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B






Rodolfo A. Ortega Prado


 Ciencias Militares
 Ciencia – Arte – Método – Estado Mayor




2º Edición aumentada y corregida



Con prólogo del Director de la Academia de Guerra
Coronel Christian Bolívar Romero
D



1º Edición 2010.

2º Edición aumentada y corregida 2016.

Ejército de Chile.

División Educación – Academia de Guerra.

Jefatura de Estudios – Departamento de Estrategia y Geopolítica.

Editor: Departamento de Estrategia y Geopolítica (ACAGUE).

ISBN: 978-956-332-818-9.

Impreso en: Imprenta Maval SPA. Santiago. Chile.

Impreso en Chile/ Printed in Chile.

Portada: Pintura de Edouard Detaille sobre la Guerra Franco-


Prusiana. The Dream (El sueño, 1888).




Dedicado a
 Tarumim y Samuel


F







Cuando se trata de creación y de producción,


allí está el dominio del arte; cuando el objetivo
es la investigación y el conocimiento, allí reina
la ciencia.

Karl von Clausewitz


1832


Ya es tiempo, pues, en la aurora del siglo XX,


que los ejércitos de las principales potencias
militares traten de formarse una doctrina
estratégica, como lo han hecho con la táctica, y
así, el conjunto de estas dos doctrinas será lo
trina de guerra.

General Henri Mordac


1912

La ciencia y el arte de la guerra tienen, cada


cual en su respectivo campo de acción la
misma importancia, y tanto la una como el otro
son indispensables para la buena dirección y
ejecución de las operaciones.

Mayor Vicente Martínez A.


1935
H


















I


CONTENIDOS PÁG.

PRÓLOGO
11
Del Director de la Academia de Guerra, coronel Christian
Bolívar Romero

INTRODUCCIÓN 19

CAPÍTULO I: LAS CIENCIAS MILITARES COMO CIENCIA 27

1.1. Las ciencias 27


1.2. Clasificación de las ciencias 28
1.3. Características de las ciencias fácticas según Mario
30
Bunge
1.4. ¿Cómo se relacionan las quince características de Mario
33
Bunge con el saber militar?
1.5. Definición de ciencias militares 39
1.6. Los paradigmas, axiomas, modelos, teorías, leyes y
40
principios
1.7. Las ciencias y disciplinas que integran las ciencias
43
militares
1.8. La importancia de la historia militar 45
1.9. Lo militar es una ciencia 46

CAPÍTULO II: EL ARTE MILITAR 49

2.1. ¿Qué es el arte? 50


2.2. Karl von Clausewitz y el arte militar 52
2.3. Evaristo San Miguel y Valledor 54
2.4. Francisco Villamartín Ruiz 56
2.5. Víctor Martín García y Francisco Gómez Souza 58
2.6 José Almirante Torroella 59
2.7. Vicente Martínez Araneda 60
A@


CONTENIDOS PÁG.

2.8. Óscar Kaplán Cojano 62


2.9. Roberto Mercado y Carlos Soria 62
2.10. Guillermo Cabanellas de Torres 63
2.11. Cristina Borreguero Beltrán 64
2.12. Clausewitz en relación a los tratadistas militares 65
2.13. Expresiones del arte militar o arte de la guerra 66

CAPÍTULO III: TÁCTICA Y ESTRATEGIA 75

3.1. ¿Por qué táctica y estrategia? 75


3.2. La diferenciación de los tratadistas 76
3.3. Cuánto de ciencia y cuánto de arte 84
3.4. Límites entre la estrategia y la táctica 87

CAPÍTULO IV: MÉTODO MILITAR 91

4.1. Introducción 91
4.2. Karl von Clausewitz y el método 92
4.3. Las ciencias militares y sus métodos 92
4.4. ¿Existe una metodología en la ciencia militar que se
93
asemeje al proceso científico de otras ciencias?
4.5. Métodos en los ejércitos 101
4.6. Mario Bunge y el método militar 105
4.7. El golpe de vista, la ojeada militar o la intuición 107

CAPÍTULO V: ESTADO MAYOR 117

5.1. La ciencia y el arte en la planificación del estado mayor 121


5.2. El método de trabajo en el Estado Mayor 124

COMENTARIOS FINALES 131


BIBLIOGRAFÍA 141
AA


PRÓLOGO

Del Director de la Academia de Guerra


Coronel Christian Bolívar Romero

Finalizada la Guerra del Pacífico el gobierno y el alto mando del


Ejército de Chile impulsaron el estudio riguroso de la ciencia y del
arte militar. Los resultados del conflicto arraigó en los oficiales el
anhelo de contar con un instituto para conocer sobre lo militar:
era tan grande la necesidad de que existiera un plantel superior
de estudios, para instruir oficiales de todas las armas en los
ramos superiores de las ciencias militares, que la apertura de la
Academia de Guerra fue saludada con vivo entusiasmo por todos
los círculos progresistas del país”.1 Así, hace 130 años se inició el
proceso formativo de los oficiales de Estado Mayor y el impulso
inicial abrió las puertas al conocimiento de nuevas perspectivas
sobre la táctica, estrategia, organizaciones y conducción de las
operaciones militares a la modalidad de lo que estaba ocurriendo
en Europa.

Por la importancia que se le asignó a la creación de la Academia


de Guerra, su primer director fue el Inspector General del
Ejército, general Marco Aurelio Arriagada y las decisiones
relativas a su funcionamiento eran solucionadas personalmente
por el Presidente de la República o el Ministro de Guerra. Los
primeros alumnos (1887) tenían que contar con la aprobación del
Ministro de Guerra, quien había aceptado un Plan de Estudios,
donde los asuntos militares eran sólo parte del programa, éste
también incluía matemáticas elementales, química, física,
álgebra, geometría, idiomas, y por supuesto, geografía, táctica,
fortificaciones e historia militar. Con esto, queda en evidencia,
que desde que la Academia de Guerra comenzó a funcionar, la
ciencia no estuvo ausente en la formación de los oficiales, como


1 Academia de Guerra, Reseña Histórica 1886-1936, Santiago: Instituto Geográfico
Militar, 1936, p. 5.
AB

tampoco el arte que conforma un todo indisoluble con las ciencias
militares.

A mediados del siglo pasado se hacían distinciones entre la


ciencia de la guerra, la ciencia del general y la ciencia militar.
Todas relacionadas con el arte de la guerra o arte militar. La
ciencia se definía como el conjunto de conocimientos verdaderos
y ciertos, que se oponía a la simple acción de percibir y recordar;
lo científico se relacionaba con lo que se comprende y se sabe,
respecto de los hechos, las causas o sus razones. Por ciencia de
la guerra se entendía a la serie de conocimientos doctrinales,
históricos y experimentales relativos a la conducción de la lucha
armada colectiva. Se decía que Napoleón expresaba que el arte
militar tiene principios que no sabe violar y que los grandes
capitanes se han ajustado a las reglas y principios naturales del
arte, por medio de la exactitud de las combinaciones y el
razonado acuerdo de los medios con las circunstancias, y que no
han cesado un momento de considerar a la guerra como
verdadera ciencia.2 En ese contexto, la ciencia militar era
comprendida como el conjunto de conocimientos de toda índole
concernientes a las tropas y sus movimientos, al material de
guerra, medios de lucha y posibles escenarios de la misma. Se
diferenciaba del arte, afirmando que el arte era un conjunto de
preceptos y reglas para la creación, organización, sostenimiento,
progreso y empleo de las instituciones armadas: durante el
tiempo de paz, vive , crece y se desarrolla en el organismo de un
pueblo el elemento militar, aunque bajo forma latente y
escondida o menospreciada; y lo tocante a la guerra sólo puede
existir en su tiempo, cuando rotas las hostilidades, pasa un país a
ser dominado y anulado en todas sus fuentes de vida y riqueza
por el arte, el sistema y la constitución militares.3

Como se ve, el tema del arte y ciencia de los asuntos militares ha


recibido diferentes aportes, uno más, y con mayor rigurosidad es

2
Cabanellas de Torres, Guillermo, Diccionario Militar, Aeronáutico, Naval y
Terrestre, Buenos Aires: 1961, p. 783.
3
Ídem, p. 337.
AC

el que propone el autor de este texto, definiendo a las ciencias
militares como el área del saber que se ocupa de la organización
y empleo de las fuerzas militares en tiempo de paz y guerra,
implicando la observación y sistematización de las informaciones
relacionadas con los fenómenos que tratan sobre la guerra, y el
empleo de los medios militares en el proceso de gestación,
desarrollo y evolución de un conflicto, incluyendo las actividades
relacionadas con la prevención de la guerra o articulación de la
paz. Además, manifiesta, que la ciencia militar es explicativa y
predictiva, que sustenta su conocimiento en la historia y en sus
diversas técnicas de análisis e investigación, que han permitido
formular diferentes leyes y principios sobre el empleo de las
fuerzas, concurriendo en el diseño de su fisonomía diversas
ciencias, formales, naturales y preferentemente sociales, que
integradamente dan vida a una ciencia útil para dirigir la guerra
en búsqueda de la paz.

Por lo anterior, prologar la segunda edición de un libro con esta


temática admite reconocer, que además de haberse agotado
rápidamente los primeros ejemplares disponibles en el 2010,
éstos han constituido un referente para la formación de los
alumnos del Curso Regular de Estado Mayor que se imparte en la
Academia de Guerra, alumnos que en su calidad de cientistas
militares deben conocer el por qué lo militar es una ciencia y
cuánto de ciencia y arte ésta implica. Más aún, cuando en la
actualidad los oficiales complementan sus estudios de carácter
militar con especializaciones en universidades nacionales, donde
reciben información que les amplía el conocimiento sobre el
fenómeno de la guerra a partir de una mirada multidisciplinaria
sobre la misma. De esa forma, el punto de partida esencial es
que el oficial comprenda el contexto de su propia formación
académica y las características que permiten distinguir a la
ciencia militar como una ciencia. Esto adquiere mayor fuerza al
observar el dinamismo e interés que ha producido la investigación
como parte de las exigencias para titularse como oficiales de
estado mayor y eventualmente acceder a una maestría en
ciencias militares.
AD

El texto –que valga decir se ha difundido y se utiliza en centros
de estudios militares de América Latina–, en esta nueva edición,
incluye correcciones que enriquecen su aporte y dejan de
manifiesto la falibilidad que a toda ciencia social caracteriza. El
apartado sobre la “intuición militar” es un ejemplo de ello, que se
agrega modificando radicalmente aseveraciones de la primera
edición.

En suma, en el libro –en una modalidad propositiva– el autor


hace una reflexión que se circunscribe al estudio de cuánto de
arte y ciencia existe en la ciencia militar y para ello se efectúa
una revisión histórica de los planteamientos de tratadistas
militares de diferentes épocas. Se concluye respecto de su objeto
y fines, como también del sentido que tiene clasificar a la ciencia
militar como ciencia. Para fundamentar se hace una comparación
entre las características de las ciencias actuales y la ciencia
militar, se reflexiona respecto de su arte, y cómo la ciencia y arte
se materializan o están representados en la táctica y estrategia.
Además, se refiere al método que emplean las ciencias militares
para resolver sus cuestiones, y como éste constituye el referente
por excelencia para realizar investigaciones en el ámbito de la
ciencia militar, y preferentemente, aquellas relacionadas con la
batalla propiamente tal, o con la táctica y estrategia en particular.

Ciencia o Arte militar no es una interrogante nueva. Los expertos


en asuntos militares de fines del siglo XIX, señalaban que definir
si la guerra es arte o ciencia era una discusión superada por los
tratadistas de aquel entonces e incluso indicaban, que muchas
décadas antes fue parte de las obras clásicas que deliberaban
sobre la guerra. Una prueba de ello, lo constituye la obra De la
Guerra de Karl von Clausewitz (1780-1831), cuya publicación, en
1832, da cuenta de su particular punto de vista sobre esta
materia.

Después de un siglo, en 1935, el Mayor de Ejército Vicente


Martínez A., recuerda: precisar si la guerra debía considerarse
como un arte o ciencia, constituyó una añeja polémica
profesional, ya definitivamente resuelta en nuestra época (1935).
AE

De ser así, ¿cuál es el mérito de este ensayo si ya está definido
que la guerra es un arte y una ciencia?. Primero, que los jóvenes
oficiales que ingresan al Curso Regular de Estado Mayor cuenten
con antecedentes básicos respecto de la calidad de profesionales
de las ciencias militares que son, es decir, una perspectiva
académica de por qué las ciencias militares son ciencia. Segundo,
provocar una discusión a la luz de planteamientos académicos
clasificatorios de las ciencias e identificar las características del
arte y ciencia militar dados los nuevos paradigmas que permiten
contrastar las características de las ciencias militares con las
particularidades de las ciencias según académicos, como Mario
Bunge. De igual forma, se clasifican las distintas ciencias y
disciplinas que participan en las ciencias militares, que tienen
objetivos de estudio divergentes, aunque convergentes cuando de
la guerra o empleo de las fuerzas militares se trata. Se agrega a
ello, uno de los motivos principales de este ensayo, que consiste
en estimular a los estudiosos de las ciencias militares a aceptar,
que al igual que las otras ciencias, las ciencias militares poseen
sus propios métodos de investigación, que preferentemente se
aplican en los estados mayores, pero que no excluyen los
lineamientos que utilizan las ciencias sociales en general.

En este contexto, en 2008, en la revista Política y Estrategia de la


Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE),
el doctor en filosofía política, Sergio Prince Cruzat, publica “Los
Fundamentos de las Ciencias Militares”,4 donde cita al ruso,
mayor general y doctor en ciencia militares, Víctor D. Ryabchuk,
respecto de su artículo “A new vision of military science. Military
Thought”,5 éste dice que no puede existir una clasificación
abstracta del conocimiento científico que se ajuste a todas las
ciencias y que todo depende de los objetivos y criterios de la
clasificación. Las ciencias difieren, primero, en los objetos de

4
Prince Cruzat, Sergio, “Los Fundamentos de las Ciencias Militares”, Revista
Política y Estrategia, Santiago: Academia Nacional de Estudios Políticos y
Estratégicos, 2008, pp. 14-28. Disponible en: http://www.anepe.cl/wp-
content/uploads/ANEPE-111.pdf. Ingreso el 15 de julio 2016.
5
Ryabchuk, V.D. A new vision of military science. Military Thought. Minneapolis:
East View Publications, 2001.
AF

estudio, es decir, las regularidades y los fenómenos que estudian,
que lo más importante de cada ciencia es aquello que la hace
diferente de las otras. Según Ryabchuk, los problemas militares
asumen su naturaleza específica en muchas áreas del
conocimiento y, gradualmente, se transforman en áreas del
conocimiento militar acercándose a la ciencia militar. A modo de
ejemplo, señala que esto es lo que, de algún modo, le ha ocurrido
a la geografía militar, la economía militar, la teoría de la
automatización y el control, la cibernética militar, la enseñanza y
la psicología militar. Lo mismo habría ocurrido con la lógica de la
investigación militar, la epistemología de los estudios militares y
la metodología de las ciencias militares. Dice que no se puede
equiparar los temas y los objetos de las ciencias militares, ya que
como en muchas ciencias sociales y estudios técnicos, los temas
de la ciencia militar son la guerra y los asuntos vinculados a la
organización militar como un todo. Pero los objetos de estudio de
las ciencias militares son mucho más específicos. La ciencia
militar se debe ocupar, por sobre todo, de objetos que no pueden
ser abordados desde otras ciencias: las características del
conflicto armado, los métodos para preparar y conducir la guerra
en los niveles estratégico, táctico y operacional, la composición,
la organización y la provisión de equipamiento militar a los
soldados, el comando, la organización y el control de las fuerzas
en tiempos de paz y guerra, el entrenamiento y el
adoctrinamiento militar y la historia militar, entre otros.

Utilizando como sustento los planteamientos de Ryabchuk, Sergio


Prince, resume su postura sobre los fundamentos de las ciencias
militares, indicando que durante los últimos años se ha
transparentado el interés por los estudios teóricos sobre las
ciencias militares y siguiendo esa tendencia expone el carácter
transdisciplinario de éstas como un corpus complejo de estudios
de ciencia, tecnología y sociedad, que reconociendo ese
argumento como válido y utilizando un modelo de análisis
poseriano,6 clarifica los objetivos y alcances metodológicos de la

6
Poser, H. "On structural diferences between science and engineering", en Society
for Philosophy & Technology, vol. 4, number 2, Winter, 1998.
AG

ciencia y la tecnología militar, así como su vinculación con los
valores propios de lo militar.7 Después de una interesante
exposición, finaliza su aporte, indicando que se ha sostenido que
las ciencias militares son una forma de ciencia aplicada, sin
embargo, esta afirmación según él, resulta insostenible, la
preocupación en círculos académicos por los problemas
epistemológicos de las ciencias militares permiten
reconceptualizar el carácter fundamental de las ciencias militares.
Así, afirma:

El conocimiento militar es transdisciplinario, el conocimiento


militar es un sistema complejo de saberes y dominios
cognitivos que se identifican con los estudios CTS, las ciencias
militares no requieren de leyes científicas para cumplir sus
fines, necesitan reglas heurísticas o prácticas que sean
suficientes para alcanzar sus fines, la ciencia militar se
concreta en situaciones locales y su transformación, la ciencia
militar tiene que reaccionar a condiciones que pueden ser
absolutamente únicas y, finalmente, las ciencias militares son
una red transdisciplinaria, que permite predicciones fuera del
rango de las disciplinas tecnológicas para hacer posible una
contribución que requerirá de un análisis ético, moral y
axiológico de los valores militares dados.8

Por otra parte, también hay quienes dicen, que las ciencias
militares no existen como tales. El coronel, doctor Peter
Lodewyckx de la Royal Military Academy (Brussels, Belgium) en el
artículo “Defence Sciences: Do They Exist?,9 manifiesta que las
ciencias militares son sólo una combinación de otras ciencias,
utilizadas en un contexto militar para alcanzar objetivos militares
y que esto permitiría a los investigadores militares integrarse en
una red de cooperación científica, que mediante la combinación

7
Prince Cruzat, Sergio, op. cit, p. 14.
8
Ídem, p. 25.
9
Lodewyckx, Peter, (Vice-Rector, Royal Military Academy) “Defence Sciences: Do
They Exist?, p.73. Disponible en: http://www.odbrana.mod.gov.rs/. Ingreso el 15
de julio 2016.
AH

de los resultados y los hallazgos científicos de éstos obtener el
mejor provecho en una perspectiva militar. Para ejemplificar su
aseveración, se refiere a la historia militar y a los asuntos
humanitarios, aduciendo que para comprender y estudiar una
guerra, las cuestiones militares propiamente tal pasan a ser
marginales para comprender sus causas y desarrollo, donde tiene
más cabida la sociología o la politología. Incluso indica, que hasta
los argumentos humanitarios de la guerra provienen de otras
áreas que no son puramente militares y que los militares las han
adaptado a sus fines.

Así, se puede constatar, que el ámbito de la discusión que


comprende este texto es variado y se condice con las
particularidades que tienen los estudios sobre los asuntos
sociales. Como lo dice Maurice Duverger: la ciencia social se ha
desmembrado y la complejidad de los hechos sociales y la
diversidad de las técnicas empleadas para observarlos exigen una
especialización. Es necesario, por la fuerza de los hechos, separar
las diversas ramas de la ciencia social.10 Por tanto, este texto que
publica la Academia de Guerra es un aporte a la discusión
académica inacabada sobre la ciencia militar, en espera de que
los resultados de este trabajo puedan ser comentados y criticados
por quienes ejercen la profesión militar y especialmente por
quienes integran el Curso Regular de Estado Mayor.

Por último, los reconocimientos y agradecimientos al autor,


coronel Rodolfo Ortega Prado, que ha colocado a disposición del
instituto una nueva versión de “Ciencias Militares. Ciencia – Arte
– Método – Estado Mayor”, que se suma a la colección de textos
de historia y conducción militar que ha venido formando la
Academia de Guerra desde 1887.

Coronel Christian Bolívar Romero


Director de la Academia de Guerra


10
Duverger, Maurice, Métodos de las ciencias sociales, Barcelona: Ariel, S.A., 1996,
p. 31.
AI


INTRODUCCIÓN

El objeto de estudio de las ciencias militares es la guerra, y


respecto de ella diversos tratadistas y académicos de temas
militares han reflexionado si la guerra es Arte o Ciencia, o si
correspondería decir arte militar o ciencia militar. Algunos la han
catalogado como “ciencia”, por las experiencias, teorías y
principios derivados, y otros como “arte”, por la habilidad que
deben poseer los comandantes para emplear los recursos en el
campo de batalla y el ingenio de grandes capitanes que han
conducido a la victoria a ejércitos colosales: la guerra ¿es arte o
ciencia? ¿Se debe decir arte de la guerra, ciencia de la guerra, o
quizás las dos cosas?11

En el siglo XIII empieza a utilizarse en Castilla (España) la


acepción guerra,12 y prácticamente cinco siglos después comienza
el cuestionamiento de si ésta es un arte, una ciencia o ambas. En
la discusión, el conocimiento que aporta la historia militar
adquirió importancia, como la principal fuente que sustenta las
teorías de conducción de la guerra y los principios que permiten
clasificarla como ciencia o arte.

En el siglo XIX, el tratadista en asuntos militares Francisco


Villamartín y Ruiz (1833-1872) señaló que toda ciencia empieza
por la observación del hecho fundamental, por el reconocimiento
del principio y que específicamente la ciencia militar estudia al
hombre como un ser físico apto para la guerra; al hombre como
ser moral, por la parte que su alma toma en la lucha; al pueblo,
como origen del ejército; al ejército, en su forma social y
organismo de lucha y, como resultado de esto, a la guerra en sus
maneras de ser en relación a los modos de ser del pueblo, del
ejército y del individuo. Por lo tanto, Villamartín indica que la
ciencia militar:

11
Almirante, José. Diccionario Militar. Madrid: Ministerio de Defensa de España,
2002, p.539.
12
El origen es germánico de "werra" cuyo significado es pelea o discordia.
B@

Trata de la guerra, en su causa y en sus manifestaciones
sociales, y del ejército, en la constitución política de sus
elementos y en su aptitud como agente de victoria. Su fin
práctico, puesto que toda ciencia lo tiene, es fijar los
principios a que debe someterse esa constitución, y conducir,
tanto como se pueda, la serie de esas manifestaciones de
modo que en cada caso particular, teniendo como datos el
pueblo, el estado de la civilización y la idea que se quiere que
triunfe, se consiga la mayor suma de bien social con los
menores esfuerzos posibles, y economizando sangre, trabajos
y sufrimientos al individuo.13

Esta discusión de si la guerra es arte o ciencia no constituyó un


mero cuestionamiento a las acepciones. Existió una inclinación a
creer que la clasificación de “ciencia” otorga un estatus superior
al de “arte”, como asimismo, cientistas de otras áreas con algún
celo respecto de su propia ciencia, hasta el día de hoy no vacilan
en indicar que la conducción de la guerra es sólo una disciplina.
Incluyendo a algunos militares, que señalan que la guerra es
únicamente arte:

Se debe sin duda a que el vocablo ciencias no ofrece a


primera el concepto de un cambio incesante, de una variedad
infinita, que es característica de todo arte. La guerra y sus
métodos evolucionan en un ambiente de sistemas efímeros,
accidentales, contrapuestos con el método en general de la
realidad sistemática e interpretativa del propósito científico.14

Paulatinamente, empezaron a surgir los planteamientos


académicos que señalaban que la guerra es al mismo tiempo
ciencia y arte. La conducción de la guerra y la habilidad que
deberán poseer los comandantes en aplicar estrategias y tácticas
que permitan alcanzar sus objetivos representa el “arte”, y la
explicación de las causas, evolución y propósitos de las guerras
representa a la “ciencia”. Pese a lo anterior, destacados
tratadistas militares adoptaron posiciones divergentes, valga


13
Villamartín y Ruiz, Francisco. Nociones del Arte Militar. Madrid: Editorial Ejército,
1943, p.8.
14
Diccionario Enciclopédico de la Guerra. Madrid: Editorial GESTA, 1958, p.79.
BA

recordar a José Almirante, que luego de analizar diversas
definiciones de guerra e incluir el parecer de acreditados
militares, señaló que no hay ciencia, sino arte de la guerra, y que
este arte posee una parte científica, que puede crearse y
aprenderse; una parte técnica, que el soldado aprende en el
campo de instrucción y algunas veces también en el de la guerra,
y una parte puramente artística que en sus grados inferiores, se
designa por el talento del general, y en sus grados superiores por
el carácter de éste: ambas cosas, como ya he dicho, son dones
que la naturaleza no prodiga sino a sus elegidos, y por esta razón
no pueden ser enseñadas ni aprendidas, como la historia de todos
los tiempos nos lo prueba.15

Desde otro punto de vista, el célebre Von Clausewitz (1780-1831)


dice que la guerra no es arte ni ciencia, sino un acto de la
actividad humana. Pese a ello, Clausewitz privilegia decir arte de
la guerra en vez de ciencia de la guerra, porque en su época solo
tenían cabida como ciencia las que hoy conocemos como ciencias
formales. Von Clausewitz señaló que llamamos arte a todo
aquello que llega a un conocimiento capaz de llevar a la práctica
o crear alguna cosa, y ciencia, cuando se trata sencillamente del
conocimiento de la cosa:

Cuando más se materializan estos sutiles elementos del alma


en las formas exteriores del mundo, tanto más determinada
se hace su esfera de acción; la parte de esta esfera en que se
trate de crear y realizar el objeto de aquélla, corresponde al
arte; la ciencia reina donde el fin sean las investigaciones y
conocimientos. De todo lo dicho se deduce que es más
apropiado decir Arte que Ciencia de la guerra.16

Como se aprecia, la reflexión de Clausewitz es coincidente con la


forma de catalogar el saber en su tiempo, ya que las más
importantes clasificaciones de las ciencias se dan posteriormente,


15
Almirante, José, op. cit., p.542.
16
Von Clausewitz, C. De la Guerra. Madrid: Ediciones Ejército, 1978, p.121.
BB

como las de Rudolf Carnap (1891-1970) y Mario Augusto Bunge
(1919- ).

El mariscal Ferdinand Foch (1851-1929), profusamente conocido


por sus obras Los Principios de la Guerra de 1903 y Sobre el
Desarrollo de la Guerra de 1904, citando al general Ruso Mikhail
Ivanovich Dragomirov (1830-1905), indicaba que: ciencia y teoría
son dos cosas bien diferentes, porque todo arte puede y debe
tener su teoría, pero sería absurdo querer hacerla una ciencia.
Nadie pretendería hoy pensar que puede haber una ciencia de la
guerra. Sería tan absurdo tan grande como una ciencia de la
poesía, de la pintura o de la música.17 Pero el mariscal Foch
establece una importante diferencia al indicar que los principios
se relacionan con la ciencia, y las reglas con el arte, para luego
aseverar: aquí aparece, con el método, el resultado perseguido;
pasar de la concepción científica al arte de mandar, de la verdad
poseída y conocida a la realización de esta verdad.

Como se ve sutilmente F. Foch se acerca a la diferenciación que


nos preocupa:

La única vacilación del mariscal para confesar explícitamente


su pensamiento en pro de la Ciencia de la guerra, es porque
teme el dogmatismo; pero, en definitiva, comprende que
existe como tal ciencia.18

Posteriormente, en el siglo XX, es posible observar los primeros


planteamientos que tratan de los asuntos militares como ciencia y
arte a la vez. Las enunciaciones se dan a partir de la conveniencia
de definir si la Estrategia es una disciplina científica o
sencillamente un arte.

