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Reporte de Lectura

Tripp, Paul David, Llamamiento peligroso, Traducción Cynthia Piñeda Canales, Published
by Crossway, Wheaton, 2012.

Raymer Xool Sáenz

Capítulo 1 “Encaminado hacia el desastre”

La primera parte es un testimonio que desemboca en la idea de no cerrarnos a las ideas que
nosotros tenemos de nosotros mismos. Pensar que como somos agentes ministeriales
tenemos una visión concreta, total y objetiva de nuestra vida y carácter. La cuestión es
mantenernos abiertos a la idea de un proceso de regeneración, que sigue transformando
nuestra vida, en el cual influyen muchos factores, desde la misma sagrada escritura, hasta la
opinión y crítica de nuestros compañeros y hermanos. En ese sentido, creamos una
dicotomía en nuestra vida, y la dividimos en personal y ministerial (profesional en el caso
pastoral). El autor seguidamente enumera 3 tipos de ideas fundamentales que son las que
crean un tipo de ceguera espiritual que nos impiden avanzar con agentes ministeriales.
1)Dejé que el ministerio definiera mi identidad. Este problema nace cuando te hablas a ti
mismo de un evangelio meramente a tu manera, a tu forma de pensar. Así, uno mismo crea
una identidad que se cree debe tener. Pero existe realmente 2 lugares donde sacamos estas
ideas de nuestra identidad. Una vertical, quien eres en Cristo, que es la primera y más
importante, y también está la horizontal, que viene de nuestras situaciones, experiencias y
relaciones de la vida diaria. El problema es cuando dejamos que las ideas horizontales
moldeen lo ministerial, lo cual sólo viene del ámbito vertical. El ser pastor visto desde un
punto de vista horizontal traer muchos problemas y situaciones apremiantes. Nos centramos
en ayudar a reconocer que necesitan la gracia regeneradora de Dios, y olvidamos que
nosotros también necesitamos esa gracia en nuestra vida. Hacemos de nuestra fe algo
profesional, lo hacemos un trabajo. Hemos dado una identidad del ministerio no
precisamente en términos bíblicos, y es por ello por lo que esa identidad es deficiente. En
un sentido hemos estado alejados de la idea de no estar necesitados de la gracia de Dios en
nuestra vida. Esta forma de vivir no nos permite ser sensibles a la realidad de nuestra
relación personal con Dios. En cierta forma comprendo la idea del autor en cuanto que no
debemos dejar que la cuestión horizontal defina nuestra identidad en la cuestión ministerial,
pero es que, en términos bíblicos, el ministerio que se nos ha heredado como hijos de Dios,
define toda nuestra vida, nuestra forma de ver el mundo y hasta nuestro mismo carácter,
obviamente en todo en términos bíblicos. 2) Dejé que la enseñanza bíblica y el
conocimiento teológico definieran mi madurez. Desde los seminarios se nos enseña una
forma académica de ver la fe, y esto ha llegado a definir nuestra forma de vivirla en esos
términos. A los estudiantes les es demasiado fácil apoyar incondicionalmente la creencia de
que la madurez bíblica se trata de la precisión del conocimiento teológico y de la entereza
de su enseñanza bíblica. Realmente, la madurez se trata de cómo vives tu vida. Es posible
ser teológicamente astuto y ser muy inmaduro. Es posible ser bíblicamente culto y tener
una importante necesidad de crecimiento espiritual. Todo esto es cierto y a la vez falso,
porque hemos tomado un estilo de estudio académico mundano para la reflexión bíblica,
utilizamos los términos académicos de investigación del mundo al estudio de la sagrada de
la escritura. Así como la academia exterior ha ramificado las diferentes tipos de disciplinas
de estudio, hemos intentado hacer lo mismo en el estudio de la biblia, creando diferentes
tipos de “teologías”, sistemáticas, prácticas, espirituales, pastorales, etc… siendo en sentido
básico, todo parte de lo mismo. No se nos enseña a dividir para comprender mejor, pero no
a integrar fielmente todas esas teologías en algo que realmente podamos vivir y practicar,
no dejando de lado nada. 3) Confundí el éxito del ministerio con el respaldo que dios le
daba a mi estilo de vida. Pensamos que el hecho de que nos esté yendo “bien” en el
trabajo ministerial de nuestras iglesias, y que esto se demuestre en símbolos de crecimiento
espiritual y numérico, significa que Dios nos respalda en todas las cosas que hacemos y eso
también incluye nuestra vida personal, pero eso nos del todo cierto. Llegamos a decir que si
en realidad algo estuviera mal, pues Dios no nos bendeciría tanto en nuestros trabajos de la
Iglesia. Pero no es así, Dios nos puede estar usando de bendición a su iglesia, aún cuando
nosotros vivamos en un error. En todo sentido nos adjudicamos los beneficios del éxito
hacia nosotros, y no hacia Dios, pues de Él es el ministerio, y también sus frutos.

