John Cage
Jobn Cage
ESCRITOS AL OIDO
Presentaciin, edict
‘y traduccion do
CARMEN PARDO
(COLEGIO OFICIAL DE APAREJADORES Y ARQUITECTOS TECNICOS
LIBRERIA VERBA
‘CATAMURCIA
MURCIA 1999Este texto es una revisién de otro més antiguo terminado en 1974, que
se impartié como conferencia en el YMHIA de Nueva York y se publicé ~
en Numus West, n° 5-74,
EL FUTURO DE LA MUSICA
una a
la cabeza. Las cuestiones estrictamente musicales ya no son
cuestiones series.
No siempze fue asf. Cuando estaba pteparndome para
dedicar mi vida a la misice, existien todavia batallas que
ganar en el campo de la mésica. La gente distingufa entre
sonidos musicales y ruidos, Segui a Varése y luché en favor
de los ruidos. Otros miisicos también lo hicieron. A princi-
pios de los aifos treinta, la tinica pieza pata percusién sola
era Ionisation de Varése. En 1942 existian mas de un cente-
nat de trabajos de ese tipo. Ahora son incontables. Casi
todo el mundo que escucha actualmente el sonido escucha
facilmente sin importa:1= cudles sean las estructuras armé-
nicas que los sonidos tengan, Ya no ptacticamos la discri-
minacién contra los ruidos.
Podemos off también cualquier tono, forme parte o no
de una escala de un temperamento o de otro, occidental u
oriental. Los sonidos que antes se consideraban desafina-
dos ahora se lleman microtonos. Son patte integrante de la
a moderna. ’
9Hay gente que todavia se opone a los sonidos fuertes.
‘Temen datiar sus ofdos. Una vez tuve la ocasién de escuchar
un sonido muy fuerte (a conclusi6n de una performance de
Habia estado en el auditorio Ja tarde antesior. Sabia
cuando el sonido legaba. Me acerqué al altavoz desde eal que
primero una oreja-y luego la otra. Cuzndo.me denuve, mis
cis sumbaban, Bl zumbido continué duran le noche
sido temporal. Mi acdtud bela loe sonidos fertes no ha
cambiado, Los escucharé siempre que tenga Ja oportunided,
manteniendo quizis una distancia adecuada.
Nuestra experiencia del tiempo ha cambiado, Registra-
mos breves acontecimientos que antes se nos hubieran es-
capado y disfrutamos otros muy largos, otros cuya longitud
antes hubiéramos considerado, hace digamos quince aos,
intolerable.
‘Tampoco nos preacupa cémo empieza un sonido, con-
tina y desaparece. En ef curso de un debate sobre la m
2 para piano en la Repéblica Popular China, Chou Wen-
Chung dijo que los misicos occidentales antes insistfan en
que un sonido entonado debia permanecer en el tono, sin
moverse desde el principio hasta el final. Los mtisicos chi-
nos, dijo, sienten que algiin cambio en el desarrollo del
tono da vida a un sonido, lo vuelve “musical”. Actualmen-
te, cualquiera escucha cualquier sonido, no importa lo fle-
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leo inflexible que sea respecto cualquiera de sus carac-
teristicas. Nos hemos vuelto atentos a los sonidos que nunca
habiamos ofdo antes. Me quedé fascinado cuando Lejaren
Hiller explicé su proyecto de usar ordenadores a modo de
una “fantéstica orquesta”, para sintetizar sonidos extraordi-
narios, sonidos que empezarfan como un punteado, segui-
fan como gaitas y acabarian como un sonido de arco.
‘También nos hemos vuelto recepiivos hacia el silencio.
En general, ¢ silencio ya no es tan desagradable como era
antes.
Y la melodia. La Klangfarbenmelodie no ha sustituido
al bel conto. Ha ampliado nuesira concepcién de lo
puede suceder. Y¥ Jo mismo puede decisse del ritmo aperié-
dico: incluye la posibilidad del ritmo periédico. Dos 0 més
Iineas compuestas de sonidos pueden ser escuchadas tanto
si implican tipos de contrapunto conocidos 0 inventados
como si son tan sélo simulténeas (no conttoladas en sus in-
tervalos). Incluso si,dos melodias, una muy fuerte y otra
muy débil, se interpretan a la vez, sabemos que si escucha-
mos con cuidado, o desde otra posicién en el espacio,
ambas pueden oftse.
Podemos ser extremadamente cuidadosos con la armo-
como lo son Lou Harrison, La Monte Young y Ben
Johnston, 0 podemos sez, como a menudo yo mismo, ex-
tremadamente descuidados con la armonia. O podemos
hacer lo que hacen nuestras orquestas y mantener el vago
comproiniso segtin ef cual los sonidos que suenan juntos
son armoniosos.
‘Todo vale. Sin embargo, no todo se intenta. Tomemos
la divisién de un todo en partes. En los afios treinta, me
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