En Chile, una de las principales publicaciones de la época, que se


refiere en extenso al tema, es la de Manuel Montt Martínez
(1955), que indica que el arte es una función creadora en la cual

17
Foch F. Los Principios de la Guerra. Santiago: Versión castellana de J. Boonen
Rivera, (Biblioteca de la Academia de Guerra), 1919, p.22.
18
Diccionario Enciclopédico de la Guerra, op. cit. p.80.
BC

interviene la personalidad y la individualidad de quien la ejecuta,
ciencia en cambio, es un conjunto de conocimientos deducidos
del razonamiento, de la observación y de la experiencia.19 Manuel
Montt asevera:

La conducción bélica moderna es una combinación de


arte y ciencia, y cuya concepción y realización depende
esencialmente de la personalidad y capacidad del jefe.20

Como se mencionó, la cuestión de si las ciencias militares son


ciencia o arte ha sido objeto de una larga discusión, pero en
general existe una mayor coincidencia en indicar que se trata
tanto de una ciencia por el conocimiento para explicar sus causas,
evolución y efectos, y un arte, cuando se trata de conducir y
aplicar los recursos que se destinan a la guerra. Por ello, cabe
indicar, que en una de las últimas publicaciones del Ejército de
Chile, el Reglamento de Operaciones del Ejército 2007, se indica
que los principios de la guerra representan la concentración de
experiencias acumuladas en un área de una ciencia o arte,
obtenidas mediante el método científico de investigación para
problemas de tipo teórico. Estos principios son flexibles y su
aplicación requiere de criterio, ya que se consideran la síntesis de
las lecciones aprendidas por ejércitos y comandantes en los
campos de batalla durante la historia de la humanidad.21 Es decir,
se concreta, la guerra es una ciencia y también un arte, pero más
que eso, se hace mención a la recopilación de experiencias, al
método científico de investigación, y a los problemas de tipo
teórico implicados. Por ello, hay concordancia, que
indistintamente se llama ciencia militar o ciencia de guerra al
conjunto de conocimientos relativos a la guerra y a las
instituciones militares:


19
Montt Martínez, Manuel. La Guerra. Su conducción Política y Estratégica.
Santiago: Biblioteca del Oficial, 1955, p.21.
20
Ídem, p.22.
21
Ejército de Chile. Reglamento de Operaciones. Santiago: Comando de Institutos y
Doctrina 2007, p.21.
BD

La ciencia puede adquirirse por el estudio y no exige en el que
la cultiva condiciones superiores a las ordinarias; el arte es
más personal, y por eso no es dado a cualquiera, por mucho
que sepa, llegar a ser un gran caudillo, del mismo modo que
no todo el mundo puede ser un gran pintor o un maestro de la
elocuencia.22

Hasta el día de hoy, tal como lo indica el Director de la Academia


de Guerra en el prólogo de este libro, la discusión respecto de si
existe la ciencia militar o no es una reflexión válida.
Afortunadamente es así, mucho más nocivo para el conocimiento
sería circunscribirse al parecer sólo de algunos, cuando
precisamente una de las características de las ciencias militares
tiene que ver con la falibilidad y perspectivas sobre sus fines. Sin
más, ahora último, en la revista Military Review, el general Velery
Gerasimov, Jefe del Estado Mayor General de las fuerzas armadas
de la Federación Rusa, señala que una de las tareas de la ciencia
militar tiene que ver con la capacidad de prever lo que sucederá o
podría suceder en el futuro: es necesario desarrollar una
estructura científica y metodológica para la toma de decisiones
que tome en consideración el carácter múltiple de las fuerzas
militares. El estado de la ciencia militar hoy en día no se puede
comparar con el que existía ante de la segunda Guerra Mundial.23

Para profundizar teóricamente en lo anterior, en este trabajo se


realizará una aproximación conceptual a las características de
ciencias en general, las que se contrastarán con los fines de las
ciencias militares. Además, se hará una correlación entre los
paradigmas, teorías y modelos que se utilizan en el pensamiento
militar, para luego referirse a los métodos de investigación que le
dan el carácter científico a la ciencias militares como tal. Es decir,
a la obtención de conocimiento como un sistema de ideas
provisionales que van permitiendo el crecimiento teórico de la
ciencia y al proceso de investigación en las ciencias militares,
como la actividad productora de ideas que permite nuevas teorías
y mayor conocimiento. Finalmente, se procederá a explicitar la

22
Enciclopedia Universal Ilustrada. Barcelona, España, Tomo XIII, s/a p.140.
23
Velery Gerasimov, Military Review, marzo – abril 2016, pp. 47-54.
BE

convergencia de la ciencia y el arte en los estados mayores,
instancia donde converge el método y el ingenio para solucionar
problemas militares.

El arte será expresado en las formas que tratadistas militares en


diversas épocas lo han definido, y complementado con algunos
ejemplos de grandes comandantes que la historia depara, y que
como José Almirante señala: forzoso es que su genio,
cerniéndose sobre el teatro de las operaciones, esté dotado del
don de segunda vista, y, por un movimiento de inspiración, haga
brotar la certeza de la incertidumbre.24 Por ello, en concordancia
con los fines del arte de la conducción militar, se hará una
acercamiento a las particularidades de la estrategia y táctica,
como las máximas expresiones de arte por la habilidad de los
comandantes para organizar y emplear las fuerzas en el campo
de batalla.

El objetivo final de este ensayo es construir una perspectiva


actual de los fundamentos que circunscriben la actividad militar a
una ciencia y arte, ya sea por la cantidad de otras ciencias y
disciplinas que concurren con sus conocimientos a conformar su
estructura, por los métodos para resolver sus problemas e
investigar sus fenómenos o por las decisiones estratégicas y
tácticas de capitanes y genios militares que la han dado vida.


24
Ídem, p.543.

BG


CAPÍTULO I

LAS CIENCIAS MILITARES COMO CIENCIA

Mis lecturas en el curso de los años me han convencido de que


nadie en este siglo XX puede convertirse en un gran comandante,
en un supremo practicante del arte de la guerra, a menos que
primero haya estudiado y reflexionado sobre su ciencia.

Mariscal Montgomery.

1.1. Las ciencias

La mayoría de los académicos señalan que las ciencias son los


conocimientos obtenidos por medio de la observación y el
razonamiento sistemáticamente ordenados, que se deducen de la
aplicación de principios o leyes generales. También son
entendidas como un saber metódico que versa sobre verdades
generales o por la operación de leyes de la naturaleza, todo
basado en observaciones y respaldado mediante pruebas y
experimentos, accesibles intersubjetivamente y con una amplia
aceptación.25

Según R. Sierra Bravo es un conjunto sistemático de


conocimientos sobre la realidad observable, obtenidos mediante
el método de investigación científico.26 Por su parte, Mario
Tamayo y Tamayo señala que la ciencia: busca establecer las
relaciones existentes entre diversos hechos, e interconectarlos
entre sí a fin de lograr conexiones lógicas que permitan presentar
postulados o axiomas en los distintos niveles del conocimiento; a
partir de la sistematización que logra mediante la utilización de la
investigación y el método científico, determina la objetividad de
las relaciones que establece entre los hechos y fenómenos de que

25
Muñoz, Jacobo y Velarde, Julián (editores). Compendio de Epistemología. Madrid:
Editorial Trotta, 2000, p.100.
26
Sierra Bravo, Restituto. Tesis Doctorales y trabajos de Investigación Científica.
Madrid: Thomson, 2003, p.24.
BH

se ocupa.27 Los postulados o axiomas deben ser entendidos como
proposiciones, cuya verdad se admite sin pruebas y que son
necesarios para servir de base de los razonamientos sin
necesidad de demostración, y la sistematización como un proceso
continuo, que organiza información relacionada entre sí para
ordenadamente contribuir a la generación de otros
conocimientos.

Difícilmente será posible observar un consenso en la comunidad


científica de qué se entenderá por ciencia. Las diferencias
filosóficas en algunos casos son extremas, los matemáticos, los
físicos, los sociólogos, epistemólogos y teóricos en general son
profusos en definiciones y alcances, pero se han ido aceptando
criterios comunes, que relacionan a la ciencia con el conjunto de
conocimientos racionalmente coherentes, verificables y
refutables, que intentan describir las leyes de la naturaleza y del
pensamiento, así como las estructuras y procesos de la
organización cultural y social.28

De igual forma, existe un grado de aceptación en indicar que la


ciencia constituye un sistema de procedimientos y métodos que
nos sirve para “conocer” y para “actuar”, que:

La aparición de cada ciencia va asociada al nacimiento de un


método que la caracteriza. El método es, en general, el legado
de cada uno de los grandes creadores de nuevas
orientaciones científicas.29


27
Tamayo y Tamayo, Mario. El proceso de la investigación científica. México D.F.:
Limusa, Noriega editores, 2002, p.15.
28
Gajardo, Paz; Gamba, Susana; Chumbita, Hugo. Diccionario de Ciencias Sociales
y Políticas. Puntosur editores, 1989, p.75.
29
Saumells, Roberto. La Ciencia y el Ideal Metódico. Madrid: Ediciones Rialp, S.A.,
1958, p.13.
BI

1.2. Clasificación de las ciencias

Hay concordancia en indicar que existen las ciencias puras y las


ciencias aplicadas. Las puras son las objetivamente verificables,30
y las aplicadas, son aquellas en que el conocimiento científico
tiene un uso práctico.31 En ese sentido, diversos científicos han
realizado aportes para estructurar, dar un orden o clasificar a las
ciencias. Uno de los más notables es el alemán Rudolf Carnap
(1891-1970), quien indica que las ciencias pueden ser
catalogadas en ciencias formales, ciencias naturales y ciencias
sociales.32 Las ciencias formales estudian las formas válidas de
inferencia como la lógica y la matemática, por eso no tienen
contenido concreto y están en contraposición al resto de las
ciencias fácticas o empíricas; las ciencias naturales tienen por
objetivo el estudio de la naturaleza, siguen el método científico
como la astronomía, biología, física, geología, química, geografía
física y otras; y las ciencias sociales que dominan los aspectos del
ser humano, su cultura y sociedad. Según Rudolf Carnap, en las
ciencias sociales el método dependerá de cada disciplina en
particular a desarrollar en las ciencias políticas, economía,
derecho, historia, psicología, sociología y geografía humana entre
otras.

Por su parte, Mario Augusto Bunge clasifica a las ciencias en


ciencias formales y ciencias fácticas. Dentro de las formales,
incluye al igual que Rudolf Carnap, a la lógica y la matemática,
por racionales, sistemáticas y verificables, pero que no aportan
información acerca de la realidad, no se ocupan de los hechos,
tratan de entes ideales; estos entes, tanto abstractos como los
interpretados, solo existen en la mente humana. Las ciencias
formales, no entran en conflicto con la realidad, pero se emplean
por las otras ciencias para entenderla.

30
Incluyen una explicación universalmente cierta e identificable con una verdad
eterna de la naturaleza.
31
Aplicación del conocimiento de una o varias áreas de la ciencia para resolver
problemas prácticos.
32
Carnap, Rudolf. The Philosophical Foundations of Physics: An Introduction to the
Philosophy of Science (Fundamentación lógica de la física. Introducción a la
filosofía de la ciencia), Basic Books. Nueva York, 1966.
C@

La otra clasificación que hace Mario Bunge, se refiere a las
ciencias fácticas o empíricas, donde es necesaria la racionalidad y
que sean verificables mediante la experiencia. En estas se
interpreta, y es necesaria una coherencia y son esencialmente
probables: las ciencias formales demuestran o prueban: las
ciencias fácticas verifican hipótesis que en su mayoría son
provisionales. La demostración es completa y final; la verificación
es incompleta y por ello temporaria. La naturaleza misma del
método científico impide la confirmación final de las hipótesis
fácticas.33

Siguiendo la clasificación de Rudolf Carnap, las ciencias militares


podrían estar encasilladas preferentemente dentro de las ciencias
sociales, aunque también muchos de sus aspectos son propios de
las ciencias naturales, en especial aquellos relacionados con la
geografía. Desde el punto de vista de Mario Bunge, la
categorización se centralizaría en las ciencias fácticas, ya que el
conocimiento fáctico, aunque racional, es esencialmente
probable; dicho de otro modo: la inferencia científica es una red
de inferencias deductivas (demostrativas) y probables
(inconcluyentes).34 Por esto último, se ha estimado conveniente
relacionar las características de las ciencias militares con las
particularidades de las ciencias fácticas estipuladas por Mario
Bunge.35

1.3. Características de las ciencias fácticas según Mario Bunge

Mario Bunge propone quince características que deben reunir las


ciencias fácticas:36


33
Bunge, Mario. La ciencia, su método y su filosofía. Buenos Aires: Ediciones Siglo
Veinte, 1996, pp.9-14.
34
Ídem, p.14.
35
Ídem, pp.16-36.
36
Tienen cabida en la denominación de ciencias o disciplinas fácticas aquellas que
poseen un contenido empírico (conocido), donde todos sus enunciados deben ser
susceptibles de ser confirmados por la experiencia y por ende la verificabilidad es
un criterio para distinguir esta ciencia de otros tipos de saber. El objeto de
estudio de la ciencia fáctica son los hechos, como la historia, la sociología, etc.
CA

En primer lugar, indica que el conocimiento fáctico parte de los
hechos, los respeta hasta cierto punto, y siempre vuelve a ellos.
Se observan los hechos y fenómenos que interesan y se estudian
sin modificarlos, si ello no es posible, los cambios serán objetivos,
nunca arbitrarios.

El conocimiento científico transciende los hechos: descartar los


hechos, produce nuevos hechos y los explica. Correlaciona y
explica. Selecciona y controla los hechos, los reproduce si es
posible. Racionaliza la experiencia en lugar de restringirse a
describirla. Es decir, no se limita a la mera clasificación de los
fenómenos, sino que los explica formulando hipótesis y teorías.

La ciencia es analítica: aborda problemas circunscritos, uno a


uno, y trata de descomponerlo todo en elementos. No ignora la
síntesis, pero rechaza la pretensión irracionalista de que la
síntesis puede ser aprendida por una intuición especial, sin previo
análisis.

La investigación científica es especializada. La ciencia está


fraccionada en sectores independientes, pero a pesar de esto
existe unidad metodológica. Además, hay áreas de la ciencia que
son interdisciplinarias, como por ejemplo, la bioquímica, la
psicología social, entre otros.

El conocimiento científico es claro y preciso. Procura la precisión;


nunca está enteramente libre de vaguedades, pero se las ingenia
para mejorar la exactitud. La claridad y la precisión se obtienen
con 1) los problemas se formulan de manera clara, 2) parte de
nociones claras y luego las complica, purifica y eventualmente las
rechaza, 3) define la mayoría de los conceptos, 4) crea lenguajes
artificiales, palabras, símbolos, etc., y 5) procura siempre medir y
registrar los fenómenos.

El conocimiento científico es comunicable. No es inexplicable sino


expresable, no es privado sino público.
CB

El conocimiento científico debe ser verificable. Debe aprobar el
examen de la experiencia. Con el fin de explicar un suceso se
adelantan conjeturas que deben ser colocadas a prueba de forma
empírica para probar su autenticidad.

La investigación científica es metódica, no es errática, sino


planeada. Los investigadores no tantean en la oscuridad sino que
saben lo que buscan y cómo encontrarlo.

El conocimiento científico es sistemático. Comprende un sistema


de ideas conectadas entre sí.

El conocimiento científico es general, ubica los hechos singulares


en pautas generales y los enunciados particulares en esquemas
amplios. Al científico no le interesan los hechos aislados si no es
para generalizarlos, para hallar características comunes, las
cualidades esenciales y las relaciones de uniformidad.

El conocimiento científico es legal, se esfuerza en descubrir y


aplicar leyes. Hay leyes de hechos y leyes mediante las cuales se
pueden explicar otras leyes.

La ciencia es explicativa. Intenta explicar los hechos en términos


de leyes y las leyes en términos de principios. Los científicos,
además de saber cómo son los fenómenos, buscan sus causas.

El conocimiento científico es predictivo. Trasciende la masa de los


hechos de experiencia, imaginando cómo ha sido el pasado y
cómo puede ser el futuro. Por ello se caracteriza más por su
perfectibilidad que por su certeza.

La ciencia es abierta. No reconoce barreras a priori que limiten el


conocimiento. Los conocimientos científicos no son irrefutables,
cerrados y concluidos, por el contrario, el conocimiento científico
puede ser siempre refutado y así, hasta el principio más sólido
puede ser sustituido. El progreso científico se debe, entre otros
factores, a que en la ciencia no hay dogmatismo y todo está
abierto a la controversia.
CC

La ciencia es útil. Busca la verdad y por ello la ciencia es eficaz
para proveer herramientas para el bien o para el mal.37

1.4. ¿Cómo se relacionan las quince características de Mario


Bunge con el saber militar?

Efectuada una clasificación y reseñadas las características


principales de las ciencias fácticas, nos queda el camino abierto
para ver cómo se comportan las ciencias militares con las
características de las ciencias según Mario Bunge, y cuál sería el
tipo del conocimiento científico involucrado e investigación
científica pertinente.

Previamente, cabe señalar, que en 1998 se efectúa una


aproximación al respecto, y en aquel entonces, el Teniente
General Julio Canessa Robert publicó un artículo denominado “La
integración y Relaciones entre las ciencias sociales y las ciencias
militares”,38 en el cual señala que existe una clara diferencia
entre las ciencias militares y las ciencias sociales cuando se
compara el grado de desarrollo e integración logrado por cada
una. Ello se debe, según el general Canessa, a que el avance de
las ciencias sociales es más nuevo, y más bien ha sido
preocupación del último tiempo, las militares también han
Logrado una consolidación epistemológica que aún no todos
reconocen unánimemente como tal, por diferentes razones. En
efecto, dice el general Canessa, si bien es cierto: la estrategia y
otras ramas del saber militar clásico son casi tan antiguas como
el hombre, no es menos cierto que su desarrollo y
desenvolvimiento científico es posterior, ya que antes sólo estuvo
al alcance de los grandes capitanes y hombres de excepción. Solo
en los tiempos modernos, coincidiendo con la gran evolución de
los hechos bélicos, a contar específicamente del siglo XVII en
adelante, las ciencias militares vinieron a ser investigadas y

37
Ídem.
38
Canessa Robert, Julio. “La integración y Relaciones entre las Ciencias Sociales y
las Ciencias Militares”. Memorial del Ejército de Chile Nº 457. Santiago:
Departamento Comunicacional, 1998, p.91.
CD

ordenadas metódicamente para ser transmitidas en forma
sistemática a las nuevas generaciones de conductores militares.39

Además, señala que el cientista político moderno, Alvaro D'Ors,


determinó que en la Ciencia Política existen tres áreas
fundamentales; la eunomía (eu nomos) o ciencias de la buena
ordenación, referida en especial a la política legislativa; la
amfictiónica (amphictiones, o vecino), que se refiere al
establecimiento de relaciones con otros grupos exteriores al
gobernado y la filáctica (de phylax, guardián), rama de la ciencia
política que se ocupa de la defensa del grupo por parte del
gobierno, de la sociedad política o Estado. Finalmente, manifiesta
que lo que conforma la ciencia militar, en suma, no es sólo una
ciencia, sino una variedad de ciencias relacionadas entre sí, por el
propósito común de asegurar la defensa del ente político
soberano. Por cierto, dice el general Canessa, el hecho de que
tenga una gran variedad de ciencias, no significa, en ningún caso,
que sea una miscelánea inconexa de diferentes disciplinas.40

Pese a lo anterior, se estima que las dudas se pueden despejar,


contrastando cada una de las características de las ciencias
definidas por Mario Bunge con la perspectiva de las ciencias
militares actuales.

1) El conocimiento científico es fáctico:41 las ciencias militares


se sustentan en la observación y análisis histórico de las guerras
y batallas tal como fueron. Está basado en los hechos o limitado a
ellos, y no en lo teórico o imaginario. A partir de las experiencias
históricas es posible definir probables efectos que sucederán en
situaciones similares. No es factible realizar –a modo de
experimentación– una guerra o una batalla para percatarse


39
Ídem, p.92.
40
Ídem, p.96.
41
Conocimiento fáctico es aquel que se fundamenta y se limita al conocimiento de
los hechos.
CE

respecto de correlación entre las fuerzas, tecnología y
voluntades.

2) El conocimiento científico trasciende los hechos: se deduce


respecto de las experiencias individuales o colectivas y no se guía
por meras coincidencias. Pese a que las situaciones coyunturales
también son importantes para concluir respecto de los
dispositivos y maniobras militares, las deducciones se obtienen a
partir de la teoría que ha sido posible construir y no de las
casualidades.

3) La ciencia es analítica: el análisis en las ciencias militares


implica el estudio y descomposición de todas las variables que
inciden en el desarrollo de los acontecimientos, las relaciones
entre las partes permiten, en definitiva, estructurar la síntesis.
Las ciencias militares buscan soluciones a cada uno de los
problemas que representan las disciplinas o áreas de estudio que
la componen, como la táctica, estrategia, geografía, etc.

4) La investigación científica es especializada: el proceso de


investigación en las ciencias militares requiere de esfuerzos
multidisciplinarios que individual y colectivamente permitan ir
construyendo el saber, la logística, la táctica, la inteligencia, la
política, y otras áreas, convergen con sus respectivos procesos de
análisis para dar vida a un todo coherente.

5) El conocimiento científico es claro y preciso: los


paradigmas realistas están más cerca del estudio de las ciencias
militares, ya que permiten respuestas precisas y descartan las
vaguedades. Los problemas de índole militar o relacionados con
la guerra en general son fácilmente identificables, aunque no
necesariamente comprobables, por ello es necesario construir
planteamientos teóricos y emitir diferentes conceptos que
permitan ser reformulados y eventualmente rechazados.

6) El conocimiento científico es comunicable: los estudios


militares y específicamente el análisis del campo de batalla de las
guerras locales o regionales se nutre de la historia, por lo cual no
CF

existen secretos respecto de sus planteamientos teóricos,
principios o modalidades. El conocimiento de la guerra y de lo
militar en general, está debidamente a disposición de cualquier
ciencia o disciplina. Está demostrado que las tácticas y
estrategias son de conocimiento público, eso sí, después de
implementadas, ya que la fricción de las voluntades impide que
las planificaciones se concreten íntegramente como fueron
concebidas. Las ciencias militares resguardan información
respecto de las potencialidades propias como del adversario, pero
es sabido también, que los análisis sobre esta variable de igual
forma permiten acceder al conocimiento de sus contenidos.

7) El conocimiento científico debe ser verificable: una de las


principales particularidades de las ciencias militares es su
imposibilidad de colocar en experimentación sus planteamientos,
lo que no quiere decir que estos no se puedan basar en la
experiencia que la historia reporta. No es factible hacer el
experimento de una batalla para comprobar las teorías, pero si
verificarlas mediante la observancia de la historia. Diversas
ciencias no podrán ser verificadas mediante experimentos, como
la astronomía, antropología o geología, lo que no implica que no
se pueda formular una teoría según las técnicas de verificación
que se empleen.

8) La investigación científica es metódica: las ciencias


militares son profusas en cuanto a los diferentes métodos para
buscar soluciones. Desde el siglo XVIII es notorio el empleo de
diferentes modelos de apreciación y planificación, y
preferentemente son utilizados a partir del siglo XIX, coincidente
con la creación de los estados mayores en Europa central. Para
buscar soluciones de tipo militar se emplean diferentes métodos
(modelos de análisis) que se han ido conformando, comprobando
y reformulando constantemente.

9) El conocimiento científico es sistemático: todas las ciencias


y disciplinas que comprenden las ciencias militares (geografía,
psicología, sociología, logística, organización, estrategia,
inteligencia, táctica, etc.) están interconectadas entre sí. Los
CG

conocimientos convergentes de estas permiten una
retroalimentación permanente, para ir evolucionando y
acumulando conocimientos. En especial, cuando se produce un
suceso bélico en particular –que por lo general han sido
constantes en la historia de la humanidad– se genera un nuevo
impulso, que incorpora experiencias para contrastar conocimiento
adquirido o formular nuevas teorías.

10) El conocimiento científico es general: las ciencias militares


como un todo se preocupan del estudio de la guerra, y
específicamente de sus causas, desarrollo y término. Es decir,
analizan el fenómeno como un todo, pero dando debida atención
a cada una de las disciplinas y ciencias que la integran. Sus
resultados son de carácter general y abstracto. La construcción
de un referente teórico que surge de diversas experiencias,
permite aplicar un modelo y definir principios generales.

11) El conocimiento científico es legal: las ciencias militares


llegan a la raíz de los problemas. La naturaleza del ser humano y
específicamente su constante vida en conflicto consigo mismo y
con los demás, permite generar leyes de la observación de los
hechos y explicar otras leyes. Las leyes de la guerra tienen una
fuerte dosis de inmutabilidad, pero sí de efectos distintos según la
evolución que experimente la cultura y la tecnología.

12) La ciencia es explicativa: los sucesos que ocurren en el


campo de batalla se explican mediante la formulación de leyes y
estas son los principios que rigen los comportamientos en la
guerra. Consabido es a modo de ejemplo, que la ley de la
“libertad de acción” implica tomar la iniciativa de los movimientos
y mantenerlos mediante operaciones ofensivas. Como también,
que la libertad de acción se explica en la obtención de
superioridad, sorpresa, movilidad y seguridad. Pese a lo anterior,
la guerra no puede conducirse desde un manual de leyes, normas
o principios, y aquí es donde tiene cabida la habilidad de los
comandantes, es decir, el arte o ingenio de los protagonistas.
CH

13) El conocimiento científico es predictivo: el análisis de los
dispositivos, fuerzas y recursos disponibles permite concluir
respecto de lo que probablemente pasará en el campo de batalla.
Las presunciones tienen especial cabida en las recreaciones que
será necesario efectuar para buscar una explicación a lo que
intentará realizar el adversario, como también a los efectos que
se espera lograr con la acción de los recursos propios. El método
de apreciación de cuestiones militares es inminentemente
predictivo, ya que compara cursos de acción, analiza
posibilidades, y conjuga los efectos tecnológicos y geográficos
sobre las propias tropas y las del adversario.

14) La ciencia es abierta: las ciencias militares son falibles. Sus


teorías, leyes, principios o modelos varían constantemente, y en
variadas ocasiones su carácter predictivo queda superado por los
constantes cambios de situaciones que alteran los resultados
esperados. Una prueba de ello, son los diversos principios y leyes
de la guerra que se han ido reformulando a través de la historia,
y que a la postre han ido fortaleciendo los métodos de
investigación que la caracterizan.

15) La ciencia es útil: las ciencias militares son de gran utilidad


para prevenir y resolver los conflictos, incluso empleando la
fuerza. Desgraciadamente, en la historia de la humanidad existen
múltiples ejemplos para justificar el desarrollo de una guerra,
como también se puede observar una clara tendencia a limitar los
efectos sobre las personas. La guerra es inseparable de la historia
social del hombre, y por ende, su estudio está ligado a la política
y evolución de las sociedades.

Con esta comparación entre las características de las ciencias


fácticas propuestas por Mario Bunge y las particularidades de las
ciencias militares como hoy se conocen, es posible aseverar que,
a la luz de los planteamientos de Bunge, las ciencias militares son
una ciencia, indistintamente se les denomine ciencia militar o
ciencia de la guerra.
CI

Por ello, podemos indicar que, las ciencias militares tienen una
base de conocimiento que nos aporta la historia militar y el
estudio de la guerra en particular, donde los principios de la
guerra universalmente aceptados como tales, son el resultado de
las relaciones de causa-efecto de la conducción militar, como
también, que la investigación que se realiza de cada uno de los
nuevos conflictos que se suscitan en el orbe o diferentes
perspectivas del pasado, permiten incrementar el conocimiento
de la ciencia militar. Por las particularidades de las guerras –
donde están presentes las voluntades, incertidumbre y virtudes
de la tropa y líderes– es una ciencia donde lo falible es parte de
su esencia y desarrollo.

Por lo anterior, se propone la siguiente definición de ciencias


militares:

1.5. Definición de ciencias militares

Las ciencias militares se ocupan de la organización y empleo de


las fuerzas militares en tiempo de paz y guerra. Implica la
observación y sistematización de las informaciones relacionadas
con los fenómenos que tratan sobre la guerra, y el empleo de los
medios militares en el proceso de gestación, desarrollo y
evolución de un conflicto, incluyendo las actividades relacionadas
con la prevención de la guerra o articulación de la paz. Es una
ciencia explicativa y predictiva, que sustenta su conocimiento en
la historia y en sus diversas técnicas de análisis e investigación
que han permitido formular diferentes leyes y principios sobre el
empleo de las fuerzas. Concurren en el diseño de su fisonomía
diversas ciencias, formales, naturales y preferentemente sociales,
que integradamente dan vida a una ciencia útil para dirigir la
guerra en búsqueda de la paz. (Fig. 1.)

La definición anterior admite dos aclaraciones. Primero, se


pluraliza la acepción, porque en ciencias militares se agrupan
todas las áreas o disciplinas que la conforman, como también
para no colocar una frontera teórica respecto de sus fines.
Segundo, la definición no hace mención al arte, porque, como lo
D@

veremos más adelante, éste está implícito en todo el proceder
respecto de la ciencia, aunque más visible en la táctica y en la
estrategia.

9 

!+,!-!(.%*()(!+./&2-.,. -!,0%)(!-61%)'-2+)-./& )-

  
  
      
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  7   7


 :     :  

Fig. 1: Definición de ciencias militares.

1.6. Los paradigmas, axiomas, modelos, teorías, leyes y


principios

Para complementar la definición de ciencias militares es


conveniente relacionar algunos de los conceptos teóricos
involucrados, de tal forma de comprender sus fines.
Los paradigmas son indistintamente conceptualizados. Para
algunos es un conjunto de reglas que gobiernan una disciplina.
Estas reglas se ocupan normalmente como verdades
incuestionables, porque son tan evidentes, que se tornan
transparentes para los que están inmersos en ellas. En ese
mismo contexto, es un conjunto de modelos que son
incorporados a los valores y costumbres de la sociedad. Un
paradigma va supliendo a otro, a medida que van surgiendo a
través de la investigación. Vivimos rodeados de diferentes
paradigmas. Thomas Kuhn indica que es el conjunto de prácticas
que definen una disciplina científica durante un determinado
periodo de tiempo y que incluye lo que se debe observar e
DA

investigar; el tipo de interrogantes que se supone hay que
formular para hallar respuestas en relación al objetivo; cómo
tales interrogantes deben estructurarse; y cómo deben
interpretarse los resultados de la investigación científica.42 Por
ejemplo, en el estudio de las relaciones internacionales se hace
mención a los “paradigmas” realistas, idealistas, marxistas y
otros. En los procesos de investigación existen los “paradigmas”
del positivismo, estructuralismo y otros.