Capítulo 2 “Una y otra vez”

El problema de identidad ministerial y sus consecuencias no es nada nuevo, ni ocasional, es


algo que se viene repitiendo. Todos pasan o habrán pasado por esta situación, y es por ello
que es necesario atender a esta problemática. Debe haber un pastoreo hacia todos nosotros
que no hemos podido ubicarnos en nuestra identidad, hace falta esa pastoral. El autor en
este ministerio de acompañamiento hace la pregunta: ¿cómo está el evangelio de Jesucristo
formando y transformando el corazón de este pastor y de la cultura local de su ministerio?
Muchos pastores viven con la idea de querer vivir una vida fingida, una vida de la cual ellos
no son ellos mismos, y eso en un punto llega a derrotarlos. He aquí el autor nos enumera
algunas señales que nos hacen darnos cuenta de un pastor perdiendo su camino. 1) él
ignoró la clara evidencia de los problemas. La evidencia lo rodeaba por todos lados y, sin
embargo, él simplemente no prestó atención. La habilidad para no dar respuestas a
preguntas personales era evidencia de que se está perdiendo el rumbo. Cuando hay
evidencias de problemas, pero uno lo niega, ignora o justifica, es que ya estamos perdiendo
el rumbo. Nos engañamos a nosotros mismo al decir que no existen los problemas en
nosotros. En vez de reconocerlo y ponernos en manos de Dios, preferimos huir de nuestra
responsabilidad. (Como todo libro de autoayuda ¿no?, hay que reconocer que tenemos un
problema). 2) Estaba ciego a los problemas de su propio corazón. Uno de los
componentes más aterradores del pecado remanente es el engaño. Es una realidad que es
vital reconocer y confesar. El pecado ciega. Verás, tú y yo poseemos dos sistemas de
visión. Están nuestros ojos físicos que nos permiten ver el universo físico que nos rodea y
están los ojos de nuestro corazón que nos ayudan a “ver” las realidades espirituales que es
vital que veamos si es que vamos a ser lo que fuimos diseñados para ser y vamos a hacer lo
que fuimos diseñados para hacer. El pecado causa estragos en nuestra visión espiritual.
Aunque somos capaces de ver el pecado de los demás con claridad y detalle, tenemos la
tendencia a cegarnos con el nuestro. Y el aspecto más peligroso de esta condición, que de
por sí ya es peligrosa, es que las personas espiritualmente ciegas tienden a estar ciegas a su
ceguera. 3) a su ministerio le hacía falta devoción. Lo que le da a un ministerio sus
motivos, perseverancia, humildad, gozo, ternura, pasión y gracia es la vida devocional del
que está ministrando. Cuando todos los días admito qué tan necesitado estoy, todos los días
medito en la gracia del Señor Jesucristo y todos los días me alimento de la sabiduría
restauradora de Su Palabra, estoy motivado para compartir con los demás la gracia que
todos los días estoy recibiendo de las manos de mi Salvador. El tener un ministerio que se
alimenta de la devoción personal tiene sus raíces en la confesión humilde y sale profundo
del corazón. 4) él mismo no se estaba predicando el evangelio. Si tú estás en el ministerio
y no te estás recordando una y otra vez el ahora mismo del evangelio, es decir, los
beneficios del en este mismo momento de la gracia de Cristo, vas a estar buscando en otro
