Relaciones entre la percepción que tienen
http://dx.doi.org/10.1111/j.2044- los niños de los estilos de relación y de la empatía de
8309.1988.tb00807.x los padres y la conducta prosocial en la niñez media
y tardía. Avances en Psicología Latinoamericana,
Maner, J. K., Luce, C. L., Neuberg, S. L., Cialdini, R. B., 29(2), 144-157.
Brown, S. y Sagarin, B. J. (2002). The effects of
perspective taking on motivations for helping: Still Richaud, M. C., Mesurado, B., Samper-García, P.,
no evidence for altruism. Personality and Social Llorca, A., Lemos, V. y Tur, A. (2013). Estilos
Psychology Bulletin, 28(11), 1601-1610. parentales, inestabilidad emocional y agresividad en
http://dx.doi.org/10.1177/014616702237586 niños de nivel socioeconómico bajo en Argentina y
España. Ansiedad y Estrés, 19(1), 53-69.
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 31-42. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17808 41
Sallquist, J., Eisenberg, N., Spinrad, T. L., Eggum, N. D. 63(6), 1011-1025. http://dx.doi.org/10.1037/0022-
y Gaertner, B. M. (2009). Assessment of 3514.63.6.1011.
preschoolers’ positive empathy: Concurrent and
longitudinal relations with positive emotion, social Weinstein, N. y Ryan, R. M. (2010). When helping helps:
competence, and sympathy. The Journal of Positive An examination of motivational constructs
Psychology, 4(3), 223-233. underlying prosocial behavior and their influence on
http://dx.doi.org/10.1080/17439760902819444 well-being for the helper and recipient. Journal of
Personality and Social Psychology, 98, 222-244.
Steger, M. F., Kashdan, T. B. y Oishi, S. (2008). Being http://dx.doi.org/10.1037/a0016984
good by doing good: Daily eudaimonic activity and
well-being. Journal of Research in Personality,
42(1), 22–42. doi:
http://dx.doi.org/10.1016/j.jrp.2007.03.004
1
Lic. en Psicología. Becario doctoral del Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Psicología Matemática y
Experimental (CIIPME-CONICET), Argentina.
2
Dr. en Psicología. Vicedirector del Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Psicología Matemática y
Experimental (CIIPME-CONICET). Profesor Titular Ordinario de la Universidad Católica Argentina.
X2/gl = 2.55. Asimismo se obtuvieron los siguientes prosocial behavior; with an important mediating role of
índices de ajuste: GFI = .99, AGFI = .97, CFI = .99. El empathy for the concretion of the moral.
absolutismo como variable predictora tuvo un efecto
Keywords: relativism; empathy; prosociality;
positivo sobre la penalización de faltas y delitos. Este
penalization; adolescence.
efecto positivo se incrementó por la empatía como
variable mediadora entre ambos. El relativismo tuvo un
efecto negativo sobre la penalización de faltas y delitos.
Los resultados del modelo teórico propuesto afirman la Introducción
importancia del relativismo y absolutismo moral, sobre
la penalización de faltas y delitos y sobre la conducta Se han realizado estudios empíricos que concluyeron
prosocial, con un papel mediador importante de la que la filosofía ética ofrece a la psicología gran cantidad
empatía para la concreción de lo moral. de información en relación a la toma de decisiones mo-
rales (Schlenker y Forsyth, 1977). Las variaciones indi-
Palabras clave: relativismo; empatía; viduales en los juicios morales pueden ser descriptos te-
prosocialidad; penalización; adolescencia. niendo en cuenta dos dimensiones a saber: el relativismo
y el idealismo. El relativismo consiste en el rechazo de la
posibilidad de depender de normas morales universales
para sacar conclusiones de juicios morales, mientras en el
Abstract otro extremo de esta dimensión los sujetos hacen uso de
absolutos morales al realizar juicios (absolutismo). La
The relativistic ethical position rejects the possibility of otra dimensión es el idealismo en los juicios morales,
relying on universal moral norms to draw conclusions punto de vista que considera que siempre se pueden ob-
from moral judgments. It can influence moral behavior, tener los fines y las consecuencias deseables mediante las
particulary in prosociality and penalization of faults and acciones “correctas” o “justas”; en el otro extremo de este
crimes; empathy has an important mediating role. The continuo se encuentra los sujetos que suponen que las
objective of the present paper was to test an interaction consecuencias deseables pueden mezclarse con las
of variables model (using SEM), being relativism and indeseables (pragmatismo) para lograr un fin (Moreno,
moral absolutism predictor variables, empathy variable 1991; Schlenker y Forsyth, 1977). Siguiendo esta línea de
mediator and prosocial behavior and penalization of investigación, Donelson Forsyth (1980) presentó una
faults and crimes dependent variables. The variables taxonomía de las posturas o ideologías éticas, teniendo en
were measured in a sample of 515 adolescents between cuenta el alto o bajo relativismo y el alto o bajo idea-
17 and 20 years of age, with a mean age of 17.49 lismo, obteniéndose cuatro tipos de posturas éticas a sa-
(SD = 72); 166 males and 349 females, belonging to the ber: situacionismo (alto relativismo, bajo absolutismo y
province of Entre Ríos and Buenos Aires, Argentina. alto idealismo), absolutismo (bajo relativismo, alto ab-
The results indicated a good fit between the proposed solutismo y alto idealismo), subjetivismo (alto relati-
model and the empirical data. It was obtained an vismo, bajo absolutismo y bajo idealismo) y excepcio-
X2(1) = 2.55, p = .11, X2(2), gl = 2.55. The following nismo (bajo relativismo, alto absolutismo y bajo idea-
adjustment indexes were also obtained: GFI = .99, lismo).
AGFI = .97, CFI = .99. Absolutism as a predictor
variable had a positive effect on the penalization of En diversos estudios (Forsyth, 1980) se halló que a
crimes and faults. This positive effect was increased by medida que aumentaba la edad de los sujetos disminuía el
empathy as a mediating variable between both variables. idealismo y el relativismo. Además, en relación a la
Relativism had a negative effect on the penalization of conducta moral, se encontró evidencia empírica de que
faults and crimes. The results of the proposed theoretical las posturas éticas no predicen la conducta moral (Forsyth
model confirm the importance of relativism and moral y Berger, 1979, citado en Forsyth, 1980), si bien podrían
absolutism on the penalization of faults and crimes, and
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 43-56. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17809 45
predecir cuestiones de autosatisfacción y culpabilidad o material en esa ayuda, englobando diversas acciones
como consecuencia de la inmoralidad. para esta ayuda a otros como ayuda física, dar cosas,
consuelo verbal, valorización positiva del otro y solida-
Se realizaron investigaciones sobre las posturas éticas ridad, entre otras (Roche Olivar, 2010).
en jóvenes según la tipología antes mencionada. En rela-
ción al sexo de los sujetos, no se encontraron diferencias Si bien estudios precedentes han mostrado que las
en el idealismo y relativismo entre varones y mujeres mujeres son más prosociales que los varones (Fabes,
(Migone de Faletty y Moreno, 1985). En poblaciones Carlo, Kupanoff y Laible, 1999), hay resultados contra-
universitarias se han encontrado mayor frecuencia de si- dictorios en relación con la diferencia en prosocialidad
tuacionistas y excepcionistas, siendo mayormente infre- según el sexo de los sujetos (Martí Vilar y Lorente Es-
cuentes las posturas absolutistas y subjetivistas (D’Silva, criche, 2010; Vecchione y Picconi, 2005). Esta falta de
Meng y Othman, 2015). acuerdo podría deberse a los diversos instrumentos en la
medición de la variable prosocialidad que podrían estar
Teniendo en cuenta el relativismo moral, se enfocando diversos aspectos (Vecchione y Picconi,
realizaron investigaciones que han demostrado que per- 2005). Otra vertiente en relación a la diferencia de pro-
sonas con alto relativismo no eran más propensas a en- socialidad según el sexo es que entre ambos varía el tipo
gaños que las personas con bajo relativismo (Forsyth y de comportamiento prosocial. Así, en conductas proso-
Berger, 1982). Contrariamente a esto, investigaciones re- ciales que requieren esfuerzo alto o muy poco esfuerzo
cientes han demostrado que el aumento del relativismo por parte de quien la practica, no habría diferencias entre
moral y la disminución del absolutismo relajan las bue- sexo. Sí habría diferencias (puntuando más alto las muje-
nas costumbres y generan disposición para conductas res) en conductas prosociales con exigencias bajas-
inmorales (Rai y Holyoak, 2013). medias, empáticas y de cuidado y entendimiento emo-
cional (Auné, Abal y Attorresi, 2015).
Si bien las investigaciones muestran controversias
entre la ética personal y la conducta moral, se ha demos- A partir de la adolescencia, la empatía es considerada
trado empíricamente que posturas menos relativistas, se un integrante de la dimensión prosocial. La incorporación
asocia positivamente con el aumento de donaciones para de la empatía en la prosocialidad se da a partir de la
buenas causas, lo cual es una conducta prosocial (Young adolescencia debido a que, en este período del ciclo vital,
y Durwin, 2013). alcanza su forma más madura. En la acción prosocial el
sujeto necesita experimentar una implicación afectiva con
Se han realizado recientemente estudios sobre ética y la persona ayudada, dada por la empatía. Como también
bienestar; hallando que las variaciones en la ética perso- tener una plena conciencia de las intenciones y efectos de
nal se asocian con variaciones en el bienestar, aumentán- sus acciones (Paciello, Vecchio y Pepe, 2005). Otros
dolo o disminuyéndolo. En particular se ha asociado a autores (Mestre, Samper y Frías, 2002) consideran a la
altos niveles de idealismo con iniciativa de crecimiento empatía una variable muy relacionada y predictora de la
personal, presencia de sentido de la vida, esperanza, feli- conducta prosocial.
cidad y autorrealización. Altos niveles de relativismo
sólo se asociaron en sentido inverso con presencia de La empatía ha adquirido gran relevancia tanto como
sentido de la vida (Giacalone, Jurkiewicz y Promislo, variable individual del desarrollo como en su relación con
2015). otras variables como el desarrollo socio-moral y la
prosocialidad (Caprara y Bonino, 2005; Eisenberg y
La prosocialidad comprende aquellos Strayer, 1992; Hoffman, 1992; Martí Vilar, 2010; Roche
comportamientos de ayuda o beneficio a otras personas, Olivar, 2010). Es definida como la capacidad de com-
independientemente de la intención que se persiga con prender la perspectiva del otro o los sentimientos y
esta ayuda (Eisenberg y Fabes, 1998). Hay autores que afectos del otro. Las definiciones más usadas son: “reac-
hacen referencia a la ausencia de recompensa extrínseca ción emocional elicitada y congruente con el estado
46 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 43-56. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17809
emocional del otro y que es idéntica o muy similar a lo prostitución, bigamia, intento de suicidio y practicar la
que la otra persona está sintiendo o podría tener expecta- prostitución. En todos los casos los sujetos con bajo re-
tivas de sentir” (Sánchez-Queija, Oliva y Parra, 2006, lativismo penalizaron más los ítems mencionados. Cabe
p. 260), la habilidad de sentir por la situación de otros señalar que los diferentes tipos de robos y homicidios
(Mehrabian y Epstein, 1972) y una respuesta afectiva fueron penalizados de forma similar, tanto en aquellos
más apropiado a la situación de otro que la propia que presentaban alto como bajo relativismo. Sin em-
(Hoffman, 2000). bargo, en dichos estudios se observó que la media de pe-
nalización era más elevada en los sujetos con bajo relati-
La empatía es esencial para juzgar ya que es vismo. Evaluando las correlaciones entre la penalización
necesario ponerse en la perspectiva del otro para dicho de faltas y delitos y el relativismo, casi todas las correla-
juicio. En relación a las faltas y los delitos se ha teori- ciones son negativas, es decir que a mayor relativismo
zado que la empatía es esencial para el accionar de los menor penalización (Moreno, 1991).
jueces, ya que estos necesitan experimentar empatía para
emitir juicios justos y proporcionar veredictos Consideramos que a partir del grado de relativismo
implacables (Slote, 2013, citado por Samamé, 2016). que tengan los adolescentes, con la presencia de la em-
Esta actitud empática, armónicamente direccionada hacia patía como variable mediadora, variará las consecuencias
todos los posibles afectados, posibilitaría la buena acción en el accionar ético o moral, específicamente la conducta
judicial de los jueces, entendida la empatía tanto afectiva prosocial y la penalización de falta y delitos que el ado-
como cognitivamente (Samamé, 2016). lescente realice.
El tema de la penalización de faltas y delitos ha sido Es por lo antedicho que el presente trabajo tiene como
trabajado teniendo en cuenta juicios simples y condicio- objetivo poner a prueba un modelo de interacción de
nales. Los juicios simples son estimaciones subjetivas de variables, teniendo como variables predictoras el re-
alguna atribución de significación psicológica (como lativismo y absolutismo moral, como variable mediadora
puede ser el grado de penalización), evaluado en un es- la empatía y como variables dependientes la conducta
tímulo (la falta o delito), sin que este último esté rodeado prosocial y la penalización de faltas y delitos.
de ningún otro elemento contextual de estimulación psi-
cológica. Ejemplo de un juicio simple puede ser robar
un libro (López Alonso, 1977, 1978; Rimoldi y López Método
Alonso, 1973). Se observó en general que la población
no jurídica penalizaba más en torno al perjuicio que en
torno al bien tutelado por la ley. Así, por ejemplo, el
Participantes
robo de una camioneta era más penalizado si esa camio-
neta era utilizada por su dueño como único medio de tra- Participaron de la presente investigación 515
bajo. Por el contrario, se penalizaba menos duramente si adolescentes de entre 17 y 20 años, con una media de
la camioneta pertenecía a una persona de altos recursos edad de 17.49 (DT = 72); 166 varones (32.2 %) y 349
(Horas, 1981). mujeres (67.8 %). Los adolescentes eran de nivel socio-
económico medio, pertenecientes a ciudades de la pro-
Más recientemente, se realizaron estudios en vincia de Entre Ríos y Buenos Aires, Argentina. La
población de jóvenes universitarios en los cuales se divi- muestra fue seleccionada de forma intencional, no pro-
dió aquellos que tenía alto relativismo de los que tenían babilística. Se administraron las pruebas en estableci-
bajo relativismo y se los comparó respecto de la estima- mientos educativas de nivel secundario, bajo la condición
ción de gravedad de faltas y delitos. Se obtuvieron dife- de que los adolescentes presentaran el correspondiente
rencias significativas en las siguientes faltas y delitos: consentimiento informado de sus padres o tutores.
relaciones prematrimoniales, aborto, salir de la escuela
sin permiso de los padres, forzar a una mujer a ejercer la
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 43-56. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17809 47
Tabla 1
correlaciones de Pearson entre las variables estudiadas y entre penalización de faltas y delitos y empatía (.253);
se puso a prueba el modelo de ecuaciones estructurales. entre absolutismo y penalización de faltas y delitos (.238)
y entre conducta prosocial y penalización de faltas y
delitos (.238). Además, se obtuvieron correlaciones
significativas entre absolutismo y conducta prosocial
Resultados (.209) y en menor grado entre absolutismo y empatía
(.180). Por su parte, se encontraron correlaciones signifi-
cativas inversas entre relativismo y las variables absolu-
Análisis preliminares tismo (-.188), conducta prosocial (-.114) y penalización
de faltas y delitos (-.173).
En la Tabla 1 pueden observarse las medias y los
desvíos de cada una de las variables medidas, tanto a ni- Modelo de ecuaciones estructurales
vel global como por sexo de los participantes.
En el modelo propuesto para la interacción de las
Previamente a la puesta a prueba del modelo de variables los predictores fueron las posturas éticas relati-
interacción de variables, se analizó la relación entre to- vistas y no relativistas, la variable mediadora fue la em-
das las variables implicadas a saber: relativismo, absolu- patía y las variables dependientes la conducta prosocial y
tismo, empatía, conducta prosocial y penalización de la penalización de faltas y delitos. Se analizó el modelo
faltas y delitos. Para esto se obtuvieron las correlaciones utilizando ecuaciones estructurales (ver Figura 1).
de Pearson entre las variables (ver Tabla 2)
Los resultados indicaron un buen ajuste entre el
Las correlaciones significativas más altas se modelo propuesto y los datos empíricos. Se obtuvo un
obtuvieron entre conducta prosocial y empatía (.616);
Tabla 2
Conducta
Relativismo Absolutismo Empatía Penalización
Prosocial
Relativismo 1
Absolutismo -,188* 1
Empatía -,019 ,180* 1
Conducta Prosocial -,114* ,209* ,616* 1
Penalización -,173* ,238* ,253* ,238* 1
Nota. *La correlación es significativa p ≤ 0.01. N=515
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 43-56. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17809 49
zar un buen juicio. En este caso a mayor empatía mayor delitos, siendo el juicio de los actos algo muy particular
penalización de faltas y delitos en general, lo que estaría de cada sujeto en cada situación. El relativismo en el
marcando que los sujetos de la presente investigación modelo propuesto no tuvo efecto sobre la empatía.
estarían empatizando con las víctimas de cada una de las
faltas y delitos presentados. Retomando investigaciones recientes citadas, las
cuales han demostrado que el aumento del relativismo y
Otras asociaciones de variables observadas fueron la la disminución del absolutismo relajan las buenas cos-
penalización de faltas y delitos y absolutismo, así como tumbres y generan disposición para conductas inmorales
la penalización de faltas y delitos y la conducta proso- (Rai y Holyoak, 2013), podemos decir que en esta inves-
cial. La primera de estas asociaciones es claramente ex- tigación se ha recolectado evidencia en esta línea. Tanto
plicable ya que las personas no relativistas hacen uso de en las asociaciones como en el modelo de ecuaciones
absolutos morales para juzgar (Forsyth, 1980; Schlenker estructurales probado queda en evidencia que la dismi-
y Forsyth, 1977), lo cual elevaría la penalización de fal- nución del relativismo y el aumento del absolutismo ge-
tas y delitos. La segunda de estas asociaciones, penaliza- neran mayor penalización de faltas y delitos, lo cual esta-
ción y prosocialidad, podría estar vinculada a la cuestión ría en la línea de la moralidad conductual.
empática, ya que la prosocialidad a esta edad supone la
empatía. De todas formas, deberían realizarse estudios en El relativismo y absolutismo no tuvieron efectos
esta línea para ofrecer mejores explicaciones. directos sobre la conducta prosocial, pero sí al incorporar
la variable mediadora empatía. Cabe recordar lo antedi-
Respecto del modelo de ecuaciones estructurales cho sobre la empatía como variable motivacional que se
propuesto, los índices de ajuste del modelo y las medidas agrega al razonamiento moral para el efecto sobre lo
de error obtenidos indicaron un buen ajuste entre el mo- conductual moral (Etxebarría y de la Caba, 1998) como
delo teórico y los datos empíricos. posible explicación para los hallazgos. Es así que el valor
de path entre empatía y conducta prosocial es el más
El absolutismo como variable predictora tiene un elevado.
efecto positivo sobre la penalización de faltas y delitos.
Este efecto positivo se ve aumentado por la empatía Los resultados del modelo teórico propuesto afirman
como variable mediadora entre ambos (ver Figura 1). la importancia de las posturas éticas, en particular el re-
Las investigaciones empíricas muestran que existen ni- lativismo y el absolutismo, sobre la penalización de faltas
veles elevados de consistencia entre la moralidad y con- y delitos y sobre la conducta prosocial, con un papel
ducta en sujetos que se hallan en estadios superiores del mediador importante de la empatía para la concreción de
desarrollo moral. Si bien hay otras variables implicadas lo moral. Cabe aclarar que esta afirmación es más con-
como la empatía y las variables situacionales, que tundente para la penalización de faltas y delitos y no así
añaden un importante componente motivacional a la para la prosocialidad, sobre la cual no tuvieron efectos
moralidad en lo conductual (Etxebarría y de la Caba, directos el relativismo y absolutismo moral.
1998). En este caso la empatía podría agregar un
componente importante a la postura ética para la Este trabajo reviste relevancia tanto teórica como
penalización de faltas o delitos, siendo una variable aplicada. Es un aporte teórico debido a que pone en evi-
mediadora clave entre la postura ética y el juzgar moral. dencia el importante papel de la empatía en las actitudes
y conductas morales, tanto en referencia a la penalización
El relativismo tiene un efecto negativo sobre la como en referencia a la prosocialidad. Por otra parte, este
penalización de faltas y delitos. Al ser el relativismo un estudio podrá servir para el diseño de programas de
rechazo a la posibilidad de depender de normas morales intervención que puedan abordar el tema de la moralidad
universales para sacar conclusiones de juicios morales en población de adolescentes y jóvenes, teniendo en
(Forsyth, 1980; Schlenker y Forsyth, 1977), este mismo cuenta la implicancia de cada una de las variables.
rechazo es el que no permitiría la penalización de faltas y
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 43-56. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17809 51
Horas, P. A. (1981). Percepción judicativa de la justicia Moreno, J. E. (1991). Posturas éticas de los jóvenes y
penal. Revista ILANUD (Instituto Latinoamericano estimación de la gravedad de faltas y delitos. Revista
de las Naciones Unidas para la prevención del de la Sociedad de Psicología del Uruguay, 3(6), 85-
delito), 4(11/12), 38-44. 92.
Kline, R. B. (1998). Principles and practice of structural Moreno, J. E. y Fernández, C. (2011). Empatía y
equation modeling. New York, NY: Guilford Press. flexibilidad yoica, su relación con la agresividad y la
prosocialidad. Límite. Revista de Filosofía y
López Alonso, A. O. (1977). Estimación de la gravedad Psicología, 6(23), 41-55.
de faltas y delitos e influencia subjetiva en los
jueces de los antecedentes criminales. CIIPME, 64. Paciello, M., Vecchio, G. M. y Pepe, S. (2005). La
misura della prosocialità. En G. V. Caprara y S.
López Alonso, A. O. (1978). Constancia de cocientes y Bonino (eds.), Il comportamento prosociale. Aspetti
diferencias entre juicios condicionales y no- individuali, familiari e social (pp. 45-57). Trento,
condicionales. CIIPME, 27. Italia: Erikson.
.
Martí Vilar, M. (Ed.). (2010). Razonamiento moral y Rai, T. S. y Holyoak, K. J. (2013). Exposure to moral
prosocialidad. Fundamentos. Madrid, España: relativism compromises moral behavior. Journal of
CCS. Experimental Social Psychology, 49, 995-1001.
http://dx.doi.org/10.1016/j.jesp.2013.06.008
Martí Vilar, M. y Lorente Escriche, S. (2010). Factores
determinantes de las conductas prosociales. En M. Regner, E. y Vignale, P. (2008). Adaptación de la Escala
Martí Vilar (Ed.), Razonamiento moral y de Conductas Prosociales de Caprara y Pastorelli.
prosocialidad. Fundamentos (pp. 149-168). Madrid, Manuscrito no publicado.
España: CCS.
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 43-56. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17809 53
Roche Olivar, R. (Ed.). (2010). Prosocialidad, nuevos Vecchione, M. y Picconi, L. (2005). Differenze di età e di
desafíos. Buenos Aires, Argentina: Ciudad Nueva. genere nella condotta prosociale. En G. V. Caprara y
S. Bonino (Eds.), Il comportamento prosociale.
Rodriguez, L. M. (noviembre, 2014). Evaluación de la Aspetti individuali, familiari e sociali (pp. 59-75).
empatía. Un estudio en adolescentes entrerrianos. Trento, Italia: Erikson
En Memorias del VI Congreso Internacional de
Investigación y Práctica Profesional en Psicología. Young, L. y Durwin, A. J. (2013). Moral realism as moral
Buenos Aires, Argentina: Universidad de Buenos motivation: The impact of meta-ethics on
Aires. everydaydecision-making. Journal of Experimental
Social Psychology, 49, 302-306.
Samamé, L. (2016). Virtudes judiciales y empatía. http://dx.doi.org/10.1016/j.jesp.2012.11.013
Prometeica. Revista de Filosofía y Ciencias, 12, 63-
78.
Individual variations in moral judgments can be In relation to offenses and crimes it has been theorized
described considering relativism and idealism (Forsyth, that empathy is essential for the decisions taken by
1980; Schelenker & Forsyth, 1977). Relativism can be judges, because they need to experience empathy to
defined as the fact of rejecting the possibility of relying deliver fair trials and provide unrelenting verdicts (Slote,
on universal moral standards to draw conclusions from 2013, quoted by Samamé, 2016). This empathic attitude,
moral judgments; while others make use of moral abso- understood as cognitive and affective empathy,
lutes to make judgments (absolutist). As regards moral harmonically addressed to those potentially affected,
relativism, research has shown that people with high rel- would enable good judgments (Samamé, 2016).
ativism were not more prone to deceptions than people
with low relativism (Forsyth & Berger, 1982). Contrary The relativistic ethical position can influence moral
to this, recent research has shown that the rise of moral behavior, particularly prosociality and penalization of of-
relativism and the decrease of absolutism relaxes good fenses and crimes; being empathy an important mediating
customs and generates predisposition to immoral be- variable.
havior (Rai & Holyoak, 2013). While research shows
controversies between personal ethics and moral behav- We believe that from the degree of relativism that
ior, it has been empirically shown that moral realism (as adolescents have, with the presence of empathy as a me-
opposed to relativism) is positively associated with in- diator variable, the consequences in ethical or moral ac-
creased donations to good causes, which is considered a tions will vary, particularly in prosocial behavior and of-
prosocial behavior (Young & Durwin, 2013). fenses penalization. It is from the above that the present
work aims to test a variable interaction model, taking
Prosociality comprises aid behaviors or the ones that relativism and absolutism as predictor variables, empathy
benefit others, independent of the intention to be as a mediating variable and prosocial behavior and
achieved with this aid (Eisenberg & Fabes, 1998). From penalization of faults and offenses as dependent varia-
adolescence, and later in the life cycle, empathy is con- bles.
sidered a part of the prosocial dimension (Paciello, Vec-
chio, & Pepe, 2005). Empathy has become very im- The participants of this study were 515 adolescents
portant both as an individual developmental variable as between 17 and 20 years old, and they had a mean age of
well as its relationship with other variables such as soci- 17.49 years (SD = 72); 166 men (32.2 %) and 349 women
omoral development and prosociality. (67.8 %). Teenagers had middle socioeconomic status,
living in Entre Rios and Buenos Aires, Argentina. It is a
Depending on the ethical position that the subject nonprobability sample.
adopts, taking into account the level of relativism, the
variation of the penalty offenses or crimes people may
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 43-56. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17809 55
2 2
The Ethical Position Questionnaire (EPQ) was used square statistic X (1) = 2.55, p = .11, X /df = 2.55,
to measure relativism and nonrelativism. This instrument GFI = .99, AGFI = .97, CFI = .99, all of them showing
was created by D. Forsyth (1980), to measure the two goodness of fit. Finally, as error measurements the Root
factors that are the basis of individual moral judgments Mean Square Residual, RMR = .005 and the Root Mean
namely relativism and idealism. For this investigation, Square Error of Approximation RMSEA = .055, such
only one of the 10-item scales was used, the one that were calculated. As it is known, values below .10 indicate
measures relativism and nonrelativism, and we calcu- an acceptable error, and values around .06 indicate a very
lated scores separately: relativism and absolutism (non- 2
good fit (Kline, 1998). The R values of the mediator
relativism). The Garaigordobil Empathy Questionnaire variable and the dependent variables were as follows:
(2000), based on the Merhabian and Epstein Disposi- empathy = .03; offenses and crimes penalization = .12
tional Empathy Questionnaire (1972), was used to meas- and prosocial behaviors = .40.
ure empathy. Scale Prosociality of Caprara, Steca, Zelli
and Capanna (2005) based on the scale of prosocial be- The highest significant correlation between empathy
havior for children (Caprara & Pastorelli, 1993), was and prosocial behavior, which is to be expected consid-
used to measure prosocial behavior, to measure the pe- ering that from teen age, empathy is part of prosociality
nalization of offenses and crimes Penalization of Faults (Paciello et al., 2005). This finding is agreeable with
and Crimes Scale built by Lopez Alonso and Rimoldi empirical studies that confirm this relationship between
(1973, Lopez Alonso, 1977) was used. This scale is empathy and prosociality (Mestre, 2014; Moreno & Fer-
based on a list of criminal actions taken originally from nandez, 2011). Besides, the correlation between empathy
Sellin and Donnelly and used in the measurement of and offenses and crimes penalization was the second
psychological variables by Moreno (1991). highest correlation. Although there aren’t any previous
empirical studies linking these variables, theoretical ju-
Prior to the testing of structural equation model risprudence studies express the need for empathy to carry
Pearson correlations between variables were performed. out fair trials (Samamé, 2016). So, it would be necessary
The highest significant correlations were obtained be- to empathize with the victims and with those involved in
tween prosocial behavior and empathy (.616); between the case to make a good judgment. That is to say, the
the penalization of offenses and crimes and empathy greater empathy the greater offenses and crimes
(.253); between relativism and no penalty offenses and penalization, which would mean that the participants of
crimes (.238) and between prosocial behavior and of- this research would empathize with the victims of each of
fenses and crimes penalization (.238). In addition, not the offenses and crimes.
significant correlations between relativism and prosocial
behavior (.209) and to a lesser degree among nonrelativ- Finally, there are significant correlations between
ism and empathy (.180) were obtained. Meanwhile, there offenses and crimes penalization and absolutism, as well
exist negative significant correlations between relativism as between offenses and crimes penalization and proso-
and three variables: relativism (-.188), prosocial behav- cial behavior. The first of these correlations can be
ior (-.114) and offenses and crimes penalization (-.173). clearly explained as nonrelativistic people use moral ab-
In the variables interaction model proposed the solutes to judge (Forsyth, 1980; Schlenker & Forsyth,
predictors were relativistic and non-relativistic ethical 1977), which would raise the level of penalty for offenses
positions, the mediating variable was empathy and the and crimes. The second of these correlations, prosociality
dependent variables were the prosocial behavior and the and penalization, could be linked to the empathy question
offenses and crimes penalization. This model was tested because at this age prosociality implies empathy.
using the structural equation model. Anyway, we consider that more studies should be
conducted about this topic to provide better explanations.
The results showed a good fit between the proposed
model and empirical data. The assessment of model Absolutism as a predictor variable has a positive
goodness of fit is based on multiple indicators: the chi effect on the penalization of faults and crimes. This pos-
56 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 43-56. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17809
1
Facultad de Psicología, Universidad del País Vasco (UPV/EHU), España.
padres no se hallaron diferencias entre sexos. Por consi- ences as a function of socio-economic level were contra-
guiente, las diferencias entre varones y mujeres tienden a dictory. The discussion revolves around the importance
ser muy pequeñas. En relación a la edad se confirmó un of prevention and intervention in antisocial behavior from
incremento significativo de la conducta antisocial de 12 childhood.
a 18 años, tanto en el autoinforme como en la evaluación
de los padres. Además, las diferencias entre sexos au- Keywords: antisocial behavior; adolescence;
mentaban significativamente con la edad, observándose sex/gender; socio-economic level; prevention.
mayores incrementos en los varones de 16-18 años. No
se encontraron diferencias en la conducta antisocial en
función del nivel educativo de los padres/madres, sin
embargo, las diferencias en función del nivel socio-eco- Introducción
nómico fueron contradictorias. La discusión gira en
torno a la importancia de la prevención e intervención de El incremento de la violencia (bullying, racismo,
la conducta antisocial desde la infancia. sexismo…) en los adolescentes y jóvenes pone de relieve
la necesidad de analizar la conducta antisocial para obte-
Palabras clave: conducta antisocial; adolescencia; ner información útil de cara al desarrollo de programas de
sexo/género; nivel socio-económico; prevención. prevención/intervención que fomenten las conductas
prosociales, de consideración por los demás, el respeto
por las diferencias… e inhiban las conductas discrimi-
natorias, antisociales y violentas. Esta preocupación ac-
Abstract tual por la conducta antisocial y violenta durante la in-
fancia, la adolescencia y la juventud, que se encuentran
The goals of this study were to analyze the prevalence of en primer plano de los medios de comunicación, está en
antisocial behavior and to explore differences as a func- la base de este estudio.
tion of socio-demographic variables (gender, age, socio-
economic level, parents' educational level). The sample La conducta antisocial se define como cualquier
comprised 3,026 participants from the Basque country, conducta que refleje una infracción a las reglas o normas
aged 12 to 18 years Using a descriptive and comparative sociales y/o sea una acción contra los demás, una viola-
design, two instruments to assess antisocial behavior ción contra los derechos de los demás. En este estudio se
(self-report and parent assessment) were administered. exploran conductas antisociales asociadas al gambe-
The results showed that 16.6 % of the sample had a high rrismo y a conductas de trasgresión de normas sociales en
level of antisocial behavior (percentile 85-99), 10 % had relación con la edad tales como romper objetos de otras
a high-risk profile (percentile 85-94), and 6.6 % pre- personas, de lugares públicos, golpear, pelearse o agredir
sented an antisocial profile (percentile 95-99). Sex dif- a personas, copiar en un examen, ensuciar las calles y las
ferences varied depending on the informant. In the self- aceras rompiendo botellas o vertiendo las basuras,
assessment, females reported significantly less antisocial molestar a personas desconocidas o hacer gamberradas en
behavior, but the effect size was small. In the parents' as- lugares púbicos, gastar bromas pesadas a la gente
sessment, no sex differences were found. Therefore, the (quitarle la silla cuando se va a sentar…), decir “tacos” o
differences between males and females tend to be very palabras fuertes, robar, responder mal a un adulto, ne-
small. Regarding age, a significant increase of antisocial garse a realizar las tareas encomendadas...
behavior between 12 and 18 years was confirmed, both
in self-reports and in parents' evaluation. Moreover, the La última actualización del manual de diagnóstico
sex differences increased significantly with age, with the DSM-V (APA, 2014) sugiere para el diagnóstico de
largest increases observed in males aged 16-18 years. “trastorno de la conducta” haber realizado en los últimos
12 meses, al menos tres de las siguientes conductas: (1)
There were no differences in antisocial behavior as a
Agresión a personas y animales: acosa, intimida, ame-
function of the parents' educational level, but the differ-
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 57-68. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17826 59
naza, pelea, crueldad física, violación…; (2) Destrucción Conducta antisocial: diferencias entre
deliberada de las propiedades de otros; (3) Engaño o sexos
Robo: miente, engaña, roba…; y (4) Transgresión grave
de normas: falsificar notas, faltar al colegio, salir de no-
Las investigaciones que han explorado la conducta
che sin permiso...
antisocial en ambos sexos muestran resultados contra-
dictorios. La revisión de Scandroglio et al. (2002) evi-
denció que los primeros estudios sobre la participación
Prevalencia de la conducta antisocial femenina en bandas callejeras juveniles informaban que
esta participación era escasa, y que las mujeres manifes-
Las tasas de prevalecía varían en distintos estudios taban menos conductas delictivas que los varones. Sin
epidemiológicos, debido a las diferencias entre clínicos e embargo, estudios realizados en las últimas décadas su-
investigadores respecto al número de los síntomas nece- gieren un mayor nivel de participación de las chicas y
sarios para el diagnóstico, la gravedad, al informante también un incremento de sus conductas violentas. No
(padre, madre, profesorado…) y/o al instrumento de me- obstante, pese a los cambios evidenciados siguen exis-
dida utilizado para evaluar la conducta antisocial. tiendo diferencias entre sexos.