Los modelos constituyen un ideal para imitarlo o reproducirlo, es


decir podrán existir diferentes paradigmas sobre una determinada
materia, pero, generalmente un modelo en particular es
seleccionado para efectuar un análisis sobre el mismo, lo que no
implica que no se pueda utilizar más de un modelo o incluso
varios al mismo tiempo. En las ciencias, un modelo es el
resultado del proceso de generar una representación abstracta y
conceptual que permite indagar, analizar, predecir o concluir.

Diferentes áreas o disciplinas han construido y continuamente


reformulan modelos para adoptar decisiones relacionadas con la
especialidad o ser empleados como un método para concluir
sobre un determinado problema. Por ejemplo, en las ciencias
militares se emplea un modelo para efectuar una Apreciación de
Situación, y un modelo para la elaboración de un plan. El
primero, es un modelo de un método para sucesivamente llegar a
la solución de un problema, y el segundo, es una forma para
representar todas las previsiones que será necesario implementar
ante una situación determinada.43

Una teoría está compuesta de observaciones, axiomas y


principios o postulados, que tienen el propósito de exponer bajo
qué condiciones se desarrollarán ciertos supuestos. La


42
Kuhn, Thomas S. La estructura de las revoluciones científicas. Madrid: Fondo de
Cultura Económica de España, 2005.
43
En la mayoría de los modelos militares de “apreciaciones de situación” se
contrastan hipótesis o variables que inciden en la solución del problema (situación
– enemigo – terreno – tiempo atmosférico).
DB

observación permite detectar y reunir información sobre un
fenómeno. Los axiomas no requieren demostración, pues se
justifican solos, y sobre estos se construye el conocimiento por
medio de la deducción. El axioma gira siempre sobre sí mismo,
mientras los postulados se deducen de este. Por ende, un
postulado es una proposición razonada que tiene como objetivo
formar parte de una teoría. Las teorías se enuncian para explicar,
predecir y dominar diferentes fenómenos. En muchas
circunstancias, la teoría es vista como un modelo de la realidad.
Una teoría tiene que ser verificable y debe hacer generalizaciones
de observaciones insertas en un conjunto coherente e
interrelacionado de ideas. Algunos ejemplos de teorías: teoría de
la evolución, teoría atómica, teoría del poder aéreo, etc. De igual
forma, muchas teorías han sido refutadas a lo largo de la
historia: teoría de que la tierra es plana, teoría del espacio vital,
etc. (Fig. 2)


   

      


       
      9

 
   
7 
  
  8 8    
   
    
7   
   
  
7 


Fig. 2: Paradigmas, modelos y teorías


DC

1.7. Las ciencias y disciplinas que integran las ciencias militares

Las ciencias militares están comprendidas por diversas disciplinas


y otras ciencias que se ocupan de materias relacionadas con la
organización y empleo de las fuerzas militares en diferentes
circunstancias: la Ciencia, que para Dios es una, se manifiesta
para el hombre en modos infinitos, porque infinitos son los
fenómenos observables.44 Estas ciencias y disciplinas (Fig.3)
convergen en el estudio y conducción de la guerra como un
fenómeno político y social: será importante conocer los valores
morales, las voluntades en el momento decisivo de la batalla y
las características del liderazgo de quien conduce a sus hombres
en el combate, para ello la psicología tendrá un valor primario;
para decidir qué maniobra realizar y qué tipo de armamento
emplear se deberá recurrir a la táctica y a la estrategia; para
concluir respecto de los efectos que tendrá la morfología y el
clima en el avance de la tropas, será necesario concurrir a las
ciencias geográficas, para abastecerlas, a la logística, para reunir
información sobre el adversario, a la inteligencia, para respetar
los acuerdos internacionales sobre la guerra se requerirá del
derecho, o para efectuar adquisiciones y realizar el
abastecimiento de las tropas será necesario conocer sobre
administración y economía, etc.

Villamartín, para resaltar la importancia de las ciencias militares


señaló:

Esta Ciencia es una de las sociales, la de más importancia, la


que estudia a la sociedad en el desequilibrio de sus
elementos; y, además, entre las ciencias naturales ocupa el
puesto de una ley de la creación: es una de las fuerzas
destructoras que está contada por Dios para compensar las
creadoras; es, a la vez epidemia y tempestad; es un
fenómeno simple, como lo es el cólera, y ni uno ni otro
podemos suprimir. Para cada uno de ellos hay una ciencia. 45


44
Villamartín, op. cit., p. 7.
45
Ídem, p. 10.
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Fig. 3: Las ciencias y disciplinas de las ciencias militares por niveles

Como se aprecia en la Fig. 3., en las ciencias militares participan


ciencias como la geografía, las ciencias formales como las
matemáticas, y las ciencias sociales como la sociología, por
nombrar algunas. Pero destacan las que son eminentemente
militares y que constituyen el centro vital de la ciencia militar,
como lo son la estrategia y la táctica donde a la vez están
involucradas la logística, inteligencia y organización como
facilitadoras o coadyuvantes de las mencionadas. Todas las
ciencias y disciplinas convergen en la ciencia militar y todas
interactúan en el incremento del conocimiento, por ello, ninguna
es más importante que la otra, ya que no podría diseñarse una
estrategia de no mediar la intervención del conocimiento
geográfico, o de la logística e inteligencia.

Pese a lo anterior, se propone una diferenciación por niveles


como se indica en la Fig. 3, para explicitar que, las que se
encuentran en el 1er, 2do y 3er nivel, poseen métodos propios y
ad hoc a las ciencias militares para solucionar las complejidades
que la conducción o el estudio de la guerra demanda. Por el
contrario, las otras ciencias de los niveles restantes poseen
métodos que obedecen a las particularidades de la investigación
en las ciencias sociales o formales, según corresponda.
DE

1.8. La importancia de la historia militar

La historia constituye la base de las ciencias militares para la


construcción de sus teorías, postulados, leyes o principios. La
historia militar es más que una colección de incidentes, hechos,
fechas y personalidades. El conocimiento que se procura por
medio de la investigación histórica, depende enteramente de la
información que hayan transmitido y puedan transmitir aquellos
que vivieron el evento o asunto que se investiga en el lugar y
tiempo apropiado.

La investigación de tipo histórica tiene algunas insuficiencias


importantes en comparación con otras investigaciones de las
ciencias sociales. En primer lugar, puesto que la disponibilidad de
los datos siempre está limitada por factores que no están bajo el
control del investigador, es probable que la generalidad de los
resultados también sea restringida. Si todo lo disponible para
trabajar son diversas misivas, y no existe un documento que
permita verificar si los sucesos realmente ocurrieron, no se le
podrá dar valor de uso a la información reunida. No obstante, el
estudio de la historia y la estrategia es el máxime de la formación
del militar, ya que las grandes campañas y operaciones donde se
entrelazan voluntades es la expresión multidisciplinaria que debe
estar presente en la investigación de la histórico-militar. Pese a
ello, las maniobras militares no lo son todo: la voluntad política,
la opinión pública y el entorno internacional son, por decir,
algunas de las variables que inciden en los acontecimientos
bélicos. Ninguna acción militar se concibió para la simple acción
de conquistar o destruir, sino que para lograr un efecto o una
situación deseada por el nivel político.46

La historia militar no tiene solo el propósito de explicar la


evolución del pensamiento y la ejecución de las operaciones
militares, sino que: además debe describir con rigor, detalle y


46
Ortega Prado, Rodolfo. “Aproximación a la Metodología en la Investigación de la
Historia Militar”. Cuaderno de Difusión Nº 29 año 12. Santiago: Academia de
Guerra del Ejército de Chile, 2009, p.11.
DF

precisión técnica, las escuelas de pensamiento militar vigentes y
su evolución, las tendencias y corrientes de opinión sobre el
empleo de las fuerzas y las armas en el combate y, desde luego,
los enfrentamientos bélicos pero enjuiciados desde un punto de
vista técnico-militar.47 Por consiguiente, en la actualidad el
estudio militar de la guerra no se puede circunscribir solo a las
operaciones militares o al empleo coercitivo de las fuerzas, la
guerra es más que eso y la historia militar también. Ya no basta
saber por dónde se emplearon las fuerzas, es necesario conocer
por qué se resolvió emplearlas en esa dirección y cuáles fueron
las variables que para tal resolución se analizaron.

Para lograr lo anterior, será necesario acceder a variadas fuentes


de información, a comprobar su autenticidad, a criticarlas en
relación con el suceso o pregunta planteada, y acceder a diversas
fuentes primarias que permitan ampliar el horizonte de la
investigación, donde otras ciencias o disciplinas, además de la
militar, también tienen especial participación.48

1.9. Lo militar es una ciencia

Con los antecedentes aportados y en el contexto de los


planteamientos sobre las ciencias fácticas de Mario Bunge, se
puede decir que las ciencias militares son una ciencia porque
tienen un objeto de estudio que es la guerra, cuenta con sus
propios métodos de investigación y con diferentes principios y
normas que se sustentan en la historia de las guerras y conflictos
entre las sociedades; constantemente se está generando nuevo
conocimiento y existe una base suficiente de saber acumulado
que permite dictar principios y normas para la confirmación de los

47
Quero Rodiles, Felipe. Batallas Principales del Siglo XX. Madrid: Secretaría
General Técnica del Ministerio de Defensa, 2006, p.18.
48
El estudio e investigación de la historia militar no comprende la simple
memorización de sucesos, por el contrario, es necesario llegar a comprender las
motivaciones y resoluciones de los protagonistas de batallas y campañas, donde
las deducciones sobre la táctica y estrategia empleada está cubierta de una
bruma protectora que sólo con el rigor científico es factible desentrañar.
DG

sucesos donde estén implicadas fuerzas militares, o en su
defecto, proponer nuevas máximas y explicarlas, para
nuevamente continuar comprobándolas.49 Las ciencias militares
son falibles y útiles a las sociedades en la medida que sirvan para
prevenir los conflictos y mantener la paz, y en los casos en que
este objetivo no sea posible, las ciencias militares hacen su
aporte entregando conocimiento sobre la organización y empleo
de las fuerzas militares en cualquier circunstancia que implique el
empleo de fuerzas militares.


49
Los principales principios o leyes de la guerra se relacionan con la mantención del
objetivo, economía de los medios, sorpresa, seguridad y ofensiva entre otros. Ver
el texto de Manuel Montt Martínez, La Guerra. Su Conducción Política y
Estratégica, Santiago: Estado Mayor del Ejército, Volumen XVI, 1955.

DI


CAPÍTULO II

EL ARTE MILITAR

El arte que yo elegiría como aquel con una más estrecha


semejanza con el mando en la batalla es la pintura. Ambos el
comandante y el pintor, han de reducir una masa de material
más o menos desordenado a un orden de su propia elección.
Todo artista, sea un general o un pintor, músico o escultor,
es, como cualquier otro ser humano, único.
General Sir John Hackett

El arte de la guerra es bastante sencillo. Descubre dónde está


tu enemigo. Alcánzale lo más rápido posible. Golpéale lo más
fuerte que puedas y sigue adelante.
General Ulysses S. Grant

En el capítulo I se efectuó una aproximación teórica de los


asuntos militares y de la guerra como ciencia, incluso se indicó
que como tal, implica la observación y sistematización de las
informaciones relacionadas con los fenómenos que tratan sobre la
guerra y el empleo de los medios militares en el proceso de
gestación, desarrollo y evolución de un conflicto, incluyendo las
actividades relacionadas con la prevención de la guerra o
articulación de la paz. Además, señalamos que es una ciencia
explicativa y predictiva, que sustenta su conocimiento en la
historia y en sus diversas técnicas de análisis e investigación que
han permitido formular diferentes teorías, normas y principios
sobre el empleo de las fuerzas.

Ahora es pertinente acercarnos a su comprensión como arte


militar o arte de la guerra, en razón que el prolongado debate de
si las ciencias militares son ciencia o arte es por sí misma
suficiente justificación para analizar el por qué ha sido catalogada
por algunos tratadistas de asuntos militares solo como arte, y en
los últimos años como arte y ciencia.
E@

La cuestión no significa que no esté resuelto el dilema, sino la
conveniencia de incrementar la fundamentación o explicitar otras
variables de análisis para reflexionar sobre ello.

2.1. ¿Qué es el arte?

El arte y su directa relación con las personas que lo expresan


corresponden a actividades que requieren de un aprendizaje
previo y pueden limitarse a una particular habilidad técnica o
extenderse hasta la expresión de una propia visión de la cultura,
de la vida o del mundo. El arte en quien lo practica y aprecia es
una experiencia que puede ser de orden decorativo, emocional,
intelectual o bien armonizar todas esas cualidades. Tanto el arte
como la ciencia demandan destreza técnica.50

En general, los académicos que reflexionan sobre el arte,


coinciden con Samuel Silva de la Fuente (1942) en indicar que en
la conceptualización de arte es posible distinguir tres rasgos
característicos: 1) el arte es el resultado de un acto creativo, que
manifiesta de forma implícita o explícita la expresión de la
sociedad en que surge, y es privativo del ser humano; 2) la
creación artística es el resultado de la actividad del hombre; y 3)
lo que permite la calificación de algo como obra de arte es
puramente el hecho de que sea una actividad humana, y que ésta
tenga una respuesta estética. Es decir, podríamos aseverar que el
arte es un medio por el cual una persona expresa sus propias
ideas, sus percepciones, pensamientos e intuiciones.
Específicamente el Diccionario Militar del Ejército de Chile indica
que arte: es la habilidad, talento, destreza, cautela, astucia,
maña. Frente a la ciencia, como conocimiento verificable, racional
y práctico, a través de la técnica, el arte constituye un orden
gratuito que busca la distracción y el goce estético. Existe mucha

50
Los artistas y los científicos aspiran a fundar un orden partiendo de estilos
diversos y, en apariencia, aleatorias del mundo. Pero hay una diferencia muy
importante entre ambos, los científicos estudian las percepciones de los sentidos
de modo cuantitativo para descubrir leyes o conceptos que reflejen una verdad
universal. Los artistas prefieren las percepciones cualitativas y las establecen de
forma tal, que manifiesten su propia visión.
EA

analogía en el desarrollo histórico de las ciencias y las artes. Arte
y ciencia reflejan la personalidad humana en cada periodo
histórico y evolucionan en armonía con una misma inquietud que
nace de la curiosidad o necesidades del hombre.51

Comúnmente el arte es relacionado con lo estético, y para unos


las obras de Miró, Picasso y Dalí admiten cuestionamientos en sus
formas, pero para otros son la expresión de las tres etapas de la
producción artística que expresara Silva de la Fuente: por largo
tiempo se ha admitido como una realidad la división de las
fuerzas productoras del arte en tres periodos: el imaginativo, el
de producción y el de reflexión.52 Por lo tanto, la filosofía sobre el
arte está directamente relacionada con la vida y con la función
que el arte ha tenido en la sociedad. Por ello, la definición de arte
que hace Dino Formaggio es una de las más validadas: arte es
todo aquello a que los hombres llaman arte.53 Al referirse al
manuscrito A.VI.1 de los archivos Husserl de Lovaina, en el que,
a propósito de una pintura de Rafael, dice que la producción
como tal es estimada, admirada; o sea, es el producto de un
hacer creativo según una concepción y una ejecución técnicas.
Por consiguiente según Dino Formaggio: aquí aparece ya
delineado todo el valor, esencial para el arte, con que la ejecución
técnica entra no sólo en la constitución de la obra sino en la
misma adquisición del gusto y del juicio, en razón de un
adecuado proponerse de la experiencia artística concreta a la
reflexión.54

Por su parte Ernst H. Gombrich señala en relación al arte y los


artistas que el arte: no existe, tan solo hay artistas.55 Agrega,
además, de que no hay ningún mal en llamar arte a todas las

51
Ejército de Chile. Manual de Instrucción Diccionario Militar M.Is.C.(P) 873.
Santiago: Estado Mayor General del Ejército, 1993, p.29.
52
Silva de la Fuente, Samuel. Las bellas artes y las costumbres. Santiago:
Zamorano y Caperan editores, 1942, p.17.
53
Formaggio, Dino. Arte. Barcelona: Editorial Labor S.A., 1976, p.11.
54
Ídem, pp.14-15.
55
Gombrich, Ernst H. Historia del Arte. Madrid: Alianza Editorial, 1984, p.13.
EB

actividades, mientras tengamos en cuenta que tal palabra puede
significar muchas cosas distintas en épocas y lugares diversos.

Otro destacado filósofo del arte, Hipólito Taine, indica que el


punto de partida para entender la naturaleza del arte consiste en
aceptar que una obra de arte no existe aislada, y por lo tanto es
necesario buscar el conjunto del que depende y según el cual se
explica. Además, señala que el primer paso no es difícil, ya que
una obra pertenece a la obra total del artista que es su autor:
cada uno sabe que las diferentes obras de un artista son todas
hermanas como hijas de un mismo padre, es decir que tienen
entre si semejanzas notables.56 Complementando su aseveración,
Taine indica que hay un Conjunto superior al del propio artista
que: es la escuela o familia de artistas del mismo país y del
mismo tiempo.57

Los científicos y los artistas están unidos en la compresión del


universo que habitan, lo valoran de diferentes formas y son los
protagonistas en transmitir sus interpretaciones y percepciones al
resto de la sociedad. Los artistas lo hacen en forma cualitativa
agregando su propio ideario cultural, por su parte los científicos
analizan las percepciones de manera cuantitativa y así descubren
leyes universales. Una diferencia es fundamental, las obras de
arte poseen un valor permanente, mientras la mayoría de las
ciencias, y en especial las fácticas, son refutables.

2.2. Karl von Clausewitz y el arte militar

Uno de los tratadistas militares del siglo XIX que más ha


perdurado es Karl von Clausewitz. Su aporte todavía tiene
implicancias en el nivel político de dirección de la guerra, y
estratégico y táctico de la conducción de las operaciones
militares. Sus ideas influyen en todos los ámbitos donde se
estudie el suceso de la guerra, y es el sustento de las modernas


56
Taine, Hipólito. Filosofía del Arte. Buenos Aires: El Ateneo, 1944, p.16.
57
Ídem.
EC

teorías sobre la guerra como fenómeno social y político. En el
Libro II, Capítulo III, de su obra De la Guerra, Clausewitz
reflexiona sobre el arte o ciencia de la guerra. Inicia sus
deliberaciones indicando que el objetivo es la ciencia cuando es
mero conocimiento; y el arte cuando es habilidad práctica.

Según Clausewitz, el conocimiento es algo distinto de la habilidad


práctica. La diferencia es tal, que no debería confundirse a uno
con otro. La habilidad práctica no puede ser contenida, en forma
adecuada, dentro de un libro y el arte nunca debería figurar, en
consecuencia, en el título de un libro. Pero, debido al
acostumbramiento a poner juntas las ramas de conocimiento
requeridas para la práctica de un arte (ramas que por separado
pueden ser pura ciencia) bajo la denominación de “teoría del
arte”, o simplemente “arte”, no es desacertado mantener esta
base de distinción y llamar arte a todo, cuando el objetivo es la
habilidad creadora –por ejemplo, el arte de edificar– y ciencia,
cuando se trata simplemente de conocimiento –como en las
matemáticas y en la astronomía–. Es evidente y no debería
confundirse el hecho de que en cada teoría separada del arte
puedan aparecer ciencias enteras, pero también vale la pena
hacer notar, que es casi imposible la existencia de la ciencia sin el
arte.58

Luego, observando las dificultades para separar el conocimiento


del juicio, Clausewitz indica que todo pensamiento es, por cierto,
arte, donde el lógico traza la línea, donde se detienen las
premisas, que son resultado del conocimiento y comienza el
juicio, allí comienza el arte. Pero aún más, Clausewitz dice que
incluso el conocimiento mental es juicio y, en consecuencia, arte
y finalmente, lo es también el conocimiento mediante los
sentidos. Es tan imposible imaginar a un ser humano que posea
tan sólo la facultad del conocimiento sin la del juicio, como es
imaginar lo inverso, que el arte y el conocimiento nunca pueden
separarse completamiento el uno del otro:


58
Clausewitz, 1994, op. cit, p. 132.
ED

Cuando se trata de creación y de producción, allí está el
dominio del arte; cuando el objetivo es la investigación y el
conocimiento, allí reina la ciencia. Después de todo esto,
resulta evidente que corresponde más hablar de “arte de la
guerra” que de “ciencia de la guerra”.59

Clausewitz indica que el arte de la guerra tuvo, en cierto


momento, el espíritu de un oficio, por ejemplo, en los días de los
Condottieri.60 Pero tomó esta dirección por razones externas, no
internas, y la historia militar expone cuán antinatural e
insatisfactorio fue.61

2.3. Evaristo San Miguel y Valledor

Diversos tratadistas militares se han referido al arte de guerra


como la habilidad de los líderes en la disposición y conducción de
los ejércitos. Uno de los más conocidos es Evaristo San Miguel y
Valledor (1785-1862), que en el siglo XIX se refiere en extenso a
la organización de los ejércitos nacionales en la parte política,
civil y militar. Dentro del ámbito militar es profuso en sus
reflexiones sobre las diferentes armas que componen los ejércitos
y cómo éstas deben efectuar sus movimientos, evoluciones,
cargas, y formaciones en el campo de batalla. San Miguel se
refiere a los servicios de campaña como indisolubles del arte
militar y para ello se extiende en sus apreciaciones sobre la
formación de un ejército en campaña, los reconocimientos
militares, las marchas, las acciones de guerra, los embarcos y
desembarcos, la aplicación de principios en el empleo de ejércitos
de diferentes magnitudes, como también a algunas normas de las
operaciones de guerra ofensivas y defensivas.


59
Ídem, p.133.
60
Los condotieros eran los capitanes de tropas mercenarias al servicio de las
ciudades-estado italianas desde finales de la Edad Media hasta mediados del siglo
XVI. Los condotieros consideraban la guerra como un verdadero arte. Sin
embargo, sus intereses no eran siempre los mismos que los de los Estados a cuyo
servicio estaban. Buscaban riqueza, fama y tierras para sí, y no estaban ligados
por lazos patrióticos a la causa por la que luchaban.
61
Clausewitz, op. cit, p.133.
EE

Una de las principales obras de Evaristo San Miguel es Elementos
del Arte de la Guerra (1826), donde señala que en el arte de la
guerra convergen dos aspectos principales a considerar: primero,
sus principios generales contraídos a su objeto, que es el mismo
en todos los pueblos y en todas las edades: segundo, los medios
e instrumentos de que cada nación se ha valido en diferentes
épocas, para poner en ejecución dichos principios.62 Previo a esta
aseveración, San Miguel indica que jamás el hombre se confió en
solo su valor y en todos los tiempos la efectividad de la fuerza es
la unión, y que esta unión se pierde en los momentos decisivos
de la guerra si las fuerzas no son adecuadamente lideradas.

Además, San Miguel en su propósito de resaltar la importancia de


los elementos del arte de la guerra, indica que sus objetos son
dañar, pero recibiendo de la parte contraria el menor daño a las
fuerzas propias: la mayor o menor instrucción, la mayor o menor
antigüedad, y la diferencia de costumbres, han producido
necesariamente variaciones en los medios de conseguir dichos
objetos.63 Luego, mencionando a los griegos y las diversas
derrotas que infringieron a los ejércitos persas, como también a
los habitantes del Rin y del Danubio que se asombraban al
observar la corta estatura de sus vencedores los romanos, indica
que los progresos en el arte de la guerra han ido en todas las
naciones a la par de los de las artes, las ciencias y todo género
de luces.64

San Miguel plantea en su fundamentación del arte de la


conducción militar, que los principios de la guerra son sencillos, y
por el contrario el arte no lo es, porque no basta con conocer la
teoría si falta la perspicacia y el juicio para aplicarlos. Lo anterior
lo fundamenta diciendo:


62
San Miguel, Evaristo. Elementos del Arte de la Guerra. Madrid: Ministerio de
Defensa, 1992, p.43.
63
Ídem.
64
Ídem.
EF

Si el arte de la guerra consistiese solo en saber, o en grandes
rasgos de valor, no sería tan escaso el número de grandes
capitanes con proporción al de los que abrazan la carrera de las
armas; los resultados de la guerra no serían tan inciertos, y las
batallas se podrían calcular exactamente como otra operación,
donde se cuenta con seguros datos. Mas lo que constituye la
dificultad en la materia es precisamente esta mezcla de lo físico
y lo moral, de la instrucción y del valor, de lo exacto y lo
conjetural, de los resultados que son debidos a un buen plan y
los que proporciona meramente la casualidad.65

Como se aprecia, San Miguel otorga gran importancia a las


virtudes que deben poseer los comandantes que ejercen el
mando de los ejércitos, ya que en ellos radica la habilidad para
organizar a las fuerzas consecuentes con los medios a enfrentar,
y fundamentalmente, para ejercer el liderazgo en el momento
decisivo de la batalla.

El momento crucial de la batalla no solo es importante porque


decide la contienda, sino porque es el momento donde se produce
la mayor cantidad de pérdidas de vidas y por ende donde la
cohesión y espíritu de cuerpo son fundamentales para mantener
la disciplina y vencer el miedo:

Es el conocimiento del corazón humano, en el arte de calcular


las pasiones y los intereses, en el de inflamar los unos y
mover los otros en el sentido que favorezca sus proyectos, en
el de dominar los espíritus tanto de los amigos como de los
enemigos, donde debe sobresalir este jefe de guerreros.66

2.4. Francisco Villamartín Ruiz

Con posterioridad a San Miguel, don Francisco Villamartín Ruiz


empieza su obra Nociones del Arte Militar (1862) indicando que la
ciencia es el conocimiento de las cosas por principios y la
investigación de sus propiedades, pero que: si se desciende algo
más, si se busca la aplicación práctica de esas verdades, en algún
modo veladas al saber; si se quieren satisfacer las necesidades

65
Ídem, p.442.
66
Ídem, p.444.
EG

humanas, valiéndose del conocimiento de un principio o de una
ley de un fenómeno natural, ése es el Arte, porque el hombre,
primero ve con asombro, luego contempla con análisis, después
compone por la síntesis, y, por último, imita y utiliza en beneficio
suyo las fuerzas de la naturaleza.67 De esta forma Villamartín
cataloga a los asuntos de la guerra como “ciencia y arte”, para
llegar a afirmar que toda ciencia tiene su arte. Incluso su
perspectiva de ciencia y arte la diferencia de la siguiente forma:

Cuando se hace funcionar al ejército según su organización


accidental, cuando se da la batalla, se verifica la conquista o
se lleva a cabo la expedición, esto podrá ser arte, un arte
sublime que vive de todos los conocimientos humanos, pero,
al fin, arte, más cuando se legisla para el ejército o para la
guerra, cuando se aprecia filosóficamente este fenómeno y se
le sigue paso a paso con la historia por guía, y se estudia la
relación entre los efectos y las causas, esto es ciencia, porque
es una serie de principios fijos, unos observados, otros
presentidos por la razón humana.68

La última edición de Nociones del Arte Militar publicada por el


Ministerio de Defensa de España,69 indica que el modelo a seguir
de Villamartín fue el francés y que la influencia de Napoleón
(1769-1821) fue el ejemplo de liderazgo por excelencia, que su
obra de 1862 se publicó cuando en Europa se estaban
produciendo las principales innovaciones militares del siglo XIX,
principalmente por lo que significó la industrialización y las
influencias de los tratados militares de Karl von Clausewitz y
Antoine-Henri de Jomini (1779-1869).

La revolución industrial y la disminución de los tiempos de


desplazamientos, la potencia de las armas de fuego y los
adelantos logísticos para apoyar a las tropas, produjeron
innovaciones en la forma de conducir la guerra y dieron lugar a
nuevos tratadistas como Villamartín. La obra de Clausewitz, De la

67
Villamartín Ruiz, Francisco, 1943, op. cit., p.3.
68
Ídem, p.11.
69
Villamartín Ruiz, Francisco. Nociones del Arte Militar. Madrid: Ministerio de
Defensa, 1989.
EH

Guerra, recién se conoce en francés dos años antes de Nociones
del Arte Militar de Villamartín.

Francisco Villamartín es profuso en definiciones sobre el arte y la


ciencia militar. Primero dice que ciencia es el conocimiento de las
propiedades y funciones de todas y cada una de las cosas que
existen, material o espiritualmente. Luego, que arte es la
aplicación material a un fin práctico de las propiedades y
funciones descubiertas por la ciencia en todo lo que existe, o
simplificándolo: arte es la aplicación práctica de las ciencias a un
fin deseado por el hombre. El arte, como procede directamente
del hombre es imperfecto, se sustenta de las ciencias no tales
como ellas son, sino tales como el hombre las conoce, y funciona
según las reglas mutables e inexactas, dictadas por la experiencia
de la humanidad, después de errores y ensayos constantes.