lado para obtener lo que sólo se puede encontrar en Jesús. Si no estás alimentando tu alma
con las realidades de la presencia, promesas y provisión de Cristo, le vas a pedir a la gente,
a las situaciones y a las cosas a tu alrededor que sean el mesías que ellos nunca pueden ser.
5) no estaba escuchando a las personas que estaban más cerca de él. Tenemos que estar
prestos a todo tipo de amonestación que podamos recibir de nuestros más cercanos;
tenemos que estar abiertos a escuchar, no cerrarnos e ignorar, porque puede ser que por
medio de nuestros cercanos, Dios nos esté hablando y amonestando a cambiar ámbitos de
nuestra vida. 6) su ministerio se volvió agobiante. Has perdido de vista el evangelio en tu
vida personal; sientes una creciente falta de conexión entre tu vida privada y tu imagen
ministerial pública; tu ministerio y a no se alimenta más por tu propia adoración; te sientes
incomprendido por los que te rodean; te sientes injustamente criticado por los de tu casa;
piensas que tú y tu liderazgo no son tratados con el aprecio que se merecen; y cada vez
estás más espiritualmente vacío porque estás buscando la vida espiritual donde no se puede
encontrar. El impacto de todas estas cosas juntas es que cada vez ves a tu ministerio menos
y menos como un privilegio y un gozo y más y más como una carga y un deber. 7) él
comenzó a vivir en silencio. Hay dos cosas aquí que contribuyen. La primera, cuando las
personas son tu mesías sustituto (necesitas su respeto y apoyo con el fin de seguir adelante).
La segunda cosa que contribuye: el miedo. Entre más separación y discontinuidad haya
entre los detalles reales de mi vida personal y mi confesión pública y mi imagen pública,
más voy a tener la tendencia de tener miedo de que me conozcan. Todo esto quiere decir
que ya no me estoy beneficiando de los ministerios del cuerpo de Cristo que dan
discernimiento, protegen, alientan, advierten, previenen y restauran. Estoy tratando de
hacer lo que ninguno de nosotros puede hacer – espiritualmente hacerlo por mi cuenta. El
cristianismo autónomo nunca funciona porque nuestra vida espiritual fue diseñada por Dios
para ser un proyecto comunitario. 8) él comenzó a cuestionar su llamamiento. Debido a
que no me estoy viendo con exactitud, y porque el ministerio ha llegado a ser agobiante, en
vez de examinar mi carácter y mis respuestas, voy a tener la tendencia de comenzar a
cuestionar si estuvo bien pensar que fui llamado al ministerio. O estoy intentando hacer
algo para lo cual no fui llamado o estoy pensando y haciendo las cosas equivocadas en
medio del ministerio al que claramente fui llamado. Cuando tenemos la visión cegada por
una forma de ministerio horizontal es muy difícil que nos demos cuenta de que el asunto no
está en las circunstancias, sino en nosotros mismos. 9) cedió ante las fantasías de otra
vida. Todo esto condujo a una esperanza, un sueño: salirse. Este es el final resultado de una
serie de eventos que han alimentado un “ministerio” frustrado. Mientras más lo piensa uno,
se ve más viable el dejarlo todo e irse. No por algo saludable, sino por toda la negatividad
con la que hemos estado alimentando una visión errónea de lo que en realidad es el
pastorado.