Tomando como referencia los datos aportados por los La mayoría de los estudios han encontrado diferencias
manuales estadísticos, el DSM-IV (1994) consideró una significativas con mayor frecuencia de conductas
prevalencia entre 6 % y 16 % en chicos, y entre 2 % y antisociales en los adolescentes varones (D'Acremont, y
9 % en chicas. Posteriormente, el DSM-IV-TR (2003) Van der Linden, 2006; Fan, Cheung, Cheung y Leung,
situó la prevalencia por encima del 10 %, y el DSM-V 2008; García y da Costa Junior, 2008; Kim y Kim, 2005;
(2014) entre el 2 y 10 %. Un estudio sobre el perfil psi- López-Romero y Romero; 2010; Pelegrín y Garcés, 2009;
cosocial de los adolescentes españoles (Serrano, Rodrí- Pérez-Fuentes, Gázquez, Mercader, Molero y García
guez y Mirón, 1997) reveló que un 80 % estaban fre- 2011; Rodríguez y Torrente, 2003; Sagar, Boardley y
cuentemente asociados a conductas antisociales dismi- Kavussanu, 2011; Sanabria y Uribe, 2009; Scandroglio et
nuyendo a medida que la conducta antisocial era más al., 2002; Seijo, Mohamed y Vilariño, 2008). Otras
grave. El estudio de Redondo y Sánchez-Meca (2003) investigaciones sugieren que estas diferencias son
concluye que entre el 81.1 % y el 84.6 % de los jóvenes mayores en la infancia (Garaigordobil, Álvarez, y
reconoció haber realizado conductas prohibi- Carralero, 2004), disminuyendo en la adolescencia
das/delictivas, aunque fue considerablemente menor el (Plazas et al., 2010), mientras que algunas no encuentran
porcentaje que autoinformaron de actos claramente anti- diferencias entre sexos en la conducta antisocial (Bringas,
sociales. El estudio de Rechea (2008) con adolescentes Herrero, Cuesta, y Rodríguez, 2006; Garaigordobil, 2005;
de 12 a 17 años también evidenció que el 72 % había Vera, Ezpeleta, Granero y de la Osa., 2010), ni en el uso
realizado conductas antisociales o delictivas en el último de estrategias agresivas de resolución de conflictos
año. interpersonales relacionadas con la conducta antisocial
(Zafirakis, 2015). La reciente revisión de Lanctôt (2015)
Estos datos muestran la alta participación de jóvenes concluye que hay pruebas sólidas de una brecha entre
en actos antisociales. La conducta antisocial es uno de sexos en conducta delictiva y antisocial, siendo los niños
los problemas más habituales en la niñez y adolescencia más antisociales que las niñas, sin embargo, la magnitud
(muchos menores en tratamiento lo están por agresivi- de esta brecha no es constante en el tiempo o en el
dad, problemas de conducta y conducta antisocial), es espectro del comportamiento criminal o antisocial.
una amenaza para el desarrollo individual y social, y por
consiguiente un objeto de estudio de gran relevancia. En el debate sobre sexo y género, el estudio de Ma
(2005) encontró que: (1) los chicos eran más antisociales
que las chicas; (2) La conducta delictiva se relacionaba
positivamente con la masculinidad; y (3) La conducta
60 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 57-68. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17826
delictiva en el grupo femenino fue significativamente embargo, algunos estudios con niños y adolescentes no
menor que en los otros tres grupos de rol de género han encontrado diferencias con la edad (García y da
(masculino, andrógino e indiferenciado). En similar di- Costa Junior, 2008; Vera et al., 2010).
rección, Moreira y Mirón (2013) concluyeron que: (1)
Los antecedentes de la desviación de ambos sexos eran
una débil vinculación a contextos convencionales y per-
Conducta antisocial: diferencias en
tenencia a un grupo desviado; (2) Estos contextos contri-
buyen al desarrollo de la identidad de género; y (3) La función del nivel socio-económico-
identidad de género incide sobre la probabilidad de des- cultural
viación: la feminidad tiende a reducirla mientras la mas-
culinidad (especialmente aspectos socialmente no desea- Los pocos los estudios que han analizado el efecto del
bles de la masculinidad) la incrementa. nivel socio-económico en la conducta antisocial, en
general concluyen que a menor nivel socio-económico
mayor nivel de conducta antisocial. En este sentido, Seijo
Conducta antisocial: diferencias en et al. (2008) confirmaron más comportamientos
antisociales en los adolescentes que vivían en barrios más
función de la edad deprimidos socioculturalmente. Y la reciente revisión de
Lanctôt (2015) también enfatizó que las condiciones
Los estudios que en los últimos años han analizado la económicas adversas pueden ser un factor de influencia
evolución de la conducta antisocial con la edad en gene- en la conducta antisocial de las chicas.
ral confirman que la conducta antisocial aumenta con la
edad (Pérez-Fuentes et al., 2011; Rechea, 2008), desde la
infancia, a la adolescencia/juventud. Se observan pun-
tuaciones más bajas durante la preadolescencia y adoles- Objetivos e hipótesis del estudio
cencia temprana, que aumentan a medida que aumenta la
edad –mayores puntuaciones a los 16-17 años que incre- El estudio realizado tuvo dos objetivos: (1) Identificar
mentan aún más a los 18– (Sanabria y Uribe, 2009). la prevalencia de la conducta antisocial de 12 a 18 años; y
Bringas et al. (2006) hallaron microdiferencias en com- (2) Analizar si existen diferencias en la conducta
portamientos antisociales en función de la edad que indi- antisocial en función de variables socio-demográficas
can que los más pequeños (14-15 años) son los que me- (sexo, edad, nivel socio-económico, nivel de estudios de
nos realizan comportamientos correspondientes a actitu- padres/madres). Tomando como referencia la revisión de
des de conflicto, diferenciándose claramente de los otros estudios llevada a cabo se formulan 4 hipótesis: (1) La
dos grupos de edad. Los de edades intermedias, 16-17 conducta antisocial durante la adolescencia y la juventud
años, se diferenciaban de los pequeños por realizar más tendrá un nivel de prevalencia alto, con un 10 % de
comportamientos de conflictividad normativa y de falta participantes con puntuaciones percentiles 85-99; (2) Los
de consideración del otro, aunque las diferencias no fue- varones tendrán puntuaciones superiores en conducta
ron significativas. Y los mayores (18-20 años) no se di- antisocial en comparación con las mujeres, sin embargo,
ferencian del grupo intermedio (16-17 años), pero sí de las diferencias serán pequeñas; (3) La conducta antisocial
los pequeños (14-15 años), realizando más conductas aumentará de 12 a 18 años, y las diferencias entre sexos
antisociales que los de menor edad. también aumentarán a medida que aumenta la edad,
Complementariamente, Moffit y Caspi (2001) observándose mayores incrementos en los varones; y (4)
encontraron que las diferencias de género eran mayores Cuanto mayor sea el nivel socio-económico y el nivel de
en las personas con comportamientos delictivos que em- estudios de los progenitores, menor será el nivel de
piezan en la infancia (ratio 10:1) en comparación con las conducta antisocial.
diferencias de género entre las personas que empiezan
con actos delictivos en la adolescencia (ratio 5:1). Sin
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 57-68. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17826 61
Tabla 1
Medias, desviaciones típicas en conducta antisocial, en varones y mujeres, resultados del análisis de varianza en
función del sexo y tamaño del efecto (Eta y d de Cohen)
Varones Mujeres
(n = 1469) (n = 1557) F (1, 3024)
Eta d
sexo
M (DT) M (DT)
AD. Conducta Antisocial (Autoinforme) 8.21 (5.55) 7.33 (5.06) 19.84** .007 .16
EPC-CA. Conducta Antisocial (Padres) 5.60 (4.73) 5.59 (4.77) 0.001 ns .000 -
Nota. *p <.05. ** p< .01. ***p < .001. ns = no significativo.
Medias, desviaciones típicas en conducta antisocial, en diferentes grupos de edad, resultados del análisis de varianza en
función de la edad, tamaño del efecto (Eta) y pruebas post hoc (Bonferroni)
Tabla 3
Medias, desviaciones típicas en conducta antisocial, en varones y mujeres de distintos niveles de edad, resultados del
análisis de varianza en función de la interacción sexo*edad y tamaño del efecto (Eta)
antisocial (AD) con puntuaciones superiores en los varo- EPC-CA. Los datos muestran que en la conducta antiso-
nes, aunque el tamaño del efecto es pequeño. Sin em- cial las diferencias entre sexos aumentan significativa-
bargo, no se hallaron diferencias entre varones y mujeres mente más en el tramo de 16 a 18 años, con superiores
cuando la conducta antisocial fue evaluada por los pa- incrementos en los varones.
dres/madres (EPC-CA).
Tabla 4
Medias, desviaciones típicas en conducta antisocial en diferentes niveles socio-económicos, resultados del análisis de
varianza en función del nivel, tamaño del efecto (Eta) y pruebas post hoc (Bonferroni)
Tabla 5
Medias, desviaciones típicas en conducta antisocial en diferentes niveles de estudio de los padres/madres, resultados
del análisis de varianza en función del nivel de estudios y tamaño del efecto (Eta)
Los resultados obtenidos (ver Tabla 5) muestran que obtenidos por estudios que han evidenciado puntuaciones
el nivel de estudios de ambos progenitores no influye en superiores en los varones (e.g., Lanctôt, 2015; López-
la conducta antisocial de sus hijos e hijas, observándose Romero y Romero; 2010; Pérez-Fuentes et al., 2011;
este resultado tanto en el autoinforme (AD) como en la Sagar et al., 2011; Sanabria y Uribe, 2009; Scandroglio et
evaluación de la conducta antisocial por parte de los pa- al., 2002) y también en parte de aquellos que no han
dres/madres (EPC-CA). hallado diferencias entre sexos (Bringas et al., 2006; Ga-
raigordobil, 2005; Vera et al., 2010).
México que incluía únicamente adolescentes (García y salidad entre las variables, así como una muestra socio-
da Costa Junior, 2008) y otro en España con una muestra económica con ausencia de niveles extremos.
amplia de 8 a 17 años (Vera et al., 2010). Tal vez los
instrumentos de evaluación utilizados pueden explicar en Los estudios que han evaluado las consecuencias de la
parte estas discrepancias. conducta antisocial concluyen que una parte importante
de los niños/niñas que tienen este tipo de comportamiento
En relación al nivel socio-económico, los resultados durante la infancia y la adolescencia mostrarán algún tipo
muestran resultados contradictorios, ya que en el autoin- de desajuste en la vida adulta (Garaigordobil y Oñederra,
forme se encuentra significativamente más conducta an- 2010). El hecho de que la conducta antisocial en los
tisocial en el nivel medio-alto, mientras que en la eva- primeros años de vida sea un factor predictor de posterior
luación de los padres en el nivel medio-bajo. Además, no conducta antisocial y delincuencia, es un argumento más
se evidencian diferencias en función del nivel educativo que suficiente para concentrar los esfuerzos de
de los padres/madres, de lo que se puede inferir que esta prevención alrededor del desarrollo de los menores.
variable no tiene mucho peso explicativo de la conducta
antisocial. Los resultados confirman solo parcialmente la Para prevenir la conducta violenta hay que tener en
hipótesis 4 (que postulaba que a mayor nivel socio-eco- cuenta que son muchos los factores que pueden influir en
nómico y de estudios de los progenitores menor con- que niños-niñas, adolescentes y jóvenes tengan conductas
ducta antisocial). Los resultados con la evaluación de los violentas, la multicausalidad de la conducta violenta.
padres apuntan en la misma dirección que los hallados Como han señalado diversos autores (Garaigordobil,
por Seijo et al. (2008) que encontraron mayor nivel de 2008; Garaigordobil, Martínez y Fernández, 2015; Gard-
conducta antisocial en niveles deprimidos sociocultural- ner, Waller, Maughan, Cluver, y Boyes, 2015; Thomas y
mente. Quizás la discrepancia en relación a los distintos Pope, 2013), entre estos factores cabe destacar:
niveles socio-económicos (que también se relaciona con
el nivel de estudios de los padres/madres) pueda expli- (1) Factores culturales: Las normas y valores que se
carse por las características de la muestra del estudio, refuerzan en cada cultura influyen, hay culturas que re-
que en el nivel medio-bajo no incluye participantes de prueban la agresión mientras que otras la recompensan.
niveles socio-económicos extremos, ni muy Las actividades de ocio que se potencian en cada cultura
desfavorecidos, ni muy altos (lo que es coherente con la influyen, ya que se ha demostrado que aquellos que ven
población del País Vasco). Por consiguiente, los mucha violencia en la televisión, internet, videojuegos...
resultados sugieren la importancia de continuar tienden a comportarse de forma más agresiva, a tener
profundizando en el estudio de la conexión entre estas menos empatía con las víctimas, a normalizar el uso de la
variables, analizando estas relaciones con muestras de violencia, y a percibir que la violencia es algo normal
niveles socio-económicos más extremos. para resolver conflictos.
El estudio pone de relieve que la conducta antisocial (2) Factores familiares: La investigación ha
es digna de consideración ya que un porcentaje alto de evidenciado que los niños-niñas y adolescentes agresivos
estudiantes (superior al 15 %) realiza muchas conductas viven en familias desestructuradas (con problemas de
antisociales. Cada vez las diferencias entre sexos son drogas-alcohol, conflictos de pareja, problemas de delin-
más pequeñas, se constata un incremento con la edad cuencia, que no aportan cuidado y afecto, donde hay
(12-18 años), y el nivel de estudios de los padres/madres abandono, maltrato y abuso hacia el niño-a, con modelos
relacionado con el nivel socio-cultural de la familia no autoritarios, agresivos-punitivos...) y/o familias muy
tiene mucho peso explicativo. Estas aportaciones del es- permisivas (con disciplina inconsistente, donde no hay
tudio sugieren la necesidad de prevención e intervención. normas estables, ni diferenciación entre conductas ade-
Entre las limitaciones del trabajo cabe destacar su diseño cuadas/inadecuadas). Los niños y adolescentes que tienen
trasversal, que no permite identificar relaciones de cau- vínculos de apego seguro y buenas relaciones en la
66 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 57-68. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17826
Garaigordobil, M., Álvarez, Z. y Carralero, V. (2004). behavior: Theory, research and practical applications
Conducta antisocial en niños de 10 a 12 años: (pp. 399-411). Suiza: Springer.
factores de personalidad asociados y variables
predictoras. Análisis y Modificación de Conducta, López-Romero, L. y Romero, E. (2010). Goals during
30(130), 241-271. adolescence and their relationship with antisocial
behavior. The Spanish Journal of Psychology, 13(1),
Garaigordobil, M. y Fagoaga, J. M. (2006). Juego 166-177.
cooperativo para prevenir la violencia en los centros http://dx.doi.org/10.1017/S1138741600003759
educativos. Madrid, España: Publicaciones Ministerio
de Educación. Ma, H. K. (2005). The relation of gender-role
classifications to the prosocial and antisocial behavior
Garaigordobil, M., Martínez, V. y Fernández, A. (2015). of Chinese adolescents. Journal of Genetic
Spanish parenting styles and antisocial behavior in Psychology, 166(2), 189-201.
adolescents. En F. García (Ed.), Parenting: Cultural http://dx.doi.org/10.3200/GNTP.166.2.189-202
Influences and impact on childhood health and well
being (pp. 109-124). New York: Nova Science Mestre, V., Tur, A., Samper, P. y Malonda, E. (2011).
Publisher. Programa de educación de las emociones: La Con-
Vivencia. Valencia, España: Tirant Lo Blanc.
Garaigordobil, M. y Oñederra, J. A. (2010). La violencia
entre iguales: Revisión teórica y estrategias de Moffitt, T. E. y Caspi, A. (2001). Childhood predictors
intervención. Madrid, España: Pirámide. differentiate life-course persistent and adolescence-
limited antisocial pathways among males and females.
García, K. y da Costa Junior, M. (2008). Conducta Development and Psychopathology, 13, 355-375.
antisocial y consumo de alcohol en adolescentes http://dx.doi.org/10.1017/S0954579401002097
escolares. Revista Latino-Americana De
Enfermagem, 16(2), 299-305. Moreira, V. y Mirón, L. (2013). The role of gender
http://dx.doi.org/10.1590/S0104- identity in adolescents' antisocial behavior.
11692008000200020 Psicothema, 25(4), 507-513.
Gardner, F., Waller, R., Maughan, B., Cluver, L. y Navarro, A. M., Peiró, R., Llácer, M. D. y Silva, F.
Boyes, M. (2015). What are the risk factors for (1993). EPC. Escala de problemas de conducta. En F.
antisocial behavior among low- income youth in Silva y M. C. Martorell (Eds.), EPIJ. Evaluación
capetown? Social Development, 24(4), 798-814. Infanto-Juvenil (pp. 31-81). Madrid, España: MEPSA.
http://dx.doi.org/10.1111/sode.12127
Pelegrín, A. y Garcés, E. (2009). Análisis de las variables
Kim, H. y Kim, H. (2005). Gender differences in que influyen en la adaptación y socialización: El
delinquent behavior among Korean adolescents. comportamiento agresivo en la adolescencia.
Child Psychiatry and Human Development, 35(4), Ansiedad y Estrés, 15(2-3), 131-150.
325-345. http://dx.doi.org/10.1007/s10578-005-2691-
1 Pérez-Fuentes, M., Gázquez, J., Mercader, M., Molero,
M. y García, M. (2011). Rendimiento académico y
Lanctôt, N. (2015). Development of antisocial behavior conductas antisociales y delictivas en alumnos de
in adolescent girls. En J. Morizot y L. Kazemian Educación Secundaria Obligatoria. International
(Eds.), The development of criminal and antisocial Journal of Psychology and Psychological Therapy,
11(3), 401-412.
68 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 57-68. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17826
Plazas, E. A, Morón Cotes, M. L., Santiago, A., Seisdedos, N. (1995). AD. Cuestionario de conductas
Sarmiento, H., Ariza-López, S. E. y Patiño, C. D antisociales-delictivas. Madrid, España: TEA. (trabajo
(2010). Relaciones entre iguales, conducta prosocial original publicado en 1988).
y género desde la educación primaria hasta la
universitaria en Colombia. Universitas Psychologica, Serrano, A., Rodríguez, D. y Mirón, L. (1997). A
9(2), 357-369. psychosocial profile of Spanish adolescents.
Psychology in Spain, 1(1), 90-103.
Rechea, C. (2008). Conductas antisociales y delictivas
de los jóvenes en España. Castilla-La Mancha, Thomas, C. y Pope, K. (2013). The origins of antisocial
España: Universidad de Castilla-La Mancha, Centro behavior: A developmental perspective. New York,
de Investigación en Criminología. NY, US: Oxford University Press.
Redondo, S. y Sánchez-Meca, J. (2003). Guía de Vera, J., Ezpeleta, L. Granero, R. y de la Osa, N. (2010).
tratamientos psicológicos eficaces para la Antisocial behavior, psychopathology and functional
delincuencia juvenil. En M. Pérez, J. R. Fernández impairment: association with sex and age in clinical
Hermida, C. Fernández Rodríguez e I. Amigo (Eds.), children and adolescents. Child Psychiatry and
Guía de tratamientos psicológicos eficaces III. Human Development, 41(5), 465-478.
Infancia y adolescencia (pp. 183-214). Madrid, http://dx.doi.org/10.1007/s10578-010-0181-6
España: Pirámide.
Zafirakis, E. (2015). Examining interpersonal conflict
Rodríguez, A. y Torrente, G. (2003). Interacción familiar resolution among persistently antisocial youth—Is this
y conducta antisocial. Boletín de Psicología, 78, 7- a key mechanism implicated in the persistence of
20. antisocial behaviour? International Journal of
Adolescence and Youth, 20(1), 112-129.
Sagar, S. S., Boardley, I. D. y Kavussanu, M. (2011). http://dx.doi.org/10.1080/02673843.2013.779586
Fear of failure and student athletes' interpersonal
antisocial behaviour in education and sport. British
Journal of Educational Psychology, 81(3), 391-408.
http://dx.doi.org/10.1348/2044-8279.002001
1
Universidad de Monterrey, México.
2
Universidade Guadalajara, México.
cohesión, satisfacción y comunicación familiar. Los family functioning, with the purpose of families being a
resultados del análisis de correlación sugieren que a protective factor against violence exposure.
mayor flexibilidad, cohesión, satisfacción y
comunicación familiar menor observación de violencia Keywords: family functioning; exposure to
en la escuela y en la casa, y menor victimización en casa. violence; Mexican adolescents; family cohesion; family
Se observó también una predicción significativa de la communication.
cohesión familiar sobre la victimización en casa.
Finalmente, se concluye la importancia de fortalecer los
vínculos familiares y de fomentar un funcionamiento
familiar positivo y balanceado. Esto con el objetivo de Introducción
que la familia ejerza un efecto protector ante la
exposición a la violencia. El índice de violencia en México se ha incrementado
y su prevención ha sido tema prioritario dentro de la
Palabras clave: funcionamiento familiar; agenda nacional. Diferentes investigaciones han estu-
exposición a violencia; adolescentes mexicanos; diado la exposición a la violencia en diferentes contextos.
cohesión familiar; comunicación familiar. En un estudio realizado por Medina-Mora (2009) los
resultados muestran que el 24.6 % de los participantes
había sido asaltado con un arma, el 20.3 % había sido
testigo de violencia familiar en su infancia, y el 18.3 %
Abstract víctima de violencia severa por parte de padres o cuida-
dores en ese periodo temprano de vida. Aproximada-
The aim of this study was to investigate the relationship mente el 7.4 % había sido golpeado por una persona
between family functioning and exposure to violence ajena a los padres o pareja, 5.4 % había experimentado
among Mexican adolescents. The design of this study abuso sexual, y 3.9 % había sufrido de una violación. Las
was transversal, descriptive, and correlational. mujeres presentaron mayor prevalencia de abuso sexual,
Participants were 133 high school students, ages 15 to violencia física por parte de la pareja, violación,
18. Two instruments were administered: La Escala de persecución y acoso, y los hombres experimentaron más
Evaluación de la Cohesión y Adaptabilidad Familiar, in violencia relacionada con armas y accidentes.
English The Family Adaptability and Cohesion
Evaluation Scale, (FACES IV-Esp) by Rivero, Martínez- En relación al alto índice de violencia en el hogar,
Pampliega and Olson (2010), and Cuestionario de otros estudios han reportado resultados similares. Por
Exposición a la Violencia, in English Exposure to ejemplo, en un estudio realizado con 5484 estudiantes
Violence Questionnaire, by Orue and Calvete (2010). entre los 14 y 19 años de edad, se encontró que el 7.5 %
Results showed statistically significant gender reportaron ser víctimas de violencia física en el hogar,
differences related to observing violence in the streets, cerca de 16.5 % de violencia verbal y casi el 2 % haber
and victimization in the school and in the street. Gender sido sometidos a abuso sexual (Espinoza et al., 2010).
differences were also significant in family functioning
variables such as: flexibility, cohesion, satisfaction, and La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del 2006
family communication. Results from the correlational estudió la distribución de adolescentes de 10 a 19 años de
analysis suggested that the higher the flexibility, edad que sufrieron daños por alguna violencia. Los
cohesion, satisfaction and family communication, the resultados muestran que el 6.8 % fue con armas de fuego,
lower the violence observation at school and at home, el 8.3 % con objetos cortantes, el 59 % sufrió golpes,
patadas, puñetazos, el 4.6 % agresión sexual, y el 21.4 %
and the lower victimization at home. Predictive validity
sufrieron otro tipo de agresiones y maltrato. En todos los
was also observed for family cohesion over victimization
tipos de violencia, salvo en agresión sexual, los hombres
at home. As a conclusion, it is important to strengthen
ocuparon el mayor porcentaje. En relación al lugar en
family ties and to promote a positive and balanced
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 69-78. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17810 71
donde ocurre la violencia, los resultados muestran que: el obstante, se encuentra un efecto protector ante las con-
58.9 % ocurre en una vía pública, el 24.7 % en la ductas violentas cuando la comunicación con el padre es
escuela, el 10.7 % en el hogar, el 2.1 % en el campo, el positiva y abierta (Estévez, Murgui, Moreno y Musitu,
1.3 % en lugar de recreo o deportivo, el 1.5 % en un 2007).
establecimiento comercial, y el 0.8 % en otro tipo de
lugares. Las mujeres, a comparación de los hombres, La funcionalidad familiar implica conceptos como:
mostraron mayor exposición a la violencia en el hogar. cohesión familiar, estilos parentales democráticos, apego
Mientras que los hombres, a comparación de las mujeres, emocional y estrategias de resolución de conflictos (Ol-
mostraron mayor exposición a la violencia en la calle o jača, Erdeš-Kavečan y Kostović, 2012) y se refiere a la
en la escuela (Olaiz et al., 2006). capacidad que tiene la familia de mantener su sistema a
pesar de los eventos o amenazas que puedan generar
La Primera Encuesta Nacional de Exclusión, cambios en alguno de sus miembros. Los padres de fa-
Intolerancia y Violencia en Escuelas Públicas de Educa- milia juegan un papel determinante en el proceso de
ción Media Superior, muestra que aproximadamente el construcción de identidad de sus hijos, y se ha constatado
35 % de los estudiantes han sido insultados, el 40 % ig- que un ambiente familiar positivo funge como factor
norados, el 35 % rechazados, el 11 % han sido golpeados protector ante comportamientos problemáticos (Chunga,
por sus compañeros, al 28 % le han puesto apodos y al 2008; Levin, Dallgado y Curie, 2012).
21 % le han escondido sus pertenencias. Respecto al gé-
nero, los resultados señalan que el 72 % de los hombres Existen estudios que han explorado la diferencia de
y el 65 % de las mujeres, han estado expuestos a accio- género entre adolescentes en la percepción de sus padres.
nes de agresión o violencia (Secretaría de Educación Pú- Por ejemplo, en el estudio realizado por Mestre, Samper,
blica [SEP], 2008). Tur y Díez (2010), se pudo concluir un perfil diferencial
de las mujeres y los hombres adolescentes, en donde las
mujeres informaban percibir más afecto, apoyo emocio-
Funcionamiento Familiar y Exposición a nal y evaluación positiva por parte de los padres y más
la Violencia respeto por su forma de pensar. Y, por el contrario, los
hombres percibían más hostilidad y evaluación negativa,
El ambiente familiar de los jóvenes y sus castigos e intrusividad por parte de los padres. Comple-
interacciones pueden afectar su exposición a la violencia mentariamente, en estudio realizado por Murrieta, Ru-
a través de diversos mecanismos. Por ejemplo, la violen- valcaba, Caballo y Lorenzo (2014), se observa que los
cia familiar modela los comportamientos agresivos en varones reciben más mensajes de aprobación de la vio-
los miembros de la familia, y por otro lado el estableci- lencia por parte de sus padres que lo percibido por las
miento de normas en pro de la tolerancia y la paz, dismi- mujeres.
nuye la aparición de conductas violentas (Baldry, 2003)
y favorece la resolución pacífica del conflicto (Ruval- Algunos estudios han investigado la relación entre la
caba, Murrieta, Rayón y Pimentel, 2015). El monitoreo funcionalidad familiar y la exposición a la violencia. So-
parental también tiene un rol importante, ya que cuando bre la violencia en la escuela, Spriggs, Lannotti, Nansel y
los jóvenes no son adecuadamente supervisados por sus Haynie (2007) realizaron un estudio para explorar la
padres, o por el contrario cuando los padres son excesi- relación que existe entre el bullying, tanto de víctimas
vamente intrusivos, es más probable la exposición a la como perpetuadores, y los factores familiares, de relación
violencia, tanto como víctima como perpetrador (Sim- entre pares, y los escolares en adolescentes estadou-
mons-Morton, Hartos y Haynie, 2004). Otros aspectos nidenses. En relación al factor familiar, los autores re-
como la poca calidez parental, la baja cohesión familiar, portan que la relación familiar percibida por los alumnos
el poco involucramiento de los padres de familia, y la está asociada con su involucramiento en el bullying.
estructura familiar, también tienen un impacto en la ex- Tanto víctimas como perpetradores reportaron un nivel
posición a la violencia (Flouri y Buchanan, 2003); no bajo de involucramiento por parte de sus padres en la es-
72 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 69-78. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17810
cuela y especialmente estos últimos, manifestaron tam- la posible diferencia de géneros en la percepción de am-
bién una comunicación más difícil con sus padres. bas variables.
Tabla 1
Resultados descriptivos y análisis de la varianza por género respecto a las variables utilizadas en este estudio
Tabla 2
Observación Victimización
Escuela Calle Casa TV Escuela Calle Casa
* ** * *
Adaptabilidad -.17 * .11 -.23 .11** .10 .22 -.19 *
** ** **
Cohesión -.23 -.07 -.36 .03** -.05 .12* -.33
* **
Desapego .14* .09 .17 * .15** .03 -.06* .24
Sobre involucramiento -.14* -.10 -.13* -.05** -.01 .03* -.09*
**
Caos .08* .16 -.04* .28 * .02 .07* .01*
Rigidez .02* .07 -.01* .01** -.03 -.02* -.05*
** ** **
Satisfacción familiar -.25 .02 -.38 -.09** -.08 .11* -.35
** ** **
Comunicación familiar -.25 -.05 -.34 -.08** -.06 .07* -.34
Nota. * p < .05. ** p < .01.
y escuela; no así al interior del hogar en donde no existe contraron relaciones negativas entre la observación de la
diferencia significativa entre mujeres y hombres. violencia, más no en la victimización. Finalmente, se ob-
serva que la observación de la violencia en los medios
Respecto a las variables de funcionamiento familiar, televisivos, está relacionada positivamente con la per-
son los hombres quienes perciben una mayor flexibili- cepción de caos al interior de la familia.
dad, cohesión y comunicación en sus casas, sintiéndose
además más satisfechos con las dinámicas de sus fami- Dado que la mayoría de las relaciones
lias. estadísticamente significativas fueron las que se encon-
traron entre el funcionamiento familiar y la exposición a
Con la intención de identificar la relación entre las la violencia en el ámbito doméstico, se procedió a hacer
variables se llevaron a cabo análisis de correlación, cu- un análisis de regresión con la variable de victimización
yos resultados podemos apreciar en la Tabla 2. en casa como la variable dependiente. Los resultados se
muestran en la Tabla 3.