Específicamente respecto del arte militar o arte de la guerra,


Villamartín indica que: es la aplicación práctica de los
conocimientos humanos, con el objeto de vencer a las fuerzas
destructoras, de un poder social enemigo.70 Por ende señala que
la teoría del arte militar es la compilación de reglas para
instaurar, constituir, administrar, sostener, mover y enfrentarse
los ejércitos de modo que se consiga la destrucción del enemigo.

2.5. Víctor Martín García y Francisco Gómez Souza

A principios del siglo XX se publica la obra de Víctor Martín García


y Francisco Gómez Souza, Estudios de Arte Militar, donde se
indica que el arte de la guerra o arte militar es la aplicación de los
conocimientos necesarios para vencer las fuerzas opuestas de
todo poder social enemigo y lograr el mantenimiento de los
derechos que se reputan legítimos y la satisfacción de las
aspiraciones que puedan concebirse: se ve pues que el arte de la
guerra comprende todo lo que concierne a la creación, existencia
y funcionamiento de cuantos elementos constituyen la fuerza de


70
Ídem, p.40.
EI

un Estado, como representación y agente exterior de su poder.71
Además, se indica que el arte de la guerra comprende como
partes principales: la política de la guerra, que nos da la medida y
condiciones de los elementos que hayan de emplearse, la
estrategia, que enseña a mandar las fuerzas del modo más
conveniente a la consecución del fin propuesto, la logística, que
establece la manera de mover y satisfacer las necesidades de
vida de los ejércitos, y por último la táctica, que dispone el modo
de emplear las fuerzas en el choque y sus resultados en la forma
más ventajosa para las fuerzas propias, y más perjudicial para las
opuestas.72

2.6. José Almirante Torroella

A mediados del siglo pasado, el ejército español publicó un clásico


de José Almirante Torroella (1823-1894), donde señala que una
cuestión no resuelta, a pesar de lo debatida, es si la guerra es
arte o ciencia, y que arte militar, en toda su extensión, es la base
eterna en que apoyan los pueblos previsores su existencia social,
su independencia y su gloria.

Según Almirante, este arte inmenso abraza cuanto se refiere a la


creación, a la organización, al mecanismo, al entretenimiento, a
la dirección, en fin, de cuantos medios, de cuantas fuerzas
emplean las naciones para mantener con las armas sus derechos
y su nombre. A lo que agrega, el arte militar tiene larga historia,
alta filosofía y controvertidos dogmas. Obra de los siglos, es el
resultado de descubrimientos, de experiencias, de observaciones,
que vienen alternativamente eslabonándose desde la infancia de
la humanidad. El arte militar absorbe en su inmenso focus todo el
saber repartido en los múltiples ramos del servicio del Estado con
relación a la guerra.73

71
Martín García, Víctor y Gómez Souza, Francisco. Estudios de Arte Militar. Madrid,
1910, pp.27-39
72
Ídem.
73
Almirante Torroella, José. Estudios Militares. Madrid: Colección de Clásicos
Militares, Ediciones Ejército 1943, p.14.
F@

Almirante indica que el arte tiene su origen en el punto en que los
pueblos, batidos de chocar en masa, delegan el arreglo de sus
diferencias a un número, delegado de sus miembros, mientras el
resto atiende a su mantenimiento:

El general sabe por el Arte de la guerra la dirección,


combinaciones y formas que ha de dar a la fuerza armada que
rige. Por el arte, y según el arte, sentará su base y líneas de
operaciones, calificará los puntos, escogerá el terreno,
aplicará la estrategia y usará de la táctica.74

José Almirante también enuncia, que el arte de la guerra es al


arte militar lo que el desenlace es a la previsión; es, en tiempo de
paz, el objeto, y, en tiempo de guerra, el resultado del arte
militar. La victoria, objeto de sus afanes, no puede encadenarse
con principios y reglas abstractas: oficio de bárbaros, en que todo
el Arte consiste en ser el más fuerte en el punto decisivo.75

2.7. Vicente Martínez Araneda

En 1942, la Academia de Guerra del Ejército de Chile publicó un


texto para los alumnos del I Año del Curso regular de Estado
Mayor, que constituye una de las pocas fuentes de información
chilena sobre si ¿La guerra es arte o ciencia? Su autor, el mayor
Vicente Martínez Araneda, profesor de Historia Militar de la
Academia entre 1932 y 1936, realiza una serie de comentarios en
la publicación aludida.76

El Mayor Martínez indica que en el siglo XIX se formaron dos


escuelas que debatieron sobre el tema, la doctrinaria y la
ideológica. Respecto de la doctrinaria señala que ésta sustentaba
la tesis que la guerra era un arte que no podía alcanzar mayor
perfeccionamiento que el logrado por Napoleón, debido a que la
guerra se ganaba o se perdía según la actuación particular del

74
Ídem, pp.16-17.
75
Ídem, p.17.
76
Martínez Araneda, Vicente. Introducción al estudio de la Historia Militar. Santiago:
Academia de Guerra, 1942, p.39.
FA

jefe superior: que era el artista, quién –sin basarse en ningún
antecedente, sino en forma especial en su genio– conducía las
tropas, conforme a ciertas fórmulas inveteradas y otras
personales.77 Para los doctrinarios existía una teoría artística de la
guerra limitada a hechos matemáticos; pero no una ciencia,
derivada de la observación de acontecimientos que permitieran
concluir sobre las diferentes épocas.78 Para los ideológicos, la
guerra constituía una ciencia fundamentada en principios y leyes
inmutables, evidenciadas por la consideración y el estudio de la
historia militar; pero que está ciencia estaba sujeta a la evolución
consiguiente a los nuevos tiempos y a los elementos
desconocidos, que en el futuro, seguramente aparecería en los
dominios de la lucha bélica.79

Pese a que V. Martínez sostiene que Clausewitz es uno de los


principales sostenedores de esta creencia, se estima que Karl von
Clausewitz se inclinó por catalogarla más como arte, a lo menos
como ciencia y arte, esto se puede observar en el Libro II,
Capítulo III de su obra De la guerra: después de todo, resulta
evidente que corresponde más hablar de “arte de la guerra” que
de “ciencia de la guerra”.80 Pese a esta afirmación, Clausewitz
señala que existen dificultades para separar el conocimiento
(ciencia) del juicio (arte), afirmando en consecuencia que la
guerra no pertenece al campo de las artes o de las ciencias, sino
al de la existencia social.

Después de analizar diversos ejemplos históricos, el mayor


Vicente Martínez dice que en definitiva la guerra es una ciencia y
un arte. Ciencia porque su concepción se basa en principios y
leyes, y arte cuando se relaciona con su ejecución material. Para
finalmente concluir:


77
Ídem.
78
Según Vicente Martínez el representante más célebre de los doctrinarios fue
Enrique Jomini (1779-1869).
79
Martínez, Vicente, op. cit, p.40.
80
Clausewitz, 1994, op. cit, p.133.
FB

La ciencia y el arte de la guerra tienen, cada cual en su
respectivo campo de acción la misma importancia, y tanto la
una como el otro son indispensables para la buena dirección y
ejecución de las operaciones.81

2.8. Óscar Kaplán Cojano

En los más conocidos diccionarios militares de mediados del siglo


XX también se han incluido diferenciaciones entre arte militar y
arte de la guerra.

En el de Óscar Kaplan C. (1944) se indica que arte es el conjunto


de preceptos y reglas para hacer bien una cosa; es la aplicación
de conocimientos razonados y de medios especiales para la
realización de una concepción.

Respecto del arte de la guerra, dice que es la actividad humana


que emplea la fuerza y medios bélicos en los hechos de guerra y
operaciones en el campo de batalla y fuera de él; es un conjunto
de preceptos y principios para el acertado empleo de las fuerzas
militares en las operaciones bélicas; es la suma de preceptos y
reglas para la creación, mantenimiento, progreso y empleo de las
instituciones armadas en los Estados; es la actividad humana
que representa el aprovechamiento de los medios y recursos
bélicos de una nación en orden a obtener la victoria definitiva con
el mínimum de sacrificios o pérdidas; está basado en los
principios estratégicos y tácticos que constituyen la ciencia
militar.82

2.9. Roberto Mercado y Carlos Soria

En el diccionario de R. Mercado y C. Soria (1948) se manifiesta


que el arte es la reunión de reglas y métodos que rigen una
disciplina o una profesión. Aquella en la que se revela el


81
Martínez A., op. cit, p.46.
82
Kaplan C., Óscar. Diccionario Militar. Santiago: Instituto Geográfico Militar, 1944,
pp.53-54.
FC

sentimiento estético y la inteligencia. Conjunto de preceptos y
reglas necesarios para hacer bien una cosa.

En relación al arte de la guerra, dicen que es el conjunto de los


conocimientos necesarios para conducir una masa de hombres
armados; organizarla, moverla y hacerla combatir; el que enseña
a emplear hostilmente todas las fuerzas de una nación contra
otra enemiga; el que enseña a dirigir las tropas, a mandar frente
al enemigo ajustándose a reglas seculares o estableciendo otras,
según los medios de que se dispone, la calidad del enemigo, la
causa que se defiende y un conjunto de circunstancias morales,
materiales, políticos, locales, accidentales, etc.

Los autores manifiestan que hace más de dos siglos que se


discute si la guerra es arte o ciencia y que de todas maneras
participan de ambas cosas, por ser un arte que exige el concurso
de todas las ciencias. De igual forma, indican que arte militar es
la preparación de ejércitos en plena paz, los alista, los organiza,
los instruye haciéndolos aptos para la guerra; el que establece las
defensas de las naciones y las militariza para defender sus
derechos y rechazar las agresiones. En síntesis: se refiere a los
preceptos para la organización, sostenimiento y progreso de las
instituciones armadas.83

2.10. Guillermo Cabanellas de Torres

Otro de los destacados textos de estudio de términos militares es


el de Guillermo Cabanellas de Torres, donde se indica que el arte
es la virtud, habilidad, industria para realizar algo. Astucia, maña,
sagacidad. Conjunto de normas, especialmente prácticas para
ejecutar con acierto alguna cosa.

Asimismo, que el arte de la guerra es el conjunto de


conocimientos, aplicados a la práctica, para organizar los
hombres, preparar los medios materiales de toda índole y

83
Mercado G., Roberto y Soria Galvarro, Carlos. Diccionario Militar. Editorial
Renacimiento, 1948, pp.60-61.
FD

disponer los elementos que a una nación y a su ejército permiten
emprender una guerra o hacer frente a la provocada por otro
Estado. Y, respecto del arte militar (lo diferencia del arte de la
guerra), señala que este es el conjunto de preceptos y reglas
para la creación, organización, sostenimiento, progreso y empleo
de las instituciones armadas de los Estados.

Además, Guillermo Cabanellas cita a otros autores que se refieren


al arte de la guerra y que vale la pena mencionar, como Francisco
Villamartín y Ruiz: la aplicación práctica de los conocimientos
humanos, con objeto de vencer a las fuerzas destructoras de un
poder social enemigo. Al francés Auguste Marmont (1774-1852):
conjunto de los conocimientos necesarios para conducir una
masa de hombres armados, organizarla, moverla, hacerla
combatir, y dar a los elementos que la componen el mayor valor
posible, velando al mismo tiempo por su conservación. Y a
Édouard de La Barre Duparcq (1819 – 1894): Emplear en el
instante favorable y en el punto decisivo, un número de tropas
mayor que el adversario; es el arte de vencer a este adversario lo
más pronto y completamente posible, el de abreviar las luchas
armadas, consiguiendo por medio de ellas el objeto que las ha
hecho emprender.84

2.11. Cristina Borreguero Beltrán

Por último, Cristina Borreguero Beltrán, indica que todo trabajo


de la actividad del hombre no es más que la imitación o
perfeccionamiento de otro producto anterior. Lo primero que
aparece ante la inteligencia es un hecho que cae bajo el dominio
de la ejecución, es decir, del arte, del estudio de varios hechos
semejantes nace la averiguación de las causas que los han
originado y la deducción lógica de que, siempre que, concurran
las mismas circunstancias y se empleen los mismos medios, los
hechos se reproducirán también, estableciéndose por lo tanto una
teoría o ciencia para la obtención de nuevas obras del arte;

84
Cabanellas de Torres, Guillermo. Diccionario Militar, Aeronáutico, Naval y
Terrestre. Buenos Aires: Editores-Libreros, 1961, pp.335-338.
FE

parece natural en seguida comprobar la exactitud de aquellas
reglas aplicándolas para que el arte engendre nuevos hechos
análogos a los primeros: tenemos por lo tanto comprendidos en
todo estudio y observación general: un arte primitivo, una ciencia
deducida de aquél, y un nuevo arte, aplicación de aquella
ciencia.85

2.12. Clausewitz en relación a los tratadistas militares

Recordemos que Clausewitz refuta la clasificación que se intenta


hacer de la guerra, y señala que la guerra no es ni arte ni ciencia
en el verdadero sentido de la palabra, ya que no pertenece al
campo de las artes o de las ciencias, sino al de la existencia
social. Para concluir, dice Clausewitz, sería mejor si en vez de
compararlo con cualquier otro arte lo comparáramos al comercio,
que es también un conflicto de intereses y actividades humanas;
y se parece mucho más a la política, la que, a su vez, puede ser
considerada como una especie de comercio en gran escala.86

Independiente de la aseveración de Clausewitz, y según la


comparación de los tratadistas militares consultados, la definición
de si las ciencias militares es arte, ciencia, o ciencia y arte no ha
estado ajena a las variaciones, indecisiones e incluso
contradicciones.

El trabajo que realizó el profesor de historia militar de la


Academia de Guerra (1932-1936) mayor Vicente Martínez
Araneda es uno de los más objetivos y resumidos de los
analizados, pese a la falta de antecedentes respecto a las
escuelas ideológicas y doctrinarias que dice corresponder. Vicente
Martínez es concreto al indicar y sustentar en la historia militar
que en la guerra existe el arte, manifestado por la acción del
comandante, que decide la ejecución y coloca sus virtudes al
servicio de ella, para luego agregar que, las ciencias nacen de las


85
Borreguero Beltrán, Cristina. Diccionario de Historia Militar. Ariel, 2000.
86
Clausewitz, Karl, op. cit., p.134.
FF

artes fruto de la observación y de la experiencia, concluyendo
que, la guerra es una ciencia y un arte.87

Para sumarnos a las afirmaciones de Vicente Martínez Araneda


parece conveniente incluir algunos ejemplos históricos que
fortalezcan la catalogación de las ciencias militares como ciencia
y arte.

2.13. Expresiones del arte militar o arte de la guerra

El líder mapuche en la Guerra de Arauco, Lautaro (1534-1557),


dejó un legado militar que permitió a sus sucesores extender el
conflicto por siglos. Gracias a su habilidad e ingenio modificó la
organización militar de los mapuches, los agrupó por
especialidades, los coordinó en combate, y estableció un sistema
de mando y empleo de las fuerzas único para su época. No solo
destacó por sus condiciones en el liderazgo, sino que además se
le atribuye el invento de una serie de armas y argucias para
superar el potencial armado de los españoles, tales como el
garrote arrojadizo que decidió la batalla de Concepción en 1555,
y el lazo colocado en la punta de una vara de cuatro metros de
largo para desmontar a los jinetes, además de enseñar a los
mapuches el arte de montar y combatir a caballo: creando la
caballería araucana y el transporte de infantería montada que iba
sobre el anca de las bestias. Esto le permitió dejar caer, en pleno
campo de combate, a guerreros de refresco, al tiempo que
retiraba a los que se hallaban agotados.88

Lautaro les enseñó a los mapuches el arte del mimetismo y de


avanzar sin ser sorprendidos por los españoles. Ocultos dejaban
pasar a los españoles para destruir la fuerza que iba a la
retaguardia. Instruyó a los indios en la conveniencia de retirarse
cuando fuera conveniente, y estableció procedimientos para

87
Martínez, Vicente, op. cit., p.41.
88
Estado Mayor General del Ejército. Historia del Ejército de Chile, Tomo I, El
Ejército del Reino de Chile 1603-1810. Santiago: Estado Mayor General del
Ejército, 1980, p.32.
FG

explorar el terreno antes del combate, para elegir el lugar y
momento de la decisión.

El jefe mapuche no conocía de principios de la guerra, ni de las


normas fundamentales de empleo en las diferentes operaciones,
sólo la observación de los acontecimientos y su valor lo
transformaron en un líder que causó serios trastornos a los
españoles.

El general Indalicio Téllez señala que Lautaro estaba convencido


que un choque con los españoles no le era favorable, sino que era
conveniente efectuar diferentes y persistentes encuentros
parciales para agotar las fuerzas de los conquistadores. Para
producir los choques sucesivos, dividió a los mapuches en
fracciones y asignó a cada una un comandante, reservándose una
parte importante de las fuerzas para dar el golpe decisivo
(reserva). Distribuyó sus unidades de manera que no se
estorbaran en sus acciones y con la precaución de que los
ataques se efectuaran cuesta abajo, para afectar la capacidad de
reacción de los españoles: como un vidente previó el curso de los
acontecimientos y distribuyó sus fuerzas de manera que en cada
nueva fase o nuevo giro del combate las tenía a mano en el lugar
en que las necesitaba.89

Se desconoce la modalidad empleada por Lautaro para coordinar


a las fuerzas en combate, y para administrar el ímpetu de los
diferentes esfuerzos que permitieron la victoria. Claro está, que
su astucia, valor, estudio del terreno y capacidad para imponerse
en el mando, fueron las variables decisivas para triunfar en
Tucapel y éxitos posteriores.

El general Indalicio Téllez dictó una conferencia en la Universidad


de Chile (1933), donde indicó que Lautaro es uno de los genios
militares más grandes que ha producido la América y tal vez el
mundo entero, en el cual destaca que a los 18 años tomó el

89
Téllez, Indalicio. Historia de Chile. Historia Militar (1520-1883), Santiago: Balcells
& Co., 1925, p.60.
FH

mando de su ejército, era analfabeto y de la más absoluta
ignorancia, toda la instrucción y la disciplina del ejército araucano
fue parte de su obra, creó una táctica especial, fue un maestro en
el arte del aprovechamiento del terreno, arte que en él, fue una
verdadera creación: descubrió todas las leyes de la guerra y en el
campo de la estrategia movió sus masas de tropas en un vasto y
pobre teatro de operaciones, sin sufrir nunca un fracaso (…..)
como todos los grandes generales, gozó de un enorme prestigio
entre sus soldados y llegó a ser el terror de sus enemigos.90

Un comandante de éxito ha de tener un conocimiento claro de


los tres elementos que maneja: hombres, material y terreno.
Nada de eso es fácil, y hay que aprender diligentemente el
arte de aplicar los dos primeros al tercero del modo y en el
lugar en que resulten con el efecto más devastador. Para mí
siempre ha sido una de las facetas más fascinantes del
estudio del terreno visitar los campos de batalla y tratar de
ver lo que veían los grandes comandantes para poder
conseguir sus grandes hazañas.

Mayor General Sir Jeremy Moore

Alejandro Magno (356–323 a.J.C) es considerado como el general


más destacado de todos los tiempos. Derrotó al imperio persa y
sus éxitos comenzaron en Macedonia y se extendieron hasta
Egipto e India:

No existe una sola clave que explique los extraordinarios


éxitos de Alejandro, pero no hay duda de que los
experimentados oficiales y el disciplinado ejército que heredó
de Filipo fueron cruciales.91

La fama de Alejandro ha dado lugar a todo tipo historia, mitos y


cuestionamientos respecto de su sagacidad y valor, como
también a cuántos de sus éxitos provienen de la organización
militar y enseñanzas que heredó de su progenitor:


90
Téllez, Indalicio. Lautaro. Santiago: Instituto Geográfico Militar, 1933, p.86.
91
Black, Jeremey. Grandes Líderes Militares y sus campañas. Barcelona: Blume,
2008, p.22.
FI

Se ha dicho que a partir de Alejandro ya nunca sería igual la
guerra. Llevó el arte de ella hasta un nivel de complejidad que
raramente sería igualado, y aún más raramente excedido, a lo
largo de los 2000 años que transcurrieron desde sus días
hasta los de Napoleón.92

El momento más crítico en la historia militar de Alejandro se


produjo a medida de que su ejército fue perdiendo hombres. En
326 a.C, al llegar a Hifasis, tuvo que emprender el camino de
regreso tras la sublevación de sus soldados. Durante el retorno,
el ejército se fraccionó: mientras el general Nearco buscaba la
ruta por mar, Alejandro condujo a la mayor parte de las tropas
por el desierto de Gedrosia. Miles de soldados murieron en la
travesía y pese a la desastrosa marcha, gracias al liderazgo de
Alejandro el ejército consiguió llegar a su destino.

La historia militar destaca a Alejandro por su ingenio y valentía,


pero también como uno de los mayores conquistadores que se
conoce, sobresalió por su agudeza en el empleo táctico de las
fuerzas y por la velocidad con que atravesó grandes extensiones
de terreno. Alejandro amplió la influencia de la civilización griega
y cimentó el camino para los reinos del periodo helenístico y la
posterior expansión de Roma.

Aníbal (247-183 a.J.C.), general cartaginés de sólido prestigio


como conductor militar es identificado por su gran valor frente al
enemigo y su serenidad en los momentos decisivos. Su legado
militar le concedió una sólida reputación, y ha sido considerado
como un gran estratega por militares de todas las épocas. Las
proezas de Aníbal, y particularmente su victoria en Cannas, han
sido estudiadas por las academias militares del mundo entero. Se
destaca su capacidad como táctico y estratega, ya que aventajó a
todos los generales de la antigüedad en la utilización de
estrategias y emboscadas. Por sus sólidos propósitos, por su
perseverancia, por su capacidad organizativa y maestría en el


92
Martínez Teixido, Antonio. Enciclopedia del Arte de la Guerra. Barcelona: Planeta,
2001, p.55.
G@

arte de emplear las fuerzas militares, es posible según los
historiadores, que no exista otro similar.

Según el británico Jeremey Black, Aníbal mostró una gran


habilidad al combinar diversos elementos y crear un ejército
eficaz, además de saber aprovechar los puntos fuertes y las
debilidades de un ejército desigual: Aníbal explotó hábilmente las
virtudes y las debilidades de sus diferentes tropas. En Cannas
(216 a.C.) desplegó a su ejército de manera que la retirada
gradual de su relativamente débil infantería española y gala hizo
que los romanos atacasen el centro, donde fueron atacados por la
infantería libia mucho más sólida. Utilizó la habilidad de los
númidas para observar los movimientos enemigos y adivinar sus
intenciones.93 No existen antecedentes respecto de otro
comandante que haya resistido durante tanto tiempo o tan
hábilmente en condiciones tan adversas de una forma tan
ingeniosa y llena de coraje.

Es imposible negar nuestra admiración por las dotes de


mando de Aníbal, por su valentía y por su habilidad en el
campo de batalla.
Polibio.

Napoleón Bonaparte (1769-1821) es el padre de la guerra


moderna y uno de los principales genios militares de la historia.
Estaba dotado de una gran imaginación para recrearse los
acontecimientos militares y políticos. De férrea voluntad e
inagotable capacidad física ante la adversidad. Poseedor de una
memoria privilegiada y con capacidad para abocarse a diferentes
asuntos al mismo tiempo.

Napoleón supo aplicar con certeza los principios de la conducción


militar, de manera especial los de economía de las fuerzas y de
superioridad en la ofensiva: lanzaba la maza contra un sector
dado del dispositivo enemigo y dejaba el mínimo estrictamente
indispensable para la realización de misiones secundarias (…..)

93
Black, Jeremey, op. cit. p.34.
GA

cuando con fuerzas inferiores me encontraba en presencia de un
gran ejército, concentrando con rapidez el mío, me dejaba caer
como el rayo sobre una de sus alas y lo desbarataba.
Aprovechaba enseguida el desorden que esa maniobra nunca
dejaba de producir en el Ejército enemigo, para atacarlo en otra
parte.94

Napoleón tenía una especial habilidad para seleccionar los


factores esenciales de un problema militar, para así prestar
atención a las variables decisivas de la batalla, no fue infalible, su
derrota así lo demuestra, lo que no resta valor a su ingenio para
aplicar algunas máximas de la guerra que en ese entonces ya se
conocían:

Cierto es que Napoleón sabía reconocer, en cualquier


momento y de una ojeada, el punto en que debía empeñar la
masa y tenía la serenidad suficiente para prescindir de lo
accesorio, por importante que éste pareciera.95

Diversos tratadistas militares se han abocado al estudio de las


campañas y personalidad de Napoleón. Para ninguno su genio
militar, y las guerras napoleónicas que se extendieron por Europa
por casi veinte años (1796-1815) han pasado desapercibidas. Lo
han catalogado de diversas maneras y el mismo ayudó a
construir un perfil de su personalidad.

El poder es mi amante. He trabajado tanto para conquistarla


que no voy a permitir que nadie me la quite.
Napoleón

Un estudio sobre la personalidad de Napoleón efectuado por


Aníbal Salvatierra L., deja en evidencia el impacto que causó su


94
González Salinas, Edmundo. “Napoleón Bonaparte y la validez permanente de sus
enseñanzas militares”. Memorial del Ejército de Chile Nº 350. Santiago: Estado
Mayor General del Ejército, 1969, p.77.
95
González Salinas, Edmundo. “Napoleón Bonaparte y el arte de la conducción”.
Memorial del Ejército de Chile Nº 378. Santiago: Estado Mayor General del
Ejército, 1974, p.51.
GB

genialidad militar y política al señalar que la mejor demostración
de la grandeza, del concepto de la sublime dignidad de Napoleón,
queda demostrada en la última escena del drama de su
majestuosa vida. Salvatierra dice que podemos resumir la
impresión general de la vida del héroe, del enorme poderío que
tuvo en sus manos, del vasallaje absoluto de millares de hombres
al poder formidable de su voluntad, a su capacidad sobrehumana,
inagotable de trabajar jornadas de más de cuarenta horas
continuadas y cuyo único descanso consistía en el cambio de la
actividad que desarrollaba, la presencia de millares y millares de
ciudadanos que lo vitoreaban, el cálido afecto de sus soldados,
que lo envolvía con sentimental varonilidad, el estruendo de las
batallas, las grandes discusiones de Estado, cabezas coronadas a
sus pies, y de repente, todo ese inmenso mundo bullente
desaparece y queda el vacío, el silencio espantoso, la soledad
más cruel, la vigilancia más persistente, día y noche, y la fría
estulticia de que un sueño o, con más propiedad, una necesidad
de su imaginación.96

Napoleón resumía el arte de la guerra, indicando que este es un


arte simple en el que todo consiste en la ejecución, en razón de
que una vez iniciada la acción, él improvisaba, tomaba las
decisiones según la información y lo que la intuición le sugiriera
de sus intenciones.97

Y para nosotros, que contemplamos su paso por la historia; al


referirnos a su valor humano, nos queda la sensación de su
inigualado coraje, de su orgulloso sentido de la dignidad, de lo
que un hombre puede alcanzar por la conciencia de sí mismo,
por el valor, por el ardimiento y la imaginación, por el trabajo
y la voluntad y más que nada, por su abrumadora entereza
moral. Y cuando pensamos en estas geniales características
de este ser humano, llegamos al convencimiento absoluto de
que nadie aún, ser humano ciento por ciento, ha alcanzado las
alturas a las que llegó, y por ello, su existencia es el más


96
Salvatierra, Aníbal. “Un estudio sobre la personalidad de Napoleón”, Memorial del
Ejército de Chile Nº 288. Santiago: Estado Mayor General del Ejército, 1959,
p.125.
97
Martínez Teixido, op. cit. 197.
GC

legítimo orgullo de la humanidad porque marca el nivel de
perfección a que pueden llegar sus creaciones más sublimes.98

Como se puede apreciar, los éxitos de Lautaro, Napoleón, Aníbal


y Alejandro obedecen a factores diferentes a los que hemos
catalogado dentro de las ciencias. Ellos desconocían las teorías,
principios, normas fundamentales de empleo y máximas de las
operaciones, que hoy solemnemente integran los clásicos
literarios sobre la guerra y que nadie duda de su importancia y
validez. Cada uno de estos grandes capitanes, en su respectiva
época, utilizaron su ingenio para lograr sus victorias basados en
la propia interpretación que hacían de las capacidades de las
armas (tecnología), del escenario en que las fuerzas actuaban
(terreno y tiempo atmosférico) y de las voluntades que se
enfrentaban (causa por la que se lucha y cohesión de la tropas).
Fueron capitanes asertivos respecto de los efectos del fuego y de
los movimientos de las tropas, pero principalmente habilosos para
integrar todos los esfuerzos que la batalla demanda.


98
Ídem, p.130.

GE


CAPÍTULO III

TÁCTICA Y ESTRATEGIA

Estrategia es el arte de conducir la guerra; táctica es el arte


de combatir.
Mariscal Montgomery de Alamein

Estrategia, ciencia de las operaciones: táctica, ciencia de las


posiciones, de las maniobras y del empleo de las diferentes
armas.
Heller, en José Almirante (1869)
3.1. ¿Por qué táctica y estrategia?