Reporte de lectura
Generar, J.D., Evangelio, Nashville, TN: B&H Publishing Groupon, 2018.
Raymer Xool Sáenz
Capítulo 1: El evangelio perdido
¿realmente falta el evangelio? Ser capaz de expresar el evangelio con exactitud académica
es una cosa, y que su verdad cautive nuestra alma es muy diferente. El evangelio no es
solamente nuestra entrada al cielo sino también es el fundamento por el cual nosotros ahora
vivimos, debe ser la fuente de la cual fluye todo lo demás. El objetivo del evangelio es
producir un tipo de persona rebosante de pasión por Dios y amor por los demás.
Convertirse a Jesús es aprender a adorar a Dios de una manera tal que con gusto
renunciamos a todo lo que tenemos para seguirlo.¿Cómo aprendemos a amar a Dios? Este
es el dilema del mandamiento más importante. recibir la orden de amar a alguien por quien
no sientes ningún afecto natural se vuelve fastidioso. el amor por Dios es un mandamiento
en la escritura, pero sólo puede cumplirse verdaderamente cuando nuestros ojos se abren
para ver la belleza de Dios revelada en el evangelio. entonces realmente podemos decir que
el amor por Dios nace luego de experimentarlo. cuando nos concentramos solamente en el
cambio de comportamiento ignoramos el problema real un corazón que no quiere amar a
Dios. ¿Qué es el crecimiento verdadero? Jesús le dijo a sus discípulos que la única forma de
llegar a la felicidad y llevar frutos era permanecer en él. El verdadero fruto proviene
solamente de permanecer en Jesús. la palabra permanecer de origen griego -menó -
significa literalmente hacer tu hogar en. cuando hacemos nuestro hogar en su amor, y nos
empapamos de él el fruto espiritual comienza a aparecer naturalmente.el verdadero fruto
espiritual proviene de dejarse arrastrar a un encuentro íntimo y amoroso con Jesucristo. Su
amor es el suelo en el que crece el fruto del espíritu. Permanecer en Jesús significa entender
que su aceptación de nosotros es la misma independientemente de la cantidad de fruto
espiritual que hayamos dado.permanecer en Jesús producirá el fruto del espíritu en ti, pero
no porque te concentres particularmente ninguna de esas cosas. Dios desea un pueblo que le
desea y que lo sirva porque lo ama. Pablo dice que todo lo que hagamos por Dios que no
esté motivado por el amor a él, a fin de cuentas carece de valor. Sin amor incluso la
devoción más extrema Dios carece de valor para él. El evangelio y sólo el evangelio tiene
el poder de generar amor por Dios en el corazón. La religión puede decirte qué hacer y
cómo vivir tu vida pero sólo el evangelio te da el poder para hacerlo. el evangelio no sólo
genera obediencia, sino un tipo nuevo de obediencia, una obediencia que es agradable a
Dios y deliciosa para ti. El evangelio genera una obediencia motivada por el deseo. las
disciplinas espirituales tienen su lugar pero nada puede reemplazar el cambio orgánico en el
corazón a través del Evangelio. entonces el evangelio no es sólo la forma de comenzar en
Cristo es la forma en que crecemos en él. Debemos entender que todas las demás virtudes
cristianas fluyen de él.el crecimiento en Cristo nunca es ir más allá del Evangelio sino
profundizar en él. cualquiera que sea la disfunción espiritual que tienes en tu vida la cura es
el evangelio. Martín Lutero dijo que el verdadero Progreso espiritual era comenzar siempre
de nuevo. dijo que todos los días debemos abrazar el amor y la bondad de Dios, ejercitar
diariamente nuestra fe en eso sin albergar duda alguna del amor y la bondad de Dios,
siempre comenzar de nuevo con el evangelio. Dios no quiere una obediencia mecánica,
quiere un nuevo tipo de obediencia una obediencia llena de deseo y amor por él.