Los resultados muestran que existe una relación
negativa y significativa en el ámbito doméstico entre la Se puede observar que en el primer modelo el
exposición a la violencia y algunas variables del funcio- desapego es significativo con un nivel predictivo del
namiento familiar, específicamente con la adaptabilidad, 5.7 % sobre la victimización en casa; sin embargo, en el
la cohesión, la satisfacción con la familia y la comunica- segundo modelo al incluir las variables que pueden ejer-
ción, mientras que existe una relación positiva con el cer un efecto protector sobre la violencia familiar, como
desapego. Respecto al ámbito escolar, solamente se en- son la cohesión y la flexibilidad, el desapego pierde sig-
Tabla 3
nificancia. El modelo total explica en un 12.4 % la vic- mayor adaptabilidad, cohesión, comunicación, y
timización en casa, sugiriendo que la cohesión familiar satisfacción familiar. Esto podría explicarse a partir de las
es un factor protector de la violencia en el entorno do- diferencias de crianza que culturalmente han permeado a
méstico. las familias mexicanas, en donde suele existir una mayor
flexibilidad con las normas en el caso de los varones. En
la cultura mexicana los varones, a comparación de las
Discusión mujeres, frecuentemente tienen más libertades en cuánto
el tiempo que pasan fuera de casa, las personas que
La familia es el núcleo más importante en el que se frecuentan y las horas de llegada a casa, lo cual
desarrolla una persona, es el agente de socialización incrementa la posibilidad de que estén expuestos con más
primario al ser la primera fuente de información del niño frecuencia a lugares peligrosos. De igual manera, se ha
acerca de las normas y roles, y de las expectativas que se planteado la influencia del fenómeno de la
esperan de él o ella (Cuervo, 2010; Mestre, Samper, Tur “masculinidad” en donde los hombres jóvenes muestran
y Díez, 2001). El explorar las diferentes variables, como un mayor arrojo y atrevimiento ante situaciones de
el funcionamiento familiar, que pueden estar violencia, mientras que las mujeres responden más de
relacionadas con la exposición a la violencia es una tarea manera evasiva (Briseño-León, 2007). Se sugiere indagar
importante hacia la prevención, porque la exposición a la más en esta hipótesis.
violencia está también asociada con el abuso de
substancias, los problemas psicológicos, y problemas de Diferentes estudios han encontrado que el ser víctima
salud física (Fekkers, Pijpers, Fredriks, Vogels y o victimario en el ámbito escolar, está relacionado con la
Verloove-Vanhorick, 2006; Kaltiala-Heino, Rimpela, disfuncionalidad familiar, específicamente con el escaso
Rantanen y Rimpela, 2000; Nansel et al., 2001). involucramiento de los padres y una difícil comunicación
familiar (Cabrera-Fuentes, 2011; Spriggs et al., 2007;
La relación entre funcionalidad familiar y exposición Uribe, Orcasita y Aguillon, 2012); no obstante en nuestro
a la violencia en casa resultó ser la más fuerte. Los estudio encontramos que las dimensiones del
resultados de este estudio que comprueban que a mayor funcionamiento familiar están relacionadas con la
adaptabilidad, cohesión, satisfacción y comunicación observación de violencia en la escuela, pero no con la
familiar, menor observación de violencia y victimización victimización, cabe señalar que al respecto son
en casa, y concuerdan con investigaciones previas que principalmente las variables positivas las que presentaron
destacan la influencia recíproca que tienen la las correlaciones estadísticamente significativas, por lo
funcionalidad familiar y la exposición a la violencia en que se afianza la función de la adaptabilidad y la
casa, tanto en el rol de observador como en el de víctima cohesión familiar como factores protectores de la
(Almenares-Aleaga, Louro-Bernal y Ortiz-Gómez, 1999; violencia; así mismo esto puede explicar el hecho de que
Duany-Navarro y Ravelo-Pérez, 2005). un niño que cuenta con dichos elementos en su casa, no
haya normalizado la violencia como un medio para la
En relación a las de género, los resultados del resolución de los conflictos. Al respecto se sugiere
presente estudio son similares a previos estudios (Olaiz indagar en esta relación dada la alta tasa de incidencia de
et al., 2006; SEP, 2008) que muestran que un mayor acoso escolar en el país (Loredo-Abdalá, Perea-Martínez
número de hombres adolescentes, en comparación de y López-Navarrete, 2008; Olaiz et al, 2006).
mujeres, son expuestos a la violencia, particularmente en
la calle y en la escuela. Sin embargo, no se encontraron Respecto a la exposición de la violencia en los medios
diferencias estadísticamente significativas respecto a la televisivos, sugerimos ahondar más su relación con la
victimización en el hogar. Un hallazgo inesperado fueron funcionalidad familiar, ya que la encontrada en este
las diferencias de género encontradas en la percepción de estudio, puede estar explicada como posible consecuencia
la funcionalidad familiar, en donde se encontró que los de un grado adecuado de límites y supervisión por parte
hombres, en comparación con las mujeres, percibían una de los padres que favorezca que el niño esté expuestos a
76 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 69-78. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17810
contenidos violentos; no obstante otras perspectivas Así mismo, los hallazgos mostraron que la cohesión
explican que la disfuncionalidad que vive una familia, familiar es la variable que predice en mayor porcentaje la
moldea el tipo y el grado de violencia que observan los victimización en casa. Esto sugiere que las estrategias
adolescentes en la televisión (Sandoval-Escobar, 2006). para fomentarla deben de ser uno de los componentes
principales de los programas de escuela para padres.
Aspectos tales como que los miembros de la familia se
sientan unidos, que se apoyen mutuamente durante
Conclusiones tiempos difíciles, y que a pesar de sus intereses
individuales compartan su tiempo libre, resultaron en el
Respecto a la exposición de la violencia en las presente estudio fungir como factores que protegen a los
conclusiones de este trabajo, se plasman de acuerdo a los adolescentes de ser víctimas de violencia. Para este fin,
objetivos que se plantearon. En primer lugar, se buscó consideramos también importante que los padres
identificar la relación entre el funcionamiento familiar y aprendan habilidades la comunicación, cuidado,
la exposición a la violencia. Encontramos que de acuerdo convivencia familiar, monitoreo y supervisión de los
a las variables utilizadas, fueron los elementos hijos, además de tener expectativas claras del desarrollo
balanceados del funcionamiento familiar, es decir la de los mismos.
Adaptabilidad y la Cohesión, las que tienen una relación
negativa con el hecho de ser víctima o testigo de actos de Se sugiere que futuras investigaciones continúen en el
violencia, específicamente en el ámbito doméstico; por estudio de este tema, incluyendo a múltiples informantes,
otro lado, también se encontró una relación negativa con realizando mediciones a través del tiempo, e incluyendo a
la satisfacción y la comunicación familiar. participantes de diferentes zonas, rurales y urbanas. El
incluir la variable de estilos parentales sería también muy
Es importante destacar que respecto a la variable de valioso para comprender a profundidad este fenómeno.
exposición a la violencia por observación, el
funcionamiento familiar, también parece ejercer un
factor protector, se sugiere indagar el efecto, por nuestra
parte generamos la hipótesis de que los niños que están Referencias
satisfechos con su familia, que tienen una adecuada
comunicación con sus padres, aunado a un seguimiento Almenares-Aleaga, M., Louro-Bernal, I. y Ortiz-Gómez,
de las normas en casa y una percepción de cohesión con M. T. (1999). Comportamiento de la violencia
el grupo familiar, pueden tener mayor capacidad de intrafamiliar. Revista Cubana de Medicina General
observar e identificar las conductas violentas al no Integral, 15, 285-292.
considerarlas como un medio para la resolución de los
conflictos a diferencia de los niños que experimentan Ayala-Díaz, P. C., Cruz-Rodríguez, M., Gracia-González,
violencia en el hogar. M. L., Nieto-Manzano, A., Salas-Becerra, E. A. y
Velasco-Enríquez, M. F. (2014). Impacto psicosocial
En lo que se refiere a las diferencias de género, se en el rendimiento académico de adolescentes de
encontraron como era esperado, que los hombres están educación (Tesis de licenciatura inédita). Universidad
más expuestos a la violencia; no obstante también de Monterrey, México.
puntuaron más alto en la satisfacción con la familia y la
comunicación al interior de la misma, por lo que se
Baldry, A. C. (2003). Bullying in schools and exposure to
sugiere como perspectiva de investigación un abordaje
domestic violence. Child Abuse and Neglect, 26(7),
desde la perspectiva sociocultural y de género que pueda
713-732. http://dx.doi.org/10.1016/S0145-
explicar este fenómeno.
2134(03)00114-5
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 69-78. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17810 77
Briceño-León, R. (2007). Sociología de la violencia en Flouri, E. y Buchanan, A. (2003). The role of mother
América Latina. Ecuador: FLACSO. involvement and father involvement in adolescent
bullying behavior. Journal of Interpersonal Violence,
Duany-Navarro, A. y Ravelo-Pérez, V. (2005). Violencia 18(6), 4-26.
intrafamiliar en un área de salud. Revista Cubana de http://dx.doi.org/10.1177/0886260503018006004
Medicina General Integral, 21, 1-2.
Fekkers, M., Pijpers, F. I., Fredriks, A. M., Vogels, T. y
Medina-Mora, M. E., Borges, G., Benjet, C., Lara, M. Verloove-Vanhorick, S. P. (2006). Do bullied children
C., Rojas, E., Fleiz, C., … y Aguilar-Gaxiola, S. get ill, or do ill children get bullied? A prospective
(2009). Estudio de los trastornos mentales en México: cohort study on the relationship between bullying and
Resultados de la encuesta mundial de salud mental. health related symptoms. Pediatrics, 117(5), 1568-
En J. Rodríguez, R. Kohn y S. Aguilar-Gaxiola 1574. http://dx.doi.org/10.1542/peds.2005-0187
(Eds.), Epidemiología de los trastornos mentales en
América Latina y el Caribe (pp. 90-100). Kaltiala-Heino, R., Rimpela, M., Rantanen, P. y Rimpela,
Washington, D.C.: Organización Panamericana de la A. (2000). Bullying at school- an indicator of
Salud. adolescents at risk for mental disorders. Journal of
Adolescence, 23(6), 661-674.
Chunga, L. S. (2008). Niveles de satisfacción familiar y http://dx.doi.org/10.1006/jado.2000.0351
de comunicación entre padres e hijos. Avances en
Psicología, 16(1), 119-137. Medina-Mora, M. E., Borges, G., Benjet, C., Lara, M. C.,
Rojas, E., Fleiz, C., … y Aguilar-Gaxiola, S. (2009).
Cuervo, A. (2010). Pautas de crianza y desarrollo Estudio de los trastornos mentales en México:
socioafectivo en la infancia. Diversidad de Resultados de la encuesta mundial de la Salud. En J. J.
Perspectivas Psicológicas, 6(1), 111-121. Rodríguez, R. Kohn y S. Aguilar-Gaxiola (Eds.)
Epidemiología de los trastornos mentales en América
Cabrera-Fuentes, D. M., (2011). Estudio de la Latina y el Caribe (pp. 79-90). Washington, D.C.:
correlación múltiple entre el bullying, funcionalidad Organización Panamericana de la Salud.
familiar y bajo rendimiento escolar cognitivo en las
asignaturas de lenguaje y matemática. (Tesis de Mestre, M. V., Samper, P., Tur, A. y Díez, I. (2001).
licenciatura inédita). Universidad Central del Estilos de crianza y desarrollo prosocial de los hijos.
Ecuador, Facultad de Ciencias Psicológicas. Revista de Psicología General y Aplicada, 54(4), 691-
703.
Espinoza, F., Zepeda, V., Bautista, V., Hernández, C.
M., Newton, O. A. y Plasencia, G. R. (2010). Nansel, T. R., Overpeck, M., Pilla, R. S., Ruan, W. J.,
Violencia doméstica y riesgo de conducta suicida en Simons-Morton, B. y Scheidt, P. (2001). Bullying
universitarios adolescentes. Salud Pública de México, behaviors among US youth: Prevalence association
52(3), 213-219. with psychological adjustment. The Journal of the
American Medical Association, 258(16), 2094-2100.
Estévez, E., Murgui, S., Moreno, D. y Musitu, G. (2007).
Estilos de comunicación familiar, actitud hacia la Olaiz, F., Rivera, D., Shamah, L., Rojas, R., Villalpando,
autoridad institucional y conducta violenta del H. y Hernández, A. (2006). Encuesta Nacional de
adolescente en la escuela. Psicothema, 19(1), 108- Salud y Nutrición. Recuperado de
113. http://ensanut.insp.mx/informes/ensanut2006.pdf
78 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 69-78. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17810
Olson, D. (2008). FACES IV: Manual. Minneapolis, Ruvalcaba, N., Murrieta, P., Rayón, J. R. y Pimentel, A.
MN: Life Innovations. (2015). Aprobación parental de la violencia y
victimización como predictores de la agresión y
Orue, I. y Calvete, E. (2010). Elaboración y validación conductas prosociales. Revista Tesis Psicológica,
de un cuestionario para medir la exposición a la 10(1), 60-71.
violencia en la infancia y adolescencia. International
Journal of Psychology and Psychological Therapy, Simmons-Morton, B. G., Hartos, J. L. y Haynie, D. L.
10(2), 279-292. (2004). Prospective analysis of peer and parent
influences on minor aggression among early
Olson, D. (2011). FACES IV and the circumplex model: adolescents. Health Education & Behavior, 31(19).
Validation study. Journal of Marital & Familiy 22-33. http://dx.doi.org/10.1177/1090198103258850
Therapy, 20(1), 64-80.
http://dx.doi.org/10.1111/j.1752-0606.2009.00175.x Sandoval-Escobar, M. (2006). Los efectos de la televisión
sobre el comportamiento de las audiencias jóvenes
Oljača, M., Erdeš-Kavečan, Đ. y Kostović, S. (2012). desde la perspectiva de la convergencia y de las
Relationship between the quality of family prácticas culturales. Universitas Psychologica, 5(2),
functioning and the academic achievement of 205-222.
adolescents. Croatian Journal of Education, 14(3),
485-510. Spriggs, A. L., Lannotti, R. J., Nansel, T. R. y Haynie, D.
L. (2007). Adolescent bullying involvement and
Loredo-Abdalá, A., Perea-Martínez, A. y López- perceived family, peer and school relations:
Navarrete, G. E. (2008). Bullying: Acoso escolar, la Commonalities and differences across race/ethnicity.
violencia entre iguales, problemática real en Journal of Adolescent Health, 41(3), 283-293.
adolescentes. Acta Pediátrica de México, 29(4), 210- http://dx.doi.org/10.1016/j.jadohealth.2007.04.009
214.
Secretaría de Educación Pública (SEP; 2008). Primera
Levin, K., Dallago, L. y Currie, C. (2012). The Encuesta Nacional de Exclusión, Intolerancia y
association between adolescent life satisfaction, Violencia en Escuelas públicas de Educación Media
family structure, family affluence and gender Superior. Recuperado de
differences in parent-child communication. Social http://catedraunescodh.unam.mx/catedra/BibliotecaV2
Indicators Research, 106(2), 287-305. /Documentos/Educacion/Informes/SEP_Encuesta_Dis
http://dx.doi.org/10.1007/s11205-011-9804-y criminacion_y_Violencia_2008.pdf
Murrieta, P., Ruvalcaba, N., Caballo, V. y Lorenzo, M. Uribe, A. F., Orcasita, L. y Aguillón, E. (2012). Bullying,
(2014). Cambios en la percepción de la violencia y el redes de apoyo y funcionamiento familiar en
comportamiento agresivo entre niños a partir de un adolescentes de una institución educativa de
programa de habilidades socioemocionales. Santander, Colombia. Psychologia, Avances de la
Psicología Conductual, 22(3), 569-584. Disciplina, 2, 83-99.
1
Universidad de Guadalajara, México.
people. 970 middle school students which inhabit in a los que se ven expuestos los niños y adolescentes que
context of psychosocial risk were inquired. The results autores como Guerra y Dierkhising (2011) prefieren uti-
showed that risk perception seems to have bigger lizar el término de violencia comunitaria para referirse a
impact in men, keeping its predictive level, even when todo acto de violencia interpersonal de parte de la comu-
it controls socioemotional capabilities, unlike women. nidad en la que no intervine la familia y que la exposición
These findings are discussed at the light of other studies a la misma puede ser de forma indirecta, como el ver o
in which vulnerability of male sector against escuchar un acto violento, así como de forma directa,
communitarian violence is highlighted. Likewise, anger donde no sólo se presencia sino que se es víctima de un
management’s role, interpersonal capabilities and the acto violento como tal.
formation of a positive mood with the aim of
suggesting social actions targeted towards violence Acero, Escobar-Córdoba y Castellanos (2007)
reduction are pointed out. realizaron una revisión documental con estudios realiza-
dos entre 1966 y 2006, cuyo objetivo era identificar los
Keywords: risk perception; socioemotional factores involucrados en el desarrollo de la violencia ju-
competences; aggression; adolescents. venil; el ser hombre y el pertenecer a un estrato socio-
económico bajo fueron los principales factores de riesgo
asociados con la violencia en niños y adolescentes, aun-
que también se encontraron como factores ser víctima de
Introducción violencia intrafamiliar, tener antecedentes de trastornos
de conducta, hiperactividad, tener alta irritabilidad e in-
La adolescencia se caracteriza por ser una etapa de tentos de suicidios, ser parte de pandillas, pasar la mayor
importantes cambios biopsicosociales que a su vez se parte del tiempo fuera de casa, consumir sustancias al-
ven influenciados por los riegos del entorno que varían cohólicas, utilizar armas, tener baja escolaridad y vivir en
de acuerdo a la percepción de los adolescentes. En Mé- condiciones de pobreza. También bajo la misma me-
xico los adolescentes se ven expuestos a diversos riesgos todología de revisión documental, McDonald y Rich-
sociales que pueden hacerlos más vulnerables a experi- mond (2008), señalaron que la exposición crónica a la
mentar situaciones de violencia, entre ellos el pandille- violencia comunitaria influye sobre las conductas agresi-
rismo, narcotráfico, violencia y la accesibilidad a sustan- vas y el estrés postraumático en adolescentes que habitan
cias nocivas para la salud. zonas urbanas.
pobreza mostraron importantes variaciones en la percep- tadores que relacionados entre sí determinan nuestra
ción del adolescente en la violencia del vecindario. Di- efectividad para entender y expresarnos, comprender a
chos resultados confirman los hallazgos de Frías-Ar- los otros, relacionarnos adecuadamente con ellos y en-
menta, López-Escobar y Díaz-Méndez (2003) que, to- frentar los retos (Bar On, 2006). Cabe señalar que hay
mando en cuenta el modelo ecológico del desarrollo de evidencia de que altos puntajes en inteligencia emocional
la conducta de Bronfenbrenner para realizar la investiga- están relacionados negativamente con la tendencia a in-
ción, encontraron que el exosistema, conformado por el volucrarse en conductas agresivas o antisociales (García-
vecindario, las relaciones sociales y el área laboral, in- Sancho, Salguero y Fernández-Berrocal, 2014; Salovey,
fluye directamente en el microsistema, conformado por Mayer y Caruso, 2005, p. 164). En términos más especí-
la familia y el sistema de creencias, lo que a su vez pro- ficos Lomas, Stough, Hansen y Downey (2012), encon-
picia la violencia en el vecindario. traron una relación negativa significativa entre las con-
ductas agresoras en los contextos escolares y el entendi-
Frías et al. (2003) y Banda y Frías (2006) señalan que miento de las emociones de los demás, pero no con el
el ambiente del barrio como la involucración en pleitos manejo de las propias emociones. Asimismo, se ha ob-
vecinales, ingesta de alcohol y drogas, así como la pre- servado que específicamente el manejo del enojo tiene un
sencia de adultos transgresores, influye en la dinámica papel mediador en la generación de conductas agresivas
familiar y este a su vez en la presencia de una conducta (físicas y relacionales) en adolescentes femeninas,
antisocial en los adolescentes mexicanos. Esto se debe a incluso en aquellas que han sido víctimas de violencia
que el contexto cultural, permeado de violencia, también (Gower et al., 2014).
influye sobre las relaciones familiares y, por ende en la
forma en la que los jóvenes se desenvuelven en su con- Por otra parte, estudios con intervenciones para el
texto. desarrollo de competencias socioemocionales como la
empatía en los estudiantes (Castillo, Salguero, Fernández-
Estudio realizado por Villatoro, Domenech, Medina- Berrocal y Balluerka, 2013) o la promoción de estrategias
Mora, Fleiz y Fresán (1997) indica que la percepción de de enseñanza basadas en el aprendizaje socioemocional,
riesgo social, es decir, la forma en la que los jóvenes vi- han demostrado reducir significativamente los niveles de
sualizan que tan segura es su cuidad, la colonia en la que hostilidad además de favorecer el trabajo colaborativo
habitan, así como la vulnerabilidad que sienten de ser (Merwe, 2011).
asaltados, se presenta hasta en un 90 % de los jóvenes
que consideran a su ciudad como un espacio inseguro. El objetivo de este trabajo, es identificar la posible
Esta percepción de inseguridad social relacionada con influencia que tiene la percepción del entorno comunita-
una menor percepción de riesgo personal representa una rio y las competencias socioemocionales para la genera-
alta probabilidad de que el adolescente se involucre en el ción y/o prevención de la violencia escolar.
consumo de drogas. Por su parte, Slatteri y Meyers
(2013) concluyen que las conductas violentas en la co-
munidad representan un alto impacto en la presencia de Método
la conducta antisocial en adolescentes.
Participantes
Ante este escenario, es importante identificar qué
factores pueden funcionar como protectores de los ado- La muestra se obtuvo de manera intencional, no
lescentes que viven en contextos de riesgo psicosocial. probabilística. Participaron 970 estudiantes de secundaria
El objetivo de este estudio es identificar si además de la que residen en comunidades de marginación social en la
percepción de riesgo, las competencias socioemocionales Zona Metropolitana de Guadalajara. El 50 % fueron
pueden cumplir dicho papel, definiendo a éstas como un hombres y el 50 % mujeres, cuyas edades oscilaban entre
conjunto de competencias, habilidades y factores facili- los 12 y los 17 años de edad, con una media de 13.7 años.
82 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 79-88. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17816
Tabla 1
Tabla 2
Correlaciones entre las variables percepción de la comunidad y competencias socioemocionales y las conductas
agresivas
también perciben mayores habilidades interpersonales, conductas agresivas reactivas en las mujeres e instru-
más vivencias de emociones positivas, pero menos opti- mental en los hombres. Respecto a las competencias so-
mismo y autoestima. Finalmente, y concordante con los cioemocionales, también se observan correlaciones de
estudios de prevalencia, respecto a la agresión, son los bajas a moderadas tanto con la conducta agresiva reactiva
hombres quienes puntuaron significativamente más alto como con la instrumental a excepción de las com-
que las mujeres en este tipo de conductas. petencias intrapersonales que no guardan correlación al-
guna.
Con el objetivo de identificar la relación existente
entre las variables, se realizó un análisis de correlación, Finalmente, y con el objetivo de identificar si la
cuyos resultados podemos observarlos en la Tabla 2. percepción de la comunidad y las competencias socio-
emocionales pueden tener un valor predictivo sobre las
Como se puede observar, la percepción de riesgo en conductas agresivas, se procedió a realizar análisis de re-
la comunidad resulta con una ligera relación significativa gresión lineal para ambos géneros.
con las conductas agresivas para ambos géneros. Por otro
lado, cabe destacar que, aunque el coeficiente es bajo, Como se puede observar en la Tabla 3, la percepción
existe una relación negativa entre el sentirse seguro en de riesgo en la colonia en la que se vive, aunado a las
los escenarios comunitarios como escuela y calle con las competencias interpersonales, el manejo del enojo y las
Tabla 3
Análisis de regresión lineal con las Agresividad Reactiva como variable dependiente en la población masculina
2
Variables R F b
0.202 19.969**
Percepción de riesgo en la colonia .158***
Adaptabilidad .039**
Interpersonal -.148***
Manejo del Enojo -.342***
Optimismo y Autoestima -.007**
Emociones Positivas -.150**
Nota. *p <.05. ** p <.01. *** p <.001.
84 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 79-88. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17816
Tabla 4
Análisis de regresión lineal con las Agresividad Reactiva como variable dependiente en la población femenina
2
Variables R F b
0.149 12.007**
Percepción de riesgo en la colonia .066*
Sentirse seguro .005*
Adaptabilidad .021*
Interpersonal -.174**
Manejo del Enojo -.315***
Optimismo y Autoestima -.045**
Emociones Positivas -.018**
Nota. *p<.05, ** p<.01, *** p<.001
Tabla 5
Análisis de regresión lineal con las Agresividad instrumental como variable dependiente en la población masculina
2
Variables R F b
0.183 15.097**
Percepción de riesgo en la colonia .164***
Sentirse seguro -.003***
Adaptabilidad -.012***
Interpersonal -.051**
Manejo del Enojo -.236***
Optimismo y Autoestima -.101**
Emociones Positivas -.183**
Nota. *p < .05. ** p < .01. *** p < .001.
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 79-88. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17816 85
Tabla 6
Análisis de regresión lineal con las Agresividad instrumental como variable dependiente en la población femenina
2
Variables R F b
.079 21.215**
Percepción de riesgo en la colonia .076**
Interpersonal -.154***
Manejo del Enojo -.217***
Optimismo y Autoestima .081**
Emociones Positivas -.072**
Nota. *p < .05. ** p < .01. *** p < .001.
ambos géneros. Por otro lado, las competencias problemas extrenalizantes de conducta, entre ellos la
interpersonales también aportaron a la varianza de la agresión. Gracia, Fuentes y García (2010), encontraron
agresión especialmente en la población femenina una interacción entre el género y la percepción de riesgo
mientras que, para los varones, toma relevancia el estado en el entorno inmediato, donde también parece ser mayor
de ánimo positivo. la influencia en los adolescentes varones. Al respecto
sería importante tomar como prospectiva de
Un aspecto a destacar, es el efecto diferencial del investigación, indagar en los efectos que tiene el miedo,
género y la agresividad, ya explorado en estudios en este caso derivado de la percepción de riesgo sobre la
anteriores, por ejemplo, Acero, Escobar-Córdoba y agresión, cumpliendo con la función de protección ante la
Castellanos (2007) quienes encontraron que para las sensación de acorralamiento y la incapacidad para
mujeres los factores familiares de riesgo como la falta de escapar tal, como lo sugieren distintas teorías ya sea
cohesión familiar tienen mayor relevancia que para los desde la perspectiva neurológica como de la psicosocial
hombres. A su vez en el consumo de cigarro, (Carrasco y González, 2006) y en dónde a los varones
antecedentes de delitos no violentos, así como la responden con agresión ante la victimización de la
presencia de ira fueron factores asociados con la violencia comunitaria.
vulnerabilidad a ser victimario en los hombres.
Por otro lado, parece evidenciarse el efecto de las
Un dato importante arrojado en nuestros resultados es competencias socioemocionales que corresponden más al
que la percepción del riesgo en la comunidad, parece ámbito educativo en casa y en escuela, es decir el entorno
sólo impactar a la población masculina, esto nos remite a inmediato del adolescente y no necesariamente como una
aspectos diferenciales en los que al parecer al hombre se acción de su entorno comunitario, al respecto, los
le incita más a reaccionar con agresividad ante las estudios previos parecen ser ambiguos en cuanto a las
condiciones de riesgo; no obstante hay que señalar el conclusiones respecto a los factores que pueden proteger
posible efecto de la victimización en el caso de las a los adolescentes frente a la exposición a los vecindarios
mujeres como lo señalan evidencias presentadas por de riesgo, ya que algunas posturas plasman que son las
Hijar-Medina, López-López y Blanco-Muñoz (1997), características familiares como la cohesión y las
donde los incidentes violentos en las mujeres suceden en características de los padres, mientras que en otros
tres cuartas partes de los casos en el hogar y en los estudios estas variables parecen no ejercer un efecto
hombres se presentan en la vía pública. mediador (Buka et. al, 2001; Frías et al., 2003; Gracia, et.
al 2010; Sheidow, Gorman, Tolan y Henry, 2001;
Estos resultados coinciden también con Buka, Slattery y Meyers, 2013).
Stichick, Birdhistle y Felton (2001), quienes resaltan que
el hecho de ser hombre, residente de zonas urbanas y Considerando que la práctica de las competencias
pertenecer a minorías étnicas, potencializan el riesgo que socioemocionales ayuda a mejorar la adaptación al
implica la exposición continua a la violencia generando contexto y favorece el afrontamiento exitoso a diversas
86 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 79-88. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17816
Bar On, R. (2006). The Bar-On Model of emotional- Frías-Armenta, M., López-Escobar, A. y Díaz-Méndez,
social intelligence (ESI). Psicothema, 18(Supl), 13- G. (2003). Predictores de la conducta antisocial
25. juvenil: un modelo ecológico. Estudios de
Psicología, 8(1), 15-24.
Bar-On, R. y Parker, J.D.A. (2000). The Bar-On http://dx.doi.org/10.1590/S1413-
Emotional Quotient Inventory: youth version (EQ- 294X2003000100003.
i:YV) technical manual. Toronto, Canada: Multi-
Health Systems, Inc. García-Sancho, E., Salguero, J. y Fernández-Berrocal, P.
(2014). Relationship between emotional intelligence
Bass, J. y Lambert, S. (2004). Urban adolescent´s and aggression: A systematic review. Aggression
perceptions of their neighborhoods: An examination and Violent Behavior, 19(5) 584-591.
of spatial dependence. Journal of Community http://dx.doi.org/10.1016/j.avb.2014.07.007.
Psychology, 32(3), 277-993.
http://dx.doi.org/10.1002/jcop.20005. Gower, A., Shlafer, R., Polhan, J., McRee, A., McMorris,
B., Pettingell, S. y Sieving, R. (2014). Associations
Bisquerra, R. y Pérez, N. (2007). Las competencias between adolescent girl´s social-emotional
emocionales. Educación XX1, 10, 61-82. intelligence and violence perpetration. Journal of
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 79-88. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17816 87
1
Universidad del País Vasco, España.
necesita y más de las que consumía años atrás, los pro- dieta, mayor es el riesgo de desarrollar un TCA (Berner
ductos frescos están dejando paso a los alimentos preco- et al., 2013; Liechty y Lee, 2013) o aumentar el riesgo de
cinados y las bebidas con gas y las bebidas alcohólicas problemas de salud, es decir, aumento de peso (Neumark-
están sustituyendo a las bebidas saludables. Se ha de- Sztainer, Wall, Haines, Story y Eisenberg, 2007),
mostrado que especialmente los chicos abusan más de la atracones, bulimia, depresión y baja autoestima en ado-
carne e ingieren menos verdura (Borobio, 2012). Rodrí- lescentes (Racine et al., 2011).
guez et al. (2013) concluyen que los estudiantes univer-
sitarios no desayunan ni ingieren alimentos entre las co- Neumark-Sztainer et al. (2007) encontraron que el
midas centrales, ayunando durante largas horas durante 55.4 % y 24.8 % de chicas y chicos respectivamente, in-
el día y prefiriendo comer comida rápida rica en grasas, formaron hacer dieta, poniéndose en una posición de
mostrando una adherencia media-baja a la dieta medite- mayor vulnerabilidad a la adopción de hábitos alimenti-
rránea. Esta tendencia se está produciendo tanto en paí- cios inadecuados. El ayuno estuvo presente en el 23 % de
ses europeos como fuera de Europa. los adolescentes con puntuaciones altas en restricción de
nutrientes básicos. Se ha comprobado que la “moda” en
En España, uno de los estudios más rigurosos (Serra- las dietas atrae a las personas más jóvenes practicando
Majem y Aranceta, 2012) muestra que entre 14 a 25 años cualquier tipo de dieta proveniente de los pares, revistas
se tiene un consumo moderado de leche, un alto con- del corazón, divulgación publicitaria o remedios caseros,
sumo de carne y un bajo consumo de pescado, fruta y sin considerar necesaria la consulta dietética profesional.
verdura. La Encuesta Nacional de Ingesta Dietética Revisadas las dietas que más comúnmente llevan a cabo
(2014), destaca la preferencia que tienen adolescentes y adolescentes y jóvenes encontramos una lista recogida en
jóvenes por la pasta y el arroz frente a frutas y verduras, el Cuestionario de Dietas Alimentarias (Kortabarria,
no siguiendo las recomendaciones nutricionales ni la Maganto y Peris, 2013).
mitad de jóvenes (solo 45.4 % consume fruta diaria-
mente y el 15.9 % verduras). La carne es uno de los ali- De entre todas las dietas que existen en nuestro
mentos preferidos mientras que el pescado es la proteína contexto, la dieta más saludable, es la mediterránea, que
animal que menos les gusta, consumiendo en exceso no solo garantiza un aporte calórico y de nutrientes en
aceites vegetales, carne, embutidos, dulces, snacks, bo- cantidades suficientes y proporciones adecuadas, sino que
llería y grasas, esto es, alimentos ricos en lípidos y co- contribuye a la prevención de enfermedades cardio-
lesterol. vasculares, diabetes, cáncer, enfermedades degenerativas
y, en general, a una mayor esperanza de vida (Durá y
Estos HA inadecuados se acompañan de DA Castroviejo, 2011). También se ha incluido la dieta ve-
inadecuadas, especialmente en mujeres adolescentes. El getariana, considerada una dieta saludable al comprobar
deseo de bajar peso en poco tiempo conlleva realizar que está relacionada con buena salud, buenos hábitos
dietas que en nada cumplen los requisitos de una nutri- alimentarios y con un peso adecuado (Timbo, Hormes y
ción saludable. Saucedo y Unikel (2010) informan que Chubski, 2012).
estas conductas de riesgo nutricional se daban principal-
mente en mujeres con sobrepeso (13.3 %) y en varones
Objetivos e hipótesis
con obesidad (15 %), concluyendo que no son exclusivas
del sexo femenino.
Teniendo en cuenta los antecedentes citados, el
objetivo de este estudio es analizar en adolescentes y jó-
Hay estudios que afirman (Eisenberg y Neumark-
venes las diferencias entre sexos en tres tipos de varia-
Steiner, 2013; Goldschmidt, Wall, Loth, Le Grange y
bles: (1) variables antropométricas reales, percibidas y
Neumark-Sztainer, 2012) que la obsesión por ponerse a
deseadas (peso, altura e IMC), (2) hábitos alimentarios
dieta y realizar restricciones alimentarias puede ser el
(ítems de desayuno, primer plato, segundo plato, postre y
inicio de los TCA (Racine, Burt, Iacono, McGue y
bebidas), y (3) dietas alimentarias (razones para engordar,
Klump, 2011), puesto que cuanto más restrictiva es la
92 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 89-100. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17817
seguimiento de dietas, razones para hacer dietas y En una escala del 1 (muy delgado) a 10 (muy gordo)
razones para abandonar las dietas). Con estos objetivos ¿Cómo percibes tu peso? ¿Cómo percibes tu altura? (1
se plantean tres hipótesis: (1) El IMC percibido en rela- muy baja a 10 muy alta) ¿Cómo percibes tu IMC? (1 muy
ción al IMC real será superior en las chicas que en los delgado a 10 muy grueso). Además, se añadió la si-
chicos, mientras que el IMC deseado será superior en los guiente información y preguntas: El IMC representa el
chicos que en las chicas; (2) Los hábitos alimentarios se- volumen total de tu cuerpo en proporción a lo que mides.
rán más saludables en los chicos que en las chicas; y (3) Un IMC muy bajo (1) corresponde a personas muy del-
En relación a las dietas, se espera encontrar que las chi- gadas y un IMC muy alto (10) corresponde a personas
cas realicen más dietas, engorden por hábitos alimenta- con mucho volumen corporal, que pesan mucho en pro-
rios inadecuados, inicien dietas por problemas de imagen porción con lo que miden. Para obtener el peso y la altura
corporal y las abandonen por falta de voluntad, y que los deseados, se añadieron dos preguntas: ¿Cuánto te gustaría
chicos perciban que se engorda por motivos biológicos, pesar? ¿Cuánto te gustaría medir? Para obtener el IMC
hagan dietas para conseguir aceptación por parte de los deseado se llevó a cabo la ecuación de peso deseado
demás, y las abandonen por las características de la pro- dividido por la altura deseada al cuadrado.
pia dieta.
