Вы находитесь на странице: 1из 3

DÉJAME SER PARTE DE TI

Ese miércoles de diciembre, Luciana se despertó, como cada mañana, por el lado
derecho de la cama.

Se vistió rápidamente y bajó corriendo para desayunar.

-¡Papi, mami! ¡Papi, mami! – repetía Lucy mientras bajaba las escaleras y se dirigía a la
mesa donde la esperaban sus padres, ya despiertos desde hacía dos horas.
-¡Epa! –Dijo su padre al ver a la niña sentarse a la mesa a toda prisa-.¿A qué se debe
tanta emoción?

Luciana con los ojos que parecían ofrecer un espectáculo de fuegos artificiales, le
respondió:

-Es que anoche soñé que el Padre Juan Amador me dejaba comulgar este domingo.
-¿Comulgar? Hijita. Ya te explicamos tu mamá y yo que estás muy chiquita para
comulgar.

La niña enmudeció y dos lágrimas se encargaron de hablar por ella. La madre que
se aproximaba con dos platos que contenían un huevo frito, dos panes y un vaso de
leche de vaca, porque el padre decía que no había nada más saludable que la leche
natural, intervino tratando de salvar la situación:

-Lucianita, mi amor, lo que papá quiere decir es que dentro de dos años empezarás a
prepararte, y después de eso ya estarás lista para recibir a Jesús en tu corazón.

Las gotas más cristalinas seguían saliendo recorriendo las mejillas de la pequeña
Luciana. Ella no comprendía. ¿Por qué no podía recibir a Cristo si ella quería sentirlo ya
en su corazón? Además, lo había soñado. ¿Por qué no la dejaban ser parte de ese
momento? Sencillamente, no lo entendía. Solo atinó a cerrar sus ojitos y secarse las
lágrimas con la manga de su pijama. Sus padres ya no sabían que hacer o que decir para
hacerla entender de que a los siete años no se está listo para recibir la Santa Comunión.

Después de esas palabras, nadie volvió a tocar el tema. Las excusas como “estas
muy pequeña”, “aún tienes dientes de leche”, “debes prepararte primero”, se habían
acabado.

Llego el día domingo. El despertador sonó a la hora en que Lucianita lo había


programado la noche anterior: seis en punto. Abrió los ojos y se quedó mirando el techo
de su habitación por un rato. Suspiró. Se sentó, siempre en el borde derecho de la cama,
y se puso de pie con determinación. Luego se colocó ese vestido blanco que hacía
sentirse como una novia. Enlazo sus zapatitos, también blancos, y bajo a desayunar.

-¿Adónde vas vestida así? –dijo el padre de Luciana Luego, dándose cuenta de la
imprudencia de su pegunta. Intento corregirse con una broma: ¿Te vas a casar y no me
has invitado?

-No, papi, me voy a la misa – respondió Luciana mientras estiraba el brazo para alcanzar
un pan-. Hoy quiero ir más temprano que nunca porque se celebra la primera Comunión
en la parroquia.

-¿Hoy? –el padre bajo completamente el periódico que acababa de coger para hojear y
mirar los ojos su hija no pudo decir palabras. Se sintió imposibilitado de refutarle algo a
aquella miradita. Qué le podía decir a la luz de sus ojos, a su pequeña princesa. Nada. El
padre calló cualquier necedad y le deseó suerte.

Lucianita se había sentado en una de las bancas del medio de la iglesia, Las
primeras serian ocupadas por los protagonistas del magno evento. “Estas bancas son
solo para los niños y las niñas que van a hacer la primera Comunión, hijita” –le dijo una de
las señoras del coro.

El Padre Juan amador lucia la más radiante túnica nunca antes vista. Se había lavado
con la idea de que aquel domingo seria especial. No sabía por qué, pero esperaba que
así lo fuera, Había preparado una homilía ejemplar para todos los pequeños que se
había preparado por dos años en la parroquia para ese día.

El templo se encontraba abarrotado. No solo por los niños y las niñas vestidos
de blanco, sino por familiares, amigos, creyentes y fotógrafos. Estos últimos contratados
exclusivamente para captar cada momento inolvidable.

-Antes de continuar -dijo el Padre Juan Amador, quien de pronto empezó a sentir un calor
extraño- , quiero pedir un aplauso para todos estos niños porque han aceptado y desean
recibir a Cristo en sus vidas. Porque saben que a partir de hoy su vida será con y por
Cristo.

Al terminar de pronunciar estas palabras, se dirigió al altar. El calor aumentaba.


Todos estaban de rodillas, incluyendo a los fotógrafos. Todos con los ojos cerrados,
esperando el momento de la Consagración. Una gota de sudor recorrió la frente del
sacerdote. Abrió el Altar con los ojos cerrados, ya que los parpados le pesaban como
nunca. A tientas tomo el Cuerpo de Cristo entre sus manos. De pronto la hostia se volvió
pesada, increíblemente pesada. Difícilmente la sostenía en el aire. De repente, el padre
Juan Amador pudo ver cómo dos rayos de colores se desprendían de ella. Dichos rayos,
rojo y blanco, iluminaban a una sola persona en todo el templo: Luciana. Los fieles
seguían con la mirada gacha. El calor había aumentado más que nunca en la ciudad de
Piura y, especialmente en la parroquia. En ese momento, Luciana escuchó una voz en
su interior:

-Me has demostrado amor todo este tiempo y no has hecho más que buscarme. Déjame
ser parte de ti como lo has soñado, como te lo prometí.

Luciana se puso de pie instintivamente y abrió sus pequeños labios. El padre


Juan Amador sintió como la sagrada forma se deslizaba de sus manos y avanzaba por el
aire dejando un rastro de luz tranquilizador. Nadie dijo una palabra. El sonido y el tiempo
desparecieron. No existía más que un ahora prolongado. La hostia llego a la boca de la
pequeña Luciana, quien no podía creer lo que estaba viviendo. Cerró los labios y
escucho al Padre Juan Amador decirle

-Cuerpo de Cristo.
–Amén –respondió la pequeña Luciana, llena de amor que había recibido.
ORGANIGRAMA

PALABRA SILABA TIPO RECONOCIMIENTO


Luciana Lu-cia-na Grave o Diptongo
Llana
Miércoles Mier-co-les Esdrújula Diptongo
Tiempo Tiem-po Grave o Diptongo
Llana
Pronunciar Pro-nun-ciar Aguda Diptongo
Aseó A-se-ó Aguda Hiato
Aún A-ún Aguda Hiato

Oído O-í-do Grave o Hiato


Llana
Dormía Dor-mí-a Grave o Hiato
Llana

Comunicación Lingüística

Se vistió rápidamente y bajó corriendo para desayunar.

-¡Papi, mami! ¡Papi, mami! – repetía Lucy mientras bajaba las escaleras y se dirigía a la
mesa donde la esperaban sus padres, ya despiertos desde hacía dos horas.

-Anoche soñé que el Padre Juan Amador me dejaba comulgar este domingo

Emisor: Luciana es el emisor pues es la persona que inicia el acto comunicativo


Receptor: El receptor son sus padres pues son las personas a las que va dirigido el
mensaje

Mensaje: Es el sueño que Lucy le cuenta a sus padres sobre comulgar el domingo
Canal: Es el aire las ondas sonoras pues es hablado
Código: El código es hablado pues Lucy usa el habla para enviar su mensaje
Contexto: El contexto seria el comedor pues dice que baja a tomar desayuno

Вам также может понравиться