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El deconstructivismo es un movimiento arquitectónico que nació a finales de la década de

1980. Se caracteriza por la fragmentación, el proceso de diseño no lineal, el interés por la


manipulación de las ideas de la superficie de las estructuras y, en apariencia, de la geometría
no euclidiana1 (por ejemplo, formas no rectilíneas) que se emplean para distorsionar y dislocar
algunos de los principios elementales de la arquitectura, como la estructura y la envolvente del
edificio. La apariencia visual final de los edificios de la escuela deconstructivista se caracteriza
por una estimulante impredecibilidad y un caos controlado. Tiene su base en el movimiento
teórico-literario también llamado deconstrucción. El nombre deriva asimismo
del constructivismo ruso que existió durante la década de 1920, de donde retoma alguna de su
inspiración formal.

Vista del Centro Cívico del Bicentenario. Fue inaugurado en el año 2011 en la ciudad de Córdoba,
Argentina.

Algunos acontecimientos importantes en la historia del movimiento deconstructivista fueron el


concurso internacional del parisino Parc de la Villette (especialmente la participación
de Jacques Derrida y Peter Eisenman2 y el primer premio de Bernard Tschumi), la exposición
de 1988 del Museo de Arte Moderno de Nueva YorkDeconstructivist Architecture, organizada
por Philip Johnson y Mark Wigley, y la inauguración en 1989 del Wexner Center for the
Arts en Columbus, diseñado por Peter Eisenman. En la exposición de Nueva York se
exhibieron obras de Frank Gehry, Daniel Libeskind, Rem Koolhaas, Peter Eisenman, Zaha
Hadid, Coop Himmelb(l)au y Bernard Tschumi.

El Imperial War Museum North de Daniel Libeskind, en Mánchester consta de tres volúmenes curvos
que aparentemente se intersecan.
La Hysolar-Haus de Behnisch & Partner, en Stuttgart
.
Originalmente, algunos de los arquitectos conocidos como deconstructivistas
estaban influidos por las ideas del filósofo francés Jacques Derrida. Eisenman
mantuvo una relación personal con Derrida, pero de todas formas desarrolló su
aproximación al diseño arquitectónico mucho antes de hacerse deconstructivista.
Según él, el deconstructivismo debe considerarse una extensión de su interés por
el formalismo radical. Algunos seguidores de la corriente deconstructivista estaban
también influidos por la experimentación formal y los desequilibrios geométricos de
los constructivistas rusos. Hay referencias adicionales en el deconstructivismo a
varios movimientos del siglo XX: la
interacción modernismo/postmodernismo, expresionismo, cubismo y el arte
contemporáneo. El intento del deconstructivismo es liberar a la arquitectura de las
reglas modernistas, que sus seguidores juzgan constrictivas, como «la forma sigue
a la función» (“form follows function”), «la pureza de la forma» y la «verdad de los
materiales» (“truth on materials”).
El deconstructivismo incluye ideas de fragmentación, procesos no lineales,
procesos de diseño, geometría no euclidiana, negando polaridades como la
estructura y el recubrimiento. La apariencia visual de los edificios de este estilo se
caracteriza por un caos controlado. Muchos críticos del deconstructivismo ven esto
como un mero ejercicio formal con poco significado social.

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