Cuestionario de alimentación
(trabajoyalimentación.consumer.es). Tras la revisión
Método realizada sobre instrumentos de HA se seleccionó el au-
toinforme diseñado y avalado por el Departamento de
Investigación Alimentaria de la Fundación Eroski. Este
Participantes cuestionario es un autoinforme que tiene en cuenta los
componentes básicos de los alimentos: lácteos, cereales,
Los participantes fueron 1.075 de los cuales 536 son proteínas y vitaminas, carbohidratos y grasas, agrupados
varones (49.9 %) y 539 mujeres (50.1 %). En función de en desayuno, primer y segundo plato y postre, incluyendo
la edad, 507 (47.2 %) son adolescentes de 14 a 18 años y las bebidas. Consta de 17 ítems valorados según una
568 (52.8 %) jóvenes de 19 a 25. Se trata de una muestra escala tipo Likert del 1 al 3, donde 1 es siempre el valor
comunitaria representativa de estudiantes de ESO, Ba- más negativo y 3 el más positivo. A mayor puntuación
chiller y Universidad del País Vasco. La muestra fue se- mejores hábitos alimentarios. En este estudio el Alpha de
leccionada mediante una técnica de muestreo aleatorio Cronbach fue de .61, coeficiente que se puede considerar
simple a partir de la lista de centros educativos de Edu- adecuado teniendo en cuenta que nadie realiza una dieta
cación Secundaria y universitarios del País Vasco. Según absolutamente equilibrada y que los ítems exploran
la última encuesta del Instituto Vasco de Estadística valores muy diversos entre sí.
(eustat.es), la población de la ESO y Bachiller en el País
Vasco es 101.757, y los que cursan estudios universita- Dietas alimentarias: En ausencia de instrumentos
rios 64.127. Utilizando un nivel de confianza de .95, con estandarizados sobre dietas alimentarias, se ha diseñado
un error muestral de .05, para una varianza poblacional un cuestionario “ad hoc” para la investigación. Se partió
de .50, la muestra representativa sería de 766 partici- del concepto de cuestionarios en el sentido propio del
pantes. término (Morales, 2011), es decir, una lista de preguntas
que se proponen con fines diversos, en los que las res-
Instrumentos de evaluación puestas se analizan de manera independiente, por lo que
las propiedades psicométricas no tienen cabida. Se inicia
Variables antropométricas reales, percibidas y con un sondeo sobre dietas (tu alimentación es equili-
deseadas: Los participantes fueron pesados y medidos brada, has hecho dieta, necesitas hacer dieta, alguien de
utilizando básculas digitales, a fin de obtener el peso, tu familia ha hecho dieta). Le siguen cuatro aspectos ge-
2
altura y el IMC real (peso/estatura ). El peso, altura e nerales: (1) Razones para engordar, que contempla dos
IMC percibido se obtuvieron a través de tres preguntas: categorías: razones biológicas (genética, tiroides, ingesta
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 89-100. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17817 93
Para el desarrollo del estudio se llevaron a cabo las Las diferencias entre sexos en las variables
siguientes fases: (1) Se estableció contacto con los di- antropométricas (peso, altura, IMC: reales, percibidos y
rectores de los centros educativos ofreciendo informa- deseados) se presentan en la Tabla 1.
ción del estudio e invitándoles a colaborar; (2) Tras la
aceptación, se solicitó consentimiento informado a la di-
Tabla 1
Medias, desviaciones típicas y resultados T-test en peso, altura e IMC real, percibido y deseado en ambos sexos
Tabla 2
En la Tabla 1, las diferencias estadísticamente menor ingesta de alimentos y bebidas poco recomenda-
significativas entre chicos y chicas muestran que las chi- bles, pudiendo afirmar que los chicos tienen hábitos ali-
cas pesan menos, se perciben más gruesas de lo que es- mentarios menos recomendables que las chicas. No se
tán y, por consiguiente, aún les gustaría pesar menos. encontraron diferencias entre sexos en la ingesta de lác-
Los chicos además de medir más que las chicas, también teos.
desearían ser más altos que lo que ellos son y más altos
de lo que a las chicas les gustaría ser. Respecto al IMC
deseado, también a los chicos les gustaría que fuera su-
Dietas alimentarias: Diferencias entre
perior de lo que es, mientras que a las chicas les gustaría
que fuera menor de lo que es, pues perciben su IMC su- sexos
perior al que en realidad tienen y superior a como los
chicos perciben su IMC. Las diferencias entre sexos en el cuestionario de dietas
alimentarias se visualizan en las Tablas 3 y 4. El
cuestionario se inicia con un sondeo sobre alimentación y
Hábitos alimentarios: Diferencias entre dietas (percepción del equilibrio de su alimentación, uso
sexos de dietas, percepción de necesidad de hacer dieta,
realización de dietas en la familia) cuyos resultados se
Con la finalidad de analizar las diferencias en función presentan en la Tabla 3. Posteriormente el cuestionario
del sexo en el cuestionario de hábitos alimentarios, se estudia cuatro aspectos en relación a las dietas (razones
agruparon los ítems en 4 categorías en función del crite- por las que se engorda, seguimiento de dietas, razones
rio hábitos recomendables versus no recomendables, y se por las que se inicia una dieta y razones por las que se
realizaron análisis de T-test cuyos resultados se exponen abandonan las dietas) cuyos resultados se presentan en la
en la Tabla 2. Tabla 4.
Chicos Chicas
(n = 536) (n = 539) c² (1) p
F % F %
Alimentación equilibrada 373 85.4 389 79.6 5.33 .025
Seguimiento de dietas 84 15.8 243 45.3 109.25 .001
Necesidad hacer dieta 64 12.1 246 46.1 148.18 .001
Dietas en familiares 354 67.4 444 83.3 35.95 .001
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 89-100. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17817 95
diferencias estadísticamente significativas son más evi- tivamente informan tener más familiares que han hecho
dentes es en las variables he hecho dieta o necesito hacer dieta.
dieta, ya que, mientras casi la mitad de las mujeres han
hecho dieta o dicen que necesitan hacerla, sólo un Como se puede observar en la Tabla 4, las diferencias
15.8 % y un 12.1 % de los chicos contestan afirmativa- estadísticamente significativas en razones para engordar
mente en estas variables. Además, las mujeres significa- son el mal funcionamiento de la tiroides con puntuacio-
Tabla 4
Medias, desviaciones típicas y resultados T-test en el cuestionario de dietas alimentarias en ambos sexos
bido a ello, no se confirma la hipótesis 2, ya que los chi- aduciendo razones de imagen corporal (ponerse ropa
cos tienen una alimentación menos adecuada que las chi- actual, seguir el modelo de belleza o sentirse mejor con-
cas. sigo mismas) y las abandonan por falta de fuerza de vo-
luntad y no ver resultados rápidos. Estos resultados con-
Estos resultados pueden ser explicados por la firman la hipótesis 3 y van en consonancia con los de Ei-
asociación que las mujeres realizan entre delgadez y be- senberg y Neumark-Steiner (2013), quienes encontraron
lleza al interiorizar el ideal estético social de delgadez y que las chicas siguen más tipos de dietas que los chicos,
concuerdan con estudios precedentes (Sehm y Warsch- tanto saludables (Durá y Castroviejo, 2011), como no
burger, 2015), considerando este modelo algo natural, saludables, siendo la imagen corporal una razón de peso
perfecto y sano, promoviendo el deseo de estar delgadas para ello (Kortabarría et al., 2013). Apenas existen estu-
y seguir dietas para reducir peso. De este modo, las chi- dios que analicen las variables estudiadas en la presente
cas consumen menos grasas e ingieren alimentos más investigación, es decir, razones de iniciar una dieta, tipo
saludables, como las frutas y verduras, mientras que los de dietas y motivos para abandonarlas, pero los que
chicos consumen menos frutas y verduras y más carne y existen confirman que las mujeres frente a los varones y
bebidas gaseosas, por lo que los HA y DA de los chicos los adolescentes frente a los jóvenes realizan dietas me-
son menos equilibrados y saludables (Borobio, 2012). nos saludables y no las hacen por motivos de salud,
Saucedo y Unikel (2010) obtuvieron resultados diver- existiendo mayor riesgo de TCA (Berner et al., 2013;
gentes, manifestando que las chicas, bien por su preocu- Goldschmidt et al., 2012; Liechty y Lee, 2013; Loth et
pación por el aspecto físico o bien por el miedo a engor- al., 2014; Racine et al., 2011).
dar, son las que tenían HA de mayor riesgo de TCA y
DA de peor calidad. Éstas eliminan alimentos con alto Las principales aportaciones del estudio se centran en
contenido de lípidos, ayunan de días completos y restrin- la desigualdad de los HA en varones y mujeres, teniendo
gen tanto alimentos poco recomendados como saluda- que tener cuidado si, siendo aparentemente mejores los
bles, exponiéndose al riesgo que padecer un TCA (En- de mujeres, son en definitiva hábitos excesivamente res-
cuesta de Salud, 2013; Rodríguez et al., 2013). trictivos en grasas y otros nutrientes considerados que
engordan, pero absolutamente necesarios en los HA sa-
Aunque estos resultados parecen contradictorios, no ludables. Otra aportación significativa ha sido clarificar la
lo son si se tienen en cuenta que el deseo de delgadez importancia que tiene la distancia entre peso real, per-
lleva consigo seleccionar alimentos más saludables (fru- cibido y deseado, especialmente para las mujeres, como
tas y verduras) y restringir los que más engordan (grasas, factor de riesgo de la distorsión e insatisfacción corporal
alcohol, dulces, fritos y bebidas carbonatadas), y en este y las consecuencias que conllevan para el inicio de HA y
sentido las mujeres se alimentan mejor; pero, cuando la DA inadecuadas, aberrantes y excesivamente restrictivas.
obsesión por la delgadez es elevada, la alimentación ter- La mayor aportación ha consistido en el diseño de un
mina en dietas aberrantes, restricciones alimentarias ex- instrumento de evaluación de DA para analizar distintos
tremas, y errores nutricionales de riesgo, confirmando lo aspectos relacionados con las dietas alimentarias en
obtenido en otros estudios (Saucedo y Unikel, 2010). adolescentes y jóvenes, teniendo en cuenta la ausencia de
dichos instrumentos y la importancia de los mismos en
En cuanto a las dietas alimentarias, la hipótesis los TCA.
tercera planteaba que las chicas realizarían más tipos de
dietas, creían necesario hacer dietas, las hacían por insa- Sin embargo, hay dos limitaciones a señalar. Una, que
tisfacción corporal y las abandonarían por falta de vo- el estudio está realizado con autoinformes, por lo que el
luntad. Efectivamente, las chicas obtienen puntuaciones sesgo de deseabilidad social puede en parte alterar los
significativamente superiores a los chicos ya que realizan resultados. Otra limitación deriva de la ausencia de
más tipos de dietas: mediterránea, barritas saciantes, instrumentos de evaluación sobre HA y DA, por lo que la
productos eliminagrasas, limón y pomelo y toma la mi- verificación de la hipótesis queda reducida.
tad. También mayor porcentaje de chicas hacen dieta,
98 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 89-100. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17817
Encuesta Nacional de Ingesta Dietética (2014). En weight gain in an adolescent? Findings from Project
Observatorio de la Nutrición y de Estudio de la EAT-II: A 5-year longitudinal study. Journal of the
Obesidad (NAOS, 2014). Madrid, España: American Dietetic Association. 107, 448-455.
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e http://dx.doi.org/10.1016/j.jada.2006.12.013
Igualdad. Recuperado de:
http://www.aecosan.msssi.gob.es/ Racine, S. E., Burt, S., Iacono, A., McGue, M. y Klump,
K. (2011). Dietary restraint moderates genetic risk
Goldschmidt, A. B., Wall, M., Loth, K. A., Le Grange, for binge eating. Journal of Abnormal Psychology,
D. y Neumark-Sztainer, D. (2012). Wich dieters are 120(1), 119-128.
at risk for the onset of binge eating? a prospective http://dx.doi.org/10.1037/a0020895
study of adolescents and young adults. Journal of
Adolescent Health, 51(1), 86-92. Recuperado de Rodríguez, F., Palma, X., Romo, A., Escobar, D., Aragú,
http://www.researchgate.net/publication/228061171 B., Espinoza, L., … y Gálvez, J. (2013). Hábitos
alimentarios, actividad física y nivel
Kortabarria, L., Maganto, C. y Peris M. (2013). Imagen socioeconómico en estudiantes universitarios de
corporal, autoestima y dietas en adolescentes. En J. Chile. Nutrición Hospitalaria, 28(2), 447-455.
J. Gázquez, C. Pérez, M. M. Molero y R. Parra http://dx.doi.org/10.3305/nh.2013.28.2.6230
(Eds.), Investigación en el ámbito escolar. Un
acercamiento multidimensional a las variables Saucedo, T. y Unikel, C. (2010). Conductas alimentarias
psicológicas y educativas (pp. 707-712). Granada, de riesgo, interiorización del ideal estético de
España: Grupo Editorial Universitario. delgadez e índice de masa corporal en estudiantes
hidalguenses de preparatoria y licenciatura de una
Liechty, J. M. y Lee, M. (2013). Longitudinal predictors institución privada. Salud Mental, 33(1), 11-19.
of dieting and disordered eating among young
adults in the U.S. International Journal of Eating Sehm, M. y Warschburger, P. (2015). The specificity of
Disorders, 46(6), 790-800. psychological factors associated with binge eating in
http://dx.doi.org/10.1002/eat.22174 adolescent boys and girls. Journal of Abnormal
Child Psychology, 43, 1563-1571.
Loth, K. A., MacLehose, R., Bucchianeri, M., Crow, S. y http://dx.doi.org/10.1007/s10802-015-0026-7
Neumark-Sztainer, D. (2014). Predictors of dieting
and disordered eating behaviors from adolescence Serra-Majem, L. L. y Aranceta, J. (2012). Alimentación
to young adulthood. Journal of Adolescent Health, infantil y juvenil. Barcelona, España: Toray Masson.
55, 705-712. http://dx.doi.org/10.1016/j.jadohealth
Timbo, A., Hormes, J. y Chubski, J. (2012). Will the real
Maganto, C. y Cruz, S. (2008). TSA Test de Siluetas vegetarian please stand up? An investigation of
para Adolescentes. Madrid, España: TEA. dietary restraint and eating disorder symptoms in
vegetarians versus non-vegetarians. Apetite, 58(3),
Morales, P. (2011). Guía para construir cuestionarios y 982-990.
escalas de actitudes. Guatemala: Universidad http://dx.doi.org/10.1016/j.appet.2012.02.005
Rafael Landívar. Recuperado de
http://www.upcomillas.es/personal/peter/otrosdocu
mentos/Guiaparaconstruirescalasdeactitudes.pdfÍN
DICE
Email: vivianalemos@doc.uap.edu.ar
1
Universidad Adventista del Plata, Argentina.
escala desarrollada permite obtener, a partir de una competences in other areas of psychological
prueba psicológica breve y de sencilla aplicación, un development.
perfil de recursos de personalidad asociados a la
resiliencia infantil. Teniendo en cuenta que dichos Keywords: resilience; personality; psychological
recursos constituyen sólo un aspecto a considerar en la assessment; psychological resources; childhood.
evaluación de este importante constructo, se sugiere
complementar esta información con la evaluación de los
riesgos y las competencias en otros ámbitos del
desarrollo psicológico. Introducción
Palabras clave: resiliencia; personalidad; La resiliencia es una de las variables más estudiadas
evaluación psicológica; recursos psicológicos; infancia. en la actualidad por las implicancias que tiene en la pre-
vención y promoción del desarrollo humano. Es definida
como la capacidad humana para sobreponerse a las ad-
Abstract versidades, construir sobre ellas y salir fortalecido
(Grotberg, 1996, 2001, 2006; Melillo y Suárez Ojeda,
The study of resilience in terms of the human capacity to 2001). Implicaría el logro de una adaptación positiva o el
overcome adversities, build on them and emerge afrontamiento adecuado de las tareas de desarrollo típicas
strengthened, has a great significance given its de una determinada etapa o cultura, a pesar de las
implication for the prevention and the positive promotion experiencias de adversidad (Muñoz-Silva, 2012).
of human development. The present study aimed at
assessing with a valid and reliable measure some of La naturaleza de la resiliencia es compleja y
those personality resources frequently associated in multidimensional e involucra factores individuales, fa-
literature with child resilience -self-control, empathy, miliares y del ambiente socio-cultural. Partiendo del su-
prosociality, self-efficacy and creativity. Two different puesto que hay situaciones, sucesos o condiciones en
studies were carried out in order to analyze different estos tres ámbitos que son favorables o desfavorables
complementary aspects regarding the psychometric para el desarrollo infantil, se derivan dos conceptos bási-
properties of the instruments. The first study (E1) was cos como son los factores protectores y los factores de
conducted with an intentional sample of 216 children of riesgo (Panez, 2002).
both sexes, aged 9 to 12 years from three Argentine
provinces. The second study (E2) was carried out with a Los factores de riesgo están conformados por
sample of 479 children with similar characteristics to variables que implican riesgo biológico, familiar o psico-
those of E1. Exploratory and Confirmatory Factor social y aumentan la probabilidad de consecuencias ne-
Analysis were performed and the discriminative power gativa en el desarrollo (Durlak, 1998; Lamas, 2000). Si
of the items, the internal consistency of the instrument bien es cierto que cualquier tipo de población puede verse
and different analysis of discriminant and convergent afectada por situaciones de riesgo, es más evidente
construct validity were studied. Results of both studies cuando se trata de la población infantil, por el grado de
indicated that the final version of the instrument meets vulnerabilidad que la caracteriza. Entre los factores de
the expected criteria for validity and reliability. From a riesgo en población infantil, encontramos entre otros:
brief psychological test of easy administration, the scale sobrecarga de responsabilidades, maltrato físico y psi-
developed enables to obtain a profile of personality cológico, falta de atención médica, marginación, situa-
resources associated with the child resilience. Bearing in ción de pobreza extrema (Lara et al., 2000). Así mismo,
mind that such resources are just one of those aspects to los niños que están en mayor situación de riesgo, son
be considered in the assessment of this significant aquellos que están expuestos a factores acumulados de
construct, it is suggested to further supplement this riesgo, ya sea por dificultades económicas, enfermedad
information with the assessment of the risks and the mental de alguno de los padres, prácticas de crianza
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 101-116. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17821 103
inadecuadas, abuso o conflicto familiar, es decir un con- mandas del contexto ambiental, e implica un equilibrio
texto material y psicosocial empobrecido (Fergusson y entre el subcontrol –falta de control, modulación insufi-
Horwood, 2003). ciente del impulso, incapacidad para postergar la gratifi-
cación, expresión inmediata y directa de motivaciones,
Como contraparte, los factores protectores son una afectos y vulnerabilidad a los distractores del ambiente– y
combinación de factores que permiten al niño afrontar y el sobrecontrol o hipercontrol (Block y Block, 1980). El
superar los problemas y adversidades, pudiendo tener autocontrol es la base para el desarrollo de otros recursos
que ver con el contexto o con una cualidad o caracterís- que favorecen la resiliencia (Grotberg, 1995), ya que
tica individual de la persona (Rutter, 1985). Los factores mejora el manejo de las frustraciones, las situaciones de
protectores modifican y mejoran las respuestas de las estrés, las preocupaciones, la focalización de objetivos, la
personas frente a una situación de riesgo, generando en concreción de lo que se comienza y la espera necesaria de
éstas un incremento en sus posibilidades de obtener un lo que se desea (Kotliarenco et al., 1997; Rutter, 1987).
afrontamiento exitoso (Lamas, 2000). Estos factores
pueden clasificarse en: factores personales, psicosociales De acuerdo con Bandura (1997), la autoeficacia
de la familia, y socioculturales (Kotliarenco y Dueñas, conforma un sistema de creencias acerca de la capacidad
1994). y confianza para actuar y lograr determinadas metas o
resultados. Diferentes autores (Benight y Bandura, 2004;
En este contexto, los diferentes instrumentos que han Boyer et al., 2000; Gully, Incalcaterra, Joshi y Beaubien,
sido desarrollados con la intención de evaluar la resilien- 2002; Holden, 1991; Holden, Moncher, Schinke y
cia en niños, han considerado diferentes aspectos vincu- Barker, 1990; Moritz, Feltz, Fahrbach y Mack, 2000;
lados a los factores protectores (e.g., Cabrera-García, Multon, Brown y Lent, 1991; Sadri y Robertson, 1993;
Aya-Gómez y Guevara-Marín, 2014; Constantine, Be- Stajkovic y Lee, 2001; Stajkovic y Luthans, 1998), men-
nard y Diaz, 1999; Leffert, Benson, Scales, Sharma, cionan el importante papel de la autoeficacia percibida en
Drake y Blyth, 1998; Luthar, Cicchetti y Becker, 2000; la capacidad de recuperación y de ejercer cierto grado de
Saavedra y Castro, 2009; Salgado Lévano, 2005; Sprin- control sobre la adversidad, como así también en la
ger y Phillips, 1997). En este trabajo consideraremos es- regulación y alivio de las reacciones de estrés y la calidad
pecíficamente algunas características de la personalidad, de afrontamiento en situaciones de riesgo (Bandura,
asociadas a los factores protectores personales que la li- 1997). La confianza para responder a los estímulos del
teratura reporta comúnmente como asociadas a la resi- entorno, generada por altos niveles de autoeficacia, mo-
liencia infantil, como ser: el autocontrol, la autoeficacia, dula la percepción de la situación estresante viéndosela
la creatividad, la empatía y la prosocialidad (Benight y como menos perturbadora.
Bandura, 2004; Buendía, 1996; Fuentes y Torbay, 2003;
Greco, Morelato e Ison, 2006; Kotliarenco, Cáceres y Por otra parte, diversas investigaciones muestran que
Fontecilla 1997; Krumm, 2003; Lara, Martínez, Pan- la resiliencia se relaciona con la creatividad (Calvet et al.,
dolfi, Penroz y Díaz, 2000; Lemos, 2009; Melillo y Sua- 2011; Fuentes y Torbay, 2004; Greco et al., 2006;
rez Ojeda, 2001; Munist et al., 1998; Núñez, 2003; Panez Salgado Lévano, 2005). La creatividad como factor pro-
y Silva, 2002; Radke-Yarrown y Brown, 1993, citado en tector y pilar de la resiliencia, da al individuo la capaci-
Buendía, 1996; Roche, 1997, 1998; Rutter, 1993). dad de pensar sobre sus propios pensamientos, generar
ideas y nuevas posibilidades de acción ante las situacio-
El autocontrol adecuado –capacidad para regular de nes adversas. La creatividad es un potencial que ayuda al
manera ajustada sentimientos, comportamiento, atención, individuo a afrontar las situaciones presentes y futuras,
pensamientos y el propio cuerpo– es una característica mejorando la capacidad de adaptación del sujeto a dife-
fundamental de los sujetos resilientes (Berk, 1999; Ei- rentes entornos (Fuentes y Torbay, 2004; Krumm, 2003).
senberg, Fabes, Guthrie y Reiser, 2000; Richaud, 2013; Además, posibilita ver los problemas y las situaciones
Richaud y Lemos, 2014; Rutter, 1993). Es la capacidad adversas desde diferentes ángulos, utilizando los propios
dinámica de modular el nivel de control según las de-
104 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 101-116. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17821
En este contexto el objetivo del presente trabajo fue Para el estudio psicométrico del instrumento se
desarrollar una escala que permita operacionalizar los si- realizaron los siguientes procedimientos estadísticos:
guientes recursos de personalidad asociados a la resilien-
cia infantil: empatía, prosocialidad, autoeficacia, auto- 1. Para examinar el poder discriminativo de los ítems, se
control y creatividad, en niños de 9 a 12 años de edad, trabajó con el criterio de grupo contrastantes,
estudiar sus propiedades psicométricas y poner a prueba analizando posteriormente las respuestas mediante la
el modelo de medida resultante, a través de dos estudios prueba t de diferencia de medias para muestras
empíricos. independientes. Esto se realizó para observar si
existían diferencias estadísticamente significativas
entre los sujetos que puntúan más alto (cuartil
superior, percentil por encima de 75) y los que
puntúan más bajo (cuartil inferior, percentil por
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 101-116. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17821 105
Tabla 1
Matriz de configuración, e índices de confiabilidad por factor y número de ítem de la prueba definitiva
Tabla 2
Análisis de validez del constructo (b) autocontrol (8 ítems) y (c) autoeficacia y creatividad
convergente y discriminante (9 ítems). El modelo ajustó satisfactoriamente a los datos
encontrándose índices adecuados y un grado de error
bajo. Estos datos sugieren que en la evaluación de los
Con respecto al análisis de la validez convergente del
recursos de personalidad asociados a la resiliencia sería
instrumento, tal como puede observarse en la Tabla 3, se
adecuado contemplar estas tres grandes dimensiones.
observaron correlaciones positivas y significativas entre
la CP de Caprara y Pastorelli (1993; Del Barrio, Moreno
Como es posible observar las correlaciones obtenidas
y López, 2001), y la dimensión Prosocialidad y Empatía
para analizar la validez de constructo convergente y
del presente instrumento. Como así también entre la
discriminante, en todos los casos, fueron significativas y
escala EMAi (Oros, 2004) y la dimensión de
consistentes con lo esperado teóricamente.
Autoeficacia y Creatividad del instrumento evaluado.
También se encontraron correlaciones positivas y
significativas entre las dos dimensiones del IRI (Davis,
1980; Richaud de Minzi, 2008), Preocupación empática
Discusión y conclusión general
y Toma de perspectiva y la dimensión de Empatía y
Prosocialidad. Así mismo, se encontró una correlación Operacionalizar un constructo psicológico de manera
positiva y significativa entre el Índice de Creatividad precisa y válida implica un gran desafío. Este desafío se
(TTCT) y la dimensión Autoeficacia y Creatividad, del intensifica en el caso de instrumentos objetivos
instrumento estudiado. desarrollados para niños (Lemos, 2013). A las exigencias
psicométricas de toda prueba de evaluación psicológica,
Por último, tal como se esperaba teóricamente, la se suma una dificultad metodológica ligada a la etapa
escala de AFV (Caprara y Pastorelli, 1993; Del Barrio et evolutiva de la infancia. Las dificultades se asocian, entre
al., 2001) correlacionó de manera negativa y otras, a una menor capacidad de introspección lo que
significativa con la dimensión de Autocontrol, como así puede limitar el valor informativo de las autorreferencias
también con las otras dos dimensiones del instrumento o autoinformes (Forns, 1993). Por otro lado, aunque a
de recursos de personalidad asociados a la resiliencia partir de los siete años se considera que un niño
infantil. escolarizado se maneja relativamente bien con el lenguaje
escrito, no deja de ser difícil determinar el nivel de
comprensión lectora, específicamente en el caso de los
Conclusiones cuestionarios verbales autoaplicados del tipo de papel y
lápiz (Barrio Gándara, 2009). Sin embargo, a pesar de
estas dificultades, es muy relevante la información que el
El modelo puesto a prueba a través de un AFC
niño pueda proveer de sí mismo, siendo fundamental
emergido en el E1 a partir de un AFE, quedó
conocer cómo el niño se auto percibe, ya que desde la
conformado por tres componentes separados pero
teoría cognitiva, es esta percepción lo que en realidad
correlacionados: (a) empatía y Prosocialidad (14 ítems),
Tabla 3
Preocupación
Conducta Toma de Agresión Física Índice de
Empática Autoeficacia
Prosocial perspectiva y Verbal Creatividad
EP .603** .418** .347** -.278** .252** .091**
A .190** .103** .124** -.551** .146** .002**
AC .315** .177** .221** -.163** .400** .221**
Nota. EP = Empatía y Prosocialidad, A = Autocontrol, AC = Autoeficacia y Creatividad.
*p = .05. **p = .01.
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 101-116. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17821 111
influye en su comportamiento (Lemos, 2013). Por esta determinados factores protectores asociados a la
razón, el presente cuestionario indaga la autopercepción resiliencia infantil, sólo constituyen un aspecto a
que el niño tiene de sus propios recursos, considerar de este importante constructo. Por lo tanto, se
específicamente en relación a la empatía, prosocialidad, considera importante complementar la información que
autocontrol, autoeficacia y creatividad. brinda este instrumento con la evaluación de los riesgos y
las competencias en otros ámbitos del desarrollo
Los resultados obtenidos en los estudios E1 y E2, en psicológico.
cuanto al funcionamiento psicométrico de la escala,
permiten indicar que la versión final del instrumento
cumple con los criterios esperados de validez y
confiabilidad. Referencias
Los factores emergidos en el AFE y confirmados en
el AFC tienen apoyo teórico, sentido psicológico y son Bandura, A. (1997). Self-efficacy: The exercise of control.
de sencilla interpretación. Los diferentes análisis de New York: W. H. Freeman.
validez de constructo convergente y discriminante han
dado evidencias a favor de la validez de la escala. Así Benight, C. y Bandura, A. (2004). Social cognitive theory
mismo, el instrumento completo y cada una de sus of posttraumatic recovery: The role of perceived
dimensiones, presenta adecuados índices de consistencia self-efficacy. Behaviour Research and Therapy,
interna. Todos los ítems que conforman la versión final 42(10), 1129-1148.
del instrumento, son discriminativos. http://dx.doi.org/10.1016/j.brat.2003.08.008
En resumen, la escala desarrollada permite obtener, a Barrio Gándara, V. D. (2009). Problemas específicos de
partir de una prueba psicológica breve y de sencilla la evaluación infantil. Clínica y Salud, 20(3), 225-
aplicación, un perfil de recursos de personalidad 236.
asociados a la resiliencia infantil. En un factor se
fusionaron los aspectos más socio-emocionales, a través Berk, L. E. (1999). Desarrollo del Niño y del
de la dimensión de Empatía y Prosocialidad. En otro Adolescente. Madrid, España: Prentice may Ibérica.
factor, se agruparon los componentes más socio-
cognitivos, conformando la dimensión Autoeficacia y Block, J. y Block, J. H. (1980). The role of egocontrol
Creatividad. Y en un tercer factor se pesaron los aspectos and ego resiliency in the organization of behavior.
más disposicionales asociados al Autocontrol. Así En W. A. Collins (Ed.), The Minnesota symposium
mismo, es posible calcular un valor aditivo total que on child psychology (pp. 33–101). Hillsdale, NJ:
indicaría que a mayores puntajes, mayores recursos Erlbaum.
asociados a la resiliencia infantil.
Boyer, D. A., Zollo, J. S., Thompson, C. M., Vancouver,
Para promover determinados recursos personales J. B., Shewring, K. y Sims, E. (2000). A quantitative
asociados a la resiliencia infantil, es imprescindible en review of the effects of manipulated self-efficacy on
primer lugar una adecuada evaluación de los mismos. performance. Poster session presented at the Annual
Sumar un instrumento válido y confiable en este sentido, Meeting of the American Psychological Society,
aportaría al avance del estudio de este constructo tan Miami, FL.
relevante para el desarrollo humano a nivel personal y
social. Buendía, J. (1996). Psicopatología en niños y
adolescentes. Madrid, España: Pirámide.
Por último, la evaluación de los recursos que
operacionaliza específicamente este instrumento ligado a
112 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 101-116. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17821
Del Barrio, V., Moreno, C. y López, R. (2001). Garmezy, N. (1996). Reflections and commentary on
Evaluación de la agresión y la inestabilidad risk, resilience, and development. En R. J. Haggerty,
emocional en niños españoles: Su relación con la L. R. Sherrod, N. Garmezy y M. Rutter (Eds.),
depresión [Assessment of aggression and emotional Stress, risk, and resilience in children and
instability in Spanish children: its relationship with adolescents: Processes, mechanisms, and
depression]. Clínica y Salud, 12(1), 33-50. interventions (pp.1-15). Cambridge, UK: Cambridge
University Press.
Durlak, J. A. (1998). Common risk and protective factors
in successful prevention programs. American
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 101-116. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17821 113
Gaxiola Romero, J. C., Frías Armenta, M., Hurtado adolescents: A meta-analysis. Psychological
Abril, M. F., Salcido Noriega, L. C. y Figueroa Reports, 66(3), 1044-1046.
Franco, M. (2011). Validación del inventario de http://dx.doi.org/10.2466/pr0.1990.66.3.1044.
resiliencia (IRES) en una muestra del noroeste de
México. Enseñanza e Investigación en Psicología, Howes, C., Matheson, C. C. y Hamilton, C. E. (1994).
16(1), 73-83. Maternal, teacher, and child care history correlates
of children's relationships with peers. Child
Greco, C., Morelato, G., e Ison, M. (2006). Emociones Development, 65(1), 264-273.
positivas: una herramienta para promocionar los http://dx.doi.org/10.2307/1131380.
procesos de resiliencia infantil. Psicodebate:
Psicología, Cultura y Sociedad, 7, 81-94. Kotliarenco, M. A., Cáceres, I. y Fontecilla, M. (1997).
Estado del arte en resiliencia. Washington, DC:
Grotberg, E. (1995). The International Resilience Organización Panamericana de la Salud.
Project: Promoting resilience in children (informe
técnico Nº 143). Birmingham, AL: Civitan Kotliarenco, M. A. y Dueñas, V. (1994). Vulnerabilidad
International Research Center. versus resiliente: Una propuesta de acción educativa.
Revista Derecho a la Infancia, 9, 2-22.
Grotberg, E. (1996). Guía de promoción de la resiliencia
en los niños, para fortalecer el espíritu humano. Krumm, G. (2003). Creatividad, Autoeficacia y
Buenos Aires, Argentina: Fundación Bernard Van Rendimiento Académico en alumnos universitarios.
Leer. (Tesis de Licenciatura). Universidad Adventista del
Plata, Libertador San Martín, Entre Ríos, Argentina.
Grotberg, E. (2001). Nuevas tendencias en resiliencia.
En A. Melillo y N. Suárez Ojeda (Coords.), Lara, E., Martínez, C., Pandolfi, M., Penroz, K. y Díaz, F.
Resiliencia: descubriendo las propias fortalezas (2000). Resiliencia: la esencia humana de la
(pp. 19-30). Buenos Aires, Argentina: Paidós. transformación frente a la adversidad. Santiago de
Chile: Universidad de la Concepción. Recuperado
Grotberg, E. (2006). La resiliencia en el mundo de hoy: de
cómo superar las adversidades. Barcelona, España: http://www.apsique.com/tikiindex.php?page=delires
Gedisa. iliencia.