Iniciamos este ensayo con una reflexión para responder el por


qué la ciencia militar es ciencia, y circunscribimos a la táctica y a
la estrategia como representativas y eje de la ciencia militar. De
igual forma concluimos que las ciencias militares son una ciencia,
porque tienen un objeto de estudio que es la guerra y el empleo
de las fuerzas militares en cualquier circunstancia, posee su
método de investigación, principios y normas que la sustentan.
Además, clasificamos (Capítulo I) a la táctica y estrategia en un
1er nivel dentro de las disciplinas y ciencias que conforman las
ciencias militares.

Después de dejar en claro el tema de su cientificidad, nos


abocamos a la aseveración de que la ciencia militar además de
ciencia es también arte, e incluso destacamos la acción del
comandante en su relación con el arte, ya que éste decide la
ejecución y coloca sus virtudes al servicio de ella, para luego
agregar, que las ciencias nacen de las artes fruto de la
observación y de la experiencia, concluyendo que la guerra es
una ciencia y un arte.

En concordancia con lo anterior, este capítulo centrará su


esfuerzo en explicitar el por qué la táctica y la estrategia las
hemos ubicado en un primer nivel y cuánto de ciencia y arte
GF

posee cada una de ellas, cuáles son sus fronteras y cuáles sus
características en la época presente.

3.2. La diferenciación de los tratadistas

El tratadista de asuntos militares Gregorio López Muñiz, señaló en


1958, que la estrategia es todo lo que se refiere a la concepción,
preparación y dirección de las batallas que se plantean y
desarrollan con la finalidad de lograr determinados objetivos. De
igual forma, indicó que la táctica es la rama del arte o ciencia
militar que trata de la disposición, preparación y maniobra de las
fuerzas en un espacio determinado.99 Para concluir sobre estas
dos definiciones, Gregorio López analizó las declaraciones de
Alembert y Diderot, coordinadores de la Enciclopedia Métódica
(1751-1772), en la cual indican que la ciencia que los griegos
llamaron estrategia, incluía el arte de formar los proyectos de
guerra; de hacerlos cuadrar con los medios a disposición del
Estado; de utilizar estos recursos con inteligencia y economía; de
ejecutar las intenciones proyectadas; de disponer las marchas,
las campañas, etc., y el nombre de esta ciencia estratégica,
abrazaba todas las otras dependientes de la guerra:

La estrategia es, también y principalmente, la ciencia de los


movimientos de guerra de dos ejércitos fuera del alcance del
cañón. La táctica no es, pues, más que una parte de la ciencia
estratégica, y que servía para una de sus operaciones, es
decir, para la del juego y movimiento de los cuerpos que
componen los ejércitos.100

El prusiano Dietrich von Bulow (1757-1807), señaló en 1799, que


el arte de la guerra tiene dos ramas: la estrategia y la táctica. La
primera es la ciencia del movimiento de dos ejércitos fuera del
campo visual. Comprende todas las operaciones de la guerra; es
la parte de la ciencia cuyas combinaciones se encadenan con las
de la política y la administración: el estrategista es el arquitecto;

99
López Muñiz, Gregorio (Coord.). Diccionario Enciclopédico de la Guerra. Madrid:
Editorial Gesta, 1958, p.721.
100
Ídem.
GG

el táctico es el albañil. Táctica es la ciencia de los movimientos
que tienen al enemigo por punto objetivo; estrategia es la ciencia
de los movimientos que tienen al enemigo por objeto, pero no
por punto objetivo. Cuando se viene a las manos es táctica;
cuando uno no se bate es estrategia.101

Por su parte, Antoine Jomini (1779-1869) divide el arte de la


guerra, en cinco áreas, que son: estrategia, táctica sublime,
logística, táctica de las armas y arte del ingeniero. Precisa sobre
la estrategia diciendo que es el arte de hacer la guerra sobre el
mapa o el de abrazar todo el teatro de ella; por el contrario, la
táctica es el de combatir sobre el terreno donde se verifica el
choque, de colocar en él las fuerzas según las localidades y de
ponerlas en acción sobre diversos puntos del campo de batalla.
Jomini en su obra afirma:

Se podría decir que la táctica es el combate y la estrategia


toda la guerra, antes y después de él. La estrategia determina
dónde se debe obrar; la logística conduce y coloca las tropas;
la táctica enseña cómo se han de emplear y manejar.102

El francés Auguste Marmont (1774-1852) indicó que los


movimientos generales que se realizan fuera de la vista del
enemigo y antes de la batalla se llaman estrategia y que esta
tiene por objeto reunir todas las tropas o el mayor numero
posible en el lugar del combate, cuando el enemigo no tiene más
que una parte de las suyas o sea proporcionarse una superioridad
numérica para el día de la batalla; cubrir y asegurar sus propias
comunicaciones amenazando al mismo tiempo las del enemigo.103

Una de las últimas publicaciones sobre campañas y líderes


militares es la de Jeremy Black, que hace una distinción entre
mando táctico, mando operativo y mando estratégico. Respeto
del táctico dice que es aquel en que los comandantes tienen que

101
Dietrich von Bulow, citado en López Muñiz, op. cit, p.719.
102
Ídem.
103
Ídem, p.720.
GH

demostrar dotes de mando, decidir cuál es la mejor manera de
lograr el objetivo y después llevarlo a cabo. Para ejercer este tipo
de mando, J. Black asevera que entre las habilidades esenciales
se encuentran el saber convencer a las tropas para ayudarlas a
cruzar el campo de la muerte que se produce con el fuego
enemigo y lograr mantener la moral alta y la cohesión en el
combate. En este caso dice: puede ser importante el ejemplo
personal; un comandante necesita poder demostrar valentía,
considerando siempre que su muerte puede resultar desastrosa
para la misión.104

El éxito del liderazgo está en el ejemplo personal: el


comandante seguro de sí mismo no necesita volver la vista
atrás para cerciorarse de que lo vienen siguiendo, solo debe
seguir adelante.105

En relación al mando operativo, Jeremy Black indica que es aquel


que debe responder a las circunstancias de forma dinámica y a la
vez eficaz dependiendo de la capacidad para calcular y superar
los movimientos del enemigo. Por lo tanto, hay que dirigir el flujo
del combate y hacerlo de manera que se pueda aprovechar la
situación. Este es el tipo de mando y liderazgo más común en la
guerra. Es el más fácil de enseñar, por eso el siguiente nivel
(mando estratégico) es al que muchos no logran llegar.106 Las
cualidades que se necesitan para ejercer el mando táctico se
requieren también para efectuar el operativo, aunque hay menos
oportunidades para demostrarlas, no se necesita tanta valentía y
no es primordial mantener la cohesión de la unidad o la moral
alta.107

Y por último, sobre el mando estratégico, J. Black dice que en la


estrategia es indispensable precisar los objetivos realizables,


104
Black, Jeremy, op. cit., p.8.
105
Ortega Prado, Rodolfo. Historia Militar de las Virtudes del Ejército Chileno.
Santiago: Departamento Comunicacional del Ejército de Chile, 2008, p.262.
106
Ídem.
107
Ídem.
GI

asegurar el apoyo necesario en el ámbito nacional o internacional
y distribuir eficientemente los recursos entre los diferentes
frentes de la campaña.108

Por su parte, el francés, Comandante del 3er Cuerpo de Ejército,


general Henri Mordaco, indica que Estrategia es el arte de dirigir
los ejércitos sobre el teatro de guerra, o bien, el arte del general
en jefe, reservando para la táctica el arte de conducir una tropa
en el terreno. Específicamente de la relación entre arte y ciencia,
el general Mordaco indica que la estrategia es un arte y el
término ciencia implica un cierto número de leyes que, aplicadas
a hechos que se produzcan en circunstancias similares, induzcan
a resultados iguales:

El arte, al contrario, tiene su teoría que reposa sobre algunos


principios más o menos inmutables; pero que, en todo caso,
aplicados a las mismas circunstancias, pueden producir
efectos muy diferentes. Tal es la estrategia, pues, ella reposa
sobre un cierto número de grande principios, reconocidos
como verdaderos hasta aquí, pero que no tienen nada de
formal o científico.109

El general argentino Augusto Rattenbach, publicó un texto


denominado Introducción a la Estrategia, donde sitúa a la
estrategia en el mundo moderno e indica que por su naturaleza,
la estrategia puede ser comparada a una ciencia aplicada, por lo
mismo que integra el campo de la programación y del
planeamiento, actividades esencialmente relacionales y
ejecutivas. Además, que en el área del pronóstico es comparable
a una ciencia pura, por su carácter típicamente especulativo y
analogías no son arbitrarias; al mismo tiempo que caracterizan
diferenciadamente a ambos campos, marcan la íntima relación
existente entre pronóstico y estrategia.


108
Ídem, p.11.
109
Mordaco, Henri. La Estrategia (1912). Traducida del francés por el Capitán Jorge
Carmona. Santiago: Editorial Lautaro, 1927, p.5.
H@

A modo de síntesis, el general Rattenbach señala diez aspectos
comunes de la estrategia moderna: 1) la estrategia no es más
una disciplina aislada y autosuficiente. Inscrita en el campo de la
futurología, dentro del área ejecutiva de la programación y el
planeamiento y ubicada entre la política (como nivel inmediato
superior) y la táctica (como nivel inmediato inferior); 2) es una
antigua herramienta de lucha que se proyecta hacia el futuro y
que aporta a modelarlo o, por lo menos, a caracterizarlo en
aspectos de importancia; 3) se aplica en cualquier área o campo
de la actividad humana donde haya un conflicto, contraposición
de voluntades y objetivos encontrados e irreconciliables; 4) es
también un método de pensamiento que permite clasificar y
jerarquizar, para luego escoger los procedimientos más eficaces;
5) es de naturaleza específica, por tal motivo requiere, para su
aplicación, disponer del especialista correspondiente (estrategas);
6) es una disciplina relacional y aplicativa, que debe actuar
agresivamente en el espacio tetradimensional que encierra la
realidad; sus efectos se miden por su eficacia y sus bondades,
por la flexibilidad, adaptabilidad y grado de creatividad que es
capaz de poner en evidencia; 7) por sus características se ubica a
mitad del camino entre la concepción generalizante de la política
y la especialización técnica que caracteriza a la táctica; 8) la
estrategia moderna aprovecha muy relativamente las
experiencias pasadas y las vivencias históricas, desde el
momento que debe afrontar circunstancias rápidamente
cambiantes e inéditas; 9) para su ejercicio requiere de un técnico
(estratega) que no sólo domine al más alto nivel su especialidad,
sino que debe ser capaz de luchar en su campo específico con
imaginación, intuición y audacia, y 10) la estrategia puede aspirar
a objetivos utópicos sin que ello resienta su naturaleza y
esencia.110

En el Reglamento de Conducción Estratégica del Ejército de Chile,


se indica que la estrategia es la ciencia y arte de concebir y de
conducir la utilización de los potenciales del país en el manejo de

110
Rattenbach, Augusto B. Introducción a la Estrategia. Buenos Aires: Editorial
Pleamar, 1979, pp.22-23.
HA

conflictos, y que admite ser definida en tres niveles: como
estrategia de gobierno, estrategia militar o conjunta, y estrategia
institucional. La de gobierno está relacionada con la preparación
del Estado para la guerra y de la dirección de ella, idealmente sin
recurrir a la guerra. La estrategia militar o conjunta es la ciencia
y el arte de concebir y de conducir la utilización de los potenciales
del campo de acción bélico en la preparación y ejecución de la
guerra, coordinando las actividades de cada una de las
instituciones de las fuerzas armadas para alcanzar el objetivo
político de guerra bélico. Por último, la estrategia institucional, es
la ciencia y el arte de concebir la preparación de las instituciones
y sus respectivos órganos de maniobra y de la conducción de las
campañas que se deben realizar en los teatros de operaciones.111
El reglamento de estrategia aludido se encuentra en desuso, pero
la mayoría de sus preceptos todavía están vigentes.

Uno de los textos más consultados por los escritores militares de


las últimas décadas, es el Diccionario Militar de José Almirante y
Torroella (1823-1894),112 donde incluye un profuso análisis sobre
la historia de la acepción estrategia, y de las treinta y ocho
definiciones que contiene su obra. Almirante reconoce la
existencia de una confusión en el entendimiento del concepto, y
por ello, haciendo alusión a las disímiles explicaciones que incluye
en su diccionario indica: aquí tiene el lector definiciones en que
escoger, largas, cortas, concisas, difusas, antiguas y
113
modernas. Incluso, después de exponer las diferentes ideas
señala:

Después de esta larga trascripción de definiciones, quizás


conviniese condensarlas con crítica en una sola y general;
pero este trabajo, que con placer dejamos al lector, nos lo

111
Ejército de Chile. Reglamento de Conducción Estratégica Terrestre. Santiago:
Ejército de Chile, 1986, pp.13-14.
112
El Diccionario Militar de José Almirante, de 1869, se reeditó en el año 1989, con
el mismo título, por el Ministerio de Defensa del Reino de España, en 2
volúmenes. Está disponible en la Biblioteca de la Academia de Guerra del Ejército
de Chile.
113
Almirante, José. Diccionario Militar, op. cit., pp.427-448.
HB

veda la índole de esta obra, lo desmesurado de este artículo y
la llana profesión de fe que lo encabeza, y que desde luego
nos desautoriza. Para nosotros, en efecto, el resumen de las
treinta y ocho definiciones definiría: “estrategia lo que no es
Táctica; Táctica, lo que no es Estrategia.114

Almirante también es profuso en el análisis y definición de la


acepción táctica, y advierte que estrategia y táctica están
enlazadas entre sí, lo que está demostrado con la dificultad para
separar ambas definiciones, por lo que incluye innumerables
definiciones que pudo desglosar, y que sólo nos referiremos a
algunas. Según el Archiduque Carlos (1818), la táctica es el arte
de la guerra y el modo según el cual deben ponerse en ejecución
los grandes proyectos. Es el arte de combatir bien sobre un
terreno dado. Según Marqués del Duero (1864), táctica es el arte
de disponer, mover y emplear las tropas sobre el campo de
batalla con orden, rapidez y recíproca protección; combinándolas
entre sí con arreglo a la naturaleza de sus armas, y según las
condiciones del terreno y disposiciones del enemigo. Cessac
(1783) y Bulow (1805), coinciden en indicar que la táctica es la
ciencia de los movimientos que hacen en presencia y al alcance
del enemigo: es la operación mecánica y el complemento de la
estrategia.115 A diferencia de la definición final que Almirante
efectúa de la estrategia: Estrategia es lo que no es Táctica;
Táctica, lo que no es Estrategia, Almirante no emite su propia
enunciación sobre la táctica.

Por su parte, el ilustre militar español Francisco Villamartín


(1833-1872), para definir qué es la estrategia militar señala lo
siguiente: el plan general de una campaña pertenece a la
Estrategia; el de una batalla pertenece a la Táctica; la primera es
especialmente especulativa, la segunda práctica; aquella medita y
decide, ésta obedece y ejecuta; la Estrategia traza las líneas que
se deben seguir, y designa los puntos que se han de ocupar, la
Táctica ordena, pone en orden a las tropas y los materiales de


114
Ídem, p.441.
115
Ídem. pp.970-1006.
HC

guerra para marchar por esas líneas o tomar esos puntos; la una
es el alma, la inteligencia; la otra es el cuerpo, la forma visible y
palpable; en el arte bélico como en todos, el artista ha de tener
sentimiento y ejecución; y el sentimiento es aquí la Estrategia, la
ejecución, la Táctica.116

Diversos autores han continuado abordando la definición de la


acepción estrategia y táctica para aportar al razonamiento y a la
reflexión sobre sus fines. Por ejemplo, Manuel Montt Martínez las
explicita en su obra La Guerra, Su Conducción Política
Estratégica,117 donde se refiere a Clausewitz, al Archiduque
Carlos, a Jomini, von Moltke, Von der Goltz, Von Bernhardi, entre
otros. Luego, Miguel Alonso Baquer, en su texto ¿En qué consiste
la estrategia?,118 incluye 29 definiciones, donde se repiten las de
José Almirante y las de Manuel Montt. De igual forma es
interesante su comprensión, sobre todo porque la mayoría de
ellas intenta englobar a la estrategia en todos sus niveles.

En este interminable examen de definiciones no se puede dejar


de mencionar a Karl von Clausewitz, que señala en el Libro II,
Capítulo I, que la dirección de la guerra es la preparación y
conducción del combate, y que si este combate fuera un acto
único, no habría necesidad de ninguna subdivisión. Pero, dice
Clausewitz, el combate está compuesto por diferentes actos
aislados, cada uno íntegro en sí mismo, que se denominan
“encuentros”. Por ello surgen dos actividades diferentes: preparar
y conducir individualmente estos encuentros aislados y
combinarlos unos con otros para alcanzar el objetivo de la guerra.
La primera actividad es la táctica y la segunda la estrategia. La
táctica enseña el uso de las fuerzas en los encuentros, y la


116
Citado por Munilla Gómez, Eduardo. Introducción a la Estrategia Militar Española.
Madrid: Servicio de Publicaciones del EME, 1984, pp.39-40.
117
Montt Martínez, Manuel. La Guerra, Su Conducción Política Estratégica. Santiago:
Biblioteca del Oficial, 1955, p.18.
118
Baquer, Miguel Alonso. ¿En qué consiste la estrategia? Madrid: Ministerio de
Defensa, 2000, pp.43-44.
HD

estrategia el uso de los encuentros para alcanzar el objetivo de
guerra:

La táctica y la estrategia son dos actividades que se penetran


mutuamente en el tiempo y en el espacio, pero son también
actividades esencialmente diferentes, y, a menos que se
establezca el concepto claro de la naturaleza de cada una de
esas actividades, sus leyes inherentes y sus relaciones
mutuas no serán inteligibles para el pensamiento.119

3.3. Cuánto de ciencia y cuánto de arte

Como se aprecia del desglose realizados por los tratadistas, la


estrategia se ajusta a los fines del Estado o de todas las fuerzas
para los fines de la guerra, está en un nivel macro de la
conducción, y para alcanzar su objetivo es importante seguir
algunos lineamientos y principios de empleo de las fuerzas que
están repetidamente corroborados en la historia. Estos principios
son reglas fundamentales, que sin ser totalmente inmutables, no
están afectos a grandes cambios en muchos siglos. Pese a los
cambios en las modalidades de empleo de las fuerzas –que por lo
general son el resultado del desarrollo tecnológico, como por
ejemplo los efectos que tuvo en el empleo de los ejércitos la
revolución industrial, la aviación y las armas de precisión– los
principios de la guerra o algunas máximas respecto de ella no
han variado.

Hace miles de años Sun Tzu se refirió a algunas reglas para


conducir a los ejércitos a la victoria. Sus experiencias fueron
escritas por Sun Wu unos 500 años a. de J.C. y hoy es el: tratado
militar más antiguo del mundo cuya existencia ha sido
ampliamente reconocida, y que está consagrado a los principios y
conceptos militares, que se conservan hasta hoy día (…..) en
todos los aspectos tanto en las operaciones militares como en el
empleo de las tropas, y considerado actualmente, veinticinco


119
Clausewitz von Karl, op. cit., p.109.
HE

siglos después de haber sido escrito, como una valiosísima ayuda
para el arte de hacer la guerra.120

Los principios de la guerra son fruto de la experiencia de los


grandes capitanes y de los célebres ejemplos de batallas
históricas, indican formas de proceder para crear condiciones
favorables al éxito, no aseguran la victoria, pero su omisión
aumenta las posibilidades de fracaso. Son un guía en el campo de
lo desconocido.121

Uno de los más célebres escritores militares considerado como el


mentor moderno de los principios de la guerra es el Mariscal
Ferdinand Foch (1851-1929), luego, y en el ámbito chileno, lo
hace Vicente Martínez A., que en 1935 en el curso de Historia
Militar,122 se refiere con claridad a las leyes y principios para la
conducción de la guerra.

Los comentarios de V. Martínez, son luego elogiados por Manuel


Montt Martínez en 1955 al publicar La Guerra. Su Conducción
Política y Estratégica (1955),123 donde señala que dada la
naturaleza de la guerra, de fenómeno social que se desarrolla en
la incertidumbre y sometida a la influencia de diversos
fenómenos, es innegable que la ciencia de su conducción no
posea leyes matemáticas como ocurre con la ciencias exactas,
pero sí es posible observar del estudio de la historia militar
ciertas verdades inmutables de aplicación general, que se
caracterizan por sus propios atributos y representan conceptos
completos y definidos, que pueden ser considerados como
verdaderos principios de la guerra.124


120
Sun Tzu. El arte de la guerra de Sun Tzu. Taipei: Great Publication Co., LTD.,
1986, p. XIV.
121
Ortega Prado, Rodolfo. Escenario y Estrategia. Santiago: Academia de Guerra,
2010, p.207.
122
Martínez A., Vicente, op. cit., p.39.
123
Montt Martínez, op. cit., 1955.
124
Ídem, p.91.
HF

En la II parte de su obra, que denomina Conducción de la Guerra,
incluye un capítulo que trata sobre los principios de la guerra.
Manuel Montt indica que éstos son una materia difícil de tratar
por los diferentes criterios que al respecto existen y advierte:

La guerra por su naturaleza no puede hacerse por un manual


de reglas. Los principios son la esencia de la guerra, pero
como ella también es arte, no se podrán aplicar rígida y
mecánicamente sin exponerse a ser derrotados por un
adversario que proceda con más arte o ingenio.125

Los principios de la guerra tienen importancia en la definición de


cuánto de ciencia y cuánto de arte poseen la estrategia y la
táctica, porque su aplicación implica efectuar un razonamiento
para proceder sobre cualquier asunto relacionado con el empleo
de las fuerzas.

La determinación de ciertos principios, leyes o máximas, como


por ejemplo: mantenimiento del objetivo, economía de las
fuerzas y reunión de los medios, sorpresa y seguridad, por
nombrar algunos, implica que se realizó investigación, que para
realizar esa investigación se desarrolló un método, que se utilizó
la historia en la búsqueda de comprobar algunas constantes, y
por último, demuestra de que existe conocimiento acumulado que
sustenta a la ciencia militar como un todo.

No siempre sería, ni aún aconsejable emplear todos los


principios de la guerra, simultáneamente. Muchas veces habrá
que dejar de mano alguno o varios de ellos aceptando ciertos
riesgos propios de la naturaleza de la guerra. En tal caso,
tendrá gran valor la personalidad del jefe. 126

Después de muchos siglos podemos observar en la conducción de


los ejércitos una tendencia a dar prioridad a las normas
fundamentales de empleo, principios y modalidades construidas


125
Ídem, p.91.
126
Ídem, p.104.
HG

como resultado de las experiencias positivas y negativas de
destacados capitanes.

Muchos grandes líderes militares han protagonizado las victorias,


pero también contundentes derrotas. De Napoleón por decir,
nadie dudaría en aseverar que en la batalla de Austerlitz dejó en
evidencia su aptitud y habilidad –al igual que un artista– para
conducir a sus fuerzas a la victoria. Tampoco hay dudas, que en
Waterloo –el mismo gran artista– fue derrotado, y que sus
oponentes, por sobre ciertas habilidades personales, solo
aplicaron algunos principios de la guerra que el mismo Napoleón
en alguna oportunidad defendió.

3.4. Límites entre la estrategia y la táctica

Definir las fronteras entre la táctica y la estrategia no es tarea


fácil. No lo ha sido por siglos, como lo demuestran los tratadistas
que han intentado construir alguna definición sobre ambas
acepciones. Como también lo ha sido el catalogar como ciencia o
arte la conducción de la guerra, los asuntos de la guerra, o como
hemos dicho, el empleo de las fuerzas militares en cualquier
circunstancia. Desde el siglo XIX existe una copiosa información
sobre estas cuestiones. En 1876 el general del ejército prusiano
von Verdy du Vernois (1832-1910) señalaba que el conocimiento
de los principios militares deben ser continuamente estudiados e
indispensables para dirigir las tropas al combate pero:

El arte militar es una ciencia que reposa en la conducta


personal del jefe, sobre la influencia que éste ejerce sobre las
tropas que manda, como también en la táctica, la estrategia y
la manera cómo se hace el servicio del Estado Mayor
General.127

Vicente Martínez establece la primera diferenciación clara en


1935:

127
Verdy du Vernois. Estudios de Historia Militar según el método aplicado por von
Verdy du Vernois. Traducción de Belisario Rivera Jofré. Valparaíso: Estado Mayor
General, 1893, p.21.
HH


La guerra es una ciencia y un arte. Ciencia, en lo que respecta


a que su concepción se basa en principios y leyes, que la
consideración filosófica de los acontecimientos guerreros ha
permitido deducir y que se han podido experimentar en la
sucesión de los mismos. Arte, cuando se relaciona con su
ejecución material.128

A partir de la diferenciación entre ciencia y arte que hace Vicente


Martínez, se podría decir que la estrategia está directamente
relacionada con la concepción de la guerra o batalla, y que la
ejecución, es decir las sucesivas y simultáneas acciones que es
necesario realizar para concretar el plan, corresponden a la
táctica. Pero no es tan sencillo, también existe una concepción en
el nivel de la conducción táctica, las fuerzas no realizan sus
movimientos mediante simples encuentros.

Clausewitz señala que la estructura del encuentro es de


naturaleza táctica y que estos significan combate, y por ende, su
objetivo será la destrucción o sometimiento del oponente: cada
encuentro, grande o pequeño, tiene su objetivo especial propio,
que está subordinado al todo (…..) si hablamos de destrucción
directa, significa éxito táctico y, en consecuencia nuestra
afirmación es que solamente grandes éxitos tácticos pueden
conducirnos a grandes éxitos estratégicos.129 Para concretar, en
un encuentro también media una concepción, en siglos pasados o
en el “combate antiguo”, solo se enfrentaban grandes ejércitos:
nos colocamos tranquilamente en grandes masas dispuestas unas
al lado de las otras y unas detrás de otras. Desplegamos sólo una
parte relativamente pequeña del todo y la enviamos a la lucha en
un duelo de fusilería que dura horas, y que es interrumpido de
vez en cuando o es activado en uno u otro lado por pequeñas
arremetidas aisladas provenientes de cargas a la carrera y a la
bayoneta y de ataques de caballería. Cuando esta línea ha
agotado gradualmente en esta forma su fuego bélico y no quedan


128
Martínez A., Vicente, op. cit., p.42.
129
Karl Von Clausewitz. De la Guerra, Buenos Aires: Ediciones Mar Océano, 1960,
pp.171-173.
HI

de él más que las cenizas, se la retira y se la reemplaza por
otra.130 En el combate moderno, a diferencia del antiguo, también
existe una concepción de la maniobra táctica, aunque por
general, en comparación con la estrategia, existen espacios y
tiempos considerablemente más reducidos para su concreción.

Para finalizar, las definiciones que hace el mayor Vicente Martínez


(1935) y el Ejército de Chile (2005) permiten clarificar. El primero
dice que la estrategia consiste en concebir, preparar, dirigir y
ejecutar las grandes maniobras; enlazando el conjunto de las
fuerzas y elementos de diferente orden, que se ponen en juego,
en todo el campo netamente bélico, para conseguir imponer la
voluntad al adversario. Por su parte, la táctica, tiene el objetivo
de dirigir y emplear las fuerzas en la lucha misma.131 En relación
con esta última, el Ejército de Chile definió en 2005, que la
conducción táctica es aquella en la que se llevan a cabo las
distintas acciones que conforman la batalla y que permiten la
consecución de los objetivos impuestos por el nivel superior
(operacional). El origen de la conducción táctica surge de la
necesidad de que una fuerza obtenga un objetivo parcial de una
campaña. El análisis de las diferentes variables que influyen en la
consecución de dicho objetivo, tales como las características del
escenario, las fuerzas disponibles, los límites de tiempo y la
situación del adversario, imponen a dicha fuerza la ejecución de
una o más acciones tácticas fundamentales para alcanzar el
objetivo asignado.132


130
Ídem, p.170.
131
Martínez A., Vicente, op. cit., pp.84-85.
132
División de Doctrina. El Ejército y la Fuerza Terrestre (DD-10001), Santiago:
División de Doctrina del Ejército de Chile, 2005, p.128.

IA


CAPÍTULO IV

MÉTODO MILITAR

Evidentemente, lo que más interesa del método es que sirva


al objeto para el que se emplea, es decir, que sea útil.

Federico Suárez (1977).


4.1. Introducción

En los dos primeros capítulos de este ensayo el objetivo fue


exponer las variables de ciencia y arte que comprende la ciencia
militar. La explicación del fenómeno, las causas, evolución y
propósitos de las guerras representa a la ciencia; y la habilidad
para aplicar estrategias y tácticas que permitan alcanzar sus
objetivos representa el arte; dentro de este último, como lo
manifestó José Almirante, el don de segunda vista e inspiración,
reservado para los grandes capitanes, que por sobre las normas
de empleo, máximas o principios, e incluso teorías generales, han
demostrado una especial habilidad es fundamental para conducir
a sus ejércitos a la victoria.
En el tercer capítulo se incluyó la explicitación de la táctica y
estrategia –que en el primer capítulo catalogamos como vitales
para las ciencias militares y ubicamos en el 1er nivel–
representando el ingenio y habilidades para la conducción de la
guerra y por ende su cercanía con el arte de la misma.