Capítulo 2: Porque el cambio religioso no funciona


La religión te añade cosas,te dan muchas cosas por hacer: estudios bíblicos a los que debes
ir, nuevos hábitos para tu vida, las cosas que debes decir y las que no; eso es lo que algunos
han llamado cambio mecánico. pero el evangelio no te transforma así, el evangelio te
transforma de una manera orgánica. La idea es que, si la forma de tu cristianismo es lograr
estándar de comportamiento correcto, estás encaminado al desastre. Dioses funcionales.
uno adora lo que considera más esencial para la vida y la felicidad. Cuando algo se vuelve
tan importante para ti que impulsa tu comportamiento y controla tus emociones, es porque
lo estás adorando. Estás dispuesto a decirle no a Dios para obtenerlo. La palabra hebrea
para gloria significa literalmente peso. darle Gloria algo en tu vida o adorarlo es darle tanto
peso que no podrías imaginar tu existencia sin ello. Sabemos que en última instancia la
idolatría está detrás de todos nuestros pecados. Le damos un mayor peso algo diferente de
Dios. Los seres humanos tienen algo que creen que es esencial para su vida, algo que si les
faltará no podrían sentirse felices ni satisfechos. Cualquier cosa lo están adorando desde el
punto de vista bíblico. Salvadores funcionales. desde que Adán y Eva pecaron, lo primero
que hicieron ellos fue cubrir la vergüenza de estar desnudos. Así nosotros, tratamos de
cubrir nuestra vergüenza demostrando nuestra valía de alguna forma. Encontramos algo que
nos hace diferente a los demás. echaremos mano a casi cualquier cosa para establecer
nuestro valor. la realidad es que todo el mundo busca algo para justificar su valía. entonces
llamamos Salvador extensionales a las cosas que utilizamos para establecer nuestra valía.
¿Por qué el cambio religioso no funciona? El cambio religioso, sin importar cuán bien
intencionada sea, no funciona por al menos tres razones. 1. Las actividades religiosas no
abordan las idolatrías raigales que motivan nuestro pecado. realmente nuestro pecado surge
de desear cosas con más intensidad que el deseo que sentimos por Dios. entonces
entendemos que la transformación religiosa se centra en los actos del pecado sin abordar la
idolatría que provocó este pecado en primer lugar. debemos saber que la verdadera
adoración es la obediencia a Dios sin más motivo que deleitarse en él. la verdadera religión
es cuando sirves a Dios sin esperar a obtener ninguna otra cosa que no sea más de Dios.
otra cosa que debemos entender y saber es que el ser activo, desde el punto de vista
religioso, en una iglesia, no necesariamente significa que te has convertido en un verdadero
adorador de Dios. Cuando Dios mismo es la recompensa que se busca el cristianismo se
volvió emocionante y el sacrificio alegría. 2. Cuando nuestra aceptación se basa en nuestro
desempeño, mostramos dos pecados raigales en nuestro corazón: el orgullo y el temor.
cualquier cosa que pensemos que nos hace mejores de los demás nos lleva a sentirnos
orgullosos y eso nos conduce a otros pecados. Por supuesto que en el caso contrario cuando
no nos sentimos a la altura de los demás nos desesperamos. Nuestra desesperación crea un
vacío que a menudo tratamos de llenar con los deseos de la carne. si bien la aceptación
basada en el desempeño nos empuja un ciclo de orgullo y desesperación la aceptación por
gracia de Dios produce frutos totalmente opuestos. la certeza de la presencia y aprobación
de Dios hace que nuestra sensación de desnudez y nuestro anhelo de aprobación
desaparezca. Estamos completos en él. 3. la inseguridad de siempre preguntarnos si hemos
hecho lo suficiente para ser aceptados causa resentimiento hacia Dios, no amor por él. el
verdadero amor por Dios no puede crecer cuando no estamos seguros de sus sentimientos
hacia nosotros. Cuando nuestra salvación depende de nuestro comportamiento bueno,
nuestra rectitud estará impulsada por un deseo de elevarnos ante los ojos de Dios. Esto no
es amor por Dios es autoproteccion. El evangelio nos asegura la aceptación de Dios, que se
nos da como un don obtenido por la valía de Cristo no por la nuestra. es que en respuesta a
ese don que nos sentimos impulsados a obedecer. el amor por el crece en respuesta a su
amor por nosotros. el evangelio nos vuelve a despertar a la belleza de Dios y nos inunda
con la misericordia. Nuestro comportamiento cambia porque nosotros cambiamos. también
el pecado en el corazón nace cuando deseamos la aprobación de los demás y no la de Dios.
el evangelio me muestra un Dios que es mejor que la aprobación de los demás y un Dios
más valioso que los elogios. el evangelio nos muestra que la presencia y la aprobación de
Dios son el mayor tesoro del universo. La oración del Evangelio. Esta consta de cuatro
partes, las dos primeras partes nos hacen mirar hacia nosotros mismos nos ayudan a renovar
nuestra mente en la aceptación que Dios hace de nosotros y en el valor de esa aceptación
para nosotros. la tercera parte de la oración hace considerar cómo se manifiesta la respuesta
a la gracia del Evangelio. y la cuarta parte nos ayuda a ver nuestro mundo a través del lente
del Evangelio y nos lleva a una fe audaz.

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