Gully, S. M., Incalcaterra, K. A., Joshi, A. y Beaubien, J. Lamas, H. (2000). Salud: Resiliencia y bienestar
M. (2002). A meta-analysis of team-efficacy, psicológico. Lima, Perú: Colegio de Psicólogos del
potency, and performance: interdependence and Perú.
level of analysis as moderators of observed
relationships. Journal of Applied Psychology, 87(5), Leffert, N., Benson, P. L., Scales, P. C., Sharma, A. R.,
819-832. http://dx.doi.org/10.1037//0021- Drake, D. R. y Blyth, D. A. (1998). Developmental
9010.87.5.819. assets: Measurement and prediction of risk
behaviors among adolescents. Applied
Holden, G. (1991). The relationship of self-efficacy Developmental Science, 2(4), 209-230.
appraisals to subsequent health-related outcomes: A http://dx.doi.org/10.1207/s1532480xads0204_4.
meta-analysis. Social Work in Health Care, 16(1),
53-93. Lemos, V. (2009). Características de personalidad infantil
asociadas al riesgo ambiental por situación de
Holden, G., Moncher, M. S., Schinke, S. P. y Barker, K. pobreza. Interdisciplinaria, 26(1), 5-22.
M. (1990). Self-efficacy of children and
114 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 101-116. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17821
Lemos, V. (2012). La evaluación infantil: Desafíos y Multon, K. D., Brown, S. D. y Lent, R. W. (1991).
propuestas. Conferencia presentada en el XVC Relation of self-efficacy beliefs to academic
Congreso Latinoamericano de ALAMOC outcomes: A meta-analytic investigation. Journal of
(Asociación Latinoamericana de Análisis, Counseling Psychology, 38(1), 30-38.
Modificación del Comportamiento y Terapia http://dx.doi.org/10.1037/0022-0167.38.1.30
Cognitiva Conductual): Las terapias cognitivas en
el siglo XXI. Buenos Aires, Argentina. Munist, M., Santos, H., Kotliarenco, M. A., Suárez, E.
N., Infante, F. y Grotberg, E. (1998). Manual de
Lemos, V. (2013). La operacionalización de constructos identificación y promoción de la resiliencia en niños
psicológicos en la infancia: dificultades y y adolescentes. Washington: Organización
propuestas de superación. Anuario de Psicología, Panamericana de la Salud.
43(2), 189-199.
Muñoz-Silva, A. (2012). El estudio de la resiliencia desde
Lemos, V. y Richaud de Minzi, M. C. (2014). Promotion la perspectiva evolutiva y su aportación a la
of child prosocial behavior in the school context. comprensión social del riesgo y la protección en la
En A. Castro Solano (Ed.), Positive Psychology in intervención social. Portularia, 12(1), 9-16.
Latin America. New York: Springer. http://dx.doi.org/10.5218/prts.2012.0029
Luthar, S. S., Cicchetti, D. y Becker, B. (2000). The Núñez, C. (2003). Aplicaciones Clínicas de la Resiliencia
construct of resilience: A critical evaluation and en el niño y la familia. Revista de Psiquiatría y
guidelines for future work. Child Development, Salud Mental Hermilio Valdizan, 4(2), 63-75.
71(3), 543-562. http://dx.doi.org/10.1111/1467-
8624.00164. Oros, L. B. (2004). Evaluación de las creencias de
autoeficacia en la infancia. Psicodiagnosticar, 14,
Martínez-Arias, M. R., Hernández-Lloreda, M. J. y 75-87.
Hernández-Lloreda, M. V. (2006). Psicometría.
Madrid, España: Alianza. Palau del Pulgar, M. (2006). La educación prosocial
Melillo, A. y Suárez Ojeda, N. (2001). Resiliencia: aportación al aprendizaje servicio. Trabajo
descubriendo las propias fortalezas. Buenos Aires, presentado en el Seminario Internacional de
Argentina: Paidós. Aprendizaje Servicio. Una herramienta para el
servicio comunitario, Caracas, Venezuela.
Mischel, W. (1974). Processes in delay of gratification.
En L. Berkowitz (Ed.), Advances in experimental Panez, R. (2000). Un Modelo de Promoción de
social psychology (pp. 249-292). New York: Resiliencia Andina. En R. Panez, G. Silva y M.
Academic Press. Silva (Eds.), Resiliencia en el Ande (pp. 13-37).
Lima, Perú: Panez & Silva.
Montero, I. y León, G. (2007). A guide for naming
research studies in Psychology. International Panez, R. (2002). Bases teóricas del modelo peruano de
Journal of Clinical and Health Psychology, 7(3), promoción de resiliencia. En CODINFA, Por los
847-862. caminos de la resiliencia. Proyectos de promoción
en infancia andina (pp. 17-38). Lima, Perú: Panez y
Moritz, S. E., Feltz, D. L., Fahrbach, K. R. y Mack, D. E. Silva.
(2000). The relation of self-efficacy measures to
sport performance: A meta-analytic review. Panez, R. y Silva, G. (2002). Por los Caminos de la
Research Quarterly for Exercise and Sport, 71(3), Resiliencia. Lima, Perú: Panez & Silva.
280-294.
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 101-116. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17821 115
Richaud de Minzi, M. C. (2008). Estudio del IRI de Saavedra, E. y Castro, A. (2009). Escala de Resiliencia
Davis en población infantil argentina. Revista de Escolar, ERE. Santiago de Chile, Chile: CEANIM.
Investigación en Psicología, 11(1), 101-115.
Sadri, G. y Robertson, I. T. (1993). Self-efficacy and
Richaud, M. C. (2013). Contributions to the study and work-related behaviour: a review and meta-analysis.
promotion of resilience in socially vulnerable Applied Psychology, 42(2), 139-152. doi:
children. American Psychologist, 68(8), 751-758. http://dx.doi.org/10.1111/j.1464-
http://dx.doi.org/10.1037/a0034327 0597.1993.tb00728.x
1
Universidad de la Cuenca del Plata-CONICET; ISAM-Universidad Adventista del Plata, Argentina.
2
Grupo vinculado al CIIPME-CONICET; Universidad Adventista del Plata, Argentina.
a mantenerse a lo largo del ciclo vital derivando en alemán, francés, chino y castellano) con buenos resulta-
diversos trastornos. Esta tendencia autoexigente y auto- dos psicométricos.
crítica aumenta la vulnerabilidad psicológica por lo que
es posible que los niños perfeccionistas vean disminui- Otra escala muy difundida es la Almost Perfect Scale
dos sus recursos protectores y presenten estrategias in- Revised (APS-R), propuesta por Slaney, Rice, Mobley,
eficaces para manejar el estrés y una mayor tendencia a Trippi y Ashby (2001), la cual evalúa tres componentes
la psicopatología (Affrunti y Wooduff-Borden, 2014; del perfeccionismo: altos estándares, orden y discrepan-
Elizathe, Murawski, Custodio y Rutsztein, 2012; Oros, cia percibida. Los primeros dos componentes reflejan
2005; Soreni et al., 2014). aspectos positivos, mientras que la discrepancia, como ya
se anticipó, representa el elemento disfuncional.
El diagnóstico y tratamiento del perfeccionismo
desadaptativo en las primeras etapas del desarrollo (i.e., Por su parte, Flett y Hewitt (1991) presentaron un
infancia y niñez) se considera clave para la prevención modelo multidimensional para evaluar el perfeccionismo
de trastornos psicológicos (e.g., depresión, ansiedad, desadaptativo. Esta escala incluye la medición de tres
trastorno obsesivo compulsivo) durante la adolescencia y dimensiones independientes: el perfeccionismo orientado
la adultez (Lozano Fernández, García Cueto, Martín a uno mismo, es decir, la tendencia a exigirse y a buscar
Vásquez y Lozano González, 2012; Oros, 2003, 2005). resultados y niveles muy altos y/o exagerados de ejecu-
Sin embargo, la carencia de instrumentos en español, ción; el perfeccionismo orientado hacia los demás o la
adecuadamente adaptados y normalizados para medir el tendencia a exigir a otros que hagan las cosas perfecta-
perfeccionismo en niños, ha dificultado el estudio del mente; y el perfeccionismo socialmente prescripto o la
constructo en relación a dichos trastornos psicológicos tendencia a creer que los demás esperan una realización
infantiles que en adultos están más estudiados (Lozano perfecta de todo lo que uno haga. De estas tres dimen-
Fernández, et al., 2012). Contar con pruebas válidas, y siones las dos primeras se han visto más vinculadas al
con sus respectivos valores de referencia, permitiría rea- malestar y la psicopatología (Hewitt y Flett, 1991).
lizar estudios epidemiológicos y estudiar qué factores
(tanto protectores como de riesgo) facilitan o inhiben la A partir de estos modelos para adultos se han
génesis del perfeccionismo disfuncional en las primeras desarrollado diversas escalas para evaluar el perfeccio-
etapas del desarrollo humano. nismo en niños (ver Tabla 1). Puntualmente en Argentina,
tomando como referencia el modelo de perfeccionismo
disfuncional de Flett y Hewitt (1991), Oros (2003)
desarrolló una escala que evalúa el perfeccionismo auto-
Operacionalización del constructo
orientado en niños de 8 a 13 años de edad, que se posi-
ciona como la primera de Latinoamérica. Este instru-
La mayoría de los modelos propuestos para la
mento permite indagar una serie de pensamientos dog-
evaluación diagnóstica del perfeccionismo adulto son
máticos y absolutistas en forma de autodemandas (e.g.,
multidimensionales y consideran distintas dimensiones
Debo ser el mejor alumno; Debo ganar siempre; No
factoriales. Entre los instrumentos más utilizados pueden
puedo cometer errores; etc.), y las consecuentes reaccio-
mencionarse la Escala multidimensional de perfeccio-
nes perfeccionistas ante el fracaso (e.g., Me critico mu-
nismo (FMPS), de Frost, Marlen, Lahart y Rosenblate
cho a mí mismo; Pienso mucho en las equivocaciones
(1990), que evalúa el perfeccionismo positivo y el
que tuve; Me insulto cuando cometo algún error; etc.). La
desadaptativo mediante las dimensiones: altos niveles
escala ha demostrado tener un buen funcionamiento en
personales, preocupación por los errores, dudas sobre las
población argentina y española (Elizathe, Murawski,
acciones, expectativas parentales, críticas parentales y
Custodio, y Rutsztein, 2012; Koval, 2013; Ocampo,
organización. De este instrumento se han realizado algu-
2008; Oros, Iuorno y Serppe, en prensa; J. A. Piqueras,
nas traducciones y validaciones a otros idiomas (i.e.,
comunicación personal, 16 de marzo, 2015; Quinteros
Meza, 2008; Serppe, 2010) y ha sido adaptada y validada
120 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 117-126. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17822
Tabla 1
Instrumentos psicométricos para la medición multidimensional del perfeccionismo infantil
(alpha de Cronbach general de .83) como para cada una ítems con respuesta intermedia y 1 punto para los ítems
de las subdimensiones (Autodemandas α = .82; Reacción con respuesta negativa. Seguidamente se realizaron aná-
ante el fracaso α = .70). lisis comparativos (ANOVA y MANOVA factoriales)
entre los diferentes grupos de edad y género, y de
acuerdo a estos resultados, se computaron los valores
percentilares, las medias aritméticas y desvíos estándar de
Procedimiento de recolección de datos
las dimensiones o de la escala completa, según co-
rrespondió, para cada grupo de niños. Para estudiar las
El procedimiento de selección de la muestra siguió un
diferencias por edad, se seleccionaron intencionalmente
método no probabilístico, por conveniencia, según las
dos subgrupos de participantes: niños de 8 a 10 (n = 916)
posibilidades de acceso a las escuelas primarias que
y de 11 a 13 años (n = 1308), según la similitud del pe-
aceptaron colaborar con este estudio. Una vez obtenida
ríodo evolutivo. El análisis de valores perdidos reveló
la autorización de los directivos y docentes responsables
que ninguno de los ítems presentó porcentajes de omisión
del aula, y el consentimiento escrito de los padres o tuto-
iguales o superiores al 5 %. Para la sustitución de los
res legales de los niños, se invitó a los participantes a
valores faltantes se utilizó el procedimiento de reemplazo
completar voluntariamente la escala de perfeccionismo
por la media de la serie. Se utilizó el programa SPSS 15.0
junto a sus compañeros, en el horario habitual de clases.
para todos los análisis.
Ningún niño presentó negativas para participar. Las
pautas éticas de recolección de datos (participación dis-
crecional, posibilidad de rechazo e interrupción volunta-
ria de la evaluación sin consecuencias de ningún tipo
Resultados
para el niño o su contexto, restricción y confidencialidad
El ANOVA para estudiar las diferencias en
de los datos, etc.) fueron informadas a los niños, sus pa-
dres, maestros y directivos, por los integrantes del perfeccionismo según el género y la edad de los niños,
equipo de investigación, favoreciendo la posibilidad de indicó que el perfeccionismo general varía únicamente
entre niñas y varones [F(1,2219) = 10,50, p < .001],
expresar dudas o recibir información ampliada sobre el
proyecto. siendo estos últimos quienes obtienen las puntuaciones
más elevadas. Respecto a las dimensiones, el MANOVA
reveló efectos principales del género [F(1,2219) = 19.05;
Procedimiento estadístico p < .001] y la edad [F(1,2219) = 7.76, p = .005] sola-
mente para la dimensión Autodemandas. El género mas-
Para calcular los valores brutos de cada subdimensión culino y el rango de edad de 8 a 10 años presentaron los
y de la escala total, se sumaron los puntajes asignados a valores más elevados en esta faceta de perfeccionismo
cada ítem de acuerdo al siguiente criterio: 3 puntos para (Ver Tabla 2). Las interacciones entre las variables inde-
los ítems con respuesta afirmativa, 2 puntos para los pendientes no resultaron significativas en ningún caso.
Tabla 2
Tabla 3
Teniendo en cuenta estos resultados se elaboraron los entre niños de diferentes géneros. La Tabla 3 muestra los
criterios normativos diferenciando los valores de valores percentilares, las medias y los desvíos estándar
Autodemandas entre niños y niñas y entre los grupos de para cada caso. Además, para facilitar la interpretación de
diferentes edades. Asimismo, se diferenciaron los valo- los datos, se presentan los rangos percentilares y su
res normativos para el puntaje global de perfeccionismo clasificación en la Tabla 4.
Tabla 4
Rango Interpretación
PERFECCIONISMO GENERAL
16 a 30 puntos Perfeccionismo bajo
Varones de 8 a 13 31 a 34 puntos Perfeccionismo moderado
35 a 48 puntos Perfeccionismo elevado
16 a 29 puntos Perfeccionismo bajo
Niñas de 8 a 13 años 30 a 33 puntos Perfeccionismo moderado
34 a 48 puntos Perfeccionismo elevado
AUTODEMANDAS
8 a 14 puntos Perfeccionismo bajo
Varones de 8 a 10 años 15 a 17 puntos Perfeccionismo moderado
18 a 24 puntos Perfeccionismo elevado
8 a 13 puntos Perfeccionismo bajo
Varones de 11 a 13 años 14 a 17 puntos Perfeccionismo moderado
18 a 24 puntos Perfeccionismo elevado
8 a 13 puntos Perfeccionismo bajo
Niñas de 8 a 10 años 14 a 16 puntos Perfeccionismo moderado
17 a 24 puntos Perfeccionismo elevado
8 a 12 puntos Perfeccionismo bajo
Niñas de 11 a 13 años 13 a 16 puntos Perfeccionismo moderado
17 a 24 puntos Perfeccionismo elevado
REACCIONES
8 a 15 puntos Perfeccionismo bajo
Varones y niñas
16 a 17 puntos Perfeccionismo moderado
de 8 a 13 años
18 a 24 puntos Perfeccionismo elevado
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 117-126. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17822 123
Elizathe, L., Murawski, B., Custodio, J. y Rutsztein. G. Oros, L. B. (2003). Medición del Perfeccionismo infantil:
(2012). Riesgo de trastorno alimentario en niños Desarrollo y validación de una escala para niños de
escolarizados de Buenos Aires: su asociación con 8 a 13 años de edad. Revista Iberoamericana de
perfeccionismo. Revista Mexicana de Trastornos Diagnóstico y Evaluación. 16, 99-112.
Alimentarios, 3, 106-120.
Fletcher, K. L., Neumeister, K. L. S. y Flett, G. L. Oros, L. B. (2005). Implicancias del perfeccionismo
(2014). Introduction to the Special Issue: infantil sobre el bienestar psicológico: Orientaciones
Perfectionism in the School Context. Psychology in para el diagnóstico y la práctica clínica. Anales de
the School, 51(9), 897-898. Psicología, 21, 294-303.
http://dx.doi.org/10.1002/pits.21790
Oros, L. B., Iuorno, O. y Serppe, M. (en prensa).
Flett, G. L. y Hewitt, P. L. (2002). Perfectionism: Children's perfectionism: Relationship with
Theory, research, and treatment. Washington, DC: personality, parental demands, depression and
American Psychological Association. positive emotions. Spanish Journal of Psychology.
http://dx.doi.org/10.1037/10458-000
Quinteros Meza, R. (2008). Perfeccionismo infantil:
Frost, R. O., Marten, P. A., Lahart, C. y Rosenblate, R. Personalidad y estilos de crianza como variables
(1990). The Dimension of Perfectionism. Cognitive predictoras (Tesis de grado). Universidad
Therapy and Research, 14(5), 449-478. Adventista del Plata, Entre Ríos, Argentina.
http://dx.doi.org/10.1007/bf01172967
126 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 117-126. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17822
Rasmussen, K. A., Slish, M. L., Wingate, L. R. R., Stoeber, J., Davis, C. R. y Townley, J. (2013).
Davidson, C. L. y Grant, D. M. M. (2012). Can Perfectionism and workaholism in employees: The
perceived burdensomeness explain the relationship role of work motivation. Personality and Individual
between suicide and perfectionism? Suicide and Differences, 55(7), 733-738.
Life-Threatening Behavior, 42(2), 121-128. http://dx.doi.org/10.1016/j.paid.2013.06.001
http://dx.doi.org/10.1111/j.1943-278x.2011.00074.x
Stoeber, J., Mutinelli, S. y Corr, P. J. (en prensa).
Sastre-Riba, S. (2012). Alta capacidad intelectual: Perfectionism in Students and Positive Career
perfeccionismo y regulación metacognitiva. Revista Planning Attitudes. Personality and Individual
de Neurología, 54(1), 21-29. Differences.
Scappatura, M. L., Arana, F., Elizathe, L. y Rutzstein, G. Stoeber, J. y Otto, K. (2006). Positive conceptions of
(2011). Perfeccionismo adaptativo y desadaptativo perfectionism: Approaches, evidence, challenges.
en trastornos alimentarios: un estudio de revisión. Personality and Social Psychology Review, 10, 295-
Anuario de Investigaciones, 18, 81-88. 319. http://dx.doi.org/10.1016/j.paid.2013.04.023
Serppe, M. (2010). Percepción de demandas parentales, Yang, H., Hong, C., Tao, X. y Zhu, L. (2015). Revising
perfeccionismo infantil y síntomas de depresión the Child and Adolescent Perfectionism Scale A
(Tesis de grado). Universidad Adventista del Plata, Test of the Four-Factor Structure in a Chinese
Entre Ríos, Argentina. Sample. Measurement and Evaluation in Counseling
and Development, 48(3), 192-203.
Sherry, S. B., Stoeber, J. y Ramasubbu, C. (2016). http://dx.doi.org/10.1177/0748175615578733
Perfectionism explains variance in self-defeating
behaviors beyondself-criticism: Evidence from a
cross-national sample. Personality and Individual
Differences, 95, 196-199.
http://dx.doi.org/10.1016/j.paid.2016.02.059
ACCIÓN PSICOLÓGICA
1
Centro de Humanización de la Salud, España.
to analyze the relationship between the avoidant coping Cada vez más estudios concluyen que son
style and myths or misconceptions about the duel, apart fundamentales las estrategias particulares de afronta-
from establishing the dimensionality of the Scale of miento de cada persona en la elaboración del duelo (El-
Myths in Duel (SMD) (Amurrio and Limonero, 2007). vira de la Morena y Cruzado, 2013; Wartella, Auerbach y
The scale was passed to a sample of 265 people (81 % Ward, 2009). De hecho, parece que las personas que
of women and 19 % men). Indicators revealed good fit tardan más tiempo en pedir ayuda específica para elabo-
to the data settling two dimensions: the first factor rar el duelo (podríamos hablar de afrontamiento evita-
reflects the belief that it is better not to remember what tivo) frente a las personas que acuden rápidamente a pe-
happened and the second that it is better not to express dir ayuda (podría tratarse de afrontamiento activo), aca-
it. Findings pointed that the use of avoidant coping ban necesitando una mayor atención profesional para su
strategies, being a man, the absence of university problema y viviendo un duelo complicado (Villacieros,
training and having lost a second-degree level of Magaña, Bermejo, Carabias y Serrano, 2012).
closeness familiar, predict a higher level of myths in
duel. La utilización de estrategias de afrontamiento
orientadas a la evitación parece tener un efecto negativo
Keywords: avoidant coping style; grief; myths on en el ajuste emocional y se asocia con mayor sintomato-
grief; misconceptions. logía (Calvete y López de Arroyabe, 2012), mientras que
las estrategias orientadas al afrontamiento activo se aso-
cian a efectos positivos sobre el ajuste emocional y social
(Elvira de la Morena y Cruzado, 2013), incluso a
Introducción mayores niveles de resiliencia (Bermejo, Magaña, Villa-
cieros, Carabias y Serrano, 2012; Bonanno, 2004).
La pérdida de un ser querido implica siempre una
etapa posterior de adaptación. Esta etapa se denomina Las creencias culturales y mitos sobre la muerte y el
duelo y se trata de un proceso normal y necesario (Ho- duelo también tienen un papel importante en la elabora-
warth, 2011). ción del mismo. La muerte tiene una dimensión social y
cultural que varía según el momento histórico, las cos-
En todo proceso de duelo hay dos factores tumbres, las creencias y la sociedad donde acontece
fundamentales: por una parte, está la pérdida en sí y la (Azulay, 2000) y que puede influir facilitando o dificul-
significatividad de la misma; y por otra, el manejo de los tando los procesos de duelo individuales de las personas
propios sentimientos que afloran en la situación de pér- (Villacieros, Serrano, Bermejo, Magaña y Carabias,
dida. La investigación en temas relacionados con el pro- 2014).
ceso de morir y el duelo ha ido aumentando durante los
últimos años, aunque ya desde los años 80 se viene ha- En este sentido, es necesario analizar con profundidad
blando del modo en que la gente afronta los sucesos vi- las creencias, erróneas o no, y el concepto de duelo que
tales estresantes (Lazarus y Folkman, 1984). Estos auto- maneja cada doliente (Barreto y Bayés, 1990). Amurrio y
res, inicialmente, establecieron dos tipos de afronta- Limonero (2007), en un análisis sobre la concepción del
miento: aquel centrado en la emoción y aquel centrado en proceso de duelo que tienen los jóvenes, estudiaron la
el problema. En el primero se busca regular la emoción presencia de creencias erróneas (o mitos sobre el duelo) y
causada por el distrés y en el segundo se intenta manejar sus tipos, indagando sobre aspectos que pueden ayudar, o
el problema que lo origina. Por otro lado, autores como no, a la superación de la pérdida. Observaron que una
Rodríguez Marín (1996) distinguen entre formas de parte de los estudiantes tenía una buena concepción sobre
afrontamiento activas (o de afrontamiento del problema) el proceso de duelo y de los elementos que lo pueden
y evitativas (que permiten escapar del problema). modular, pero existe un número de concepciones erró-
neas que, posiblemente, se deriven de la poca formación
personal y/o profesional.
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 129-142. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.15965 131
También se han encontrado diferencias en el proceso tadas al momento, para identificar y facilitar el buen
de duelo entre hombres y mujeres, padeciendo los hom- desarrollo de los procesos de duelo que, inevitablemente,
bres una mayor sintomatología. Stroebe, Stroebe y Schut se van a dar (Bermejo, Carabias, Villacieros y Belda,
(2001) atribuyen estas diferencias asociadas al género al 2010; Innes y Payne, 2009; Mialdea, Sanz, y Sanz, 2009;
uso diferencial de estrategias de afrontamiento. Otras va- Parker et al., 2007).
riables que influyen en la elaboración del duelo son la
relación con el fallecido y la causa del fallecimiento. Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, los
Quienes han perdido a un cónyuge o un hijo (frente a objetivos de este estudio fueron: por un lado, avanzar en
otros tipos de parentesco) y/o si la causa de dicho falle- el proceso de validación de la Escala de Mitos en Duelo
cimiento es derivada de un suicidio u homicidio (violenta de Amurrio y Limonero (2007) estableciendo su dimen-
frente a las de muerte natural) están en una situación de sionalidad, y por otro, valorar la capacidad explicativa
vulnerabilidad mayor (Villacieros et al., 2012). del estilo de afrontamiento evitativo sobre la existencia
de mitos en duelo en la población general.
Esta información puede servirnos de indicador y
ayudar a anticipar un duelo complicado desde la inter-
vención. Hay profesionales de la relación de ayuda Método
(como psicólogos y psiquiatras) que directamente pueden
influir en los procesos de duelo. Para ellos es importante
conocer, de entre las distintas facetas del doliente y sus Participantes
familiares, sus condiciones particulares, sus estrategias
de afrontamiento y sus creencias culturales, ya que en De una población de 400 asistentes a las Jornadas de
función de ello, el proceso de elaboración de la pérdida Duelo organizadas en noviembre de 2012 en un centro
se puede ver favorecido o dificultado. Además, explicitar socio sanitario de la Comunidad de Madrid, 265 personas
el papel de los estilos de afrontamiento y qué influencias respondieron al cuestionario (es decir, la tasa de res-
ejercen sobre las creencias erróneas sobre el duelo podrá puesta fue del 66 %). La media de edad fue de 39.24 años
ayudar, de manera preventiva, en la educación sobre la (DT = 13.562) fluctuando en un rango de los 18 a los 77
muerte (Colell, Limonero y Otero, 2003; Tomás y años. De ellos, 208 eran mujeres (el 81 % de la muestra)
Aradilla, 2001). y 49 hombres (19 %); ocho personas no se identificaron
en esta variable. En todas las variables se detallan los
Por otro lado, también hay profesionales, como los porcentajes de respuestas válidas, no teniendo en cuenta
sanitarios (médicos, enfermeros, auxiliares…), a los que donde algunas personas no marcaron ninguna de las op-
les interesa conocer sus propios niveles de creencias ciones. Respecto al nivel de formación de los partici-
erróneas sobre el duelo, ya que indirectamente también pantes, la distribución fue: Primaria 6.3 % (16), Secun-
pueden influir en los procesos de sus pacientes. Son pro- daria 22.6 % (57), Formación Profesional: 12 % (30) y
fesionales implicados en la relación de ayuda y con aten- Universidad: 59.1 % (149) –ver Tabla1–. Para su poste-
ción de cara al público, que también manejan sus propios rior análisis, la muestra se dividió en universitarios y no
conceptos sobre la muerte. Aunque no se ha explicado el universitarios.
papel que tiene el profesional sanitario con creencias
erróneas sobre la elaboración del duelo de las personas a
las que atiende, sí que se ha descrito en numerosas oca-
Instrumentos de evaluación
siones el papel que pueden jugar sus habilidades de co-
municación y el afrontamiento de sus propias emociones Para valorar las creencias en duelo se tomó la Escala
en situaciones difíciles. Por ejemplo, en las unidades de de Mitos en Duelo (EMD), constituida por 31 ítems de
cuidados paliativos, donde la muerte es un elemento co- respuesta tipo Likert y sin estructura factorial definida,
tidiano, es necesario que éstos encuentren vías de comu- publicada por Amurrio y Limonero (2007).
nicación con los pacientes y familiares cercanas y adap-
132 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 1, 129-142. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.15965
2
sus grados de libertad (gl), dada la sensibilidad de X al Con el propósito de poder explicar qué variables
tamaño muestral (Fujikoshi, 2000). Se consideró un contribuyen a pronosticar la presencia de creencias erró-
2 neas en torno al duelo se realizó un análisis de regresión
indicador de ajuste aceptable cuando X /gl oscila entre
valores de uno a tres (Jöreskog, 1970). Se utilizó también lineal múltiple, siendo las puntuaciones en la EMD la va-
el índice de error cuadrático medio de aproximación riable dependiente. Como variables independientes se in-
(RMSEA) que penaliza la ausencia de parsimonia. Como cluyeron las puntuaciones asociadas a los estilos de
criterio de modelo aceptable se utilizó un RMSEA menor afrontamiento, las socio-demográficas y aquellas sobre la
de 0.08 (Brown, 2006) y un Standardized Root of Mean vivencia personal de fallecimientos. Previamente se
Square Residual (SRMR) menor de 0.08 que indica buen constató el cumplimiento de los supuestos de linealidad,
ajuste a los datos (Hu y Bentler, 1998). La fiabilidad se independencia, normalidad, homocedasticidad y no coli-
analizó mediante el coeficiente alfa de Cronbach. nealidad. Se utilizó el paquete estadístico SPSS v19.0
para la realización de estos análisis
Para comprobar si se cumple la hipótesis que postula
que las personas con un estilo de afrontamiento evitativo
presentan más creencias erróneas o mitos sobre el duelo, Resultados
se realizó un análisis de correlación de Pearson (ya que a
partir de cinco unidades en las categorías de respuesta las Descripción de las variales predictoras
variables se puede considerar como cuantitativas) entre
las puntuaciones de la EMD y las puntuaciones en las di- En el 62.5 % (162) de los casos el participante
mensiones referidas a los Estilos de Afrontamiento, ac- declaraba haber sufrido la muerte de un ser querido. La
tivo y evitativo. causa de la muerte fue por enfermedad en el 79.6 %
(125) de los casos, seguida de accidente en 8.3 % (13),
Tabla 1
suicidio 1.9 % (3), homicidio 1.9 % (3) y otras 8.3 % en más de cuatro ítems (más del 10 % de los ítems) por
(13) –ver Tabla 1–. En función de las causas de la lo que se eliminaron, quedándonos con un n de 255. Por
muerte, la muestra se dividió en dos grupos: muerte por otro lado, se eliminaron nueve ítems que mostraban bajas
enfermedad y muerte violenta (suicidio, homicidio y otra saturaciones (por debajo de 0.40), obteniéndose una
no esperada). escala EMD de 22 ítems, agrupados en dos factores (que
se detallan más adelante) y que explica un 39 % de la
En el 2.5 % (4) se trataba del fallecimiento de la varianza, alcanzando un buen nivel de ajuste:
pareja, en 9.4 % (15) de un amigo, en el 20.8% (33) del X2188 = 294, p < .001; X2/gl = 1.563; RMSEA = .04524;
progenitor, en el 40.3 % (44) abuelos tíos y sobrinos y en SRMR = .059). El análisis de fiabilidad ofreció un valor
el 27.0 % (43) de otros. Se dividió en nivel de cercanía del alfa de Cronbach de .895.
en: de primer grado (pareja, progenitor y amigo) y de se-
gundo grado y otros. En la Tabla 2 se expone la solución rotada donde se
aprecia la carga factorial de cada ítem en los factores re-
Análisis de fiabilidad y validez de las sultantes. El primer factor, denominado ‘Mejor no expre-
sar’ incluye ítems relativos al intento de reprimir la ex-
escalas presión de sentimientos o experiencias relativas a la pér-
dida durante el proceso de duelo, con afirmaciones del
Escala de Mitos en Duelo (EMD): De los 265 tipo Es mejor no preguntar cómo pasó, para no “meter
cuestionarios contestados, en 10 existían valores perdidos
Tabla 2
Factores
Matriz de factores rotados (rotación oblimin) Mejor no Mejor no
expresar recordar
9. Es mejor no preguntar cómo pasó, para no “meter el dedo en la llaga”. .792
10. Pensar sólo en lo positivo en relación con el fallecido es lo más adecuado en la elaboración del
.730
duelo.
5. Ir al cementerio es malo para la elaboración del duelo. .559
1. Frases como: “no se preocupe”, “piense en los demás”, “la vida sigue”,” no te puedes hundir
.529
ahora”,” sé cómo te sientes “, “el tiempo cura todas las heridas” …dan mucho consuelo
8. Es bueno aconsejar a la persona que ha sufrido la pérdida lo que debe hacer. .500
3. Si la persona empieza a llorar, se le debe calmar. .466
4. Repasar personalmente lo vivido acerca del fallecido no es bueno. .455
2. No se deben mostrar las emociones abiertamente en el velatorio, entierro, incineración, funeral… .425
22. Los rituales del duelo (velatorio, entierro o incineración, funeral, …) no son buenos, sólo dan
.414
más dolor.
19. Retirar de la vista toda información referente al duelo, dolor, aflicción, pérdida y luto ayuda a la
.401
persona a recuperarse
12. Los niños deben permanecer ajenos a todo lo sucedido alrededor de la muerte. .386
7. El luto está pasado de moda y no ayuda a la persona en duelo .361
24. El alcohol, abuso de comida, juego, etc. son buenos para calmar el dolor de la pérdida. .869
14. Sólo quien llora sufre de verdad la pérdida. .748
15. Las terapias o los grupos de duelo no sirven para nada, sólo dan más dolor. .697
23. Dejar todo como cuando vivía el difunto, ayuda en la elaboración del duelo. .547
13. El duelo se elabora cuando ya has olvidado a la persona fallecida. .510
20. Uno no debe tomarse tiempo para sentir. .486
25. Trabajar mucho reduce el dolor de la pérdida y lo elimina a largo plazo. .474
30. Las costumbres, actitudes y creencias religiosas de la familia no son importantes en el manejo
.442
del dolor consecuente al duelo.
17. No hablar de temas relacionados con la muerte y la enfermedad ayuda a superar el dolor de la
.397
pérdida.