En este capítulo, asumiendo definitivamente que las ciencias


militares son ciencia y arte, y sobre todo en lo que se refiere a
sus particularidades de ciencia, queda reflexionar sobre los
métodos y metodología militar para emplear sus medios, resolver
sus problemas o investigar su objeto. Sin olvidar que el objeto de
las ciencias militares –como lo definimos en el Capítulo I– es el
estudio de la guerra en general y la organización y empleo de las
fuerzas militares para cualquier circunstancia, por lo tanto
responder a las interrogantes ¿cuáles son sus métodos? o ¿qué
metodología ocupa la ciencia militar para investigar? será la
preocupación central de este capítulo.
IB


4.2. Karl von Clausewitz y el método

Nuevamente tenemos que recurrir, en primer lugar, a Karl von


Clausewitz, que en el libro II, La teoría de la guerra, capítulo IV,
se refiere a la Metodología de proceder de las fuerzas militares.133
Pero Clausewitz se refiere al método como una forma de
procedimiento, y lo hace en el sentido de un actuar que se repite
y es seleccionado entre varios otros posibles. Por lo tanto, por
metodología, Clausewitz entenderá la determinación de accionar
por medios de métodos y no de principios generales o
regulaciones individuales:

La metodología no se funda en premisas particulares y


definidas, sino en la probabilidad media de casos análogos, y
su tendencia final es establecer una verdad media, cuya
aplicación uniforme y constante adquiera pronto algo de la
naturaleza de una habilidad mecánica que al fin actúa con
justeza casi inconscientemente.134

Los métodos –al entender de Clausewitz– son en la actualidad las


diferentes teorías y normas fundamentales de empleo de los
recursos en la conducción de la guerra, que especialmente son
considerados en la táctica y estrategia. Por ejemplo, el método
para realizar un ataque con procedimiento abreviado, el método
en un ataque a través de un curso de agua, el método de
ejecución de una defensa por agrupaciones, el método para
organizar una defensa en posición, etcétera.

4.3. Las ciencias militares y sus métodos

Pese a lo anterior, y que las ciencias militares son profusas en


métodos para emplear las fuerzas según las circunstancias de
que se trate, lo que nos convoca en este capítulo son las
metodologías para investigar asuntos propios de las ciencias


133
Karl von Clausewitz, op.cit, p.136.
134
Ídem, p.137.
IC

militares y no las formas (tácticas y estrategias) para realizar
determinadas operaciones militares:

Es frecuente considerar al método científico desde un solo


enfoque, desconociendo sus bondades y posibilidades y, por lo
tanto, se tiende a utilizar un mismo método para cualquier
tema de investigación. Así, se desconoce que hay pluralidad
de métodos y que el uso de uno determinado depende del
objeto, del problema de investigación y de las hipótesis a
probar en el estudio a realizar.135

Federico Suárez en la Historia y el Método de Investigación


Histórica, indica que el método es la ordenación de la actividad a
un fin, es el procedimiento que se sigue para llegar al
conocimiento de una realidad: lo que más interesa del método es
que sirva al objeto para el que se emplea, es decir, que sea útil.
Su utilidad depende de su adecuación, y es adecuado en la
medida en que se acomoda a la naturaleza del objeto a cuyo
conocimiento se ordena.136 Entonces es importante diferenciar en
los fines de este capítulo, una cosa son los procedimientos
(metodología según Clausewitz) para ejecutar determinadas
operaciones militares siguiendo parámetros de otras que la
demostración empírica señala como exitosas; y otra cosa, es la
aplicación de metodologías en la solución de problemas tácticos o
estratégicos propios de las operaciones u acciones militares de
cualquier tipo.

4.4. ¿Existe una metodología en la ciencia militar que se asemeje


al proceso científico de otras ciencias?

La mayoría de los textos que tratan sobre la metodología de la


investigación en las ciencias sociales se refieren a métodos que
son pertinentes a la economía, sociología, política, antropología y
biología, tales como el texto de César Bernal Torres, Metodología
de la Investigación, que está especialmente dirigido para la

135
Bernal, César Augusto. Metodología de la Investigación. México: Pearson Prentice
Hall, 2006, p.68.
136
Suárez, Federico. La Historia y el Método de Investigación Histórica. Madrid:
Ediciones RIALP, S.A., 1977, p.50.
ID

investigación en las áreas de la administración y economía;137 o
el libro de M. Ángeles Cea, Metodología Cuantitativa, que sirve
para orientar a los estudiantes de sociología en estrategias y
técnicas de investigación social.138 Otros autores son más
generalistas y los proponen para toda el área de las ciencias
sociales, como R. Hernández Sampieri y colaboradores en
Metodología de la Investigación,139 o Carlos Muñoz Razo en Cómo
Elaborar y Asesorar una Investigación de Tesis.140 En todos ellos
es factible analizar formas de investigación, que adecuadamente
interpretadas, pueden ser convenientemente utilizadas en los
trabajos del área de las ciencias militares. Pero, la ciencia militar
cuenta con propios métodos que ha venido desarrollando
profusamente desde el siglo XIX cuando se crean los estados
mayores.

En la edad contemporánea fueron los estados mayores y


particularmente los métodos de trabajo que paulatinamente
inculcaron los prusianos Gerhard von Sharnhorst (1755-1813),
August von Gneisenau (1760-1831) y Helmut Von Moltke (1880-
1891) los que se usaron para resolver problemas militares
relacionados con el empleo de las fuerzas militares. Estos
prusianos establecieron metodologías para resolver problemas
estratégicos y operativos de la guerra, ya que gradualmente
fueron enfrentando los desafíos de la revolución industrial y el
avance de la tecnología, además de las enseñanzas de Federico II
“El Grande” de Prusia (1712-1786) y de Napoleón Bonaparte
(1769-1821). Particularmente, Gerhard von Sharnhorst es
recordado por sus planteamientos en el Manual para Oficiales en
las secciones aplicadas de ciencia, que publicó en 1788.

137
Bernal Torres, César Augusto. Metodología de la Investigación. Bogotá: Prentice
Hall, Pearson, 2000.
138
Cea D’ancona, M. Ángeles. Metodología Cuantitativa. Madrid: Editorial Síntesis
S.A., 2001.
139
Hernández Sampieri, R.; Fernández Collado, C.; y Baptista Lucio, Pilar.
Metodología de la Investigación. México: MacGraw-Hill Interamericana Editores,
1991.
140
Muñoz Razo, Carlos. Cómo Elaborar y Asesorar una Investigación de Tesis.
México: Pearson Prentice Hall, 1998.
IE


Como todas las ciencias el proceso de investigación se desarrolla


a partir de la aplicación de un método científico al estudio de
problemas definidos como propios de la ciencia en la cual se
investiga, es decir según la naturaleza del objeto de estudio, y
cuyo propósito fundamental es la creación de un cuerpo
organizado de conocimientos de interés. El proceso de
investigación tiene el propósito descubrir principios generales o
interpretar un comportamiento que ayude en la comprensión o
explicación de un determinado fenómeno. Según R. Sierra:
investigar es, genéricamente, toda actividad humana orientada a
descubrir algo desconocido. Tiene su origen en la curiosidad
innata del hombre, que le impulsa a averiguar cómo es y porqué
es así el mundo que le rodea.141 Para Federico Suárez la acepción
investigación no siempre se utiliza con el mismo significado:
investigar equivale a inquirir, a averiguar, y por investigación (en
general) se entiende el proceso mediante el cual se llega a
conocer una realidad a partir de ciertos datos u observaciones.142

Para que el proceso de investigación tenga el carácter de


científico es necesario que medie un método, lo que no es más
que una secuencia lógica de pasos que permite alcanzar un
resultado racional: el método como procedimiento, está
constituido por las etapas generales de actuación que forman su
contenido y por las técnicas o procedimientos concretos
operativos, para realizar en un caso determinado las fases
generales de actuación en cuestión.143

Según Mario Bunge el conocimiento científico es a veces


desagradable y conveniente para algunos y no para otros, pero
siempre se caracteriza por su verificabilidad y susceptible de ser
verificado, por ende confirmado o refutado. Por su parte, Federico
Suárez indica: es el procedimiento que se sigue para llegar al

141
Sierra Bravo, op. cit, p.28.
142
Suárez, Federico. La historia y el método de la investigación histórica. Madrid:
Ediciones Rialp, S.A., 1977, p.24.
143
Sierra Bravo, op. cit, p.30.
IF

conocimiento de una realidad: No es, pues, lo más importante,
con serlo mucho; es tan sólo un medio para llegar al fin que se
pretende (el conocimiento de la verdad sobre alguna cosa), y, por
ello, algo adjetivo respecto al objeto de la investigación.
Evidentemente, lo que más interesa del método es que sirva al
objeto para el que se emplea, es decir, que sea útil (…..) por
tanto, un método riguroso puede ser absolutamente inútil si se
aplica a un objeto distinto a aquel para el que nació; pero
tampoco hay que esperar que dé resultado un método adecuado
si se utiliza sin rigor, pues el descuido, la ligereza o el mal uso
difícilmente conducirán a resultados que puedan calificarse de
científicos.144

Hugo Cerda Gutiérrez señala que uno de los problemas que debe
enfrentar un investigador es la gran cantidad de métodos,
técnicas e instrumentos que existen como opciones, los cuales a
la vez integran un número ilimitado de paradigmas o escuelas de
pensamiento relacionado.145 Por su parte, César Augusto Bernal
indica que se entenderá como método científico al conjunto de
postulados, reglas y normas para el estudio y solución de los
problemas de investigación: el método científico se refiere al
conjunto de procedimientos que, valiéndose de los instrumentos
o las técnicas necesarias, examina y soluciona un problema o
conjunto de problemas de investigación.146 R. Sierra indica que el
método es un conjunto de trámites, fases o etapas: consiste en
formularse interrogantes sobre la realidad del mundo y de los
hombres, basándose en la observación y en las teorías ya
existentes; en anticipar soluciones a estas cuestiones y en
contrastar, con la misma realidad, dichas soluciones previas o
hipótesis, mediante la observación de los hechos, su clasificación
y su análisis.147


144
Suárez, Federico, op. cit., p.50.
145
Gutiérrez Cerda, Hugo. La investigación total. Bogotá: Magisterio, 2000, p.7.
146
Bernal, César Augusto, op. cit., p.55.
147
Sierra Bravo, op. cit., p.30.
IG

De igual forma, R. Sierra Bravo –coincidente con otros autores–
propone las etapas de un proceso metodológico de investigación
científica, que resume de la siguiente forma:148

1) Descubrimiento del problema de la investigación.


2) Documentación y definición del problema.
3) Imaginar una respuesta probable al mismo.
4) Deducir o imaginar consecuencias de la hipótesis o sub-
hipótesis empíricas.
5) Diseño de la verificación de las hipótesis o del procedimiento
concreto a seguir con su prueba.
6) Puesta a prueba o contraste con la realidad de la hipótesis a
través de sus consecuencias o sub-hipótesis empíricas.
7) 7)Establecimiento de las conclusiones resultado de la
investigación.
8) Extender las conclusiones y generalizar los resultados.

Al realizar un trabajo comparativo y preliminar entre las etapas


definidas por R. Sierra Bravo y una secuencia típica militar para
resolver un problema operativo, se observa lo siguiente:

R. SIERRA BRAVO SECUENCIA MILITAR


Descubrimiento del problema de la Definición y análisis de la misión que
investigación. se deberá cumplir.
Documentación y definición del
Situación y consideraciones.
problema.
Imaginar una respuesta probable al
Cursos de acción.
mismo.
Deducir o imaginar consecuencias de
la hipótesis o sub-hipótesis
empíricas. Análisis de los Cursos de acción en
Diseño de la verificación de las relación con las posibilidades.
hipótesis o del procedimiento
concreto a seguir con su prueba.
Puesta a prueba o contraste con la
Comparación y determinación de las
realidad de la hipótesis a través de
ventajas y desventajas de cada Curso
sus consecuencias o sub-hipótesis
de acción.
empíricas.


148
Ídem, p.37.
IH

R. SIERRA BRAVO SECUENCIA MILITAR
Establecimiento de las conclusiones
resultado de la investigación.
Recomendaciones y conclusiones.
Extender las conclusiones y
generalizar los resultados.

Como se aprecia, el modelo de apreciación militar es homologable


a la propuesta de R. Sierra Bravo. Esta última, además, es
coincidente con la mayoría de los académicos que se refieren a
metodologías de investigación. Por ejemplo, César Augusto
Bernal compara los modelos de Mario Bunge,149 Arias Galicia150 y
de Roberto Hernández, Carlos Fernández y Pilar Baptista,151 para
concluir que el método de investigación, según la ciencia de que
se trate, también es un tema polémico, por la cantidad de
escuelas, tendencias y paradigmas que han contribuido filosófica
o epistemológicamente.

Aceptando entonces que en las ciencias existe una variedad de


métodos para llevar a cabo el proceso investigativo, y que éste
dependerá de las particularidades de la ciencia que se trate,
como también del objeto en investigación, cabe mencionar que
las Ciencias Militares y específicamente las áreas que en este
trabajo hemos catalogado de 1er, 2do y 3er nivel (estrategia,
táctica, logística, inteligencia, organización, geografía militar,
geopolítica y geoestrategia) tienen sus propios modelos para
solucionar sus problemas de índole militar. Por ello, valga
recordar la cita incluida en el Capítulo I del presente ensayo: la
aparición de cada ciencia va asociada al nacimiento de un método
que la caracteriza. El método es, en general, el legado de cada
uno de los grandes creadores de nuevas orientaciones
científicas.152


149
Bunge, Mario, La Ciencia, su método y su filosofía, Buenos Aires: Siglo XXI, 1990,
p.12.
150
Arias Galicia, Fernando, Introducción a la metodología de la investigación en
ciencias de la administración y del comportamiento, México: Trillas, 1991.
151
Hernández Sampieri, op.cit., p.63.
152
Saumells, Roberto, op. cit, p.13.
II

En ese contexto, en el Reglamento de Planificación del Ejército153
se indica que las operaciones militares son inciertas e
impredecibles y que el proceso de planificación militar permite
visualizar un resultado deseado: el espectro de las operaciones
exige un enfoque flexible a la planificación que adapte los
métodos de planificación a cada situación. Un proceso de
planificación organiza el pensamiento de los comandantes y del
estado mayor, mientras apoya sus visiones e iniciativa.154 En el
mismo reglamento y al referirse a la ciencia de la planificación, se
dice que esta incluye todos los aspectos de las operaciones: los
planificadores dominan el aspecto científico de las operaciones
militares para entender las restricciones físicas y legales, sobre
las cuales operan las unidades.155

Por lo anterior, los militares para resolver un problema de índole


táctico, estratégico, logístico u otro relacionado con las disciplinas
de los dos primeros niveles, disponen de diferentes modelos con
los cuales pueden construir uno propio que les permita resolver el
problema que se le presenta o aplicar –dependiendo del objeto–
en forma íntegra el modelo que la reglamentación aporta. Esto
también es extensivo para el tercer nivel (geografía militar,
geopolítica y geoestrategia) pero, con los métodos que existen
para éstos, como son los modelos para la valorización geomilitar
de un área geográfica, o los diferentes métodos para efectuar un
análisis geopolítico o geoestratégico, aunque en estos últimos
casos, existe un profuso aporte de cientistas, que inducen a
construir un método singular al requerimiento o problema que se
investigue.

Mario Bunge, considerado por Marcel Roche (1920-2003)156 como


uno de los filósofos más importantes de las ciencias

153
División de Doctrina, Reglamento de Planificación, Santiago: Comando de
Institutos y Doctrina RDO-20001, 2009.
154
Ídem, p.13.
155
Ídem, p.14.
156
Marcel Roche fue un destacado científico venezolano, director del Instituto
venezolano de investigaciones científicas y director de la revista Interciencia.
A@@

contemporáneas,157 indica que a menudo se sostiene que,
algunas ciencias aplicadas como la medicina son artes antes que
ciencias, porque no pueden ser reducidas a la simple aplicación
de un conjunto de reglas sin que medie el juicio personal: si arte
significa una feliz conjunción de experiencia, destreza,
imaginación, visión y habilidad para realizar inferencias de tipo no
analítico, entonces no sólo son artes la medicina, la pesquisa
criminal, la estrategia militar, la política y la publicidad, sino
también toda otra disciplina.158 Por consiguiente, dice Bunge, no
se trata de si un área de la actividad humana es un arte, sino si
este es científico. Para ello, Bunge propone la siguiente pauta de
la investigación científica, que en el fondo le da sentido práctico a
las quince características, que según Bunge constituyen el
inventario de la ciencia fáctica:159

Planteo del problema


- Reconocimiento de los hechos.
- Descubrimiento del problema.
- Formulación del problema.

Construcción de un modelo teórico


- Selección de los factores pertinentes.
- Invención de las hipótesis centrales y de las suposiciones
auxiliares.
- Traducción matemática.
Deducción de consecuencias particulares.
- Búsqueda de soportes racionales.
- Búsqueda de soportes empíricos.

Prueba de las hipótesis


- Diseño de la prueba.
- Ejecución de la prueba.
- Elaboración de los datos.
- Inferencia de la conclusión.

157
Presentación de Marcel Roche de la obra de Mario Bunge Ciencia, Técnica y
Desarrollo de la Editorial Sudamericana, 1997, p.7.
158
Bunge, Mario, 1991, op. cit, p.61.
159
Ídem, pp.63-64.
A@A

Introducción de las conclusiones en la teoría
- Comparación de las conclusiones con las predicciones.
- Reajuste del modelo.
- Sugerencias acerca del trabajo ulterior.

4.5. Métodos en los ejércitos

En las fuerzas armadas en general y en particular en los ejércitos,


se emplean diferentes modelos y métodos para resolver los
problemas tácticos y estratégicos que son propios de las
operaciones militares. Mejor dicho, las fuerzas armadas utilizan
variados y abundantes métodos para prever acontecimientos y
conducir a los medios puestos a su disposición. Estos métodos
son propios de las diferentes áreas de su quehacer, y
principalmente en aquellos campos que, en el Capítulo I,
catalogamos de 1er, 2do y 3er nivel. Por ejemplo, para
determinar en el área de la inteligencia por dónde el adversario
es probable que emplee sus fuerzas, se utiliza entre otros
modelos una Apreciación de Inteligencia, que incluye una serie de
variables que deben ser analizadas para coadyuvar a la decisión
que adopte el líder de las tropas, pero que básicamente se
refieren a lo que puede hacer el enemigo que enfrentará. En este
caso, los analistas emplean un método y aplican un modelo para
buscar (investigar) una respuesta a ciertos parámetros que
permiten concluir sobre lo que las fuerzas adversarias pueden
realizar, y que de hacerlo, afectarían el cumplimiento de la propia
misión. Tampoco podemos olvidar, que investigar es el proceso
mediante el cual se llega a conocer una realidad a partir de
ciertos datos u observaciones: la investigación es algo que no se
conoce, o se conoce sólo en parte, o se conoce mal, es decir, de
modo incierto o erróneo.160

De igual forma, en el ejército se emplean diferentes métodos


para resolver problemas coyunturales, que por lo general son de
aplicación durante la fase ejecución de una operación, donde es


160
Suárez, Federico, op. cit, p.25.
A@B

necesario ir resolviendo situaciones que van surgiendo y que son
propias de la incertidumbre que reina en un campo de batalla.

Las operaciones militares son inciertas e impredecibles;


responden a esfuerzos complejos y luchas entre fuerzas de
voluntades opuestas. Los comandantes confrontan enemigos
que razonan. Ellos nunca pueden predecir con certidumbre
cómo los enemigos actuarán y reaccionarán, o cómo se
desarrollarán los eventos. Inclusive, las acciones de los medios
propios son difíciles de predecir debido a los efectos de la
tensión en las personas y los errores humanos. Los
comandantes que entienden la relación dinámica que el tiempo
y la incertidumbre tienen en las fuerzas enemigas y propias
están mejores preparados para elaborar planes eficaces.161

Por ello, no todos los problemas requieren análisis muy largos


para su solución. Para los problemas simples, se adoptan
decisiones rápidamente. Sin embargo, para problemas complejos,
donde están correlacionadas diversas variables, es esencial un
método donde se administren mayor cantidad de factores y
donde interactúan diversos asesores que multidisciplinariamente
participan en la búsqueda de la solución del problema. La
metodología y la cantidad de análisis requerida para solucionar
con eficacia un problema dependen de la complejidad, de la
experiencia de los asesores, del comandante, y de la cantidad de
tiempo disponible.

Por lo anterior, en el razonamiento militar son sinónimos en la


aplicación de sus métodos de análisis las acepciones de dirección,
previsión y planificación, que diferencian muy bien del momento
de la ejecución, pero como un proceso continuo, donde es
necesario ir previendo y resolviendo situaciones a medida de los
antecedentes que se vayan obteniendo, y que por lo general se
circunscriben a la situación de los propios medios, a la situación
de las fuerzas que enfrentan (adversario), al terreno y tiempo
atmosférico. Por ello, lo militares dicen que la planificación es
tanto una ciencia como un arte, ya que algunos aspectos de las
operaciones militares son cuantificables (ciencia), y otros como la

161
Ejército de Chile, Reglamento de Planificación, op. cit., p.13.
A@C

organización de las fuerzas o las opciones de tácticas son parte
del arte.

El razonamiento y método que se sigue para realizar la


planificación militar, requiere de creatividad en el momento
previo a la ejecución, pero durante esta, el ingenio y el liderazgo
son a la postre los factores que decidirán los resultados que
tendrá la contienda. En esta convergencia de la ciencia y arte en
las ciencias militares, adquiere mayor validez el arte durante la
ejecución, porque podrá existir un amplio conocimiento y teorías
derivadas y sustentadas en la historia, pero la influencia del
comandante en la voluntad de las tropas, discernir respecto de lo
que hará el oponente y la elección de los momentos decisivos,
serán determinantes para las conclusiones cualitativas.

El análisis cuantitativo admite definir y evaluar los factores


relevantes que pueden ser medidos o registrados. Este tipo de
análisis permite identificar tendencias y desviaciones en lo
esperado. El análisis cuantitativo pretende medir o contabilizar
los valores de las variables relevantes, y calcular los cambios en
los efectos observados en el problema o en la variable de interés.
Cuando se establece una correlación entre dos variables, es
posible predecir los efectos sobre la variable dependiente cuando
ocurren cambios en el valor de la variable independiente.

Desarrollar habilidades de razonamiento crítico es crucial para la


solución eficaz de problemas, lo que requiere estudio y práctica.
Los líderes deben contar con una amplia experiencia. Deben
poseer la capacidad de identificar las intenciones y emitir un
juicio respecto de las probabilidades que se le presentan. Deben
ser inquisitivos, de discernimiento confiable, flexibles, intuitivos
en las evaluaciones, y dispuestos a reconsiderar opciones.

El principal método que emplean los militares para investigar las


diferentes variables de uno o varios problemas que deben
dilucidar se inserta en el Proceso de Planificación Militar –
conocido por la sigla PPM–, que está constituido por cinco etapas
sucesivas, pero donde también cada etapa está en actualización
A@D

permanente. En este proceso, los asesores reúnen, analizan, y
presentan esta información a los comandantes para ayudarlos a
adquirir un conocimiento cabal de la situación y tomar decisiones.
Para estos efectos, un modelo o instrumento que se utiliza en
estos fines es el que se conoce como Apreciación de Estado
Mayor. Esta consiste en una evaluación de la situación y un
análisis de los cursos de acción que se considera son los mejores
para resolver el problema presentado, que en el fondo o en los
fines militares, es la misión asignada a la unidad que realiza el
proceso. En este proceso se analizan supuestos básicos,
problemas, hipótesis, cursos de acción, posibilidades, y otros que,
conforman las recomendaciones finales para el óptimo empleo de
los recursos propios. Un proceso expedito permite una correcta
adopción de decisiones y una planificación con diversas
consideraciones, todas probables y por ende falibles, pero acorde
con la incertidumbre y voluntades que prevalece en las ciencias
militares.

La metodología que sigue el Estado Mayor y los diferentes


modelos de apreciaciones que existen son para ayudar al
comandante a elegir el mejor curso de acción para cumplir con la
misión. Este curso de acción, enfrentado a lo que física y
lógicamente puede ejecutar el enemigo, se transforma en una
hipótesis, que solo logra confirmarse o descartarse una vez que
comienza la acción. Durante la acción, la metodología de las
apreciaciones continúa actualizándose para apoyar las decisiones
durante la ejecución.

Las apreciaciones en comento apoyan la habilidad e ingenio


(arte), que constituyen el máxime de la participación del
comandante en el proceso de decisiones y se centran en los
puntos decisivos que deciden el enfrentamiento de las fuerzas en
la ejecución.

Las apreciaciones son tan rigurosas como lo permiten el tiempo y


eventos que se suceden. En forma permanente durante su
desarrollo se recolecta, procesa, y evalúa información. Los
integrantes del estado mayor actualizan sus respectivas
A@E

apreciaciones a medida que reciben nueva información del
adversario, propias fuerzas, tiempo atmosférico, terreno, o el
propósito que tiene la unidad dentro del contexto de la unidad
superior. Por ello, las apreciaciones analizan las implicancias
para el futuro y permiten al líder visualizar un estado final
deseado.

Las diferentes apreciaciones y procesos de adopción de decisiones


constituyen la metodología de las ciencias militares para hacer
investigación, es decir, para llegar a conocer una realidad a partir
de ciertos datos u observaciones, y a partir de esos resultados
construir diferentes hipótesis (cursos de acción o posibilidades),
que solo el enfrentamiento de las fuerzas dilucidará.

4.6. Mario Bunge y el método militar.

Como lo indicamos con anterioridad, Mario Bunge señala que es


más importante definir si una actividad es científica, que concluir
si es arte o ciencia. Para ello, Bunge propone una pauta de
investigación científica, que comprende el planteamiento del
problema, la construcción de un modelo teórico, la deducción de
consecuencias particulares, la prueba de la hipótesis, y la
introducción de las conclusiones en la teoría.

En ese contexto procederemos a hacer una comparación y


explicación correspondiente de la propuesta de M. Bunge y la
apreciación genérica que se emplea en el ejército para explicar y
resolver los problemas propios de las ciencias militares. De esta
forma se complementa la comparación efectuada entre R. Sierra
Bravo y el modelo de apreciación militar efectuado con
anterioridad.
A@F

APRECIACIÓN (método) GENÉRICA
PROPUESTA DE MARIO BUNGE162
MILITAR163
1. Misión
Transcripción de la misión desarrollada,
aprobada por el comandante de la unidad
Planteo del problema en el análisis de la misión.
- Reconocimiento de los hechos.
- Descubrimiento del problema. 2. Situación y consideraciones
- Formulación del problema. Análisis de área de responsabilidad que
corresponda: características del ambiente,
enemigo, propias tropas, presunciones.

Construcción de un modelo teórico


-Selección de los factores pertinentes. 3. Cursos de acción
-Invención de las hipótesis centrales y Se enumeran los cursos de acción
de las suposiciones auxiliares. definidos en el proceso de apreciación.
-Traducción matemática.
Se enumeran los criterios de evaluación.
Todos los departamentos del estado
Deducción de consecuencias mayor utilizan los mismos criterios de
particulares. evaluación.
- Búsqueda de soportes racionales.
- Búsqueda de soportes empíricos.

Prueba de las hipótesis 4. Análisis


-Diseño de la prueba. Conforme a los criterios de evaluación
-Ejecución de la prueba. enumerados y explicados en el paso
-Elaboración de los datos. anterior, se procede a analizar cada curso
-Inferencia de la conclusión. de acción, utilizando los criterios aludidos.

5. Comparación
Se comparan los cursos de acción. Se
Establece un orden de importancia para
los cursos de acción con respecto a cada
Introducción de conclusiones en la consideración. Generalmente, una matriz
teoría de decisión apoya la comparación.
-Comparación de las conclusiones con
las predicciones. 6. Recomendaciones y conclusiones
- Reajuste del modelo. Recomendar el curso de acción que preste
-Sugerencias acerca del trabajo mejor apoyo desde la perspectiva
ulterior. específica del estado mayor. Enumerar los
problemas, deficiencias y riesgos, con las
recomendaciones para reducir sus
impactos.


162
Bunge, Mario, op. cit., pp.62-64
163
Ejército de Chile, Reglamento de Planificación, op. cit., p.147.
A@G

De la comparación entre la pauta de investigación científica que
propone Mario Bunge (capítulo II ¿Cuál es el método de la
ciencia? de su obra La ciencia su método y su filosofía) y la pauta
que comprende el método de apreciación que utilizan los militares
(todos los métodos y procedimientos que utilizan los militares,
que son diversos y profusos, están estandarizados y
protocolizados en reglamentos y manuales), es posible observar
las similitudes en sus formas y fines, tal vez donde se advierte
una disonancia es en la construcción de un modelo teórico, que
según Bunge es la invención de suposiciones pertinentes y
enunciados de ley que pueden amoldarse a los hechos
observados, y que en caso militar, se podría relacionar con la
definición de los criterios de evaluación de los cursos de acción. El
resto de la propuesta de Bunge –con las salvedades e
interpretaciones correspondientes– es totalmente aplicable en el
método militar.

4.7. El golpe de vista, la ojeada militar o la intuición.

Un artículo de autoría de Fernando Silva Ramírez y Rodolfo


Ortega P., intitulado “Intuición vs Razonamiento. Decisiones en el
mando tipo misión”, permite profundizar respecto de una forma
de entender la intuición en el método de planificación de estado
mayor o en la toma de decisiones en el ámbito militar,164 en el
cual se indica, que en diversos textos de historia militar se
mencionan las habilidades de los grandes capitanes para resolver
problemas tácticos y estratégicos y que con la utilización de
variadas expresiones, los tratadistas intentan representar una
especie de “don especial” en esos comandantes y que ese “don”
les habría permitido la victoria. Esa especie de “gracia especial”
algunos historiadores la denominan “intuición”.

El Proceso de Planificación Militar (PPM) se sustenta en un estricto


raciocinio: la ciencia de la planificación incluye todos los aspectos
de las operaciones: las capacidades, las técnicas y los

164
Silva, Fernando; Ortega, Rodolfo, “Intuición vs razonamiento. Decisiones en el
mando tipo misión”, Memorial del Ejército de Chile, Nº 495, 2015, p. 105.
A@H

procedimientos que se pueden medir y codificar (…..) este ofrece
una secuencia lógica de decisiones e interacciones entre el
comandante y el estado mayor para desarrollar las apreciaciones
y los planes.165 Planteamiento que está en línea con lo que
epistemológicamente se entiende por razonamiento, aceptando
que éste se trata de un proceso inteligente de interrelación y
tratamiento secuencial de ideas o pensamientos por el que
pasamos información o creencias asumidas, consideradas o que
pueden ser nuevas:

Pese a las aseveraciones anteriores en algunos textos o manuales


de asuntos militares se incluye a la intuición como una de las
habilidades que deben poseer los comandantes para ejercer el
mando. A modo de ejemplo, en el Reglamento de Planificación
(RDPL-20001) publicado en 2012 se indica que el comandante
efectúa un análisis paralelo al que hace su estado mayor basado
en su experiencia e “intuición”.166 El Reglamento de Mando y
Control (RDM – 20001) va más allá y contiene un artículo
especial al respecto: la intuición es la habilidad y capacidad para
prever futuras misiones o acciones que podría enfrentar la unidad
bajo su mando en un futuro próximo (…..). La intuición es la
habilidad para prever posibles evoluciones de la situación con la
debida antelación.167

Expuesto así el asunto y considerando que el PPM es el método


utilizado por los comandantes para adoptar decisiones en la
conducción militar o en la filosofía del mando tipo misión cabe
preguntarse: ¿cuál es el rol de la intuición en las decisiones
relativas a la conducción militar?; ¿la intuición en la conducción
militar es una habilidad de pensamiento superior o un mero
desconocimiento de la situación?; y ¿es una diferente
interpretación del concepto o mera equivocación idiomática?

165
División de Doctrina. Reglamento de Planificación (RDPL-20001), Santiago:
Comando de Educación y Doctrina del Ejército de Chile, 2012, p.17.
166
Ídem, p. 51.
167
División de Doctrina. Reglamento de Mando y Control (RDM-20001), Santiago:
Comando de Educación y Doctrina del Ejército de Chile, 2012, p. 67.
A@I

Para aproximarse a la respuesta de las interrogantes planteadas
se convendrá que las definiciones de intuición son diversas, pero
para estos efectos se aceptará como válida la de Henri Bergson
(1859-1941), que diferencia la intuición del pensamiento de
forma muy sencilla: mientras el pensar analiza y descompone la
realidad externa, la intuición es concebida como un impulso o un
centro de fuerza que capta lo viviente, lo que se hace y se
transforma sin cesar.168

Asumida como cierta esta definición, primero se hará referencia a


algunos autores que han utilizado la acepción o un símil de la
misma en el fin de expresar habilidades de un líder en la
conducción militar. Posteriormente se expondrá una breve mirada
teórica donde se profundizará en las diferentes visiones sobre el
mismo vocablo y también se aportará una perspectiva de la
relación que existe entre el liderazgo militar y esas decisiones que
algunos han denominado intuitivas. Finalmente la suma de todo
permitirá una síntesis propositiva.

Juan Sánchez Cisneros (s. XVIII-XIX), mariscal de campo del


ejército Español (1822), autor de Principios elementales de
estrategia, en diálogo (1817) y Memoria sobre constitución militar
(1820), entre otras obras, publicó en 1814 Ideas sueltas sobre la
ciencia militar,169 que en su capítulo duodécimo intitulado “Ojeada
Militar” habla sobre lo que llama “golpe de vista” e incluso lo
define como:

El arte de conocer la naturaleza en las diferentes situaciones del


país en donde se hace la guerra, con respecto a las ventajas y
desventajas de los campos y puestos que se intentan ocupar y
defender. De aquí se infiere que es todo obra del entendimiento,
no un don particular comunicado a unos y no a otros por

168
Citado por Jacobo Muñoz y Julián Velarde en Compendio de Epistemología,
Madrid: Editorial Trotta, 2000, p. 363.
169
Sánchez Cisneros, Juan, Ideas sueltas sobre la ciencia militar, Valencia: Imprenta
de D. Benito Monfort, 1814. Disponible en
http://books.google.cl/books?id=VFmmK0tDifUC&printsec=frontcover&hl
=es#v=onepage&q&f=false. Ingreso el 30 de marzo 2015.
AA@

privilegio exclusivo de la misma naturaleza, y que cada uno tiene
en sí su particular golpe de vista respecto del talento que Dios
quiso darle, aunque el uso puede perfeccionarle, y la práctica
hacerle seguro (…..) el golpe de vista se reduce a dos puntos; el
primero consiste en el talento de juzgar cuántas tropas puede
contener un terreno; este éxito depende del hábito adquirido con
la práctica y el segundo en distinguir al primer momento las
ventajas y desventajas que ofrece el terreno; este es superior al
otro, y se adquiere con la reflexión, el estudio y la práctica.170

Juan Sánchez se está refiriendo a la habilidad necesaria para


concluir sobre la influencia del escenario geográfico en las
operaciones militares. Se trata de un análisis que permita
resolver el uso del medio geográfico en beneficio propio y de las
capacidades naturales (ingenio individual) para comprender de
mejor forma una situación “respecto del talento que Dios quiso
darle”.

Este concepto de la “ojeada militar”, lo había expresado con


anterioridad en Principios elementales de estrategia, en dialogo
(1817), donde a juicio del mariscal Sánchez Cisneros, además de
ser indispensable es tan útil, que sin ella no pueden tener
esperanza de vencer.171 A lo que agrega, como ejemplos
históricos de comandantes que poseyeron la virtud del “golpe de
vista”, al cartaginés Almicar Barca (275-228 a.C. primera guerra
Púnica), a los griegos Filopemen (253-184 a. C.), Ciro el Joven
424 – 401 a.C) y Arístides (530-468 a.C.), al romano Publio Decio
(siglo IV), a los franceses Enrique de la Tour (1611-1675) y Luis
de Borbón (Condé) (1621-1686), y al prusiano Federico II (1712-
1786), entre otros.

La obra de Carl von Clausewitz (1780-1831), autor de De la


Guerra, no está ajena a este tema. Clausewitz habla de las

170
Ídem, pp. 109 y 121.
171
Sánchez Cisneros, Juan, Principios elementales de estrategia, en dialogo, Madrid:
Imprenta de doña Catalina Piñuela, 1817, p. 44. Disponible en
https://books.google.cl/books?. Ingreso el 31 de marzo 2015.
AAA

fuerzas del intelecto y la necesidad de una inteligencia
entrenada en exponer la verdad y por ello enuncia que la
incertidumbre de la guerra hace indispensable dos
cualidades: en primer lugar, una inteligencia que, hasta en
las horas más negras, conserve algún destello de la luz
interior que conduce a la verdad; y en segundo lugar, el
valor de seguir esta débil luz lleve adonde lleve. La primera
de estas cualidades queda bien descrita por la expresión
“golpe de vista”. La segunda es la determinación. 172

En relación al golpe de vista, Clausewitz indica: no se


refiere sólo al ojo físico sino, con mayor frecuencia, al ojo
interior. La expresión, como la cualidad a la que hace
referencia, siempre ha sido más aplicable a la táctica, pero
también debe tener su sitio en la estrategia que con
frecuencia exige también decisiones rápidas. Despojada de
toda metáfora y de las limitaciones impuestas por la
expresión, esta cualidad consiste en la capacidad para
detectar rápidamente una verdad que el pensamiento
normalmente pasaría por alto o descubriría sólo después de
mucho estudio y reflexión. 173

Clausewitz trata al golpe de vista junto a la determinación,


no por tratarse está última de un valor físico, sino para
aceptar responsabilidades frente al peligro moral: con
frecuencia se ha llamado a esto entereza de espíritu, porque
es de origen intelectual. Pero no por ello es un acto de la
inteligencia, sino un acto del temperamento. La inteligencia
por sí sola no es valor; vemos a menudo que las personas
más inteligentes son irresolutas. Como en la vorágine de los
acontecimientos el hombre se rige por las sensaciones más

172
Malcom Gladwell en Inteligencia Intuitiva (Taurus, 2006), indica respecto del
golpe de vista: en el ejército de los generales más brillantes se dice que tienen
“coup d’oeil”, es decir capacidad para interpretar de inmediato el campo de
batalla.
173
Carl von Clausewitz, De la Guerra, Libro I “Sobre la naturaleza de la guerra”,
capítulo tres “Sobre el genio militar”, Madrid: Ministerio de Defensa, 1999, p.
212.
AAB

que por el pensamiento, el intelecto debe suscitar la
cualidad del valor, que a su vez lo apoya y lo mantiene en
acción. 174

Una de las últimas obras sobre Napoleón, Las campañas de


Napoleón. Un emperador en el campo de batalla de Tolón a
Waterloo (1796-1815),175 relata la capacidad de este gran capitán
para centralizar en sí mismo toda la adopción de decisiones;
admitiendo que el genio de Napoleón es indefinible dice: tenía
una fértil imaginación (para adaptar los planes a situaciones
concretas), una gran intuición (para adivinar las intenciones del
enemigo), una indomable voluntad (para seguir su camino a
pesar de los obstáculos que se le pusieran por delante) y lo que
el general Canon califica como “firmeza del alma”, o su negativa
a que el desgaste provocado por accidentes menores y otras
complicaciones le apartasen de su objetivo primordial.176 El autor
del texto, David Chandler, dice que Napoleón habría afirmado
alguna vez, que “jamás había tenido un plan de operaciones”, lo
que desmiente, indicando que se trataba de un comentario
engañoso:

Todas las empresas que asumió contienen multitud de rasgos


únicos y responden, además, a ciertos principios básicos que
seguía casi invariablemente.177

Por tanto: ¿era un adivino Napoleón? o sencillamente se guiaba


por principios propios de la conducción militar. Si de la aplicación
de principios se trata: ¿es intuición o razonamiento? Según
Chandler, Napoleón aplicaba “principios” y seguía procedimientos
que ya él había comprobado como efectivos.


174
Ídem.
175
Chandler, David. Las campañas de Napoleón. Un emperador en el campo de
batalla de Tolón a Waterloo (1796-1815), Madrid: La Esfera de los libros, (2º
Edición), 2005.
176
Ídem, p. 45.
177
Ídem (c/t).
AAC

El ruso, general Serguéi Shtemenko, señala que el estratega debe
acostumbrarse a orientarse y a tener golpe y vista militar. Como
también que dentro de las cualidades del estratega debe poseer
un talento poco común, gran conocimiento de los asuntos
militares, voluntad férrea, decisión y firmeza en la consecución
del fin propuesto. Además indica:

La capacidad de ir a un riesgo juicioso, desarrollado sentido


de la perspicacia, intuición, fantasía científicamente
argumentada, habilidad para encontrar lo principal en la
cadena de acontecimientos y orientarse con rapidez en ellos,
especialmente, en el momento de tomar la decisión.178

De igual forma, señala que para el estratega las conjeturas y las


hipótesis están siempre presentes, como también que una de las
cualidades más valoradas en el estratega es el instinto de
previsión o como lo denominan a menudo, la intuición.
Empleando ambas palabras como sinónimos dice:

La previsión o la intuición, es la capacidad del estratega para


imaginarse mentalmente el desarrollo de los futuros
acontecimientos.179

Como se ve Shtemenko continuamente deja ver la importancia de


la intuición dentro de las cualidades del líder estratega: la
decisión del gran jefe militar es el arduo resultado de la actividad
del cerebro y de la voluntad de los estrategas, el fruto de sus
reflexiones, búsquedas y conjeturas basadas en profundos
conocimientos científicos, previsión, gran experiencia e intuición,
en los cálculos exactos de las fuerzas y medios.180

El general Serguéi Shtemenko utilizaba la acepción para referirse


a la “recreación” de los sucesos posibles o probables por ocurrir,
pero anteponía la reflexión y el conocimiento científico por sobre

178
Shtemenko, Serguéi, El Estado Mayor General durante la guerra, Moscú: Editorial
Progreso, 1977, p. 519.
179
Ídem, p. 557.
180
Ídem, p. 521.
AAD

la facultad de entender las cosas instantáneamente sin necesidad
de razonamiento.

Uno de los textos que ha tenido significativa influencia en la


teoría de la conducción militar en el mundo hispano, Elementos
del Arte de la Guerra (1947) del general Vicente Rojo,181 es
explícito y categórico en señalar, que las decisiones militares
relativas a las operaciones o durante las mismas, previstas,
rápidas o inesperadas, están mediadas por el conocimiento que el
comandante posee de la situación creada; de la interpretación
que éste hace del problema planteado y de la solución que estima
más acertada. Por tanto, el líder tiene la permanente obligación
de estar informado, ir siguiendo constantemente el desarrollo de
los acontecimientos, conocer permanentemente la situación
propia y del adversario, orientar el esfuerzo de búsqueda para
disminuir al máximo las incertidumbres y así estar en condiciones
de tomar decisiones en todo momento con oportunidad, con juicio
y sustento:

Aunque el mando solo hace patente su decisión cuando las


transformaciones de la situación lo aconsejan, en realidad sus
decisiones son el “hecho final de un proceso de reflexión
ininterrumpido”, que cristalizando periódicamente en función
de los propios sucesos, y cuyo proceso se reinicia tan pronto
la decisión se adopta.182

En síntesis, la perspectiva histórica permite indicar que


indistintamente se han utilizado los conceptos de ojeada militar,
golpe de vista, criterio táctico e intuición para referirse a las
habilidades, que producto de su experiencia, ingenio y reflexión
han poseído destacados capitanes exitosos de batallas pretéritas.

Pareciera está demás seguir insistiendo y trayendo a colación a


tratadistas o ensayistas militares, cuando uno de los pensadores


181
Rojo, Vicente. Elementos del Arte de la Guerra, Madrid: Ministerio de Defensa,
1988.
182
Ídem, p.235.
AAE

contemporáneos más citados y productivos del último tiempo,
Mario Bunge dice:

Tanto los filósofos, como los científicos, a menudo emplean la


palabra “intuición” descuidadamente.183 Podríamos agregar a la
aseveración de Bunge: “los tratadistas militares también”.

La intuición es el cajón de sastre donde colocamos todos los


mecanismos intelectuales que no sabemos analizar o nombrar
con precisión, o que no tenemos interés en hacerlo.184

Cuando Bunge se refiere a la intuición como percepción, lo hace


como la identificación rápida y comprensión de una cosa o
situación, pero esencialmente la relaciona con la capacidad de
ciertas personas para interpretar correctamente los indicativos.
Textualmente indica:

Es la habilidad para relacionar con rapidez asuntos


aparentemente inconexos lo que se esconde bajo la palabra
“intuición”.185

Luego, representa la intuición como una imaginación y señala que


nunca se aplica la intuición en personas razonables, a no ser
sobre la misma medie un proceso de valorización o confrontación,
que en definitiva le otorga aplicación. Por lo tanto, Bunge admite
que existe la intuición, pero hay que distinguirla como tal e
idealmente circunscribirla al ámbito filosófico y por ningún motivo
admitirla como un método de razonamiento. Básicamente,
advierte sobre los riesgos de dejarse guiar por ella e incluso que
la intuición sólo implica desconocimiento de la situación.

Las intuiciones fecundas son aquellas que se incorporan a un


cuerpo de saber racional, y de esta manera dejan de ser
intuitivas.186


183
Bunge, Mario, Intuición y Razón, Buenos Aires: De bolsillo, 2005, p. 12.
184
Ídem.
185
Ídem, p. 124.
AAF

Llevado esto a los asuntos militares y particularmente a las ideas
de los tratadistas, cabría indicar, en el contexto de M. Bunge, que
la intuición en asuntos militares no tiene cabida y que esas
expresiones que identifican a determinados personajes como
poseedores de ciertas habilidades para saltarse un método de
razonamiento y adoptar decisiones acertadas, no es más que la
experiencia y talento dejados de manifiesto para interpretar en
forma adecuada y rápida los indicativos convergentes en la
decisión, incluyendo los que se desconocen, como las voluntades
que se oponen. Sería en extremo peligroso, que un comandante,
sobre todo mientras más alto sea el nivel de éste, tome
decisiones por intuición y omita los métodos y procesos para tales
fines. Esto es tan complejo, que al fin de cuentas, aunque
aceptada la intuición como acepción, ésta es sólo aparente, el
razonamiento que distingue al ser humano no la deja vivir.

El golpe de vista u ojeada militar que se alude por los tratadistas


desde principios del siglo XIX, no es más que la capacidad que
han dejado de manifiesto en la historia militar universal “grandes
capitanes” para interpretar adecuadamente las ventajas y
desventajas del escenario; conocer las capacidades de las armas
y organización de las fuerzas sacando el mejor provecho de ellas;
aplicar principios clásicos de la ciencia militar y también
administrar correctamente el porcentaje importante de
incertidumbre que todo operación militar implica, pero con
raciocinio.


186
Ídem, p. 193.
AAG


CAPÍTULO V

ESTADO MAYOR

Los comandantes y los estados mayores o planas mayores


combinan el arte y la ciencia de planificación para elaborar
planes eficaces.187

Es que existe una ciencia y un arte de Estado Mayor, así como


existe una ciencia y un arte de la guerra, y estas se
confunden con aquellas desde diversos puntos de vista.188

Los estados mayores en las instituciones castrenses personifican


la instancia donde converge el conocimiento teórico sobre la
conducción militar y la habilidad para concluir sobre complejas
situaciones que involucran recursos materiales y humanos. No
existe una organización de tal parangón, cualquier decisión
equivocada durante tiempos de guerra puede no solamente
conducir a la derrota, sino también ocasionar la pérdida de lo más
valioso de las instituciones mencionadas, la vida de sus hombres
o mujeres, y producir involuntariamente el daño en cualquiera de
sus formas a la población civil.

Por ello, desde la Edad Media comenzaron a emplearse asesores


para guiar a la huestes de aquel entonces en combate, y
particularmente en el siglo XVI, empiezan a adquirir la forma que
hoy tienen. En el siglo XVII aparece el Estado Mayor en Suecia y
se propaga a Prusia; en el siglo XVIII, el gran Federico II El
Grande (1712-1786) crea, en 1768, una escuela en la que los
oficiales concurrían a especializarse para proceder correctamente
en el levantamiento de planos, planificar sitios o fortificaciones u
otros aspectos de las guerras de esos años. El estado mayor
prusiano dependió, en tiempo de paz, del segundo departamento

187
División de Doctrina, RDO-20001, op. cit., p. 14.
188
Lara E., Alberto. “El Estado Mayor (Traducción de artículo del General Buat, Jefe
del Estado Mayor Francés)”. Memorial del Ejército de Chile, Santiago: Marzo
1924, p. 207
AAH

del Ministerio de la Guerra hasta el 25 de enero de 1821. A partir
de esa fecha tuvo un jefe especialmente designado para
desempeñarse como tal, y pasó a ser un organismo dependiente
directamente del rey. Después de 1870 pasó a acatar órdenes del
gabinete militar del emperador: en virtud de la organización que
se le dio el 25 de enero de 1821, puede decirse que esta fecha
señala, para el Estado mayor prusiano, el comienzo de la era que
había de terminar sólo noventa y ocho años después, por efecto
de las imposiciones del Tratado de Versalles.189

En Francia, el Cuerpo de Estado Mayor fue creado en 1783 por el


Mariscal Phlippe Henri, Marqués de Segur (1724-1801). La
revolución no respetó esta creación de la monarquía, y suprimió
en 1790 la naciente organización y lo sustituye por el Servicio de
Estado Mayor. En 1871 fue creado el Estado Mayor General del
Ministerio de la Guerra y en 1875 se crea la Escuela Superior de
Guerra para preparar a los integrantes del estado mayor aludido.
En 1911, al asumir como Comandante en Jefe el General Joseph
Joffre (1852-1931) el estado mayor pasó a depender del general
en jefe.

Diversos militares de Europa están relacionados con la


organización y funcionamiento de los estados mayores, como los
franceses Louis Alexandre Berthier, Príncipe de Neuchatel (1753
1815) y Laurent Gouvión Saint-Cyr (1764-1830); los prusianos
Gerhard Johann David von Scharnhorst (1755-1813), Helmuth
Karl Bernhard Graf von Moltke (1800-1891) y Paul von Bronsart
Schellendorf (1832-1891), el prusiano profesor de la Academia de
Guerra del Ejército de Chile y coronel asimilado en 1901
Kellermeister von der Lund (1865-1915); y muchos otros, que de
una forma u otra fueron incorporando innovaciones y diferentes
métodos de trabajo.190


189
Faldella, Emilio. El Ejercicio del Mando y los Estados Mayores en Prusia, en
Alemania y en Francia. Bogotá: Ministerio de Guerra, Biblioteca del Oficial, 1939,
p.7.
190
En Chile el Estado Mayor General del Ejército fue creado el 15 de septiembre de
1820.
AAI

En general, el método empleado por los franceses seguía una
clara orientación napoleónica y se sustentó en la originalidad y
concordancia de esfuerzos, secreto, sorpresa y rapidez de las
operaciones, pero a la vez restringía la iniciativa en los
subordinados. El método prusiano se validó en el cambio de
ideas, que se denominó “Conferencia del Estado Mayor”, en el
cual los distintos puntos de vistas de los especialistas del estado
mayor le permitían al comandante adoptar la decisión más
conveniente.191

Inicialmente estos grupos estaban organizados según las armas


de apoyo al combate, luego estaban conformados por una
representación de todas las armas y especialidades que
componían los ejércitos; posteriormente, lo hicieron según los
probables países a enfrentar, y así sucesivamente, hasta llegar a
la situación actual, donde cambia su organización de un país a
otro, dependiendo de una serie de variables y protocolos que
caracterizan sus ordenaciones.

En el mismo contexto, fueron variando los procesos de


asesoramiento y de adopción de decisiones, cada método fue
cambiando según los avances tecnológicos y los descubrimientos
respectivos. Por ejemplo, con la llegada de la máquina a vapor, el
telégrafo y los fusiles de repetición, las decisiones requirieron de
mayor celeridad ante la disminución de los tiempos en los
desplazamientos y los efectos mortíferos de las armas de fuego.
No hubo lugar a procesos burocráticos, a lentos reconocimientos
ni a trasmisión tardía de las resoluciones, los sucesos en el
campo de batalla exigieron cada vez más de urgencia y eficacia.
Por consiguiente, añejas prácticas resolutivas quedaron en
desuso, y a partir de entonces se inicia una carrera desenfrenada


191
Algunos historiadores indican que la aplicación de este método por el ejército
alemán en 1870, fue debido a que las tropas estaban mandadas por “príncipes”,
que poseían escaso conocimiento de los asuntos de la guerra, por lo cual la
relación que mantenían con el estado mayor era de gran conveniencia para sus
fines.
AB@

para conformar modelos de análisis concordantes con la compleja
forma de conducir la guerra.

En la actualidad los estados mayores constituyen el principal


órgano para la conducción militar, un comandante por muchas
capacidades que posea sería temerario si no escucha y no se
apoya en su estado mayor, ya que la conducción militar actual
hace imposible que un líder administre tanta información como la
que resulta de la interacción de las fuerzas y de los efectos de las
armas y voluntades.

Esta particularidad no se restringe a las épocas de guerras, sino


que en tiempo de paz los estados mayores de igual forma son el
motor de la gestión para la planificación, instrucción,
entrenamiento, desarrollo y apoyo de los ejércitos: en las guerras
antiguas y en los ejércitos pequeños no se necesitaba el Estado
mayor, porque el general todo lo veía por sí mismo y
directamente daba sus órdenes; pero ante el desarrollo que ha
tomado el arte militar, ante esa vastísima urdiembre de los
ejércitos de nuestro tiempo y ese caudal de ciencia con que se ha
enriquecido el saber humano, es imposible que el talento de un
hombre sólo pueda abarcar todos los detalles; al pensamiento
colosal que preside una guerra es preciso dar sentidos más
poderosos que los de un hombre; es preciso que toda una
corporación sea la vista, el oído, la palabra que necesita esa
inteligencia para materializarse.192

Pese a todo el apoyo que significa y puede brindarle el Estado


Mayor al comandante, la responsabilidad de este es ineludible e
indelegable, y parte de las habilidades relacionadas con el arte de
la ciencia militar que debe poseer, consiste en sacar provecho de
los integrantes del Estado Mayor para depurar y seleccionar las
decisiones más trascendentes, y así centralizar el esfuerzo donde
su ingenio debe ser evidente: la movilidad y la inconstancia de la


192
Villamartín, op. cit.
ABA

situación exigen del jefe una apreciación inmediata de la
situación.193

En el contexto anterior, en este capítulo se hará mención a las


particularidades de los procesos de planificación en los estados
mayores, instancia en la cual es patente la ciencia militar como la
expresamos en el capítulo I, para luego visualizar cómo el arte
militar reseñado en el capítulo II está representado por diversas
decisiones que coadyuvan y gradualmente facilitan la decisión
definitiva y, posteriormente, el método militar explicado en el
capítulo IV participa en forma de diferentes metodologías de
análisis, que son la esencia del trabajo conjunto de un estado
mayor y donde la perspectiva de la ciencia militar se representa
transversalmente en cada una de sus áreas.

5.1. La ciencia y arte en la planificación del estado mayor

Muchos analistas de las ciencias militares indican que la


planificación en la conducción militar es una ciencia y un arte.
Esta aseveración, que expresamente separa la ciencia del arte, se
refiere a que muchos aspectos de las operaciones militares, tales
como la velocidad de los movimientos, los abastecimientos
logísticos, el apoyo administrativo y los efectos de las armas son
cuantificables. Por ello, estas variables junto a las normas
fundamentales de empleo, principios de la guerra y otras teorías
afines, forman la parte de la ciencia de la planificación. Pero, en
directa relación, otros aspectos, como la combinación de las
fuerzas empleadas, la selección de los objetivos, la elección de
modalidades tácticas y organizaciones de las fuerzas son parte
del arte de la planificación. El conocimiento de la ciencia de la
planificación se logra a través del entrenamiento y del estudio.
Los planificadores eficaces deben entender y dominar la ciencia y
el arte de la planificación.194


193
Galkine, M., “La aptitud del jefe para pensar (Traducción de Sergio Rojas
Brugues)”. Memorial del Ejército de Chile Nº 346. Santiago, 1968, p. 44.
194
División de Doctrina, RDO-20001, op. cit, p. 13.
ABB

En directa relación con la táctica militar, el área de la planificación
incluye todos aquellos aspectos que tienen que ver con las
capacidades de las diferentes unidades según su conformación,
entrenamiento y medios disponibles, las técnicas propias de cada
arma y servicio, y cualquier procedimiento cuantificable, como
por ejemplo, calcular el tiempo que requiere una unidad para
subir una colina o los efectos que tendrá en las tropas el clima o
fuego de las armas de apoyo.

Por ello, dentro del área de la ciencia militar está la posibilidad de


cuantificar las capacidades físicas de las fuerzas propias y del
adversario, e incluso medir y expresar con números las diferentes
proporciones de las fuerzas que se enfrentan. De esta forma
muchos aspectos de la conducción militar pueden ser
debidamente calculados, llevados a estándares y protocolos como
cualquier otra ciencia, pero siempre la falibilidad estará presente,
debido a la habilidad que mediará para interpretar la información
cuantitativa.