27. Los niños no recuerdan haber sufrido dolor. .367
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 129-142. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.15965 135
Tabla 3
el dedo en la llaga”. El segundo factor, denominado un valor alfa de Cronbach de .693 y para el factor afron-
‘Mejor no recordar’ incluye ítems relativos al intento de tamiento evitativo de .621.
olvidar la pérdida, distrayéndose o evadiéndose de lo
ocurrido, con frases como El alcohol, abuso de comida,
Correlaciones
juego, etc. son buenos para calmar el dolor de la pér-
dida. Entre el factor evitación y la puntuación global EMD
se obtuvo una correlación de r = .471, p < .001, y con los
En la Tabla 3 se muestran los ítems que forman cada
factores ‘Mejor no expresar’ y ‘Mejor no recordar’ co-
factor, su media y desviación típica, las correlaciones
rrelaciones de r = .426, p < .001 y r = 440, p < .001, res-
ítem-factor y los resultados obtenidos en los análisis de la
pectivamente. En cambio, el factor afrontamiento activo
consistencia interna, encontrando valores de alfa de
no muestra correlaciones significativas en ningún caso
Cronbach .843 y .819 para los factores 1 y 2, respecti-
(ver Tabla 5). Según la d de Cohen, la correlación en-
vamente.
contrada es de carácter fuerte (R2 = .20).
Cuestionario sobre estilos de afrontamiento: Se
eliminaron 19 cuestionarios del análisis por contener 2 o
más valores perdidos en los ocho ítems utilizados. El Análisis de regresión lineal múltiple
AFE ofreció una estructura de dos factores (con los 4
ítems por factor distribuidos de acuerdo a lo esperado)
La ecuación para pronosticar las puntuaciones totales
(ver Tabla 4) que explica un 36 % de la varianza. Los
en mitos incluye el factor afrontamiento (evitativo), y las
valores de los indicadores de ajuste también fueron ade-
variables sexo (hombre), formación (no universitaria), y
cuados: X213 = 22.28, p = .051; X2/gl = 1.72; grado de cercanía con el ser querido (de segundo nivel)
RMSEA = .05). Los análisis de fiabilidad por consisten- como predictoras;
cia interna para el factor afrontamiento activo mostraron
136 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 1, 129-142. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.15965
Tabla 4
Matriz de factores rotados de la medida de estilo de afrontamiento
Factor
Matriz de factores rotados (rotación oblimin)
Afrontamiento Activo Afrontamiento Evitativo
5. Reflexiono sobre las estrategias a utilizar .688 -.218
3. Me fijo objetivos y redoblo esfuerzos .600 .090
6. Tengo un plan preventivo y lo sigo .552 .040
1.Analizo las circunstancias para saber qué hacer .530 -.254
Puntuación Mitos Duelo = 28.058 + 1.926 Por esta razón, es importante desarrollar y validar cues-
(afrontamiento evitativo) + 3.646 (sexo hombre) + 5.590 tionarios que aborden esta cuestión. El estudio psicomé-
(formación no universitaria) + 4.309 (nivel de cercanía trico realizado sobre la EMD ha evidenciado que se trata
de segundo grado). de buen instrumento de medida para detectar mitos o
creencias erróneas sobre el duelo, como la creencia de
El coeficiente de determinación R2 tiene un valor de que es ‘Mejor no expresar’ (o reprimir la expresión de
.31, lo que significa que el 31 % de la variabilidad de la sentimientos) o que es ‘Mejor no recordar’ (distrayén-
puntuación obtenida en EMD queda explicada por un dose o evadiéndose de lo ocurrido), además de ser senci-
afrontamiento evitativo, ser hombre, la ausencia de for- llo y de fácil aplicación. De la misma forma, el instru-
mación universitaria y haber perdido a alguien lejano mento utilizado para valorar los estilos de afrontamiento
(frente a haber perdido a algún ser querido cercano). resulta válido y fiable en nuestra muestra, por lo que
procede el análisis de los datos obtenidos con ambos
instrumentos.
Discusión
Los análisis realizados indican que el estilo de
El nivel de creencias o mitos sobre el duelo es una afrontamiento evitativo correlaciona con la presencia de
dimensión necesaria a ser analizada en profundidad, pues mitos en el duelo, pudiendo llegar a explicar dicha pre-
dichas creencias pueden condicionar la elaboración del sencia. Estos resultados, además de apoyar nuestra hi-
proceso de duelo y, siendo detectadas a tiempo, podrían pótesis respecto a que la presencia de creencias erróneas
resultar en una línea de intervención preventiva eficaz. (o mitos sobre el duelo) influye en la superación de la
Tabla 5
pérdida, también son consistentes con otras investigacio- más proclives a usar estrategias centradas en la emoción
nes que indican que el afrontamiento evitativo podría (Endler y Parker, 1990; Vingerhoets y Van Heck, 1990)
explicar el desajuste en la elaboración del duelo (Calvete y que éstos sufren mayores repercusiones en su salud que
y López de Arroyabe, 2012; Chronister y Chan, 2006; las mujeres ante el proceso de duelo (Stroebe y Stroebe,
Elvira de la Morena y Cruzado, 2013; Villacieros et al., 1983). Parece que las mujeres suelen confrontar y expre-
2012; Wartella et al., 2009). Por otro lado, autores como sar más sus emociones que los hombres, lo que posible-
Stewart (1999) sitúan los estilos de afrontamiento como mente haga que para el trabajo y procesamiento de duelo
variable moderadora entre la pérdida significativa o cuenten con una mejor capacidad de recuperación, como
traumática y el duelo complicado. Lo que parece claro es también sugieren los datos de la presente investigación.
que, a pesar de que se ha prestado escasa atención a esta
relación (Schnider, Elhai y Gray, 2007), más allá de la Por otro lado, nuestros resultados también apoyan los
utilización de estrategias centradas en el problema o la hallazgos de Amurrio y Limonero (2007) sobre la
emoción, las estrategias de afrontamiento evitativo son existencia de una serie de concepciones erróneas asocia-
predictoras significativas de mitos en duelo. Por tanto, es das a la falta de formación personal y/o profesional. Esto
posible que la variable mitos en duelo actúe como me- pone de relieve la importancia de la educación para la
diadora influyendo en la toma de decisiones y, por tanto, muerte y la conceptualización del proceso de duelo, y
en la elaboración del duelo. Sería interesante trabajar en señala la necesidad de facilitar y proporcionar a la pobla-
esta línea de investigación y analizar la presencia de ción general una educación suficiente sobre la muerte y
creencias erróneas sobre el duelo en dolientes y su rela- el duelo (Colell et al., 2003).
ción con la elaboración de éste.
Por último, señalar también que, aunque el impacto
El análisis de regresión lineal múltiple de la variable del tipo de fallecimiento dependiendo de su violencia
mitos sobre el duelo pone de manifiesto que está relacio- explica la complicación en la elaboración del duelo, en
nada positivamente con el estilo de afrontamiento evita- este estudio, no ha resultado una variable predictora en la
tivo, pero también con el sexo (hombres), la ausencia de presencia de mitos o creencias erróneas.
formación universitaria y el grado de cercanía (de se-
gundo orden) con la persona perdida. Estos resultados Como limitaciones de la presente investigación cabe
son coherentes con las conclusiones aportadas en otras señalar que el instrumento de medida empleado para
investigaciones sobre las diferencias de sexo en lo que a evaluar el estilo de afrontamiento, con el fin de no alar-
reacción ante el duelo se refiere (De Ridder, 1997; gar el cuestionario, incluyó solamente cuatro ítems por
Stroebe, 2001). factor, lo que conllevó una reducción de la fiabilidad de
la medida. Aunque esta fiabilidad es suficiente, sería
En la literatura existente, se advierte de la precaución mayor si se hubiese incluido mayor número de ítems.
que se ha de tener con aquellas personas que reprimen
sus emociones ya que puede ser un indicador a largo Respecto al análisis psicométrico de la escala EMD,
plazo de un posible duelo complicado o patológico si bien todos los pesos factoriales fueron significativos
(Amurrio y Limonero, 2007; Howarth, 2011). También algunos resultaron bajos, por lo que esta escala es sus-
se ha observado que las estrategias centradas en la emo- ceptible de mejora.
ción son más efectivas que las centradas en el problema
(Hobfoll, Dunahoo, Ben-Porath y Monnier, 1994), por- En cualquier caso, es importante la necesidad de
que en un proceso de pérdida la fuente fundamental de centrar las intervenciones en el desarrollo de estrategias
estrés no puede revertirse. de afrontamiento adaptativas que reduzcan el estrés y
En esta misma línea, un número destacable de promuevan la salud a largo plazo (Calvete y López de
estudios han revelado que generalmente los hombres Arroyabe, 2012) y que estén orientadas al afrontamiento
tienden a la utilización de estrategias de afrontamiento activo (Bermejo et al., 2012; Bonanno, 2004; Elvira de la
centradas en el problema, mientras que las mujeres son Morena y Cruzado, 2013), pero también debemos resaltar
138 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 1, 129-142. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.15965
Hu, L. y Bentler, P. M. (1998). Fit indices in covariance Schnider, K. R., Elhai, J. D. y Gray, M. J. (2007). Coping
structure modeling: Sensitivity to style use predicts posttraumatic stress and
140 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 1, 129-142. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.15965
complicated grief symptom severity among college Vingerhoets, A. J. y Van Heck, G. L. (1990). Gender,
students reporting a traumatic loss. Journal of coping and psychosomatic symptoms.
Counseling Psychology, 54(3), 344-350. Psychological Medicine, 20(01), 125-135.
http://dx.doi.org/10.1037/0022-0167.54.3.344
Wartella, J. E., Auerbach, S. M. y Ward, K. R. (2009)
Stewart, A. E. (1999). Complicated bereavement and Emotional distress, coping and adjustment in family
posttraumatic stress disorder following fatal car members of neuroscience intensive care unit
crashes: Recommendations for death notification patients. Journal of Psychosomatic Research, 66,
practice. Death Studies, 23(4), 289-321. 503-509.
http://dx.doi.org/10.1080/074811899200984 http://dx.doi.org/10.1016/j.jpsychores.2008.12.005
On the other hand, personal characteristics will also, The explanatory capacity of the independent variables
as have been defined in the literature, influence the elab- was demonstrated. Regression equation resulted as
oration of grief. Coping style, level of education, previ- follows: SMD = 28.058 + 1.926 (Avoidant coping style)
ous experience of loss of a beloved one, the relationship + 3,646 (men) + 5.590 (no university training) + 4.309
with the deceased, the cause of death, age and sex have (proximity of second grade level).
been studied (Bermejo, Magaña, Villacieros, Carabias, &
2
Serrano, 2012). We hypothesize that avoidant coping The coefficient of determination R value was 0.31,
style obstacles the healthy duel process being part of the the variability obtained in SMD score is explained in a
explanation of a wrong concept about duel. 31 % by avoidant coping style, being a man, the absence
of university training and loosing someone of a second-
degree level of closeness. A significant and direct corre-
142 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 1, 129-142. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.15965
1
Centro de Salud Mental de Tudela, España.
2
Universidad Complutense de Madrid, España.
Palabras clave: bienestar; eudaimónico; hedónico; características se contemplan como recursos personales y
resultados; hospital de día. factores de protección frente al estrés para superar las
situaciones de crisis y para ayudar al crecimiento y
madurez de la persona.
Abstract
El estudio del bienestar se aborda desde dos
Background. Well-being is a multidimensional perspectivas distintas, la hedónica y la eudaimónica
construct that includes the hedonic well-being focused (Ryan y Deci, 2001). La hedónica entiende el bienestar
on the achievement of pleasure and eudaimonic well- como la consecución de la felicidad maximizando el pla-
being as realization of human potentials. The main cer y disminuyendo el dolor. La eudaimónica propone
objective of this study was to determine whether the que el bienestar es la consecución de los potenciales hu-
level of well-being of patients on admission could manos, la realización de la verdadera naturaleza de uno
predict the decreased level of psychopathology when mismo.
are discharged in a Day Hospital. Method. Ex post facto
prospective study of 56 patients was performed with Desde un punto de vista empírico, el constructo de
severe mental illness who were admitted to the Day bienestar subjetivo (Diener, 2000) deriva de la filosofía
Hospital using the Spanish version of the CORE-OM hedónica, mientras que el concepto de bienestar psicoló-
(Evans et al., 2000), PANAS (Watson et al., 1988), gico (Ryff, 1989) sería el heredero de la tradición eu-
SWLS (Pavot y Diener, 1993) and SPWB (Ryff, 1989) daimónica. Ambos conceptos son diferentes, aunque es-
scales. Results. Patients discharged significantly tán altamente relacionados.
improved in level of psychopathology. None subscale,
neither hedonic nor eudaimonic scales predicted En el bienestar subjetivo se distinguen tres
significant part of the outcome variables measures such componentes, la satisfacción con la vida, la frecuencia de
as malaise, psychopathological symptoms, vital afecto positivo y baja frecuencia de afecto negativo. El
dysfunction, risk of self or heteroaggression or a total primero constituye el elemento cognitivo y los otros dos
score of all such variables. Only eudaimonic welfare in los elementos afectivos. En el bienestar psicológico se
its overall score, not the hedonic well-being, was the han distinguido seis componentes: la autoaceptación, el
one who explained significant part of the results at crecimiento personal, el propósito vital, el mantenimiento
discharge. Conclusion. Positive psychology through de relaciones positivas, el dominio del entorno y la
improving psychological well-being seems useful for autonomía.
reducing psychopathology in patients with severe
mental disorders that are referred to the Day Hospital. La evidencia de distintos investigadores (Compton,
Smith, Cornish y Qualls, 1996; King y Napa, 1998) in-
Keywords: well-being, eudaimonic; hedonic; dica que el bienestar es mejor concebido como un fenó-
outcomes; day hospital. meno multidimensional que incluye aspectos tanto de la
concepción hedónica como eudaimónica. Ahora bien,
Keyes y Annas (2009) concluyeron que no hay muchas
personas que estén funcionando bien en la vida pese a
Introducción que se sientan bien (en torno al 18%), lo que proporciona
una razón de peso para el desarrollo de intervenciones
empíricamente validadas dirigidas a incrementar la eu-
Seligman y Csikszentmihalyi (2000) han definido la
daimonía.
psicología positiva como el estudio científico de las ex-
periencias positivas, de los rasgos individuales positivos
Distintos autores han propuesto tres rutas de acceso al
que facilitan su desarrollo y de los programas que ayudan
bienestar y las han integrado en un marco conceptual
a mejorar la calidad de vida de los individuos y previenen
común. Peterson, Park, y Seligman (2005) proponen que
o reducen la incidencia de la psicopatología. Todas esas
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 143-156. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.15818 145
la felicidad se puede alcanzar a través de las actividades cientes (flourishing), es decir, con alto bienestar tanto
placenteras, a través del compromiso en la realización de hedónico como eudaimónico. Sin embargo, los indivi-
tareas en las que puedan emplearse las fortalezas perso- duos que tenían alto bienestar eudaimónico y bajo hedó-
nales que deriven estados de flujo, o a través de acciones nico sufrían la mitad de enfermedad mental que el grupo
que deriven significado. Las investigaciones realizadas con el patrón inverso.
con esta aproximación tripartita demostraron que las tres
vías contribuyen al logro del bienestar. Sin embargo, el También Robitschek y Keyes (2009) encuentran
compromiso y el significado son las que registran contri- apoyo a que el incremento de la iniciativa hacia el cre-
buciones más altas. La realización de actividades pla- cimiento personal puede ser una intervención parsimo-
centeras por sí misma tiene un peso escaso en la explica- niosa para aumentar la salud mental en estudiantes de
ción del bienestar (Peterson et al., 2005). universidad y puede servir como un factor protector
contra el inicio de trastornos mentales, así como también
En suma, según el modelo de Keyes mencionado, el aumentar la calidad de vida de aquellos que están expe-
bienestar eudaimónico contribuye de forma muy impor- rimentando trastornos mentales mejorando su salud
tante a disminuir el riesgo de desarrollar enfermedad mental.
mental (Mjøsund et al., 2015) cosa que no ocurre en la
misma medida con el bienestar hedónico. En el estudio En la literatura no se han encontrado estudios que
MIDUS (Keyes, 2005) los individuos con alto bienestar expliquen los componentes que intervienen en la recupe-
hedónico, pero bajo bienestar eudaimónico sufrían casi el ración psicopatológica en los pacientes que son derivados
doble de enfermedad mental que los individuos flore- a un Hospital de Día. Sin embargo, tenemos la hipótesis
Figura 1. Características sociodemográficas, diagnósticos clínicos, motivos de pérdida de muestra y tamaño final de la
misma. * Días naturales transcurridos desde el ingreso hasta el alta. ** Días naturales efectivos de asistencia al
Hospital de Día
146 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 143-156. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.15818
de que existe una mejoría de dichos pacientes asociada al fueron ingresados en el Hospital de Día de Tudela deri-
nivel de salud mental previo a su ingreso. Por lo tanto, en vados desde la unidad de agudos del hospital general o
el presente trabajo se quiere comprobar si realmente se desde el centro de salud mental. Se realizó muestreo no
produce esa mejoría y si el nivel de salud mental, que no probabilístico por conveniencia según el orden de in-
de enfermedad mental, predice en alguna medida su greso. Los pacientes participaron de forma voluntaria
recuperación. respondiendo a los instrumentos que medían las variables
El principal objetivo del estudio que presentamos fue independientes al ingreso tratando de predecir los
comprobar si el nivel de bienestar o salud mental de los resultados al alta.
pacientes al ingreso podía predecir la disminución del
nivel de psicopatología al alta en un Hospital de Día. Fueron entrevistados según ingresaban desde el inicio
del estudio y en el día del alta. Finalmente fueron 50 los
participantes pues seis fueron excluidos por dificultades
Método cognitivas o idiomáticas. En la figura 1 se pueden ver los
datos sociodemográficos de la muestra tanto el número
de hombres y de mujeres final, sus diagnósticos, la edad
Participantes media y la duración del ingreso administrativamente y
según los días de asistencia.
Se realizó estudio ex post facto prospectivo en una
muestra de 56 pacientes con trastorno mental grave que
Figura 2. Instrumentos utilizados, conceptos de bienestar subjetivo y psicológico y pasos para el análisis de regresión
múltiple.
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 143-156. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.15818 147
El diagnóstico que se consideró fue el que el terapeuta evaluación del aspecto afectivo del bienestar subjetivo.
de referencia incluía en el informe de derivación al El coeficiente alfa de Cronbach fue de 0.90 para la escala
Hospital de Día. positiva y de 0.84 para la negativa.
subjetivo es la suma del Afecto positivo más la Satisfac- psicológico (relaciones positivas, autonomía, crecimiento
ción Vital restando el Afecto Negativo. El Bienestar psi- personal, dominio entorno, autoaceptación y propósito
cológico comprende la escala global y las subescalas de vida) y el tercero introduciendo en el modelo las
la Escala de bienestar psicológico (EBP). puntuaciones globales de bienestar subjetivo (PANAS
positivo + ESV-PANAS negativo) y bienestar
psicológico –Total EBP– (ver Figura 2).
Procedimiento
Tabla 1
Predictor b t Modelo
Paso 1 2
.54 4.53** R =.28, F (1,48) = 20.53**
Malestar al ingreso
Paso 2a
.33 2.38** 2=
Malestar al ingreso R .36, F(4,45) = 7.93**
Afecto positivo -.03 -0.22**
Afecto negativo .26 1.91**
Satisfacción vida -.17 -1.10**
2=
Paso 2b R .49, F(7,42) = 7.96**
Malestar ingreso .19 1.48**
Autoaceptación -.40 -2.19**
Relaciones Positivas -.16 -1.41**
Autonomía -.23 -2.10**
Dominio entorno -.20 -1.37**
Crecimiento personal .07 0.52**
Propósito vida .09 0.45**
2=
Paso 2c R .49, F(3,46) = 16.95**
Malestar ingreso .29 2.35**
Bienestar subjetivo .09 0.50**
Total EPB -.60 -3.56**
Nota. * p<.05. **p<.01.
psicológico, mientras que ninguna de las otras subescalas
fueron significativas. Es de destacar que la variable ma- En el paso 2c, de las dos variables de bienestar, en sus
lestar al ingreso dejó de ser significativa pesando más puntuaciones totales, la que predijo significativamente
para la predicción de malestar al alta la autoaceptación y parte de la varianza de la puntuación de malestar al alta,
autonomía que el malestar al ingreso como se puede controlado el nivel de malestar al ingreso, fue la
apreciar en la Tabla 1. puntuación global de bienestar psicológico (Total EBP).
Tabla 2
Predictor b t Modelo
2=
Paso 1 R .49, F(1,48) = 49.54**
.71 7.039**
Síntomas al ingreso
Paso 2a 3,82** 2=
.53 R .50, F(4,45) = 13.44**
Síntomas al ingreso 3.82**
Afecto positivo -.03 -0.27**
Afecto negativo .17 1.23**
2=
Paso 2b R .54, F(7,42) = 9.27**
Síntomas ingreso .47 3.61**
Autoaceptación -.20 -1.15**
Relaciones Positivas -.11 -0.99**
Autonomía -.09 -0.90**
Dominio entorno -.25 -1.66**
Crecimiento personal .03 0.27**
2=
Paso 2c R .55, F(3,46) = 21.57**
Síntomas ingreso .56 4.65**
Bienestar subjetivo .05 0.34**
Total EBP -.36 -2.26**
Nota. * p < .05. **p < .01.
150 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 143-156. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.15818
2. Subescala síntomas del CORE al alta. En el paso greso del paciente teniendo controlada el nivel en esa
2a, se obtiene que la varianza de la V.D explicada por las misma variable al ingreso [R² = .41, F(3,46) = 12.67
subescalas de bienestar subjetivo es muy baja, 1 %, una (p < .01)]. Incluso la variable de disfunción al ingreso
vez controlada la que explica síntomas al ingreso. Las dejó de ser significativa en el segundo paso, como se
subescalas de bienestar subjetivo no aportan nada al mo- puede ver en la Tabla 3.
delo de predicción, sus b no son significativas. Tampoco
aparecieron como significativas las subescalas de bie- 4. Subescala riesgo del CORE al alta. En el paso 2a se
nestar psicológico en la explicación de la varianza de eliminó del análisis el afecto positivo del PANAS al no
síntomas al alta en el paso 2b. En el paso 2c, de las dos resultar significativa su correlación. En el caso de los
variables de bienestar en su puntuación total, la que pre- resultados terapéuticos al alta sobre riesgo de auto o he-
dijo significativamente parte de la puntuación de sínto- teroagresión de los pacientes, a diferencia de las demás
mas al alta fue la de bienestar psicológico, controlado el V.D., ni la puntuación total de bienestar subjetivo ni la de
nivel de síntomas al ingreso [R² = .55, F(3,46) = 21.57 bienestar psicológico (Total EBP) explicaban parte signi-
(p < .01)] como se puede observar en la Tabla 2. ficativa de la varianza de esa V.D.
3. Subescala disfunción del CORE al alta. En el paso 5. Escala total del CORE al alta. Las subescalas de
2a, el porcentaje de la varianza de la V.D. explicada por bienestar subjetivo no fueron estadísticamente significa-
las escalas de bienestar subjetivo fue de 5 %, una vez tivas en la predicción de la escala total de CORE al alta
controlada la que explicaba la subescala disfunción al en el paso 2a. En el paso 2b, ninguna de las subescalas de
ingreso, no aportaron nada al modelo de predicción. La bienestar psicológico resultó significativa. La única
subescala autonomía no se introdujo en el análisis. En el significativa aquí fue la misma puntuación CORE al in-
paso 2b, ninguna de las subescalas de bienestar psicoló- greso. Finalmente, la única variable independiente, de las
gico fue significativa para el modelo de predicción de la totales de bienestar, que predijo significativamente la va-
V.D. Una vez más la única variable independiente que rianza de la V.D., fue la puntuación global de bienestar
predijo significativamente parte de la varianza de la V.D. psicológico al ingreso.
fue la puntuación global de bienestar psicológico al in-
Tabla 3
Predictor b t Modelo
Paso 1 2=
R .22, F (1,48) = 15.45**
Disfunción ingreso .49 3.93**
Paso 2a 2=
R .27, F(4,45) = 5.66**
Disfunción ingreso .30 2.04**
Afecto positivo -.18 -1.16**
Afecto negativo .09 0.60**
2=
Paso 2b R .39, F(6,43) = 6.30**
Disfunción ingreso .13 0.92**
Autoaceptación -.09 -0.49**
Relaciones Positivas -.14 -1.11**
Dominio entorno -.20 -1.23**
Crecimiento personal -.04 -0.29**
2
Paso 2c R =.41, F(3,46) = 12.67**
Disfunción ingreso .21 1.57**
Bienestar subjetivo .06 0.35**
Total EPB -.59 -3.16**
Nota. * p < .05. **p < .01.
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 143-156. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.15818 151
cambio, un alto nivel de salud mental requiere que los agresión. Ello nos hace pensar que la variable riesgo apa-
individuos informen de altos niveles en la mayoría de rece como mucho más “volátil”, más impredecible que el
medidas de bienestar eudaimónico (Keyes, 2005). Pasar resto de las variables que mide el CORE-OM, en el sen-
de un estado de moderada salud mental a uno de flore- tido de ser más impulsiva, menos estable, menos depen-
cimiento mediante el aumento del nivel de bienestar eu- diente del estado psicológico general. Paradójicamente,
daimónico reduce drásticamente el riesgo de desarrollar el riesgo de suicidio es mayor cuando el individuo co-
una enfermedad en el futuro, lo que no parece ocurrir en mienza a avanzar hacia su recuperación y no cuando se
la misma medida si lo que aumenta sólo es el bienestar encuentra más hundido emocionalmente (Sarason, 1990).
hedónico. La diferencia entre un estado de florecimiento En este mismo sentido es de destacar que ni la puntua-
y uno de moderada salud mental está principalmente en ción de riesgo al ingreso, ni la de riesgo al alta tuvieron
el mejor funcionamiento en la vida a favor del primero, una correlación significativa con la subescala de afecto
en el mayor nivel de bienestar psicológico. Por tanto, los positivo de la escala PANAS, lo que sí ocurrió con el
hallazgos sugieren la existencia de una influencia entre resto de las subescalas y puntuación total del CORE,
estados de salud mental y trastornos mentales. En parti- tanto al ingreso como al alta. La conducta suicida es un
cular el estado languideciente (languishing) podría supo- acto propio de una crisis, ocasionada por un problema
ner una predisposición para, y el estado floreciente un agudo (Sarason, 1990) y no parece estar relacionada con
factor protector contra, el inicio y la recurrencia de en- procesos psicopatológicos más prolongados en el tiempo
fermedad mental. Por lo tanto, el estado languideciente como suele ser el caso de la mayoría de los pacientes que
podría actuar como una diátesis que es activada por es- ingresan en el Hospital de Día.
tresores que ponen a los individuos en el camino de la Los resultados apoyarían la utilidad de la intervención
enfermedad mental (Keyes, 2005). psicoterapéutica desde la perspectiva de la psicología
La investigación sobre la resiliencia ha mostrado que positiva, dirigida a incrementar el bienestar psicológico
la salud mental depende de la capacidad de un individuo como estrategia para la mejoría psicopatológica del
para manejar mentalmente, transformar y encontrar sen- paciente (Schrank et al., 2016). No se trata sólo de
tido a los estresores y desafíos de la vida, algo inmerso reducir las emociones negativas, de reducir la ansiedad,
en el núcleo mismo de la felicidad eudaimónica (Ryff y la depresión, sino de aumentar las emociones positivas y,
Singer, 2003). sobre todo, el funcionamiento psicológico como forma de
contrarrestar la psicopatología y/o hacerla más llevadera
Importantes teorías sobre la etiología y el tratamiento para el paciente, objetivo que en muchos casos se
de la depresión, por ejemplo, se han centrado en los pro- persigue (Boardman y Doraiswamy, 2015). Junto a ellos
cesos cognitivo conductuales (Hollon, Thase y Marko- parece necesaria una evaluación continua de la evolución
witz, 2002). Esto es, las enfermedades mentales tal como terapéutica de los pacientes, mientras están ingresados en
la depresión resultan de un pensamiento distorsionado, de este servicio, que vaya más allá de la impresión subjetiva
determinados patrones de conducta o de incapacidad para de los clínicos.
formar y mantener apegos interpersonales positivos.
Años de investigación sobre la indefensión aprendida han El presente estudio tiene ciertas limitaciones que
mostrado consistentemente que las percepciones de la merecen mencionarse. En primer lugar, el tamaño de la
desesperanza de uno y la incapacidad para cambiar muestra es pequeño y convendría en el futuro proseguir
situaciones negativas conducen a malestar y depresión, investigando las claves del progreso terapéutico en este
mientras que enmarcar esas situaciones en términos de tipo de servicios con muestras más amplias y distin-
metas está asociado con altos niveles de bienestar (Em- guiendo a los pacientes en función del diagnóstico. Así
mons, 2003). mismo, hay algunas variables que convendría controlar
en estudios futuros como la diversidad del tratamiento
Por último, quedaría por comprender por qué el farmacológico, el diverso número de sesiones de psicote-
bienestar psicológico no ha sido capaz de predecir parte rapia individuales, incluso la intensidad de la participa-
significativa de la varianza del riesgo de auto o hetero- ción de los familiares en el tratamiento. El ideal en futu-
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 143-156. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.15818 153
Evans, C., Mellor-Clark, J., Margison, F., Barkham, M., Peterson, C., Park, N. y Seligman, M. P. (2005).
Audin, K., Connell, J. y McGrath, G. (2000). Orientations to happiness and life satisfaction: the
CORE: clinical outcomes in routine evaluation. full life versus the empty life. Journal of Happiness
Journal of Mental Health, 9(3), 247-255. Studies, 6(1), 25-41.
http://dx.doi.org/10.1080/jmh.9.3.247.255 http://dx.doi.org/10.1007/s10902-004-1278-z
Feixas, G., Evans, C., Trujillo, A., Saúl, L. A., Botella, Robitschek, C. y Keyes, C. L. M. (2009). Keyes's model
L., Corbella, S., . . . y López-González, M. A. of mental health with personal growth initiative as a
(2012). La versión española del CORE-OM: parsimonious predictor. Journal of Counseling
Clinical Outcomes in Routine Evaluation-Outcome Psychology, 56, 321-329.
Measure. Revista de Psicoterapia, 23(89), 109-135. http://dx.doi.org/10.1037/a0013954
Hollon, S. D., Thase, M. E. y Markowitz, J. C. (2002). Ryan, R. M. y Deci, E. L. (2001). On happiness and
Treatment and prevention of depression. human potentials: A review of research on hedonic
Psychological Science in the Public Interest, 3(2), and eudaimonic well-being. Annual Review of
39-77. http://dx.doi.org/10.1111/1529-1006.00008 Psychology, 52, 141-166.
http://dx.doi.org/10.1146/annurev.psych.52.1.141
Keyes, C. L. (2005). Mental illness and/or mental health?
Investigating axioms of the complete state model of Ryff, C. D. (1989). Happiness is everything, or is it?
health. Journal of Consulting and Clinical Explorations on the meaning of psychological well-
Psychology, 73(3), 539-548. being. Journal of Personality and Social
http://dx.doi.org/10.1037/0022-006X.73.3.539 Psychology, 57(6), 1069-1081.
http://dx.doi.org/10.1037/0022-3514.57.6.1069
Keyes, C. L. y Annas, J. (2009). Feeling good and
functioning well: Distinctive concepts in ancient Ryff, C. D. y Keyes, C. L. M. (1995). The structure of
philosophy and contemporary science. The Journal psychological well-being revisited. Journal of
of Positive Psychology, 4(3), 197-201. Personality and Social Psychology, 69(4), 719-727.
http://dx.doi.org/10.1080/17439760902844228 http://dx.doi.org/10.1037/0022-3514.69.4.719
King, L. A. y Napa, C. K. (1998). What makes a life Ryff, C. D. y Singer, B. (2003). Flourishing under fire:
good? Journal of Personality and Social Resilience as a prototype of challenged thriving. En
Psychology, 75(1), 156-165. C. L. Keyes y J. Haidt (Eds.), Flourishing: Positive
http://dx.doi.org/10.1037/0022-3514.75.1.156 Psychology and the Life Well-lived (pp. 15-36).
Washington, DC.: American Psychological
Mjøsund, N. H., Eriksson, M., Norheim, I., Keyes, C. L. Association.
M., Espnes, G. A. y Vinje, H. F. (2015). Mental
health as perceived by persons with mental Sandín, B., Chorot, P., Lostao, L., Joiner, T. E., Santed,
disorders-An interpretative phenomenological M. A. y Valiente, R. M. (1999). Escalas PANAS de
analysis study. International Journal of Mental afecto positivo y negativo: Validación factorial y
Health Promotion, 17(4), 215-233. convergencia transcultural. Psicothema, 11(1), 37-
http://dx.doi.org/10.1080/14623730.2015.1039329 51.
Pavot, W. y Diener, E. (1993). Review of the Satisfaction Sarason, I. G. (1990). Psicología anormal: los problemas
with Life Scale. Psychological Assessment, 5(2), de la conducta desadaptada (3 Ed.). Mexico:
164-172. http://dx.doi.org/10.1037/1040- Trillas.
3590.5.2.164
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 143-156. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.15818 155
1
Universidad Complutense de Madrid, España.
2
Universidad Nacional de Educación a Distancia, España.
ders besides specific phobias. Theoretically speaking and Sobre las bases de la Ds
in comparison, with other exposition techniques, SD
contributes in a better way to the reduction of anxiety by: Tal y como Tryon (2005) plantea, revitalizar la DS
relaxation, calibration of the exposures and a long- sería más fácil si se comienza por demostrar la eficacia de
lasting learning of an alternative response within a varied su procedimiento aportando evidencias sobre el fun-
stimulating context that favors generalization process. cionamiento de sus principios.
Moreover, SD is better accepted by patients and is a
flexible procedure with consolidated bases. These serve
as sufficient arguments to revalue this technique.
Inhibición recíproca y respuesta
incompatible con la ansiedad
Keywords: systematic desensitization;
exposition; anxiety. Wolpe (1958) basó las explicaciones del
funcionamiento de la DS en el concepto de inhibición re-
cíproca expuesto por Sherrington (1961). Según este
principio, psicológica y biológicamente la relajación
Introducción compite con las respuestas de ansiedad debido a que son
respuestas fisiológicamente opuestas. Debido a la im-
La desensibilización sistemática (DS) es una de las portancia de la exposición, se comenzó a considerar que
técnicas pioneras de modificación de conducta. Desarro- la ansiedad puede desaparecer incluso si no hay relaja-
llada por Joseph Wolpe en 1958 (Wolpe, 1958) y apli- ción y que la respuesta incompatible no es imprescindible
cada en el tratamiento de las fobias. Como es conocido para que desaparezca la ansiedad (Tryon, 2005). Esto es
se trata de un procedimiento de extinción. Al exponer al cierto, pero existen varios argumentos que prueban la
paciente al estímulo fóbico se obtiene la desaparición de ventaja de introducir una respuesta de relajación en los
la respuesta de ansiedad. Esta técnica, aunque antigua- procedimientos de DS:
mente investigada, ha perdido presencia en la actualidad.
Según los datos aportados por McGlynn, Smitherman y 1. Para comenzar, tal y como demuestran los
Gothard (2004), la investigación sobre DS comenzó a estudios de Rescorla y Wagner (1972), cuanto mayor
disminuir en 1970 y su uso clínico lleva desapareciendo sea el número de estímulos condicionados (ECs)
desde 1980. La emergencia de otros procedimientos de presentados, mejores efectos tendrá la extinción. En
extinción, en especial la exposición, parece haber in- esta línea, la DS presenta una ventaja añadida respecto
fluido en la progresiva desaparición de la DS. Por otro de otros procedimientos de exposición, pues introduce
lado, a pesar de obtener buenos resultados clínicos, los un estímulo ansiógeno adicional, la “relajación”, que
principios que explican el funcionamiento de esta técnica no está presente de forma central en otras terapias de
han sido fuertemente cuestionados haciendo que su po- exposición. El mecanismo por el cual la introducción
pularidad disminuyera. No obstante, la DS no ha desapa- de la relajación contribuye a la extinción de la fobia
recido por completo, sino que sus principios han sido puede comprenderse desde el punto de vista de la
asumidos por otras técnicas de modo que ha quedado re- Teoría de Marcos Relacionales (RFT).
nombrada e integrada en otros procedimientos terapéuti-
cos. Tal y como McGlynn et al. (2004) indican, revitali- 2. Según la RFT, ansiedad y relajación forman
zar la DS puede ser beneficioso. Necesitamos apoyarnos parte del mismo marco relacional en el que mantienen
en las evidencias más recientes que sustentan el funcio- una relación de oposición. Esto quiere decir que son
namiento de la técnica y justifican su uso en el ámbito dos caras de la misma moneda y que la persona asocia
clínico. Para ello, en este trabajo se replantean los prin- la relajación a la ansiedad (Törneke, 2010). La razón
cipios de la DS y se hace una revisión sobre su uso apli- de esto radica en que, según los principios de la RFT,
cado más reciente. al introducir la relajación en un ejercicio de DS,
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 157-168. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.16539 159
sujeto darse cuenta de que las condiciones han zos de la técnica hasta la actualidad y se ha considerado
cambiado (Vurbic y Bouton, 2014). En esta línea, la uno de los procedimientos más eficaces en el caso de las
DS presenta una gran ventaja porque expone al sujeto fobias específicas (Zettle, 2003). Entre las fobias especí-
a una mayor variedad de estímulos ordenados de ficas más frecuentemente tratadas se encuentran:
forma jerárquica.
- Fobia a los exámenes: Egbockuku y Obodo
2. En cuanto al componente emocional de las (2005) demostraron que la DS es efectiva en la
respuestas de evitación que intentan extinguirse reducción de la ansiedad ante la realización de
usando la DS, se sabe que experimentar las exámenes en adolescentes. De forma más específica,
emociones negativas funciona como un proceso de el estudio de Zettle (2003) demostró la superioridad
exposición que favorece la habituación emocional de la DS en imaginación frente a la terapia de
(Koenig y Henriksen, 2005; Low, Stanton y Bower, aceptación y compromiso para la reducción de la
2008) y, por consiguiente, la extinción de la ansiedad. ansiedad antes exámenes de matemáticas en
Esto es congruente con lo que defiende el estudiantes universitarios. Para ello, la DS ha de
mindfulness, donde lo importante es centrarse en las aplicarse de forma óptima según las indicaciones de
experiencias (exponerse a ellas) como forma de Wolpe (1973).
reducir su interferencia a la hora de responder ante
una situación estimular demandante (Treanor, 2011). - Fobia social (trastorno de ansiedad social):
En cuanto a la jerarquía, esta cumple un papel Labrador, Rosillo y Fernández Sastrón (2010)
importante en el proceso de habituación a las utilizaron un procedimiento combinado de DS y
emociones, pues permite controlar el grado de exposición gradual in vivo tras el cual se reduce de
ansiedad en cada fase de la exposición haciendo que forma eficaz los vómitos de un paciente ante
las respuestas emocionales no aumenten la situaciones de interacción social heterosexual.
probabilidad de que el sujeto evite la situación. También se ha empleado la DS desde otros
acercamientos psicológicos. McCullough y Osborn
En consecuencia, enriquecer el contexto de extinción (2004) combinaron las terapias breves psicodinámicas
y organizarlo de forma que la persona se exponga a ni- con la DS en casos de miedo escénico con ansiedad
veles progresivamente más demandantes, favorece la para la expresión de las emociones, obteniendo
disminución de las respuestas emocionales, lo cual con- buenos resultados.
tribuye a la desaparición de la fobia. El contracondicio-
namiento y la utilización de jerarquías cumplen una - Fobia a estímulos sonoros: Koegel, Openden y
destacada función en este proceso. Koegel (2004) descubrieron que la hipersensibilidad
auditiva de niños autistas no tiene tanto que ver con
dolor ante determinados ruidos, sino con miedo a
ruidos intensos, de tal manera que, las respuestas de
Aplicaciones de la DS evitación-escape de estos niños se reducían de forma
eficaz mediante DS ante el estímulo fóbico y se
La revisión presentada en este apartado incluye generalizaba a otros estímulos relacionados. El
trabajos desde 1983 hasta 2014 debido a la progresiva contracondicionamiento jugó un papel importante en
reducción de publicaciones. el proceso, en el cual se trabajó más con el miedo
(cuya respuesta incompatible es la digestión en
términos fisiológicos) que con la ansiedad
Fobias específicas (incompatible a la relajación).
benzodiacepinas, como el alprazolam, con la DS no familiaridad con las escenas imaginadas. Según King,
aportan ninguna ventaja añadida para la reducción de Heyne, Gullone y Molloy (2001) indican, se debe
la ansiedad ante el miedo a recibir una inyección prestar especial atención a los componentes no
dental. La DS parece ser efectiva por si sola y no verbales de la ansiedad expresados por el niño. Otros
necesita de un tratamiento farmacológico para estudios han intentado demostrar la eficacia de la
acelerar el avance en las fases iniciales de la terapia. desensibilización y reprocesamiento por movimientos
No obstante, Neacsu, Sfearcu, Maru y Dumitrache oculares en adolescentes y niños con sintomatología
(2014) encontraron que, aunque la DS funciona, el post-traumática, pero las evidencias de su eficacia han
entrenamiento en relajación era incluso más eficaz quedado cuestionadas por la calidad metodológica de
que la DS en estos casos. Ambos estudios destacan la los estudios en los que se basan (Field y Cottrell,
utilidad de reducir la ansiedad, como modo de 2011). También ha sido aplicada en niños autistas
favorecer la asistencia a la consulta del dentista. De para la fobia a los perros, con resultados positivos
este modo se previenen los problemas derivados de (Tyner, Brewer, Helman y Leon, 2016).
esa falta de atención dental.
Las fobias recogidas en este apartado, tienen la
- Fobia a exámenes médicos: se han llevado a característica de contar o bien con un alto componente
cabo procedimientos de DS adaptados a personas con fisiológico en las repuestas de ansiedad o por relacionarse
discapacidades mentales e intelectuales dentro del con procesos de aprendizaje. Esto muestra la capacidad
espectro autista para reducir la ansiedad que les de la técnica para modificar aprendizajes desadaptativos
provoca someterse a evaluaciones médicas. Los y reducir la ansiedad fisiológica. En contra de lo que se
resultados han sido satisfactorios dentro de un piense, introducir ejercicios de relajación parece ser la
modelo general de intervención adaptado a las mejor estrategia para reducir la ansiedad ante in-
necesidades de estos pacientes (Cavalari, DuBard, tervenciones médicas, respuesta que se caracteriza prin-
Luiselli y Birtwell, 2013). cipalmente por afectar a la respiración y la tasa cardiaca.
Parece que tal y como postula Wolpe, la relajación inter-
- Fobia a volar en avión: el estudio realizado por fiere con la ansiedad al ser ambas incompatibles, favore-
Capafóns, Sosa y Avero (1997) demostró que la ciendo la extinción de la fobia incluso de forma más efi-
combinación de la DS con técnicas de detención del caz que tratamientos farmacológicos. Por otro lado, el
pensamiento permite obtener mejores resultados en la argumento a favor de la incorporación del mayor número
reducción de la ansiedad a volar en avión. La eficacia posible de ECs parece verse apoyado por estudios como
del programa aumenta al incorporar la práctica en el de Capafóns et al. (1997), donde se demuestra que
casa, el sobreaprendizaje, la relajación breve y procedimientos de DS que incorporan estrategias de so-
jerarquías con doble criterio (ordinal y cardinal), pues breaprendizaje o jerarquías modificadas con doble crite-
permiten una mejor graduación de los estímulos rio (se combina el nivel de ansiedad con la diversidad de
ansiógenos. Triscari, Faraci, D’Angelo, Urso y los estímulos ansiógenos, evitando reincidencias) son
Catalisano (2011) aportan evidencias sobre la eficacia eficaces en la reducción de las fobias y presumiblemente
de combinar la DS con otras técnicas conductuales favorezcan el establecimiento de un nuevo aprendizaje.
para tratar este tipo específico de fobia. El mismo efecto se observa en el estudio de Koegel et al.
(2004), donde a más amplio sea el contexto de aprendi-
- Fobias infantiles: para el tratamiento de las zaje y se incluya la relajación, mejores resultados se con-
fobias infantiles se ha empleado la imaginación siguen, hechos congruentes con lo expuesto por Vurbic y
emotiva, un procedimiento de DS especialmente Bouton (2014) a favor del funcionamiento del contra-
adaptado a niños a partir de los cuatro años de edad. condicionamiento. En el caso de la fobia social y a exá-
Esta variación de la DS incluye la consideración de menes, se observa cómo el exceso de ansiedad que inter-
los héroes, alter egos, modelos, fantasías y amigos fiere en la ejecución se reduce mejor mediante DS que
imaginarios de los niños como forma de aumentar la mediante otras terapias. Además, como puede apreciarse,
162 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 157-168. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.16539
la DS parece ser un procedimiento flexible capaz de - Dolor crónico: el estudio de Tesarz et al. (2014)
adaptarse y combinarse con otras técnicas, tanto es así emplea la desensibilización y reprocesamiento por
que quizá esto es lo que propició su absorción por otros movimientos oculares para mitigar el dolor de
procedimientos de extinción que, por el contrario, no pacientes crónicos. Para ello da especial importancia a
cuentan con el potencial de la DS para intervenir sobre el desencadenantes como la angustia afectiva o los
aprendizaje y la ansiedad fisiológica. recuerdos. Se hace hincapié en la idea de que el
objetivo no es “curar el dolor” sino desarrollar
estrategias para controlarlo. Para pacientes con
Trastornos adictivos
fibromialgia, se ha descubierto que técnicas de
imaginación guiada ayudan a mitigar las molestias
- Trastorno por adicción al juego: el tratamiento
especialmente si se evocan escenas agradables, pero
para el juego patológico se basó inicialmente en
no si se evocan situaciones analgésicas.
procedimientos de exposición gradual (en vivo) y de
DS en imaginación combinados con otras terapias
El hecho de que la utilización de imágenes agradables
cognitivo-conductuales. El interés actual se centra en
favorezca la relajación puede relacionarse con procesos
potenciar los efectos que se consiguen con la DS en
que facilitan la sintonización de sensaciones de relajación
imaginación al combinarse con otras terapias y pasar a
y, al mismo tiempo, se comportan como un EC adicional.
un procedimiento más estándar de DS. Esto se
Como bien indican Tesarz et al. (2014), no se trata de
fundamenta en los prometedores resultados de la DS en
extinguir el dolor, si no de aprender nuevas formas de
imaginación, capaz de reducir en un 79 % la ansiedad
controlarlo. Esta idea es congruente con lo expuesto por
cuando se incluyen tareas para casa y en un 50 %
Vurbic y Bouton (2014), donde se hace hincapié en que
cuando se incorpora la relajación en imaginación frente
la extinción no elimina asociaciones previas, sino que
a los resultados poco consistentes de la terapia de
genera nuevos aprendizajes, de tal manera que las
exposición (Dowling, Jackson y Thomas, 2008).
terapias de exposición deben ser entendidas y abordadas
desde esta perspectiva. Finalmente, se observa cómo la
La DS facilita la realización de tareas para hacer en
DS vuelve a ser elegida por sus efectos fisiológicos en la
casa gracias al entrenamiento en imaginación, lo cual
reducción de la ansiedad ante problemáticas
también puede potenciar la generalización y puesta en
principalmente de índole somática. A su vez, se observa
marcha de la respuesta incompatible con la ansiedad en
que los procedimientos descritos a veces recuerdan a la
contextos variados de la vida real. Entrenar al sujeto en
técnica de inoculación de estrés. Esta técnica guarda con
varios contextos y usando cuantos más ECs mejor faci-
la DS el parecido de estar decayendo su popularidad, al
lita la extinción (Vurbic y Bouton, 2014).
basarse en aproximaciones graduales a los problemas
junto con la incorporación de respuestas alternativas, en
Trastornos somáticos este caso basadas en el aprendizaje de habilidades.
la intensidad de las pesadillas no disminuyó. El elemento activación fisiológica y conectarla con el desarrollo de
de mayor fuerza en la terapia fue el entrenamiento en respuestas más adaptativas. La ansiedad importa, es ne-
relajación, consiguiendo mejores resultados en menos cesario centrarse en su reducción para poder extinguir la
tiempo al compararse con el papel que jugaron las fobia. La continuidad en su uso, sin apenas grandes va-
jerarquías. riaciones, demuestra la solidez de los principios expues-
tos sobre los que se asienta la DS. La DS no es una téc-
La relajación es la clave; se trata de un proceso de nica obsoleta, pues es congruente con nuevos funda-
aprendizaje que produce cambios a largo plazo. La inhi- mentos, como la RFT, o desarrollos terapéuticos de re-
bición recíproca, lejos de ser a corto plazo tiene efectos gulación emocional a través del mindfulness. Es más, en
en el tiempo. Según lo revisado en apartados anteriores muchos casos se mencionan de forma implícita procedi-
es esperable que los resultados mejorasen al exponer no mientos de DS ocultos bajo el nombre de técnicas de ex-
solo al contenido de los sueños, sino también a la perio- posición, lo que demuestra que la DS no está desfasada,
dicidad con la que se repiten (frecuencia) y a la intensi- sino que ha sido asumida por otras técnicas.
dad de las reacciones que provoca.
En segundo lugar, desde un punto de vista práctico,
las características del procedimiento bajo el cual se aplica
A modo de conclusión la DS puede que provoque menos reactividad en los
pacientes y favorezca la adherencia al tratamiento. Este
La DS es una técnica eficaz para la reducción de no es un aspecto poco importante. Como recoge
respuestas condicionadas de ansiedad que ofrece ciertas Ollendick (2014) entre los principales motivos de rechazo
ventajas respecto de otros procedimientos. A pesar de las de los pacientes está la terapia de exposición (del 38 al
críticas que ha recibido, como Labrador y Crespo (2008) 44 %). Por ello la reducción del coste emocional para el
indican la DS ha sido mejor recibida que otras técnicas paciente contribuye, previsiblemente, a reducir los
de exposición para la extinción de fobias condicionadas abandonos. Así que, aunque sin la relajación, jerarquías
y ansiedades inadaptadas. Esto puede deberse a dos fac- ni imaginación la exposición es eficaz, hay que
tores. preguntarse a qué coste. Es esto lo que justifica pensar
que la relajación, las jerarquías y la imaginación cumplen
En primer lugar, la DS se asienta sobre principios una función dentro del procedimiento que quizá sirva
sólidos que en ocasiones pueden haber favorecido su para facilitar la adherencia al tratamiento. Es lógico
elección frente a otras terapias. Estos principios conectan pensar que los pacientes prefieran someterse a terapias
los mecanismos psicofisiológicos de la conducta con más graduales que a otras más intensas como la DS para
principios de aprendizaje basados en el condiciona- enfrentarse a sus fobias. Por eso, de forma progresiva las
miento clásico. Resulta conveniente que la terapia se terapias de exposición han ido incorporando estos ele-
construya a partir de conceptos procedentes del condi- mentos. Aun así, la DS sigue siendo la única técnica de
cionamiento clásico, pues los miedos se adquieren por exposición que potencia el desarrollo de respuestas alter-
condicionamiento clásico. Además, lo característico de nativas en contextos estimulares variados.
las fobias es que no se necesita tener una experiencia di-
recta con el estímulo fóbico para que se adquiera la fo- Finalmente, respecto a su relevancia en el ámbito
bia. Imaginar las consecuencias sin experimentarlas de clínico, la terapia cognitivo-conductual es la terapia de
forma directa resulta suficiente. Por eso, presentar en elección para el tratamiento de los trastornos de ansiedad
imaginación el estímulo ansiógeno como se hace en la (NICE, 2011). Esto quiere decir, que la DS es un proce-
DS, en su modalidad imaginaria, sin necesidad de entrar dimiento más que válido para el tratamiento de las fobias.
en contacto directo con él, puede ser tan efectivo como
exponerse de forma real. Por otro lado, el alto compo-
nente fisiológico de las respuestas de ansiedad justifica
la utilización de un procedimiento capaz de abordar la
164 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 157-168. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.16539
Capafóns, J. I, Sosa, C. D. y Avero, P. (1997). La Guthrie, E. R. (1952). The psychology of learning. New
desensibilización sistemática en el tratamiento de la York: Harper.
fobia a viajar en transporte aéreo. Psicothema, 9(1),
17-25. King, N. J., Heyne, D., Gullone, E. y Molloy, G. N.
(2001). Usefulness of emotive imagery in the
Cavalari, R. N. S., DuBard, M., Luiselli, J. K. y Birtwell, treatment of childhood phobias: clinical guidelines,
K. (2013). Teaching an adolescent with autism and case examples and issues. Theory and Practice,
intellectual disability to tolerate routine medical 14(2), 95-101.
examination: effects of a behavioral compliance
training package. Clinical Practice in Pediatric Koegel, R. L., Openden, D. y Koegel, L. K. (2004). A
Psychology, 1(2), 121-128. systematic desensitization paradigm to treat
http://dx.doi.org/10.1037/cpp0000013 hypersensitivity to auditory stimuli in children with
autism in family contexts. Research & Practice for
Coldwell, S. E., Wilhelm, F. H., Milgrom, P., Prall, C. Persons with Severe Disabilities, 29(2), 122-134.
W., Getz, T., Spadafora, A., … y Ramsay, D. S.
(2007). Combining alprazolam with systematic Koenig, K. P. y Henriksen, K. (2005). Cognitive
desensitization therapy for dental injection phobia. manipulation of GSR extinction: analogues for
Journal of Anxiety Disorders, 21, 871-887. conditioning therapies. Integrative Physiological &
http://dx.doi.org/10.1016/j.janxdis.2007.01.001 Behavioral Science, 40(3), 129-135.
Dowling, N., Jackson, A. C. y Thomas, S. A. (2008). Labrador, F. J., Rosillo, M. y Fernández Sastrón, O.
Behavioral interventions in the treatment of (2010). Evaluación y tratamiento de un caso de
pathological gambling: a review of activity vómitos recurrentes en situaciones de interacción
scheduling and desensitization. International social heterosexual. Clínica y Salud, 118(1), 99-134.
Journal of Behavioral Consultation and Therapy,
4(2), 172-187. Labrador, F. J. y Crespo M. (2008). Desensibilización
sistemática. En F. J. Labrador (Coord.), Técnicas de
Echeburúa, E., De Corral, P. y Ortiz, C. (2008). Técnicas modificación de conducta (pp. 243-259). Madrid,
de exposición. En F. J. Labrador (Coord.), Técnicas España: Pirámide.
de modificación de conducta (pp. 261-279).
Madrid, España: Pirámide. Low, C. A., Stanton, A. L. y Bower, J. E. (2008). Effects
of acceptance-oriented versus evaluative emotional
Egbockuku, E. O. y Obodo, B. O. (2005). Effects of processing on heart rate recovery and habituation.
systematic desensitization (SD) therapy on the Emotion, 8(3), 419-424.
reduction of test anxiety among adolescents in
Nigerian Schools. Journal of Instructional Martin, P. R (2000). Headache triggers: to avoid or not to
Psychology, 32(4), 298- 304. avoid, that is the question. Psychology and Health,
15, 801-809.
Field, A. y Cottrell, D. (2011). Eye movement
desensitization and reprocessing as a therapeutic McCullough, L. y Osborn, K. A. R. (2004). Short term
intervention for traumatized children and dynamic psychotherapy goes to Hollywood: the
adolescents: a systematic review of the evidence for treatment of performance anxiety in cinema. Journal
family therapists. Journal of Family Therapy, 33,
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 157-168. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.16539 165
Miller, W. R. y DiPilato, M. (1983). Treatment of Triscari, M. T., Faraci, P., D’Angelo, V., Urso, V. y
nightmares via relaxation and desensitization: a Catalisano, D. (2011). Two treatments for fear of
controlled evaluation. Journal of Consulting and flying. Compared cognitive behavioral therapy with
Clinical Psychology, 51(6), 870-877. systematic desensitization or eye movement
desensitization and reprocessing (EMDR). Aviation
Neacsu, V., Sfearcu, I. R., Maru, N. y Dumitrache, M. A. Psychology and Applied Human Factors, 1(1), 9-14.
(2014). Relaxation and systematic desensitization in http://dx.doi.org/10.1027/2192-0923/a00003
reducing dental anxiety. Social and Behavioral
Sciences, 127, 474-478. Tryon, W. W. (2005). Possible mechanisms for why
http://dx.doi.org/0.1016/j.sbspro.2014.03.293 desensitization and exposure therapy work. Clinical
Psychology Review, 25, 67-95.
NICE (2011). Common mental health problems:
identification and pathways to care. National Tyner, S., Brewer, A., Helman, M. y Leon, Y. (2016)
Institute of Health and Care Excellence, 13-15. Nice doggie! Contact desensitization plus
reinforcement decreases dog phobias for children
Ollendick, T. H. (2014) Advances toward evidence- with autism. Behavior Analysis in Practice, 9, 54-
based practice: where to from here? Behavior 57.
Therapy, 45, 51-55.
Vurbic, D. y Bouton, M. E. (2014). A contemporary
Rescorla, R. A. y Wagner, A. R. (1972). A theory of behavioral perspective on extinction. En F. K.
Pavlovian conditioning: Variations in the McSweeney y E. S. Murphy (Eds.), Operant and
effectiveness of reinforcement and non- classical conditioning (pp. 53-76). USA: Willey
reinforcement. En A. H. Black y W. F. Prokasy Blackwell.
(Eds.), Clasical conditioning II: Current theory and
research (pp. 64-99). Nueva York: Appleton- Wolpe, J. (1973). The practice of behavior therapy (2ª
Century Crofts. ed.). New York: Pergamon.
Sherrington, C. S. (1961). Integrative action of the Wolpe, J. (1978). Psicoterapia por inhibición recíproca.
nervous system. New Haven, CT: Yale University Bilbao, España: Desclée de Brouwer (Original
Press (original, 1906). 1958).
Tesarz, J., Leisner, S., Gerhardt, A., Janke, S., Seidler, Zettle, R. D. (2003). Acceptance and commitment
G. H., Eich, W. y Hartmann, M. (2014). Effects of therapy (ACT) Vs. systematic desensitization in
eye movement desensitization and reprocessing treatment of mathematics anxiety. The
(EMDR) treatment in chronic pain patients: a Psychological Record, 53, 197-215.
systematic review. Pain Medicine, 15, 247-263.
166 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 157-168. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.16539
1. SD procedure uses stimuli hierarchies that conditional stimuli to favor the consolidation of a new
enables the exposure to a high number of stimuli learning. Additionally, SD is flexible and easily com-
from the phobic chain. Initially these stimuli would bined with other therapies. This may have propitiated its
lead to anxiety responses, but progressively these absorption by other procedures.
responses would be replaced by more appropriated
responses.
Addictive disorders
2. Avoidance responses are accompanied by strong
Dowling, Jackson and Thomas (2008) show how
emotional responses. The habituation to these
imaginary SD enables individuals to practice the alterna-
negative emotions by being exposed to the fear
tive response to anxiety in a wide range of contexts, in-
stimulus leads to the extinction of anxiety. This is a
creasing the effects of generalization. These training el-
well stablished principle in mindfulness therapy.
ements seem to be relevant for the recovery of the patient
and have been incorporated in other exposition therapies.
Since the mechanism of phobias reflects Classical
Conditioning principles, using these principles by pro-
moting counter conditioning processes seems logical. Somatic disorders
Additionally, using hierarchies may prevent intense
emotional responses and contribute to the extinction of Martin (2000) and Tesarz et al. (2014) treated
the phobia. headaches and chronic pain by provoking relaxation sen-
sations using imagination exercises. This reflects that the
objective is not to eliminate pain/anxiety, but to find a
Use of the SD new way to cope with it. SD enables this learning by fo-
cusing on the development of alternative responses. In
addition, as the RFT argues, “relaxation” seems to be the
Specific phobias
appropriate opposite partner for “anxiety” because of
their physiological connection.
All the phobias treated with SD revised in this paper
have in common their strong physiological component of
anxiety responses or reflect classical conditioning acqui- Sleep-wake disorders
sition process. This proves the efficacy of the technique
to modify maladaptive learnings and reduce physiologi- Miller and DiPilato (1983) found that the frequency of
cal anxiety. nightmares decreased if individuals were exposed to the
content of their dreams while doing relaxation exercises.
Generally speaking, for test anxiety (Egbockuku & This results show that reciprocal inhibition has long
Obodo, 2005; Zettle, 2003), social anxiety (Labrador, lasting effects.
Rosillo, & Fernández Sastrón, 2010; McCullough & Os-
born, 2004), noise phobia (Koegel et al.,2004), anxiety to
health checks (Cavalari, DuBard, Luiselli, & Birtwell, In conclusion
2013; Coldwell et al., 2007; Neacsu et al.,2014), fear
flying (Capafóns, Sosa, & Avero, 1997; Triscari et There are several reasons that explain why SD is
al.,2011) and childhood phobias (Field & Cottrell, 2011; better accepted among patients than other exposure tech-
King, Heyne, Gullone, & Molloy, 2001), introducing niques:
relaxation favored the extinction of the phobia. Some of
the studies included overlearning strategies and double Firstly, SD is based on well-established principles that
hierarchies, raising the efficacy of SD treatment. This re- connect the psychophysiological mechanisms of behavior
flects the importance of incorporating a high number of with Classical Conditioning learning principles. This
168 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 157-168. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.16539
Correspondencia: Gabriela Topa. Facultad de Psicología. Universidad Nacional de Eduación a Distancia (UNED).
Email: gtopa@uned.es
1
Universidad de Huelva, España.
2
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), España.
conductas de los trabajadores (Demerouti, Leiter y Bak- Kunze et al., 2011; Redman y Snape, 2006; Zaniboni,
ker, 2014). 2015; Zaniboni, Sarchielli y Fraccaroli, 2010). En este
mismo sentido, Snape y Redman (2003) encontraron re-
laciones positivas y estadísticamente significativas entre
Identificación con los trabajadores la ITM y las intenciones de retirarse tempranamente. Por
mayores consiguiente, en este estudio interesa explorar el poder
predictivo de la ITM sobre el absentismo en trabajadores
mayores de 55 años.
La experiencia de envejecimiento en el trabajo es
contingente con el contexto específico en que la persona
se desempeña. Para los empleados de edades avanzadas, Absentismo
este contexto incluye su puesto de trabajo, y los roles y
estatus asociados a él (Ali Al-Atwi y Bakir, 2014). Te- El absentismo ha sido una preocupación para las
niendo en cuenta que los trabajadores mayores, igual que organizaciones desde hace mucho tiempo y es uno de los
todas las personas, tienden a identificarse en base a unas temas más investigados en psicología del trabajo, como
características compartidas con otros, Tougas, Lagace, resume un reciente meta-análisis (Johns y Miraglia, 2015)
De La Sablonniere y Kocum (2004) han propuesto el debido, entre otros motivos, a su impacto negativo en la
concepto de «identificación con los trabajadores mayo- productividad de las empresas. En general, hay un
res» (en adelante, ITM) para referirse a la internalización acuerdo en la literatura acerca de su definición en lo que
de creencias y actitudes negativas hacia los trabajadores se refiere a la falta de presencia física del trabajador en su
mayores por parte de los propios trabajadores de edad puesto en aquellos momentos en que es esperable que
avanzada. La experiencia de trato desfavorable, la dis- esté presente (Harrison y Price, 2003). Inicialmente se
criminación en las oportunidades de carrera y otras expe- han estudiado los predictores del absentismo entre los
riencias reiteradas pueden llevar a la internalización de indicadores sociodemográficos o los rasgos de persona-
características negativas, como la baja motivación, la re- lidad, pero los trabajos más recientes han puesto el acento
sistencia al cambio y la falta de interés o de creatividad, en el contexto social y en la cultura de los grupos de
a partir de las interacciones cotidianas con sus compañe- trabajo (Brummelhuis, Johns, Lyons y Hoeven, 2016).
ros y supervisores (Kunze, Boehm y Bruch, 2011). El Acorde con los modelos que explican el absentismo como
concepto de ITM, por consiguiente, supone a la vez dos una conducta que resulta, al menos en parte, favorecida
aspectos. Por una parte, las personas mayores perciben la por la identificación de los trabajadores con categorías
evaluación negativa y la discriminación que reciben de sociales, en el presente estudio interesa explorar la
sus compañeros y supervisores en el trabajo en razón de influencia de la ITM en el absentismo. Sobre la base de la
su edad avanzada (Di Marco et al., 2016). Pero, por otra literatura, en el presente estudio se propone, como
parte, estas percepciones les refuerzan en la visión de sí primera hipótesis, que la ITM pronosticará el absentismo
mismos como viejos y, por consiguiente, asumen como de los trabajadores mayores.
propios los aspectos negativos de los trabajadores mayo-
res, tales como lentitud, inoperancia, escasa motivación
laboral, ausencia de deseo de formarse y de promocionar Envejecimiento tradicional vs.
y elevado absentismo.
Envejecimiento exitoso
Ahora bien, los estudios previos han mostrado la
existencia de la ITM (Michinov, Fouquereau y Fernan-
El envejecimiento es un equilibrio cambiante de
dez, 2008; Tougas et al., 2004) y su influencia en las ac-
ganancias y pérdidas. Las primeras definiciones de en-
titudes y conductas de los trabajadores mayores (Topa y
vejecimiento han puesto el acento en su estrecha relación
Alcover, 2015). Específicamente, las investigaciones han
con la enfermedad, e incluso han llegado a considerar
encontrado que la ITM pronostica el descenso de la satis-
envejecimiento y enfermedad como equivalentes. Sin
facción laboral, como del compromiso, o del rendimiento
embargo, el envejecimiento forma parte del desarrollo
(Garstka, Schmitt, Branscombe y Hummert, 2004;
172 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 169-188. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17587
evolutivo del ser humano y no causa directamente daño dose a los cambios vitales y ambientales. Todo ello acaba
orgánico por sí mismo, aunque esté asociado a una ma- creando un contexto para el desarrollo vital positivo, a
yor probabilidad de enfermedad (Nosraty, Enroth, Raita- través del manejo eficaz de las pérdidas y deterioros. Por
nen, Hervonen y Jylha, 2015). Así, Baltes y Baltes ejemplo, un adulto mayor puede usar la selección para
(1990) consideraron que hay dos concepciones del en- reducir las demandas con el fin de que éstas se adapten
vejecimiento opuestas entre sí, el tradicional y el enveje- mejor a sus reducidas habilidades. A continuación,
cimiento exitoso. El concepto tradicional se identifica optimiza su capacidad para satisfacer las demandas y,
con envejecer en ausencia de patologías mentales o físi- finalmente, utiliza la cultura o los artefactos culturales
cas. No obstante, este enfoque relaciona el proceso de con objeto de compensar la capacidad reducida. Las es-
cumplir años con ciertas pérdidas, como el enlenteci- trategias compensatorias que ocurren más comúnmente
miento de los procesos cognitivos. Pero este envejeci- en los adultos mayores pueden incluir instrumentos físi-
miento tradicional no busca ni conecta con conductas cos tales como sillas de ruedas, andadores, bastones, me-
alternativas que mitiguen o compensen el normal paso dicamentos, camas eléctricas, gafas y audífonos (Straw-
del tiempo. Se podría decir que la persona, desde la con- bridge, Wallhagen y Cohen, 2002). En concreto, la se-
sideración de la perspectiva tradicional, no pone en mar- lección electiva incluye aquellas estrategias globales y
cha procesos activos que puedan mejorar su estado cam- deliberadas que consisten en optar por un procedimiento
biante y las pérdidas que conlleva el paso de los años, para realizar las tareas, entre varios que la persona tiene a
sino que les deja seguir su curso natural. su disposición en un momento dado, a la vista de los
cambios que dicho trabajador experimenta a raíz de su
Como contrapartida al envejecimiento tradicional, envejecimiento. La selección por pérdida se refiere a los
Rowe y Kahn (1998) proponen el concepto de «enveje- mecanismos que la persona pone en marcha para superar
cimiento exitoso» para describir a aquellos mayores que sus dificultades para alcanzar sus objetivos, dificultades
disponen de recursos internos suficientes para contra- que son consecuencia del proceso de envejecer. La opti-
rrestar los efectos conjuntos de la genética y del medio mización consiste en las estrategias para ganar nuevas
ambiente en los deterioros relacionados con la edad. Así, habilidades o aplicarlas a fin de superar las limitaciones
definieron el envejecimiento exitoso como caracterizado en el trabajo sobrevenidas como consecuencia del enve-
por un riesgo bajo de enfermedad y de discapacidad rela- jecimiento. Por último, la compensación consiste en el
cionada con la enfermedad, un buen funcionamiento uso de métodos de trabajo alternativos a los que se prefe-
mental y físico, y un activo compromiso con la vida rían en épocas anteriores de la vida, pero que ahora ya no
(Rowe y Kahn, 1998, p. 38). se encuentran disponibles para la persona como conse-
cuencia de su envejecimiento. Las SOC no se limitan a
los adultos mayores, y las personas de todas las edades
emplean estas estrategias cuando se enfrentan a cambios
Papel modulador de las SOC
en las habilidades funcionales (Freund, 2006).