En los estados mayores donde están los planificadores por


excelencia en cualquier Institución militar, existe, un completo
dominio de las metodologías y diferentes modelos que
sistémicamente permiten concluir en resoluciones militares. Eso
implica contar con especialistas en el proceso de planificación
militar como también con expertos en las operaciones militares,
que es un conocimiento similar, pero no es lo mismo. Por una
parte se necesita conocer sobre el método militar y por otra sobre
muchas materias complementarias, tales como, estadística,
logística, jurídica, administración y finanzas entre otras.

Sin embargo, las operaciones militares y el trabajo de


planificación en un Estado Mayor no se limita a cuantificar un
suceso, sino también a dimensionar sus aspectos cualitativos: las
operaciones militares son una actividad intensamente humana, la
planificación no puede ser reducida a una fórmula. Este hecho
obliga a una comprensión del arte de la planificación.195 Por ello,

195
Ídem, p. 14.
ABC

una operación militar debe realizarse con eficiencia, con el
mínimo costo de vidas y recursos, y que su consecuencia sea el
resultado esperado estipulado al inicio del análisis o del proceso
de planificación. Por lo anterior, el arte de la planificación
demanda que se distingan las dinámicas relaciones existentes
entre las fuerzas propias y las enemigas en un escenario que a
través de la historia es cada vez más complejo. Si en el pasado
las innovaciones en los procesos y contenidos del método de
planificación lo impuso el motor a vapor, hoy es la guerra
electrónica, el alcance de las armas y la cibernética en general.

El arte de la conducción militar no se limita a los efectos de las


fuerzas que se oponen, sino que incluye lo más intrínseco, como
lo son las capacidades anímicas de los comandantes y tropas, no
tan solo porque estos sufren las consecuencias del empleo de las
armas, sino porque su actuar está ligado a la justicia de la causa
por la cual se lucha y al ejercicio del liderazgo en los diferentes
niveles.

Muchos aspectos del proceso de planificación están relacionados


con el arte de la conducción militar. Es decir, con aquellos que
han demostrado poseer el “oleo sagrado” o la “inspiración divina”
de las resoluciones geniales.196 En las operaciones militares la
habilidad de los asesores del Estado Mayor se observa claramente
en la definición o proposición de organización de los recursos para
enfrentar una tarea, en la determinación de las ventajas y
desventajas del escenario y el clima, o en la proposición de
cursos de acción y posibilidades, que están gobernadas por
precisas recreaciones de lo que podría suceder en un momento
determinado. Por su parte, la sagacidad, percepción y habilidad
del comandante se manifiesta nítidamente en la selección de los
objetivos, determinación de la operación decisiva, definición del
centro de gravedad, precisión del estado final deseado y
resolución del empleo oportuno de algunos recursos: el arte de la


196
Martínez A., Héctor. “La enseñanza del Servicio de Estado Mayor en la Academia
de Guerra, Escuelas y Armas”. Memorial del Ejército de Chile Nº 183, Santiago,
1942, p. 2003.
ABD

solución de problemas implica el análisis subjetivo de las
variables que, en muchos casos, no pueden ser medidas
fácilmente. El liderazgo y la moral, por ejemplo, son difíciles de
medir, pero pueden desempeñar un papel crítico en el desarrollo
de soluciones para resolver un problema. Quienes se dedican a la
solución de problemas y a la toma de decisiones hacen
estimaciones subjetivas de dichas variables, basadas en hechos y
conjeturas y en sus probables efectos en el resultado.197

5.2. El método de trabajo en el Estado Mayor

Los estados mayores poseen procedimientos de trabajos


distintos, su modalidad dependerá de los desafíos y
oportunidades, magnitud de las unidades, especialización del
personal y relaciones de mando dentro de la organización.
Algunos de los métodos que se emplean son para solucionar
problemas inmediatos sobre la acción en cuestión, y otros para
adoptar previsiones en operaciones futuras, algunas que a lo
mejor nunca se realizarán, pero que sus costos obligan a
preverlas con anticipación.

Por lo general, en los estados mayores una parte de los recursos


están empeñados en la solución de los problemas coyunturales y,
la otra parte, está analizando y concluyendo sobre lo que vendrá.
Si no se produce esta asociación de instantes, probablemente las
decisiones que se adopten sobre el incidente del momento no
sean las más acertadas. Por ello, en los Estados Mayores además
de llevar la agenda del día a día, una parte importante de los
medios está investigando y analizando el próximo evento.

En el Estado Mayor el trabajo en equipo es esencial y para ello


sus integrantes deben poseer una especial aptitud. Además, debe
predominar la plena certeza de que se labora para apoyar el
proceso continuo y complejo de adopción de decisiones del
“comandante o del líder”.


197
División de Doctrina, RDO-20001, op. cit, p. 15.
ABE

Además, es propio en el método de Estado Mayor, su
escalamiento desde lo general a lo particular, entre lo estratégico
y lo táctico.

No es extraño que el pensamiento de Estado Mayor haya sido


a menudo citado por especialistas de la investigación científica
a causa de la distinción entre la visión global (estrategia) y la
apreciación del terreno (táctica), que tal cual como en Ciencia
Básica diseña un procedimiento por el cual se contrasta una
hipótesis y se resuelve en la solución de un problema.

Así visto, el Oficial de Estado Mayor recopila antecedentes


(pruebas empíricas) que le permiten formular una teoría que
es parte de una serie de generalizaciones sobre el conflicto,
que constituyen el núcleo de las Ciencias Militares,
permitiéndole describir, explicar y predecir, toda vez que
busca conocer las fuerzas y recursos del adversario, explicar
su estrategia y anticipar los movimientos del enemigo y
propios.198

Los resultados de los diferentes procesos aplicados a través de la


historia, ha permitido la construcción de una serie de modelos
para investigar sucesos y resolver problemas militares, con
derivación a un “Sistema de Planificación del Estado Mayor”, que
ha pasado a constituir el método por excelencia en cualquier
organización de este tipo.

En el proceso de planificación de los estados mayores se


observan, en general, cinco etapas:


198
Pontillo Juan, Mauricio y Garay Vera, Cristian, “Pensamiento de Estado Mayor en
Chile; una visión retrospectiva, Memorial del Ejército de Chile Nº 464, 2000,
p.121.
ABF

PROCESO GENERAL DE PLANIFICACIÓN EN LOS ESTADOS MAYORES
ETAPAS DEL ACTIVIDADES GENERALES QUE SE REALIZAN
PROCESO
Se recibe la tarea asignada y se inician las actividades
de preparación del grupo de trabajo en la actualización
y desarrolló de las apreciaciones que a cada integrante
del estado mayor le compete. La tarea puede provenir
Iniciación de un nivel superior o derivarse de algunas de las
acciones en curso y para la cual el estado mayor ha
efectuado una planificación previa. Por ello el proceso
de planificación está permanentemente
retroalimentándose.
En esta etapa se determina qué se tiene que hacer para
cumplir la tarea o misión asignada. Además, se analizan
los condicionantes tales como: objetivos y estado final
deseado del superior, limitaciones, presunciones,
fortalezas y debilidades, determinar los centros de
Orientación gravedad, especificación de los puntos decisivos, tareas
implícitas, objetivos propios, estado final deseado y
criterios de éxito, estimación del riesgo y análisis inicial
de la estructura de las fuerzas. Esta etapa finaliza con
las orientaciones y direcciones que requiere el estado
mayor para la fase siguiente.
Esta etapa se inicia con una revisión de las
orientaciones y direcciones obtenidas en la fase
anterior. Se realiza el desarrollo, confrontación y
Desarrollo del comparación de las posibles soluciones (cursos de
concepto acción). Posteriormente, el estado mayor recomienda
una solución o curso de acción; a continuación, el
comandante aprueba una solución, y luego se publica la
guía final de planificación.
El estado mayor transforma la solución en un claro y
Desarrollo del plan conciso concepto para llevar a cabo la operación militar
correspondiente (plan), se aprueba y difunde.
El estado mayor procede a revisar y efectuar una
evaluación del plan. La revisión se efectúa tanto a los
Revisión del plan planes en ejecución como aquellos que se encuentran
vigentes. Se evalúa el plan y si es necesario, se reinicia
el proceso desde la fase orientación.
ABG

Se insertan en este proceso de planificación las “apreciaciones del
estado mayor”, que constituyen el medio por el cual concurre el
Estado Mayor al proceso de planificación militar:

Una apreciación del estado mayor es una evaluación de la


situación y un análisis de esos COAs (probables soluciones)
que el comandante considera mejores para cumplir la misión.
Incluye una evaluación sobre cómo influyen los factores del
área funcional de un departamento del estado mayor en cada
COA, considera conclusiones y recomienda un COA al
comandante.199

En estas apreciaciones se recolecta, analiza, y presenta la


información a los comandantes, para ayudarlos a adquirir un
conocimiento cabal de la situación y tomar decisiones. Las
apreciaciones consideran los aspectos cuantificables como los
intangibles de las operaciones militares. Traducen los efectivos de
las fuerzas propias y enemigas, sus sistemas de armas,
entrenamiento, moral y liderazgo en capacidades para entrar en
combate. Realizar una apreciación requiere un amplio
conocimiento de los efectos del clima y el terreno en las propias
tropas y en el oponente. Además, es necesario de la habilidad
para visualizar las situaciones que podrían afectar al
cumplimiento de la misión.

Las apreciaciones de estado mayor se realizan en forma paralela


al proceso de planificación general que realiza el Estado Mayor y
permiten concluir sobre la mejor manera de utilizar los recursos
disponibles. El Estado Mayor realiza apreciaciones de todas las
áreas de su competencia según el nivel de la conducción que se
trate, y para que este proceso se realice en forma rápida y se
adopten decisiones adecuadas dependerá de las aptitudes y
entrenamiento del Estado Mayor, como también de la dinámica y
participación inclusiva que le imprima el Jefe del Estado Mayor.


199
División de Doctrina, Reglamento de Planificación RDO-20001, op. cit., p. 145.
ABH

Comúnmente se realizan apreciaciones de lo siguiente:

Apreciaciones de operación.
Apreciación de personal.
Apreciación de inteligencia.
Apreciación de logística.
Apreciación cívico-militar.
Apreciación de comunicaciones.
Apreciación de operaciones de información.

Se podría decir que el Proceso de Planificación del Estado Mayor


es el método que sigue este organismo para la adopción de las
decisiones, y que las apreciaciones son las técnicas y modelos
que se emplean para participar en el proceso, aportar con
soluciones y coadyuvar a la solución de la problemática que
implica una solución táctica o estratégica. Por lo general, las
apreciaciones incluyen las etapas o contenidos que se indican:

MODELO GENERAL DE UNA APRECIACIÓN


ÁREAS DE CONTENIDOS CONTENIDOS ESPECÍFICOS
Se indica la misión asignada y analizada por
Misión
el comandante.
Comprende las características del ambiente
(tiempo atmosférico, terreno, y factores
políticos, económicos, sociales y
psicológicos). Incluye información sobre el
enemigo relativo al dispositivo, composición,
fuerza, capacidades, posibilidades y su
Situación y consideraciones
influencia en el área de análisis. Analiza la
situación de las propias tropas y específica
sobre el despliegue, recursos y capacidades
de las unidades. Por último, se enumeran las
presunciones que afectan a cada área del
estado mayor.
Se enumeran los cursos de acción (soluciones
al problema) definidos en el proceso de
Cursos de acción
apreciación general y se asignan y utilizan
criterios de evaluación.
Se analiza cada curso de acción (solución) a
Análisis la luz de los criterios de evaluación
anteriormente definidos.
ABI

MODELO GENERAL DE UNA APRECIACIÓN
ÁREAS DE CONTENIDOS CONTENIDOS ESPECÍFICOS
Se comparan cada una de las soluciones y se
Comparación establece una priorización en la aplicabilidad
de cada una de ellas.
Se propone la solución más recomendable
desde la perspectiva del área que está
aplicando el instrumento de apreciación.
Recomendaciones y
Además, se enumeran los problemas,
conclusiones
deficiencias y riesgos que se podrían
presentar y las respectivas sugerencias para
reducir sus efectos.

De esta forma en el trabajo del Estado Mayor está explícita la


ciencia militar, su objeto de estudio y su método de trabajo. Para
resolver problemas militares se emplean procesos y metodologías
que se han ido adaptando a las distintas formas de conducir la
guerra, y en el Estado Mayor, el proceso de planificación en forma
integral, incluyendo la decisión del comandante, está la expresión
de la ciencia y el arte de las ciencias militares en general, y de la
conducción militar en particular.

ACA


COMENTARIOS FINALES

La ciencia es un conjunto de conocimientos sobre la realidad


observada y para obtener ese conocimiento debe mediar un
método de investigación científico. Los conocimientos son
expresados en forma de conceptos, teorías e ideas
interrelacionadas. La realidad observada es el campo de
actuación y el método es el procedimiento o forma de proceder
para la obtención de los conocimientos de esta realidad. Cada
ciencia tiene asociado un método que la caracteriza y propio de
su objeto de estudio. Por ende, la ciencia no es otra cosa que el
resultado de la investigación científica y el método que ésta ha
seguido para obtener el conocimiento.200

La ciencia utiliza métodos para obtener sus resultados y se basa


en la observación constante que realizan los investigadores,
donde además las continuas correcciones dejan entrever la
mutabilidad que la fortalece. En este contexto se desenvuelven
las ciencias militares, que se ocupan del estudio de la guerra, y
específicamente del empleo de las fuerzas militares en cualquier
circunstancia.

La gradación de las diversas ciencias y disciplinas que conforman


las ciencias militares, permite observar el amplio espectro de su
objeto de estudio (la guerra y el empleo de las fuerzas en tiempo
de paz y guerra). A mediados del siglo pasado, su objeto de
estudio era exclusivamente la guerra, pero con posterioridad a la
segunda guerra mundial, los ejércitos amplían el horizonte de su
accionar hacia áreas distintas a la guerra, como las operaciones
de paz, empleo ante catástrofes, protección del medio ambiente,
combate contra el terrorismo, lucha contra el narcotráfico y otros
desafíos que enfrentan los Estados en particular o el mundo como
un fenómeno global. Algunas de estas actividades tienen algún
vínculo teórico-práctico con la guerra, pero la mayoría obedece a
otros fenómenos políticos y sociales, que pueden eventualmente

200
Sierra Bravo, op. cit., p.24.
ACB

ser contrarrestados con el empleo de las fuerzas militares. Por tal
motivo, la definición de ciencias militares incluida en el capítulo I,
es amplia en sus fines y objetivos e intenta incorporar el sentido
de cientificidad de la ciencia militar y las diferentes ciencias y
disciplinas que la conforman.

En el mismo contexto, se ha señalado que la táctica y la


estrategia son las disciplinas que se sitúan en un 1er nivel dentro
de las ciencias militares. Esta ubicación no es excluyente de la
importancia de la logística, inteligencia, organización, geografía,
geoestrategia, geopolítica, y otras disciplinas y ciencias, sino que
la táctica y estrategia son dominantes e interpretan la esencia de
la ciencia militar; la guerra y sus batallas.

Los principios de la guerra y la variabilidad de los factores que


entran en juego en cada uno de ellos, fue el origen de la mayoría
de las discusiones de si la ciencia militar debía considerarse como
una ciencia o un arte. Esta discusión no fue exclusiva de la
ciencia militar, sino en todas las ciencias llamadas de aplicación,
ya que son ciencias en cuanto instauran teorías derivadas de la
observación y arte en el momento en que se procede a la
ejecución objetiva de sus teorías. Por lo anterior, no cabe duda
en los tiempos actuales, que la conducción de la guerra implica a
la ciencia militar como al arte militar. F. Foch señaló:

La guerra considerada en su conjunto no es producto de una


casualidad, sino una ciencia.201

Vicente Martínez es más concreto:

El comandante de tropas debe llegar a alcanzar un total


equilibrio en sus capacidades, para entender la ciencia de la
guerra (saber) y para ejecutar (poder) con arte militar las
resoluciones que tome.202


201
Foch, Ferdinad, La Dirección de la Guerra, Paris: Editorial Franco-Ibero-
Americana, s/a., p.3.
202
Martínez A., Vicente, op. cit., p.46.
ACC

Haciendo mención a las ciencias aplicadas y con el propósito de
hacer una diferenciación entre arte y ciencia, Mario Augusto
Bunge señala que, si el arte significa un vínculo con la
experiencia, destreza, imaginación, visión y habilidad para
realizar deducciones de tipo no analítico, entonces no sólo son
artes la medicina, la pesquisa criminal, la estrategia militar, la
política y la publicidad, sino también toda otra disciplina. Por
consiguiente dice Mario Bunge:

No se trata de si un campo dado de la actividad humana es un


arte, sino si, además es científico. La ciencia es ciertamente
comunicable; si un cuerpo de conocimiento no es
comunicable, entonces por definición no es científico.203

Además, al contrastar el inventario que hace Mario Bunge de las


principales características de las ciencias que él ha clasificado
como fácticas, podemos aseverar que la ciencia militar es ciencia,
principalmente, por seguir un método para obtener sus
resultados, porque es probable, empírica, explicativa,
comunicable, verificable, sistemática, predictiva, refutable y útil.
Se agrega a ello, que los resultados efectivos que se obtengan en
la ciencia militar están directamente relacionados con la
habilidad, e ingenio:

No se sabe de obra maestra alguna de la ciencia que haya


sido engendrada por la aplicación consciente y escrupulosa de
las reglas conocidas del método científico; la investigación
científica es practicada en gran parte como un arte no tanto
porque carezca de reglas cuanto porque algunas de ellas se
dan por sabidas, y no tanto porque requiera una intuición
innata cuanto porque exige una gran variedad de
disposiciones intelectuales.204

Lautaro, un líder militar sin igual, que supo aprovechar las


ventajas del terreno y aplicar diversos principios de la guerra que
lo situaron como un genio y valiente caudillo araucano:
analfabeto y pisando apenas los umbrales de la vida, tomó el
mando de un ejército que de tal no tenía sino el nombre y


203
Mario Bunge, op. cit., pp.61-62.
204
Ídem, p.62.
ACD

recogiendo una herencia de no interrumpidos desastres, lo llevó
hasta su muerte, de victoria en victoria, sin conocer jamás el
polvo de la derrota (…..) no contaba con el más mínimo bagaje
de conocimientos; carecía de armas apropiadas para vencer al
enemigo, y sin embargo, venció, venció siempre y murió
invicto.205 La figura de Lautaro podría constituirse en la antítesis
de las aseveraciones que dicen que los líderes se hacen, o que la
enseñanza de los principios de la guerra forma a los grandes
capitanes:

Es mi creencia que los buenos generales se hacen, más bien


que nacen; ningún oficial llegará al más elevado rango sin un
prolongado estudio. La dirección de la guerra supone una vida
de estudio, y si el estudio ha sido descuidado, ningún general
puede esperar el éxito.206

Por el contrario, Lautaro no fue formado para ejercer como líder,


y menos instruido en tácticas de empleo de sus fuerzas, solo su
habilidad, valentía y don de mando lo han situado en el pedestal
de los grandes capitanes:

Si crear es la característica del genio, Lautaro fue un genio en


el más amplio sentido de la palabra, todo lo creó:
organización, táctica y armamento.207

Así visto, se podría aseverar que Lautaro es la representación del


arte militar. No cabe duda entonces, Lautaro fue un artista en el
empleo de las fuerzas araucanas en contra de los españoles; pero
¿dónde está la ciencia?, la respuesta es muy sencilla, el resultado
que obtuvo Lautaro de las observaciones que hizo a la forma de
combatir de los españoles y la experimentación que fue haciendo
con el empleo de las propias fuerzas y las sucesivas experiencias
del combate mismo, son la expresión de la ciencia.


205
Tellez, Indalicio. Historia de Chile, op. cit., p.101.
206
Montgomery, Vizconde de Alamein. Historia del Arte de la Guerra. Madrid:
Editorial Aguilar, 1969, p.25.
207
Tellez, Indalicio. Historia de Chile, op. cit., p.102.
ACE

Lautaro tenía un problema, y observó el empleo que hacían de las
armas los españoles, analizó sus tácticas, aprovechó el terreno,
ideó nuevas armas que contrarrestaran la eficacia de las
hispanas, y el conocimiento obtenido lo unió a su audacia y
valentía, luego vino lo esperado, la victoria. Este ejemplo de
Lautaro es una clara demostración de la convergencia de la
ciencia y el arte en la conducción ejercida por un líder, que en
estado primitivo, obtuvo la información y aplicó habilidades
conducentes a la victoria. Por ende, la habilidad de los líderes
militares, para conducir a las fuerzas en la batalla, es en esencia
el arte militar.

La experiencia de Lautaro es homologable a muchos grandes


capitanes, que sin conocer algunas máximas de empleo de las
fuerzas o principios de la guerra, convenientemente los aplicaron
y salieron victoriosos; Alejandro, Aníbal, Escipión, Julio César,
Federico el Grande e incluso Napoleón, aplicaron sus habilidades,
eingenio por sobre conocimientos resultantes del estudio o
experiencias de otros. Las virtudes personales y la voluntad que
supieron arraigar en sus soldados fueron los pilares de los éxitos
de cada uno.

La historia es profusa en referirse a los generales o grandes


capitanes, que con su habilidad de mando, imposición de la
disciplina, ejemplo personal, visión para adelantarse a los
probables sucesos o audacia para efectuar movimientos,
demostraron el arte y ciencia que comprende la conducción de la
guerra:

El generalato es la ciencia y el arte del mando. Es ciencia en


cuanto que ha de estudiarse teóricamente por los oficiales, y
arte porque la teoría ha de llevarse luego a la práctica. Sobre
todo, implica un íntimo conocimiento de la naturaleza
humana.208


208
Montgomery, op. cit., p.19.
ACF

De paso, pareciera que la historia militar solo recuerda a los
máximos conductores de las fuerzas en las batallas, y en muchas
ocasiones olvida a mandos en puestos inferiores, que
contribuyeron notablemente al éxito obtenido, incluso se relega a
las disciplinadas y valientes tropas que sufrieron directamente el
efecto de las armas. Esto sucede porque los líderes son
responsables de las derrotas y victorias, y estos saben que para
lograr la victoria es fundamental conquistar las voluntades de las
tropas. Las tropas se entregan a los designios de la guerra
sabiendo que la propia vida está de por medio, y que el
comandante, líder o capitán, es el encargado, no tan solo de
lograr la victoria, sino de preservar la propia vida. El momento
decisivo de la batalla es coincidente con el crucial donde el
soldado siente el natural temor de perder la vida, en ese instante,
sublime según algunos, soldados y capitanes son uno solo, y
exige del líder el máximo de sus habilidades para mantener el
ímpetu del esfuerzo o la voluntad de continuar la guerra. Esta
destreza que deberá demostrar el capitán, siempre estará más
cerca del arte de la guerra.

Desde principios del siglo XX, en los textos de la Academia de


Guerra del Ejército de Chile, se asevera que el arte de la guerra
se divide en estrategia y en táctica. La estrategia en su función
de conducir la guerra, y táctica en la conducción del combate:

La estrategia y la táctica deben marchar siempre unidas y no


pueden separarse por límites fijos.209

La discusión de las definiciones de las acepciones estrategia y


táctica tampoco es algo nuevo. El tratadista en asuntos militares
José Almirante es el primero en reconocerlo en el siglo XIX, al
señalar que las victorias de Federico II de Prusia (1712-1786)
abrieron en Europa el debate sobre las características de la
táctica e incluyeron paulatinamente la acepción estrategia hasta


209
Meckel, Jacob., Curso Elemental de Táctica, traducción del Capitán Juan Mac-
Lean, Santiago: Imprenta, Litografía y encuadernación Barcelona, 1901, p.7.
ACG

posicionarse en la jerga militar. Almirante, a mediados del siglo
XIX señala:

El Arte de la guerra está hoy hendido por la mitad y


técnicamente partido en dos: la Estrategia y la Táctica.210

Para luego señalar que en España y con motivo de la guerra de la


independencia, la estrategia comenzó a ganar adictos, un grupo
de oficiales se propuso explotar la nueva palabra como nueva
ciencia; consagrándola como un culto fanático y pedantesco, que
pronto se hizo notar entre aquella ruda generación militar,
verdaderamente titánica y más dada a los hechos que a las
palabras.211 José Almirante es crítico al respecto y asevera que la
estrategia como acepción está de sobra y que nada significa.
Después de analizar varias definiciones, Almirante concluye: la
manía de especializar nos corroe. El artillero, solo ha de servir
para tirar cañonazos; el ingeniero, para hacer reductos; el jinete,
para dar sablazos….Y luego sobre este mosaico, a manera de
cúpula y coronamiento, se quiere sobreponer un estrategista que,
sin conocer un cañón, ni un reducto, ni un sable, lleve todo eso
de golpe sobre el punto decisivo…; es decir, que mande un
ejército. Esto es absurdo. Y, sin embargo, es verdad. Para ser
estratégico de gabinete, basta leer un libro; para ser táctico en el
campo, es forzoso ser militar, buen militar.212

Paulatinamente las aprehensiones sobre la estrategia fueron


evolucionando y hoy ambas acepciones tienen áreas muy
definidas y relacionadas con el tipo de conducción a la que sirven.
Es así como se considera que la conducción estratégica de la
fuerza militar es la que se ejerce sobre el total de los recursos
asignados a las operaciones e involucra a todas las actividades de


210
Almirante, José, Estudios Militares Antología, op. cit., p.27.
211
Ídem.
212
Ídem, p.32
ACH

planificación, preparación y ejecución necesarias.213 Por su parte,
la táctica es aquella que ejerce el comandante sobre unidades
mediante un control estrecho de las acciones tácticas que
desarrollan sus órganos de maniobra y unidades subordinadas; se
restringe la libertad de acción, se asignan objetivos cercanos,
plazos reducidos y estrictas medidas de coordinación y control,
pero sin afectar la iniciativa del comandante táctico.214 En ambas,
estrategia y táctica, tienen cabida la ciencia y el arte militar.

Las ciencias militares poseen sus propios métodos de


investigación y estos son profusos en comparación con otras
ciencias sociales. Los procesos de apreciación que se utilizan en
cada una de las funciones primarias con las respectivas
modificaciones que sean necesarias para aproximarse a la pauta
de investigación científica de Mario Bunge, constituyen el modelo
por excelencia para realizar las investigaciones en ciencia militar.
Esto no excluye que, dependiendo del problema por investigar,
los lineamientos generales de Mario Bunge u otros métodos sean
empleados en esos fines. De igual forma, la investigación de
carácter militar está directamente relacionada con los métodos de
investigación históricos, ya que la historia militar es el laboratorio
de la ciencia militar:

La investigación histórica se aplica no sólo a la historia como


disciplina, sino a toda área del conocimiento que quiera hacer
un análisis de los hechos del pasado, así como relacionarlos
con hechos del presente y el futuro.215

Los métodos militares no existen solo para resolver problemas


coyunturales, sino que representan un modelo basado en un
cúmulo de experiencias respecto a problemas militares de
diferente complejidad, y que la historia militar se ha encargado


213
Ministerio de Defensa Nacional, Libro de la Defensa Nacional de Chile, Santiago:
Ministerio de Defensa, 2010, p. 172.
214
División de Doctrina, Reglamento de Operaciones (RDO-20001), Santiago:
Ejército de Chile, 2009, p.122.
215
Bernal, César Augusto, op. cit., p.69.
ACI

de construir. La aplicación de los modelos de apreciación militar
(sus métodos de investigación o para solucionar problemas
militares) poseen la particularidad de incluir las variables
dominantes en cualquier investigación militar: el escenario, las
propias fuerzas y las fuerzas que se oponen. Además, estos
mismos modelos, que preferentemente obedecen a un esquema
cartesiano, incluyen la recreación (experimentación) de los
recursos que se oponen, donde también la habilidad (arte) de los
investigadores es preferente.

En los estados mayores se expresa nítidamente la relación entre


la ciencia y el arte militar. Los diferentes especialistas del Estado
Mayor –expertos en el conocimiento de las normas fundamentales
de empleo de las disciplinas que conforman la ciencia militar–,
asesoran y proponen soluciones después de aplicar un método
(Proceso de Planificación del Estado Mayor) que incorpora
variables relacionadas con la conducción de las fuerzas (misión
recibida, situación de las fuerzas propias, situación del enemigo,
escenario, tiempo atmosférico) y que sustentan las diversas
teorías, principios o máximas sobre la conducción militar, que
históricamente han demostrado su importancia en las decisiones
de empleo de las fuerzas, donde no solo se enfrentan recursos
materiales, sino también voluntades. En este proceso, el Jefe de
Estado Mayor, como responsable ante el comandante de la
calidad del trabajo que realicen los especialistas se constituye en
el gran maestre y articulador de los esfuerzos de los expertos,
reclamando lo mejor de cada uno de ellos, y principalmente,
exigiendo la aplicación de metodologías para la presentación de
resultados o efectuar proposiciones. Finalmente, será el
comandante o mejor dicho el líder de la organización el que
decide y que responde por la decisión que adopta, él que no solo
se guía por lo que le dice su Estado Mayor, sino por su propia
habilidad (arte), que en definitiva lo legitiman como tal.

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AD@

ADA


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