Ahora bien, dentro del enfoque del envejecimiento
Ahora bien, una afirmación clave del modelo es que
exitoso, Baltes y Baltes (1990) propusieron que los
cuando los individuos usan las estrategias SOC de forma
adultos mayores con declives asociados con la edad pue-
sincronizada o coordinada, logran una adaptación mejor a
den hacer frente a estas discontinuidades empleando las
sus ambientes, en el caso del trabajo, a sus demandas
estrategias de selección, optimización y compensación
laborales (Sanders, 2009). Sin embargo, al mismo
(SOC). Según este enfoque, la persona pone en marcha
tiempo, las estrategias del SOC son vistas como tres pro-
tres tipos de estrategias. Primeramente, selecciona los
cesos diferentes, por lo cual las relaciones con otras va-
aspectos de su vida que son importantes para ella, luego,
riables también pueden ser distintas para cada estrategia.
optimiza los recursos y herramientas que le ayudan a
Mientras que la selección está orientada a la elección de
conseguir logros en esos aspectos seleccionados. Y, por
objetivos y tareas, tanto la compensación como la opti-
último, compensa las pérdidas en esos aspectos adaptán-
mización aluden a los medios para mantener o mejorar
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 169-188. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17587 173
los objetivos elegidos. Además, mientras que la selec- cieron requisitos de género, nivel de estudios o categoría
ción puede ser proactiva o reactiva, la optimización y la dentro de la organización. La media de edad de los parti-
compensación entran en juego cuando faltan los medios cipantes en el Tiempo 1 era 58.4 (S.D. = 2.6), de ellos
necesarios para el logro de metas. La investigación empí- 50.9 % eran varones y la media del número de personas
rica existente es escasa, pero sugiere que las estrategias que tenían a su cargo económicamente era de 1.2
pueden jugar un papel modulador en las relaciones entre (S.D. = 1.4). En relación con el tipo de puesto ocupado, el
los antecedentes psicosociales y las conductas de los 10.3 % eran directivos, mientras que había un 38 % de
empleados mayores en el trabajo (Demerouti et al., técnicos y mandos intermedios, 20.7 % de trabajadores
2014). Sobre la base de la literatura revisada hasta aquí, cualificados, 9.5 % de empleados administrativos y un
en el presente estudio se propone, como segunda hipóte- 4.3 % de trabajadores no cualificados. En la misma
sis, que las estrategias SOC modularán la relación entre muestra 2, el 4.3 % de los participantes pertenecían al
la ITM y el absentismo en los trabajadores mayores. sector de la Banca, el 6.9 % a las telecomunicaciones, el
15 % a la industria productiva y el resto (74.1 %) al sec-
En resumen, el presente estudio tiene como objetivo tor servicios. En relación con su situación laboral, el
general estudiar la relación entre la ITM, las estrategias 89.7 % estaban trabajando a tiempo completo. La mayo-
SOC y el absentismo en empleados mayores de 55 años. ría de la muestra procedía de Aragón (43.1 %), seguido
El objetivo específico es evaluar la relación entre la de Castilla y León (27.5 %) y de Madrid, con un 25.9 %.
ITM, evaluada en el Tiempo 1, y el absentismo, eva- Por su nivel de estudios, la mayoría de los participantes
luado en el Tiempo 2, y el posible papel modulador de eran licenciados o ingenieros (36.2 %) y diplomados o
las estrategias SOC (evaluadas en Tiempo 1) en esta re- ingenieros técnicos (26.0 %), mientras que solo el 22.4 %
lación. Todo ello nos permitirá conocer si aquellos tra- tenía estudios básicos.
bajadores con bajas estrategias SOC muestran un mayor
impacto de la ITM en el absentismo, mientras que quie-
nes recurran a un alto uso de las estrategias SOC mues- Instrumentos de evaluación
tran un menor impacto de la ITM en el absentismo.
Identificación con los trabajadores mayores (T1): se
usó la escala Self Descriptive Component of the Older
Método Worker Identity Scale (Tougas et al., 2004), la cual in-
cluye siete ítems. Las instrucciones del cuestionario pe-
Diseño y procedimiento dían a los participantes que evaluasen sus motivaciones,
creatividad, innovación y flexibilidad en el trabajo en una
El presente estudio de tipo correlacional se ha llevado escala tipo Likert de cinco puntos que oscilaba entre 1
a cabo con un diseño longitudinal, con dos momentos de (Totalmente en desacuerdo) y 5 (Totalmente de acuerdo).
recolección de datos. El primero de ellos, o Tiempo 1 La escala alcanzó una fiabilidad de α = .82 entre los
(T1), se efectuó entre octubre y noviembre de 2015 y el participantes en este estudio. En estudios precedentes, la
segundo o Tiempo 2 (T2), separado aproximadamente escala ha mostrado adecuados indicadores de consistencia
unos seis meses del primero, entre mayo y junio de 2016. interna (α = .80 y α = .79) para las dos muestras de Topa
y Alcover (2015).
evaluasen sus estrategias específicas en una escala tipo datos recogidos, y expresaron su consentimiento después
Likert de cinco puntos, que oscilaba entre 1 (Nunca) y 5 de lo cual completaron el cuadernillo conteniendo las di-
(Siempre). La escala global en este estudio alcanzó una versas escalas del estudio del T1. Los participantes
fiabilidad adecuada α = .83 y las subescalas mostraron construyeron un código de identificación personal que
valores algo más bajos, lo cual es aceptable considerando sólo tenía por objeto reunir las respuestas de ambos mo-
la escasa longitud de éstas (α = .68 para la subescala de mentos y estaba formado por la inicial del nombre de pila
Selección Electiva y α = .71 para la de Optimización). de su madre, la inicial del nombre de pila de su abuela
En los estudios originales de validación de la escala SOC paterna, el número de la calle en que nacieron y los dos
al español, se efectuaron análisis factoriales explorato- últimos dígitos del año de nacimiento de su padre. Se
rios y confirmatorios que garantizaron la adecuación de distribuyeron 301 cuestionarios obteniendo inicialmente
los datos a una estructura de cuatro factores, cada uno de 204 cuadernillo completos (tasa de respuesta 68 %).
ellos correspondiente a una de las estrategias SOC. Pasados seis meses se volvió a contactar con los
participantes que había brindado sus respuestas y se re-
Absentismo (T2): se evaluó con la versión traducida cogieron en el T2 sólo 148 cuestionarios completos (tasa
al español de la escala RAS-6 (Rijeka Absenteeism de respuesta 49 %) pero, finalmente, se eliminaron
Scale; Lalic y Hromin, 2012). Se decidió el uso de este aquellos que contenían más del 25 % de los datos in-
instrumento debido a que valoraba la actitud de los parti- completos, con lo que la muestra longitudinal estuvo
cipantes ante el absentismo y las conductas de tomar constituida por 116 participantes.
permisos por enfermedad más allá de lo necesario o in-
currir en ausencias no justificables, en lugar de ofrecer
una medida del número de horas o días ausente del Análisis estadístico de los datos
puesto, como es frecuente en otras escalas. La escala
mostró una fiabilidad adecuada en este estudio α = .78. Se procedió al análisis exploratorio de los datos,
Las escalas completas del estudio se ofrecen en el anexo. mediante el programa SPSS 22.0 y la macro PROCESS
para SPSS (Hayes, 2013). Para determinar si la modera-
Se valoró como variable sociodemográfica en el T1 la ción de la SOC en la relación entre predictores y criterios
edad. se cumple se recurrió a los indicadores del modelo de re-
gresión, coeficientes no estandarizados (b), errores es-
tándar, niveles de probabilidad asociados a los estadísti-
Procedimiento cos de contraste y, especialmente a los IC (intervalos de
confianza) del bootstraping de 1000 muestras (con un
Para reclutar a los participantes, se presentó un nivel de confianza del 95 %), para el efecto estandarizado
estudio sobre las condiciones de trabajo de los emplea- del predictor sobre el criterio en los diferentes niveles del
dos mayores a diez Pymes que resultaban accesibles al modulador.
equipo investigador, de las que ocho accedieron a parti-
cipar. La población del estudio consistió en todos los
trabajadores mayores de 55 años de las ocho empresas
participantes. Luego de obtener la autorización de las or- Resultados
ganizaciones, se procedió a la recolección de datos del
estudio, que se llevó a cabo mediante cuestionarios dis-
tribuidos en las diferentes organizaciones por el equipo Los estadísticos descriptivos y la matriz de
investigador, el cual previamente mantuvo una reunión correlaciones de las variables del estudio se muestran en
para homogeneizar los procedimientos de administración Tabla 1.
de las pruebas. Se accedió a los potenciales participantes
en sus puestos de trabajo y fueron informados de los ob-
jetivos del estudio, de la condición de anonimato de los
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 169-188. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17587 175
Tabla 1
Estadísticos descriptivos y matriz de correlaciones del estudio (N=116)
Variables M DT 1 2 3 4 5 6
1. Edad 58.40 2.67
*
2. Identificación con trabajadores mayores 2.40 0.74 -.190
*
3. SOC. Selección electiva 3.40 0.55 .080 -.18
* **
4. SOC. Selección por pérdida 3.50 0.55 -.009 .14 .35
* ** **
5. SOC. Optimización 3.70 0.45 -.020 -.03 .54 .35
* ** ** **
6. SOC. Compensación 3.70 0.48 -.020 .07 .25 .35 .49
* ** ** **
7. Absentismo 1.38 0.46 -.090 .15 .09 .07 .06 -.09
Nota. **p < .01. ***p < .001.
Tal como se puede apreciar, tanto la ITM como el con el absentismo, todas las estrategias muestran rela-
absentismo son bajos, dado que no alcanzan la media ciones positivas, aunque muy bajas, excepto la de com-
teórica de sus escalas, teniendo además poca variabili- pensación, que muestra relación negativa.
dad, especialmente el absentismo. Por el contrario, el uso
de las estrategias SOC alcanza un nivel medio en esta
muestra. La edad se relaciona con la ITM en forma ne- Moderación de las estrategias SOC en la
gativa, y en forma positiva con la estrategia de selección relación entre ITM y absentismo
electiva, aunque se trata de un valor sin significación
estadística (r = .08). Asimismo, la ITM se relaciona de
En la Tabla 2 se muestran los resultados relativos a los
forma negativa con la estrategia de selección electiva y
análisis de regresión lineal en los que se ha aplicado el
de optimización, aunque con diferentes niveles de signi-
procedimiento PROCESS. En primer lugar, los resultados
ficación estadística, mientras que se relaciona positiva-
no apoyan la moderación de las estrategias de selección
mente con la selección por pérdida. Por otra parte, la
electiva en la relación entre ITM y absentismo. Como
ITM tiene relaciones positivas con la estrategia de com-
puede apreciarse en la Tabla 2, los resultados indican que
pensación y con el absentismo, pero no son estadística-
el nivel de probabilidad asociado al término de
mente significativas. Finalmente, todas las estrategias del
interacción no es significativo y que el incremento de la
modelo SOC se relacionan entre sí de forma estadística-
varianza explicada tampoco lo es. Además el intervalo de
mente significativa y positiva. En cuanto a la relación
confianza contiene el cero.
Tabla 2
Análisis de Regresión Lineal Múltiple para moderación de las estrategias de selección electiva y selección por pérdida
en la relación entre ITM y absentismo
Absentismo (T2)
Variables predictoras a
B EE t LLCI ULCI
ITM (T1) .490 .41 1.16 -.34 1.31
Estrategia SOC selección electiva (T1) .340 .27 1.25 -.20 0.88
Interacción ITM x Selección electiva -.100 .11 -.920 -.33 0.12
2
R .040
2
∆R asociado al término de interacción .007
F 1.67 .85
a
Nota. N = 116. Coeficientes no estandarizados B.
*p < .05. **p < .01. ***p < .001.
176 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 169-188. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17587
Además, los resultados del bootstraping de 1000 cuando ésta es alta [Estrategia de Selección por pérdida
muestras evidencian que no hay ningún nivel de la varia- alta (M+1DT); B = .02, EE = .07, t = 0.30, p = .76], lo
ble moduladora en que el efecto de regresión sea signifi- cual confirma que se refuta la hipótesis.
cativo, aunque la significación es tendencial cuando la
selección es baja [Estrategia Selección electiva baja (M- En tercer lugar, los resultados muestran que existe una
1DT); B = .18; EE = .10, t = 1.77, p = .07 vs. Estrategia moderación de la estrategia de optimización en la
de Selección electiva alta (M+1DT); B = .07, EE = .07, relación entre la ITM y el absentismo. El término de in-
t = 0.97, p = .33]. Por lo tanto, debemos concluir que no teracción tiene asociado un nivel de probabilidad esta-
se ha encontrado evidencia que apoye la propuesta de un dísticamente significativo, como se aprecia en la Tabla 3,
papel modulador de la estrategia de selección electiva en el incremento de la varianza explicada que va unida al
la relación entre ITM y absentismo término de interacción también es significativo. Además,
el intervalo de confianza para los coeficientes no contiene
En segundo lugar, los resultados, que se muestran en el cero en ningún caso. Los resultados del análisis nos
la Tabla 2, evidencian que las estrategias de selección muestran que el efecto condicional del predictor sobre el
por pérdida tampoco moderan la relación entre la ITM y criterio es significativo cuando las estrategias de
el absentismo. Nuevamente el nivel de probabilidad aso- optimización son bajas [Estrategia optimización baja (M-
ciado al término de interacción y su incremento de va- 1DT); B = .26, EE = .09, t = 2.75, p < .00], pero pierde
rianza explicada no son significativos, e igual que en el su significación cuando las estrategias son altas [Estrate-
caso anterior, el intervalo de confianza contiene el cero. gia de optimización alta (M+1DT); B = .02, EE = .07,
Los resultados del procedimiento de bootstraping per- t = 0.47, p = .63].
miten apreciar que, aunque la interacción no alcanza la
significación estadística, es cierto que el efecto es signi- Para graficar la interacción se emplean los valores del
ficativo si la estrategia de selección por pérdida es baja modulador con +/- 1 DT y se encuentran los resultados
[Estrategia Selección por pérdida baja (M-1DT); B = .21, representados en la Figura 1.
EE = .09, t = 2,21, p = .02], y pierde su significación
1,6
1,55
1,5
1,45
Absentismo
1,4
1,35
1,3
1,25 SOCoptimizacBaja
1,2
SOCoptimizAlta
1,15
1,1
ITMBaja ITMAlta
Figura 1. Gráfico de interacción Moderación de optimización en la relación entre ITM y absentismo
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 169-188. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17587 177
Tabla 3
Análisis de Regresión Lineal Múltiple para moderación de las estrategias de optimización y compensación en la relación
entre ITM y absentismo
Absentismo (T2)
Variables predictoras a
B EE t LLCI ULCI
ITM (T1) 1.11* .46 2.31* .19 2.04
Estrategia SOC optimización (T1) .67* .29 2.39* .09 1.25
Interacción ITM x Optimización -.25* .12 -2.21* -.49 -0.03
2
R .07*
2
∆R asociado al término de interacción .04*
F 2.65* 4.89
ITM (T1) .87* .39 2.23* .10 1.65
Estrategia SOC compensación (T1) .37* .25 1.47* -.13 0.87
Interacción ITM x compensación -.20* .10 -2.00* -.40 -.002
2
R .07*
2
∆R asociado al término de interacción .04*
F 2.68* 4.01
a
Nota. N = 116. Coeficientes no estandarizados B
*p < .05. **p < .01. ***p < .001.
En cuarto lugar, los resultados muestran que existe nificativo cuando las estrategias de compensación son
una moderación de la estrategia de compensación en la bajas [Estrategia compensación baja (M-1DT); B = .21,
relación entre la ITM y el absentismo. El estadístico de EE = .08, t = 2.62, p <.00], pero se vuelve débil y pierde
contraste asociado al término de interacción indica que su significación cuando éstas son altas [Estrategia com-
éste es significativo y que también lo es el porcentaje de pensación alta (M-1DT); B =.02, EE = .07, t = 0.21,
varianza explicada que se incrementa con el añadido de p = .83].
la interacción, tal como se visualiza en la Tabla 3. El in-
tervalo de confianza para el término de interacción no Los resultados se representan en la Figura 2, a
incluye el cero. Los resultados muestran que el efecto de continuación.
la ITM en el absentismo es fuerte y estadísticamente sig-
1,7
1,6
Absentismo
1,5
1,4
1,3
SOC Compensación Baja
1,2
SOC Compensación Alta
1,1
ITMBaja ITMAlta
Figura 2. Gráfico de interacción Moderación de compensación en la relación entre ITM y absentismo
178 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 169-188. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17587
tigación sobre job crafting o adaptación del puesto (Bak- jubilación real en España aún es inferior a la edad legal,
ker, Tims y Derks, 2012), que muestra que los emplea- lo cual ha incrementado la dificultad de encontrar parti-
dos pueden implicarse proactivamente en la búsqueda de cipantes idóneos para este estudio.
recursos que les permitan mejorar su desempeño. Por
otra parte, es posible que la compensación y la optimiza- Finalmente es importante señalar que este estudio
ción sean variables instrumentales que los empleados ofrece interesantes aportaciones de cara a la intervención
con mayores niveles de tesón o responsabilidad aplican con los trabajadores mayores. Por una parte, las organi-
para evitar que los factores psicosociales negativos del zaciones deberían tomar en consideración el uso prefe-
ambiente de trabajo deterioren su rendimiento. Sin em- rente de unas estrategias antes que otras para adaptar los
bargo, hay que hacer una llamada de atención acerca del puestos de trabajo a los trabajadores mayores a fin de
peligro que estas estrategias pueden implicar si se las retenerlos en activo (De Los Ríos, Herrera y Guillen To-
aplica a largo plazo. Al igual que ha sido sólidamente rres, 2015. Por otra, los orientadores, psicólogos profe-
establecido en el ámbito del estrés (Topa, Guglielmi y sionales y gestores de RRHH pueden diseñar actividades
Depolo, 2016), las estrategias que suponen invertir ma- de asesoramiento y guía para mostrar a los empleados
yores esfuerzos para compensar las pérdidas de recursos mayores cómo optimizar y compensar su funcionamiento,
pueden acabar en fatiga y agotamiento a largo plazo. Por a fin de reducir los efectos indeseables del deterioro
último, hay un conjunto importante de aspectos psicoso- asociado a la edad en los resultados). Por último, los
ciales que no se han analizado en esta investigación y propios trabajadores pueden activamente buscar y poner a
podrían estar jugando un papel en las relaciones entre prueba diversos mecanismos que les ayuden a reducir
ITM –SOC– y absentismo, como los aspectos atencio- tales efectos del deterioro en sus conductas laborales
nales y la regulación de las emociones por parte de los (Mohanty, 2014). En este sentido, la planificación a
trabajadores de mayor edad (Ballesteros, 2015; Hariha- medio y largo plazo de la propia carrera laboral puede ser
ran, Adam, Astor y Weinhardt, 2015). una herramienta útil que permita anticipar los cambios
que afectarán a la persona y adaptarse a ellos de manera
A pesar de la aplicación de un diseño longitudinal, más eficaz.
que permite enriquecer de manera significativa el debate
en curso sobre el proceso de envejecimiento en el tra-
bajo, arrojando luz sobre el papel desempeñado por la
ITM y las estrategias individuales para minimizar sus
efectos, el presente estudio presenta algunas limitaciones
que deben ser reconocidas. En primer lugar, el uso de
cuestionarios autoinformados puede estar asociado al
sesgo común del método de varianza y al riesgo de sub-
jetividad. Sin embargo, este estudio tuvo como objetivo
explorar el papel de las percepciones de los empleados
sobre la ITM y el absentismo, así como el papel media-
dor de las SOC. Por lo tanto, el uso de instrumentos per-
ceptivos (es decir, subjetivos) representó la opción más
adecuada para profundizar en estos constructos. Por otra
parte, el tamaño de la muestra relativamente pequeño
podría haber disminuido el poder estadístico de los análi-
sis y, en consecuencia, la oportunidad de generalizar los
resultados obtenidos a toda la población trabajadora.
Aun así, no debe olvidarse que la población de trabaja-
dores mayores de 55 años que permanecen en activo en
España tampoco es muy numerosa dado que la edad de
180 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 169-188. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17587
Di Marco, D., López-Cabrera, R., Arenas, A., Giorgi, G., process: advancing conservation of resources theory.
Arcangeli, G., & Mucci, N. (2016). Approaching Applied Psychology, 50(3), 337-421.
the Discriminatory Work Environment as Stressor:
The Protective Role of Job Satisfaction on Health. Johns, G. y Miraglia, M. (2015). The reliability, validity,
Frontiers in Psychology, 7, e1313. and accuracy of self-reported absenteeism from
http://doi.org/10.3389/fpsyg.2016.01313. work: A meta-analysis. Journal of Occupational
Health Psychology, 22(1), 1-15.
Elliott, L., Kennedy, C. y Raeside, R. (2015). http://dx.doi.org/10.1037/a0037754
Professional role identity in shaping community
nurses' reactions to nursing policy. Journal of Kagan, S. H. y Meléndez-Torres, G. J. (2015). Ageism in
Nursing Management, 23(4), 459-467. nursing. Journal of Nursing Management, 23(5),
http://dx.doi.org/10.1111/jonm.12153 644-650. http://dx.doi.org/10.1111/jonm.12191
Freund, A. M. (2006). Age-differential motivational Kunze, F., Boehm, S. A. y Bruch, H. (2010). Age
consequences of optimization versus compensation diversity, age discrimination climate and
focus in younger and older adults. Psychology and performance consequences-a cross organizational
Aging, 21(2), 240-252. study. Journal of Organizational Behavior, 32(2),
http://dx.doi.org/10.1037/0882-7974.21.2.24 264-290. http://dx.doi.org/10.1002/job.698
Garstka, T. A., Schmitt, M. T., Branscombe, N. R. y Lalic, H. y Hromin, M. (2012). Presenteeism towards
Hummert, M. L. (2004). How young and older absenteeism: manual work versus sedentary work,
adults differ in their responses to perceived age private versus governmental: A Croatian review.
discrimination. Psychology and Aging, 19(2), 326. Collegium Antropologicum, 36(1), 111-116.
http://dx.doi.org/10.1037/0882-7974.19.2.326
Lyons, B., L. Wessel, J., Chiew Tai, Y. y Marie Ryan, A.
Hariharan, A., Adam, M. T., Astor, P. J. y Weinhardt, C. (2014). Strategies of job seekers related to age-
(2015). Emotion regulation and behavior in an related stereotypes. Journal of Managerial
individual decision trading experiment: Insights Psychology, 29(8), 1009-1027.
from psychophysiology. Journal of Neuroscience, http://dx.doi.org/10.1108/JMP-03-2013-0078
Psychology, and Economics, 8(3), 186-202.
http://dx.doi.org/10.1037/npe000004 Lytle, M. C., Clancy, M. E., Foley, P. F. y Cotter, E. W.
(2015). Current Trends in Retirement: Implications
Harrison, D. A. y Price, K. H. (2003). Context and for Career Counseling and Vocational Psychology.
consistency in absenteeism: Studying social and Journal of Career Development, 42(3), 170-184.
dispositional influences across multiple settings. http://dx.doi.org/10.1177/0894845314545785
Human Resource Management Review, 13(2), 203-
225. http://dx.doi.org/10.1016/s1053- Michinov, E., Fouquereau, E. y Fernandez, A. (2008).
4822(03)00013-5 Retirees' Social Identity and Satisfaction with
Retirement. The International Journal of Aging and
Hayes, A. F. (2013). Introduction to mediation, Human Development, 66(3), 175-194.
moderation, and conditional process analysis: A http://dx.doi.org/10.2190/AG.66.3.a
regression-based approach. New York, NY:
Guilford Press. Mohanty, M. S. (2014). What determines happiness?
Income or attitude: Evidence from the U.S.
Hobfoll, S. E. (2001). The influence of culture, longitudinal data. Journal of Neuroscience,
community, and the nested-self in the stress
182 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 169-188. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17587
Psychology, and Economics, 7(2), 80-102. meets gender. Journal of Managerial Psychology,
http://dx.doi.org/10.1037/npe0000019 29(8), 1028-1043. http://dx.doi.org/10.1108/JMP-
07-2012-0204
Mortensen, E. L., Flensborg-Madsen, T., Molbo, D.,
Fagerlund, B., Christensen, U., Lund, R., … y Sanders, M. (2009). Job Design Factors in the Workplace
Avlund, K. (2014). The Relationship between that Support Successful Aging for Older Workers
Cognitive Ability and Demographic Factors in Late (tesis doctoral), Walden University, MN.
Midlife. Journal of Aging and Health, 26(1), 37-53.
http://dx.doi.org/10.1177/0898264313508780 Segura, A. y Topa, G. (2016). Successful Aging at work:
Psychometric properties of the Spanish version of
Mudaly, P. y Nkosi, Z. Z. (2015). Factors influencing Selection, Optimization and Compensation
nurse absenteeism in a general hospital in Durban, questionnaire. Brief report.
South Africa. Journal of Nursing Management,
23(5), 623-631. Snape, E. y Redman, T. (2003). Too old or too young?
http://dx.doi.org/10.1111/jonm.12189 The impact of perceived age discrimination. Human
Resource Management Journal, 13(1), 78-89.
Nosraty, L., Enroth, L., Raitanen, J., Hervonen, A. y http://dx.doi.org/10.1111/j.1748-
Jylha, M. (2015). Do Successful Agers Live 8583.2003.tb00085.x
Longer? The Vitality 90 Study. Journal of Aging
and Health, 27(1), 35-53. Stoddart, K., Bugge, C., Shepherd, A. y Farquharson, B.
http://dx.doi.org/10.1177/0898264314535804 (2014). The new clinical leadership role of senior
charge nurses: a mixed methods study of their views
Peng, H. y Pierce, J. (2015). Job-and organization-based and experience. Journal of Nursing Management,
psychological ownership: Relationship and 22(1), 49-59. http://dx.doi.org/10.1111/jonm.12008
outcomes. Journal of Managerial Psychology,
30(2), 151-168. http://dx.doi.org/10.1108/JMP-07- Strawbridge, W. J., Wallhagen, M. I. y Cohen, R. D.
2012-0201 (2002). Successful aging and well-being self-rated
compared with Rowe and Kahn. The Gerontologist,
Preacher, K. J. y Hayes, A. F. (2008). Asymptotic and 42(6), 727-733.
resampling strategies for assessing and comparing http://dx.doi.org/10.1093/geront/42.6.727
indirect effects in multiple mediator models.
Behavior Research Methods, 40(3), 879-891. Topa, G. y Alcover, C. M. (2015). Psychosocial factors in
http://dx.doi.org/10.3758/BRM.40.3.87 retirement intentions and adjustment: a multi-sample
study. Career Development International, 20(4),
Redman, T. y Snape, E. (2006). The Consequences of 384-408. http://dx.doi.org/10.1108/CDI-09-2014-
Perceived Age Discrimination Amongst Older 0129
Police Officers: Is Social Support a Buffer? British
Journal of Management, 17(2), 167-175. Topa, G., Guglielmi, D. y Depolo, M. (2016). Effort–
http://dx.doi.org/10.1111/j.1467-8551.2006.00492.x reward imbalance and organisational injustice
among aged nurses: a moderated mediation model.
Rowe, J. W. y Kahn, R. L. (1998). Successful aging: The Journal of Nursing Management, 24(6), 834-842.
MacArthur foundation study. New York: Pantheon http://dx.doi.org/10.1111/jonm.12394
Books.
Topa, G., Jiménez, I., Valero, E. y Ovejero, A. (2016).
Ruggs, E., R. Hebl, M., Singletary Walker, S. y Fa-Kaji, Resource Loss and Gain, Life Satisfaction, and
N. (2014). Selection biases that emerge when age Health among Retirees in Spain Mediation of Social
ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 169-188. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.17587 183
identification with older workers. The main objective of power of OWI on absenteeism among workers over 55
this work is to explore the moderating role of Selection, years.
Optimization and Compensation strategies in the rela-
tionship between Older Worker Identity and absentee-
ism.
Absenteeism
In addition, while selection can be proactive or Statistical analysis of the data was carried out using
reactive, optimization and compensation come into play the SPSS 22.0 program and the PROCESS macro for
when the means necessary to achieve goals are lacking. SPSS (Hayes, 2013).
Existing empirical research is scarce (Demerouti, Leiter,
& Bakker, 2014), but suggests that strategies can play a
modulating role in the relationships between the psycho- Results
social context and older employees’ behavior at work.
Regarding correlational analysis, age is negatively
In summary, the main objective of the present study related to OWI, and positively to the elective selection
is to explore the relationship between OWI, SOC strate- strategy. Likewise, OWI is negatively related to the
gies and absenteeism among employees over 55 years. strategy of elective selection and optimization, albeit with
The specific objective is to evaluate the relationship different levels of statistical significance, while it is
between OWI, assessed at Time 1, and absenteeism, as- positively related to selection by loss. On the other hand,
sessed at Time 2, and the possible modulating role of OWI has positive relations with the compensation strat-
SOC strategies (assessed at Time 1) in this relationship. egy and with absenteeism, but they are not statistically
The potential findings will allow us to know if those significant. Finally, all strategies of the SOC model are
workers with reduced use of SOC strategies show a related to each other in a statistically-significant and
higher impact of OWI on absenteeism, while those who positive way. As for the relationship with absenteeism, all
resort to a high use of SOC strategies show a lower im- strategies show positive relationships, although very low,
pact of OWI on absenteeism. except for compensation, which shows a negative
relationship.
egy (M + 1DT); B = .02, EE = .07, t = 0.47, p = .63]. The use of optimization and compensation strategies re-
Fourth, the results show that there is a moderation of the duces the negative impact of OWI on senior absenteeism.
compensation strategy in the relationship between OWI That is, workers using compensation and optimization
and absenteeism. The contrast statistic associated with strategies are able to keep their levels of absenteeism free
the interaction term indicates that this is significant and from the negative effect of OWI, while those who do not
that it is also the percentage of explained variance that use such strategies show a more intense relationship
increases with the addition of the interaction. The confi- between OWI and absenteeism.
dence interval for the interaction term does not include
zero. The results show that the effect of OWI on absen- As for the theoretical implications of this work, we
teeism is strong and statistically significant when com- must point out, firstly, that the key assertion of the re-
pensation strategies are low [Low Compensation Strat- source conservation theory (Hobfoll, 2001) seems to be
egy (M-1DT); B = .21, EE = .08, t = 2.62, p < .00], but confirmed, concerning the difficulty of people suffering
becomes weak and loses its significance when these are negative assessments in their work environment to
high [High Compensation Strategy (M-1DT); B = .02, maintain optimum performance and recover from losses
EE = .07, t = 0.21, p = .83]. suffered, as other researchers stated (Topa, Jiménez,
Valero, & Ovejero, 2016). Secondly, although both opti-
mization and compensation are aimed at increasing peo-
ple's resources, it seems that there are substantial differ-
Discussion ences between them. Optimization is the process that is
aimed at acquiring necessary resources, such as devel-
This study supports our proposal regarding the oping new skills, modifying others that are already pos-
modulating role of SOC strategies in the relationship sessed to be more effective, using one's personal energy
between OWI and absenteeism in older workers, but to achieve goals. When individuals' personal resources
only for some strategies. The findings show that the suffer a decline, or are lost, such as OWI, compensation
overall objective of the study has been only partially and optimization strategies become essential to self-
achieved and raise new research questions that will en- regulate performance and prevent deterioration in tangi-
courage future work. This achievement, although partial, ble outcomes, such as absenteeism. The role of compen-
corroborates the basic assumption of the successful aging sation and optimization is consistent with the latest line
approach at work, by showing that some SOC strategies of job crafting research, which shows that employees can
affect the impact that the negative working environment proactively engage in the search for resources to improve
(OWI) can have on absenteeism of workers over 55 their performance. However, attention should be drawn to
years of age. Up to the present, an important body of the danger that these strategies may pose if applied in the
empirical research had been developed that supported the long run. Strategies involving greater efforts to com-
positive impact of social identification on the work – pensate for resource losses can lead to long-term fatigue
group, organizational and professional– on the attitudes and exhaustion.
and behaviors of organizational members. However, this
study goes a step further, exploring the negative conse-
quences of identification with a socially devalued cate- Implications for intervention
gory, such as older ones. Moreover, this study extended
the existing research, since the moderation of SOC strat- Finally, it is important to point out that this study
egies in the relationship between psychosocial anteced-
offers interesting contributions to the intervention with
ents and employees' attitudes or behavior has not been
older workers. On the one hand, organizations should
little explored in Spanish samples. Although the results take into account the preferential use of one strategy over
of our work do not guarantee that all strategies have
others to adapt jobs to older workers in order to keep
modulating role, the findings regarding optimization and
them active. On the other hand, counselors, professional
compensation do and deserve a more detailed discussion.
188 ACCIÓN PSICOLÓGICA, diciembre 2016, vol. 13, nº. 2, 169-188. ISSN: 1578-908X http://dx.doi.org/10.5944/ ap.13.2.17587